La Humildad Masonica
La Humildad Masonica
La Humildad Masonica
V∴ M , QQ:.HH
QQ:.HH, en estas fechas se cumplen ya veinte años de la partida de mi señor padre, un hombre
reacio, de esos que al rayar el sol, daba gracias al creador, por la vida, la familia y por todas las
cosas que tuvo en gracias compartir, trabajaba de sol a sol, pero lo que más recuerdo de él, es su
humildad, sabia obedecer, sin ser sumiso, se expresaba parcamente y juiciosamente, sin levantar
la voz, su corazón estaba dispuesto siempre a darte consuelo y calor, su rostro dibujaba una
sonrisa, pero no era de risa fácil, siempre trato de igual a quienes llegaban a su vida, sabiéndoles
dignos a todos y merecedores de abundancia y sabiduría, no se glorificaba de aquello que tenía y
con sencillez reconocía sus errores, así era mi padre.
Es difícil encontrar hombres humildes, decía mi madre, solo basta ver a través de sus miradas,
descubrirás en muchos de ellos, una sombra que recubre su espíritu, es la carencia de virtudes y
valores, en nuestro caminar en los senderos de la vida de la luz, encontraremos a quienes se
llaman maestros y lucen orgullosos joyas de su grado, dicen palabras sofisticadas en hebreo,
griego o latín, pero su mandil que debe de mantenerse pulcro, esta marchito, percudido diría la
abuela, porque en su enconada soberbia, no reconocen al G.A.D.U. en sus hermanos menores, a
ellos de nada sirve todo el conocimiento y luces que han recibido sino no entienden el significando
de los símbolos y alegorías de este taller. QQ:.HH, debemos tomar nuestro mazo y el cincel y
trabajar en silencio y con un corazón abierto a la verdad y la luz, debemos permanecer dóciles y
expectantes, la humildad que se refleja en el corazón del maestro se construye en la columna del
norte, se construye cuando con pasos cortos y firme, preparamos el templo, para iniciar
dignamente nuestros trabajo, se labra cuando saludamos a las tres luces de nuestro taller, la
humildad, se edifica cuando nos despojamos de los harapos de la vida profana, cuando
entendemos que el temor de Dios, no es miedo, cuando reconocemos que las inmoralidades son
el sepulcro del hombre justo, la humildad es la manifestación de saber comprender que todos
somos iguales y que la dignidad no reside en lo que tenemos, sino en quienes somos, valorando el
trabajo y el esfuerzo por mínimo que este sea, reconociendo nuestras virtudes y fortalezas sin
hacer de ellas objeto de gloria y alabanza, así como reconocer nuestras propias limitaciones,
expresarnos con certeza y sin levantar la voz, actuar con mesura y sencillez, sabiendo escuchar y
tener en cuenta aquellas opiniones vertidas sin dolo y con fraternidad, todo estos actos son el
reflejo de un respeto genuino y verdadero por nosotros, por los demás y por el hacedor de todas
las cosas.
Para quienes nos encontramos en la columna del norte la humildad, no debe de tener un sentido
de sometimiento o debilidad, sino por lo contrario la humildad es la fuerza de voluntad de hacer
que el ego guarde silencio y volver nuestro espíritu receptivo a la luz de nuestro interior que nos
guía por el camino del bien, aun cuando en el este plagado de cardos y espinos.
La humildad para nosotros los aprendices es un requisito para alcanzar el silencio, sobre donde se
sostendrán las palabras del maestro que habita en nuestro interior, pues aquí es donde se
encuentra secreto de la sabiduría masónica.
El dolor que genera el vacío y la ignorancia espera a quienes ingresen a este taller, con ilusiones
vánales, la pobreza y la carencia existirá en aquellos que han buscado los grados, estando
estériles, pues encontraran solo la frialdad y rituales sin la chispa que otorga la conexión del Ara y
la bóveda celeste en cada uno de nuestros trabajos.
El maestro que habita en nuestro interior solo nacerá cuando el corazón y la mente se encuentren
limpio de la escoria de la vida profana, cuando la humildad habite en nosotros y sea el eje
transversal que guie nuestros pasos, pues en ella nacen todas las virtudes.
Para terminar, solo parafraseo aquella frase que dice la humildad es el reflejo de quien se ha
vencido a si mismo y es capaz de guardar silencio ante esta victoria.
Es cuanto:
A∴ P :. M ∴