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Providencias Judiciales

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1

LAS PROVIDENCIAS JUDICIALES, ACTOS DEL JUEZ: AUTOS Y


SENTENCIAS. AUTOS DE TRÁMITE Y DE SUSTANCIACIÓN

Actos procesales del juez:


1. actos de decisión (autos y sentencias)
2. actos de coerción
3. actos de documentación y
4. actos de ejecución

AUTOS INTERLOCUTORIOS: Son las providencias que profiere el juez que contienen
un asunto litigioso, resuelven derechos que pueden afectar los derechos de las partes o la
validez del proceso. No se asimilan a la sentencia, como tampoco son para impulsar el
proceso. Hay ocasiones en donde hay autos interlocutorios que pueden dar por terminado el
proceso como en el caso de la prosperidad de la excepción previa de caducidad, la
aceptación de una transacción o el desistimiento. El auto que ordena una prueba y dispone
practicarla es interlocutorio. Ejemplos: artículo 97 numerales 1,3,4,5,6,10 e inciso final;
133 num 5; 340; 343; el que declara terminado el proceso por cumplimiento de la
obligación; el auto que admite la conciliación; num 1 artículo 418.

AUTOS DE SUSTANCIACIÓN: Se limitan a dar curso o impulso al proceso, como


ordenar copias, desgloses y el término del artículo 414 del CPC entre otros.

NATURALEZA DE LA SENTENCIA.

Con la sentencia se cumple la obligación jurisdiccional y el derecho de contradicción. Se


concretiza los derechos del individuo que ha demandado por la vía de la acción.

Puede haber sentencias declarativas o dispositivas, de conocimientos o ejecutivas,


meramente declarativas, de declaración constitutiva o de condena, represivas o preventivas,
singulares o colectivas, contenciosas o de jurisdicción voluntaria.

Una vez concluida la etapa de alegatos corresponde al órgano jurisdiccional formular la


conclusión del proceso, momento en el cual se materializa la interacción de los sujetos
procesales. Dicha conclusión, desde el punto de vista jurisdiccional, es esencialmente
enjuiciamiento, en cuanto es la respuesta jurisdiccional a la petición de juicio de las partes 1.
Así mismo, es el resultado de la actividad mental del juez o los magistrados y de una serie
de operaciones valorativas que recaen sobre todo el proceso.

La expresión externa de esta actividad de enjuiciamiento es la sentencia. En ella se plasman


en apretada síntesis todas las vivencias de las partes a lo largo del proceso y el resultado del
ejercicio de la actuación2. Así mismo, la sentencia es el acto mediante el cual el juez da
cumplimiento a la obligación que nace para él de la demanda judicial 3, por ello en ésta debe

1
RAMOS, Francisco. Derecho Procesal Civil. Barcelona: Librería Bosch, 1985. p. 336
2
Ibídem.

1
2

resolver de fondo el litigio que se sometió a su conocimiento, observando así su función de


administrar justicia4.
Al pronunciarse el juez de la decisión se concluye el proceso, y en cierto momento dicho
resultado es definitivo, en tanto cierra las posibilidades de un nuevo juicio, dentro de ciertos
límites. Según el doctrinante Hugo Rocco “dicha resolución aspira a convertirse en
ejemplo para ulteriores pronunciamientos, completándose así el ciclo de la creación judicial
del derecho.

Sin embargo debe considerarse que de conformidad con el artículo 230 de la Constitución
Política 5 los jueces sólo están sometidos a la ley, lo que se traduce en que las decisiones de
los demás operadores jurisdiccionales no son obligantes. Así mismo debe tenerse en cuenta
que las sentencias judiciales sólo tienen efectos para la causa en que fueron pronunciadas 6,
por lo cual a los jueces sólo pueden tenerlas en cuenta, en como ejemplo de sus fallos.

Para algunos doctrinantes, en la sentencia se está resolviendo el dualismo juez/norma


jurídica en un juicio que en definitiva crea el derecho para el caso concreto 7.En el mismo
sentido, Mortara “el derecho subjetivo, antes de la emisión de la sentencia, se resuelve en
una simple pretensión, de manera que sólo con la emisión de la sentencia se tiene un
verdadero derecho subjetivo, por lo cual la sentencia tendrá esta función creadora de
derecho”8 (Rocco, 371)

Sin embargo, esta posición es controversial, pues se está dando una función creadora de
derecho a los jueces, que la ejercen a través de sus providencias, lo cual contradice a
aquellos que sostienen que los jueces no crean derecho sino que son simple aplicadores de
la ley para el caso concreto.

Con relación al proceso civil, la sentencia tiene una función bien determinada y precisa, ya
que en ella desemboca aquella declaración de certeza del derecho (y eventualmente aquel
acto que se denomina condena) que constituye el fin y el objeto del proceso de cognición9 .

3
CHIOVENDA, Guisseppe. Instituciones de Derecho Civil. Serie Clásicos del Derecho
Procesal Civil. Vol. 4. México: Editorial jurídica universitaria, 2001. p. 551
4
“Art. 116. La Corte Constitucional, la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado, el
Consejo Superior de la Judicatura, la Fiscalía General de la Nación, los Tribunales y los
Jueces, administran justicia. También lo hace la justicia penal militar. (…)” Constitución
Política Colombiana
5
Art. 230. Los jueces, en sus providencias, sólo están sometidos al imperio de la ley. La
equidad, la jurisprudencia, los principios generales del derecho y la doctrina son criterios
auxiliares de la actividad judicial.
6
“Articulo 17. Efectos de las sentencias judiciales. Las sentencias judiciales no tienen
fuerza obligatoria, sino respecto de las causas en que fueron pronunciadas. Es, por tanto,
prohibido a los jueces pronunciarse en los negocios de su competencia por vía de
disposición general o reglamentaria “. Código Civil.
7
Op. cit. RAMOS. P. 336
8
ROCCO, Ugo. Derecho Procesal Civil. México: Editorial Jurídica Universitaria, 2001. P.
371
9
Ibíd. 369

2
3

Por otra parte, en relación con la formación de la sentencia sostienen que ésta es el
resultado de un proceso silogístico, donde la premisa mayor es la ley, la premisa menor es
el supuesto de hecho del caso concreto y la conclusión es la sentencia. Por su parte
doctrinantes como Francisco Ramos, quien sostiene que el silogismo como forma de
explicar el proceso de creación de las sentencia, tiene una función de carácter pedagógico,
en la medida en que simplifica dicho proceso, a tal punto que es insuficiente para
explicarlo.

La doctrina moderna ha puesto de relieve como en la creación del juicio jurisdiccional


intervienen cuando menos tres juicios distintos10 a saber:
Unos juicios históricos, mediante los que el juez fundamentalmente determina los hechos y
demostrar la exigencia y validez de una norma determinada. Los juicios lógicos, mediante
los cuales el elige uno de los significados de una norma. Los juicios de valor, mediante los
cuales el juez elige uno de los significados de la norma y los aplica al caso concreto. A este
estadio llega el juez mediante una interpretación valorativa de los resultados del proceso.
Aunque son fundamentales los juicios de valor los que permiten llegar al fallo, todas las
demás clases de juicio convergen en este momento.

Con los anteriores juicios queda explicado en cierta forma la génesis de la sentencia, desde
el punto de vista racional, pero con esto no que del todo explicado el proceso de formación,
toda vez que existen condicionamientos sicológicos y sociológicos que influyen en la
convicción judicial. Es decir que existen circunstancias de tipo humano que condicionan el
fallo imprevisiblemente. Finalmente, puede concluirse que la interacción de los elementos
racionales, los juicios, unido a los elementos sicológicos y sociológicos es lo que explica en
alguna medida la génesis del juicio jurisdiccional, que como se mencionó con anterioridad,
se expresa externamente en la sentencia.11

Finalmente, puede decirse que la sentencia definitiva es la respuesta que da el Estado a


través del juez a la pretensión actora, pero en relación con lo aducido en el pleito por el
demandado, al existir una correlación entre la pretensión y la resolución, entre la demanda
y la sentencia12.

FORMA Y CONTENIDO DE LA SENTENCIA Y DE LAS PROVIDENCIAS


INTERLOCUTORIAS

REQUISITOS DE LAS PROVIDENCIAS JUDICIALES:


-el encabezado del despacho judicial,
-la fecha en letras y en números de la providencia,
-la firma de las providencias - los puntos que rigen el tema se encuentran en los artículos
103, 303, 312, 358 y 372- y
- la motivación breve y precisa, salvo de los autos de sustanciación.

10
Op. Cit.RAMOS. p. 640.
11
Ibíd. p. 642
12
SANDOVAL LÓPEZ, Ciro A. Lecciones de derecho procesal civil. Santafé de Bogotá:
Ediciones Jurídicas Gustavo Ibáñez, 1996. p 146.

3
4

CONTENIDO

La sentencia se puede ver desde dos puntos de vista: El formal y el material. Desde el
primero se le examina como una de las de las resoluciones judiciales, en su propia forma,
estructura, redacción, votación, suscripción, publicación y registro. Desde el segundo punto
de vista se analiza como acto de terminación del proceso13.

El la legislación colombiana la sentencia está definida en el artículo 302 como una de las
clases de providencias del juez, así: “Son sentencias las que deciden sobre las pretensiones
de la demanda o las excepciones que no tengan el carácter de previas, cualquiera que fuere
la instancia en que se pronuncien, y las que resuelven los recursos de casación y revisión.”

Por su parte en el derecho español, en el artículo 245.1 de la L.O.P.J 14 establece que las
sentencias son las resoluciones judiciales que “deciden definitivamente el pleito o causa en
cualquier instancia o recurso, o cuando según las leyes procesales deban revestir esta
forma”. Así mismo, el artículo 269 de la Ley de Enjuiciamiento Civil 15 consagra que son
sentencias "las que decidan definitivamente las cuestiones del pleito en una instancia, o en
un recurso extraordinario; las que, recayendo sobre un incidente, pongan término a lo
principal, objeto del pleito, haciendo imposible su continuación, y las que declaren haber o
no lugar a oír a un litigante condenado en rebeldía. Igualmente, en dicha Ley se dice que se
dictará sentencia “para poner fin al proceso, en primera o segunda instancia, una vez que
haya concluido su tramitación ordinaria prevista en la Ley. También se resolverán mediante
sentencia los recursos extraordinarios y los procedimientos para la revisión de sentencias
firmes.”

Desde el punto de vista formal, el Código de Procedimiento Civil Colombiano regula el


contenido y las formalidades de las sentencias en sus artículos 303 y 304, como se
transcriben a continuación:

“ARTÍCULO 303. Modificado. Decreto. 2282 de 1989, Art. 1, num. 133. Formalidades.
Toda providencia se encabezará con la denominación del correspondiente juzgado o
corporación, seguida del lugar y la fecha en que se pronuncie expresada en letras, y
terminará con las firmas del juez o los magistrados. Las que se profieran en una audiencia o
diligencia se insertarán en las actas respectivas, salvo en proceso verbal. Sólo se
mencionarán los nombres de los apoderados judiciales, cuando se reconozca su personería
o se les imponga alguna condena. A excepción de los autos que se limiten a disponer un
trámite, las providencias serán motivadas de manera breve y precisa; no se podrá hacer
transcripciones de actas, decisiones o conceptos, que obren en el expediente. Este deberá
pasarse a la secretaría en la misma fecha en que aquéllas se pronuncien.
Ninguna providencia requiere la firma del secretario”.

13
Idíd. 143
14
Ley orgánica del Poder Judicial. Ley orgánica 6/1985, de 1 de julio, BOE del 2 del
mismo mes.
15
Ley de 3 de febrero de 1.881, Gacetas de Madrid del 5 al 22 del mismo mes.

4
5

“ARTICULO 304. Modificado. Decreto. 2282 de 1989, Art. 1, num. 134. Contenido de la
sentencia. En la sentencia se hará una síntesis de la demanda y su contestación. La
motivación deberá limitarse al examen crítico de las pruebas y a los razonamientos legales,
de equidad y doctrinarios estrictamente necesarios para fundamentar las conclusiones,
exponiéndolos con brevedad y precisión, y citando los textos legales que se apliquen.
La parte resolutiva se proferirá bajo la fórmula "administrando justicia en nombre de la
República de Colombia y por autoridad de la ley"; deberá contener decisión expresa y clara
sobre cada una de las pretensiones de la demanda, las excepciones, cuando proceda resolver
sobre ellas, las costas y perjuicios a cargo de las partes y sus apoderados, y demás asuntos
que corresponda decidir, con arreglo a lo dispuesto en este código.

La redacción de toda sentencia deberá iniciarse en folio que no contenga actuación alguna,
ni escrito de las partes, y de ella se dejará copia en el archivo de la secretaría”.

De las anteriores disposiciones deben resaltarse los siguientes elementos:


1. El deber de los jueces de motivar sus resoluciones.
2. El deber de fallar con base en las pruebas oportunamente allegadas al proceso.
3. El sometimiento de los jueces en sus decisiones a la ley.
4. La obligación de usar ciertas frases sacramentales.
5. La obligación de resolver sobre las pretensiones formuladas en la demanda y
solamente sobre éstas.
6. Es el juez quien está investido de jurisdicción, razón por la cual la firma del
secretario no se requiere para ninguna de las providencias judiciales.

Por su parte en el derecho español, en relación con los elementos formales de las sentencias
consagra en el artículo 248 de la L.O.P.J.:

“1. La fórmula de las providencias se limitará a la determinación de lo mandado y del Juez


o Tribunal que las disponga, sin más fundamento ni adiciones que la fecha en que se
acuerden, la firma o rúbrica del Juez o Presidente y la firma del Secretario. No obstante,
podrán ser sucintamente motivadas sin sujeción a requisito alguno cuando se estime
conveniente. (…)

3. Las sentencias se formularán expresando, tras un encabezamiento, en párrafos separados


y numerados, los antecedentes de hecho, hechos probados, en su caso, los fundamentos de
derecho y, por último, el fallo. Serán firmadas por el Juez, Magistrado o Magistrados que
las dicten. (…)”

En relación con la regulación del derecho español anteriormente citada, comparada con la
del derecho colombiano llama la atención que mientras en el Código de Procedimiento
Civil Colombiano se hace énfasis el las frases sacramentales y en la motivación de las
sentencias en la regulación española solamente se exige la fecha y la firma, y se deja a
discreción de los jueces o magistrados la motivación de las sentencias. Así mismo en
relación con la firmas, a diferencia de nuestra legislación, es requisito además de la firma
del juez la del secretario.

5
6

Otra de las legislaciones que citaremos brevemente es el Código General del Proceso de
Uruguay16, y sobren el cual se destaca la importancia que se le da al análisis de las pruebas.
El texto es el siguiente:
“Artículo 197. Forma de la sentencia.- El Tribunal estudiará por sí mismo los procesos,
dictará personalmente la sentencia y la suscribirá.
Cuando se pronuncie en audiencia se insertará en el acta respectiva. La sentencia contendrá
la fecha y la identificación del autor, con mención de las partes intervinientes y demás
elementos que surjan de la carátula del expediente.
A continuación se establecerá, de modo claro y sucinto, el o los puntos litigiosos, los
hechos que se tienen por ciertos y los que han sido probados, consignándose los
fundamentos de derecho en cuya virtud se les tiene por tales.
Le seguirá la exposición de las razones jurídicas en cuyo mérito se aplica el derecho y se
concluirá con la parte dispositiva, que se redactará en términos imperativos.”
“Artículo 198. Contenido de la sentencia.- Las sentencias contendrán decisiones expresas,
positivas precisas. Recaerán sobre las cosas litigadas por las partes con arreglo a las
pretensiones deducidas, declararán el derecho de los litigantes y se pronunciarán sobre las
condenaciones en costas y costos.”

CLASIFICACIÓN DE LAS SENTENCIAS

La clasificación de las sentencias se apoya exclusivamente en una concepción dualista de


las relaciones entre derecho y proceso y sólo desde esa perspectiva es explicable. Es así
como si se desvirtúa el dualismo y se insiste no sólo en la aplicación del derecho por parte
del juez, sino también en su creación en el caso concreto, la clasificación de las sentencias
pierde gran parte de su fundamento. En consecuencia desde una perspectiva monista se
llega a admitir una sola categoría de sentencias: las constitutivas, y desaparece la
clasificación17.

Sin embargo, desde el punto de vista pedagógico y por el peso que ha tenido tal
clasificación en la ciencia procesal puede seguir utilizándose como forma explicativa de los
diversos tipos de sentencias18.

Teniendo en cuenta la anterior advertencia, tradicionalmente existen varios criterios para


clasificar las sentencias, a continuación citaremos algunos de los criterios de clasificación.

El primero de ellos es según las sentencias sean conformes o no con la demanda, de


acuerdo a este criterio las sentencias se clasifican en estimatorias o desestimatorias. El
segundo criterio es por el contenido de la pretensión y de a cuerdo a éste se clasifican en
puramente declarativas, constitutivas y de condena.

SENTENCIAS DE CONDENA

16
Ley 15.982, por la cual se aprueba el Código General del Proceso de Uruguay.
17
Op. Cit. RAMOS. p. 639
18
Ibídem.

6
7

La sentencia de condena es una clase de las sentencias estimatorias, es decir favorable al


actor, y supone dos cosas:
a) La existencia de una voluntad de la ley que garantice un bien a alguien, imponiendo
al demandado la obligación de una prestación.
b) La convicción del juez de que, con arreglo a la sentencia, se puede sin más,
inmediatamente o después de un cierto tiempo, proceder por los órganos del Estado
a los actos ulteriores necesarios para la efectiva adquisición del bien garantizado por
ley. Es decir a la posibilidad de ejecutar la decisión del órgano jurisdiccional del
Estado19.

Con relación a la condena en sí misma, ésta es la formulación de un mandato contenido en


la ley, y es un acto de voluntad del juez, en el sentido de que es él quien formula el mandato
de la ley. Con esta sentencia se da vida a un nuevo mandato, respecto de los órganos
encargados de la ejecución, y en esto está la diferencia con las sentencias de declaración,
como veremos más adelante20.

La sentencia de condena por regla general tiene como condición una violación del derecho.
Sin embargo esto no siempre es así, hay casos en los que se puede obrar por una prestación
no debida todavía y que no se deberá sino hasta después de la condena, por lo cual no hay
ninguna violación del derecho en el momento de la sentencia, en estos casos la condena es
futura y el interés puede consistir:

a) En la necesidad de prever el daño de la falta de un título ejecutivo en el momento en


que la prestación sea debida
b) En la conveniencia de evitar juicios reiterados para conseguir lo que es debido
periódicamente (cuota de alquiler, alimentos)
c) En la necesidad de tener un título ejecutivo para obtener la actuación de la ley
respecto a una prestación que depende de una contraprestación del actor, cuando el
actor declare estar dispuesto a la contraprestación.
d) Cuando la ley concede al juez la facultad de señalamiento del término puede
hacerse a la vez que la condena, la cual es así realizable para el futuro. Lo mismo
ocurre cuando la sentencia se pronuncia a la vez respecto a la resolución de un
contrato y la condena a una prestación, concediendo, sin embargo, un plazo al
demandado.

En todos estos casos, la sentencia es de condena, porque el juez tiene como punto de mira
la ejecución de la propia sentencia21.

En relación con el contenido de la condena, el demandado puede ser condenado a todo lo


que se puede estar obligado como prestación, o puede ser condenado a una prestación no

19
CHIOVENDA, Guisseppe. Instituciones de Derecho Civil. Serie Clásicos del Derecho
Procesal Civil. Vol. 4. México: Editorial jurídica universitaria. 2001. p. 111.
20
Ibídem.
21
Op. Cit. CHIOVENDA. Pp. 113-115.

7
8

fungible, porque la manera de suplir a la imposibilidad de ejecución directa no es necesario


se encuentre ya en la sentencia, aunque por regla general así suceda22.

Finalmente encontramos los efectos de la sentencia de condena, a saber:


1. Produce la acción ejecutiva.
2. Produce la hipoteca judicial.
3. Condena a las costas del proceso23.

SENTENCIAS DECLARATIVAS

En sentido amplio, en esta clase de sentencias se incluyen todos los casos en que la
sentencia del juez no puede ir seguida de la ejecución forzosa. En un sentido más
restringido, designa a las sentencias que estiman la demanda del actor cuando tiende no a la
realización del derecho, sino cuando se limitan a pedir que sea declarada la existencia de su
derecho o la inexistencia de un derecho ajeno24

En opinión del doctrinante Ugo Rocco no existen sentencias constitutivas, por el contrario
todas tienen el carácter de declarativas, en la medida en que la función del juez se concreta
en el cometido a declarar la certeza del derecho, y no en el de crearlo, función reservada a
los órganos legislativos, y en algunos casos a los órganos administrativos25.

Según la teoría dualista las sentencias declarativas se presentan cuando su contenido se


agota en la mera contestación de una situación jurídica preexistente. Su objeto no es el
llamado derecho material. Lo que justifica una actuación judicial en este caso es la
incertidumbre al demandante, siendo el interés en que ésta desaparezca su fundamento.

Pero la sentencia se agota en la mera declaración de un derecho, no requiere de ulteriores


actos de ejecución, a lo sumo una ejecución impropia, Vg., constancia de la resolución de
registros públicos26.

Finalmente, en relación a la forma de la declaración que se hace en a sentencia aquella


puede tener dos funciones:
a) “Hacer cierto el derecho, con todas las ventajas derivadas directamente de ésta
certidumbre.
b) Preparar la ejecución, formando la convicción de los órganos del Estado para la ulterior
actuación del derecho.
En la sentencia de condena, la declaración tiene sus dos funciones unidas”.27

22
ARTÍCULO 1567. La pérdida de algunas cosas del género no extingue la obligación, y el
acreedor no puede oponerse a que el deudor las enajene o destruya mientras subsistan otras
para el cumplimiento de lo que debe. (Código Civil Colombiano)
23
Op. Cit. CHIOVENDA. p. 116
24
Ibid 124
25
Op. Cit. ROCCO. P. 378
26
Op. Cit. RAMOS. P. 339-340.
27
Op. Cit. CHIOVENA. P. 111

8
9

SENTENCIAS CONSTITUTIVAS.

En muchos casos la sentencia produce efectos jurídicos nuevos, como por ejemplo las
costas judiciales. Sin embargo esto no debe confundirse con las llamadas sentencias
constitutivas. Este nombre se ha dado a un grupo de “sentencias positivas estimatorias, en
las cuales esta eficiencia constitutiva depende del mismo derecho que ellas declaran, el cual
consiste en el poder jurídico del actor de producir un efecto jurídico mediante sentencia del
juez”. 28

En estos casos la sentencia es la que produce un nuevo estado jurídico, es decir que el
cambio se produce solamente cuando el derecho potestativo es declarado por el juez (a
veces es también necesario que el juez resuelva acerca de algunas declaraciones
consecuentes) La sentencia constitutiva declara una preexistente voluntad de la ley y lleva
consigo este cambio mismo, siendo la actividad del juez en estas sentencia puramente
jurisdiccional, en la medida en que el efecto se produce por ley, en virtud de la
declaración.29

En estas sentencias el pronunciamiento jurisdiccional es preciso para la constitución o


modificación de una relación jurídica, a manera de ejemplo un contrato no es nulo, aunque
exista un vicio que lo invalide, hasta que exista una sentencia que así lo declare. La
sentencia crea la nulidad del contrato, crea sus efectos ex nunc30.

En relación con los efectos, por la misma naturaleza de las sentencias constitutivas, éstos
son ex nunc; es decir los efectos del cambio jurídico se producen sólo en el momento en
que el cambio se produce, lo que ocurre cuando la sentencia pasa a autoridad de cosa
juzgada. Sin embargo existen casos en que pueden obrar ex tunc 31, es decir
retroactivamente, lo cual puede depender de tres momentos distintos:

i. A veces, del momento del pronunciamiento no definitivo (Por


ejemplo en la sentencia de interdicción)
ii. A veces del momento de la demanda judicial (Por ejemplo en la
separación de bienes)
iii. Otras veces del momento del nacimiento del estado jurídico, que en
éste momento cesa, como en la anulación de actos jurídicos32.

A manera de síntesis puede decirse que el efecto ex nunc es normal en las sentencias
constitutivas, pero no es de su esencia. Lo que si es de su esencia en cambio, es la
producción de un estado jurídico que con anterioridad a la sentencia no existía33.

28
Ibíd.. 115
29
Ibíd. 117
30
Op.Cit. RAMOS. P. 640.
31
Según Francisco Ramos “Precisamente esta es la característica reside el interés de este
tipo de sentencias. En la medida en que la resolución produjese sus efectos ex tunc se
reduciría la categoría de las meramente declarativas”.
32
Op. Cit. CHIOVENDA. p. 339
33
Ibíd.. 119

9
10

En las sentencias constitutivas se pueden presentar los siguientes casos:

a. Sentencias que producen un estado jurídico nuevo, como en las servidumbres.


b. Sentencias que producen la extinción de un derecho estado jurídico existente, por
ejemplo en la separación de bienes.

Pero, frecuentemente los dos estados están unidos, es decir se tienen la cesación de un
estado jurídico existente y la producción de un estado jurídico nuevo34.

En relación a las condiciones de las sentencias constitutivas, éstas se reducen a la existencia


de un derecho potestativo y la legitimación. Un interés en obrar, como condición específica
de la acción junto a la existencia del derecho, lo que no significa que aquí el derecho y la
acción sean dos cosas distintas.35
Respecto del objeto, éste es la voluntad concreta de la ley por la cual el cambio debe
producirse o, dicho de otra manera, el derecho al cambio jurídico. Pasando a cosa juzgada,
“la existencia o inexistencia de la voluntad de la ley de que el cambio se produzca por la
causa petendi hecha valer y no ya la existencia o inexistencia de la relación jurídica que se
quiere cambiar, ni de aquello que se quiere que se produzca “36.

SENTENCIAS ESTIMATORIA Y DESESTIMATORIA

Como se dijo en la parte inicial acerca de la clasificación de las sentencias, la división entre
sentencias estimatorias o desestimatorias se hace teniendo en cuenta si éstas están o no
conformes con la demanda. De acuerdo a lo anterior existe una estrecha relación entre la
acción y el pronunciamiento judicial. Es así como en la desestimación de la demanda o
absolución de la demanda está implícita la negación de la acción. “Si la sentencia niega la
acción por defecto de interés negará simplemente el poder jurídico de pedir la actuación de
la ley, si niega la acción por falta de derecho o de calidad, negará la existencia de una
voluntad de la ley que garantice un bien al actor”37.

Todas las sentencias estimatorias, es decir favorables al actor, tienen una naturaleza
declarativa, en cuanto no crean, sino que se limitan a declarar existente una voluntad
concreta de la ley que garantiza un bien al actor, es decir actúan el derecho preexistente 38

Una vez establecido el concepto de estas sentencias y su relación con la demanda,


pasaremos a enunciar las condiciones de éstas, que podemos reasumirlas en la inexistencia
de la acción. Es así como la desestimación se da por:
a) “Porque el juez ha considerado inexistente un hecho constitutivo del derecho o de la
acción, o porque, aún no negando el hecho afirmado por el actor, ha negado su

34
Ibíd. P.118
35
Ibíd. P. 192
36
Ibíd.. P. 123
37
Ibíd.. P. 218
38
Ibíd. P.115

10
11

idoneidad para producir efectos jurídicos por falta de norma abstracta de ley donde
encajarlo.
b) Porque el juez, aún admitiendo la existencia de un hecho constitutivo, a considerado
a la vez existente un hecho impeditivo.
c) Porque el juez ha considerado existente un hecho extintivo”39

LA CONDENA EN CONCRETO Y LA CONDENA EN ABSTRACTO.

Con anterioridad al decreto 2282 de 1989, existía en el Código de Procedimiento Civil la


posibilidad de hacer condenas in genere. Así, el artículo 307 del C.P.C. establecía que “la
condena al pago de fruto, intereses, mejoras perjuicios u otra cosa semejante, se hará en
forma genérica cuando no aparezca demostrada su cuantía , señalando, si fuere posible las
bases con arreglo a las cuales debe hacerse la liquidación“ Con posterioridad a dicha
condena, establecía el artículo 308 que “dentro de los dos meses siguientes a la ejecutoria
(...) la parte favorecida deberá presentar por escrito , dentro del mismo proceso, una
liquidación motivada y especificada de la cuantía de la respectiva presentación, con
solicitud de las pruebas que se pretenda hacer valer”.

Las anteriores disposiciones fueron modificadas y desapareció la posibilidad de hacer


condenas in genere. Por el contrario se estableció de manera categórica que la condena en
concreto.

El actual articulo 307 del C.P.C. dice: “La condena al pago de frutos, intereses, mejoras,
perjuicios u otra cosa semejante, se hará en la sentencia por cantidad y valor determinados.
Cuando el juez considere que no existe prueba suficiente para la condena en concreto,
decretará de oficio, por una vez, las pruebas que estime necesarias para tal fin. De la
misma manera deberá proceder el superior para hacer la condena en concreto omitida total
o parcialmente por el inferior, o para extender la condena en concreto hasta la fecha de la
sentencia de segunda instancia, aun cuando la parte beneficiada con ella no hubiese
apelado. El incumplimiento de lo dispuesto en este artículo, constituye falta sancionable
conforme al régimen disciplinario (...)

Con relación a la modificación introducida en relación con la posibilidad de hacer condenas


en abstracto, debe resaltarse que mientras antes de la reforma era la parte favorecida quien
debía presentar un escrito con la liquidación y con la aportación y petición de las pruebas
que la sustentaran, con posterioridad a ésta lo que se hizo fue dejar en cabeza del juez el
decreto de las pruebas que considere necesarias para hacer siempre la condena en concreto,
eliminándose así la posibilidad de hacer condenas en abstracto.

Por otra parte debe decirse que en materia contencioso administrativa, la condena in genere
sigue vigente, y se encuentra consagrada en el artículo 172 del Código Contencioso
Administrativo. Disposición en la cual se establece que con posterioridad a dicha condena
se iniciará un trámite incidental con arreglo al artículo 137 del Código de Procedimiento
Civil.

39
Op. Cit. CHIOVENDA. p. 192.

11
12

“La trascendencia de la norma y de la contenida en el artículo 178 C.C.A, es el


reconocimiento legislativo de la tradicional jurisprudencia del Consejo de Estado sentada
por la Corte Suprema de Justicia en el año de 1983, según la cual esa liquidación de las
condenas deberá efectuarse en todos los casos, mediante sumas líquidas de curso legal en
Colombia, ajustadas o actualizadas teniendo en cuenta el índice de precios al consumidor”
40

EJECUTORIA DE LAS PROVIDENCIAS Y SUS EFECTOS,


COMPLEMENTACIÓN Y CORRECCIÓN

Las providencias judiciales por regla general quedan en firme una vez corre el término de
ejecutoria que generalmente corre después de la publicidad de las mismas. Hay unos casos
excepcionales en las que se hacen efectivas como las que se refieren a ciertos trámites de
urgencia como los embargos preventivos y la apelación en efecto devolutivo.

Hay autos que se cumplen inmediatamente como son los que llevan la denominación de
“cúmplase”.

Es diferente el concepto de cosa juzgada con el término ejecutoria de la sentencia

LA FIRMA DE LAS PROVIDENCIAS Y LOS EFECTOS DE LA OMISIÓN.

Los puntos que rigen el tema se encuentran en los artículos 103, 303, 312, 358 y 372.

EFECTOS DE LA SENTENCIA

Condena en costas

Uno de los efectos de la sentencia es la obligación de pagar costas para la parte vencida. El
fundamento de esta condena es el hecho objetivo de la derrota; y la justificación de ésta
institución está en que la actuación de la ley no debe representar una disminución
patrimonial para la parte en cuyo favor tiene lugar, pues es de interés del Estado que la
utilización del proceso no se vuelva en daño para quien tiene la razón y, por otro lado, es de
interés del comercio jurídico que los derechos tengan un valor a ser posible preciso y
constante. La ley admite motivos justos de compensación en costas entre las partes, pero
debe entenderse que esto no ocurre sino en caso de derrota recíproca de las mismas.

La obligación de las costas no surge durante la litis, dando lugar a un crédito eventual o
condicional; por ello, no puede hablarse durante el pleito de un crédito o de un derecho a
las costas. Sólo en el momento de fallarse sobre la demanda, esto es, cuando se determina
el vencimiento, nace no sólo el derecho del vencedor a las costas, sino también el deber del

GONZÁLEZ Pérez, Jesús. Derecho Procesal Administrativo Hispanoamericano.


40

TEMIS, 1985. P. 339

12
13

juez de condenar al derrotado en las mismas, y sólo de la condena pronunciada nace el


derecho y la obligación de las costas. 41

En el derecho colombiano las costas se encuentran reguladas en el artículo 392 del Código
de Procedimiento Civil, que fue modificado por la Ley 794 de 2003 y cuyo texto es el
siguiente:

Condena en costas. En los procesos y en las actuaciones posteriores a aquellos en que haya
controversia, la condenación en costas se sujetará a las siguientes reglas:

1. Se condenará en costas a la parte vencida en el proceso, o a quien se le resuelva


desfavorablemente el recurso de apelación, casación o revisión que haya propuesto.
Además, en los casos especiales previstos en este código.
2. La condena se hará en sentencia; cuando se trate de auto que sin poner fin al
proceso resuelva el incidente o los trámites especiales que lo sustituyen, señalados
en el numeral 4 del artículo 351, el recurso y la oposición, la condena se impondrá
cuando sea manifiesta la carencia de fundamento legal o cuando a sabiendas se
aleguen hechos contrarios a la realidad.

3. En la sentencia de segundo grado que confirme en todas sus partes la del inferior, se
condenará al recurrente en las costas de la segunda instancia.

4. Cuando la sentencia de segundo grado revoque totalmente la del inferior, la parte


vencida será condenada a pagar las costas de ambas instancias.

5. Cuando se trate del recurso de apelación de un auto que no ponga fin al proceso, no
habrá costas en segunda instancia.

6. En caso de que prospere parcialmente la demanda, el juez podrá abstenerse de


condenar en costas o pronunciar condena parcial, expresando los fundamentos de su
decisión.

7. Cuando fueren dos o más litigantes que deban pagar las costas, el juez los
condenará en proporción a su interés en el proceso; si nada se dispone al respecto,
se entenderán distribuidas por partes iguales entre ellos.

8. Si fueren varios los litigantes favorecidos con la condena en costas, a cada uno de
ellos se les reconocerán los gastos que hubiere sufragado y se harán por separado las
liquidaciones.

9. Sólo habrá lugar a costas cuando en el expediente aparezca que se causaron y en la


medida de su comprobación.

CHIOVENDA, Guisseppe. Instituciones de Derecho Civil. Serie Clásicos del Derecho Procesal Civil. Vol.
41

4. México: Editorial jurídica universitaria, 2001, p. 554-559

13
14

10. Las estipulaciones de las partes en materia de costas se tendrán por no escritas. Sin
embargo podrán renunciarse después de decretadas y en los casos de desistimiento o
transacción

Por su parte en el Código General del Proceso de Uruguay, establece en su artículo 56.1
con relación a las costas lo siguiente: “La sentencia definitiva impondrá condenación en
costas, y costos o declarará no hacer especial condenación, según corresponda, con arreglo
a lo dispuesto por el artículo 688 del Código Civil.

Se considerará costas todos los tributos, incluido el del pago de la vicésima, así como los
honorarios de los peritos, depositarios, tasadores y demás auxiliares del tribunal. Se
consideran costos, los honorarios de los abogados y de los procuradores.

En las anteriores disposiciones es claro que la condena en costas surge a partir de la


sentencia, aún cuando dicha condena se haga en ésta misma. Así mismo se destaca que la
condena en costas está regulada en la ley y no les es posible pactar sobre ellas a las partes,
aún cuando son renunciables si se trata de terminación del proceso por desistimiento o
transacción, punto sobre el cual nos detendremos cuando tratemos estas forma de
terminación del proceso.

EJECUTORIA

Después de proferida la sentencia existe un término para las impugnaciones admitidas


contra ésta. De manera que la preclusión definitiva de las cuestiones alegadas, se produce
cuando en el proceso se haya obtenido una sentencia que no está sometida a ninguna
impugnación esta se llama sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada en sentido formal.
Significa que una sentencia que no está sometida a oposición del rebelde, ni a la apelación,
ni a un recurso de casación, ni de revisión42.

Como se observa en la anterior cita se habla de cosa juzgada formal para referirse al
momento en que la sentencia está en firme. Es decir que se está confundiendo la cosa
juzgada con la ejecutoria de las sentencias, pues la cosa juzgada es “aquella calidad
especial que la ley le asigna a algunas sentencias ejecutoriadas. No hay cosa juzgada sin
ejecutoria pero si ésta sin aquella”43. Acogiendo la posición del doctrinante Devis Echandía,
consideramos más técnico hablar de ejecutoria y no de cosa juzgada formal, lo cual es
conforme con el Código de Procedimiento Civil Colombiano, donde se consagra en el
artículo 331 la ejecutoria y posteriormente la cosa juzgada44.
42
Ibíd. p.218
43
Op.Cit. DEVIS ECHANDIA. p. 464
44
Sobre la cosa juzgada formal hay quienes consideran que es diferente la firmeza, sobre este se cita la
siguiente posición: “Que esa resolución irrecurrible (originalmente o como consecuencia de la preclusión de
los plazos para recurrir) adquiera, o pase a tener esa autoridad de cosa juzgada es tanto como decir que reviste
firmeza o es firme, o que ya se ha dicho es inimpugnable.
Así pues ¿es superfluo el concepto de cosa juzgada formal, dado que otros dos expresan exactamente el
mismo fenómeno? Nos inclinamos por una respuesta negativa, pues la cosa juzgada formal presenta
connotaciones de interés, ausentes, en cambio en los conceptos de firmeza e inimpugnabilidad. En efecto
estos dos términos se limitan, en sí mismos, a expresar la imposibilidad de volver a examinar lo decidido en
una resolución y, consiguientemente, la imposibilidad de revocarla o sustituirla por otra distinta (incluso
expresan la imposibilidad de confirmar la resolución). La cosa juzgada hace referencia a algo distinto, aunque

14
15

La inmunidad de las sentencias puede darse por las siguientes causas:

1. “Porque la sentencia, por su naturaleza, no esté sometida a ninguno recurso.

2. Porque hayan transcurrido los términos para proponer la impugnación.

3. Porque la sentencia fue aceptada por el derrotado, puesto que la aceptación, hecha
por una declaración expresa de voluntad o tácitamente, implica la pérdida de la
voluntad de impugnar la sentencia.

4. Porque hubo caducidad en el juicio de apelación o de casación, con tal que los
efectos de la sentencia no hayan sido modificados por otra sentencia pronunciada en
los mismos juicios.

5. Porque hubo renuencia a los actos en el juicio de apelación o casación”45.

Es así como el momento de producción de la “cosa juzgada” es: a) desde la misma


resolución, en aquellas que no admiten recurso alguno. B) Por el transcurso del plazo
concedido para interponer el recurso, sin realizarlo. C) Por resolución en firme que declare
la inadmisibilidad de un recurso planteado.

Así mismo, debe tenerse en cuenta que la ejecutoria de las sentencias obliga a las partes y
debe cumplirse, aún cuando no exista cosa juzgada. En consecuencia la obligatoriedad de
la sentencia se deriva de la ejecutoria y no de la cosa juzgada46.

Finalmente, acogiendo al doctrinante Chiovenda, la “cosa juzgada formal” es el efecto de


todas las resoluciones judiciales (providencias, autos y sentencias) inherente a su firmeza o
inimpugnabilidad. Cuando contra una resolución no se concede recurso alguno, o
concediéndose, no se interpone o formaliza en los plazos previstos, la resolución pasa a
autoridad de cosa juzgada47.

COSA JUZGADA

Concepto

De la cosa juzgada puede hablarse por lo menos en dos sentidos. Según el primero, cosa
juzgada es el estado jurídico en que se encuentra un asunto o cuestión que ha sido objeto de
un proceso. Es el estado de un tema antes litigioso, cuando ha sido decidido por los

indisolublemente unido a la firmeza y a la inimpugnabilidad. No se trata tan sólo de que la resolución no


puede ser revocada (ni confirmada), sino fundamentalmente, de que tiene que ser respetada, de que se ha de
partir de ella, con su concreto contenido, en el proceso en que se ha producido, para los sucesivos actos del
mismo, sin descartar una eficacia, al menos en cuanto hecho (pero hecho que no se daría si la cosa juzgada no
se hubiera producido) en otros procesos. .
Evidentemente, la cosa juzgada formal responde, singularmente de las sentencias de fondo, pero también
respecto de cualesquiera otras resoluciones, a la necesidad de seguridad jurídica”. De LA OLIVA, Andrés y
otro. LECCIONES DE DERECHO PROCESAL. Pp. 146-147
45
Op.Cit. CHIOVENDA. P 218.
46
Op.Cit. DEVIS ECHANDIA. P 464.
47
Op. Cit. CHIOVENDA. p. 218

15
16

órganos jurisdiccionales de forma definitiva e irrevocable. En el segundo sentido, la cosa


juzgada se presta como efecto que designa ciertas resoluciones judiciales, e incluso más: el
principal efecto de la principal resolución procesal, que es la sentencia definitiva sobre el
fondo48.

La cosa juzgada se ha definido como “la inalterabilidad de las resoluciones judiciales; en


definitiva en el cierre de la relación jurídico procesal, pues, todas las resoluciones
judiciales, si son revocadas o alteradas por los medios de impugnatorios establecidos para
ello, acaban alcanzando firmeza: cosa juzgada formal”49

Con relación al concepto de cosa juzgada, debe decirse que existen varias teorías 50 para
explicar su naturaleza y fundamento. Sin embargo sólo expondremos la llamada doctrina
italiana moderna, cuyos representantes son principalmente Chiovenda, Calamandrei,
Redenti, Carnelutti y Liebman51

Según Chiovenda “cuando se define la cosa juzgada como una ficción de verdad, como una
verdad formal, se dice una cosa exacta únicamente en el sentido de que, por la grandísima
mayoría de los ciudadanos ajenos al litigio, la sentencia se presenta conforme a la verdad”.
Sin embargo tal concepto de la cosa juzgada obedece solamente a la justificación política
de ésta. Así que si la miramos jurídicamente, su concepto cambia, y ésta se refiere no a la
afirmación de la verdad de los hechos, sino a la existencia de una voluntad de la ley en el
caso concreto”52. (Negrita fuera del texto)

La anterior teoría, la jurídica, explica la cosa juzgada como una voluntad del Estado,
expresada a través de la sentencia para cada caso concreto, es decir que con la autoridad de
cosa juzgada lo que se está expresando es sólo la certeza de la existencia dicha voluntad,
que consiste en la inatacabilidad del bien reconocido o negado.

48
Op. Cit DE LA OLIVA. p. 141
49
Op. Cit. SANDOVAL. P. 157.
50
Teoría de la presunción de verdad, teoría de la ficción de verdad, teoría contractualista o
cuasicontractualista, doctrina moderna o teoría procesalista.
Por ejemplo: La teoría material de la cosa juzgada consiste en sostener que la sentencia firme sobre el fondo
produce efectos jurídicos materiales, esto es en el ámbito del tráfico, de la vida, extraprocesalmente. La cosa
juzgada viene a negar la existencia de las sentencias injustas o erróneas, lo que es contrario a la experiencia
universal y al propio sistema jurídico (qué sentido tendrían los recursos, y singularmente los propios medios
de rescisión de la cosa juzgada?) Es igualmente acertada la objeción que señala la conversión de todas las
sentencias en constitutivas, la objeción es de considerable importancia, porque la atribución de tal carácter no
es en absoluto caprichosa y ni siquiera depende de criterios doctrinales convencionales, susceptible de ser
modificados por cualesquiera motivos de conveniencia. El carácter constitutivo se una sentencia depende del
mismo carácter de acción, que a su vez, nace sólo como consecuencia de situaciones jurídico-materiales muy
especiales (de la conjunción de muy especiales hechos y normas, en definitiva)
Según la teoría procesal de cosa juzgada, la sentencia firme sobre el fondo no afecta a la realidad jurídica
material, limitándose a producir una necesidad de vinculación de otros tribunales que, posteriormente,
pudieran encontrarse en relación con la materia del proceso, en el que recayó aquella sentencia.
Esta teoría es dominante. Según esta la sentencia en firme no modifica, de ordinario, la realidad jurídica
material sobre la cuales pronuncia, que sigue siendo la que era. La sentencia injusta o errónea es posible, sólo
que la seguridad y la paz jurídica exigen la vinculación antes referida, incluso al precio de errores o injusticias
(aunque se apuren los instrumentos para evitarlas o remediarlas. (De la oliva 147-148)
51
Op. Cit. DEVIS. P. 491.
52
Op. Cit. CHIOVENDA. Pp. 216-217.

16
17

Para éste autor, la cosa juzgada es la afirmación indiscutible y obligatoria para todos los
jueces de todos los juicios futuros, de una voluntad concreta de la ley, que reconoce o
desconoce un bien de la vida de una de las partes.

De acuerdo a lo anterior, la cosa juzgada contiene en sí misma una preclusión de toda


discusión futura: la institución de la preclusión es la base práctica de la eficiencia de la cosa
juzgada. Lo que quiere decir que la cosa juzgada material tiene por presupuesto la cosa
juzgada formal (de acuerdo a lo explicado en párrafos anteriores, podríamos decir que la
ejecutoria de las sentencias es presupuesto de la autoridad de cosa juzgada). La relación
entre cosa juzgada y preclusión de cuestiones puede formularse así: la cosa juzgada es un
bien de la vida jurídica reconocido o negado por el juez; la preclusión de cuestiones es el
medio para garantizar al vencedor el goce del resultado del proceso53.

EFECTOS DE LA COSA JUZGADA

Una vez establecido de manera breve el concepto de cosa juzgada, pasamos a explicar dos
efectos de la cosa juzgada, denominados efecto negativo y positivo.

La función negativa de la cosa juzgada se traduce en el aforismo non bis in idem y supone
la preclusión de un ulterior juicio sobre el mismo objeto. Lo anterior debido a que no es
posible replantear indefinidamente un problema ante los tribunales de justicia, así que
existe un momento en que no es posible debatir un asunto ante ningún juez54.

Es decir, que es la prohibición de entrar a resolver sobre las el fondo de las pretensiones
que han sido materia de sentencia y les otorga la facultad de paralizar la acción que se
ejercite con desconocimiento de ello, si se les alega como excepción previa 55, o de inhibirse
de resolver el fondo, si deben hacerlo en sentencia56.

La función positiva de la cosa juzgada consiste en la vinculación que produce en los jueces
respecto de un fallo futuro. Los jueces, en el caso de conocer del mismo objeto, vendrían
vinculados a dictar una idéntica resolución. Mientras que el anterior efecto era preclusivo,
este es prejudicial. Su utilidad se ve con claridad cuando en un segundo proceso se invoca
la cosa jugada anterior para que sirva de base o punto de partida a la segunda sentencia57.

LÍMITES DE LA COSA JUZGADA

El artículo 332 del Código de Procedimiento Civil consagra que la sentencia tiene efecto de
cosa juzgada siempre que el nuevo proceso verse sobre el mismo objeto, y se funde en la
misma causa que el anterior, y que entrambos procesos haya identidad jurídica de partes58.

53
Ibíd. P. 219.
54
Op. Cit.RAMOS. P. 655
55
Art. 97 del C.P.C. “El demandado, en el proceso ordinario y en los demás que expresamente lo autorice ,
dentro del término del traslado de la demanda podrá proponer las siguientes excepciones: (...) cosa juzgada
(...)”
56
Op. Cit. DEVIES. p. 496
57
RAMOS, Francisco. P.656
58
No siendo el objeto del este trabajo el derecho procesal administrativo, consideramos importante hacer una
breve referencia al mismo en relación con la cosa juzgada.

17
18

Por su parte e1 artículo 1, 252.2 del Código Civil (español) establece que, “para que la
presunción de cosa juzgada surta efecto en otro juicio, es necesario que entre el caso
resuelto por la sentencia y aquel en que ésta sea invocada, concurra la más perfecta
identidad entre las cosas, las caudas, las personas de los litigantes y la calidad con que lo
fueron”.

CON BASE EN LOS CASOS EN QUE SE PRESENTA LA COSA JUZGADA,


DOCTRINALMENTE SE HAN ESTABLECIDO LOS SIGUIENTES LÍMITES:

a. Objetivos

Según Chiovenda, la esencia de la cosa juzgada desde el punto de vista objetivo consiste en
no permitir que el juez, en un proceso futuro, pueda de alguna manera desconocer o
disminuir el bien reconocido en el precedente. Por tanto, lo que en el fondo está fijando los
límites objetivos de la cosa juzgada es la demanda de fondo59.

Para determinar cuál es el límite al que nos referimos en el párrafo anterior, es necesario
tener en cuenta los motivos de la sentencia de cosa juzgada, es decir no entendiendo la cosa
juzgada sólo en el sentido formal (sólo lo que está en la parte dispositiva genera tal
autoridad). Por el contrario, para determinar el alcance de la cosa juzgada en la mayoría de
los casos es necesario acudir a los motivos que dieron lugar a la decisión, pues esto lo que
permite identificar la causa petendi60.

Pese a compartir la posición anterior, existen autores que consideran que sólo la parte
dispositiva de la sentencia es la que determina la autoridad de res iudicata al nuevo proceso
y nada tiene que ver con los denominados obiter dicta, ni siquiera los razonamientos
instrumentales condicionales del fallo. Lo anterior con fundamento que es la voluntad de la
Ley, en el caso concreto, la fuerza de la jurisdicción y no los razonamientos precedentes, lo

La sentencia que declare la nulidad de un acto administrativo tiene fuerza de cosa juzgada erga omnes (para
todo el mundo). La que niegue la nulidad pedida producirá cosa juzgada erga omnes, pero sólo en relación
con la causa petendi juzgada.
La sentencia dictada en procesos relativos a contratos y de reparación directa, producirá cosa juzgada frente a
otro proceso que tenga el mismo objeto y la misma causa, y siempre que entre ambos procesos haya identidad
jurídica de partes; la proferida en proceso de restablecimiento del derecho aprovechará a quien hubiere
intervenido en el proceso y obtenido la declaración a su favor (Art. 175 C.C.A)
“Esa disposición tiene singulares consecuencias, puesto que, como sin ninguna duda se colige de la simple
lectura del texto, la declaratoria de nulidad de un acto administrativo proferida en un proceso contencioso
administrativo, ordinario o especial a causa del ejercicio del control de legalidad de las decisiones
administrativas, tiene efectos erga omnes, en otras palabras, frente a todas las personas sin distinción alguna.
En cambio en las acciones denominadas por la doctrina como subjetivas o resarcitorias, que tienen como su
calificación lo sugiere, la finalidad de obtener el restablecimiento del derecho, o la indemnización de
perjuicios causado por el acto, hecho, omisión u operación material de la administración, debe distinguirse en
la parte resolutiva de la sentencia entre la declaratoria de nulidad del acto, si se ha solicitado y es procedente
de acuerdo con la acción, caso en el cual se aplica en precepto del inciso 1 del artículo 175, es decir, que esta
declaratoria surte los conocidos efectos erga omnes, y la declaratoria de condena en la cual sus efectos solo
tienen alcance Inter. partes y a los cuales hace referencia la parte final del inciso tercero del artículo 175, en
armonía con el artículo 56 de la ley 446 de 1998 que subrogó el artículo 172 del C.C.A.” GONZÁLEZ. Op.
Cit. Pp. 286- 288.
59
Op. Cit. CHIOVENDA. p. 222
60
Ibíd. Pp. 235-236

18
19

que constituye cosa juzgada. No obstante dicha posición, ésta reconoce que la pretensión
se determina por unos concretos hechos sustentadores que, en definitiva, la sentencia acepta
o rechaza y el petitum de la demanda se identifica y determina siempre con la causa
petendi61.

Finalmente puede decirse que los límites objetivos de la cosa juzgada son el petitum y la
causa petendi en el objeto u objetos del proceso correspondiente. El objeto de la cosa
juzgada es lo juzgado, de lo cual se deriva lógicamente la importancia de determinar qué es
lo juzgado, pues la respuesta a esta pregunta es lo que permite excluir un segundo proceso
sobre lo mismo, como para prejuzgar parte del objeto del segundo proceso. 62 (De la Oliva
160)

En consecuencia, lo que se señala como el objeto de la cosa juzgada son las acciones
afirmadas por el actor y expresadas en distintas pretensiones de éste. En definitiva, lo que
el actor “suplique” en la demanda y, en su caso, lo que el demandado pretenda en la
reconvención. En rigor por tanto, cosa juzgada, es lo que se decida sobre las pretensiones
del demandante, y en su caso, del demandado reconviniente63.

b. Subjetivos

El artículo 1, 11, 252 del Código Civil de España expresa que para que haya cosa juzgada
en otro juicio, “es necesario que, entre el caso resuelto por la sentencia y aquel en que ésta
sea invocada, concurra la más perfecta identidad entre las personas de los litigantes y la
calidad con que lo fueron. Así pues, ha de existir identidad entre las personas de los
litigantes y la calidad con que lo fueron. Ésta última expresión hace referencia a los
supuestos de representación”

Así mismo en el artículo 219 del Código General del Proceso de Uruguay se consagra que
para que “tendrá efecto (de cosa juzgada) en todo proceso entre las mismas partes siempre
que versare sobre el mismo objeto y se fundare en la misma causa (negrita fuera del texto).

Los anteriores artículos están recogiendo la regla clásica Res iudicata inter partes, la cual
opera si las partes de los distintos procesos son las mismas. Y esto, no sólo porque la
diferencia de sujetos significa, con gran frecuencia un objeto completamente distinto; la
diferencia principal es evitar que la resolución judicial favorezca o perjudique a quien no ha
tenido oportunidad de participar en el proceso correspondiente, lo que es sin duda una
manifestación del principio de audiencia. De ahí también que cuando, siendo igual el
objeto, son distintas las partes no alcance a las nuevas eficiencias de la cosa juzgada64.

c. Temporales

61
Op. Cit. SANDOVAL LÓPEZ. p. 59
62
De LA OLIVA, Andrés y otro. P. 160
63
Ibídem.
64
Ibídem.

19
20

Finalmente encontramos los límites temporales, los cuales se traducen en que la declaración
vinculante de la sentencia se funda en las premisas fijadas en el proceso en un momento
preclusivo determinado65.

Dichos límites son la consecuencia de que las decisiones jurisdiccionales se proyecten


sobre asuntos muy diversos y no siempre pueden definirlos poco menos que sub especie
aeternitatis. “Se comprende enseguida en el pronunciamiento sobre la debida satisfacción
de un derecho de crédito concreto no es igual que el que versa sobre uno de los llamados
absolutos o el que reconoce una acción constitutiva. Los segundos derechos presentan una
eficacia temporal, una subsistencia, muy superior a la del primero: pueden tener, incluso,
una duración indefinidos y son más propicios, por tanto a variaciones más diversas”.

Pero debe notarse que cuando esas variaciones se producen, el resultado, caso de llevarse a
un proceso, constituiría un objeto procesal distinto del que originó el primer proceso y
sobre el que recayó el pronunciamiento jurisdiccional. En conclusión: los límites
temporales de la cosa juzgada son el realidad las limitaciones del propio objeto procesal.
“En efecto preguntarse cuánto dura la eficacia de la cosa juzgada es tanto como preguntarse
por la posible desaparición de la “cosa juzgada“distinta de la juzgada, una nueva res
iudicata“66.

Sentado lo anterior, cabe, entender que la cosa juzgada no opera cuando la situación
jurídica definida en la sentencia firme se ha modificado o desaparecido en virtud de hechos
o actos posteriores a un determinado momento: el momento después del cual esos
elementos no pudieron hacerse valer en el proceso de que se trate. Sería perfectamente
razonable establecer que la cosa juzgada cubre el contenido esencial de la resolución en
cuanto se base en actos y hechos aportados o que se pudieran aportar hasta el momento
procesal. Se trataría ante todo, de una regla de preclusión para las partes: “utilicen todos
los materiales concernientes al caso antes del momento X, porque los que pudieren ser
utilizados antes de ese momento y no lo fuesen se enfrentarían inútilmente contra la cosa
juzgada”67.

Las variaciones fácticas de las cuales se viene hablando, cobra gran relevancia en los casos
de sentencias relativas a prestaciones que se repiten en el tiempo, y que con frecuencia, lo
hacen por un tiempo prolongado. Esto dado que la situación que se tuvo en cuenta al
dictarse sentencia o al adquirir ésta firmeza ha cambiado. Como ejemplo de lo anterior se
encuentra la fijación de alimentos, toda vez que estos se causan de manera periódica y la
situación fáctica del momento en que se fijaron es determinante para un proceso posterior.

EXCEPCIONES A LA COSA JUZGADA

La ley colombiana68 ha establecido los casos en que las sentencias no constituyen cosa
juzgada, éstas son:
65
Op. Cit. SANDOVAL. p.160
66
Op. Cit DE LA OLIVA.. P. 157
67
Ibíd. 158
68
ARTICULO 512. Modificado. Decreto. 2282 de 1989, art. 1 , num. 271. Eficacia de la sentencia. La
sentencia que resuelva las excepciones de mérito hace tránsito a cosa juzgada, excepto en el caso previsto en
los numerales 3 y 4 del artículo 333.

20
21

1. Las que se dicten en procesos de jurisdicción voluntaria 69. La razón de ser es que en
estos procesos no existe un litigio, pues en principio el peticionario (no hay demandado)
sólo busca que el juez mediante la sentencia le de certeza o precisión a un derecho o a la
legalidad a un acto. En consecuencia como el fin de la cosa juzgada es ponerle fin a un
litigio y estos casos tal no existe, no se produce autoridad de cosa juzgada70.

2. Las que decidan situaciones susceptibles de modificación mediante proceso posterior,


por autorización expresa de la ley. Según concepto de Devis Echandía, esta excepción a la
cosa juzgada no debería existir, toda vez que lo que se está haciendo es reconociendo que
un procedimiento establecido para n asunto no es suficiente y se requiere de otro, en
consecuencia la lógica indica que si el procedimiento establecido para resolver un litigio no
es suficiente, éste debería eliminarse71.

3. Las que declaren probada una excepción de carácter temporal, que no impida iniciar otro
proceso al desaparecer la causa que dio lugar a su reconocimiento.

4. Las que contengan decisión inhibitoria sobre el mérito del litigio (Artículo 333 del
Código de procedimiento Civil)

En estos casos (num. 3 y 4) la sentencia no ha recaído sobre el fondo del asunto, el juez no
se pronunció sobre el petitum y esto es lo que hace que no esté impedido para pronunciarse
en un nuevo proceso72.

LA REFORMATIO IN PEJUS

La reformatio in pejus es un efecto se deriva del ejercicio del recurso de apelación, que
también es aplicable a la casación, y limita la competencia del superior para decidir sobre lo
sometido a su competencia.

Este principio significa que el superior no puede agravar la situación del apelante único,
dado que se entiende que éste sólo la interpuso en lo desfavorable de la providencia73.

“Sin embargo cuando ambas partes hayan apelado o la que no apeló hubiere adherido al
recurso, el superior resolverá sin limitaciones” (Artículo 357 C.P.C). Así mismo tratándose

69
ARTICULO 649.Asuntos sujetos a su trámite. Se sujetarán al procedimiento de jurisdicción voluntaria los
siguientes asuntos: 1. La licencia que soliciten el padre o madre de familia o los guardadores para enajenar o
gravar bienes de sus representados, o para realizar otros actos que interesen a éstos, en los casos en que el
Código Civil u otras leyes la exijan. 2. Derogado. Ley 27 de 1977. 3. La licencia para la emancipación
voluntaria. 4. La designación de guardador, cuando no corresponda a los jueces de menores. 5. La
declaración de ausencia. 6. La declaración de muerte presuntiva por desaparecimiento. 7. La interdicción del
demente o sordomudo y su rehabilitación. 8. Derogado. Ley 27 de 1977. 9. La autorización requerida en
caso de adopción, cuando no corresponda a los jueces de menores. 10. La insinuación para donaciones entre
vivos. 11. La corrección, sustitución o adición de partidas de estado civil o del nombre, o anotación del
seudónimo en actas o folios del registro de aquél, según el Decreto 1260 de 1970. 12. Cualquier otro asunto
de jurisdicción voluntaria que no tenga señalado trámite diferente.
70
Op. Cit. DEVIS ECHANDIA, Hernando. Pp. 86 y 518
71
Ibíd. 518
72
Ibídem
73
Op. Cit. DEVIS. P. 565

21
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de la consulta no rige la reformatio in pejus, dado que la ley le da competencia al superior


para modificar sin límite alguno la providencia consultada. (Art. 386 C. P.C.)

En relación con la consulta debe dejarse claro que ésta no es un recurso, dado que nadie lo
interpone y no rige para la limitación de la competencia del superior (Devis, 566). Así que
es considerado como un grado jurisdiccional y procede cuando “las sentencias de primera
instancia adversas a la Nación, los departamentos, los distritos especiales y los municipios,
(deben consultarse con el superior siempre que) no sean apeladas por sus representantes o
apoderados. Con la misma salvedad deben consultarse las sentencias que decreten la
interdicción y las que fueren adversas a quien estuvo representado por curador ad litem,
excepto en los procesos ejecutivos.” (Artículo 386)

LA REFORMATIO IN PEJUS Y LA ACCIÓN DE TUTELA

Como se explicó anteriormente el principio de reformatio in pejus es una limitación a la


competencia del superior para decidir sobre lo sometido al conocimiento del superior. En
relación con lo anterior surge un tema interesante que es el de la procedencia de la acción
de tutela contra providencias judiciales.

Tema que se encuentra regulado en el Decreto numero 2591 de 1991, que en su artículo 40,
parágrafo 1º consagra “La acción de tutela contra tales providencias judiciales (sentencias
y las demás providencias judiciales que pongan término a un proceso) sólo procederá 
cuando la lesión del derecho sea consecuencia directa de éstas por deducirse de manera
manifiesta y directa de su parte resolutiva, se hubieren agotado todos los recursos en la vía
judicial y no exista otro mecanismo idóneo para reclamar la protección del derecho
vulnerado o amenazado. Cuando el derecho invocado sea el debido proceso, la tutela
deberá interponerse conjuntamente con el recurso procedente. (...) La tutela no procederá
por errónea interpretación judicial de la ley ni para controvertir pruebas.”

Así mismo el artículo 1º, establece que “toda persona tendrá acción de tutela para reclamar
ante los jueces, en todo momento y lugar, mediante un procedimiento preferente y
sumario, por sí misma o por quien actúe a su nombre, la protección inmediata de sus
derechos constitucionales fundamentales, cuando quiera que éstos resulten vulnerados o
amenazados por la acción o la omisión de cualquier autoridad pública o de los particulares
en los casos que señala este Decreto.” (Negrita fuera del texto original)

Sobre la procedencia de la acción de tutela contra providencias judiciales, la Corte


Constitucional ha establecido jurisprudencialmente la siguiente posición: “La acción de
tutela surge como un mecanismo judicial idóneo contra decisiones judiciales cuando quiera
que estas se constituyen en verdaderas vías de hecho. Al respecto es preciso indicar que la
vía de hecho debe reunir algunos elementos que justifiquen su utilización por vía de tutela.
La providencia judicial que se considere "una vía de hecho", deberá carecer de fundamento
legal; vulnerar de forma grave e inminente derechos de carácter fundamental y obedecer al
criterio subjetivo de la autoridad judicial que la profiere”74.

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COLOMBIA. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-376/99 M.P. Dr. Eduardo Cifuentes Muñoz

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De lo anterior se destaca que en cualquier tiempo y lugar es posible hacer uso de la acción
de tutela cuando se cumplan los requisitos de una vía de hecho, lo cual nos lleva a
preguntarnos sobre la competencia que tiene el juez de tutela para decidir, en otras palabras,
si tiene la limitación que se impone en la reformatio in pejus o si por el contrario carece de
tal y puede pronunciarse sin límite alguno. Nuestra posición es que dado que el objeto de
la acción de tutela es la protección de derechos fundamentales y que para ello es necesario
que el juez de tutela haga un análisis que le permita tomar una decisión que proteja el
derecho amenazado o vulnerado, y tal protección no puede estar limitada, en estos casos no
rige la reformatio in pejus.

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