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La Cuadricula

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LA CUADRICULA :

UN MODELO URBANO PAR A


LAS CIUDADES AMERICANA S
por Javier Aguilera Rojas *

La ciudad en la colonización española de América . Los condicionantes geográficos


El fenómeno de fundación de ciudades por lo s
La base física sobre la que van a realizarse lo s
españoles en América y su desarrollo posterio r
nuevos asentamientos urbanos -el continent e
durante más de tres siglos, desde California hasta e l
americano es un territorio de tales caracterís-
sur de Chile y Argentina y desde Santo Domingo al
ticas que exige el olvido de los módulos europeo s
Ecuador, puede considerarse como una de lo s de medición, habituados a establecer una relació n
mayores procesos de creación de nuevas ciudade s entre el hombre y su medio que en el Nuevo Mund o
de la historia del urbanismo . carecen de valor. (2 )
La Corona española estuvo decididamente a Las distancias, los tamaños y la magnitud de lo s
favor de la fundación de ciudades desde los pri- elementos geográficos es de tales características, qu e
meros tiempos de la conquista y colonización . As í la idea que desde el punto de vista europeo se tien e
las nuevas poblaciones cumplieron un papel clav e sobre el medio físico no permite aprender la geo-
en Cl proceso de ocupación del enorme territori o grafía americana en toda su extensión sin un pro -
americano . Los primitivos poblados, escasament e fundo y detallado análisis .
comunicados entre unas zonas y otras, se convir- América resulta inmensa comparada con España
tieron en primer lugar en núcleos de apoyo para la s (ver gráfico 1) y resto de las naciones europeas d e
nuevas conquistas dentro de una amplia cadena d e donde procedían los conquistadores del Nuev o
fundaciones que unían Ios nuevos dominios con la Mundo. La superficie del continente americano e s
Península. Luego, estos núcleos ya estabilizados e n 82 veces mayor que la de España y sólo Sudamérica
asentamientos que con cierta frecuencia había n tiene una extensión de 18 .000 .000 de kilómetro s
cambiado de lugar, llegan a ser cabezas de puent e cuadrados, enorme, comparado con la pequeñ a
por penetraciones cada vez más profundas y má s Europa .
amplias en el territorio . Las nuevas ciudade s Como explica el profesor Morales Padrón (3), e s
americanas van a ser desde el principio los centro s muy difícil comprender América sin tener en cuenta
administrativos, religiosos, comerciales y culturale s sus dimensiones . El examen de un mapa aislada -
de las regiones que las circundan, convirtiéndos e mente, continúa Morales Padrón, es engaños o
asimismo en centros de control de la propiedad de l porque la mente europea encierra unas mesuras qu e
suelo y de la población indígena que se somete co n no sirven y son incapaces de evidenciarnos ante es e
mayor o menor aceptación, según las zonas . mapa que el Brasil, por ejemplo, es mayor que lo s
La ciudad es de esta manera el elemento alre- Estados Unidos de Norteamérica y la Europa del
dedor del cual gira todo el proceso colonizador , Este juntas ; o que el Amazonas, con una anchura
respondiendo su distribución espacial a un ingent e de 300 kilómetros y 6 .500 de longitud, es navegable
plan de apropiación del Nuevo Mundo . No es d e en una distancia equivalente a la que separa Nueva
extrañar que la urbanizacióñ sea para los españo-
les, como expresa Lavedan, una meta deseable en s í
(2) GEORGE KURT ER : "Ciudades y cultura en el períod o
misma . (1) . colonial de América Latina-. Boletín n°- 1l 1964 del Centro de
Investigaciones Históricas y Estéticas . Universidad Central de
* Arquitecto - Urbanista . Venezuela . Caracas .
(1) PIERRE LAVEO.AN : "Histoire de l'Urbanisme" . Paris. (3) FRANCISCO MORALES PADRÕN : "Historia de Hispano-
1923 . américa". Sevilla, 1972 .

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York de los Angeles, o que entre México y Buenos
Aires hay la misma distancia que entre Londres y
Nueva Delhi; o que el lago Titicaca, a 3.900 metros
de altitud, posee una extensión de 8.000 kilómetros
cuadrados.
Los conquistadores y colonizadores españoles se
enfrentan al llegar al continente americano con un
medio físico, en muchos casos, totalmente distinto
al que estaban acostumbrados a vivir. El relieve del
terreno desde los llanos del Orinoco hasta la
inmensa mole de la cordillera andina nada tienen
que ver con las tierras castellanas, extremeñas o
andaluzas de las que ellos procedían. La vegeta-
ción americana, desde las selvas lluviosas tropicales
hasta los áridos desiertos de las mesetas mexicanas
o la puna andina, eran paisajes desconocidos para
estos hombres que llegaron al Amazonas, a la costa
oriental de Sudamérica o a las heladas tierras de la
Patagonia. Pero no sólo el tamaño o la escala
diferente a la europea es lo que hace tan distinta a
las tierras americanas, sino la enorme variedad de
caracteres geográficos, que hacen de este continen-
te realmente un Nuevo Mundo para estos nuevos
pobladores (ver gráfico 2).

El proceso urbanístico en el contexto histórico


La conquista y colonización de este inmenso
territorio, como es sobradamente conocido, se
inicia en Santo Domingo, extendiéndose sucesiva-
mente al resto de las islas del Caribe: Cuba, Puerto
Rico y Jamaica, en un principio, para pasar luego
l . Comparación
al continente en un proceso que tiene sus puntos de
de escala entre apoyo en México y Panamá, prolongándose sucesi-
Bpaña y vamente hacia el Sur. Hacia 1580, la etapa de
América descubrimientos y conquistas está casi concluida y
España ha alcanzado casi su máxima expansión en
el territorio americano con las principales rutas
marítimas y terrestres ya fijadas (gráfico 3).
En esta fecha, como explica Hardoy (4), estaban
ya fundadas la gran mayoría de las principales
ciudades en las que se concentraron las funciones
administrativas y religiosas y los servicios cultura-
les y hospitalarios de la Colonia; estas ciudades
fueron también los principales centros comerciales
y, con excepción de los reales minas, prácticamen-
te los únicos centros industriales. La temprana
preeminencia de algunas de estas ciudades fuedecisi-
va en la estructuración de los sistemas urbanos
regionales posteriores y aún es claramente visible
en muchos países de América Latina (gráfico 4).
Además, hacia el año 1600 -continúa Hardoy-
cada región había adquirido características en su
economía que habían de permanecer sin mayores
cambios hasta el final del periodo colonial: la
minería en el Alto Perú y el norte de Nueva España,
la ganadería en el Río de la Plata, la agricultura en
los valles fluviales de la costa del Perú y en el centro
de Chile, al azúcar en el área del Caribe, una agri-
cultura diversificada y ganadería en el Ecuador y
centro de México, etc.
2. Vegetación
en Sudamérica
segun (4) JORGEHARDOY : "La forma de las ciudades coloniales".
O. Schmeider En "Estudios sobre la ciudad Iberoamericana". Madrid, 1975.

L r-r

3. Expansión española en América en el siglo XVI 4 . Ciudades fundadas por los españoles en el siglo XVI

El proceso urbanístico también había alcanzad o de la fundación que da existencia legal o ritual a l a
entonces la consolidación de un modelo urban o nueva comunidad .
muy específico y las nuevas ciudades fundadas En las ciudades planificadas, que Alexander (5)
(prácticamente a partir de mediados del siglo XVI ) llama "ciudades artificiales", la "idea" de la ciudad
se ajustaron en su gran mayoría a las caracterís- toma forma en un plan preparado antes de que e l
ticas urbanas definidas en él . lugar empiece a cambiar con los primeros resi-
dentes . Estas poblaciones, una vez iniciadas, se
construyen con la suficiente rapidez para que pue-
Las ciudades planificadas y los trazados regulares dan alcanzar una "masa crítica" dentro de un inter-
valo de tiempo que es crucial .
Este modelo urbano utilizado por los españoles Este proceso contrasta fuertemente con l a
en América se encuentra comprendido en lo que h a génesis y evolución de lo que Alexander llam a
dado en llamarse ciudades planificadas . Su creci- "ciudades naturales", que responden a lo que
miento responde a un plan previamente establecid o habitualmente se conoce como crecimiento "orgá-
y la gestión de su desarrollo temporal y espacia l nico", que hace referencia a una estructura física d e
está marcada por un carácter unitario . carácter irregular, que no se adapta a ningún tip o
Las ciudades planificadas suelen estar estructu- de configuración geométrica inicial y que surge po r
radas formalmente en base a criterios de trazado s la acumulación sucesiva, sin un plan previo, de una
geométricos en los que desde un principio qued a población y una estructura urbana a partir de un
claramente establecida la forma de las calles y la s
manzanas, teniendo una fecha de nacimiento cono- (5) CHRISTOPHER ALEXANDER : -A city IS riot a tree ".
cida, que puede ser desde el día de la designació n The Architectural Form . San Francisco. 1965 . Tra-
del lugar de asentamiento o del día del acto oficial ducción española : "Tres Aspectos de Matemática y
diseño". Barcelona, 1969 . -

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pequeño núcleo que crece a lo largo de los años
mediante un proceso lento y a veces discontinuo o
de acciones inconexas.
Las ciudades planificadas, entre las que se
encontrarían las americanas de fundación españo-
la, no sólo están sujetas a transformaciones poste-
riores 'que deforman o desfiguran la idea inicial,
sino que evidentemente desde el mismo momento
de su materialización sobre un territorio concreto
pueden sufrir, y de hecho sucede a menudo, adap-
taciones cuyo resultado sea una forma física dife-
rente a la p1anificada;comoafirma Rojas Mix (6), es
la historia de la dialéctica entre PROGRAMA,
idea elemental a partir de la cual la ciudad va a
modelar su forma histórica, y MODELADO,
proceso por el cual la idea se transforma en
realidad física.
Este programa o modelo a partir del cual la
ciudad planificada va a desarrollarse, está general-
mente ligado en la historia del urbanismo a formas
urbanas que responden a trazados regulares. Exis-
te, por lo tanto, una relación entre morfología y
planificación de tal manera establecida que los
trazados de ciudades que tienen como base figuras
geométricas responden a ciudades cuyo estableci-
miento ha sido ajustado a una planificación previa.

La tradición universal de los trazados urbanos en


cuadrícula

El modelo urbano utilizado por los españoles en


América se encuentra inmerso en la tradición
universal de los llamados trazados en "cuadrí-
cula", entendiendo este término más por su valor
gráfico y su nitidez de connotación que por su
significado exacto.
La palabra puede utilizarse en sustitución de
otras, que como retícula, damero, trama ortogonal,
tablero de ajedrez o parrilla, expresan una reali-
dad no siempre ajustada a su significado exacto.
Quizá el término "malla urbana" pueda englobar de
una manera más amplia una gran diversidad de
soluciones que en la colonización española se
extendieron por todo el territorio americano.
El origen del trazado en cuadrícula o malla
urbana, utilizada ampliamente por los españoles en
América, ha sido contemplado desde una gran
variedad de posiciones que resumidamente podrían 5. Sobre el irazado de la ciudad de México actual los trazados
concretarse en cuatro grandes teorías que tienen su de Tenochtitlan y el México colonial.
procedencia en: influencias precolombinas, influen-
cias con origen en los trazados griegos y romanos,
influencias renacentistas con toda la teoría de la
ciudad ideal y las utopías o en orígenes espontáneos que sostienen teorías contrarias o diferentes a las
derivados de la sencillez del modelo y su facilidad suyas.
de aplicación práctica. Seguramente el tema debera plantearse desde una
Es frecuente encontrar entre los defensores de perspectiva más abierta, como lo hace Rojas Mix
estas teorías, argumentos contundentes que preten: (7), que después de dar un repaso a los diferen-
den demostrar la certeza de sus afirmaciones y la tes tipos históricos del modelo de ciudad hispano-
falsedad de los postulados mantenidos por aquellos americana llega a la conclusión que desde un análi-
sis idealista que pretendía arrasar con unos argu-
mentos los del contrario cualquiera de estas teorías

(6) MIGUEL ROJAS-MIX: "La plaza mayor. Urbanismo como


instrumento de dominio colonial". Barcelona, 1978. (7) ROJAS-MIX. Ver (6)
6. Planta de la
ciudad de
Cuzco en la
actualidad.
En trazo
grueso lo s
restos de las
edificaciones
de la época
incaica.

7.Plano de las
ruinas de
Huanuco .

no puede considerarse como excluyente de las daron los españoles, que fueron México y el Cuzco
otras, más bien puede afirmarse Ia posibilidad d e (ver gráficos 5 y 6) .
que todas participan en la formación de una es- Por otro lado, aunque la plaza central tal y com o
tructura urbana singular. estaba concebida en las nuevas poblaciones ameri-
Así pues, aunque por los documentos existentes canas era prácticamente desconocida en Mesoamé-
resul-ta difícil concluir, por ejemplo, que alguna d e rica y los Andes, existen algunos núcleos en los que
las culturas precolombinas hubiese adoptado e l aparece una plaza central de características física s
modelo en malla reticular con plaza central, n o diferentes, pero con un esquema de funcionamiento
cabe duda de que los núcleos más importantes d e similar al que después tuvieron las plazas mayore s
estas culturas a la llegada de los españoles, Tecnoch- españolas en América (ver gráfico 7). La influenci a
titlán y Cuzco, influyeron decisivamente en I a precolombina no queda, pues, absolutamente des -
forma física de las ciudades que sobre ellas fun- cartada .

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Por otra parte, los posibles orígenes europeos
medievales o renacentistas parecen tener su punto
de arranque en los trazados grecoromanos, cuya
tradición se transmite, bien sea por los códigos
militares, a través del medievo hasta las bastidas,
las pueblas de Mallorca, los trazados regulares del
levante español o la fundación de Santa Fe en
Granada (ver gráficos 8, 9, 10, 11, 12), o bien por la
recuperación que de ella hacen los tratadistas
italianos del Renacimiento y los escritores utopis-
tas de la ciudad ideal (ver gráficos 13 y 14).
Este planteamiento es sustentado por Benévolo
(8), que piensa que el modelo de dámero adopta-
do en América deriva o bien de una tradición
operativa, aún vital , o de un ideal cultural que en
Europa es aplicado sólo parcial y ocasionalmente
en el campo urbano.
También Borah (9), mantiene esta tesis al afirmar
que en Europa se llegó a un acuerdo sobre el tra-
zado de calles y edificios públicos en la ciudad ideal
mucho antes del descubrimiento de América. Este
territorio fue el campo propicio para la aplicación
de estos acuerdos en gran escala, no factible en
Europa porque la necesidad de construir nuevas Montnubnn (Tarn-et-Garonne)
ciudades fue menor.
Esta tradición "operativa", este "ideal cultural" o
estos "acuerdos urbanísticos" no están claramente 8. .Basiidas francesas
expresados en un modelo que se aplique a un
suficiente número de ciudades que permita pensar
que estaba ampliamente aceptado y difundido.
Cabe pensar, sin embargo, que el modelo de ciu-
dad hispanoamericana es el resultado de un con-
junto de componentes en las que intervienen con
mayor o menor intensidad todas las teorías sobre el
origen del trazado regular y, como expresa Hardoy
(lo), al ser traído a América fue gradualmente
adaptado a las necesidades prácticas de un acele-
rado proceso fundacional de vastos alcances, a las
instituciones desarrolladas para la vida colonial y al
interés de los líderes, conquistadores y coloniza-
dores, por fijar sus derechos sobre los nuevos
territorios, estableciendo con rapidez una nueva
ciudad, con todo lo que esto, legal y políticamen-
te implicaba.
Es indudable, afirma Ramón Gutiérrez (1 1), al
hablar del urbanismo en Argentina, que en forma
genérica nuestro urbanismo casi se desprende de las
tipologías habituales en España, para propiciar una
nueva estructura "a priori", que tomando sin duda
elementos propios del urbanismo español produce
una resultante diferente. Si en la arquitectura,
continúa Gutiérrez, se produce una síntesis unifi-
cadora, ésta se daba a través de un proceso de inte-
gración con persistencia de variantes, mientras que
en el plano urbanístico, la formulación es unifi- existencia de muy diversas alternativas en el campo
cadora y viene a partir de una decisión superior. La urbanístico reitera la perspectiva de un proceso
unitario, aunque no uniforme. El legado de España
adquirió facetas propias y generó una gran diversi-
(8) LEONARDO BENBVOLO : "Storia dell'architettura del Ri- dad de posibilidades.
nascimento". Bari, 1968. Traducción española, "Historia de la El modelo o "patrón" utilizado en América por
Arquitectura del Renacimiento". Madrid, 1972.
(9) WODROWBORAH:"Influencia cultural europea en la los españoles no es la suma de características
formación del primer plano para centros urbanos en Amtrica". comunes, sino una plantilla inicial que se realiza o
Berkeley, 1970. no plenamente y se modifica o no con el tiempo
(10) JORGEHARDOY. Ver (6) (12), como consecuencia de una relación dialéctica
(1 1) R A M ~GNU T I ~ R R: "La
E Z trasculturación en la arquitec-
tura Rioplatense". Revista "Hogar y Arquitectura" nQ 91.
Madrid, 1968. (12) ROJAS-MIX. Ver (6).
E
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9. Planimeiria esquematizado de la 'puebla" de Perra.Mallorca.

I
11. La ciudad de Santa Fe de Granada en el Siglo XVIII
s e g h un plano de Sontillán.

10. Planimetría esquematizadade "SaPoblal'enla islade Mallorca. 12. Plano de villare=l (CaFielldn) en el siglo XVI

entre dos niveles de decisión: uno lejano, repre- convierte en el ejecutor directo de la accibn colo-
sentado por la acción centralizadora de la Corona nizadora. '
española, con un permanente intento de mantener El modelo de ciudad hispanoamericana no es,
bajo su control la colonización; y otro próximo, pues, un modelo expresado claramente desde sus
representado por la acción del descubridor-con- comienzos, sino más bien la aplicación prhctica,
quistador-colonizador (13), de muy diversas proce- consecuencia de las influencias diversas, que lo va
dencias, conocimientos y nivel cultural, que se consolidando en el tiempo produciendo soluciones
diversas y, por lo tanto, variedad de tipos. Sejtrata,
pues, de un modelo que teniendo características
(13) R. SEGREy P. SALINAS: "La Habana". En Revista comunes a las ciudades grecorromanas, preoolom-
"Arquitectura" ='n 340. Cuba. Luego publicado con el titulo
"La Habana", en la colección Materiales de la ciudad. Barcelo- binas, medievales o renacentistas no responde a los
na, 1974. modelos planteados anteriormente y a la tipologia
Ciudad ideal (según Lorini)

Ciudad ideal (según Cataneol

13 y 14. Trazados
Ciudades Ideales
del Renacimiento

Ciudad ideal (según Scamoni)

Sforzinda (según Antonio


Filarete)

La ciudad ideal de Vitrubio


que de ellos se derivó en la práctica, y fue el tad. No cabe duda de que para cambiar la trama
producto, como expresa Hardoy (14), de un urbana basada en una malla ortogonal basta con
progresivo perfeccionamiento de ciertos conceptos aceptar diferentes principios ordenadores que abran
sueltos que por primera vez fueron íntegramente nuevas oportunidades a través del uso. La malla,
utilizados en América. entonces, puede ser un factor de control que defina
cómo abrir nuevas posibilidades; puede ser un
factor generador de la forma de la ciudad (ver
gráfico 16).
Rigidez y flexibilidad de la "cuadrícula" La utilización de la malla no sólo con diferen-
tes principios ordenadores, sino también con diver-
La variedad de tipos a la que da lugar este modelo sas características geométricas, puede dar lugar a
tiene su origen en las posibilidades que ofrece el una variada gama de soluciones prácticas. Este es el
trazado en cuadrícula. caso en gran medida de las ciudades hispano-
Tradicionalmente, se ha considerado que los americanas.
trazados regulares en "cuadrícula" son de tal Si se consideran los componentes geométricos
rigidez que no sólo tienen un reducido grado de esenciales de la malla cuadrangular: directrices o
adaptabilidad a circunstancias diferentes, sino que líneas que estructuran el conjunto e intervalos o
establecen unas pautas de vida urbana carentes de distancia del lado de la manzana y anchura de la
la flexibilidad y la "naturalidad", que tienen los calle, las posibilidades teóricas de tipos de mallas
llamados trazados "orgánicos". Sin embargo, la haciendo variar estas componentes son numerosísi-
trama que resulta del trazado a "regla y cordel" mas. Baste considerar simplemente la perpendicu-
elabora unas guías neutrales que pueden suponer laridad o no de las directrices y la igualdad o
un marco menos restrictivo que el que podría tener desigualdad de los intervalos para darse cuenta de
un planteamiento "orgánico" y permiten, de hecho, la enorme gama de soluciones posibles.
una elaboración por el uso. Por otra parte, al hacer mesurables estas varia-
La historia del urbanismo está llena de ejemplos, bles resultarían multitud d'e casos posibles en la
desde Filadelfia a Barcelona, desde Montpazier a práctica y multitud de opciones diferentes de
Mileto, desde Buenos Aires a Turín, desde Nueva trazados urbanos con mallas cuadrangulares.
York a Milton Keynes, en los que se ha utilizado Como las características geométricas del módulo
la malla con resultados completamente diferentes y de la cuadricula establecen la proporción entre
en culturas y civilizaciones separadas en el tiempo y espacio público y privado al definir el ancho de la
en el espacio (ver gráfico 15). calle y el tamaño de las manzanas, su variación
Augusto Ortiz (15), al comentar el trazado constituye en cada caso una opción distinta en
realizado por Ildefonso Cerdá para Barcelona, relación con:
expresa una serie de reflexiones cuya validez puede
ser aplicable en gran parte al caso de las ciudades a) Las posibilidades de utilización del espacio
hispanoamericanas. La diversidad de circunstan- público delimitado por las calles.
cias -dice Ortiz- en las que aparece la cuadricula y b) .Las posibilidades de parcelación interna de
los significados concretos que han tenido en los las manzanas definidas por la alineación.
diferentes períodos históricos permiten algunas c) El desarrollo de las tipologías de las edifica-
reflexiones. Aparece tanto en fundaciones como en cionés que se constituyan sobre las parcelas
planos de crecimiento y ello no es casual. Se trata resultantes.
-continúa Ortiz- por definición de un sistema
formal; es decir, algo que no tiene ya establecidas Manzanas de lado pequeño, por ejemplo, permi-
sus dimensiones, sino que puede asumir sin proble- ten una matización más rápida del espacio privado
mas unas u otras. Es además una agregación de definido por la alineación o igualdad de tipología
partes iguales, por lo cual hay entre sus elemen- edificatoria; mientras que manzanas de lado gran-
tos una muy simple ley de correlación. Así coexis- de, dan posibilidades a un mayor espacio privado
ten equilibrio y dinámica en una estructura que interior de servicio y a una utilización en más
puede existir aisladamente y que puede también profundidad de la parcela edificable (ver gráfico 17).
desarrollarse en cualquier sentido sin afectar su
coherencia, ya que es a la vez ciudad y fórmula de
crecimiento.
Por otra parte, la malla ortogonal, una de las La malla urbana y sus tipologías americanas
variables de la malla cuadrangular y sin duda la
más usada para la fundación de ciudades por los De entre todos los tipos posibles de mallas ur-
españoles en América, puede, como afirma Leslie banas cuadrangulares que existen el más simple,
Martin (16), aceptar y responder al crecimiento y al evidentemente, es el que está basado en directri-
cambio; puede ser desarrollada con una gran liber- ces perpendiculares con intervalos iguales que
definen un sistema urbano formado por manzanas
cuadradas iguales y calles del mismo ancho, que se
(14) HARDOY . Ver (4).
(15) AUGUSTO ORTIZ : "La tradición de la cuadricula". En el cortan en ángulo recto. Es decir, la "cuadrículan
Catálogo de la Exposición conmemorativa de Ildefonso Cerdá. propiamente dicha.
Barcelona, 1976. Ciiidades fundadas durante el siglo XVI de uno a
(16) LESLIE MART~N :"Urban space and structures". Londres,
otro extremo del territorio americano, tienen como
1972. Traducción española: "La estructura del espacio urbano".
Barcelona, 1975. base este tipo de trazado. Como ejemplo baste citar
PETRA AIX-EN-PROVENCE AIX-EN-PROVENCE

GRACIA

BUENOS AIRES MONTPAZIER BILBAO

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ATENAS BARCELONA TORINO

15. Ciudades en
"cuodrículo"
ordenado
según sus
dgerentes
corocrerísricos.

64
algunas de ellas; Guadalajara, en México; Mendo-
za, Buenos Aires o Córdoba, en Argentina; Santia-
go, Osorno o La Serena, en Chile; Caracas o Bar-
quisimeto, en Venezuela, Lima o Huamanga, en
Perú; La Paz, en Bolivia; Bogotá, Pasto o Tunja, en
Colombia (ver gráficos 18 al 27).
Una variante de este tipo elemental sería el que
está formado por manzanas de formas rectangular
y que tuvo mucha menos difusión. Tal es el caso de
San Juan de Puerto Rico, Puebla en México, Tru-
jillo en el Perú, con un curioso trazado ajustado
dentro de una muralla poligonal, o la Plata (hoy
Sucre) en Bolivia (ver gráfico 28).
Estas mallas urbanas de trazado muy regular, ya
sea en base a cuadrados o a rectángulos, permiten
una distribución muy homogénea de los lotes
urbanos que se reparte entre los primeros pobla-
dores de manera igualitaria en cuanto al tamaño de
las parcelas asignadas a cada uno.
Caso aparte constituye la asignación de solares
para usos muy concretos: Iglesia Mayor, Casas
Reales, Cabildo, Cárcel o Audiencia en los lados de
la plaza mayor y Conventos y Hospitales de las
distintas órdenes religiosas en otras zonas de la
trama urbana, ocupando preferentemente manza-
nas completas.
En algunos planos de fundación, como los de
Talavera de Madrid o San Juan Bautista de la
Ribera, en Argentina, o Concepción, en México
(ver gráfico 29), puede apreciarse claramente este
reparto homogéneo efectuado sobre trazado regu-
lar en el que la asignación de solares se realiza
nominalmente a cada nuevo colono en el acta
fundacional de la ciudad.
En algunos trazados se conserva la perpendicula-
ridad de las calles, pero no así el tamaño de las
manzanas, produciendo sobre el conjunto la falta
de regularidad arquetípica que tienen aquellos
18. Plano esquernárico de la ciudad de Guadalajara en México. otros formados por módulos de manzanas iguales
19. Plano defundacidn de la ciudad de Mendoza en Argentina. que se repiten en toda la estructura urbana. Véase
en este sentido los trazados de las ciudades de
Vecracruz, San Francisco de Campeche o la
antigua Panamá (gráficos 30, 3 1). Este nuevo tipo
tiene a su vez multitud de variaciones que básica-
mente afectan a la agrupación de varios módulos de
manzanas contiguas en uno solo.
En estos casos pueden apreciarse, por ejemplo,
en algunas de las manzanas de borde del trazado de
la Antigua Guatemala y también en el plano de
Valladolid de México (ver gráfico 32).
Las tipologías que se derivan de estos trazados
perfectamente regulares en los que permanecen
constantes los parámetros básicos (continuidad de
las calles, aunque no su ancho; forma cuadrangu-
lar de las manzanas, aunque no su cuadratura
perfecta), no suponen sino variantes formales que
en nada esencial hacen cambiar el valor urbanístico
del espacio público de la malla cuadrada.
En general, las deformaciones de la malla, su
falta de "regularidad", siempre que no exista una
desproporción o deformación de gran importancia,
tiene más influencia sobre el desarrollo interno de
las manzanas -parcelación y sistema edificado-
que sobre el espacio público que se define. La
exacta perpendicularidad de una esquina, el desi-
1 20. El trazado de Garaypara la ciudadde Buenos Aires en 1583. 23. Trazodo primitivo de lo ciudad de Limo.

LA PAZ

21. Barqui.sitnero (Venezuela). En negro, los trozados primi~ivos.


TUNJA,wia

I
26 y 27. Trozado esquemático de las ciudades de Tunjay Pasto
en Colombia.

25. Santa Fe de Bogo~á. 28. San Juan de Puerto i i i < ~


-
29. San Juan Bautista de la Ribera (Argentina).

32. La Antigua Guatemala (hoy La Antigua).

gual lado de una manzana con respecto a otra,


contigua o no, fácilmente apreciable cuando se
contempla el plano de una ciudad, no es igualmen-
te apreciable por el visitante que recorre las calles y
aún menos por el que las vive diariamente.
De hecho, la malla urbana cuadrangular, ya sea
completamente regular o no, supone un sistema de
referenciación física muy elemental, pero de gran
claridad. La dicotomía delantedetrás, izquierda-
derecha, relacionada por otra parte y a otros
niveles con el sistema cardinal Norte-Sur, Este-
Oeste, permite en la realidad una orientación
rápida y eficaz para el que vive la ciudad trazada
con este modelo.
Así, ciudades como Santo Domingo, Santiago de
Cuba, Quito, La Habana, o Granada de Nicaragua
(ver gráficos 33, 34 y 35), cuyo trazado en la
época española no se ajustaba a la regularidad de
las manzanas cuadradas y las calles perfectamente
perpendiculares, aunque no posean el trazado
clásico del dámero perfecto, siguen manteniendo
31. San Francisco de Cümpeche en el Iúcaran. las propiedades básicas del modelo en "cuadrícula".
Sin embargo, estas deformaciones, debidas a la
falta de perpendicularidad de las directrices de la
malla y de la uniformidad de los intervalos de las
calles, definen realmente manzanas desiguales,
cuya parcelación posterior va a dar, a Su vez, lotes
igualmente desiguales que repercuten en definitiva
sobre las posibilidades de uso y ocupación del
conjunto.
Calles anchas y manzanas de lado pequeño
tendrán en el conjunto que se defina una mayor
proporción de espacio público que trazados de
calles angostas y manzanas de gran tamaño. La
relación ancho de calle y lado de manzana define
un módulo que puede utilizarse para establecer las
proporciones espacio pÚblico/privado. Las manza-
nas de mayor lado, al efectuar sobre ellas la par-
celación habitual de división en cuatro o seis partes,
dan lugar a lotes urbanos también de mayor tama-
ño, que a su vez permiten desarrollar tipologías
edificatorias más extensas, con mayor proporción
de fachada a la calle y más profundidad del espacio
interior en relación a la edificación. En definitiva, el
lado de la manzana .sirve para establecer las
posibilidades de la forma y la intensidad de
ocupación de la edificación en su interior.

La malla como f6rmula de crecimiento urbano

Si la malla urbana a través del mecanismo de la


alineación, que es previo a la parcelación y a la
edificación, establece con claridad desde el princi-
36. El crecimiento de Buenos Aires a partir del trazado inicial
pio la separación entre espacio público y espacio
(en n e ~ r o ) . privado, es también un instrumento formal elemen-
tal que puede utilizarse como fórmula de creci-
miento.
El módulo utilizado inicialmente, formado por
calle y manzana, puede repetirse indefinidamente
en cualquier dirección. Este sistema de crecimiento
no tiene límites en su desarrollo y de hecho es
utilizado a menudo en las ciudades americanas, al
menos en sus primeros ensanches más allá de la
retícula fundacional.
Ejemplos muy claros de este crecimiento apoya-
do en la parrilla inicial puede apreciarse con gran
nitidez en la ciudad de Buenos Aires (ver gráfi-
co 36).
En otras ocasiones, son las directrices de la
malla, orientada con frecuencia hacia los caminos
principales, las que se utilizan como apoyo al cteci-
miento, como sucede con la primera etapa de
desarrollo de La Habana hasta la construcción de
la muralla que cierra la "almendra" que forma hoy
su centro histórico; o el de Santa Fé de Bogotá, que
saltando los arroyos que limitaban su trazado pri-
mitivo se desarrolla en el sentido que marcan sus
caminos principales (ver gráficos 37 y 38).
Sin embargo, este crecimiento, más allá de la
trama inicial sólo se produce después de que ésta ha
sido completada con la edificación en un proceso
de densificación, que tiene su origen en la plaza
mayor.
En general, puede decirse que la ciudad hispano-
americana es una ciudad abierta en sus limites. Sus
calles pueden prolongarse indefinidamente y no
37. El crecimiento de La Habana. 38. E/ crecimiento de Santa Fe de Bogotá.

hay separación clara entre ciudad y campo. El La plaza mayor aparece en todas las fundaciones
entorno, como explica el arquitecto Ramón Gutié- españolas en América, ya sean pequeños núcleos de
rrez, se introduce dentro de los pueblos y el límite carácter rural o grandes centros administrativos.
se desdibuja sin marcar solución de continuidad. Alrededor de la plaza mayor se articulan todas las
Solamente mucho más tarde, cuando se hace funciones de la ciudad y en ella se desarrollan las
necesario defender las ciudades, sobre todo las actividades más sobresalientes, ya sean de carácter
costeras, de los ataques de los piratas y de otras militar, religioso, mercantil o político (ver gráfico
naciones que luchan por la hegemonía en el conti- 43).
nente americano, es cuando aparecen las fortifica- A su condición de centro de actividades se une la
ciones (cercas, murallas, baluartes, fortines, bate- de centro simbólico. En los lados de la plaza mayor
rías ...) que limitan el crecimiento de las ciudades. se sitúan los edificios públicos más representativos:
Este fue el caso de Cartagena de Indias, Veracruz, Casas Reales, Audiencia, Cárcel, Iglesia Mayor y
Panamá, La Habana o Lima (ver gráficos 39,40 y Cabildo, y la preeminencia social se mide en gran
41). medida por la proximidad a la plaza.
Pero, además, la plaza mayor es el elemento
generador de la forma de todo el conjunto urbano.
La primera parcela trazada para la ubicación de la
La plaza mayor ciudad era la plaza y a partir de ésta se organiza,
con el trazado a "regla y cordel", la malla que
Si la "cuadrícula", con sus múltiples posibilida- estructura el desarrollo y el crecimiento. ¿os
des de utilización, es el sistema formal estructu- solares se ocupan;progresivamente a partir de este
rante de la ciudad americana, un elemento urbano centro geográfico/ después de asignarse los que van
de características muy específicas ordena el conjun- a ser utilizados para los edificios públicos y la
to definido por ésta: la "plaza mayor", también densidad de edificación decrece al alejarse de la
llamada plaza de armas o sencillamente y con una plaza. Con lo cual la plaza mayor añade a su
simplificación muy significativa "la plaza" (ver condición de foco generador un nuevo valor de
gráfico 42). centralidad como polo de origen.
40. Panamá y sus fortijicaciones en el sido XVII.

39. Esquemas de dos momentos en los trazadosy fort1j7caciones


de la ciudad de Veracruz de Méjico.

41. Trazadoy perímetro amurallado de S. Agustin dela Florida.


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42. La Plaza Mayor de México (hoy el Zócalo) .

43. Plaza Mayor de la ciudad de Panamd engalanada para las fiestas.

74

La plaza mayor americana se concibe como un


gran vacío dentro del conjunto urbano . Su carácter
queda definido más por la actividad que en ella s e
desarrolla que por las características de los edificio s
que la bordean . La celebración de los mercados, la s
paradas militares o los ajusticiamientos dan sentido
a esa gran explanada casi siempre vacía de elemen-
tos fijos y permanentes (ver gráficos 44, 45 y
46) .
3 A diferencia de las plazas mayores realizadas en
sYaW~< - , ^e r ~ ~ ~ ( ))) Y, , España, la plaza mayor americana es un espacio
abierto, de confluencia, de acogida al que acuden
todos los habitantes de la ciudad como lugar d e
encuentro y de intercambio, como centro simbólico
de la unidad cívica . Es por ello el lugar de máxim a
accesibilidad de toda la ciudad, confluencia de
caminos y de las vías de comunicación más impor-
tantes .
La plaza mayor no surge solamente dentro de la
"cuadrícula" como consecuencia de suprimir un o
de los módulos centrales, sino que en realida d
adquirió multitud de formas y tamaños que n o
hacen sino demostrar la riqueza urbanística de u n
elemento urbano tan definitorio del modelo d e
44 . Litografía de una Plaza Mayor colonial en el siglo XVIII. ciudad utilizado por los españoles en América (ve r
gráfico 47) .
La forma de la plaza mayor americana se ajust ó
casi siempre a figuras geométricas cuadradas ,
rectangulares o cuadrangulares o a la combinació n
de éstas, formando espacios urbanos articulados ,
como es el caso de la ciudad de Guadalajara, e n
México, o de Granada, de Nicaragua .
Sin embargo, el número, situación y manera d e
acceder las calles a la plaza varió dentro de una
amplísima gama que comprende desde plaza s
mayores con cuatro calles que acceden por los cua-
tro costados hasta plazas mayores con doce o
más calles, que acceden por los lados o las esquina s
perpendicularmente o no .
La situación de la plaza mayor respecto al
conjuntó de la ciudad es habitualmente central ,
aunque tal condición se ve modificada en los caso s
en los que la centralidad está condicionada po r
elementos exteriores, como es el caso de las ciu-
dades costeras . Con lo cual a la imagen de centr o
simbólico, centro de actividad, polo de origen y
foco de desarrollo se añade la de centro geomé-
trico, que acentúa el valor central de la plaza mayo r
' en el conjunto del trazado .
"Cuadrícula " o malla urbana y plaza central son ,
pues, parámetros que definen el modelo de ciudad
utilizado por los españoles en América.

Teoria urbanística y legislación urbana

Este modelo teórico, basado en la "cuadrícula" y


la plaza central, tuvo en las ciudades americanas d e
fundación española una aplicación extensa y nume -
rosa a lo largo del siglo XVI . No surge "a priori "
impuesto por instancias superiores a los conquis-
tadores y colonos, sino que más bien se desarrolla a
partir de un conjunto de conocimientos de alguna
manera adquiridos que foiniaban parte de u n
de Santiago de bagaje cultural de la época, de la sencillez de lo s
45 y 46 . Dos aspectos de la Plaza Mayor
Jacobo Haer_fkens hacia los año s
Guatemala según el holandés postulados que contiene y de la aplicación de una
de la Independencia .

75
Desde luego no se trata de una normativa nueva
aparecida ese año, sino de un compendio ordenado
de un conjunto de disposiciones anteriores de la
Corona ampliado con una serie de conocimientos,
criterios culturales y políticos de sus redactores y
asesores provenientes en su mayor parte del Conse-
jo de Indias.
Estas Ordenanzas incluyen, a veces con la misma
redacción, textos de normativas anteriores como:
las cartas de Nicolás de Ovando, dadas por
Fernando V en 1501; las "Instrucciones" a Diego
Colón de 1509, también por el rey Fernando; las
"Instrucciones" dadas en Valladolid en 1513, que
usaría Pedrarias Dávila y luego Francisco de
Garay; las dadas a Diego Velázquez en 1516; la
"Cédula General para fundación de ciudades en
Indias", dada por Carlos 1 en 1521; "Instrucciones"
a Cortés en 1523; la "Provisión Imperial", dada en
Granada en 1526; las "Instrucciones y reglas para
poblar" en 1529; las "Leyes Nuevas" de 1542; la
"Cédula" de Felipe 11 al Virrey del Perú Francisco
de Toledo, o la "Instrucción" al Obispo de México
Fray Juan de Zumárraga en 1543.
Estas "Ordenanzas", por su contenido y por su
alcance, superan con mucho el significado de la
palabra que las define. Su carácter es muy amplio y
realmente pueden considerarse como una auténtica
Ley sobre ordenación territorial y construcción de
la ciudad.
En los conceptos que se contienen en esta ley
urbanística se reflejan influencias desde el "Crestiá",
del monje Eiximenic (1340-1409), el "Libro de las
Siete Partidas", de Alfonso X el Sabio, Santo
Tomás de Aquino y sus principios contenidos en
"De regine principium" hasta la influencia de "Los
Diez Libros de Arquitectura", de Vitrubio; las doc-
trinas de la ciudad ideal de Alberti o la "Utopía" de
Tomás Moro y una larga serie de autores sobre la
ciudad ideal cuyo auge se acrecienta muy especial-
mente dentro de la corriente renacentista y huma-
nista que entonces invadía Europa.
Esta Ley que es, por lo tanto, la unión de las

D1
nnnr
nociones teóricas de la cultura de su tiempo y del
balance de una experiencia ya consolidada, descri-
be, como opina Benévolo, un modelo útil en el
terreno operacional que fue extensamente aplicado
en el proceso de urbanización de la América
española. La legislación apoyó este proceso, no se
adelantó a él ( 18). Madrid, Septiembre 1981
47. Algunas plazas mayores de ciudades americanas de fundación
NOTA: Las escalas gráficas que aparecen en los planos esque-
española. máticos de ,las ciudades están dimensionados en metros.
(17) Las "Ordenanzas de Descubrimiento, Nueva Población
y Pacificación" se conservan en el Archivo General de Indias en
normativa diversa que va concretándose a lo largo su sección Indiferente General, legajo 427, Libro XXIX, y
del siglo XVI, contrastada con la experiencia fueron incluidas a continuación de las descripciones en el mismo
adquirida en las nuevas fundaciones y con la Libro denominado de Oficio y ocupan los folios 63 a 93. Años
aportación de ciertas corrientes culturales y cientí- más tarde, Diego de Encinas las incluyó en el Cuarto Tomo de
su "Cedulario", títulos 1 a VII, reeditado en su Colección de
ficas europeas surgidas del nuevo renacimiento y de incunables americanos por el Instituto de Cultura Hispánica.
las que España toma parte activa. Están publicadas también en 1887, en la colección d e Documen-
Todo ello da cuerpo a una teoría urbanística que tos Inéditos de Indias, dirigida por Torres de Mendoza, en su
Volumen V111, que utiliza una copia de la Biblioteca Nacional
se concreta en una serie de disposiciones legales de Madrid. En fecha más reciente, las Ordenanzas forman parte
cuyo contenido más amplio y más específico se del libro de Rafael Altamira, "Ensayo sobre Felipe 11, hombre
encuentra expresado en las " ~ r d e n a n z a ~ dDescu-
e de Estado". México, 1950. El Ministerio de la Vivienda ha
brimiento, Nueva Población y Pacificación" dadas realizado una publicación c o n ' una transcripción a cargo
de José Ibáñez Cerda, Director de la Biblioteca Hispánica del
por Felipe 11 en el Bosque de Segovia el 13 de julio Centro de Cooperación Iberoamericano. Año, 1973.
de 1573 (17). (18) JORGEHARDOY.

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