Soja - Su Ecofisiología y Manejo
Soja - Su Ecofisiología y Manejo
Soja - Su Ecofisiología y Manejo
TEMARIO
Estadística
Descripción taxonómica
Desarrollo-Estados Vegetativos
Desarrollo-Estados Reproductivos
Factores que afectan el desarrollo-Temperatura
Factores que afectan el desarrollo-Fotoperiodo
Crecimiento
Rendimiento
Manejo del cultivo
Agua
Zonas de Producción
Características bióticas-plagas
Características bióticas-enfermedades
Características bióticas-malezas
Elección adecuada de la FS y GM
Elección del cultivar
Plan de siembra para las diferentes regiones productivas
Algunos aspectos de la nutrición del cultivo – Nitrógeno
Fosforo
Azufre
Calidad: Prueba de hipoclorito en semilla/grano de soja
Normas de comercialización
Bibliografía
ESTADISTICA
La producción mundial de soja Glycine max (L.) Merr, en la campaña 2012/13 fue de 268.020.000 de
toneladas, donde Argentina representó el 18% del total mundial por detrás de EEUU (31%) y Brasil (31%)
(USDA, 2013) Figura 1. El cultivo en el país ocupó una superficie de 19.700.000 has, una producción de
-1
48.501.962 has con un rendimiento promedio nacional de 25 qq ha . BCBA (2013), y una proyección para la
campaña 2013/14 de 54.000.000 toneladas (USDA, 2013).
En los últimos 20 años a nivel provincial se destacaron Córdoba, Santa Fe, y Buenos Aires como principales
do
provincias productoras de soja con más del 80% del total nacional; en 2 orden se destacan Entre Ríos y
Santiago del Estero (9%) Figura 2.
Particularmente en la campaña 2012/13 para la región Sur de Córdoba la producción fue de 3.015.064
-1
toneladas con un rendimiento promedio de 22 qq ha ; en la región Centro Norte de Córdoba la producción
-1
fue de 5.803.200 toneladas y una productividad promedio de 23 qq ha . (BCBA, 2013).
Figura 1: Participación nacional en la producción mundial Figura 2: Participación provincial en la producción nacional
DESCRIPCION TAXONÓMICA
Reino: Vegetal
División: Espermatófitas
Subdivisión: Angiospermas
Clase: Dicotiledóneas
Orden: Fabales
Familia: Fabáceas (Leguminosas)
Subfamilia: Papilionoideas
Género: Glycine
Especie: Glycine max (L.) Merr.
DESARROLLO
La escala desarrollada por (Fehr et al., 1971) es la más utilizada para la descripción de los estadios
fenológicos externos del cultivo, donde se distinguen dos etapas principales; una que describe los estados
vegetativos y se representa con la letra V y la otra los estados reproductivos simbolizados con la letra R.
Estados Vegetativos
VE - Emergencia - Se observa el hipocótile en forma de arco, empujando al epicótile y a los cotiledones,
haciéndolos emerger sobre la superficie del suelo.
A partir de aquí el resto de los estados vegetativos se los identifican con el número de nudos.
er
V1 - (1 nudo) - El par de hojas opuestas unifoliadas están expandida totalmente (nudo 1), y en el nudo
er
inmediato superior se observa que los bordes de cada uno de los foliolos de la 1 hoja trifoliada no se tocan
(nudo 2). Es decir que para hablar de estado V1 se debe observar el par de unifoliadas desarrolladas y la
era
1 trifoliada expandiéndose.
do er
V2 - (2 nudo) - La 1 hoja trifoliada está totalmente desplegada (nudo 2), y en el nudo 3 (inmediato
da
superior) los bordes de cada uno de los foliolos de la 2 hoja trifoliada no se están tocando. Normalmente,
se observa el amarillamiento de los cotiledones (fin de la removilización de sus reservas).
Vn - (n: número de nudos) - La hoja trifoliada del nudo (n) está expandida totalmente, y en el nudo
inmediato superior los bordes de cada uno de los foliolos no se tocan.
Estados Reproductivos
R1 - Inicio de Floración - Se observa una flor abierta en cualquier nudo del tallo principal. El inicio floral
está controlado por el fotoperiodo, la temperatura y el genotipo. En el embrión maduro están diferenciados
er
los nudos de los cotiledones, las hojas primarias y la 1 hoja trifoliada por lo cual en condiciones normales
da
el nudo que produce la primera flor es donde se inserta la 2 hoja trifoliada (Hicks, 1983). En general la
floración comienza en el tercer a sexto nudo del tallo principal en la parte media de la planta progresando
hacia la parte superior e inferior. La aparición de nuevas flores alcanza su máximo entre R 2 – R3 y está casi
completa en el estado R5. (Baigorri, 2009).
R2 - Floración completa - Se observa una flor abierta en uno de los nudos superiores del tallo principal con
hojas totalmente desplegadas. Esta etapa indica el comienzo de un período de acumulación diaria y
constante de materia seca y nutrientes que continuará hasta poco después de R 6, asimismo se incrementa
rápidamente la tasa de Fijación Biológica de Nitrógeno (FBN) por parte de los nódulos.
R3 - Inicio de formación de vainas - Una vaina de 5 milímetros de largo en uno de los 4 nudos superiores
del tallo principal, y con hojas totalmente desplegadas. Condiciones de estrés no generan grandes efectos
sobre el rendimiento entre R1-R3. En caso de que el número de vainas se vea afectado, la planta puede
compensar con el número de granos por vaina y con el tamaño de los mismos, pero con límites
determinados genéticamente. Por lo tanto los mayores incrementos del rendimiento resultan principalmente
del aumento del número de vainas por planta. (Baigorri, 2009).
R4 - Vainas completamente desarrolladas - Una vaina de 2 cm en uno de los 4 nudos superiores del tallo
principal con hojas totalmente desplegadas. Algunas de las vainas de los nudos inferiores del tallo principal
han alcanzado su máximo tamaño, pero en general la mayoría lo logra en R5.
R5 - Inicio de formación de semillas - Una vaina, ubicada en uno de los 4 nudos superiores del tallo
principal, contiene una semilla de 3 mm de largo. En la etapa final de formación de vainas comienza el
periodo crítico del cultivo; entre R4,5 y R5,5 es el momento más sensible, ya que ha finalizado la floración y
cualquier situación de stress alrededor de R5 (déficit hídrico, de nutrientes, defoliación por orugas,
enfermedades foliares, ataque de chinches, granizo, etc), afectará el número final de vainas y de granos,
influyendo negativamente en el rendimiento.
R6 - Semilla completamente desarrollada - Una vaina, en cualquiera de los 4 nudos superiores del tallo
principal, contiene una semilla verde que llena la cavidad de dicha vaina, con hojas totalmente desplegadas.
Situaciones de estrés entre el estado R6 y R6,5 pueden provocar marcadas reducciones de rendimiento, esto
es principalmente provocado por la disminución del tamaño del grano; así mismo dicha reducción se puede
deber a una caída en el número de vainas por planta y en el número de granos por vaina. La caída en la
productividad es menor cuando el estrés se produce entre el estado R6,5 y R7, debido a que el grano ya ha
acumulado gran parte del porcentaje de su peso seco. (Baigorri, 2009).
R7 - Inicio de maduración - Una vaina normal en cualquier nudo del tallo principal ha alcanzado su color
de madurez. En general, y si no hay otro factor que lo ocasione o impida, la planta comienza a perder las
hojas. El grano ha finalizado la acumulación de peso seco (madurez fisiológica), y comienza junto con la
vaina a perder la coloración verde virando al color amarillo Sin embargo el proceso de maduración y
acumulación de materia seca está íntimamente relacionado con la disponibilidad hídrica de la semilla (Egli,
1990). Un estrés hídrico generaría una alta tasa de pérdida de agua de las vainas, y la semilla no podrá
sintetizar las enzimas necesarias para la maduración, permaneciendo de color verde y disminuyendo su
En R5: La planta logra la máxima altura, la máxima expansión radicular y la máxima diferenciación de
nudos. Se incrementa y maximiza la tasa de FBN para luego disminuir marcadamente, y a nivel de grano se
inicia una rápida acumulación de materia seca y nutriente. En esta etapa lo ideal es que se haya logrado el
Índice de Área Foliar (IAF) crítico dado que en este momento se está produciendo el pleno desarrollo del
número de granos, alcanzándose el máximo valor de biomasa vegetativa con alta dependencia del grupo de
madurez (GM) y la fecha de siembra (FS) elegida.
En R6: A partir de esta etapa se logra el máximo peso y la máxima acumulación de nutrientes en planta. Las
hojas comienzan a ponerse amarillas, el envejecimiento y su caída comienzan en los nudos inferiores y
continúa hacia arriba. Aproximadamente entre R6 y R6,5 el grano registra alrededor de un 80% de Humedad.
En R7: En madurez fisiológica el grano logra el máximo peso y la máxima acumulación de nutrientes,
alcanzando un 60% de Humedad.
En R8: El grano tiene aproximadamente un 30% de Humedad; en promedio y según las condiciones
ambientales se debería esperar entre 5-10 días para alcanzar la madurez de cosecha con valores cercanos
al 13,5% de Humedad, que es el establecido como Humedad Comercial en la Norma XVII de Calidad para
la Comercialización de Soja.
a
a bb
En función de los tres HC descriptos, siempre y cuando se compare cultivares de la misma longitud de ciclo
(por ej. el GM VI) y sembrados en una misma FS, los cultivares de HC determinado generalmente tienen
menor altura de planta a madurez que los semideterminados y estos a su vez que los de HC indeterminado.
La temperatura y el fotoperíodo son los factores ambientales que regulan la duración de las fases de
desarrollo del cultivo, actuando en forma simultánea en las plantas y con evidencia de interacción entre
ellos. (Kantolic et al., 2004a).
TEMPERATURA
La temperatura base varía entre 6 y 10°C; las temperaturas óptimas diurnas para fotosíntesis están
comprendidas entre los 30 y 35 °C. Las temperaturas óptimas nocturnas para crecimiento se encuentran
entre los 21 y 27 °C. La fijación de vainas se retarda con temperaturas menores a 22 °C y cesa con
temperaturas menores a 14 °C (Jones et al., 1991). Los requerimientos de sumas térmicas de siembra a
emergencia son 105ºC días y 125 ºC días si se considera temperatura de suelo y aire respectivamente. Por
lo tanto la temperatura óptima para el desarrollo normal vegetativo y reproductivo del cultivo se encuentra
entre los 25ºC y 30ºC.
La duración de una fase (habitualmente medida en días) depende de la temperatura, siendo esta
determinante en la duración de cada uno de los distintos estados fenológicos del cultivo. La relación entre la
duración de una fase y la temperatura no es lineal, por ello se prefiere caracterizar la longitud de una etapa
a través de su inversa. Esta función inversa de la duración se llama tasa de desarrollo y su unidad es
1/día. (Figura 4). En términos generales esta tasa aumenta linealmente entre la temperatura base
(temperatura por debajo de la cual no hay desarrollo) y óptima donde se incrementa la velocidad con que se
cumple cada etapa; entre la temperatura óptima y la temperatura máxima la tasa disminuye. Por debajo de
la temperatura base y por encima de la máxima el desarrollo prácticamente se detiene y la duración de la
fase tiende a ser infinita (Sadras et al., 2009). Figura 5.
La temperatura regula el desarrollo durante todo el ciclo, donde no existirían respuestas diferenciadas
entre genotipos en cuanto a lo observado en la Figura 5, es decir que habría una respuesta universal a la
temperatura por parte de todos los GM; sin embargo los requerimientos de tiempos térmicos para que se
produzca la floración tiende a disminuir desde los GM mayores hacia los GM menores (Piper et al., 1996).
1
Duración de fase
R1-R5
tasa de desarrollo (1/d)
0.8 V1-R1
0.6
0.4
0.2
Temperatura
Figura 4: Efecto de la temperatura 0
sobre la duración de fase
0 10 20 30 40 50
Temperatura
Figura 5: Efecto de la temperatura sobre la tasa de
desarrollo, Modificado de Kantolic 2004b
En términos generales la soja se clasifica como planta de días cortos, y que según la respuesta
fotoperíodica se la puede clasificar en: a) cualitativa donde es necesario superar un valor de umbral crítico
para que se produzca la floración; y b) cuantitativa donde la mayor o menor respuesta va a depender del
grado de sensibilidad del GM. (Miralles, et al., 2002) Figura 6a. O sea que cada cultivar tiene un valor crítico,
por debajo de dicho valor la etapa emergencia-floración no modifica su longitud por efecto del fotoperiodo. A
medida que aumenta las horas de luz la velocidad de desarrollo disminuye y se retrasa la floración. Figura 6b.
El fotoperiodo influye y regula la mayor parte de los eventos reproductivos condicionando el inicio y final de
las diferentes fases y la tasa con que progresan los cambios dentro de la planta (Kantolic et al., 2004b).
b
a
Tiempo hasta floración
Velocidad de Desarrollo
Tiempo hasta floración
Respuesta cualitativa
Sensibilidad
Umbral critico
Fotoperiodo Fotoperíodo
Figura 6: a) Respuesta cuantitativa y cualitativa al fotoperiodo en soja. Modificado de Miralles et al., 2002. b) Efecto del
fotoperiodo sobre el tiempo a floración y sobre la tasa de desarrollo
A diferencia de la temperatura que influye durante todo el ciclo del cultivo, la mayoría de los genotipos
presentan una corta fase juvenil o preinductiva donde la inducción floral puede ocurrir en cualquier estadio
después del desarrollo de la hoja unifoliada (Hicks, 1983). Se puede asumir que a partir de la expansión de
las primeras hojas trifoliadas la planta comenzaría a ser sensible al fotoestímulo fotoperiódico, y esta
respuesta se prolonga hasta el estado de madurez fisiológica. (Sadras et al., 2009). Por lo tanto el
fotoperiodo regula el desarrollo desde V1-V2 hasta R7. Figura 7.
A nivel mundial existen genotipos de soja con un rango muy amplio de sensibilidad fotoperiódica; los que
son insensibles al fotoperíodo, los que tienen valores críticos altos adaptados a mayores latitudes que
florecen con fotoperíodos muy largos, y los que están adaptados a bajas latitudes que florecen con
fotoperíodos más cortos y que poseen alta sensibilidad fotoperiódica.
TEMPERATURA
FOTOPERIODO
En Argentina se lo divide en los denominados GM menores o bajos (II, III, y IV) que requieren mayor
fotoperíodo para la inducción (menos sensibles); y los GM mayores o altos (V, VI, VII, VIII) que se inducen
Los cambios estacionales también afectan la longitud del día, por lo tanto la FS determina si el cultivo se
desarrolla durante días cortos o largos; en las regiones templadas la temperatura y la distribución de las
lluvias determinan conjuntamente la época del cultivo.(Whigham et al.,1983) Por ejemplo una siembra
temprana (octubre) en la Región Central de Córdoba el GM VI inicia su floración en promedio a los 70 días,
en cambio el GM IV es a los 40 días; si los mismos GM se sembraran tardíamente (diciembre) el GM mayor
comienza la floración a los 55 días, en cambio el GM de menor ciclo lo hace a los 35 días. Esta mayor
diferencia en la duración de la etapa vegetativa entre el GM mayor y el GM menor habla de la mayor
sensibilidad del GM VII ante modificaciones en la FS. (Toledo, 2011). Figura 8.
Por lo tanto la duración de la etapa VE-R1 depende fundamentalmente del fotoperíodo de la latitud del lugar
donde se siembra (Pascale et al., 2004). Dado que los cultivares se inducen fotoperiódicamente con
diferentes umbrales según el GM al cual pertenecen, en el norte de la región sojera (p ej: en Posadas) se
sembrarían cultivares que necesitan menos horas de luz para florecer (GM mayores); en tanto hacia el sur
(p ej: en Balcarce) se utilizarían aquellos cultivares con menos requerimientos de horas de luz para
inducirse (GM menores). Hay que tener en cuenta que las plantas que florecen anticipadamente debido a la
existencia de días cortos, generalmente tienen poco desarrollo en altura de planta y reducida área foliar. El
ciclo se acorta es decir que la maduración de estas plantas se adelanta y entonces el rendimiento en grano
es inferior al normal (Hicks, 1983).
Por lo tanto la respuesta de la soja a la longitud del día se puede modificar por efecto de la temperatura, y
que esta influye significativamente en aquellos GM de menor sensibilidad al fotoperiodo, de modo tal los
cultivares de maduración temprana (ciclo corto) responden mas a los cambios en la temperatura y los
cultivares de maduración tardía (ciclo largo) responden mas a cambios en el fotoperiodo. Temperaturas por
debajo de los 25ºC atrasan la floración independiente de la longitud del día. Con fotoperiodos largos y
temperaturas mayores a 32ºC se producen abortos de flores y vainas. (Whigham et al., 1983)
En la Figura 10a se observa que la duración de la etapa VE a R 1 tiene una tendencia decreciente a medida
que se atrasa la FS; el GM IV sembrado en septiembre registra en promedio 40 días de duración de la
etapa, el GM V florece a los 58 días y el GM VI a los 67 días promedio. En enero la duración de la etapa es
de 30 días para el GM IV, en los GM V 40 días y en el GM VI florece en promedio a los 42 días de
emergidos. Esto genera que el GM VI tuvo una diferencia de 24 días promedio entre las FS extremas, el GM
90
80 B 28 C B 18 C
GM VI 80
A 28 C A 18 C
70 70
Duración de VE a R1
Días de VE a R1
60 GM V 60
50 50
40
40 GM IV
30
30 GM III 20
20 10
10 0
11 13 15 17 9 11 13 15 17 19 21
Fotoperíodo (hs)
Fotoperíodo (hs)
Figura 8: Efecto del fotoperíodo (horas de luz) sobre la Figura 9: Interacción temperatura y fotoperiodo,
duración en días de emergencia a floración. Modificado basado de Cober et al., 2001
de Kantolic, et al., 2006
La duración del ciclo sigue la misma tendencia decreciente que la etapa vegetativa, la pendiente fue más
pronunciada en los GM mayores con respecto a los de menor ciclo; donde el GM IV pasa de tener un ciclo
de 155 a 107 días según fuera sembrado en setiembre o enero respectivamente; el GM V redujo su ciclo
de 178 a 117 días; y el GM VI disminuyó de 181 a 124 días. Figura 10b.
CRECIMIENTO
Toda práctica de manejo que genere un cambio ambiental (por ejemplo la época de siembra), tendrá un
impacto diferente según el momento de ocurrencia, ya que el cultivo estará en una etapa fenológica
diferente de su proceso de generación de estructuras o del RTO (Kantolic, et al., 2004b). El crecimiento
comienza con la germinación de la semilla, esto ocurre cuando absorbió el 50-55% de su peso en agua
(Baigorri, 1997a), otros autores establecen el 30-40% de su peso (Sadras et al., 2000). La tensión hídrica
del suelo no puede ser menor que -6,6 bares para que germine la semilla dentro de los 5-8 días a una
temperatura de 25ºC. (Hicks, 1983).
GM IV GM V GM IV GM V
70 GM VI Tend GM IV 190 GM VI Tend GM IV
60 170
Dias de VE a R1
Dias de VE a R8
a
55 160
b
50 150
45 140
40 130
35 120
30 110
25 100
23-sep 13-oct 02-nov 22-nov 14-dic 12-ene 23-sep 13-oct 02-nov 22-nov 14-dic 12-ene
FS FS
Luego de la expansión de los cotiledones se produce la aparición del primer par de hojas unifoliadas y
opuestas, el resto de las hojas son trifoliadas y alternas, las mismas continúan apareciendo hasta avanzado
La apertura de la primera flor indica el comienzo del estado R 1 y la floración continua hasta el estado R5.
Luego de la fecundación comienza la formación de vainas y puede continuar hasta avanzado R5. Una vez
que las vainas alcanzan el máximo tamaño se inicia el desarrollo de las semillas/granos y continúa hasta R 7.
Entre el estado R5 y R6 concluye la formación de tallos, hojas, flores y raíces, es el momento que se registra
la máxima altura de planta, el mayor número de nudos en tallo principal y lo óptimo sería lograr en esta
etapa la máxima área foliar. Figura 11.
PERÍODO CRÍTICO
R4,5-R5,5
S VE V1
S V2
E ...V1… V5 V5… R1R1 R3
R3 R4 R4 R5 R5 R6 R6 R7
R8 R8
IF CA
Cambios
internos
hojas *
Diferenciación de flores
Fecundación
Aparición de hojas
Cambios
externos
Aparición de flores
Aparición de vainas
Crecimiento de semillas
*Hojas dif erenciadas en tallo principal
**Hojas dif erenciadas en embrión
Figura 11: Esquema del ciclo ontogénico de soja. Cambios morfológicos, estado de los órganos reproductivos más
avanzados de los nudos superiores del tallo principal y los periodos aproximados de diferenciación y aparición de órganos.
Iniciación floral (IF) y cambio de ápice (CA). Kantolic, et al., 2004a
La representación del crecimiento es la típica curva sigmoidea con una primer etapa de crecimiento
vegetativo lento (desarrollo del área foliar), luego una etapa de crecimiento lineal acelerado (corresponde a
la formación del área foliar, tallo, flores y vainas), una etapa de crecimiento reproductivo lineal que comienza
en R5 con el llenado de granos y culmina con el amarillamiento y caída de hojas. En R 7 el crecimiento
reproductivo se produce a menor tasa (etapa final de llenado de granos). Figura 12.
La tasa de crecimiento del cultivo (TCC) está estrechamente relacionada a la intercepción de radiación solar
(Figura 13a), la que a su vez depende del IAF. La TCC aumenta a medida que aumenta el IAF hasta que
alcanza un valor crítico capaz de interceptar el 95% de la radiación solar incidente (Figura 13b), esto se
conoce como IAF crítico y se encuentra entre 3,1 y 4,5 (Figura 13c) y depende de la estructura de la planta,
que a su vez depende de la FS y el GM; la densidad de siembra y el espaciamiento entre surco son otras
variables que influyen sobre la estructura. De modo tal que si el cultivo no logra alcanzar el IAF crítico, la
primera consecuencia es su menor eficiencia en la captación de la radiación, esto lleva a una disminución
de la TCC por lo tanto el RTO se reduce ( Figura 13d). La soja puede alcanzar IAF muy altos, sin embargo la
TCC no disminuye. (Baigorri, 1997b) lo que significa que las hojas sombreadas no son parásitas para la
planta. (Shibles et al., 1965).
En todas las regiones de Argentina la siembra en noviembre permite lograr la máxima altura de planta en la
mayoría de los materiales recomendados para cada ambiente, siguiendo un patrón de comportamiento en
función del momento de siembra la altura registrada para cada cultivar varía con las condiciones
ambientales, principalmente con la disponibilidad hídrica, es decir, mejores condiciones implican más altas
campanas de crecimiento (Baigorri, 2002) ( Figura 14a); el objetivo será el de elegir adecuadamente el GM en
función de la calidad ambiental para así generar un adecuado desarrollo, sin que el cultivo crezca en exceso
y se genere vuelco, o que su crecimiento sea insuficiente con una carga de vainas muy próximo al suelo.
R7
Semillas
Carpelos R4
TCC (%)
Tallos
TCC
Peciolos a b
Peciolos caídos
Hojas
R3
RI (%) IAF
Hojas caídas
1.2
Intercepción de Radiación
250
1.0
NG por planta
200
0.8 3,5
R1
150
0.6
c
100
0.4
d
0.2 soja 50
0.0 0
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 0 0.25 0.5 0.75
IAF TC (g/planta día)
Lo, dicho anteriormente se explica en parte porque la luz tiene alta influencia en la morfología de la planta, al
modificar el momento de la floración y de la madurez, lo cual resulta en diferencias de alturas, tamaño de
vaina, área foliar, vuelco y otras características incluyendo el RTO. Las plantas que florecen temprano
debido a la existencia de días cortos, generalmente no desarrollan estructura ni área foliar normal, la altura
a menudo alcanza tan solo la mitad cuando el genotipo es sembrado en ambientes inadecuados, esta
respuesta es debida principalmente a la floración temprana, las vainas más bajas se forman muy cerca de la
superficie del suelo y como consecuencia aumenta la dificultad para la cosecha. (Hicks, 1983) Esta
característica se observa en la Figura 14b y es más propia de los GM menores sembrados en fechas
extremas.
95
Alta Calidad 90
110 ambiental a
85
100 80 b
Intermedia
calidad ambiental 75
Altura (cm)
90
ALTURA (cm)
70
65
80
60
70 55
50 GM IV GM V
60 Baja Calidad 45
ambiental GM VI det GM VI indet
40 Tend GM IV Tend GM V
50 35 Tend GM VI det Tend GM VI ind
40 30
SET OCT. NOV. DIC. ENE. FEB 23-sep 13-oct 02-nov 22-nov 14-dic 12-ene
FECHA DE SIEMBRA FS
Figura 14: a) Patrón de altura según FS, Baigorri 2002. b) Tendencia de altura (cm) promedio según FS (campañas 2002/03 al
2012/13) Campo Escuela, FCA-UNC. (31º19’LS, 64º13’LW)
Para obtener un RTO ACTUAL o real, existen medidas para proteger la estructura del cultivo a través de los
Factores Reductores, que favorecen el normal crecimiento del cultivo. Lo segundo es reducir la brecha con
el RTO LOGRABLE o factible y esto se logrará con un uso adecuado y eficiente de los Factores
Limitantes; la diferencia entre el último RTO mencionado y el RTO POTENCIAL dependerá de los
Factores Definidores o determinantes y que dependerá del total control de los factores antes mencionados
y uso eficiente de los recursos, es decir que el RTO POTENCIAL es aquel que puede ser logrado cuando
se maximiza los recursos de un ambiente, minimizando las limitaciones de agua o nutrientes que pudieran
presentarse, y disminuyendo la incidencia de plagas, enfermedades, malezas, vuelco, etc. El RTO
POTENCIAL no es estático ni atemporal, variando en el espacio (latitud, longitud y altitud, propias de un
lugar de cultivo, con determinados valores promedio de radiación y temperatura) y en el tiempo (nuevos
cultivares rinden más en función del progreso genético). (Santos, 2011). Figura 15.
Medidas para
incrementar el
rendimiento
Nivel de Rendimiento
Figura 15: Esquema de RTO potencial, lograble y real en función a factores reductores, limitantes y definidores.
Modificado de Santos, 2011
Del total de recursos que se incorporan al sistema, una parte se destina a órganos vegetativos (raíces, tallos
y hojas) y sólo una proporción de la biomasa, representada por el índice de cosecha (IC), es lo que
finalmente compone el RTO. Estos conceptos se resumen en un modelo simple que describe la relación
entre generación del RTO y la captura y uso de recursos por parte del cultivo:
RTO = Rinc x ei x ec x IC
Los dos aspectos principales del RTO son el potencial y la estabilidad. El potencial de RTO es un atributo
genético condicionado fuertemente por el ambiente, donde los GM menores tendrían mayor potencial de
RTO que los GM mayores pero a su vez exigen mejores condiciones ambientales durante el período crítico.
La estabilidad del RTO en cambio está asociada en forma directa al largo de ciclo, por lo tanto los GM
mayores que tienen mayor duración de ciclo, presentan mayor estabilidad. (Baigorri, 1997c)
En función de los resultados obtenidos se observa que la variación del principal componente generó una
mayor respuesta en el rendimiento, donde la variación productiva está explicado el 75% de las veces por la
modificación del número de granos, y el 25% de la modificación del rendimiento lo explica el incremento del
peso de 1000 granos (Figura 16a y b) Según el momento de ocurrencia de un estrés será el componente de
rendimiento más afectado; si ocurriere durante R3-R6 afecta significativamente la cantidad de granos, y si
fuere entre R6-R6,5 influye principalmente la acumulación de materia seca en los granos. (Vega, 2006).
8000 8000
7500 a 7500 b
7000 7000
y = 23,924x - 130,88
6500 6500
Figura 16: a) Relación del número de granos con el rendimiento y b) Relación del peso de 1000 granos con el rendimiento,
promedio de campañas 2002/03 al 2012/13 Campo Escuela, FCA-UNC. (31º19’LS, 64º13’LW)
b) Tanto para los GM V largo y el GM VI existen dos épocas donde se obtienen máximos
rendimientos, una muy temprana (septiembre) y prácticamente descartada en nuestro ambiente por
la baja disponibilidad hídrica, pero interesante en cuanto a comportamiento productivo de los GM
-1 -1
mayores, tanto del GM V largo (3777kg ha ) y el GM VI de HC determinado (3351kg ha ) se
destacaron con una perfomance superior. La segunda FS destacable es fines de noviembre, donde
-1 -1
se obtuvieron altos registros, donde el GM V largo rindió 3668 kg ha y el GM VI 3307 kg ha . En
las FS tardías se reducen significativamente los rendimientos, sobre todo en los GM V, con una
tendencia de ser superado por el GM VI en la FS extrema tardía. Figura 17b.
En función de las tendencias observadas según GM y FS, se definen diferentes ambientes productivos para
er da
la región centro-norte de Córdoba Figura 18a. Un 1 ambiente de mayor calidad (entre la 2 quincena de
da -1 do
octubre y la 2 quincena de noviembre) con una perfomance promedio de 3547 kg ha . Un 2 ambiente
de calidad intermedia (sin considerar las FS extratempranas) de diciembre con un promedio de 3142 kg
-1 er
ha , y un 3 ambiente productivo donde se reduce notoriamente la respuesta de los diferentes GM, siendo
-1
un ambiente que registra un promedio de 1862 kg ha , y un mayor impacto en los GM menores.
En la Figura 18b se muestra la distribución de los rendimientos según la interacción genotipo (GM) y
-1 -1
ambiente (FS). Con un promedio de registro mínimo de 275kg ha a un máximo de 7420kg ha . Los
Figura 17: a) Rendimiento y Tendencia de GM IV corto (línea de puntos) y GM IV largo (línea continua) y b) Rendimiento y
Tendencia de GM V corto (línea de puntos), GM V largo (línea continua) y GM VI determinado (línea discontinua) según FS
(campañas 2002/03 al 2012/13) Campo Escuela, FCA-UNC. (31º19’LS, 64º13’LW)
4000
1º Ambiente
a 1,00
3700 A
A A 0,90
3400 2º Ambiente
B 0,80 b
Rendimiento (kg.ha-1)
3100
Distribución empírica
0,70
2800
0,60
2500
0,50
2200 3º Ambiente
0,40
1900 C
0,30
1600 0,20
1300 0,10
1000 0,00
22-nov 02-nov 13-oct 14-dic 12-ene 500 1500 2500 3500 4500 5500 6500 7500
FS Rendimiento (kg ha-1)
Figura 18: a) Medias ajustadas de rendimiento y errores estándares para FS (letra común no son significativamente diferentes
(p > 0,05) y b) Distribución empírica de rendimientos anuales alcanzables considerando el conjunto de datos de los GM IV
corto y largo, GM V corto y largo y GM VI, a través de GM según FS (campañas 2002/03 al 2012/13) Campo Escuela, FCA-UNC.
(31º19’LS, 64º13’LW)
AGUA
En este punto se verán algunos aspectos que hacen al manejo eficiente del agua.
La ETP generalmente se la calcula incorporando distintos datos climáticos. El método de Penman permite
estimarla, ya que es un método semiempírico que en general presenta buen comportamiento para distintas
regiones climáticas, y combina los principales factores que gobiernan la pérdida de agua, como la radiación
solar, la temperatura, la humedad del aire y la velocidad del viento. (Della Maggiora et al., 2000) El Kc varía
en función del estado de desarrollo del cultivo y altamente dependiente de su cobertura. Por esto habrá
varios valores de Kc durante su ciclo evolutivo (Andreani, 1997) Figura 19.
-1
La eficiencia de uso del agua (EUA) es la relación entre la producción de granos (kg ha ) y el consumo de
agua en milímetros (mm) necesarios para dicha producción. En el caso de la soja se registran valores entre
-1 -1 -1 -1 -1
5-6kg ha mm y 11kg ha mm (Della Maggiora et al., 2000), tomándose una EUA promedio de 8 kg ha
-1 -1
mm . El consumo va variando de un mínimo en las primeras etapas de desarrollo (promedio de 1mm dia ),
-1
incrementándose a mayor velocidad a partir de R 1 y llegando a un máximo en R 5 (promedio de 8mm dia ),
para luego reducirse hacia la madurez del cultivo. Figura 20.
12 mm/d
10
2
V C 1 3 5 7 9 11 13 15 17 19
R 1 2 3 4 5 6 7 8
0
0 20 40 60 80 100 120 140
DDE
En condiciones de secano es muy frecuente que las necesidades de agua del cultivo no sean satisfechas,
en estas condiciones la disponibilidad de agua va a depender de:
1. las precipitaciones: Las mismas varían en intensidad y distribución de campaña en campaña y de
localidad en localidad. Desde el punto de vista agrícola, la precipitación total que llega a la superficie
del suelo se divide en dos componentes:
a. La precipitación efectiva: agua que infiltra y llega a la zona radical del cultivo.
b. La precipitación escurrida: agua que no ingresa al sistema y escurre sobre la superficie,
esta última es un proceso denominado escurrimiento superficial y que aumentará cuando
mayor sea:
i. La intensidad de la lluvia
ii. La pendiente del suelo
iii. La humedad del horizonte superficial
iv. La falta de cobertura en la superficie del suelo
2. la exploración de raíces: la máxima profundidad de las raíces es lograda aproximadamente en el
estado R5, y dicha capacidad exploratoria depende de:
a. La densidad del suelo.
b. El estado nutricional del cultivo.
c. El largo de ciclo de la variedad.
La profundidad efectiva de las raíces en Manfredi (Córdoba) medidas sobre un suelo Haplustol éntico en R 4,
dio que para el GM III las raíces profundizaron 1,3 mts, el GM V 1,9 mts y el GM VII registró un máximo de
2,3 mts de profundidad (Dardanelli, 1997). Como se observa en la Figura 21 en general puede establecerse
que la planta de soja tiene la capacidad de explorar próximo a los 2 mts de profundidad, con un patrón de
desarrollo del sistema radical que va evolucionando a lo largo del ciclo del cultivo y que junto con el
desarrollo de la parte aérea llega a su máxima expresión alrededor de R 5, y cuanto mayor es el GM será
mayor su capacidad para desarrollar estructura aérea y raíces.
Figura 21: Patrón de crecimiento de raíces y parte aerea de un cultivo de soja, Andriani 1997
ZONAS DE PRODUCCION
En la Figura 22a se presentan las zonas con limitaciones productivas para el cultivo de soja donde la Zona I
presenta menores registros de precipitaciones y de alto estrés hídrico; la Zona II con suelos arcillosos
(Vertisoles); la Zona III con predominio de suelos arenosos; la Zona IV con anegamientos y napas altas y la
Zona V con presencia de toscas. En Argentina en función del período libre de heladas el área productiva de
soja se divide en tres zonas (Figura 22b):
a) Región Norte (al norte de los 30º LS): con suelos franco arenosos y limosos hacia el oeste y
arcillosos hacia el este. En esta región puede sembrarse en un amplio rango de meses, utilizándose
cultivares de GM IV-V hasta el GM VIII.
b) Región Pampeana Norte (entre los 30 y 36º LS): con suelos arenosos a franco arenosos hacia el
oeste, y arcillosos hacia el este. Se siembran materiales de GM IV al GM VI siendo posible utilizar
cultivares de ciclo largo de GM III hacia el sur y cultivares de GM VIII hacia el norte de la región.
Región Pampeana Sur (al sur de los 36º de LS): con suelos arenosos al oeste y francos hacia el este,
donde ambos pueden presentar tosca. Es la región más limitada en cuanto a combinación de GM y FS
sembrándose cultivares de GM II al IV.
Características bióticas:
a) Plagas: Figura nº 23
Que están relacionados al suelo
Gusanos blancos (Diloboderus abderus)
Bicho bolita (Armadillidium vulgare)
Siete de oro (larva) (Astylus atromaculatus)
Grillo subterraneo (Anurogryllus muticus)
Nematodos:
Nematodo del quiste (Heterodera glycines)
Nematodo de la agalla (Meloydogine incognita y M. javanica).
Gusano alambre (Conoderus sp, Agriotes sp).
Chinche subterránea (Scaptocoris castanea).
IV 36 °
Figura 22: a) Zonas con limitaciones productivas, Baigorri, 2002; b) Grandes ambientes de producción de soja, fechas de
siembra (FS) y GM factibles de ser utilizados
Siembra Emergencia Etapa Vegetativa Floración Formación vainas Llenado de granos Cosecha
Umbral de daño
-1
Existe un umbral general de 10 orugas m lineal que define el límite para el control y que según la especie
determinará el momento y tipo de tratamiento (Igarzabal et al., 2009) Estudios realizados en EE.UU. indican
Para el monitoreo de los daños de defoliadoras se recomienda tener presente un umbral de daños según el
momento, las condiciones ambientales y el GM. ( Tabla 1). A su vez también es recomendable utilizar un
patrón de determinación del grado de defoliación del lote. ( Figura 24). Se debe tomar al azar 5 folíolos del
tercio superior, 5 del tercio medio y 5 del inferior, promediando así la defoliación del lote. El valor resultante
de la medición siempre será inferior y mucho más real al estimado visualmente en forma directa, ya que
esta última tiende a magnificar la verdadera defoliación. (Iannone, 2011).
A modo de resumen se detallan los niveles de decisión (NDE) tanto para chinche verde como para chinche
de la alfalfa con espaciamiento de entresurcos de 0,52m. Tabla 2
Tabla 2: NDE para chinche verde y chinche de la alfalfa con EES de 0,52m (Iannone, 2006)
NDE SEGUN ESTADOS REPRODUCTIVOS DE SOJA
PLAGA R3-R4 R5 R6-7 (1)
Formación de vainas Formación de granos Después grano lleno
Siembra Emergencia Etapa Vegetativa Floración Formación vainas Llenado de granos Cosecha
c) Malezas
El incremento del uso del glifosato ha generado la aparición de malezas con distintos grados de tolerancia a
dicho herbicida, teniendo en cuenta a su vez que a medida que avanza el estado de desarrollo el control se
hace menos efectivo. En la Tabla 3 se observa el listado de malezas tolerantes al glifosato.
Los cultivares comerciales de soja se aglutinan en GM o grupos de precocidad de los cuales de los trece
(000 al X) existentes en el mundo, en Argentina son utilizados los GM II, GM III corto y largo, GM IV corto
y largo, GM V corto y largo, GM VI, GM VII y GM VIII; este agrupamiento se basa fundamentalmente en la
duración de la etapa de emergencia (VE) a floración (R 1), y explicaría la distribución geográfica de los
GM en el área de producción de soja (De la Vega et al., 2004).
La soja es una planta de días cortos con respuesta cuantitativa y cualitativa, en función de la misma cada
GM tiene un comportamiento medio en una banda latitudinal de adaptación (aproximadamente 200km de
longitud), al sur de su respectiva franja responderá como un GM de mayor ciclo, y cuanto a mayor latitud
nos desplazamos generaría un mayor atraso en el momento de inicio de la floración, provocando por lo
tanto un retraso en el período de llenado de los granos lo que puede ser interrumpido por heladas
tempranas. Si se desplaza hacia el norte de su respectiva franja de adaptación cada uno se comportaría
como un GM de menor ciclo, debido a que nos desplazarnos hacia una menor latitud; el momento de
floración se adelantaría provocando una reducción del tamaño de la planta que traerá como consecuencia
principal un menor rendimiento.
En Argentina por lo tanto hay que tener en cuenta que la utilización de un GM con un determinado largo de
ciclo va a depender de la latitud, lo que hace que hacia el sur de país se siembren genotipos de menor
largo de ciclo, esto básicamente provocado por un menor periodo libre de heladas, y a medida que nos
desplazamos hacia el norte el rango se amplia permitiendo la utilización de mayor número de GM y de
mayor largo de ciclo (Figura 26).
VII
V-VI
IV L
IV C
III L
III C
II
Las denominaciones comerciales identifican a los cultivares con letras que corresponden al nombre de la
ero
empresa, luego en general le siguen 4 números. A los fines prácticos importan los 2 primeros, donde el 1
do
indica el GM, y el 2 revela el largo de ciclo de la variedad en cuestión dentro del GM.
Por ejemplo dos variedades: DM 4200 RR y DM 4712 RR, pertenecen a la empresa Don Mario cuya
denominación identifica a una variedad de GM IV de ciclo corto y de ciclo largo respectivamente. Si se
tratara de NA 5009 RG se trata de un cultivar de la empresa Nidera de GM V de ciclo corto. Ocurre en
algunas empresas que una variedad puede ser identificada a través de los dos números finales, p ej: TJ
2170 RR, denominación que indica una cultivar que pertenece a la empresa La Tijereta de GM VII de ciclo
corto. En todos los casos los acompaña las siglas RR (resistente a Round Up) o RG (resistente a Glifosato).
La juvenilidad es una característica genética que permite mayor desarrollo vegetativo, retrasando el inicio
de R1, esta característica puede encontrarse en algunos cultivares de GM más altos de HC determinado con
mayor sensibilidad fotoperiódica y que florecen con menor altura de planta. La incorporación de este
carácter tiene como objetivo la obtención de cultivares adaptados a mayores rangos de latitud y época de
siembra. La juvenilidad permite que los cultivares de HC determinado y semideterminado registren mayor
El vuelco se expresa con relación directa a las condiciones ambientales. Los GM mayores de HC
indeterminados son los más proclives al vuelco, aunque dentro de cada GM puede encontrarse diferencias
significativas entre cultivares; por ello la modificación de la FS, la densidad de siembra y el espaciamiento
entre surcos, son prácticas de manejo recomendables. A su vez el excesivo desarrollo de la planta suele
verse reducida en lotes con limitaciones físico-químicas o en situaciones de estrés ambiental.
Los GM bajos son los más susceptibles al deterioro de calidad de semilla, debido a que su maduración es
más temprana en siembras anticipadas, por lo que son sometidas a mayores temperaturas aumentando la
posibilidad de deterioro del grano, además es destacable señalar que a mayor tamaño de grano es más
proclive al deterioro en su calidad física.
Un adecuado manejo del arreglo espacial tiene como objetivo lograr una mejora en la cobertura del suelo
para maximizar la captación de la radiación solar, considerando que a menor distancia entre surco:
1. Se reduce el vuelco y altura.
2. Se reduce la emergencia tardía de malezas.
3. Es menor el tiempo para alcanzar el IAF crítico.
4. Se reduce la erosión del suelo.
5. Se distribuye más uniformemente el sistema radical.
En situaciones donde existan altas probabilidades de lograr una altura de planta inferior a 70cm, la
reducción del espaciamiento a menos de 0,52 incrementaría el rendimiento. (Kruk et al., 2003).El ajuste
tanto del espaciamiento como de la densidad está destinado principalmente a los GM bajos cuyas
estructuras se ven afectadas en FS extremas; dichos GM tienen la capacidad de generar altos rendimiento
pero siempre y cuando las condiciones ambientales sean las óptimas, son de altos potenciales productivos
pero son muy inestables cuando son sembrados en épocas no recomendables.
En general la tendencia son espaciamientos de 0,52m sobre todo en FS óptima en las diferentes regiones
de nuestro país y con reducción en FS extremas. ( Figura 27a). En la región Pampeana Sur se caracterizaba
por que la distancia entre hileras en FS óptimas es de 0,35m (Figura 27b), pero dicho distanciamiento está
comenzando a ser utilizado en FS óptima en el resto de las regiones sobre todo en el sur de la región
Pampeana Norte.
52 52 cm 52 35 cm
cm cm 35 35
35 35 cm cm
cm cm
Altura
Altura
Campana de Campana de
b
crecimiento a crecimiento
Figura 27: Espaciamiento entre surcos sugerido en función de la FS a) para la Región Pampeana Norte, b) para la Región
Pampeana Sur
La soja es una especie con alta plasticidad a la densidad de siembra, ante cualquier situación de estrés
compensa produciendo mayor número de ramas y vainas por planta. Sin embargo la densidad que
maximiza el rendimiento puede ser muy variable entre campañas dependiendo del genotipo, de la FS y de
las restricciones hídricas y nutricionales (Kruk et al., 2003). La densidad de plantas óptima es aquella que:
1. Permite un buen crecimiento evitando el vuelco.
2. Reduce la incidencia a enfermedades.
Duncan (1986) planteó dos postulados que explican el efecto del arreglo espacial sobre los rendimiento:
a) Se incrementa con una densidad inclusive superior al necesario para alcanzar la máxima
intercepción de radiación.
b) Dentro de ciertos límites, cuanto mayor sea la materia seca acumulada en los tejidos vegetativos al
inicio del período de crecimiento de los granos, mayor será el rendimiento.
Dos conceptos generales son frecuentemente usados para explicar la relación entre el espaciamiento, la
densidad y el rendimiento. Primero la productividad máxima puede lograrse solamente si la población de
plantas generan un área foliar que permita la máxima intercepción de luz durante la etapa reproductiva; y
segundo que el espaciamiento entre las plantas sea equidistante para maximizar el rendimiento, y minimizar
la competencia entre plantas. (Egli, 1988)
100
Rendimiento Relativo
80
60
1 2 3 4
40
0
Densidad
Figura 28: Relación entre densidad y RTO relativo
Hay una densidad de siembra por debajo de la cual el rendimiento se deprime, la misma se la podría
2
establecer en 30-35 plantas m . En un año favorable y con buenas condiciones hídricas, una disminución
muy pronunciada en la densidad (entre 35-55%), puede provocar mermas en los rendimientos de hasta 15-
31% y 20-25% según la distribución de plantas fuera uniforme o desuniforme respectivamente. (Baigorri,
2009).
Región Norte:
er da er
La época de siembra se extendería entre la 1 quincena de septiembre y la 2 quincena de enero o 1
quincena de febrero.
En la región se utilizarían GM V al VII (hacia el NOA) y GM IV a VIII (hacia el NEA) comenzando con el GM
da
V entre la 2 quincena de septiembre y octubre (donde se dan las mejores condiciones ambientales); entre
fines de octubre y noviembre se podrían utilizar los GM VI y VII, este último se lo sembraría en enero, y el
GM VIII entre fines de diciembre y enero donde las condiciones ambientales son de peor calidad por el
mayor estrés térmico. De modo tal que en la Región Norte a medida que se atrasa el momento de siembra
disminuye la calidad ambiental y mayor debería ser el GM ha utilizar. (Figura 29a)
er
Se podrían sembrar cultivares del GM III al VI. En siembras extratempranas (septiembre-1 quincena de
da
octubre) se utilizarían en general cultivares de GM V o GM VI de HC indeterminado; entre la 2 quincena de
octubre y noviembre se recomendaría al GM IV preferentemente de ciclo largo y si el ambiente lo permite
(mayor fertilidad química y física de los suelos, mayores precipitaciones, riego o presencia de napa, etc) en
er
la 1 quincena de noviembre se podría sembrar materiales de GM III de ciclo largo o GM IV de ciclo corto.
En diciembre lo recomendable son los GM mayores nuevamente comenzando con los GM V de HC
indeterminado de ciclo corto, para luego utilizar hacia fines de diciembre y enero al GM V de ciclo largo de
HC indeterminado. En siembras muy tardías podrían utilizarse los GM mayores de HC determinado. Estos
er
podrían sembrarse hacia fines de diciembre y no más allá de la 1 quincena de enero sobre todo en lugares
sometidos a alto estrés ambiental. (Figura 29b)
Se emplearían cultivares de GM II, III y IV. En siembras temprana de fines de octubre se optaría por
materiales de ciclo largo de GM IV cuando el ambiente es de menor calidad y cuando este tiene
características intermedias se utilizaría un cultivar de ciclo más corto del mismo GM; los materiales de
er da
mayor ciclo de GM III se sembrarían en la 1 quincena y los más cortos en la 2 quincena de noviembre; el
da er
GM II se utilizarían entre la 2 quincena de noviembre y 1 quincena de diciembre. Es decir en la Región
Pampeana Sur a medida que se atrasa la FS menor debe ser el GM utilizado. ( Figura 29c)
I IV I ALTA
VI
D
V I MEDIA a BAJA MEDIA
I
VII
D
I BAJA BAJA a MUY BAJA
VI
VIII D MUY BAJA
D MUY BAJA
c FECHA DE SIEMBRA
IV corto MEDIA
I
IV largo I BAJA
Figura 29: FS y GM recomendados para: a) Región Norte, b) Región Pampeana Norte y c) Región Pampeana Sur en base a la
calidad ambiental (de Muy Alta a Muy Baja), Modificado de Baigorri 1997a
En todos las regiones lo principal, y dentro de una adecuada caracterización del ambiente, es identificar la
FS óptima para luego así sembrar el GM más bajo que permita el respectivo ambiente.
Como todos los cultivos la soja no es indiferente a la necesidad de absorber una importante cantidad de
nutrientes para su crecimiento y definición de RTO; los que tienen mayor incidencia son el Nitrogeno (N) el
Fósforo (P), el Azufre (S) y el Calcio (Ca), en menor medida el Boro (B) y el Magnesio (Mg) (Fontanetto et
al, 2011). En la tabla 4 se observa, comparativamente con maíz y trigo, los mayores requerimientos y
extracción (IC) unitarios de nutrientes por parte de la soja; por lo tanto para producir una 1 tonelada de
grano se necesitan 75 kg de N, 7 Kg de P y 6 Kg de S, con 75, 84 y 48% respectivamente de IC.
Nitrógeno
La soja es una leguminosa cuyo grano tiene un alto contenido de proteína, esta es una de las razones por
las que es altamente demandante de N desde VE hasta R 5. Las deficiencias nitrogenadas se manifiestan
por marcadas reducciones en el crecimiento y amarillamiento de las plantas con la aparición de los primeros
síntomas en las hojas inferiores (hojas viejas). Al tratarse de una oleaginosa, la planta se nutre del N que
obtiene a través de dos mecanismos, ya sea por absorción del suelo o por FBN donde las bacterias
fijadoras de N atmosférico (N2) (Bradyrhizobium japonicum) convierten el N en amonio mediante la acción
de la enzima nitrogenasa y que luego la soja fija el N2 a través de su simbiosis con las bacterias.
Es importante destacar que el N obtenido por FBN es energéticamente costoso para la planta: por FBN
necesita 2,9 – 6,1 g C/g N, y por absorción y asimilación de nitratos del suelo necesita 0,8 – 2,4 g C/g N
(Sprent, 1989).
Las bacterias demoran de 5 a 10 horas para penetrar a través de los pelos radiculares a la planta, donde a
partir de los 20 días de VE los nódulos se hacen visibles para alcanzar su máximo tamaño en R 6; la FBN
comienza unos 30 días después de la emergencia y la tasa de FBN se va incrementando hasta un valor
máximo en R5 para luego disminuir. Hasta floración las necesidades de N son cubiertas mayormente por la
oferta edáfica mientras que los aportes por FBN son muy importantes luego de la floración y durante el
llenado de los granos (Zapata et al, 1987).
El aporte de N por FBN tiene un rol fundamental en la producción del cultivo; estimaciones para la región
productora del centro y norte del país indican que entre el 26% y el 71% del N acumulado es aportado por la
FBN, por esto se considera en Argentina un aporte promedio de 50%. (Collino et al., 2007). La magnitud
del aporte de la FBN se vera seriamente afectada por la aplicación de fertilizantes nitrogenados, por el
aporte de N a través de la mineralización de la materia orgánica, o por una fuerte intensidad de fertilización
nitrogenada en lotes con cultivos antecesores que dejan altos contenidos residuales de nitratos, por lo tanto
mayor disponibilidad de N en el sistema ejerce un efecto antagónico sobre la FBN. (Salvagiotti, et al., 2009)
La fertilización con N a la siembra no ha mostrado respuestas en RTO, mientras que aplicaciones en
estados reproductivos avanzados los resultados son variables; por esta razón y para evitar afectar la FBN,
no se recomienda la fertilización nitrogenada de soja. (Garcia et al., 2009).
El Bradyrhizobium japonicum al no ser una cepa nativa es necesario incorporarla a nuestros sistemas a
través de la inoculación para que la simbiosis sea efectiva. Según la resolución SENASA Nº310/1994:
Los inoculantes deben contener no menos de 1000 millones de rizobios g o ml de producto a la
-1
-1
fecha de elaboración y no menos de 100 millones g o ml a la fecha de vencimiento.
Por inoculación se deben incorporar 80 mil rizobios por semilla de soja.
En el envase debe constar obligatoriamente la fecha de vencimiento y el número de lote.
Al inocular la bacteria se naturaliza en los suelos y puede permanecer en el suelo mas de 10 años,
teniendo en cuenta que al cabo de 4 a 5 años de introducida, la cepa es prácticamente diferente de la
ra da
En condiciones óptimas la soja de 1 tiene pronta y abundante nodulación. En cambio la soja de 2 o de
ra
1 sembrada en un suelo con poca humedad se demora la nodulación, y cuando ésta se produce tiende a
ubicarse en las raíces secundarias. Ante la detección de deficiencias en la inoculación, la reinoculación de
plantas adultas no es factible, ya que las raíces primarias son receptivas solo en los primeros días. (Racca,
2002).
Como recomendación:
da ra
Inocular siempre en campos sin historia sojera y/o en soja de 2 o en soja de 1 con suelos secos, y
cuando se da la combinación de un buen inoculante, una buena técnica de aplicación y bajo costo. En
campos con historia sojera inocular con muy buena concentración. Teniendo en cuenta que el cambio
anual de diferentes inoculantes no tendría mayores respuestas y el consejo de inocular una vez cada 3
años no seria razonable (Racca, 2002).
Cada vez que el agua útil disminuye por debajo del 60 %(umbral crítico para la soja durante el llenado de
granos) se compromete también la fijación de N, que es máxima en esta etapa. Normalmente la capacidad
de fijación de los nódulos se restablecen si las condiciones de sequía no son tan severas o duran muchos
días, no obstante con menos del 10 % del agua útil, aunque los nódulos y el cultivo recuperen su humedad
al llover o regarse, la capacidad de fijación se torna irrecuperable (Racca, 2002).
Fosforo
La soja posee la capacidad de crecer y desarrollarse con niveles de P más bajos que los cereales. Es
importante su disponibilidad para lograr un rápido crecimiento y un desarrollo adecuado de la parte aérea,
de las raíces, de los nódulos (número, ubicación y tamaño) y de una eficiente FBN. En caso de deficiencia
se refleja una marcada disminución del crecimiento inicial. Se observan hojas pequeñas de color verde
oscuro y más gruesas; deficiencias severas pueden retrasar la maduración del cultivo. (Garcia et al., 2009)
El P se acumula sostenidamente a altas tasas hasta una etapa ligeramente posterior al cese de la absorción
del N, comenzando a ser importante su absorción unos 15 días mas tarde con respecto al N. Las tasas
máximas de acumulación tienen lugar durante el llenado de los granos y decaen recién hacia la finalización
de este periodo. (Garcia, et al., 2009)
La respuesta a la fertilización fosfatada depende del nivel de P disponible en el suelo, pero también es
afectada por factores del suelo (textura, temperatura, materia orgánica, pH), del cultivo (requerimientos,
nivel de RTO) y de manejo del fertilizante. Para el eficiente manejo de la nutrición fosfatada, se recomienda
para las diferentes áreas agrícolas de Argentina, la determinación del contenido de P extractable de los
suelos (método de Bray Kurtz 1) en la capa de 0 a 20 cm de profundidad; habrá respuesta en soja cuando
los valores sean inferiores a 14-17 ppm. (Fontanetto et al., 2011)
Azufre
Debido a la alta movilidad de los iones sulfato en el suelo, la determinación de S-sulfato a la siembra es
solamente orientativa, se indican umbrales de 8-10 ppm como nivel crítico, por debajo de los cuales
puede encontrarse respuesta a la fertilización. Otros elementos que pueden utilizarse para determinar la
necesidad de S:
Suelos arenosos de baja materia orgánica (<2%).
Suelos degradados (sistemas intensivos) con reducciones marcadas de materia orgánica.
Cultivos de alto rendimiento fertilizados con N y P.
Relaciones N:S en suelo mayores de 5-7:1.
Relaciones N:S en tejido vegetal superiores a 15:1 (Garcia, 1998)
er
En la Figura 30 se observa un diagrama orientativo para el manejo nutricional del cultivo, donde como 1
medida se plantea la inoculación y si se detectara alguna falla en la misma seria conveniente, pero poco
practicable, una fertilización nitrogenada. En base al análisis del suelo, si el contenido de materia orgánica
estuviera por debajo del 2% y los niveles de sulfato por debajo de 10ppm se recomendaría emplear fuentes
azufradas directamente o en los cultivos previos que integran las rotaciones, dada la residualidad
encontrada. (Fontanetto et al., 2006); cuando el nivel de fosfato esta por debajo de las 20ppm estará en
función del técnico fertilizar con P en base a que no hay respuesta por parte del cultivo pero serviría para el
mantenimiento del nivel de P en el suelo, ya por debajo del nivel critico de 15 ppm el cultivo respondería a la
fertilización.
Análisis de Suelo
Inocular Fallas de
Inoculación
P < 20 ppm
SI Fertilizar con N
NO MO < 2%
No hay respuesta, puede Otros: S-SO4 < 10 ppm
fertilizarse (mantener) Ca, Co, Mo,
Mg, etc.
P < 15 ppm
SI NO
Figura 30: Diagrama para el manejo de la nutricion de soja, modificado de Fontanetto, et al., 2006
a) Se prepara una solución de hipoclorito al 0.5% y para ello se toman 5 ml de una solución de lavandina
comercial (5-5.5%) y se completa a 100 ml con agua corriente o destilada preferentemente.
b) Se toman 100 semillas al azar representativas del proceso y se sumergen en la solución.
Para finalizar en la tabla 5 se presenta la NORMA XVII de calidad para la comercialización de soja.
BIBLIOGRAFÍA
Aragon, J., A. Molinari, S. Lorenzatti de Diez. 1997. Manejo Integrado de plagas. En: El cultivo de la soja en Argentina. Ed: L.
Giorda y H. Baigorri. Córdoba pp 249-308.
Andrade, F. y A. Cirilo, 2000. Fecha de siembra y rendimiento de los cultivos. En: Bases para el manejo del Maíz, el Girasol y la
Soja. Eds: F. Andrade y V. Sadras, Buenos Aires. pp 135-150.
Andriani. J, 1997. Uso del agua y del riego. En: El cultivo de la soja en Argentina. Ed: L. Giorda y H. Baigorri, Córdoba pp 143-150.
Andriani, J.; 2006. Dinámica del agua en el cultivo de soja. En: Soja. Actualización 2006. Informe de Actualización técnica n° 3,
Marcos Juarez. pp 24-30.
Baigorri, H., 1997a. Calidad de la semilla. En: El cultivo de la soja en Argentina. Ed: L. Giorda y H. Baigorri, Córdoba pp 90-101
Baigorri, H., 1997b. Ecofisiología del cultivo. En: El cultivo de la soja en Argentina. Ed: L. Giorda y H. Baigorri, Córdoba pp 31-49
Baigorri, H., 1997c. Elección de cultivares. En: El cultivo de la soja en Argentina. Ed: L. Giorda y H. Baigorri. Córdoba pp 107-122
Baigorri, H., 2002. Conclusiones sobre el efecto de la fecha de siembra en el desarrollo y crecimiento de los cultivos. En: Manejo
del cultivo de la soja en Argentina. Actualizaciones. Ed: H. Baigorri, Marcos Juárez. pp 100-111.
Baigorri, H., 2004. Criterios generales para la elección y el manejo de cultivares en el cono sur. En: Manual práctico para la
producción de soja. 1ra edición. Ed: M. Díaz Zorita y G. Duarte, Buenos Aires. pp 39-77
Baigorri, H., 2009. Manejo del cultivo de Soja. En: Manual de manejo del cultivo de Soja. 1ra edición. Ed: F. Garcia, I. Ciampitti y H.
Baigorri, Buenos Aires. pp 17-32.
Bolsa de Cereales de Buenos Aires, 2013. [en linea] En:<http://www.bolcereales.com.ar/> [consultado 28/07/13]
Carmona, M., D. Ploper, P. Grijalba, M. Gally y D.Barreto, D. 2004. Enfermedades de fin de ciclo del cultivo de soja. Guía para su
reconocimiento y manejo, Buenos Aires. 20pp.
Collino, D., M. de luca, A. Perticari, S. Urquiaga Caballero y R. Racca, 2007. Aporte de la FBN a la nutrición de la soja y factores
que la limitan en diferentes regiones del país. Libros de Resumenes XXIII Reunion Latinoamericana de Rizobilogia, Córdoba.
Bibliografia Consultada
Baigorri, H., 1997. Ecofisiología del cultivo. En: El cultivo de la Soja en Argentina. L. Giorda y H. Baigorri (eds.). Córdoba, INTA
Centro Regional Córdoba. pp 31-35.
Formento N., J. de Souza, J. Velázquez, I. Vicentin y I. Gieco. 2005. Guía Práctica de Identificación Roya Asiática & Enfermedades
Foliares de la Soja. Serie Extensión n° 36 EEA INTA Paraná. pp 39
Mulin, E. y K. Alvarez, 2004. El gran libro de la siembra directa. Editorial Facultad de Agronomía. UBA. pp 142-147
Ontario, Ministry of Agriculture, food and rural affairs 2006, Soybeans growth stage [en
línea].<http://www.omafra.gov.on.ca/english/crops/field/soybeans.html>[Consultado: 31/07/06].
Sistema Nacional de vigilancia y monitoreo, 2012. <http://www.sinavimo.gov.ar/>[Consultado: 29/03/12].
BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA
El cultivo de la soja en Argentina. Ed: L. Giorda y H. Baigorri. Córdoba.
Bases para el manejo del Maíz, el Girasol y la Soja. Eds: F. Andrade y V. Sadras. Buenos Aires.
El libro de la Soja. Ed: E. Satorre. Buenos Aires.
Producción de Granos. Bases funcionales para su manejo. Ed: A. Pascale. Buenos Aires.
Cultivos Industriales. Ed: E. de la Fuente et al. Buenos Aires.
Manual práctico para la producción de soja. M. Diaz Zorita y G Duarte. Buenos Aires.
Manual de manejo del cultivo de soja. Ed. F. Garcia, I Ciampitti y H. Baigorri. Buenos Aires.
Producción de soja. Ed. AACREA. Buenos Aires.
Soja. Informe de actualización técnica. Ed. INTA Marcos Juarez.