Osteologia
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Osteologia
PERTINENTE
PARA ENFERMERÍA
1
JUSTIFICACIÓN
Durante muchos momentos y en diferentes circunstancias a lo largo de la historia
de la humanidad, han existido personas con el deseo de conocer cómo está
constituido el cuerpo humano; este deseo dio lugar a situaciones clandestinas que
obligaban a quienes deseaban estudiarlo, a robar los cuerpos recién sepultados y
a practicar en secreto las disecciones rodeando, en los comienzos de la anatomía,
de un halo de misterio, señalamiento y condena a quienes se dedicaban a este
campo del saber. Esta situación dio incluso origen a narraciones como la que hizo
famosa a la escritora inglesa Mary Shelley, quien en 1818 publicó su obra
Frankenstein, una obra literaria enmarcada en la tradición de la novela gótica.
Para las personas que tenemos un gusto personal por la anatomía, la lectura de
estas obras será siempre muy interesante por el simple placer de conocer el tema;
pero debemos reconocer que el conocimiento contenido en ellas, no es
precisamente el que necesitan por igual todos los profesionales de las diferentes
áreas de la salud, para ejercer competentemente su profesión. En el mundo
actual, a la velocidad con que se genera el nuevo conocimiento y crece la
tecnología, este conocimiento enciclopédico pierde vigencia y se hace necesario
extraer de él lo necesario y pertinente para cada campo.
Sin pretender decir con lo anterior que haya conocimientos inútiles, y sin perder de
vista el conocimiento general, sí pretendemos seleccionar los conocimientos que
son indispensables para la buena formación y el ejercicio competente y
responsable, en este caso, de los profesionales de la enfermería. En el presente
2
compendio se revisarán los contenidos pertinentes para este campo de tres áreas
que se complementan mutuamente y contribuyen al entendimiento de los
problemas de salud en su conjunto: la anatomía macroscópica, la anatomía
microscópica o histología y la fisiología. Conociendo la estructura de los diferentes
órganos del cuerpo y entendiendo cómo funcionan, se podrán comprender más
fácilmente los cambios que ocasiona la patología, así como las medidas
necesarias para recuperar la salud, que pertenecen a la terapéutica.
Con base en esta posición anatómica (Figura 1), se pueden trazar tres planos
principales a saber: un plano vertical que corta el cuerpo de derecha a izquierda
por la línea media, llamado plano frontal o coronal (1); otro plano también vertical,
pero que corta el cuerpo de delante atrás por la línea media, llamado plano sagital
o mediano (2); y un tercer plano, esta vez dispuesto en sentido horizontal,
aproximadamente a nivel del ombligo, llamado plano transverso (3).
3
Con respecto al plano coronal, las estructuras se pueden ubicar como anteriores o
posteriores; si una estructura se encuentra cercana al plano sagital, es decir cerca
a la línea media del cuerpo, se ubicará como interna o medial; por el contrario, si
está lejos de esa línea media, será externa o lateral. Finalmente, el plano
transverso nos sirve para ubicar las estructuras como superiores o cefálicas (que
miran o se acercan a la cabeza), y como inferiores o caudales (el sacro es inferior
con respecto a la columna vertebral, mientras que el cráneo es superior con
respecto a la misma estructura).
Existe otra denominación que no guarda relación con estos planos, sino con el
hecho de que una estructura o elemento se encuentre por dentro o por fuera de
una cavidad; por ejemplo, la sangre está en el interior de los vasos sanguíneos, o
los pulmones están en el interior del tórax, mientras que la aponeurosis epicraneal
cubre el exterior del cráneo, y la esclerótica es la membrana exterior del ojo.
4
En algunos casos estos planos se pueden trasladar, por ejemplo, a los miembros;
entonces ya no hablaremos de que una estructura es interna si se encuentra
cerca de la línea media del cuerpo, sino de la línea media del miembro. Por
ejemplo, los dedos índice y anular serán internos con respecto al eje medio del
brazo (que pasa por el dedo medio), mientras que el pulgar y el meñique serán
externos porque se encuentran más alejados de este eje.
Figura 2
5
estructura con respecto a otra. Estos ejes son el longitudinal, el transversal y el
oblicuo.
Longitudinal
Oblicuo
Transverso
Figura 3
2. – INTRODUCCIÓN A LA HISTOLOGÍA
La morfología, es decir, el estudio de la forma que tienen las estructuras del
cuerpo humano, se divide en dos partes, dependiendo de los medios que se
necesiten para realizarlo: la morfología microscópica o HISTOLOGÍA, se encarga
del estudio de las estructuras más pequeñas del cuerpo al nivel celular, para lo
cual se requiere de instrumentos como el microscopio; la morfología macroscópica
o ANATOMÍA se encarga del estudio de los diferentes órganos que forman el
6
cuerpo humano, para lo cual basta con el uso de los sentidos y un buen
instrumental de disección.
Como quedó dicho, la histología estudia por una parte, las células específicas que
componen los diferentes órganos del cuerpo, las cuales tendrán formas y
funciones diferentes, sobre las que se basará la FISIOLOGÍA, que estudia
específicamente las funciones particulares de los órganos; los riñones, por
ejemplo, tienen la función específica de filtrar la sangre para producir la orina, para
lo cual tiene unas estructuras microscópicas específicas llamadas los glomérulos
renales; el corazón, encargado de hacer circular millones de litros de sangre por
todo nuestro organismo a lo largo de la vida, está constituido por una células
especializadas del tejido muscular, capaces de contraerse miles de millones de
veces sin cansarse. Por otro lado, además de las células específicas de cada
órgano. Existen otros grupos celulares que son comunes para diferentes órganos
y que al integrarse forman diferentes tejidos básicos.
3. - TIPOS DE TEJIDOS
Como la estructura individual de las células ya fue objeto de la biología celular,
revisaremos los tejidos básicos que se forman al agruparse los diferentes tipos de
células:
a) Tejido epitelial
b) Tejido conectivo (o conjuntivo)
c) Tejido muscular
d) Tejido nervioso
a) TEJIDO EPITELIAL
7
Figura 4
Las células que forman el tejido epitelial, tienen tres formas básicas: células
planas, células cuboides y células cilíndricas
Figura 5
8
van disminuyendo para poder abarcar un área mayor y pasan, por ejemplo, de
seis a dos capas. Este tipo de epitelio de llama de transición.
Figura 6
Las células de los diferentes epitelios pueden tener tres funciones básicas:
absorción y permeabilidad selectiva, protección o revestimiento y secreción.
9
Figura 7
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Huesos planos Suturas
Huesos cortos
Huesos anchos
Huesos largos
Sesamoideos
Figura 8
2.- Huesos planos: Se caracterizan porque dos de sus ejes se encuentran más
desarrollados que el tercero, como sucede con los huesos del cráneo, la escápula
o los huesos ilíacos de la pelvis. La denominación de planos, no implica que sean
“aplanados”, porque los huesos del cráneo son cóncavos por una de sus caras y
convexos por la opuesta, tal como sucede con los cuencos o totumas.
Tal como veremos más adelante en el capítulo sobre las articulaciones, los huesos
planos del cráneo tienen una forma muy particular de unirse entre ellos,
denominada sutura. Cada uno de los bordes articulares de estos huesos tiene una
serie de dientes irregulares, de ahí su nombre de borde dentado que, al
articularse, se intercalan como los dientes de una cremallera, produciendo una
unión firme entre los huesos, que no requiere de otros medios de unión.
11
en su sitio por los tendones musculares o ligamentos articulares de las regiones
vecinas. El ejemplo más importante de un hueso sesamoideo es la rótula, que se
encuentra sobre la línea articular en la cara anterior de la rodilla, poniéndose a la
vez en relación con los dos huesos, fémur y tibia, que forman esta articulación.
B. - ESQUELETO AXIAL
El esqueleto axial está constituido, en primer lugar, por la superposición de unos
huesos individuales – 29 en total- llamados vértebras, que forman el eje y soporte
principal del esqueleto, la columna vertebral. Apoyada sobre el extremo superior
de la columna vertebral se encuentra la cabeza ósea, formada por el conjunto de
huesos individuales que, al articularse entre sí, forman la cara y el cráneo. A su
vez, la columna vertebral, termina por su extremo inferior en el sacro, que forma
parte de la pelvis. A cada lado de la columna vertebral, en su región dorsal, se
encuentran unos arcos óseos llamados costillas que, al articularse por delante con
el esternón, delimitan una cavidad denominada tórax, que contiene algunos de los
principales órganos del cuerpo como son el corazón y los pulmones.
A cada lado del esqueleto axial, se encuentran los huesos del esqueleto
apendicular que forman los miembros superiores e inferiores. Los miembros
superiores se ponen en contacto con el tórax por intermedio de dos huesos, la
escápula y la clavícula. Los miembros inferiores se unen al esqueleto axial por
medio de los huesos ilíacos que, en conjunto con el sacro, forman la pelvis.
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2. - CARACTERES GENERALES DE LAS VÉRTEBRAS
Las vértebras son unos huesos bastante irregulares, pero que comparten una
serie de características que permiten identificarlas y diferenciarlas de los demás
huesos del esqueleto. Estas características son las siguientes (Figura 9):
c b
a
Figura 9
c. - Cuatro apófisis articulares, dos superiores y dos inferiores, que tienen por
objeto permitir la articulación de una vértebra con las que quedan por encima y por
debajo de ella.
Figura 10
14
Apófisis articular superior
Apófisis espinosa
Figura 11
3. - CARACTERES REGIONALES
VÉRTEBRAS CERVICALES
Las vértebras cervicales son en número de siete, contadas de arriba hacia abajo;
de ellas, las dos primeras y la última, tienen algunas características especiales
que permiten diferenciarlas de las otras de esta región. Las vértebras 3° a 6° son
esencialmente iguales y se diferencian únicamente por el progresivo aumento de
su tamaño. Como dato anecdótico, las jirafas, con ese cuello tan largo que tienen,
cuentan también con solo 7 vértebras cervicales.
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- Primera vértebra cervical o ATLAS:
Tubérculo anterior
Arco anterior
Masas laterales
Apófisis transversa
Agujero transverso
Arco posterior
Figura 12
El atlas (Figura 12) está formado por dos estructuras irregularmente cilíndricas
llamadas masas laterales, que están conectadas por sus extremos anterior y
posterior por dos arcos óseos, también llamados arco anterior y arco posterior,
siendo el posterior más largo que el anterior, por lo que las masas laterales se
encuentran más separadas por su parte posterior que por la anterior. Sobre la
línea media del arco anterior, mirándolo por delante, se ve un levantamiento óseo
denominado tubérculo anterior del atlas para la inserción de ligamentos; en este
mismo punto del arco anterior, pero mirándolo por su cara posterior, se observa
una superficie articular para la apófisis odontoides del axis, formándose aquí la
articulación atloido-odontoidea. La cara superior de las masas laterales forma el
punto de unión de la columna vertebral con el cráneo, y al articularse con los
cóndilos del occipital, forman la articulación occipito-atloidea; la cara inferior de
cada una de las masas laterales, tiene igualmente una carilla articular para el axis.
El orificio central, limitado por las dos masas laterales y los dos arcos,
corresponde al agujero vertebral y es el inicio del conducto raquídeo que se
prolonga hasta el sacro. Sobre la cara externa de las masas laterales se observan
dos salientes óseas, las apófisis transversas, que en su base tienen un orificio
denominado agujero transverso, el cual da paso a la arteria vertebral.
16
- Segunda vértebra cervical o AXIS:
La palabra axis viene del latín que significa “eje”. La característica principal del
axis es una gran apófisis cilíndrica denominada apófisis odontoides (con forma de
diente), situada sobre la cara superior de su cuerpo vertebral que, al articularse
con el arco anterior del atlas, forma la articulación atloido-odontoidea, sirviendo
como eje para los movimientos laterales, como cuando negamos con la cabeza.
(Figura 13)
Apófisis odontoides
Apófisis transversa
Agujero transverso
Láminas
Cuerpo del axis
Apófisis espinosa
Figura 13
A cada lado de la apófisis odontoides, en la cara superior del cuerpo vertebral del
axis, se observa una carilla articular de superficie lisa y a veces brillante, que sirve
para articularse con la cara inferior de las masas laterales del atlas, formando una
segunda articulación entre estas dos vértebras, denominada articulación atloido-
axoidea. A los lados del cuerpo vertebral se encuentran las apófisis transversas,
parecidas a las del atlas, las cuales presentan también el agujero transverso para
la arteria vertebral.
Por detrás del cuerpo vertebral se encuentra el agujero raquídeo, que en su parte
posterior está cerrado por dos láminas óseas rectangulares llamadas simplemente
láminas vertebrales. En el punto de unión de estas láminas, coincidiendo con la
línea media, se encuentra una apófisis dirigida horizontalmente hacia atrás
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denominada apófisis espinosa cuyo vértice, como una característica específica de
la mayoría de las vértebras cervicales, se encuentra bifurcado.
a
b c
Figura 14
18
- Séptima vértebra cervical
a
b
Figura 15
2. – La apófisis espinosa es más larga que en las otras vértebras cervicales, está
ligeramente inclinada hacia abajo, y su vértice (c) no está bifurcado tal como
sucede en todas las vértebras dorsales. Al inclinar la cabeza hacia abajo, este
vértice hace una prominencia visible en la piel de la base de la nuca, por lo que a
esta vértebra se le ha dado el nombre de “prominente”.
VÉRTEBRAS DORSALES
19
1. – El cuerpo de las vértebras dorsales es más grande que el de las cervicales y
de contorno más o menos cilíndrico. En los bordes superior e inferior sus caras
laterales, presenta unas carillas articulares (a) destinadas a articularse con la
cabeza de las costillas.
3. – Las apófisis espinosas (c) son largas, inclinadas hacia abajo y atrás y,
haciendo honor a su nombre, tienen el vértice terminado en punta.
Figura 16
VÉRTEBRAS LUMBARES
Las vértebras lumbares son las más voluminosas de la columna vertebral (Figura
17). El cuerpo vertebral (a) es redondeado, con su diámetro transversal
ligeramente mayor que el antero posterior. Las apófisis transversas (b) son largas
y aplanadas, con una cara anterior y otra posterior, y reciben el nombre de apófisis
costiformes (con forma de costillas), aunque su parecido con estos huesos es muy
pobre. Las apófisis articulares superiores, al igual que las inferiores, son muy
desarrolladas, teniendo las superiores (c) carillas articulares ligeramente cóncavas
y las inferiores cilíndricas. Las apófisis espinosas (d) son horizontales y
cuadriláteras.
20
a
d
Figura 17
21
A B C
Figura 18
22
parte superior de la columna, y la pelvis y los miembros inferiores en la parte
inferior, se encuentran desplazados hacia adelante, adoptando el cuerpo la forma
de una “C”. Cuando el bebé comienza a hacer fuerza para levantar la cabeza y
mirar el mundo que lo rodea, desarrolla los músculos de la nuca, con lo que se
forma la lordosis cervical; más adelante, cuando comienza a ejercitar las piernas
para ponerse de pie, desarrolla los músculos de la región lumbar, con lo que se
forma la lordosis lumbar.
Espacios intervertebrales.
Pedículos
Los discos
intervertebrales son poco
aparentes en este tipo de
imágenes. (Ver imagen de Agujeros de
TAC a continuación) conjunción
RX de columna lumbar
23
En la imagen que se presenta a continuación, correspondiente a una tomografía
axial computarizada (TAC) de la columna lumbar, utilizando medio de contraste,
se pueden identificar las siguientes estructuras: (Figura 19)
1. – Núcleo pulposo de los discos intervertebrales
2. – Cuerpo vertebral de L4
3. – Cuerpo vertebral de L5
1 5
2
6
Figura 19
6. – Apófisis espinosa de L5
C. - HUESOS DE LA CABEZA
La cabeza ósea está constituida por dos partes principales: el cráneo y la cara.
Figura 20.
24
Frontal Parietal
Malar
Occipital
Temporal
Figura 20
1. – FRONTAL
El frontal es un hueso plano que ocupa la parte anterior del cráneo constituyendo
la región de la frente; es convexo por su cara anterior o exocraneal, y cóncavo por
su cara posterior o endocraneal, esta cara está en relación, a través de las
meninges, con el lóbulo frontal del cerebro. Presenta también una circunferencia,
que en su parte inferior tiene una prolongación horizontal hacia atrás que forma el
techo de las órbitas, y que se denomina también cara inferior del frontal.
- Cara anterior
La cara anterior del frontal es convexa, lisa y está en contacto con la piel (Figura
21).
25
formar un solo hueso. A los lados de la línea media se observan dos pequeñas
eminencias, llamadas eminencias frontales.
Eminencias frontales
Sutura metópica
Arco superciliar
Escotadura nasal
Apófisis orbitaria interna
Figura 21
- Cara posterior
26
constitución intervienen las meninges, se llaman genéricamente “senos”). En la
cresta que continua hacia abajo el canal, se inserta la hoz del cerebro, un tabique
formado por la duramadre que separa los dos hemisferios cerebrales.
Figura 22
- Cara inferior
La cara inferior (Figura 23) presenta, en la línea media, una gran escotadura
rectangular llamada escotadura etmoidal del frontal (1), donde se articula la lámina
cribosa del etmoides. A cada lado de la escotadura, hay una serie de
concavidades irregulares (2) que, al complementarse con otras similares
presentes en la cara superior de las masas lateral del etmoides, forman los senos
fronto-etmoidales.
3
2
1
Figura 23
27
A cada lado de la línea media, se encuentran dos superficies lisas, cóncavas, que
forman la pared superior o techo de las órbitas (3). En la parte antero-externa de
estas superficies, se alojan las glándulas lagrimales en unas fositas muy poco
marcadas, llamadas fosas lagrimales (4).
2. – PARIETAL
En número de dos, derecho e izquierdo, los parietales son unos huesos planos,
cóncavos, que ocupan la parte lateral y superior del cráneo y se les consideran
dos caras (interna y externa), cuatro bordes (superior, inferior, anterior y posterior)
y cuatro ángulos.
Figura 24
- Cara externa
La cara externa es convexa, lisa, y está en contacto con el cuero cabelludo (Figura
24). Presenta dos líneas curvas de concavidad inferior; la superior (1) presta
inserción a la aponeurosis del músculo temporal, y la inferior (2) a las fibras
superiores de este músculo. En la parte inferior de esta cara, se observa una zona
rugosa (3) que corresponde a la articulación con la porción escamosa o concha
del temporal. En esta zona el hueso está cortado a bisel, siendo la tabla externa
más corta que la interna.
28
- Cara interna
3
7
2
4
5
7
Figura 25
29
- Bordes
3. – OCCIPITAL
Al igual que los otros huesos planos del cráneo, el occipital es cóncavo por su cara
anterior o endocraneana y convexo por su cara posterior o exocraneal. Presenta
también cuatro bordes y cuatro ángulos.
Presenta cuatro depresiones cóncavas; los dos superiores (1) se denominan fosas
cerebrales, por estar en contacto con los lóbulos occipitales del cerebro; las dos
inferiores (2) se denominan fosas cerebelosas, porque se relacionan con los
hemisferios del cerebelo. Separando las fosas cerebrales, se observa un canal
ancho (3) que es la terminación del canal para el seno longitudinal superior.
Separando las dos fosas cerebelosas, se encuentra una cresta (4) que presta
inserción a una dependencia de la duramadre llamada hoz del cerebelo; es un
tabique que separa los dos hemisferios del cerebelo. A cada lado de la línea
media, separando la fosa cerebral de la cerebelosa correspondiente, se aprecia un
canal horizontal (5), ocupado por otro seno venosa llamado seno lateral.
En el centro de esta cara anterior, en el punto en que se reúnen las cuatro fosas,
se observa una eminencia ósea bastante marcada (6), llamada protuberancia
occipital anterior (o interior), corresponde al punto en que confluyen el seno
longitudinal superior y los dos senos laterales. La confluencia de estas tres venas
forma una estructura denominada Prensa de Herófilo.
30
1
2 8
A cada lado del agujero occipital, se observan dos estructuras salientes llamadas
cóndilos del occipital (7), destinadas a articularse con la cara superior de las
masas laterales del atlas. Por encima de estos cóndilos se encuentra el agujero
condíleo anterior (8), por donde sale del cráneo el nervio hipogloso, XII par
craneano.
31
1
2
6
5
7 8
Figura 27
-Ángulos
Los ángulos superior y laterales (derecho e izquierdo) son dentados al igual que
los bordes y no presentan ninguna estructura en especial.
32
1 2
Figura 28
- Bordes
4. – TEMPORAL
Ocupa la parte superior del hueso (Fig. 29 – 1), es aplanada con una cara interna
y otra externa, y su contorno circular, que es libre en aproximadamente tres
cuartos de su circunferencia, se une por abajo con la porción petrosa (Figura 30-1)
y en su parte posterior con la apófisis mastoides (Fig. 29-2). En la parte inferior de
33
la cara externa de la porción escamosa se encuentra la apófisis cigomática (Fig.
29-3) que por delante se articula con el hueso malar.
2
6
8
5 9 7
Figura 29
34
- Parte mastoidea
La parte mastoidea del temporal está principalmente constituida por una gruesa
apófisis llamada apófisis mastoides, en cuyo vértice se inserta un largo músculo
de la cara lateral del cuello, el esterno-cleido-mastoideo. Su cara externa (Fig. 29 -
2), rugosa, está en contacto con la piel y se puede palpar fácilmente por detrás de
la oreja. En la base de la apófisis mastoides se observa un canal bien marcado
para la inserción del músculo digástrico - que utilizamos para abrir la boca- (Fig.
29 – 8). En la cara interna o endocraneal de la parte mastoidea, se encuentra un
canal vertical (Fig. 30-4) ocupado por una gruesa vena llamada seno lateral el
cual, al salir del cráneo, cambia de nombre y se convierte en la vena yugular
interna. La base de la apófisis mastoides se encuentra perforada por un conducto,
cuyo orificio externo se encuentra en la parte alta de la porción mastoidea (Fig. 29-
9) y el orificio interno en el canal para el seno lateral (Fig. 30-5). Al igual que lo que
sucede en el hueso parietal, por este conducto pasa una vena emisaria que
comunica la red venosa intracraneana con la del exterior del cráneo.
4
1
7 8
Figura 30
35
- Parte petrosa o peñasco del temporal
El peñasco (Figs. 30-1 y 31-1) es la parte más importante del temporal, porque en
su interior se encuentran las tres partes del oído: el oído externo o conducto
auditivo externo, el oído medio o caja del tímpano que contiene el martillo, el
yunque y el estribo, y el oído interno donde se localizan el caracol que se encarga
de percibir los sonidos y el laberinto que controla el equilibrio (ver capítulo de
estesiología).
El peñasco tiene la forma de una pirámide cuadrangular (de cuatro lados como las
de Egipto), pero dispuesta en sentido horizontal, es decir, su base es externa y su
vértice interno; en estas dos estructuras se encuentran sendos orificios: el de la
base corresponde al orificio del conducto auditivo externo (Figs. 29-5 y 31-4), y el
situado en el vértice, llamado orificio interno del conducto carotideo (Fig. 31-5),
que da paso a la arteria carótida interna cuando ingresa al interior del cráneo, para
formar el polígono de Willis.
3 6
9
4
36
Figura 31
De las cuatro caras de la pirámide, dos miran hacia arriba, al interior del cráneo,
denominándose antero-superior y postero-superior; y dos miran hacia abajo,
denominándose antero-inferior y postero-inferior.
5. - ESFENOIDES
Está situado en el centro de la base del cráneo, por delante del occipital y por
detrás del frontal y el etmoides.
Tiene una forma general muy particular (Fig.32) que le da el aspecto de una
especie de ave antediluviana; está constituido por los siguientes elementos: el
cuerpo que ocupa la parte central, dos alas menores (a manera de orejas), dos
alas mayores y dos apófisis pterigoides dirigidas hacia abajo (las patas del
avechucho).
37
1 3
4
5
- Cuerpo
La cara inferior del cuerpo presenta en la línea media una cresta poco marcada
(Fig. 33-2), que se articula con el borde superior del vómer el cual, junto con la
lámina vertical del etmoides, forman el tabique que separa las fosas nasales. Las
caras laterales están ocupadas por la implantación de las alas mayores.
38
3 6
4
2 7
- Alas menores
En la cara superior del cuerpo, por delante de la silla turca, se observan dos
estructuras triangulares (Fig. 34-3) de base interna fusionada con el cuerpo, y
vértice externo. Su borde anterior, irregularmente dentado (Fig. 34-4), se articula
con el borde posterior de la porción horizontal del frontal. El borde posterior,
redondeado y liso (Fig. 34-5) es libre y, en su parte interna, presenta una
prolongación que constituye la apófisis clinoides anterior del lado correspondiente.
En la base de las alas menores se encuentra el agujero óptico (Fig. 34-6) por
donde pasan hacia la órbita, el nervio óptico y la arteria oftálmica.
- Alas mayores
Se unen a las caras laterales del cuerpo y tienen una forma irregularmente
triangular (Figs. 33-4 y 34-7). En el punto de unión de las alas mayores y el cuerpo
del esfenoides, visto por la cara superior, se observa un canal ancho, bien
marcado, llamado canal cavernoso (Fig. 34-8) para el seno cavernoso, otro de los
grandes senos venosos de la duramadre.
Por ser triangulares, se les consideran tres caras: anterior, posterior y externa. La
cara anterior (Fig. 32-3) forma parte de la pared externa de las órbitas. La cara
posterior (Figs. 33-5 y 34-9) es la más extensa de las tres, de forma cóncava para
adaptarse al extremo anterior del lóbulo temporal del cerebro, presenta a lo largo
de su borde interno una serie de espacios y agujeros, que comunican la cavidad
craneal con otros espacios de la cabeza:
39
1. La hendidura esfenoidal (Fig. 33-6) que comunica la cavidad craneal con
las órbitas; por allí pasan el nervio oftálmico, primera rama del trigémino,
que va a dar inervación al ojo y a las estructuras intraorbitarias, y la vena
oftálmica que recoge la sangre venosa del ojo.
2. El agujero redondo mayor (Figs. 34-10 y 32-4) que da paso al nervio
maxilar superior, segunda rama del trigémino.
3. El agujero oval, tercera rama del trigémino, que da paso al nervio maxilar
inferior.
4. Agujero redondo menor (Fig. 34-11) por donde entra al cráneo la arteria
meníngea media. (¿Recuerdan los canales de la cara interna del parietal y
de la cara interna de la concha del temporal? Figuras 25 y 30)
7
4
3 6
10
2 9
1 11
8
Figura 34
- Apófisis pterigoides
Las apófisis pterigoides son dos gruesas columnas óseas dirigidas hacia abajo.
Vistas por su cara anterior (Figs. 32-4), presentan una superficie rugosa para
articularse con el maxilar superior. En su cara posterior presentan una fosa bien
marcada llamada fosa pterigoidea (Fig. 33-7), donde se inserta al músculo
pterigoideo interno. Las caras internas de las apófisis pterigoides, junto con la cara
inferior del cuerpo (Fig. 32-5), junto con la cara inferior del cuerpo, limitan el
espacio que ocuparán las fosas nasales. En la cara externa de las apófisis
pterigoides (Fig. 32-6) se inserta el músculo pterigoideo externos. Estos dos
músculos pterigoideos, interno y externo, terminan en el maxilar inferior y, al
contraerse alternativamente los de un lado y los del otro, generan un movimiento
horizontal del maxilar inferior hacia la derecha y la izquierda, llamado diducción.
40
Este movimiento es muy utilizado por algunas personas pero, principalmente, por
los rumiantes cuando están echados rumiando el pasto.
Alas menores
Alas mayores
Senos esfenoidales
Cornetes
Tabique nasal
Maxilar inferior
Apófisis pterigoides
6. - ETMOIDES
Es un hueso situado en el centro de la cara, por delante del esfenoides, por debajo
del frontal (Fig. 35-2) y por encima de los maxilares superiores (Fig. 35-3), que
ayuda a formar parte de las fosas nasales (Fig. 35-4) y de las órbitas (Fig. 35-5).
Está constituido por tres elementos diferentes:
a) Una lámina vertical que ocupa la línea media y cuya parte superior, que es más
gruesa y queda situada dentro de la cavidad craneal (Fig. 35-1), recibe el nombre
de apófisis crista galli (cresta de gallo) (Figs. 37-1 y 38-3). La parte inferior de esta
lámina vertical es mucho más delgada (Fig. 35-6) y separa en la parte superior las
41
fosas nasales, denominada tabique nasal (Fig. 38-2). Esta lámina se continúa por
abajo con un hueso de la cara denominado vómer (Fig. 38-1), que completa el
tabique separando las dos fosas nasales (Fig. 35-8)
1 2
7
5
10
8
3
4
11
Figura 35
b) Una lámina horizontal que separa la lámina vertical en dos partes: la apófisis
crista galli y el tabique nasal. Esta lámina está llena de agujeritos (Fig. 36-1)
dispuestos a cada lado de la apófisis crista galli (Fig. 36-2), por lo que se
denomina lámina cribosa (el nombre viene de criba, que era el instrumento que se
utilizaba para colar los líquidos antes de que se inventaran las coladeras). La
mucosa que tapiza las fosas nasales está llena, especialmente en su parte
superior, de terminaciones nerviosas que dan origen a nos nervios olfatorios, los
cuales ingresan al cráneo a través de estos agujeros para terminar en la cara
inferior del bulbo olfatorio que descansa sobre la lámina cribosa, dando inicio a la
vía olfativa (ver sistema nervioso).
42
externa (Figs. 37-2 y 35-7) forma la mayor parte de la pared interna de la órbita. La
pared interna de las masas laterales, que constituye también la pared externa de
las fosas nasales, presenta dos láminas óseas cóncavas llamadas cornetes (Fig.
35-10) que están tapizadas por la mucosa nasal y cuya función es calentar y
humidificar el aire que respiramos, para que no irrite el árbol traqueo bronquial. El
cornete inferior (Fig. 35-11) es un hueso independiente, aunque tiene las mismas
funciones de los cornetes superior y medio del etmoides.
Figura 36
43
1
2
3
4
Figura 37
Seno esfenoidal
Silla turca
Apófisis pterigoides
Figura 38
44
HUESOS DE LA CARA
1. - MAXILAR SUPERIOR
Los maxilares superiores (Fig. 39-1) son dos huesos independientes que en
conjunto forman lo que se denomina la mandíbula superior. Ayudan a formar el
reborde orbitario (Fig. 39-2), el orificio anterior de las fosas nasales (Fig. 39-3) y la
mayor parte del paladar óseo o paladar duro (Fig. 40-1).
2
6
5 9
10
8
4
3
1
Figura 39
El borde inferior del maxilar superior (Figs. 39-7 y 40-3) forma, al unirse con el del
lado opuesto, una línea cóncava hacia atrás llena de cavidades denominadas
alvéolos dentarios, en donde se implantan las raíces dentarias. Aunque estas
uniones alvéolo-dentarias no forman unas articulaciones verdaderas, sí tienen
ligamentos y reciben el nombre de gonfosis.
45
La cara externa del maxilar está ocupara por una ancha apófisis, llamada apófisis
piramidal del maxilar (Fig.39-8). Esta apófisis se articula con el malar (Fig. 39-9)
para formar la estructura ósea del pómulo.
Figura 40
Por encima del paladar óseo, y de atrás adelante, se encuentran las siguientes
estructuras:
1. Una superficie rugosa para la articulación con la porción vertical del palatino
(Fig. 41-3).
2. Un amplio orificio que constituye la entrada al seno maxilar (Fig. 41-4).
3. Un canal vertical que, en conjunto con la apófisis ascendente del maxilar y
el unguis, forman el conducto lacrimonasal.
4. La cara interna de la apófisis ascendente del maxilar, que forma parte de la
pared externa de las fosas nasales (Fig. 41-6)
46
5
4
Figura 41
2. - PALATINO
Es un hueso par formado por dos láminas óseas unidas entre sí en un ángulo de
90°, dándole la forma de una “L”. Situados por detrás del maxilar superior, la
lámina vertical (Fig. 41-3), se articula con este hueso, cerrando en parte el orificio
de entrada al del seno maxilar y formando parte de la pared externa de las fosas
nasales. La lámina horizontal (Figs. 40-2 y 41-2) se articula por delante con la
apófisis palatina del maxilar y, por dentro, con la lámina horizontal del otro
palatino. Su cara superior forma la parte más posterior del piso de las fosas
nasales; y su cara inferior, la del paladar óseo.
3. - MALAR
El hueso malar o cigomático forma la estructura ósea del pómulo (Fig. 39-9). Tiene
una forma romboidal con dos caras, cuatro bordes y cuatro ángulos.
La cara externa (Fig. 42-1) está en contacto con la piel. La cara interna (Fig. 30-
10) forma parte de la pared externa de la órbita.
El ángulo superior (Fig. 42-2) se articula con la apófisis orbitaria externa del frontal
ayudando a formar el contorno de la base de la órbita. El ángulo posterior (Fig.
42-3) se articula con el extremo libre de la apófisis cigomática del temporal,
47
formando el arco cigomático. Los ángulos anterior e inferior, al igual que el borde
antero-inferior (Fig. 42-4) se articulan con la apófisis piramidal del maxilar superior.
4 3
Figura 42
5. - UNGUIS
48
donde se localiza el conducto lagrimal, que conduce las lágrimas desde el ángulo
interno de los párpados, hasta las fosas nasales.
6. - MAXILAR INFERIOR
A diferencia de lo que sucede con la mandíbula superior que está constituida por
dos huesos, los maxilares superiores, y que estos huesos están formados por
unas láminas óseas relativamente delgadas, con una gran cavidad en su interior –
los senos maxilares-, la mandíbula inferior está formada por un solo hueso, el
maxilar inferior. Este hueso es macizo, aplanado, con una capa cortical gruesa de
hueso compacto y un centro de hueso esponjoso, lo que le da mucha resistencia y
le permite ejercer una gran presión en la mordida.
5
6
3
7
4 2
1
Figura 43
El maxilar inferior está constituido por dos partes principales: el cuerpo (Fig. 43-1)
y las ramas ascendentes (Fig. 43-2). El borde superior del cuerpo presenta las
cavidades alveolares en donde se implantan las muelas y dientes (Figs. 43-3 y 44-
1). En la parte anterior del cuerpo se encuentra el agujero mentoniano (Figs. 43-4
49
y 44-2) por donde sale el nervio del mismo nombre, que es la rama terminal del
nervio maxilar inferior del trigémino y está destinado a inervar la piel del mentón y
el labio inferior. En la línea media del cuerpo se observa una leve cresta, en el
punto en donde se fusionan las dos mitades derecha e izquierda del hueso,
llamada sínfisis mentoniana (Fig. 44-3). A lo largo de su borde inferior, se
encuentran dos pequeñas depresiones labradas en el hueso llamadas fosita
submaxilar (Fig. 45-8) y sublingual (Fig. 45-9), donde se alojan las glándulas
salivales del mismo nombre.
Figura 44
Las dos ramas ascendentes del maxilar inferior, son estructuras rectangulares,
aplanadas, con dos caras y cuatro bordes. La cara externa (Figs.43-2 y 44-4) es
relativamente lisa y se encuentra en contacto con el músculo masetero. La cara
interna (Fig. 45-1) presenta el orificio del conducto dentario inferior (Fig. 45-2), el
cual recorre todo el cuerpo del maxilar y termina en el agujero mentoniano. Por
delante de ese agujero se encuentra una saliente llamada espina de Spix (Fig. 45-
3) que puede ser ubicada por palpación y sirve como punto de referencia para la
aplicación de la anestesia local, cuando se va a bloquear el nervio maxilar inferior.
El borde superior presenta dos apófisis bien marcadas separadas por una
profunda escotadura; la anterior, aplanada y terminada en punta, se denomina
apófisis coronoides (Figs. 43-5 y 45-4) y presta inserción al tendón inferior del
músculo temporal. La posterior es más gruesa, de forma ovalada y cubierta con
una capa de cartílago hialino (Fig. 43-6 y 45-5), forma el cóndilo del maxilar que, al
50
articularse con la cavidad glenoidea del temporal, forman la articulación temporo-
mandibular.
El borde posterior (Figs. 43-7 y 45-7) es grueso, redondeado y está abrazado por
la glándula parótida (la más grande de las glándulas salivales y la que más se
inflama con las paperas o parotiditis), por lo que recibe el nombre de borde
parotídeo del maxilar inferior. El punto en donde se unen el borde parotídeo y el
borde inferior del cuerpo del maxilar inferior (Fig. 45-6) recibe el nombre de gonion
(del griego gonia que significa ángulo). Este ángulo es un referente antropológico y
varía en su amplitud según las diferentes razas.
5 4
3
1
7 2
6
8
Figura 45
51
2
4
1
Figura 46
Si trazamos una línea (Fig. 46-1) que vaya aproximadamente desde la parte media
del frontal a la protuberancia occipital posterior, estaremos separando el cráneo en
sus dos porciones: la superior o bóveda del cráneo (Fig. 46-2) y la inferior o base
del cráneo (Fig. 46-3) en la que, por supuesto, no se deben tener en cuenta los
huesos de la cara (Fig. 46-4).
Cada una de estas dos partes, bóveda y base del cráneo, se pueden revisar en
conjunto tanto por su cara endocraneal (la que mira al interior del cráneo), como
por su cara exocraneal.
Está constituida, de delante atrás, por el frontal, los dos parietales, la parte
superior de la concha de los temporales, y la mitad superior del occipital. En la
línea media se pueden apreciar las siguientes estructuras (ver Fig. 47):
52
47-1. - Cresta frontal interna para la inserción de la hoz del cerebro, un tabique de
la duramadre que separa los dos hemisferios cerebrales.
Figura 47
53
2. - BASE DEL CRÁNEO
3
1
6
5
7
8
Figura 48
3. – Agujero óptico
4. – Silla turca
54
6. – Agujero redondo mayor (N. maxilar superior)
9. – Agujero occipital
1
2
5
3
7 6
8 9
10
Figura 49
55
1. – Apófisis palatina del maxilar superior
3. – Apófisis pterigoides
5. – Agujero oval
7. - Apófisis estiloides
8. – Apófisis mastoides
56
Figura 50
Figura 51
ESTERNÓN: Es un hueso plano con dos caras, anterior y posterior, y dos bordes
laterales. Ocupa la parte anterior del tórax y está constituido por tres partes: el
mango, el cuerpo y el apéndice xifoides.
El mango del esternón ocupa la parte más alta y es a la vez la más gruesa del
hueso (Fig. 52-1). En el extremo superior del mango se observan dos carillas
articulares para el extremo interno de las clavículas, formándose en este sitio las
articulaciones esterno-claviculares (Fig. 52-2); entre estas dos carillas, en la línea
media, se aprecia una escotadura no articular, llamada la horquilla esternal (Fig.
52-3).
57
El cuerpo del esternón es la parte más grande del hueso (Fig. 52-4), presenta dos
caras, una anterior en contacto con la piel y los músculos del tórax, y otra posterior
en contacto con el pericardio. Los bordes laterales del cuerpo presentan siete
carillas articulares, para las siete primeras costillas.
1 3
6
2
4 7
Figura 52
58
COSTILLAS: Son unos huesos largos, planos, cóncavos, que se extienden a
manera de arcos entre las doce vértebras dorsales de la columna vertebral y el
esternón (Fig. 53). Según la forma de terminación en el esternón, las costillas se
pueden clasificar como costillas verdaderas (las 7 primeras), costillas falsas (de la
8° a la 10°) y flotantes, las dos últimas.
Figura 53
59
delimitan un ángulo abierto hacia abajo denominado reborde costal (Fig. 53-3) el
cual, por ejemplo, en el lado derecho corresponde al nivel normal en el que se
debe encontrar el borde anterior del hígado.
Todas las costillas tienen una serie de características que les son comunes: En el
extremo posterior presentan una dilatación llamada la cabeza de la costilla (Fig.
54-1) que, en la mayoría de ellas, se articulan simultáneamente con los cuerpos
vertebrales de dos vértebras; por ejemplo, la tercera costilla se articula
simultáneamente con la segunda y la tercera vértebras dorsales. Después de la
cabeza hay una porción estrecha (Fig. 54-2) llamada cuello de la costilla. Esta
parte corresponde a la cara anterior apófisis transversa de la vértebra
correspondiente, y presta inserción a un ligamento llamado transverso-costal.
Enseguida del cuello se encuentra la tuberosidad costal (Fig. 54-3) que presenta
una carilla articular para la articulación con la apófisis transversa de la vértebra
correspondiente. Es decir, excepto las dos últimas que se articulan solamente con
el cuerpo vertebral, cada costilla se articula a la vez con el cuerpo y la apófisis
transversa de la vértebra correspondiente.
Figura 54
60
Con excepción de las dos primeras costillas, todas las demás tienen las caras del
cuerpo orientadas una hacia adentro o cara interna, y otra hacia afuera o cara
externa (Fig54-4) y la otra interna; y, por lo tanto, un borde superior y otro inferior.
En el borde inferior se encuentra labrado un canal por donde transcurren los
elementos del paquete vasculonervioso intercostal; de arriba abajo, la vena, la
arteria y el nervio intercostales (VAN).
Extremo posterior
Clavícula
de la 1° costilla
Extremo anterior
de la 1° costilla
Tráquea
5° costilla
Extremo Corazón
posterior de la 7°
costilla
Diafragma
Figura 55
D. - ESQUELETO APENDICULAR
61
El esqueleto apendicular se refiere a la estructura ósea de los miembros
superiores e inferiores, que se constituyen en los apéndices del esqueleto axial o
eje del cuerpo.
MIEMBRO SUPERIOR
La estructura ósea del miembro superior está formada por los huesos del hombro,
el brazo, el antebrazo y la mano.
HOMBRO
Figura 56
CLAVÍCULA
62
Una derecha y otra izquierda, son dos huesos largos curvados en forma de “S”
itálica (alargada), con un cuerpo o diáfisis y dos extremos o epífisis. El extremo
interno de la clavícula es abultado produciendo un levantamiento notorio en la piel
de la base del cuello, y se articula con la cabeza del esternón (Figs. 56-1 y 57-1).
El extremo externo (Fig. 56-2 y 57-2) es aplanado y se articula con el acromion de
la escápula.
1
2
3 4
Vista por su cara inferior, presenta un canal poco marcado en el cuerpo para la
inserción del músculo subclavio (Fig. 58-1) el cual, por su otro extremo, va a
insertarse en la cara superior de la primera costilla.
2
1
63
En la cara inferior del extremo externo de la clavícula (Fig. 58-2) se observan unas
rugosidades para la inserción de dos ligamentos llamados conoide y trapezoide,
que unen esta parte de la clavícula (a distancia) con la apófisis coracoides de la
escápula.
3 2 1
4
8 7
Figura 59
64
ESCÁPULA
7
5
1
2
66
6
3
1
4
Por debajo de la cavidad glenoidea se observa una superficie rugosa (Fig. 62-4)
llamada carilla sub-glenoidea, en donde se inserta la porción larga del tríceps
braquial. El resto de este borde está ocupado por un canal bien marcado llamado
canal de los redondos (Fig. 62-5), en donde se insertan los músculos redondos
mayor y menor.
Los bordes interno o espinal (Fig. 60-3) y superior (Fig. 60-4), son los más
delgados y, en el punto en que se unen, forman el ángulo superior (Figs. 60-5 y
61-7).
HÚMERO
El húmero (Fig. 63) es un hueso largo que constituye el esqueleto del brazo, y se
extiende entre el hombro y el codo. Como todos los huesos largos, tiene dos
extremos o epífisis y un cuerpo o diáfisis.
6
2
67
1
4
3 5
10
9
Figura 63. Húmero izquierdo vista anterior (a) y vista posterior (b)
El extremo o epífisis superior del húmero está ocupado mayormente por una
superficie articular de forma esférica que tiene aproximadamente la extensión de
media esfera (Fig. 63-1 y 2), orientada oblicuamente hacia arriba y adentro, que se
articula con la cavidad glenoidea de la escapula formando la articulación del
hombro. Por fuera de la cabeza se encuentran dos eminencias óseas denominada
troquin (Fig. 63-3) y troquiter (Fig. 63-4), para inserciones musculares. Separando
estas dos eminencias, se encuentra un canal profundo conocido como la
corredera bicipital del húmero, por donde pasa el tendón de la porción larga del
bíceps (Fig. 63-5). Entre la cabeza por dentro, y el troquin y troquiter por fuera, se
encuentra una zona estrecha llamada cuello anatómico del húmero (Fig. 63-6).
La diáfisis del húmero tiene una forma triangular presentando, por lo tanto, tres
caras y tres bordes. La cara posterior está cubierta por el músculo tríceps braquial
encargado de extender el brazo. En ella se encuentra un canal oblicuo (Fig. 63-9),
por donde pasan el nervio radial y la arteria humeral profunda. En la parte superior
de la cara externa, se encuentra una rugosidad en forma de “V” llamada la
impresión deltoidea, por el hecho de que allí se inserta el músculo deltoides que
cubre el hombro.
Figura 64
El esqueleto del antebrazo está constituido por dos huesos, el cúbito en la parte
interna (Fig. 65-1) y el radio en la externa (Fig. 65-2). Las epífisis superiores de
estos dos huesos, más la inferior del húmero (Fig. 65-3), forman tres articulaciones
independientes: la articulación húmero-radial (Fig. 65-4), la húmero-cubital (Fig.
65-5) y la radio-cubital superior (Fig.65-6). Estas tres articulaciones forman, en
conjunto, la articulación del codo.
69
3
2
1
Figura 65
CÚBITO
Ocupa la parte interna del antebrazo entre el codo y la muñeca. Al igual que los
otros huesos largos, tiene una diáfisis triangular con caras anterior, posterior e
interna y tres bordes, anterior, posterior y externo. Las tres caras están cubiertas
por los músculos que se extienden desde el antebrazo hasta la mano.
70
Los bordes anterior y posterior de la diáfisis son redondeados y están cubiertos
por los músculos de la región; el borde externo es delgado (Fig. 66-5) y presta
inserción a la membrana interósea que se extiende desde este borde hasta el
borde interno del radio, cerrando el espacio interóseo (Fig. 66-6).
4
2
8 7
71
apófisis estiloides (Fig. 66-8) que presta inserción a algunos de los ligamentos de
refuerzo de la articulación de la muñeca.
RADIO
La epífisis superior del radio presenta una superficie articular de forma cilíndrica
llamada la cúpula radial (Fig. 67-1) que se articula con la cavidad sigmoidea menor
del cúbito, permitiendo los movimientos de pronación y supinación del antebrazo.
Por debajo de la cúpula, en la cara anterior del hueso, se observa una eminencia
rugosa llamada la tuberosidad bicipital del radio (Fig. 67-2), en donde se inserta el
extremo inferior del músculo bíceps, también flexor del brazo junto con el braquial
anterior.
72
El extremo inferior del radio es, al contrario de lo que sucede en el cúbito, más
grande que el superior, y en su extremo externo se encuentra la apófisis estiloides
Fig. 67-3), también para la inserción de ligamentos de refuerzo de la muñeca.
La cara anterior de las diáfisis del cúbito y el radio, así como la cara anterior de la
membrana interósea del antebrazo (Fig. 67-4), forman una ancha zona osteo-
fibrosa, para la inserción de los músculos flexores de la mano; lo mismo sucede en
la cara posterior del antebrazo, pero para los músculos extensores.
MANO
73
1
4
3
3
1
2
Figura 68
2
74
último hueso es el más pequeño de todos y no se ubica por dentro del piramidal
sino por delante de él. El conjunto de los tres primeros huesos, el escafoides, el
semilunar y el piramidal, al articularse entre sí, forman el denominado cóndilo
carpiano que funcionalmente actúa como un solo elemento; al articularse éste con
el cúbito y el radio, forman la articulación de la muñeca. Es decir, en esta
articulación, concurren cinco huesos.
La segunda fila de huesos del carpo está formada, también de fuera adentro, por
el trapecio (Fig. 69-1), el trapezoide (Fig. 69-2), el hueso grande (Fig. 69-3) y el
hueso ganchoso (Fig.69-4), que recibe este nombre por la gran apófisis en forma
de gancho que presenta en su cara anterior. Estos huesos se articulan por abajo
con los cinco metacarpianos; los dos últimos (cuarto y quinto metacarpianos), se
articulan simultáneamente con el hueso ganchoso.
1 Pisciforme
4
6 Gancho del hueso ganchoso
2
5
7
10
11
12
Figura 69
75
HUESOS DEL METACARPO
Son cinco huesos largos dispuestos entre los huesos del carpo y la primera
falange de cada dedo. Su epífisis superior o proximal es irregularmente cuboidea
para articularse con los huesos de la segunda fila del carpo y con el extremo
proximal de los metacarpianos vecinos (Fig. 69-5). Estas articulaciones carpo-
metacarpianas son prácticamente inmóviles desde la segunda hasta la quinta; la
primera articulación carpo-metacarpiana correspondiente al pulgar, a diferencia de
las otras, tiene una gran movilidad lo que permite movimientos como el de
oposición del pulgar con los otros dedos. Este aumento de movilidad tiene, sin
embargo, un costo; la mayor movilidad implica unos ligamentos de refuerzo menos
fuertes, por lo que las luxaciones de esta articulación (Fig. 69-6) son muy
frecuentes.
El esqueleto de los dedos está formado por las falanges; los dedos índice, medio,
anular y meñique tienen tres falanges, mientras que el pulgar tiene solo dos.
Articulación metacarpo falángica
1
2
3
76
Figura 70
La primera falange o proximal de cada dedo (Figs. 69-10 y 70-1), se articula por
arriba con el metacarpiano correspondiente (Fig. 70-2) y por abajo con la segunda
falange o intermedia (Fig. 70-3). La diáfisis de todas las falanges tiene forma de
medio cilindro al igual que el primer metacarpiano correspondiente al pulgar, con
una cara anterior plana (Fig. 69-11) y la otra posterior, convexa.
Carpograma en el que ya se han cerrado la mayoría de los núcleos de crecimiento. Todavía se ven
activos los cartílagos metafisiarios de las epífisis proximales en las falanges distales de los
pulgares y en algunos metacarpianos.
77
MIEMBRO INFERIOR
El esqueleto del miembro inferior incluye la pelvis o cintura pélvica, el fémur que
es el hueso del muslo, la tibia y el peroné que forman el esqueleto de la pierna, y
el pie.
PELVIS
La pelvis es una cavidad ósea formada por el sacro y los dos huesos ilíacos o
coxales, destinada a contener y proteger los órganos pélvicos (ver esplacnología).
SACRO
En conjunto tiene una forma triangular con la base superior y el vértice inferior,
una cara anterior cóncava en relación con el interior de la pelvis, y otra posterior,
convexa.
La cara anterior presenta en la línea media una columna ósea formada por la
superposición de los cuerpos vertebrales que originalmente formaban las cinco
vértebras sacras (Fig.71-1), y unas líneas transversales que corresponden a la
osificación de los discos intervertebrales (Fig. 71-2).
2
1
4
78
Figura 71
Por fuera de estos agujeros y en la parte superior de la cara posterior del hueso,
se encuentran unas depresiones profundas llamadas fositas digitales (Fig. 72-3)
llamadas así supuestamente porque en ellas cabe la punta de un dedo, que junto
con las carillas articulares de los lados, forman los elementos del sacro destinados
a formar las articulaciones sacro-ilíacas.
En la parte inferior de esta cara posterior, cerca al vértice del hueso, se encuentra
un orificio llamado hiato sacro (Fig. 72-4), que es el orificio inferior de un conducto
que lo recorre en toda su longitud llamado conducto sacro, y que a su vez es la
terminación del conducto raquídeo que comienza en el agujero occipital.
79
5
3
1
Figura 72
2
3
1
Figura 73
En la base del sacro se encuentra una carilla articular grande (Fig. 73-1) que se
articula con la cara inferior del cuerpo vertebral de la quinta vértebra lumbar. Por
detrás de ella un orificio triangular (Fig. 73-2) que es el inicio del conducto sacro. A
los lados de este agujero, dos apófisis articulares, para la articulación con las
apófisis articulares inferiores de L5 (Figs. 72-5 y 73-3). Finalmente, por fuera de
80
las apófisis articulares, dos superficies triangulares llamadas alerones del sacro,
que pertenecen a la superficie de la pelvis mayor (Fig. 73-4).
Es un hueso plano, irregularmente cuadrilátero, que está formado por tres partes
que inicialmente se encuentran independientes, el ilion (Fig. 74-1), el isquion (Fig.
74-2) y el pubis (Fig. 74-3), pero que al final del período de crecimiento se osifican
en un solo hueso.
La cara externa presenta, en el punto en donde confluyen las tres partes del
hueso, una cavidad articular llamada cavidad acetabular o simplemente acetábulo
(Fig. 74-4), que tiene la forma de un anillo incompleto, abierto hacia abajo,
formando en este punto la llamada escotadura isquiopubiana (Fig. 74-8). Este
anillo es el que se pone en contacto con la cabeza del fémur para formar la
articulación de la cadera; el fondo del acetábulo no es articular (Fig. 74-5), y en él
se inserta el ligamento redondo, que es un ligamento de refuerzo intra-articular.
10
3
5
8
2
7
81
Por encima del acetábulo se encuentra la parte más amplia del hueso, la cara
externa del íleon llamada fosa ilíaca externa, que presenta unas líneas rugosas
(Fig. 74-6) para la inserción de los músculos glúteos.
Por debajo del acetábulo, se encuentra un orificio limitado por delante por el pubis,
y atrás por el isquion (Fig. 74-7), llamado agujero isquiopubiano; o también, en un
desafortunado intento por bautizarlo, lo designaron como agujero obturador; pero,
como es fácil de entender, no es posible que un agujero obture o cierre nada.
La parte posterior del hueso que corresponde al isquion (Fig. 74-2), es la más
gruesa y en ella se inserta un grupo de músculos llamados isquio-tibiales, por
extenderse desde esta parte del ilion hasta la tibia en la pierna.
La parte anterior, el pubis (Fig. 74-3), se articula con el pubis del otro lado
formando la sínfisis púbica (Fig.75-1) cerrando la cavidad pélvica por delante y
formando el límite anterior del llamado diámetro anteroposterior del estrecho
medio de la pelvis (Fig. 75-2).
3
4
6
5
7
1
Figura 75
La cara interna del ilion (Fig. 75-3), denominada fosa ilíaca interna, forma las
paredes laterales de la pelvis.
82
El borde superior del hueso coxal (Fig. 75-4) es grueso y rugoso para inserciones
musculares, y recibe el nombre de cresta ilíaca.
El borde anterior presenta, de arriba abajo, dos apófisis llamadas espina ilíaca
antero-superior (Fig. 75-5) y espina ilíaca antero-inferior (Fig. 75-6), una superficie
triangular llamada superficie pectínea (Fig. 75-7) limitada por atrás por una cresta
ósea bien marcada llamada cresta pectínea (Fig. 75-8), todas estas estructuras
destinadas a inserciones musculares.
FEMUR
5
6
8 8 6
1 2
3 2
9 10
83
Figura 76
Como en la mayoría de los huesos largos del esqueleto, la diáfisis del fémur
también es triangular, presentando una cara anterior (Fig. 76-1), otra interna (Fig.
76-2) y otra externa (Fig. 76-3). Estas caras, al igual que los bordes interno y
externo, son lisas y están cubiertas por los músculos del muslo. El borde posterior
(Fig. 76-4) es grueso y rugoso recibiendo el nombre de línea áspera del fémur, y
presta inserción a varios de los músculos del muslo.
ROTULA
84
3
2
4
1
Figura 77
La cara anterior (Fig. 77-1), los bordes laterales (Fig.77-2) y la base de la rótula
(Fig.77-3) son estructuras rugosas y en ellas se insertan los tendones
provenientes de las cuatro porciones del músculo cuádriceps.
TIBIA
Es un hueso largo muy fuerte, con una capa cortical de hueso compacto bastante
gruesa, que ocupa la parte interna del esqueleto de la pierna.
85
7
2
3 5
1
4
6 Figura 78
Se articula por arriba con el fémur formando, con este hueso y con la rótula, la
articulación de la rodilla. Por abajo se articula con el astrágalo, para formar junto
con el peroné, la articulación del cuello del pie.
Su diáfisis, de forma triangular, presenta una cara posterior, una interna y la otra
externa y tres bordes: uno anterior o espina de la tibia, interno y externo. La cara
posterior (Fig. 78-1) presta inserción a los músculos de la cara posterior de la
pierna; en la parte superior de esta cara se encuentra una línea rugosa oblicua
(Fig. 78-2), que presta inserción al músculo sóleo el cual, junto con los gemelos de
la pierna, forman el tríceps sural, uno de los músculos más fuertes del cuerpo ya
que permite, gracias a su inserción en el calcáneo mediante el tendón de Aquiles,
levantar todo el peso del cuerpo al pararnos en la punta de los pies.
86
inervada que cubre los huesos, sin ninguna protección. En la parte superior de
esta cara se insertan tres músculos que vienen del muslo, el sartorio, el recto
interno y el semitendinoso, cuyos tendones forman una estructura conocida como
la “pata de ganso”.
La cara externa (Fig. 78-4) forma parte de un espacio limitado entre la tibia y el
peroné llamado espacio interóseo de la pierna; entre estos dos huesos se extiende
una membrana resistente, que por parte de la tibia se inserta en una cresta
llamada cresta interósea (Fig. 78-5) y por parte del peroné en el borde interno de
la diáfisis. La membrana interósea de la pierna, no solamente ayuda a reforzar la
unión de estos dos huesos, sino que también amplía la superficie de inserción
para los músculos de esta región, tanto por la cara anterior como por la posterior
de la pierna.
1 2
6
4
Figura 79
87
inserción respectivamente a los ligamentos cruzados anterior y posterior (ver
articulación de la rodilla). En la parte anterior de la tibia, un poco por debajo de los
platillos tibiales, se encuentra una prominencia llamada tubérculo anterior de la
tibia (Fig. 78-7) en donde se inserta el tendón rotuliano, que es el tendón de
inserción inferior del músculo cuádriceps del muslo. Este es el tendón que se
estimula con el martillo de caucho cuando se explora el reflejo de extensión de la
pierna.
La epífisis inferior presenta, en su parte interna, una gran apófisis dirigida hacia
abajo (Figs. 78-6 y 80-1) llamada maléolo interno o maléolo tibial. Por fuera del
maléolo, la superficie es lisa y articular (Fig. 80-2) para articularse con la cara
superior del astrágalo. En su parte externa se articula con el extremo inferior del
peroné que constituye el maléolo peroneo (Fig. 80-3), en este punto se forma la
articulación tibio-peroneo-astragalina o articulación del cuello del pie.
Figura 80
PERONÉ
El peroné es un hueso largo, delgado, que ocupa la parte externa del esqueleto de
la pierna. Se articula por sus extremos superior e inferior con la tibia formando las
articulaciones tibio-peroneas superior e inferior, dejando entre las diáfisis de
ambos huesos una separación llamada espacio interóseo de la pierna. Al igual de
lo que sucede en el antebrazo, entre estos dos huesos se extiende una fuerte
membrana interósea (Fig. 81-1) que además de servir como medio de unión entre
ellos, presta inserción a los músculos de la cara anterior y posterior de la pierna.
88
2
4
1
3
Figura 81
El extremo o epífisis superior del peroné (fig. 81-2) es abultado y recibe el nombre
de cabeza del peroné en donde se inserta el ligamento lateral externo de la rodilla,
constituyendo el único aporte que el peroné hace a esta articulación. Este extremo
se articula con el platillo tibial externo formando la articulación tibio-peronea
superior, que está situada por debajo del nivel de la interlínea articular de la rodilla,
por lo que no se articula con el fémur.
La diáfisis del peroné es triangular, con una cara externa (Fig.81-4), otra posterior
y la otra interna. En esta última cara se encuentra una cresta longitudinal llamada
cresta interósea, en donde se inserta la membrana de este mismo nombre, que se
extiende hasta el borde externo de la tibia.
89
PIE
El esqueleto del pie está formado por 26 huesos distribuidos en tres regiones: 7 en
el tarso que es la parte más posterior del pie, 5 metatarsianos y 14 falanges en los
dedos.
2
4
5
3
6
7 8
1
El tarso está constituido por los siguientes huesos: el calcáneo (Figs. 82-1 y 83-1),
el astrágalo (Figs. 82-2 y 83-2), el cuboides (Fig. 82-3), el escafoides (Figs. 82-4 y
83-3), y tres huesos de forma triangular llamados cuñas o cuneiformes; una
interna (Fig. 83-4) que es la más grande, una intermedia (Fig. 82-5) que es la más
pequeña, y la otra externa (Fig. 82-6) que es de un tamaño intermedio entre las
dos anteriores.
El calcáneo forma el talón que es el punto de apoyo posterior del pie, se articula
por delante con el cuboides y por arriba con el astrágalo. Este hueso tiene mucha
historia ya que constituía el punto de inserción de los clavos en uno de los tipos de
crucifixión que se practicaban en la antigua Roma (Fig. 84).
90
3
4
1
Figura 84
El astrágalo se articula por delante con el escafoides, por abajo con el calcáneo y
por arriba con los dos huesos de la pierna. Su cara superior es lisa, convexa en
sentido antero-posterior, cubierta de cartílago y se articula con la epífisis inferior
de la tibia; sus dos caras laterales presentan carillas articulares para los maléolos
tibial y peroneo. Estos tres huesos forman la articulación del cuello del pie; la
forma en que la tibia y el peroné abrazan al astrágalo, le ha merecido el nombre
de mortaja tibio-peroneo-astragalina.
91
Por delante del cuboides y las tres cuñas se encuentran los cinco metatarsianos;
los tres primeros (contando de dentro afuera siendo el primero el del grueso artejo)
se articulan por detrás respectivamente con las tres cuñas, y los dos últimos con la
cara anterior del cuboides (Fig. 82-7). Este extremo o epífisis posterior de los
metatarsianos tiene forma cuboidea, ya que además de articularse con los huesos
del tarso, se articula con los metatarsianos que están a los lados; situación ésta,
que además de la gran cantidad de ligamentos de refuerzo de estas
articulaciones, hace que los movimientos en ellas sean muy reducidos.
El esqueleto de los dedos del pie es muy similar al de los dedos de la mano. Los
dedos del segundo al quinto, tienen tres falanges; proximal, media y distal o
ungueal, llamada así por la expansión ósea que presenta en su extremo distal
llamada placa ungueal que sirve de apoyo a la uña. El primer dedo o grueso
artejo, que en el pie es el interno, al igual que lo que sucede en el pulgar de la
mano solo tiene dos falanges: la proximal y la distal, careciendo de la intermedia.
92
Calcáneo
Astrágalo
Escafoides
Cuboides
Primera cuña
Segunda cuña
Tercera cuña
Primer metatarsiano
Quinto metatarsiano
Espacio interóseo
Figura 85
93
5.- CONSTITUCIÓN HISTOLÓGICA DEL HUESO
6 7
Figura 86
1.- Todas las articulaciones tienen superficies articulares, es decir, las partes de
los huesos que se ponen en contacto. En este ejemplo, tenemos dos superficies
94
articulares: la cabeza del húmero (Fig. 86-1) y la cavidad glenoidea de la escápula
(Fig. 86-2).
2. – Cada una de las superficies articulares está cubierta por una capa de cartílago
hialino (Fig. 86-3) que facilita el rozamiento de las superficies óseas sin que se
produzca lesión del hueso (el desgaste de esta capa de cartílago y el consiguiente
daño del hueso, se denomina artrosis).
95
que reciben el nombre se suturas. Dentro de esta categoría de las articulaciones
sin movimiento, puede haber varios tipos, como por ejemplo los siguientes:
- Sutura dentada. Funcionan con el mismo principio de las cremalleras; dos bordes
dentados que se entrecruzan los de un lado con los del otro para dar
estabilidad a la articulación, como sucede en la articulación del frontal con
los parietales y de estos entre sí o con el occipital (Fig. 87-15).
Figura 87
96
- Sutura armónica. Se producen cuando los bordes óseos que se articulan son
lisos y ligeramente curvos, como sucede entre los dos huesos propios de la
nariz.
- Sutura escamosa. Se presenta solamente en algunos de los huesos del cráneo
en donde la articulación está cortada a bisel, como en la articulación del
parietal con la porción escamosa del temporal, en donde la tabla externa
del temporal es más larga que la del parietal.
97
5. – ARTODIAS: Son articulaciones en las que ambas superficies articulares son
planas, por lo que no puede haber sino movimientos de deslizamiento entre ellas.
Se encuentran en las articulaciones intervertebrales del cuello y la región dorsal
(las articulaciones intervertebrales lumbares son trocoides).
98
Figura 88
Figura 89
El ligamento vertebral común anterior (Fig. 90-1) es una cinta ancha que, en las
regiones cervical y lumbar, cubre solamente la cara anterior de los cuerpos
vertebrales, pero en la región dorsal se ensancha cubriendo también sus caras
laterales.
El ligamento vertebral común posterior (Fig. 90-2) desciende uniendo las caras
posteriores de los cuerpos vertebrales, por lo que se encuentra en el interior del
99
conducto raquídeo. En su trayecto desde el cráneo hasta el sacro, es angosto a
nivel de los cuerpos vertebrales y ancho a nivel de los discos intervertebrales.
Pedículos
vertebrales
seccionados
2
Figura 90
La unión del cráneo con la columna vertebral se realiza por intermedio de tres
articulaciones: la primera, entre el occipital y el atlas, se denomina articulación
occípito-atloidea. La segunda entre el atlas y el axis o articulación atloido-axoidea;
100
y la tercera, que no es una articulación propiamente dicha, está constituida por los
ligamentos occipito-axoideos, ligamentos que unen a distancia el occipital con el
axis. Esta región es de la mayor importancia, ya que es la única en el cuerpo cuya
luxación puede causar la muerte inmediata.
Seno frontal
1
2
Seno esfenoidal 3
Senos etmoidales
Seno maxilar
Figura 91
101
Los cóndilos del occipital situados a cada lado del agujero occipital, se articulan
con la cara superior de las masas laterales del atlas formando las articulaciones
occipito-atloideas (Fig. 92-1); por otro lado, las carillas de la cara inferior de las
masas laterales del atlas, se articulan con las carillas que se encuentran a los
lados de la apófisis odontoides del axis, formando las articulaciones atloido-
axoideas (fig.92-2).
3
1
2
4
Figura 92
102
2
1
Figura 93
Cerebro
Protuberancia
Pedúnculo cerebral
Bulbo raquídeo
Cerebelo
Apófisis
odontoides Inicio del tallo cerebral
103
Figura 94 imagen de TAC
3. – ARTICULACIÓN TEMPOROMAXILAR
Figura 95
Entre la marcada convexidad del cóndilo del maxilar (Fig. 95-1) y la poco profunda
concavidad de la cavidad glenoidea del temporal (Fig. 95-2), se encuentra un
cartílago (Fig. 95-3) diseñado para hacer que las dos superficies se correspondan;
por su cara superior el cartílago coincide con la forma de la cavidad glenoidea, y
por su cara inferior con la forma del cóndilo. Esto facilita los movimientos de
elevación y descenso del maxilar inferior durante la masticación, y el movimiento
de desplazamiento lateral del maxilar inferior, movimiento que se denomina
diducción y es muy utilizado por los herbívoros cuando están rumiando.
104
exterior. Esta cápsula no es por sí misma muy resistente, y además tiene que ser
lo suficientemente laxa para permitir los movimientos de la mandíbula, por lo que
no se constituye en un medio de unión muy eficiente que digamos. La estabilidad
de la articulación la proporcionan dos ligamentos laterales, uno interno y otro
externo (Fig. 96-1), que se extienden desde los bordes interno y externo de la
cavidad glenoidea del temporal, hasta los lados interno y externo del cuello del
cóndilo del maxilar. Adicionalmente se encuentra un ligamento a distancia que une
el vértice de la apófisis estiloides del temporal con el ángulo del maxilar,
denominado ligamento estilo-maxilar (Fig. 96-2).
Arco cigomático
Apófisis mastoides
Figura 96
105
a. - Articulaciones de la clavícula
Como ya quedó dicho, la clavícula es un hueso largo, con forma se “S” itálica,
situado en la parte superior del tórax y dispuesto entre el mango del esternón y el
acromion de la escápula. La unión de estos tres huesos, del lado derecho y del
lado izquierdo, forma la llamada cintura escapular (Fig. 97).
El extremo externo de la clavícula (Fig. 97-1) se articula con el acromion (Fig. 97-
2) formando la articulación acromio-clavicular; es una articulación de carillas
planas por lo que pertenece al género de las artrodias y presenta limitados
movimientos, por lo que se clasifica como una anfiartrosis. Estas dos superficies
óseas están unidas por una cápsula articular y dos ligamentos
acromioclaviculares, uno en la cara superior y el otro en la inferior.
Adicionalmente, entre la cara inferior de este extremo de la clavícula y la cara
superior de la apófisis coracoides, que no se ponen en contacto, se extienden dos
ligamentos a distancia llamados conoide y trapezoide, por la forma que tienen.
5
4
Figura 97
106
El extremo interno de la clavícula (Figs. 97-3 y 98-
1) se articula con la carilla del esternón (Figs. 97-4 y 98-
2). Como estas dos superficies no coinciden ni
en forma ni en tamaño, se encuentra un menisco o
1
cartílago interarticular (Fig. 98-3) cuya función es, como en el caso de la A.T.M.,
que las dos superficies se correspondan.
4
2
Figura 98
En esta articulación se ponen en contacto la epífisis superior del húmero que tiene
forma esférica recubierta por una capa de cartílago (Fig. 99-1) con la superficie
cóncava de la cavidad glenoidea de la escápula (Fig. 99-2), igualmente recubierta
de cartílago.
107
5
2
1
Figura 99
Por la forma de las superficies articulares se clasifica como una enartrosis y, por la
amplitud de los movimientos que permite, como una diartrosis. Alrededor de la
articulación se encuentra la cápsula articular, que es relativamente corta en la
parte superior (Fig. 99-3) mientras que por abajo es bastante laxa formando
incluso un pliegue (Fig. 99-4). Esta disposición de la cápsula explica por qué el
movimiento de aducción (llevar el brazo hacia la línea media del cuerpo a partir de
la posición anatómica) es bastante reducido, mientras que el de abducción (llevar
el brazo hacia afuera también a partir de la posición anatómica) es mucho más
amplio. De lo anterior también se deduce que, si la cápsula articular permite tan
amplios movimientos, no constituye un medio de unión efectivo, por lo que la
estabilidad de la articulación la proporcionan otras estructuras:
108
5
Figura 100
109
3
2
Figura 101
110
2
1
4
3
Figura 102
111
Figura 103
1
b
a a b
2 e
c c d
112
Figura 105 Vista posterior
a) Epitróclea
b) Epicóndilo
c) Olecranon
d) Cúpula radial
e) Espacio articular del codo
d. - Articulaciones radio-cubitales
Los dos huesos del antebrazo, el cúbito y el radio, se articulan entre sí por sus dos
epífisis, formando las articulaciones radio-cubitales superior e inferior. La
articulación radio-cubital superior (ver fig. 103) está formada por la articulación de
la cúpula radial (Fig. 106-1) que se mantiene unida a la cavidad sigmoidea menor
de cúbito mediante dos ligamentos: el ligamento anular (Figs. 103-2 y 106-2
cortado) que se inserta en los bordes anterior y posterior de la cavidad sigmoidea
menor rodeando la cúpula radial, y el ligamento cuadrado de Denucé (Fig. 106-3)
que cierra por debajo la articulación insertándose entre el cuello del radio y el
borde inferior de la cavidad sigmoidea menor.
3
1
113
Figura 106
Entre las diáfisis de los dos huesos del antebrazo, se extiende una membrana
interósea que va del borde externo del cúbito hasta el borde interno del radio
constituyendo, además de un medio de unión para los dos huesos, una superficie
de inserción para los músculos que ocupan las caras anterior y posterior de esta
región. Por arriba, la membrana interósea se interrumpe antes de llegar a la
articulación radio-cubital superior (Fig. 106-6); pero por abajo, se extiende hasta la
articulación radio-cubital inferior, formando un ligamento de refuerzo superior para
esta articulación (Fig. 106-7).
e. - Articulación de la muñeca.
Es una articulación compleja en la que intervienen cinco huesos: por parte del
antebrazo las epífisis inferiores del cúbito y el radio, y por parte de la mano, el
escafoides, el semilunar y el piramidal. El pisciforme, el cuarto hueso de la primera
fila del carpo, no interviene en esta articulación.
Figura 107
El extremo inferior del radio presenta dos superficies articulares (Fig. 107-1) para
la articulación con los dos primeros huesos de la primera fila del carpo, el
escafoides y el semilunar. El tercer hueso del carpo, el piramidal, no se pone en
114
contacto directamente con el cúbito ya que los separa un cartílago (Figs. 107-2 y
108-1).
● 4
2
8
1
3
5
7
6
9
● Figura 108
Los tres primeros huesos del carpo, escafoides (Fig. 108-3), semilunar (Fig. 108-4)
y piramidal (Fig. 108-5), formen en conjunto una superficie ovalada llamada el
cóndilo carpiano, por lo que esta articulación se clasifica como una condilartrosis.
Los huesos de la segunda fila del carpo, trapecio (Fig. 108-6), trapezoide (Fig.
108-7), hueso grande (Fig. 108-8) y el hueso ganchoso (Fig. 108-9), se articulan
con la epífisis proximal de los metacarpianos. La mayoría de las superficies
articulares intercarpianas y carpo-metacarpianas son planas, constituyendo
artrodias con limitados movimientos de deslizamiento.
Los extremos distales de los cuatro últimos metacarpianos presentan una cápsula
articular que los une con el extremo proximal de la primera falange (Figs. 109-2 y
115
110-1) y, además, se encuentran unidos entre sí por un ligamento transverso
palmar (Fig. 109-3). Este ligamento no incluye al primer dedo lo que, nuevamente,
favorece la movilidad, pero permite con frecuencia las luxaciones. Sobre este
ligamento se encuentran unas correderas tendinosas (Fig.109-4) destinadas a
contener los tendones de los músculos flexores de los dedos.
Pisciforme Trapecio
Hueso grande 1
Hueso ganchoso
1° metacarpiano
Ligamentos
Inter metacarpianos
4 3
116
2
1
Figura 110
Las articulaciones interfalángicas proximal y distal de los dedos (Fig. 119-2 y -3)
pertenecen al género de las trocleartrosis, formadas por una superficie en forma
de polea por parte del hueso superior, y una cresta con dos vertientes por parte
del inferior. Recordemos que las trocleartrosis solo permiten movimientos en un
plano, en este caso, de flexión y extensión de los dedos.
a. – Articulaciones de la pelvis
La pelvis está formada por la unión de tres huesos: el sacro en la parte posterior y
los coxales a los lados; estos últimos dos huesos se unen entre sí cerrando la
pelvis en la parte anterior, formando la sínfisis púbica (Fig. 111-1).
1
4
5
Figura 111
117
La articulación del sacro con el hueso coxal se denomina articulación sacro ilíaca,
ya que se realiza entre el sacro y el ilion, que es la parte más ancha del hueso
coxal. Está reforzada en la cara anterior por un ancho ligamento denominado
sacro-ilíaco anterior. (Fig. 111-2) que se extiende desde la cara anterior del sacro
hasta la fosa ilíaca interna. En la parte superior de la articulación se encuentra un
ligamento a distancia, el ligamento lumbo-ilíaco (Fig. 111-3) que se extiende desde
la apófisis transversa de la 5° vértebra lumbar, hasta la cresta ilíaca.
Figura 112
Por su cara posterior, la articulación sacro ilíaca está reforzada por una gran
cantidad de ligamentos que se extienden desde la cara posterior del sacro hasta la
parte posterior de la carilla articular del hueso coxal (Fig. 112-1), formando en su
conjunto el ligamento sacro-ilíaco posterior. En su inserción en el sacro, este
ligamento deja unos espacios correspondientes a los agujeros sacros posteriores
(Fig. 112-2), para dar paso a las ramas posteriores de los nervios sacros. Para
complementar el refuerzo de esta articulación, se encuentran dos grandes
ligamentos a distancia llamados ligamento sacro-ciático mayor (Fig. 112-3)
también llamado sacro-isquiático por sus inserciones, y sacro-ciático menor (Fig.
112-4). El ligamento sacro-isquiático se inserta en los bordes laterales del sacro y
del coxis, y en la superficie del coxal comprendida entre las dos espinas ilíacas
posteriores; desde esta amplia línea de inserción, sus fibras convergen hasta
118
formar una zona bastante estrecha (Fig. 112-5) para volver a ensancharse antes
de insertarse en la cara interna del isquion, adquiriendo más o menos la forma de
un reloj de arena. El ligamento sacro-ciático menor, situado por delante del
anterior, es de forma triangular; su base se inserta en el borde lateral del sacro y el
coxis, y su vértice en la espina ciática.
1
Ligamento sacro-ciático
Membrana obturatriz
Ligamento sacro-isquiático
Figura 113
En la parte anterior de la pelvis, los dos pubis se unen en la línea media mediante
un fibrocartílago que al adherirse por sus caras laterales a las carillas articulares
de cada pubis, forma un importante medio de unión (Fig. 111-1); adicionalmente,
existen cuatro ligamentos periféricos: uno inferior, el más importante, de forma
cóncava hacia abajo, forma el ligamento arqueado del pubis (Fig. 111-4). En la
cara superior de la articulación se encuentra otro ligamento (Fig. 111-5) que con el
119
inferior son los dos ligamentos importantes. Los ligamentos anterior y posterior son
muy delgados, constituyendo casi el simple paso del periostio de un lado al otro.
b. – Articulación de la cadera
1 3
4
120
Figura 114
2
1
Figura 115
121
Por parte del fémur la superficie esférica de la epífisis superior o cabeza del fémur
(Fig. 115-1), en ella se encuentra una pequeña depresión llamada fosita de la
cabeza o fóvea cápitis en donde se inserta, por su otro extremo, el ligamento
redondo (Fig.115-2). La cápsula articular termina de cubrir las estructuras
articulares insertándose al rededor del cuello del fémur (Fig. 115-3).
c. – Articulación de la rodilla
Es una de las articulaciones más grandes del cuerpo, en la que intervienen tres
huesos: la epífisis inferior del fémur, la superior de la tibia y la rótula. El peroné, el
hueso externo de la pierna, no interviene en esta articulación; escasamente,
presta inserción a uno de los ligamentos periféricos de refuerzo, el ligamento
lateral externo.
La epífisis inferior del fémur está formada por los dos cóndilos, interno y externo,
que en su parte anterior se unen entre sí (Fig. 116-1), formando una especie de
polea que se va a articular con la cara posterior de la rótula. Por detrás, los dos
cóndilos se separan formando la escotadura intercondílea, en la que se van a
insertar los ligamentos cruzados anterior (Figs. 116-2) y posterior (Fig. 116-3).
1
3
3
4
Figura 116
122
Entre el fémur y la tibia, como un medio adicional para dar estabilidad a la
articulación y situados sobre los dos platillos tibiales, se encuentran dos cartílagos
en forma de media luna, los meniscos interno Figs. (116-3 y 117-1) y externo
(Figs. 116-4 y 117-2). La función de estos dos meniscos es ampliar la concavidad
de los platillos tibiales para que se correspondan mejor con la convexidad de los
cóndilos del fémur y facilitar los movimientos de flexión y extensión de la rodilla.
1
2
3
Figura 117
Los medios de unión de esta articulación están formados por dos ligamentos intra
articulares, los ligamentos cruzados anterior y posterior, por la cápsula articular y
por cuatro ligamentos periféricos de refuerzo denominados anterior, posterior,
lateral interno y lateral externo.
La cápsula articular se inserta por arriba alrededor de los cóndilos del fémur y
abajo en la circunferencia de los platillos tibiales; no es un medio muy fuerte de
unión y su función es principalmente la de cerrar la cavidad articular. A pesar de
123
esto, la cápsula tiene en su parte anterior un gran agujero que se inserta en la
circunferencia de la rótula, para permitir la cara posterior de este hueso (que como
recordarán es un hueso sesamoideo), se articule directamente con la parte
anterior de los cóndilos del fémur.
Figura 118
124
(Fig. 119-3), como su nombre lo indica, forma un arco por debajo del cual pasa el
músculo poplíteo, para insertarse en el cóndilo externo del fémur (Fig. 119-4).
1
2
3
Tendón del semimembranoso
Figura 119
c. – Articulaciones de la pierna.
Los huesos de la pierna se articulan por sus dos epífisis, formando las
articulaciones tibio-peroneas superior e inferior. La articulación tibio-peronea
superior (Fig. 120-1), es una artrodia que se forma por la articulación de la cabeza
del peroné, con una carilla plana que se encuentra por debajo del platillo tibial
externo. Esta articulación tiene, además de la cápsula articular, solamente dos
ligamentos de refuerzo situados por delante y por detrás de ella.
125
Además de estas dos articulaciones, la tibia y el peroné se encuentran unidos por
la membrana interósea (Fig. 120-3), que se extiende desde el borde externo de la
diáfisis tibial, hasta la cresta interósea del peroné. Esta membrana, al igual de lo
que sucede en el antebrazo, sirve para reforzar la unión de ambos huesos y para
prestar inserción a los músculos de las caras anterior y posterior de la pierna.
1
Figura 120
El extremo inferior de los huesos de la pierna forma una cavidad cóncava hacia
abajo (Fig. 120-4) limitada a los lados por los dos maléolos tibial y peroneo; esta
cavidad recibe la articulación del astrágalo para formar el cuello del pie.
126
1
1 Tendón de Aquiles 3
2
Figura 121 vista lateral interna Figura 122 vista lateral externa
El ligamento lateral interno (Fig. 121-1) se extiende desde el maléolo tibial hasta
las partes anterior y posterior del astrágalo, y en la parte media baja hasta el
calcáneo; es un ancho y compacto ligamento que recibe también el nombre de
ligamento deltoideo.
127
9.- FISIOLOGÍA DEL CARTÍLAGO
128