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Dentro de las virtudes nos encontramos con el respeto, que la definimos como la
consideración o valoración hacia el resto de las personas por el simple hecho de existir.
Esta virtud es un hábito necesario para una mejor convivencia y un bienestar tanto colectivo
como individual.
Por otro lado, un exceso del respeto tampoco es una virtud en su máximo esplendor,
y sin darse cuenta, genera consecuencias negativas para el crecimiento individual del ser
humano. ¿Cómo un exceso del respeto puede reincidir en un vicio ético? Paradójicamente,
un exceso de aquella virtud no es más que una intemperancia en el individuo, e incluso
puede anularnos como personas, desviándonos a lo que en realidad somos, haciéndonos un
daño propio que se es difícil de reconocer.
La sociedad no es una utopía de la que formemos parte, por ende, el respeto no está
inculcado en cada individuo desde su primera infancia, lo que hace que una persona pueda
pasarse a llevar por respetar excesivamente al resto, aceptando incluso burlas o momentos
desagradables. Esto puede ser respuesta a una falta de empatía incluso consigo mismo,
debemos también tener claro que debemos respetar y que individuo se le debe más respeto
que a otro; desde ahí la premisa “respeta para que te respeten”.
Lo que sucede es que cuando una persona tiene inculcado el respeto desde la
temprana edad, ya que sus padres y educadores han sido potenciadores de esta virtud, puede
que no se les haya enseñado un factor importante que forma parte necesaria también de este
justo medio; el respeto no solo va desde lo que yo puedo entregar, sino lo que voy a recibir
desde mi propia persona. Es importante por ende que, cuando se eduque sobre esta virtud,
no se olvide lo más importante, el respeto hacia uno mismo.
CONCLUSIÓN
Las virtudes, son necesarias para generar una estabilidad individual y colectiva,
precisas de ellas para crear mejores personas con convicciones propias e ideales que vayan
en pos de un mejor lugar, y al fin de cuentas considero que sin virtudes es casi imposible
lograr grandes proyectos.
El respeto considerado como una virtud ética nos aleja del paradigma de una
sociedad ideal. La falta de aquella virtud simplemente nos generará malos hábitos como la
discriminación y la intolerancia. Es por esta razón que, como individuos y profesionales de
la educación tenemos una labor importante y es el de enseñar correctamente el respeto y no
recaer en malos procedimientos. Tener cuidado de no ocasionar en la práctica de la
enseñanza un vicio ético como el del exceso de esta virtud. No podemos potenciar esta
enseñanza desde afuera si no hacerla propia desde el respeto hacia nosotros mismos.
Es por ello que reafirmo mi tesis inicial del presente ensayo: “Es importante adquirir
la virtud del respeto en la primera infancia como segunda naturaleza, porque si no
anularemos nuestra propia identidad” Finalmente, si no nos respetamos a nosotros mismos,
solo obtendremos como resultado una sociedad con un déficit de identidad y carente de
amor propio.