Nehemías 6
Nehemías 6
Nehemías 6
Susa, quedaba a unos 1300 Km. de Jerusalén, pero esta distancia no fue
obstáculo para que el corazón de Nehemías estuviera junto al pueblo
escogido de Dios y a la amada ciudad.
Tan pronto como supo de esta situación, Nehemías oró al Señor, confesando
su pecado y pidiendo que Dios le conceda buen éxito el momento que pida
permiso al rey para ir a reedificar Jerusalén. Dios obró soberanamente en el
corazón del rey Artajerjes y cuando Nehemías hizo su pedido, el rey no solo
le concedió el permiso, sino que le proveyó de cartas de salvoconducto para
atravesar por zonas hostiles, madera para restaurar el palacio y los muros y
como si esto fuera poco, le dio una escolta de soldados a caballo para
protegerlo en el viaje.
Todo esto, sin lugar a duda fue una gran bendición para Nehemías, pero
también surgieron algunas pruebas o como las llamamos, bendiciones
disfrazadas. Aun antes que Nehemías llegue a Jerusalén, ya se escucharon
los reclamos airados de Sanbalat y Tobías, quienes se oponían a que venga
alguno a procurar el bien de los hijos de Israel.
Estas personas harán todo lo que esté a su alcance para estorben la obra
del Señor. ¿Qué vamos a hacer ante esta situación? Hay básicamente dos
alternativas: Detenernos o seguir. Nehemías optó por seguir adelante a
pesar de la oposición y eso es también lo que nosotros, debemos hacer. Lo
que buscan los enemigos de la obra de Dios es que la obra se detenga. Si
nos detenemos, lo único que estamos haciendo es dar lugar a que el
enemigo gane una victoria.
Sigamos adelante a pesar de cualquier oposición que encontremos.
Nehemías, pues, continuó su viaje, no sabemos cuanto tardó pero
eventualmente llegó a Jerusalén. Quizá uno esperarla que tan pronto llegue
iba a dar órdenes para comenzar los trabajos, pero recordemos que siempre
antes de la acción debe estar la oración. Nehemías 2:11 dice: "Llegué, pues,
a Jerusalén, y después de estar allí tres días,"
Por dos ocasiones, este pasaje declara lo que estaba haciendo Nehemías.
Versículo 13 dice: Y observé los muros de Jerusalén. Versículo 15 dice: Y
observé el muro. Nehemías estaba haciendo algo muy importante, pero a la
vez tan dejado de lado por muchos de nosotros. La observación.
Por naturaleza somos, poco observadores. No han sido pocas las veces
cuando al llegar a mi casa he pasado por alto arreglos especiales que ha
hecho mi esposa en casa. En casos así lo máximo que uno gana, es una
fugaz desavenencia familiar, pero hay otras ocasiones cuando la falta de
observación, puede resultar en fracasos verdaderamente lamentables.
Hay un dicho popular: Cuando hay muchos bomberos, entre ellos se pisan
las mangueras. Nehemías no quería aspavientos. Era suficiente que él y
algunos de confianza se dediquen a esta tarea. Nehemías inició su
observación en la puerta del Valle y luego de recorrer a través de las
ruinas, retornó al mismo lugar.