Las Cuatro Leyes Espirituales
Las Cuatro Leyes Espirituales
Las Cuatro Leyes Espirituales
Así como hay leyes que rigen el Universo, también hay leyes espirituales que rigen nuestra
relación con Dios.
En el principio Dios creó al hombre para habitar junto a él, y éste pudiera gozar de su presencia, y
de lo que Dios le había creado. (El Paraíso, y todo lo que había en él)
PORQUE…
SEGUNDA
LEY:
El hombre fue creado para tener relación perfecta con Dios, pero debido a su egocentrismo y
desobediencia, escogió su propio camino y la relación con Dios se interrumpió. Este acto de
voluntad propia que se manifiesta por una actitud de rebelión activa o indiferencia pasiva, es una
evidencia de lo que la Biblia llama “pecado”.
Está separado: “Porque la paga del pecado es muerte” (separación espiritual de Dios) (Ro.
6:23)
Dios es santo y el hombre pecador. Un gran abismo les separa. El hombre trata continuamente de
encontrar a Dios y la vida abundante mediante su propio esfuerzo, " no haciendo mal a nadie",
con una vida recta, con filosofías, etc. pero todas sus tentativas son en vano.
TERCERA LEY:
Jesucristo es la ÚNICA PROVISIÓN de Dios
para el pecador. SÓLO en Él, puedes conocer el
amor y el propósito de Dios PARA TU VIDA.
Él murió en lugar nuestro: “Mas Dios muestra su amor
para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo
murió por nosotros" (Ro. 5:8).
Él Resucitó: "Cristo murió por nuestros pecados... Fue sepultado..., Resucitó al tercer día,
conforme a las Escrituras;... Y apareció a Cefas... Y después a los doce... Después apareció
a más de quinientos." (1 Co. 15:3-6).
Dios nos ha salvado del abismo que nos mantenía separados de Él, al enviar a Su Hijo, Jesucristo,
para que muriera en la cruz en nuestro lugar.
Recibimos a Cristo Por Fe: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe." (Ef.2:8-9)
Recibimos a Cristo Mediante Una Invitación Personal: Jesús dijo: "He aquí yo estoy a la
puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en él" (Ap.3:20).
El recibir a Cristo implica volvernos a Dios (arrepentimiento) confiando que Cristo viene a
nuestras vidas, perdona nuestros pecados y hace de nosotros la persona que quiere que seamos. No
es suficiente dar un asentimiento intelectual a sus pretensiones ni aún tener una experiencia
emocional.