Obras de Teatro
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Obras de Teatro
1.- Mery: Chica que ama a los hombres lindos, pero que no tiene un gran atractivo físico.
2.- Raíza: amiga de Mery que no entiende su comportamiento.
3.- Roberto: Chico de muy buen físico pero pobres sentimientos.
4.- Adrián: Chico sin mucho atractivo físico, pero de nobles sentimientos.
5.- Rebeca: Chica con la que Roberto engaña a Mery.
¿Que tú qué?
Autor: María Gabriela Méndez
Tema: Una confesión de amor desafortunada. Un chico decide acercarse a su amiga de la infancia, su mejor amiga,
y confesarle que desde hace más de un año está enamorado de ella. Ella no le corresponde y se lo dice en el mismo
momento de la confesión. Esta obra circula entre una conversación que ocurre en la mente del chico, y lo que
realmente le dice a su amiga, además de algunos comentarios del narrador.
Personajes:
1. Narrador
2. Alicia
3. Tim
4. Extras (personas que caminan en el parque)
Nota: Entre paréntesis () se encuentran sugerencias de expresiones no verbales, (Acotaciones)
Ambiente: Un parque. Solo se necesita un banco y algunas personas que caminen detrás de escena a través de toda
la obra. Un libro.
Narrador: Allí esta Alicia, Tim la llamó esta mañana para invitarla a pasar tiempo en el parque esta tarde. Alicia llegó
primero, pero ella lee su libro tranquila, es normal que Tim llegue un poco tarde, lo conoce desde que eran niños, han
sido amigos y confidentes desde hace mucho, siempre salen a pasear, conversar y comer helados.
No sabemos dónde está Tim ahora, él realmente tiene planes para hoy, debe estar comiéndose las uñas en algún
lugar, quizá se ha cambiado de ropa unas cinco veces más antes de salir, él tiene ansiedad, es su amiga desde hace
tantos años, puede que sea el final de una amistad, puede que sea el comienzo de una nueva gran historia. Lo cierto
es que Alicia ni sospecha, y en algún lugar está Tim, repasando las líneas de su discurso, hoy es el día de su vida
(por lo menos es lo que él piensa)
Acto Único.
Tim: (llega a la escena) – Piensa: Ok, ahí estás, tan hermosa como siempre. ok, practiquemos, no te pongas nervioso,
solo díselo y ya, qué es lo peor que puede pasar, que te diga que no, y ya, no ha pasado nada; le diré lo siguiente: –
Ali, hemos sido amigos desde niños, verdad?, bueno, desde hace un año o más he comenzado a sentir algo diferente
por ti, quiero que lo sepas, qué piensas?
Tim: – Hola Alicia, cómo estás? (luce un poco nervioso y Alicia lo nota)
Alicia: – Ey Tim, ¿qué tal?, luces preocupado, ¿qué te pasa?
Tim: ¿En serio? no vale, jaja.
Narrador – Risa nerviosa, te delataste…
Alicia: – mmmmmmmm, ok. (Hace una expresión que denota que no cree mucho lo que él le está diciendo)
Narrador: ya tienes que hablar, ella sabe que tienes algo, ella es mujer, recuerda que ella tiene un sexto, séptimo y
octavo sentido… olvídalo, ya ella tiene en su mente unas cuatro historias acerca de lo que realmente te pasa
Tim: Ok, bueno, en realidad te dije para vernos hoy para que hablemos
Alicia: ¿de qué? (ella se muestra muy práctica y no muy preocupada)
Tim: De… bueno, este…. yo…. no sé cómo empezar.
Tim: Piensa: – A ver, recuerda lo que practicaste, concéntrate, ella está esperando, haz algo, reacciona…
Alicia: -me preocupas, te quedaste solo mirando, ¿qué te pasa?.
Tim: – bueno, yo…. (largo silencio) es decir, tú… me gustas.
Narrador: y el discurso? a ver, haré la cuenta regresiva y ella va a correr 5, 4, 3, 2, 1 …
Alicia: – ¿Qué?… no, bueno, gracias, pero, de verdad que tú no a mí… lo siento, eres mi amigo, y ya, olvídalo en
serio, relájate, en fin, podemos seguir siendo amigos, pero no, eres como mi hermano, en serio.
Narrador: – Momento engorroso, silencio, a esto debemos darle un momento de silencio. Creo que debemos prestarle
una pala y algo de tierra a nuestro amigo, lo necesita.
Tim: ok (se muestra un poco desanimado, apenado, en fin, terrible) ok, gracias por tu sinceridad, no sé qué decir, lo
siento.
Alicia: – Tranquilo, todo está bien, olvídalo y ya, bueno, me tengo que ir, hablamos mañana u otro día. (Tim se queda
sentado mientras ella se va, él está avergonzado)
Narrador: – Lo típico, bueno, ya se te pasará, esto le pasa a cualquiera, ya vendrá otra. Y para todos ustedes, yo
creo que cuando preparen su discurso, también deben preparar uno para cuando pasen este tipo de cosas. Es más
difícil decir algo después de semejante relajada respuesta.
«El niño y el robot»
Autor: Manuel Martínez
4 personajes:
1. MIGUEL.- 10 años, niño alegre e introvertido. Está pasando el verano sólo sin ningún amigo del colegio cerca.
2. RAMÓN.- 35 años, padre de Miguel, acaba de volver de un viaje de negocios de Japón.
3. ZAIDA.- 33 años, madre de Miguel, intenta animar a su hijo durante el verano.
4. ROBOT.- Un robot de limpieza de hogar de aspecto infantil.
ACTO I
Casa de la familia Léndinez. El pequeño Miguel y su madre Zaida están sentados en el salón de la casa, esperan a
Ramón, el padre de familia.
Ramón entra en el salón con una caja de grandes dimensiones.
MIGUEL: ¡Papá!
Miguel se abalanza sobre los brazos de su padre, este deja la caja en el suelo y coge a su hijo para abrazarlo.
RAMÓN: Sí que me has echado de menos.
ZAIDA: Hola cariño.
Zaida y Ramón se dan un beso.
RAMÓN: Mira Miguel he traído una cosa que está revolucionando Japón.
MIGUEL: Calma, calma. ¿Tú no querías un hermanito?
Zaida mira extrañada.
ZAIDA: ¿Qué has traído cariño?
RAMÓN: Ahora veréis.
Ramón abre la caja y de esta aparece la figura de un robot con la misma estatura de un niño inmóvil. Ramón levanta
la camiseta del niño, toca detrás de este cómo si trasteara un teclado. El robot abre los ojos.
MIGUEL: ¿Es mi hermano?
RAMÓN (Deja soltar una carcajada): No, era una broma. Esto es un genio de la limpieza como lo llaman en Japón.
Miguel y Zaida lo miran sorprendidos.
ZAIDA: Pero, ¿qué es?
RAMÓN: Es un robot de limpieza, que tiene una apariencia parecida a un niño.
MIGUEL: ¿Pero es un niño?
RAMÓN: Lo parece, pero está diseñado para limpiar, es como el hijo perfecto.
MIGUEL: Ehh. ¿Pero sabe hablar?
RAMÓN: Sí. (Refiriéndose al robot) Hola, saluda a tu familia.
El robot mira a Miguel y Zaida.
ROBOT: Saludos, familia.
ZAIDA: Yo no sé si me voy a acostumbrar a una cosa así, pero bueno.
RAMÓN: Bueno Miguel, ¿quieres enseñarle la casa?
MIGUEL: Sí, papá. (Refiriéndose al robot) Ven conmigo Robotin.
Miguel tiende la mano al robot, este la coge y salen juntos de la habitación.
ACTO II
Tres semanas después. En la cocina de la casa de Miguel. Zaida está fregando la encimera, resopla cansada.
Miguel y el robot entran en la cocina corriendo y jugando.
ZAIDA: Si por lo menos no vais a ayudar a fregar no molestéis.
MIGUEL: Pero es que la casa es muy pequeña mamá.
ZAIDA: ¿Y por qué no os quedáis en la habitación?
Ramón entra en la habitación.
RAMÓN: Y porque no te quedas Miguel jugando en la habitación con la consola, que tanto me insististe para que te
comprara, y dejas al robot que se quede con mamá limpiando.
MIGUEL: Pero es que Robotin es mi amigo, no puedo hacerle eso.
RAMÓN: Pero tú déjale que ayude a mamá, si a él no le importa.
MIGUEL: Claro que le importa, él es como yo no quiere limpiar, se lo pasa mejor jugando conmigo.
RAMÓN: A ver Miguel, él no es cómo tú. Lo compré para que ayudara a tu madre y así va a ser, después si eso
puede jugar contigo.
MIGUEL (Gritando): Pero es que eso no es justo.
RAMÓN:Se acabó. (Dirigiéndose al robot) Recoge ahora mismo todo lo que hay en la encimera y límpiala.
ROBOT: Ahora mismo.
Zaida sale de la cocina, el robot se pone a limpiar la encimera, coge la tostadora que aún permanece enchufada.
Miguel de puro cabreo le da una patada al cubo de agua que está en la cocina, este sale despedido lanzando agua
por todas parte e impactando en el robot, un chispazo sale de este y el robot cae al suelo.
MIGUEL: ¡Noooo!, Robotin.
RAMÓN: Pero Miguel, ¿qué has hecho?
Zaida entra en la cocina alarmada.
ZAIDA: ¿Qué ha pasado?
RAMÓN: Nada, que ya no hay robot.
Miguel se marcha de la cocina llorando desconsoladamente.
ACTO III
Dormitorio de Miguel. Miguel acostado en la cama mira la ventana con el semblante triste cuando Zaida asoma por
el marco de la puerta.
ZAIDA:¿Se puede?
Miguel asiente con la cabeza.
ZAIDA: ¿Sigues sin ganas de comer?
Miguel asiente con la cabeza.
ZAIDA: Pues deberías bajar a comer. ¿Qué te tengo yo dicho?
MIGUEL: Que con el estómago lleno las cosas se ven mejor.
ZAIDA: Eso mismo. Entonces, ¿vienes a comer?
MIGUEL: No quiero, mami.
ZAIDA: Sigues así por lo del robot.
MIGUEL: (Con el rostro apenado) Sí. Era mi amigo.
ZAIDA: Ya Miguel, pero fue un accidente. Tu padre ha intentado arreglarlo y no ha podido.
MIGUEL: Ya.
ZAIDA: Ya verás cómo pronto se acaba el verano, vuelves al colegio y te encuentras con todos tus amigos.
Ramón aparece en la habitación, se queda en el marco de la puerta
RAMÓN: ¿Todavía sigues triste campeón?
Miguel asiente con la cabeza.
RAMÓN: Ya lo siento chico. Pero es que con carísimos y no puedo permitirme comprar otro.
MIGUEL: Yo no quería otro, yo lo quería a él.
RAMÓN: Por lo menos ahora, espero que la próxima vez que te digamos algo nos hagas caso y no te pongas a
darle patadas a las cosas.
Miguel con el semblante triste asiente.
RAMÓN: Entonces si te decimos que bajes a comer. ¿Bajas?
MIGUEL: Sí.
RAMÓN: Estupendo, así puedes ayudar a llegar al comedor al Robot.
Ramón se aparta y detrás de él está la figura del robot. Miguel sale corriendo a abrazarlo.
FIN
«Lo que cae»
1. Julián
2. Mariano
3. Rebeca
4. Voz masculina (constructor)
ACTO I
Julián: ¿y? ¿estás de acuerdo?
Mariano: No me gustaría, pero creo que no hay más remedio, las cuentas no salen y…. (se distrae repentinamente con
algo que ve por la ventana) ¡Otra vez! (exaltado)
Julián: Y todos los días hasta que terminen la remodelación… entonces lo publico en internet …
Mariano: (gritando hacia arriba por la ventana de la terraza) ¡oigan! ¡está cayendo todo acá!
Voz: lo siento joven, es la mezcla
Mariano: ¡es la mezcla! ¿y que con que sea la mezcla?
Voz: se bate y… se tira
Mariano: entonces que se tire hacia su lado, no en mi ventana
Voz: es que no se controla, tiene vida propia
Mariano: No me vengan con… (calmándose) Por favor, tengan más cuidado
Voz: si, joven, ya no pasará
Mariano vuelve a la sala donde conversaba con Julián y a sus espaldas se vuelve a escuchar que cae un poco de
material. Mariano se paraliza de molestia
Voz: Perdón, esa fue la última; se nos resbalo la mezcla
Mariano respira y se sienta al lado de Julián
Julián: Ya
Mariano: ¡Tienen semanas así!
Julián: y las que faltan, ¿para qué te enojas? Se barre y listo
Mariano: …
Julián: entonces, ¿lo publico ya? o ¿tienes algún candidato?
Mariano: ¿para qué?
Julián: para la renta, para roomie…
Mariano: no
Julián: ¿no qué?
Mariano: no tengo a nadie, publícalo donde lo tengas que publicar y listo (pausa) creo que deberíamos pedir a un
abogado
Julián: (escribiendo en la Tablet) ¿de roomie? ¿por qué?
Mariano: Para demandar a estos (señala al techo) por daños en propiedad privada
Julián: eso quizá serviría si fuera tuyo el apartamento, pero no, y además es el dueño del edificio el que está
remodelando
Mariano: ¿Y el derecho de antigüedad no cuenta?
Julián: supéralo (pausa) bueno, ya está, ahora a esperar interesados
Mariano: ¿pediste referencias?
Julián: Que fuera abogado y constructor
En ese momento se escucha un poco más de material caer
ACTO II
Mariano está en la sala trabajando en algo. Entra Julián visiblemente estresado
Julián: ¿Dónde está Rebeca?
Mariano: ni idea
Julián: volvió a dejar la bicicleta enfrente de mi cuarto
Mariano: Dile que no lo haga
Julián: Ya se lo dije, que la saque. ¿Cuál es la necesidad de tenerla aquí adentro? La puede dejar en el patio o en la
terraza…
Mariano: (interrumpe parando por un momento su actividad) ¡No! En la terraza no, en la terraza nada (grita) los
demandaré (grita más fuerte) los voy a demandar a todos…
Julián: ¡Déjalo! Ya lo hablamos: la demanda no procede
Entra Rebeca con algunas compras
Rebeca: ¡Que tal!
Julián y Mariano: Mal
Rebeca: ¿y eso? (deja las compras en cualquier lugar)
Mariano: Lo de siempre, la terraza
Julián: lo de siempre, tu bicicleta
Rebeca: (apenada) disculpa, lo la he podido sacar, es que no sirve y…
Julián: entonces muévela a otro lado, cada que salgo estoy por caer; puedes meterla a tu cuarto, sácala a la terraza…
Mariano: ¡no!
Rebeca: no te preocupes, hoy queda; tiene que quedar. Llevo días tratando de repararla…
Julián: sólo muévela
Rebeca: bien. Me pongo en marcha. Los veo al rato
Rebeca sale y deja las compras tiradas por ahí
Julián: ¡oye! Tus cosas (pausa. Julián empieza a acomodar lo que Rebeca dejo en la sala) ¿qué fue eso? Le digo que
recojas sus pertenencias y lo que hace es tirarlas más. (le da un ligero golpe a Mariano) ¡Y a vez! Nos hubiéramos
quedado con el de los tres perros afganos
Mariano: ¡Claro! Y cuando orinaran en tu puerta hubieras dicho (imitándolo) Ya ves, nos hubiéramos quedado con la
hippie de la bicicleta
Julián: O, nos hubiéramos quedado tú y yo solos
Mariano: eso tampoco, somos pobres: tenemos que compartir, asúmelo
Julián: si, como sea (pausa) Me voy, nos vemos luego me están esperando
Julián hace falso mutis
Julián: las llaves
Julián sale por otro y se escucha un fuerte golpe
Julián en off: ¡Rebeca!
Rebeca en off: Lo siento, ahora la muevo
Mariano ríe hasta que escucha que de nuevo caer material de construcción en la terraza
Mariano: los voy a demandar, juro que los voy a demandar
ACTO III
Julián y rebeca en la sala. Rebeca está leyendo algo. Hay varias envolturas de golosinas tiradas.
Julián: ¿vas a limpiar en algún momento?
Rebeca: ¿cómo?
Julián: que si vas a recoger lo que dejaste ahí
Rebeca: (distraída) si… al rato. Tengo que terminar esto, pero no te preocupes en cuanto acabe lo recojo
Julián: (entre dientes) si, como recoges la bicicleta, tu comida y el resto tus cositas…
Rebeca: ¿dijiste algo?
Julián: (se dispone a irse) no nada, sigue con tus asuntos
Mariano entra bastante alterado
Mariano: ¡ahora sí! ¡ahora sí! ¡los voy a destruir! Sale por el otro lado
Rebeca: la construcción
Julián: (asiente con la cabeza. Gritando a Mariano) ¿todo bien?
Mariano: (entrando) ¡se reventaron el carro!
En ese momento se escucha un nuevo golpe abajo. Mariano se va apresurado
Rebeca: Yo también me voy, cuando vuelva limpio todo esto y recojo todo lo de allá (señala hacia los cuartos)
Julián: bien
Julián sale y se escuchan cosas caer y golpes. Entra muy exaltado con la bicicleta
Julián: ¡Rebeca! ¡deshazte de esta maldita cosa!
Conforme Julián trata de moverla, la bicicleta se empieza a desarmar hasta que solo se queda con una parte del
manubrio en la mano. Desesperado, lo lanza por el balcón. Cae sobre Mariano
Mariano en off: ¡Al diablo!
Julián asustadísimo se asoma por el balcón
Julián: ¿estás bien?
Mariano: hoy mismo me mudo
FINAL