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Luciano

Saracino raS
Lectu n
ció
Un sombrero de oferta en ac

El pescador
y el pez de oro

El sombrero de Clotilde

El regalo de mi abuelo
PLAN NACIONAL DE LECTURAS
Coordinación: Natalia Porta López
Diseño y diagramación: Elizabeth Sánchez
Todos los relatos pertenecen al libro Cuentos con Sombrero,
escrito por Luciano Saracino e ilustrado por Poly Bernatene.
© Luciano Saracino
© Poly Bernatene

Ministerio de Educación de la Nación


Plan nacional de lecturas
Pizzurno 935 (C1020ACA) Ciudad de Buenos Aires
plannacional.lecturas@educacion.gob.ar
República Argentina, noviembre de 2021
Un sombrero de oferta
Luciano Saracino

“¡Sombrero de Mago en Oferta!”, decía el cartel en


la puerta del negocio. Y debo decir que, cada vez que
aparece una oferta, la aprovecho.
Sin dudarlo, lo pagué. ¡Y vaya si aquella era una
oferta! Era, para decirlo con palabras más exactas,
una ganga, un regalo, un negoción.
Me lo llevé a casa y lo dejé sobre la mesa de luz,
al lado de la torre de libros y frente a la maceta con
tréboles de la ventana. Era tan hermoso y me había
salido tan barato que no quería dejar pasar la opor-
tunidad de mirarlo hasta en mis sueños.
Y fue exactamente eso lo que hice, aquella no-
che. Mantuve un ojo abierto todo el tiempo posible
para poder apreciarlo y fascinarme. ¡Un sombre-
ro de mago! ¡Yo, que no me sabía bien ni el truco
ese de atarme los cordones de los zapatos! ¡Ja! ¿Me
escuchan? Me estoy riendo de mi buena suerte, y
riéndome de mi buena suerte me quedé dormido
aquella vez. Sin más.

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A la mañana siguiente vi, además del sombrero de La verdad, debo reconocerlo, es facilísimo ser
mago y la pila de libros, dos conejitos que se estaban mago: sólo hace falta un sombrero (aunque sea de
comiendo los tréboles de la maceta. No le di impor- oferta) y saber cuándo sacar las magias que viven
tancia al asunto -a pesar de que sin dudas era algo dentro de él.
fuera de lo normal- y me fui a trabajar. La peor parte es cuando los nenes me piden que les
Al llegar a casa nuevamente encontré que los dos ate los cordones.
conejitos se habían transformado en doscientos cua- Porque todo, lo sabemos, no se puede.
renta y tres mil y que un montón de palomas volaban
por ahí y que todo estaba lleno de globos con forma
de perritos y que de la lámpara colgaba la friolera de
veintiséis metros de pañuelos de colores y que todo El pescador
lo que podía recibir caca de paloma tenía caca de pa-
y el pez de oro
loma y que aquellos cagajos que parecían bolitas de
chocolate no tenían gusto a bolitas de chocolate por-
que no eran bolitas de chocolate sino cagajos. Todos los días volvía el pescador al lago congelado

Llevé mi mano al mentón y, poniendo cara de estar a satisfacer los deseos de su insaciable mujer. Y todos

pensando en algo, dije: los días el pez de oro concedía esos deseos al pobre

-Hummm… pescador que, cuanto más tenía, más infeliz se lo veía.

¿Qué hacer con todo ese despelote que salía sin pa- Que quiero vestir la ropa más lujosa de la aldea. Que

rar de mi ofertón? quiero vivir en un palacio lejos de la aldea. Que quie-

La solución fue sencilla: los fines de semana y feria- ro que desaparezca la aldea porque su existencia me

dos vamos, mi sombrero y yo, a los cumpleaños de los increpa. Que quiero un palacio más enorme aún que

nenes del barrio para hacer algunos truquitos de ésos el que ya tengo. Que quiero…

que necesitan un sombrero y un mago. Ya saben: co- ¿Cuánto más se podía desear?, se preguntaba el viejo

nejos, palomas, globos en forma de perritos, pañuelos. pescador todos los días.

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El pez de oro sabía que un día la ambiciosa vieja iba
El sombrero de Clotilde
a desear algo tan inalcanzable que la llevaría a su mi-
serable vida anterior. Pero no le dijo esto al pescador,
que cada día se acercaba a la orilla y en un suspiro Clotilde tiene un sombrero que es, realmente, más

mencionaba una nueva ambición. que extraño.

-¿Tanto miedo le tienes? -preguntó un día el pez. No es que sea extraño porque tenga forma de ele-

Y el viejo negó con la cabeza: -Qué va. fante. No, nada que ver. Tampoco tiene forma de

-¿Y por qué vienes, cada día, a la orilla de este lago? Patulu-chanchulín ni de sóngoro-cosongo como

-Porque es hermoso conversar contigo -sonrió el suelen ser los sombreros verdaderamente raros. El

pescador. -¿Y a ti? ¿Qué es lo que te obliga a acercarte sombrero, en realidad, tiene forma de sombrero. Y

cada vez que te llamo? eso es lo que lo hace más extraño aún.

El pez coleteó y asomó su cabeza por un hueco en la Sucede que el sombrero de Clotilde no se coloca

superficie congelada del lago. Lo miró unos instantes sobre las orejas, como casi todos los sombreros del

antes de contestar. mundo.

-Tu gorro -dijo al fin.- A mí me encanta ver tu gorro. El sombrero de Clotilde se coloca sobre los hom-

Y así siguieron, día tras día, hasta que la esposa del bros.

pescador pidió algo tan inalcanzable que la devolvió


a su miserable vida anterior y el pez ya nunca más Aquello, claro, hace que la vida de Clotilde sea tan

volvió a encontrarse con el pescador. extraña como su sombrero.

Esta historia ya había pasado mil veces. • le pide naranjas al diariero.

Y mil veces más volvería a pasar. • se sube al carro del lechero pensando que es el
autobús.
• se confunde de edificio cuando va a su oficina…
Versión libre del relato de Alexader Pushkin Pero como todos conocen a Clotilde y a su sombre-
ro, le dejan pasar sus confusiones para no hacerla

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sentir incómoda. Pobre Clotilde, suspiran todos por lo
bajo. Y la vida sigue más o menos como siempre para
El regalo de mi abuelo
todos menos para Clotilde. Porque Clotilde tiene su
sombrero. Todo el tiempo. El otro día mi abuelo me trajo de regalo una caraco-
Un día, caminando en dirección contraria a la que la que tiene el ruido del mar encerrado adentro.
venía Clotilde, se acercó un hombre que también te- Después me dijo que tenía otro regalo que era más
nía un sombrero de esos que se calzan en los hombros. mágico aún, y me regaló su sombrero.
Ni el hombre vio a Clotilde ni Clotilde vio al hombre, Es un sombrero bastante viejo y común, como mi
por lo que el porrazo que se dieron les hizo volar los abuelo, pero si uno le acerca la oreja, te cuenta his-
sombreros por el aire y caerse de cola al piso. torias.
Al principio se asustaron de haber perdido los som- Son historias fascinantes, de lugares lejanos y
breros. Después se rieron por haberse chocado de esa tiempos remotos.
manera. Finalmente se levantaron y se quedaron así, En ellas, a veces la abuela es joven y el abuelo le
mirándose a los ojos durante un ratito que alcanzó y canta canciones de amor o le baja naranjas de las
sobró. Porque estas historias suceden así. Eso ya lo ramas más altas o pesca estrellas a las que bautizan
saben y si no lo saben ya van a ver cuando lo sepan. antes de dejarlas ir. Otras veces se escucha el grito
Ahora caminan juntos. de un gol o pedacitos de películas en blanco y negro.
A veces se equivocan y compran las naranjas en el Paseos en bicicleta. Olores a guisos. Atardeceres del
puesto de revistas, pero yo creo que es para no perder río Uruguay.
la costumbre. Yo estoy fascinado con el sobrero de mi abuelo.
Y claro que usan sombreros. Tanto, que un día le pregunté dónde se enchufaba.
¿Los quieren ver? Creo que están a punto de pasar. Mi temor era que un día se quedara sin historias y…
Les dije. —No se preocupe, m´hijo —me respondió—. Ese
¿Se animan a dibujarlos? sombrero estuvo en mi cabeza durante una pila de
años. Es normal que se le hayan quedado enredados

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algunos de mis recuerdos más lindos. No creo que
se quede sin historias durante el rato que vos tengas
ganas de escucharlo.
Ahora soy un hombre grande que escribe cuentos
para chicos. Tengo guardados en mi estudio la ca-
racola y el sombrero, entre cajas con historietas y
cables y fotos viejas, aunque hace muchos años que
ya no tengo a mi abuelo.
Claro que lo extraño.
Pero me encanta cómo suena el sonido del mar
cuando mi abuelo —y su sombrero— me cuentan
historias de verdad.

Todos los relatos pertenecen al libro Cuentos con Som-


brero, escrito por Luciano Saracino e ilustrado por Poly
Bernatene.

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Luciano Saracino
Nació en la Ciudad de Buenos Aires. Es

guionista, escritor y docente. Autor de

libros infantiles, novelas, historietas,


novelas gráficas y ensayos sobre cine.

Llevó a la televisión la vida de Héctor


Germán Oesterheld en la serie Germán,

últimas viñetas.
Leer
es tu
derecho
El Plan nacional de lecturas es la iniciativa
Ejemplar de distribución gratuita

del Ministerio de Educación de la Nación para


garantizar a todos y todas su derecho a leer.

Porque leer abre mundos, el Plan distribuye


libros y lecturas digitales en escuelas, bibliotecas
escolares y en espacios alternativos.

Con actividades en el espacio público, convida


literatura a las familias y ayuda a construir
entornos sociales amigables hacia los libros
y la lectura.

Ofrece formación a docentes, responsables de


bibliotecas y a otros mediadores para armar una
red de comunidades lectoras.

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