El diagnóstico de cáncer tiene un gran impacto psicológico en los pacientes y puede conducir a alteraciones como ansiedad y depresión. Varias variables como el sentido de la vida, las creencias religiosas, los mecanismos de afrontamiento, y la percepción de control influyen en las reacciones psicológicas y el riesgo de desarrollar trastornos. Este documento examina cómo estas variables afectan la adaptación de los pacientes con cáncer y podrían mediar el impacto psicológico de la enfermedad.
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El diagnóstico de cáncer tiene un gran impacto psicológico en los pacientes y puede conducir a alteraciones como ansiedad y depresión. Varias variables como el sentido de la vida, las creencias religiosas, los mecanismos de afrontamiento, y la percepción de control influyen en las reacciones psicológicas y el riesgo de desarrollar trastornos. Este documento examina cómo estas variables afectan la adaptación de los pacientes con cáncer y podrían mediar el impacto psicológico de la enfermedad.
El diagnóstico de cáncer tiene un gran impacto psicológico en los pacientes y puede conducir a alteraciones como ansiedad y depresión. Varias variables como el sentido de la vida, las creencias religiosas, los mecanismos de afrontamiento, y la percepción de control influyen en las reacciones psicológicas y el riesgo de desarrollar trastornos. Este documento examina cómo estas variables afectan la adaptación de los pacientes con cáncer y podrían mediar el impacto psicológico de la enfermedad.
El diagnóstico de cáncer tiene un gran impacto psicológico en los pacientes y puede conducir a alteraciones como ansiedad y depresión. Varias variables como el sentido de la vida, las creencias religiosas, los mecanismos de afrontamiento, y la percepción de control influyen en las reacciones psicológicas y el riesgo de desarrollar trastornos. Este documento examina cómo estas variables afectan la adaptación de los pacientes con cáncer y podrían mediar el impacto psicológico de la enfermedad.
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EJEMPLOS
Ejemplo N° 7. Planteamiento del problema en el área de psiquiatría
El diagnóstico de un cáncer supone un importante impacto psíquico en la persona que lo recibe. El cáncer es la segunda causa de muerte en los países desarrollados y la primera causa de muerte en hombres en España, lo que tiene que ver con el temor relacionado con este diagnóstico. Consiste un conjunto de enfermedades muy temidas por la gravedad que pueden suponer y porque hoy en día se asocian en el imaginario colectivo a muerte y deterioro importante. Además de los condicionantes socioculturales, hay una serie de condicionantes individuales (personalidad previa, experiencias de personas cercanas con el cáncer, atribuciones que se dan a la propia situación, creencias religiosas, etc.) que también influyen en la reacción psicológica de la persona ante el diagnóstico. El hecho de asociar cáncer a muerte y a sufrimiento, hace que cuando una persona haya de enfrentarse a este diagnóstico, se vea enfrentada a su propia muerte con el consiguiente sufrimiento y angustia ante dicha probabilidad. Aparte de estas circunstancias, el cáncer de pulmón en particular, que es en el que se centra el presente trabajo, es uno de los más frecuentes en la población general y tiene unas elevadas tasas de mortalidad, razón por la cual son comprensibles las dificultades de los pacientes para enfrentarse al mismo. La mayoría de las personas viven con mucho temor, ansiedad, o preocupación el hecho de enfrentarse ante una enfermedad grave que amenaza sus vidas, como se pone de manifiesto cuando alguien recibe el diagnóstico de un cáncer. Aparte de las alteraciones que conlleva el seguir sus tratamientos, la ruptura con las actividades habituales o el enfrentamiento con la posibilidad de no poder realizar los planes futuros, está la posibilidad de una muerte próxima. Todas las dificultades imaginarias o reales ante el diagnóstico de un cáncer pueden suponer fuentes importantes de estrés para los pacientes, que les puede llevar incluso a sufrir una serie de alteraciones psicopatológicas si se ven desbordados por dicho estrés, al no saber manejarlo o aminorarlo. Ante dicho estrés se ponen en funcionamiento las reacciones de afrontamiento para intentar manejar la situación y atenuar el impacto emocional de la misma; es decir, el afrontamiento podría mediar el impacto del estrés en la psique del enfermo y por lo tanto mediar el efecto del diagnóstico en la aparición de alteraciones psicopatológicas. El concepto de afrontamiento se basa fundamentalmente en la teoría de Lazarus y Folkman (1986) sobre el estrés psicológico y el proceso de afrontamiento. Según estos autores el afrontamiento consistiría en los esfuerzos cognitivos y conductuales, que son constantemente cambiantes, que lleva a cabo la persona para manejar las demandas específicas internas y/o externas que al ser evaluadas resultan estresantes. Las reacciones psicológicas del enfermo ante la situación de padecer un cáncer son complejas y se pueden ver influenciadas por diferentes factores como: el tipo de enfermedad, el nivel previo de adaptación, la amenaza que supone sobre los objetivos de vida (en relación con el sentido de su vida), las actitudes culturales y religiosas, el apoyo afectivo del que se dispone, las potencialidades para la rehabilitación psíquica y psicológica, personalidad previa y estilos de afrontamiento (Holland, 1991). Afrontar un diagnóstico de cáncer supone tener que afrontar una multitud de estresores potenciales que varían según las circunstancias de cada persona y que están en función de las amenazas percibidas. Dicho afrontamiento es un proceso dinámico que puede ir cambiando a lo largo del tiemp y puede estar condicionado por las creencias previas sobre lo que es la vida, sobre lo que es enfrentarse a ciertas circunstancias estresantes y por los significados que atribuye la persona ante lo que está pasando. Es decir, para comprender su proceso de afrontamiento, es muy importante tener en cuenta las atribuciones que el paciente hace a su situación, que están estrechamente relacionadas con sus sistemas de creencias sobre la vida en general, dentro de lo que también pueden tener alguna repercusión las creencias religiosas. Estas atribuciones que el paciente hace de su situación, como sus sistemas de creencias en general, pueden estar muy relacionadas con los significados o sentido que da a su vida en esa situación concreta o de una manera más global. El sentido que puede adquirir la situación de padecer un cáncer para enfermo oncológico está muy probablemente relacionado con el sentido que puede tener su vida y con el sentido que encuentra a la muerte y al sufrimiento. Así que el afrontamiento puede estar condicionado por el sentido que uno encuentra a su vida, que a su vez está influenciado por las creencias existenciales o religiosas de las personas. El sentido se ha considerado como un factor importante para la vida de las personas y para el afrontamiento de situaciones estresantes, la enfermedad, el sufrimiento y la muerte desde perspectivas teóricas de tipo existencial y cognitivo (Davis, Nolen-Hoeksema y Larson, 1998; Frankl, 1988, 1990a, 1990b; Janoff-Bulman, 1992; Moos & Schaefer, 1986; Taylor, 1983, 1984). Además, existen diversos trabajos empíricos en los que se muestra su importancia a la hora de enfrentarse a situaciones difíciles y especialmente ante enfermedades que amenazan la vida como el cáncer (Barkwell, 1991; Fife, 1994; Lewis, 1989; Noguchi et al., 2006; O’Connor, 1990; Reed, 1991; Taylor, 1983). Distintos autores hacen hincapié en que el hallar un sentido influye al afrontamiento (Steeves, 1992; Barkwell, 1991, Lipowski, 1985; Fife, 1994), que el sentido que cada uno desarrolla en torno a su enfermedad influye en su bienestar psicológico (Lewis, 1989) y que este sentido lleva a la persona con cáncer a desarrollar un sentido de coherencia en relación con las experiencias que vive (O’Connor, 1990), algo que también se puede relacionar con el sentido que se da al sufrimiento. Por lo tanto, el sentido parece ser un factor relevante en la adaptación a la enfermedad y en el afrontamiento de la misma, algo que resulta lógico si pensamos que el afrontamiento está condicionado por la evaluación cognitiva que se hace de una situación y por lo tanto del significado o sentido que se la da; algo que a su vez puede estar condicionado por visiones más generales acerca del significado o sentido que tiene la propia existencia. Así que el sentido de la vida y el que se le encuentra a la situación que se está pasando dentro de la propia vida puede condicionar el afrontamiento y las reacciones psíquicas ante la enfermedad; actuando también probablemente como una variable mediadora en el impacto psíquico de la enfermdad. Por otra parte, el sentido de la vida puede tener que ver con creencias de tipo religioso y/o espiritual que pueden influir en el mismo, a la vez que también pueden influir en los mecanismos de afrontamiento (por condicionar una determinada forma de entender el mundo y los problemas de la vida y de responder ante los mismos) y en la repercusión psíquica del estrés que supone la enfermedad. Por estos motivos consideramos importante evaluar esta dimensión en los enfermos, ya que también pueden actuar como variables mediadoras en el impacto psíquico de la enfermedad. Otro factor que puede influir o actuar como mediadora en las reacciones psicológicas ante la enfermedad es la percepción de control ante esa situación, ya que dicha percepción de control se puede ver amenazada por la enfermedad. Es posible que las personas que son capaces de mantener una mayor sensación de control ante lo que está sucediendo, tengan una mejor adaptación a la enfermedad y que esto a su vez se relacione con el sentido atribuido a lo que está pasando y con el sentido de la propia vida, así como con las estrategias de afrontamiento utilizadas. Por lo que finalmente, también condicionará la aparición o no de alteraciones psicopatológicas en estos enfermos. Todos los aspectos señalados tienen que ver con diferentes dimensiones de la persona que han de ser valorados para tener una visión lo más integradora y multidimensional posible que ayude a la comprensión de lo que le está pasando al paciente de una forma lo más global posible. Para poder hacer, en función de dicha valoración global, una intervención también integradora y multidimensional de cara a tratar y prevenir las alteraciones psicopatológicas que puedan surgir, pues si el enfermo se ve desbordado por el diagnóstico y las condiciones de su enfermedad puede llegar incluso a desarrollar un trastorno psiquiátrico. Los trastornos psiquiátricos más frecuentes serían (Derogatis et al., 1983): trastornos adaptativos, depresión, ansiedad, trastornos de la personalidad y síndromes mentales orgánicos. Los porcentajes de dichos trastornos varían entre distintos estudios en función de la metodología usada para evaluarlos, tipo de pacientes u otras variables. Pero independientemente de la mayor o menor prevalencia de este tipo de trastornos parece importante tenerlos en consideración pues se tienen a infradiagnosticar, y por lo tanto no se tratan en muchos entornos no psiquiátricos como el de la oncología. Dado que en estos pacientes se han detectado con más frecuencia que el la población general diversas alteraciones psicopatológicas, muy especialmente ansiedad y depresión; consideramos importante tratar de estudiar si las variables señaladas pueden influir o no en la aparición de dichos trastornos. En función de las ideas expuestas, en el presente trabajo queremos tener en consideración un grupo de variables que pueden ser relevantes a la hora de comprender las reacciones psicológicas del paciente oncológico ante su diagnóstico y la posible aparición de alteraciones psicopatológicas; como son el sentido que encuentra a su vida y al sufrimiento, sus creencias religiosas, las estrategias de afrontamiento ante la enfermedad y su locus de control. También consideramos oportuno tener en cuenta posibles relaciones entre algunas de estas variables que puedan arrojar algo de luz sobre lo que le está pasando al paciente. Es posible que dichas variables actúen como mediadoras o moderadoras del efecto del estrés generado por el diagnóstico del cáncer y por lo tanto influyan en que aparezcan o no alteraciones psicopatológicas. También es posible que se den algunas interacciones entre las mismas en una red compleja de relaciones entre unas y otras. El motivo por el cuál se seleccionan estas variables, es porque se han estudiado poco en estudios previos por separado y no se han encontrado datos de la interrelación entre las mismas en trabajos anteriores con estos enfermos. También se ha considerado importante hacer un enfoque integral en la comprensión de las reacciones psíquicas de estos enfermos y las posibles repercusiones de las mismas en su salud mental. Si conseguimos entrever la influencia de algunos de estos factores en la salud psíquica de los enfermos oncológicos, tal vez podamos tener en consideración nuevas posibilidades en el desarrollo de estrategias más adecuadas para ayudarles ante las dificultades que sufren con su enfermedad Tomado de Isabel Rodríguez Fernández, 2007 Ejemplo N° 8. Delimitación y definición del problema Diferentes estudios y análisis publicados en los últimos años, dan cuenta que el Poder Judicial se encuentra en crisis y que para afrontar esta, es indispensable una reforma sustancial y profunda o, es más, una auténtica “refundación” de esta institución (CERIAJUS, 2004: 13) La percepción de la ciudadanía considera como bastante bajo el nivel del cumplimiento del rol del servicio de justicia. Así, de acuerdo a las encuestadoras Apoyo e Imasen (El Peruano, 24 de noviembre de 2005: 20) la aprobación ciudadana del Poder Judicial en los últimos años ha sido la siguiente: Cuadro N° 1. Porcentaje de aprobación ciudadana del Poder Judicial: Encuestadora Apoyo e Imasen Años 2001 2002 2003 2004 2005 % 33 22 16 11 11 Fuente: Diario Oficial El Peruano Elaboración: propia Cifras similares son las que recoge el Reporte de la Justicia del Centro de Estudios de Justicia de las Américas en su tercera edición (2006 – 2007). Tenemos así: Cuadro N° 2. Porcentaje de aprobación ciudadana del Poder Judicial: Centro de Estudios de Justicia de las Américas Años 2003 2004 2005 2006 % 33 22 16 11 Fuente: www.cejamericas.org/reporte Los marcados niveles de desaprobación se han mantenido durante el año 2007 como lo revela la encuesta Opinión Data de Apoyo Opinión y Mercado (AOM) de abril de 2007, donde el Poder Judicial obtiene un 21% de aprobación y un nivel de desaprobación del 67% (http://www.apoyopublicaciones.com/perueconomico/peruabril2007). Sin embargo, es justo decir que es todo el tejido social en nuestro país el que se encuentra en crisis, ya que los subsistemas de salud, educación, o el de asistencia social, por mencionar algunos, también se encuentran afectados por disfuncionalidad e ineficiencias alarmantes (CERIAJUS, 2004: 9), pero ello en modo alguno puede constituir motivo para aceptar o justificar la crisis judicial como una situación normal e inherente a nuestra sociedad. Esta situación de crisis y colapso ha llevado a que la reforma del Poder Judicial haya sido una constante en la agenda política de cada gobierno de turno y de cada agrupación política que ha aspirado o aspira llegar al poder. En el año 2003, a través de Ley N° 28083, se creó la Comisión Especial de Reforma Integral de la Administración de Justicia (CERIAJUS) a quien se le encargó elaborar un plan integral y concertado de reforma judicial, con la participación de representantes del sistema de justicia y de la sociedad civil. La CERIAJUS, presidida por el entonces Presidente del Poder Judicial, ha estado integrada por 16 miembros, quienes representaron a todas las instituciones del sistema de justicia: Poder Judicial, Ministerio Público, Consejo Nacional de la Magistratura, Tribunal Constitucional, Academia de la Magistratura, Defensoría del Pueblo, Ministerio de Justicia y dos representantes de la Comisión de Justicia del Congreso de la República; así como también a la sociedad civil, a través de cinco representantes elegidos por el Acuerdo Nacional, un representante de los Colegios de Abogados elegido por los decanos de dichos colegios y uno de las Facultades de Derecho designado por los decanos de las tres universidades públicas y de las tres universidades privadas con facultades de Derecho más antiguas. Ahora bien, la crisis judicial tiene diversas expresiones, algunas de las cuales pueden ser también entendidas como causas de la percepción de ineficiencia que ha sido referida por parte de la población. Entre estas manifestaciones, en el Plan Nacional de Reforma Integral de la Administración de Justicia elaborado por la CERIAJUS, se ha identificado a: La cada vez más inmanejable carga procesal derivada del hecho que el número de procesos que se inician cada año es sustancialmente superior a los que concluyen en el mismo. El marcado retraso en la tramitación de los procesos los cuales exceden en cuanto a su duración a los plazos legalmente previstos. La corrupción presente en distintos estamentos del sistema judicial. La dificultad de grandes sectores judiciales de acceder al sistema de justicia. Una infraestructura deplorable y una precariedad y obsolescencia en los bienes, equipos y sistemas de información, inimaginables en los otros poderes del Estado. Una estructura vertical y tradicional en la organización, dirección, gestión y control disciplinario de la institución. La ausencia de espacios de coordinación entre las instituciones que forman parte del sistema de justicia conjuntamente con el Poder Judicial. La inexistencia de una carrera judicial, de modernas políticas de recursos humanos y, en muchos casos, de personal idóneo para el desempeño de las trascendentales funciones que le corresponden a la organización. Un precario presupuesto incompatible con la condición de Poder del Estado y su deber de administrar justicia en todos los rincones de la República1. La baja densidad de jueces por habitantes comparativamente a lo que se presenta en los países de la región. La intromisión en el Poder Judicial por parte de los otros poderes del Estado y de grupos económicos, así como la presión de los medios de comunicación, que se traduce en que la independencia no sea precisamente una característica marcada en la institución
Tomado Carlos Alberto Quispe Montesinos, 2008
Ejemplo N° 9. Problema principal y específicos
Problema principal Existen diferencias significativas en el índice académico alcanzado por los alumnos de la asignatura de Economía General I de la Escuela Académica Profesional de Economía de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos que realizaron sus estudios con el método de Seminario, con respecto al grupo de alumnos que cursaron con el método de la Clase Magistral? Problemas específicos: - ¿Cuál es el índice académicos que alcanzan alumnos de la asignatura Economía General I luego de la aplicación del método didáctico de Seminario en la EAP de Economía de la UNMSM? - ¿Cuál es el índice académicos que alcanzan alumnos de la asignatura Economía General I luego de la aplicación del método didáctico de Clase Magistral en la EAP de Economía de la UNMSM? Tomado de Marco Antonio Sanabria Montañez, 2003 EJERCICIOS
a) Plantear 3 problemas que hayas observado en el área de tu formación
profesional y formula 2 preguntas acerca de cada uno de los problemas observados.
b) Analice un artículo de divulgación científica o informe de tesis y explica las
preguntas que se hicieron para el desarrollo de ese tema.
c) Plantear la diferencia entre el tema y el problema de investigación. Exponga
un ejemplo:
d) En los siguientes enunciados de problemas, encuentra la relación entre
posibles variables, desarrolla problemas generales y específicos más precisos y viables para realizar una investigación:
Modelos paternos y maternos de disciplina y su relación con el nivel de
comportamiento agresivo entre estudiantes en una escuela elemental.
Expectativas de padres y maestros sobre el nivel de efectividad de un
programa de carácter preventivo de violencia estudiantil en una Escuela Superior.
Expectativas de alumnos sobre el nivel de comportamiento agresivo en
relación con el clima motivacional como factor de calidad.