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“Breves comentarios sobre el Zodíaco y el signo de Libra”

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Fundación Fermín Vale Amesti–Joël Pozarnik”, inscrita en el Registro Público del Primer Circuito del Municipio Sucre del
Estado Miranda, de la República Bolivariana de Venezuela, bajo el N° 19, folio 54, Tomo 2 del Protocolo de Transcripción, en
fecha 11 de enero de 2011.
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 In Memoriam

Al Schaick Abdel Wahed Yahía, restaurador de la Doctrina Iniciática Universal en el mundo

Occidental, con profundo y sincero agradecimiento por las luces y conocimientos impartidos a
través de su Obra.
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Hoy examinaremos brevemente, algunos puntos sobre un tema muy

importante para todos nosotros como lo es el Zodíaco, por la riqueza de los
símbolos que nos aporta y porque toda la enseñanza que conllevan los mismos, nos
permiten mediante la analogía ir de lo conocido a lo desconocido y entender o
aclarar intuitivamente la verdad que se oculta tras ellos. De igual manera
expondremos sucintamente algunos aspectos relacionados con el signo de Libra.

Veamos entonces: El Zodíaco conforma un ciclo de evolución general del

Cosmos, del movimiento de la vida, del descenso de la energía-consciencia en la
materia-limitación, así como de su regreso al estado ilimitado y por consiguiente del
ritmo de la transmutación de la energía que se manifiesta en los diferentes estados
del Ser.1

El Zodíaco constituye en sí mismo, un esquema universal que nos ayuda a

comprender la relación que existe entre la esencia y la existencia, aplicable en
todos los estados de la manifestación, tanto en la evolución el mundo en general
como en la propia constitución del hombre.

1 Ver. “Consideraciones Iniciáticas acerca del Signo de Tauro”. Joel Pozarnik, pág 5

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fecha 11 de enero de 2011.
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 Etimológicamente viene de la palabra griega zoe, que significa vida con
implicaciones en el Principio de Movimiento, además de ser la raíz de zoon, que
significa animal; así mismo se deriva de diakos que significa rueda o círculo, por lo
que el Zodíaco bien se puede traducir como “rueda, ciclo o círculo del movimiento
de la vida”. En sanscrito significa “rueda de los signos”.

La rueda constituye básicamente un símbolo del mundo y expresa tanto

movilidad como inmovilidad, ya que desde su eje, fuente o centro inmóvil, que sin
duda lo podemos relacionar con lo inmanifestado, se expande hacia la periferia de
la circunferencia, lo que a su vez sería vinculable con la manifestación. De manera
que en este sentido estaríamos ante los conocidos Principios de Concentración y
de Expansión, o de la expansión de la multiplicidad desde la Unidad, es decir de la
acción ineludible del Principio dentro de la Creación.

Refiere nuestro Maestro Albanashar, que “El Simbolismo de la Cruz y la

Rosa”, desde el punto de vista del Mito Solar, lo representa el Zodíaco con sus
cuatro cuadrantes o cuartos de Círculo que conforman al mismo tiempo cuatro
escuadras o ángulos de 90° cada uno. Esos cuatro
cuartos de Círculo, corresponden micro
cósmicamente a las etapas del desarrollo de la
Consciencia Cósmica o restitución al Estado
Primordial, logrado por el Iniciado cuando
alcanza el Estado de Consciencia de Adepto,
cuando “la Rosa del Alma” florece en el Espacio,
el Tiempo y la Materia sobre la Cruz de los cuatro
Elementos, la cual simboliza entonces la manifestación
sensible del Principio Energía-Consciencia en las antes mencionadas condiciones.
Las cuatro Puertas del Zodíaco representadas por los dos Solsticios y los Dos
Equinoccios, forman una Cruz Equilátera que divide el espacio del Círculo Zodiacal
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en cuatro cuartos y por consiguiente en cuatro escuadras, los cuales delinean los
bordes o linderos de esa Gran Cruz en el Espacio, donde el astro Rey, signo visible
del Sol Eterno Espiritual (El Logos), se “Cruci-Fija”, es decir, se fija en la Cruz para
darnos la Vida y la Luz...2
El Zodíaco representa un ciclo completo de manifestación, que básicamente integra
un Gran Ciclo de Vida, en constante repetición, graficado por una franja o banda
que rodea a la circunferencia que
conforma la eclíptica3, donde se
mueven los planetas y se ubican
invariablemente los doce signos
zodiacales, que en un permanente
ritmo de manifestación o movimiento
rotatorio, incesante e
ininterrumpidamente, se suceden uno
a otro, siempre en el mismo orden.

Un ciclo configura un proceso de desarrollo de cualquier estado de

manifestación, incluyendo cualquiera de las modalidades que se encuentren dentro
de ese mismo estado. Resulta importante referir que en virtud de la Ley de
Correspondencia, según la cual, debido a la unidad cósmica, es decir, a la unidad
de las partes con la Existencia Universal, siempre se puede aplicar la analogía tanto
entre los diferentes ciclos de un mismo orden, como entre los ciclos principales y
sus ciclos o divisiones secundarias, tomando en consideración como lo apunta
René Guénon, que la esencia misma de todo simbolismo se fundamenta en las
correspondencias y analogías que existen realmente en la naturaleza de las cosas.4
Por la acción e impulso de la divinidad, la proto energía se convierte a su vez

2
Ver. “Comentarios sobre el Equinoccio de Primavera”. Pág. 4
3
Círculo máximo que el Sol describe en su movimiento anual sobre la esfera celeste.
4 Ver. “Formas Tradicionales y Ciclos Cósmicos”. Pág 5, así como “El Jeroglífico de Cáncer”, en Símbolos Fundamentales

de las Ciencias Sagradas. Pág 116.

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en las seis energías, que con sus complementarios constituyen las doce Casas o
Signos del Zodíaco.5

Estos signos corresponden a las doce constelaciones, los cuales se

simbolizan mediante figuras de animales, menos uno de ellos: “Libra”, que ocupa el
séptimo lugar y se grafica como una balanza o como dos platillos o dos líneas
horizontales paralelas, en las cuales, la superior presenta una especie de montículo
o punto desde donde cada lado se balancea, sube, baja o se equilibra según la
mayor o menor fuerza o tendencia que se produzca de uno u otro lado, o de la
acción igual y simultanea entre ambas. Si la una o la otra pudiera dejar de actuar
enteramente, el equilibrio ya no se recuperaría nunca, como nos advierte René
Guenón en “La Crisis del Mundo Moderno”, ya que éste es el resultado de la acción
simultánea de tendencias opuestas, y hasta el mismo mundo se desvanecería;
aunque aclara que tal suposición nunca sería realizable, debido a que los dos
términos de una oposición no tienen sentido sino el uno por el otro, y, cualesquiera
que sean las apariencias, se puede estar seguro de que todos los desequilibrios
parciales y transitorios concurren finalmente a la realización del equilibrio total.6

5
Fermín Vale Amesti. “Comentarios sobre el Equinoccio de Primavera”, pág.4
6 Ob. Cit. Pág. 8.

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fecha 11 de enero de 2011.
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 El equilibrio refleja el orden de la manifestación, “de la inmutabilidad absoluta
del Principio”. El centro o punto desde donde se produce el movimiento giratorio, se
mantiene fijo e inmutable, no participa de ese movimiento; es una representación de
la eternidad, donde todo permanece presente en una simultaneidad perfecta.

La conservación del orden del Mundo, puede entenderse como “una

prolongación del acto creador”; es así por lo que la Tradición hindú considera que
El Principio viene a ser como el ordenador interno, pues dirige todas las cosas
desde el interior, residiendo él mismo en el punto más íntimo de todos, es decir en
el Centro.

Cuando este equilibrio se rompe en cualquiera de los modos y estados de la

manifestación, la reacción inmediata de acuerdo con la Ley del Equilibrio, es el
restablecimiento del mismo, con una intensidad equivalente a la acción que lo ha
provocado, de tal manera que cuando de algún lado baja la intensidad de las
fuerzas o energías, la otra, desde el lado contrario actúa inmediatamente.

Todas las fuerzas sean sutiles o corporales, bien atraen y contraen o bien
repulsan, expanden o dilatan. Cuando este juego de fuerzas se produce desde un
determinado punto, cualquier compresión o expansión desde un lado producirá una
expansión o compresión desde el lado contrario, como ya se ha señalado; además
cada centro de fuerza de un lado existe por el otro debido al funcionamiento de la
Ley de Polaridad, expresada por la dualidad de los principios mismos que tenemos
en toda manifestación.

Si dos fuerzas, una compresiva y la otra expansiva, actúan sobre un mismo

punto, la condición para que las mismas se equilibren o se neutralicen, es decir,
para que en ese punto no se produzca ni contracción ni dilatación, es que las
intensidades de esas dos fuerzas sean iguales o equivalentes, de manera que la
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 relación forzosamente sería igual a la
Unidad; la cual vendría a constituir la única
Unidad real como señala René Guenón, en
Principios de Cálculo Infinitesimal. Cap
XVII. En esa unidad, en donde reside el
equilibrio, es lo que la tradición extremo
oriental llama el “Invariable Medio”; y,
según esa misma tradición, tal equilibrio o
armonía es, en el centro de cada estado y
de cada modalidad del ser, el reflejo de la
“Actividad del Cielo”.

Sin embargo, es importante destacar que René Guenón considera, que:

“…en el estado actual de la humanidad, ningún individuo está perfectamente
equilibrado bajo todos los aspectos; y, efectivamente, puesto que la realización del
perfecto equilibrio de la individualidad implica la completa neutralización de
todas las tendencias opuestas que actúan en ella, y, por consiguiente, la fijación
en su centro mismo, único punto donde estas oposiciones dejan de manifestarse,
equivale por eso mismo, pura y simplemente, a la restauración del “estado
primordial”.7

Metafísicamente hablando, Libra representa el equilibrio dinámico o la

emisión de las fuerzas cósmicas o creadoras, que en el mundo manifestado se
expresa en armonía, o mejor dicho, en Justicia y Paz, «Pax opus Justitiae»8: “Justitia
et Pax osculatae sunt”9, como dice el Salmo 85,11:
“La Gracia y la Verdad se han encontrado,
la Justicia y la Paz se han abrazado,

7
Apreciaciones sobre la Iniciación, pág. 99
8
La paz es obra de la justicia
9
La justicia y la paz se han abrazado
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 de la Tierra está brotando la Verdad
y del Cielo se asoma la Justicia”.10

“Pax hominibus bonae voluntatis”: Paz a los hombres de buena voluntad.

Libra es el signo opuesto y complementario de Aries, el cual en latín significa
Carnero; signo éste que simboliza la primera emisión expansiva de la Esencia
divina, el inicio de la existencia universal cuando el espíritu desciende a la materia.

Es oportuno referir, que nuestro Maestro Albanashar, en Comentarios sobre

el Equinoccio de Primavera,11 manifiesta, que:
“…la Qabbalah hebrea dice que el desdoblamiento primitivo de la Unidad original,
prototipo de todas las divisiones consecutivas que realizarán las diversas formas de
vida del Universo, se originó en el momento que precedió a la Creación, «cuando la
balanza estaba en el Anciano de los Días» es decir, que antes de la manifestación
del acto que puso en marcha la Creación, lo Indefinido había formado en su
pensamiento, el desdoblamiento que debía engendrar todas las divisiones
consecutivas hasta las de la célula que presenta la vida de la materia, y que
prosigue por el átomo hasta lo infinito”.

Toda la manifestación está basada en la Ley y en el Orden; y Libra simboliza

ese equilibrio en todos los niveles y en todas etapas de la manifestación, en la
Creación, Disolución, Re-Creación y Reajuste de las formas del Universo; así como
también a nivel de la individualidad, puesto que toda acción buena o mala produce
una reacción, es decir, una compensación o un ajuste según corresponda, de
acuerdo con la Ley del Karma o la ley de acción y reacción. En otras palabras se
trata de la justicia divina en acción, independientemente del tiempo que se tome
para efectuar los ajustes correspondientes, ya que no es igual la percepción del
tiempo que pueda tener el ser humano con la de la divinidad. De igual manera, en

10
Véase René Guenón. “El Rey del Mundo”, Cap II.
11
Pág. 3
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donde se produzca un vacío la naturaleza lo llena de alguna forma, debido a que
ella como principio inevitablemente siempre restaura cualquier desequilibrio.

QQ:. HHnos y HHnas:

Meditemos sobre el Zodíaco y los diferentes signos de las constelaciones.

Apoyémonos en sus símbolos como un faro de Luz esclarecedora, para que algún
día, como nos dejó dicho nuestro Maestro Albanashar, podamos contemplar el
mundo del Alma y del Espíritu, como legítimos herederos de la Gran Tradición
Iniciática.

Sursum Corda
Elizabeth

Charla en la reunión virtual del 24 de julio de 2021. E:.V:.

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