Teorías Del Origen Del Universo (2021)
Teorías Del Origen Del Universo (2021)
Teorías Del Origen Del Universo (2021)
del Universo
EDFU 4019 - FILOSOFÍA EDUCATIVA
Desde tiempos inmemoriales, el génesis universal ha sido una gran espina para el Hombre y a lo
largo de los años, una variedad de planteamientos se ha formulado para encontrar una
explicación plausible. Todas las culturas han propuesto representaciones del Universo, de tipo
mitológico o religioso primero, y desde un punto de vista científico después. Por su raíz
etimológica "Universo" es una palabra derivada del francés antiguo universo, que viene del latín
unus ("uno") y versus ("vuelta"). Te invito a que le echemos un breve vistazo a estas teorías del
origen del universo.
A la hora de estudiar el universo, el ser humano ha desarrollado diferentes teorías del universo
que a continuación se explicarán. La ciencia y la astronomía moderna nos han permitido
profundizar aún más en el estudio del cosmos y, actualmente, podemos tener una idea mucho
más certera de la naturaleza del universo y de cuál fue su origen y hacia dónde va encaminada su
evolución.
A pesar de existir diferentes matices de cada teoría del universo hoy en día se pueden clasificar
en cinco, que serían las que darían explicación al cosmos y a su origen, estas son: Teoría del Big
Bang; Teoría Inflacionaria; Teoría del estado estacionario; Teoría del Universo Oscilante; Teoría
de la Creación.
Para conocer el origen del universo se han realizado numerosas observaciones e investigaciones ,
prueba de ello cabe recordar a Ptolomeo quien expuso la Teoría Geocéntrica afirmando que la
tierra sin movimiento de rotación ocupaba el centro del universo y que el sol, la luna y las
estrella giraban a su alrededor; Nicolás Copérnico quien explorando la teoría Heliocéntrica
afirmó que el Sol estaba en el centro del Sistema Planetario; Galileo Galilei que confirmando la
teoría Heliocéntrica de Copérnico con telescopio construido por él, descubrió que Venus
presentaba fases como la Luna y vio cuatro Lunas que circundaban al planeta Júpiter, lo que
probaba que los planetas se movían alrededor del sol, y además descubrió la rotación del sol
observando las manchas solares; Juan Kepler que basándose en las enseñanzas de Copérnico
descubrió que las orbitas planetarias son elípticas y que la velocidad de los planetas aumenta al
acercarse al sol. Y sin olvidar a Isaac Newton que enunció el principio de la ley de la Gravitación
Universal y junto con las tres leyes de Kepler y los descubrimientos de Galileo Galilei se
sentaron las bases de la mecánica celeste.
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La ciencia actual tiene su propia interpretación de cómo es el Universo, una idea del cosmos
basada en nuevas teorías científicas, y en investigaciones y descubrimientos astronómicos. La
visión que tenemos en la actualidad es la de un Universo gigantesco, ordenado y en continua
evolución, con un origen y un pasado turbulentos y un futuro incierto. Nuestro planeta Tierra,
nuestro Sol, nuestra galaxia, todo lo que constituye nuestro entorno más inmediato no es más que
una minúscula fracción en la inmensidad del cosmos. El Universo contiene cientos de miles de
millones de galaxias. Una de esas galaxias es la nuestra, llamada Vía Láctea. Contiene 300.000
millones de estrellas. Una de esas estrellas es nuestro Sol.
El Sol es una gigantesca bola de gas de la que provienen la luz y el calor necesarios para la vida.
Es la estrella que se encuentra más cerca de nosotros. Cuando lo vemos en el cielo, su luz nos
impide divisar el resto de los astros. Millones de astros giran en torno al Sol; son los cuerpos
planetarios. Los cuerpos planetarios mayores son los planetas y hay ocho. Los cuerpos
planetarios menores son los planetas enanos, los satélites, los asteroides y los cometas.
Hace 13.700 millones de años no había nada. Ni estrellas, ni galaxias, ni planetas ni ninguno de
los componentes que forman hoy en día el cosmos que vemos. Toda la materia y la energía y el
tiempo y el espacio estaban comprimidos en un punto pequeñísimo, del tamaño de un electrón,
que estaba mucho más caliente que hoy lo está el núcleo del sol. Y entonces, en un instante,
cambió todo. Se produjo un enorme estallido, ¡bang!, y una billonésima de segundo después,
emergió toda la materia. Millones de partículas elementales salieron disparadas y comenzaron a
alejarse muy rápidamente las unas de las otras. Y tal y como ocurre con un globo que
comenzamos a inflar, el Universo, poco a poco, se fue dispersando y extendiéndose.
Fueron apareciendo las más de mil millones de galaxias que observamos desde la Tierra, con sus
más de mil millones de estrellas cada una; y las nebulosas, y los planetas, e incluso la vida.
Desde que en 1948 el físico ruso George Gamow planteara que éste fue el origen del
Universo y el avance de la tecnología ha permitido oír las huellas de esa gran explosión, la
ciencia ha dado por buena esta teoría, que se ha impuesto como modelo estándar. Era aceptada
por cristianos y laicos, y se la enseñaban a los niños en las escuelas. Pero ¿y si no fuera así? ¿Y
si esa teoría no fuera realmente la explicación al origen del universo? Quizás el espacio y el
tiempo ya existían antes; quizás el Big Bang no es único. Quizás lo que vemos son tan sólo son
los vestigios de los acontecimientos que ocurrieron antes de la gran explosión.
Los fundamentos matemáticos de esta teoría incluyen la teoría general de la relatividad del
Albert Einstein junto a la teoría estándar de partículas fundamentales. Todo esto, no sólo hace de
ésta la teoría más respetada, sino que da lugar a nuevas e interesantísimas cuestiones, como por
ejemplo si el universo seguirá en constante expansión por el resto de los tiempos o si, por el
contrario, un evento similar al que le dio origen puede hacer que el universo entero vuelva a
contraerse (Big Crunch), entre otras.
Desde que se formulara, la teoría del Big Bang ha generado controversia, sobre todo porque tal y
como se explica, parece como si universo hubiera sido “creado” y no que se hubiera originado.
Esa idea incomoda a algunos físicos, de ahí que, en parte, haya numerosos grupos de cosmólogos
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que ponen en duda esta teoría y trabajan para dar con una explicación que resuelva todos los
misterios que deja abiertos este modelo. Algunos hablan de universos paralelos; otros, de
grandes explosiones y concentraciones; de rebotes, de expansiones aceleradas.
La gran explosión
Y ahora teóricamente vivimos en el escenario posterior a esa explosión. Sin embargo, a pesar de
que es el modelo estándar más aceptado, lo cierto es que deja muchas dudas por resolver. Para el
astrónomo Rafael Rebolo, profesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y
Coordinador de Investigación del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), “la teoría del Big
Bang tiene algunos problemas. Por ejemplo, no da una explicación clara de cómo se han
generado las estructuras que dieron lugar a las galaxias que hoy observamos en el universo.
Tampoco permite explicar por qué la geometría a gran escala del universo es de tipo euclidiano
(o, dicho de otra forma, tridimensional pero plano)”.
Otra de las grandes incógnitas es la razón por la que se configuró ese escenario con esas
condiciones primigenias. O qué había antes de esa explosión, si es que hubo algo. “No sabemos
cómo se produjo este inicio –señala Jordi Miralda, profesor de investigación ICREA de
astrofísica del Instituto de estudios espaciales de Cataluña (IEEC)-CSIC. Siempre hay una
frontera del conocimiento y lo único que sabemos es que si fuéramos muy al inicio
encontraríamos este escenario. ¿Por qué el universo comenzó en este estado de tanta densidad y
temperatura? El Big Bang no lo explica. Simplemente son unas condiciones iniciales que
tenemos que poner allí y que están de acuerdo con lo que se observa”.
Es como si la historia del universo se dividiera en tres actos y nosotros hubiéramos llegado con
la obra comenzada. Ignoramos qué pasará en el desenlace y desconocemos lo que ocurrió
durante primera parte, por lo que, para tratar de entender lo que estamos viendo, tenemos que
imaginarnos a partir de lo que sucede en ese segundo acto el inicio de la obra. “Para un
astrónomo, mirar el cielo es mirar hacia el pasado, considera Rebolo. El universo nos
proporciona rastros de cómo fue su origen y nosotros construimos telescopios e instrumentos
complejos para tratar de descubrir esas huellas que a lo largo de la historia se han ido quedando
impresas en fenómenos que hoy en día podemos registrar, medir”. Y estas huellas nos llegan a
través de la luz de galaxias remotas y son un reflejo de cómo eran éstas en su juventud.
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“El problema fundamental, considera Carlos Frenk, director del Instituto de cosmología
computacional de la Universidad de Durham, es que las leyes de la física son incapaces de
explicar qué ocurre en ese instante inicial en el que la densidad de la materia tiende a infinito.
Para ello, habría que combinar la teoría de la relatividad general, de Albert Einstein,
[inexpugnable cuando se aplica a los objetos grandes], con la mecánica cuántica, que explica las
propiedades de las partículas elementales, porque a estas altísimas densidades cerca del Big Bang
los procesos se vuelven cuánticos. Y por el momento, nadie ha conseguido resolver ese
problema”.
Aun así, los avances en telescopio, junto con la gran cantidad de datos aportados por el satélite
COBE, el telescopio espacial Hubble y la sonda WMAP, han permitido a los cosmólogos
calcular muchos de los parámetros del Big Bang con nuevos niveles de precisión. Se han
obtenido observaciones que parecen confirmar que el universo sí nació de este estado inicial de
gran densidad y temperatura. Por este motivo, actualmente, casi todos los trabajos que se
desarrollan en cosmología investigan algún aspecto del Big Bang, ya sea para ampliarlo o para
tratar de arrojar luz sobre alguna de las lagunas que presenta.
Una de estas teorías fue la del físico Alan Guth, quien en los años 80 dio con una elaboración
más compleja del modelo estándar que intentaba despejar alguno de los interrogantes del Big
Bang. Postuló que una billonésima de segundo después de la gran explosión, el universo
comenzó a expandirse como si estuviera autopropulsado, a una velocidad mucho mayor que la
de la luz, y que fue así como multiplicó su tamaño mucho más que miles de millones de veces en
un intervalo de tiempo muy pequeño. Después, continuó expandiéndose rápidamente, pero a otro
ritmo. Según Guth, esa expansión de los primeros instantes explicaba que el Universo fuese tan
homogéneo, tan isótropo. Es la teoría de la inflación, aceptada por la mayoría de los científicos
que dan por válido el modelo del Big Bang.
Una década después, a finales de los años 90, se dio otro gran paso más hacia el conocimiento
del Universo cuando, tras la observación de una supernova distante y del fondo de radiación de
microondas. Se observó que, al contrario de lo que hasta entonces se creía, la expansión del
universo no se estaba frenando, sino que iba cada vez más aprisa, que se estaba acelerando.
“Aquellas observaciones estaban en contra de lo que los cosmólogos pensaban, puesto que, si
haces explotar una cosa con masa, ésta tenderá a frenarse. En cambio, el universo no sólo no se
frena, sino que va cada vez más rápido”, explica Ignasi Ribas, astrofísico del Instituto de
Ciencias del Espacio (ICE-CSIC) y del Institut d’Estudis Espacials de Catalunya (IEEC)”. Eso
dio una pista a los astrofísicos para pensar que había algo más, una energía oscura que hacía que
la expansión del universo fuera acelerada.
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Estas observaciones no vaticinan un futuro nada prometedor para el Universo: “Nos da respuesta
a una pregunta que hasta entonces no podíamos responder, que es cómo se acabará el universo. Y
será así: se diluirá. Cada vez aumentará más la distancia entre las galaxias, entre los cuerpos
celestes que las componen; la materia se irá desperdigando más y más, hasta que el universo se
quede vacío y se borren las huellas dejadas por el Big Bang”, indica Ribas. “A medida que el
espacio se vacíe debido a la aceleración de la expansión cósmica, la galaxia donde se encuentra
la Tierra se irá rodeando de una total oscuridad y nos quedaremos solos en la nada”, sentencia el
cosmólogo Lawrence M. Krauss, que dirige el centro para la educación e investigación en
cosmlogía y astrofísica.
Algunos de los datos que corroboran esta expansión acelerada del Universo y la inflación de los
primeros instantes proceden del Observatorio del Roque de los Muchachos (ORM), en La Palma,
donde se encuentra una de las baterías de telescopios más completa del mundo, con la que los
astrofísicos estudian la distribución de las galaxias en el universo y miden la expansión de este,
unas medidas clave para consolidar el modelo del Big Bang. “Con telescopios ópticos se ha
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Allí se encuentra, además, uno de los pocos telescopios de microondas que existen en el mundo y
que permite a los astrofísicos obtener información sobre la temperatura de la inflación. “Esta
temperatura predice una expansión acelerada del universo en los primeros instantes y nos
proporciona el esquema para pensar en las condiciones iniciales del modelo del Big Bang”,
explica el director de este Observatorio. Con este experimento y similares, los científicos han
podido recabar evidencias que les hacen pensar que el modelo de la inflación puede ser correcto.
Y aunque ya en los años 40 se había desarrollado una teoría que predecía su existencia, el fondo
de radiación cósmica fue, de hecho, descubierto por azar en 1964, cuando dos radioastrónomos
Arno Penzias y Robert Wilson, confundieron la radiación que llegaba a los receptores de radio
que estaban construyendo con un “ruido” de fondo sin importancia. Pronto se dieron cuenta de
que aquello que escuchaban era la banda sonora de la historia del Universo, las huellas de la
radiación procedente de los primeros instantes tras el Big Bang. “Es la mejor herramienta de
que disponemos para indagar sobre las condiciones físicas del Universo más primitivo, porque
esta radiación ha permanecido prácticamente inalterada desde unos 400 mil años después de la
singularidad inicial”, explica Rafael Rebolo.
Pero, aunque la inflación aclara algunas cosas, no resuelve el principal misterio que alberga el
Big Bang: ¿habría algo antes de aquella explosión? ¿Fue aquella explosión el instante 0 de la
historia del Universo?
Y quizás son esas las preguntas que atormentaban a dos físicos, Paul J Steinhardt y Neil Turok.
“Estábamos convencidos de que el Universo tenía un principio bien definido; que pasó de la
nada, de ningún espacio y ningún tiempo, de ninguna energía y ninguna materia a algo por una
serie de procesos que no acabamos de entender”, explica el astrofísico Steinhardt, profesor de la
Universidad de Princeton, que, junto al físico matemático Turok, de la Universidad de
Cambridge, está revolucionando la cosmología moderna. “Pero ¿y si no fue así?”. Quizás el
espacio y el tiempo existían antes y los acontecimientos cruciales que fueron dando lugar a todo
lo que observamos en el universo actual no sucedieron después del Big Bang sino antes y todo lo
que vemos son las huellas, los vestigios de los acontecimientos que sucedieron antes de la gran
explosión
Para Steinhardt y Turok, el universo no comenzó compacto, en un punto tan condensado como
un electrón, ni tampoco estalló de forma violenta y dio lugar a toda la materia que vemos. Estos
dos científicos defienden la idea de que nuestro universo es tan sólo una pequeñísima parte de un
universo mucho mayor que nosotros, humanos, somos incapaces de observar. A esta idea la han
bautizado como Teoría del Universo Cíclico y, a diferencia de la teoría del Big Bang, no
predice un inicio ni un final de los tiempos.
Vayamos por partes. Las teorías de Universos Cíclicos se pusieron de moda en la década de los
años 20 y 30 y se basaban en la idea de que el Big Bang iba seguido de un gran crujido, Big
Crunch, que, a su vez, iba seguido de otro Big Bang, y así hasta el infinito. En esos modelos, la
materia “se reciclaba” una y otra vez, por lo que la entropía del Universo, es decir, su tendencia
al desorden a lo largo del tiempo aumentaba a cada ciclo y hacía, además, que cada ciclo fuera
más largo. El modelo propuesto por Steinhardt y Turok también predice que se producen una
serie continua e infinita de grandes explosiones y de grandes concentraciones de materia,
separadas por etapas de expansión y contracción que duran miles de millones de años. Estos
cosmólogos defienden que en la historia del universo se han producido ya varios Big Bang y
otros cuantos Big Crunch, pero, y aquí radica una de las diferencias fundamentales entre la teoría
de estos físicos y las anteriores, en el nuevo modelo de universo sin fin, éste empieza vacío cada
vez, de manera que no se recicla materia.
Esta idea, claro, es sumamente compleja de explicar y mucho más de comprobar empíricamente,
por lo que muchos astrofísicos han optado por descartar o dejarla de lado. Pero Steinhardt y
Turok no han tirado la toalla y tratan de explicarla a partir de la Teoría de Cuerdas, uno de los
avances más importantes en la cosmología de los últimos años y que ha dado lugar a una nueva
comprensión del espacio y del tiempo. Es compleja y para tratar de entenderla, los físicos
teóricos han tenido que renunciar a un mundo de cuatro dimensiones (tres en el espacio y una en
el tiempo), para admitir que vivimos en una realidad con 10 u 11 dimensiones. Esta nueva teoría
predice que vivimos en una realidad, una especie de membrana o “brama”, de cuatro
dimensiones, que se mueve alrededor de las demás y las va ocultando a escalas muy
pequeñas o grandes, y cada vez que dos de estas membranas se encuentran en el espacio y
colisionan, generan un nuevo Big Bang.
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El principio de mediocridad
Y si Steinhardt y Turok proponen que vivimos en un universo sin fin, el tándem formado por el
ruso Alexander Vilenkin, director del Instituto de Cosmología de Tufts, y el catalán Jaume
Garriga, profesor de la Universidad de Barcelona, afirman que el Big Bang no fue un episodio
aislado en la historia del Universo, sino que es un fenómeno corriente y recurrente que crea
Universos Paralelos en regiones remotas del espacio y del tiempo.
“No hay un solo universo, lo que llamamos nuestro universo y podemos ver que es tan sólo una
parte ínfima del multiverso (un universo formado por múltiples universos), que está en eterno
proceso de expansión explosiva acelerada, la inflación cósmica”, sentencia Vilenkin. Nuestro
Big Bang, el que sucedió en nuestro rincón de universo, ocurrió, en efecto, hace casi 14 mil
millones de años, pero, en otros rincones de ese multiuniverso que no podemos ver ocurren y
ocurrirán otros Big Bangs. Seguramente, mientras leen este reportaje, estarán estallando otros en
algún lugar, más allá de las naves de Orión. Y así se seguirán creando regiones universales
nuevas, puede que algunas parecidas a la nuestra y otras, totalmente diferentes. “Puede que haya
otras regiones del universo con historias absolutamente idénticas a las nuestras. Puede que no
seamos tan único e irrepetibles como pensamos. Puede que, en estos mismos instantes, haya
otros seres que vivan en planetas similares a la Tierra”, apunta Alexander Vilenkin, cosmólogo y
uno de los físicos teóricos más importantes del mundo.
Pero ¿cuántos universos se crean? Pues… infinitos. “El universo está infinitamente en expansión
ocasionando infinitos Big Bangs, que a su vez crean otros universos -afirma Vilenkin-. De
manera que lo que pasa, volverá a suceder infinidad de veces: igual y con variaciones”.
Casi un siglo después de que el físico Albert Einstein afirmara que “lo más incomprensible
acerca del universo es que es comprensible”, ese comentario sigue albergando mucha verdad.
Diferentes equipos de cosmólogos trabajan en todo el mundo para intentar dar con la llave de esa
gran caja de música que es el universo. Pero ¿y entonces?, con tanta teoría distinta, ¿dónde
estamos? “Actualmente, hay muchas hipótesis que intentan o bien esclarecer algunas de las
incógnitas que deja abiertas el Big Bang, o explorar caminos alternativos para tratar de hallar una
explicación al origen del universo, explica el astrofísico Jordi Miralda, profesor ICREA del
Institut d’Estudis Espacials. Muchas de ellas son puramente especulativas, porque teorías hay
muchas y, en cambio, la evidencia observacional es muy limitada en este campo. La idea de la
inflación está bastante generalizada; se propuso hace tiempo y muchos científicos la consideran
como la teoría principal a seguir. No obstante, y aunque seguramente va por buen camino, nos
quedan aún que resolver muchas pistas para saber cómo se originó el Big Bang. Otras ideas,
como los universos paralelos, no están necesariamente opuestas a la inflación y pueden ser
perfectamente compatibles”
“Hay muchas teorías que no se podrán comprobar nunca a no ser que cambien las leyes de la
física –opina el investigador Ignasi Ribas, del ICE-CSIC-. Lo que hemos aprendido a lo largo de
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la historia es que no hemos tenido una situación privilegiada. Primero, el ser humano pensó
que era el centro del mundo, luego del sistema solar, pero lo cierto es que somos muy
normalitos, nada de ser especiales. Y a la pregunta de si somos los únicos seres vivos en el
Universo, estoy convencido de que la respuesta es que no. Somos demasiado antropocéntricos”.
Para Rafael Rebolo, “la investigación del origen del Universo nos abre la puerta hacia nuevas
leyes que, quizás, puedan hacernos entender mejor la naturaleza”. Pero ¿de qué sirve saber
cuándo y cómo empezó todo? “Simplemente, porque a los seres humanos nos interesa saber cuál
es nuestro lugar en el universo y qué sentido tiene que estemos aquí”. Y esa es una de las
preguntas fundamentales de la especie humana.
“Cuando se produjo el Big Bang, el estallido fue bastante homogéneo. Sin embargo, hubo
algunas fluctuaciones de la energía que variaron un poco la densidad de la materia. Eran
fluctuaciones sumamente pequeñas, pero a causa de la gravedad fueron creciendo y creciendo y
dieron lugar a las galaxias, a los cúmulos de galaxias, a las estrellas y planetas dentro de las
galaxias. Esas fluctuaciones determinaron la geografía del espacio”, explica Jordi Miralda,
profesor de investigación ICREA de astrofísica del Instituto de Estudios Espaciales de Catalunya
(IEEC)
No todos los científicos estaban de acuerdo con el modelo de Big Bang en el que no encajaban
todas las observaciones. Tres cosmólogos (Hermann Bondi, Thomas Gold y Fred Hoyle)
desarrollaron en 1948 una teoría alternativa con muchos seguidores que las pruebas aportadas
por COBE sobre radiación de fondo han relegado (que no descartado) a teoría marginal.
Basada en el principio cosmológico perfecto que dice que un observador situado en cualquier
espacio o tiempo ve el mismo universo ya que sus propiedades son constantes sea donde sea. No
hay un Big Bang porque el universo siempre fue así. Nuestro universo no tendría principio ni fin.
La materia se está creando continuamente a partir del vacío. Desde un hipotético "campo C", la
materia se filtra a nuestro universo e impulsa la expansión cósmica prevista por la ley de Hubble.
Fue propuesta por Richard Tolman de 1948 (el mismo año de su muerte). Muy relacionada con
la teoría del universo estacionario, no existe una explosión inicial, sino una contracción de
nuestro propio universo hasta un punto de enorme densidad (que denominó Big Crunch) en que
la fuerza de atracción de la gravedad se convierte en una fuerza repulsiva que provoca una
expansión de la materia (un Big Bang).
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Este acontecimiento se produciría continuamente dando lugar a una sucesión cíclica e infinita del
mismo universo (que no necesariamente tienen que poseer las mismas condiciones).
En 2010 el físico Roger Penrose aseguró encontrar en la radiación cósmica de fondo patrones
circulares que indicarían un ciclo continuo de nacimiento y muerte del universo a lo largo de
eones.
Propuesta por el ruso Andrei Linde, descarta un Big Bang inicial para sustituirlo por muchos
pequeños Big Bangs que estarían produciéndose continuamente, incluso en la actualidad, por
todo el espacio. La materia de nuestro universo se estaría creando continuamente en los núcleos
de las galaxias activas.
Se trataría de agujeros de gusano, puntos extraordinariamente curvados del espacio tiempo que
conectan agujeros negros con agujeros blancos.
Esta teoría requiere de la existencia del multiverso o multiuniverso con un intercambio continuo
de materia y energía entre ellos. Lee Smolin, de la universidad de Siracusa, considera que todo el
cosmos es un complejo sistema en el que nacen y mueren continuamente universos.
La hipótesis inflacionaria resuelve algunos inconvenientes de la teoría del Big Bang, pero anula
la necesidad de un impulso primigenio, ya que el universo inflacionario es eterno. Para Roger
Penrose también requiere condiciones iniciales. "tan extremadamente específicas" que no
resuelve el problema del inicio. Este modelo requiere la existencia de un campo físico aún
desconocido, el inflatón.
Todas las mitologías y religiones de nuestro planeta han explicado con imaginación la existencia
de la materia en el universo, una cosmogonía que nacía de la pregunta ¿por qué existe algo en
lugar de nada? Y en casi todas, un ser con poderes infinitos ha generado las cosas de la nada.
De hecho, esta teoría subyace bajo la idea predominante en la ciencia, la teoría del Big Bang,
pero existen otros modelos de nacimiento del universo que no requieren un acto de creación
inicial.
Esta teoría trata de pronosticar el desarrollo del universo concebido este como un universo
cerrado.
La teoría del Big Crunch defiende que a pesar de que actualmente el universo se encuentre en
fase de expansión, este crecimiento comenzara a ralentizarse. Este frenazo desembocara en una
fase completamente opuesta a la primera, es decir, se producirá una fase de contracción gradual,
hasta alcanzar el estado original del universo (probablemente un único punto de concentración de
materia y energía como se propone en la teoría del Big Bang).
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Esta teoría ha dado lugar a otra nueva, la teoría del Big Bounce. En ella se juntan la teoría del
Big Bang y la del Big Crunch y es que propone que el universo tras haberse contraído hasta el
punto mínimo, volvería a expandirse hasta su punto máximo formándose así un bucle infinito de
expansiones y contracciones.
Si bien es cierto que muy pocos científicos apoyan estas teorías basadas en el decrecimiento del
universo, algunos han desarrollado hipótesis sobre el desarrollo de la vida durante la contracción
y defienden que actualmente podríamos estar en una sexta o séptima fase de la teoría del Big
Bounce.
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También llamada teoría del Big Whisperer, defiende la idea de un universo abierto en continua
expansión. Según esta teoría, al aplicarse la segunda ley de la termodinámica por la cual la
cantidad de entropía (desorden) del universo tiende a incrementarse con el paso del tiempo, se
producirían todos los fenómenos físicos posibles
Sin embargo, este desarrollo acabaría en la muerte térmica del universo es decir, la temperatura
del universo descendería tanto que cualquier tipo de vida sería imposible.
Era Estelífera: Era en la cual nos encontramos y que se prolongara más de un billón de años
desde el Big Bang. En esta era predominaran los procesos relacionados con los cuerpos celestes
que experimentaran un crecimiento gigantesco en el cual se destruirán los planetas y se
fusionaran galaxias. Finalmente, estas ``estrellas´´ gigantes terminarán muriendo dando paso a la
segunda era.
Era de degeneración: En esta era, los cuerpos inertes formados por la muerte de las estrellas
reducirán la actividad del universo debido a la fuerza de gravedad. Se volverán a formar otras
estrellas pequeñas de vida efímera por el choque de dichos cuerpos. Finalmente se produciría la
desintegración de los protones y neutrones desapareciendo así la materia.
Era de los agujeros negros: En esta era muchísimo más fría que la anterior los agujeros negros
serán los únicos objetos que quedaran de la época actual, pero también desaparecerán por el
efecto de la radiación de Hawking.
Era oscura: El universo habrá desarrollado una tamaño extraordinariamente grande con una
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temperatura aproximada de 10-29 Kelvin en el cual las radiaciones producidas por el Big Bang o
la radiación de Hawking desaparecerán quedando tan solo electrones, positrones, neutrinos y
fotones.
Enlaces web:
http://www.youtube.com/watch?v=y7_V1U583kE
http://www.astromia.com/astronomia/teoriabigbang.htm
http://astronomia.net/cosmologia/FAQ15.htm
http://www.adrianberry.net/art54.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Portada
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Aunque no son ni pretenden ser teorías, las creencias religiosas ven el origen del universo en la
voluntad de un dios creador. Muchos libros sagrados, como la Biblia, muestran el origen del
universo a partir de la mano creadora de Dios.
Las religiones, sin embargo, poco a poco han ido incorporando algunos aspectos del
conocimiento científico a sus creencias. Por este motivo, se ha tratado de demostrar que el
conocimiento que en la actualidad tienen las ciencias sobre el origen del universo, no se
contradice con la creencia en una divinidad. Esta crea el universo desde sus inicios y permite
que, poco a poco, se vaya desarrollando.
«Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era confusión y caos, y tinieblas cubrían la
faz del abismo, más el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas. Y dijo Dios: «Haya luz»; y
hubo luz. Vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Llamó Dios a la luz
día, y a las tinieblas noche. y hubo tarde y hubo mañana: primer día.»
LA BIBLIA, Gen: 1:1-1:5
«Antes que todas las cosas fue el Caos, y después Cea (la Tierra) la de amplio seno, asiento
siempre sólido de todos los inmortales que habitan en las cumbres del nevado Olimpo y el
Tártaro sombrío enclavado en las profundidades de la tierra espaciosa, y después Eros (el amor),
el más hermoso entre todos los dioses inmortales que rompe las fuerzas, y de todos los dioses y
de todos los hombres domeña la inteligencia y la sabiduría en sus pechos».
LA TEOGONIA, Hesiodo
«Hace muchísimo tiempo, la tierra y los cielos se encontraban unidos entre sí. Pán gu, de un
hachazo separó los cielos de la Tierra, de tal manera, que cada día el cielo se elevaba tres metros
y un tercio de metro, al igual que la Tierra se iba conformando también en la misma medida y
Pán gu igualmente en esa misma medida iba creciendo. A los 18.000 años, ya la Tierra y el cielo
se habían terminado de separar. Cuando murió Pán gu, éste se transformó en las nubes, la Luna,
el Sol y los ríos.»
Mitología china
La versión huichol
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"Salió el mar; del mar, pasó y detrás del mar vinieron todos los dioses. Los dioses pasaron como
flores, en figura de flores, vinieron detrás del mar; y llegaron a la placenta, al lugar de la placenta
de la que habían nacido. De la placenta salió la nube y de la nube salió el ririki y del ririki nació
el venado que se convirtió en maíz, que se convirtió en nube y llovió sobre la milpa".
En la tierra mágica del peyote, Fernando Benítez.
Si existe una cultura prehispánica importante, esa es la Maya; por lo que no podía faltar su teoría
sobre el origen del universo como lo conocemos hoy en día. Según relata el Popol Vuh, el
mundo estuvo en un principio cubierto por las aguas y fueron los creadores Tepeu y Gucumatz
quienes dieron origen a la tierra, las plantas, los hombres y los animales.
Referencias:
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