Defensores de Los Derechos Humanos
Defensores de Los Derechos Humanos
Defensores de Los Derechos Humanos
Del mismo modo actúan en todas las partes del mundo tanto en los Estados
que están divididos por conflictos armados internos como en los que son estables;
en los no democráticos y en los que el ejercicio de la democracia está firmemente
asentado; en los que económicamente están en desarrollo y los clasificados como
países desarrollados. Se esfuerzan en promover y proteger los derechos humanos
en el contexto de diversos problemas. La mayoría desarrollan su actividad en el
plano nacional o local, en defensa del respeto de esos derechos en sus propias
comunidades y países. En esas situaciones, sus principales homólogos son las
autoridades locales encargadas de garantizar el respeto de los derechos humanos
en una provincia o el país en su conjunto. Sin embargo, algunos defensores actúan
en el plano internacional o regional. Por ejemplo, pueden supervisar una situación
regional o mundial en materia de derechos humanos y remitir información a
mecanismos regionales o internacionales, incluidos los relatores especiales de la
Comisión de Derechos Humanos y los órganos creados en virtud de tratados de
las Naciones Unidas. Su labor es cada vez más variada: se concede atención
prioritaria a las cuestiones de los derechos humanos en el plano nacional y local,
pero mantienen contactos con los mecanismos internacionales y regionales que
puedan ayudarles a mejorar la situación en sus países.
La actividad de muchos defensores tiene por objeto lograr que se rinda cuentas de
la observancia de las normas relativas a los derechos humanos. En términos
generales, esta labor puede consistir en ejercer presión sobre las autoridades y
promover la realización de mayores esfuerzos por parte del Estado para cumplir
las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos que ha contraído
al ratificar tratados internacionales. En casos más concretos, la importancia
atribuida a la rendición de cuentas puede suponer que los defensores denuncien,
bien sea en un medio público (por ejemplo, un periódico) o ante un tribunal,
violaciones de derechos humanos que ya se han producido. De esta manera
contribuyen a que se haga justicia a las víctimas y a acabar con las pautas de
impunidad, evitando así violaciones futuras. Un gran número de defensores, a
menudo por conducto de organizaciones establecidas al efecto, concentran sus
esfuerzos exclusivamente en poner fin a la impunidad. Los mismos grupos de
defensores también podrían promover el fortalecimiento de la capacidad del
Estado para enjuiciar a los autores de violaciones, por ejemplo impartiendo
capacitación en materia de derechos humanos a los fiscales, los jueces y la policía.