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Autoridad Espiritual y Josué-MLP

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Centro Cristiano Ixtapaluca

2017
Trabajos de Curso Josué

Centro Cristiano Ixtapaluca


MARCELA LÓPEZ PEREA
2-6-2017
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Índice

Página Contenido

02 ……………………………………………. Resumen Libro Autoridad Espiritual

07 ……………………………………………. Libro de Josué

10 …………………………………………… El plan de Dios y los vencedores


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Centro Cristiano Ixtapaluca

CURSO JOSUÉ

I. Autoridad Espiritual
Watchman Nee.

Resumen

En este libro, aprendemos que todas las cosas son creadas por la autoridad de Dios. La Biblia dice
que Dios sustenta todas las cosas con la palabra del poder de su autoridad. Es Él el que instituye
todas las autoridades en la tierra, también.

Cuando la autoridad no se acata, hay rebelión. Y aquí, ofender la autoridad de Dios es más grave
que ofender su santidad. La Biblia ofrece ejemplos muy claros sobre la desobediencia y la rebelión
a lo largo de la historia humana; y en contraposición también expone casos de obediencia absoluta
a Dios Padre, como el caso de nuestro Señor Jesús que en el huerto de Getsemaní termina
diciéndole al Padre: “PERO NO SE HAGA MI VOLUNTAD, SINO LA TUYA” (Lc 22.42).

Todo en el mundo natural y en nuestra vida es relativo, en cambio la voluntad de Dios es absoluta.
Para servir a Dios es necesario primero, conocer su autoridad y segundo, someternos a ella
voluntariamente, con un corazón dispuesto. Podría deducirse a manera de fórmula de la siguiente
manera:

AUTORIDAD = Obediencia, sujeción y reconocimiento a la majestad de Dios.

Entonces, si no nos sujetamos a la autoridad del Padre, también estamos negando nuestro linaje
como Hijos de Dios y nos asemejamos a Satanás. Así que, la rebelión no es una cuestión de
conducta, sino de principios. Desobedecer a Dios o a las autoridades puestas por Él, es un principio
de Satanás; pero aún el maligno teme cuando nos sujetamos a Dios y a la autoridad de Cristo.

Todo reino, autoridad y gloria pertenecen exclusivamente a Dios. TODO está bajo su dominio. Por
eso, debería ser natural para nosotros el sujetarnos a su autoridad. Además, compartimos a Cristo
y su palabra para salvación primero; y luego para traer también a los hombres (almas) bajo la
autoridad de Dios. La palabra es muy clara: “COMO PECADO DE ADIVINACIÓN ES LA REBELIÓN Y
COMO ÍDOLOS E IDOLATRÍA LA REBELIÓN (1Sam 15.23).

Los seres humanos estamos llamados a ser salvos, pero también a estar sujetos a la autoridad de
Dios. Esa autoridad solamente puede hacerse rhema en nosotros por revelación. Infringir o
transgredir la ley en lo natural, es también desobedecer a Dios y eso es pecado. En el mundo de
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hoy, lo natural es transgredir la ley. Ese es el plan de Satanás para deshacer la obra de Dios y que
reine la anarquía (el caos, sin autoridad).

En el Antiguo Testamento, podemos conocer muchos ejemplos de desobediencia a la autoridad de


Dios. Comenzando por el principal, que fue la desobediencia de Adán y Eva (que provocó su caída).
Dios empoderó a Adán porque lo hizo primero y luego hizo a Eva para que fuera AYUDA idónea
(sujeta). Enseguida, otorgó a ambos la autoridad para señorear sobre la creación. Al ellos pecar,
perdieron autoridad. Por lo tanto, desobedecer la autoridad de Dios siempre implica una
consecuencia negativa, una caída. No hay que perder de vista que TODA DESOBEDIENCIA ES
REBELIÓN.

Al igual que Eva en el Antiguo Testamento, los creyentes tenemos una doble autoridad a quien
obedecer: A Dios y a las autoridades puestas por Él. Entrar en contacto con la autoridad de Dios es
como tener un encuentro con Él. Si estamos en un lugar de preeminencia (en autoridad), siempre
será bajo autoridad. La primera lección de un obrero es la obediencia a la autoridad, que es un
Principio fundamental de Dios.

No se puede hablar de UNIDAD del Cuerpo de Cristo (Iglesia) sin autoridad de la Cabeza, porque
cuando prevalece la autoridad de la Cabeza, se cumpla la voluntad de Dios.

Hay 3 lecciones que debemos tener en cuenta respecto de la obediencia:


1.- Tengamos un espíritu de obediencia
2.- Practiquemos la obediencia
3.- Aprendamos a ejercer la autoridad delegada. Es decir, a estar también en autoridad.

Debemos ser cuidadosos en nuestro servicio. A veces, servir sin haber recibido órdenes, sin
obedecer a la autoridad, es fuego extraño. El servicio a Dios, debe hacerse según el orden de la
autoridad coordinada (en la que unos son autoridad y otros sólo ayudan).

Actitudes y situaciones como la murmuración, la difamación (que procede de la razón), etc.;


incurren en la ira Divina y son armas de las que se vale Satanás para robar y destruir la fe del
creyente y el propósito de Dios. La autoridad es pues, opción de Dios y no logro del hombre. Dios
empodera (le da autoridad) a quien Él escoge.

Los creyentes obedientes siguen LA FE, no la razón. Nadie que siga a la razón podrá andar la senda
espiritual. La autoridad no es un asunto de instrucción externa, sino de revelación interna.
El espíritu de rebelión es muy contagioso. Es también el principio de la muerte espiritual y física. Es
el pecado que Dios aborrece más. Y cada vez que el hombre resiste la autoridad, Dios ejecuta
juicio y permite que las consecuencias alcancen al hombre.

El conocimiento de la autoridad se ve perfectamente ilustrado por el rey David, que no solamente


NO levantó su mano contra el ungido de Jehová, sino que fue sujeto a la autoridad de Dios, capaz
de negarse a sí mismo (menguar totalmente) hasta el punto de someterse con abnegación a la
unción (autoridad) que Dios puso sobre Saúl.

Para Cristo fue doblemente más difícil ser obediente. Eso le implicó primero, despojarse de su
divinidad; y segundo, humillarse a sí mismo en su humanidad tomando forma de siervo. Por eso
Dios le restituyó con gloria y le otorgó Señorío.
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Se puede decir que la obediencia de un creyente es el reflejo de cuán lleno está (o no) de Cristo. El
Maestro Jesús aprendió la obediencia por las cosas que padeció. Él también aprendió la
obediencia a lo largo de su vida. (Hebreos 5.8-9)

En lo que respecta a nosotros, debemos estar claros que la naturaleza de la salvación es la


obediencia; ya que la salvación hace que la gente sea obediente y tenga gozo. Dios establece su
reino a través de la obediencia (manteniendo así, su autoridad en el mundo mediante la iglesia) y
no puede haber iglesia sin el Señor Jesús, así como no puede haber otra extensión del reino de
Dios sin la iglesia. D ahí la importancia de que la iglesia obedezca la autoridad de Dios.

En Efesios 6:5-7; 1ª. Timoteo 6:1; Tito 2:9-10 se promueve en general la obediencia a los amos
terrenales (ahora jefes o patrones) como a Cristo. De la misma manera, debemos someternos a
la(s) autoridad(es) puesta(s) por Dios en la iglesia. El no hacerlo, es una ofensa contra Dios. Todo el
Nuevo Testamento está de parte de la autoridad delegada. La única excepción es Hechos 5.29 “Es
necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”. Y aquella fue una situación especial.

La autoridad halla su más acabada expresión en el Cuerpo de Cristo, en donde existe una sinergia
entre la obediencia y la sumisión, fundamentados en la fe y en el amor. Cualquier tipo de relación
puede ser rota (llámese amor filial, de esposos, de amos y siervos); sin embargo, la cabeza física y
su cuerpo son inseparables; siempre son UNO. Por eso Cristo es la cabeza de la Iglesia y ésta es el
Cuerpo. Aquí la sumisión a la Cabeza, no es por medio de la subyugación, sino por AMOR,
voluntariamente.

Cuando hay una autoridad delegada, por añadidura se distribuyen funciones específicas que en el
Cuerpo de Cristo se traducen a aceptar y tomar la visión (y misión) de la iglesia. Cuando nos
sometemos a la autoridad, aceptamos las operaciones de los otros miembros y recibimos el
suministro de sus funciones, que se traduce también en provisión espiritual para cada uno de
nosotros.

Hoy en día, la autoridad y la obediencia tienen un mutuo encuentro en el Cuerpo de Cristo.

Pese a que el fondo y la forma de la autoridad es bastante claro; la carne pone de manifiesto la
rebelión del hombre en:
1.- Las palabras-porque de la abundancia del corazón habla la boca. (lucas 6.45)
2.- Los razonamientos – porque no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene
misericordia. (Romanos 9.16) Los razonamientos se contraponen con la autoridad y Dios NUNCA
argumenta. Desde el libro de Levítico (18-22), Dios nos libra de la razón porque Él es La Razón:
“YO, JEHOVÁ VUESTRO DIOS”
3.- Los pensamientos – lugar donde se origina la razón y por lo tanto, las palabras. Como hay un
nexo entre la razón y el pensamiento, Las palabras rebeldes son resultado del razonamiento
rebelde que se origina en el pensamiento. En 2 Corintios 10:4-6, se señala que es necesario llevar
cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. Todos los que sirven a Dios deben abstenerse
terminantemente de tomar decisiones en base a sus propios pensamientos; al contrario, deben
hacer la voluntad de Dios. El obedecer es mejor que los sacrificios; porque además el testimonio
del Reino se da por medio de la obediencia.
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La sumisión es absoluta y es una cuestión de actitud. La obediencia en cambio, es un asunto de


conducta y es relativa. Siendo más específicos:

1. La obediencia tiene relación con la conducta: Es relativa. La sumisión tiene relación con la
actitud del corazón: es absoluta.
2. Sólo Dios recibe la obediencia absoluta sin medida; toda persona inferior a Dios sólo
puede recibir obediencia limitada.
3. Si la autoridad delegada expide una orden que contradice claramente el mandamiento de
Dios, se le rendirá sumisión pero no obediencia. Debemos someternos a la persona que ha
recibido la autoridad delegada de Dios, pero tenemos que desobedecer la orden que
ofende a Dios.

Existen señales y evidencias que acompañan al creyente OBEDIENTE:

1. Buscará y hallará la autoridad por todas partes


2. Es manso y tierno (apacible)
3. No tiene la preocupación ni el interés de llegar a ser una autoridad.
4. Está en sujeción y es prudente con sus palabras
5. Es sensible a todo acto de anarquía y rebelión que le rodee y es capaz de guiar a otros a la
obediencia.

Del mismo modo, existen requisitos para ser autoridad delegada:


1. Saber que toda autoridad viene de Dios (Romanos 13.1)
2. Debe negarse a sí mismo.- ser quebrantado en su inteligencia, sus opiniones y sus
pensamientos
3. Mantener una comunión estrecha y constante con El Señor, porque la comunión nos
ayuda a ver con claridad nuestras propias faltas.

Cuando sea sometida a prueba la autoridad delegada que se nos confía, no debemos hacer nada.
Los que se rebelan no lo hacen contra nosotros, sino contra Dios. A quien deshonran y critican no
es a uno, sino a Dios. Por lo tanto, su rebelión les resultará en que no haya más revelación para
ellos.

La revelación es la principal credencial de las autoridades delegadas. Y a manera de “manual”,


deberán tomarse en cuenta las siguiente observaciones:

-NO ESCUCHE PALABRAS DENIGRANTES (dardos de fuego del enemigo)


-NO SE DEFIENDA. Su defensa es Dios
-SEA MUY MANSO (Números 12.3)

Ahora bien, el valor de un hombre delante de Dios no se decide por el criterio de otros ni por el
suyo propio. Se calcula por la revelación que recibe de Dios. La revelación es la valuación y medida
de Dios. La autoridad se fundamenta en la revelación de Dios y la opinión que él tenga de una
persona, depende de esa revelación. Si Dios da revelación se establece autoridad. La revelación es
la evidencia de esa autoridad.
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Al hacernos seguidores de Cristo y co-herederos del Reino, Dios comienza a trabajar en nuestro
temperamento para formarnos un carácter. Y hay rasgos deseables que deben encontrarse en ese
carácter:
 La benignidad (ayudada por nuestra fe y confianza en Dios). (Números 12.4-7)
 La exhortación (revela mansedumbre) y la restauración. (Números 12.12)
 Sin espíritu juzgador (religioso o legalista)
 Intercesión y Expiación (con un corazón lleno de amor y compasión (Números 12.41-49

El fundamento para ser autoridades delegadas es la resurrección (Números 17). El florecimiento


de la vara seca mantiene humildes a los hombres. La piedra del toque del ministerio es la
resurrección; y a su vez esta es la norma permanente del servicio. Así que ser autoridad delegada
por Dios no es meramente manifestar algo de la resurrección, sino hacer que la vara reverdezca,
florezca y produzca fruto, cumpliéndose así la vida de resurrección.
La autoridad delegada debe santificar a Dios, no involucrarlo en nuestras faltas humanas. La
autoridad proviene del ministerio; el ministerio de la resurrección. Dios nunca ha establecido por
autoridad a alguien que no tenga ministerio. Por lo tanto, no debemos tratar de sobrepasar la
autoridad de nuestro ministerio. Aprendamos, en cambio, a ser fieles delante de Dios según la
porción que nos ha tocado.

La proporción es: Estar en autoridad, bajo autoridad. El mejor ejemplo de esto en la Biblia, es
David; que jamás invalidó la autoridad de Saúl y simplemente esperaba en Dios para conseguir su
autoridad.

Las autoridades deben ser elegidas por ambos: DIOS y la iglesia. Cuanto más sabe uno ser
autoridad, tanto más capaz es de mantenerla. En la presencia de Dios no tenemos ninguna
autoridad, somos bajos y viles. No debe interesarnos guardar apariencias de nada. Debemos ser
genuinamente humildes.

La verdadera autoridad tiene ciertas características:


 No necesita sostenerse a sí misma
 Puede soportar la provocación
 Se humilla bajo la poderosa mano de Dios
 No se impone, sirve humildemente
 Se santifica a sí misma y se conduce con prudencia y congruencia, siguiendo el ejemplo de
Cristo. Recordemos que santo significa apartado.
 Requiere refrenar los sentimientos personales de afecto (por razón de la santificación)
 Santificarse en la vida y el placer (por causa de la unción)

Así, cada posición de preeminencia tiene sus exigencias en mayor o menor grado
Efesios 5.22
Tito 1.6-8
Timoteo 3.4-6 y 2.15
Tito 2.15

Estar en autoridad es costoso porque hay que santificarse, separarse de los demás y estar
dispuestos a llevar una vida solitaria. Implica no ser presumidos, pero tampoco permitir ser
7

pasados por alto. Lo más importante es mantener la autoridad de Dios. Estar en autoridad es ser
ejemplo de todos. Así, la autoridad no excederá el ministerio.

II. Libro de Josué


La Biblia.

Resumen

El siguiente cuadro sinóptico lo elaboré a manera de breviario del contenido del libro de Josué.

LIBRO DE JOSUÉ
TEMA PRINCIPAL La conquista y la repartición de la tierra prometida.
MENSAJE CENTRAL Cómo tener éxito en las batallas con la guianza de Dios.
REFERENCIAS HISTÓRICAS 1) La invasión de la tierra prometida -CAPS 1-5
2) La caída de Jericó – CAP 6
3) La batalla y derrota en Hai y las batallas de Israel en Ebal y
Gerizim – CAPS 7-8
4) La conquista del Sur – CAP 10
5) La conquista del Norte y la lista de reyes muertos – CAPS
11 Y 12
6) La división de la tierra prometida, la designación de las
ciudades de refugio, etc. – CAPS 13-22
7) Las palabras de despedida de Josué y su muerte – CAPS
23-24
APLICACIÓN A LA FE La certeza del cumplimiento de los propósitos divinos.
ANALOGÍAS CON LA VIDA a) El cruce del Jordán representa la muerte (al viejo
CRISTIANA hombre).
b) Canaán se convierte en nuestra promesa de cielo, de un
tipo de vida cristiana más elevada que debe ser ganada a
través de luchas espirituales (Ro. 7:23).
c) Los cananeos representan lo enemigos espirituales (Ef.
6:12).
d) La lucha de Israel, es similar a nuestra batalla de la fe (1Ti
6:12).
e) El descanso de Israel después de la conquista se puede
comparar al descanso del alma (He 4:9).
f) Los cananeos parcialmente sometidos, comparados con
los pecados persistentes aún no conquistados (He. 12:1)
LECCIÓN DE VIDA  Dios SIEMPRE está presente, animando a Josué. De la
misma manera está presente con nosotros, animándonos
cuando le obedecemos y somos valientes y esforzados.
 El esfuerzo y la obediencia en la vida cristiana, Dios los
recompensa con grandes bendiciones.
 YO Y MI CASA SERVIREMOS A JEHOVÁ (Jos 24:15
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El libro de Josué detalla la conquista de la tierra prometida y la repartición a las 12 tribus de la


tierra de Canaán. Todo el caminar de Josué bajo la guianza primero de Moisés, fueron una
preparación para su liderazgo.

Josué era hijo de Nun, de la tribu de Efraín. Su nombre cobra importancia en Ex 17:9, cuando
dirigió a Israel en batalla contra los amalecitas. A partir de eso, se convierte en “ayuda” o discípulo
de Moisés y lo acompaña en el viaje hacia el Monte Sinaí cuando fueron promulgados los 10
mandamientos. Lo ayudó también, ministrando en el Tabernáculo (Ex 24:12-13 y 33:11).

Josué tuvo que ser probado cuando fue enviado a reconocer la tierra de Canaán, siendo uno de los
espías (Num 13:8) junto con Caleb. A su regreso, él y Caleb reportan que es una buena tierra. Ellos
son galardonados con la promesa de Dios de que entrarían a la Tierra Prometida, mientras que los
demás adultos de esa generación murieron en el desierto (Núm 14.6-30).

En su momento, Josué es designado por Dios y ordenado como sucesor de Moisés (Núm 27:18-
23). A su vez, Moisés le hace un encargo ‘solemne’ ante todo Israel (Dt 31:1-8), de esforzarse y
animarse porque él sería quien entraría en la tierra prometida y la heredaría al pueblo de Israel;
además le confirma que la presencia Divina estará con él. De Moisés recibió instrucción, pero de
Dios estrategia para tener la victoria Jos 1.1-9.

Tan pronto fue nombrado guía de sus hermanos, comenzó la conquista de la tierra que Dios le
entregaba. La prueba de que Dios estaba con él, como se lo había prometido se d en 4 hechos
sobrenaturales:

1. El río Jordán se divide cuando estaba a punto de desbordarse para dar paso a los
Israelitas. Jos 3.14-17

2. El Ángel de Jehová se le aparece afuera de Jericó, a un lado de los muros y le da


instrucciones para atacar la ciudad y obtener la victoria. Jos 5:13-15

3. Los muros de Jericó caen en el momento en que el pueblo da la señal de acuerdo con el
plan divino y Dios da la victoria. Jos 6:12-21

4. Acorde con las palabras pronunciadas por Josué, Dios le respalda haciendo que el Sol se
detuviera en Gabaón y la luna en Ajalón. Jos 10.11-14

Sin embargo, hay una sola ocasión en la que Josué encuentra la derrota: en Hai. Ese día, Josué
aprende que es necesario estar al pendiente de los detalles, que Dios es un Dios de detalles y que
es necesario obedecer a Dios de manera total y absoluta. Después de tal aprendizaje, Josué
continúa firme hasta vencer a 30 reyes, someter la mayor parte de la tierra prometida (Jos 11.23 y
12:24); y repartir la tierra entre las tribus de Israel (Jos 23:4).
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Antes de morir, le dirige al pueblo unas palabras de despedida, aconsejándoles el ser fieles, leales
a Dios y permanecer como una nación “apartada” para Dios (Jos 23-24). Josué es una figura que
representa el liderazgo idóneo y ejemplo a seguir para los creyentes.

Las batallas de Josué se pueden comparar con las batallas que tenemos como seguidores de
Cristo. Nuestros enemigos son:
- Satanás
- Nuestra Carne
- El Mundo

Debemos esforzarnos y pelear esas batallas para ganarlas por fe, como Josué. Los frutos de la
conquista de Josué fueron desperdiciados y perdidos por sus sucesores, que se rindieron de forma
deshonrosa ante sus enemigos, tal como muchas veces nos pasa a los cristianos en la carne. A final
de cuentas, el reposo llega a los que conservan lo que han ganado (Hch 4:11).

Las características que hacen de Josué un gran líder son:


 Fe (Núm 14:6-8)
 Consagración (Núm 32:12)
 Interés en lo espiritual (Jos 3:5; 8:30)
 Reverencia y humildad (Jos 5:14)
 Valor (Jos 10:25)
 Obediencia (Jos 11:15)
 Determinación (Jos 24:15)

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