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La Situación Actual Del Perú en Materia Política

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La situación actual del Perú en materia política

Introducción

En marzo del 2018 del 2020, el entonces presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski (PPK),
renunció a su cargo. La clase política gobernante y los grupos de poder económico
pensaron que colocando como sucesor a quien era vicepresidente Martin Vizcarra
sorteaban la crisis y aseguraban la continuidad del régimen neoliberal. Pero los hechos
han demostrado lo contrario, ya que el impacto de la pandemia, las fuerzas de mafia s
dentro del congreso, la mediocridad del presidente y su entorno abrieron una nueva
temporada de crisis política.

Esta crisis llego a un punto de inflexión en el año 2019 cuando el presidente Martin
Vizcarra disolvió el congreso en setiembre, contando con el apoyo mayoritario de la
población. A pesar de la gravedad del hecho, la constitucionalidad no se rompió puesto
que el país y el gobierno exhibieron continuidad institucional, celebrándose elecciones
para remplazar a los congresistas depuestos. En este nuevo parlamento predominan
pequeñas bancadas tales como PODEMOS Perú, Alianza Para el Progreso (APP), Acción
Popular, Unión por el Perú (UPP). Quedando demostrado que este congreso es la
continuidad del congreso disuelto del 2019 dada la concurrencia de intereses subalternos,
mafiosos y delictivos que no dudan en ocupar la representación.

Francisco Sagasti asumió la presidencia teniendo retos de índoles institucional y sistémico.


Por un lado, la salida institucional a la crisis política relacionada al progresivo desprestigio
de la clase política peruana, debido a las crecientes revelaciones de corrupción que
redujeron un potencial conflicto social con la disolución del congreso. Por otro lado, la
debilidad y flexibilidad del sistema peruano permitió la aparición de un político
independiente, con un liderazgo institucionalista en lugar de uno autoritario para ocupar
el liderazgo del gobierno.

El impacto del Coronavirus en la realidad política peruana

En marzo del 2020 llegó el coronavirus a develar las carencias y déficits de un país que,
pese al crecimiento sostenido del PBI no fue capaz de asegurar la vida de sus
ciudadanos/as. El gobierno de Vizcarra debió enfrentar la pandemia con un sistema de
salud colapsado y una población mayoritariamente en la informalidad, haciendo difícil
garantizar las medidas impuestas en la cuarentena. Por ejemplo, hasta el 13 de enero del
2021 el número de casos confirmados de coronavirus (COVID-19) en Perú se encontraba
en la quinta posición regional con 1.037.350. Brasil es el país más afectado por esta
pandemia en la región, con 8.195.635. Colombia se ubica en segundo lugar, con
1.816.082. Argentina, por su parte, con 1.744.704 y México ha registrado un total de
1.556.028 casos confirmados. Los mencionados países son los 5 más afectado por el
Covid-19 en América Latina (Statista, 2021).

La caída de Martin Vizcarra

El 9 de noviembre del 2020, el congreso peruano sorprendió votando por la vacancia del
presidente Martin Vizcarra, con 105 votos a favor de un total de 130 congresistas cuando
solo faltaban 5 meses para las elecciones generales. Era el cuarto proceso de “vacancia
por incapacidad moral permanente” en el quinquenio del gobierno iniciado en 2016. La
iniciativa fue impulsada por las acusaciones de corrupción por supuestos hechos
acontecidos en su etapa a como gobernador de la región de Moquegua en los años 2011 y
2014. Vizcarra se mostraba firme y comprometido en la lucha contra la corrupción a pocos
meses de asumir la presidencia y convocó un referéndum para reformar cuatro capítulos
de la constitución incluyendo uno referido a la no reelección de congresistas y otra
tendiente a reformar las normas sobre el financiamiento de partidos políticos.

Luego de la vacancia de Vizcarra el entonces presidente del Congreso Manuel Merino


asumió la presidencia el 10 de noviembre en medio de protestas multitudinarias y
señalamientos de uso excesivo de la fuerza por la policía en respuesta a estas
manifestaciones. La organización Amnistía Internacional, manifiesta que ha recibido fotos
y videos donde se muestran efectivos de la policía nacional exhibiendo armas de fuego y
disparando gas lacrimógeno y municiones contra manifestantes y periodistas (Amnistía
Internacional, 2020). Asi mismo, Perú atravesó una de las crisis más agudas de su historia
reciente ya que se presenciaron cacerolazos, marchas, protestas, muertes e
incertidumbre, además de una cascada de denuncias en las redes sociales que se resolvió
con la elección de un nuevo presidente.
La envestidura de Francisco Sagasti

Luego de más de 24 horas en el que Perú no tuvo presidente, el intelectual Francisco


Sagasti Hochhausler, del centrista Partido Morando asumió el cargo de manera transitoria.
En su discurso de asunción priorizo la batalla contra la pandemia, la transparencia en las
elecciones presidenciales, la lucha contra la corrupción e impulsar la recuperación de la
educación. Sagasti se enfrenta al desafío de devolver la estabilidad a un país
convulsionado por el rechazo ciudadano a su clase política y su principal objetivo es
garantizar que las elecciones presidenciales pautadas para el 11 de abril se cumplan en
tiempo y forma.

A diferencia a lo que ocurrió con Manuel Merino, los países vecinos tales como Uruguay,
Ecuador, Colombia, Chile y varios organismos internacionales como la Unión Europea (UE),
la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Organización de Naciones Unidas (ONU)
se pronunciaron rápidamente para reconocerlo como nuevo mandatario y le ofrecieron
todo su apoyo para lograr una “sociedad libre, inclusiva y democrática” (El Comercio,
2020).

Plan Bicentenario hacia el 2021

El Plan bicentenario hacia el 2021 es el “plan estratégico de desarrollo nacional basado en


el acuerdo nacional y en las 31 políticas de estado que suscribieron las fuerzas polític as
nacionales de desarrollo que debe seguir el país” (MRE, 2021). A modo de ejemplo,
Sagasti debe promover el objetivo nacional 3 que implica lograr que el estado se oriente al
servicio de los ciudadanos y promoción del desarrollo, y que el ejercicio de la función
pública sea eficiente, democrático, transparente, descentralizado y participativo, en el
marco de una ciudadanía ejercida a plenitud por las personas.

Es indispensable relacionar el desarrollo integral y sostenible con la vigencia plena y


efectiva de los derechos fundamentales y la dignidad de las personas. Esto implica que
toda la ciudadanía tenga acceso a una justicia autónoma, confiable y eficiente, y que la
consolidación de la institucionalidad democrática y la participación ciudadana permitan
que, mediante le consenso, se logren reducir las inequidades, la pobreza y la extrema
pobreza.
Es asi que el plan bicentenario fomenta cambios de actitudes en la sociedad, y considera
la defensa y protección de los peruanos como el factor esencial para un desarrollo
humano integral donde todos tengan las mismas oportunidades.

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