Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                
0% encontró este documento útil (0 votos)
123 vistas11 páginas

Pruebas Proyectivas

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1/ 11

PRUEBAS PROYECTIVAS

TEST PROYECTIVOS: FUNDAMENTOS TEÓRICOS Y APLICACIONES


CLÍNICAS

I. TEST PROYECTIVOS

El nombre de TEST o TÉCNICAS PROYECTIVAS parece derivar del hecho de que el


material ofrecido al paciente es ambiguo o apenas estructurado para facilitar la posibilidad
de la «proyección» personal al tratar de organizarlo: un papel en blanco, una mancha
inespecífica, una historia sin acabar, una palabra o frase que debe de completar, unos
juguetes con los que jugar a su modo, una escena difusa que debe de organizar e
interpretar... A diferencia de los llamados «Test Psicométricos» y «Escalas de
Desarrollo», cuyo material está plenamente estructurado, así como las respuestas.

A través de los «Proyectivos» se intenta, más que medir, «comprender» en lo posible los
procesos cognitivo-perceptivos del paciente y la estructura de personalidad que subyace.
Con los «Psicométricos» se intenta únicamente «medir» o verificar en términos
cualitativos el rendimiento actual o nivel de desarrollo de un sujeto en algunos factores
parciales (por ejemplo, fluidez verbal, razonamiento mecánico, coordinación motora, etc.).
A mitad de camino entre los Proyectivos y los Psicométricos se encuentran los
Psiconeurológicos (Bender, Bentón, Stamback, Rey...) y algunos Cuestionarios. El
material básico está ya estructurado, pero permiten ciertas ligeras modificaciones por
parte del sujeto.

Pero esta clasificación, que suele venir así en los manuales, no responde a la realidad
clínica. El nombre de TEST o TÉCNICAS PROYECTIVAS se nos va quedando cada vez
más inapropiado y confuso a medida que se va perfilando con mayor precisión la
complejidad y diversidad de los mecanismos de «proyección».

Desde Freud en su primera época (1) («Estudios sobre la Histeria», 1895 «Las
Neuropsicosis de Defensa», 1894-1896; incluso en el Caso Schreber, acepción que
modifica en parte al hablar de la proyección en «Psicopatología de la vida cotidiana»,
«Tótem y Tabú» (1912) hasta nuestros días, se ha hecho un largo recorrido en el análisis
de la proyección y en su participación en los distintos cuadros clínicos, así como en la
PRUEBAS PROYECTIVAS

vida diaria, condicionando o estructurando distintos modos de relación objetal (M. Klein:
«Notas sobre algunos mecanismos esquizoides», 1946; «Sobre la Identificación», 1925).
No es lo mismo el proceso de externalización de un impulso en la paranoia, que el
proceso de externalización de un peligro interno en la fobia, o de unos sentimientos en la
transferencia, aunque todo sea colocar afuera contenidos internos. Incluso esa expulsión
o desplazamiento se puede hacer de modos muy arcaicos, casi fisiológicos (como en el
vómito), o de modo muy sutil; de modo masivo, que produce el debilitamiento-
vaciamiento-del yo; o de modo parcial, tanto con lo bueno como con lo malo, o según los
distintos caminos de la identificación (L. Grinberg, «Teoría de la Identificación», 1976).

Resumamos diciendo que de una u otra manera, en cualquier tarea o expresión humana,
más aún, en toda percepción, van incluidos elementos proyectivos.

Por eso la división Test Proyectivos-Test no Proyectivos no sería correcta. Aun los
llamados «no proyectivos» reflejan aspectos internos e inconscientes de la personalidad y
tendrían que ser también considerados «proyectivos», al menos en alguno de sus
matices.

Cuanto más inestructurado es el material que se ofrece en el Test más se potencia la


regresión, y por lo mismo los elementos proyectados están en relación directa con esos
niveles de regresión. Por eso se establece la división de los Test Proyectivos en
Temáticos (T. A. T-, Phillipson, Düss, Pata Negra, etc.) y Estructurales (Rorschach,
Machover, H. T. P.), según el grado o limitación impuesta por el nivel de regresión,
provocado por el tipo de material que se ofrece al paciente.

II. EL PROCESO PSICODIAGNOSTICO. NECESIDAD DE UNA TEORÍA DE LA


TÉCNICA

1. La experiencia diaria en psicología clínica y en la investigación con Técnicas de


Psicodiagnóstico nos enfrenta entre otros, a dos graves problemas:
Cómo pensar acerca del pensamiento cuando éste se constituye en objeto de
investigación y a la vez es el instrumento de esa investigación. Parece que no es
suficiente el método empírico o estadístico y se hace necesario el método teórico
PRUEBAS PROYECTIVAS

analítico. Pero éste, a su vez, puede caer fácilmente en «subjetivas impresiones» si no


acaba complementándose con aquél.

En segundo lugar el esfuerzo humano y económico a veces perdido o no bien


aprovechado en la asistencia clínica, en función de, por ejemplo, equívocas
intervenciones quirúrgicas, prolongadas estancias de ingreso, descompensaciones,
medicación innecesaria o vicaria a veces, etc., nos obliga a replantear en muchas
ocasiones el Diagnóstico Diferencial del caso. Creemos que en este punto pueden ser
muy útiles, como un eslabón más dentro de la cadena diagnóstica, las Técnicas
Proyectivas. Su aporte fundamental se centra en el análisis de los determinantes
inconscientes de la patología y a veces, por inducción contratransferencial, del tratamiento
en múltiples pacientes.

2. Otro problema: el contexto de las pruebas. Para muchos deben de hacerse «a


ciegas», como algo separado del resto de la información, para evitar posibles
contaminaciones o «prejuicios» convencionalmente acomodaticios a la expectativa del
solicitante. Siento disentir de este planteamiento. Si existe ese riesgo de contaminación o
acomodación, creo que el problema corresponde más al campo de la inseguridad
personal del psicólogo en su propio rol o identidad profesional que al cometido o tarea del
psicodiagnóstico. Si ese posible conflicto personal lo tiene resuelto, sabrá muy bien cómo
usar de la información a su alcance sobre el paciente para sacar el máximo partido al
material obtenido en las pruebas.

Creemos que los resultados obtenidos de los test de diagnóstico deben ser considerados
siempre dentro de un contexto total, donde se conjuguen por igual:
a) los datos obtenidos de la exploración clínica: conducta manifiesta, rendimientos,
alteraciones sintomáticas;

b) la dimensión social del paciente: medio ambiente inmediato y diversas formas de


adaptación o desadaptación que dan lugar a la patología;

c) la relación interpersonal entre paciente y examinador: conducta latente que puede


detectarse en la transferencia y contratransferencia, y
PRUEBAS PROYECTIVAS

d) las limitaciones implícitas en cada test: deben de utilizarse baterías, no test aislados; la
configuración total de los datos, no un puntaje o dato aislado.

Un principio científico, creo que admitido por todos, supone que las condiciones y técnicas
de investigación influyen significativamente en los resultados obtenidos. Y en
Psicodiagnóstico en general, y más aún en las llamadas Técnicas Proyectivas, la
personalidad del examinador es, en sí misma, instrumento o herramienta que
influye en la investigación del paciente (no sólo el material de prueba) y que detecta a
su vez, como una pantalla de radar, mensajes no registrables a través de otro
instrumento. De ahí la conveniencia de un suficiente entrenamiento, a través de la
experiencia analítica de su propio inconsciente, para captar los registros también
inconscientes del paciente.

Los resultados de los test de diagnóstico pueden ser útiles para aclarar los datos clínicos,
pero no para sustituirlos; si se extrapolan de su contexto pueden convertirse en un alarde
de bola mágica de cristal al servicio de la omnipotencia del examinador, más que de
ayuda al paciente.

3. Por otra parte la interpretación de los datos no puede hacerse sin la referencia a una
teoría sistemática subyacente que puede servirnos de soporte para formular hipótesis
aproximativas a la verdadera significación de los índices obtenidos y nos permite deducir
conclusiones. La mera acumulación de datos, incluso su formulación estadística, de poco
nos va a servir si no disponemos de una «teoría de la técnica» de interpretación, que a
su vez pueda incluirse dentro del marco general de la psicodinamia y psicopatología. La
formulación estadística es una insustituible herramienta de investigación. Pero la
comprensión de los fenómenos psíquicos supone algo más que la reducción a
factores que cada vez vemos menos independientes cuando se «comprenden» los
procesos subyacentes a ellos (independencia que sería un requisito importante del
análisis factorial).

La múltiple determinación de la conducta humana y nuestra aún escasa comprensión de


la misma nos obliga a aunar todo tipo de esfuerzos y a no rechazar ninguno de los
aportes que desde cualquier vertiente científica (sea experimentalista, sea psicoanalítica o
psicodinámica) sirva de complementación a la comprensión del fenómeno psíquico.
PRUEBAS PROYECTIVAS

En la investigación psicodiagnóstica se llega a la necesidad de esta


complementariedad que permite el pluralismo científico cuando tratamos de
reconstruir la psicodinamia del paciente.

A pesar de la aparente divergencia, si nos planteamos la posibilidad de una zona común


donde polarizar el interés de la investigación podemos fácilmente llegar a un sistemático
denominador común, cuyo territorio aún está casi inexplorado y que constituye el
fundamento teórico de los test de diagnóstico. Podemos enunciarlo así: el
desarrollo y organización de la personalidad se ven reflejados en el desarrollo y
organización del pensamiento. «La teoría de los procesos del pensamiento es uno de
los campos menos explorados en la psicología académica, así como en el psicoanálisis...
Sin embargo, la teoría de los procesos del pensamiento no sólo es el fundamento de los
test psicodiagnósticos, sino también un vasto dominio de la teoría en la cual los test
psicodiagnósticos son la herramienta elegida para la investigación empírica.»

4. Al llegar a este punto de la fundamentación del psicodiagnóstico en la teoría de la


organización de los procesos del pensamiento surge una cuestión técnica, que
podemos replantear con palabras de Bion: ¿Cómo hemos de pensar acerca del
pensamiento, cuál es el método correcto? Además de una teoría o esquema básico
referencial, necesitamos de un modelo para demostrar y comprender los procesos
implícitos no ya en el pensamiento a secas, sino en el pensamiento acerca del
pensamiento, el pensamiento cómo instrumento técnico de la investigación (Bion, 1975).
El propio Bion comenta que no necesitamos inventar nuevas teorías, sino profundizar en
las que ya hay, si es que el temor a la verdad por cuanto implica de cambio no
paraliza los pies antes de cruzar la puerta de lo desconocido. «Es siempre tentador
ocuparse de lo conocido... abordar lo inconsciente, es decir, lo que no conocemos, no lo
que sí conocemos... incluye la certeza de que hemos de sufrir una perturbación...».
Pero a pesar de todo no nos queda más remedio que abordar el problema y no quedarnos
en los datos manifiestos, sino sumergirnos al nivel subyacente y desconocido. El no
poderlo controlar con absoluta precisión ha contribuido, para muchos, a su rechazo y,
para algunos, a la fácil tarea de la interpretación silvestre, que a su vez ha justificado el
porqué de tantas dudas y críticas a la aceptación de la interpretación dinámica y a la
sobrevaloración de los resultados ofrecidos en cifras o datos cuantificables.
PRUEBAS PROYECTIVAS

Dentro de esas pocas teorías acerca de los procesos del pensamiento está la Teoría
Psicoanalítica y, dentro de ella, los múltiples modelos de las distintas escuelas. No es un
campo cerrado y sí es una teoría suficientemente flexible, amplia y sistemáticamente
organizada acerca del pensamiento como para facilitarnos la investigación de la
personalidad.

5. El determinismo psíquico, origen de las técnicas proyectivas: Lo esencial del


descubrimiento freudiano, y que hirió gravemente nuestro narcisismo racionalista
omnipotente, fue el constatar que tras los fenómenos de conciencia que pueden servir de
marco o, en el mejor de los casos, de reflejo de nuestra vida social y cultural se oculta una
nueva dimensión que no responde a la lógica de la conciencia, ni a los principios del
tiempo lineal, ni a los principios de identidad o contradicción. Su lógica no es la lógica del
sentido, sino la lógica del sueño donde una cosa puede ser y no ser a la vez la misma
cosa. «A» puede no ser igual a «A»; las palabras pueden confundirse con cosas y las
cosas con palabras.

Por lo mismo no puede ser reducida a números y cifras; puede ser «comprendida»
por hipótesis aproximativas, pero no medida en términos rigurosamente cuantificables. Es
el ámbito del INCONSCIENTE. Sin embargo, esta nueva realidad tiene mecanismos
estrictamente articulados, que siguen sus propias leyes. Freud utiliza los términos de
condensación y desplazamiento como característicos de los procesos del inconsciente.
Una parte de nuestra tarea en psicodiagnóstico consistirá en mostrar que estos
procesos inconscientes sirven de soporte a los fenómenos de conciencia, los
condicionan, moldean o interfieren. Están en la base de los principios organizativos
de la personalidad. En psicodiagnóstico nuestra única vía de acceso a ellos la
encontramos en las Técnicas Proyectivas. El resto de las pruebas nos ofrecen medidas
del comportamiento manifiesto, no los motivos latentes que lo condicionan y determinan.

Sí tuviéramos que preguntarnos por el origen de los Test Proyectivos, tendríamos que
detenernos en «Psicopatología de la vida Cotidiana», de Freud (1901), y más
concretamente, dentro de esta obra, en su último capítulo, «Determinismo. Fe casual.
Superstición. Consideraciones», Fue ahí donde Jung encontró las bases para dar forma al
primer test proyectivo: «Test de Asociación de Palabras» (1904). Dice Freud en este
capítulo: «Ciertas insuficiencias de nuestros funcionamientos psíquicos... y ciertos actos
PRUEBAS PROYECTIVAS

aparentemente inintencionados se demuestran motivados y determinados por motivos


desconocidos de la conciencia, cuando se los somete a la investigación psicoanalítica...»
«... Desde hace mucho tiempo sé que no es posible pensar un número ni un nombre
con absoluta y total libertad voluntaria. Si se examina... se demostrará su estricta
determinación, cuya existencia no se creía posible.»

Y más adelante, hablando de la superstición (datos que reformulará con más precisión, si
cabe, en Tótem y Tabú en 1912): «No creó que un suceso en el que toma parte mi vida
psíquica me pueda revelar la futura conformación de la realidad, pero sí que una
manifestación inintencional de mi propia vida psíquica me descubre algo oculto que
pertenece también exclusivamente a ella. Creo en accidentes casuales exteriores
(reales), pero no en una casualidad interior (psíquica)... La diferencia entre el
supersticioso y yo se manifiesta en dos cosas. Primeramente, el supersticioso proyecta
hacia el exterior una motivación que yo busco en el interior y, en segundo lugar, interpreta
el azar por un suceso real que yo reduzco a una idea. Pero en el supersticioso el
elemento oculto corresponde a lo que en mí es lo inconsciente y a ambos nos es común
el impulso a no dejar pasar lo casual como tal, sino a interpretarlo... El supersticioso, por
ignorar la motivación de los propios actos casuales y porque el hecho de esta motivación
lucha por ocupar un lugar en su reconocimiento, se ve obligado a transportarla por
medio de un desplazamiento al mundo exterior. Si esta conexión existe no estará
seguramente limitada a ese caso aislado. Creo, en efecto, que gran parte de aquella
concepción mitológica del mundo que perdura aún en la entraña de las religiones más
modernas no es otra cosa que psicológica proyectada en el mundo exterior. La oscura
percepción de los factores psíquicos y relaciones de lo inconsciente se refleja (...) en la
construcción de una realidad transcendental que debe ser vuelta a transformar por la
ciencia en psicología de lo inconsciente».

Sobre estas ideas de Freud recién salidas entonces a la luz, y como resultado del
encuentro del Psicoanálisis con la Psicología Estructural, nacieron las Técnicas
Proyectivas. Uno de sus más insignes creadores fue Herman Rorschach. Creo que
merece la pena destacar alguno de los datos de su biografía.

6. Hermann Rorschach (1884-1922) coincidió en la encrucijada de una serie de


influencias, que permitieron la aparición de su Psychodiagnostik en 1921. Aunque no se
PRUEBAS PROYECTIVAS

sometió a un psicoanálisis personal, se interesó cada vez más por esta ciencia como
sistema de investigación y comprensión de la enfermedad mental. Frecuentó el grupo
psicoanalítico de Zurich de 1909-1913 con von Bleuler, Jung, Maeder, Binswanger,
Pfister. Se especializó en Psiquiatría en la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de
Zurich, dirigida por Bleuler. Fue vicepresidente de la Sociedad Suiza de Psicoanálisis
fundada en 1919, con Oberholzer, Zulliger y Pfister, y publicó varios informes y
comunicaciones de enfoque psicoanalítico.

En 1922, pocas semanas antes de su imprevista y prematura muerte, a los treinta y ocho
años de edad (2 de abril de 1922), hace en la Sociedad Psicoanalítica Suiza la
interpretación «a ciegas» del protocolo de un paciente que estaba en tratamiento analítico
con Oberholzer (y que éste publica después, a título póstumo, e incluye en la última parte
del libro de «Psicodiagnóstico») planteando abiertamente las relaciones entre
psicodiagnóstico y psicoanálisis y su utilidad para la exploración del inconsciente.
Ya en 1912, cuando publicó su tesis de Medicina sobre alucinaciones y fenómenos
asociados, estaban en su mente las raíces del Test de las Manchas de Tinta.

Ya existían otros con manchas de tinta, pero como pruebas de imaginación, no de


personalidad. Al igual que Freud descubre el Psicoanálisis a partir del sueño de la
inyección de Irma y publica su Interpretación de los Sueños después de haber soñado con
la disecación de su propia pelvis, H. Rorschach llega al descubrimiento del Sistema
Kinestésico a partir de aquel sueño que sirvió de punto de partida para su tesis de
Medicina y para publicar, once años más tarde, los resultados de su método diagnóstico
basado en la percepción de manchas: Sonó que su cerebro se caía, troceado en
rebanadas, hacia adelante.

No era la interpretación psicoanalítica lo que tanto llegó a interesarle en su sueño, sino la


transformación y cambio de las percepciones de una esfera a otra. Las percepciones
pueden acumularse bajo el umbral de la conciencia y retraducirse
inconscientemente, al igual que en los sueños, como imágenes visuales en
movimiento (Kinestesias); así «visualizadas» en el inconsciente pueden ser
reactivadas por los estímulos visuales de las manchas de tinta y, de este modo, son
proyectadas, como en una pantalla, en las respuestas del test. Estas vendrían dadas
no tanto por asociación como por reflejo devuelto por el «sistema Kinestésico del
PRUEBAS PROYECTIVAS

individuo» (Didier Anzieu, 1960) (12). «Las Kinestesias se convierten en factores


determinantes de las interpretaciones iluminando, por tanto, contenidos inconscientes»
(H. Rorschach, 1922.

Por eso la organización perceptual de la mancha pone de manifiesto la organización


interna de la personalidad, su estructura básica y las diferencias individuales.

Al igual que la obra genial de Freud, también el Psicodiagnóstico de H, Rorschach fue


recibido entonces con la máxima indiferencia y frialdad, a excepción del pequeño grupo
de amigos. Su revalorización y desarrollo posterior se ha ido logrando sobre la base de su
incuestionable utilidad clínica, pero pagando también el tributo de la confusión de Babel
en cuanto a la transmisión del mensaje inacabado de H. Rorschach. Comparto la frase del
profesor Exner: « Probablemente ha habido tantos Rorschach como Rorschachístas» (Jh.
Exner, 1974) y esto nos obliga a un replanteamiento que evite la confusión y nos acerque
de nuevo a las fuentes incorporando e integrando en ellas cuanto nos permita la
investigación como aporte de unificación sistemática* H. Rorschach utilizaba desde el
principio dos vertientes, la formal y la dinámica, como aspectos complementarios no
divergentes de interpretación. No se excluyen, se complementan, y creo que en ambas
aún nos queda mucho para profundizar en la investigación. H. Rorschach puso especial
atención tanto a la «forma» de transmitir información por parte del paciente como al
«fondo».

7. Dentro de la perspectiva dinámica «fondo» y «forma» podríamos retraducirlos en


términos equivalentes, tales como «estructura y defensas», «significado-significante»,
«contenido-continente», etc., según de cuál de los modelos teóricos de la mente
descritos, por ejemplo, por Freud, Klein, Bion, entre otros, respectivamente, nos sirvamos.
Son modelos distintos, pero dentro de un sistema común sobre el inconsciente en la
teoría de los procesos del pensamiento.

El modelo de la mente de la primera época de Freud parte de la base de que los


principios organizativos de la personalidad no son una suma de datos descomponible en
factores, ni siquiera una serie de tensiones, sino estructuras o tensiones estructuradas a
partir de los conflictos básicos del yo en relación a los instintos, realidad externa y
superyo; la ansiedad (angustia señal y angustia de castración) y la tensión proveniente de
PRUEBAS PROYECTIVAS

estas estructuras enfrentadas puede ser reducida a través de distintos procesos de la


mente:
a) la interposición del pensamiento entre el impulso y la acción (pensamiento simbólico);

b) la satisfacción alucinatoria de deseos (ecuación simbólica y pseudosímbolo), y

c) los mecanismos de defensa (represión, proyección, etc.). A medida que el yo va


desarrollándose consigue avanzar a través de distintas etapas (oral-anal-genital) desde el
narcisismo primario hasta la genitalidad, modificando la naturaleza del objeto y el objetivo
de la relación (partes de objeto y objeto entero).

Esta primera concepción freudiana es modificada en parte por el Freud de «Duelo y


Melancolía» que va a servir de base al modelo de las relaciones objétales de M. Klein.
Lo básico de este nuevo modelo de la mente está en la importancia que M. Klein atribuye
al papel de las ansiedades tempranas (paranoide y depresiva) y de la frustración como
condicionantes de la integración y diferenciación del yo, procesos de simbolización y el
significado emocional de las relaciones de objeto. Las defensas son fantasías
inconscientes llevadas a cabo con más o menos grado de omnipotencia (esquizoides:
desdoblamiento e identificación proyectiva; maníacas: negación de la realidad psíquica;
obsesivas: control y separación de objetos).

Tomando como punto de partida fundamentalmente este modelo Kleiniano, Bion elabora
uno nuevo tratando de aproximarse a otras áreas de la patología: la tolerancia o
intolerancia a la comprensión de la verdad en cuanto puede ser contenible por la
mente (la «verdad absoluta. O» no es contenible para Bion). La privación de la verdad
trae para la salud psíquica los mismos efectos que la inanición en lo físico.

La relación de la verdad como contenido y la mente como continente será o no exitosa,


según lo hayan sido las experiencias emocionales más tempranas entre el hijo-contenido
y la madre-continente capaz de filtrar y despojar a aquél de la angustia y caos intolerables
facilitándole la capacidad de fantasear, soñar y pensar... «El pensamiento depende de la
introyección exitosa del pecho bueno que es originalmente responsable del desempeño
de la función alfa» (que sería el aparato para convertir las experiencias emocionales en
pensamientos). Si la mente puede mantener una idea nueva puede crecer aprendiendo.
PRUEBAS PROYECTIVAS

Pero en tanto que nueva supone un cambió y puede ser intolerable por todo lo que incluye
de disruptivo (ansiedad catastrófica) surgiendo entonces los trastornos de la capacidad
para pensar: elementos beta (experiencias emocionales no cambiadas en pensamientos),
mundo de anti pensamiento (superyo psicótico «moral» omnipotente), reversión de la
perspectiva, ataques contra el vínculo (splitting patológico). Más que defensas contra la
ansiedad son fallos o trastornos del aparato o ataques a la capacidad de pensar. Son
varias formas de mentiras, que destruyen a la verdad y la reemplazan por moralidad.

También podría gustarte