Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Domingo Mañana-Comprimido

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 5

Retiro de Adviento 2019 – Centro Vedruna - Domingo por la mañana

La Palabra se hizo carne y puso su tienda entre nosotros,

y hemos contemplado su gloria1

Mirad al que viene y contempladlo2

El pasaje de Juan 1,1-18 que llamamos «prólogo», le podríamos llamar «síntesis», pues en
este primer capítulo se recogen todos los temas que irán apareciendo a lo largo del cuarto
evangelio. En realidad se trata de un himno que canta la relación del Logos o Palabra con
Dios (Padre), con la humanidad, con el pueblo elegido, manifestándose como gracia y verdad
ofrecidas a todos.

Este pasaje se abre así: Al principio ya existía la Palabra. El evangelio de Juan se enlaza con el
relato de la creación (Gn 1,1ss). Lo que se narra en este evangelio está en relación con la
obra creadora de Dios. Existía una Palabra divina que había de guiar y realizar la creación
entera. Y esta Palabra se nos ofrece de forma especial en esta mañana para ahondar,
gustarla y, ojala, que para hacer de ella luz y vida en nuestra cotidianidad.

La Palabra se hizo carne y puso su tienda entre nosotros, y hemos contemplado su gloria (Jn
1,14). En este versículo, central en la propuesta de hoy, aparecen reunidas las tres palabras
utilizadas corrientemente en la liturgia judía para hablar de las acciones divinas: Palabra,
Habitar, Gloria.

1. Palabra. Aquel que es la Palabra, el Logos está viniendo. «Viene de camino», viene para
quedarse, la Palabra viene para habitar ¿a qué realidad viene?, nos podemos preguntar esta
mañana. Nuestros tiempos son fronterizos, viene en este tiempo de fronteras. Toda la aldea
global, a la que Él viene, está, en su travesía y sus cambios, ya con un pie al otro lado de la
nueva era. Por ello, nos encontramos cruzando fronteras. Cuando decimos «frontera»
hablamos de un símbolo importante para nuestro tiempo. Enseguida nos vienen imágenes
cotidianas.

El ser humano es –somos- fronterizo por naturaleza: las etapas de la vida, una opción
vocacional, una enfermedad, un contexto nuevo, una decisión tomada…, y tantas otras cosas
nos emplazan a cruzar fronteras.

En este continuo cruzar fronteras hay épocas de la historia donde se acentúa más esta
condición fronteriza, -la nuestra es una de ellas-, en éste tiempo se radicaliza el carácter

1
Material elaborado por Luica Villanego y Valérie Squire para el Retiro de Adviento 2019 del Centro Vedruna.
2
Esta reflexión está inspirada en el texto bíblico desde diferentes traducciones: La Casa de la Biblia, de Verbo
Divino. Sagrada Biblia, versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. La Biblia, de Cantera-Iglesias. JUAN
MATEOS Y JUAN BARRETO, El evangelio de Juan, Cristiandad, Madrid 1979. JUAN MARÍA MTZ. DE LLARDUIA, Los Cercos
Fronterizos donde plantar nuestra tienda.” Se hizo carne y acampó entre nosotros” (Jn 1,14). Frontera Hegian
82, (2013).

1
Retiro de Adviento 2019 – Centro Vedruna - Domingo por la mañana

fronterizo. Nuestro tiempo se agita cruzando fronteras: económicas, geográficas, culturales,


históricas, sociales, religiosas, eclesiales,…, creándonos a veces confusión, miedos,
oscuridad. A la vez, nos puede provocar a mantenernos en búsqueda y disposición para
atravesar las fronteras por donde Dios nos está queriendo alentar hoy, como si de un nuevo
Éxodo se tratara.

Como dice Toni Catalá: La invitación a la frontera es una llamada a salir de lo conocido, a
vencer perezas y rutinas, a dejarse cuestionar por lo que se percibe como amenaza, a
escuchar los temores que nos pueden paralizar. Es una invitación a equivocarse y corregir, es
un ejercicio de libertad y de coraje, es hacer la buena noticia de Jesús3.

La fe es una aventura fronteriza. En Jesús descubrimos a aquel que cruzando fronteras puso
su tienda en medio de los límites fronterizos. Despojándose de su gloria, atravesó la frontera
de la historia humana, para encarnarse en el territorio doliente de varones y mujeres de
todo tiempo y hacerse cómplice de las causas de los últimos, de aquellos que a veces están
al otro lado de la frontera, a veces intentado cruzarla y, también a veces, en la misma
frontera en la que nos encontramos nosotros.

¡VEN, SEÑOR! (Ain Karem)


Náufragos otean la tierra firme,
cuerpos rotos por el miedo,
añorando tu presencia, anhelando tu fuerza,
¡ven, Señor, vuélvete!

Aunque nada hay que detenga la lucha por vivir,


y el soñar sostenga las fuerzas,
muchedumbres de hermanos heridos de muerte,
¡ven, Señor, vuélvete!

¡Tus pequeños claman justicia!


¿hasta cuándo, Señor?
Cambia nuestro corazón,
¡vuélvete, ven, amor! (bis)

2. Habitar. La Palabra se hizo carne y puso su tienda entre nosotros (Jn 1,14). Plantó su
tienda entre nosotros para crear ese espacio fronterizo en el que Dios y el ser humano se
encuentran en alianza definitiva, espacio desde el que se nos invita a la alianza entre
nosotros y nosotras, alianza de todos con la madre tierra.

Solo el que habita del lado del Misterio –Jesús- tiene poder de acercarse a nuestra finitud. Y
la libertad de hacerlo, aunque de ello resulte el escándalo de la cruz. Quien cree en Jesús

3
TONI CATALÁ, Transitar fronteras en compañía de Jesús de Nazaret, Sal Terrae, 2009.

2
Retiro de Adviento 2019 – Centro Vedruna - Domingo por la mañana

confiesa que Él es quien ha atravesado esta frontera de nuestra humanidad y por eso
celebramos en Navidad al Emmanuel: Dios con nosotros.

La llegada de la Palabra es el proyecto creador de Dios. Vino a su casa pero los suyos no la
acogieron (Jn 1,11). La Palabra que Juan -sus lectores y lectoras, como nosotros ahora-,
identifica con Jesús, se presenta como el proyecto de Dios. Él es la Palabra creadora, la vida
(Jn 11,25; 14,6), la luz para todo ser humano (8,12; 9,5). Pero su pueblo, los suyos no lo
acogieron.

A cuantos la recibieron, a todos aquellos que creen en su nombre, les dio poder para ser hijos
de Dios (Jn 1,12). Aunque Israel como pueblo no acoge a Jesús, hay excepciones en el
evangelio, como escucharemos los días de navidad: Los pastores se decían unos a otros:
vamos a Belén…al verlo, contaron lo que el ángel les había dicho de este niño. Cuantos
escuchaban lo que decían los pastores se quedaban admirados (Lc 2,15b-18). Por entonces
unos sabios de oriente se presentaron en Jerusalén, peguntando: ¿Dónde está el rey de los
judíos que ha nacido? Hemos visto su estrella en oriente y venimos a adorarlo (Mt 2,1b-2).
Juan vio a Jesús que se acercaba a él y dijo: Este es el cordero de Dios que quita el pecado del
mundo. A éste me refería yo cuando dije: «Detrás de mi viene uno que ha sido colocado
delante de mí, porque existía antes que yo» (Jn 1, 29-30).

¿Quiénes acogieron a Jesús?: aquellos que vivían al raso y velaban dispuestos a recibir
buenas noticias, como los pastores. Aquellos que se mantenían en búsqueda, que se
preguntan y ofrecen peguntas, los que se ponen en camino hasta encontrar y hacer realidad
lo que buscaban, como los sabios de oriente. Quienes reconocen que Jesús no es un caudillo
o gobernante más del pueblo, sino el Mesías, la luz y la vida que posibilita salir de la
opresión, como anuncia Juan el Bautista.

Aunque la presencia histórica de Jesús se verifica en Israel, su mensaje está destinado a la


humanidad entera. Su pueblo muestra resistencia para reconocerlo y acogerlo, sin embargo
Jesús tendrá también otros «suyos», como nos transmite Juan en su evangelio en un
momento intenso de la vida de Jesús: Jesús, sabiendo que había llegado la hora de dejar este
mundo para ir al Padre, y habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó
hasta el extremo (Jn 13,1).

Acogiendo a Jesús se nos da poder para ser hijos e hijas de Dios. En Jesús se nos recuerda
que el proyecto de Dios es un proyecto creador, en continua creación, Él no nos da una
existencia y un mundo ya hechos, sino la posibilidad de co-crearlo con Él. Nos comunica la
luz y la vida en el Hijo, el amor y la entrega como posibilidad de señorío de la propia vida y
del mundo, para construirlo al estilo de Jesús. El ser creyentes en Jesús, la posibilidad de ir
haciéndonos hijos, supone la adhesión continua a Jesús. No se trata de adherirnos a una
ideología o vedad revelada, sino de la adhesión a Jesús mismo.

3
Retiro de Adviento 2019 – Centro Vedruna - Domingo por la mañana

Estos y estas que se adhieren a Jesús y se van haciendo hijos, no nacieron de sangre, carne,
varón, sino que nacieron de Dios (Jn 1,13). Este nacimiento de Dios, se obtiene por la acogida
de Aquel que viene, por acoger su humanidad plantada en medio de nuestra historia, y por
la adhesión a Él que nos hace hijos, hijas, familia de Dios. Y así la Palabra habito entre
nosotros y nosotras.

PALABRA ENCARNADA (Lc 1,10-12) (Ain Karem)

Palabra encarnada del Padre


en llanto de un recién nacido,
TE CANTO, MI BIEN, pequeño entre los más pequeños,
TE ADORO, MI DIOS, Dios hecho niño.
FUERTE FRAGILIDAD,
SOBERANA POBREZA,
DESNUDO EN LA CUNA Y LA CRUZ, Pesebre de nuestra esperanza,
AMOR QUE NO TIENE FRONTERAS. luz que rompe las tinieblas,
fuente de nuestra alegría,
Dios hecho niño.

3. Gloria. Y hemos visto su gloria, la gloria propia del Hijo único del Padre, llenos de gracia y
de verdad (Jn 1,14b). En el AT se llamaba la «la gloria de Yahvé» al resplandor de la presencia
divina. Aparecía en particular sobre el santuario o la tienda. Su presencia se hacía visible
durante el día como nube, durante la noche como resplandor, era la idea de la luz la que se
asociaba con la gloria: Levántate y brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor
amanece sobre ti. Es verdad que la tierra está cubierta de tinieblas y los pueblos de
oscuridad, pero sobre ti amanece el Señor y se manifiesta su gloria. A tu luz caminarán los
pueblos (Is 60, 1-3). Para la nueva humanidad en camino, la gloria, es decir, la presencia
activa de Dios, resplandece en el Hijo, en Jesús. En él Dios se hace presente para siempre en
medio de la humanidad. Para reconocerlo no hay que salir fuera del mundo, sino acercarse a
él, encontrarle en la tienda que acampa entre los humanos, en la vida cotidiana. Este no es
ya un lugar profano, separado de Dios, sino su misma presencia. Al acampar en medio de la
comunidad humana, el encuentro con Él excluye el individualismo y la exclusividad. Se
establece una relación interpersonal y social.

En el evangelio de Juan, «la gloria» está en relación con la luz (Jn 1,4) o esplendor de la vida
que brilla (Jn 1,5) e ilumina (Jn 1,9) a todo ser humano. La identidad entre la palabra
creadora y la luz de la vida (Jn 1,9-10) muestra que la gloria que contempla la comunidad de
Juan y la nuestra, es también el resplandor de la vida que va a vivir el proyecto de Dios en el
amor hasta las últimas consecuencias (Jn 1,14).

4
Retiro de Adviento 2019 – Centro Vedruna - Domingo por la mañana

Esto nos muestra que no bastaba con que fuéramos creados a imagen y semejanza divinas,
sino que Dios se hace aquello mismo que Él ha creado, no sólo implicándose desde fuera,
sino que el Hijo, desde el interior de Dios, se hace también creación, se hace nosotros –Dios
con nosotros- para que nosotros podamos ser en Él. Por eso podemos decir que el
cristianismo es la religión del Rostro4.

Como nos dice la Palabra: Yo, Yahveh, no te hablé a escondidas, no dije buscadme en el vacío
(Is 45,19). Y también: En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a
nuestros antepasados por medio de los profetas. Ahora en este momento nos ha hablado por
medio del Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo también el
universo. El hijo que, siendo resplandor de su gloria e imagen perfecta de su ser, sostiene
todas las cosas con su palabra poderosa (Heb 1,1-3a).

Estas tres palabras -Palabra, Habitar, Gloria- también se hacen hoy liturgia para nosotros,
posibilidad de celebrar la presencia de Aquel que viene, que no viene solo, que nos llama a
acogerlo sabiéndonos suyos, recibiendo su luz y su vida, la gloria del Padre.

A TODA LA TIERRA ALCANZA SU PREGÓN (Sal 18) (Ain Karem)


‫ֹוד־אל‬
ֵ֑ ‫הַ שָּׁ ַ֗ ַמיִ ם ְּ ְֽמסַ פְּ ִ ִ֥רים כְּ ְֽב‬
(El cielo proclama la gloria de Dios)
‫ֹוד־אל‬
ֵ֑ ‫כְּ ְֽבֹוד כְּ ְֽבֹוד כְּ ְֽבֹוד ּ ְְּֽב‬
(la gloria, la gloria, la gloria de Dios)

El cielo proclama la gloria de Dios,


el firmamento pregona la obra de sus manos,
‫ֹוד־אל‬
ֵ֑ ‫כְּ ְֽבֹוד כְּ ְֽבֹוד כְּ ְֽבֹוד ּ ְְּֽב‬
(la gloria, la gloria, la gloria de Dios)
Sin que hablen, sin que pronuncien,
El día al día le pasa el mensaje,
sin que resuene su voz,
la noche a la noche se lo susurra,
a toda la tierra alcanza su pregón
la gloria, la gloria, la gloria de Dios (2)
y hasta los límites del orbe, su lenguaje.

-------------------------

PAUTAS PARA LA ORACIÓN PERSONAL


1. Toma conciencia de quién es el que viene de camino. Relee el contenido que te
entregamos y subraya lo que hoy se te hace contenido de oración.

2. Lee el texto de Juan 1,1-14 y deja que se te haga eco algunas de sus palabras.

3. Deja que Jesús mismo, tienda plantada entre nosotros, te diga:


a. En qué fronteras te encuentras en este momento de su vida
b. Dónde te invita a plantar tu tienda hoy.
4
CF. JAVIER MELLONI, Relaciones humanas y relaciones con Dios, San Pablo, Madrid 2006, 87.

También podría gustarte