Tema 1
Tema 1
Tema 1
En términos generales, la palabra valor denota para una persona o para un grupo
social determinado algo útil, que sirve, una cualidad, una propiedad; le atribuimos
lo mismo a todo aquello que vale: al dinero, a una piedra preciosa, a una
mercancía, a cualquier símbolo religioso, a una obra de arte, a una artista,
inclusive a una persona que se le reconoce méritos por su civismo en la
comunidad. En este sentido decimos que hay valores estéticos, cívicos,
culturales, económicos y morales. Es el hombre mismo quien le reconoce y
atribuye ese don, esa cualidad de "valor", a las personas y a las cosas.
Pero para nuestro tema central, que son los valores morales, es necesario
explorar el contexto histórico-filosófico. Una mirada desde el objetivismo, el
subjetivismo y la objetividad nos permite una mejor comprensión sobre el tema.
El subjetivismo, por su parte, considera que los valores son creaciones del sujeto,
con existencia solo en el individuo que los determina, sin ninguna relación con la
realidad ni con el otro. Dependen exclusivamente del sujeto; en consecuencia,
para los subjetivistas los valores son relativos y no afirman la universalidad de
estos. Lo que para mí puede ser justo para otra persona no lo es; el concepto de
responsabilidad, por ejemplo, dependerá de cómo se le mire o cómo se le conciba
por una o por varias personas.
Lectura requerida
Ética epicureísta: Para Epicuro la felicidad del hombre radica en la práctica de los
placeres moderados, pues el principio de todo bien se haya en el placer. Hace
alusión el filósofo a los placeres materiales que brindan tranquilidad y equilibrio y
que exigen del hombre un control de sí mismo y una gran madurez intelectual
para poder distinguir entre los verdaderos placeres que conducen a la felicidad de
aquellos que producen el displacer y por ende el sufrimiento.
Ética kantiana o del deber: A partir del siglo XVI se identifica la Edad Moderna con
una filosofía caracterizada por el culto a la razón. Ahora el hombre es el centro de
todo, en contraposición a la Edad Media cuyo centro había sido Dios. Se pasa
entonces del teocentrismo al antropocentrismo.
Será entonces Kant (1724 d. de C.) quien desarrolle un sistema ético formal y
autónomo basado en el deber. El valor de la moral sólo puede radicar en la
voluntad del hombre en querer hacer el bien, en la buena voluntad. Lo importante
aquí es sencillamente cumplir el deber por el deber y de esta manera el hombre
es feliz en un mundo real y concreto.
Ética marxista: El hombre para Marx es ante todo praxis; es un ser de trabajo y
producción, transformador y creador, allí radica su felicidad. La relación hombre-
naturaleza está mediada por el trabajo, y como ser histórico y social está llamado
a la transformación de la naturaleza y de la sociedad para lograr un nuevo
modelo de vida: El socialismo. Es este el ideal de un hombre nuevo: una sociedad
sin clases, un hombre libre, que manifieste virtudes como la solidaridad, la lucha,
el sacrificio, la justicia en pro de su colectividad. Es esta la esencia de la ética
marxista; el bien radica en el servicio a la causa del sistema político; solo puede
el hombre lograr la felicidad en una sociedad justa como la propone Marx.
Lectura de apoyo
"....Al principio las acciones altruistas fueron elaboradas y reputadas buenas por
aquellos a quienes eran útiles; más tarde se olvidó el origen de esta alabanza y se
llamaron buenas las acciones altruistas por costumbre adquirida del lenguaje,
como si fueran buenas en sí mismas. Esta primera derivación presenta todos los
rasgos típicos de la idiosincrasia de los sicólogos ingleses -encontramos aquí
"utilidad", "olvido" "costumbre" y por último "error"- y todo para servir de base a
una apreciación que hasta el día de hoy parecía privilegio de los hombres
superiores... Para mí es evidente que esta teoría busca el origen del concepto
"bueno" en un lugar donde no está: el juicio "bueno" no emana de aquellos a
quienes se prodigó la "bondad". Fueron los mismos "buenos", los hombres
distinguidos, los poderosos, los superiores, quienes juzgaron "buenas" sus
acciones; es decir, de "primer orden", estableciendo esta nomenclatura por
oposición a todo lo que era bajo, mezquino, vulgar y populachero. Se abrogaron
desde su altura el derecho de crear valores y determinarlos... la conciencia de la
superioridad y de la distancia; el sentimiento general, fundamental y constante de
una raza inferior y baja, determinó el origen de la antítesis entre "bueno" y
"malo...”