Tema 5 STM 4a
Tema 5 STM 4a
Tema 5 STM 4a
para la obtención de la
Declaración Eclesiástica de Competencia Académica (DECA)
en Educación Infantil y Primaria
SÍNTESIS TEOLOGICA I
ESTUDIO DEL CRISTIANISMO
BLOQUE II
El mensaje de Jesús
Tema 5
- A partir de los hechos que nos narran los Evangelios sobre la pasión, muerte y resurrección
de Jesús penetrar y comprender su significado fundamental y central para nuestra fe.
Contenido:
“Algunos judíos creyeron que el ejército de Herodes había perecido por la ira de Dios,
sufriendo el indigno castigo por haber dado muerte a Juan, llamado el Bautista. Herodes lo
hizo matar, a pesar de ser un hombre justo que predicaba la práctica de la virtud, incitando a
vivir con justicia mutua y con piedad hacia Dios, para así poder recibir el bautismo. Era con
esta condición que Dios consideraba agradable el bautismo; se servían de él no para hacerse
perdonar ciertas faltas, sino para purificar el cuerpo, con tal que previamente el alma hubiera
sido purificada por la rectitud. Hombres de todos lados se habían reunido con él, pues se
entusiasmaban al oírlo hablar. Sin embargo, Herodes, temeroso de que su gran autoridad
indujera a los súbditos a rebelarse, pues el pueblo parecía estar dispuesto a seguir sus
consejos, consideró más seguro, antes de que surgiera alguna novedad, quitarlo de en medio,
de lo contrario quizá tendría que arrepentirse más tarde, si se produjera alguna conjuración.
Es así como por estas sospechas de Herodes fue encarcelado y enviado a la fortaleza de
Maquero, de la que hemos hablado antes, y allí fue muerto. Los judíos creían que en venganza
de su muerte, fue derrotado el ejército de Herodes, queriendo Dios castigarlo”. F. Josefo,
Antigüedades Judías, Libro XVIII, Capítulo V, v. 2.
• Porque todo aquel que iba contra las instituciones judías era condenado a muerte.
o Por ir contra el sábado (Ex, 31, 14; 35; 1-2; Nm, 15, 32-36).
o Por blasfemo
• Otras: Mc, 14, 21. Lc, 12, 50. Mc, 8, 31; 9, 31; 10,33.
1
Cf. Mc, 14, 22-25
12). Jesús repara por nuestras faltas y satisface al Padre por nuestros pecados (cf.
Cc de Trento: DS 1529).” (CEC nº 615)
Cristo adoptó nuestra naturaleza humana por completo, y luego se echó sobre sí los
pecados del mundo y murió para expiarlos. Cumplió la Ley de forma perfecta, revelando su
verdadero significado y expiando la desobediencia de la humanidad.
619 "Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras"(1 Co 15, 3).
620 Nuestra salvación procede de la iniciativa del amor de Dios hacia nosotros porque "Él nos
amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados" (1 Jn 4, 10). "En Cristo estaba
Dios reconciliando al mundo consigo" (2 Co 5, 19).
621 Jesús se ofreció libremente por nuestra salvación. Este don lo significa y lo realiza por
anticipado durante la última cena: "Este es mi cuerpo que va a ser entregado por vosotros" (Lc 22,
19).
622 La redención de Cristo consiste en que Él "ha venido a dar su vida como rescate por muchos"
(Mt 20, 28), es decir "a amar a los suyos [...] hasta el extremo" (Jn 13, 1) para que ellos fuesen
"rescatados de la conducta necia heredada de sus padres" (1 P 1, 18).
623 Por su obediencia amorosa a su Padre, "hasta la muerte [...] de cruz" (Flp 2, 8), Jesús cumplió
la misión expiatoria (cf. Is 53, 10) del Siervo doliente que "justifica a muchos cargando con las
culpas de ellos" (Is 53, 11; cf. Rm 5, 19).
2
Cf. CEC 618
3
Cf. CEC 619 - 623
• Lava los pies a sus discípulos y reitera así su mensaje de servicio, de ser el último.
• El evangelista Juan pone dentro de la última cena un amplio (son tres capítulos completos) y
rico “discurso de despedida”5 y lo que se ha llamado la “oración sacerdotal”6 en la que Jesús
se dirige a su Padre y pide por los discípulos y por todos los hombres.
No fue ninguna casualidad que la Última Cena fuera una comida Pascual. Jesús es el perfecto
Cordero Pascual. Todo lo que ocurrió después de ese banquete lo comprenderemos mejor cuando
entendamos cómo se celebraba la Pascua y qué fue lo distintivo en la forma en que Jesús la celebró.
“Al celebrar la última Cena con sus apóstoles en el transcurso del banquete
pascual, Jesús dio su sentido definitivo a la pascua judía. En efecto, el paso de Jesús
a su Padre por su muerte y su resurrección, la Pascua nueva, es anticipada en la
Cena y celebrada en la Eucaristía que da cumplimiento a la pascua judía y anticipa
la pascua final de la Iglesia en la gloria del Reino.” (CEC nº 1340)
4
Este tema de la Pasión y en concreto el sentido de su muerte voy a tomar bastante de S. HAHN, Comprender las escrituras,
MTF, 2010
5
Cf. Jn 14 – 16
6
Cf. Jn 17 todo el capítulo
En la época de Jesús, la Pascua se celebraba con cuatro “copa o cálices”: es decir, los invitados
bebían vino cuatro veces:
1. Después de una bendición solemne, se bebía el primer cáliz y a continuación se comían las
hierbas amargas que simbolizaban la amargura de la cautividad en Egipto.
2. Seguidamente alguien leía la historia de la Pascua judía narrada en Éxodo 12, se cantaba el
Salmo 113 (el “pequeño Hallel” o canto de alabanza) y se bebía el segundo cáliz.
3. Después se servía el plato principal, cordero y pan sin levadura, tras el cual se bebía el tercer
cáliz, “el cáliz de la bendición”.
4. Finamente, se cantaban los Salmos 114-118 (el “Gran Hallel) y la Pascua alcanzaba su
momento culminante cuando se bebía el curato cáliz, “el cáliz del cumplimiento”.
Jesús y sus discípulos estaban celebrando la Pascua conforme a este ritual. Todo iba como era
de esperar, hasta que llegó el momento de servir el plato principal. Entonces, Jesús hizo algo que a sus
discípulos les resultó difícil de entender.
Aquí se debía beber el tercer cáliz, el “cáliz de la bendición”, pero antes Jesús dijo que el pan
y el vino eran su cuerpo y su sangre. ¿Qué quería decir con esto? “Sangre de la alianza” era una cita
éxodo7, un pasaje que los discípulos conocían bien: hacía referencia a la ratificación de la alianza entre
Dios e Israel. Jesús hablaba como si estuviera introduciendo una nueva alianza, una que sería ratificada
con su propia sangre. Al hacer esto Jesús está instituyendo el sacramento de la Eucaristía, dándonos su
verdadero Cuerpo y Sangre para nuestra salvación, anticipando su sacrificio en la cruz. Al ordenar acto
seguido a sus apóstoles “haced esto en memoria mía” como nos dicen Lucas y Pablo8, estableció el
sacerdocio y el santo sacrifico de la Misa, que es la celebración de la nueva Pascua.
“La Eucaristía que instituyó en este momento será el "memorial" (1Co 11,25)
de su sacrificio. Jesús incluye a los apóstoles en su propia ofrenda y les manda
perpetuarla (cf. Lc 22, 19). Así Jesús instituye a sus apóstoles sacerdotes de la Nueva
7
Cf. Éxodo 27,8
8
Cf. Lc 22,19 y 1 Co 11,24
Alianza: "Por ellos me consagro a mí mismo para que ellos sean también
consagrados en la verdad" (Jn 17,19; cf. Cc Trento: DS 1752, 1764)”. (CEC nº 611)
No todos los discípulos siguieron a Jesús. Uno de ellos ya se había marchado: Judas Iscariote
se dirigía, en la oscuridad, hacia los sumos sacerdotes.
Durante la última Cena, Jesús habló a sus discípulos de lo que estaba a punto de suceder.
Después los llevó a un sitio llamado Getsemaní ( que significa “presa de aceite”), donde les
pidió que esperasen mientras se apartaba a rezar. Se llevó con Él a Pedro, a Santiago y a Juan, sus
amigos más cercanos, los mismos discípulos que estuvieron presentes en su Transfiguración.
9
Cf. Mc 14, 26
10
La oración en el Huerto de Getsemaní la narran los cuatro evangelistas y cada uno de ellos añade o puntualiza detalles.
Es muy interesante leer los cuatro textos: Mc 14, 32-42 , Mt 26,47-56, Lc 22, 47-53 y Jn 18, 2-11
La palabra “cáliz” debería llamarnos la atención. Jesús había interrumpido la Cena poco antes
de acabarla. Todavía le quedaba un cáliz por beber, el “cáliz de la consumación”. Ahora estaba pidiendo
a su Padre (“Abba” es la palabra familiar para “Padre”) que le apartara “esta cáliz”.
Cuando Jesús regresó junto a sus tres amigos, los encontró durmiendo. Era muy tarde y la cena
había sido larga y abundante. Jesús les despertó y se apartó de nuevo a orar. Al volver se los encontró
otra vez dormidos.
“Llegó por tercera vez y les dijo: Dormid ya y descansad. Basta. Ha llegado
la hora, y el Hijo del hombre es entregado en mano de los pecadores. Levantaos;
vamos. Ya se acerca el que ha de entregarme." (Mc 14,41-42)
Jesús es sometido a dos juicios para ser condenado a muerte. Veámoslo de un modo sintético:
• Se reúne el Sanedrín de noche (ilegal, no estarían todos), tenían prisa por considerarlo una
gran amenaza, además la Pascua estaba por iniciar.
• No hay testigos que concuerden en las acusaciones que le hacen. Y Jesús se mantiene en
silencio.
“Pero Jesús callaba, y el pontífice le dijo: Te conjuro por Dios vivo: di si eres
tú el Mesías, el Hijo de Dios.
Dijo Jesús: Tú lo has dicho. Y yo os digo que un día veréis al Hijo del hombre
sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo.
¿De qué se podía acusar a Jesús para que Pilato ordenara su ejecución? Sólo se les ocurre una
cosa: Jesús había dicho que era el Rey de los judíos. Pilato vería aquello como una amenaza de una
nueva revuelta. “Hemos encontrado a éste soliviantando a nuestra gente y prohibiendo dar tributo al
César: y dice que él es el Cristo, el Rey”11 dijo el Sanedrín a Pilato. Lo de prohibir dar tributo al Cesar
era mentira, pero era el tipo de acusación que necesitaban para persuadir a Pilato de que Jesús era un
peligro para Roma.
Pilato no quería saber nada del tema pero insistieron y accedió a interrogarlo.
11
Cf. Lc 23,2
- Respondió Jesús: ¿Por tu cuenta dices eso o te lo han dicho otros de mí?
-Pilato contestó: ¿Soy yo judío por ventura? Tu nación y los pontífices te han
entregado a mí, ¿qué has hecho?
- Respondió Jesús: Tú dices que soy rey. Yo para esto he venido al mundo,
para dar testimonio de la verdad; todo el que es de la verdad oye mi voz."
Y dicho esto, de nuevo salió a los judíos y les dijo: Yo no hallo en éste ningún
crimen.” (Jn 18,33-38)
Como Jesús era galileo, lo manda al rey Herodes Antipas, que en ese momento se encontraba
en Jerusalén. Este era el hijo del perverso rey Herodes que había matado a los Santos Inocentes en
Belén. Así que Herodes y sus soldados, convencidos de que se les había ocurrido una broma muy
ingeniosa, vistieron a Jesús con ropas de rey y después de burlarse de él lo mandaron de vuelta a Pilato.
¡ ¡ ¡ Crucifícale ! ! !
“Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo, y, habiéndole
interrogado yo ante vosotros, no hallé en él delito alguno de los que alegáis contra
Él. Y ni aun Herodes, pues nos lo ha vuelto a enviar. Nada, pues, ha hecho digno de
muerte. Le corregiré y le soltare.” (Lc 23,14-16)
Pero la muchedumbre incitada por los miembros del Sanedrín insiste en que sea crucificado
ante la pregunta de dejarle libre a Él o a Barrabas.
Pilato no sabe qué hacer, pues se da cuenta que es inocente, y manda azotarlo pensando que eso
tranquilizaría a la muchedumbre. Mandó utilizar el látigo, lo que resultaba especialmente cruel pues
estaba diseñado para desgarrar la piel. Si el que latigaba ponía empeño, la víctima podía morir a causa
de las heridas. Pero Jesús no murió. Cuando acabaron estaba muy débil, pero se mantenía vivo. Los
soldados queriendo divertirse un poco más con Él, trenzaron una corona de espinas y se la incrustaron
en la cabeza; después encontraron un manto púrpura (el color de la realeza) y se lo pusieron por encima,
sobre las carnes abiertas. Se turnaban para golpearle mientras le gritaban “¡Salve, Rey de los judíos!”.
Finalmente, Pilato mandó traer a Jesús de vuelta ante la muchedumbre “Aquí tenéis al hombre”
dijo Pilato, “para que sepáis que yo no encuentro en él culpa alguna”. Pero los príncipes de los
sacerdotes y los servidores gritaban “¡Crucifícale!”12
La amenaza era evidente. Si Pilato soltaba a Jesús, llegaría el rumor a Roma de que Pilato había
permitido una rebelión abierta en la provincia. El gobernador tendría que responder ante el Cesar, el
emperador romano; y esto no iba a agradar al Cesar.
Debemos considerar como culpables de esta horrible falta a los que continúan
recayendo en sus pecados. Ya que son nuestras malas acciones las que han hecho
sufrir a Nuestro Señor Jesucristo el suplicio de la cruz, sin ninguna duda los que se
sumergen en los desórdenes y en el mal "crucifican por su parte de nuevo al Hijo de
Dios y le exponen a pública infamia (Hb 6,6). Y es necesario reconocer que nuestro
crimen en este caso es mayor que el de los judíos. Porque según el testimonio del
Apóstol, "de haberlo conocido ellos no habrían crucificado jamás al Señor de la
Gloria" (1Co 2,8). Nosotros, en cambio, hacemos profesión de conocerle. Y cuando
renegamos de El con nuestras acciones, ponemos de algún modo sobre El nuestras
manos criminales (Catech. R. 1, 5, 11).
Y los demonios no son los que le han crucificado; eres tú quien con ellos lo
has crucificado y lo sigues crucificando todavía, deleitándote en los vicios y en los
pecados (S. Francisco de Asís, admon. 5, 3).” (CEC nº 598)
Los azotes habían debilitado a Jesús y es probable que físicamente fuera incapaz de llevar la
cruz durante todo el camino.
12
Cf. Ja 19, 1-6
Así que los soldados echaron mano de un hombre inocente que pasaba por allí, Simón de Cirene,
y le hicieron cargar con la cruz. Legalmente, un soldado romano podía obligar a un nativo a prestar
servicio transportando una carga la distancia de una milla romana.13
Muchas de las mujeres que habían sido discípulas de Jes´su le seguían llorando.
“Vuelto a ellas Jesús, dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad más
bien por vosotras mismas y por vuestros hijos, porque días vendrán en que se dirá:
Dichosas las estériles, y los vientres que no engendraron, y los pechos que no
amamantaron. Entonces dirán a los montes: Caed sobre nosotros, y a los collados:
Ocultednos, porque, si esto se hace en el leño verde, en el seco, ¿qué será? (Lc 23,28-
31)
Cuando llegaron al Gólgota, el lugar de la crucifixión, ofrecieron a Jesús vino mezclado con
mirra, un analgésico que supuestamente reduciría un poco su sufrimiento. Jesús se negó a tomarlo. NO
quería mitigar el dolor que debía padecer.
A continuación, clavaron a Jesús en la cruz, como al peor de los crimintales, y dos malhechores
fueron crucificados junto a É, uno a cada lado. Pero Jesús, mientras sufría la horrible agonía de los
clavos que atravesaban sus manos y sus pies, todavía sacó fuerzas para decir: “Padre perdónales porque
no s aben lo que hacer”.
Actualmente, las letras INRI aparecen en las cruces cristianas y en las iglesias. Son las iniciales
de la inscripción latina de Pilato: Iesus Nazarenus Rex Iudeaorum, que significa: Jesús de Nazaret, Rey
de los judíos.
Los soldados se rifaron las escasas pertenencias de Jesús. Cada uno agarró un pedazo de su
ropa, pero cuando llegaron a la túnica, se dieron cuenta de que estaba hecha de una sola pieza, sin
costuras, al igual que la túnica sagrada que llevaban los sumos sacerdotes judíos. Daba pena cortarla
en pedazos, así que la echaron a suertes, probablemente con una moneda o con un dado.
13
Jesús hace referencia a esta ley cuando en el Sermón de la Montaña dice “a quien te fuerce a andar una milla, vete con él
dos” Mt 5, 41
Uno de los malhechores crucificados también le injuriaba diciendo: “¿No eres tú el Cristo?
Sálvate a ti mismo y a nosotros”.
“Pero el otro, tomando la palabra, le reprendía, diciendo: ¿Ni tú, que estás
sufriendo el mismo suplicio, temes a Dios? En nosotros se cumple la justicia, pues
recibimos el digno castigo de nuestras obras; pero éste nada malo ha hecho." Y
decía: Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino. Él le dijo: En verdad te
digo, hoy serás conmigo en el paraíso.” (Lc 23,40-43)
La crucifixión era una muerte lenta y horrible; la víctima tenía mucho tiempo para darse cuenta
de que se estaba muriendo y que el final estaba cerca. Pero Jesús tenía algo importante que resolver.
“Jesús, viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaban allí, dijo
a la madre: Mujer, he ahí a tu hijo. Luego dijo al discípulo: He ahí a tu madre. Y
desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.” (Jn 19,26-27)
En la antigua Judea, una viuda sin hijos no tenía manera alguna de subsistir. Jesús hizo a su
mejor amigo responsable de María, porque María no tenía otros hijos que se pudieran hacer cargo de
ellas. El hecho de que Juan, que es quien cuenta esta historia, mantenga su nombre en secreto hasta el
final supone una invitación a que todos nosotros nos veamos como “el discípulo que Jesús amaba”.
Cualquier discípulo amado de Jesús, tiene a María como Madre, a Jesús como Hermano y a Dios como
Padre.
El último cáliz
“Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre la tierra hasta la hora de nona.
Y a la hora de nona gritó Jesús con fuerte voz: “Eloí, Eloí, ¿lama sabachtaní?” Que
quiere decir: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mc 15,33-34)
Algunos de los que estaban allí presentes no oyeron bien, o no hablaban arameo, y pensaron
que Jesús estaba llamando a Elías. Pero lo que Jesús estaba haciendo era recitar el Salmo 22 que, visto
en perspectiva, parece ser una descripción perfecta de su sufrimiento.
nosotros" (Rm 8,32) para que fuéramos "reconciliados con Dios por la muerte de su
Hijo" (Rm 5,10).
Uno de los estaban presentes le ofreció una esponja empapada en vinagre y sujeta a una caña
de hisopo,14 la misma planta que se utilizaba para rociar la sangre del Cordero Pascual en Éxodo
12,22.
Después de beber el vinagre, Jesús dijo: “todo está consumado”. Era el último cáliz de la Pascua,
el “cáliz de la consumación”, el que Jesús había prometido no beber hasta que llegara la hora. Jesús
había bebido el cáliz que su Padre le había dado “e inclinando la cabe, entregó el espíritu.”15
El velo separaba físicamente a las personas de las morada de Dios. Esta separación llega a su
fin en el mismísimo momento en que muere Jesús. Al ser el velo exterior, el hecho de rasgarse también
prefiguraba el final del mundo del Antiguo Testamento: el velo exterior estaba decorado con escenas
que representaban toda la creación.
2) "En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso; o Yo te aseguro que hoy
estarás conmigo en el Paraíso" Lc 23,43
4) "Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado" Mt 27, 46 - Mc 15, 34
Se acercaba ya el sábado (el día judío comenzaba con la puesta del sol). Los criminales que
habían sido crucificados debían ser enterrados antes del sábado, ya que estaba prohibido trabajar en
este día.
14
Cf. Jn 19,29
15
Cf. Jn 19,30
“Los judíos, como era el día de la parasceve, para que no quedasen los
cuerpos en la cruz el día de sábado, por ser día grande aquel sábado, rogaron a
Pilato que les rompiesen las piernas y los quitasen.” (Jn 19,31)
Quebrar las piernas de los criminales era en realidad un acto de clemencia; aceleraba la muerte
y esto era todo lo que ellos podían esperar. Pero Jesús ya había muerto. “Y no le quebraréis ningún
hueso” dice Éxodo 12, 46, dando instrucciones para preparar el Cordero Pascual.
En la época de Jesús, el vino se mezclaba con agua antes de beberse. La Iglesia todavía mantiene
esta costumbre al preparar el vino en la Eucaristía.
Después de la crucifixión, el alma humana de Cristo todavía unida a su persona divina, bajó al
reino de los muertos. Desde los comienzos, la predicación apostólica sobre la bajada de Cristo a los
infiernos enseño que Jesús, como todos los hombres, experimentó la muertes, pero que descendió allí
como Salvador, proclamando la Buena Nueva a los espíritus cautivos16. En este preciso momento,
después de su muerte y antes de la resurrección, Jesús propagó su obra redentora a todos los hombres
de todas las épocas y de todos los lugares; Jesús abrió las puertas del cielo para todos aquellos que le
habían precedido.
5. LA RESURRECCIÓN 17
Aunque era costumbre arrojar a un crematorio público los cadáveres de los criminales
crucificados, uno de los discípulos pudientes de Jesús, José de Arimatea, aún poniendo en peligro su
cargo en el Sanedrín, tuvo la osadía de pedir a Pilato que le permitiera llevarse el cuerpo de Jesús.
También Nicodemo, el fariseo que había ido a ver a Jesús de noche, llevó mirra y áloe para celebrar un
entierro al estilo tradicional judío. Había que dejar todo acabado antes de que comenzara el sábado,
para evitar profanar ese día. Así pues, envolvieron rápidamente el cuerpo de Jesús en una sábana de
lino y lo colocaron en el sepulcro nuevo propiedad de José de Arimatea.
José era un hombre rico, y la tumba que donó era digna de un enterramiento real. Probablemente
fue excavada en roca en la ladera de una colina. La puerta de acceso era una piedra en forma de disco,
16
Cf. 1 Pedro 3, 18-19
17
Conviene leer lo que de este tema no dice el Catecismo de la Iglesia Católica nº 638 a 658
tan grande que requería más de un hombre para moverla. Entre tanto, los sumos sacerdotes seguían
atemorizados ante la posible reacción de los discípulos de Jesús. Pidieron a Pilato que ordenara a la
guardia romana custodiar el sepulcro para asegurarse de que nadie entrara a robar el cuerpo “esta última
impostura sería pero que la primera”, pensaron. Pilato les proporcionó la guardia y les dijo que fueran
a custodiarlo como les pareciera bien.
a) ¿Qué es resucitar?
• No es una apariencia.
1) “Comenzó Jesús a enseñarles que el Hijo del hombre tenía que sufrir mucho,
y que sería rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por
los maestros de la ley. Les dijo que lo iban a matar, pero que resucitaría a los
tres días”. (Mc, 8, 31)
2) “Cuando se fueron de allí, pasaron por Galilea. Pero Jesús no quiso que nadie
lo supiera, porque estaba enseñando a sus discípulos. Les decía: –El Hijo del
hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; pero tres
días después resucitará” (Mc, 9, 31)
3) “–Como veis, ahora vamos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre será
entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley, que lo
condenarán a muerte y lo entregarán a los extranjeros. Se burlarán de él, le
escupirán, le golpearán y lo matarán; pero tres días después resucitará” (Mc,
10, 33-34)
• Jesús manifiesta poder sobre la vida: Lázaro, hija de Jairo, hijo de la viuda.
Jesús murió realmente: hecho público, rematado con una lanza, sepultado, custodiado…
• No fue robado
• Los enemigos: no querían que se pensara que había resucitado; fueron los que difundieron la
noticia del robo, pusieron guardias, etc.
• Los discípulos: tristes, asustados, con miedo, deprimidos, no se lo creían (Lc, 24, 39-40). Y se
dejaron matar.
• Si hubieran sido ladrones, dejaron el lienzo y el sudario que era lo único de valor.
pensaron que estaban viendo un espíritu. Pero Jesús les dijo: –¿Por qué estáis tan
asustados y por qué tenéis esas dudas en vuestro corazón? Ved mis manos y mis
pies: ¡soy yo mismo! Tocadme y mirad: un espíritu no tiene carne ni huesos como
veis que yo tengo. Al decirles esto, les mostró las manos y los pies. Pero como ellos
no acababan de creerlo, a causa de la alegría y el asombro que sentían, Jesús les
preguntó: –¿Tenéis aquí algo de comer?” (Lc, 24, 36-40)
o María Magdalena
o Discípulos de Emaús
o Todos los discípulos
o Pedro
o Los discípulos
o Más de 500
o Él mismo
Veamos como botón de muestra el relato de las mujeres que fueron las primeras en encontrar
al Señor resucitado. Jesús fue enterrado tan rápidamente que no dio tiempo a embalsamar su cuerpo
como se debía. Al finalizar el sábado, algunas de las mujeres que habían seguido a Jesús decidieron
rendir este último homenaje a su querido maestro.
resucitado, no está aquí; mirad el sitio en que le pusieron." Pero id a decir a sus
discípulos y a Pedro que os precederá a Galilea: allí le veréis, como os ha dicho”.
(Mc 16,1-7)
María Magdalena echó a correr, llegó hasta donde estaban simón Pedro y Juan y les dijo: “Se
han llevado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto”18 Pedro y Juna corrieron hacia la
tumba; Juan llegó antes, pero esperó a que entrara Pedro primero. Todo lo que encontraron fueron los
lienzos en los que Jesús había sido envuelto. Así que se marcharon desconcertados.
Lucas nos cuenta que “estas palabras les parecieron como un desvarío”. No podían creer que
María hubiera visto realmente al Señor resucitado.
18
Cf. Jn 20,2
• Cuerpo glorioso: atraviesa puertas, aparece y desaparece, no parece limitado por cuerpos
naturales, pero es cuerpo real.
• Confirma lo predicado por Jesús. El Padre da la razón a Jesús. Los hechos hablan por sí solos.
Conclusiones:
Nos hemos acercados a los momentos culminantes de la vida de Cristo, su pasión y muerte, y
finalmente su triunfante resurrección; y por tanto de nuestra fe. A esto lo llamamos el misterio Pascual
(de la palabra pascua que significa “paso”). Este se refiere a las verdades inagotables sobre cómo Cristo
transformó la celebración pascual en el don de su propio Cuerpo y Sangre para que, mediante su muerte
y resurrección, pudiese propiciar la salvación del mundo.
Entender, mirar, contemplar a Jesús que se acerca al cumplimiento de su “hora”, verle en cada
paso sin perder detalle, sabiendo que ahí está la clave de la Salvación de todo hombre, nos lleva a
entender y profundizar mucho más en nuestro ser cristianos. Nosotros, seguidores de Cristo, no
podemos ir por otro camino. Su amor llega a la entrega máxima de dar la vida por nosotros. Sólo la
ofrenda del Justo podía cancelar la pena del pecado del hombre y abrirnos las puertas del Cielo.
Podemos afirmar que Jesús resucitó verdaderamente de entre los muertos y que este fue el
milagro mayor que llevó a cabo con el que quedan perfectamente cumplidas las alianzas del Antiguo
Testamento. “La Resurrección de Jesús es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo, creída y vivida
por la primera comunidad cristiana como verdad central, transmitida como fundamental por la
Tradición, establecida en los documentos del Nuevo Testamento, predicada como parte esencial del
Misterio Pascual al mismo tiempo que la Cruz”19
Vocabulario20:
Anás: Sumo sacerdote antes que Caifás. Fue destituido por los romanos, pero para muchos judíos
continuaba siendo el verdadero sumo sacerdote.
Blasfemia: El delito de insultar a Dios o de atribuirse atributos divinos. Jesús fue acusado de blasfemo
por identificarse como el Hijo de Dios y el Cristo.
19
Cf. CEC nº 638
20
Schott Hahn, Comprender las escrituras, MTF, 2010
Caifás: El sumo sacerdote que gobernaba en época de Jesús, nombrado por las autoridades romanas.
Cáliz del cumplimiento: El último cáliz de la Cena Pascual. En la Última Cena, Jesús se fue antes de
beber el cáliz de la consumación; su muerte en la Cruz fue la consumación de su sacrificio Pascual.
Getsemaní: Significa “prensa de aceite”. Era un jardín a las afueras de Jerusalén al que Jesús fue a
orar después de la Última Cena. Allí fue entregado por Judas y arrestado por un grupo de soldado.
Gólgota o Clavario: colina a las afueras de Jerusalén donde Jesús fue crucificado. El nombre significa
“lugar de la calavera”.
Hisopo: Rama de arbusto usada para rociar la sangre del cordero Pascual en Éxodo 12,22 y también
usada para dar de beber a Cristo en la cruz.
Redención: Significa literalmente “ser rescatado”, acto por el que Jesucristo, a través de su muerte
sacrificial en la cruz, nos libró de la esclavitud del pecado; de este modo, nos redimió o “rescató” del
poder del diablo.
2) ¿Dónde fue Jesús con sus discípulos después de cenar y qué sucedió?