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Informe Musica Criolla y Afroperuana

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Escuela de Sonido 

Composición Musical

Música criolla y afroperuana


(Festejo, Lando, Vals)
Para voz, trompeta, saxofón, trombón,
bajo eléctrico, guitarra, congas, bongó,  
cajón peruano, campana y castañuelas.

Proyecto de Título en Composición Musical

  Autor: Sebastián Álvarez

Profesor Guía: Santiago Cerda Contreras

Santiago de Chile

Mayo 2022
Índice

Índice 2
Introducción 3
Estado del Arte 4-8
Introducción

En perú se encuentran varios géneros musicales ligados históricamente a la música


criolla, mezclas musicales y rítmicas de los colonizadores españoles, de la gente
indígena nativa de Perú y de los esclavos africanos, traídos en barcos negreros donde
los transportaban y comercializaban para trabajos de campo y labores domésticas,
la fuerte necesidad de hacer música como forma recreativa o ritualista los lleva a
improvisar instrumentos con los que posteriormente en lugares como los galpones que
eran sitios designados para su descanso que también los ocupaban para vivir su propia
cultura, músicas y danzas, de esa forma también se mezcla con las demás que se
compartían en esos tiempos del virreinato, gracias a su capacidad de resistencia y
creatividad cultivan diferentes formas tanto como de recreación y de rituales religiosos,
músicas que traen con ellos en sus memorias y otras que nacen directamente en el
perú,

estas son las expresiones afroperuanas, aunque es una tradición mayormente


reconstruida a partir de diferentes folcloristas y decimistas que fueron rescatando
expresiones casi en el olvido y a la vez aportando desde la academia varios elementos
con los cuales hoy en día reconocemos los diferentes bailes y cantos germinados en el
perú, su esencia se nutre de raíces africanas representativas del mestizaje peruano.

La música criolla y afroperuana pertenecen a la tradición, proporcionando opciones


musicales conducidas por una mezcla de recuerdos y nostalgia por una patria
idealizada. Estas selecciones reflejan las maneras que los peruanos americanos
elaboran autorepresentaciones musicales, ejercen un protectivismo cultural, y refuerzan
los lazos psicológicos con la cultura base. Por consiguiente, este complejo representa
un sitio de contesta sobre el significado del pasado, porque la memoria colectiva está
constantemente recreada a través de la música de estas dos importantes esferas.
Estado del Arte

Historia

El festejo fue creado por los habitantes africanos que fueron llevados al Perú por los
conquistadores españoles, desde El Congo, Angola y Mozambique durante el siglo
XVII. para realizar faenas agrícolas, al trabajo de campo y doméstico. Es así que su
letras narran las costumbres, alegrías, penas y sufrimientos de la raza negra de aquel
entonces.

Nicomedes Santa Cruz, poeta decimista e investigador de la cultura afroperuana o


negra, contaba que el festejo era un género musical que se cantaba, pero que no se
bailaba hasta que, a finales de la década de los años 1940, don Porfirio Vásquez,
decimista, bailarín y compositor, dando clases en una academia de danzas folclóricas,
fusionó pasos del "Son de los diablos" con los de Resbalosa. Creó así un baile que
ahora tiene gran importancia en la cultura musical peruana.

Entre los primeros festejos populares grabados estuvieron "Don Antonio Mina" y "Trai-
Lai-Lai", por el conjunto Los Chalanes del Perú en 1946. Posteriormente ya hacia la
década de los años 1960, se popularizaron festejos del compositor Pepe Villalobos
Cavero, como por ejemplo, sus obras: "El Negrito chinchiví", "El galpón", "Mueve tu
cucu", "La morena Trinidad", "El pobre Miguel", "La comadre Cocoliche", "Cintura
quiebra", "Milagros Grande" (con letra de Catalina Recavarren, dedicado a San Martín
de Porres). Otros festejos antiguos son "Congorito", de Filomeno Ormeño y el "Son de
los diablos" de Fernando Soria, en el que describe la danza de carnaval del mismo
nombre en la que se recordaba a don Francisco Andrade, a quien llamaban "Ño Bisté",
el último caporal de la danza que saliera en Lima hasta 1949.

En 1956, se desarrolla un trabajo dirigido por José Durand Flórez, quien impulsó el
espectáculo basado en las estampas de Pancho Fierro y que luego continuaron otras
agrupaciones. La cultura popular criolla y afroperuana reconoce en núcleos familiares
importantes la posibilidad de su continuidad. Entre estos tiene gran importancia la
familia Vásquez: don Porfirio (proveniente de Aucallama, norte de Lima) y sus hijos,
Abelardo y Vicente, quienes trabajan diversos aspectos de la cultura musical y
coreográfica: la guitarra, el cajón, la composición, el canto, las décimas, el zapateo, la
marinera, el festejo, los pregones, etc. La reivindicación de la presencia africana en la
cultura peruana, emprendida por Victoria y Nicomedes Santa Cruz, a través de los
grupos de teatro y danza, así como a través de la creación literaria, coreográfica y
musical, tuvo su mayor desarrollo hacia la década de los años 1970. Con el trabajo del
Conjunto Nacional de Folclore, que dirigía Victoria Santa Cruz, quien enfatizó el trabajo
de las danzas afroperuanas.
Posteriormente, en 1969 se fundó el grupo Perú Negro, dirigido por el cañetano
Ronaldo Campos y que contó con el apoyo del poeta César Calvo y del Estado. Este
conjunto desarrolló un repertorio importante de canciones y danzas que fueron
presentadas con singular suceso tanto en el Perú como en el extranjero. Los conjuntos
profesionales de bailarines y músicos son las principales fuentes de recreación de las
danzas afroperuanas que se cultivan en la actualidad, en especial del festejo, baile que
en el escenario se presenta como danza de parejas interdependientes y que, sin
embargo, a nivel popular y espontáneo, es cultivada como baile de pareja libre, con
gran aceptación del público juvenil.

Exponentes peruanos de esta danza peruana


Cantantes como Lucila Campos, Eva Ayllón y Arturo «Zambo» Cavero han fortalecido
el cultivo de estos géneros y la ampliación del repertorio. También Cecilia Barraza,
quien hiciera popular el “Toro mata”, que sería base fundamental del landó
contemporáneo. La base de guitarra fue creada por Vicente Vásquez.

Carlos Soto o Caitro Soto, destacado músico, cajonero y cantautor afroperuano, cuyas
obras musicales han recorrido el mundo entero y han sido interpretadas por muchos
destacados cantantes internacionales.

Creó el llamado “Toro Mata” y recopiló conocidas canciones como «A sacá camote con
el pie», del género landó, los festejos: «Yo tengo dos papás», «Canto a Cañete»,
«Curruñao», «Ollita Noma», «Negrito de la Huayrona», «Negrito de San Luis» y el
alcatraz «Quema tú».

en chile la participación de Eva ayllon con el grupo inti illimani ayudó a difundir este
género en nuestro país al igual que grupos como cosa nuestra, afrocandela y novalima

Gracias a esto, varios cultores chilenos de este género, transmiten esta tradición a
través de comparsas, talleres de instrumentos y danza, como lo son Alma mestiza,
santiago afroperu, casakalle, lambayeque.

Características
Los instrumentos musicales utilizados para esta danza son el cajón, la quijada de burro,
la cajita rítmica , la guitarra acústica y el canto. Sus letras narran las costumbres,
alegrías, penas y sufrimientos de la raza negra durante la esclavitud en el Perú.

Estructura, puede estar cifrada en 6/8 o 12/8

introducción, puede ser de cuatro u ocho compases donde comienza un instrumento


solista como el cajón, guitarra, bajo o el coro de la canción

Estrofa, se presenta la letra A generalmente un periodo donde la melodía que puede


ser de una semifrase o una frase se repite generando patrón de pregunta respuesta, si
hubiera otra estrofa se repenste de la misma manera con diferente letra

coro, son melodías cortas que se repiten varias veces con la finalidad de hacerlo
memorable y atractivo al oído

interludio, toques de cajón y en general de percusión que se caracteriza por retomar el


inicio de la canción

El cajón es con seguridad el instrumento afroperuano más conocido y difundido a nivel


nacional e internacional. Consiste en una caja de madera, elaborada con ciertas
características especiales, que se percute en la cara anterior con ambas manos. Si
bien está profundamente asociado a la identidad afroperuana, el cajón —así como
otros instrumentos de similar construcción y principios musicales— existe también en
países como Cuba y México desde hace algunos siglos (Santa Cruz 2004: 27-35). En
la actualidad, el cajón se utiliza en la mayoría de géneros costeños, incluyendo los
géneros afroperuanos, y está socialmente identificado con los músicos
afrodescendientes, entre quienes se cuentan muchos de sus mejores intérpretes.

Cajita rítmica es un instrumento de percusión idiófono que consiste en una pequeña


caja de madera gruesa de lados trapezoidales. La base más pequeña de la caja se une
a esta a través de clavos, y la base más grande consiste en una tapa unida al
instrumento a través de bisagras y provista de una manija que permite abrirla y cerrarla.
El ejecutante se cuelga la cajita al cuello a la altura del torso a través de una correa, y
produce patrones rítmicos al abrir y cerrar la tapa con una mano y percutir el frente y
costado de la cajita con la otra mano a través de un palo grueso que hace las veces de
baqueta. El abrir y cerrar de la tapa produce el sonido grave del instrumento, mientras
que el golpe del palo en los lados del instrumento produce sonidos agudos.
La quijada de burro es un instrumento tradicional afroperuano, que consiste en una
quijada o maxilar inferior de un burro que es percutido por el músico con la mano y con
un palillo rascador. Este antiguo instrumento es uno de los principales componentes de
los ensambles musicales afroperuanos contemporáneos, teniendo el rol de percusión
menor.

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