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A L MA RGE N

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A L MA RGE N
HOMENAJE A ÁNGEL ORTUÑO

HOME N A J E A Á N GE L ORTUÑO
Ángel Ortuño,
un vanguardista
contemporáneo
Carlos Vicente Castro

A
cualquiera que crea conocer la obra de Ángel Ortuño le reto a
que hable de las cualidades métricas de sus poemas. No porque
este poeta tapatío haya escrito con la imagen sonora de ritmos
como el endecasílabo o el heptasílabo según se esculpe un
soneto o una seguidilla, sino que esos metros formaban parte
de su imaginario rítmico, de su hacer versos, sobre todo en sus primeros libros.
Su procedimiento de composición se basaba en el verso proyectivo sugerido por
Charles Olson, como él mismo me lo confesó alguna vez.

Pero entonces, ¿por qué aludo a su métrica? ¿Es que en los poemas de un
autor tan absolutamente contemporáneo pueden rastrearse artilugios de los que
el siglo XIX pareciera habernos librado? Para Ángel Ortuño, como sucedió a los
integrantes del grupo Oulipo, las restricciones se volvían parte de su proceder con
los poemas, esos juguetes verbales, artificios, objetos sujetos al oído, en primer
término, luego a la difuminación de límites, los que fueran: temáticos, conceptuales,
retóricos.

No creo comprender del todo la obra de Ángel Ortuño, pese a que he seguido
su trayectoria a lo largo de veinte años, los mismos en que la conversación literaria
fue una constante ininterrumpida hasta su partida dos meses atrás. No creo, en
realidad, que sea posible comprender ahora mismo la suma de aportaciones
que ha hecho a la poesía mexicana, digamos, suya— un ejemplar del boxeador y poeta
incluso, latinoamericana. No aportó un estilo, Arthur Cravan, ese detonador de escándalos y
por ejemplo. No una manera, mucho menos. aspavientos que desapareciera en las turbias
Si algunas constantes hay en su obra son la aguas del Golfo de México. No puedo más que
frescura del lenguaje, la erudición literaria y agradecérselo.
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popular, el sarcasmo. De hecho, el sentido del
Precisamente el gesto provocador, el
humor, en términos llanos, fue siempre para
artificio al que se le notan las costuras, el títere
Ángel una herramienta crítica del lenguaje
maltrecho con el hilo negro deslavado por el
y, con ello, del mundo. Un recurso tan válido
HOME N A J E A Á N GE L ORTUÑO

uso, la engañifa que, con todo y que advierte


como la sinécdoque o el oxímoron o el zeugma,
de su picardía termina robándole la cartera a
llevados a buen término.
su público encantado, le fascinaban. Más de una
En algunos artículos dispersos sobre su vez se ha mencionado que gustaba de llamar a
obra, el comentario suele dar lugar a un criterio sus poemas, versitos. Es una buena observación,
binario que opone su poesía a la tradición si consideramos cuánto le divertía leer reseñas
—como si a la tradición no se sumaran los críticas de sus libros que terminaban por acusarlo
experimentos de cada siglo— y no concuerda de pasar artilugios engañabobos por poesía. Me
con la evolución que vislumbro en sus libros. Las llegó a decir: “Hacen un análisis muy certero de
opiniones más acertadas abundan en la lucidez mis versitos, lo único es que al final lo que hago
de una escritura inteligente, rigurosa y al mismo no les gusta”. También se sonreía cuando un
tiempo capaz de conectar con la cultura popular. burócrata y poeta local nos presentaba a otros
A mi parecer, fue un autor antiguo en el mejor de funcionarios como “los mejores redactores de la
los sentidos, uno que tomó por asalto el siglo XXI. ciudad”. Si hacer poesía significaba adscribirse
Y por antiguo no me refiero sino a ese impulso a la llamada poesía verdadera tan en boga
vanguardista que —más allá de las vanguardias actualmente, lo mejor era hacer otra cosa, algo
históricas— prima en los hoy llamados clásicos que ni mereciera el mote previsto.
griegos y latinos o en los autores del Siglo de
Pero las miras de Ángel tenían un
Oro, para quienes la lengua se desenvolvía
horizonte mucho más amplio. Más, digamos,
como posibilidad.
literario. Como mencioné en una entrevista, su
Su formación (por cierto, sabía latín) ansia por la tradición solo podía compararse
pasaba por todas las épocas literarias, con aquella por los autores contemporáneos, tal
rastreando disrupciones y recursos. No solo y como quería el gran Rubén Darío hace más de
era un gran lector de poesía, sino de cualquier un siglo: ser muy antiguo y muy moderno. Poseía
género que se le pusiera enfrente. Experto en una curiosidad recalcitrante, aquello que Tristán
vanguardias históricas, él mismo podría haber Tzara llamara empuje intelectual y Apollinaire
esgrimido la bandera del estridentismo si espíritu nuevo. Sin duda, fue un vanguardista
hubiera compartido espacio y tiempo con sus contemporáneo.
admirados ciudadanos de Estridentópolis. Ya
Si hubo un proyecto literario que despertó
puedo imaginármelo charlando y riendo en el
su entusiasmo desde el inicio, este fue Metrópolis,
Café de Nadie con Manuel Maples Arce, Arqueles
la revista u hoja de poesía que publicamos
Vela y Germán List Arzubide, contándoles los
nueve años y que, en últimas pláticas, deseaba
recovecos de nuestra época desencantada, a la
continuar. Una revista que surgió a partir de
que asimiló con entusiasmo. De hecho, a manera
nuestras indagaciones literarias, cuyo consejo
de anécdota, alguna vez me hizo comprar –era
literario curamos juntos y que publicó poemas
imposible negarme a alguna recomendación
de autores contemporáneos conocidos o
desconocidos de al menos cuarenta países gusto—, carteles de cine porno, estampillas
distintos. Lo que nos fascinaba eran los poemas, metaleras (ahora mismo estoy mirando una que
sin importar de dónde provinieran ni quién los me regaló, donde los diablos se apilan, como si
había escrito. Este, valga decirlo de paso, fue el quisieran salirse de la impresión), juguetes rotos
criterio que felizmente asumimos. tirados en el suelo. Un hombre paseaba por las
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inmediaciones empujando un diablito con el
Dentro de lo que para otros serían gustos
letrero “El Palacio de las Uñas” y todo tipo de
culpables, para Ángel Ortuño significaban otra
menjurjes para el cuidado. Habría sido, según
cosa. Abominaba de los héroes en los cómics,

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sus planes, el título de uno de sus libros, aunque
mientras que se sentía en consonancia con los
terminó nombrando la última sección de 1331.
villanos. Ciertos personajes de Hanna-Barbera,
La Pantera Rosa, El Coyote y el Correcaminos La revista de nota roja Alarma! y otras por
y, más recientemente, El increíble mundo de el estilo formaban parte de su acervo cotidiano.
Gumball, conformaban su colección de gustos Después, ya entrado en esto de internet y las
imprescindibles. Seguramente añadiría algunas redes sociales, revistas como Vice o cualquiera
películas de Cantinflas y capítulos de Los otra que mostrara un escándalo que terminaba
Polivoces, pero ahora mismo prescindiré de ello. por desmontar. De ningún modo se consideraba
poeta maldito, aunque los así llamados serían
Ángel hacía una ligera mueca de aversión
capaces de disputarlo como pueblos vecinos
cuando le preguntaban si creía en la inspiración,
a sus santos patronos. Era simplemente un
como si fuera una inútil profesión de fe. En
escritor que solía hacer lo que le viniera en
estos casos no podía dejar de recordar lo que
gana. De hecho, Ángel sentía gran simpatía y
alguna vez contara Rainer Maria Rilke en una
debilidad por las novelas del primer autor de
de sus cartas a Lou Andreas-Salomé sobre
bestsellers en Latinoamérica: José María Vargas
Auguste Rodin: “el que la ha forjado puede
Vila. Y también por un autor raro, creador de
tranquilamente negar la inspiración”. Lo suyo
la hemoficción: Juan Trigos. Pero nadie como
era el trabajo del poema a partir de los recursos
César Aira. Cuando en 2005 viajé por primera
disponibles, su preocupación residía en cómo
vez a Buenos Aires, Ángel me entregó una
abordar el poema cada vez, las poleas, los
lista con cerca de treinta títulos de este autor.
tornillos y los engranajes que lo articulaban.
Inmediatamente me imaginé peregrinando por
Entre los libros de cabecera de Ángel las librerías de la ciudad porteña y tachando
se encontraba el Diccionario de retórica y título por título. Me aclaró: “Te agradeceré
poética de Helena Beristáin. Más de una vez muchísimo cualquier libro que puedas conseguir
lo vi repasándolo y otras tantas charlamos que no esté en esa lista”.
sobre algunos de los recursos expuestos en sus
En cuanto a la música que escuchaba,
páginas. Obviamente, no era su única fuente.
Motörhead es con justicia un lugar común para
Ángel descubría nuevos recursos en cada libro
quienes aluden al tema, y Lemmy Kilmister uno
que leía, y no me refiero solo a los de poemas.
de sus grandes ídolos, pero no solamente: en el
Uno de sus hábitos consistía, como Miguel de
mismo altar podría colocarse una estatuilla de
Cervantes, en leer cuanto papel cayera en sus
Alice Cooper, con todo y sus desplantes escénicos.
manos. La Biblioteca Iberoamericana, donde
Una vez le presenté un músico metalero al que
trabajó varias décadas, se encuentra en pleno
no había escuchado —lo hallé por casualidad en
centro de la ciudad. En el traslado y durante los
la playlist de una vieja computadora que en la
recesos poblaba su imaginería con personajes
oficina me legó un diseñador— y me sorprendió
de todo tipo —algunos de los cuales buscaban
con todo su conocimiento sobre la genealogía
refugio en la biblioteca y él los recibía con
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HOME N A J E A Á N GE L ORTUÑO

del metal y sus gradaciones tipológicas. No había tema que no


dominara o estuviera por dominar. Esto llegó a pasar incluso
cuando una gastritis severa de obligó a pausar el consumo
de su habitual espresso doble —¡gran tragedia!— y tuvo que
contentarse con infusiones. Cenando en su casa, me mostró
su variada colección de tés, a los que conocía incluso por su
nombre científico. ¿Exagero? Tal vez. El caso es que Ángel era un
antropófago cultural, sin importar de qué tema se tratara.

Pues bien, creo que es tan imposible describir con exactitud


la personalidad de Ángel Ortuño como su asombrosa incursión
en los meandros de lo que llamó versitos, propios o ajenos. Solo
resta, por ahora, hacer una pequeña selección de poemas de
diferentes libros suyos. Siempre he pensado que basta con abrir
en la página que sea, a la manera de la versomancia, uno de
sus libros, para terminar leyendo y releyendo el poema que
aparezca, aunque también tengo mis predilectos. Tomo al azar
un puñado y te los ofrezco: cartitas de un álbum de personajes
raros y supervillanos.
De Aleta dorsal. Antología falsa (1994-2003): 7

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CINCO QUE TRAGAN

La primera parece disfrutarlo.


La última de ellas
está al-borde-del vómito (sigue las instrucciones).
Una sexta, después,
(¿cinco que tragan?)
se inclina sobre un plato mientras lame
algún líquido espeso.

Dura siete minutos y te lo regalaron.

MUJERES NEGRAS

Atruenan los redobles


y los brazos del santo desollados
alcanzan el decoro
de toldos Gran Hotel
como tobillos
de princesa amaestrada,
de monja que atesora su carne
con sabor a mandarinas agrias.
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HOME N A J E A Á N GE L ORTUÑO

CONTRA TERPSÍCORE

Hay quienes dicen que Robespierre no bailaba. Mienten. Por


el contrario, son ya irrefutables las pruebas de que la principal
pasión de Adolf Hitler no era el poder sino el baile. La danza
—se nos dice— está indisolublemente ligada al nacimiento de
las religiones. ¿No es suficiente esto para aborrecerla?

Víctima de un atroz error geográfico, habito entre un


pueblo de danzantes, de epilépticos por vocación cuyo mayor
entretenimiento es el tumulto febril y el descoyuntamiento
propio de los atacados por la rabia. Sus reuniones hacen que
comprenda el odio de Dios por sus criaturas. Son la refutación del
solipsismo: es imposible que yo pudiera imaginar algo siquiera
parecido (¿necesito decir que yo soy el que existe?).

Sueño que Genghis Khan se abate sobre ellos como una


redentora ola de mutilación.
TODO VISTO

la esposa la cabeza
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reventada
siente como las pinzas de presión ¿hay
otras? dulce

HOME N A J E A Á N GE L ORTUÑO
beso la tráquea rota
pueden ser lencería
los hematomas. parecerá
extraño pero el papel
siempre me corta
los nudillos.
nudo del trago ciego
nudo amargo
las pinzas
pueden ser lencería reventada,
la Maldición de Dios.
No deje de ver este maravilloso
aparato de óptica.

De Boa (2009):

NO TENGO ENEMIGOS (EXVOTO)

Dijo: Soy
la mujer más feliz
del mundo.
(Cuando despertó de la anestesia.)
No sé quién pudo haberme hecho esto.
Le agradezco a Dios que me dejara viva,
que sólo me mordiera.
Ahora puede volver
a triturarme,
a obligarme a vivir en un sombrero de copa.
DESAYUNO CONTINENTAL
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El señor que parece un pollo frito

no busca su cabeza,
HOME N A J E A Á N GE L ORTUÑO

¿cómo podría? Tal vez

cayó detrás del automóvil.

La camioneta arde mientras huye

otro señor, un torso

que se aferra

como lo haría una lata en su cordel

a la cola de un perro:

una motocicleta lo lleva de la mano.

Sé que los dos murieron

en gallarda defensa

de la raíz cuadrada.

BLUES CON PANTERA ROSA

Aserré por mitad

una muñeca

muy parecida a ti.

Luego me fui sonriente caminando

en dos direcciones opuestas.


De Mecanismos discretos (2011):

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EJERCICIO ESCOLAR DEL NIÑO MALO

HOME N A J E A Á N GE L ORTUÑO
I
Con tinta negra escribo calamares,
tarántulas,
gorilas,
derrames de petróleo por los mares.

Las letras son hormigas


sobre los blancos huesos
de la página. Mandarinas de lodo.
¿Encalar animales? Que se pudran
en su jaula barata.

Un racimo de arañas. Viudas negras


que están
tomando el té.

II
La corola de carne,
el ojo ciego.
Y pisaste la raya. La sentiste
bajar
por el límpido lazo de la baba.

La casa de cristal. Cientos de piedras.


La indefensa tortuga boca arriba.
CELAJE
Uso ciertas palabras
por prescripción
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médica.
Sufrí envenenamiento con magnesio.
HOME N A J E A Á N GE L ORTUÑO

Pero otras, en cambio, las profiero sin tener ni siquiera


la sombra de un objeto, de un árbol.
Cipreses, por ejemplo, hacia los cementerios
enlosados de mármol
donde los muertos vivos
juegan a ser banqueros y no comen paté
sino cerebros.

Luego termina todo sin motivo ninguno.


El ulular, el ruido de los radios

pleno de interferencia.

De 1331 (2013):

FELICES LOS FELICES


Mira el grupo de hormigas.
¿Te esperan en tu casa? ¿Tienes
tiempo?
Siente la comezón, el color rojo
mientras repites ácido —leíste—
ácido fórmico.

El piso desde cerca. Un letrero que dice:


respete las señales.
Más adelante otro: Jesús es la respuesta
siempre y cuando
la pregunta no sea
cuál es el peso atómico del cadmio.
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HOME N A J E A Á N GE L ORTUÑO
CUATRO AZAFATAS TRANSEXUALES
EN SU PRIMER VUELO

Queremos que el sufrimiento


no sea actuado. La pobreza
real
y perdurable como si lo golpearan
con carne congelada.

Por hoy tiene permiso para destruirlo todo


por 60 minutos
y dentro de este edificio abandonado.

¿Que su oficio es arder?


Lo conozco:
Primero guarda en su boca gasolina
sin tragarla
para luego escupir hacia la antorcha.

Puede conservar todas las monedas


que le den.
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HOME N A J E A Á N GE L ORTUÑO

DÓNDE Y CÓMO COMPRAR TIGRES

Si no les gusta el clima del lugar donde vives


no tires tu dinero:

en 400 años se han comido un millón de personas


y no todos han sido
aldeanos desnudos,

incluso coroneles británicos que van sobre elefantes


y prefieren la jungla
a sus esposas
han terminado siendo apenas mal aliento
para los treinta dientes que ahora

puedes comprar en línea.


HABLA EL NOVIO
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¡No te cases! —me dijo


mi buen amigo grillo—. No me importa perder

HOME N A J E A Á N GE L ORTUÑO
mi trabajo en tu boda.

Yo sé que ha leído
muchas vidas de insectos.
¿Pero qué sabe él del amor entre mantis?

Mi novia es delicada,
se pasa el día rezando.

Yo le contesto al grillo que conserve la calma


porque aquí nadie tiene
que perder la cabeza.

De Turbo Girl. Historias de la mamá del diablo (2015):

FIGURITAS DE ACCIÓN
Él canta y se convierte
en un conservador (es decir, en política)
pero luego se estrella contra un árbol.
(Los esquíes se venden
por separado.)

Ella vive por siempre y se le nota.


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HOME N A J E A Á N GE L ORTUÑO

RÓMPASE EN CASO DE INCENDIO


Entonces le ordenaron: di
tus oraciones.

Y luego comenzó
a recitar las tablas
de multiplicar.

[catarinas]
Los colores son una
advertencia
a los depredadores: sabemos
asqueroso.
De Gas lacrimógeno y otras cosas que no son poemas (2018):

[gas lacrimógeno]
17

Mucho cuidado si el poema te


tutea.

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Comenzará diciendo que no aspira
ni al más desagradable desecho fisiológico,

que llamará
ambrosía
por ser tuyo.

Cuidado.

Esas confianzas no
son de poemas educados.
Espera
lo
peor: acoso
metafórico,
te volverá cualquier cosa
que vea.
¿En realidad tú quieres
que piense en ti y suspire cuando en el parque
el follaje de un ficus se vea recortado como un
dinosaurio?

¿Que en lugar de un elefante


fitness
te vea en la caja de cereal
porque quiere comerte?

Solo recuerda qué


le sucede al final a la comida.
¿Estamos?
18

[el hombre que predice terremotos]


HOME N A J E A Á N GE L ORTUÑO

Ha sido amenazado por la CIA.


Sabe cosas que no te imaginas sobre el ADN de Cristo.
No viaja
sino en espíritu. Lo secuestraron
los extraterrestres
y le pusieron un chip. Ha visto
a políticos transformarse en reptiles.

Es un hombre común.

[enseñanzas de la naturaleza]
Las nutrias asesinan por gusto y practican
la necrofilia.

A los árboles no les gusta que los abracen.


Por el contrario,
disfrutan cuando ahorcan a alguien en ellos.

Si te mueres,
no importa.
De La edad de oro (2020):

19
EL PRINCIPIO ES LA MITAD DE TODO
El niño dice: “un rayo

HOME N A J E A Á N GE L ORTUÑO
cae sobre una juguetería. Hizo
grandes destrozos”.
Y suelta un puñetazo sobre el pecho
del otro.

Los dos ríen.

GATOS COLOR DE ROSA

Poco
depende de ellos.

De hecho,
nada.

Pero de pronto
escuchas
un sonido de gotas contra el vidrio.

Y no
llueve.

El aire se parece a una fuente y el sol quiere


que lo dibujen como
bola
de estambre.
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HOME N A J E A Á N GE L ORTUÑO

A PRIMERA VISTA POCO SIMPÁTICO,


HIPOCONDRIACO, ACOMPLEJADO Y NARCISISTA

Usó
la brevedad
para vestir a la poesía
confesional
de
epigrama.

CUATRO

Una pieza tocada a cuatro manos. Un libro


de poemas
escrito a cuatro
patas.
Una planta parásita que tiende sobre un árbol
la silueta de algo que copula
con un perro
cuatro veces.
Exposición: Rastros Foto por: Claudia López

HOME N A J E A Á N GE L ORTUÑO
21
LO S
P R E S E N T E S

22

Horror en
LOS PRE S E N TE S

Jalisco: un
panorama
literario actual
Rubén Gil Hernández Silva

C
uando niño, uno de los
géneros que me acercó a la
literatura fue el horror. Me
cautivó —pienso ahora a la
distancia— porque me ayudó
a experimentar emociones que nunca antes
había experimentado: una amalgama perfecta
de placer y miedo que fuera de la ficción me
ha resultado muy difícil experimentar. Desde
entonces quedé enganchado. Ahora, fuera
de la infancia y tras generar una consciencia
lectora más crítica, encuentro en el horror una
puerta para entrar en contacto con lo que más
nos define. A manera de oxímoron, nuestros
monstruos son lo más humano; representan
aspectos intrínsecos de lo que hemos sido como
seres históricos y sociales. Lo que nos aterra, nos
revela.

En una sociedad inmersa en la


racionalidad —considera Rafael Llopis,
especialista en el género—, lo fantástico
alberga todo aquello que se escapa de nuestro
23

LOS PRE S E N TE S
entendimiento. Por eso recurrimos constantemente a historias
de fantasmas y fenómenos sobrenaturales, para encontrarnos
con lo innombrable, para escapar de la cotidianidad y
estremecernos. Por ello, también, constantemente busco
textos que me provoquen y me manifiesten, por medio de lo
inexplicable, nuestros miedos más actuales. Leer nuevas voces
en el ámbito literario que escriben horror me pone en contacto
con fenómenos que nos definen a partir de lo que nos estremece
en la actualidad, nos genera pánico… nos horroriza.

Actualmente, como maestro, me he encontrado en


las aulas con jóvenes estudiantes que están generando nueva
literatura de horror. Leerles ha sido revelador, pues por medio
de insectos que se aferran a nuestras entrañas, de entes que
como nahuales cambian sus cuerpos antropomórficos al de
bestias indefensas, de páginas en blanco que pueden manipular
el curso de nuestras acciones, y de asesinatos descarnados, dan
testimonio de nuestros temores como sociedad contemporánea.
Nos genera miedo la imposibilidad de expresar nuestros
sentimientos, las acciones de autoridades que han abusado de
su poder hasta generar delitos contra la humanidad, el perder
un empleo y el absurdo de dialogar con dios cuando somos
capaces de las más cruentas acciones. Cedo a quien lee estas
líneas la oportunidad de descubrir en esta brevísima muestra de
literatura de horror escrita por jóvenes en Jalisco, el panorama
de nuestros más vigentes miedos.
24
LOS PRE S E N TE S

Asfixia
Fernanda Rodríguez (Mar)

—Mamá, tengo un escarabajo en la garganta —en media hora


no he podido ver nada frente al espejo del baño. Lleva ahí poco
más de un mes y hasta ahora me armé de valor para abrir la
boca frente al flash, que me deja ciega cada que me muevo
torpemente intentando ver algo en el reflejo.

Mamá no aparta la vista de la televisión. A ésta hora pasan


1000 maneras de morir y no se lo pierde por nada, ni nadie. Imito
la voz del programa.

—Manera de morir 236, asfixia por insectos —no me mira.


Ni siquiera pestañea.

De la primaria recuerdo un montón de lecciones borrosas.


Nunca fui muy aplicada pero sí muy curiosa; así que recuerdo
con claridad el día de los insectos. El recuerdo comienza con la
maestra Berta sosteniendo un libro 3D que mostraba la anatomía
de varios insectos.

Tenía las uñas pintadas de verde, como si se hubiera


combinado para la ocasión. La maestra Berta era muy paciente,
anotaba en su libreta de terciopelo a todos los que se portaban
mal, pero al final siempre los perdonaba.

La corrieron después del día de los insectos. Algunos dicen


que fue por evitar una demanda por parte de los padres de Juan
Carlos. La maestra había llevado, en frascos, Su cara de impresión era realmente
25
ejemplos vivos de muchos animalitos raros y nueva. Jamás había visto ese ángulo tan
escurridizos. Uno de ellos llegó hasta Yeisi y lo arqueado en sus cejas. Sin embargo, la
picó. Tuvieron que venir paramédicos y toda temblorina del labio superior la delató. Pensaba

LOS PRE S E N TE S
la cosa. Yeisi era alérgico hasta al aire y esa que era otro de “mis juegos” o que de plano
picadura pudo ser mortal. No volvimos a tener ya me había vuelto loca. Opté por pasarle el
clase con la maestra Berta. celular con la lámpara encendida y abrí la boca
lo más grande que pude. La mueca de horror
En el libro 3D que olvidó cuando se fue, o
me hizo sentir un poco de miedo, pero a la vez
que nos dejó como una compensación indirecta
una sensación de triunfo ansiosa. Las pinzas
por lo sucedido, venía información detallada de
del baño serían buena opción para tomar al
cada animal microscópico: su alimentación, su
animal y sacarlo antes de que caminara a mis
hábitat, sus debilidades. Sus debilidades. Hojee
pulmones. Pero si lo apretaba de más podía
en el libro de mi memoria, esperando encontrar
aplastarlo y derramar jugos extraños por mi
la sección de escarabajos. Nada. La maestra
garganta. ¿Entonces?
Berta me enseñó lo escurridizos que son, si no
la hubieran corrido probablemente me hubiera —No tienes nada, Esmeralda.
enseñado también qué hacer en caso de sentir
—Pero ahí lo siento, mueve las patitas y
uno en la garganta. Un ataque de tos me sacó
me rasga.
de mi concentración y por fin hice contacto
visual con mi mamá que abrió los ojos como si —¿Cómo vas a tener un escarabajo ahí?
fuera a ahogarme regalándole la muerte 236, en ¿Por qué o cómo? Es ilógico.
vivo y a todo color. El programa estaba en cortes —El día que fuimos a pescar con el abuelo,
comerciales. había muchos bichos y alguno se pudo colar en
—¿Por qué toses así?, ponte calcetines. mi hamburguesa a la hora de comer. ¡Ahí está!
Mira, se mueve.
—No es por los calcetines.
La desesperación comenzó a apoderarse
—Te vas a resfriar, ya empezó la tos. Ponte
de mí. Ya lo sentía hasta en los ojos. El ardor
calcetines.
no me dejó ver que el programa de mi mamá
—Es que tengo un escarabajo en la había vuelto de los cortes. Me dijo, entre ideas
garganta. Está bien agarrado desde hace unos vagas, que tomara agua para deshacerme del
días. Me duele pasar saliva. Y yo creo que sus inquilino. ¿Agua?, eso lo arrastraría hasta mis
tenacitas o lo que sea ya están en la conexión intestinos y patalearía boca arriba en mi vejiga,
con la nariz, porque me llora. ocasionando una constante sensación de querer
orinar. Pero supongo que era un avance hacia
—¿Te llora la nariz? ¿Un escarabajo en la
otro orificio de expulsión.
garganta?
Las hormigas hacen camas con sus piernas mientras presume con la mano izquierda
26
propios cuerpos para no ahogarse. Tal vez el único pez que logramos atrapar esa tarde. Mi
sólo lo ayudaría a saciar su sed y seguiría abuelo me enseñó a pescar y mi hermano a no
cómodamente prendido de la manzana de mi tener asco de las escamas y los ojos aguados de
LOS PRE S E N TE S

garganta. No es una manzana de verdad y no los peces, me cuidó de los intrusos imaginarios
lo sabe, pobre iluso. De cualquier manera, los del clóset y fue él quien me dijo la razón de la
escarabajos no son hormigas. Además, ellas son existencia de las hormigas con alas.
muchas y él solo uno, espero.
La tos hizo que oídos y ojos me retumbaran.
Las gárgaras me lastimaban más, así Me rendí sentándome a ver el programa de
que decidí tomar una bocanada de agua, sin muertes con mi mamá. Un hombre murió
respirar. El escarabajo seguía ahí, chapoteando atorado en su baño sin poder parar de defecar.
en el agua y haciéndome sentir inútil. Viene Manera de morir número 86: diarrea mortal.
a mi memoria un recuerdo lejano en unos
—Qué muerte tan triste —le dije a mi
departamentos a las orillas de la ciudad. Mi
mamá, seguido de un suspiro y continué—.
hermano y yo observábamos a una hormiga
Murió solo, en un baño, sucio, oliendo mal. ¿Qué
con alas (de esas que se forman en la lluvia),
clase de seriedad tendría su velorio? ¿Asistiría
ahogarse en un charco formado por la tormenta.
alguien?
Para ella más bien era un lago, un mar incluso.
¿Por qué se ahogaba si justo le salían las alas Una de las tenazas me pellizcó el cuello,
con la lluvia? Tan inexplicable como morir por un sin piedad, me dolió tanto que comencé un leve
sacacorchos, un patín del diablo o un insecto en lloriqueo por el morete que seguramente me
el cuerpo. El agua no funcionó así que comencé iba a salir, por el hombre solitario de la diarrea
a buscar en los cajones el número telefónico mortal. Lloraba por los días que no valoré los
del programa. No perdería la oportunidad de esfuerzos de mi mamá, cuando en navidad
formar parte del catálogo de muertes estúpidas. trabajó horas extras hasta desfallecer. Ahora
está jubilada y lloro porque se siente inútil y no
Me despedí de la pintura despegada de
lo es, porque malgasta su tiempo viendo morir
las paredes, del sillón polveado y de los platos
a otros, preguntándose seguramente cuando lo
sucios de la cocina. Mientras caminaba por los
hará ella y en qué condiciones. Lloro por extrañar
rincones de la casa, me acariciaba la garganta
a mi hermano casado que ya no me defiende
intentando dar consuelo al escarabajo, después
de los monstruos del clóset ni me enseña de
de todo él estaba en un túnel húmedo y negro sin
hormigas y por mi abuelo en la foto de pesca…
salida. Me encontré con una foto de mi abuelo
por el único pez que logramos capturar y su
del día de pesca. El escarabajo dio un brinco
tristeza debido a eso, por su cáncer avanzado
en mi garganta y comencé a sentir cómo sus
y por su muerte repentina. Lloro por lo patético
patitas empezaban a rasguñarme las anginas.
que es el estrés, por el fracaso repentino de
En la foto, mi hermano me sostiene en sus
27

LOS PRE S E N TE S
una buena maestra que por un descuido se quedó sin trabajo,
dejándome un recuerdo de su última clase entre las paredes de
la garganta.

Tenía la mano sobre el cuello y un río de lágrimas surgiendo


por mis pupilas. Las manos de mi madre habían rodeado mis
hombros y su calidez comenzó a derretir el hielo de mis venas.
Después de un mes y pico de reír con brincos en la tráquea por la
obstrucción, de caminar por la calle hablando con mi garganta
y para mi garganta; el escarabajo sin previo aviso dejó de
patalear y chapotear en mi saliva. Sus patitas ya no provocaban
estornudos ni tos escandalosa cada segundo de alguna situación
lamentable. Sin embargo, hasta ahora no he visto señales de su
cadáver por ningún lado y me preocupa que esté vagando sin
licencia por los órganos de mi cuerpo.

En 1000 maneras de morir aún no aparece nadie que haya


muerto por asfixia de escarabajo. Sigo esperando la oportunidad
de mostrarle a mi mamá la realidad del asunto o que el susodicho
vuelva a trepar a mi garganta hasta que, de nuevo, ya no pueda
contenerlo más.
LOS PRE S E N TE S

28

Exposición: Rastros Foto por: Claudia López


29

LOS PRE S E N TE S
Lluvia de pólvora
Quetzalcóatl Oliver

L
as nubes grises empezaron a sangrar cuando
todo pasó. Las gotas rojas caían y marcaban
cada pequeño rincón. El silencio ya no existía, las
gotas gritaban cada vez que se veían destruidas
al caer. Tampoco es que escuchara de manera
óptima; aún le dolían los oídos por el estruendo. Seguía aturdido
por lo ocurrido. Le dolían el hombro derecho y el dedo. Sobre
todo, el zumbido en el oído izquierdo era algo desgastante.

La sangre que llovía traía consigo un olor a hierro muy


tenue que cada gota aumentaba. Decidió bajar del lugar donde
estaba. Al llegar abajo, caminó en medio del espacio rodeado
por pirámides. Un pequeño río se empezaba a formar y se
llevaba pequeños pedazos sueltos. Allí se dio cuenta de qué
había hecho.

Las ganas de vomitar recorrieron su espina dorsal. Vértebra


a vértebra la conciencia le llamaba “traidor”. Miraba lo sucedido
esperando que las nubes dejaran de soltar lágrimas o que el maíz
comenzará a crecer. Sabía que era tarde para arrepentirse por
lo que había hecho. ¿Por qué te sientes mal por esos tlacuaches?
Son sólo alimañas, simples roedores como ratas, se repetía
una y otra vez, esperando que la mentira después de tantas
repeticiones se volviera verdad. Pero su corazón no dejaría ir eso
tan rápido.
¿Por qué nadie se digna a bajar? Era ella al herido. Quería hacerlo, pero no podía.
fácil, nadie estaba preparado para ver sus Aún sentía el peso de lo que había hecho, aún
actos. Nadie tenía el estómago necesario para escuchaba a los pobres tlacuaches pedir ayuda
ver a los pequeños tlacuaches, además de que y correr en todas direcciones mientras trataban
querían protegerse de la lluvia. Allí estaba él, de correr de aquel espacio cerrado. Aún sentía el
30
solo, como responsable de lo que había pasado. gatillo tensarse en su dedo. Este era su momento
Decidió sentarse a mirar las cuatro pirámides para hacer lo correcto.
que lo rodeaban. Podía identificar el lugar
—Tómalo y escóndelo. Rápido, si alguien se
LOS PRE S E N TE S

exacto donde le había tocado disparar. Escalón


da cuenta nos irá mal.
número 68.
Ikal lo tomo con velocidad, lo llevaba
Cargar el arma cuando los tlacuaches
fuera del lugar, lo llevaba a un lugar donde no lo
comiencen a bramar, caerán tres truenos,
pudieran ver. Camaxtli siguió su camino hacia la
allí deberán de disparar, paren hasta que los
pirámide del norte.
tlacuaches estén quietos, atrapar a los que se
vayan. La lluvia comenzó en la tercera ronda de —Camaxtli, muy bien hecho. Haremos un
disparos. La segunda persona bajó, Ikal, estaba recuento de balas para ver cuántos tlacuaches
llorando. Llegó y miró al joven que llevaba un cazaste, hasta ahorita va ganando Ramón con
tiempo allí. treinta y ocho presas.

—¿Qué hicimos, Camaxtli? ¿Qué hicimos? El general tomó su arma. Lo miró con
detenimiento, asintió con la cabeza y tomó el
—Seguir órdenes.
arma de Camaxtli, quien solo había disparado
—¿Estás de acuerdo con esto? Los… doce balas. El general lo miró con desaprobación,
pero había cumplido con sus órdenes, así que lo
—No lo digas. Solo piensa que ellos se lo
dejó pasar.
buscaron.
Llegó a su casa. Aún el estómago le daba
—Solo buscaban… no sé. ¿Ahora qué
vueltas. Seguía lloviendo. Las calles estaban
debemos hacer?
inundadas de sangre. El olor ahora estaba
—Seguir órdenes. presente en todos lados. ¿Cuánto tiempo va
Ambos empezaron a caminar hacia la a seguir así?, pensó Camaxtli cuándo entró
pirámide del norte. Cuidaban sus pasos para no al baño. El cuerpo le pesaba, la ropa de dolía.
pisar los cuerpos y darles el debido respeto, pero Las voces cada vez eran más claras, pidiendo
era imposible al ser tantos. ayuda, algunas rezando, otras se alejaban
mientras trataban de correr.
—Ayuda.
Decidió poner música, pero la radio
Ikal vio un tlacuache agonizando. Sentía
hablaba de que ya casi era el juego internacional
que debía ayudarlo. Vio su herida y miró a
del tachtli. Él quería que hablaran de lo sucedido,
Camaxtli. Este se negaba, sabía lo que podía
que dieran condolencias a las familias de los
pasar si ayudaban. Aun así, su consciencia le
tlacuaches, que saliera su jefe pidiendo perdón
gritaba que hiciera algo.
por esa caza furtiva y planeada de todos los
—Por favor Camaxtli, hay que ayudarlo. pequeños tlacuaches que ya no volverían a
casa. Sin embargo, eso nunca pasó, pasaron los
—No.
minutos, las horas y siempre tuvo la esperanza
—Camaxtli, por favor. de que algo sucediera.
Camaxtli tomó el arma y apuntó con
La puerta sonó. Eran las nueve de la Las gotas ya no eran líquidas. Coágulos de
mañana. No había dormido esperando noticias hemoglobina empezaban a caer, cada vez más
que no llegaron. Fue a la puerta e Ikal estaba allí. grandes, cada vez más fuerte, cada vez más
Atrás de él, un hombre alto, fuerte, apuntando sangre. Ikal no podía hablar. El señor tapó la cara
con su gran arma a la cabeza de Ikal y en la de Ikal con una almohada. Camaxtli sostuvo el
31
otra mano, un guante blanco ensangrentado, arma. La pistola en ese momento pesaba más
sosteniendo la cabeza del tlacuache que que el arma de ayer. Miró a Ikal retorciéndose.
decidieron rescatar. Las voces empezaron a tomar rostro, empezaron

LOS PRE S E N TE S
a arañar sus pupilas por dentro. Los tlacuaches
Camaxtli trató de mantenerse calmado,
empezaron a correr por su estómago, por su
sabía lo que ese guante blanco significaba, pero
espalda, por sus costillas, rasgaron los músculos.
el peso de pensar lo aplastó, tanto que solo pensó
en retroceder y aceptar la muerte. Mínimo eso La lluvia paró después de un disparo.
pararía las voces. Camaxtli bajó al sótano. Cuatro truenos cayeron
en el campo donde los tlacuaches murieron ayer.
—Hablemos —el hombre pasó a la fuerza,
No, no murieron, los mataron ayer. Camaxtli
arrojó la cabeza en la mesa, puso a Ikal en una
salió del edificio con una pistola ligera y, sobre
silla y siguió apuntándole mientras él tomaba
todo, con una conciencia limpia, más tranquila.
asiento—. Ven, Camaxtli. Quiero entender cosas,
Camaxtli vomitó por fin lo que tanto se contuvo.
dejar otras claras. Así que escuchen, cabrones.
Vomitó doce tlacuaches que salieron corriendo
Díganme de quién fue la idea de salvar a este.
hacia el pequeño saco de su madre.
—De Ikal, yo apunté al tlacuache.
Ikal salió del edificio 15 minutos después.
—¿Y por qué seguía vivo? Tenía que tomar aire y meter en bolsas de basura
—No pude disparar. los cinco cuerpos con guantes blancos. No solo
salieron vivos, rescataron doce estudiantes del
—Míralo bien, cabrón. Es un maldito
estacionamiento. Camaxtli e Ikal podían volver
tlacuache.
a ser ellos y dejar el pasado atrás.
Él miró la cabeza. Las voces le susurraban
Un 02 de octubre decidieron volver al lugar
que no era un tlacuache. Él lo sabía, siempre
donde durmieron los tlacuaches. Las cuatro
estuvo seguro de que así querían que los vieran,
pirámides ahora eran más grandes y en vez de
pero eso era un estudiante.
ser un lugar vacío, era un gran maizal. Ambos se
—Era simple la regla: disparen, entreguen sentaron y comieron de ese maíz. No estuvieron
arma, se van. solos, otras 150 personas los acompañaron,
estaban disfrutando de un momento ameno.
—Pero es… —el hombre golpeó la nariz de
Ikal con la pistola. Las nubes se oscurecieron, parecía que
iba a llover, pero no le tomaron importancia.
—Nada de nada. Eran simples reglas,
Siguieron comiendo con sus amigos. Ikal se
Camaxtli. Te voy a dar una oportunidad para
preocupó cuando vio que Camaxtli tenía una
salvar tu vida.
gran cola y un hocico alargado. Camaxtli se
—Dígame, señor. preocupó más cuando vio a Ikal transformado
—Tendrás que dispararle a Ikal. Después en un pequeño tlacuache. Cayeron tres rayos.
tendrás que ir al estacionamiento de este El maíz había desaparecido, una lluvia roja
edificio y disparar a los tlacuaches que están allí. empezó a caer. La lluvia no era de sangre, ahora
la lluvia era de pólvora.
La lluvia empezó a caer más fuerte.
32
LOS PRE S E N TE S

Página en
blanco
Paola Rodríguez

L
a habitación se encontraba
en penumbras y el hombre
frente a la pantalla miraba
con detenimiento la hoja en
blanco. Había pasado una
semana desde que su jefe le había asignado
la nota roja del periódico y en menos de
veinticuatro horas debía de entregar el artículo
terminado, de lo contrario perdería su empleo.
Sin embargo, tenía un problema monumental…
nada había sucedido durante aquellos días en
la ciudad, ningún hecho lo suficientemente
fascinante que mereciera estar en la primera
plana de Último minuto y que lo ayudara a
salvarse del desempleo.

La solitaria hoja parecía burlarse de él


desde el monitor. Pasó las manos por su cabello
sabiendo que su trabajo pendía de un hilo. Tenía
que encontrar una historia.

El flujo de pensamientos fue interrumpido


de manera abrupta por el grito que dio el vecino
y que retumbó a través de la pared compartida.
Olvidando su trabajo inconcluso, el hombre
guardó silencio y centró su atención en el chico
al otro lado de la delgada pared compartida.
33

Escuchó cómo se tropezaba con varias cosas y los balbuceos de


borracho que salían de su boca. ¿Cómo es que no lo han corrido

LOS PRE S E N TE S
del edificio? Es hijo del dueño, se respondió a sí mismo, molesto.

Lo visualizó en la hoja frente a él. Un chico de veintitantos


con dientes demasiado grandes para su boca y el cuerpo
semejante a un palillo que parecía nunca haber conocido el
jabón. Los resortes de la cama rechinaron ante el peso del joven
y el silencio se volvió pesado. El hombre soltó un gruñido. Ya no
podía vivir con alguien así como vecino, con sus escandalosas
fiestas que terminaban hasta altas horas de la noche, con el olor
a orina que se colaba por debajo de su puerta e impregnaba el
pasillo y sobre todo con las colillas de cigarrillos que aventaba a
su departamento y que habían envenenado a su gato.

Era demasiado para cualquier ser humano decente, pero


a pesar de todo eso no podía marcharse, romper el contrato de
arrendamiento lo dejaría en la quiebra, además de que no había
ningún otro lugar céntrico que entrara en su presupuesto. Tenía
que encontrar otra manera de deshacerse del desagradable
sujeto. Miró distraído la hoja en blanco que lo esperaba
expectante y recordando el cuchillo que descansaba en el cajón
de la cocina comenzó a escribir.

Una hora después el artículo estaba casi terminado. Solo


faltaba el punto final y después haría una pequeña visita al
vecino y pondría en marcha la historia. Antes de presionar la
tecla indicada, su dedo quedó suspendido en el aire a tan solo
dos escasos milímetros del botón. Dudó. Su índice se encogió y
regresó a por dónde venía. Sus dedos se deslizaban por las teclas
con la misma gracia que un bailarín lo hace sobre el escenario.
Cada letra era un nuevo espacio en blanco, cada toque limpiaba
la tinta electrónica de la hoja fija en la pantalla. Las palabras se
desvanecían y las frases se volatilizaron dejando inferior sanó y las mejillas recuperaron un tono
en su lugar la misma página en blanco. rosado propio de alguien ebrio. Sus pulmones
antes inmóviles se llenaron de aire y el pecho se
En la habitación de al lado las gotas de
elevó, comenzando un suave vaivén y el corazón
sangre que escurrían del cuchillo quedaron
comenzó a latir.
34 suspendidas en el aire, como dos burbujas de
jabón color carmín que algún niño había olvidado La hoja, de nuevo en blanco, miraba con
reventar y en completa tranquilidad se elevaron ironía al hombre frente a él. Tal vez sería mejor si
regresando al letal instrumento para deslizarse utilizaba el arma en el cajón de su escritorio y no
LOS PRE S E N TE S

por las manos del asesino. Después, avanzaron el cuchillo que guardaba en la cocina.
con un cauce invertido hacía el piso de madera
y hasta su origen: el cuerpo inmóvil tendido en
el suelo de la alcoba. Se abrieron camino entre
los pliegues de la piel y se colaron al interior del
cuerpo por los orificios correspondientes, los
tejidos se unieron entre ellos, cosidos por una
aguja invisible que no dejaba marcas. La piel
se unió atraída por un imán y quedó tan tersa
como siempre lo había sido.

La vieja camisa también recuperó su forma


original. Las oscuras manchas se desvanecieron
y con ellas, el horrible olor a metal que siempre
queda impregnado en las prendas. Los botones
de la descuidada pieza de tela rodaron por
las vetas de la madera hasta el cuerpo, donde
fueron amarrados por el hilo que antes los
sostenía. La prenda se cerró a la espalda y los
hilos se deslizaron uniendo los trozos de tela. Uno
a uno los botones se abrocharon hasta dejar la
prenda como estaba antes del altercado.

Los anticuados zapatos anduvieron


solitarios por el piso y con completa naturalidad
se colocaron en los sucios pies. El cabello, de
nuevo rubio, se acomodó de manera desaliñada
enmarcando el pálido rostro mientras los
mechones faltantes, esparcidos a su alrededor,
avanzaron con el movimiento de una serpiente
hasta la cabeza y se enterraron sin dificultad en
el lugar que les correspondía.

La sangre bajo las uñas se desvaneció, los


moretones en los brazos se fueron achicando
y la enorme mancha negra que cubría el ojo
derecho se hizo púrpura, después verde y al
final dejó de ser visible. La herida en su labio
35

LOS PRE S E N TE S
A pedazos
Regina Barragán

“Quedó hasta las costillas y las costillas le quedaron un poco…”.


Así comenzaba la nota roja con letras en negritas y de un tamaño
que desbordaban de la columna. Me hizo pensar en una imagen
que bien la pudiera haber visto en un rastro. Yo me persigné,
y mirando al cielo no contuve el llanto que se arrancó de mi
garganta.

La náusea recurrió a mí, sudando otra gota gorda, helada,


que me enchinó la piel. Con un temblor embarazoso dejé el
periódico antes de que el morbo me ganará para pasar la página
donde se ilustraban aquellas costillas que le quedaron.

Yo también quedé hasta las costillas cuando regresé a la


oficina después de comerme una torta de chorizo y vi cómo esas
mismas costillas le sobresalían del pecho, chorreando sangre
con las venas aún pulsantes. El chorizo se me revolvió al ser el
primero en ver cómo quedó hasta las costillas y las costillas le
quedaron un poco rotas, como si aún tuvieran reparación, como
si pudiera tomar un curita y parcharlas así nomás. Tampoco lo
remendé con el teatro que hice, hincado, pidiendo piedad al
señor por aquella barbarie.

Se me quedaron las costillas clavadas en el corazón al ver


la cara ausente de mi amigo, que parecía burlarse de su propia
muerte, al mismo tiempo que el crucifijo de oro, ostentoso, se
reía de su absurda protección. Esa expresión Y es que yo no me imaginé, no, nunca
dictaba entrega o quizás resignación al lo hice. No pasó por mi mente ser testigo de

36 abandono de su cuerpo físico que ahora solo aquellas costillas el día que me marcó mi amigo
era carne humana. Frescos pedazos de costilla, el cual no veía desde nuestra graduación de la
vigorosos, relucieron atrás de mi escritorio en la facultad de Derecho. Angustiado, me rogó. Wey,
silla vieja que si hablara nos contaría a buen ojo traigo unos pedos. Wey, hazme paro, acá me
LOS PRE S E N TE S

de detalles cómo es que le partieron el pecho, a andan buscado.


mi amigo, en aquella silla. Le partieron el pecho Me suplicaba desde su rancho en algún
a mi amigo en aquella mí silla vieja, caramba, y lugar de Michoacán que lo dejara venir acá a
le sacaron las costillas, dejándolo desvanecido, la ciudad un rato. Al principio me negué, pero
tal cual un Jesucristo. por Dios, si es mi amigo, el mismo con el que
Si tan sólo fui a comer, caray. ¿Será que solo me gradué y hace más de un año que no lo
se necesitan quince minutos para entregarle a la veo. ¿Quién soy yo para negarle el techo a un
muerte un cuerpo nuevo? Es que eso de quitar cristiano? Sé que tienes un cuarto desocupado
la vida nunca lo he intentado. Parece ser que se allá con tu jefa. Ándale, wey. No sé a quién más
toma de la misma manera que un niño agarra llamar. Estoy sin rumbo en mi troca buscando
los dulces de la tienda y se los chupa porque aún asilo, ya voy para contigo. Pero la crónica de su
no sabe qué cosa es aquella de robar. muerte ya estaba anunciada y no importaba
dónde escondiera su pellejo porque ya olía a
Y es que, ¿qué cosa es aquella de matar?
muerto. ¿Y yo? Un personaje secundario con
Será que uno se levanta y se lava la cara y se
chingos de suerte. ¿Y mi madre? Con el Jesús
sube al coche y se baja a mi oficina para dejar a
en la boca porque también las costillas se
un cristiano sangrando. De seguro de la misma
curtieron en su muerte. Y ella rezaba y rezaba, y
manera volvió a prender el coche, llegó a la
yo me preguntaba, ¿a dónde se va dios en estas
casa, comió con su mujer y también durmió con
ocasiones?
ella después de haber jugado a ser dios con una
vida. No hay que juzgar, que Jesús me perdone, Señor, ten piedad, ten misericordia y
porque de seguro esta persona no sabrá qué es perdona los pedazos de aquel descuartizador
aquella cosa de matar porque la ignorancia le que se llevó a mi amigo. Bendícelo. Entrégale
permite mantener la conciencia limpia. sus costillas como un acto de sacrificio, un
presente para que conozca el poder que poseen
Yo solo fui a comer, confesé. Las
sus manos que fueron, son y serán capaces de
autoridades se metieron a mi propiedad sin
arrancar la vida desde las costillas. Dile que mi
saludar, más que como policías uniformados
vieja silla lo conoce, que mis perros le tuvieron
fueron espectadores acostumbrados a ver
respeto, no lo mordieron, y que una torta de
pedacería de cuerpos recién cortados. Aún más
chorizo me privó de salvar la vida de mi amigo,
ruborizado quedé al ver cómo los periodistas
o a lo mejor esa torta de chorizo fue el ángel que
se apropiaban de mi espacio, sin permiso,
mandaste para salvar la mía, y así, quedarme
fotografiando como deporte a mi amigo que
sin costillas al ver cómo se las sacaron a él.
presumía su abandono con la mirada tiesa.
Exposición: Rastros Foto por: Claudia López

LOS PRE S E N TE S
37
LETR AS E N
LA MAR

38
LE TRA S E N LA MA R

Patricia Medina

Caracol de Plata 2021

Otorgado por el festival Letras en la Mar


en su X aniversario

Patricia Medina es una escritora total, aunque su prestigio


como poeta va por delante de su trabajo narrativo, ensayístico
y en el campo de la dramaturgia y el periodismo. Por si no fuera
suficiente, se ha dedicado a formar escritores y a publicarlos
desde un esfuerzo personal: Literalia Editores, que llega a
los treinta años de vida. De obra intensa y genuinamente
preocupada por la mujer, desde antes de que el discurso
feminista estuviera de moda, posee todos los atributos de una
artista necesaria en la literatura mexicana, como lo prueban
sus múltiples reconocimientos, entre ellos en Premio Jalisco en
Letras. Su voz, crítica y sensible, en un equilibrio que demuestra
que se puede buscar la reflexión sin abandonar las pasiones
humanas, merece el reconocimiento del Caracol de Plata del
Festival Letras en la Mar. Sin duda alguna, el festival también se
merece a Patricia Medina.

Luis Armenta Malpica


mi corazón es nimio
39
mi corazón es nimio
alcanza para dos

LE TRA S E N LA MA R
o tres escarpaduras
y flotar sobre el valle
donde los ojos todos
me tienen por su blanco
y aunque rojo
y aunque cuajado de sangre
también de miedo enciende su latido

yo te toqué, te amaba

yo te toqué, te amaba
te puse en el alero por guardarte
de emblemas más atroces
tú venías dando vueltas por los ejes
tu pico tartamudo
enganchaba los cables
yo te asistí en la sombra
te alcé frente al abismo
te reasigné mi lecho
moribundo de frío

y tú
al saldo de la lumbre
vuelves grumo y rescoldo
mi destino
Mi vida arde y siento que arde
40
inútilmente

Mi vida arde y siento que arde inútilmente


LE TRA S E N LA MA R

¿para qué?

¿para qué están los libros formados

y siempre dispuestos a mi antojo?

¿volveré a leerlos?

¿y los que nunca he leído ni leeré?

¿no sería mejor arrojarlos al fuego?

¿no es acaso el desperdicio

lo más depurado de todas las cosas?

¿no es el otoño el paso intermedio

entre los párrafos de histeria

y la puerta que da a la calle?

¿me haría mejor

prenderle fuego a todo?

¿o por lo menos tendría menos muerte

fluyendo al terminar el temporal?

¿y el amor?

¿y su escalera resbaladiza?

¿qué dibuja la antorcha

cuando se agota el fuego?


Vieja loba
41

Porque soy vieja loba bien podría ser tu madre


alimento pero estás en mi cuerpo

LE TRA S E N LA MA R
doy miel en la forma inequívoca
me sé fundir de los hombres
navego
y los dejo partir y si quieres llorar
tengo gotas de leche
con estas credenciales sobre mis senos dulces
nada vas a perder y si quieres hundirte
en este mar sin fondo
¿qué quieres? levantaré tu remo
¿mi regazo seguro de matrona? con esta boca desordenada
¿tu iniciación?
muchacho
pon esa mano temblorosa bajo la piel tengo una juventud
sobre mi vientre que no claudica
y baja a mi cuidado
toca los hombres se hacen niños.
te espero en esa puerta
y te saludo
puedes mirar
ahí no está el misterio
el misterio es el hambre
el misterio es la sed
42 Desde hoy, a pesar de mi madre

Desde hoy, a pesar de mi madre


LE TRA S E N LA MA R

para rezar, no diré


yo pecadora
yo castigo

yo
a la vista de todos
espero no matar
mentir lo necesario
fornicar

me propongo ladrona
pero impune
de esa voz que me injuria
en el nombre del padre

he decidido amar sin látigos


corroborando el pulso
santificar al hombre si renuncia a su idioma

reniego de mi bautismo
sobre la carne en llamas

juro que desde hoy


tomo el deseo
como arma y testimonio

me obstino en la esperanza
me permito mujer.
43

Autobiografía

LE TRA S E N LA MA R
Maira Colín

Me gusta caminar a solas A la orilla de los muebles


sin lugar a donde ir. descansaba un bosque,
Las manos en los costados, ahora tan olvidado
el murmullo de los niños, por los actuales inquilinos.
los necios voceadores;
la fuerza matinal Dorsos de luz que van
de los vendedores de fruta. del verde al azul
Un destello de ausencia: al violeta
mi orfandad de edad madura. pueblan la soledad
En aquellos paseos, que hemos dejado.
mi disfraz de adulto
sufre una hendidura, Las manchas en las paredes
grieta por la que se fuga recrean un mar de memorias
mi papel de madre; llenas de fotos
la servidumbre voluntaria; y libros que nadie habrá de leer.
lo cuidados llenos de odio.
En esas mañanas, Nuestra casa ya no existe.
despojada de todo papel Ahora es racimo de luces apagadas
escrito para mí, sobre una ciudad
respiro profundo a la que ya hemos renunciado.
y avanzo hacia un caos final,
quizá magnífico.
9 de febrero de 2020

En nuestra antigua casa


había montañas,
un río donde los perros bebían agua
mientras les acariciabas el lomo.
44
LE TRA S E N LA MA R

Brenda Ríos

Nacimiento
las personas nacemos de una manera extrañísima

como si fuera un paracaídas la madre

caemos de un vientre húmedo

flotamos un rato en un agua quieta

abrimos los ojos

extraños en la tierra

con rabia dura

las manos cerradas a punto del golpe


Una fiesta
45

LE TRA S E N LA MA R
era yo pero no era yo
estaba en una fiesta
bailando
rompía cosas alrededor porque la casa era pequeña
y el baile implicaba vueltas, muchas vueltas
lo que no hizo el alcohol lo hizo la danza
entré en trance como una derviche
me vi de fuera, y vi a todos pasándola muy bien en el balcón
supe que todo, el mundo, el horror,
el sueño que es uno mismo despierto
estaría bien
las cosas se resolverían
porque estar en trance es adivinar un mundo que no existe pero
que podría ser posible
es estar llena de fe
como esos muchachos suicidas que se ponen explosivos con cinta
adhesiva
y hacen bum y mueren varios de un solo movimiento de una mano
mientras yo danzo y veo a los felices en la cocina
preparando tragos con hielo
traen prendas hermosas
y también esos del balcón
todos ellos, un día, cualquier día, se pegarán explosivos en el
cuerpo y harán bum
y dejaremos de existir
pero mientras, nada de todo esto tiene la menor importancia
Luis Felipe Fabre

46
De Sor Juana y otros monstruos
LE TRA S E N LA MA R

Mashup 1
(Sor Juana y las fantasmas)

Las fantasmas huyeron: una estampida


de sombras blancas, una parvada pavorosa
fugitiva de la muerte y de la vida
que cuerpo finge formado,
de todas dimensiones adornado,
cuando aún ser superficie no merece
y que al prender una luz se desvanece.
Las fantasmas huyeron: estaban aquí,
les dije a mis hermanas mas no me creyeron.
Yo dormía: el cuerpo siendo, en sosegada calma,
un cadáver con alma,
muerto a la vida y a la muerte vivo,
el alma, pues, suspensa
en la oscuridad inmensa
de súbito se despeñó al cuerpo
sabiéndose acechada. Abrí los ojos: allí estaban
inmunes al grito que arrancaban.
Encendí una vela presto
y –como de vapor leve formadas-
en fácil humo, en viento convertidas,
su forma resolvieron: las fantasmas huyeron.
47

LE TRA S E N LA MA R
Mashup 2
(Sor Juana y Medusa)

Lámina
líquida sirva de espejo: página
lírica copie del agua el reflejo: trámite
tímido
entre el monstruo y los ojos: método
lícito
para esquivar el hechizo: la mirada
petrificante de la señora que quiso,
mísera, deslumbrada, celosa,
convertir en estatua a la Décima
Musa: la intratable señora se llama Medusa.
Y a pesar del maltrato, sílabas
ríspidas
transcriban del charco al papel su retrato.
48 Víboras engorgonan su cráneo: ráfagas
de ideas ponzoñosas. Pálida
la frente. Cándidas
LE TRA S E N LA MA R

falsamente las cejas engañosas.


Súbitos escultores sus ojos
célebres que en mármoles
fúnebres a quienes los miran transforman.
Águila su nariz cazadora.
Cátedra de crueldad es su boca,
bífida la lengua, ácido su aliento: todo cuanto dice
provoca sufrimiento. Trágico
el cuello aguarda el degüello mítico: tétrico
tránsito: vísperas: ¡pánico!:
clásicos todo empeora: ¿cómo confesar
que a su modo resulta seductora?
Sáficos
músculos, garras, escamas. Glándulas
pródigas de venenos: los senos. Límites
húmedos
de los que no osaron hablar los helenos:
líbrenos
Hécate de seguir adelante: de llegar
adonde sólo atrevería un amante
de Hades
ávido. Más valdría
rápido, presto, apurar un resumen del resto.

Síntesis
de esa lóbrega fémina:
áspide bípeda; hórrida; íngrima; lépera; pésima.
Exposición: Rastros Foto por: Claudia López

LE TRA S E N LA MA R
49
Alejandro Tarrab
50

De AMUD (2021)
LE TRA S E N LA MA R

Que los huesos encuentren a los huesos,

encastren en los huesos, los huesos

y se entierren (ahí) para formar palabras.

Nidos mudos de palabras.

Mis huesos tuyos en lo descoyuntado,

en la bufa.

Mi querido amor,

amo el bisonte del agua,

las piezas rojas de nuestra tarde roja.

El solo pulso lumbar en el caballo pélvico.

Mi querido, querido amor,

amo nuestro cometa nuestro del fin del mundo.

El alcohol de tu cuerpo que da cuerda

a mis días sin dios.

(Amo loar el ilion del sacro, la salida

del borde de los límites).


51

LE TRA S E N LA MA R
Mi querido, querido, querido amor,

tu cabeza alada está en mi cuerpo halando

las arenas, mi pedazo de tiento de coral.

Mi riñón marino oscuro toma aire de tu espina

(una vela arde en el campo incendiado). Mi


querido,

querido amor más querido.

Dame de lamer el sapo letal en la madrugada.

Nuestra herida bestial en la herida de los dientes.

Nuestro cuerpo desatado y continuo

es el arco de la histeria.

Amo nuestro amor y amo nuestras pérdidas.

Eres mi amor, mi querido, querido, querido amor.


52
LE TRA S E N LA MA R

Rojo ala de mi alón

Veníamos de arrancarnos la hierba del corazón,

la mitad mordida de la pureza y la otra

mitad volcada, tendida, de la pureza.

Veníamos de la inquina de perdernos,

de arquearnos la montura de la cimbra,

nuestros huesos mojados.

Veníamos de la fiebre, del ala de besarnos

el dolor pequeño, la selva turbia del caucho.

Veníamos de turbarnos en la pieza del sol

como polillas contra el geranio. Veníamos

de la genciana, del rudimento de la mancha

y el alfabeto de la mancha que deliró el delirio.

Veníamos de la muesca de punzarnos,

de encastrarnos y azuzarnos la casida:

Así pasé la noche,

bebiendo el licor de su saliva,

tomando la rosa en su mejilla.

Su lomo dorso es agua y es alcohol.


53

LE TRA S E N LA MA R
Veníamos de guardar el riñón de uno,

en el estómago del otro. Los pulmones,

el iris incendiado en la caja pélvica. Veníamos

de sacarnos el dolor con la gacela del recuerdo,

de arrancarnos los ojos del cuello

con la raíz amarga.

En el iridio,

junto a las hierbas de la tristeza y el arrobamiento,

me acercaste un Judas roto al oído,

una ayahuasca que fue rojo-ala-de-mi-alón,

el costado vivo de mi nuez.


54
EL POEMA BLANCO  
LE TRA S E N LA MA R

Enrique Carlos

Tiene las orillas blancas.  

Su centro es blanco de igual manera.  [Piedra blanca sobre piedra blanca]. 

Difícil saber dónde comienza  y dónde termina. Imposible  

descifrar si escrito tiene la palabra  blanco  

o lo que hay es solamente  

la ausencia de la palabra  

negro. 

Hay quienes dicen  

que aquello no es un poema.  Otros afirman que se trata de nada  un trozo


de papel únicamente.  Algunos más  

le rinden culto: devotos ateos  de la transparencia. 

Pero lo cierto es que está ahí:  un terrible vacío  

imposible de abarcar.

ARTE POÉTICA 
55

LE TRA S E N LA MA R
Escribo la palabra viento  

y algo se la lleva. 

Mentira.  

Escribo la palabra viento  

y nada se la lleva.  

La palabra viento no sopla.  

La palabra viento no lleva consigo nada. * 

Sin embargo, existe.  

La palabra viento, quiero decir.  

Quiero decir y digo.  

Digo viento 

y la palabra viento se transforma el viento.  Vaho y víscera en la boca. 

Lengua.
LE TRA S E N LA MA R

56

Exposición: Rastros Foto por: Claudia López


Mariana Pérez Villoro
57
De Solo la tierra sola

LE TRA S E N LA MA R
ANTE el manantial resbala a través de la hojarasca
se inclinarán las frentes sus escamas.
aun las más necias
hasta tocar la limpidez.  En las parcelas repica su cascabel
y sacude la siembra de obsidianas.
Probaremos su frescura Su silbido transparente
por tantos años buscada es capaz de pulir los pedruscos
hasta saciarnos. y volver el sueño leve.  

Las palmas A su paso 


antes herméticas su réspede crispará los cristales
recibirán
los minerales acrisolados.  en una estela de anunciación.

Resonará en los huesos  La ventolera hundirá sus colmillos


la evocación de la cascada  en la carne de la casa
y en los átomos húmedos
la veneración.  y el correr de su ponzoña
te despertará.
El nacimiento del río
cubrirá nuestras espaldas. 

Se abrirán
los poros. 

Callarán los pulsos.

Nos rendiremos 
a la fuerza del agua.
EL VENDAVAL en la lejanía
y el que entrará en tu vivienda
son la misma serpiente:
58

Fanny Enrigue
LE TRA S E N LA MA R

Ágata
 

Salaron mis frutas jóvenes


y al viento: como las patas traseras
de cualquier chancho.
 
Aire, tiempo y sal, no se necesita otra cosa.
Las masticaron
ávidamente
también
me ofrecieron algunos bocados.
 
Qué amargo dios
que envía un ángel
como consuelo
para mis dos pechos
cercenados por la lujuria.
 
Quién reconocerá en mi tumba
que yo era una mujer.
59

LE TRA S E N LA MA R
Hermosos chicos
cavan tumbas
A Antonio León

No necesariamente pelirrojos,
aunque eso era 
preferible, más si tenían la pinta de Messi:
que seguía siendo guapo,
según testigos que corriendo el año 2020
llevaban semanas sin gota de alcohol
según testigos
para los cuales la mayoría se habían vuelto piedras
o eran rocas desde siempre
y algo los tenía engañados.

Otros decían que la belleza es impostura


que sin esa barba o esa cartera
era imposible
taladrar corazones, cavar
tan profundo

decían que la gente siempre vive en un engaño


mientras su mano se deslizaba 
bajo la helada sábana
como quien se acerca, sin saberlo,
al patíbulo.
A L MA RGE N

60

© Mariano Ruffa /Pexels


61

A L MA RGE N
PANTONE DE
CONTRASTE:
Ocean Vuong y
cierta poesía
gay mexicana
H
ernán Maximiliano Huguet,
en su ensayo “Los bordes
Luis Armenta Malpica de la palabra”, dice que “La
literatura comienza con una
violación y es un intento por
revelar en lo escrito un espacio donde la muerte
se apresura ante la pérdida de la masculinidad
que debería permanecer intacta. La violencia
más extrema se exalta con la penetración, y
una identidad va tomando cariz al asimilarse
posesión y terror como entidad inseparable.
Fórmula de la violencia remachada de deseo
–y no en su inverso: el masoquismo–. Desgarro,
violencia y violación de ese velo que descubre
maquillajes impresos en la piel, que nunca se
descorren, que insisten por permanecer como
un deseo tatuado, como una marca de origen
inexplicable que alimenta el ansia del garrotazo
brutal de la palabra”.
Insertos en el engranaje violento de Néstor Perlongher escribe sobre El fiord, de
la historia a la que pertenecen, los poetas Osvaldo Lamborghini: “Apuesto como hipótesis:
homosexuales se detienen a pensar en “la lógica es esa irrupción del plano propio del deseo lo que
de esa maquinaria: ¿por qué ser el cuerpo enloquece y desmelena la escritura, llenándola
triturado?, podría ser una de las preguntas. O de vericuetos, de recovecos, transformándola en
62
¿por qué aplastarse?, ¿por qué el terror de la fila un tapiz tan denso que nunca se redunda, cada
de exterminio?, ¿por qué la existencia misma de frase remite a otro rincón, como si hubiese una
la máquina? Y entonces los brillos comienzan su avidez desesperada por atar los hilos de la red a
A L MA RGE N

esplandecer ante el sofoco, como insurgencia la mayor cantidad de elementos posibles”. Los
espontánea, pero también como alistamiento elementos, o las series que recorren El fiord se
de tropa, como escuadrón de mecánicos que ven entramadas en una escritura que subvierte
ven en sus manos la llave que podría desajustar el lenguaje en ese enloquecimiento hiperbólico
alguna pieza de la maquinaria, dejándola del deseo y la perversión. Las series, desarrolla
que se precipite ante la pesadez de su propia Perlongher, podrían definirse como ‘Serie
estructura, que se desguace, que caiga sola”. Política’ y ‘Serie Sexual’. La primera, entendida
como cierto ‘terrorismo’ del lenguaje que
Así lo han hecho algunos poetas en la
fragmenta y astilla el horizonte contextual, como
tradición española desde diversos rumbos:
flujo revolucionario, subversivo; la escritura que
en España, de la Generación del 27: Federico
devuelve en palabras –vericuetos, recovecos–
García Lorca (1898-1936), Vicente Aleixandre
la realidad intolerante / intolerable de la
(1898-1984), Emilio Prados (1899-1962), Luis
tortura y el posterior desarraigo. Y la segunda,
Cernuda (1902-1963) o Manuel Altolaguirre
indisolublemente ligada a la primera, incorpora
(1905-1959); por Los Contemporáneos, Carlos
al cuerpo como lugar donde esa violencia se
Pellicer (1897-1977), Xavier Villaurrutia (1903-
imprime: “la violencia de la autoridad, se ejerce,
1950), Salvador Novo (1904-1974) o Gilberto
se administra, se sacia en y sobre los cuerpos”.
Owen (1905-1952), de quienes derivaron en
otras latitudes: Carlos Eduardo Turón (Uruapan,
1935-1992), Jorge Cantú de la Garza (Monterrey,
Para concluir con lo postulado por Huguet,
1937-1998) o Dionicio Morales (Cunduacán,
en algún momento la brutalidad cae en la
1948); en Cuba, José Lezama Lima (1910-1976),
distracción y el cuerpo humillado se rearma y
Heberto Padilla (1932-2000), Severo Sarduy
consigue su carta de identidad o pertenencia
(1937-1993) o Reinaldo Arenas (1943-1990); en
en una sociedad más inclusiva o, al menos, en
Perú, Jorge Eduardo Eielson (1924-2006) y en
una tradición literaria donde pueda arraigarse
Argentina, Osvaldo Lamborghini (1940-1985) y
y continuar su lucha. “Dejar expuesto el cuerpo
Néstor Perlongher (1949-1992), por mencionar
(individual, grupal) y relamerle las heridas,
algunos referentes importantes. Hay casos, por
parecería ser la aspiración de dichas escrituras;
supuesto, en los que la belleza del lenguaje y el
y a la vez, como dice Perlongher: ‘tajear (en
ocultamiento tras los símbolos e imágenes del
el jaleo, en el jadeo) el contexto exterior (real)
mito permitieron la exaltación del deseo por el
donde se encajan’, para mostrar sus fisuras, sus
hombre. En otros, la exploración de la palabra
falsificaciones”, el desarraigo de quien no encaja
y sus formas de manifestación dieron pie a
como individuo diverso en la literatura de una
movimientos posteriores de una renovación
sociedad unívoca y heteropatriarcal.
maravillosa, como lo fue el llamado neobarroco
o neobarroso, que revitalizó por igual la poesía
y el ensayo.
Sea en la tradición inglesa (por idioma), Después de los cimientos señalados
la cual revisaré someramente, o en la española, como la tradición española de la poesía
siempre habrá un sitio para el canto común homosexual, en la literatura mexicana del siglo
y, por supuesto, las voces disonantes. De pasado nuestro gran sopranista fue Abigael
esto hablaremos ahora: el color de las voces Bohórquez (Caborca, 1936 - Hermosillo, 1995),
63
masculinas, para cerrar el rango de lo expuesto. poeta y dramaturgo excéntrico (fuera del
Las figuras son tantas que resulta imposible, centro) en cuya obra sobresalen los motivos
al menos para mí, abarcar la partitura plena. sociales y homoeróticos, la autocompasión

A L MA RGE N
Los ejemplos son muchos y basta con citar tres y las reflexiones metapoéticas. Amigo de
momentos de la literatura que mejor ha reunido Efraín Huerta, Carlos Pellicer y José Revueltas,
las vertientes de lo político y de lo sexual en la fue uno de los primeros escritores que habló
poesía: Nuevo amor de Salvador Novo (1933), abiertamente de su homosexualidad. Gran
Muerte de Narciso de Lezama Lima (1937) y Poeta parte de su poesía es lúdica, lo que oscurece su
en Nueva York de García Lorca (1940). La crítica estructura pues procura la hibridación de formas
que intento está lejos del academicismo y del y lenguajes que, para seguir con el ejemplo de
regaño. Pretendo animar a mis colegas a escribir la música, lo mismo pone a trabajar la floritura,
una poesía diversa desde su arquitectura. Que el contrapunto, el rapeo o el estilo cardenche
dejemos de escribir solamente del encuentro en una misma pieza. De apariencia difícil, la
furtivo entre varones y vergas palpitantes en exactitud de su palabra abre el oído para la
la boca. Que miremos atrás: Salvador Novo, en subversión y la ternura.
1933, fue mucho más rebelde de lo que muchos
textos hoy en día. Novo buscó su identidad, no el
enqueerarse como motivo en uso. Abigael Bohórquez es nuestro Klaus Nomi,
y esto lo dice todo. Abigael Bohórquez vivió
Así como la música ha variado desde
alejado de los grandes círculos literarios de
el canto tribal al monocorde, gregoriano o
su época, y se insertó en la llamada “corriente
armónico, y se han quedado atrás los trovadores,
subterránea” que incluye las series ya referidas
madrigalistas, belcantistas, y hasta el canto
de lo político y lo sexual mediante el empleo
dodecafónico ha sido superado por otras
de un lenguaje vulgar y los cultismos, el uso de
nuevas formas de la voz en la música, por citar
vocablos en desuso, de los coloquialismos y de los
unos cuantos ejemplos en el registro culto, en la
neologismos, todos en un modo coral y al mismo
literatura la dicción pertenece a una época y se
tiempo lírico. El barroco y lo urbano en plena
arraiga o se aleja, se cambia o abandona en pos
conjunción, en equilibrio, y siempre disonante de
de otra más fresca y arriesgada, que represente
su época. Actualmente, no hay canon literario
los síntomas actuales de aquella sociedad que
que pueda obviar su nombre y apellido, que el
la produce y también la consume. En la voz hay
mismo Abigail modificara para que no tuviera
colores: se dice que es oscura en los registros
la ‘jota’ de Bojórquez. Su legado continúa: con
graves, y blanca en la voz infantil o en las mujeres.
enorme distancia del poeta mayor de Sonora,
En este patrón simple, de contraste, las voces
del ‘más hombre’ (como se conocía), en un plano
masculinas son oscuras; las femeninas, blancas.
que va del homenaje al cover, el trabajo anterior
En realidad, tenemos excepciones: mujeres en el
de César Cañedo (1988) es un ejemplo de esto.
registro bajo (contraltos) y hombres que rebasan
Otro caso de influencia, aunque no se trate de
los agudos que corresponderían al tenor, y por
un poeta homosexual, queda patente en ciertos
medio del falsete y la técnica alcanzan agudos
textos de Alí Calderón.
sorprendentes: son los contratenores.
Sin la altura poética de Bohórquez, pero con otro poeta vietnamita, gay, igualmente
cronistas de la homosexualidad clandestina, radicado en los Estados Unidos y publicado en
son Darío Galicia (Ciudad de México 1953-2019) español por Mangos de Hacha: Truong Tran
y sobre todo Luis González de Alba (Charcas, (1969) y, sin la preferencia homosexual pero sí la
SLP, 1944 - Guadalajara, 2016), quien mostró en marcada politización del discurso poético, con
64
Malas compañías (Universidad Veracruzana, Linh Dinh, también nacido en Saigón y quien
1984) “esa sexualidad salvaje, gozosa, que se vivió en Estados Unidos de 1975 a 2018, año en
da entre hombres no abiertamente putos” (al el que regresó a Vietnam, a quien tradujo Luis
A L MA RGE N

decir de Eriko Stark) y que ha dejado huella Alberto Arellano para Mantis Editores en 2012.
en autores como Juan Carlos Bautista (1964), Los tres comparten ya la tradición inglesa, pero
quien recupera el tratamiento erótico que va no pierden sus raíces orientales.
hacia lo amoroso, con más crudeza en la parte
sexual y menos arriesgado en la forma, como
en Lenguas en erección (1990), o esa tristeza Estos elementos de pertenencia y
irónica que seca toda verbosidad y se despliega desarraigo están presentes de algún modo en
con cerrada vehemencia hacia lo introspectivo, la poesía gay mexicana y, sin embargo, no he
como ocurre en su memorable Cantar del encontrado un libro reciente que se acerque a
Marrakech (1993), y el jovencísimo Erik Moya esta extrañeza de quien, como Vuong, “escribe
(1994) quien también evidencia el cruising y como inmigrante, refugiado y homosexual en
los amagos del sida, con un trabajo mucho una América marcada por el prejuicio y los
más arriesgado, aunque inmaduro aún, que traumas de [la] guerra”.
comienza a impregnarse de Ocean Vuong y otros
poetas más experimentales. Moya conoce el
En nuestro país existen varias líneas de
desarraigo, pues fue agredido de manera brutal
acción, por ejemplo, del lenguaje tropical pleno
por algunos policías michoacanos debido a la
de barroquismos, como el utilizado sobre todo
manifestación abierta de su homosexualidad: al
por poetas del sureste, como Jorge Lara (1960),
denunciar los hechos, penalmente y por redes
Roger Metri (1961), Ramón Bolívar (1963) y
sociales, sufrió un acoso tal que se vio obligado
Rodolfo Novelo (1976).
a vivir en la Ciudad de México, lejos de su familia
y sin empleo; luego regresó a Michoacán. Otros
seguidores de la línea poética de González
Hay ejemplos de poetas cuya resolución,
de Alba son Uriel Martínez (1950-2020), José
pese al convencionalismo en su escritura,
Joaquín Blanco (1951), Sergio Téllez-Pon (1981),
muestra un ángulo que lo mismo rescata la
Emmanuelle Brío (1984), Erik Meneses (1988),
inmediatez de la imagen que la intensidad
César Bringas (1990), Bruno Javier (1991) y
tonal: heredero de Bohórquez y con algo de
el poeta zapoteco Elvis Guerra (1993), quien
González de Alba, A.E. Quintero (1969) resulta
rescata la tradición muxe de Oaxaca.
un referente para muchos colegas: Gabriel
Govea (1983), Orlando Mondragón (1993) o el
trabajo reciente de Cañedo, que se acercan
El comentario editorial de Cielo nocturno
al poema de manera unidireccional, con
con heridas de fuego (traducción de Elisa Díaz
estructuras simples e interiorización en el modo
Castelo, Vaso Roto, España, 2018), del vietnamita
biográfico. No rebasan su tiempo y su acento
Ocean Vuong, señala que se trata de un poemario
carece de agudeza, pero el tono convence dada
escrito “con un coraje lleno de belleza, el exilio,
su honestidad. Sin embargo, es una obra que,
la guerra y la homofobia”, tópicos que comparte
sin data, difícilmente podríamos situar en el
siglo XXI. Hablamos, además, de una obra en el fenómeno drag y las vertientes de escritura
proceso: estoy seguro de que algunas poéticas transgénero, como el caso de Omar Gutiérrez
de estos autores nos van a sorprender en el (1991).
futuro.

En el panorama nacional, mucho más 65


Jalisco cuenta con una tradición sólida, sorprendente, sobre todo con Vidrio molido
que lo mismo va de Enrique González Martínez (2012), el trabajo de Luis Aguilar (1969) se centra

A L MA RGE N
a Ricardo Castillo, ambos heterosexuales. en los problemas del colectivo LGBT e incluye
Dentro del desenfado, el manejo del humor y temas como la enfermedad, la violencia, la
la desacralización de lo poético también es migración o el narco. Tiene registros amplios,
notoria la influencia del doctor Elías Nandino incluso periodísticos, pero en la mayoría de sus
(Cocula, 1900 - Guadalajara, 1993) mediante libros recientes el oficio le gana al desconcierto.
libros como Erotismo al rojo blanco (Ed. Sin embargo, Aguilar posee un ojo crítico y acaba
Domés, 1983), en especial con sus alburemas. de presentar la antología LGBT Ese gran reflector
Nandino y Castillo cimentaron lo que ahora encendido de pronto (Instituto Sinaloense de
es una vertiente ya anticipada por Efraín Cultura, 2021) que bajo el verso de José Carlos
Huerta y que trabajan Ángel Ortuño, Ramiro Becerra cobija a 81 autores nacionales (hombres
Eduardo Lomelí o, seguidor de ambos, Luis y mujeres) que seguramente continuará el
Eduardo García, todos sin filiación homosexual. debate acerca de uno de los discursos más
Sin embargo, Nandino influyó menos en los difundidos, la poesía de la diversidad, al igual
poesía homosexual de Guadalajara: los poetas que el feminismo, el lenguaje de la inclusión,
actuales muestran un perfil reservado, aunque el discurso migratorio, el narco y varios otros
su obra no sea precisamente convencional, ‘políticamente correctos’ hoy en día. Aguilar es
y abreven, en algunos momentos, incluso en uno de los más férreos combatientes a que se le
la experimentación y el ready made, como dé reconocimiento al discurso por sí mismo, en
Baudelio Lara (1959), o en los temas sociales o de detrimento de la calidad estilística de una obra.
base histórica y de plena vigencia amorosa en
nuestro tiempo de Mario Heredia (1961), Víctor
Ortiz Partida (1970) y Mauricio Nehbli (1975), Inclusive en los poetas que escriben

todos ellos más cerca del trabajo del poeta y desenfadadamente, con un ojo que apunta hacia

traductor Guillermo Fernández (Guadalajara, el escándalo o la casi anulación de la intención

1934 - Toluca, 2012), en esa vía de asiento en lo poética, como Iván Figueroa (1974) o Antonio

tradicional, más que lo novedoso. León (1977), de quienes hablan del vih u otra
enfermedad (como lo hiciera el desafortunado
Sergio Loo) o el trastorno psiquiátrico de
Otros autores homosexuales de Jalisco manera biográfica, en casi todos hay resabios
muestran un discurso que apunta hacia el de una vanguardia o experimentación más
vacío existencial y el desencanto, como el de simpática que de interés durable. La obra de
Elías Carlo (1975) y Adrián Esparza (1990); o de Loo ha sido rescatada por poetas más jóvenes,
intenciones góticas, aunque con resultados no sólo homosexuales, que lo toman de ejemplo
menos interesantes: Aleqz Garrigoz (1986); o rinden culto.
o próximo a la poesía romántica, de corte
existencial y sin riesgos formales hasta ahora:
Jonathan Berumen (1988); o interesados en En la línea más bien conservadora de la
tradición literaria, Miguel Ángel Ortiz (1984) es
un poeta desigual, que lo mismo deambula entre líneas que rayan
en lo cursi o lo son plenamente (en sus primeros libros), que en versos
deslumbrantes que atañen el elemento mórbido de una forma
distinta, inserta todavía en el discurso estético:

66

Cerebro
A L MA RGE N

Alumbrar con un fósforo; palpar los bordes en lo oscuro, aproximarse


al pasto, las raíces, filamentos que habitan las praderas cerebrales.

Luego resplandecen, luciérnagas sobre la hierba, aquellos momentos


de tu-mi-nuestra vida.

Esta misma temática, pero fuera del foco de lo bello por sí


mismo, con más riesgo y originalidad, aparece en algunos poemas
turbadores y de dicción madura en los poemarios de Saúl Ordoñez
(1981), heredero también de Bohórquez y de Alba, o en Gangbang
(FETA, 2007) de Óscar David López (1982):

Hoy que murió Jacques Derrida


(Octubre 8, 2004)

el día sobre el mantel


el frutero proyectando su sombra,
esa nostalgia del sabor

el pequeño cáncer, Jacques, si veo tus libros


apilados
sigue siendo un pequeño cáncer
si asomo mi ojo por la cerradura
si detengo los nombres de las cosas
en las cosas mismas
como quien dice reconstrucción
y el mundo se abre
67
la experiencia el sentido la boca
llena de imágenes

A L MA RGE N
como alguien psicoanalizándome
a través de sus películas de cabecera

el pequeño cáncer, Jacques, si acomodo mi oído


en el portal de tu libro
sigue siendo un pequeño cáncer
si pongo la mano sobre mi vientre
si tomo puntual mi propia quimioterapia
y me aplico las inyecciones contra la anemia
como la imagen de una fruta
en estado sólido
sobre la mesa de los antojos:
mi CUCI1, Jacques, sigue siendo un CUCI
como alguien que lee árbol
1. Colitis Ulcerativa Crónica
y siente árbol Inespecífica.

hoy que has muerto, Jacques,


se iluminan los nombres de las cosas
y es la sombra de las cosas
lo que nombro:
el enfermo se vuelve cama
para comprenderse,
el amante que se enamora
es un ciego deseando ser fotógrafo
y yo veo tus libros
preguntándome por qué no puedo
mantenerme en la vida como un bonsái
68 En el extremo de esta línea, en el modo atonal, podría situarse la
poética de Luis Felipe Fabre (1974), cuyo reconocimiento por la utilización
de elementos del horror (zombis, monstruos, películas serie B, personajes
decadentes en general) y el desarrollo del poema a la manera de un “thriller
A L MA RGE N

o fábula posmoderna” lo ubica en la actualidad. Lo que sigue debiendo, y


no es su responsabilidad, es la complejidad de la lectura: sus poemas se
agotan a la primera vista. No hay pliegue en el discurso ni símbolos o guiños.
Todo queda entendido y uno sonríe con su mordacidad y su elaboración de
un mundo tan perverso como el que ocurre en “Breve registro de algunos
eventos artísticos y otras experiencias escalofriantes” del libro Poemas de
terror y de misterio (Editorial Almadía, México, 2013). Pero el horror y el
misterio no dejan cicatriz de fuego alguna.

Caminar con los ojos cerrados. Avanzar


a tientas. Los ojos
cerrados. La boca cerrada: sellada
con cinta adhesiva. Avanzar. Ir
a ciegas. Caminar con los ojos cerrados
por una casa deshabitada. Tropezar. Mantener los ojos
cerrados por instrucciones de un artista. Tropezar
con algo o alguien. ¿Tropezar con una silla?
¿Hay alguien amarrado a una silla? Mantener
los ojos cerrados. Avanzar por instrucciones de un artista.
Mantener los ojos cerrados. Caminar con los ojos cerrados
por una casa deshabitada. Ir a ciegas. Caminar
con los ojos cerrados por instrucciones de un artista. Ir
a tientas. Tropezar. tropezar
con una silla vacía. ¿No hay nadie? Deshabitada. Avanzar.
Mantener los ojos cerrados.
3

Yo los conozco, a los artistas: sé

de sus tendencias, de sus relaciones


69
problemáticas

con los críticos, los coleccionistas,

A L MA RGE N
los galeristas, los jurados, las instituciones,
los organizadores, los curadores, las bienales,
el público asistente a sus performances.

Yo los he visto: los he escuchado:



cómo se les llena la boca
conjugando el verbo problematizar.

Pero
de que son sensibles
son sensibles: me constan

sus buenas intenciones: sus inclinaciones


didácticas, sus tentaciones
terapéuticas: las ganas que tienen
de educarnos, concientizarnos, confrontarnos,
despertarnos, liberarnos.

Yo los conozco, a los artistas.


Y a sus novias y a sus novios:

«No soy gay, soy bi».


O: «No soy bi, soy queer». O:
«No soy o, soy y».

E
incluso: «Prefiero ser claro desde el principio:
sólo lo hago como parte de un proyecto».
Fabre ha sido reflector de muchos poetas jóvenes y ha escrito una
novela mucho mejor lograda: Declaración de las canciones oscuras
(Sexto Piso, 2019), en la cual recuenta el mito de fray Juan de la Cruz con
los elementos de su propia poética: clave de humor, sentido del absurdo
y desenfado.
70

Sería más pertinente cuestionar los poemas sin filiación sexual,


A L MA RGE N

por su riesgo y la fibra emocional que los dispara. Ocean Vuong (1990) se
presenta con esa incertidumbre de lo desaprendido, de lo reformulado
a partir de un proverbio vietnamita, por ejemplo. Nada tan viejo y sabio
como un refrán y, a la vez, oscuro y misterioso: por revelarse con más
horror del que propicia un zombi, un artista incomprendido, una mujer
monstruosa, porque se trata de un acontecimiento que nos compete a
todos: la guerra, el desarraigo, el nacimiento, el recuerdo que viene de
lo fundacional, la nueva pertenencia:

De cabeza

¿Acaso no lo sabes? El amor de una madre

ignora el orgullo

como el fuego

ignora los gritos

de lo que incendia. Hijo mío

incluso mañana

tendrás el día de hoy. ¿Acaso no lo sabes?

Hay hombres que tocan pechos

como tocarían

cráneos. Hombres

que cargan sueños

y atraviesan montañas, con los muertos

sobre la espalda.

Pero sólo una madre puede andar

con el peso

de otro corazón latiendo.

Niño tonto.
71

A L MA RGE N
Puedes perderte en cada libro

pero no te olvidarás de ti mismo

como dios olvida

sus manos.

Cuando te pregunten

de dónde eres,

diles que tu nombre

fue arrancado de la boca sin dientes

de una mujer de guerra.

Que no naciste

sino que te arrancaste, de cabeza

hacia el hambre de los perros. Hijo mío, diles

el cuerpo es una daga que se afila

cortando.
Uno de los motores de la poesía ¿Qué le pido a la poesía de temática
contemporánea es, precisamente, la homosexual de México? Lo obvio: que sea una
desorientación: perseguimos que en ningún expresión de su siglo: en la narrativa y en la
momento el lector se sienta cómodo, firme, poesía lésbica sobran buenos ejemplos más allá
confiado en lo que puede obtener de las palabras. de la famosa aunque poco incorrecta Odette
72
La resistencia, la oposición a ese mundo banal Alonso: Sara Uribe (enormemente influenciada
y deslumbrante, plagado de clichés y formas por Cristina Rivera Garza) y Maricela Guerrero,
repetidas de cantarle al amado o la amada, por mencionar un par: inconformes y agudas,
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al cuerpo masculino o femenino, tendría que ambas han leído bien la poesía de mujeres
recorrer esos nada explorados contornos de que deconstruyen, ensayan y establecen la
una cartografía que no siempre remita hacia hibridación de géneros como una alternativa:
lo genital, a lo específico del sexo o al deseante Inger Christensen, Pascale Petit, Chantal
amoroso y culpígeno que recuerda en su forma Maillard, Juliana Spahr, Anne Carson, Margaret
los siglos anteriores, y cuya representación en su Altwood, Sharon Olds, María Auxiliadora Álvarez,
momento si no era original, sí necesaria. María Negroni, Tamara Kamenzain y la potente
aunque menos arriesgada Cristina Peri Rossi.
Poesía ideológica, femenina y denunciante de
El poeta valenciano Vicente Monroy, en la violencia de género y de la trastocación de
una autorreseña de Las emociones trágicas la igualdad que sufren quienes combaten esa
(Suburbia Ediciones, España, 2018), para el bifurcación humana (ya no más femenino y
número 190 de la revista española ctxt, señala: masculino contrapuestos) en una exploración
“La historia de la literatura nos ha acostumbrado beligerante. Un ser de la escritura que viva el
a una visión tremenda del conflicto identitario. ahora como hiciera John Donne con su famoso
Es casi un principio narrativo: los gays deben «wit» hace cuatro centurias: la agudeza, que no
sufrir por necesidades estéticas”. Desencantado, es nomás ingenio sino un cambio de foco para
como yo, por lo que se ha producido en España mirar lo mismo en múltiples facetas, cambiando
con la bandera de poesía gay, honestamente perspectivas, proporción y lenguaje. El tono de
afirma que Las estaciones trágicas es un la época, al decir de Charles Bernstein:
libro que “no ha sabido ser un poemario gay
contemporáneo”.
El tono es el sonido de la poesía. Pero el tono
también es el ataque o la aproximación. El
A partir de los años 80, varias voces ángulo.
mexicanas intentan restituir el equilibrio entre
El tono es el sentido del registro.
la tradición y las exploraciones de su tiempo:
Hernán Bravo Valera (noviembre de 1979), Los poetas captan mi atención por su
Angel Sulub, poeta en lengua maya (1980), tono: Prefiero los cables vivos a las llantas
Saúl Ordoñez (1981), Óscar David López (1982), reencauchadas.
Gustavo Iñiguez (1984), Daniel Wence (1984),
Sergio Pérez Torres (1986), Moisés Ortega (1988),
Ángel Vargas (1989) y los prometedores Erik Tono que haga reconocible el pulso de un autor,
Moya (1994) y Ángel Hernández Candelaria su poderío vital, no el legado que atesora y
(1997). presume. La herencia es oportuna y necesaria
para el siguiente paso, no para quedar quieto,
instalados en lo ya conocido, y menos para
meter reversa. El tono: la temporalidad de la
palabra, más allá de los ritmos con los que se establezca su medida o
narratividad. En Estados Unidos, cuya influencia poética es cada vez
mayor entre los jóvenes poetas mexicanos, se han levantado voces
monumentales en el entorno gay: Allen Ginsberg, Hart Crane, James
Merrill y John Ashbery, por citar unos cuantos de esa larga tradición
73
inglesa que inaugurara Whitman y su modernidad vigente. Cada
uno tan disímil que, se entiende, nos procuren a Vuong, cuyo primer
poemario (Night Sky with Exit Wounds) mereciera el prestigioso

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galardón T.S. Eliot. Más allá de los premios, el poeta ahora radicado
en Nueva York, como indica la contraportada: «escribe con la
humildad y el orgullo de quien se sabe el primer alfabetizado en una
familia de tradición oral, mostrando su amor por la lengua y el país
que le dieron refugio sin dejar de manifestar cierta extrañeza». Aquí
hay cuatro elementos que quiero destacar: la humildad, el orgullo,
el amor, y sobre todas las cosas, la extrañeza. Colores más allá de lo
rosa:

Telémaco

Como todo buen hijo, saco a mi padre

del agua, lo arrastro del cabello

por la arena blanca, sus nudillos dejan un surco

que las olas se apuran a borrar. Porque la ciudad

más allá de la costa ya no está

donde la dejamos. Porque la catedral

bombardeada es ahora una catedral

de árboles. Me arrodillo a su lado para ver cuánto

podría hundirme. ¿Sabes quién soy,

Ba? Pero la respuesta nunca llega. La respuesta

es un agujero de bala en su espalda, rebosando

agua salada. Permanece tan quieto que, pienso,


74
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podría ser el padre de cualquiera, hallado,

como una botella verde que aparece

a los pies de un niño y contiene un año

que nunca tocó. Toco

sus orejas. Es inútil. Lo giro

bocarriba. Para enfrentarla. La catedral

en sus ojos de mar negro. El rostro

no es el mío, pero lo usaré

para besar de buenas noches a todos mis amantes

del modo en que cierro los labios a mi padre

con los míos y comienzo

la devota tarea del ahogamiento.

Por la parte mexicana cabe incluir un texto de Mario Frausto Grande (1991), con
apenas algunos poemas publicados en la revista Punto de Partida de la UNAM, y un
proyecto en construcción que aborda las figuras icónicas del cine porno, como Rocco,
Jeff Stryker o Brent Corrigan. De su serie “Colores”:
Negro

por qué decimos “negro” como si fuera

“está muerto, no tiene salvación”


75

no creo que las sombras sean estacas

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en el vientre

o en el eco de la sangre

o en el río que nos moja la garganta

negro es el color de dios

ausencia de color que nos hace temblar

que sorprende con sus labios de caverna

y palabras llenas de preguntas y de revelación

decimos “negro” como decir

“morirá”

pero es más muerte nuestro pan diario

y los filos que soltamos por la boca

negro es dios

y negra su palabra

pero no aprendemos a nombrarla

Se ha escrito bastante sobre pintura, no siempre con la fortuna con la que


la han abordado poetas como Yves Bonnefoy, Zbigniew Herbert, Charles Simic o
John Ashbery. Muchos recurren a identificar, a describir los cuadros, o sumergirse
en los colores, en su evocación, en la abstracción más pura, para elucidar ese
lenguaje onírico que pertenece a otra disciplina artística. Rothko, por lo despojado
de su contenido, por la expresividad basada únicamente en los colores, ha debido
76 padecer infames y algunos regulares intentos de dialogar con su
obra. En la música, esa suerte la comparte con Satie. La poesía
homosexual, la social, las manifestaciones de un arte de denuncia,
en general adolecen de estos malos intentos. Hay casos de
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excepción y lo celebro: en “El séptimo círculo de la Tierra”, Vuong


parte de una nota del Dallas Voice que informa: “El 27 de abril de
2011, Michael Humphrey y Clayton Capshaw, una pareja homosexual,
fue asesinada y cancinada en su casa en Dallas, Texas”. El texto
se compone de siete números dispuestos en la página como una
indicación para seguir el trazo, pero sin cierre alguno. Siete notas al
pie dan cuenta del poema. La nota número uno dice así:

1. Como si el trazo que dibuja mi dedo / sobre tu clavícula /


a puerta cerrada / fuera suficiente /para borrarme a mí
mismo. Para olvidar / que construimos esta casa sabiendo
/ que no duraría. ¿Cómo / puede alguien detener / el
remordimiento / sin cortarse / las manos? / Otra antorcha

Esto no es la descripción de un cuadro con palabras. Tiene


elementos de plasticidad, de la obra en proceso que es una relación o
un hecho delictivo, y hasta allí. No es meramente una representación
plástica. Son las alas latiendo en un cuarto de ruiseñores rotos, por
romperse, por desaparecer. Viene de Cummings, sí. Tiene un saldo
indudable con la poesía visual de Apollinaire. Sin embargo, carece
de cualquier artificio que haga una puesta al día por berrinche o
posmodernidad. Aquí puedo ver el azoro, la conmoción, la agudeza
que le pide John Donne a la poesía: el ala del que escribe y el ala
de quien lee. “No hay ala como el significado”, dijo Stevens. Se
necesitan dos para despegar del suelo. Mark Rothko lo hizo con
su pintura: parece simple, pero hay una compleja elaboración de
capas superpuestas en su obra: un desafío que le deja al espectador
encontrar los matices y contrastes de luz y sombra. Algo que entiende
muy bien Ocean Vuong:
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Sin título (azul, verde y marrón):
óleo sobre lienzo: Mark Rothko: 1952

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La televisión dijo que los aviones derribaron los edificios.

Y yo dije Sí porque me pediste

que me quedara. Tal vez rezamos de rodillas porque dios

sólo escucha cuando estamos así de cerca

del diablo. Hay tanto que quiero contarte.

Que mi mayor logro fue atravesar

el puente de Brooklyn

y no pensar en la fuga. Que vivimos como el agua: humedeciendo

una nueva lengua y no hay forma de decir

lo que nos ha sucedido. Dicen que el cielo es azul

pero yo sé que es negro visto a demasiada distancia.

Siempre recordarás lo que estabas haciendo

cuando más duela. Hay tanto

que necesito decirte, pero sólo me gané

una vida. Y no me llevé nada. Nada. Ni un par de dientes

al final. La televisión seguía diciendo Los aviones…

Los aviones… y yo esperaba en el cuarto

hecho de ruiseñores rotos. Sus alas latieron

hasta convertirse en cuatro paredes borrosas. Y tú estabas ahí.

Tú eras la ventana.
El blanco es el espectro en el que están literatura, y hay casos en los que se convierte en
presentes todos los colores. “El rojo es sólo el un fenómeno si no de ventas sí de notoriedad.
78 negro recordando”, nos dice Vuong en su poema O ambos casos: ventas y promoción editorial en
“El pan de cada día”. Pan (blanco), harina de donde la palabra es menos importante que el
otro costal es la poesía que osa decir su nombre efecto mediático. Elvira Sastre y Alex Toledo lo
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con apellido, lugar de referencia, domicilio y ejemplifican bien. Alex Toledo, a menor escala,
teléfono para el contacto en Grindr o WhatsApp. quien al pertenecer a la comunidad LGBT+ deja
Pan humilde, igual que la poesía, que ensayara de manifiesto este punto: su imagen (sobre todo
Eugenio Montejo en “El taller blanco”. Humildad con poquísima ropa) tienen más comentarios
que nos cuesta trabajo entre redes sociales, que sus textos, con todo y que no tienen la
brillantina y pose de pasarela en las lecturas que categoría de literatura que sí le aplican a Sastre
esperan otro like, pero no saben recibir alguna (por tardoadolescente o millenial que resulte),
crítica. sino que pertenecen a la consejería o autoayuda
de amplísimo mercado.

Muchos de los poetas mexicanos de este


siglo tan joven han estado sujetos a círculos Si hay que romper el hielo en el cual
viciosos de leerse entre sí, de recibir taller y tutoría se encapsula a quien se ve distinto, hay que
que algunas veces se impone a su trabajo. Cierta quebrar el blanco de la página para hacer
uniformidad de estos encuentros o festivales en efectiva la distinción total. Para dejar más clara
los que participan se permea entre sus obras: mi reflexión, me remito a un texto del poeta
cuesta trabajo distinguir a unos de otros, y y ensayista norteamericano Stephen Dunn,
se copian incluso la forma de leer, la rapidez incluido en Historia de mi silencio. Memorias y
o la formulación de su escritura, los temas y ensayos sobre poesía (Tedium Vitae, México,
constantes. Hay una toma de conciencia grupal, 2017), ya que no deja dudas:
de pertenencia por generación, que empezara
tal vez en los ochenta y se arrastra, furtiva, a
estos primeros años. Décadas más de grupos Dígamos, solo por hacer una distinción
que de individuos. Son los signos del tiempo. de valor, que hay poetas que son viajeros del
Los lastres que con esta aventura de la palabra hielo y poetas que patinan sobre el hielo, e
escrita deberíamos reducir a migajas. Con las incluso algunos que son pescadores sedentarios
computadoras, internet y las redes sociales, a través del hielo. Aunque los últimos pueden
han cambiado los modos de asumir la escritura conseguir resultados agradables, el viajero del
y hasta su difusión. Antes, se confiaba en el hielo siempre quiere y puede llegar un poco
lento proceso de una edición, de la impresión más lejos, tal vez un poco más profundamente.
y el paso por los distribuidores para acercar un Cuando se enfrenta a lo perverso, a lo caótico, lo
libro del autor al lector. Ahora, cualquiera cuelga desconocido, el poeta viajero del hielo está en
en su muro o blog los textos que asume como su verdadero territorio, y busca encontrar una
estructura en la que esas cosas puedan vivir. A Pese a este riesgo de caer, de fracturar el
menudo, sin embargo, los poetas evitan o no hielo, de romperse las piernas, un poeta viajero del
llegan a sus verdaderos temas. Este es un tipo de hielo no rehuye las superficies finas. Las prefiere 79

poema del patinador sobre hielo; es decir, tiene a dar de saltos en terreno seguro. Los buenos
remedio si el poeta puede irrumpir de nuevo en el poetas siempre sienten donde pisan, aunque

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poema y encontrar sus verdaderas inquietudes. no conozcan el lago adonde están parados.
El otro tipo de poema de patinador es más Ocean Vuong, quien tiene el mar en su nombre
molesto: el que solo tiene efectos superficiales, y ha cruzado la guerra y otros territorios difíciles
escrito por un poeta confiado en que el hielo para llegar al cielo, su cielo, que por nocturno no
lo sostendrá mientras traza deslumbrantes deja de ser un blanco al alcance de él mismo, se
figuras de fantasía que son pequeños placeres ha convertido en una posición distinta, un reto
para todos. Estos son los poemas que no suelen para mí, que les comparto a todos mis colegas.
invitarnos a volver a leerlos. Habiendo dicho Fragilidad y fuerza en equilibrio: nueva virilidad
eso, debería decir también que creo que el para este nuestro siglo. Mi última reflexión:
tema oculto del poema puede estar en la que no pertenezcamos a alguna tradición por
superficie. Puede existir en yuxtaposiciones y repetirla. Que no nos arraiguemos a lo que
arreglos, o quizás en la brillantez que podemos está más cerca, ni por comodidad ni por cariño.
descubrir en todas sus palabras juntas. Pero, Hagamos los honores a nuestra gran tradición
por lo general, hay que tener cuidado con el mexicana y diversifiquémosla. El blanco al cual
patinador, y darle la bienvenida al viajero del aspiro lo haremos entre todos.
hielo que trata de llegar al otro lado sin tomar la
ruta fácil, resbalando de vez en cuando, siempre
interesado en lo que significa seguir vivo.

Los problemas composicionales de los Texto publicado en LaOtra, Revista de poesía +


viajeros del hielo tienen algo que ver con la Artes visuales + Otras letras, en el número 173
presión ejercida por sus movimientos. Cada (septiembre 2021).
palabra que añaden, cada nueva afirmación
que hacen, crea la necesidad de nuevos
reacomodos. Salir exitosamente del poema
se vuelve mucho más problemático. ¿No nos
sentimos a menudo varados en un poema? Por
alguna razón, el último detalle que se ha añadido
no nos permite, al menos por el momento, llevar
adelante el poema. He aquí la paradoja del
viajero del hielo. El problema se elimina cuando
el viajero está composicionalmente prendido,
cuando el poema está “montado en su propio
derretimiento”.
© Ary Attab /Pexels

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