Tres Ensayos Sobre La Regenta : Gonzalo Sobejano
Tres Ensayos Sobre La Regenta : Gonzalo Sobejano
Tres Ensayos Sobre La Regenta : Gonzalo Sobejano
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Gonzalo Sobejano
O
rganizada y patrocinada por don Jaime te), sino en leer desde la primera línea hacia
Salinas, director general del Libro y Bi adelante en una actitud de sobreaviso: compren
bliotecas, del Ministerio de Cultura, se diendo como fondo constante de ironía la deter
celebró en Washington el 28 de diciem minación dialéctica -realista- de las oposicio
bre de 1984 una sesión especial conmemorativa nes (poesía/prosa, espíritu/materia, etc.), a fin
del centenario de la publicación de La Regenta. de no incurrir en la dicotomía -romántica- que
La sesión, enmarcada en la Asamblea número tan característicamente ofusca y lacera a los pro
cien de la «Modern Language Association of tagonistas: Ana Ozores y Fermín de Pas.
America», fue presidida por el firmante de esta Por último, Yvan Lissorgues, autor de Clarín
nota preliminar, y en ella leyeron los trabajos político, I y 11 (Toulouse, 1980-81) y de La pen
que a continuación se publican los profesores sée philosophique et religieuse de Leopoldo Alas
Germán Gullón (Universidad de Pennsylvania, (Clarín) 1875-1901 (París, CNRS, 1983), trató del
Filadelfia), John Rutherford (Queen's College, pensamiento de Alas en su estudio «Etica, reli
Oxford) e Yvan Lissorgues (Universidad de gión y sentido de lo humano en La Regenta»,
Toulouse-Le Mirail). dedicando atención especial a la relación entre
Germán Gullón, autor de El narrador en la las ideas y creencias del autor y su plasmación en
novela del siglo XIX (Madrid, Taurus, 1976) y de el mundo ficticio de la novela a través de situa
La novela como acto imaginativo (misma edito ciones, estimaciones, comportamientos y desti
rial, 1983), libros en los cuales se dedican sen nos. La forma de leer que el profesor Lissorgues
dos capítulos a la segunda y a la primera novela propone (toda crítica valiosa es la propuesta fun
de Leopoldo Alas, se ocupó de las técnicas na dada de una lectura nueva) consiste en leer desde
rrativas en su ensayo «Visión y lectura en La Re el final hacia atrás y hacia el fondo de las con
genta», donde nos hace ver a nosotros, los lecto ciencias corrompidas o ingenuas de ciertos per
res, cómo ven y cómo miran los personajes de sonajes secundarios y de las conciencias desgra
esa novela, acercándonos su mundo según lo ciadas de Fermín y Ana, ansiosas de pureza.
miran ellos y lo ven o no lo ven; y desde ahí nos Atento más bien a las gradaciones de las pers
revela cómo leen y cómo se leen ellos (se inter pectivas el examen circulatorio de Germán Gu
pretan) a sí mismos o entre sí; de lo cual se de llón; enfocado hacia el funcionamiento de la iro
duce la necesidad de contrastar la superficial nía el minucioso análisis al que John Rutherford
lectura de los sucesos y la lectura profunda de la somete el comienzo de la novela; y cardinado en
verdad en busca de una lectura superior, elevada la autenticidad o falsedad de la voluntad y del
sobre tal contraste. sentimiento de los personajes el panorama que
A John Rutherford, autor de la monografía Yvan Lissorgues abre a partir de las finalidades
Leopoldo Alas. La Regenta (Londres, Tamesis, y los finales de aquéllos -las tres comunicacio
1974) y de la primera traducción inglesa de la nes que sus autores pronunciaron en ocasión
gran novela (Athens, University of Georgia del homenaje se imprimen ahora para prolongar
Press, 1984), le correspondió disertar sobre el éste de un modo menos efímero. Contienen in
estilo de la obra conmemorada, y así lo hizo en terpretaciones que, por no cerrarse sobre sí mis
su análisis «'La heroica ciudad...': el desafío del mas dogmáticamente, por ofrecer nuevos enfo
lenguaje de La Regenta». También el profesor ques en el ámbito estructural, en el estilístico y
Rutherford propone una forma de lectura, con en el semántico, bien pudieran lograr ��
sistente, no ya en leer entre líneas y a través del de los amigos de Leopoldo Alas el be- ff�'"
texto entero (como en el caso del primer ponen- neficio de la atención curiosa. ��
Gonzalo Sobejano