Modernidad y Posmodernidad - Obiols
Modernidad y Posmodernidad - Obiols
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Pero ahora nosotros vamos a terminar con todo eso. Se acerca una nueva era,
amiguito, y a mí me gusta pensar que todo empezó con los barcos. Desde que
el hombre tiene memoria, los barcos se arrastraron a lo largo de la costa. Pero
un día decidieron lanzarse mar adentro. En nuestro viejo continente se empieza
a escuchar el rumor de que hay otros continentes, y el hombre descubre
alborozado que el inmenso océano, tan temido, no es más que un modesto
estanque. Surge entonces el deseo de investigar la causa de todas las cosas:
por qué la piedra cae cuando la soltamos y por qué se eleva cuando la
arrojamos hacia arriba. Todos los días se descubre algo nuevo, y si bien ya se
han explicado muchas cosas, lo que queda por explicar es muchísimo más
todavía. Por eso, una gran tarea le espera a las nuevas generaciones. Una vez,
cuando era joven, vi a dos albañiles que, luego de cambiar ideas tan sólo cinco
minutos, sustituyeron la costumbre milenaria de mover los bloques de granito
por una nueva y más razonable manera de disponer las cuerdas y las poleas.
En ese momento me di cuenta de que el tiempo viejo había terminado y de que
estábamos ante una nueva época.
Pronto la Humanidad entera sabrá exactamente dónde habita, en qué clase de
cuerpo celeste le ha tocado vivir. Al hombre ya no le alcanza con lo que dicen
los viejos textos, y donde la fe reinó mil años, hoy reina la duda. Sí, los libros
dicen eso, pero ahora yo quiero mirar con mis propios ojos, piensa. Hasta las
verdades más respetadas son puestas en tela de juicio, y ha empezado a
soplar un viento que levanta las doradas vestiduras de príncipes y prelados,
dejando al desnudo piernas más gordas o más flacas, pero exactamente
iguales a las nuestras. Yo te aseguro, Andrea, que antes de morirnos vamos a
oír hablar de astronomía hasta en los mercados." (2)
Es en este contexto que Descartes inicia sus Meditaciones metafísicas, de
1641,con las que se considera que comienza la filosofía moderna diciendo:
"Hace ya algún tiempo que me he dado cuenta de que desde mis primeros
años había admitido como verdaderas una cantidad de opiniones falsas y que
lo que después había fundado sobre principios tan poco seguros no podía ser
sino muy dudoso e incierto, de modo que me era preciso intentar seriamente,
una vez en mi vida, deshacerme de todas las opiniones que hasta entonces
había creído y empezar enteramente de nuevo desde los fundamentos si
quería establecer algo firme y constante en las ciencias." (3)
Descartes afirma que a lo largo de su vida ha considerado como verdaderas
una cantidad de opiniones falsas y que todo lo edificado sobre ellas no puede
ser sino dudoso e incierto. De este modo, expresa sus dudas sobre todo
aquello que le han enseñado: los principios aristotélicos y los valores
tradicionales; pero la duda no aqueja a Descartes individualmente, sino que es
el sentimiento de la época frente a las transformaciones que han tenido lugar.
Si el conocimiento tradicional ha mostrado no ser muy firme, es necesario
"empezar de nuevo, desde los fundamentos", es decir, refundar el edificio todo
del saber; por esta. idea de "empezar de nuevo" es que Hegel considera a
Descartes un "héroe" de la filosofía. Para esta tarea es que necesita un
método; el elemento esencial de ese método es justamente la duda, ahora
transformada en instrumento: no habrá que admitir proposición alguna que no
sea indubitable. Para la misma época la preocupación por el método también
está presente en F. Bacon, filósofo británico. El método es concebido por
ambos como un camino para descubrir nuevas verdades, a diferencia del
silogismo que sólo permite convalidar lo ya sabido, y como un conjunto de
procedimientos sencillos que cualquier persona podría aplicar.
(2) Brecht, Bertold. Galileo Galilei. Bs.As. Teatro Municipal General San martín,
1984,p.34.
(3) Descartes, René. "Meditaciones Metafísicas", en Obras Escogidas. Bs.As.
Charcas,1980,p.216.
"El pensamiento y la acción de los siglos XIX y XX están dominados por la idea
de la emancipación de la humanidad. Esta idea es elaborada a finales del siglo
XVIII en la filosofía de las Luces y en la Revolución Francesa. El progreso de
las ciencias, de las artes y de las libertades políticas liberará a toda la
humanidad de la ignorancia, de la pobreza, de la incultura, del despotismo y no
sólo producirá hombres felices sino que, en especial gracias a la Escuela,
generará ciudadanos ilustrados, dueños de su propio destino. 'De esta fuente
surgen todas las corrientes políticas de los últimos dos siglos, con excepción de
la reacción tradicional y del nazismo. Entre el liberalismo político, el liberalismo
económico, los marxismos, los anarquismos, el radicalismo de la III República,
los socialismos, las divergencias, incluso violentas, pesan poco si se las
compara con la unanimidad que reina en todas partes cuando se trata del fin
que se ha de alcanzar.
La promesa de libertad es para todos nosotros el horizonte del progreso y su
legitimación. Todos conducen o creen conducir hacia una humanidad
trasparente para sí misma, hacia una ciudadanía mundial. "Estos ideales están
en declinación en la opinión general de los países llamados desarrollados. La
clase política continúa discurriendo de acuerdo con la retórica de la
emancipación. Pero no consigue cicatrizar las heridas infringidas al ideal
'moderno' durante casi dos siglos de historia. No es la ausencia de progreso
sino, por el contrario, el desarrollo tecnocientífico, artístico, económico y
político, lo que ha hecho posible el estallido de las guerras totales, los
totalitarismos, la brecha creciente entre la riqueza del Norte y la pobreza del
Sur, el desempleo y la 'nueva pobreza', la deculturación general con la crisis de
la Escuela..." (13)
La declinación de los ideales modernos, un hecho que constata en la opinión
pública de los países desarrollados, sería, según Lyotard, el resultado del
desarrollo de los mismos que han llevado a las guerras, los totalitarismos, la
pobreza, etc. Sólo el lenguaje de la política con sus promesas y sus
exhortaciones por un mundo mejor, seguiría siendo moderno, pero, también en
este campo, en los últimos tiempos, el tema de la presunta muerte de las
ideologías es uno de los tópicos que se ha convertido en un lugar común del
lenguaje de vastos sectores políticos que justifican de esta manera una
conducta pragmática y la adaptación de su discurso a las nuevas condiciones.
Por otra parte, el surgimiento de candidatos ajenos por sus antecedentes al
mundo de la política supone una asunción de los políticos tradicionales de la
crisis en que se encuentran. La modernidad fue un producto típicamente
europeo en sus orígenes y cuando se extendió, en nombre de lo universal,
fuera de Europa lo hizo de una manera avasallante; frente a ella sucumbieron
culturas asiáticas, africanas y americanas que carecían de un desarrollo
científico-tecnológico comparable al europeo. Sin embargo, allí donde había
fuertes culturas autóctonas, la modernización de las sociedades fue sólo parcial
y puede hablarse de una modernidad periférica; en cambio, donde la
inmigración europea ocupó un espacio vacío o desalojó a débiles culturas
indígenas, como en Estados Unidos de América o Australia, los principios de la
modernidad calaron hondo. Hoy, que se anuncia una crisis o un colapso
definitivo de la modernidad, hay un espacio para que reaparezcan los
particularismos culturales en su momento sometidos. Así, por ejemplo, la crisis
de los principios de la modernidad también ha sido diagnosticada desde ciertas
cosmovisiones orientales que consideran que las ideas de dominio de la
naturaleza desarrolladas en Occidente a partir de
Bacon y Descartes están llevando a la aniquilación de la vida y la destrucción
del mundo. En esa línea, Takeshi Umehara, filósofo japonés contemporáneo se
pregunta:
"¿Es tan difícil, hoy en día, ver que la modernidad por haber perdido su relación
con la naturaleza y el espíritu, no es otra cosa que una filosofía de muerte?"
(14)
Si es cierto que asistimos al colapso de las filosofías de la modernidad, si se
trata de una crisis terminal, corresponde preguntarse qué alternativas se abren
o cómo es el mundo posmoderno. La posmodernidad no sería un proyecto o un
ideal más, sino, por el contrario, lo que resta de la crisis de los "grandes
relatos", lo que queda de la clausura de las ideologías. De ahí la denominación
de "condición posmoderna", utilizada por Lyotard, para indicar que se trata de
un estado de cosas en el que vive el hombre contemporáneo de los países
capitalistas avanzados. La posmodernidad tendría la fuerza de los hechos
consumados, pero no es unívoca la interpretación y valoración de esos hechos;
por el contrario, distintos autores han destacado ciertos sucesos y
menospreciado otros con lo que han llegado a distintas cosmovisiones
posmodernas, a veces contrapuestas entre sí. Una primera pregunta que
podría formularse es: ¿qué queda cuando se desvanecen las utopías? En lugar
del futuro, el presente y algo del pasado. Esto se advierte en el lenguaje. La
modernidad había acuñado toda una constelación de palabras que giraban
alrededor del término "futuro", palabras que sólo tenían sentido por referencia
al mismo tales como "ideal", "proyecto", "progreso", palabras que habían
servido como nombre de cines, teatros, mueblerías y confiterías. También
estas palabras (podría constatar Lyotard) se encuentran en "declinación en la
opinión general" y no sólo en los países desarrollados. En su reemplazo, se
acuñan o reactualizan otras expresiones más propias de la época como
"reciclaje", "relax", "imagen", "consumo", "final de la historia", etc. En lo que
sigue exploraremos las ideas de posmodernidad en las áreas de la arquitectura
y la expresión estética, las concepciones antropológicas y el mundo de los
valores, las nuevas actitudes ante la ciencia y las teorías sobre el final de la
historia, considerando a diversos autores que han llamado la atención sobre
ideas y sucesos que signan el mundo en que vivimos.
Signos icónicos para indicar al peatón que debe detenerse o que puede
avanzar, para señalar el toilette de varones y mujeres, logotipos en la papelería
de las grandes empresas, pero también en el pequeño emprendimiento
familiar, porque, en todos los casos la comunicación por la imagen predomina".
"No lo diga, muéstrelo" es la consigna, y como lo anuncia una agencia de
publicidad "Para muestra basta una imagen", al lado del dibujo de un... botón.
La multiplicación de las imágenes puede producir saturación en los receptores
y condenar a las necesariamente imágenes a una vida efímera: no están
destinadas a perdurar, sino más bien a provocar un impacto y orientar una
conducta; impacto y conducta que se buscará reforzar con nuevas imágenes.
Aunque el espectador es bombardeado por las imágenes, no necesariamente
permanece pasivo frente a las mismas; así, por ejemplo, el argentino Eliseo
Verón ha destacado las distintas conductas del televidente frente al televisor al
señalar que: "Hoy sabemos que el término genérico de zapping recubre varios
fenómenos diferentes. Los investigadores norteamericanos han identificado
cuatro tipos de comportamiento. El zapping propiamente dicho acto de cambiar
de canal cuando llega la tanda publicitaria que corta un programa. El zipping,
que consiste en acelerar el pasaje de un programa que el individuo ha grabado
en videocasete, con el fin de 'saltar' los spots publicitarios. El flipping, que
cambia de programa durante una emisión, sin que ese cambio tenga ninguna
relación con la tanda publicitaria. Y por último el grazing, que es una ida y
vuelta permanente entre dos o más programas y que traduce la voluntad de
seguir varias emisiones simultáneamente." (15)
Este tipo de conductas le permiten al argentino Oscar Landi preguntarse no
sólo qué es lo que la televisión ha hecho con la gente, sino qué es lo que la
gente hace con la televisión, constatando que hay una acción recíproca. Según
el mismo autor, el videoclip se constituye en el lenguaje de fin de siglo, en el
videoclip predominan las siguientes características técnicas y formales:
"...'collage' electrónico (imágenes movidas de objetos movidos en varias capas
espaciales); división, simultaneidad y fragmentación de la narración en planos y
significados; secuencias en un tiempo no lineal; manipulación digital de los
colores y formas; absoluta artificiosidad de la composición de la imagen;
simulación de escenas; transformaciones geométricas libres; efectos gráficos;
fusión, disolución y simultaneidad de imágenes; superposiciones; tomas desde
ángulos extremos; iluminación desde atrás de la escena; montajes rápidos;
utilización del dibujo animado, de ¡imágenes computarizadas y de la danza."
(16)
Estas características del videoclip a las que se podría agregar la ausencia de
palabras, se trasladan, en buena medida, al conjunto de la producción
televisiva; así, la otrora inmóvil señal de cada canal se construye ahora con el
mecanismo del 'collage" electrónico que termina haciendo surgir de las
profundidades de la pantalla el número que identifica a cada emisora; los
montajes rápidos, las superposiciones, fusiones, disoluciones, etc. están a la
orden del día en los programas para jóvenes, que se acostumbran rápidamente
a las pautas de un lenguaje visual muy complejo y rápido y que se aburren
frente a un paneo, una cámara fija o una
comunicación con muchas palabras. La estética del videoclip también se
traslada al cine en films como JFK de Oliver Stone quien dice: "JFK es una de
las películas más rápidas. Son como esquirlas dirigidas al cerebro. Tuvimos
2.500 cortes, quizás unos 2.200 enfoques de cámara." (17)
Las mujeres que llegan hoy a la operación pretenden transformar sus cuerpos.
Se rebelan contra las leyes de la Naturaleza e intentan detener el paso del
tiempo desde la camilla de un quirófano.
El rostro deja de ser el mismo, las facciones y hasta las expresiones cambian
radicalmente. Se desafía a la biología para lograr una meta que parece
inalcanzable: quitarse por lo menos dos décadas de vida de la superficie de la
piel." (21)
Aunque, en general, esta exaltación del cuerpo que abarca a hombres y
mujeres es presentada como un cuidado del mismo, como la defensa de un
tipo de vida sana y saludable, y, a veces, algunas de las dietas o gimnasias
pueden efectivamente producir este resultado, en la mayor parte de las
ocasiones se trata más bien de lucir un envase o un envoltorio superficialmente
presentable y es por eso que esta exaltación del cuerpo se acompaña de una
exaltación de los sentidos y de un hedonismo que, en general, conspira contra
la salud. Dos mil quinientos años después comprobamos que Platón estaba
equivocado, no somos el alma, sino el cuerpo. Porque somos el cuerpo es que
lo mostramos desnudo con llamativa facilidad y el nudismo se encuentra en
ascenso en la cultura posmoderna. El sujeto se autoconcibe como un individuo
constituido por un cuerpo con necesidades que deben ser satisfechas
constantemente y que, al mismo tiempo, se va consumiendo
irremediablemente, aunque, una batería de terapias logre demorar la
decadencia.
Este individuo, aunque establezca vínculos con otros semejantes, se halla
fundamentalmente solo, entre otros individuos que persiguen su propia
satisfacción; la imagen de la realización personal y la felicidad es el "relax", un
estado de ausencia de tensiones, difícil de alcanzar por los esfuerzos que se
requieren, precisamente, para llegar al mismo. Aislado, vive su existencia como
perpetuo presente, con un pasado que es el tenue recuerdo de frustraciones y
satisfacciones y un futuro, que sólo es concebido como un juego de nuevas
necesidades y satisfacciones. En consecuencia, busca el consumo, el confort,
los objetos de lujo, el dinero y el poder, elementos necesarios para dar
respuesta a las necesidades que se le plantean y que definen a la sociedad
posmoderna como la apoteosis de la sociedad de consumo. Mientras la
modernidad exaltaba el ahorro, ahora se estimula el crédito a través de tarjetas
que con un simple "track- track" todo lo resuelven de un modo casi mágico y
facilitan el consumo, porque en la antinomia tener o ser, para la cultura
posmoderna soy lo que tengo. Este sujeto posmoderno se halla muy lejos de
aquel sujeto que hacía de la conciencia y del cultivo esforzado de una persona
su mayor orgullo. Al contrario, la publicidad nos invita a adelgazar sin esfuerzo,
a estudiar un idioma sin esfuerzo, a dejar de fumar sin esfuerzo y a lograr el
colmo de la felicidad en una playa del Caribe, con la piel tostada, bebiendo un
trago, recostado en una reposera, con los ojos cerrados y el walk-man
colocado. A fines de noviembre de 1992, el linyera de la popular historieta de
Tabaré satirizaba esta idea de felicidad y su recepción entre los pobres
diciendo: "A veces me gustaría poner la mente en blanco"; "No pensar en
nada"; "Ser solo un cuerpo con sensaciones placenteras"; para rematar en el
último cuadro: "Pero pienso cuánto me costaría y me pongo loco", lo que daba
pie a la reflexión de Diógenes, el perro: "En materia de sensaciones, el
escalofrío es lo más barato". (22)
Desde una perspectiva de moderada defensa, Lipovetzky sintetiza: ..."valores
hedonistas, respeto por las diferencias, culto a la liberación personal, al
relajamiento, al humor y a la sinceridad, al psicologismo, a la expresión libre: es
decir, que priva una nueva significación de la autonomía dejando muy atrás el
ideal que se fijó la edad democrática autoritaria.
(31) Fukuyama,Francis. "¿El fin de la historia ?" .En Doxa, Bs.As., año 1,
número1, 1990.
(32) Umehara, Takeshi. "¿Un mundo dominado por la disciplina de oriente?"
Buenos Aires Carín,17-10-92.
Por otra parte, y aunque desde ya en países como la Argentina las categorías
del debate modernidad-posmodernidad sirven para entender buena parte de
las mutaciones sociales cotidianas desde el mundo de la política hasta la moda
en el vestir, las mismas se dan en otros términos, a partir de otras realidades,
en estas latitudes. Así, la modernidad, aunque fue constitutiva de la
emancipación nacional, no dejó de ser una modernidad periférica que casi no
tocó amplios territorios e instituciones del país y la posmodernidad que se nos
ofrece no se corresponde con el desarrollo de una sociedad posindustrial, sino
más bien desindustrializada. Por estos motivos, al que habría que sumar lo
suscinto del análisis realizado, más sensato que asumir un partido, parece ser
tomar conciencia de que la cuestión modernidadposmodernidad atraviesa las
distintas áreas de la vida social y tiene una llamativa influencia práctica en la
medida en que las ideas que se sostienen en la discusión son la base teórica
de propuestas en el plano político, económico, educativo, etc.; propuestas que
buscan encauzar la vida de los hombres en determinadas direcciones. El
rápido recorrido efectuado a través de las principales ideas de los últimos siglos
nos ha permitido aproximamos a la comprensión de las claves de algunos
fenómenos sociales contemporáneos, de los cuales nos interesan dos que
abordaremos en los próximos capítulos: la redefinición de la adolescencia y la
situación de la escuela secundaria.