CLASE 2 Juntos A La Par Maltrato Infanto-Juvenil
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Estos datos surgen de la investigación del 2011-2012 “La violencia contra niños, niñas y adolescentes
en el ámbito del Hogar . Análisis de la Encuesta de Condiciones de Vida de la Niñez en Argentina ”
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algo natural. Asimismo, en la misma investigación solo el 3,7% de las familias cree que los
niños deben ser castigados físicamente, casi la mitad del total de encuestados utilizó el
castigo físico como mecanismo de disciplina.
Si el uso de la violencia se vuelve habitual en la crianza, es imposible construir
contextos libres de maltrato para los chicos y las chicas.
Veamos, algunos ejemplos de las redes sociales de cómo sigue vigente la idea de
que no hay nada de malo en usar la violencia para educar a nuestros hijos e hijas.
Es necesario desnaturalizar (es decir, no tomar como “normal”) la idea de que los
golpes son una forma de enseñar algo positivo o que constituyen un “derecho de los
padres y madres” frente al que no hay que intervenir. En este sentido, es muy pertinente
traer la idea expresada en una imagen en la guía para prevención del maltrato
infantojuvenil de UNICEF, donde evidencia que ese supuesto derecho a educar con
violencia a NNA se relaciona con la idea de pensar que tienen menos derechos o son
“menos persona”.
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Trato Bien | Estar más tiempo con tus hijos en casa. Unicef Uruguay
estén en condiciones de ofrecérselo—. Los padres de un niño o niña que sufre trato
negligente pueden encontrarse en una situación socioeconómica favorable. También se
plantea la existencia de un abandono emocional cuando haya una situación en la que el
niño, la niña o el adolescente no recibe el afecto, la estimulación, el apoyo y la protección
necesarios para cada estadio de su evolución y que inhibe su desarrollo óptimo. También
se aplica a los casos en los que existe una falta de respuesta por parte de los padres o
cuidadores a las expresiones emocionales del niño/a o adolescente (llanto, risa, etc.) o a
sus intentos de aproximación o interacción.
Cabe señalar que si un/a niño/a carece de los cuidados básicos debido a que su
familia no dispone de las condiciones materiales para proporcionárselos, ello no supone
que necesariamente se trate de un caso de abandono o maltrato familiar. Cuando la falta
de protección se origina en carencias económicas y culturales que se padecen en el hogar,
es el Estado el principal responsable. Corresponde al Estado la ejecución de acciones
concretas que promuevan la equidad social, protegiendo a la familia para que ella pueda
atender al niño. Esta idea se expresa en los artículos 3 y 5 de la Convención Sobre los
Derechos del Niño y en los artículos 4, 5, 7 y 33 de la Ley N° 26.061 de Protección Integral
de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes.
La especialista
Natalia Trenchi nos
explica “Qué es la
Violencia psicológica”
UNICEF Uruguay
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niñas), y que el género del agresor es mayoritariamente varón, el 87% de las agresiones la
realizan los hombres. Cabe señalar que este programa considera maltrato el hecho de que
niños y niñas presencien la violencia de un adulto hacia el otro.
En el siguiente video de Unicef Chile, se ilustra esta idea de que los niños y niñas
que presencian violencia intrafamiliar son víctimas de maltrato.
Otra cuestión muy importante a destacar es que el maltrato infantil en el hogar está
estrechamente relacionado con la presencia de violencia contra las mujeres. Es decir, es
más frecuente el maltrato en hogares donde también hay violencia de género. Otros
factores como la exclusión social y educativa, y la explotación económica también inciden
en la violencia contra los NNyA. Asimismo, el castigo físico contra NNyA se observa en un
mayor porcentaje en los hogares donde la mujer justifica la violencia contra las mujeres.
En el 57% de los hogares en que las mujeres justifican la violencia hacia ellas se produce
castigo físico, en contraste con el 44% de hogares en los que la mujer no lo justifica.
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La CDN exige “a los padres u otras personas encargadas del niño la responsabilidad
primordial de proporcionar, dentro de sus posibilidades y medios económicos, las
condiciones de vida que sean necesarias para el desarrollo del niño” (artículo 27, inciso 2).
Asimismo, obliga a los Estados a proteger los derechos del niño y a intervenir a favor de su
interés superior. En el artículo 19 establece que los “Estados parte adoptarán todas las
medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al
niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente,
malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, mientras el niño se encuentre bajo la
custodia de los padres, de un representante legal o de cualquier otra persona que lo tenga
a su cargo”.
En sus artículos 18 y 19.2 señala: “…los Estados Partes prestarán la asistencia
apropiada a los padres y a los representantes legales para el desempeño de sus funciones
en lo que respecta a la crianza del niño…”; “Esas medidas de protección deberían
comprender procedimientos eficaces para el establecimiento de programas sociales con
objeto de proporcionar la asistencia necesaria al niño y a quienes cuiden de él, así como
otras formas de prevención y para la identificación, notificación, remisión a una institución,
investigación, tratamiento y observación ulterior de los malos tratos al niño y, según
corresponda, la intervención judicial.”
En el año 2005, con la sanción de la Ley 26.061 de Protección Integral de los
Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes y su decreto reglamentario, la legislación
argentina dio cumplimiento a los compromisos internacionales en materia de infancia,
incorporando los principales lineamientos de la CDN. La Ley 26.061 se enmarca en el
paradigma de la protección integral y reconoce al niño como sujeto de derechos y a la
familia como responsable prioritaria de asegurar a los niños, niñas y adolescentes el
disfrute pleno y el efectivo ejercicio de sus derechos.
El artículo 9 de la Ley 26.061, en línea con la CDN, establece que “los niños, niñas y
adolescentes tienen derecho a la dignidad como sujetos de derechos y personas en
desarrollo a no ser sometidos a trato violento, discriminatorio, vejatorio, humillante,
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Derechos vulnerados
El abuso sexual contra los NNyA es una de las peores formas de violencia. Las
víctimas sufren un daño irreparable a su integridad física, psíquica y moral. Se daña su
derecho a la integridad, la intimidad, la privacidad y, principalmente, se vulnera el derecho
a no ser expuesto a ningún tipo de violencia, abuso, explotación o malos tratos. Estos
derechos se encuentran protegidos a nivel internacional por la Convención sobre los
Derechos del Niño. A nivel nacional y provincial, en diversas normas, entre las que se
destaca la Ley Nacional 26.061 de Protección Integral de Niños, Niñas y Adolescentes.
El abuso sexual es una forma de violencia previsto en el Código Civil y Comercial de
la Nación, que en su artículo 647 prohíbe específicamente cualquier tipo de malos tratos o
hechos que lesionen o menoscaben física o psíquicamente a los NNyA por parte de quien
tenga a su cargo la responsabilidad parental.
El abuso sexual, además, es un delito sancionado penalmente por el Código Penal
de la Nación en su Título III “Delitos contra la integridad sexual” (artículos 118 a 133). Están
previstos tres tipos de abuso sexua. En primer lugar, el abuso sexual simple, que sucede
cuando un NNyA es sometido a contactos sexuales, manoseos o tocamientos en las zonas
íntimas con fines sexuales. Este tipo de contacto sexual se produce en situaciones en las
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que, o bien el consentimiento no está dado porque el hecho fue realizado mediante
violencia, amenaza o abuso de poder, o bien no puede ser dado porque se cometió contra
un niño o una niña que tiene menos de 13 años. En el segundo escenario el factor de la
edad es muy importante, ya que el delito se configura sin necesidad de que el pequeño
haya sido sometido en contra de su voluntad o haya existido abuso de poder.
El segundo tipo de abuso previsto en el Código Penal es el abuso sexual gravemente
ultrajante. Ocurre cuando la situación de abuso explicada precedentemente resulta, por su
duración o debido a las circunstancias de su realización (tiempo, modo, lugar, medio
empleado, entre otros factores) especialmente humillante y denigrante para la víctima. Son
ejemplos de estos casos los actos sexuales realizados en público o ante la propia familia.
El tercer tipo es el abuso sexual agravado por el acceso carnal, que ocurre cuando
existe penetración por cualquier vía: vaginal, anal o bucal aún cuando se introduzcan
objetos u otras partes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías