Hechos 5,24-6,15
Hechos 5,24-6,15
Hechos 5,24-6,15
HECHOS 5:24-6:15
24
Cuando oyeron estas palabras el Sumo sacerdote y el jefe de la
guardia del Templo y los principales sacerdotes, dudaban en qué
vendría a parar aquello. 25Pero viniendo uno, les dio esta noticia: Los
hombres que pusisteis en la cárcel están en el Templo y enseñan al
pueblo.
26
Entonces fue el jefe de la guardia con los guardias y los trajo sin
violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo. 27Cuando los
trajeron, los presentaron en el Concilio, y el Sumo sacerdote les
preguntó, 28diciendo:
— ¿No os mandamos estrictamente que no enseñarais en ese nombre?
2
29
Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron:
—Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.
30
El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis
colgándolo en un madero.
31
A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para
dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.
34
Entonces levantándose en el Concilio un fariseo llamado Gamaliel,
doctor de la Ley, venerado de todo el pueblo, mandó que sacaran fuera
3
Gamaliel hizo salir a los apóstoles para que él pudiese hablar al Sanedrín.
Gamaliel, a propósito, fue el maestro del apóstol Pablo. Era un hombre
sobresaliente y muy respetado. Y les dijo aquí en los versículos 35 al 37:
35
y luego dijo:
—Israelitas, mirad por vosotros lo que vais a hacer respecto a estos
hombres, 36porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que
era alguien. A este se unió un número como de cuatrocientos hombres,
pero él murió, y todos los que lo obedecían fueron dispersados y
reducidos a nada. 37Después de este se levantó Judas, el galileo, en los
días del censo, y llevó en pos de sí a mucho pueblo. Pereció también él,
y todos los que lo obedecían fueron dispersados.
38
Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres y dejadlos, porque si este
consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; 39pero si es de
Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra
Dios.
40
Estuvieron de acuerdo con él. Entonces llamaron a los apóstoles y,
después de azotarlos, les ordenaron que no hablaran en el nombre de
Jesús; y los pusieron en libertad.
4
Ahora, aquí hay algo que no estaba bien. Si estos hombres eran inocentes,
debían quedar en libertad. Y si eran culpables, debían detenerles y
castigarles. Castigarles y después dejarles en libertad fue un lamentable
subterfugio. Debieron haber escuchado con más cuidado el consejo de
Gamaliel. Leamos ahora los versículos 41 y 42 de este capítulo 5 de los
Hechos.
41
Ellos salieron de la presencia del Concilio, gozosos de haber sido
tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre de Jesús.
42
Y todos los días, en el Templo y por las casas, incesantemente,
enseñaban y predicaban a Jesucristo.
HECHOS 6:1-15
1
En aquellos días, como crecía el número de los discípulos, hubo
murmuración de los griegos contra los hebreos, que las viudas de
aquellos eran desatendidas en la distribución diaria.
era consciente del poder de Dios que actuaba en ellos, y que hoy nosotros
solo estamos conscientes de los problemas. Pero eso es solamente una
parte de la verdad. La Iglesia primitiva sí tenía poder, como ya hemos
dicho, pero también tenía sus problemas.
2
Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y
dijeron:
—No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios para servir a las
mesas.
3
Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete hombres de buen
testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes
7
Los siete hombres tuvieron que ser nombrados debido a la crisis que se
había presentado. Los apóstoles creyeron que era importante que ellos no
tuvieran que llevar la responsabilidad de estos detalles, para poder así
dedicarse más a la oración y al ministerio de la Palabra de Dios.
4
Nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la Palabra.
5
Agradó la propuesta a toda la multitud y eligieron a Esteban, hombre
lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón,
Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía.
6
A estos presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les
impusieron las manos.
Cuando los apóstoles pusieron sus manos sobre las cabezas de los
diáconos, eso quería decir que ahora, los diáconos iban a ser sus
compañeros. Estarían juntos en este servicio a los demás y se identificarían
con ellos totalmente en este trabajo en la iglesia. Este acto designaba a
estos hombres como apartados para este oficio y denotaba su
compañerismo en las cosas de Cristo, y su posición como representantes
para el cuerpo colectivo de creyentes.
Observemos también que esto era un servicio social que estos hombres
realizaban. La Iglesia se hacía cargo de los suyos, y creemos que eso aun
debe realizarse hoy. La Iglesia primitiva tenía un programa para los
pobres, pero aparentemente incluía sólo a los miembros de la Iglesia. La
Iglesia actual también debiera cuidar de los suyos. Ahora, el versículo 7 de
este capítulo 6 de los Hechos dice:
7
La palabra del Señor crecía y el número de los discípulos se
multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los
sacerdotes obedecían a la fe.
Ahora, no pasemos por alto la última parte de este versículo que dice:
“también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.” Es decir, muchos
de los sacerdotes judíos se convirtieron al Señor. Es seguro que algunos de
ellos estaban sirviendo en el templo, cuando el velo o cortina que separaba
el lugar santo del lugar santísimo se rasgó en dos, en el momento que el
Señor Jesucristo murió en la cruz. Muchos de ellos deben haberse
10
8
Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales
entre el pueblo.
Al parecer, estos diáconos eran como los apóstoles, en cuanto al ejercer los
dones que constituían señales milagrosas; o sea que llegaron a ocupar una
posición singular. Esteban fue un elocuente y poderoso testigo del
evangelio, lo cual despertó el odio de los saduceos hacia su persona.
Entonces, testigos falsos fueron llevados ante el concilio para acusar a
Esteban. Leamos los versículos 9 hasta el 15 de este capítulo 6 de los
Hechos:
9
Entonces algunos de la sinagoga llamada «de los libertos», y los de
Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, se levantaron para discutir
con Esteban. 10Pero no podían resistir la sabiduría y el Espíritu con que
hablaba. 11Entonces sobornaron a unos para que dijeran que lo habían
oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. 12Y
alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; y arremetiendo,
lo arrebataron y lo trajeron al Concilio. 13Pusieron testigos falsos que
decían:
—Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este
lugar santo y contra la Ley, 14pues le hemos oído decir que ese Jesús de
Nazaret destruirá este lugar y cambiará las costumbres que nos
transmitió Moisés.
15
Entonces todos los que estaban sentados en el Concilio, al fijar los
ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel.
Ahora veamos esta escena. Esteban fue llevado ante el Sanedrín y también
fueron traídos testigos falsos. Los testigos falsos dijeron la verdad, pero
sólo en parte. El Señor Jesús sí dijo que destruirían el templo y que Él lo
11