CURSO
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“TRATADO DE LA REINTEGRACIÓN DE
LOS SERES”, de MARTINEZ DE
PASQUALLY
Serge Caillet
VOLUMEN I
Entregado a:
Fecha:
Este curso fue escrito por Serge Caillet en 1.991 para ser impartido en el Instituto Eleazar
(Francia) como un primer nivel sobre Martinismo. El Grupo de Estudios e Investigaciones
Martinistas y Martinezistas de España (G.E.I.M.M.E.) lo ha traducido y preparado para ser
entregado de forma privada y confidencial a todos los SS:::II::: miembros de su “Círculo Martinez
de Pasqually”, que hayan completado su formación en los Conventículos de Heptada de 3º Grado
en una Orden Martinista Regular.
I MARTINEZISMO, WILLERMOZISMO Y 5
MARTINISMO
2
3
I. MARTINEZISMO, WILLERMOZISMO Y
MARTINISMO
Este curso que ha elegido seguir será expuesto más como sueño que
como enseñanza, como sugestión más que como dogma. Inducirá a un trabajo
consciente, con amor y rigor; conduciendo a éste rigor tanto como a éste amor
sobre los tres planos del cuerpo, el alma y el espíritu. Al mismo tiempo,
intentará al menos que el pensamiento recto aleje a la confusión y favorezca el
trabajo de la consciencia.
4
Las lecturas serán igualmente recomendadas para cada uno de los temas
abordados a lo largo del año.
LA TEOSOFIA
Así vemos cómo los teósofos no hacen jamás sectarismo; no buscan nunca hacer
proselitismo, y no se conducen nunca como sectarios; solamente se expresan de forma
abierta en sus escritos, y cuando la ocasión se presenta en la causa de la verdad. Y, en
efecto, ¿podemos llamar sectarios a los sabios que, en todos los tiempos, tienen probada
la evidencia por sus discursos y por sus acciones, las cuales admiran verdaderamente los
5
amigos de Dios?.
LA TEURGIA
7. Se ofrecen al teúrgo dos vías: la vía externa y la vía interna. El estudio teórico
de la una y de la otra se impone ante la eventual práctica. No hay vía fácil, pero
1
“Instrucciones a los Hombres de Deseo”. Documentos Martinistas, París 1979, nº 1, pág. 1 .
6
hay vías peligrosas. Que cada uno siga aquí el consejo del Apóstol: examinad
todo, conservad lo que es bueno.
8. Exhortación previa: “(...) el primer paso que se debe dar debe ser en el sendero de
la humildad, de la paciencia y de la caridad. Las virtudes son tan necesarias en nuestra
Orden (Orden de los Elus Cohens) que no se puede hacer ningún progreso mientras
no se avance en las virtudes”2.
2
“Instrucciones a los Hombres de Deseo”. Documentos Martinistas, París 1979, n° 1, pág. 2.
7
MARTINEZ DE PASQUALLY
12. De él Saint-Martín no temía confesar que era el único mortal al que no conocía en
todas sus facetas, y aún sigue siendo un enigma dos siglos más tarde. Martinez de
Pasqually es sin duda un Hierofante, y la identidad profana del Maestro de los Elus
Cohens no ha sido todavía conocida. Sus orígenes son oscuros, pero mantenemos la
hipótesis de Robert Amadou, para quien Martinez podría ser de origen judío español,
marrano. Sin duda nació en 1.727 en Grenoble o cerca de allí, pero el francés no era
su lengua materna.
14. Los émulos de Martinez, tanto de ayer como de hoy, no pueden ser sino
judeocristianos. De ellos, él fue el más judío de los cristianos, y el más cristiano de
los judíos (la mayor parte de los Elus Cohens permanecían como católicos romanos),
pero su libro de referencia constante será siempre la Biblia judeocristiana: Antiguo y
Nuevo Testamento. El Martinista de siempre es un hombre de la Biblia, y el Tratado
de la Reintegración, única obra inacabada de Martinez, es un largo comentario del
texto bíblico.
15. Martinez de Pasqually consagró su vida a su obra, y ésta obra era la Orden de
los Caballeros Masones Elus Cohens del Universo, de la que era "Gran Soberano", y de
la que él se proclamaba su fundador. La Orden de los Elus Cohens era una
sociedad masónica, en primer lugar porque la francmasonería del siglo XVIII era por
aquel entonces una de las pocas asociaciones toleradas por la Iglesia Católica Romana,
y en segundo lugar porque era por vocación un vehículo privilegiado del esoterismo
judeo-cristiano. Pero los Elus-Cohens no son simples francmasones, y Martinez diría
que ellos son los masones verdaderos: los sacerdotes elegidos (esto es lo que significa
elus cohens), capaces de celebrar teurgia en el Templo, después de haberlo edificado.
16. En 1.754 según algunos (Thory), en 1.758 según otros, o en 1.760 lo más tarde,
Martinez de Pasqually comenzó a reclutar en las logias masónicas del Mediodía de
Francia para una Orden de la que él se consideraba Gran Soberano para la región
occidental, la de los Elus Cohens. Antes de Martinez, no había indicios de ésta Orden
como tal, sino que existía bajo una forma no masónica. Evidentemente, y a pesar de
algunas protestas, Martinez organizó materialmente bien su orden, aunque ésta
fundación no fue nunca acabada completamente.
8
Martinez reclutó a sus primeros émulos en las logias denominadas de San
Juan, y su Orden se presentó como un sistema de altos grados masónicos
desprovistos de grados "azules" (Aprendiz, Compañero, Maestro). Para él la
francmasonería ordinaria era "apócrifa", y todo masón que no fuese Cohen no era
nada más que un pseudo-masón. Estas profundas diferencias entre la masonería
clásica, incluso mística, y la masonería Cohen, así como la necesidad de
independencia de la Orden, van a llevar rápidamente a Martinez de Pasqually a
componer y transmitir sus propios grados azules, preparatorios para los auténticos
grados Cohens.
4ª Clase: Réau-Croix.
Los primeros grados eran conferidos por iniciación ritual (los de la primera
clase eran a menudo transmitidos en una sola ceremonia, es así como los recibió
Saint-Martin), los últimos por ordenación.
17. La Orden de los Elus Cohens aparece como un avatar de la orden espiritual de los
Elus del Eterno, y en éste sentido se podría comprender que Martinez se excusara de
haberla fundado. Lo mismo que le dio una forma masónica en el siglo XVIII, pudo,
en otro tiempo, haberla revestido de otra forma distinta. Sin embargo, el objetivo de
la Orden va más allá del de la francmasonería, e incluso del de la francmasonería
mística. Este objetivo, lo ha explicado el Elu Cohen Vialetes d’Aignan en su discurso
de recepción al Caballero Guibert, el 24 de marzo de 1.788. Es, dice él, “una Orden
que, teniendo por objetivo reintegrar al hombre con su gloria original, le conduce allí de la
mano, enseñándole a conocerse, a considerar las relaciones que existen entre él y la naturaleza
entera de la que él debía ser el centro si no fuera porque se separó de éste origen, y en fin, a
reconocer al ser supremo del que ha emanado.”3
3
“Discours coën”, ap. Louis-Claude de Saint-Martin, Théosophie et théologie, París, Documents Martinistes nº
13, 1.980, p. 69.
9
Papus, un siglo después de Vialetes, responderá así a la cuestión de saber en
qué consistía el Martinezismo: “En la adquisición, por la pureza corporal, anímica y
espiritual de los poderes que permiten al hombre entrar en relación con los seres invisibles, a
los que las iglesias llaman ángeles, y conseguir así, no sólo la reintegración personal del
operador, sino también la de todos sus discípulos de buena voluntad”4.
18. Martinez dispensa su enseñanza en la Orden de los Elus Cohens, oralmente y por
medio de las instrucciones de los diferentes grados. En fin, a los miembros del grado
más elevado les remitía el manuscrito del Tratado d e la Reintegración. Según
Martinez, la doctrina de la reintegración, de la que la Orden es depositaria con la
práctica teúrgica correlativa, ha sido transmitida a través de las generaciones, desde
Adán. Esta línea es la de los Elus, pequeños o grandes, del Eterno. Pero, ¿qué es lo
que la doctrina de la reintegración contiene en el Tratado del mismo nombre?. La
palabra reintegración es la clave de ello, que significa rehabilitación, restitución de
un concreto poder perdido, y la vuelta a un lugar del que se ha sido expulsado.
Eternamente, Dios crea los seres, emana los espíritus por su propia gloria.
Algunos de estos seres libres vienen a pecar, y su falta espiritual contamina incluso a
los espíritus que permanecen fieles al Eterno. Es necesario proteger a éstos últimos,
castigar a los espíritus infieles y permitirles reencontrar su estado perdido. Por éste
motivo, el Universo material ha sido creado, y están allí encerrados después de haber
sido expulsados de la corte divina. Pero es necesario en ésta prisión un carcelero-
educador, y ningún espíritu fiel puede cumplir ésta misión, pues todos han sido
manchados por los crímenes de los malos espíritus. Dios emana por lo tanto una
nueva clase de espíritus, los últimos nacidos de la creación, pero superiores a los
primeros, pues no están manchados: es la clase de espíritus humanos.
Dios separa de ésta nueva clase un espíritu que tendrá por misión velar sobre
los demonios, y ayudar a su reintegración: es Adán, el Hombre-Dios del universo.
Pero Adán peca en su entorno, después de que el príncipe de los espíritus caídos,
Satán, le haya sugerido engendrar a una criatura que dependería de él como Adán
dependía de Dios. Esta producción fracasará: Eva, engendrada por Adán, será una
criatura provista de un cuerpo tenebroso. A su vez, Adán se verá él mismo afligido
también de un cuerpo semejante. Esta será la segunda lucha: Adán, hundido en la
materia, entrará en el mundo y perderá el contacto con Dios.
20. Desde entonces, según Martinez, Adán y sus descendientes, entre los que nos
encontramos, no serán ya capaces de operaciones puramente espirituales, sino
espirituales y temporales. Entre estas operaciones están no sólo la teurgia ceremonial,
espiritual y temporal, además también de bellas y eficaces oraciones, sino también
ritos que implican gestos, perfumes, círculos y símbolos. Estas operaciones de magia
4
Papus : Martinesisme, Willermosisme, Martinisme et Francmaçonnerie, París, Chamuel, 1.899, p. 7 .
10
divina, según Martinez, harán que el hombre pueda obtener el perdón de Dios y
recobrar provisionalmente los poderes de los que el Eterno había investido a Adán.
Entonces entrará en relaciones con los seres espirituales, los ángeles que permanecen
fieles a Dios, a los que él necesitará pedir asistencia para exorcizar a los demonios y
reintegrarlos tal como Adán lo había recibido en su primitiva misión.
En verdad, únicamente los más altos iniciados en la Orden de los Elus Cohens,
es decir, los Réau-Croix, asistidos de iniciados menores, tenían este derecho y este
deber de practicar tales operaciones sobre las que volveremos más adelante. Pero ésta
práctica teúrgica, no lo ocultamos, exige una verdadera consagración a la función
sacerdotal, pues los Cohens son, según Martinez, auténticos sacerdotes del Eterno.
11
JEAN-BAPTISTE WILLERMOZ
12
fin, las referencias en cada grado son cada vez más numerosas y claras, y cada ritual
anuncia que se sabrá más detalladamente en la próxima etapa.”6
Nadie puede ser recibido en el grado de aprendiz sin ser cristiano y por
ello el Régimen Escocés Rectificado es uno de los raros ritos masónicos que
exige la fe en Jesucristo, Hijo de Dios, lo cual permite a los cristianos vivir
masónicamente su cristianismo; lo que a su vez, salvando ciertos problemas
relativos a las relaciones de la francmasonería con la Iglesia no deja de plantear
otros posiblemente más graves.
LOUIS-CLAUDE DE SAINT-MARTIN
13
Infantería al que pertenecía, entonces estacionado en Bordeaux, en 1765.
25. Justo en sus últimos días, el filósofo desconocido conserva y consulta sin
duda, el conjunto de documentos Cohens copiados de su mano y comprendidos
en el inestimable Tratado. Continúa teniendo a Martinez por su primer maestro
y se considera Cohen e iniciado. Su rechazo de la teurgia ceremonial no le opone
a Martinez, sin embargo ésta vía Martinez no la desconsideraba, pero la juzgaba
demasiado estrecha y por así decirlo cerrada, mientras que Saint-Martin juzga
que podía inducirse internamente, lo cual hizo con éxito. Martinez enseñaba la
teurgia externa. Saint-Martin sublima ésta teurgia en una práctica intracardiaca.
29. El deseo del Verbo-Sabiduría, del que nosotros somos todos viudos, amante
Sophia, que viene cuando la pureza o la virginidad requerida es encontrada.
Después de la anunciación del Santo Ángel Guardián, y los esponsales con la
14
sabiduría, nacerá el Nuevo Hombre: otro Cristo en nosotros. La Escritura, y el
Santo Evangelio en particular, simbolizan y trazan las etapas de la regeneración
espiritual del hombre.
15
Martinista, en 1.887. Esta filiación no puede ser por tanto negada, como
tampoco es negada la fundación de Papus y el patronazgo espiritual bajo el que
se sitúa.
37. La Orden Martinista, es decir, el conjunto de ramas que han salido más o
menos directamente de la orden fundada por Papus, transmite la filiación
denominada de “Saint-Martin” o la filiación “rusa”, o una u otra de las
filiaciones neo-cohens. Se vincula según las ramas con la vía de la teurgia
externa, o con la vía cardiaca, la una o la otra más o menos bien comprendida.
Martínez de Pasqually
(1.710/25? – 1.774)
16
ORDEN DE LOS CABALLEROS MASONES
ELUS COHENS DEL UNIVERSO
(Entre 1.754 y 1.760)
ORDEN MARTINISTA
1.887
PROGRAMA DE TRABAJO
40. Para el estudio de éste primer cuaderno, sería bueno, creemos nosotros,
asociar la lectura de:
17
l’Ordre des élus coëns, Saint-Martin, le Rite écossais rectifié,
l'Ordre Martiniste ...)
42. Y ahora: "Os deseo a todos una unión eterna e indisoluble, que nada la pueda
alterar. Vuestra constancia a uniros será el sello de vuestra bondad. Uníos a mí para
rogar al Eterno que nos proporcione a todos la gracia de caminar cada vez más en la luz.
La Orden que os ha abrazado es la depositaria de la llama que os debe conducir.
Vuestra exactitud, vuestro celo y vuestra perseverancia para seguir, serán ampliamente
recompensados, y mientras que todo conspira para desviar al hombre de su principio,
vosotros seréis los depositarios de la ruta que debe conducir al hombre para no desviarse
nunca más de él. Que la caridad sea eternamente con todos vosotros. Amén “7.
7
Instrucción a los Hombres de Deseo, II, Documentos Martinistas, n° 3, 1.979, pp. 14-15 (El autor de
la exhortación es con seguridad Saint-Martin, y la Orden a la q u e se refiere es ciertamente la de los
Elus Cohens).
18
II. DE DIOS Y DE LA TRIPLE Y
CUÁDRUPLE ESENCIA DIVINA
19
comentarios de ésta fuente primera para comprender mejor el pensamiento
de Martinez y la doctrina de la Orden de los Elus Cohens: escritos de
Willermoz o de Saint-Martin, documentos cohens, etc.... A excepción del
Tratado, las referencias a las citas serán señaladas a pie de página. En
cuanto al Tratado, para facilitar la lectura y comprensión, tenien do en
cuenta las numerosas citas, se pondrán párrafos so los en lugar de las
tradicionales notas a pié de página. Será suficiente con precisar que éstas
páginas se refieren a la edición denominada "del bicentenario": versión
original editada por primera vez, según la versión publicada en 1.899,
acompañada del cuadro universal y precedida de una introducción y de
documentos inéditos, por Robert Amadou, Paris, Ediciones Robert
Dumas, 1.974 (aún disponible en las ediciones Leymarie, 42, rue Saint-
Jacques, 75005 París.)
2. Dios es, antes de que el tiempo fuera. Es eternidad, sin origen ni principio,
“El ser que existe necesariamente por sí mismo, el Eterno”9. Este calificativo divino
vuelve sin cesar bajo la pluma de Martinez, como sinónimo de Dios, de
Divinidad, de Creador o de Padre, pues tales son los principales nombres que
él da al Único.
3. Para conocer a Dios, los números son indispensables, porque ellos “no son
más que la traducción abreviada o el lenguaje conciso de verdades y leyes, pues el texto
y las ideas están en Dios, en el hombre y en la naturaleza.”10
5. Atención: “Nada más delicado que la manipulación de los números”, avisa Saint-
Martin en la obra que consagró a los Números. Efectivamente, nada más
8
« 2e cayer », ap. René Désaguliers, « Les cahiers A á G . Les cahiers D1 á D9. Découverte de deux
textes inconnus de Jean-Baptiste Willermoz », Renaissance Traditionnelle nº 80, octobre 1.989, p.
259.
9
Instructions aux hommes de désir, I, Paris, Documents Martinistes, 1.979, p. 2.
10
Louis-Claude de Saint-Martin, Les Nombres, Paris, Documents Martinistes, 1.983, p. 57.
11
Instructions..., I, p. 7.
20
delicado, pues los casos de manipulaciones erróneas en la historia del
ocultismo no faltan, por lo que a veces la aritmosofía se convierte en
aritmolocura.
“Nada más delicado que la manipulación de los números. Las reglas son poco
numerosas, toda la atención debe ponerse sobre el arte de aplicarlos. La adición y la
multiplicación: he aquí todo el mecanismo de ésta sublime ciencia. Pero se la
desfiguraría completamente si empleáramos éstos dos medios igualmente sobre todos
los números: los números de igual naturaleza se multiplican, los que son heterogéneos
no hacen nada más que adicionarse; hay queprevenir las monstruosidades.”12
Por tanto, un buen número de pasajes del Tratado evocan una de las
12
Les Nombres, op. cit., p. 104-105.
13
Les Nombres, p. 58.
14
“2e cayer”,op. cit.
15
Tratado de la Reintegración..., op. cit., p. 208. Todas las referencias a ésta obra serán de
ahora en adelante indicadas por un n° de página al final de la cita.
21
tres personas de la Trinidad, y las otras no son mencionadas tan a menudo.
Pero mientras Martinez habla del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo, no logra
definir bien las tres personalidades divinas, y el sentido que él da a estos tres
nombres no es el del dogma cristiano. (No es menos cierto que sus discípulos,
la mayor parte católicos romanos, lo entendieron bien en éste sentido).
Esta figura puede también representarse por el número 10, es decir, por
la adición teosófica de 1 y 0: Dios y la creación universal.
22
0 viene de 1 como la creación viene de Dios. Pero 1 contiene igualmente
10, puesto que se contiene a él mismo y él es la fuente de la creación
universal. Por lo tanto 10 es, según Martinez, un número divino, pues es
igual a 1 que como se sabe, efectivamente, representa a la Divinidad. Esto s e
demuestra así:
1+ 0 = 10 y 10 = 1+ 0 = 1
12. Postura saint-martiniana: ¿qué es una raíz?. Tenemos mucho tiempo para
verlo. Saint-Martin nos exhorta constantemente para no confundir jamás la
adición y la multiplicación, pues “Es por la atención puesta en distinguirlos como
podemos distinguir entre dos números tomados espiritualmente, cual es raíz y cual es
producto. Aquel que se da por adición es la raíz; aquel que se da por multiplicación es
producto, o potencia. He aquí porqué 10 es raíz de 4 , porque se va de 4 a 10 por adición
(...)”16
“La raíz esencial no puede conocerse nada más que por adición, puesto que es
suficiente para los seres saber que todos ellos tienen ésta raíz esencial, o éste principio
universal generador; y ellos no deben saber cómo vienen de él. De hecho es todo lo que
era necesario probar a los seres producidos; el medio, el principio generador se les ha
reservado. Sin embargo, éste hecho está probado por ésta ley de adición: 1+2+3+4 =
10 ”. 17
13. He aquí el secreto del denario: “(...) acuérdate (...) Israel, que ningún ser
menor puede ser sabio sin un conocimiento perfecto de éste gran número denario del
Eterno (…)
1+ 2 = 3
1+ 2+ 3 = 6
1+ 2+ 3 + 4 = 10 “ (538)
“Os diré, por lo tanto, que el número denario es un número indivisible o que
no puede sufrir ninguna división (...). Por eso éste famoso número ha sido siempre
mirado por los sabios como el número único y representante de la cuádruple esencia
divina”. (262)
23
radio; 3º) formando el doble triángulo, el que presenta las tres acciones creadoras.
Así, no es nada más que en la serie de estas tres acciones, o del doble triángulo, como
el número puede presentarse, puesto que es imposible trazarle antes sin emplear unas
líneas superfluas de intersección; expedientes que son extraños a la naturaleza.
Añadiendo por lo tanto éste número 4 al senario que le precede, se tendrá la prueba
del denario, o de que él tiene en sí relaciones de origen con 10. Ya que, si se mira al
cuaternario en sí mismo y simplemente como acción, no es nada más que 4, puesto
que él no viene en efecto sino después de la tercera acción; pero, si miramos en los
resultados de su acción o en su subdivisión universal, se verá claramente que tiene
relaciones íntimas con 1 0 y consecuentemente con 1” 18.
18
Les Nombres, p. 145
24
15. Resumamos: La esencia divina es única, pero se manifiesta por el número 4
cuando Dios obra sobre el plano espiritual. Así se pasa de Dios 1 a la creación
universal 0, o Dios y su corte divina 10, por 4 que marca su cuádruple esencia.
16. Pero ésta cuádruple esencia, que tratamos de acotar en todo momento,
aparece también como una cuádruple potencia.
“Yo respondería, según lo que pienso de los que me han podido ser mostrados,
que el número denario reemplaza a los cuatro números de potencia divina. Coloco ante
usted el número denario en cuatro figuras diferentes de carácter aritmético: 1, 2, 3, 4.
Adicionad estos cuatro caracteres de la siguiente forma: 1 y 2 hacen 3, 3 y 3 hacen 6, 6
y 4 hacen 10, encontrareis vuestro número denario, que es la primera y gran potencia
divina en la que los otros tres números están contenidos, así podéis verlo por las
adiciones siguientes : 3 y 4 producen el número 7 que da lugar a la segunda potencia
del Creador; 1 y 2 hacen 3, 3 y 3 hacen 6, he aquí la tercera potencia del Creador; en fin,
si adicionáis 1 y 3 tendréis 4 ; y es el número cuaternario quien termina y concluye las
cuatro potencias divinas del Creador contenidas en su número coeterno denario”.
(262)
17. Pasemos revista a las cuatro potencias que forman la cuádruple esencia
divina:
19
Les Nombres, p. 98
25
- En fin, “el número cuaternario, que es el que completa la cuádruple esencia
divina, es infinitamente más perfecto y más significativo que el número senario,
por que es el que contribuye a la perfección de las formas (...), y porque él preside
a todo ser en tanto que es el principal número de donde todo proviene”. (266-
268).
“Debéis saber que la figura triangular ha sido siempre considerada como muy
importante entre todos los sabios de las diferentes naciones. Adán, Enoch, Noé,
Moisés, Salomón, el Cristo, han hecho gran uso de ésta figura en sus trabajos. Vemos
que hoy igualmente se observa con cuidado la colocación de éste triángulo sobre el
frontón y el frontispicio de nuestros edificios. Yo pregunto si ésta figura puede ser
fruto de la imaginación del constructor. Esto no es posible, puesto que ella existe antes
que él y está en naturaleza sobre nuestro propio cuerpo”. (268)
“He aquí como, por la unión del número 1 con el número 3, demostramos la
gran potencia del número cuaternario que completa perfectamente la cuádruple esencia
divina”. (270)
26
tres puntas angulares. Este centro está compuesto de cuatro letras; pues claramente
vemos que todo ser creado está sometido y proviene de la cuádruple esencia divina
(...)”. (270)
h v h y(I H V H)
20. Las tres facultades divinas que son la triple esencia, o triple potencia del
Creador, Martínez las personifica según la terminología de la Santa Trinidad
que él rechaza. Efectivamente, Dios que es esencialmente 4 pensado, quiere y
obra. Tales son los tres ángulos de nuestro triángulo, tales son las tres
facultades divinas, tal la triple potencia del Creador, que Martínez personifica
por comodidad. El Padre, es para Martínez el pensamiento y la intención de
Dios; el Hijo será la voluntad o el verbo; el Espíritu Santo será la acción o la
operación que es palabra.
27
PROGRAMA DE TRABAJO
I. Génesis abreviado.
II. Espíritu de las cosas y cosas del Espíritu.
III. Exploración de la “figura universal”.
1. Lo divino.
28
III. DE LA INMENSIDAD DIVINA
Y DE LA EMANACIÓN DE LOS PRIMEROS
29
ESPÍRITUS
1. Dios, que es uno, y del que ahora sabemos que la esencia es “cuatriple”
y las potencias triples; Dios es, y Dios tiene una inmensidad divina. Esta es,
en efecto, susceptible de las definiciones que se aplican a dos realidades
distintas, según que se considere a Dios en su eternidad o en sus producciones.
3. Segunda definición: Dios tiene una inmensidad divina. Por lo tanto Dios no
puede no amar o no obrar, y “cada acto divino es la producción de un ser real” 20.
En éste sentido, la inmensidad divina está constituida de seres emanados
por Dios.
5. Sabemos que Dios es Padre y Creador de los seres. Ambos adjetivos son
frecuentes en la obra de Martinez, quien por cierto no los ha inventado.
Y “Dios no sería el Padre y el Maestro de todas las cosas si no hubiera innato
en Él una fuente inagotable de seres que Él emana de su pura voluntad cuando le
place. Es por esta multitud infinita de emanaciones de seres espirituales fuera de Él
mismo por lo que detenta el nombre de Creador (...)”. (114)
6. Según esto, el Tratado comienza así: “En el principio de los tiempos, Dios
emana seres espirituales, para su propia gloria, en su inmensidad divina”. (112).
20
Les Nombres, op. cit., p. 104.
30
existencia diferenciada e individual”.21
“La inmensidad divina es la morada de los espíritus puros, donde se opera toda
emanación divina y de donde proviene toda clase de emanación” (518). Es “la multitud
de espíritus que el Creador emana de su seno” (547). Por lo tanto “la multitud de
habitantes de la inmensidad divina crece y crecerá sin cesar hasta el infinito sin
encontrar nunca límites” (547). La inmensidad divina, que es cómodo
representar como un lugar o un espacio infinito, no lo es nada más que
simbólicamente. En verdad ella es el lugar de la corte divina, donde Dios sitúa
el centro y que nada sabría delimitar, puesto que Dios es eterno, y emana
eternamente.
21
« 2º cuaderno », Renaissance Traditionnelle, nº 80, op. cit. , p. 266.
22
« 2º cuaderno », Renaissance Traditionnelle, nº 80.
31
9. Cierto, Dios no cesa de amar, y por lo tanto de emanar. Pero “no hace falta
creer (...) que los espíritus que el Creador emana sin cesar de su seno se sitúan sin
orden y confusamente, sin distinción, como una tropa de hombres o animales esparcidos
a su capricho” (522). El orden más perfecto reina naturalmente en la inmensidad
divina.
10. Después del lugar, veamos los habitantes. Estos están divididos en cuatro
clases, cuatro círculos. En efecto, “estos seres divinos reciben con la emanación leyes
y poderes, según sus capacidades de operaciones divinas espirituales (...) donde
cumplen cada uno en particular sus diferentes operaciones” (522).
11. Puesto que Dios tiene, lo hemos visto anteriormente, contenido todo
número, “Él ha dotado a todos los espíritus, siguiendo su infinita sabiduría y su
acción eterna. Ninguna de sus obras ha salido de sus manos sin ser marcada por este
sello”.23
13. A continuación viene el círculo octonario de los espíritus mayores, que lleva
8 como lo indica su nombre. Esta segunda clase está constituida por “los agentes
y ministros inmediatos del Verbo que reuniendo en Él su propia potencia divina
cuaternaria, y la potencia cuaternaria del Padre, del cual Él es la expresión y la imagen,
es llamada el Ser de doble potencia universal “26.
23
Instructions aux hommes de désir, op.cit., l, p. 7.
24
Idem.
25
Willermoz, Renaissance Traditionnelle, op. cit., p. 268
26
Willermoz, Renaissance Traditionnelle, op.cit., p. 268
32
14. Tercer círculo de la inmensidad divina: el de los espíritus inferiores
septenarios, que son los “agentes y ministros directos de la acción divina operante,
tercera potencia creadora de la unidad que reúne en sí su propia potencia cuaternaria
divina, y opera directamente la triple esencia creadora distribuyendo los dones
santificados”27.
15. Cuarto círculo: el de los espíritus menores ternarios, que representan por
tanto el 3, y son los agentes de la “cuatriple” esencia divina. No tardaremos en
esclarecer su rol, pero es necesario en este momento prevenir una posible
confusión. Martinez da normalmente al hombre el nombre de Menor, pero “es
necesario subrayar, Israel, que entre estas clases espirituales fundadas antes de los
tiempos en la inmensidad divina, la clase Menor ternaria no era entonces la del Menor
espiritual divino cuaternario, o la del hombre. En efecto, tú debes ser instruido así para
saber que el Menor aún no había emanado” (522).
16. Si fuera necesario, la adición teosófica de los números de las cuatro clases
de la inmensidad divina probará su procedencia. Esta confirmación
aritmosófica se desarrolla así
- Espíritus Superiores 10
- Espíritus Mayores 8
- Espíritus Inferiores 7
- Espíritus Menores 3
------
28
18. “Y además, estos cuatro primeros principios espirituales del ser tenían en ellos,
como hemos dicho, una parte de la dominación divina: una potencia superior, mayor,
inferior y menor, por la que ellos conocían todo lo que podía existir, o estar incluido en
los seres espirituales que aún no hubieran salido del seno de la Divinidad.
27
Idem.
28
Idem, pág. 269
33
¿Cómo podían ellos tener conocimiento de las cosas que aún no existían
diferenciadamente y fuera del seno del Creador?. Porque estos primeros jefes emanados
del primer círculo, llamado misteriosamente círculo denario, leían claramente y con
certeza lo que pasaba en la Divinidad, así como t o do lo que estaba contenido en la
misma. No debe haber ninguna duda sobre esto, estando seguro de que no incumbe nada
más que al espíritu leer, ver y concebir al espíritu. Estos primeros jefes tenían un
conocimiento perfecto de toda acción divina, puesto que no habían sido emanados del
seno del Creador nada más que para ser testigos de todas las operaciones divinas de la
manifestación de su gloria”. (114-116)
19. Estos espíritus que componían la corte divina “tenían que ejercer un culto que
la divinidad les había establecido por leyes, preceptos y mandatos eternos” (112). Este
culto era completamente espiritual y angelical. Pero leamos sin esperar la
consecuencia de la explicación con la cual Martinez inaugura su Tratado: “Los
espíritus emanados eran por consiguiente libres y distintos del Creador; y no se les
puede refutar el libre arbitrio con el que han sido emanados sin destruir en ellos la
facultad, la propiedad, la virtud espiritual y personal que les era necesario para operar
con precisión dentro de los límites en los que debían ejercer su potencia. Era ciertamente
dentro de estos límites como estos seres espirituales debían rendir el culto para el que
habían sido emanados. Estos primeros seres no podían negar ni ignorar las convenciones
que el Creador había realizado con ellos al darles las leyes, los preceptos, los mandatos,
puesto que era sobre estas únicas convenciones como fue fundada su emanación”. (112)
20. Es una noción fundamental la de los mandatos divinos que estos seres
tenían que observar puesto que constituían la ley primitiva dada a los primeros
espíritus emanados. Pero con la Ley les ha sido dada la libertad, “principio de
Felicidad individual de los seres espirituales”29; esta libertad debe ser usada con
prudencia dentro de los límites prescritos por el Eterno. Por lo tanto,
individualidad y libertad caracterizan a los primeros espíritus.
21. Gracias a Dios, los seres emanados son libres para obrar, es decir, libres
para pensar. Son libres y diferentes. Pero esta libertad, sin la que no hay
felicidad que no sea ficticia, es también fatal cuando se abusa de ella, esto es,
cuando se usa en contra de los mandatos divinos. La libertad, dice Willermoz,
29
Willermoz, Renaissance Traditionnelle, op.cit., p. 272.
30
Willermoz, Renaissance Traditionnelle, op.cit., p. 271-272.
34
es “debilidad espiritual” 31. Pero dice a continuación: “Dios que es todo poder, que
está lleno de un amor tan tierno, tan perfecto para sus criaturas, ¿no podía crearlos no
libres para asegurar su felicidad eterna preservándoles de la posibilidad de abusar de su
libertad y de su pérdida?”.32
Continúa: “Dios es el único ser existente por sí mismo: existe por su propia Ley,
que es una con Él. Esta Ley es el Bien que es el principio de toda perfección. Dios es el Bien
por esencia y jamás es posible en Dios siendo el Bien separarse de él por algún mal, sin dejar de
ser Dios; si los seres creados pudieran existir por su propia ley, ser el bien, serian
independientes y lo mismo que Dios; pero por el contrario, su existencia individual,
distinta, comenzaría cuando a Dios le hubiese apetecido dársela; Él les ha dado su propia
Ley mediante la cual les ha unido a Él y al Bien, y como esta Ley, consecuencia
necesaria de su existencia, les es dada, les coloca bajo la dependencia del que la da, y como
ella no es la suya propia, resulta necesariamente que ellos son y deben ser libres de
observarla o de desviarse de ella, puesto que tienen voluntad propia, distinta e
independiente de la del Creador”.33
22. De las leyes invariables sobre las que ha fundado a todo ser, la primera es la
libertad. “Pues Dios no puede destruir en ningún espíritu, cualquiera que este sea, su
pensamiento sin destruir su libertad; si destruyera su libertad, Él destruiría la Ley que le
ha dado a este espíritu desde su emanación”.34
23. En fin, “La inmutabilidad de Dios siendo irrevocable, no puede tener de ninguna
manera conocimiento del uso que hará todo ser libre de su libre arbitrio”35. Estamos
aquí prestos a abordar el drama cósmico original, en el próximo cuaderno.
PROGRAMA DE TRABAJO
31
Idem., p. 272.
32
Idem.
33
Idem.
34
Instruction…, I, op. cit., p. 13.
35
Idem.
35
(La revista Renaissance Traditionelle, B.P. 277, 75160 París, Cedex 04,
está reservada a los franc-masones).
36
IV. DE LA PREVARICACIÓN DE LOS
PRIMEROS ESPÍRITUS Y DE LA
INMENSIDAD SUPRACELESTE
37
deber, a una obligación que algunos de los espíritus emanados han rechazado
cumplir.
Sobre esta prevaricación, un instructor cohen que nos es querido hizo ante
sus hermanos esta entrada en materia. Escuchémosle: “(...) el primer crimen fue la
desobediencia. Siendo libres, ellos (es decir, los primeros espíritus) concibieron con su
plena y entera libertad un pensamiento contrario a la ley, al precepto y al mandamiento
del Eterno. Para dar una idea mejor de esta desobediencia, imaginemos un centinela en
su puesto de guardia, a quien se le ha dicho que observe los diferentes puntos y
consignas de su puesto: este centinela es libre, no tiene necesidad de que nadie venga a
motivarle para que cumpla o no cumpla con su obligación. Por su propia voluntad deja
su puesto y desobedece todos los puntos establecidos en su consigna, se le atrapa y le
parten la cabeza. He aquí una idea de la prevaricación de los primeros espíritus. Su
prevaricación fue haber desobedecido la ley, preceptos y mandamientos que les había si-
do dado desde su emanación y haber concebido un pensamiento contrario al del
Eterno”.36
36
Instrustions aux hommes de désir, I, op. cit., p. 3.
38
pero no debe quedar ninguna duda sobre su identidad: este Ángel rebelde es
Lucifer, convertido en Satán, príncipe del mal, ser personal que los espíritus
perversos han elegido seguir en su prevaricación.
6. El jefe de los demonios es la única fuente del mal espiritual, “siendo cierto que toda
mala voluntad concebida por el espíritu es siempre criminal ante el Creador, incluso
cuando el espíritu no la llevara a la práctica efectiva”. (118)
Así pues nació el mal que “no ha tomado su principio nada más que en el
pensamiento que el jefe demoníaco, que era libre, concibió de sí mismo, oponiéndose a la Ley,
al precepto y al mandamiento del Eterno; no es que el demonio sea el mal mismo, puesto que si
él cambiara desde hoy su pensamiento malvado, también cambiaria su acción y desde ese
instante ya no existiría la cuestión del mal en toda la extensión de éste Universo. El mal,
yo lo respeto, no ha nacido nada más que en el pensamiento del demonio opuesto al de la
divinidad, pensamiento que él ha concebido de su puro libre arbitrio y por el que ha sido
separado de la Divinidad”37.
No estaría de más insistir: Dios no es, no puede ser el autor del mal.
“Rindamos toda la justicia que es debida al Creador (escribe Martinez) quedándonos más
que convencidos de que no ha existido jamás en Él y de que no puede existir en Él la menor
sospecha de mal, y de que es de la única voluntad del espíritu de donde el mal puede salir,
estando el espíritu revestido de una total libertad”. (134)
7. Es por orgullo por lo que el jefe de los demonios busca elevarse sobre el plano del
Señor. “Vemos bien pues, hermanos míos (decía Saint-Martin a sus correligionarios
cohens) que el principio o el origen del mal viene del orgullo” 38, este orgullo al que
Gregoire de Nysse definía ya como “la subida hacia el mal”.
8. Esta rebelión proveniente del orgullo del jefe de los demonios y de los
suyos, ¿en qué consiste?. ¿Cómo los espíritus perversos han buscado elevarse
hasta el plano de Dios y mirarle como a un igual ?.
39
subdivisión de este famoso cuaternario de emanación y de creación espiritual divina y
espiritual temporal; puesto que su intuición era no hacer de este producto nada más que
una sola unidad cuaternaria o bien una sola unidad denaria. Lejos de ello no
encontraron ni la unidad cuaternaria, ni la pura y simple unidad denaria, sino solo dos
números quinarios en lugar del denario divino que querían tener en su posesión y en
su poder. Es por ello que fueron convencidos de su atroz orgullo y de la imposibilidad
para un ser cualquiera de subdividir la cuatriple esencia divina, no más que su unidad
denaria, pues este derecho no puede pertenecer nada más que al Eterno, que es único y
no tendrá jamás igual (...)”. (538-539)
10 + 2 + 3 + 4 + 5 + 6 = 30
30 + 7 + 8 + 9 + 1 = 55 = 5 + 5 = 10
40
Satán ha engendrado este “número dos, o de confusión, como habiendo querido
existir independientemente de la divinidad o Creador Todopoderoso”41.
41
sucesivo “condenados por un decreto del Eterno a no poder obrar nada más que en
privación divina durante toda una eternidad temporal y a no tener ninguna
comunicación del Creador, ni de sus inteligencias” (526). Después de su
prevaricación, los espíritus perversos han sido “precipitados en los abismos de la
privación divina para una eternidad” (539). “El Creador ha hecho tal fuerza de Ley
contra ellos, que ellos están infinitamente más atormentados y son más molestados que
cualquiera de los otros espíritus. Su tormento consiste en estar sometidos a operar el
mal y a estar condenados por decreto del eterno a vivir durante una eternidad temporal
en sus iniquidades, sin poder cambiar sus acciones malvadas y contrarias a la acción
divina. Esto es lo que el Creador ha querido hacer comprender cuando ha manifestado
mediante sus diputados que los prevaricadores serian castigados por sus propios crímenes”
(553). Expulsados de la corte divina, los Ángeles rebeldes están ya separados de
Dios.
13. No obstante, se plantea una primera cuestión: “¿Estos jefes espirituales divinos han
conservado su primer estado de potencia divina después de su prevaricación?”. (116)
14. Desde entonces, otra interrogación puede plantearse: “Se me dirá que el
Creador debía prever que estos primeros espíritus emanados prevaricarían contra las
leyes, preceptos y mandamientos que Él les había dado y que entonces le correspondía
contenerlos en la justicia. Yo responderé a esto que, incluso cuando el Creador hubiera
previsto la orgullosa ambición de estos espíritus, Él no podía de ninguna manera
contener y parar sus pensamientos criminales sin privarles de su acción individual e
innata a ellos, habiendo sido emanados para obrar según su voluntad, y como segunda
causa espiritual, según el plan que el Creador les había trazado. El Creador no toma parte
alguna en las causas espirituales segundas buenas o malas, habiendo Él mismo apoyado y
fundado todo su ser espiritual sobre leyes inmutables: por este medio, todo ser espiritual es
libre de obrar según su voluntad y su determinación personal, así como el Creador le ha
dicho a su criatura (...)”. (116)
42
Rechazando el pensamiento de los Ángeles malvados, los espíritus fieles
rechazaron a los Ángeles mismos, sirviendo “de instrumento de la justicia que Dios
lanza sobre ellos desde el instante de su prevaricación. Es de este combate del que habla la
Escritura, cuando dice que Miguel y sus Ángeles combatieron contra el demonio y
sus Ángeles, y que Miguel siendo el vencedor les precipita fuera de la Corte divina (...)”46.
16. Si la Corte divina ha sido dividida en dos campos, la parte de los espíritus
fieles que la componen no ha salido indemne de esta rebelión. “Es necesario que sepas,
Israel, que el cambio que produjo la prevaricación de los espíritus perversos fue tan fuerte que
el Creador utilizó la fuerza de la Ley, no solo contra estos prevaricadores, sino incluso en las
diferentes clases de la inmensidad divina”. (524)
17. “Sin esta (...) prevaricación, ningún cambio habría sobrevenido a la creación
espiritual; no habría habido ninguna emancipación de los espíritus fuera de la
inmensidad divina” (532). ¡Bien está!, ¿pero qué es la emancipación que nosotros
reencontramos hoy por primera vez bajo la pluma de Martinez?.
43
emancipados los espíritus que Dios envía fuera de su corte, con el fin de obrar
sobre su orden y según su plan.
Pasemos revista a nuestros cuatro nuevos mundos. “El primer círculo que
es el ángulo saliente del triángulo superior, indica al jefe superior supraceleste y la
inmensidad de los espíritus superiores denarios” (540). Es nuestro círculo A.
“El segundo círculo, que está a la derecha, indica la inmensidad de los espíritus
mayores septenarios que por sus acciones y sus operaciones están por debajo de los espíritus
denarios” (540). És nuestro círculo B.
“El círculo que está en el ángulo saliente del triángulo inferior del supraceleste,
44
en línea directa del círculo denario, indica la inmensidad de los menores espirituales
divinos. Sus acciones y sus operaciones son superiores a las de todos los espíritus del
supraceleste (...)” (540-541). Es nuestro círculo D.
20. Primera clase, la de los espíritus denarios de la inmensidad divina. “Los espíritus
denarios divinos nunca han salido del lugar que ocupan en la inmensidad divina: todo
cambio que les ha llegado por la prevaricación de los espíritus perversos (...) es haber sido
sometidos al temporal, como quiera que ellos nunca sean sometidos al tiempo”. (540)
21. Segunda clase, la de los espíritus octonarios. Pero “esta clase ya no se encuentra en la
inmensidad divina, y ello porque después de la prevaricación de los primeros espíritus, el
Creador, haciendo fuerza de la Ley sobre toda su criatura espiritual, emancipa su
acción de doble potencia para hacer operar su justicia y su gloria en las tres diferentes
inmensidades sin distinción (...).Y he aquí mediante qué medio este espíritu doblemente
fuerte no está establemente fijado en la inmensidad divina”. (546)
45
Ley innata en ellos de producción de esencias espirituales, a fin de mantener a los
prevaricadores en los límites tenebrosos de privación divina. Recibiendo esta potencia,
fueron emancipados sobre el campo; su acción que era pura espiritual divina, fue
cambiada tan pronto como el Espíritu hubo prevaricado; ellos no fueron ya sino
seres espirituales temporales, destinados a operar las diferentes leyes que el Creador les
prescribe para el entero cumplimiento de sus voluntades”. (522)
Estos espíritus ternarios los encontraremos más adelante, así como también
a la clase particular que el Creador emana para reemplazarlos: el hombre.
24. Pasamos a los círculos de la inmensidad supraceleste, que es como se sabe “la
semejanza de la inmensidad divina” (546), porque “las mismas facultades de potencia
espiritual se encuentran en una y otra inmensidad” (546), aunque la inmensidad
supraceleste sea “limitada y pasiva porque está sujeta al tiempo” (547).
28. En fin, cuarto y último círculo: el del hombre, o menor cuaternario. Nos
consagraremos a ello, como se debe, en otro cuaderno.
PROGRAMA DE TRABAJO
46
29. Después del estudio de este cuaderno no os aconsejamos demasiadas
lecturas, por tanto leed o releed Robert Amadou, “Introduction á Martinez de
Pasqually: III. Exploration de la figure universelle, 1. Le divin, 2. Le
surcéleste”; l'Initiation , avril-juin 1.969, pp. 58-84.
4. ¿Cuales son los habitantes de la inmensidad del eje?. Son, dice Martinez,
los espíritus del eje fuego central. Tenemos, pues, una nueva clase de
espíritus. Pero a decir verdad, esta clase no es del todo nueva.
5. Efectivamente, ¿de dónde vienen los espíritus del eje fuego central?.
Han sido emanados por Dios, como los otros espíritus, en la
inmensidad divina donde ocupaban el último círculo, el de los Menores
ternarios (ver cuaderno III, punto 15) . Después de la prevaricación de
los primeros espíritus, los Menores ternarios de la inmensidad divina
fueron emancipados (ver cuaderno IV, punto 23), y reemplazados en la
inmensidad divina por un nuevo círculo de espíritus: los Menores
cuaternarios, es decir, el Hombre.
47
Estos espíritus ternarios que componían primitivamente el círculo
menor de la inmensidad divina ¿dónde han sido emancipados?. No en la
inmensidad supraceleste, puesto que no los hemos encontrado allí, sino
en la inmensidad del eje fuego central que ellos compondrán en lo
sucesivo. Los espíritus ternarios de la inmensidad divina se han
convertido, pues, en los espíritus ternarios del eje fuego central.
8 . Los espíritus del eje han sido emancipados “para actuar temporalmente” (524),
constituyendo una barrera que es la inmensidad del eje fuego central, y
produciendo las tres esencias espirituosas fundamentales.
10. Precisemos también por qué el eje es central y por qué Martinez le
denomina a veces increado. Esto es así porque los espíritus del eje fuego central
“son el centro de todo movimiento, y se les denomina increados porque están adheridos
a la corte de la Divinidad y son eternos”.49
11. En cuanto al fuego de los espíritus del eje, es “el principio de la vida de todo
ser de cuerpo creado (...) que tiene todas las formas bien generales o bien particulares,
47
Instructions aux hommes de désir, op cit., II, p. 4-5.
48
Idem., p. 5.
49
Idem., p. 13.
48
en equilibrio, sin el cual ningún ser puede tener vida y movimiento; fuego que limita la
inmensidad del Universo y el curso del movimiento y de la acción de todo ser contenido
en la creación universal” (504-506). Es también, dice Martinez, “el principio de la
vida material” (512).
12. El eje fuego central es “quien da la vida y el movimiento a toda clase de cuerpo”
(506). “Este eje central es el principal agente particular y universal, adherido a los
círculos supracelestes y órgano de los espíritus inferiores, que lo habitan y que actúan
en él sobre el principio de la materia corporal” (512).
13. Pero aún no estamos en la materia corporal, como dice Martinez. Porque en
el momento en que los espíritus del eje fuego central son emancipados de la
inmensidad divina para ir a formar su propia inmensidad, el tiempo y la
materia no existían. Recordemos: los espíritus perversos acaban de rebelarse
contra Dios; ellos son cazados por los espíritus fieles que son por este hecho
emancipados para formar la inmensidad supraceleste (primera barrera
espiritual) y la inmensidad del eje fuego central (segunda barrera temporal-
espiritual) que acabamos de encontrar.
16. El centro de la inmensidad del eje fuego central forma un mundo cercado
que el eje limita: es, en palabras de Martinez el Matraz Filosófico, término que
toma de la Alquimia tradicional. Es decir, el Matraz Filosófico que se sitúa en el
mundo cercado por los espíritus del eje. Porque en este mundo, los espíritus
perversos están también destinados a permanecer en él. Veamos más de cerca
el mundo de la privación divina, cerrado por los espíritus del eje. Un nuevo
esquema nos a ayudará a ello:
49
17. El Matraz Filosófico compuesto de dos triángulos unidos por su base
contiene tres glóbulos simbolizando el principio de las esencias. Estas esencias
estaban entonces “en apariencia, las unas de las otras sin movimiento, sin forma,
porque nunca habían sido trabajadas, modificadas y separadas por la inmensidad de los
espíritus agentes, constructores u operantes del eje fuego central”50.
18. ¿Qué eran estas tres esencias?. “Estas tres esencias eran originariamente la
materia en su indiferenciación, porque ellas no habían sido aun trabajadas por estos
mismos espíritus (del eje) y porque estaban sin distinción”51. “En el primer principio de
la materia en su indiferenciación, el ternario mixto residente en su indiferenciación
dentro del Matraz Filosófico no formaba ningún cuerpo aparente ni susceptible de
retener alguna impresión”.52
20. ¿De dónde vienen los tres principios indiferenciados que forman el caos?.
Martinez responde: “de la imaginación y de la intención del Creador” (218), por la
intermediación de los espíritus ternarios del eje fuego central. En efecto, “los
espíritus del eje son sujetos simples que no actúan sino en la medida en que son
guiados, porque no tienen inteligencia” (518). Además, “los espíritus del eje no
tienen nada más que una sola acción cada uno de ellos; de esta manera, solo pueden
operar una clase de forma y solo después de la operación inmediata de un ser superior
que les mande y disponga de ellos a su gusto y según la voluntad del Creador” (516).
21. Situémonos. Con el fin de suministrar a los demonios un lugar de asilo que
será también su prisión, el Eterno decide crear el Universo material. Sin
embargo, “no es posible ver las formas corporales presentes como reales sin admitir una
materia innata en el Creador divino, aunque ello repugne a su espiritualidad. Se le llama
50
Instructions..., op. cit. , I, pp. 12-13.
51
Idem., I, p. 6.
52
Idem, II, pp. 3-4.
53
Idem., III, p. 5.
50
Creador porque de la nada ha creado todo y porque su creación proviene de su
imaginación. Y como su creación proviene de su pensante imaginación divina, se le
denomina imagen”. (300)
22. “Mas, como ningún pensamiento puede permanecer en el Eterno sin acción, Él
separa de su seno a su Verbo de creación que estaba en el centro del triángulo
equilátero, y le hizo descender hasta donde se encontraban los espíritus del eje fuego
central, para que ellos lo ejecutasen conforme a su contenido”55.
23. Bajo orden del Eterno y provistos de su plan, los espíritus ternarios del eje
fuego central han comenzado por producir las tres esencias indiferenciadas que
formarán el caos contenido en el Matraz Filosófico. Pero “posiblemente se me
preguntará: ¿cómo los espíritus del eje han podido emanar de su seno las tres esencias?, y
¿cómo han podido por ellas formarse todos los cuerpos de este universo sin materia de
ninguna clase?. Responderé que, desde el principio de su emanación, estos seres tenían
innatas en su seno estas tres esencias, que no deben considerarse sino como un producto
de su operación. Por tanto, es de esta única operación, conforme al pensamiento del
eterno, como han tenido lugar todas las formas”. 57
24. Este semen productivo de las formas que constituye las tres esencias
indiferenciadas, los espíritus del eje lo extraen de ellos mismos, esto se
entiende bien. Sin embargo, haremos una precisión suplementaria. Estos espíri-
tus, lo hemos casi visto, son productores de un fuego, que es el fuego del eje
fuego central; ellos son este mismo fuego. Y de este fuego superior provienen las
tres esencias aun confundidas. Efectivamente, “no hay nada más que un único
elemento temporal superior: el fuego, en el que las tres esencias espirituosas de la
creación universal estaban contenidas”.59
54
Instructions..., III, p. 1.
55
Idem., III, p. 2.
56
Idem.
57
Idem., II, p. 9.
58
Idem., III, p. 5.
59
Le Fonds Z, La magie des élus cóens, franc-magonerie : Catéchismes, Paris, Cariscript, 1.989, p. 65.
51
25. El semen productivo de las formas, proveniente del fuego de los espíritus
del eje fuego central, ha sido emanado por ellos en el Matraz Filosófico, que es la
matriz del Universo. Segunda etapa: esta materia en su indiferenciación “los
espíritus del eje la modificarán, y cuando sus principios fueron distinguidos en sus
mixtos todo tuvo forma”.60
Este era el triángulo equilátero que suministraba a los espíritus del eje
fuego central el modelo de la diferenciación de las esencias. Pues, los tres
ángulos de éste triángulo “nos proporcionan una idea de la división que los
espíritus del eje han dado a la materia de la generalidad de las formas, modificando las
esencias siguiendo la forma triangular”61.
26. ¿Qué son las tres esencias?. Son unos “principios espirituosos” a los que
Martinez atribuye nombres que aunque también son tomados del lenguaje
alquímico, no cubren del todo las mismas realidades que estos mismos
nombres designan en el arte de Hermes. Tres esencias: el mercurio, el azufre y
la sal.
60
Instructions…, IV, p. 2.
61
Instructions…, III, p. 3.
62
Idem., III, pp. 5-6.
52
por tanto, que del número ternario viene el senario, porque el Verbo ternario del Eterno,
habiendo estado durante toda la eternidad en Él, no puede tener principio, ya que es
emanado del Eterno; sin embargo, el número senario ha sido producido por la operación
de los espíritus del eje”.63
“De esta manera, los seis días significan que Dios ha empleado seis pensamientos
para la formación de este Universo, y la prueba de ello es palpable, pues todos los cuerpos
llevan la imagen”.64
63
Idem., II, p. 4-5.
64
Idem., III, p. 6.
65
Instructions…, IV, p. 2.
53
divinos, que los guiaría en las múltiples operaciones que debían realizar, ya se tratara de
acciones espirituales divinas como de leyes de cursos (de acción) para los diferentes seres
corporalizados”.66
31. Al espíritu doblemente fuerte, que califica el número 8, que es tanto personal
como colectivo, y que la doctrina Martinezista asocia al Verbo de Dios (y esta
asociación llega a veces, como parece ser aquí el caso, hasta la identidad),
volveremos en un próximo cuaderno. De momento, retendremos la
importancia de su actuación en la creación del Universo visible, cuyo mapa
empezaremos a detallar próximamente.
3. La creación universal está dividida en tres partes. “Ello prueba que la creación
universal no puede ser dividida nada más que en tres partes, que no se puede encontrar
66
Idem., IV, p. 8.
54
ahí lo que se llama la cuadratura del círculo, o la división del círculo en cuatro partes”
(278).
4. ¿Cuales son estas tres partes?. “1º. El Universo, circunferencia dentro de la cual
están integrados lo general y lo particular; 2º. la tierra o parte general de la que emanan
todos los alimentos necesarios para substanciar lo particular; 3º. lo particular,
compuesto de todos los habitantes de los cuerpos celestes y terrestres” (120).
55
temporales, según la duración septenaria que le ha fijado” (368). Así “cuando la
Escritura dice que el séptimo día Dios se dedica a su propia Obra bendiciendo la
creación universal, es necesario entender por esta bendición la unión de los siete
espíritus principales divinos, que el creador reunió en toda criatura comprendida o
contenida en toda su creación universal” (370).
10. Si la creación universal puede dividirse en tres partes, de las cuales una es,
en cierta manera un continente y las otras dos un contenido, ella puede también
dividirse en dos círculos que son la inmensidad celeste y la inmensidad
terrestre. La inmensidad terrestre será el objeto del próximo cuaderno. En
cuanto a la inmensidad celeste, es el momento de abordarla.
11. La inmensidad celeste se sitúa debajo del eje fuego central, o en el interior
puesto que éste la encierra. Ella es el mundo intermedio entre la inmensidad
supraceleste, casi intemporal, y la inmensidad terrestre de la materia y del
tiempo. En efecto, los círculos de la inmensidad celeste “reciben del supraceleste
todas las virtudes y todos sus poderes que posteriormente comunican al cuerpo general
terrestre” (480).
12. La inmensidad celeste puede dividirse “de dos maneras, primeramente en tres
partes y en segundo lugar, en otras siete partes” (486).
“La primera división es la referente a los tres diferentes círculos” (486). Estos
son:
- El círculo racional.
- El círculo visual.
- El círculo sensible.
14. “Y tal es, según Martinez, el orden de estos círculos planetarios: 1º.
Saturno; 2º. El Sol; 3º. Mercurio; 4º. Marte; 5º Júpiter; 6º.Venus y 7º. La Luna”
(486). Continente y contenido: los tres círculos aquí abajo mencionados
56
contienen los siete cielos planetarios, el siguiente cuadro nos ayudará a
comprenderlo:
15. Cada círculo planetario es un mundo y como todos los mundos que hasta
aquí hemos visto, es un mundo habitado, como veremos pronto que también
lo está el mundo terrestre. “Pero los habitantes del mundo celeste, siendo de otra
naturaleza, tienen también facultades diferentes a los habitantes del mundo material, y no
tienen para nada las sujeciones que tienen estos últimos: lejos de tener necesidad de elementos
materiales, son ellos quienes contribuyen a la acción de los elementos; ellos disfrutan
continuamente de la misma temperatura, no reciben ningún alimento de las producciones y
vegetaciones de la materia, sus cuerpos no están formados para nutrirse de esa manera”.
(543)
16. Los habitantes del mundo celeste tienen un cuerpo, Martinez acaba de hacer
alusión a él. Y “los cuerpos de estos habitantes del mundo forman una esfera que está
sostenida y sustanciada directamente por el fuego de los espíritus del eje de donde son
emanados estos cuerpos” (543). Como la inmensidad celeste es un mundo
temporal, lógicamente , los cuerpos de los espíritus de esta inmensidad tendrán
una duración “fijada para un periodo de tiempo” (543). No obstante, este tiempo “es
algo así como una eternidad en comparación con la duración del cuerpo de los habitantes
del mundo material” (543).
17. Los círculos planetarios están habitados, esto se entiende. Pero, ¿qué es un círculo
planetario?. Definición de Martinez: “un círculo planetario está compuesto de seis
estrellas principales iguales en tamaño, en virtud y en potencia, las cuales reciben orden
de acción, de movimiento y de operación por parte de la estrella superior que está en el centro
de las seis, componiendo el círculo planetario” (282). Un esquema será bienvenido.
57
18. Seis estrellas principales rodean a una estrella superior, de las que ellas son, por así
decirlo, satélites. Pero esto no es tan simple. Prosigamos: “en los intervalos de estas
estrellas (las seis principales), hay una infinidad de otros cuerpos que llamamos signos
planetarios ordinarios, denominados vulgarmente estrellas pequeñas. Estos signos siguen
en su curso el mismo orden que reina entre las estrellas del círculo planetario, es decir, están
unidos de siete en siete”. (282).
19. Los “signos planetarios ordinarios” tienen, por una parte cada uno “siete
virtudes adheridas a las estrellas principales del círculo planetario, y por otra, cada uno
de estos signos tiene también en si otras siete virtudes, lo que les vuelve susceptibles de
multiplicarse por su propio número de figuras y de virtudes que es siete veces siete,
cuyo producto es 49 = 13 = 4. Por este número aprenderéis a conocer que los cuerpos
planetarios (...) están realmente constituidos de vida espiritual divina y de vida
corporal pasiva, así como todos los cuerpos que permanecen en el círculo universal, el
todo con distinción” (282).
“La estrella del centro es el ser planetario superior; esta estrella es quien
gobierna a los cuerpos planetarios mayores e inferiores, y se la denomina superior
porque sobre ella la influencia solar se expande inmediatamente. Esta estrella superior
comunica lo que ella ha recibido a las estrellas planetarias mayores que guarnecen su
círculo; las mayores lo comunican a una infinidad de estrellas pequeñas que están en
unión con ellas, y que denominamos signos o cuerpos planetarios inferiores; y estos
signos inferiores, después de haber recibido la influyente acción de los superiores y
mayores, la extienden con una precisión exacta sobre los cuerpos terrestres groseros”. (282-
284)
21. Cada círculo planetario está habitado por “seres animales, espirituales menores,
espirituales divinos puros y simples (...) y seres espirituales malignos, que se oponen a las
potencias y combaten las facultades de las limitadas acciones influidas, que los seres
planetarios espirituales buenos tienen encargado extender por el mundo entero, según las
leyes de orden innatas a ellos para el sostén y la conservación del universo” (284). Los espíritus
perversos expulsados de la corte divina han encontrado refugio en la creación
universal que es su prisión. Así, no es de extrañar que los reencontremos en los siete
cielos planetarios de la inmensidad celeste.
22. Completemos la figura universal con los siete cielos planetarios, divididos en dos
clases: primeramente, los planetas mayores en número de cuatro, les siguen los
58
planetas menores en número de tres.
El círculo racional es el más alto de los cielos, “el más elevado de todos los círculos
celestes. Este círculo superior planetario separa a los demás círculos planetarios celestes de los
cuatro círculos supracelestes” (484-486). Precisemos que él media entre el supraceleste y
el celeste, pero solo el círculo racional “sirve de escabel a los círculos supracelestes” (328).
25. A continuación viene “el círculo planetario solar que se denomina círculo visual
2” (486). Es el mundo del Sol, que es “el segundo jefe que acciona, reacciona y
vivifica la vegetación de todos los cuerpos particulares y del cuerpo general terrestre”
(508), siendo el primer jefe el eje fuego central. Por lo tanto, el Sol está
especialmente ligado al eje fuego central. Es visto, escribe Martinez, “como el
principal agente de la perfección de la vegetación, ya que esta no es para él sino los
frutos de nuestra tierra que recogemos y disfrutamos, siendo la esencia del eje fuego
central; es también el que sostiene el principio de la vida pasiva de todos los cuerpos
esféricos particulares inferiores a él” (510). El Sol es un agente y un eje. “Pero para
Le fonds Z, manuscritos privados del Filósofo Desconocido publicados por Robert Amadou, La
67
magie des élus coéns, Théurgie, Instruction secréte, Paris, Cariscript, 1.988, pp. 44-45.
59
convencerte de que este eje es, después del eje del fuego central, el principal agente de
este universo, aprende que es él mismo quien dirige y gobierna el curso de todos los
astros, de acuerdo con Saturno y el eje del fuego central; y es principalmente a través
de estos tres agentes como operan todas las leyes dadas por el Creador durante la creación
universal” (510-512). El Sol, señala Martinez, “es el astro más adecuado para ser la esencia
del fuego, eje increado” (508).
26. El Sol está asociado al número seis. Efectivamente, ocupa el sexto círculo a partir
del círculo denario de la inmensidad supraceleste. Aunque, “si tú quieres comenzar
a contar por el círculo lunar, no encontrarás que el Sol lleve el número seis. Esto es así porque
este lugar y este rango senario que el Sol hace lo complementan los seis pensamientos que han
sido empleados por el Eterno para la creación universal. Ya has aprendido que el Creador
finalizó todas sus obras en el espacio de seis días y que, en el séptimo, toda la creación fue
considerada perfecta; como también el Sol perfecciona la vegetación proveniente del
círculo terrestre, porque uniéndose a los seis círculos planetarios, el Sol parece tener una
acción septenaria, tipo y figura septenaria que el Creador emplea para el cumplimiento de
todas las cosas temporales” (508)
30. Estos tres planetas inferiores son: Júpiter, Venus y la Luna. “Por estos tres últimos
planetas (...) es como el cuerpo general terrestre se sustancia, para operar según su
naturaleza y como se sostiene en el movimiento y la acción conveniente para la
vegetación que le es natural” (506).
31. Júpiter es el primero de los planetas inferiores. Este astro, según Martinez, “como
jefe de los otros dos planetas, coopera a la putrefacción” (506). Está especialmente asociado
al azufre.
32. “Venus coopera en la concepción, sabido que sin la concepción el semen reproducido de cada
ser con forma queda sin efecto” (506). Este planeta está especialmente asociado a la sal.
60
Ella “modera, con su fluido enrarecido por la actividad de los otros dos planetas, la materia que
debe servir para la concepción y la formación de las diferentes formas corporales”68.
33. “Y la Luna, círculo sensible o envoltura húmeda, coopera con su fluido a modificar y
mitigar la acción y reacción de los dos jefes principales de la vivificación corporal
temporal, que son el eje central y el cuerpo solar”. (506)
34. Aquí estamos al pie de la inmensidad celeste de la que la Luna es el último cielo,
ante la inmensidad terrestre que será el objeto de nuestro próximo cuaderno. De
aquí allá, leed o releed el capítulo consagrado al “celeste” de la Introducción a
Martinez de Pasqually, por Robert Amadou. (L'Initiation , n° 3, 1.969, pp. 147-
151).
APÉNDICE A
61
sino en el Tratado de la reintegración, declarado así por Martines de
Pasqually?. Aquí tenemos este tratado, en primera edición auténtica
y preparada. Lanzándose a él de cabeza y de todo corazón, el lector
acabará comprendiendo sus deseos y viviendo su deseo, hasta
disfrutar de ellos por toda la eternidad. Para que no haya
demasiados malentendidos y, por consiguiente, nuestro li bro no
confunda o, lo que es peor aún, no se quede en nada en lugar de
estimular, tratemos de explicar un poco su triple tema: la cosa, la
historia y la urgencia.
62
I. LA COSA
63
prevaricación de algunos espíritus ha inaugurado, en realidad, el tiempo y el
espacio que detalla el Cuadro universal. Dios ha excluido a los ángeles rebeldes
de su corte divina, de su inmensidad. El universo, rodeado por los espíritus del
eje de fuego central, es el lugar de su exilio y procede de una creación efectuada
por espíritus que se han mantenido fieles. A la orden del Eterno, estos espíritus
creadores han cumplido su misión profiriendo, dice Martines, la palabra del hijo
octanario (octanaria será, por tanto, la fuerza confiada al primer menor).
64
avanzado de los que no han tenido la clave, es decir, la verdad plena de la
reintegración.
"Usted puede ver caminando por la calle a gente de todo tipo. Pues bien,
esta gente no sabe por qué camina; pero usted, usted sí lo sabrá". Con estas
palabras, Martines invitó a Pierre Fournié a entrar en la orden de los élus-coéns.
Usted sabrá, le decía, en resumen, por qué el hombre camina y por qué tiene que
caminar, cualquiera que sea su deseo y cualquiera que sea el objeto de su deseo
con el que procure distraerse, caminando por la calle, por ejemplo.
3.- La reintegración
65
"lísticos caóticos". Pero Martines no explica en ninguna parte el sentido de "estas
dos palabras, que pertenecen a las ciencias espirituales divinas". Sin embargo,
contaba con ellas. Otra versión del tratado plantea la variante "lísticos
católicos". ¿Es un lapsus?. "Lístico" no es francés ni portugués ni italiano; pero
puede considerarse un hispanismo inducido por "listo", habilidoso y capacitado,
brillante y magistral. ¿Podría ser "lístico" también una forma abreviada, por error
o por táctica, de "cabalístico"?. Esta hipótesis, como veremos más tarde, no sería
ninguna incongruencia, si se tomase la suposición subyacente en un sentido
amplio; pero, sin duda alguna, los trabajos de teúrgia son lísticos y "caóticos", ya
que trabajan para restablecer el orden en el caos que amenaza desde el origen de la
materia.
66
el espíritu santo bajo el nombre misterioso de Hely (o Rhely). Y es la Sabiduría o
la sabiduría, la cosa que sentimos la tentación de escribir como Cosa. Nos
contendremos, por miedo a equivocarnos.
La cosa es un ser, este ser es una persona y esta persona tiene un nombre
entre los cristianos: Jesús, llamado Jesucristo y, muchas veces, Cristo, ya que él
es, según esta misma palabra en hebreo, el Mesías, como repite muchas veces
Martines. Además, no nombrando la cosa nada más que por este sustantivo de
aspecto tan vago, llamando cosa a la causa de todo, la cosa por excelencia, se
esboza uno de los otros sentidos de la palabra "cosa", es decir, lo que no se
puede o no se quiere nombrar. El Tratado omite la palabra, ya que la sustituye
por sinónimos determinantes en beneficio de los iniciados; pero, ¿no
demuestra el hecho de que sean muchos e intercambiables que el nombre de la
cosa sigue siendo inefable o que el esoterismo de alguno de sus nombres escapa
a la palabra carnal?. En su primera obra, Saint-Martin llama a la cosa "causa
activa e inteligente". La actividad de la cosa empieza con la creación y no cesará
con la gran reconciliación o reintegración. En el intervalo, la cosa hace de
Reparador y después será el Mejorador constante.
67
sentido distinto, positivo, de acuerdo con su esencia divina. Conocimiento, en fin,
del espíritu malvado y legión exterior e interior. El hombre reintegrado
recuperará su rango en presencia de la divinidad, en la espera y, siempre que
se haya reconciliado, a la salida de un ascenso a través de las esferas
planetarias -tantas etapas psíquicas, morales y espirituales- y descansará, junto
a su primer padre y los elegidos de antemano, en el círculo de Saturno.
68
II. LA HISTORIA
69
entendían así y los principios masónicos de Martines fueron difíciles. Después,
constituyó la Orden en Francia.
70
combinan elementos cristianos y árabes con un trasfondo muy frecuente del
helenismo.
71
Tanto en la kábala como en Martines, predominan los temas teosóficos
de la bajada y la vuelta a subir, de la caída, de la dispersión y de la restauración,
de la reintegración. ¿Está el gilgul kabalístico de las almas, es decir, su circulación
desde la fragmentación del alma de Adán, tan lejos de la recurrencia profética de
Martines, cuando figura como ejemplo en el paso del alma de Set a Moisés, antes
de manifestarse en el Mesías?. Finalmente, las técnicas de meditación y de unión
extática, las misiones sobrenaturales acercan a la kábala y el sistema de los élus-
coëns y la magia y la teúrgia, que muchas veces coinciden.
Martines es cristiano, al mismo tiempo que judío, sin llegar a la división. ¿Fue
él quien realizó esta síntesis o existía ya en su familia? Es imposible responder,
ya que la unidad judeo-cristiana existía de antemano en la España originaria
(salvo error) de Martines. La teoría de Martines tiene por compendio el midrach
del siglo XVIII, que es el Tratado de la reintegración. El tipo al que pertenece este
texto sorprenderá al lector poco instruido en el judaísmo y el cristianismo del
primer siglo, por dos razones: porque es un midrach y porque es judeo-cristiano.
Lea la epístola de Judas, el hermano del Señor y de Santiago el Justo, y
comprobará que Martines no es aberrante ni está aislado. La Iglesia de Judas es la
Iglesia de Santiago, primer obispo de Jerusalén. Martines se sitúa en la
continuidad de esta Iglesia, desaparecida oficialmente.
72
¿Qué es el judeo-cristianismo?. Los verdaderos judíos son cristianos,
incluso hay que decir que verdaderos cristianos, sin dejar por eso de ser judíos,
y los primeros cristianos eran judíos. A lo largo de los últimos cincuenta años, el
progreso del estudio de los orígenes del cristianismo ha sido como no había
sido nunca antes. De él se deduce que el panorama del judaísmo en el siglo
primero es de una riqueza e incluso de una variedad inimaginables: que el Nuevo
Testamento, que pertenece al cristianismo primitivo, y el Antiguo Testamento, en
cuya historia se inscribe el Nuevo, se encuentran los dos en el contexto de la
religión greco-romana de la época; que la variedad de comunidades cristianas no
desmerece en nada con la de las escuelas judías, con las que se le encuentran
similitudes. Por tanto, hay una especie judeo-cristiana, tanto de tipo judío como
de género cristiano; pero el judeo-cristianismo en sí no es un monolito.
73
Al judeo-cristianismo pertenece el ebionismo, con su Cristología baja. Los
ebionitas están muy cerca de Qumran y cultivan la angelología y el
adopcionismo. Niegan la identidad de ser entre Dios y el hombre Jesús, lo
mismo que su nacimiento sobrenatural, su preexistencia o su deidad. Jesús es
un hombre que se hizo Cristo e Hijo. El ebionismo es el antepasado del
elkesaísmo, una comunidad muy próxima a los esenios y a los terapeutas. Para
los elkesaítas, Cristo es Dios, pero en un sentido restringido, y Jesús se reencarna
perpetuamente. Los Ebionitas y los elkesaítas son los herederos descarriados del
grupo apostólico.
Martines se escandaliza de que haya tres personas en Dios. Para él, Dios
es uno y su esencia es cuaternaria. Esta cuaternidad la manifiesta Dios con la
emanación de los primeros seres en cuatro clases. Martines denuncia el dogma
de la Trinidad; pero ve en Dios tres modalidades de expresión: el pensamiento,
la voluntad y la acción. Esta trinidad de operación la ejercen unos espíritus y,
más tarde, será también patrimonio del hombre. Los ángeles (que son y que no
son espíritus para Martines) ¡cuántos papeles juegan en cuanto a Dios y el
universo!. Martines muestra en su Tratado cómo cometieron traición algunos de
estos seres emanados y comenzó la historia. Esta ruptura ha exigido la creación
material destinada a servir a los rebeldes como casa de corrección. El hombre es
emanado entonces para dirigir el universo. En compañía de los ángeles que se
han mantenido fieles, debe proceder a la reunificación de todos los seres. Los
ángeles buenos son para los hombres órganos necesarios. El trabajo
impartido al hombre, el culto verdadero, consiste, por tanto, para él, en entrar en
relación con estos agentes intermediarios. Los ángeles son como pseudópodos del
mediador supremo. Su eficacia se debe a su subordinación al Reparador,
Mediador universal, Cristo o Mesías, Sabiduría, la cosa.
74
Adán es el primer elegido llamado para realizar la reintegración. Es el
réau, el hombre rojo, hecho de tierra roja. Es rey del universo, hombre-Dios, muy
fuerte en sabiduría, virtud y poder. Adán es hombre-Dios, emanado a imagen y
semejanza de Dios. Como imagen de Dios, lleva el sello cuaternario y Martines lo
nombra “menos cuaternario”. A imagen de Dios, tiene tres facultades de
expresión: pensamiento, voluntad y acción.
75
casi-Mesías, a veces Mesías sacerdotal. Martines participa de este embrollo,
porque Hely tiene que ver con el espíritu.
76
catolicismo romano que profesa; pero a costa de algunos arreglos y ¡de
cuántos malentendidos!.
77
III. LA URGENCIA
78
1.- Teúrgia necesaria y diversa
79
En la Orden de los élus-coëns, sólo los réaux-croix están capacitados para
recibir en su integridad la teoría y la práctica del culto teúrgico. Según Martines,
réau significa el hombre por excelencia, ya que esta palabra significa, ni más ni
menos, el mismo Adán, Adán el rojo o el pelirrojo, Adán con cuerpo de adamah,
o sea, de tierra arcillosa.
80
catolizante, es decir, católica romana conformista, en un contexto doctrinal muy
tranquilizador, aunque guarda en parte el vocabulario y las ideas de Martines.
81
los sacramentos de la Iglesia, a no ser que se priven de toda forma, o sea, de la
Iglesia. Pero ningún discípulo del teósofo de Amboise se considera obligado a
renunciar a la iglesia y sus sacramentos. Por el contrario, aprenderá lo que
ignoraban Martines y Saint-Martin: lo que es la iglesia y lo que son los
sacramentos.
82
Igualmente, la teología martinesista de la Redención es embrionaria, más
verbal que real. Evidentemente, más que la muerte de Cristo, lo que importa es
su venida en carne y su Transfiguración. Martines entronca en este punto con
la ortodoxia; pero ¿no es, sobre todo, en cuanto a la forma?. Vuelve la
ambigüedad. De este modo, Martines acepta el nacimiento virginal de Jesús;
pero, al privar a Jesús de los sufrimientos físicos de la Pasión, por ejemplo, ¿no
sucumbe ante el docetismo?.
83
por accidente no entra en contradicción, gracias a las ope raciones del Nuevo
Adán, con la resurrección de los cuerpos y la metamorfosis del mundo en
nuevos cielos y nueva tierra. Nada de dualismo ontológico, nada de demiurgo
bestia o perverso, nada de congenialidad del hombre y de Dios, y la
humanidad-divinidad de Adán no tiene nada que se salga de la doctrina común,
nada de caída metafísica en la Divinidad ni de la Divinidad. Finalmente, la
gnosis de Martines, que corona la fe y las obras, no tiene lugar ni función dudosa:
sus aplicaciones teúrgicas son las únicas que pueden inquietar a la ortodoxia. En
resumen, hay algunos elementos que reclaman una modificación y algunas
tendencias invertidas o desviadas. El desarrollo del dogma en la Iglesia
fundada por Cristo y guiada por el Espíritu Santo ha hecho imperativa,
inevitable, una corrección del judeo-cristianismo de Martines de Pasqually. Pero
no nos privemos de los recursos conservados por el judeo-cristianismo, en el caso
particular de las enseñanzas judeo-cristianas especiales transmitidas por
Martines de Pasqually, después de que él las hubiese elaborado en forma de
esoterismo.
Sin perjuicio de todos los Padres, desde los tiempos apostólicos hasta San
Gregorio Palamas, hay dos autores que parecen con toda seguridad el más
grande y más inmediato a nuestro propósito. Tanto el uno como el otro proceden
de la Iglesia heredera de la comunidad primitiva, habiendo asimilado el primero
el legado del helenismo. La Teología mística, la Jerarquía celeste y la Jerarquía
eclesiástica de san Dionisio Aeropagita, aportan un tesoro al estudiante
martinista: Unidad, Procesión, Retorno. A la metafísica neoplatónica, Dionisio
une la exégesis bíblica y la interpretación literal, para describir la escala que va
del hombre a Dios, como una gran cadena de seres. Los seres humanos reflejan la
estructura del mundo fenomenal y del mundo inteligible: el hombre rescatado y
renovado en Cristo es un microcosmos. Además del alma del hombre, que es una
84
verdadera Iglesia, hay otras dos: la Iglesia celeste y la Iglesia terrestre. Entre la
vida neumática y la vida institucional, lo mismo que entre lo metafísico y lo
histórico, la tensión no debe llevar a la ruptura, sino a la armonía en la
reciprocidad. Nada de iniciación ni de ascensión espiritual sin mistagógica. Ésta,
en la que intervienen los ángeles y los sacerdotes, es monopolio de la Iglesia
terrestre. El mundo de Dionisio es la nueva creación de la Iglesia. Muchas
dudas del Tratado en materia de filosofía religiosa y de filosofía oculta
encontrarán su equilibrio estable gracias a la meditación de las obras de Dionisio
Aeropagita.
Nos queda por analizar la compatibilidad que hay entre el culto teúrgico
y el culto litúrgico. En Martines, la teúrgia parece predominar sobre la liturgia.
Su teúrgia es un trabajo ritual, que pone en el centro a los espíritus no
incorporados, destinados a actuar, en sinergia, sobre Dios y sobre la creación , y,
85
en sentido amplio, comprende al teúrgo en primer lugar. Pero la liturgia es en
derecho primordial y la teúrgia no puede ser nada más que su auxiliar, siempre
que conozca la liturgia, que no es el caso de Martines (ni de Saint-Martin).
Jesucristo garantiza la licitud del recurso a los ángeles: “¿No sabes -dijo
al discípulo que sacó su espada cuando lo detuvieron- que yo puedo rogar a mi
Padre y me proporcionaría inmediatamente más de una docena de ejércitos de
ángeles para que me ayudasen?”. La liturgia de los ritos orientales ordena a los
ángeles, con permiso de Dios, como es lógico, y, a su orden, el hombre
autorizado recurre a sus servicios.
86
asociación de hecho, se defiende en derecho, bajo condiciones y garantías
simples.
Sin embargo, Jean-Baptiste Willermoz, fiel donde los haya, sometido tanto
a su Iglesia como a su orden, ha encontrado en éste un conocimiento superior “que
eleva a la esfera más alta, donde está el verdadero ministerio sacerdotal, con el
culto verdadero, mediante el cual el ministro ofrece su culto al Eterno, por
mediación de Nuestro Señor y Maestro Jesucristo, para la familia y la nación
que él representa”. Este culto somete sin duda a los ángeles; pero establece
también la comunicación del hombre con Dios, del que el primero es imagen,
por la palabra, y semejanza, por el pensamiento, a título personal y a título de
vicario. Sin embargo, Willermoz atribuye demasiado a la teúrgia, ya que
minimiza, de buena fe, el alcance de la liturgia.
Pero sí sería aceptable el culto coën, bien fuese tal como es o, mejor aún,
corregido en el sentido que impone una articulación más sólida y más ágil del
culto divino que celebra la Iglesia en sus misterios.
87
la naturaleza conserva su función reveladora para el cristiano y reclama sus
cuidados. Un paralelismo o, mejor dicho, una analogía pone de acuerdo a la
liturgia cósmica y a la eclesial: la liturgia cósmica, que es, en primer lugar (pero
no solamente) la teúrgia.
88
que es nuestra palabra, y el sacrificio, que es nuestro cuerpo”; pero el culto
principal no se realiza nada más que según la liturgia eclesiástica, cuyo fiel
tiene vocación de coën, en el sentido más amplio, según el matiz de su deseo.
89
Estos tiempos reclaman con gritos sordos y horribles (¿cómo los oye
usted?) una era nueva de la que la llamada Nueva Era es una caricatura
diabólica, una nueva efusión del Espíritu descendido en persona desde hace dos mil
años. Pero, mientras el judeo-cristianismo y, especialmente, el martinismo, que
lo rehabilita y lleva a él, tengan la llave de esta nueva era, aportarán un
antídoto para los venenos de la post-modernidad y los perjuicios producidos a la
Iglesia por Occidente.
Si no está permitido ser ante-niceano (como fue Martines, sin ser anti-
90
niceano y con razón), no hay nada que prohíba a los cristianos ortodoxos no ser, o
no ser del todo, bizantinos. Los tesoros de Egipto...
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91
Un midrach no se acaba, se interrumpe. Lo mismo ocurre con el Tratado
de la reintegración (en todo caso, sólo se hubiese interrumpido) y, por tanto,
con este pequeño midrach del midrach, en el que Martines de Pasqually nos
llama a la cosa, nos descifra la historia y nos persuade de la urgencia.
APÉNDICE B
En los peculiares últimos años del siglo XVIII, que vieran a William Law
frente a Hume, a Swedenborg frente a Kant, a Saint-Germain, Mesmer y
Cagliostro frente a Rosseau, Diderot y Voltaire, mientras en toda Europa
proliferaban infinidad de sectas y ritos, y en las logias masónicas se erigía una
tribuna tanto a las ideas más vanas como a las más sublimes, apareció en
Francia un hombre cuyo silencioso trabajo contrastaba curiosamente con la
turbulenta propaganda de la mayoría de los reformadores de su tiempo:
Martínez de Pasqually. Este hombre, cuyo altruismo y sinceridad estaban fuera
de toda sospecha, trabajó para que ciertas logias regresaran a los principios
esenciales de la Francmasonería, de los que se habían apartado sensiblemente
en esa época, como consecuencia de una serie de acontecimientos que no
corresponde relatar aquí.
La tarea de Martínez era difícil. Entre 1760 y 1772 se dedicó a recorrer las
principales ciudades francesas, seleccionando en el seno de los talleres
masónicos a quienes pudieran ayudarle a formar un núcleo, un centro para sus
operaciones posteriores. No dudó en repartir cartas constitutivas (en nombre de
su Tribunal Soberano, establecido en París desde 1767) a logias provinciales
clandestinas, aceptando colaboradores de fuera cuando los consideraba dignos
del ministerio a ejercer.
92
tradicionales, transmitidas según el poder receptivo adquirido por sus
miembros mediante un trabajo íntegramente personal, y donde la teoría y la
práctica están estrechamente relacionadas.
93
extendida señala que su inclinación definitiva hacia el misticismo se debió a la
compañía de una de sus amigas, la Sra. de Boecklin; lo cierto es que conoció a
Rodolphe de Salzmann, que era, por así decirlo, el director espiritual de la Sra.
de Boecklin. Rodolphe de Salzmann, amigo de Young Stilling y vinculado a los
grandes místicos alemanes de la segunda mitad del S. XVIII (Eckarthausen,
Lavater, etc.) era un hombre notable, pese a ser bastante desconocido, y tenía
una profunda inclinación por la mística de los dos Testamentos y los escritos de
Jacob Boehme, cuya clave había recibido. Él transmitió dicha clave a Saint-
Martin, quien creyó encontrar ahí lo que no había logrado con su antiguo
maestro.
Sin duda alguna, las enseñanzas de Salzmann contribuyeron
enormemente a proporcionar un místico notable a Francia, pero no revelaron a
Saint-Martin la doctrina del eminente teúrgo de Burdeos. En 1793, a la edad de
cincuenta años y al no haber encontrado aún esa clave activa, buscaba consuelo
en la advertencia de Martínez: que podría estar satisfecho si había alcanzado su
meta a los sesenta años. Su pensamiento regresaba ya hacia esa escuela de
Burdeos donde transcurrieron cinco años de su juventud y cuyos trabajos
abandonó de manera demasiado ligera. En una de sus cartas al barón de
Liebisdorf (11 de julio de 1796) confesaría que “el Sr. Pasqually tenía la clave
activa de lo que nuestro estimado Boehme exponía en sus teorías, pero no nos
creía aún preparados para manejar esas altas verdades”. Su correspondencia
nos hace pensar que, antes de morir (Aulnay, 1803), retomó los análisis
desdeñados de los trabajos de su maestro. Pero ya era demasiado tarde. El
discípulo había matado al iniciador en su obra. El Martinecismo era historia.
94
rechazándolo por su inutilidad. Esta es, en efecto, la opinión de Jacques Matter,
el célebre historiógrafo de Saint-Martin.
95
Apdo. de Correos 55.031
28080 MADRID
E-mail: geimme@arrakis.es
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