Cuáles Son Los 21 Tipos de Clientes y Cómo Tratarlos
Cuáles Son Los 21 Tipos de Clientes y Cómo Tratarlos
Cuáles Son Los 21 Tipos de Clientes y Cómo Tratarlos
El cliente debe ubicarse en el centro de nuestras acciones: es la manera inbound de ver a una
empresa. Esto quiere decir que todos los departamentos y personas que integran la compañía
deben tenerlo en mente para garantizarle una mejor experiencia. Entender los tipos de cliente con
los que tratamos e identificar su personalidad son aspectos fundamentales para deleitarlos y
fidelizarlos.
Diferenciar y establecer categorías para los clientes nos ayuda a interactuar mejor con ellos, cerrar
más ventas y llevarlos hasta al máximo grado de satisfacción. Esto mismo es lo que los convertirá en
embajadores de marca y al final terminará por beneficiar a ambas partes: a tus clientes y a ti.
Ningún usuario quiere ser tratado como un número o recibir una atención general con un discurso
casi robotizado: lo que desea es un trato considerado, ser escuchado y recibir una solución
personalizada. Y esto se logra solamente si lo conocemos, lo dotamos de una personalidad y
entendemos que estamos tratando con un ser humano con carácter e intereses propios.
Todos en la empresa deberán tener esta noción, pero con mayor razón la fuerza de ventas, ya que
son el primer vínculo con el cliente y mantienen un trato frecuente con él.
Si quieres convertir leads en clientes, necesitarás tener un amplio panorama del tipo de
comprador con el que estás tratando. Cabe aclarar que tu buyer persona (representación del cliente
ideal) es diferente a la tipología que estamos planteando ahora. Al diferenciar por estilo de clientes
nos enfocamos en la interacción y negociación.
Para diferenciar tus tipos de clientes piensa en qué compran, cómo lo compran, cuánto compran y
con qué periodicidad. Conocer estos detalles te dará una idea general y conocerás realmente el
potencial que tienen de convertirse. Además, podrás reconocer si concuerdan con la oferta que
tienes. Es posible que descartes algunas opciones al identificar que un perfil preliminar no va con lo
que ofrece tu empresa.
Posteriormente necesitarás determinar tus categorías para saber cómo acercarte y tratarlos, qué
decir y cómo presentar tus productos o servicios. Además de concretar tu venta, te servirá
para deleitarlos y fidelizarlos. Esto es clave para establecer una relación a largo plazo.
El deleite lo obtienes al generar una experiencia única para cada cliente, de tal forma que quede
satisfecho y contento, que reconozca que hiciste un cambio positivo en su vida y te vea como su
mejor opción. Por último, está el nivel más alto al que toda empresa debe aspirar con sus clientes:
la fidelización. En este nivel se ha generado tal confianza que tus clientes se vuelven promotores de
tu producto y marca. Es la prueba de un vínculo sólido a largo plazo: te siguen comprando y además
te recomiendan.
Una vez que tengas una tipología definida de tus compradores, establece con tu equipo la forma de
abordar a cada uno: qué frases puedes usar con unos y cuáles más con otros. Aquí
te presentaremos varios perfiles con los que probablemente tratas, así como algunos consejos
para deleitarlos y fidelizarlos.
Puedes clasificar y establecer tus propias categorías al considerar qué requerimientos tienen tus
clientes o por qué compran: por necesidad, innovación, porque buscan crecer o por un contexto en
particular. También es importante que pienses en las circunstancias económicas y, por supuesto,
puedes clasificarlos con base en la relación que tienen con tu empresa: si ya te han comprado, si
son recurrentes, si han sido conflictivos, si se comunican bien y demás.
La tipología en la que nos centramos en este artículo clasifica a los clientes con base en su
personalidad.
Por último, antes de comenzar con la clasificación, recuerda que el tipo de empresa que tengas, tu
experiencia y dinámica también irán nutriendo la interacción y te permitirán crear una clasificación
propia que mejorará tus ventas.
2. Cliente amigable
3. Cliente detallista
4. Cliente conversador
5. Cliente racional
6. Cliente reservado
7. Cliente tímido
8. Cliente exigente
9. Cliente impaciente
Ten siempre presente que puedes establecer tus propias categorías, o bien, hacer bloques que
conjuguen dos o tres perfiles parecidos de los que a continuación te presentamos. Quizá un mismo
cliente presente rasgos de varios tipos; así identificarás en qué momento está y cómo te conviene
tratarlo con base en el perfil en que se encuentra.
Es el tipo de cliente que quieres tener: sabe bien lo que quiere, entiende tus mensajes, ya tiene
referentes de tu empresa y se muestra fiel hacia tus productos o servicios. Es el cliente que está listo
para hacer su compra contigo. Pese a ello, es importante no confiarse y mantener una actitud
profesional, enfocada en sus necesidades y en el objetivo de la reunión.
Hazlo sentir cómodo, pero sin trivializar sus necesidades: dale un trato cordial y tono familiar.
No te conformes con el cierre de la venta, sino sé propositivo: ofrece una consultoría, detecta las
mejoras o áreas de oportunidad para su negocio. En todo aspecto bríndale valores agregados
específicos.
2. Cliente amigable
Es un cliente de carácter afable, tranquilo y que siempre está sonriendo: es él quien se preocupa
por tu comodidad. Es educado y atento, pero aunque sea amigable y se muestre receptivo a lo que
dices, no significa necesariamente que esté de acuerdo y que la venta se esté cerrando. Es necesario
que hagas preguntas concretas que te indiquen que su sonrisa es porque está convencido con lo
que le estás presentando.
Características del tipo de cliente amigable
Es amable y sensible.
Necesitas ser muy puntual con lo que estás ofreciendo, hazle pensar en sus necesidades y muéstrale
por qué lo que ofreces es su solución.
También te ayudará compartir su optimismo y ser amable igual que él. Busca recordarle
constantemente los resultados que van a generar tus productos o servicios en su empresa.
3. Cliente detallista
Se caracteriza por su calma para tratar los temas, por su capacidad de observación y atención en los
detalles. Será un perfil que se mantendrá tranquilo, siempre y cuando lo que presentes no tenga
una falla. Por eso requieres seguridad total en tu persona y tu discurso, así como plantear objetivos
claros y concretos para la reunión. De lo contrario, la junta puede extenderse bastante, sobre todo
por las preguntas que pueden surgir por parte del cliente que busca conocer todo en detalle.
Busca información.
Tu trabajo debe ser cauteloso; revisa dos o tres veces antes de hacer una presentación. No prometas
nada que no vayas a cumplir y no exageres las bondades de tus productos o servicios.
La mejor manera de fidelizar a este perfil es cuidar los detalles. Busca que tu trato sea cordial y que
tu imagen, expresiones y cualquier material que presentes destaquen por su limpieza, coherencia y
visibilidad.
4. Cliente conversador
Se le reconoce por estar siempre hablando, usa frases largas y recurre a muchas anécdotas; aunque
puede ser amistoso, acapara la charla. Esto puede desviarte del objetivo de venta, así que necesitas
hacer interrupciones cordiales para que puedas hablar sobre lo importante en la reunión.
Es amable y amigable.
Sé amable y muéstrate interesado por sus anécdotas, pero utilízalas para volver al tema de la venta.
Lleva preparado material gráfico y un discurso breve para centrarte en los objetivos.
Dale un trato respetuoso en todo momento, atento y cordial en las pausas que le obligues a hacer.
Preséntale un producto o servicio concreto y busca generar empatía al recordar lo que te ha dicho.
Una vez que concretes la venta, dale un espacio para que converse un poco de un tema que no
tenga que ver con la reunión.
5. Cliente racional
Suele ser muy concreto y puntual, así que no le gusta andar con rodeos; es alguien informado en
general y enterado de lo que ofreces. Sabe del ámbito en el que se mueve tu empresa. Con este tipo
de cliente no puedes perder el tiempo, así que toma la iniciativa y céntrate en los beneficios de tus
productos o servicios.
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Este tipo de cliente siempre te agradecerá guías, hechos concretos y testimonios o casos prácticos
de tus productos o servicios. Apela siempre al conocimiento y no a lo emocional cuando lo trates.
Será muy útil también que prepares materiales gráficos e informativos, que te centres en los
objetivos y no desvíes la conversación.
6. Cliente reservado
Este perfil es callado y educado: más allá del saludo no abunda en la conversación. Te deja hablar,
no interrumpe y hará preguntas específicas. No te cuenta nada de su ámbito personal o profesional,
quizá tampoco hable de su trabajo.
Valora su privacidad.
Es desconfiado e inseguro.
Debes mantener un trato cálido y evitar conductas que lo fuercen a hablar. Realiza preguntas
constantes para saber que va siguiendo tu exposición y para resolver todas las dudas posibles.
7. Cliente tímido
Es inseguro y lo muestra; no es que sea callado, sino que no sabe qué preguntar o se siente
incómodo si tiene que hablar mucho. Lo mejor es generar un ambiente relajado para que sea
receptivo y no se tense.
Es desconfiado.
Es callado e introvertido.
8. Cliente exigente
Aunque puede ser cordial, es un cliente que está preparado y no se deja llevar por argumentos sin
sentido. Puede caer en exigencias más allá del proyecto, por lo que es necesario que establezcas
claramente lo que propones: cuál es su alcance o función y qué beneficios tangibles ofreces con tus
productos o servicios.
Es egocéntrico y arrogante.
No le gusta perder.
Prepárate para dudas o preguntas diversas. Es necesario explicar de forma clara y concisa; evita caer
en titubeos o contradicciones. Te debes mostrar sumamente seguro, profesional y delimitar los
temas que se tratarán en la reunión.
Dale una atención minuciosa y muéstrale una propuesta de valor que supere sus expectativas.
Tienes que ganarte su confianza y lograr que te vea como una autoridad en tu industria.
9. Cliente impaciente
Aquí tenemos una persona que no quiere perder tiempo ni tolera fallas o que des circunloquios.
Puede ser difícil en su trato y requiere que le expliques todo de una forma muy clara, gráfica o con
ejemplos muy prácticos para que no se detone su impaciencia.
No es empático.
Valora su tiempo.
Este perfil es de alguien que realmente no está convencido de lo que requiere o de tu propuesta;
son más sus dudas que su motivación de compra. Lo que necesita es claridad, por lo que debes ser
un especialista en lo que estás ofreciendo para que se concentre en las soluciones.
Para deleitarlo debes comprender cuál es la raíz de su indecisión: si es por tu empresa, por tu
propuesta o por algo contextual. Una vez que conozcas sus motivos podrás darle más información,
referencias o eliminar objeciones.
Debes ofrecer una gama amplia de productos o servicios, cosas innovadoras y funcionales para su
negocio. Busca ser un asesor, no lo apresures y deja que piense en lo que quiere.
Por lo general, todos los clientes tienen algo de negociadores, pero esta categoría define a una
persona que en todo momento está pensando en qué puede obtener de más: alguna oferta, un
descuento. Tal vez intente descubrir una falla para ganar algo extra. Siempre dirá que es muy
costoso lo que propones y buscará un precio menor.
Es exigente.
Prepara muy bien la reunión y enfócate en objetivos. Con este cliente es mejor que lleves dos o tres
propuestas concretas para que vea opciones entre las que puede elegir lo que mejor le parezca.
Es una persona que busca dominar y tener el control, por lo que se siente cómodo ordenando o
guiando. Es probable que en la reunión quiera establecer los puntos a tratar y siempre tome la
palabra. Tiene preparación, aunque en momentos su autosuficiencia puede desbordarse y hacerle
creer que todo lo sabe.
No caigas en un juego de quién domina a quién, ni trates de medir fuerzas. Sé cordial, lleva una
propuesta concreta y profesional para que vea que eres experto en la materia. Prepara posibles
respuestas a dudas y objeciones.
Muestra interés en su conocimiento y enfoca lo que te indique hacia casos de éxito que han tenido
otras empresas con tus productos o servicios. Puedes crear y entregarle material detallado y
especializado sobre el tema, ya que valorará un contenido que realmente ofrezca algo diferente a
otras propuestas.
Estamos frente a un individuo que analiza superficialmente con ánimo de encontrar fallas, un poco
vanidoso y muy pagado de sí mismo. Si la reunión no se enfoca en aspectos concretos, se agudiza
su espíritu crítico y puede llegar a decir que nada le parece. Es un tanto altivo y en momentos
agresivo; cuestionará lo que digas o cómo lo digas.
Características del tipo de cliente crítico
Se queja constantemente.
Aquí es importante tener preparados los motivos y las razones de tu propuesta y productos.
Conserva la paciencia y ten control emocional para no caer en debates insustanciales.
Este cliente requiere diversas opciones, por lo que puedes ofrecer tu producto o servicio más nuevo,
el que esté enfocado en revolucionar la industria. Siempre intenta mostrar calma y ten a la mano
diversos materiales de soporte. Es un cliente que necesita atención y concentración: no des pasos
en falso.
Es un cliente que, a pesar de que está poniendo atención, muestra poco o nulo interés en lo que
propones. Manifiesta cierta pasividad y es inexpresivo; ni el dato más contundente le despierta una
emoción.
No interactúa.
Con este perfil no debe decaer tu entusiasmo. Conserva un tono profesional, realiza muchas
preguntas, busca respuestas más abiertas y trata de motivarlo para que opine.
Genera un ambiente de confianza. El mayor reto es la empatía, así que pon atención en el detalle;
requerirás de una memoria privilegiada o de notas que le demuestren que tienes el control de todo.
Proporciona información de tus productos o servicios más innovadores para que despiertes su
interés.
Es inseguro.
La confianza es clave con estos clientes. Genera un ambiente tranquilo, contágialo de una vibra
positiva y bríndale información precisa. Para tratar de aligerar sus nervios habla; cuenta una
anécdota que no tenga que ver con la propuesta.
Hay que tener cuidado con este tipo de clientes porque pueden desesperarte. Se trata de una
persona que se pierde fácilmente de lo que estás hablando y hace interrupciones constantes. Quizá
te pida que repitas lo que dices constantemente y tal vez no entienda la esencia de tu propuesta.
Está ausente.
Se le dificulta escuchar.
No se concentra fácilmente.
La clave es mantener su atención: no dejes que divague y ten apoyos visuales muy llamativos. Debes
exponer de forma rápida y concisa; al final dale un resumen claro de lo que han visto en la junta.
Hay que entender que a veces su distracción es en verdad un rasgo de su personalidad, no es que le
reste importancia a tu propuesta; así que no lo tomes como algo personal. Trátalo amablemente y
cuando se distraiga haz una broma con la que lo lleves de nuevo a centrarse en el tema. Necesitas
materiales escritos y una minuta precisa de lo que hayan acordado.
Este es un tipo de cliente común porque en general el ritmo laboral propicia tantos pendientes que
tratamos de hacer muchas cosas a la vez. Aquí interactúas con una persona que no tiene mucho
tiempo para que le expliques tu propuesta, que mira impaciente el reloj y corta la conversación para
preguntarte cuál es la esencia de lo que están hablando. Tal vez haga interrupciones por una
llamada, ver un mail o firmar algún documento.
Está estresado.
Necesitas hacerle saber que valoras su tiempo. Busca hablar poco y escuchar más. Prepara una
propuesta muy concreta, específica y con puntos breves pero contundentes.
Trátalo amablemente, con un tono profesional y que vaya directo al tema que tratarán en la junta.
No le hagas perder mucho tiempo, ten soluciones y no pretextos y verás que será un cliente fiel.
Este cliente va más allá de conversar o hablar mucho y se diferencia del crítico porque busca debatir
o enfrascarse en argumentos; tiene tiempo para ello y le gusta retar a su interlocutor. Puede o no
tener razón, pero su esencia lo llevará a polemizar y a poner en duda todo.
Busca información.
Evitar engancharte en una discusión. Prepara datos, testimonios, gráficas y fuentes oficiales de lo
que argumentas para que no haya espacio a una polémica. Concretada la venta, puedes darle la
satisfacción de conversar o abundar sobre un tema que no tenga que ver con el trato comercial.
Primero identifica si está confundido porque no está tan inmerso en el sector, por su trayectoria o
por algún tema o aspecto que se está tratando en la junta. Es un cliente que no se llena de dudas,
pero que en general no ha captado lo que ofreces; incluso puede no preguntar, pero tú notas que
no ha asimilado la información.
Es distraído.
Es indeciso.
Ve con calma, haz pausas continuamente para dar un resumen de lo que se ha visto hasta el
momento, y pregunta si todo está claro o hay dudas. Prepara explicaciones claras con muchos
ejemplos cotidianos y evita usar tecnicismos.
Te servirá valerte de una historia o una anécdota para explicar tu propuesta. Brinda materiales de
explicación. No le hagas notar que lo tomas por alguien confundido; al contrario, escúchalo, ve a su
ritmo y anímalo.
Hay límites para todo y existen clientes que no son para tu empresa, pues ponen en riesgo tu fuerza
de ventas. De todas formas, quizá debas trabajar con este perfil. Se trata de una persona poco
atenta, sin educación, prepotente, que actúa de manera agresiva o con un lenguaje inapropiado.
Es irrazonable y antipático.
No caigas en provocaciones. Mantén una actitud tranquila, cordial, pide respeto y haz una
exposición breve de lo que propones. Muestra autoridad y control porque tú eres el especialista.
Requerirás mucha información y varias opciones. Céntrate en beneficios de tus productos o servicios
y resalta los casos de éxito. Además, te conviene identificar si es descortés por naturaleza o porque
hay algún malestar en particular con la empresa; de ser así, bríndale soluciones.
Un cliente insatisfecho es aquel que siente que el producto o servicio que ha adquirido no ha
cumplido con sus expectativas. Es posible que se haya sentido traicionado por las compañías en las
que había depositado su confianza y, por lo tanto, no vuelve a comprar. Por eso identificar este tipo
de clientes y saber cómo tratarlos puede ayudarte a ejecutar acciones de marketing adecuadas para
evitar que se vayan.
Adopta la mentalidad de servicio al cliente, ya que por alguna razón tu cliente no está satisfecho y
depende de ti que se resuelva su problema. Utiliza la escucha activa y evita sacar conclusiones
precipitadas y haz preguntas pertinentes para asegurarte de que has identificado su problema de
forma correcta. No interrumpas la conversación y sé empático. Para fidelizar a un cliente
insatisfecho debes primero darle solución a su problema; si no está de acuerdo con lo que le ofreces,
entonces dale el poder de que identifique qué lo haría feliz.
Cuando tienes un cliente insatisfecho es importante darle seguimiento a su caso una vez que se haya
resuelto su problema. Así construirás una imagen positiva de tu marca para que se sienta motivado
a volver a comprar.
Lectura recomendada: Retención de clientes y programas de fidelización