Cesar Lora
Cesar Lora
Cesar Lora
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T enías una aguda inteligencia y el don de la
palabra, pues en las reuniones y asambleas se
hacía un repentino silencio apenas se alzaba tu
figura y se escuchaba tu voz, dispuesta a manifestar
las preocupaciones de la conciencia, en momentos en
T u deseo de justicia, que clamaba con energía
volcánica desde tu interior, te enfrentó a las
fuerzas del orden y al autoritarismo castrense.
Mas el desacato a la autoridad y la constante fricción
con tus superiores te costó muy caro, pues el
que hablar era un peligro y cuando los conflictos comando del regimiento te envió castigado a la
laborales eran ya una llama encendida; eras de inhóspita región de Curahuara de Carangas, donde te
mediana estatura, pero tu fortaleza física la forjaste amotinaste junto a los soldados más belicosos contra
desde niño, desde cuando te hiciste amo de las la jerarquía castrense. Luego vinieron las torturas en
montañas y los riscos de Phanacachi -la vieja los calabozos. Fuiste sometido a un Consejo de
propiedad agrícola de tu padre-, donde te dedicabas a Guerra y condenado a dos años de prisión, sin más
criar jilgueros y a cuidar el ganado, mientras gozabas consuelo que una payasa de paja brava y un plato de
con las lecturas de Don Quijote; unas veces sentado comida.
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en la rama del árbol y otras tendido en las márgenes uando ingresaste a trabajar en el interior de la
del río. Tenías la agilidad de felino y la velocidad de
mina, entre penumbra y roca dura, eras el
venado; cogías al zorro despavorido en plena carrera, único minero capaz de trepar los piques
domabas al potro más salvaje o volteabas al toro por llevando al hombro una perforadora y el único que se
las astas, con la misma fuerza y facilidad con que atrevía a cruzar los buzones de un brinco. En el
atrapabas a un chivo, lanzándole a las patas dos trabajo demostrabas una voluntad de hierro y en el
boleadoras de piedra atadas por una cuerda. combate un coraje indomable, actitud que te permitía
descollar como líder nato, a la cabeza de un piquete
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ticiones, sino tan sólo para compartir las creencias de uando los asesinos se marcharon por el
tus compañeros de ascendencia indígena, quienes, mismo camino por donde habían llegado,
intuitivamente, supieron advertir tu inteligencia y Isaac Camacho, postrado de rodillas y
revelar los sentimientos más profundos que sosteniéndote en los brazos, constató que el proyectil
escondías en el alma. te penetró por la ceja derecha y te salió por la parte
posterior del cráneo. Te mataron a los escasos 38
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on el paso del tiempo, estimulado por las l pasar por el valle de Huañuma, en dirección
lecturas de los clásicos del marxismo y la a un caserío del norte de Potosí, fueron
férrea disciplina partidaria, se trocó en detectados por el agente Enrique Mareño,
luchador indomable, en ejemplar militante quien, tras alquilarles una mula para cargar sus
revolucionario y en legítimo portavoz de los sin voz. pertenencias, se encargó de delatarlos ante los
Demostró gran capacidad en la tarea de aglutinar organismos de represión. De ahí que el 29 de julio,
simpatizantes y acabó siendo uno de los cuadros en las proximidades de Sacana, a tres leguas de San
visibles del movimiento sindical minero. Sin lugar a Pedro de Buena Vista, sus captores, vestidos de
dudas, Isaac Camacho correspondía a esa categoría civiles y al mando de Próspero Rojas, los aguardaban
de hombres de espíritu rebelde, capaz de batirse en la confluencia de los ríos Toracarí y Ventilla, para
palabra a palabra y mano a mano con los adversarios ejecutar los planes del Ministerio del Interior que, por
de las ideas revolucionarias, que él las consideraba órdenes expresas de la CIA, decidió la eliminación
suyas por estar entroncadas en la realidad de sus física del dirigente minero César Lora.
compañeros de clase, de esos mineros que arrojaban
sus pulmones en los tenebrosos socavones, de donde
extraían las riquezas de la Pachamama, con la
esperanza de forjar una nación más digna que la
propuesta por los enemigos de la libertad y la justicia.
I saac Camacho, refiriéndose a las circunstancias
del crimen, relató que primero hubo un roce de
palabras y después un forcejeo que culminó con
el disparo de un revólver. Acto seguido, se liberó de
los brazos de sus captores, buscó a su camarada en
derredor y, asaltado por el pánico y la confusión, lo
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mediados de 1965, desencadenada la encontró tumbado en el suelo, la cara ensangrentada
represión por el régimen de René Barrientos y la frente perforada por el tiro.
Ortuño, y tras el retiro masivo de los
sindicalistas de la Corporación Minera de Bolivia
(COMIBOL), tanto Isaac Camacho como César
Lora, en su intento de burlar la persecución y buscar
un refugio seguro, abandonaron Siglo XX rumbo a la
ciudad de Sucre, donde vivieron ocultos por un
P or un instante, los agentes callaron y se
miraron entre sí. Miraron el revólver y miraron
a la víctima, entretanto Isaac Camacho,
conmovido por el disparo zumbándole todavía en los
oídos, se postró de rodillas junto al cuerpo que
tiempo, hasta que el 26 de julio, al constatar que los yacía sin un hálito de vida. Gimió y besó la mejilla
agentes del Departamento de Investigación Criminal de su inseparable compañero, a quien consideraba un
(D.I.C.) seguían sus huellas, decidieron retornar a caudillo con talento natural, no sólo por su
Siglo XX, con el propósito de organizar los extraordinaria capacidad de convocato- ria, sino
sindicatos clandestinos en el interior de la mina. también por sus luminosas ideas que,
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convertidas en palabras certeras y acciones revolú- perpetró el delito, pues desde un fondo telúrico,
cionarias, provocaron su temprana muerte. compuesto por cerros y quebradas, emerge la imagen
huidiza de Isaac Camacho, quien, ataviado con
poncho y “guardatojo”, carga en sus brazos el
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uando los agentes del gobierno se dispusieron
a retirarse, Isaac Camacho se cargó de coraje cadáver de César Lora, cuyo rostro cubierto revela
y reaccionó como sacudido por una corriente que el disparo fue en la cabeza y cuyos pies descalzos
eléctrica. Se puso de pie y, dirigiéndose a los hacen suponer que el asesinato fue perpetrado a
asesinos, les pidió en voz alta: orillas de un río.
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la muerte del caudillo que entregó su vida y su liados, perseguidos y encarcelados. Asimismo, tenían
nombre a la causa de los oprimidos, sino también pensado aprobar un apoyo moral y material a favor
arengaron a los cuatro vientos para glorificar su de la guerrilla comandada por el Che Guevara en las
imagen en la memoria colectiva, conscientes de que montañas de Ñancahuazú.
este tipo de hombres, cuyos ideales de justicia son
banderas de libertad, no mueren por mucho que sus
enemigos se esfuercen en soterrarlos en el polvo del
olvido. E l presidente René Barrientos Ortuño y las
Fuerzas Armadas, al informarse de los
preparativos y las intenciones del Ampliado
Minero, movilizaron a las tropas del ejército para
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in embargo, lo que muchos desconocían era desató una verdadera masacre, dejando un reguero de
que para horas más tarde estaba prevista la muertos y heridos.
inauguración del Ampliado Minero, para cuya
ocasión, y tomando las precauciones debidas,
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llegaron un día antes varias delegaciones de ños después de aquel trágico suceso, y a poco
trabajadores del interior del país. El propósito era de encontrar la pintura de Miguel Alandia
acordar acciones concretas: exigir al gobierno el Pantoja impresa entre las páginas de un viejo
respeto al fuero sindical, el aumento salarial, la folleto, no pude resistir a la tentación de escribir esta
reincorporación al trabajo de los mineros despedidos crónica, a partir de los recuerdos que guardé por
y la declaración de amnistía para los dirigentes exi- mucho tiempo en el pozo de la memoria.
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a imagen más nítida que conservo de Isaac –¿Y la Radio? ¿Qué pasó con la Radio la Voz del
Camacho es la del 24 de junio de 1967, cuando Minero?
él, en su condición de vecino nuestro y en su
afán de evadir la persecución, saltó por el muro del –La Radio fue intervenida militarmente –contestó.
patio que daba a nuestra casa, donde fue recibido por
los gruñidos del perro. La mañana estaba fría y no
hacía mucho que había cesado la masacre.
E n efecto, cuando mi padre movió el dial en
procura de captar Radio la Voz del Minero, no
se oía más que una música marcial, como una
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diez pesos por obrero, para gastos del sindicato y para partir de esa mañana, nunca más se volvió a
adquirir armas. saber de Isaac Camacho, salvo por los
testimonios de algunos ex prisioneros que
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digas nada a nadie... in embargo, lo más probable es que lo tuvieron
preso en las celdas del Ministerio del Interior,
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uando los mineros y su esposa reclamaron por
han apresado! ¡Correydile a tu papá que unos policías su ausencia, el Ministro del Interior dijo que
enmascarados se lo llevaron anoche en un jeep!...”. el 9 de agosto fue embarcado rumbo a
Argentina. Nada más falso. Se removió cielo y tierra,
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