Violencia y Tipos
Violencia y Tipos
Violencia y Tipos
CONCEPTO DE VIOLENCIA:
Uso de la fuerza para conseguir un fin, especialmente para dominar a alguien o
imponer algo.
EJEMPLOS:
"la trató con violencia; en esta película hay escenas de mucha violencia"
TIPOS DE VIOLENCIA:
Tipos de violencia. categorizándolas en:
Física: ...
Psicológica: ...
Sexual: ...
Económica y patrimonial: ...
Simbólica: ...
Modalidades de Violencia: ...
Violencia doméstica:
Tipos de violencia
La clasificación de la OMS, divide la violencia en tres categorías generales,
según las características de los que cometen el acto de violencia:
– la violencia autoinfligida (comportamiento suicida y autolesiones),
– la violencia interpersonal (violencia familiar, que incluye menores, pareja y
ancianos; así como violencia entre personas sin parentesco),
– la violencia colectiva (social, política y económica).
La naturaleza de los actos de violencia puede ser: física, sexual, psíquica, las
anteriores incluyen privaciones o descuido.
En México, donde las agresiones con armas de fuego provocan más o menos
el 50% de los homicidios de jóvenes, las tasas permanecieron altas,
aumentando de 14,7 por 100 000 a 15,6 por 100 000. Entre los principales
factores de la personalidad y del comportamiento que pueden predecir la
violencia juvenil están la hiperactividad, la impulsividad, el control deficiente
del comportamiento y los problemas de atención. Curiosamente la
nerviosidad y la ansiedad están relacionadas negativamente con la violencia.
MALTRATO A MENORES En 1999, la Reunión de Consulta de la OMS sobre la
Prevención del Maltrato de Menores redactó la siguiente definición: “El
maltrato o la vejación de menores abarca todas las formas de malos tratos
físicos y emocionales, abuso sexual, descuido o negligencia o explotación
comercial o de otro tipo, que originen un daño real o potencial para la salud
del niño, su supervivencia, desarrollo o dignidad en el contexto de una
relación de responsabilidad, confianza o poder.”
Se establecen cuatro tipos de maltrato de niños por los cuidadores, a
saber:
– el maltrato físico (real o potencial),
– el abuso sexual,
– el maltrato emocional (se produce cuando un cuidador no brinda las
condiciones apropiadas y propicias e incluye actos que tienen efectos
adversos sobre la salud emocional y el desarrollo del niño. Tales actos
incluyen la restricción de los movimientos del menor, la denigración, la
ridiculización, las amenazas e intimidación, la discriminación, el rechazo y
otras formas no físicas de tratamiento hostil),
– el descuido (cuando uno de los padres no toma medidas para promover el
desarrollo del niño —estando en condiciones de hacerlo— en una o varias de
las siguientes áreas: la salud, la educación, el desarrollo emocional, la
nutrición, el amparo y las condiciones de vida seguras).
El lactante zamarreado El zamarreo (sacudir), es una forma frecuente de
maltrato observado en los niños muy pequeños. La mayoría de los niños
zamarreados tienen menos de 9 meses de edad. Los autores de este tipo de
maltrato comúnmente son varones y esto puede ser más bien un reflejo del
hecho de que los hombres, que en promedio son más fuertes que las
mujeres, y no de que sean más propensos que las mujeres a zamarrear a los
niños. Se pueden producir hemorragias intracraneales, hemorragias
retinianas y pequeñas fracturas “astilladas” en las principales articulaciones
de las extremidades del niño, como resultado del zamarreo muy rápido. Estas
lesiones también pueden ser consecuencia de una combinación de zamarreo
y del golpe de la cabeza contra una superficie. Hay indicios de que cerca de
un tercio de los lactantes sacudidos violentamente mueren y que la mayoría
de los sobrevivientes sufren consecuencias a largo plazo, como retraso
mental, parálisis cerebral o ceguera. El niño golpeado Uno de los síndromes
del maltrato de menores es el del “niño golpeado”. Este término se aplica en
general a los niños que presentan lesiones repetidas y graves en la piel, el
aparato esquelético o el sistema nervioso. Incluye a niños con fracturas
múltiples producidas en distintas fechas, traumatismo craneoencefálico y
traumatismo visceral grave, con indicios de un castigo repetido.
Afortunadamente, si bien los casos son trágicos, esta modalidad de maltrato
es poco frecuente.
Según la Organización Mundial de la Salud, en 2000 hubo unas 57 000
defunciones atribuidas a homicidios en los menores de 15 años de edad. Las
estimaciones de los homicidios de niños a nivel mundial indican que los
lactantes y los niños muy pequeños corren un riesgo mayor, con tasas en el
grupo de 0 a 4 años de edad que equivalen a más del doble de las observadas
en los niños de 5 a 14 años. Abuso sexual Los niños pueden ser llevados a
servicios profesionales debido a problemas físicos o de conducta que, cuando
se investigan más a fondo, resultan ser consecuencia del abuso sexual. Los
niños que han sido maltratados sexualmente presentan síntomas de
infección, lesión genital, dolor abdominal, estreñimiento, infecciones
crónicas o recurrentes de las vías urinarias o problemas de conducta. Para
poder detectar el abuso sexual de menores se requiere una gran suspicacia y
estar familiarizado con los indicadores verbales, conductuales y físicos del
abuso. Muchos niños revelan espontáneamente el abuso a las personas que
los cuidan o a otras personas, aunque quizá también haya signos indirectos
físicos o de conducta.
VIOLENCIA DE PAREJA Una de las formas más comunes de violencia contra la
mujer es la infligida por su marido o pareja masculina. Esto contrasta
sobremanera con la situación de los hombres, mucho más expuestos a sufrir
agresiones de extraños o de conocidos que de personas de su círculo íntimo.
Este comportamiento incluye:
• Agresiones físicas: por ejemplo, abofetear, golpear con los puños, patear.
• Maltrato psíquico: por ejemplo, mediante intimidación, denigración y
humillación constantes.
• Relaciones sexuales forzadas y otras formas de coacción sexual.
• Diversos comportamientos dominantes: por ejemplo, aislar a una persona
de su familia y amigos, vigilar sus movimientos y restringir su acceso a la
información o asistencia.
En Monterrey (México), 52% de las mujeres agredidas físicamente también
habían sido maltratadas sexualmente por su pareja. Sobre la dinámica de la
violencia en la pareja, parecería haber al menos dos modalidades:
• Modalidad grave (llamado maltrato físico) se caracteriza diversas formas de
maltrato, amedrentamiento y amenazas, aunadas a una conducta posesiva y
un comportamiento dominante por parte del agresor.
• Forma moderada de violencia (denominada violencia común de pareja) en
las relaciones íntimas, en que la frustración y la ira continuas ocasionalmente
estallan en forma de agresión física.
Sucesos que desencadenan la violencia masculina en la pareja:
– no obedecer al hombre;
– contestarle mal;
– no tener la comida preparada a tiempo;
– no atender adecuadamente a los hijos o el hogar;
– preguntarle al hombre por cuestiones de dinero o de sus enamoradas;
– salir sin el permiso del hombre;
– negarse a mantener relaciones sexuales con el hombre;
– sospechas, por parte del hombre, de infidelidad de la mujer.
¿Cómo responden las mujeres al maltrato? Algunos estudios cualitativos
han confirmado que la mayoría de las mujeres maltratadas no son víctimas
pasivas, sino que adoptan estrategias activas para aumentar al máximo su
seguridad y la de sus hijos. Algunas mujeres resisten, otras huyen y algunas
más intentan llevar la fiesta en paz cediendo a las exigencias del marido. Lo
que a un observador externo le puede parecer una falta de respuesta positiva
por parte de la mujer, en realidad puede ser un cálculo meditado de esta,
que opta por lo que se necesita para sobrevivir en el matrimonio y
protegerse a sí misma y a sus hijos.
Violencia sexual contra los hombres y los niños La violencia sexual contra los
hombres y los niños es un problema grave. Sin embargo, ha sido dejado de
lado por las investigaciones, salvo en lo que se refiere al abuso sexual infantil.
La violación y otras formas de coacción sexual contra los hombres y los niños
se producen en diversos ámbitos, entre ellos el hogar, el lugar de trabajo, las
escuelas, la calle, en las fuerzas armadas y durante las guerras, así como en
las cárceles y en las comisarías. En las cárceles, el coito forzado puede darse
entre los presidiarios como forma de establecer jerarquías de respeto y
disciplina. En muchos países también se informa ampliamente sobre casos de
violencia sexual cometida por funcionarios de los servicios penitenciarios,
policías y soldados. Este tipo de violencia puede ejercerse obligando a los
presidiarios a tener relaciones sexuales entre sí, como una forma de
“entretenimiento”, o a prestar servicios sexuales a los funcionarios o
directores de la institución penitenciaria. En otros lugares, los hombres que
tienen relaciones sexuales con otros hombres pueden ser violados como
“castigo” por su comportamiento, pues se considera que transgreden las
normas sociales. Como sucede con las víctimas femeninas del abuso sexual,
las investigaciones indican que es probable que las víctimas masculinas de
este tipo de agresiones tengan diversas consecuencias de orden psíquico,
tanto inmediatamente después de la agresión como a más largo plazo. Estas
incluyen culpa, ira, ansiedad, depresión, estrés postraumático, disfunciones
sexuales, afecciones somáticas, alteraciones del sueño, alejamiento de la
pareja e intento de suicidio. Además de estas reacciones, en algunos estudios
realizados con adolescentes varones también se determinó que existía una
relación entre haber sido víctima de una violación y el abuso de sustancias,
las conductas violentas, el robo y el ausentismo escolar. Factores que
aumentan la vulnerabilidad de las mujeres Una de las formas más comunes
de violencia sexual en todo el mundo es la perpetrada por la pareja, lo que
lleva a concluir que uno de los factores de riesgo más importantes para las
mujeres (en cuanto a su vulnerabilidad ante la agresión sexual) es estar
casada o convivir con una pareja. Otros factores que influyen en el riesgo de
violencia sexual comprenden: – ser joven; – consumir alcohol u otras drogas;
– haber sido violada o abusada sexualmente con anterioridad; – tener
muchos compañeros sexuales; – ser profesional del sexo; – mejorar el nivel
de instrucción y aumentar la independencia económica, al menos cuando lo
que está en juego es la violencia sexual en la pareja; – la pobreza. Entre los
factores que aumentan el riesgo de que un hombre cometa una violación
cabe mencionar los que guardan relación con las actitudes y creencias, así
como las conductas originadas por determinadas situaciones y condiciones
sociales que hacen viable la perpetración de actos de abuso y los sustentan.
La salud mental
La violencia sexual se ha asociado con diversos problemas de salud mental y
de conducta en la adolescencia y la edad adulta.
FUENTES
https://www.uv.mx/psicologia/files/2014/11/Violencia-y-Salud-Mental-
OMS.pdf