Examen
Examen
Examen
H
ace más de un siglo, ningún avión surcaba el cielo y los barcos de vapor eran una novedad.
Fue entonces cuando apareció en el mar el monstruo, que era el terror de los marineros. Para
atraparlo, se preparó la fragata Abraham Lincoln.
Junto con la tripulación viajaba el Profesor Aronnax y su asistente Consejo. Los dos hicieron
amistad con el arponeador de ballenas Ned Land. Un día estaban los tres en cubierta cuando vieron a lo
lejos el monstruo.
La tripulación se preparó para luchar con el “monstruo”. Pero no hubo lucha. Una tempestad
hundió el barco. Algunos hombres se ahogaron, intentando salvarse. El Profesor y Consejo nadaron uno
al lado del otro.
Poco después, el Profesor y Consejo fueron recogidos en un bote por Ned Land. Navegaron en
dirección a una pequeña isla. Era su única esperanza de salvación en medio del mar que se extendía
hacia el infinito. Al alcanzar la isla se llevaron una sorpresa. No era una isla. Se trataba de una
construcción de chapa de acero. Los tres comprendieron que aquello era el monstruo. Como no podían
elegir, decidieron quedarse allí.
Los tres hombres bajaron hacia el interior del submarino y anduvieron hasta una sala amueblada
lujosamente. Allí una foca se adelantó hacia ellos como hacen los cachorros. El capitán le mandó
quedarse quieta y dijo a los recién llegados:
– Pueden entrar, pero advierto a mis visitantes que no se aceptan pasajeros a bordo del
Nautilus. Quien entra aquí, se queda para siempre.
El Capitán Nemo, comandante del Nautilus, invitó a los náufragos a almorzar. El Profesor,
Consejo y Ned encontraron riquísima la comida. Nemo les dijo que todo venía del mar. Después del
almuerzo, el Capitán Nemo les llevó para que vieran como se recogían los ingredientes que utilizaban
como alimento. Los hombres vestían ropas especiales y respiraban por tubos de oxígeno.
Consejo vio un barco pirata encallado en el fondo del océano y, al explorarlo, encontró un tesoro.
De repente, apareció una enorme araña negra. Ned, que se había vuelto para huir, volvió a ver a su
amigo en peligro y arponeó a la araña.
El Capitán Nemo descubrió que Ned pretendía huir. Al volver al Nautilus encerró a los dos en su
camarote. El Profesor protestó, pero el Capitán respondió:
En el camarote Ned empezó a estudiar algunos mapas que encontró. Pensaba pedir ayuda
enviando mensajes dentro de botellas. Consejo se divertía saltando con la foca. Cuando el Nautilus
subió a la superficie, los dos muchachos aprovecharon para arrojar sus botellas al mar. En los mensajes
contaban que eran prisioneros del monstruo. De pronto se desató una violenta tempestad. El submarino
se sumergió rápido huyendo del mal tiempo. Nunca había descendido tanto.
A través de los ojos de buey, el Profesor, Ned y Consejo veían peces de formas extrañas y
desconocidas. Horrorizados, todos vieron junto al cristal el ojo de un pulpo gigante. El Nautilus entero fue
sacudido por un violento temblor. El Capitán Nemo ordenó:
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