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Nehemías 6

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NEHEMÍAS 6

Si Ud. tiene una Biblia a la mano, le ruego que la abra en el libro de


Nehemías.

Como antecedente, en los estudios bíblicos pasados, vimos que estando en


Susa, la capital del Imperio Persa, Nehemías quien se desempeñaba como
copero del rey, se enteró de la triste realidad en la cual vivían sus paisanos
los judíos en Jerusalén.

Susa, quedaba a unos 1300 Km. de Jerusalén, pero esta distancia no fue
obstáculo para que el corazón de Nehemías estuviera junto al pueblo
escogido de Dios y a la amada ciudad.

Tan pronto como supo de esta situación, Nehemías oró al Señor, confesando
su pecado y pidiendo que Dios le conceda buen éxito el momento que pida
permiso al rey para ir a reedificar Jerusalén. Dios obró soberanamente en el
corazón del rey Artajerjes y cuando Nehemías hizo su pedido, el rey no solo
le concedió el permiso, sino que le proveyó de cartas de salvoconducto para
atravesar por zonas hostiles, madera para restaurar el palacio y los muros y
como si esto fuera poco, le dio una escolta de soldados a caballo para
protegerlo en el viaje.

Todo esto, sin lugar a duda fue una gran bendición para Nehemías, pero
también surgieron algunas pruebas o como las llamamos, bendiciones
disfrazadas. Aun antes que Nehemías llegue a Jerusalén, ya se escucharon
los reclamos airados de Sanbalat y Tobías, quienes se oponían a que venga
alguno a procurar el bien de los hijos de Israel.

Esta prueba no interrumpió el viaje de Nehemías, porque él sabia que las


pruebas son en realidad muestras de amor de Dios para con nosotros, ya
que según Romanos 8:28 todas las cosas ayudan a bien a los que a Dios
amamos.

Permítame detenerme aquí para hacer una aplicación muy oportuna.


Siempre que hagamos la obra de Dios, ya sea por medio de una Iglesia local
o simplemente si estamos edificando nuestras propias vidas, encontraremos
personas que no estén de acuerdo en que nos superemos espiritualmente.

Estas personas harán todo lo que esté a su alcance para estorben la obra
del Señor. ¿Qué vamos a hacer ante esta situación? Hay básicamente dos
alternativas: Detenernos o seguir. Nehemías optó por seguir adelante a
pesar de la oposición y eso es también lo que nosotros, debemos hacer. Lo
que buscan los enemigos de la obra de Dios es que la obra se detenga. Si
nos detenemos, lo único que estamos haciendo es dar lugar a que el
enemigo gane una victoria.
Sigamos adelante a pesar de cualquier oposición que encontremos.
Nehemías, pues, continuó su viaje, no sabemos cuanto tardó pero
eventualmente llegó a Jerusalén. Quizá uno esperarla que tan pronto llegue
iba a dar órdenes para comenzar los trabajos, pero recordemos que siempre
antes de la acción debe estar la oración. Nehemías 2:11 dice: "Llegué, pues,
a Jerusalén, y después de estar allí tres días,"

Aquí vemos la PREPARACIÓN que todo líder necesita. Nehemías se tomó


tres días no solo para descansar sino muy probablemente para hablar con
su Padre celestial acerca de los pasos que debían darse para cumplir con el
objetivo del viaje. Esto si que es notable. Nehemías no comenzó los trabajos
atropelladamente, primero enfrió la cabeza, y habló con el dueño de la obra.
Después de todo, la obra era del Señor.

Nehemías era solo un instrumento en sus manos. Oh cuanto necesitamos


aprender este principio. Cuantos de nosotros nos encontramos tan ocupados
en hacer cosas que descuidamos por completo nuestra comunión personal
con Dios por medio de la oración. Con razón que mucho de lo que hacemos
se disipa como el agua entre los dedos y no deja absolutamente ningún fruto
de bendición para el Señor.

Especialmente nosotros los pastores o lideres de ministerios, de pronto nos


encontramos absorbidos en nuestras propias tareas, ya en la preparación de
mensajes, ya en la visitación, ya en el aconsejamiento, ya en el
evangelismo, etc. y nos descuidamos de cultivar nuestro corazón en la
comunión intima con el Señor.

Un gran hombre de Dios aconsejaba a los jóvenes, pastores con estas


palabras: Cuida tu corazón, cuida de no ocuparte tanto en la obra del Señor
al punto de olvidar de ocuparte en el Señor de la obra.

Nehemías manifiesta un perfecto equilibrio. Primero se ocupó con el Señor


de la obra y después se ocupó con la obra del Señor. Después de haber
estado en la presencia del Señor, Nehemías sabia lo que debía hacer. Luego
de la preparación viene la OBSERVACIÓN.

Nehemías 2:12-16 dice: "me levanté de noche, yo y unos pocos varones


conmigo, y no declaré a hombre alguno lo que Dios había puesto en mi
corazón que hiciese en Jerusalén; ni habla cabalgadura conmigo, excepto la
única en que yo cabalgaba. Y salí de noche por la puerta del Valle hacia la
fuente del Dragón y a la puerta del Muladar; y observé los muros de
Jerusalén que estaban derribados, y sus puertas que estaban consumidas
por el fuego. Pasé luego a la puerta de la fuente, y al estanque del Rey;
pero no había lugar por donde pasase la cabalgadura en que iba. Y subí de
noche por el torrente y observé el muro, y di la vuelta y entré por la puerta
del Valle, y me volví. Y no sabían los oficiales a dónde yo había ido, ni qué
había hecho; ni hasta entonces lo había declarado yo a los judíos y
sacerdotes, ni a los nobles y oficiales, ni a los demás que hacían la obra"

Por dos ocasiones, este pasaje declara lo que estaba haciendo Nehemías.
Versículo 13 dice: Y observé los muros de Jerusalén. Versículo 15 dice: Y
observé el muro. Nehemías estaba haciendo algo muy importante, pero a la
vez tan dejado de lado por muchos de nosotros. La observación.

Por naturaleza somos, poco observadores. No han sido pocas las veces
cuando al llegar a mi casa he pasado por alto arreglos especiales que ha
hecho mi esposa en casa. En casos así lo máximo que uno gana, es una
fugaz desavenencia familiar, pero hay otras ocasiones cuando la falta de
observación, puede resultar en fracasos verdaderamente lamentables.

Uno de los principios más elementales de una buena administración es


justamente una buena observación. Siendo Nehemías un líder ejemplar, no
es extraño entonces que diera atención especial a la observación. El trabajo
de observación comenzó en la noche. ¿Por qué a la noche? Y además ¿por
qué involucró solo a unos pocos varones? ¿Por qué solamente él cabalgaba?
Todo parece indicar que Nehemías no quería hacer grande la cosa.

Hay un dicho popular: Cuando hay muchos bomberos, entre ellos se pisan
las mangueras. Nehemías no quería aspavientos. Era suficiente que él y
algunos de confianza se dediquen a esta tarea. Nehemías inició su
observación en la puerta del Valle y luego de recorrer a través de las
ruinas, retornó al mismo lugar.

Como fruto de su observación, se dio cuenta que lo que más se necesitaba


era restaurar el muro que habla sido derribado y reemplazar las puertas que
hablan sido consumidas por el fuego. Fue aquí cuando en su mente se inició
el proyecto. La observación no solo le ayudó a determinar la necesidad más
importante, sino que también le dio un cuadro completo de la situación que
tenia entre manos.

Con estos datos pudo planificar concienzudamente la táctica para la


consumación de la obra. Habíamos dicho que Nehemías primero oraba y
después actuaba, pero también hemos visto que antes de actuar planificaba
con precisión lo que iba a hacer y el primer paso de esta planificación es la
observación.

En Administración se dice que una hora invertida en planificación ahorra


dias en la ejecución. Nelaton, el gran cirujano francés, alguna vez dijo que
solo tendría solo 4 minutos para realizar una operación y salvar una vida,
tomaría un minuto para planificar la mejor forma de hacerlo. Que Dios nos
ayude a invertir tiempo en oración como Nehemías y una vez que hayamos
orado que dediquemos tiempo a la planificación, dando un lugar primordial a
la observación.

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