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76 Rev Jur UPR

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Citations:

Bluebook 21st ed.


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Zuriel R. Figueroa Berrios, 'Nutricion e Hidratacion en los Testamentos Vitales en
Puerto Rico: Imposicion de Valores por el Estado, La' (2007) 76 Rev Jur UPR 1271

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LA NUTRICION E HIDRATACION EN LOS TESTAMENTOS VITALES
EN PUERTO RICO: IMPOSICION DE VALORES POR EL ESTADO

COMENTARIO

ZURIEL R. FIGUEROA BERRIOS

Introducci6n 1271
I. El derecho a morir y el documento de voluntades anticipadas 1272
II. Desarrollo de la doctrina de la autonomia de la voluntad, el
consentimiento informado y su incidencia sobre las directrices
anticipadas en el tratamiento m~dico 1274
A. In re Quinlan 1275
B. Bouvia v. Superior Court 1275
C. In re Conroy 1277
D. Cruzan v. Director,Missouri Department of Health 1277
E. Federal Patient Self-Determination Act 1278
F. Uniform Health-Care Decisions Act 1278
III. La legislaci6n vigente en Puerto Rico 128o
IV. Criterio personal del legislador vs. la igual protecci6n de las leyes
y el debido proceso de ley 1284
V. Imposici6n de valores 6tico-morales por parte del Estado 1288
Conclusiones 1289

L
INTRODUCCION

PROLIFERACION DE ADELANTOS TECNOLOGICOS DENTRO DEL CAMPO DE LA


A
medicina en las jiltimas d~cadas ha posibilitado la extensi6n artificial
de la vida mediante el uso de novedosas mdquinas y artefactos tec-
nol6gicos. El resultado l6gico ante esta realidad cambiante en el panorama de la
medicina moderna sugiere una serie de interrogantes en cuanto al controvertible
derecho a morir que poseen los individuos. Uno de los debates mAs importantes
que rodea el derecho a morir surge dentro del contexto del enfermo terminal o
del paciente, que a pesar de no sufrir de un padecimiento terminal, se encuentra
en un estado vegetativo persistente sin ningfin tipo de posibilidad de recuperar
sus facultades cognoscitivas. Asimismo, se debe sopesar lo determinante que
podria ser dentro de este tipo de situaci6n la suscripci6n por parte del individuo
de directrices avanzadas con respecto al tratamiento medico al final de la vida.
En este escrito presentar6, a rasgos generales, la figura del testamento vital,
con especial 6nfasis en la controversia que surge ante la posibilidad de que un

* Estudiante de tercer afio, Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico.


REVISTA JURIDICA UPR VOL. 76

individuo disponga como parte de sus directrices la remoci6n tanto de recursos


de nutrici6n como de hidrataci6n en determinadas situaciones. Analizar6 otras
disposiciones especificas y limitaciones contenidas en nuestra legislaci6n actual
sobre testamentos vitales, asi como parte de su historial legislativo; incluyendo
los argumentos que fueron considerados en la confecci6n y aprobaci6n de dicha
legislaci6n, con particular atenci6n en aquellos de indole 6tico-morales. Por con-
siguiente veremos, en primer lugar, como la imposici6n de este tipo de criterios
incide directamente sobre la libertad y la autonomia que disfruta todo individuo
bajo nuestro estado de derecho, y segundo, c6mo esta pr~ctica priva a algunos de
la igual protecci6n de las leyes y del debido proceso de ley, ello a la luz del pro-
ceso que condujo a la aprobaci6n de la actual legislaci6n sobre directrices avan-
zadas en Puerto Rico.
Este inter6s peculiar en el enfoque 6tico-moral responde a una preocupaci6n
personal que me ha ilevado a cuestionar la imposici6n por parte del Estado, a
trav~s de sus funcionarios electos, de preceptos 6tico-morales. Estos preceptos
mayormente tienen como punto de partida determinadas creencias religiosas,
que se presumen que emanan ciegamente del ente social colectivo como uno, y
no de cada individuo en calidad de duefio y sefior de sus propios actos y, por
consiguiente, de su entidad corporal. La piedra angular detr~s de esta postura es
la libertad y la autonomia que todo individuo ostenta, no tan s6lo como corola-
rio del derecho sustantivo de un pais, en este caso Puerto Rico, sino como parte
del derecho natural inherente a la existencia misma del ser humano. Segin ve-
remos, otro importante argumento en derecho es a los efectos de que dicha
pr~ctica incide sobre la separaci6n entre Iglesia y Estado, imperante constitucio-
nal garantizado en la Secci6n 3 del Articulo II de la Constituci6n del Estado Libre
Asociado de Puerto Rico.'

1. EL DERECHO A MORIR Y EL DOCUMENTO DE VOLUNTADES


ANTICIPADAS

En t~rminos generales, el derecho a morir ha sido reconocido por el Tribunal


Supremo de los Estados Unidos a los efectos que un individuo capaz posee un
derecho, constitucionalmente protegido, de rehusarse a recibir tratamiento
medico en determinada situaci6n, aun si tal curso de acci6n acarrea como conse-
cuencia natural y segura la muerte del individuo. Segfin se ha ido desarrollando
esta doctrina en los Estados Unidos, se ha determinado que el derecho a morir
no es del todo absoluto ya que puede estar de ordinario sujeto a una serie de
intereses del Estado, asi como por limitaciones procesales de acuerdo a la natu-
raleza de cada caso y a las particularidades de la legislaci6n de cada estado en
particular. No obstante esto, el testamento vital es reconocido pr~cticamente a
nivel mundial como herramienta 6til de planificaci6n dentro de este contexto.

I CONST. ELA. art. II, § 3.


N(Im. 4 (2007) DERECHO Y BIOITICA

Dicha figura ha sido consecuentemente adoptada por un nfimero nutrido de las


legislaturas estatales en los Estados Unidos, incluyendo a Puerto Rico, quien no
ha sido la excepci6n, aprobando asi el 17 de noviembre de 2001 un estatuto a
tales efectos, conocido como la Ley de declaraci6nprevia de voluntad sobre tra-
tamiento medico en caso de sufrir una condici6n de salud terminal o de estado
vegetativo persistente.'
La aprobaci6n de legislaci6n de este tipo no enfrenta 6nicamente la posibili-
dad del escrutinio desde el punto de vista juridico y legal, sino que por la delica-
deza de los planteamientos, inherentemente acarrea cuestionamientos 6ticos
desde perspectivas tanto morales como profesionales, y religiosas, que por su
naturaleza tienden a cargar positiva o negativamente el proceso de adopci6n de
este tipo de politica piblica. Es precisamente por este motivo que la respuesta al
dilema presentado varia sustancialmente en la prdctica segun la experiencia so-
cial de los distintos pueblos.
Segn se establecerS ms adelante en este escrito, el desarrollo de los docu-
mentos de voluntad anticipada es el producto de afios de casuistica, asi como
interpretaciones y soluciones diversas a los planteamientos que de este problema
han surgido. No obstante, una vez analizadas sumariamente estas controversias,
es forzoso concluir que el desarrollo de la figura del testamento vital debe ser
adjudicado en gran medida a la doctrina de la autonomia del individuo, la cual es
precisamente reconocida como uno de los principios sustantivos bdsicos en todo
debate dentro del campo de la bio~tica. Este concepto implica de por si que todo
individuo estA en control de su propia persona, incluyendo su cuerpo y mente, y
que no debe aceptarse ninguna intromisi6n con respecto a sus deseos, ello sin
importar cualquier perspectiva o valorizaci6n externa que pueda ser adjudicada a
sus acciones o determinaciones 3
Por su parte, el testamento vital es en esencia una declaraci6n escrita en la
cual el declarante deja una serie de directrices m~dicas a seguirse en caso de que
llegase 6ste a advenir incapaz, enti~ndase la prdida absoluta del conocimiento o
de las facultades cognoscitivas del individuo. En trminos especificos, al suscribir
directrices avanzadas en cuanto a tratamiento medico se deben detallar aquellas
medidas que uno desea sean aplicadas o no aplicadas a los fines de prolongar la
vida en caso de estar en agonia, tales como el uso de respiradores, tubos gdstri-
cos para nutrici6n, oxigeno y liquidos intravenosos, entre otros.4 El prop6sito
fundamental de un testamento vital es proteger la voluntad del paciente en la
medida que se reconoce la capacidad de 6ste al momento de suscribir el mismo,

2 24 LPRA §§ 3651-63.
3 BARRY R. FuRROW ET AL. HEALTH LAW: CASES, MATERIALS AND PROBLEMS 1345 (2004).

4 Sistema de Salud de la Universidad de Michigan, Voluntades anticipadas, en


http://www.med.umich.edu/espanol/patients/advdir.htm (61tima visita, 4 de octubre de 2oo6).
5 Teresa Medina Monteserin, El Derecho a una Muerte Natural: Manifestaci6n Ultima de la Liber-
tad Personaly de la Autonorma Individual, 6o REV. JUR. UPR 295, 318 (1991).
REVISTA JURiDICA UPR VOL. 76

A pesar que un gran nmero de estados han adoptado este tipo de disposi-
ciones que validan la figura del testamento vital, en lo que respecta a los requisi-
tos de forma, puede haber variaciones de un estado a otro. No obstante, en
t~rminos generales se requerird que 6ste sea un documento otorgado ante nota-
rio pfiblico en presencia de testigos que no pueden ser los familiares, acreedores
o herederos
6
del sujeto, ni su m~dico de cabecera o personal de la oficina del
mismo.

II. DESARROLLO DE LA DOCTRINA DE LA AUTONOMrA DE LA VOLUNTAD,


EL CONSENTIMIENTO INFORMADO Y SU INCIDENCIA SOBRE LAS
DIRECTRICES ANTICIPADAS EN EL TRATAMIENTO MtDICO

Para tener un mejor entendimiento de las incongruencias que resaltaremos


con respecto a la legislaci6n vigente en Puerto Rico sobre las directrices antici-
padas en el tratamiento m~dico, es necesario hacer un breve anslisis de c6mo se
ha desarrollado la doctrina de la autonomia de la voluntad y en menor medida,
su corolario, el consentimiento informado, 7 esto con respecto a los casos al final
de la vida. Presentar6 este desarrollo con respecto al derecho que tiene todo pa-
ciente capaz de rechazar cualquier tipo de tratamiento medico, incluso si ello ha
de significar la muerte segura para el paciente, y el efecto que debe arrojar sobre
esto la posibilidad de estipular previo a la enfermedad la voluntad del individuo
en lo que concierne a tratamientos m6dicos o las llamadas directrices avanzadas
al final de la vida. El concepto que consistentemente aflora en este andlisis es la
capacidad del individuo, y consecuentemente, las condiciones particulares en
que se podria dar la sustituci6n de esta.
Inicialmente, fueron los tribunales quienes poco a poco fueron introducien-
do estos derechos bajo circunstancias particulares. Posteriormente se legisl6,
tanto a nivel estatal como federal, segin se fue proliferando este tipo de contro-
versia. Como resultado, la mayoria de los estados han adoptado o reconocido, de
una forma u otra, las declaraciones anticipadas de voluntad suscritas por ciuda-
danos. A pesar que se ha dado este gran paso, sigue siendo un problema, segn
veremos mAs adelante, la falta de uniformidad en t6rminos de politica a nivel
nacional.

6 Voluntades anticipadas,supra nota 4.


7 El consentimiento informado implica la protecci6n de la integridad fisica de un paciente de
cualquier intervenci6n por parte de los medicos. El medico estA a tales efectos obligado a informar a
su paciente de los detalles del tratamiento, su naturaleza, posibles riesgos inherentes a dicho trata-
miento y alternativas con el fin de que el paciente pueda tomar una decisi6n informada. Wase, Me-
dina Monteserin, supra nota 5, en la piPg. 301 (1991).
NIm. 4 (2007) DERECHO Y BIOETICA

A. In re Quinlan

Uno de los casos mds importantes en el desarrollo de la doctrina de la auto-


nomia de la voluntad lo es In re Quinlan.' En este caso, el tribunal determin6 que
la joven Karen Quinlan, quien estaba en estado vegetativo persistente, tenia de-
recho al remedio solicitado por su padre a los efectos de obtener autorizaci6n
judicial para la desconexi6n del respirador que la mantenia con vida, a pesar que
dicho dictamen fue condicionado por el tribunal. Esta decisi6n del tribunal se
bas6 en el derecho a la intimidad provisto por la Constituci6n de los Estados
Unidos. Se reconoci6, sin embargo, que este derecho no es absoluto y que 6ste
debe ser balanceado con respecto a los intereses del estado, los cuales disminu-
yen a la vez que aumenta el derecho a la privacidad, ello segtin aumenta el grado
de invasi6n de la integridad corporal y las posibilidades de recuperaci6n van
disminuyendo. Es entonces cuando los intereses del individuo superan irreme-
diablemente cualesquiera intereses que el Estado pueda tener. 9 Los derechos del
Estado tradicionalmente reconocidos a tales efectos son: la preservaci6n de la
vida humana; la prevenci6n de suicidios; salvaguardar la integridad de la profe-
si6n mddica, y; la protecci6n a terceros inocentes.'Y Otro aspecto medular del
caso de Quinlan, es que el tribunal reconoci6 bajo las circunstancias particulares
de este caso, que el padre de Karen, como guardian de 6sta, podia reclamar el
derecho de privacidad en nombre de su hija, a pesar de la incapacidad de 6sta, y
reclamar el remedio solicitado.u

B. Bouvia v. Superior Court

En Bouvia v. Superior Court," el tribunal se enfrent6 a una situaci6n en la


cual la peticionaria, Elizabeth Bouvia, cuadrapldgica, quien adems padecia de
pardlisis cerebral y artritis severa, solicit6 como remedio que le fuera removido
un tubo gdstrico para su alimentaci6n. El tubo fue colocado en contra de su vo-
luntad por el personal medico de la instituci6n hospitalaria donde se encontraba
6sta. En el caso de Elizabeth Bouvia, a diferencia de lo que ocurre en la mayoria
de estos casos, ella estaba no tan solo consciente, sino que era mentalmente
competente por lo cual podia tomar sus propias decisiones con respecto a su
cuidado medico, ello a pesar de su delicada condici6n de salud. La parte adversa
en este caso plante6 varios argumentos: que los intereses del Estado debian su-
perar los intereses de Bouvia e intent6 diferenciar este caso de otros, basdndose

8 335 A.2d 647 (1976).


9 Id. pAg. 664. Wase ademds, Cruzan v. Director, Missouri Department of Health, 497 U.S. 261,
270 (1990).
10 In Re Conroy, 486 A.2d 1209, 1223 (1985).
11 Quinlan, 335 A.2d en la pAg. 664.
12 179 Cal. App.3d U27 (1986).
REVISTA JURIDICA UPR VOL. 76

en que la peticionaria estaba recluida en una instituci6n pfiblica; el hecho de que


Bouvia estaba consciente y que no padecia de una condici6n terminal per se, lo
cual usualmente ha justificado el cese de uso de tratamientos de sost~n de vida
en otros casos; que como la paciente habia solicitado tratamientos medicos, no
podria 6sta aceptar algunos y rechazar aquellos que pudieran ser efectivos y por
filtimo; el hecho que la paciente estaba activamente tratando de morirse de
hambre y que el Estado no podia ser c6mplice de su suicidio.'3
Al partir de la premisa que con tratamientos medicos adecuados se podria
mantener a Bouvia con vida por espacio de aproximadamente 15 a 2o afios, el
tribunal determin6 que era necesario dar igual peso en dicho andlisis a la calidad
de vida que la peticionaria estaria obligada a sobrellevar de permanecer viva por
este periodo, asi como el sentir personal de ella al respecto:

Who shall say what the minimum amount of available life must be? Does it
matter if it be 15 to 2o years, 15 to 20 months, or 15 to 2o days, if such life has
been physically destroyed and its quality, dignity and purpose gone? As in all
matters lines must be drawn at some point, somewhere, but that decision must
ultimately belong to the one whose life is in issue.

Here Elizabeth Bouvia's decision to forego medical treatment or life-support


through a mechanical means belongs to her. It is not a medical decision for her
physicians to make. Neither is it a legal question whose soundness is to be re-
solved by lawyers or judges. It is not a conditional right subject to approval by
ethics committees or courts of law. It is a moral and philosophical decision that,
being a competent adult,is her's [sic] alone.' (tnfasis suplido)

El tribunal analiz6 la situaci6n de Bouvia a la luz del derecho a rehusar tra-


tamiento medico, haciendo hincapi6 en que dicha norma, segtn desarrollada,
aplica a cualquier tratamiento, incluyendo aquel que puede salvar o prolongar la
vida.' 5 El Tribunal reconoci6 ademds que la dignidad del ser humano es parte del
derecho a la privacidad del individuo. 6
Hay dos puntos con respecto a este caso que deben ser enfatizados. En pri-
mer lugar, el tribunal habla del derecho de Elizabeth Bouvia a rechazar trata-
miento medico con aprobaci6n, elevando de esta forma los conceptos de nutri-
ci6n e hidrataci6n a la altura de otros tratamientos medicos que son considera-
dos extraordinarios dentro de este tipo de situaci6n. Y en segundo lugar, el tri-
bunal da increible deferencia a la expresi6n aut6noma del individuo a la luz de la
competencia de este para expresarse en cuanto a los tratamientos medicos pro-
puestos. El resultado es que en la medida que el paciente est6 mentalmente apto
para decidir el curso de su tratamiento medico, pueda expresar su voluntad, y

13 Id. en la pAg. 1142.

14 Id. en la pig. n43.


15 Id.
16 Id. en la pAg. 1145.
N(Im. 4 (2007) DERECHO Y BIOETICA

mientras no exista conflicto vdlido entre su decisi6n y los intereses del Estado,
no debe haber impedimento alguno con respecto a la decisi6n que tome un pa-
ciente, sea cual sea el posible resultado.

C. In re Conroy

A partir de Quinlan, las cortes reconocieron otras vertientes para sostener el


derecho de todo paciente a rechazar tratamientos medicos. La mayoria de los
casos desde entonces se han resuelto conforme a la doctrina del consentimiento
informado o el derecho constitucional a la intimidad. En In re Conroy, el tribunal
determin6 que el derecho a la libre determinaci6n del paciente, de ordinario
excede los intereses del Estado, por lo cual una persona competente puede rehu-
sar tratamientos, incluso si de asi hacerlo se corre el riesgo de morir. Los casos
que deciden lo contrario usualmente son a la luz de proteger los intereses de
algdn tercero inocente.' 7 Otro aspecto importante es que el tribunal determin6
en este caso, que a pesar de que un individuo pierda su habilidad de determinar
y expresar el curso a seguir con respecto al tratamiento m~dico, retiene el dere-
cho a rehusar tratamientos m~dicos bajo determinadas circunstancias:

[W]e hold that life-sustaining treatment may be withheld or withdrawnfrom


an incompetent patient when it is clear that the particularpatient would have re-
fused the treatment under the circumstancesinvolved. The standard we are enun-
ciating is a subjective one, consistent with the notion that the right that we are
seeking to effectuate is a very personal right to control one's own life. The ques-
tion is not what a reasonable or averageperson would have chosen to do under the
circumstances but what the particularpatient would have done if able to choose
for himself'8 (Enfasis suplido).

D. Cruzan v. Director, Missouri Department of Health

En el caso de Nancy Cruzan, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos de-


termin6 que el estado de Missouri puede exigir evidencia clara y convincente en
aquellos casos en que no haya de por medio un testamento vital que enuncie la
voluntad de la persona que advino incapaz, esto a los fines de permitirle al guar-
diin o familiar del paciente que disponga el cese de la administraci6n de recur-
sos de nutrici6n e hidrataci6n.' 9 Lo importante del caso es que, a los efectos de
llegar a dicha conclusi6n, el Tribunal parti6 de la premisa que la Constituci6n de
los Estados Unidos le permite a una persona competente, enti6ndase capacitada
legalmente para decidir, rechazar tanto nutrici6n como hidrataci6n cual si fuere
un tratamiento m6dico cualquiera.2 °

17 Conroy, 486 A.2d en la pig. 1225. Wase adernds,Cruzan, 497 U.S. en las pigs. 272-273.
18 Conroy, 486 A.2d en laphg. 1229.
19 Cruzan, 497 U.S. en las pAgs. 284-85.
20 Id. pAg. 279. VWase ademds, Medina Monteserin, supra nota 5, en las pAgs. 319-322.
REVISTA JURIDICA UPR VOL. 76

A pesar de que la expresi6n del Tribunal no fue categ6rica e inequivoca a ta-


les efectos, el Juez Presidente Rehnquist manifest6 que el derecho a rechazar
tratamientos m6dicos que se desprende de la Decimocuarta Enmienda, puede
ser inferido a trav6s de decisiones previas de la Corte Suprema' Por su parte, la
Juez O'Connor manifest6 claramente en su opini6n concurrente que el rechazo
de recursos de nutrici6n e hidrataci6n, si estin incluidos bajo el inter6s libertario
de todo ciudadano a rechazar tratamientos m6dicos que se desprende de la clAu-
sula de debido proceso de ley."

E.FederalPatientSelf-DeterminationAct

Esta legislaci6n fue de las primeras en abordar el tema de las directrices


avanzadas con respecto al cuidado m6dico. tsta fue aprobada en 199o y es apli-
cable a hospitales y otras instituciones anAlogas que reciban fondos federales de
Medicare o Medicaid, lo cual provee cierta uniformidad en el campo de acci6n
con respecto a estas instituciones.
La ley exige a las instituciones cubiertas bajo su alcance, la responsabilidad
de crear y mantener un procedimiento y(o) politica escrita con respecto a direc-
trices avanzadas para todo paciente recibiendo cuidados en su instituci6n. Se
requiere ademAs que se provea informaci6n a los pacientes con respecto a sus
derechos de acuerdo a la ley del Estado, incluyendo el derecho a aceptar o rehu-
sar cualquier tratamiento m6dico y el derecho a formular unas directrices avan-
zadas. Tambi6n deberi informirsele al paciente la politica del hospital o institu-
ci6n en cuanto a la implementaci6n de estos derechos, asi como el campo de
limitaci6n de la instituci6n a tales efectos, cuyo 6nico criterio vilido es por moti-
vos de consciencia 3 Esta legislaci6n ha aplicado a Puerto Rico desde su aproba-
ci6n a pesar de que al momento de su vigencia, Puerto Rico no contaba en su
acervo legislativo con la figura del testamento vital.

F. Uniform Health-CareDecisionsAct

En 1993, la comisi6n federal lamada "Natural Conference of Commisioner


on Uniform State Laws", (NCCUSL), 5 aprob6 el "Uniform Health-Care Decisions

21 Cruzan, 497 U.S. en las pigs. 278-79.


22 Id. pig. 287.
23 42 C.F.R. § 489.102 (1995). La ley requiere que dicha declaraci6n de la instituci6n clarifique la
diferencia entre una objeci6n por parte de lainstituci6n a base de consciencia, opuesto a laposible
objeci6n por un medico en particular, asi como que identifique laautoridad legal que permite dichas
objeciones y un listado de las condiciones y (o)situaciones que pudieran verse afectadas por el crite-
rio de objeci6n por consciencia.
24 Eudaldo Bbez Galib, Estado Libre Asociado de Puerto Rico, Comisi6n de lo Juridico, Informe
sobre el P. de la C. 386, Sen. 14, 2da. Sesi6n, p~g. 13 (P.R. 2oo1).
25 About NCCUSL, en http://www.nccusl.org/Update/DesktopDefault.aspx?tabindex=o&tabid=9
(6ltima visita, 8 de noviembre de 2oo6). La NCCUSL tiene ni6 afios de existencia y su prop6sito es
N(Im. 4 (2007) DERECHO Y BIOtTICA

Act". Este modelo de legislaci6n enfatiza la importancia del caso de Cruzan en


cuanto posterior a esta decisi6n los estados han ido poco a poco adoptando legis-
laci6n para permitir y facilitar el proceso para suscribir directrices avanzadas en
torno al tratamiento m~dico, siendo el testamento vital, en su concepci6n gene-
ralizada, el mecanismo por excelencia. A pesar de esto, la disparidad existente
entre los estados en cuanto al uso de esta figura juridica ha traido problemas.
Esta situaci6n se debe en gran parte a que los Estados Unidos es un pais donde
sus ciudadanos se mueven frecuentemente de un estado a otro con relativa faci-
lidad, lo cual implica que, por ejemplo, unas directrices otorgadas y aceptadas
bajo la legislaci6n de Nueva York, no necesariamente serdn avaladas en6 otros
estados. Con esto en mente, se crea el Uniform Health-CareDecisionsAct.2
Esta ley se redact6 tomando como punto de partida una serie de conceptos
bAsicos, entre los cuales hay que sefialar el reconocimiento del derecho de todo
individuo competente a decidir todos los aspectos de su tratamiento mdico,
incluyendo la aceptaci6n o rechazo de tratamientos medicos que puedan resultar
incluso en la muerte del individuo, asi como el derecho a definir el alcance y(o)
limitaciones de esas instrucciones. 7 Asimismo, y al ver la definici6n que provee
la ley para el t~rmino "Health-care decision", no cabe la menor duda que la in-
tenci6n es clara en cuanto a reconocer la acci6n de retiro de recursos de nutri-
ci6n y(o) hidrataci6n dentro del mismo rengl6n que cualquier otro tratamiento
medico.

(6) "Health-care decision" means a decision made by an individual or the


individual's agent, guardian, or surrogate, regarding the individual's health care,
including:

(i) selection and discharge of health-care providers and institutions;


(ii) approval or disapproval of diagnostic tests, surgical procedures, pro-
grams of medication, and orders not to resuscitate; and
(iii) directions to provide, withhold, or withdraw artificial nutrition and hy-
drationand all otherforms of health care."8 (lnfasis suplido)

El alcance prictico de esta ley no se limita a esto, sino que cubre bdsicamen-
te todos los aspectos referentes a la suscripci6n de directrices avanzadas en el
tratamiento medico. A tales efectos, el texto de dicha ley aborda ampliamente en
torno a situaciones que puedan implicar la prdida de capacidad del declarante,
quien tomaria las decisiones m~dicas de esto ocurrir y bajo que circunstancias.
Con respecto al "power of attorney", se recomienda su uso pero a su vez se limi-
proveer a los gobiernos de los estados legislaci6n con respecto a Areas criticas del derecho con el fin
de fomentar claridad y uniformidad con determinados procesos segfin aplican de estado a estado.
z6 Unif. Health-Care Decisions Act § 1, (enmendado zoo6), 9 Pt. 1B U.LA. 84 (2oo6).
27 Id.
z8 Id.
REVISTA JURfDICA UPR VoI. 76

tan algunos de los requisitos tradicionales de dicha figura, tales como la necesi-
dad de testigos al momento del otorgamiento.' 9 Con respecto a las directrices
m6dicas especificamente, la ley las reconoce incluso en casos en que estas hayan
3 °
sido emitidas 6inicamente de forma oral.
Esta ley busca garantizar que las decisiones m6dicas del individuo est6n go-
bernadas por los deseos de 6ste. Por eso, se requiere que en casos de agentes o
subrogados, 6stos deben actuar tomando como base las instrucciones escritas
por el declarante y los deseos de 6ste segin conocidos. De no poder cumplirse a
base de estos criterios por la raz6n que sea, las decisiones serdn hechas a base del
mejor inter6s del declarante a la luz de sus valores personales, seglin le consten
al subrogado. La ley establece ademds como parte de las pautas a seguir por par-
te de los proveedores, los criterios bajo los cuales serd admisible por parte de una
instituci6n negarse a cumplir con las directrices anticipadas de un paciente 3
Actualmente, esta legislaci6n propuesta por la NCCUSL ha sido adoptada
oficialmente y enmendada en los siguientes estados: Alabama, Alaska, California,
Delaware, Hawaii, Maine, Mississippi, Nuevo M6xico y Wyoming.3 ' Los casos
resefiados en esta secci6n del trabajo son una muestra infima del quehacer juri-
dico estadounidense por los pasados treinta afhos. Sin embargo, es precisamente
por motivo desarrollo jurisprudencial en los Estados Unidos que posteriormente
se destaca la importancia de legislar con respecto a las directrices avanzadas. En
Puerto Rico, ambos aspectos del desarrollo legal de esta doctrina en los Estados
Unidos fueron incorporados en el andlisis para la creaci6n de una ley aut6ctona.
El resultado, segfin veremos, se distancia considerablemente del modelo unifor-
me propuesto por la NCCUSL en aspectos fundamentalmente afectados por el
andlisis 6tico-moral.

III. LA LEGISLACI6N VIGENTE EN PUERTO Rico

La Ley de declaraci6nprevia de voluntad sobre tratamiento medico en caso de


sufrir una condici6n de salud terminal o de estado vegetativo persistente (en ade-
lante ley 16o de 2OOl) que rige actualmente en Puerto Rico desde 2OO, estuvo
precedida por una series proyectos que en teoria habrian establecido pautas en
torno al tema de las decisiones del cuidado m6dico al final de la vida. Uno de
estos proyectos previos, el Proyecto de la Cdmara de Representantes nimero 992
(P. de la C. 992) del 7 de mayo de 199 o l resulta interesante al presente anslisis

29 Id. en lapAg. 100-4, para modelo del "power of attorney" incluido.


30 Id. en la p~g. 84.
31 Id. en lapdg. 85.
32 Unif. Health-Care Decisions Act § 1, (enmendado 2oo6), 9 Pt. IB U.L.A. 2 (zoo6 Cumulative
Annual Pocket Part).
33 Segin el articulo (i) del proyecto, el nombre propuesto para la ley era "Ley para reconocer el
derecho del paciente que sufre de una condici6n terminal a rechazar tratamiento para prolongarle la
vida."
N6m. 4 (2007) DERECHO Y BIOtTICA

debido a su limitado alcance, en cuanto tanicamente proveia para la ejecuci6n del


testamento vital en casos de individuos sufriendo condiciones terminales. La
definici6n presentada en el proyecto con respecto al Tratamiento de sostn de
vida es consecuente con esta visi6n limitada en cuanto hace referencia a que
dichos tratamientos son aquellos que s6lo servirin para prolongar el momento
de la muerte.35 De acuerdo con la redacci6n de este proyecto, en el testamento
vital (se le llam6 Mandato para efectos de la legislaci6n) no habria lugar para
disposiciones que aplicaran en el caso de pacientes que cayesen en estado vege-
tativo persistente, lo cual en si es una contradicci6n medular con la exposici6n
de motivos en el proyecto, la cual hace 6nfasis en la protecci6n tanto de la liber-
tad y la autonomia individual, asi como de la dignidad humana 6
Dado que no hubo disposiciones para proteger el derecho del paciente en es-
tado vegetativo persistente que no est6 inminentemente muriendo, el P. de la C.
992 tampoco incluy6 disposici6n especifica en cuanto al rol de los procesos de
nutrici6n e hidrataci6n con respecto a los tratamientos de sost~n de vida. Se
podria concluir sin embargo, que dichos procedimientos entran dentro de la
definici6n ofrecida, pero dinicamente como exclusi6n con respecto a los trata-
mientos que podrian ser dispuestos por directiva del mandante dentro del con-
texto de la dicha legislaci6n:

Los procedimientos para prolongar o sostener la vida no incluir~n medica-


mentos o llevar a cabo cualquier procedimiento mddico considerado necesario
37
para aliviar el dolor oparael bienestar delpaciente. (tnfasis suplido).

Esta interpretaci6n es sustentada mds adelante al estipularse que ]a ejecu-


ci6n del Mandato o Testamento vital no es aplicable con respecto a aquel trata-
miento medico que "provea al paciente alivio al dolor o bienestar",'3 siendo bien-
estar el trmino clave por cuanto bajo una interpretaci6n amplia de este concep-
to, pueden entenderse incluidos los tratamientos de nutrici6n e hidrataci6n.
Con respecto a la definici6n propuesta en el proyecto sobre qu seria consi-
derado una condici6n terminal, la opini6n del entonces Secretario de Justicia,
licenciado Hctor Rivera Cruz, fue a los efectos de recomendar se revisase dicha

34 La definici6n articulada en el inciso (7)del articulo 2 del referido proyecto lee asi: "Condici6n
terminal- condici6n incurable causada por lesi6n, enfermedad o mal que, segiin el mejor juicio del
m6dico, resultard en lamuerte y que laaplicaci6n de tratamiento de sost~n de vida s6lo serviri para
posponer el momento de lamuerte del paciente."
35 Articulo 2, inciso 4, P. de laC. 992, 7 de mayo de 199o.

36 El Secretario de Justicia de Puerto Rico en ese momento, Lcdo. Hector Rivera Cruz, levant6
dicho planteamiento en carta discutiendo dicha medida dirigida a la Comisi6n de Salud y Bienestar y
a laComisi6n de lo Juridico Penal, a cuyos efectos sugiri6 limitar el alcance de lo que se defini6 como
condici6n terminal "a una que cause un estado vegetativo persistente", lo cual hubiese limitado a6n
mAs el alcance de aplicabilidad de lamedida.
37 Articulo 2, inciso 4, P. de laC. 992, 7 de mayo de 199o.

38 Articulo 3, inciso 4, P. de laC. 992, 7 de mayo de 199o.


REVISTA JURiDICA UPR VOL. 76

definici6n de modo que se limitara el t6rmino condici6n terminal a "una que


cause estado vegetativo persistente".3 9 Esto implica una limitaci6n ain mayor, ya
que dicha recomendaci6n supone que para que fuese efectivo el Mandato, el
paciente deberia no tan solo encontrarse en estado vegetativo persistente, sino

que deberia estar ante el prospecto de una muerte inminente.
En resumen, este proyecto tlnicamente proveia para que el Estado dejase
morir al paciente que hubiese expresado su voluntad mediante el mandato o
testamento vital siempre que el mandante sufriese de una condici6n terminal,
limitAndose en estos casos la intromisi6n m6dica a la administraci6n de medi-
camentos o procedimientos m6dicos para aliviar el dolor y(o) bienestar del pa-
ciente, cuyo efecto prictico es limitar considerablemente el alcance de la auto-
nomia individual. Tan limitado es su alcance, que el proyecto recibi6 el respaldo
de importantes organizaciones religiosas, incluyendo la Iglesia Cat6lica. 4' El De-
partamento de Salud y la Asociaci6n Medica de Puerto Rico tambi6n endosaron
el proyecto.
Por otro lado, la ley que actualmente regula uso del Testamento vital en
Puerto Rico, Ley 16o de 2001, incorpor6 conceptos previamente ignorados, e in-
cluy6 otro tipo de limitaciones en cuanto al campo de acci6n, pero esta vez en
forma didfana. La ley hace referencia en su exposici6n de motivos al imperativo
constitucional expuesto en el Articulo 2, secci6n 1 de la Constituci6n del Estado
Libre Asociado de Puerto Rico a los efectos de que la dignidad del individuo es
inviolable. Se reconocen adem~s el derecho a la intimidad del individuo, asi co-
mo el derecho a protecci6n de parte del Estado contra ataques abusivos a la hon-
ra y la dignidad de todo individuo, 42 razonamiento que concuerda con el desa-
rrollo jurisprudencial y legislativo en los Estados Unidos. A diferencia de la legis-
laci6n propuesta en 199o, la ley aprobada en el 2oo, abarca no tan s6lo los casos
de enfermos terminales, sino que extiende su Ambito de aplicaci6n al paciente en
estado vegetativo persistente, ello sin combinar ambos conceptos en uno como
habia sugerido el Secretario de Justicia en 199o. La ley establece una diferencia
clara entre ambos conceptos, por lo cual ofrece una definici6n aparte para "con-
4
dici6n de salud terminal" y otra para "estado vegetativo persistente". 1

39 Carta del Secretario de Justicia, Lcdo. H6ctor Rivera Cruz, sobre el P. de la C. 992. 24 de octu-
bre de 1991, pdg. 4.
40 Posteriormente, tanto la Comisi6n de lo Juridico Penal como la Comisi6n de Salud y Bienestar
de la Crmara de Representantes recomendaron enmendar la definici6n de "Condici6n Terminal" para
incluir "condici6n en la que un paciente se encuentra en un estado vegetativo irreversible causado
por lesi6n, enfermedad o... Wase, Samuel Ramirez y Mabel V61ez de Acevedo, Informe Conjunto
sometido a la CAmara de Representantes, nma Asamblea Legislativa, 7ma Sesi6n Ordinaria (sin fe-
cha), prg. 1.
41 Luis A. Pdrez Gonzdlez, Movimiento para dignidad de vida, MEMORIAL ExPLICATIVO, 30 de junio
de 199o.
42 P. de la C 386, 2001. EXPOSICION DE MOTIVOS.
43 24 LPRA § 3651. Condici6n de salud terminal fue definida como "una enfermedad o condici6n
de salud incurable e irreversible que haya sido m6dicamente diagnosticada y que, segn el juicio del
NWIM. 4 (:2007) DERECHO Y BIOETICA

No obstante, en t~rminos de sus limitaciones la ley rechaza de piano la posi-


bilidad de que un declarante incluya como parte de sus directrices le sean des-
continuados los recursos para aliviar su dolor, hidratarlo y alimentarlo, salvo que
la muerte sea inminente, o que el organismo ya no pueda absorber los recursos
administrados. 4 Es decir, que si el paciente se encuentra en estado vegetativo
persistente, no sufre de una condici6n terminal, y dichos recursos son lo finico
que le mantienen con vida, los mismos no podrin ser retirados en ningain mo-
mento. Segfin se desprende del expediente legislativo, el punto concerniente al
retiro de recursos de nutrici6n e hidrataci6n en pacientes en estado vegetativo
persistente como parte de las directivas avanzadas parece no haber creado con-
troversia en el proceso de aprobaci6n de esta ley. De las ponencias sometidas a la
Comisi6n de lo Juridico del Senado de Puerto Rico en torno a esta pieza legislati-
va, 6inicamente hubo una que se opuso al lenguaje prohibitivo del proyecto en
cuanto a este particular. El Sr. Jos6 Rafael Echevarria, en representaci6n de la
Federaci6n Puertorriquefia de Bio~tica, sefial6 en su ponencia que la opini6n
generalizada con respecto a los procesos de hidrataci6n y nutrici6n artificiales es
que son considerados tratamientos medicos como cualquier otro y que por esta
misma raz6n, pueden ser rechazados por el paciente. Argumenta ademds Eche-
varria que al alcanzar cierta etapa dentro de la enfermedad, estos recursos fini-
camente sirven para impedir el cierre del ciclo vital del individuo proveen, a su
vez, una "vida biol6gica sin sentido" y que el hecho que el Estado niegue el dere-
cho del individuo a rechazar estos tratamientos es sin duda alguna una violaci6n
4
intolerable al cuerpo y a la integridad de una persona.
Como parte de la critica que lanza el Sr. Jos6 Rafael Echevarria al P. de la C.
386, resalta ste el hecho de que el mismo no parece tomar en consideraci6n en
lo absoluto el Uniform Health-CareDecisionsAct, en la medida que la legislaci6n
propuesta es sumamente limitada en su alcance:
[E]lI P. de la C. 386 que tiene ante si esta honorable Comisi6n no parece
haber considerado el modelo mis reciente que logr6 el consenso de los comisio-
nados en 1993 y del American Bar Association el afho siguiente, sino que, al me-
nos aparentemente, se fij6 en algfin modelo anterior. Este dato es importante,
por cuanto la "Uniform Health-Care Decisions Act" de 1993, fraguada a la som-

medico ilustrado, provocarS la muerte del paciente dentro de un trmino no mayor de seis (6) me-
ses." Por su parte, Estado vegetativo persistente se define como
una condici6n de salud que impida cualquier tipo de expresi6n de voluntad de parte del
paciente, por encontrarse en un estado de inconsciencia en el cual no exista ninguna fun-
ci6n cortical o cognoscitiva del cerebro, para el cual no existe una posibilidad realista de
recuperaci6n, de acuerdo a los estindares medicos establecidos.
44 2 4 LPRA § 3 6 5 2.
45 Jos6 Rafael Echevarria, Federaci6n Puertorriquefia de Bio~tica, Comentariosal P. de 1a C. 386 a
la Comisi6n de loJuridicodel Senado, 21 de agosto de 2001, en ]aspigs. 5-6.
REVISTA JURIDICA UPR VOL. 76

bra de diecisiete afios de experiencia en los estados, elimina restricciones y es


mds flexible en sus disposiciones que el Proyecto de la CAmara. 46

Por otro lado, la limitaci6n en t~rminos de las circunstancias en las cuales


podrd omitirse o suspenderse los tratamientos de sostenimiento vital, el que no
se respete la voluntad previa en casos de mujeres embarazadas cuyo feto pueda
ser viable mediante la administraci6n de tratamiento de soporte vital a la madre
y el requerimiento de que la declaraci6n sea efectuada bajo juramento ante No-
tario Piblico, son algunos sefialamientos recalcados por Echevarria a tales efec-
tos y en los cuales, a su entender, mAs se aleja el P. de la C. 386 del modelo uni-
forme propuesto en 1993.47

IV. CRITERIO PERSONAL DEL LEGISLADOR VS. LA IGUAL PROTECCI6N DE


LAS LEYES Y EL DEBIDO PROCESO DE LEY

A pesar que la investigaci6n realizada para este proyecto por parte del sena-
dor Eudaldo BAez Galib abord6 tanto las controversias legales como las de indole
6tico y(o) moral que eran obvias con respecto a la figura del testamento vital en
su aplicaci6n prdctica, el debate que se propici6 en el Senado previo a su aproba-
ci6n estuvo monopolizado por las opiniones, creencias y sentimientos personales
de los legisladores. Puerto Rico se ha caracterizado hist6ricamente por su tradi-
ci6n cristiana en sus diversos matices. No obstante, uno de los principios funda-
mentales de nuestro estado de derecho actual es a los efectos de mantener una
separaci6n clara entre Iglesia y Estado. 4s Cabe entonces preguntarse, si en casos
en los cuales se est~n examinando medidas legislativas que puedan ser suscepti-
bles a cuestionamientos 6tico-morales y(o) religiosos, y en la medida que el legis-
lador permita que su ejecutoria con respecto a dichas medidas est6 indebida-
mente influenciada por sus creencias personales, o ya sea por presiones politicas
externas por parte de sectores religiosos, no se le estaria privando de la igual
protecci6n de las leyes a aquella persona que no comparta el mismo punto de
vista? ZAcaso no se estaria imponiendo arbitrariamente el c6digo moral de algu-
nos a todos por igual? ZNo se supone que nuestro sistema promueva la creaci6n
e implementaci6n de leyes que aseguren los derechos de todo ciudadano, sin
distinci6n alguna a base de creencias religiosas? Las respuestas a estas preguntas
no son simples y no pretendo analizar esta problemAtica a fondo debido a lo
extenso del planteamiento. No obstante, basdndome en este mismo andlisis,
argumentar6 que con respecto a nuestra legislaci6n actual sobre testamentos
vitales, 6ste ha sido precisamente el caso.
En el caso particular del senador Lafontaine Rodriguez, quien vot6 en contra
de esta medida, su anilisis parte de su experiencia personal con la muerte de su

46 Id. pig. 3.
47 Id. pAgs. 3-4.
48 CONST. ELA, art. 1I,Sec. 3.
NCIM. 4 (2007) DERECHO Y BIOtTICA

madre. En un momento dado 6ste expresa su indecisi6n al momento en que el


m~dico le habl6 de la posibilidad de "entubar" a su madre. No sabia en ese mo-
mento si proceder con el tratamiento recomendado por los medicos, o si por el
contrario, "simplemente dejar la naturaleza a los que somos cristianos, dejar que
Dios la reclamara". 49 El senador adems critic6 la pieza legislativa por ser "mate-
rialista" en su aplicaci6n en momentos tan dificiles para los familiares de un en-
fermo.5 No analiza el senador sin embargo la posibilidad de una situaci6n and-
loga en la cual un paciente exprese responsablemente su voluntad y por consi-
guiente, el imperante constitucional a los efectos de que la misma sea respetada.
Por su parte, la senadora Ramirez de Ferrer argument6 en contra del Proyec-
to desde su perspectiva como doctora, a la vez que critic6 el rumbo que ha to-
rnado la medicina en tiempos recientes. Siguiendo esa linea de pensamiento, la
senadora afirm6 que este tipo de tendencias se han proliferado en la prdctica
general de la medicina como parte del movimiento que promueve la donaci6n de
6rganos. 1' Esta postura por parte de la senadora es indicativa de su oposici6n a
prfcticas que si bien llevan a la medicina en cierta direcci6n y que no todo el
mundo necesariamente aprueba, son procesos en los cuales las partes entran
voluntariamente. La respuesta seria pues, legislar de modo que se garantice la
integridad corporal y juridica de las partes envueltas en estos procesos novedo-
sos en el campo de la medicina, opuesto a limitar y (o) negar derechos que son
inherentes a la libre voluntad de los individuos.
La senadora Migdalia Padilla tambi~n se expres6 en contra de la medida y
afirm6 que su alocuci6n estaria basada en "principios cristianos". Ademds afirm6
ser de "la filosofia de vida que Dios nos da la vida y solamente 61 nos la quita". La
senadora cerr6 su corta intervenci6n afirmando que por cuesti6n de sus princi-
pios y de su formaci6n, votaria en contra de la medida.? El cuestionamiento evi-
dente a esta postura es, Zy qu6 de aquellos que no comparten la filosofia de vida
de la senadora Padilla? ZAcaso no tienen estos el derecho a decidir cudles son sus
principios? No se puede olvidar en ning~in momento que la medida del testa-
mento vital es voluntaria y que quien crea que corresponde a Dios quitar la vida,
no tiene que suscribir dicho documento.
La senadora Lucy Arce vot6 en contra de la medida a base de sus experien-
cias personales y su experiencia como cristiana. Esta afirm6 que a pesar del valor
legal del proyecto y del esfuerzo moral en el mismo, su voto era "como cristia-
na".53 De igual forma, la senadora Yasmin Mejias se abstuvo de la votaci6n por
ser el asunto propuesto uno sumamente dificil para 6sta, dado que es una "mujer
de fe" que le sirve a un Dios "que levanta muertos y que...puede obrar un milagro

49 Vol. LI1, Diario de Sesiones del Senado de Puerto Rico, 2ool, pig. 10071.
50 Id.
51 Id. pig. 10072.
52 Id. pAgs. 10072-10073.
53 Id. pigs. 10076-1oo77.
REVISTA JURIDICA UPR Vol. 76

en cualquier momento". Surge nuevamente la interrogante, Zy que con respecto


a los no cristianos? ZAcaso la ley no ha de proteger a los ateos?
Resulta interesante recalcar que incluso la mayoria de los legisladores que
respaldaron la pieza legislativa no pudieron evitar traer la figura de Dios al deba-
te. El senador Irizarry Cruz comparti6 una experiencia personal en la cual "Dios
puso su mano" cuando su madre estaba grave. El legislador dijo en dicha ocasi6n
que Dios le ayud6 a tomar una decisi6n en cuanto "llam6 a su lado" a su madre.15
El senador McClintock por su parte alab6 el proyecto en cuanto este garantiza el
derecho a morir con dignidad una vez Dios asi lo quiera."6 La senadora Norma
Burgos se mantuvo en esta misma linea de pensamiento y cerro su alocuci6n de
la siguiente manera:

Y en t~rminos finales, tengo que decirle, sefior Presidente, que Dios que es
para mi lo mAs grande del mundo, al igual que para la compafiera Yasmin Mej-
ias, yo creo que cuando Dios quiere que viva a El no le va a importar si hay ley o
no hay ley, si hay politica piblica o no hay politica ptiblica, si se discuti6 en este
milenio o no se discuti6, si se aprob6 o no se aprob6 esta Ley aqui. Cuando Dios
quiera que viva, la persona vivird. Asi es que en ese sentido, yo me siento bien
complacida en el dia de hoy57con mi conciencia, con mi Cristo, con mi Dios, de
votar a favor de esta medida.

Este mismo andlisis debe ser aplicado al analizar el proceso de creaci6n de


una pieza legislativa. Esto resulta un poco mds complicado por lo que se presu-
mirA que como parte del proceso legislativo, un proyecto o pieza legislativa es de
usual el producto intelectual de un legislador que liega a la mesa con sus creen-
cias y experiencias. Se debe suponer ademds que el proceso de vistas y el debate
en ambos cuerpos legislativos ayude a nivelar los intereses y deseos particulares
de los legisladores en nombre de sus constituyentes. Sin embargo, parece ser
evidente que ante lo laxo que resulta ser la ley de testamentos vitales de Puerto
Rico, 6sta fue disefiada tomando en consideraci6n la necesidad de obtener el
visto bueno de la Iglesia y grupos religiosos en general.
El informe rendido por la Comisi6n de lo Juridico del Senado de Puerto Rico
sustenta en gran medida la conclusi6n previamente enunciada. La Comisi6n
inicialmente analiz6 de manera imparcial y objetiva la controversia al amparo
del desarrollo jurisprudencial y legislativo en los Estados Unidos, posteriormente
entrando en discusiones de indole dico-morales. Como resultado de esta Ailtima
parte de su andlisis, la Comisi6n dio marcha atrds ante la aparente necesidad
creada de obtener el visto bueno de los grupos religiosos.
AdemAs, de considerar los aspectos de tipo legal en cuanto a la evaluaci6n de
la medida propuesta, entendemos apropiado analizar los aspectos 6tico-morales

54 Id. pigs. 10074-10075.


55 Id.PAgs. 10073-10074.
56 Id. pig. 10076.
57 Id. PPgs. 10078.
N(Im. 4 (2007) DERECHO Y BIOETICA

que envuelve su aprobaci6n. Para esto contamos con la participaci6n de diversos


sectores religiosos, entre ellos, el Arzobispo de San Juan, S.E.R. Mons. Roberto
Gonzdlez Nieves, representado por el padre Jorge J. Ferrer y el Concilio Evangdli-
co, representado por su presidente, Rvdo. Dr. Lester Mc Grath. Ambos apoyan el
anteproyecto de ley y sugieren enmiendas al mismo"8
El anilisis conducido por estas personalidades del campo religioso responde
a la creencia cristiana de que la "vida humana es un don precioso de Dios que la
persona tiene que guardar y sustentar" sin recurrir a mtodos extraordinarios' 9
La l6gica detrds de este planteamiento es que si la muerte es inminente, los
mtodos extraordinarios o desproporcionados 6inicamente sirven para aplazar el
momento de la muerte que ha de ilegar por causas naturales. Esta visi6n implica,
en tdrminos sencillos, dejar morir a aquel que por suftir un padecimiento termi-
nal va a morir de cualquier forma. No hay actos afirmativos a los efectos de cau-
sar la muerte, sino mis bien una acci6n de no hacer que no equivale suicidio: es
decir, la "aceptaci6n de la condici6n humana ante la muerte". 6 A esta prictica se
le conoce ortotanasia.
El anilisis de la Iglesia Cat6lica va particularmente un poco mis alli en este
aspecto en la medida que reconoce cierta utilidad a la condici6n del enfermo.
Este punto es desarrollado por Jorge J. Ferrer, profesor de Teologia Moral y de
Bio~tica, quien depuso ante la Comisi6n de lo Juridico del Senado de Puerto Rico
en representaci6n del Arzobispo de San Juan, Roberto Gonzdlez Nieves:

De otra parte, el cristianismo descubre que la debilidad tiene una fuerza y el


sufrimiento un sentido, si se viven desde el misterio de Cristo muerto y resucita-
do. Sobre los enfermos graves escribi6 Lactancio (siglo III) que son intitiles para
los hombres, pero no para Dios, que los sostiene en vida. Para el cristianismo no
hay vidas infitiles.
6
Toda vida es un don de Dios y el sufrimiento no es necesaria-
mente absurdo. 2

Este planteamiento particular ilega a la mddula del problema presentado en


la medida que implica que cualquier curso de acci6n parte de una base estricta-
mente teol6gica. Dado que en tdrminos generales la prictica de cualquier reli-

58 Eudaldo Biez Galib, Estado Libre Asociado de Puerto Rico, Comisi6n de lo Juridico, Informe
sobre el P. de la C 3 86, Sen.
14, 2da. Sesi6n, pig. 18 (P.R. 2ooi).

59 Id.
6o Id. en la pig. 19, citando al Papa Juan Pablo II, Carta enciclica, El Evangelio de la Vida, 25 de
marzo de 1995, Nm. 65.
61 Javier Gutibrrez Jaramillo, OrtotanasiaVersus Eutanasia, en http://www.cardiolili.org/esp/
conferen/pdf/eutanasia_26ju12oo4.pdf (6ltima visita, 3 de mayo de 2007). La ortotanasia puede ser
considerada como la actuaci6n correcta ante la muerte en cuanto considera el derecho a morir dig-
namente. Este concepto implica que su manejo conlleva el ofrecimiento de tratamientos paliativos al
miximo para asi evitar el sufrimiento y la supresi6n de mbtodos extraordinarios.
62 Jorge J. Ferrer, Federaci6n Puertorriquefia de Biobtica, Deposici6n presentada ante la Comisi6n
de lo Juridico del Senado de Puerto Rico el 21 de agosto de 2oo1 en relaci6n con el P. de la C. 1386,
aprobado por la Cimara el 25 de junio de 20o1, 21 de agosto de 2ooi, en la pig. 4.
REVISTA JURfDICA UPR VOL. 76

gi6n requiere la aceptaci6n y fe de determinados conceptos teol6gicos por parte


de su feligresia, la postura que adopte una iglesia en un asunto como 6ste res-
ponde 6nicamente a los intereses y creencias de su matricula. Debido a la dind-
mica que caracteriza comtnmente a las instituciones religiosas, se puede esperar
de igual forma que 6stas cabildeen a favor de su postura y que 6sta incluso sea
considerada como parte del andlisis legislativo. Nuestro estado de derecho les
garantiza esa expresi6n. Ahora bien, lo que no puede hacer el Estado es negarle
la protecci6n de las leyes a otros grupos a base de los planteamientos teol6gicos
de agrupaciones particulares.
Los planteamientos esbozados por la Iglesia tienen a grandes rasgos la fina-
lidad de abrir sendero a la muerte natural ya que no exige el uso de medidas
heroicas o el uso de recursos extraordinarios para la conservaci6n de la vida
humana. 63 Dicha postura entra en conflicto con la experiencia que se ha vivido,
al menos con respecto a los Estados Unidos segfin he presentado, en la medida
que este tipo de situaci6n suele ser de ordinario muchisimo mds compleja.
Ademds, como ya he establecido, no todo ciudadano necesariamente se suscri-
bird a la postura limitada que impulsa la mayoria de los grupos religiosos. El
Estado actualmente provee y protege una serie de libertades que van al margen
de toda creencia religiosa y cuyos fundamentos responden a otros principios. Es
a base de estas libertades y derechos fundamentales que deberia considerarse la
ampliaci6n en el alcance de esta medida legislativa protegiendo de este modo la
voluntad del ciudadano mds alld de toda creencia religiosa o moral. El modelo
provisto por la NCCUSL haria de esta encomienda una relativamente sencilla
una vez exista la voluntad legislativa para realizar estos cambios que son indis-
pensables para garantizar no tan s6lo el derecho a la intimidad de todo ciudada-
no, sino su dignidad al momento de su muerte.

V. IMPOSICI6N DE VALORES ETICO-MORALES POR PARTE DEL ESTADO

Es importante resefiar este punto ya que existe una linea muy tenue entre los
conceptos de moral, 6tica y religi6n. Lo que puede suceder es que si estos con-
ceptos personales del legislador entran en juego al momento de legislar para el
pueblo, se podria estar privando a sectores particulares de la poblaci6n de la
igual protecci6n de las leyes y del debido proceso de ley. Incluso podriamos Ile-
gar a argumentar que se estd discriminando a base de religi6n, 64 ello en la medi-
da que los afectados no comparten la filosofia moral o creencias religiosas impul-
sadas por una mayoria.
El problema que supone la imposici6n de valores por parte del Estado en sus
procesos legislativos responde a diversos factores. Las creencias personales, asi
como las presiones politicas inherentes a su propia existencia son algunos de

63 Id.
64 CONST. ELA., art. II, Sec. i.
N(Jm. 4 (2007) DERECHO Y BIOETICA

6stos. No obstante, esta prdctica responde a otros motivos, sobre todo en mate-
rias relacionadas al campo de la bio6tica. En cuanto a la prActica de la medicina,
todo cuestionamiento 6tico estd de ordinario asociado al juicio valorativo de los
profesionales en el campo de la medicina y sus organizaciones. Esta postura ha
sido sustentada hist6ricamente por los gremios m6dicos al palio del Juramento
HipocrAtico y de la Declaraci6n de Ginebra. 61 El problema de esto es que el crite-
rio del enfermo no se tome en consideraci6n en la formulaci6n de estos precep-
tos, lo cual anula cualquier posibilidad de plantear un estdndar universal.
A riesgo de adoptar una postura relativista en la bisqueda de un estindar
universal en lo que respecta un criterio 6tico-moral, el gobierno de Puerto Rico
ha asumido en esta problemdtica una soluci6n que entiende correcta. No obstan-
te, al entrar en juego derechos constitucionales esenciales previamente identifi-
cados, parece ser ain mds correcto la aceptaci6n de la autonomia individual
como fuente 6iltima y absoluta de creencias 6tico-morales, asi como su traduc-
ci6n con respecto a la convivencia social, siempre y cuando no se derroten o
interfiera con aquellos intereses vdlidos que el Estado pueda tener.

CONCLUSIONES

La figura del testamento vital es, sin duda, una herramienta 6til de planifica-
ci6n que ha sido cuestionada en cuanto a su aplicaci6n prActica por el sinnfimero
de planteamientos legales, morales y 6ticos que levanta. No obstante, la amplia
gama de casos que surgen dia a dia implicando la suscripci6n de directrices
avanzadas en el cuidado medico al final de la vida es sefial de que esta controver-
sia estS lejos de desaparecer. Por ello, es necesario una discusi6n abierta y regu-
laci6n. La experiencia en las tiltimas dos d~cadas apunta hacia un respeto prdcti-
camente absoluto de las directrices emitidas por personas competentes y legal-
mente capacitas para suscribirlas, y en casos de incapaces, se han abierto cami-
nos para salvaguardar lo que serian los deseos del individuo. El "Uniform Health-
Care Decisions Act" recogi6 este sentir pero con el triste saldo que dicha legisla-
ci6n ha sido 6nicamente adoptada por un pufiado de estados a partir de su crea-
ci6n en 1993. En Puerto Rico dicha legislaci6n modelo fue estudiada y analizada,
pero mayormente soslayada al momento de disefiar el estatuto local.
Resulta peligroso cuando el Estado, por conducto de su legislatura, adopta
criterios particulares basados en creencias religiosas, mdxime cuando el estado
de derecho garantiza a todo ciudadano la igual protecci6n de las leyes y el debi-
do proceso de ley. Ademds, este curso de acci6n violenta la separaci6n entre Igle-
sia y Estado en la medida que el argumento religioso se adentra en el proceso
legislativo, discriminando directamente contra sectores de la poblaci6n por mo-
tivo de religi6n y negdndole a 6stos la igual protecci6n de las leyes.
En cuanto a la legislaci6n vigente en Puerto Rico sobre testamentos vitales,
el proceso estuvo elegantemente viciado a base de posturas de indole moral, que

65 Robert M. Veatch, The FoundationsofBioethics, BIOETHICS, VOL. 13, pig. 209-210, 1999.
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ignoraron la experiencia vivida y el desarrollo legal de importantes conceptos


que sobrepasan las creencias religiosas particulares que puedan tener algunos
ciudadanos. Parece haberse olvidado en el proceso que en la medida que las dis-
posiciones relativas a la suscripci6n de un testamento vital se activan 6Tnicamen-
te ante la actuaci6n afirmativa del declarante al suscribir sus directrices al ampa-
ro de una ley, y mientras se provean garantias efectivas dirigidas a salvaguardar
la integridad de todo este proceso, no cabe lugar alguno para objeciones al res-
pecto. En fin, que quien no crea en las bondades del testamento vital, no tiene
que suscribirlo.

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