Diseño de Depositos Anti-Dsu
Diseño de Depositos Anti-Dsu
Diseño de Depositos Anti-Dsu
1. Introducción
1. Sedimentos:
Los efectos de los sedimentos son un aumento de la turbidez del agua, reduciendo la
transmisión de la luz y el crecimiento de la flora, acumulación en el lecho limitando la
zona de puesta de los peces, alteración de la cadena alimenticia y alteración estética
del medio. Estos son importantes porque las sustancias químicas están muchas veces
adheridas a partículas muy finas de tamaños inferiores a 100 µm.
Se clasifican en
a) Sólidos en suspensión /sólidos disueltos: se distinguen por filtración en fibra de
vidrio
b) Sólidos volátiles / no volátiles: se distinguen por desaparecer a temperatura de
550º durante una hora.
Son sustancias químicas que estimulan el crecimiento de algas y plantas. Los nutrientes
básicos son C, N, y P. Este crecimiento excesivo puede provocar disminución de DO en
la noche debido a la respiración nocturna, aumento de algas en superficie, olores
molestos, coloración del agua, etc.
5. Metales pesados:
Procedentes del agua de escorrentía casi siempre, pueden provocar daños letales por
encima de unas concentraciones umbral. Los metales que se controlan normalmente
son Pb, Cu, y Zn. Otros pueden ser As, Ba, Cd, Cr, Fe, Mn, Hg, Ni.
Los depósitos de retención son elementos estructurales que consisten en dedicar una
cierta superficie de terreno, con su correspondiente capacidad de almacenamiento, para
retener parte del volumen del hidrograma de caudal de escorrentía y reducir por
laminación y almacenamiento los caudales que se presenten.
En el caso particular de depósitos de retención anti-DSU, el estudio de la reducción del
impacto contaminante sobre los medios procedente de los vertidos de la red de drenaje
en tiempo de lluvia, debe abordarse analizando de forma conjunta los aspectos de
cantidad y calidad del agua. Aspirar a que el 100% de las aguas de escorrentía urbana
se depuren antes de su vertido no es practicable, dado que deberíamos diseñar unas
instalaciones de tratamiento y depuración varias decenas de veces superiores a las que
ya tenemos.
Sirva como ejemplo que la capacidad de tratamiento de la estación depuradora del
Besós, en Barcelona, tiene una capacidad del orden del 10-12 m3/s mientras que el
caudal punta producto de la escorrentía urbana para un periodo de retorno de 10 años
en la zona servida por dicha planta de tratamiento es cercano a los 500 m3/s. Pero
debemos analizar la distribución en el tiempo de la carga contaminante transportada por
el caudal de escorrentía y determinar si existe el fenómeno de primer lavado de la
superficie de la ciudad (first flush). Si ello es así, tal vez sea planteable la posibilidad de
almacenar si no toda el agua de escorrentía, sí al menos la primera que transporta una
carga contaminante superior. Dicho fenómeno puede ser más acusado en zonas que
presenten precipitaciones con grandes intensidades de lluvia en pocos minutos. En este
caso un almacenamiento de volumen moderado puede ser una estrategia de control de
la contaminación vertida al medio.
Por esta razón se puede plantear el almacenamiento de los primeros volúmenes de
agua en un depósito construido a tal efecto. Dicho depósito puede disponerse bien
intercalado en línea en la red (almacenamiento on-line) o bien aparte, en paralelo,
donde el agua debe llegar después de sobrepasar una estructura de interceptación
(almacenamiento off-line).
El esquema de funcionamiento en los dos casos es muy similar. Por ejemplo, para la
operación de un depósito en línea, el agua en tiempo seco atraviesa el depósito y se
dirige a la planta de tratamiento. Por el contrario, en tiempo de lluvia, al aumentar el
caudal de paso existe un elemento de regulación que limita el caudal que va hacia la
planta de tratamiento, almacenando el sobrante. Cuando el depósito se llena, existen
estructuras en forma de aliviadero que permiten verter al medio receptor el caudal que
llega por la red de drenaje. Una vez que ha dejado de llover, se irá vaciando poco a
poco el depósito de retención, cuyas aguas se dirigirán a la planta de tratamiento. La
forma de operación de un depósito en paralelo es similar, sólo que el agua entra en
dicho depósito cuando se supera un cierto caudal de paso por la red por lo que en
tiempo seco dicho depósito está vacío. De esa manera se retienen los primeros
volúmenes de escorrentía, y podemos mitigar en parte el impacto sobre el cauce de
vertido. Normalmente en estos casos el vaciado del depósito debe hacerse con ayuda
de un grupo de bombeo.
En cuanto al volumen del tanque de tormenta, la filosofía de esta normativa es que este
volumen sea capaz de retener la contaminación producida por la primera lluvia como
mínimo.
Así, se señala que este volumen corresponde al necesario para que una lluvia de 20
minutos de duración y con una intensidad de 10 l/s/ha no produzca vertidos por el
aliviadero de tormenta.
Considerando esta normativa, el volumen de depósito así calculado resulta ser de 12 m 3
por hectárea impermeable.
En cuanto al caudal de salida hacia la estación de depuración, la British Standard 8005
(British Standard Sewerage, 1987) define un caudal dado por la siguiente fórmula:
P
Q = 1.365· + 2QI + QTS
86400
siendo:
Q = caudal (l/s)
P = población
QI = caudal industrial (l/s)
QTS = caudal medio en tiempo seco urbano (l/s)
Es decir, que sobre la base de una dotación de 250 litros por habitante y día permite
una dilución del orden de 5.5 a 1. Esta fórmula es similar a la usada en el norte de
España (Confederación Hidrográfica del Norte) de 20 l/s por cada 1.000 habitantes
(Redondo, 1997).
La fórmula inglesa se empleó en Liverpool por primera vez en los años cincuenta.
Supone llevar un importante caudal hacia la depuradora, lo que permite disminuir el
volumen de los tanques de retención. En general crea problemas a la entrada de la
estación de depuración, ya que obliga a que el tratamiento primario se diseñe para
estos caudales, mientras que el secundario se suele diseñar para el caudal punta en
tiempo seco, del orden de 2 a 2.5 veces el caudal medio en tiempo seco
Según la normativa alemana ATV-128 (Standards for the dimensioning and design of
stormwater overflows) (ATV, German Association for Water Pollution Control, 1992). el
caudal de diseño de la estación de depuración y, por tanto, del interceptor, viene dado
por la fórmula:
QCW = 2Q px + Q i
siendo:
QCW = caudal derivado hacia el interceptor
Qpx = caudal medio del día de máximo consumo
Qi = caudal de infiltración
En relación al volumen de los tanques de tormenta, la norma alemana varía respecto a
la norma inglesa proponiendo en lugar del valor de 10 l/s/ha un abanico entre 7.5 y 15
l/s/ha impermeable que varía en función del tiempo de concentración de la cuenca.
Para tiempos de concentración inferiores a 120 minutos, la lluvia crítica viene dada por
la fórmula:
120
lc = 15·
t c + 120
siendo:
lc = lluvia crítica en l/s y ha impermeable
tc = tiempo de concentración, en minutos
para tc > 120 minuto: lluvia crítica = 7.5 l/s y ha impermeable
20.0
intensidad crítica
10.0
(l/s/ha)
5.0
0.0
0 15 30 45 60 75 90 115 120 135 150 165 180
Tc (min)
Figura 5.1 - Criterio para calcular el volumen de un tanque de primer lavado (ATV-128)
El volumen de un tanque de tormenta así calculado oscila entre un mínimo del orden de
5 m3/ha impermeable hasta un máximo de 40 m3/ha impermeable. Un valor normal
oscila entre 15 y 20 m 3 por hectárea impermeable.
Pero además de este volumen mínimo que consigue evitar la contaminación producida
por la primera lluvia, si se quiere reducir el caudal que va hacia la estación de
depuración es necesario ampliar la capacidad del tanque de tormenta. Para conocer
este nuevo volumen, la norma ATV-128 marca una metodología basada en el principio
que la contaminación vertida por el tanque de tormenta más la vertida por la estación de
depuración correspondiente al caudal de lluvias no debe ser superior a la contaminación
producida por un sistema separativo de agua pluvial, a nivel de valores medios anuales.
Con base en esta hipótesis se desarrolla un método de cálculo que depende de la
relación entre el caudal medio anual de alivio de un tanque de tormenta y el caudal
medio en tiempo seco.
Es decir, de la contaminación que pueda traspasar el caudal de agua residual al caudal
de agua pluvial durante una lluvia.
5.3 Método Austriaco (Norma ÖWWW Regelbatt 19 del 1987)
En la cuenca del Besós se usó una metodología similar a la usada para el PECLAB
pero incorporando la función de costes de construcción / m 3 de depósitos anti–DSU.
Así para disminuir la contaminación del río debida a descargas de redes unitarias, se
aplicó una metodología (Gómez et al., 2005) basada sobre la simulación de una larga
serie temporal de lluvias (15 años). A través de los resultados de la simulación y de la
relación entre costes de construcción y volumen de retención se decidieron los objetivos
alcanzables por el Consorcio por la Defensa de la Cuenca del Besos (una autoridad
local formada por las municipalidades afectadas).
Los objetivos se expresaron en términos de volumen de DSU vertido anualmente
respecto al volumen inicial y a la nueva frecuencia de vertidos permitida. En este caso
se planteó la solución de 7 depósitos anti-DSU para reducir el volumen de DSU al 50%
y la frecuencia anual de vertidos de 1/3. Si hay disponibilidad de serie temporales
significativas, la metodología se puede aplicar en cualquier cuenca siendo necesario un
análisis previo de la función coste construcción / m3 retenido. Una vez conocida esta
función es posible construir gráficas y elegir el grado de protección del medio en función
del coste de la infraestructura y de los m 3 de retención necesarios.
Es posible estudiar con detalle el fenómeno del first-flush a través del análisis de la
distribución de la masa de contaminante respecto al volumen, M(V), relacionada para un
suceso de lluvia y obtenida representando el cociente entre la masa de contaminante y
la masa de contaminante total en ordenadas y el cociente entre el volumen vertido y el
volumen total en abscisa. En particular si:
• si la curva M(V) coincide con la bisectriz, la concentración de contaminante en los
vertidos queda constante durante toda la duración del evento de lluvia;
• si la curva M(V) se posiciona por enzima de la bisectriz, la concentración disminuye
progresivamente durante toda la duración del suceso de lluvia;
• si la curva M(V) se posiciona por debajo de la bisectriz, la concentración aumenta
progresivamente durante toda la duración del suceso de lluvia;
La relación analítica de las curvas M(V) puede aproximarse a través de una función
potencial:
M(V) = V b
donde el valor del exponente b indica la distancia entre la curva M(V) y la bisectriz
(Bertrand-Krajewski et al., 1998); por eso se definen 6 zonas, simétricas respecto a la
bisectriz (Figura 6.1) y caracterizadas con los valores del exponente b (Figura 6.2).
X, Y b
(0.30, 0,80) 0.185
(0.78, 0.80) o (0.25, 0.30) 0.862
(0.80, 0.80) o (0.30, 0.30) 1.000
(0.82, 0.80) o (0.30, 0.25) 1.159
(0.80, 0.30) 5.395
Figura 6.2 – Valores del parámetro b para las 6 zonas (Bertrand-Krajewski et al.,1998)
8. Objetivos de calidad. Estándares de calidad en el medio receptor.
A pesar de todas las problemáticas asociadas al estudio del first-flush otro importante problema
es conocer el impacto que nuestro vertido pueda tener sobre el medio receptor. Este impacto
obviamente depende de algunos parámetros relacionados a la red de alcantarillado como el
número de vertidos al medio en términos de frecuencia y volumen pero también hay que
considerar las condiciones del medio hídrico (por ejemplo para un río habría que considerar el
caudal dominante durante el año, la climatología, etc..). La misma actuación (como por ejemplo
un depósito) puede representar una buena medida de control de la contaminación para un medio
receptor pero podría ser insuficiente para otro.
Es evi dente entonces que cualquiera de las metodologías propuestas en este artículo, debe ser
interpretada como un medio para alcanzar unos objetivos de calidad asociados a un medio
receptor.
A continuación se concluye esta memoria con las siguientes conclusiones sobre los
principales temas tratados:
• En los últimos años el problema de la calidad de las aguas de los medios
receptores se ha convertido en un problema de primaria importancia para los
organismos competentes en temas de drenaje urbano en gran parte debido a la
entrada en vigor de la Directiva Marco del Agua.
• En los días anteriores a un día de lluvia se produce un proceso de acumulación
de carga contaminante en superficie. Durante un suceso de lluvia, el agua
arrastra todos estos elementos transportando la carga contaminante hacia la red
y evacuándola hacia el medio receptor. Además, al producirse una lluvia, el
nuevo caudal puede llegar a resuspender todo o parte del material sedimentado
en las alcantarillas, originando en las primeras parte de la tormenta elevadas
concentraciones contaminantes que pueden verterse al medio receptor en los
aliviaderos; a este fenómeno se le conoce como primer lavado (en la literatura
anglosajona first flush).
• Existen diferentes técnicas para limitar los vertidos de un sistema de alcantarillas
y controlar el grado de contaminación en los medios receptores (Control en
origen y Control de vertidos aguas abajo).
• Una de las medidas estructurales más eficaces es la construcción de depósitos
de primer lavado.
• Se han analizado diferentes metodologías para el diseño de depósitos de primer
lavado a nivel nacional e internacional.
• Las metodologías se diferencian entre ellas mismas y no existe un
procedimiento universalmente válido debido al hecho que el fenómeno del first-
flush está estrictamente relacionado con la morfología y las condiciones
pluviométricas de la cuenca así que sería necesario dimensionar los depósitos
de retención de primer lavado a través de estudios específicos.
• No obstante el rango muy variable de los parámetros que indican el volumen a
retener en las distintas metodologías parece existir una convergencia de los
expertos sobre la necesidad y eficacia de esta medida para el control de la
calidad de las aguas de los medios receptores.
• A nivel mundial y nacional existe ya una larga serie de ejemplos y actuaciones
concretas y los depósitos siguen representando una de las medidas más
utilizadas para garantizar la protección de la calidad de las aguas de los medios
receptores.
• El diseño de un tanque de retención debe considerarse como un medio para
alcanzar un estándar de calidad asociado al medio hídrico receptor. El estándar
de calidad es el objetivo mientras que las actuaciones son las medidas para
conseguirlo y son específicas de las condiciones morfológicas de las cuencas,
de la climatología de la zona y de las condiciones características del medio. Es
evidente entonces que la misma medida puede resultar buena para un medio
pero insuficiente para otro.
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