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Tema 6 STM 4a

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TEOLOGÍA CATÓLICA Y SU PEDAGOGÍA”

para la obtención de la
Declaración Eclesiástica de Competencia Académica (DECA)
en Educación Infantil y Primaria

SÍNTESIS TEOLOGICA I
ESTUDIO DEL CRISTIANISMO

BLOQUE III
Escatología

Tema 6

PROFESORA: LEONOR RODRÍGUEZ DOMÍNGUEZ


Curso Académico
2015 | 2016

Síntesis Teológica I – (Estudio del cristianismo) – Tema 6 – pag. 2


Curso Académico
2015 | 2016

Tema 6: LAS VERDADES ETERNAS1 - “creo en la vida eterna”

Objetivos del tema:

En esta unidad se pretende poder dar los instrumentos y conocimientos necesarios para
responder a las siguientes preguntas fundamentales:

- ¿Qué es la escatología y las realidades últimas?


- ¿Qué sucede después de la muerte?
- ¿Qué ocurrirá al final de los tiempos?
- ¿Qué son el cielo, el infierno y el purgatorio?

Contenido:

1. Las realidades últimas


2. La muerte de un cristiano.
3. El juicio:
• El juicio particular
• El juicio final
4. Cristo vendrá de nuevo.
• La resurrección del cuerpo
• El fin de los tiempos
5. El cielo
6. El purgatorio
7. El infierno

1.- LAS REALIDADES ÚLTIMAS

Llamamos escatología a la parte de la teología que estudia las verdades últimas, lo que sucede
después de la muerte. La palabra viene del griego eschaton que significa final. Estudia cómo será el
final del tiempo y nuestro destino eterno.

1
Este tema está basado en el Catecismo de la Iglesia Católica en el artículo 12 “Creo en la vida eterna” nº del 1020 al 1060
y del libro de Schott Hahn y Jaime Socías, La fe cristiana explicada, EDIBESA, Madrid, 2015 capítulo 9 “La resurrección
de la carne y la vida eterna”.

Síntesis Teológica I – (Estudio del cristianismo) – Tema 6 – pag. 3


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Las verdades objetivas reveladas por Cristo a su Iglesia nos dan cierto conocimiento acerca de
lo que sucede en “el final”, tanto al final de nuestras vidas como en el fin del mundo. Estas verdades,
enseñadas en la Escritura y reafirmadas por la Iglesia, se conocen como verdades últimas.

Las realidades últimas incluyen la muerte, el juicio, la resurrección, el cielo, el infierno y el fin
de los tiempos. En pocas palabras, cada uno de nosotros morirá y se enfrentará al juicio; Cristo volverá
al final de los tiempos para resucitar los cuerpos de los justos y juzgar a todas las almas; y cada uno de
nosotros pasará la eternidad en el cielo (con o sin purificación en el purgatorio) o en el infierno.

Todos estos temas no son fáciles de abordar, de hecho se evitan, pero en el fondo del corazón
de cada persona están esas preguntas. Como cristianos es importante abordarlas y tener una idea clara
de todo ello. Son preguntas difíciles de contestar en términos humanos pero podemos abrirnos a lo que
San Pablo nos dijo de ello:

“Ni ojo vio, ni oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman”2

2.- LA MUERTE DE UN CRISTIANO

Pocos de nosotros queremos pensar en la muerte, especialmente durante nuestra juventud,


donde nos parece bastante lejana. Queremos centrarnos, más bien, en vivir, lograr cosas y conseguir
ser felices en esta vida. Pero sabemos, y tenemos la certeza, que igual que hemos nacido vamos a morir.
Pensamos que eso no está todavía cerca de nosotros, que tenemos mucho tiempo por delante.

Sin embargo la muerte es un proceso natural e inevitable, pero también es una consecuencia del
pecado original. Sabemos que el estado de nuestras almas en el momento de la muerte determinará
cómo vamos a pasar la eternidad. Sin embargo, debido a que Cristo se encarnó y murió por nuestros
pecados, la muerte también debe asumir un significado positivo para nosotros. Cristo la venció. Si
somos fieles hasta el final, entonces la muerte señala el inicio de nuestra vida eterna3. De esta manera
podemos referirnos acertadamente a la muerte como a nuestro renacimiento a la vida eterna.

Aunque nuestros cuerpos morirán, sabemos que nuestras almas no lo harán, es inmortal. Los
seres humanos somos los únicos entre las criaturas terrenas que estamos compuestos tanto de un cuerpo
físico como de un alma inmortal. A pesar de que lamentamos con toda razón la muerte de nuestros
seres queridos, la hacemos con la esperanza y el consuelo de que podrán gozar de la felicidad eterna
en el cielo, y de que podremos verles de nuevo en la eternidad.

A pesar de que el alma abandona el cuerpo en el momento de la muerte, el cuerpo fallecido


merece respeto y dignidad porque es un tempo del Espíritu Santo. No podemos pensar en el cuerpo

2
Cf. I Colosenses 2, 9
3
Cf. CEC nº 1008

Síntesis Teológica I – (Estudio del cristianismo) – Tema 6 – pag. 4


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como en un mero “recipiente”, sino que debemos darle la debida reverencia puesto que es parta de
como Dios nos ha creado y de la persona misma. Por eso la Iglesia puso como obra de misericordia
“enterrar a los muertos”. La Iglesia nos enseña que la cremación del cuerpo y el entierro de las cenizas
son también lícitos siempre y cuando no tengan la intención de negar la resurrección o la inmortalidad
del alma.4

Es interesante esta afirmación de San Ambrosio durante el funeral de su hermano:

“La muerte no era parte de la naturaleza; sino que se convirtió en parte de la naturaleza. Dios
no decretó la muerte desde el principio; la prescribió como un remedio. La vida humana, a causa del
pecado […] comenzó a experimentar la carga de la desgracia del trabajo infatigable y la pena
insoportable. Tenía que haber un límite a sus males; la muerte tenía que restaurar lo que la vida había
perdido. Sin la ayuda de la gracia, la inmortalidad es más una carga que una bendición […] La muerte
no es, entonces, causa de luto, ya que es la causa de la salvación de la humanidad”5

3.- EL JUICIO

En realidad existen dos juicios: el juicio particular para los que mueran antes de que Cristo
vuelva gloriosamente, y el juicio final o universal, que se llevará a cabo para todas las almas en el fin
de los tiempos.

• El juicio particular:

Cuando una persona muere, su alma deja el cuerpo y es juzgada inmediatamente por Dios. Esto
es lo que llamamos juicio particular. En el momento de la muerte, cesa toda posibilidad de mérito o
conversión, y la persona será juzgada por el estado de su alma en el momento de la muerte. El alma irá
inmediatamente al cielo, al infierno o al purgatorio.

La materia del juicio nos la ha anunciado Cristo claramente en el evangelio de Mateo cuando
nos dice “Porque tuve hambre y me diste de comer…” Mt 25, 31- 46

“Al atardecer de la vida, te examinar del amor”6

• El Juicio final o universal

En la segunda venida, “Cristo vendrá de nuevo con gloria para juzgar a vivos y muertos”
decimos en el Credo de Nicea. Este juicio general es llamado también juicio final o juicio universal.

4
Cf. CEC nº 2301
5
Cf. De excessu fratris sui Styri, II, 47; CSEL 73,274; II, 46; CSEL 73, 273.
6
Cf. San Juan de la Cruz, Dichos 64

Síntesis Teológica I – (Estudio del cristianismo) – Tema 6 – pag. 5


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La majestad, sabiduría justicia y misericordia de Dios brillarán para que todos veamos cómo la segunda
venida de Cristo sella su victoria final y definitiva en la tierra. Toda acción humana y toda la historia
de la humanidad serán iluminadas y el plan eterno de la salvación de Dios será plenamente revelado a
la vista de todos.

El juicio universal no es, de ninguna manera, un nuevo juicio para aquellos que muriendo antes
del final de los tiempos y que ya tuvieron un juicio particular. Aquellos que recibieron su destino eterno
en el juicio particular solo tendrán dicha sentencia confirmada.

Después de juicio universal, Cristo invitará a todos los virtuosos al reino de los cielos mientras
que enviará a los impíos al infierno, “el fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”7. Toda la
creación será renovada y la Iglesia conseguirá finalmente la perfección a la que estaba destinada.

“Al fin de los tiempos el Reino de Dios llegará a su plenitud. Después del juicio final, los justos
reinarán para siempre con Cristo, glorificados en cuerpo y alma, y el mismo universo será
renovado:
La Iglesia... sólo llegará a su perfección en la gloria del cielo...cuando llegue el tiempo
de la restauración universal y cuando, con la humanidad, también el universo entero, que
está íntimamente unido al hombre y que alcanza su meta a través del hombre, quede
perfectamente renovado en Cristo (LG 48).” CEC nº 1042

4. CRISTO VENDRÁ DE NUEVO

El momento del fin del mundo será cuando Cristo venga por segunda vez, al final de los
tiempos. Sobre esto se ha escrito mucho, hecho películas, etc. porque en el fondo sabemos que va a
suceder y no sabemos darle una explicación. Intentemos aclararlo desde nuestra fe.

Cristo vendrá en su gloria, como verdadero Dios y verdadero hombre, al final de los tiempos y
de la historia y reunirá consigo a todos sus fieles.

La Iglesia es una Iglesia peregrina en la tierra porque sabe que su destino final aún no ha sido
alcanzado. Trabaja constantemente en recordar a los fieles que nosotros también estamos en
peregrinación: una peregrinación llena de los peligros y tentaciones, pero en la que ya estamos unidos
(real, pero imperfectamente) a Cristo en el cielo. La Iglesia continúa la obra de Cristo al llamar a la
humanidad al arrepentimiento y a proclamar el reino de los cielos mientras espera su gloriosa
revelación al final de los tiempos.

7
Cf. Mt 25, 41

Síntesis Teológica I – (Estudio del cristianismo) – Tema 6 – pag. 6


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• La resurrección del cuerpo:

En el Nuevo Testamento se habla de esta segunda venida de Cristo con la palabra griega
parusía. Esta se refiere a la resurrección del cuerpo, en la que los cuerpos de los muertos, tanto
los buenos como los malos, resucitan y se unen a sus almas. Nuestros cuerpos, desde ese
momento inmortales, tomarán una forma espiritual, y los de los justos serán glorificados.8 Cada
persona se unirá con su cuerpo resucitado, porque igual que en la tierra hacemos el ben o el mal
tanto con el cuerpo como con el alma, del mismo modo, tanto el cuerpo como el alma serán
recompensados o castigados juntos para toda la eternidad.9

“Pues si creemos que Jesús murió y resucitó, así también a los que se durmieron en
Jesús los llevará Dios con EL Esto os decimos como palabra del Señor: que nosotros, los vivos,
los que quedamos para la venida del Señor, no nos anticiparemos a los que se durmieron;"
pues el mismo Señor, a una orden, a la voz del arcángel, al sonido de la trompeta de Dios,
descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero;" después nosotros, los vivos,
los que quedamos, junto con ellos, seremos arrebatados en las nubes, al encuentro del Señor
en los aires, y así estaremos siempre con el Señor. Consolaos, pues, mutuamente con estas
palabras.” (1Ts 4:14-18)

• El fin de los tiempos:


¿Cuándo tendrá lugar esto?

“El Juicio final sucederá cuando vuelva Cristo glorioso. Sólo el Padre conoce el día y
la hora en que tendrá lugar; sólo El decidirá su advenimiento. Entonces, El pronunciará por
medio de su Hijo Jesucristo, su palabra definitiva sobre toda la historia. Nosotros conoceremos
el sentido último de toda la obra de la creación y de toda la economía de la salvación, y
comprenderemos los caminos admirables por los que Su Providencia habrá conducido todas
las cosas a su fin último. El juicio final revelará que la justicia de Dios triunfa de todas las
injusticias cometidas por sus criaturas y que su amor es más fuerte que la muerte” CEC 1040

La incertidumbre de la hora dela venida de Cristo reafirma que debemos estar


preparados para reunirnos con él en cualquier momento, ya sea en su segunda venida o en
nuestra propia muerte.

Si morimos antes del final de los tiempos, nuestras almas se enfrentara a tres estados posibles:
el cielo, el infierno o el purgatorio. Pero sólo dos que duran toda la eternidad: el cielo y el infierno.

8
Cf. CEC nº 997
9
Cf. CEC nº 1000

Síntesis Teológica I – (Estudio del cristianismo) – Tema 6 – pag. 7


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5. El cielo

Es el estado de vida y felicidad eternas en el que gozaremos la plena comunión con Dios y
la felicidad perfecta. Llegamos a ser como Dios en su gloria y viviremos en la vida divina de la
Santísima Trinidad. Todas las almas en el Cielo tienen una visión inmediata de Dios, que se llama la
visión beatífica.10

“Esta vida perfecta con la Santísima Trinidad, esta comunión de vida y de amor con Ella, con
la Virgen María, los ángeles y todos los bienaventurados se llama "el cielo" . El cielo es el fin
último y la realización de las aspiraciones más profundas del hombre, el estado supremo y
definitivo de dicha.” CEC nº 1024

El cielo es el estado final tanto para las almas que murieron en plena gracia de Dios como para
los que han sido purificados en el purgatorio de la pena temporal derivada del pecado. El cielo es el
cumplimiento último de la voluntad de Dios que está grabada en el corazón humano. Es el destino para
el que fuimos creados y el que quiere Dios que logremos. Los bienaventurados en el cielo disfrutan de
una unidad sin igual los unos con los otros, junto con todos los santos de la historia, los ángeles y la
Santísima Virgen María.

Cristo habló de diversos grados (“mansiones”) de felicidad en su reino de acuerdo a los distintos
grados del amor y amistad con Dios que cada uno de nosotros haya logrado a través de la cooperación
con su gracia. A pesar e que la naturaleza de la felicidad en el cielo pude variar de persona a persona,
cada uno recibe la medida plena de felicidad que puede desear. Como jarras de diferentes tamaños
llenas cada una hasta el borde, cada uno de los bienaventurados disfruta de la felicidad al máximo de
su capacidad.

La felicidad de la que se disfruta en el cielo va mucho más allá de nuestra comprensión. No


podemos imaginar el cielo con exactitud usando la razón humana por así decirlo. Sólo a través de la
revelación divina y de la fe podemos tener una sombra de anticipación de lo que el cielo será.

“Este misterio de comunión bienaventurada con Dios y con todos los que están en
Cristo sobrepasa toda comprensión y toda representación. La Escritura nos habla de ella en
imágenes: vida, luz, paz, banquete de bodas, vino del reino, casa del Padre, Jerusalén celeste,
paraíso: "Lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios
preparó para los que le aman" CEC nº 1027

El cielo es eterno e interminable; toda nuestra vida, por el contrario, es apenas un parpadeo en
el radar. Así pues, parece que merece bastante la pena soportar incluso una vida de prueba y sufrimiento
intenso, si es para el bien de nuestra salvación y de nuestra felicidad eterna en el cielo. En momentos

10
Cf. CEC nº 1028

Síntesis Teológica I – (Estudio del cristianismo) – Tema 6 – pag. 8


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de dificultad, dolor y decepción, podemos sacar fuerza al recordar esta realidad y mantener nuestros
ojos fijos en la meta eterna de la comunión con Dios, de estar con Dios.

6. El purgatorio

Es el estado de purificación para los que mueren en amistad de Dios, pero que todavía llevan la
mancha de los pecados veniales o las penas temporales derivadas de los pecados ya perdonados. Es un
estado provisional que permite que estas almas alcancen la santidad necesaria para entrar en la alegría
del cielo. 11 Las almas que sufren en el purgatorio existen en un estado de gracia y tienen asegurado el
Cielo, pero deben soportar la incapacidad de vera a Dios completamente por un tiempo con el fin de
ser liberadas de sus pecados y ataduras terrenales.

“Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados,


aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a
fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo.” CEC nº 1030

Las almas del purgatorio experimentan el amor por Dios, el deseo de verlo y la alegría de saber
que tendrán cumplido dicho deseo. Su sufrimiento consiste principalmente en tener que esperar para
experimentar la visión beatífica junto con la purificación requerida para ellos. Su sufrimiento, aunque
real, no es en modo alguno comparable al que sufren las almas en el infierno.

Las almas del purgatorio pueden beneficiarse de nuestras oraciones y sacrificios ofrecidos en
su nombre. Muchas oraciones y devociones están dedicadas a las “benditas almas del purgatorio”, y
nuestros sacrificios en su favor pueden acelerar su entrada en el cielo.

El estado del purgatorio es provisional y terminará cuando salgan las últimas almas para entrar
al cielo.

7. El infierno

Es el estado de sufrimiento y separación eterna de Dios.

Las alas en el infierno son las de aquellos que murieron sin arrepentirse del pecado mortal y
que rechazaron el amor y la misericordia de Dios. Cristo habló de un lugar donde habrá “llanto y
rechinar de dientes”12 donde las almas condenadas serán atormentadas y “donde el gusano no muere,

11
Cf. CEC nº 1030 al 1032
12
Cf. Mt 13, 20

Síntesis Teológica I – (Estudio del cristianismo) – Tema 6 – pag. 9


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y el fuego no se apaga”13. Tienen continuamente tienen sed de Dios, y al mismo tiempo, siguen
odiándole.

Es horrible imaginar pasarse una eternidad en un castigo y la separación de Dios, que nunca
puede ser aliviado o disminuido. Sin embargo la Escritura describe el infierno como una realidad
eterna.

“La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas
de los que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente
después de la muerte y allí sufren las penas del infierno, "el fuego eterno" (cf. DS 76; 409; 411;
801; 858; 1002; 1351; 1575; SPF 12). La pena principal del infierno consiste en la separación
eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para las que
ha sido creado y a las que aspira.” CEC nº 1035

A veces la gente se pregunta cómo un Dios bueno y que es amor puede enviar un alma al
infierno. ¿Alguien puede concebir el dolor y la condenación eterna como un castigo justo para una vida
relativamente breve pero malvada? El hecho es que Dios no condena a nadie al infierno. Más bien,
invita seriamente a toda persona humana a elegir el camino del amor y de la santidad sobre el camino
de la avaricia, el egoísmo y el pecado, y nos da toda su gracia para responder a su llamada. Cualquier
persona que rechaza la llamada de Dios a vivir en su amistad hace la elección del infierno para sí
misma, y Dios (que nos ha dado el gran don de la voluntad libre y que respeta las decisiones que
tomamos) nos permite incluso la libertad de rechazar su amor y pagar las consecuencias de dicha
elección.

“Salvo que elijamos libremente amarle no podemos estar unidos con Dios. Pero no
podemos amar a Dios si pecamos gravemente contra El, contra nuestro prójimo o contra
nosotros mismos: "Quien no ama permanece en la muerte. Todo el que aborrece a su hermano
es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él" (1Jn_3:15).
Nuestro Señor nos advierte que estaremos separados de El si no omitimos socorrer las
necesidades graves de los pobres y de los pequeños que son sus hermanos (cf. Mat_25:31-46).
Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios,
significa permanecer separados de El para siempre por nuestra propia y libre elección. Este
estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo
que se designa con la palabra "infierno".” CEC nº 1033

La realidad del infierno expresada en las Escrituras y en la doctrina de la Iglesia sirve a toda
persona como recordatorio para arrepentirse de todo pecado y para buscar la voluntad de Dios. Las
promesas de la felicidad eterna en el cielo hacen que hasta valga la pena soportar los peores
sufrimientos y persecuciones terrenales y nos exhorta a buscar la santidad personal durante nuestra

13
Cf. Mc 9, 48

Síntesis Teológica I – (Estudio del cristianismo) – Tema 6 – pag. 10


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vida terrenal. Tenemos que estar preparados para nuestro juicio eterno en todo momento y no errar al
presumir que tendremos tiempo para arrepentirnos más adelante en la vida.

Conclusiones:

Las realidades últimas plantean cuestiones definitivas sobre nuestra existencia. Somos seres
inmortales, y la naturaleza de nuestra existencia para toda la eternidad será determinada por la manera
en que elijamos vivir nuestras vidas aquí en la tierra.

Cristo, que nos ama y ha venido para salvarnos, he indicarnos el camino y por ello nos insiste
continuamente en los evangelios para que seamos vigilantes y en que la clave de la vida es el AMOR:
“porque tuve hambre y me diste de comer….”

El vivir de cara a la eternidad, con la esperanza de llegar algún día a la felicidad plena en el
cielo, es fundamental para vivir una auténtica vida cristiana. Hemos sido creados para la eternidad,
para amar a Dios y eso será nuestra plenitud o nuestra condena eterna.

Vocabulario14:

Buena muerte: Muerte en estado de gracia, por lo general con los sacramentos de la Iglesia, indicando
que estamos preparados para enfrentarnos al juicio particular y para ser acogidos en el cielo.

Escatología: Del griego, eschaton, significa “fin” o “último”; estudio de las realidades últimas: muerte,
juicio, resurrección, cielo, infierno y fin de los tiempos.

Nueva Jerusalén: ciudad celestial, de la que todos los fieles son ciudadanos.

Parusía: Termino griego para referirse a la segunda venida de Cristo.

Realidades últimas: elementos que conciernen directamente a la eternidad, entre los que se incluyen
la muerte, el juicio, la resurrección, el cielo, el infierno y el fin de los tiempos.

14
Schott Hahn y Jaime Socías, La fe cristiana explicada, EDIBESA, Madrid, 2015

Síntesis Teológica I – (Estudio del cristianismo) – Tema 6 – pag. 11


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Visión beatífica: conocimiento claro, inmediato, intuitivo de Dios, derivado de un acto del intelecto,
que se otorga a los bienaventurados en el cielo, que conocerán a Dios tal como Él es.

Autoevaluación – preguntas guía:

1. ¿Qué es la vida eterna? Explícalo.

2. ¿Qué es la muerte? ¿de dónde viene?

3. ¿Qué es el juicio?

4. ¿Qué es el infierno?

5. ¿Qué es el purgatorio y cuánto durará?

6. ¿Qué es el cielo y en qué consiste?

7. Si Dios es por esencia la bondad y el amor ¿cómo pude existir el infierno que se puro
sufrimiento?

8. Juicio Particular-juicio final ¿son lo mismo?. Explica tu respuesta

9. ¿Qué es eso de que resucitará nuestro cuerpo?

10. ¿Qué se entiendo por el fin de los tiempos y qué sucederá?

Síntesis Teológica I – (Estudio del cristianismo) – Tema 6 – pag. 12

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