El Conde de Montecristo (Teatro) - Alejandro Dumas
El Conde de Montecristo (Teatro) - Alejandro Dumas
El Conde de Montecristo (Teatro) - Alejandro Dumas
DUMAS (PADRE)
El conde de Montecristo
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El conde de Montecristo
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EL ABATE FARIA y EDMUNDO DANTES
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BARCELONA -
Establecimiento tipográfico de Félix Costa.
45 - conde del Asalto * 46
MI*
REPARTO
PERSONAJES ACTORES
MERCEDES Sra. C. Llórente.
^ JULIA MOREL . •. » C. Gassó.
EDMUNDO DANTÉS.Sr. J. Nieto.
^ ABATE FARIA. » J. Guardia. %
ESCENA PRIMERA
ESCENA II
ESCENA III
ESCENA IV
ESCENA V
VILLEFORT y EDMUNDO
ESCENA VI
VILLEFORT solo
ESCENA VII
VILLEFORT y DANGLARS
ESCENA VIII
VILLEFORT, solo. Después, gendarmes.
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16
ESCENA IX
TELÓN RÁITDO
K1 bastillo d.e If
Conde — 2
18
ESCENA PRIMERA
ESCENA II
Edmundo ¡ Oh !
Faria Y por último, ese Villefort, a pesar de
vuestra inocencia, y ante el temor de que
pudierais divulgar el nombre del conspi¬
rador, su padre, no puso reparo en dar
crédito a la carta denuncia y encerrar en
uno de los más obscuros y lóbregos ca¬
labozos del castillo de If, al más inocen¬
te de los jóvenes, perdiendo la protección
del más bueno de los hombres, que había
logrado hacer de vos uno de los pocos se¬
res agradecidos con que cuenta la mísera
humanidad.
Edmundo (Conmovido. ) ¡ Oh, padre mío ! vuestras pa¬
labras son bálsamo bendito que cicatriza
mi destrozado corazón, dándome al pro¬
pio tiempo fuerza y vigor para llevar a
término lo que falta de nuestra obra, y
vengarme de los miserables y cobardes
que se han \ralido de esas armas. '
Faria ¡ Dantés ! ¡ Dantés ! ¡ pronto ! ¡ pronto !
(Síntomas de un ataque.)
Edmundo ¿Qué es eso? ¿qué tenéis?
Faria El acceso ; ¡ sí, lo conozco ! ¡ lo conozco !
Edmundo ¿Qué queréis decir?
Faria Dantés ; mira. (Dándole un papel.)
Edmundo ¿Qué es esto?
Faria Esto, amigo mío, es mi tesoro, que des¬
de hoy os pertenece.
Edmundo (¡ Oh ! ¡ Dios mío ! ya vuelve a su locura.)
Faria Amigo mío, tranquilizaos, no estoy loco,
no. Este tesoro existe, Dantés, y si yo no
he podido poseerle, vos le poseeréis, vos.
Nadie ha querido escucharme ni creerme
porque se figuraban que estaba loco ; pe¬
ro vos que debéis saber mejor que nadie
que no lo estoy, escuchadme y después
creedme si queréis.
Edmundo Sí, sí ; ya escucho.
Faria Un día que estábamos hablando de Ro¬
ma, ¿no os conté la historia de Alejandro
VI y de César Borgia?
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— 21 —
ESCENA III
ESCENA IV
ESCENA V
I EI.ÓN
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ACTO SEGUNDO
ESCENA PRIMERA
ESCENA II
ESCENA III
MONTECRISTO y DANGLARS
ESCENA IV
Dichos y BERTUCCIO
ESCENA V
ESCENA VI
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ACTO TERCERO
Urf1 salón adornado con lujo, y que figura ser antesala de un salón de
baile. Es de noche. Los criados acaban de enceder las luces. En el
fondo, la puerta que da al salón de baile. A la derecha, la puerta
del aposento del conde Morcef. A la izquierda, la puerta que co¬
munica con las demás habitaciones.
ESCENA PRIMERA
4
UN CRIADO y MOREL
ESCENA II
Dichos y MERCEDES
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Mercedes Yo soy esa persona.
Morel Señora...
Mercedes (aiDejadnos solos. (Vase el criado.)
criado.)
¿Me conocéis, señor Morel?
Morel Señora... procuro recordar... Me parece
que he tenido va el honor... pero con¬
fieso...
Mercedes Miradme bien.
— 38
Morel Repito...
Mercedes Soy Mercedes.
Morel Mercedes...
Mercedes Sí, señor, Mercedes la Catalana.
Morel ¡ Imposible !
Mercedes ¿Me encontráis, pues, muy cambiada,
muy envejecida?...
Morel Al contrario, señora... sois joven... y, a
lo que parece, rica y dichosa.
Mercedes Rica, sí, señor Morel ...pero sentaos, os
lo suplico.
Morel Señora...
Mercedes ; Oh ! Me haréis creer que no encontráis
placer en volverme a ver, y que estáis im¬
paciente por marcharos.
Morel Os engañaríais doblemente creyendo eso.
¿Pero me permitiréis que os dirija algu¬
nas preguntas?
Mercedes Con mucho gusto, señor Morel.
Morel La carta que he recibido estaba firmada
por la señora condesa de Morcef.
Mercedes Soy yo.
Morel ¿Vos? Me parece un sueño...
Mercedes Que voy a explicaros. Fernando, ya lo sa¬
béis, partió como soldado en 1816 y vol¬
vió a Francia con el grado de general que
su majestad tuvo a bien confiarle, y al
cual añadió el título de conde. Por eso,
señor Morel, la carta que habéis recibido,
estaba firmada por la señora de Morcef,
y no por Mercedes la Catalana.
Morel Os confieso, señora, que he tenido una
gran satisfacción en volver a ver, antes de
partir nuevamente a Marsella, a la Merce¬
des que tan buenos recuerdos había de¬
jado en mi memoria.
Mercedes (Tristemente.) Acabáis de pronunciar la pa¬
labra'Marsella, y esta palabra trae a la
mía el recuerdo de otras personas que he
conocido... en esa ciudad.
Morel Sí, comprendo, os acordáis de...
Mercedes Dispensadme, señor Morel. Habiendo si-
do para mí demasiado indulgente cómo
amante, no me juzguéis demasiado seve¬
ramente como mujer.
Morel Os juzgaría severamente, por el contra¬
rio, señora, si hubierais olvidado...
Mercedes ¡ No, no ; no he olvidado, señor Morel,
no ! y ahora os confesaré una cosa, y es,
mi deseo al pediros una entrevista...
Morel Sí, sí ; comprendo.
Mercedes ¿Y bien?
Morel ¡ Ah ! señora...
Mercedes ¿Ninguna nueva?
Morel Ninguna.
Mercedes ¿Y no ha vuelto a parecer por Marsella?
Morel Un día corrió la voz que había muerto, y
muerto de una manera extraña y singu¬
lar..
Mercedes Lo sé.
Morel Catorce años, señora ; catorce años estu¬
vo enterrado en vida en el castillo de If.
Mercedes ¡ Infeliz ! (Ocultándose el rostro con ambas manos.)
Morel ¿No es cierto que fué muy infeliz... se¬
ñora?
Mercedes ¡ Sí, sí ; murió ! ¿ Cómo podría ser otra
cosa? Y sin embargo, no**hace muchos
días en la ópera, fué una fascinación...
fué un sueño... No, no, no puede ser.
Morel ¿Qué decís, señora?
Mercedes Escuchad, señor Morel ; yo no puedo
acostumbrarme a la idea de que el pobre
Edmundo haya muerto ; Dios me es testi¬
go ; sin embargo, de. que se le hubiera
creído vivo, nada en el mundo me hubiera
determinado a ser la esposa de otro. Que¬
ría deciros, que si algún día llegáis a sa¬
ber que ambos hemos sido engañados...
que si llegara un día en que compareciese
en Marsella, o que vos supieseis, en fin,
que existía en un lugar cualquiera del
mundo... cuento con vos, señor Morel,
para escribirme esta única palabra : «Vi-
I
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ESCENA III
ESCENA IV
FERNANDO y MERCEDES
ESCENA V
ESCENA VI
MERCEDES y MONTECRISTO
ESCENA VII
Dichos, FERNANDO
ESCENA VIII
MONTECRISTO
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TELÓN
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ACTO CUARTO
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ESCENA PRIMERA
MERCEDES y MORCEF
- ESCENA II
ESCENA III
MONTECRISTO y MAXIMILIANO
ESCENA* IV
ESCENA V
MONTECRKTO y MORCEF
ESCENA VI
MONTE CRISTO y FERNANDO
TELÓN
ESCENA PRIMERA
JULIA y MOREL
ESCENA III
— 60 - -
ESCENA IV
ESCENA V
ESCENA VI
Dichos y JULIA
ESCENA ÚLTIMA
Dichos y MONTECRISTO
TELÓN
OBRAS PUBLICADAS
La Princesa del Dollar El Alcalde de Zalamea
La Ola gigante Los dos pilletes
El señor Conde de Lu- D. Juan de Serrallonga
xemburgó El Rey Lear
Captura de Raffles o el Espectros
triunfo de Sherlock Las Cigarras Hormigas
Holmes El Registrode la Policía
El Sol de la Humanidad El vergonzoso enPalacio
Zazá La Fuerza de la Con-
Mujeres Vienesas Aurora ciencia
Hamlet Eva
Giordano Bruno El Bufón
El nido ajeno El Cuchillo de Plata
El Rey Nick Cárter
Prisionero de Estado o La Cena délos Cárdena-
la Corte de Luis XIV ¡Justicia Humana! les
Los Miserables El Señor Feudal
La ladrona de niños El veranillo deS. Martín
Los dioses de la mentira El desdén con el desdén
Cristo contra Mahoma Cuento inmoral
Juventud de Príncipe Amor de amar
Juan José La damade las camelias
La sociedad ideal La domadora de leones
La cizaña Los dos sargentos fran-
Entre ruinas E1 Místico ceses
La vida es sueño García del Castañar
Sabotage La fierecilla domada
Pasa la ronda El honor
Magda El sí de las niñas
El Papá del Regimiento María Antonieta
La duda alegre El Conde Montecristo
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