Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Teologia Tomo 1

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 128

ỌYẸKÙ MẸJÌ

Àwọ kì ku

Àwọ kì run

Àwọ ìpà ìpọ da ni

Kàwọ ma se dàrọ Àwọ

Bi o pẹ titi Àwọ a tun ri Àwọ hẹ

Nìtọripẹ bi Àwọ ba pa ipọ da

Ìtùnlà ni awo sare lo

Tànì kọ sai mọ pẹ Ìtùnlà ni ìlẹ àgbẹkẹhìn Àwọ

TRADUCCIÓN:

Los sabios y los verdaderos devotos nunca mueren.

Los inteligentes y los fieles nunca se ven afligidos por la enfermedad.

Los iluminados y los honestos sólo cambian de posición.

Por lo tanto, nadie debe lamentar la partida de los sabios al mundo del más allá.

Sin demora nos reuniremos para no partir más.


Así dice mi padre Ọbàtàlà.

Ọbàtàlà asegura a cada alma que la muerte no es el fin de todo. El mito de Ọbàtàlà se basa en
el buen carácter; nuestra existencia se basa en el buen carácter y la consecución del estado
físico de la existencia. Necesitamos cosechar toda la bondad de Ọlọdùmàrè a través del buen
carácter. El buen carácter es la base de la buena imagen, mientras que la buena imagen es la
fuente de toda la prosperidad y la sabiduría, la felicidad, la alegría, la victoria, el éxito, la paz,
la longevidad, la serenidad y la liberación de la ansiedad. Esto nos lleva a la misteriosa calabaza
entregada por Ọlọdùmàrẹ a Ọbàtàlà cuando partió del cielo, llamada Ìgbà Ìwà, la calabaza de
la existencia o la olla del destino.

Ọbàtàlà dice.

"Ifá rọwà, Ẹlá rọwà, ki o Gbùrẹ rẹ".

"Que el espíritu de la adivinación descienda, y que el espíritu de Ẹlá descienda para efectuar tu
salvación"
DEDICACION

Dedico este trabajo a mi familia, y a mis ancestros, sin ellos no estaría completo, agradezco a
Ọrùnmìlà por mi familia y la oportunidad de conocimiento y enseñanza, por abrazarme con
cariño y verme despacio como soy, por mi familia y mis iniciados la bendita conexión de mi
vida siempre será la motivación para seguir fuerte en mi destino.

IFÀ dice: Òṣẹ

O jẹkì yìgbì Ọtà lọ ọmì,

Jẹkì yìgbì Ọtà lọ ọmì,

O jẹkì, jẹkì Àgbàdọ Ọgùn máà àdìfá fún àjàlọ Ọlọfìn;

"Permíteme, ser fuerte como la piedra,

Permíteme ser necesario como el agua,

Permítame crecer y ser resistente como el maíz,

¡Permítame! Ese fue el acertijo profetizado para Òlòfìn".

Ifá dice que Ọlọfìn puso una piedra, un poco de agua y maíz ante diferentes sacerdotes como
un enigma de su deseo y el único sacerdote que descifró este acertijo fue Ọrùnmìlà, diciendo
que la piedra significaba la fuerza, el agua la necesidad que todos tenemos de ella (la vida) y el
maíz es la rapidez de ver la cosecha en tres meses (rápidamente).
NADA COMO EL TIEMPO

Con el tiempo, te darás cuenta de que, para ser feliz con otra persona, necesitas, en primer
lugar, no necesitarla. Se trata de involucrarse con la persona perfecta, la de tus sueños. No hay
príncipes ni princesas. Enfréntate a la otra persona de forma sincera y real, exaltando sus
cualidades, pero también conociendo sus defectos. El amor sólo es hermoso cuando
encontramos a alguien que nos transforma en lo mejor que podemos ser. También te das
cuenta de que ese alguien que amas (o crees que amas) y que no quiere saber nada de ti,
definitivamente no es el "alguien" de tu vida. Aprendes a gustarte, a cuidarte y, sobre todo, a
gustar a quien también te gusta. El secreto no es perseguir mariposas... es cuidar el jardín para
que ellas vengan a ti. Al final, no encontrarás a quien buscabas, sino a quien te buscaba a ti.
Ama al que te valora, no al que te desprecia.

ÀBỌRÙ ÀBỌYẸ.
No hay nada en el universo que se desperdicie, todo tiene siempre un sentido, una razón de
ser. Aunque no lo entiendas en el momento exacto, seguramente el amigo Tiempo te mostrará
la razón. Ayer, un iniciado de Ifákọlẹ me hizo una pregunta, sobre la que me quedé
reflexionando. Hoy, justo un día después, está claro que no tengo la respuesta, sino sólo una
certeza; cualquier respuesta que diera ayer o cualquier respuesta que tenga hoy será
ciertamente errónea, porque el "Tiempo" no ha tenido tiempo de iluminar mi entendimiento
lo suficiente como para que la respuesta correcta esté a mi alcance, visible, clara. Ayer
completamos un paso más en la dirección infinita de todo lo que nos propusimos, hoy, en la
misma dirección, luchamos por dar el siguiente paso, y puede que tarde un día, una semana o
tal vez un mes, no sabría decirlo, pero seguro que ese siguiente paso se construirá. Ahora dejo
que el TIEMPO tenga tiempo para demostrar una vez más que es nuestro gran amigo y que
conspirará a cada segundo para que las personas centradas, decididas y, sobre todo, honestas,
den sus pasos para cumplir sus destinos. Por lo tanto, no busco conocer las respuestas, sino
comprender las preguntas.

"¡El TIEMPO es el padre/madre que enseña a sus hijos, en silencio!"

¡Ádùpẹ Lọ́wọ Ọlọdùmàrẹ!


ỌRÙNÙMÌLÀ DICE:

Awọn Ènìyàn ni o wá

Ko dara nìpàsẹ ọna

Ti won n gbẹ, ni o wá

Dara nipa awọn ọna ti won ro.

La gente no es pobre por su forma de vivir, es pobre por su forma de pensar.


INTRODUCCIÓN

Las instituciones religiosas que se dicen organizadas y que sostienen que ciertos
conocimientos deben permanecer ocultos e inaccesibles en los conceptos de los dogmas, en
este sentido nos parecen hoy inaceptables y ni siquiera en el pasado, o al menos, inviables para
quienes han alcanzado la madurez intelectual. La tesis de alguna cultura en Brasil
religiosamente que ciertos conocimientos espirituales deben permanecer totalmente
distanciado de la profana esto, son las personas que se llaman a sí mismos dueños del
conocimiento y el mismo, pertenece a Ọlọdùmàrẹ si no fuera los antepasados como tendríamos
el conocimiento de hoy, pasar este conocimiento gradual y el más adecuado y un deber de cada
sacerdote, no dejar a los que lo buscó y lo sigue en la oscuridad. Sin embargo, hay muchos que
ya han alcanzado ese nivel intelectual y su percepción crítica los ha hecho incompatibles tanto
con el dogmatismo como con el velo del misterio. Los dogmas pueden seguir satisfaciendo a
personas obtusas y alienadas, ingenuas y manipuladas, ciegas que no quieren ver porque es
más fácil aceptar que debatir. Pero insultan la inteligencia de quienes son capaces de dirigir su
vida por sus propias directrices, didácticamente, buscando el conocimiento, perfeccionándose
en su fe, en su propio pensamiento y en su apreciación de la vida y del culto religioso y del
universo. A estas almas libres les repugna pensar en vivir según las normas y moldes
establecidos por las organizaciones religiosas, además, demasiado apegadas a sus egos, e
hipnotizando a las personas que tienen en la religión su puerto seguro con el respeto y la fe en
sus creencias, la mayoría están comprometidos como políticos quieren sacar cierta ventaja
económica, ni siquiera tienen apoyo moral para imponer su autoridad religiosa y espiritual.

Cuando se levanta el velo de los misterios, uno debe primero ser capaz y digno de
realizarlo, y si esto requiere la opción por la humildad de decir simplemente no sé, porque
cuando no se sabe se aprende, si se sabe se enseña, y proporcionará un camino más adecuado
a cada uno, entendiendo que el estudio y la investigación teórica abierta y libre para realizar
tal opción, porque esto implica la pavimentación de un camino entre otros, si evoluciona tanto
espiritual como físicamente o permanecer en la oscuridad de la ignorancia religiosa. Es cierto
que la luz del conocimiento puede ser tan intensa como para cegarnos y aturdirnos, pero es
igualmente cierto que debemos prepararnos valientemente para ella a fin de liberarnos de la
oscuridad de la ignorancia religiosa que nos frustra, aplasta y esclaviza. No es que veamos en
la intelectualidad y el conocimiento la mejora del hombre y la liberación de su miseria. No
seríamos tan tontos de creerlo, creo, sin embargo, que para los occidentales formados en una
cultura basada en el conocimiento conceptual y abstracto, es difícil dispensar el concurso de la
emancipación y el desarrollo intelectual para la mejora y la erradicación de la angustia, la
infelicidad, la desesperación y la confusión que tantas veces nos acosan y atormentan, sólo el
conocimiento y la práctica y lo que nos puede dar un buen camino, muchos se ponen histéricos
cuando alguno pregunta y no sabe responder o contesta cosas triviales como: eres demasiado
joven, aún no es tu momento y bla, bla, bla, pregunto, ¿y cuándo será el momento?.
El hombre puede buscar el futuro en las etapas existenciales inmediatamente
posteriores al tiempo lineal en el que vive, aunque éstas pertenezcan a dimensiones
inmediatamente superiores, esto determina claramente que el futuro está "previsto", a su vez
ya ha sido un acontecimiento. Es el futuro para el sujeto pasivo perteneciente a la dimensión
interesada en este caso la nuestra. Mientras que puede ser presente o pasado para dimensiones
existenciales más avanzadas, que ya han cruzado o están cruzando en estos instantes.
Experiencias o acontecimientos similares, que se registran en la "Gran Memoria Universal",
que a su vez se recicla en un orden muy particular. Estos momentos son como si los avatares
de la vida fueran una reiteración cíclica permanente en la que el pasado puede volver a ser
futuro, dependiendo del campo vibratorio y dimensional en el que se encuentre el sujeto pasivo
en un momento determinado del tiempo multidimensional. En medio de todos estos procesos,
controlándolos cuidadosamente, hay entidades elevadas que históricamente han mostrado al
hombre su existencia, aunque no coexistan con él en su propio plano. De alguna manera, el
ser humano siempre ha intuido que "hay algo detrás de todo lo que ocurre", lo que ha hecho
que estas fuerzas, entidades o energías inteligentes se hayan identificado de diferentes
maneras según la época, la cultura, la región, la lengua y los intereses sociales imperantes en
cada etapa histórica de la humanidad. Debido al diferente y diversificado reconocimiento e
identificación de estas entidades invisibles y superiores en las distintas culturas en cada
momento histórico, han nacido diferentes sistemas religiosos, cultos e incluso estructuras
sociales que han definido determinadas épocas. Pero lo cierto es que, independientemente de
las decenas de nombres y atributos con los que los seres humanos han reconocido y bautizado
a estas entidades ocultas en un intento de individualizarlas y acercarlas a su realidad, su
existencia es un hecho incuestionable, aunque atribuyan indistintamente múltiples nombres a
las Divinidades, nombres que, al fin y al cabo, se refieren a las mismas entidades.
CULTURA FILOSÓFICA

Nuestra cultura filosófica y religiosa, y tratar de reflexionar incluso estrictamente sobre


sus límites. Así posicionados, percibimos honestamente que es necesario conocer el bien y el
mal, incluso porque presumiblemente son caras de la misma moneda. Sólo el conocimiento
nos dará el derecho y la autoridad para hacer nuestra elección metafísica y ética, pues en la
hipótesis de que realmente hemos sido creados por el Ọlọrùn y hemos sido dotados de
inteligencia y cognoscibilidad por Él, es incomprensible e incoherente que nuestra inteligencia
y capacidad no puedan llevarnos a Él, pero sí nuestra estupidez e ignorancia. El curso se
propone examinar el concepto de "religión" y sus implicaciones conceptuales para la
observación de las religiones africanas en las prácticas de su magia y religiosidad. La historia
en torno a un modelo conceptual de la religión es el resultado de la metodología, un hecho que
influye en la aplicación de las categorías occidentales al pensamiento africano. Este contorno
metodológico se expresa, concretamente, en la concepción dicotómica entre "religión" y
"magia". La intención es entonces trazar una ruta diferente para la conceptualización de la
experiencia religiosa africana a partir del modelo Yòrùbà, donde el término para designar la
religión misma se refiere al deber o la obligación. Por último, trataremos de reflexionar sobre
lo que significa la teología en un contexto africano, dando un marco teórico alternativo a la
observación de las religiones africanas.

La idea de religión no es independiente de las tendencias históricas y culturales de


Occidente. Las ideas de "reconexión" o "reunión" contenidas en la raíz etimológica de la
palabra "religión" presuponen ya un modelo de pensamiento que conlleva la separación entre
el universo de lo divino y el universo de los hombres, expresado en gran medida en el modelo
de lo "sagrado" y lo "profano". La delimitación de las fronteras es, pues, un razonamiento de
la tradición occidental, donde las cosas están más excluidas que incluidas. Sin embargo, el
problema de la definición de la religión, o, mejor dicho, la búsqueda de una respuesta a lo que
es la religión en última instancia, ha estado presente desde los primeros tiempos de las ciencias
sociales, de los que éste es un ejemplo paradigmático. El problema sólo surge de la ya
mencionada experiencia de la alteridad. De hecho, la observación del "otro" como fenómeno
exterior sirve de palanca para la comprensión que los patrones o fronteras religiosas de la
costumbre occidental (cristiana, por cierto) no agotan las modalidades o patrones de la
experiencia religiosa. No obstante, el reto de profundizar en la definición de religión es un
ejercicio que implica también despojarse de conceptos y categorías básicas, que el observador
lleva consigo, irremediablemente, en la observación del objeto de estudio.

"Pelar los conceptos" es un ejercicio importante para entender una realidad exógena.

Ahora bien, fue esta falta de preparación religiosa, bien arraigada en los valores
morales y los dogmas cristianos, la que llevó a varios lugares del mundo, de los cuales África
merece una mención especial. La incapacidad de desprendimiento de las personas vinculadas
a una religión y que participan en ella, están llevando a la causalidad. A pesar de todo este
pasado de narraciones despectivas (pero importantes para la comprensión histórica de un
modelo de pensamiento cristiano sobre el fenómeno) de las costumbres africanas, la definición
de la religión ha seguido su curso. Al observar la religión desde una perspectiva cognitiva,
llama la atención sobre un aspecto fundamental de la experiencia religiosa universal que
corresponde a la aplicación de los atributos humanos a los "seres espirituales". Es un proceso
de atribución de actitudes, sentimientos, discurso e incluso forma, características de la
naturaleza humana, a entidades que son objeto de culto. Este proceso, comúnmente llamado
ignorancia religiosa, da lugar a lo que podríamos llamar una doble referencia, es decir, que al
mismo tiempo que se atribuyen a los "seres espirituales" características humanas y valores
éticos más o menos maximizados o idealizados (para ser perfectos), se intenta que los modelos
de comportamiento cotidianos se correspondan con estos ideales. Mientras que el primero es
típico de las culturas del conocimiento antiguo, el ser perfecto es típico de las tradiciones de
ascendencia judía, cuya máxima expresión es Dios. Sea como fuere, en ambos casos el
propósito toca el modelo de la religión como construcción social. En esta perspectiva, la
religión es un producto de las sociedades humanas que opera en el sentido de crear cohesión
y orden social, siendo entonces un reproductor continuado de la sociedad, una importante
herramienta indispensable en el caso de las sociedades del conocimiento antiguo para el
mantenimiento de un modelo social, la religión es también un mantenedor de estatus. Al
mismo tiempo, la religión proporciona un conjunto de significados que conforman un discurso
coherente sobre la existencia, dando respuestas, a menudo a través de narraciones míticas, a
fenómenos ajenos al ser humano, es decir, a los fenómenos naturales.

En cualquier caso, estamos ante el supuesto incuestionable de que la religión es un


fenómeno humano, lo que significa que, aunque se califique de no racional en contraste con el
racionalismo científico, lo cierto es que la producción de contenidos religiosos, ya sean
narraciones, dogmas o prácticas rituales, implica un proceso de formulación de signos
pensantes. En este sentido, la religión no puede ser calificada de no racional, a lo sumo puede
ser calificada de no científica o primitiva. En cualquier caso, la religión sigue siendo un discurso
de conocimiento, del mismo modo que el "sentido común" constituye un conocimiento teórico
hecho por su uso.

Esta explicación de los fenómenos externos a través del discurso religioso considera
que la religión consiste en un proceso de humanización de las leyes naturales de la naturaleza.
Este aspecto es particularmente importante en lo que respecta a los "seres espirituales",
recordando que se habla de los seres reales, espirituales y materiales de las culturas del
conocimiento antiguo, por ejemplo, del continente africano. La aplicación sigue siendo
entonces generalizada. La imagen del Dios bíblico es también un excelente ejemplo de
proyección y doble referencia, ya que refleja la imagen de Abraham como un espejo. Por lo
tanto, un hecho ineludible del fenómeno religioso. Sin embargo, la idea de que las diferentes
culturas humanas generan diferentes percepciones de lo que es la religión sigue siendo
ampliamente válida.
Este último seguía teniendo razón cuando afirmaba que para estudiar la religión
científicamente era indispensable definir de qué fenómenos nos ocupamos cuando hablamos
de religión. Tal suposición implica la idea de que se busca saber "qué es una religión" y no "qué
debería ser", ya que esto último está lleno de ilusiones metodológicas. Ahora bien, por
metodológico entendemos un tipo de discurso que se basa en lo social aplicado a la religión,
considerando, de este modo, que el proceso natural sería la evolución desde un animismo
primario a una religión propiamente dicha, es decir, el abandono de los cultos autóctonos -en
su momento llamados primitivos- y la aceptación del cristianismo como religión civilizada y
filosóficamente evolucionada.

Falacias metodológicas aparte, está claro que por "religión" debemos entender los
fenómenos religiosos, es decir, el comportamiento y las actitudes mentales de los individuos
hacia los "seres extrahumanos", independientemente de la existencia o no de tales entidades
religiosas, cuestión que no entra en el ámbito del estudio científico de las religiones. Estos
comportamientos y actitudes de carácter religioso no deben encerrarse en fronteras definidas
y claras, entre otras cosas porque en las culturas del "saber antiguo" es precisamente en las
fronteras donde residen gran parte de las actitudes religiosas. de las actitudes religiosas, hecho
que ya hemos mencionado anteriormente.

El primer salto conceptual que hay que dar corresponde a la conciencia de que, en las
culturas del conocimiento antiguo, muertas o vivas, no existe una delimitación entre la actitud
religiosa y la actitud cotidiana de carácter laico, como en las sociedades occidentales. Ahora
bien, tal asunción corresponde a un salto importante para la definición conceptual de la
religión, tradicionalmente ceñida a los patrones occidentales donde la frontera del templo
corresponde, más o menos, al umbral del tiempo secular y del tiempo mítico. Lo que tenemos
ante nosotros, pues, es un continuo espacial y temporal en la experiencia religiosa. Esta idea
está vinculada precisamente a la concepción de que no hay fronteras entre la vida cotidiana y
los fenómenos religiosos. Todo está lleno de religiosidad, ya que no hay dicotomía entre lo
sagrado y lo profano. En este sentido, la religión es la vida misma, es decir, la forma de
experimentar el pensamiento humano en las sociedades del "conocimiento antiguo" es per se
religiosa.
LENGUAJE RELIGIOSO

Los atavismos culturales son expresiones y se manifiestan a través del lenguaje. En este
sentido, la religión también se compone de un lenguaje. Es aún más cierto decir que el lenguaje
religioso está condicionado por la cultura en la que surge y condiciona esa misma cultura, con
una simbiosis e interdependencia entre ambas. Es precisamente del lenguaje religioso y
cultural de donde surgen las categorías operativas utilizadas en la construcción del discurso
tanto religioso como científico. Por lo tanto, fueron precisamente estas categorías las que, al
servir de lente para observar las culturas africanas, produjeron un continuo de observaciones
poco favorables y llenas de "certezas" infundadas. Volviendo al lenguaje religioso. Se trata de
mitos, narraciones cuyos significados expresan símbolos y significados éticos, morales y
normativos. Sobre los mitos dice: Los mitos representan expresiones típicas del lenguaje
simbólico y son un elemento constante del lenguaje mágico religioso. Con el mito, la realidad
cósmica adquiere una dimensión humana y todas las fuerzas y aspectos percibidos por el
hombre adquieren la semejanza de seres, animales o personas, en una vida imaginaria y
fantástica, conformada por la experiencia humana, he aquí un feliz resumen del lenguaje
religioso. Con ello, el símbolo expresa la analogía entre un elemento y su significado religioso:
el bosque para los africanos es un símbolo de "plenitud, vida y orden", mientras que para un
europeo es un símbolo de "desorden, peligro y pérdida".

Esto expresa bien lo que hemos mencionado anteriormente: el lenguaje simbólico-


religioso emerge y fabrica sus contextos culturales y humanos. De este modo, el mito confiere
orden y sentido a la comunidad, operando de forma similar a las fábulas. La diferencia radica,
sobre todo, en que el mito pertenece, narrativa y psicológicamente, a una realidad histórica, al
igual que los mitos hablan de los tiempos primordiales, de la creación de la vida, de la época
de los héroes civilizadores, de los dioses y de otros seres propios del lenguaje religioso. El
significado simbólico del lenguaje religioso radica en la atribución de un significado religioso
a elementos que no son necesariamente religiosos, o lo que es lo mismo, radica en la
designación de un significado que no subyace directamente y que adquiere sentido para la
comunidad en la que se utiliza.

Entre los africanos la tierra, como elemento, se toma como fuente de vida, como matriz
de la existencia. Los Yọrùbà de África Occidental veneran la tierra como morada de las
divinidades, de los antepasados, como matriz de la existencia y como divinidad, variando el
género entre masculino y femenino según las realidades locales. En cualquier caso, la propia
tierra es un bien religioso muy importante, quedando el cielo como elemento vital del lenguaje
religioso. En este sentido, los mitos son especialmente relevantes en las culturas con
conocimientos antiguos. La atribución de religiosidad a la tierra como elemento implica la
creación de narrativas míticas, que operan en el sentido de conferir no sólo legitimidad al acto
sino, sobre todo, en el sentido de sacralizar y legitimar el propio elemento. De este modo, los
mitos dan orden al caos, confiriendo sentido a la naturaleza, a la época de los héroes
civilizadores, a los dioses y a otros seres propios del lenguaje religioso.

El significado simbólico del lenguaje religioso reside en la atribución de un significado


religioso a elementos que no son necesariamente religiosos, o lo que es lo mismo, se encuentra
en la designación de un significado que no subyace directamente y que adquiere un significado
para la comunidad en la que se utiliza. De este modo, los mitos ordenan el caos, dando sentido
a la naturaleza, a la existencia y a los variados fenómenos ajenos a lo humano, como ejemplifica
el mito de Yòrùbà, que cuenta cómo el cielo y la tierra se separaron por una disputa entre
Ọdùdùwà y Ọbàtàlà. Los cantos de alabanza, a su vez, son parte integrante del lenguaje
religioso, en la medida en que narran la historia acompañada instrumentalmente o no,
aspectos mitológicos, invocan poderes, alaban, agradecen o solicitan la intervención de seres
extrahumanos. Como ejemplo, los siguientes cantos a Yemọja, deidad Yòrùbà de las aguas,
adorada como diosa del mar:

Ìyá kọrọbá ó kọrọbá ní șábà (bis)

K'a máà ro ni ńgbà Ọrìșà rẹ lọdọ e

K'a máà ro ni rù ńgbà Ọrìșà rẹ lọdọ e.

Madre que adorna su pelo haciéndole una raya en medio de su cabeza.

Que nunca nos hagan daño Ọrìșà del río.

Que lo lleves (el dolor) en tu río, Ọrìșà).

Estos son sólo ejemplos que ilustran bien el sentido que, al lenguaje simbólico,
particularmente al mito, que no es independiente de los ya mencionados, y que están bien
expresados en los cantos citados.
TRANSMISIÓN DEL PENSAMIENTO

La oración es una invocación: con ella nos ponemos en relación mental con el ser al
que nos dirigimos. Ẹlá puede tener por objeto una petición, una acción de gracias o una
alabanza. Podemos rezar por nosotros mismos o por los demás, por los vivos o por los muertos.
Las oraciones dirigidas a Ọlọrùn son escuchadas por los Espíritus encargados de la ejecución
de sus designios; las dirigidas a los Espíritus buenos también llegan a Ọlọrùn. Cuando rezamos
a otros seres, y no a Dios, éstos nos sirven sólo como intermediarios, intercesores, porque nada
puede hacerse sin la voluntad de Ọlọrùn. El espiritismo nos hace comprender la acción de la
oración explicando la forma de transmisión del pensamiento, ya sea cuando el ser al que
rezamos responde a nuestra apelación, ya sea cuando nuestro pensamiento se eleva a él. Para
comprender lo que ocurre en este caso, es necesario imaginar a los seres, encarnados y
desencarnados, inmersos en el fluido universal que llena el espacio, al igual que en la Tierra
estamos envueltos por la atmósfera. Este fluido es impulsado por la voluntad, pues es el
vehículo del pensamiento, como el aire es el vehículo del sonido, con la diferencia de que las
vibraciones del aire están circunscritas, mientras que las del fluido universal se amplifican
hasta el infinito. Por lo tanto, cuando el pensamiento se dirige a algún ser, en la tierra o en el
espacio, de encarnado a desencarnado, o viceversa, se establece una corriente fluida de uno a
otro, transmitiendo el pensamiento, como el aire transmite el sonido.

La energía de la corriente está en proporción directa con la energía del pensamiento y


la voluntad. Así es como la oración es escuchada por los espíritus dondequiera que se
encuentren, así es como los espíritus se comunican entre sí, nos transmiten sus inspiraciones
y se establecen relaciones a distancia entre los propios encarnados. Esta explicación se dirige
sobre todo a quienes no comprenden la utilidad de la oración puramente mística. No se trata
de materializar la oración, sino de hacer comprensibles sus efectos, mostrando que puede
ejercer una acción directa y positiva. No por ello está menos sujeto a la voluntad de Ọlọrùn,
juez supremo en todas las cosas, y el único que puede dar eficacia a su acción. A través de la
oración, el hombre atrae el concurso de los Espíritus Buenos que vienen a apoyarle en sus
buenos propósitos y a inspirarle buenos pensamientos. Así adquiere la fuerza moral necesaria
para superar las dificultades y volver al camino recto cuando se ha desviado de él; y así puede
también apartar de sí mismo los males que atraería por sus propias faltas. Un hombre, por
ejemplo, siente su salud arruinada por los excesos que ha cometido, y arrastra, hasta el final
de sus días, una vida de sufrimiento. ¿Tiene derecho a quejarse si no se cura? No, porque podía
encontrar en la oración la fuerza para resistir las tentaciones.

Si dividimos los males de la vida en dos categorías, una es la de los que el hombre no
puede evitar, y la otra la de los que él mismo provoca, por su negligencia y sus excesos.
Veremos que esta última es mucho más numerosa que la primera. Es evidente, por tanto, que
el hombre es el autor de la mayor parte de sus aflicciones, y que podría salvarse, si actuara
siempre con sabiduría y prudencia. Es cierto, también, que estas miserias resultan de nuestras
infracciones de las leyes de Ọlọrùn, y que, si las observáramos estrictamente, seríamos
perfectamente felices. Si no excediéramos los límites de lo necesario en la satisfacción de
nuestras necesidades vitales, no sufriríamos las enfermedades que son causadas por los
excesos, y las vicisitudes que surgen de estas enfermedades. Si limitáramos nuestras
ambiciones, no temeríamos la ruina. Si no quisiéramos subir más alto de lo que podemos, no
temeríamos la caída. Si fuéramos humildes, no sufriríamos los engaños del orgullo abatido. Si
practicáramos la ley de la caridad, no seríamos calumniadores, envidiosos o celosos, y
evitaríamos las peleas y las disensiones. Si no hiciéramos daño a nadie, no tendríamos que
temer la venganza, y así sucesivamente.

Supongamos que el hombre no pudiera hacer nada contra otros males, y que todas sus
oraciones fueran inútiles para librarse de ellos. Pues bien, en este caso podemos concebir
fácilmente la acción de la oración, que tiene por objeto atraer la inspiración saludable de los
Espíritus buenos, y pedirles la fuerza necesaria para resistir a los malos pensamientos, cuya
ejecución puede ser fatal para nosotros. Y para ayudarnos en esto, no es el mal lo que alejan
de nosotros, sino que es a nosotros a quienes alejan del pensamiento que puede causarnos el
mal; no obstaculizan en absoluto los designios de Dios, ni suspenden el curso de las leyes
naturales, sino que es a nosotros a quienes impiden infringir las leyes guiando nuestro libre
albedrío. Pero lo hacen de forma desapercibida, de forma oculta, para no perjudicar nuestra
voluntad. El hombre se encuentra entonces en la posición de quien pide un buen consejo y lo
sigue, pero conserva la libertad de seguirlo o no. Ọlọrùn lo quiere así, para que tenga la
responsabilidad de sus actos y para dejarle el mérito de la elección entre el bien y el mal. Esto
es lo que el hombre recibirá siempre si pide con fervor, y a lo que se pueden aplicar sobre todo
estas palabras: "Pedid y obtendréis".

La eficacia de la oración, incluso reducida a estas proporciones, ¿no daría resultados


inmensos? Estaba reservado al Espiritismo probar su acción por la revelación de las relaciones
entre el mundo corporal y el mundo espiritual. Pero sus efectos no se limitan a esto. La oración
es recomendada por todos los Espíritus. Renunciar a ella es ignorar la bondad de Ọlọrùn; es
rechazar para uno mismo su ayuda; y para otros, el bien que podría hacerse. Al conceder la
petición dirigida a él, Ọlọrùn a menudo pretende recompensar la intención, la devoción y la fe
del que reza.

Por eso la oración de un hombre bueno tiene más mérito a los ojos de Dios, y siempre
mayor eficacia. Porque el hombre vicioso y malvado no puede rezar con el fervor y la confianza
que sólo puede dar el sentimiento de la verdadera piedad. Del corazón del hombre egoísta, del
que reza sólo con los labios, no pueden salir más que palabras, y nunca los impulsos de la
caridad, que dan a la oración toda su fuerza. Entendemos esto tan bien que, instintivamente,
preferimos encomendarnos a las oraciones de aquellos cuya conducta creemos que debe
agradar a Ọlọrùn, ya que son mejor escuchados.
Si la oración ejerce una especie de acción magnética, podríamos suponer que su efecto
está subordinado a la potencia fluídica. Sin embargo, esto no es así. Puesto que los espíritus
ejercen esta acción sobre los hombres, suplen, cuando es necesario, la insuficiencia del que
ora, ya sea por una acción directa en su nombre, ya sea confiriéndole momentáneamente un
poder excepcional, cuando se le juzga digno de ese beneficio, o cuando puede ser útil. El
hombre que no se considera suficientemente bueno para ejercer una influencia saludable, no
debe abstenerse de orar por otro, porque piense que no es digno de ser escuchado. La
conciencia de su inferioridad es una prueba de humildad, siempre agradable para Ọlọrùn, que
tiene en cuenta su intención caritativa. Tu fervor y tu confianza en Ọlọrùn constituyen el
primer paso en tu regreso a la bondad, que los Buenos Espíritus están felices de alentar. La
oración que es rechazada es la del orgulloso, que sólo tiene fe en su propio poder y en sus
méritos, y piensa que puede sustituir la Voluntad del Eterno.

El poder de la oración está en el pensamiento, y no depende ni de las palabras, ni del


lugar, ni del momento en que se hace. Es posible, por tanto, rezar a cualquier hora, solos o en
compañía. La influencia del lugar o del tiempo depende de las circunstancias que puedan
favorecer el recuerdo. La oración en común tiene una acción más poderosa cuando todos los
que oran están unidos en el corazón y en la mente y tienen el mismo propósito, porque
entonces es como si muchos estuvieran orando juntos al unísono. Pero, ¿qué importaría que
estuvieran reunidos en gran número, si cada uno actuara solo y por su cuenta? Cien personas
reunidas pueden rezar como egoístas, mientras que dos o tres, unidas por una aspiración
común, rezarán como verdaderos hermanos en Ọlọrùn, y su oración tendrá más fuerza que la
de esos cien.

A veces las personas establecen un poderoso contacto con la realidad divina, que está
dentro y detrás de toda la creación, a través de la oración, el Ẹbọ, las iniciaciones y los rituales.
Se necesita dentro de la vida personal o espiritual y la gente puede exclamar. "¡Y un milagro
cuando los objetivos se hacen realidad!" Pero con el tiempo, el estado de conciencia personal
o espiritual se reafirmará de nuevo en su experiencia de actividades y reproducirá los mismos
efectos negativos anteriores o nuevos. No puedes hacer cambios permanentes en tu vida a
menos que cambies tu conciencia, tu "yo". Por lo tanto, la gente debe orar realizar sus rituales
y ofrendas y esforzarse en todo momento para lograr su conciencia y alineación con Ọlọrùn.
Las Leyes Universales de la Existencia se refieren únicamente a las actividades de la conciencia
y son exactas e inevitables. Se relacionan con el factor causal de la conciencia que atrae y
magnetiza las partículas eléctricas que se juntan y aparecen ante el mundo como formas y
experiencias sólidas en la vida y la experiencia personal. Y tú conciencia persona que te trae el
bien o el mal. En tu subconsciente llevas recuerdos fuertemente impregnados, aunque estén
ocultos, de traumas y emociones anteriores que pueden brotar y afectar a tu conciencia actual.
Geografía de la interacción entre sistemas religiosos a partir de un estudio micro geográfico
de la religión. Aborda el comportamiento estratégico adoptado por las minorías religiosas
dentro de dominios religiosos más amplios y la mezcla de comunidades religiosas en zonas de
transición. La territorialidad de los sistemas religiosos puede surgir de tres tipos de
comportamiento:

Por la convivencia pacífica, por la inestabilidad y la competencia, y por la intolerancia


y la exclusión. El primer tipo de interacción entre sistemas religiosos, el de la coexistencia
pacífica, se caracteriza por el equilibrio, un sentimiento de respeto mutuo, antipatía o
indiferencia. ¿Cuántas religiones hay en el conjunto de la religión? Es una pregunta pertinente
y, al mismo tiempo, intrigante. Lo que es aún más intrigante es que las mismas
denominaciones religiosas se extienden día tras día, surgiendo nuevas religiones, dentro de las
mismas religiones, que divergen, que se distancian aún más del mundo actual. Y lo peor de
todo, es que estas mismas denominaciones pretenden ser verdaderas, y muestran de manera
diferente, el concepto de Ọlọrùn, o para el caso varios dioses, entidades y divinidades. Con
estos sucesos e incluso conflictos en nombre de su religión, o de cierta doctrina religiosa,
¿podemos decir que existe la posibilidad de una convivencia religiosa?

Esto nos lleva a creer que la Convivencia Religiosa es una verdadera utopía. Nos lleva
a creer, porque lo que vemos en las mismas religiones, son personas que predican el amor,
pero no viven el mismo amor. Afirman ser verdaderos, pero no están abiertos a ningún
cuestionamiento que pueda afectar considerablemente a la doctrina de la misma religión. Sí,
puede parecer una utopía, pero, por otro lado, todo el camino de la humanidad, puede estar
conduciendo por esta vía. Obsérvese que muchas religiones, que durante muchos siglos no han
estado abiertas a sugerencias y cambios en su estructura y doctrina, en nombre de su solidez
institucional, se están marchitando, se dirigen a la extinción, por muy grande que sea la
institución, por muy histórica que sea, se dirigen a la extinción, y buscan formas alternativas
de creer en la divinidad, sin vivir bajo la presión de las doctrinas y las jerarquías monásticas.

Desde estas formas alternativas, desde la fe no institucionalizada, las personas que


venían de diversas religiones, que no encontraban respuestas al sentido de sus vidas, acaban
encontrándose en estas formas alternativas. Formas que antes se horrorizaban de las mismas
instituciones monásticas y seculares, que, como muchas otras denominaciones, especialmente
las espiritualistas que pretenden en cada uno de sus seguimientos ser la única y verdadera
doctrina. Pronto, dentro de unas décadas, una religión que afirma que la verdad está aquí se
convertirá en una cosa del pasado. Los mismos tendrán que adaptarse a los nuevos tiempos
para sobrevivir y no continuar, como si todavía estuvieran en la época del autor.

Proceden de sistemas religiosos que no muestran ninguna preocupación por otras


confesiones y sus respectivas prácticas religiosas. El sentimiento de antipatía puede tender a
generar zonas de auto segregación, donde la separación está marcada por el exclusivismo de
una religión. "A" y otra por la religión "B". Y el sentimiento de indiferencia, frente a las
comunidades religiosas que se segregan a sí mismas, genera una pluralidad armoniosa cuyo
subsistema religioso. El tipo de interacción es la competencia y la inestabilidad, en una de las
religiones se caracteriza por ser inestable. Existen movimientos de conversión en los que cada
religión utiliza sus propias estrategias para ganar nuevos adeptos y ampliar su espacio en la
sociedad; en una fase avanzada, pueden crear tanto centros de difusión como zonas de
resistencia. La analogía hombre-espacio es la relación prioritaria de análisis de la ciencia de la
geografía, que se produce mediante conductas que modifican el espacio e insertan al ser
humano en el entorno. Sin embargo, esta inserción no es unilateral. El sujeto actúa sobre el
entorno, lo modifica y, en este proceso, lo transforma y es igualmente transformado por él.
Así, en este proceso, los valores dialécticos emergen como la construcción espacial de las
sociedades, guiando la percepción, la experiencia, la concepción del espacio y las relaciones
espaciales de los hombres. Estas relaciones espaciales humanas son también el resultado de su
comportamiento guiado por sistemas teológicos.

El espiritismo como ciencia se objetiviza a través de seis conceptos clave que se refieren
a la modelización de la acción humana: tiempo y espacio, lugar, territorio, región, universo y
naturaleza. Cada uno de ellos tiene varios significados. Puede definirse como la materialidad
del proceso de trabajo. Es la relación hombre-ambiente en su expresión históricamente
concreta ya que el hombre se enfrenta a la naturaleza, hay una relación cultural entre ambos,
que también es política, técnica, etc. Esta es la marca del hombre sobre la naturaleza, llamada
socialización. La humanidad que tiene por objeto el fenómeno religioso visto como un espacio
de relaciones objetivas y subjetivas encarnadas en formas simbólicas mediadas por la religión
en la comprensión del papel de la religiosidad desde esta perspectiva se convierte en esencial
para el proceso de concienciación, de construcción de una cultura religiosa, más clara y abierta
al conocimiento, de respeto a la diversidad cultural, de tolerancia, ya que la religión y sus
desmembramientos son elementos constitutivos del Espacio Religioso, especialmente en la
formación de individuos mejores y siempre en desarrollo con su propio destino.

Partimos de la diversidad del espacio religioso a través del espacio de la experiencia


humana porque es dinámico, complejo y plural, y se puede construir con infinitos propósitos.
Las distintas dimensiones de la vida humana tienen su propia lógica que da lugar a
construcciones, gráficos, simbologías, dinámicas que denotan propósitos que pertenecen a sus
respectivas dinámicas. Los efectos de la relación religión x espacio se derivan de la compleja
característica por la que se organiza el fenómeno religioso. La suposición de que la religión
está impregnada de elementos míticos en su dimensión espacial revela la saturación del
sentimiento mítico; si la religión se diferencia del mito por la representatividad, el espacio en
el que el hombre religioso se realiza es también representativo. El ser humano en su relación
con la naturaleza hace de la religiosidad, y, la relación entre él y lo sagrado, establecida por
cada cultura, señala una dimensión específica de la existencia humana. El autor teoriza sobre
el hombre frente al fenómeno religioso cuando dice que:

El hombre es un ser simbólico, en el sistema casireriano, que lo caracteriza como una


superación de la vida biológica. Se produce así una ruptura de la orden natural generada por
el hombre y en la que éste debe someterse. Este proceso hace que el hombre sea consciente de
que no sólo vive en un universo de hechos, sino sobre todo en un universo simbólico. De este
modo, la religión forma parte de este universo lleno de significados que es parte inseparable
de la experiencia humana. Así, el hombre no sólo se enfrenta a la realidad inmediata, sino que
a medida que se desarrolla su práctica simbólica busca los significados de la existencia. Atribuir
la cualidad de "sagrado" a un objeto, un espacio, un acontecimiento, no es más que lo necesario
para establecer una forma de organización del mundo. El mundo es así interpretado,
codificado, transformado en un mensaje, pero no se convierte en sagrado en su totalidad. Sólo
es sagrado lo que se siente como poderoso, transformador y, por tanto, significativo. Ordenar
el mundo mediante este sentido es transformarlo en un gran sistema significativo. La religión
es vista en este trabajo como un conjunto de sistemas de significaciones, incluyendo los
modelos de comportamiento que surgen de ellos, mientras que los fenómenos religiosos serán
las manifestaciones concretas de este sistema.

El primer paso en la espacialización del fenómeno religioso viene dado por el discurso
fundacional, que transforma las experiencias religiosas y míticas en verdades religiosas. Es un
discurso que es reestructurado por el líder religioso que dirigió a los enunciadores puede haber
la eficacia simbólica necesaria en la espacialización y el nombramiento de la experiencia
religiosa con el mundo. La intolerancia es la expresión del prejuicio contra lo que es diferente.
Este prejuicio puede ser fruto tanto de lo desconocido como de un conocimiento distorsionado
o falso de la realidad del otro, manifestándose como una opinión, una idea negativa sobre una
persona o un grupo de personas, que se forma y desarrolla incluso antes de conocer los hechos
y las razones del otro. En otras palabras, se hace un prejuicio, normalmente basado en el hecho
de que esa persona o grupo es diferente de la persona que siente el prejuicio.

Estas posibles diferencias justificarán que un grupo se sienta superior al otro y se


considere con más derechos y privilegios. En este debate resulta de vital importancia destacar
el concepto de etnocentrismo. Es un concepto antropológico complejo, y si analizamos la
palabra etnología, raza, huevo + centrismo, significa tener un pueblo/raza/cultura como
centro. Es considerar que una cultura/religión es la medida de todas las demás. De esta manera
se subestima y se desprecia la cultura o la religión del otro, especialmente cuando la religión
se evalúa desde A como supuestamente superior a B. El etnocentrismo ha llevado a la
legitimación y profundización de la inferioridad entre los pueblos y sus respectivos espacios.
Esto se hizo a través de múltiples estrategias de inferioridad, como el epistemicidio, el
genocidio, el asimilacionismo, entre otros.
Estos conceptos son fundamentales para entender el comportamiento social de un
sistema religioso que practica y propaga la intolerancia religiosa. Porque el uso del lenguaje
para es lo que permite el espacio de las representaciones: El leguaje enseña a la representación,
la posición espacial, las distancias y permite ir más allá de las determinaciones subjetivas de
las sensaciones cuando establece premisas de objetivación de un orden espacial. Desde sus
prácticas primarias hasta las más complejas, el lenguaje permite la transposición de un espacio
de expresiones a un espacio de representaciones. Los primeros vehículos de espacialización de
las ideas religiosas son las palabras, en la oralidad y/o en la textualidad a través de la cual se
difunde el conocimiento religioso. A partir de la apropiación de este conocimiento, el hombre
religioso es un sujeto "especializado" a través de la enunciación del discurso religioso. Las
representaciones que impregnan los discursos se especializan más allá del espacio original.

Este lenguaje también está asociado a la pretensión de dominación social,


generalmente, cuando un grupo social pretende dominar al otro grupo por la vía religiosa, se
predica la satanización, el etnocentrismo, la intolerancia hacia otras religiones. Como
consecuencia de la creencia de que es necesario eliminar la presencia y la acción del diablo en
el mundo, es característico clasificar a las demás confesiones religiosas como poco
comprometidas en esta batalla, o incluso como espacios privilegiados para la acción de los
demonios, que se "disfrazarían" en divinidades adoradas en estos sistemas. En el contexto de
la pluralidad religiosa en Brasil, donde hay religiones para satisfacer la necesidad espiritual de
cada individuo, se ha generado una competencia entre religiones, en general, marcada. En esta
dinámica de competencia religiosa, cada religión utiliza sus propias estrategias para garantizar
y ampliar su espacio en la sociedad.

La gente corriente percibe tan poco que acaba olvidando que hay una diferencia entre
pensar y percibir. Se olvidan hasta el punto de pensar que lo que piensan es lo que perciben.
Proyectan sus pensamientos a una realidad externa y así se alejan continuamente de la
realidad, sustituyéndola por sus pensamientos. Pensar no es percibir. El pensamiento humano
está centrado en el mundo exterior, del que extrae las situaciones encontradas individualmente
y luego las revisa continuamente, volviéndose a adherir a ellas. Además, la mente cambia la
realidad experimentada y deja de percibir el mundo tal y como es, sustituyéndolo por sus
propios pensamientos. Seguimos hablando con nosotros mismos sobre nuestra vida, ya sea
sobre lo que hemos hecho, justificando nuestras actitudes, sintiéndonos ofendidos o creando
nuestras preocupaciones. El pensamiento forma parte de nuestro ego. Mantenemos nuestras
ideas sobre nosotros mismos y sobre este mundo siempre formadas por nuestro pensamiento.
En la conciencia vigilante o meditación, la persona se dirige a su propio interior, a su
conciencia. Esta persona puede ver la realidad externa sin limitarse a ella ni identificarse con
ella. La meditación se produce en cualquier lugar y en cualquier momento. Entonces, ¿por qué
debería limitarse a una hora determinada del día, a la posición del cuerpo y a los ojos cerrados?
Así, te reconocerás a ti mismo, a tus pensamientos, a tus actitudes; descubrirás tus
rutinas y adquirirás conocimientos de los hábitos de los demás. Te liberarás de tus prejuicios
y falsos caminos, porque serás capaz de ver. Tendrás la capacidad de ver el lado interno de las
personas; percibirás sus debilidades e intenciones. No malgastarás tu energía y no te
preocuparás ni te enfadarás. Permanecerás en paz y en calma. Nada puede quitarte el
equilibrio. Al trasladar la vigilancia a tu sueño, podrás entrar en el umbral de los sueños
vigilantes. Ya no tendrá la impresión de haber "perdido el tiempo" en diversas situaciones.
Empezarás a notar con placer las cosas pequeñas y te deleitarás con ellas. Incluso una hoja que
caiga de un árbol te hará feliz. Sentirás la libertad y muchas otras cosas también. Pruébalo y
verás. La vigilancia me ha aportado más que otras posibles teorías, libros, opiniones y
discusiones. Es la experiencia de "ser" que te pertenece sólo a ti (es muy difícil de expresar con
palabras). Practicarlo es realmente sencillo. Siente y observa todo lo que te rodea, tanto como
puedas, trata de concentrarte en lo que estás experimentando, percibiendo, pensando,
hablando, etc.

Al principio, es muy difícil permanecer como observador durante un largo periodo de


tiempo. Con el tiempo, será más fácil, incluso en las situaciones más difíciles. Con el tiempo,
vigilar se convertirá en algo automático. Y entonces, vigilar se convertirá en una parte obvia y
natural de ti. Incluso se sorprenderá de que la gente no lo observe. Observar tu respiración es
una de las herramientas más poderosas que puedes utilizar para calmar tu mente. No es
necesario alterar tu ritmo; no necesitas hacer nada. Sin embargo, al observar tu respiración,
la profundizas un poco. Al notar mi respiración - inhalando y exhalando - después de un tiempo
siento que esta respiración se ha convertido en mi purificador. Mis pensamientos se vuelven
menos pesados y mi atención se agudiza con cada inhalación, como si una brisa soplara dentro
de mí. No intentes luchar con tus pensamientos. Luchar contra ellos los hará más fuertes. Si
quieres debilitarlos, concéntrate en tu esencia interior y percibe el mundo que te rodea sin
juzgarlo. Es importante empezar el día calmando los pensamientos. Intenta estar atento a
todas las situaciones. Sin embargo, al principio, es más fácil estar atento cuando se está solo,
por ejemplo, durante el paseo y otras actividades sencillas. Al principio, es difícil practicar la
vigilancia cuando se habla con otras personas y cuando se está en situaciones intensas. Más
tarde, se convierte en una experiencia muy hermosa. Es más fácil empezar por la mañana que
intentar mantener la atención a mitad del día. Si estás cansado o en una situación aburrida y
tienes problemas para mantenerte alerta, cambia esta situación o haz algo diferente.

Nuestra vida ocurre sólo en el presente. A diferencia del presente, el pasado y el futuro
existen en nuestra mente, como recuerdos e ideas. ¿O cree que es posible alimentarse de los
recuerdos de la comida de ayer, o de las ideas del almuerzo de mañana? ¿Se puede amar a
alguien ayer o mañana? ¿O al menos declarar su amor por él/ella en el pasado o en el futuro?
Aunque todo ocurre sólo en el presente, el momento presente sólo puede percibirse a través
del espíritu, cuando el ser humano lo vive profundamente. Todo el mundo debe haber
experimentado esta sensación en momentos en los que ha sentido un profundo amor por
alguien, se ha visto sorprendido por algo extremadamente bello o ha experimentado una gran
felicidad. O incluso en situaciones de emergencia que requerían atención, o durante algún
periodo en el que era necesario actuar inmediatamente. Estas son las situaciones que llevan al
hombre a estar presente en el presente, prestando atención a lo que está sucediendo
exactamente en este momento, interrumpiendo sus pensamientos por un instante.

El mundo de la razón perece temporalmente, permitiéndole sentir el momento


presente, aunque el hombre a menudo es incapaz de sentirlo debido a su vida exclusivamente
racional. Sin embargo, es el sentimiento de eternidad, que experimentamos en el momento
presente, lo que nos llena de felicidad; no las situaciones en sí. El cerebro humano sigue el
texto del chiste, deseando, como siempre, ser perspicaz. La broma, sin embargo, termina de
forma ilógica y de una manera completamente diferente e imprevisible, haciendo que la mente
se "reprograme" y se desactive por un momento. Entonces nos reímos del placer que
experimentamos en el momento presente. La concentración es también un estado muy
característico en el pensamiento. Para ilustrar cómo el pensamiento puede obstruir el
rendimiento y dejar de pensar en lo que la gente pensará de ti. Esto también es cierto en otros
ámbitos de la vida. Personas que observan cuidadosamente todas las "pequeñas cosas", que
otros dejan pasar por su constante pensamiento. Son precisamente estos pequeños detalles los
que conducen a la perfección de su trabajo y los convierten en maestros. A menudo decimos:
estas personas son inteligentes, privilegiadas, poseen un talento o un don de Dios... Pero tienen
éxito la mayor parte del tiempo porque viven en el presente y no sueñan despiertos. Y este don
de percibir la realidad por el espíritu y vivir alerta en el presente, es algo que todos tenemos.
Los que utilizan este don simplemente no ocultan su talento. Vivir en el presente significa
liberarse del flujo constante de pensamientos que a menudo abruman por completo nuestra
conciencia más profunda. Porque si estás pensando en algo todo el tiempo, el espíritu no puede
expresarse. Así que sólo vemos una pequeña parte del presente, de lo que nos rodea y de lo
que está dentro de nosotros, también de forma muy superficial. Por eso mucha gente deja de
disfrutar del presente. No es de extrañar, cuando apenas lo notan.

Para evitar confusiones, hay que decir que no es malo utilizar el cerebro como
herramienta cuando necesitamos hacer algo. Por eso lo poseemos. Del mismo modo, es bueno
recordar el pasado y sacar lecciones de él, y planificar deliberadamente el futuro. Pero no es
en absoluto correcto pensar constantemente en el pasado o en el futuro y dejar que se nos
escape el presente, que es el momento en el que realmente podemos actuar y cambiar algo. Lo
que ocurrió hace un día, hace una hora o incluso hace un segundo ya es pasado. No se puede
cambiar lo que ya ha sucedido. Entonces, ¿por qué seguir analizando en nuestra cabeza todo
lo relativo a las antiguas situaciones, a lo que hicimos o no hicimos, a lo que deberíamos hacer
o no hacer, y a cómo sería si lo hubiéramos hecho de otra manera? A menudo incluso pensamos
por los demás, poniéndolos en situaciones imaginarias. Asimismo, las visiones del futuro son
sólo nuestros deseos. Pero, sin duda, nuestro futuro sólo lo será cuando lo creemos a través de
nuestros pensamientos, palabras y acciones en el presente. Entonces, ¿por qué vivir en el
pasado o soñar con el futuro? De esta manera, sólo nos estamos robando la vida que siempre
está sucediendo sólo en el momento presente. Todos los momentos preciosos pasarán a
nuestro lado sin haber sido utilizados y sin habernos aportado felicidad, ya que no los vivimos;
las oportunidades de buenos cambios pasarán desapercibidas.

El mundo de las ideas es negativo porque también suele ser completamente irreal.
Cuando pensamos en lo que pasó, en lo que alguien dijo. Ponemos nuestras propias ideas sobre
nosotros mismos y sobre los demás. Modificamos sus propiedades o las ajustamos
completamente para que se adapten a nuestra historia. Nuestras historias se basan, por
supuesto, en hechos reales, pero siempre los registramos en nuestra mente de forma
distorsionada y modificada. Nos hemos vuelto tan expertos en esto que normalmente no nos
damos cuenta. Un pensamiento lleva a otro, cuando de repente surge el correcto. La mente
humana no puede trasladarse al momento presente. Este proceso es muy lento e incómodo
para ella. Pero es posible crear tu propio mundo dentro de ella, un mundo separado de la
realidad. Para muchas personas, esto parece más cómodo que vivir eternamente en el
presente. Así que vegetan en sus creaciones de pensamientos. Pero si viviéramos de recuerdos
e ideas, no estaríamos viviendo realmente nuestras vidas. Sólo lo estaríamos imaginando. La
incapacidad de dejar de pensar constantemente es un problema que sufren muchas personas.
Somos esclavos de nuestros propios pensamientos. Con esta forma de pensar, rara vez nos
damos cuenta de lo que estamos haciendo, de lo contrario no estaríamos destruyendo la
posibilidad de vida en la tierra y frenando el resto de nuestras capacidades espirituales, que
aún podrían estar despiertas a la vida. Sin embargo, no olvidemos que el cerebro humano está
sujeto a lo material. Esto significa que la posibilidad de vivir en el mundo de la imaginación,
en el que creamos nuestros propios pensamientos, terminará un día para cada uno de nosotros
para siempre. Sólo permanecerá lo que revive su propia vida en el eterno presente.

Todos los escritos filosóficos, la información escolar o los hechos teológicos que has
recibido son sólo información aprendida mentalmente, no conocimiento verdadero. El
verdadero conocimiento se basa en la investigación experimental, en la investigación de la
verdad auténtica, en el conocimiento natural y en vivir dentro de los límites de tu propio
espíritu. Bueno y malo son términos relacionados con el llamado "nivel horizontal" de la vida,
que es la consecuencia de nuestra situación vital actual. El individuo evalúa subjetivamente
como bueno o malo. Por el contrario, es necesario distinguir las palabras "bueno" y "malo".
Sirven para describir la dirección espiritual del hombre, "la vertical" de su vida. Si imaginas al
ser humano como un punto a través del cual la horizontal expresa la vida terrenal y la vertical
la vida espiritual, formarás una cruz. La cruz es un símbolo de la Verdad; el nivel de tu vida
(horizontal) será proporcional a tu calidad espiritual (vertical). Así que, si realmente quieres
cambiar tu vida y tus circunstancias externas, cámbiate a ti mismo. Las personas observan el
mundo que les rodea principalmente de forma subjetiva, porque normalmente sólo ven en
relación con ellas mismas. "Esto es lo que quiero, pero no que esto sea bueno y esto sea malo..."
- según les convenga o no. En realidad, las cosas no son buenas ni malas. Sólo los hacemos
parecer así, una concepción de lo bueno o lo malo.

Los opuestos como "bueno" y "malo" de alguna manera van juntos, como dos caras de
la misma moneda. Una vez se ve de un lado y luego del otro; sin embargo, nunca se ven los
dos lados al mismo tiempo. Ver los dos opuestos y conectarlos espiritualmente es algo que sólo
puede hacer una persona plenamente consciente: un individuo que ha experimentado ambos
opuestos los ha conocido y ha aprendido a amarlos, o más claramente, a aceptarlos sin
remordimientos. Aprendemos que algo es bueno sólo en comparación con su opuesto malo.
Sin el contraste nada podría existir. Al fin y al cabo, ¿cómo se puede saber lo que es bello si no
se sabe lo que es feo? ¿Cómo vas a saber lo que es la felicidad si no sabes lo que se siente al ser
infeliz? Pero cuando dejas de juzgar las cosas que te rodean en términos de si te gustan o no,
tu visión subjetiva cambia a una objetiva y ves las cosas como son. Entonces entenderás
realmente la vida y podrás vivirla plenamente.

Lo que es bueno para una persona puede ser malo para otra. Se puede partir el pan con
un cuchillo, pero también se puede matar con un cuchillo. "Partir el pan" de una familia pobre
(tomar de lo poco que tienen), en cualquier caso, no es bueno; matar. Lo bueno puede
convertirse fácilmente en malo y lo malo en bueno, y lo que antes era conveniente puede ser
ahora una carga. La mayoría de las cosas, según las cuales las personas se guían, sólo cambian
su situación en sentido horizontal y son irrelevantes para la calidad de vida. En contraste con
esto, hay opuestos que se encuentran en la línea vertical y al elegir entre ellos realmente
cambiamos nuestras vidas. Por ejemplo: orgullo - humildad; avaricia - generosidad; lujuria -
castidad; envidia - desapego; gula - moderación; ira - tolerancia; pereza - vigor. En función de
nuestras elecciones, tendemos en la dirección del bien o del mal. En el camino del bien, las
cosas buenas pueden ayudarnos tanto como las malas. Cuando, por ejemplo, alguien en casa
nos despierta por la mañana y nos levantamos de la cama, vemos como algo malo que no
durmamos lo suficiente. Sin embargo, cuando aprendemos a no enfadarnos con ellos (lo que
no es fácil si se trata de una situación repetida), nos volvemos tolerantes. Si aprendemos a
levantarnos por la mañana y no cerca de la hora de comer (algo que inicialmente percibiremos
como malo y desagradable), venceremos nuestra propia pereza y ganaremos el tiempo que
antes perdíamos durmiendo. Cada paso en la línea vertical nos cambia y así nuestra vida será
diferente. Por ejemplo, gracias a que nos levantamos antes de la cama podemos tener muchas
experiencias durante el día y luego por la noche. Sólo tenemos que caminar hacia arriba en
vertical y el camino se hace cada vez más fácil; porque cuando lo recorremos, también
cambiamos nuestra vida por completo. Al fin y al cabo, es un reflejo de nuestro estado interior.
Cuando somos tolerantes, los demás son tolerantes con nosotros. Cuando no nos da pereza
hacer algo por los demás, los demás vienen a ayudarnos también, si lo necesitamos. Si somos
generosos, los demás nos darán lo que necesitamos, en ese momento estaremos muy
agradecidos. Así que te deseamos mucha fuerza y paciencia en el camino a través de la línea
vertical de tu cruz personal.
LA MAGIA Y EL CONTEXTO AFRICANO

En el mundo hay varios oráculos, que son utilizados por el hombre para descubrir el
futuro, el amor, el trabajo, la vida y la muerte, los amigos y los enemigos, los momentos
adecuados para realizar una asociación legal o incluso un matrimonio. El principio de la
realización de las ceremonias, rituales o Ẹbọ parte de la premisa del Oráculo sin el cual nada
se puede realizar. Encontramos varios oráculos en todo el mundo, ya que el arte adivinatorio
se practicaba en el antiguo Egipto, en la India, en Grecia, en el Sinaí, donde fue prohibido por
Moisés, así como en otros pueblos que formaron la cuna de nuestra civilización. Entre los
muchos oráculos, podemos mencionar: la cartomancia, las runas, el tarot, la astrología, la
quiromancia, el juego de la concha, el Ìkìn, el Ọpẹlẹ y el Àgbọn, etc. En Brasil, uno de los
oráculos que más ha llamado la atención es el sistema de las conchas de Cowries, legado por
el pueblo africano a medida que los cultos afrobrasileños ganan cada vez más adeptos.

Todo hombre busca cualquier oráculo, para resolver su problema incrustado en su


existencia. El Ọdú no es ni era nuevo para los que estudiamos la Cultura Yọrùbà, aunque para
algunos esta "ciencia" haya nacido ahora. Si uno se forma para profundizar en los caminos del
Olódùmarè del Arte Adivinatorio y de la Adivinación, que es Ifá, afirmaremos que el Ọdú y el
individuo caminan juntos. Cada Ọdú se desdobla en dieciséis caminos, que se llaman Ọmọ Ọdú,
tenemos en total 16 matrices de Ọdú con sus 240 Ọmọ Ọdú, no podemos rehuir la enseñanza
a los más jóvenes, que quedan a la deriva de las ausencias egoístas que nos llegan la herencia,
pero nos dejan huérfanos de conocimiento. Estamos convencidos de la necesidad de perpetuar
las enseñanzas. Ẹbọ son rituales que pretenden dirigir al individuo hacia su alineación con el
destino. La composición de cada Ẹbọ depende de su finalidad, y de su elemento utilizado en el
ritual o en las ofrendas, todo ello dinámico y realizado a través del oráculo de Ifá, que junto
con Ọrí que determinará el mejor camino para la ceremonia ritual, Ẹbọ o ritos de paso, esta
información detallada de la vida del suplicante, por lo que a través de una lectura de Ifá
debemos buscar el origen del problema, lo que está generando los conflictos que experimenta
la persona y el Ẹtùtù, ofreciendo como complemento el Ẹbọ exacto, para poder resolver el
asunto. Siendo así podemos concluir que el arte adivinatorio es muy complejo, ya que está
directamente interconectado con los aspectos sociales, culturales y de sabiduría que nos aporta
la manifestación del Ọrìșà. ¡El conocimiento es una necesidad de todos los secretos del éxito es
la diferencia en las características de cada Ẹbọ!

El Ẹbọ no puede tener dudas, es a través de nuestra información adquirida a lo largo


de los años y la experiencia con los problemas cotidianos de las personas que siempre debemos
consultar al oráculo para complementar o no el Ẹbọ si es así, necesario para una solución
exacta, además de una correcta dirección de las energías presentes en el Ẹbọ. Hay básicamente
Ẹbọ con diferentes características, a veces vegetales, animales o minerales, y también la
manipulación de todos juntos, o en partes. La base de la preparación y el éxito de la Ẹbọ están
entrelazados con la propia formación y capacidad del sacerdote, pues cuanto mayor sea su
conocimiento mayor será el éxito del Ẹbọ. Ọrọ, Àdúrà, Ọríkì, y Ọfọ son algunas formas de
invocación para que su manifestación oral se consagre en el astral y se realice en la vida de la
persona. Siendo así, podemos concluir que un ser humano pasa por varias situaciones antes
de poder desempeñar sus funciones sacerdotales.

Mientras que en relación con los poderes sobrenaturales del espacio Ìkọlẹ Ọrùn, el Ìkọlẹ
Àìyẹ forma parte de la base de un sacerdote que rinde culto a la tierra y al cielo de forma
correcta. Hay un dicho en Yòrùbà que dice:

¡Ìyẹwà awọn dì o jẹ ti mú ṣiṣẹ awọn omi laarin Ifé!

La hoja es la que hace hervir el agua dentro de la taza.

¡Siendo así podemos concluir que el poder está dentro del sacerdote y en sus manos,
pues el Àṣẹ está dentro de cada uno! Por lo tanto, los elementos presentes en un Ẹbọ no son
más que agentes del Ẹbọ, materiales utilizados en su elaboración, ya que sin la responsabilidad
y el conocimiento del sacerdote para invocar sus fuerzas y energías sobrenaturales y dirigirlo
de la manera correcta de nada es válido. Para que la Ẹbọ exista, debe tener un nombre, acto
de la Ẹbọ para qué y un fin, es decir, a dónde debe ir realmente. La razón por la que se hace el
Ẹbọ, la conciencia del Ẹbọ de su propósito, debemos hablar con el Ẹbọ, porque es a través de
este diálogo que le damos vida y lo enviamos hacia adelante y hacia la solución para esta
persona. En el acto de Ẹbọ cuando hablamos a cada elemento material hacemos que ese
elemento manifieste su Àṣẹ que está dentro de sí mismo y su secreto, el poder de estos Àṣẹ
reside en el conocimiento de la energía de los elementos. Àṣẹ y cuando los elementos renuncian
a su origen para convertirse en uno. Cada elemento trae consigo e inyecta en Ẹbọ sus energías
que traerán al individuo las soluciones. Después del uso es necesario el proceso de la oración,
donde el cliente o el niño nos acompaña a través de la toma de conciencia del problema, la
persona expresa su voluntad y deseo y en ese momento se abre a la energía de la vida, y en ese
momento debe pedir con convicción para convencer a la suerte. El poder de la palabra es muy
importante ya que construye y destruye, por lo que hablamos al Ẹbọ y a la persona con el poder
claro para que la persona se deshaga de todo sufrimiento y perturbación.

Los destinos tienen que ver con la fase y el momento de la vida de cada persona. El
tiempo del Ẹbọ es algo específico que debe ser consultado en el juego, porque cada Ẹbọ tiene
su tiempo justo y su destino correcto. Cada consulta genera un Ọdú que genera un Ẹbọ, por lo
que el juego no debe ser consultado innecesariamente. Un animal puede ser utilizado y no
necesariamente sacrificado, sin embargo, cuando es sacrificado los sacerdotes buscamos en la
vida de ese animal la fuerza de energía vital para alinear a un hijo o a un individuo. Los
elementos de sacrificio son de suma importancia para la alineación del destino. Trabajan para
la resistencia, para la recuperación de la energía vital en todos sus aspectos y dimensiones de
energía para mantener la vida, para reforzarla impidiendo así la parte de Ìbì que actúa sobre
la persona. En la naturaleza, hay dos fuerzas. Una potencial es la que permite almacenar y
reservar la energía y una cinética es la que permite expresar la energía hacia el exterior que
sería la expansión. Estas fuerzas también pueden describirse como activas y asertivas,
receptivas y productoras o yin y yang, que es la contracción. Podemos ver esta energía
manifestada incluso en las formas de Ifá. De hecho, toda la energía está contenida en estas dos
fuerzas. Estas fuerzas se expresan como la energía cinética afirmativa de la línea o puntos
singulares y la energía fluyente de las líneas o puntos dobles. Esta es la naturaleza fundamental
de las líneas que se encuentran dentro de los signos de Ọdú y los tetragramas donde las dos
partes superiores de los cuatro Ọdú principales que también podemos llamar la matriz donde
sólo se generaron los otros Ọdú están en estos cuatro elementos como el fuego, el aire, el agua
y la tierra.

Cuando comencemos a contemplar más a fondo la naturaleza de las líneas, veremos


que los antiguos utilizaban las líneas como metáforas o símbolos para expresar su significado.
Estas fuerzas todavía pueden expresarse dentro del ciclo natural de la vida y el vientre con
respecto a los elementos fundamentales del universo Aire, Tierra, Fuego, agua como en el
mismo significado que simboliza los mismos conjuntos que las plumas, Àgbẹ, Lẹkẹlẹkẹ, Àlùkọ
y Àkọdìdẹ, como también los polvos, Ẹfùn, Wàjì, Ọṣù e Ìyèròsùn, Esto produce las cuatro
direcciones identificadas por los cuatro colores rojo amarillo, negro, blanco como también los
puntos cardinales, norte, sur, este y oeste. Estas cuatro direcciones representan las estaciones,
los ciclos de la vida, el paso del día y la noche, las fuerzas espirituales entre el cielo y la tierra
y las cuatro partes de la cabeza, Ọrí Ọkẹ "La fuente de poder es el campo donde actúa el yo",
Ọrí Àpàrì Ìnù "La fuente de la conciencia", Ọrí Ìpọrì "Fuente del poder del pensamiento" y Ọrí
Àtàrì Àlàbàrọ "Fuente de los sentimientos". En el oráculo, estas cuatro direcciones representan
las cuatro fases de la luna. Luna nueva, luna creciente, luna llena y luna menguante, así como
las plantas, los minerales y los animales.

Todo se basa en la ley natural del desarrollo. Los primeros nacidos de las tinieblas y
esas tinieblas se llaman el vientre de la existencia o la calabaza cósmica. Esta referencia es a
una gran madre que puede ser conocida como Ìyà n'là "Dueño del Vientre" y Ọlọdùmàrẹ que
establece la estabilidad del vientre eterno es el dueño del Vientre Eterno, representado aquí
por esta calabaza que es también una de las formas de Ìgbà Ọṣànyíàn.
Esta fuente materna dio a luz a la energía gemela producida por lo masculino y lo
femenino o fuerte, y estas energías fuertes y maleables se convirtieron en las polaridades
expresadas en el mundo como opuestos complementarios. Ni bueno ni malo ni mejor ni peor,
sino expresiones naturales de energía dentro de todas las cosas.

La Cosmología Africana relaciona su simbolismo con los elementos naturales que la


rodean y el elemento más básico es el de la familia, de modo que estos gemelos de polaridad
cuando se doblan para ser fuertes pueden expresarse como madre y padre de familia. Aunque
se expresan como la familia, es importante tener en cuenta que esto es simplemente una
descripción de la energía y no implica una aplicación estricta a los hombres y las mujeres.
Hacerlo limitará gravemente su comprensión y aplicación de los principios naturales de la
evolución humana. La madre y el padre tienen entonces hijos que son un hijo y una hija. Estas
se convierten en la base de las líneas utilizadas en el simbolismo de los signos. Lo más
inherente a los signos demuestra la relación en que las líneas del padre se asemejan a la forma
de un cuerpo masculino en líneas rectas y la madre se asemeja al cuerpo de una mujer con dos
pechos y caderas anchas creando una apariencia redondeada o un reloj de arena.

El hijo se asemeja a un pene y a unos testículos en la parte inferior y la hija a dos ovarios
y un canal vaginal. Cuando comencemos a contemplar más a fondo la naturaleza de las líneas,
veremos que los antiguos utilizaban las líneas como metáforas o símbolos para expresar su
significado. Además, se replica para poner la relación del sol con la tierra en los solsticios de
invierno y verano y en los equinoccios de primavera y otoño. Las etapas del desarrollo de la
tierra y sus habitantes. Estos colores reflejan el proceso de salida, mediodía, tarde y puesta del
sol. Como tal, estas cuatro indicaciones se expresan en Ifá como la raíz cuatro Ọdú Ọgbẹ,
Ọyẹkù, Ìwọrì, y Ọdì. Siendo este el caso, deberíamos ser capaces de desglosar estos Ọdì en las
mismas energías básicas que las direcciones cardinales, las estaciones, los ciclos de vida, o
dondequiera que veas esta idea fundamental expresada.

Espíritu del Cielo "Ọrìșà"

Cuerpo terrestre "físico".

Pasado "Ancestralidad".

Futuro "Ìrùnmọlẹ"

Estas marcas son hasta el día de hoy muy utilizadas para marcar a las familias y
también a las iniciaciones, o en Ẹbọ utilizadas en Ìrùnmọlẹ, y también simboliza los cuatro Ọdú
principales ya mencionados aquí, que se convierten en los 16 Ọdú principales de Ifá, y la
característica primitiva del culto, cada marca de este o conjugada forma un Ọdú y de él se
restan los 256 Ọdú.

La calabaza también simboliza el Huevo que tiene tres colores diferentes, asociados a
los colores principales y primordiales del universo: el huevo de cáscara azul, que representa el
color negro y está relacionado con "Ábá", la oscuridad, la oscuridad de las profundidades de la
tierra y los mares. El huevo de cáscara blanca está relacionado con "Ìwà", la explosión de la
luz. Finalmente, el huevo de cáscara roja está relacionado con "Àṣẹ", el fuego que mantiene la
fertilidad, está totalmente relacionado con el poder sobrenatural. Su contenido tiene varias
características, que en la mayoría de los casos es blanco, frágil y ovalado. De ella nació un
nuevo ser, asociado a la idea de que el universo habría surgido principalmente de sí mismo,
en forma de prototipo del mundo. Como un niño de alas negras = Ìyàmmì Òsòròngà que fue
cortejado por el viento = Ọrìṣànlà y Ọbàtàlà.

El óvulo es una célula reproductora femenina de los animales llamada macrogameta,


es decir, rudimento de un nuevo ser organizado, primer producto del encuentro de los dos
sexos, por el que se desarrolla la posibilidad de existencia del hecho. Germen, origen,
comienzo. Una imagen viva del gran mundo (El Universo), en contraposición al microcosmos
(el hombre). El Huevo es exultante de la composición y fecundación de óvulos, poseyendo
cuatro partes:

La primera es la concha que representa el útero (involucro mítico).

La segunda es la membrana interna que representa la bolsa, la placenta uterina (pared


defensiva).

La tercera parte es la materia blanca, viscosa y blanquecina, del grupo de proteínas que
representa el útero:

La 4ª parte es la yema amarilla, una parte íntima, central y globular susceptible de


reproducción, que representa al feto, un nuevo ser engendrado preparado para nacer y actuar
como sea necesario.

Confirmando uno a tal culto de fertilidad, magias curativas, purificando y rompiendo


las fuerzas malignas, la yema, sangre germinal unida a la clara para obtener los nutrientes y
la hidratación necesaria, se transforman en un solo ser vivo individual dentro del huevo,
plagiando el mismo proceso del interior del útero, que es innegablemente el mismo proceso
que ocurre en los rituales, en una misma idea de unión de la pareja universal; Ọrìṣànlà y
Ọbàtàlà y Ìyẹmọwọ.

Sin embargo, en el contexto del óvulo, la unión se produce más rápidamente sin ningún
tipo de vínculo biológico entre la madre y el niño, es decir, no hay cordón umbilical. Esto
explica el poder que contiene el propio huevo, que fue un elemento creado directamente por
el todopoderoso Ọlọdùmàrẹ. Primero colocó el Huevo en el mundo, y poco después surgió de
él la vida, es decir, el pájaro. Por lo tanto, el huevo es un elemento originario del creador, el
símbolo más importante y representativo del poder de Ìyàmmì Òsòròngà, la madre universal,
que necesita intrínsecamente el poder masculino de Ọrìṣànlà y Ọbàtàlà, lo que hace del huevo
un elemento de mucho Àṣẹ (poder realizador). Ọdú y el principio básico de todo el origen de
también relacionado con el Ẹbọ, ceremonias, rituales, ofrendas entre otros. En primer lugar,
la palabra no significa camino. Ọdú tampoco es el destino, que se explica por otras palabras
vinculadas a otro concepto, bastante profundo y complejo, en el que se inserta Ọrí, pero, siendo
sólo una parte del concepto teológico de destino. Por lo tanto, puede parecer extraño, pero,
para entender lo que es.
ENTENDIENDO AL ỌDÚ

Ọdú lo primero que hay que hacer es olvidar todo lo que se dice por ahí, sobre todo
dentro de nuestra religión. Ọdú es la base de la comunicación de Ọrùnmìlà con la gente. Son
los sacerdotes del Ọrùnmìlà los que aprenden a lo largo de su vida a entender a Ọrùnmìlà a
través del Ọdú. Para entender qué es el Ọdú hay que examinar tres aspectos fundamentales
que están relacionados con él: su formación gráfica, sus mensajes y su energía. Ọdú implica
estos tres aspectos simultáneamente y si no entendemos los tres al mismo tiempo podemos
perdernos en su significado. Ọdú se representa en nuestro mundo a través de marcas que
representan un símbolo. En las religiones más antiguas, en el hermetismo, encontramos la
misma idea representada por sellos, firmas, marcas de espíritus.

La idea de vincular un poder o una energía a una representación que lo invoque junto
con las oraciones ha estado siempre plenamente presente en la mística judía y cristiana, en la
magia cabalística y en la alquimia. Hasta el día de hoy se han escrito cientos de libros sobre el
tema. Por supuesto, la cultura occidental hace tiempo que abandonó estos conceptos y
prácticas, pero estos elementos siempre han sido muy explorados y durante siglos
representaron la cima del conocimiento sobrenatural y religioso. Ya ves que podemos ver la
simplicidad y la profundidad de la estructura del Ọdú. Lo primero que se explica es que los
cuatro primeros Ọdú Mèjì son los más importantes y representan a todos los demás. Están
formados por símbolos únicos. Los Ọdú se agrupan en pares y cada par tiene un símbolo que
completa al otro. Los símbolos dobles, formados por dos cifras iguales son el Ọdú Mèjì, y son
16 (4+4=8+8=16) y son los más importantes. Los otros símbolos son los Ọmọ y se forman
combinando cada uno de los 16 principales con los demás.

Ọdú no son sólo marcas o historias. Ọdú es principalmente la energía divina que viene
de Ọrùnmìlà a nosotros en respuesta a la consulta del oráculo de Ifá. Así, además de ser un
símbolo gráfico, además de contener a través de sus historias significados y orientaciones para
nuestra vida, un Ọdú es también la respuesta a nuestra aflicción. Esta energía primaria llega a
través del oráculo y será utilizada por el Bàbàlàwọ, también a través del Ọrìșà, para ayudarnos.
Los Ọdú son como mándalas trascendentales que marcan con gran precisión las energías
activas e inactivas que están presentes en una situación determinada con un individuo
concreto. En términos metafísicos, Ọdú son los símbolos sagrados que contienen el Àṣẹ. "Àṣẹ
- fuerza, y la fuerza vital" de todo lo existente. Son en su representación gráfica mapas que
traducen el movimiento dinámico de la energía y se identifican con las fuerzas primarias del
mundo.

Si el Ọdú contiene el Àṣẹ́ entonces viene de Ọlọdùmàrẹ. Ọdú es tanto el diagnóstico de


los problemas que tenemos como la respuesta para corregirlos. La consulta de Ifá se
materializa en las marcas y a través del Bàbàlàwọ, el mensajero de Ọrùnmìlà, la clave para
mover la energía del mundo, el Ọdú. Algunos asocian el Ọdú con la causa de sus problemas.
Esto no es cierto, él es el espejo que refleja tu situación de desequilibrio de Àṣẹ́. El Ọdúșẹ será
de hecho el remedio para la situación, es decir, no es un símbolo que sólo traduce una situación,
es también la energía que se manifestará en la vida de la persona equilibrando Àṣẹ́ para que la
persona pueda corregir sus problemas. De este modo, el reflejo o la traducción del mal es lo
que también lo curará. Considerar que Ọdú es el mal que te aflige es una muestra de la
ignorancia de la persona que consulta. Lo que viene de Ọlọdùmàrẹ nunca será el mal. El
remedio resuelve tu mal y al mismo tiempo indica el problema que tienes esto es muy sencillo
de entender. Todo lo que existe o existirá nace a través de un Ọdú, la energía primaria del
Ọlọdùmàrẹ, incluyendo el Ọrìșà y su Àṣẹ́. Ọdú es como una calabaza de energía cósmica que
es enviada por Ọlọdùmàrẹ y que se transformará a través de la Ọrìșà en el Àṣẹ́ que cambiará
nuestra vida o que reemplazará lo que hemos perdido. Es a través del Ọdú que el Ọrìșà y
nuestra ascendencia, hablan y se expresan. Es el lenguaje original y el poder que el mundo
espiritual manifiesta sobre nosotros y que viene en respuesta a nuestras preguntas de la vida.

Un Ọdú es la respuesta de Ọrùnmìlà a su situación y dependiendo de su objetivo de


vida y con la ayuda del Ọrìșà lo rescatará. Esta energía primaria será manipulada por los
Bàbàlàwọ a través de los Ẹbọ de Ifá, y a través de los Ọrìșà que responderán en ese momento
en tu asistencia, te ayudarán. Pero, mucho más que Ẹbọ tienes que entender lo que el Ọdú dice
que está mal en tu vida. Por eso hay historias, mitos y Ẹṣẹ que lo demuestran. El Bàbàlàwọ
sobre todo tiene que trabajar ese aspecto en ti, hacerte entender lo que pasa y el origen de los
problemas para que te ayudes a ti mismo. No todo en Ifá es Ẹbọ, la palabra es una de las cosas
más importantes en la religión Yọrùbà y el Bàbàlàwọ es la persona que trae la sabiduría de
Ọrùnmìlà al consultante. La solución de todo dependerá de tus acciones para corregir el
comportamiento, la forma de vida, las decisiones que has tomado las personas que te han
afectado los lugares a los que vas, las personas con las que vives, etc. Por supuesto energías
negativas que te acompañan, hechizos Àráyìẹ, Àjàgù y Ṣìgìdì "Obsesores", "Ọṣọ", etc. Se
neutralizarán, pero debes alejarte de la fuente de eso, de lo contrario será algo interminable.
Así que esa negatividad o positividad que puede traducir Ọdú, no se quedan flotando ahí y te
pillan por casualidad.

Tus actos y omisiones, tus acciones y tu forma de vivir provocarán una situación. Esta
situación que tú o la vida ha creado para ti se reequilibrará con un Ọdú en esa solución de
causa binómica que expliqué. El Ọdú es el lenguaje de Ọrùnmìlà para hablarnos. Ọrùnmìlà se
manifiesta a través del Ọdú, es el medio de comunicación y cuando lo obtiene un Bàbàlàwọ ya
está disponible y actuando en la vida de quien lo consulta. Corresponde al Bàbàlàwọ a través
del Ẹbọ y de los sacrificios dirigir y controlar esta energía para que se manifieste de la forma
positiva que siempre se envía. El Ọdú es siempre una fuerza básica y primaria y siempre
necesita ser dirigida a través del Bàbàlàwọ y del Ọrìșà que nos asiste. Al sentarse en el oráculo
y consultar a Ọrùnmìlà se recibe un Ọdú y la influencia en nuestra vida es ya inmediata. Esta
es la razón por la que los Bàbàlàwọ dicen que hay que tener mucho cuidado cuando se trata de
Ọdú. No hay que invocar esta energía sin saber cómo manipularla, no hay que deletrearla sin
el debido conocimiento, no hay que cantarla sin saber lo que se hace después. Para ello la
persona que trabaja a través de Ọdú debe haber acumulado el Àṣẹ́ para ello. Pero si se trata de
la misma religión del mismo Ọlọdùmàrẹ y del mismo Ọrùnmìlà cualquier sacerdote puede
recibir un Ọdú porque esta es la forma de trabajo del Ọrùnmìlà.

En primer lugar, la figura teológica de ponernos ante Ọlọdùmàrẹ para elegir nuestro
destino, o meta vital, como se quiera llamar, con el resultado de que podemos ser respondidos
o no y recibir otras metas de él, con Ọrùnmìlà como testigo, es menos polémica, y más
aceptada. Al igual que el proceso de elección de nuestro Ọrí nosotros mismos en la casa de
Àjàlà también es menos controvertido, y esta elección no depende de la suerte, sino del cuidado
de nuestros antepasados con nosotros. Pero, dos puntos pueden presentar entendimientos
distintos que es el caso de Ọdú & Ọrìșà, así que volvamos a ello. En relación con el Ọrìșà hay
algunos puntos de vista sobre cómo se define lo que Ọrìșà tendrá en su vida. Creo que es un
punto de no desacuerdo que el concepto que Ọrìșà es parte de nuestro Ọrí y sólo tenemos uno.
Eso de que la fecha de nacimiento, al igual que el día de la semana define nuestro Ọrìșà, es una
tontería muy conocida, al igual que el hecho de que poseamos un padre y una madre Ọrìșà.
Estos dos conceptos son engaños que se repiten en muchas personas y tradiciones religiosas y
mucha gente los tiene como verdad. Eso sí, no son verdades. Otro mito que también
desecharemos es la opinión de que es por azar, es decir, que el Ọrìșà nos elige al azar, o por
simpatía al nacer.

Mi opinión es que podemos orbitar entre dos puntos de vista. La primera es que el
Ọrìșà se nos asignaría según el objetivo que hayamos elegido para nuestra vida y que
Ọlọdùmàrẹ haya aceptado. El Ọrìșà sería así un elemento facilitador en nuestra vida y las
características del Ọrìșà vendrán a ayudarnos en nuestro objetivo. Otro punto de vista es que
el Ọrìșà es un reflejo de la ascendencia, siendo una herencia. Así que si somos hijos de un Ọrí
de un Ọrìșà con un Ọrí de otro Ọrìșà nuestros hijos también estarían vinculados a uno u otro
Ọrìșà. Esta cadena de vinculación podría extenderse un poco más atrás en la ascendencia, pero
los Ọrìșà de los descendientes serían un reflejo de sus predecesores. Como una herencia
genética. Este punto de vista no crea una repetición continua de la misma á Ọrìșà, más bien
dependiendo de su ascendencia puede haber una variación significativa en el Ọrìșà de cada
nuevo Ọrí. Todavía no tengo una opinión más firme al respecto, prefiero la segunda sólo por
el aspecto de poder conservar la característica de que el Ọrìșà sea un facilitador en nuestra
vida, pero también fortalecer la familia y el linaje familiar, pero, ninguna de estas opiniones
implica ningún problema ni obstaculiza nada.

Ambos podemos tener un Òrìṣà que nos ayude y cualquier Òrìṣà familiar nos sería tan
útil en cualquier misión de la vida como otra, porque, esta especialización de Òrìṣà en
funciones, no es del todo así en la práctica y que además siempre podemos recurrir a cualquier
Òrìṣà independientemente de cuál sea nuestro Òrìṣà original. Tenemos que recordar que el
Òrìṣà más importante es nuestro Orí, es el que está antes de cualquier Òrìṣà y para nosotros
es más importante que cualquier Òrìṣà incluyendo el nuestro, el que forma parte de nuestro
Orí.

Otro punto nuevo es la inclusión de Ọdú en este proceso. Esto puede ser menos
consensuado. Como hay un Ọdú de nacimiento, que raramente conocemos porque sólo se
verifica al nacer, tenemos que reconocer que tenemos una influencia de un Ọdú en nuestra
vida, un Ọdú de nacimiento. Si vamos a iniciarnos religiosamente recibiremos otros Ọdú. De
esta manera, en la iniciación del Ìyàwò, se determina el Ọdú de ese Ìyàwò. De este modo, como
la iniciación es un nuevo nacimiento, se obtiene un nuevo Ọdú de nacimiento. Esta información
acaba siendo poco utilizada, pero es relevante y sólo aparecerá durante el proceso de
elaboración del Ìyàwò. Para los Bàbàlàwọ es lo mismo. Tendrá un Ọdú como Àwò y el mismo
u otro como Bàbàlàwọ. Ahí puede surgir la pregunta, pero por qué tanto.

Todos los que están en el medio saben que el sacerdote de cada Òrìṣà es diferente, la
casa de cada tipo de Òrìṣà es distinta y a la vez similar entre sí y el tipo de personas y problemas
que un sacerdote de un determinado Òrìṣà atrae hacia sí está muy relacionado con el Òrìṣà
mismo, con el Àṣẹ́ de ese Òrìṣà. En el caso de una consulta de Ifá es lo mismo. Cuando
consultamos a Ifá recibimos un Ọdú, ese Ọdú ayudará temporalmente a ese consultante en los
problemas que tiene, no necesariamente los que vino a resolver, pero lo que Ọrùnmìlà entiende
que tiene en el caso, del Ọgbẹ y Òfùn siempre tendrá la preferencia para resolver los problemas
que se presentaron. De esta manera considero que el ciclo se cierra y los hechos tienen
coherencia con el concepto. Esto puede volver a una pregunta que me pareció presente en tu
post, qué es un Ọdú. Vean, de nuevo, Ọdú es una energía primaria y elemental que Ọrùnmìlà,
o Ọlọdùmàrẹ que es quien tiene el poder de generar tal energía nos envía a través de Ọrùnmìlà.

Ọdú no es una deidad no es como Òṣùn, Ṣàngò, Òṣàlà, Ògùn que son elementos activos
que manipulan Àṣẹ̣. Ọdú tampoco tiene Ìgbà, (asentamiento) no se arregla como y se hace
mucho con Òbàrà en los siete años de iniciados. Ọdú es una energía primaria que llega a Àìyẹ
a través de una consulta de Ifá. Se conducirá y canalizará en beneficio del consultante a través
del Òrìṣà y mediante los procedimientos que el Bàbàlàwọ realizará. Esta energía para
beneficiarnos de forma precisa, beneficiosa y rápida en su tiempo necesita un operador
cualificado. Los Òrìṣà hacen uso de esa energía Ọdú para actuar sobre nosotros para que Ọdú
se convierta entonces en ese Àṣẹ́. Así que mi entendimiento es que Ọdú no es una deidad es un
agente activo de Ọlọdùmàrẹ.

El Òrìṣà y Ìrùnmọlẹ actúan en nuestras vidas, ya sea de forma nativa o porque lo


necesitamos. Los Òrìṣà son los elementos que trabajarán y canalizarán la energía de los Ọdú
hacia nosotros.

Todos en el medio saben que el sacerdote de cada Òrìṣà es diferente, la casa de cada
tipo de Òrìṣà es distinta y al mismo tiempo similar entre sí, y el tipo de personas y problemas
que un sacerdote de un Òrìṣà en particular le atrae está muy ligado a éste, al Àṣẹ́ de ese Òrìṣà.
En el caso de una consulta de Ifá es lo mismo. Cuando consultamos a Ifá recibimos un Ọdú,
ese Ọdú ayudará temporalmente a ese consultante en los problemas que tiene, no
necesariamente los que vino a resolver, sino lo que Ọrùnmìlà entienda que tiene en el caso,
Ọgbẹ y Òfùn siempre tendrán preferencia para resolver el problema que se presentaron. De
esta manera considero que el ciclo se cierra y los hechos tienen coherencia con el concepto.
Esto puede volver a una pregunta que está muy presente, qué es un Ọdú. Vean, de nuevo, Ọdú
es una energía primaria y elemental que Ọrùnmìlà, o Ọlọdùmàrẹ que es quien tiene el poder
de generar tal energía que nos envía a través de Ọrùnmìlà.

El sacrificio para los Yòrùbà se utiliza tanto en sentido figurado como literal, lo que
significa que todas las cosas buenas potenciales que se obtienen en esta vida requieren esfuerzo
y dedicación. El tiempo, la energía, los esfuerzos, los materiales, el estudio, son elementos que
entran en la dinámica de sacrificios que hay que hacer para que las voluntades individuales y
colectivas, una vez armonizadas y equilibradas, sean posibles de realizar. En este sentido, el
ejercicio de la voluntad dentro de la sociedad debe, en primer lugar, estar en armonía y
equilibrio con el yo, una relación personal con la comunidad en la que se vive, y en segundo
lugar, ser una palabra en acción, una relación dinámica entre la voluntad, los medios y la
realización. Los sacrificios, por lo tanto, son el lenguaje que materializa esta relación entre el
yo, y la palabra en acción, es decir, es a través de ella que los agentes morales expresan el
sentido y las conciencias del individuo y de la colectividad.

Ifá define que una buena vida y un buen mundo se concretan a través de algunos
elementos esenciales: el conocimiento de las cosas; la felicidad en todas partes; el fin del
antagonismo con otros seres; la buena vida; y finalmente, la liberación de la pobreza y la
miseria. Es interesante observar que el conocimiento ocupa un lugar central en la experiencia
ética para los Yòrùbà: es a través de él que comprendemos nuestra humanidad en todas sus
formas expansivas, y también en su multiplicidad de conocimientos y formas de estar en el
mundo. El carácter para Yòrùbà se define y problematiza a partir del concepto de Ènìyàn Gìdì,
el verdadero ser humano.

Un principio fundamental de Ifá es que la naturaleza nace de la interacción que se


produce entre las fuerzas de expansión y contracción. Las fuerzas de expansión se simbolizan
en Ifá con una sola línea vertical (I). Las fuerzas de contracción se simbolizan en Ifá un doble
juego de líneas verticales (II). Estas fuerzas son ocho dimensiones que existen en la formación
de dos esferas, una dentro de la otra. Ifá en esta esfera se simboliza con el uso de dos columnas
verticales. Cada columna consta de cuatro conjuntos de líneas verticales simples o dobles. Este
sistema genera doscientos cincuenta y seis conjuntos de tetragramas diferentes. Se cree que
todos los tetragramas son la representación simbólica de patrones energéticos fundamentales
que generan toda la Creación. Son los principios estructurantes universales de la dinámica y
la forma. Como estos patrones representan el Àwò, o los misterios del ser, son imposibles de
traducir a la lengua de destino. Esto significa que es necesario tener algún tipo de experiencia
directa del misterio para captar su esencia interna. Así podemos tener una idea más clara de
las ocho dimensiones esta y el Ọdú Òkànràn Mèjì.

II II
II II
II II
II

AMPLIACIÓN I

CONTRACCIÓN II

Todas las dimensiones de Ọdú representan un principio metafísico muy específico que
da forma y guía al mundo en el que vivimos. Una vez que la información ha sido reunida por
inspiración divina o por ensayo y error, esta información se asocia con el Ọdú basado en una
profunda comprensión de los principios metafísicos que encarnan una polaridad particular de
problemas y soluciones, "Ọrùnmìlà dice: "Pe nigba ti a ko ni a eye fun Ẹbọ ni bi a adie”. Que
cuando no tenemos un loro para Ẹbọ hace como un pollo". Por este medio los receptores de
la bendición recibirán en este cuerpo de sabiduría, la clave para entender un Ọdú específico y
entender el principio metafísico que sirve de base para colocar la información en una sección
particular del conjunto de Ọdú, Ifá enseña que cuando un Ọdú e interpretado por un Bàbàlàwọ
que está en alineación con el Espíritu de Ẹlá, escucha las voces del profeta Ọrùnmìlà también
podemos llamarlo intuición.

Esta es la razón por la que el linaje como dirección de los mayores es tan importante
para el proceso de aprendizaje. La confirmación de que estamos alineados con el Espíritu de
Ẹlá. En un Ègbè Ifá el proceso de confirmaciones se realiza invocando los nombres de todos
los ancianos Àwò, remontándose a Àkòdà y Àṣẹdà los dos primeros estudiantes del profeta
Ọrùnmìlà. Un componente esencial en el proceso de alineación con el Espíritu de Ẹlá es la
capacidad de reconocer a Ọdú tan pronto como se manifiesta en el mundo recordando que Ọdú
actúa donde vivimos. El primer paso para desarrollar esta capacidad es aprender los principios
asociados a todas las dimensiones de Ifá.

Existe un problema histórico, en las ciencias sociales, relativo al trazado de límites en


cuanto al concepto de religión. Debido a la herencia cristiana y a su estructura de pensamiento
de tipo maniqueo, como dijimos anteriormente, las cosas están más excluidas que incluidas.
En este sentido, al tratar la religión como algo fuertemente definido de forma dogmática, todo
lo que no encajaba en la receta del modelo occidental de religión era relegado a la categoría de
magia. Sin embargo, esta perspectiva confiere a la idea de magia un significado diferente al
atribuido por el discurso convencional, en el que se constituía como una identidad ritual
primitiva y, en las sociedades modernas y occidentales, como un remanente de este periodo
precivilizatorio. El error trasladado al campo de la antropología es el de suponer que existe
una distinción entre religión y magia, una falacia metodológica heredada del pensamiento. La
magia y la hechicería se encuentran, por tanto, en el corazón de la antropología. Considerando
que la religión correspondía a los modelos filosóficos cristianos, la magia sería, y es,
invariablemente connotada con expresiones rituales de carácter práctico, así como, la práctica
es acción, y la acción es magia. Esto significa que en la antropología existe una definición de lo
que es o debe ser la religión, por lo que considera que la magia es algo que está al margen de
la religión, y las toma como opuestas, llegando incluso a considerar la magia como un proceso
de coerción social y religiosa para un fin determinado, que puede afectar a la propia religión:

Las ciencias sociales están repletas de juicios de valor. Nos encontramos, pues, ante un
dilema que traspasa los límites del concepto para sumergirse en el acto, que está ligado a las
pautas cristianas fundacionales de las sociedades donde surge la antropología, como disciplina
y proceso. Sobre esta problemática conceptual, que es de gran importancia discernir en función
de la experiencia metodológica de la antropología, descrita como religión, se han producido
categorizaciones y mapeado de las actividades humanas como seculares, religiosas o mágicas.
Tanto la categoría de "religión" como la de "magia" se refieren, de hecho, a las actitudes del
hombre hacia lo extrahumano, que la tradición denomina "sagrado", a pesar del peligro de
separar lo sagrado y lo profano en las culturas del conocimiento antiguo, donde los límites no
están realmente claros. El problema de la preposición sobre la "magia" es invariablemente el
mantenimiento de un estatus conceptual, es decir, la aplicación de normas cristianas a la
construcción teórica. Dice que la "magia" es mecánica, y que a nivel de intenciones y actitudes
se revela como manipuladora y aplicada para conseguir objetivos concretos, a pesar de
reconocer que el catolicismo romano está impregnado de técnicas cuyo proceso podría
calificarse de "mágico".

Ahora bien, el ya citado, que trabaja sobre las religiones africanas, es muy claro al
concluir que éstas se expresan en actitudes de explicación, predicción y control, pero también
en un sentido de comunión. Según argumenta, las creencias religiosas ofrecen modelos
plausibles para explicar los fenómenos. Al mismo tiempo, organizan el discurso y
proporcionan un lenguaje que tipifica la sociedad, dando coherencia a los acontecimientos y al
mundo. En este sentido, son explicativos. Pero la cuestión de la explicación no sólo debe
observarse en un marco macrosistémico. Las religiones africanas y sus descendientes (como
el Candomblé afrobrasileño) ofrecen a sus fieles y consultantes -en la medida en que su modus
vivendi acepta el recurso ocasional a sistemas adivinatorios (Ọpẹlẹ Ifá y Mẹrìndínlọgùn)-
modelos explicativos basados en un conjunto de versos sagrados que revelan un marco
interpretativo (en el caso del Ọpẹlẹ Ifá, comúnmente traducido como "rosario de Ifá o traducir
un mensaje de las deidades Ọrìșà cuyo proceso interpretativo se basa, en sentido amplio, en
contar caracoles abiertos y cerrados en el caso de Mẹrìndínlọgùn. De este modo, el carácter
explicativo de las religiones africanas va mucho más allá de la explicación del cosmos,
entrando, pues, en la lógica de la predicción, ya que los sistemas divinatorios operan como
mecanismos de predicción de los acontecimientos y de interpretación y sin ella no podemos
hacer nada relacionado con la religiosidad, lo que naturalmente nos llevará a actitudes de
control. Del análisis que queda todavía la comunión, si no se trata de interpretar correctamente
el oráculo nunca realizaremos con precisión ningún tipo de magia, rituales, ceremonias o
iniciación.

Es innegable que el sentido relacional convencionalmente atribuido a los fieles


cristianos ante Dios y sus adyacencias (ángeles, santos, entre otros), también está presente en
las religiones africanas, a través de la devoción y la conmoción. Sin embargo, en esta última,
la comunión con la divinidad es mucho mayor. Las religiones africanas son, por naturaleza,
iniciáticas. Este hecho constituye una implicación más profunda entre el sujeto y la divinidad.
Desde el momento en que se inicia, en la religión Yòrùbà, se convierte en Ìyàwò, es decir,
"novia de la divinidad", independientemente de que sea hombre o mujer. Se establece entonces
un vínculo de matrimonio simbólico, en el que la deidad se "compromete" a cuidar del neófito
y éste jura su devoción.

Sin embargo, consideramos que más allá de las actitudes de explicación, la predicción
control y comunión, en las religiones africanas también se opera en términos de:
comunicación, manipulación y eficacia, como pretendemos, aquí, demostrar. Toda religión es,
ante todo, de naturaleza relacional, reconoce que la religión tiene también un sentido
comunitario: produce la sociedad en la medida en que es, digamos, un producto de ella. Los
tres presupuestos que hemos definido son factores de una cadena. Al tener una naturaleza
relacional, la religión se basa en una primacía de la comunicación. Comunicación entre los
sujetos como agentes religiosos - productores y difusores de un mensaje religioso; en la medida
en que la religión se aprende y se comunica, y es comunicación entre los sujetos y las
divinidades, objeto del culto propio de la magia y aunque sean "instrumentos para pensar",
importa más la percepción de la realidad que los agentes religiosos. La comunicación está
entonces vinculada a la manipulación.

Reconoce que la religión trata de interferir en la sociedad y, por tanto, es un


instrumento de carácter político-social. Sin embargo, la religión en África no sólo tiene este
significado manipulador. De hecho, la manipulación de las religiones africanas es de naturaleza
religiosa -o mágica, si se quiere mantener la definición- en la medida en que la comunicación
con las divinidades rara vez tiene un carácter pasivo, es decir, de alabanza devocional. Por el
contrario, la religiosidad africana está marcada por la intención manipuladora, ya que las
ofrendas, sacrificios o similares pretenden interferir en el curso de los acontecimientos. De
este modo, los actos mencionados sirven para manipular a las deidades con el fin de obtener
"las cosas buenas de la vida", entendiendo por "las cosas buenas de la vida" la fertilidad, la
salud, la prosperidad, etc., en la medida en que las religiones africanas son por naturaleza de
este mundo y no presuponen un sentido de salvación.

Por último, la comunicación y la manipulación están vinculadas al sentido de la eficacia.


La religión en África sirve para obtener resultados sobre la naturaleza del sacrificio entre los
Yọrùbà). Una religión de deidad que no produce resultados prácticos más o menos inmediatos,
ya sea por un fallo técnico, es decir, un error ritual, o por la influencia de otra deidad, pierde
terreno en el "mercado" competitivo de la pluralidad religiosa. Dicho esto, se entiende que la
separación entre "religión" y "magia", meramente conceptual, resulta más bien de la
percepción de lo que es la religión desde un marco occidental, sucediendo lo mismo con la
dicotomía o distinción entre religión oficial o de élite, entendida como de mayor
preponderancia intelectual y filosófica, y religión popular, de carácter eminentemente más
práctico.

Sobre la definición de la religión popular, apunta en una curiosa dirección, cuando


afirma: Trasladando a África esta definición de religión popular no expresa un segmento
particular de la totalidad religiosa, que sería el segmento popular en oposición a una religión
oficial o elitista, sino la religión. Lo que equivale a decir que enmarcar la religión en categorías
opuestas como religión/magia, religión popular/religión oficial no tiene ningún imperativo en
el contexto africano. En esencia, lo que se describe como perteneciente al ámbito de la "magia"
-por su naturaleza funcional, mecánica y utilitaria- es, en el contexto africano, la esencia misma
de la religión. ¿Se podría hablar de la religión Yọrùbà sin los sacrificios y las ofrendas, el trance,
la adivinación, la danza y los cantos? Naturalmente, no.

¿RELIGIÓN O DEBER? EL CASO DEL YÒRÙBÀ

En Yòrùbà la palabra para designar la 'religión', que se traduce como "deber" o


"servicio". Desde el punto de vista de la propia percepción de lo que es la "religión", conceptual
y psicológicamente, tal denominación basta para situarnos ante todo un universo distinto de
construcción de sentido. La terminología "religión", cuya tradición latina está vinculada a
"reconectar" o "recoger" cosas dispersas, supone un conocimiento perdido o una conexión
entre el sujeto y lo extrahumano, en algún momento perdido. Ahora bien, la definición africana
yòrùbà de "deber" o "servicio" tiene un carácter principalmente relacional y de dependencia.
Desde el punto de vista conceptual y dogmático, la religión Yòrùbà se inscribe en el modelo
que denomina "religiones de estructura" en contraposición a las "religiones de salvación".
Mientras que las "religiones de salvación" se basan en valores como: el pecado, la entrega, la
gracia divina; expresando una correlación frente a un ser supremo cuya magnificencia
permitirá la salvación del alma hacia un espacio celestial concebido como un paraíso, que se
opone a la existencia terrenal, convirtiéndose así en religiones de proyección hacia el más allá;
las "religiones de estructura" se orientan hacia esas "cosas buenas de la vida" como él las llama:
la fertilidad, la salud, el bienestar, la comodidad, la prosperidad. En este sentido, las religiones
africanas, aunque se relacionan con un espacio inteligible (llamado Ọrùn por los Yọrùbà), en
la medida en que éste es considerado como la morada de entidades extrahumanas
(Divinidades, Ancestros), sus propósitos no tienen nada que ver con una idea de "salvación",
al contrario.

Estas religiones están marcadas por las actuaciones religiosas, es decir, por los ritos de
iniciación, los sacrificios, las ofrendas, en definitiva, por la dinámica eminentemente práctica
del culto. En este sentido, las religiones africanas hacen más de lo que piensan, por lo que su
tipología de culto se ha clasificado en el ámbito de lo mágico. Este hecho, sin embargo, no debe
implicar una ausencia de pensamiento sobre lo religioso. En lugar de la teología, estamos
proponiendo, en la estela de lo que se hizo en una tesis de maestría, los patrones de expresión
del pensamiento religioso, con los que podemos operar de mejor manera en la calibración
conceptual en torno a la naturaleza de lo extrahumano. Tal correlación entre la teoría está muy
presente en la religión Yọrùbà. El Sistema de Ifá representa el segmento más filosófico de la
religión Yọrùbà, cuyos contornos heredó de la geomancia de los norteafricanos islamizados y
cuya síntesis conceptual no es independiente del avance de las cristiandades.

Sin embargo, el sentido del "deber" o del "servicio" es ampliamente importante en las
religiones africanas, por lo que la elección de estos términos para designar la experiencia
religiosa Yọrùbà no es extraña. Estos términos se refieren a una relación directa entre el sujeto
y los seres extrahumanos que se expresa en el deber u obligación de rendir culto. Las deidades
(o seres extrahumanos) están en relación directa con los sujetos, existiendo en la medida en
que reciben culto. Lo mismo debe decirse a la inversa: los humanos obtienen "las cosas buenas
de la vida" en la medida en que rinden homenaje a las deidades o a los antepasados, ya que
éstos son entidades religiosas capaces de interferir en el curso normal de los acontecimientos.
En este sentido, no hay una opción de creencia, es decir, una elección basada en presupuestos
tomados como creíbles, sino un sentimiento de obligación hacia las entidades religiosas, ya
sean ancestros o divinidades. No se cree en su existencia, se reconoce su existencia. Se realiza
para el propio individuo, y no para el Ọrìșà del mismo, en África se realizan grandes
ceremonias y rituales para el Ọrìșà por separado de la iniciación donde cada individuo es
iniciado en cualquier Ọrìșà independientemente de su lugar de origen, es decir, puede ser una
persona por ejemplo de Òṣàlà esta iniciación es independiente de la iniciación del individuo, y
si el mismo individuo lo desea también puede ser iniciado en otros Ọrìșà o por determinación
del Ọdú, los sacrificios de alabanza - que sirven para activar o reciclar la energía vital del
individuo, en la medida en que esta energía vital (Àṣẹ) es agotable, por lo que requiere los
ciclos de renovación y renacimiento.
¿MONOTEÍSMO O QUÉ MODELO SISTÉMICO?

En cuanto a la religión Yọrùbà y su concepto dentro del sistemismo, no podría tener


más razón. La religión Yọrùbà se presenta de manera diferente según el punto de observación
por qué de hecho es así. El segmento religioso de Ifá tiende a conferir un sentido monoteísta a
la religión, ya que, al tener patrones, el pensamiento se organiza verticalmente y apunta en un
sentido de dependencia hacia un ser supremo, designado como Ọlọdùmàrẹ. El error
metodológico ha sido observar la religión Yọrùbà únicamente (o mayormente) desde la
perspectiva del sistema Ifá, como locus preferido de formulación teórica. Afirma que gran parte
del dogma de la religión de Yọrùbà sólo es válido dentro del propio sistema de Ifá. Tal hecho
es válido, para la operatividad de la teoría de la medicina y la magia aplicada entre los Yọrùbà.
La teoría mediúmnica, explotó al máximo la medicina y la magia. Supone que las ofrendas y
los sacrificios realizados por los agentes religiosos a seres extrahumanos. Tales teorías
confieren un sentido de monoteísmo a las religiones africanas, pues sus sistemas religiosos de
la Ọrìșà Yọrùbà. Es impensable negar la presencia de un ser supremo entre los Yọrùbà, ya sea
llamado Ọlọdùmàrẹ o llamado Ọlọrùn. El Ser Supremo está ampliamente presente y forma
parte activa de la experiencia y los discursos de los agentes religiosos.

Desde esta perspectiva, el modelo podría denominarse monoteísmo. Sin embargo,


mirando el sistema desde la perspectiva del culto de Ọrìșà, es plausible asumir el modelo
politeísta, después de todo, por ejemplo, en Ọyọ, el culto de Ṣàngò no es independiente del
culto de Yemọja. En este sentido, tanto si el monoteísmo como el politeísmo permanecen como
categorías, consideramos mucho más viable denominar el sistema Yọrùbà como "fluido",
rechazando entonces las antiguas categorías de la tradición occidental. Reconociendo así que
la experiencia religiosa africana se expresa de forma plural, adoptando rasgos monoteístas y
politeístas en cada momento, ya sea que hablemos del culto a Ifá, ya sea que hablemos del culto
a Ọrìșà de forma individual o colectiva, ya sea que hablemos del culto a los ancestros y su
relación o no, dependiendo del contexto con las deidades. De este modo, el estructuralismo
para la religión Yọrùbà, organiza las deidades Yọrùbà como "de izquierda" y "de derecha", sin
decir a la izquierda o a la derecha de qué se trata, diferenciando ẹbọrá de Ìrùnmọlẹ sin tener
en cuenta el proceso histórico d la aculturación y simbiosis Yọrùbà, saber que el término Òrìṣà
resultó de una elección sobre la pluralidad de términos Ìlẹnșàmí representa un ejercicio de
parcelación, compartimentación y ordenación de realidades que se encuentran libres, siendo
experimentadas de forma plural según el contexto.

También cabe destacar el problema de la categoría de "panteón". Reconociendo que las


categorías clásicas occidentales no tienen gran operatividad para la observación de las
religiones africanas, y habiendo excluido el monoteísmo y el politeísmo como modelos
conceptuales. Desde la religión Yọrùbà se ha normalizado. A pesar de esta tradición, plantea el
problema del concepto de panteón en relación con la religión Yọrùbà no nos es posible trazar
un panteón Yọrùbà, teniendo en cuenta la diferente estructuración de las deidades. Sólo en el
sistema de Ifá se puede hablar de un panteón Yọrùbà, y, aun así, con las salvedades de aplicar
el estructuralismo al proceso conceptual, ya que dicho sistema religioso sólo presupone la
presencia de un ser supremo, Ọlọdùmàrẹ en este caso, y de una deidad, Ọbàtàlà, y no hay
información sobre cómo se estructuran las demás deidades, en este modelo. Razones
antropológicas que hacen que la religión esté herméticamente definida y que las deidades se
agrupen en un marco bien definido y ordenado. Sin embargo, es el mismo que caerá en las
mallas de la organización de las deidades según principios funcionales, creando dos grandes
grupos: los vinculados a la tierra, el agua y la fertilidad, y los vinculados al elemento celeste
que asocia con Ifẹ. Luego presenta en el tercer grupo, el de las deidades que visten de blanco,
el Ọrìșà fùnfùn. Sin embargo, en este sentido, preferimos operar también con otra categoría,
la de "agrupaciones" o "círculos", conscientes de que la forma plural en que se organiza y
expresa la experiencia religiosa Yọrùbà debe ser tenida en cuenta localmente frente a una
estructuración lineal de carácter global.

Imọ Ọlọrùn significa literalmente "conocimiento de aquel que es dueño del espacio
inteligible" y actualmente se traduce como "conocimiento de Dios". Esta afirmación nos
recuerda el principio de "tradición", ya que representa un ejercicio de establecimiento de
nuevos paradigmas que operan en un sentido de continuidad en relación con un pasado
referencial. Esta suposición es particularmente marcada en la construcción de la idea de
"religión tradicional" entre los Yọrùbà. Yọrùbà es, de hecho, una construcción de una
"comunidad en la medida en que la identidad Yọrùbà se está construyendo gracias a una
conciencia comunitaria en la que está emergiendo, particularmente en un sentido de
valorización de ciertos valores religiosos y frente al avance del cristianismo, a pesar de que la
propia "religión tradicional" no puede desconectarse de estos elementos exógenos, ya que es
entonces un claro ejercicio de autodefinición religiosa frente a las religiones exógenas, no
siendo, sin embargo, un ejercicio necesariamente independiente de éstas. El sistema de Ifá,
cuyos sacerdotes y un Bàbàlàwọ y Ìlẹnșàmí apodado los "profetas" y "teólogos", ha sido en
gran medida responsable del ejercicio de la teología en la religión Yọrùbà.

Heredero de los patrones religiosos, este sistema no se concibe independientemente


como tradicional y los patrones de pensamiento es un proceso abierto. Un ejemplo de este
diálogo y síntesis lo encontramos en la creación del Ìjọ Ọrùnmìlà adúláwọ Ifẹ kọwapọ, un
modelo dedicado al culto de Ifá, donde los versos sagrados, los Ẹṣẹ Ifá, que conforman el corpus
literario que reúne la mitología y el conocimiento aplicado al proceso de adivinación. Lo que
vemos, pues, es que el ejercicio de la construcción teológica de la religión Yọrùbà no es
independiente de una determinada síntesis histórica de la religión. Tal síntesis, sin embargo,
no sirve para suprimir las asimetrías derivadas de la experiencia local, donde, en buena
medida, la religión se experimenta de forma manifiestamente diferente al modelo sistémico
generalizado -la superestructura religiosa Yọrùbà representa más un marco teórico y un
ejercicio político-cultural que refleja el marco experiencial de la religión. De este modo, lo que
corresponde a la teología africana es, en sentido estricto, un marco teórico lato de los
principales patrones religiosos africanos.

Tiene en cuenta la construcción histórica en torno al ser supremo. Sin embargo, es


innegable que la idea de este ser está extendida entre los más variados pueblos africanos, ya
sea bajo la influencia del Islam o del cristianismo. De este modo, son ellos los que realizan las
transformaciones, los bricolajes, las simbiosis religiosas. Y, en este vínculo, son los encuentros
entre diferentes formas de experimentar y pensar la religión los que operan hacia la
construcción de una narrativa y una teología entre las religiones nativas africanas. Recordemos
el papel de los misioneros en la implantación de categorías ajenas a los africanos como la
salvación, el pecado, el ser supremo, la jerarquía, la verticalidad, la predestinación, etc., que
hoy podemos encontrar en varias religiones africanas y que están bien expresadas en el
sistema de Ifá, son fruto de los diálogos con el Islam y el Cristianismo. De esta manera, que
hablamos del término Imọ Ọlọrùn, es importante darse cuenta de que se trata de una
construcción conceptual de la religión Yọrùbà.

La idea de teología es operativa en la medida en que un ser supremo (más o menos)


está presente en los discursos de los representantes religiosos. Además, podemos decir que
existe una teología africana en la medida en que hay patrones de pensamiento sobre lo
religioso que actúan como dogmas conceptuales y rituales. Dado que son las narraciones
míticas las que confieren los tabúes (ẹwọ en Yọrùbà) de las deidades y que éstas infieren en
las actuaciones religiosas (ritos, sacrificios), la teología africana es en gran medida práctica.
Así, ante la pregunta "¿qué es la teología africana?" Proponemos la siguiente definición: por
teología africana entendemos los patrones de pensamiento de carácter religioso que sirven de
referencia simbólica a las prácticas rituales, a la medicina, a las ceremonias mágicas entre
otras, constituyéndose, de esta manera, como un conocimiento eminentemente práctico donde
la teoría da marco a las segundas y otorga la aplicabilidad a las primeras, en una correlación
directa. Esto tiene un carácter neotradicional ya que representa el resultado de múltiples
negociaciones entre elementos y entre éstos y elementos exógenos, concretamente en la matriz
africana. Entre los patrones más variados están: la idea de un ser supremo, deidades,
ancestros, energía vital, entre otros.

Pensar en la religión en África es un ejercicio que implica, en primer lugar, poder


escapar de los lugares comunes del "cristianismo metodológico". Sin embargo, como decíamos
al principio, la delimitación de las fronteras es, pues, un razonamiento de la tradición
occidental, donde las cosas están más excluidas que incluidas. La estructuración y la
sistematización son, sin duda, ejercicios racionales de dicotomías y encuadres que dejan fuera
elementos vitales de una experiencia o realidad determinada. Las culturas de base oral, que
llamamos culturas del conocimiento antiguo, están llenas de una religiosidad plural y
diversificada que, en su mayor parte, queda fuera de un modelo teórico-conservador de la
religión. Incluso dentro de las sociedades cristianas, la religiosidad popular contrasta con la
institucionalizada, aunque es en la primera donde reside la pluralidad de la experiencia. En el
contexto africano, es en las fronteras donde tienen lugar las experiencias religiosas más
importantes, porque la religión es un hecho social totalizador. En un marco fronterizo, la
distinción entre "religión" y "magia" ha operado a gran escala en los estudios antropológicos.
Lo que vemos es que tales categorizaciones resultan más de una comprensión teórica de lo que
es o no es religión a la luz de los estándares occidentales que de una percepción y análisis reales
despojados de tales supuestos.

Lo que algunos autores llaman "magia", por su preponderancia técnica y su orientación


a objetivos prácticos, constituye la esencia de la experiencia religiosa africana. La religión en
África es eminentemente social, comunitaria, orientada a la manipulación, a la comunicación,
al sentido de la eficacia. La religión existe en función de los fines que se propone una sociedad.
De este modo, al no ser predominantemente filosófico (y por tanto se diría que pasivo), se
cataloga como "mágico". Al mismo tiempo, son religiones en las que el sentimiento de "deber",
"servicio" y "obligación" es más marcado que un sentimiento de "creencia", en la medida en
que las divinidades y los ancestros están íntimamente correlacionados como representantes
religiosos a través del culto y los sacrificios, vehículos para establecer alianzas entre el sujeto
y el ser extrahumano. A nivel sistémico, entendemos que las categorías de "monoteísmo",
"politeísmo" y "panteón" también son el resultado de un discurso histórico sobre las religiones
africanas y, de hecho, son categorías que carecen de operatividad. De este modo, consideramos,
como alternativa, el análisis de la religión africana, a saber, del Yọrùbà, según la experiencia
local y momentánea de la misma, es decir, al ser de naturaleza fluida se percibe de forma
diferente según el plano relacional en el que se enfoque. Al referirnos a "panteón" trasladamos
la categoría a "agrupaciones" o "círculos" en la medida en que el panteón presupone una
estructuración rígida de las deidades, que no es operativa, a saber, entre los Yọrùbà, ni siquiera
en el sistema de Ifá, donde se hacen sentir las categorías occidentales de salvación, jerarquía,
pecado, entre otras, fruto de la propia simbiosis y síntesis conceptual de este segmento
religioso. Por último, dado que una religión implica pensamiento, reconocemos la existencia
de una teología africana, que preferimos denominar "patrones de pensamiento religioso".
Repetimos, a modo de conclusión, la definición de teología africana citada anteriormente: por
teología africana entendemos los patrones de pensamiento de carácter religioso que sirven de
referente simbólico a las prácticas rituales, mágicas, medicinales y ceremoniales.
EL ORIGEN DE LA RAZA HUMANA

Cuando el Continente Único se rompió, la primera raza humana fue casi totalmente
aniquilada. Parte de los supervivientes, en medio de los horrores de los terribles cataclismos,
obligados a extensas migraciones consecutivas en busca de condiciones de supervivencia,
acabaron alterándose biológicamente, provocando la aparición de otras razas humanas. La
antropología y la etnología nos dicen que tal hecho puede haber ocurrido independientemente
en el continente africano, en el sudeste asiático y en la península india. Según el esoterismo
chino y siberiano, la civilización de los uigures existió en el actual desierto de Gobi en una
época en la que esta región aún era fértil. Esta civilización cubría gran parte de Asia y tenía su
capital cerca del actual lago Lob-Nor, en el territorio chino de Sinkiang. Inmensos cataclismos
azotaron a la civilización uigur; las pequeñas elevaciones existentes y otras ocultas se elevaron
a alturas y anchuras prodigiosas, constituyendo las actuales cordilleras del Himalaya, Altai,
Pamir y Karakorum, que modificaron o drenaron el curso de los ríos existentes, convirtiendo
la región uigur en el enorme desierto de Gobi. Los supervivientes de esta nueva serie de
catástrofes han quedado adheridos a las pocas cataratas que han quedado adheridas a los pocos
saltos de agua que aún forman numerosos lagos pequeños.

Hace unos 12.000 años, un pueblo de piel negra y pelo rizado, los negros, clasificados
por la ciencia como pertenecientes al grupo racial de los melánidos, salió de esta misma región
del lago Lob-Nor y, a través del paso del Karakorum, cruzó el Himalaya penetrando en el fértil
valle del Pendjab indio, donde nace el río Indo. Aunque poco numeroso, este misterioso pueblo
de raza negra fue muy bien acogido por el pueblo arcaico de los dravidianos, también
clasificados como melámicos. Los Dravidianos o Dravids dieron a este misterioso pueblo el
apelativo de Naacals, esto indica un trato pacífico de respeto, pues Naacals, en el dialecto
Pakrito de los Dravidianos significa - Altos Hermanos. De hecho, fueron los naacales, un pueblo
negro emigrado de Asia Central a la India, quienes enseñaron a los dravidianos las
matemáticas, la geometría y la arquitectura que siglos más tarde permitieron la construcción
de las enigmáticas metrópolis indias negras de Mohenjo-Daro y Harapa, misteriosamente
abandonadas hace 4.000 años.

Cuando empezaron las guerras en las que, después de muchos siglos, los árabes
derrotaron a los dravidianos, atrapándolos en el sur de la península india, los naacales
civilizadores ya habían partido hacia el suroeste, aprovechando los vientos alisios y los
monzones para contactar con la costa oriental de África y la cuenca del mar Rojo, como harían
después los árabes y, más tarde, los portugueses, los ingleses y los holandeses. Penetrando en
África, llegaron al valle del río Nilo, donde este pueblo se dividió; Una oleada migratoria
remontó el río Nilo, desde el río Athara, mezclándose con las poblaciones locales, agrupándose
en clanes familiares que formarían el llamado "Nomos", que a su vez sería la base sobre la que
se formarían los Reinos del Alto y Bajo Egipto. Esta oleada migratoria se concentró
principalmente en la región africana entre la quinta y la sexta catarata, donde dieron lugar a
los reinos de Napata, Nobatia y, sobre todo, al reino de Meere, que participaron activamente
en los siglos siguientes en la formación de la civilización egipcia, unas veces como aliados, otras
como enemigos, pero siempre como parte integrante de dicha civilización.

Tras el mestizaje de los pueblos, provocado por la inmigración de los melánidos


procedentes de Asia, junto con la inmigración de los blancos procedentes de Libia con los
pueblos del río Nilo, alrededor del año 3.500 a.C. El Reino Inferior fue el escenario del
nacimiento de la agricultura de riego, la astronomía, la medicina y la evolución de la religión
del culto tribal a los tótems, la escritura jeroglífica, la organización del Estado, Isis, etc. de
Horus y sus compañeros míticos Shensu-Hor - El Alto Reino fue la otra etapa de las primeras
"Mastabas" de forma piramidal, de la metalurgia del oro, del bronce, del hierro, de la
organización de los ejércitos, del matriarcado de las reinas "Candaces", de las rutas comerciales
y de los invasores del interior de África Oriental y de la creación de un verdadero alfabeto
fonético propio. Alrededor del año 3.200 a.C., el rey Narmer fusionó estos dos reinos en uno
solo, llamándolo Kemit "El Negro", y se convirtió en el primer "Paró" en ceñir la característica
Doble Corona del Nuevo Estado, adoptando el nombre de Menés.

Menés y sus sucesores sentaron las bases de lo que se llamó la civilización egipcia, lo
que hizo posible que sólo seiscientos años después de la fusión, Queops erigiera su
monumento, Khufu Akuit el "Resplandeciente de Queops", la gran pirámide. La segunda oleada
migratoria, tras alcanzar las fuentes del Nilo Blanco, se desplazó desde allí a las fuentes del río
Congo, al sur, y a las fuentes del Benue, al oeste, hasta llegar al río Níger. ¡Los pueblos negros,
mezclados con dravidianos y naacales de esta segunda oleada migratoria, se reprodujeron a lo
largo de los fértiles valles de estos ríos africanos y, siendo portadores de una cultura superior,
conquistaron y expulsaron a los pueblos autóctonos de los bosquimanos y los hotentotes, y
acabaron formando reinos que luego se convertirían en imperios africanos, los más famosos
de los cuales fueron los de Nevne - Motapa, la antigua Ghana, el Hombre! - Congo, Beni,
Dahomey y sobre todo el imperio Yọrùbà. Este imperio yoruba fue el que preservó su solapa
de la traición iniciática de la antigua raza negra. Ya a principios de la era cristiana, por lo tanto,
casi 2.000 a.C., el imperio de Yọrùbà comenzó a formarse a partir de una confederación de
ciudades-estado, algunas de ellas con más de 150.000 habitantes, una de las más importantes,
era la ciudad santa de Ilé Ifẹ, tan importante para la religión de los Ọrìșà como lo era Jerusalén
para los judíos, La Meca para los árabes y Roma para los católicos. En palabras del erudito
investigador Frobenius, la religión Yọrùbà se encontraba en un exquisito estado de evolución,
y podía estar a la altura de la religión griega tanto en la riqueza de episodios como en el número
de personajes, la complejidad de los rituales y la profundidad de las instituciones.

La tradición afirma que Ọdùdùwà vino del este del Alto Nilo, llegando al sureste de la
actual Nigeria, donde vivía el poderoso y dinámico grupo "Ibọ". Este grupo tenía una
estructura "ultrademocrática", que favorecía la iniciativa individual. La unidad sociopolítica es
el pueblo. Las aldeas se agrupaban a veces bajo la égida de una misma divinidad y de un jefe
de linaje: el Okpara. Ciertos factores de integración configuraron sin embargo la fuerte
personalidad de los Ibọ la exogamia, los mercados principales, cuyas vías de acceso son
objetivos del trabajo colectivo, los cultos comunes como el del gran oráculo Chuku en Arco-
Chucu y el del oráculo Agballa en Awka, cuyos adeptos, herreros itinerantes, llevaron a cabo
una propaganda muy activa. Es a partir de este grupo que los Ibọs hacían una propaganda
muy activa. De este grupo Ibọ surge el culto a la Ọrìșà fùnfùn y el conflicto con Ọdùdùwà en la
formación del imperio Yọrùbà, siendo el río Níger el gran escenario de esta saga, junto a
Onitsha, fue la localidad Aro-Chuku del grupo Ibọ.

MAGIA YỌRÙBÀ

En tierra Yọrùbà la enfermedad física causada por una sustancia extraña en el cuerpo
se llama Àrún. La enfermedad de un hombre se llama Ọkànràn Àrún, la enfermedad de una
mujer se llama Ọbìnrìn Àrún, y la enfermedad de los niños se llama ọmọdẹ Àrún. Tras la
clasificación por sexo y edad, la enfermedad se distingue por la localización de la infección. La
enfermedad de la piel se llama Àrá Àrún, la de la sangre se llama Ẹjẹ Àrún, la de los huesos se
llama Ẹẹgùn Àrún. El término Àrún se utiliza para referirse a una causa específica y no a un
síntoma. Todas las formas de Àrún son el resultado de una sustancia extraña en el cuerpo. El
término que se refiere a la enfermedad, independientemente de la causa, es Àgbọn. En la
medicina de Ifá, hay dos categorías de sustancias extrañas que provoca el Àrún. Enfermedad
causada por Kọkọrọ, que significa los gérmenes y enfermedad causada por Arọn, que significa
gusano y se refiere a la infección por cualquier tipo de insecto. Hay cinco tipos comunes de
medicamentos utilizados en Ifá, la medicina machacada llamada Àgúnmù, la medicina
quemada llamada Ètù, la infusión (verduras machacadas en agua) y los medicamentos
llamados Àgbọ Àṣẹjẹ. Cuando una receta pide sopa (Ọṣè) la receta tradicional es aceite, sal,
pimienta, semillas de melón hervidas semillas de algarroba hervidas y agua. Cuando la sopa
se prepara como medicina, el recipiente no debe colocarse en el suelo o en el piso y no debe
guardarse cerca del lugar donde se cocina. No deben almacenarse cerca de los utensilios de
cocina. Una vez terminada la medicina, el recipiente puede lavarse y reutilizarse.

El proceso de elaboración del Àgúnmù consiste en dar forma de bola a los


medicamentos golpeándolos entre sí. Se deja secar la bola y se disuelve en jabón (Ọṣẹ dùdù).
En medicina a veces se pone en Ẹkọ en lugar de sopa. Ẹkọ es una papilla elaborada con harina
de maíz fermentada. Los medicamentos que se mezclan con los alimentos suelen clasificarse
por su sabor. Ọdún es dulce, kọrọ es amargo, kọn es agrio y Tà es el picante. Los medicamentos
que no están asociados a los alimentos suelen clasificarse por su olor. Los ingredientes con un
olor fuerte se llaman; Sùù, y los ingredientes con un orden dulce se llaman; dìdún. Si quieres
saludar a un Àwọ mientras prepara la medicina di:

"o Àláṣẹ",

que significa: "Que sea así".

Para saludar al Ọnísẹgùn (sacerdote Ọṣanyìn):

"Àṣàjẹ o."

El Ọnísẹgùn responderá:

"Hun ba Àdáṣẹ ni Ìnù-Ifá, Ọṣanyìn hun ba Àṣẹjẹ o im '.

"Eso significa:

"Que sea como en el estómago del destino, pues está en el estómago de las hierbas".

Ifá distingue entre Fùnfùn (blanco), Pùpá (rojo) y Dùdù (negro), como los colores
primarios que establecen el equilibrio y la armonía en el universo. Estos colores no se
consideran rígidos, sino que se ven como agrupaciones de una variedad de colores y matices.
El blanco incluirá todo lo que, como el aire y el agua, parezca incoloro. El rojo incluiría tonos
de amarillo y marrón claro. El negro incluiría, el marrón oscuro, el verde y el azul. La idea
fundamental del equilibrio humano se expresa en la descripción que hace Ifá de la concepción
y el nacimiento de un niño. El nacimiento es el resultado de la unión dentro del útero (Ìlẹ Ọmọ)
entre la sangre (Ẹjẹ) y el semen (Àtọ). La sangre y el semen están atados con una cuerda (Ọmọ
Ọkùn), esta es una descripción simbólica del ADN. Este paradigma puede expresarse en
términos del sistema de colores de Ifá como clave de la armonía del universo. La unión de la
sangre roja y blanca del semen dentro del útero (negro) representa la unión de tres formas
primitivas de poder (Àṣẹ).

La transformación de la trinidad se produce al nacer, cuando el rojo se convierte en la


sangre del niño, el blanco en el agua del cuerpo y el negro en la piel que contiene el agua y la
sangre. El concepto de salud en Ifá es un esfuerzo constante por mantener el equilibrio entre
la cabeza y el corazón, entre el yo interno y el entorno externo. Este equilibrio se expresa
diciendo que una persona sana tiene la cabeza fría (Ọrí tútú).
ỌRÍ IRÉ ÀTÌ ỌRÍ ÌBÌ

LA CONCEPCIÓN DE IFÁ SOBRE LA TRANSFORMACIÓN ESPIRITUAL.

El proceso de transformación espiritual puede describirse como la unión de los poderes


de la experiencia y la comprensión. Cuando se integran estos poderes, se empuja la conciencia
de una persona más allá de sus limitaciones. Cada vez que esto sucede, el viejo hombre muere
y un nuevo ser renace. Este renacimiento es el mensaje que se desprende del Ìgbọdù
(iniciación), y según Ifá, el Ìgbọdù se recrea cada vez que alguien adquiere una nueva visión
del ser, y del mundo. En cada momento en que somos conscientes, el cuerpo interactúa con el
mundo mediante una respuesta emocional a los estímulos.

Al producirse estas respuestas, la mente intenta encajar las reacciones emocionales en


algún tipo de marco racional. El pensamiento y la emoción son expresiones fundamentales del
Àṣẹ (poder) que se manifiesta a través de la acción humana. El Àṣẹ es el impulso esencial de
la creación. Todo Àṣẹ puede expresarse mediante la expansión o la contracción. Ifá representa
la expansión mediante el uso de una sola línea, y el Ọrìșà la contracción mediante el uso de
una línea doble. Los Ọdú Ifá siempre hablan de estar en una relación adecuada con cualquiera
de estas dos fuerzas, dependiendo de cómo se expresen en una situación determinada. Algunos
adivinos se refieren a la expansión y la contracción como Iré e Ìbì. Esto puede dar lugar a cierta
confusión y malentendidos si se considera que el Ìbì es intrínsecamente malo, o de algún modo
negativo.

Es importante aquí hacer la distinción entre Ìbì como condición de existencia y viene
Ọdú Ìbì orientado. En la vida hay momentos en los que conviene aferrarse a nuestros
sentimientos para evitar conflictos innecesarios. Aferrarse a las emociones es una forma de
encogimiento o Ìbì. En otras ocasiones, conviene desprenderse de nuestros sentimientos, en
busca de nuevas experiencias. Dejar ir las emociones es una forma de expansión o Ìbì. En la
vida hay momentos en los que conviene aferrarse a nuestras estructuras de comprensión para
poder comprobar su validez. Aferrarse a las estructuras de comprensión es una forma de Ìbì
racional. En la vida hay momentos en los que conviene liberarse de viejas formas de pensar
para obtener una visión más profunda de uno mismo y del mundo. Abandonar las viejas
formas de pensar es una forma de Ìbì racional.

Ìbì es la palabra de Yòrùbà para lo malo, lo negativo. Cuando la palabra se utiliza en el


contexto de la adivinación en Ifá, se refiere a una persona que se aferra a algo que debería ser
desechado. Las páreas son esenciales para la vida dentro del vientre y fatales para la vida en el
mundo. Cuando una persona llega a cierta edad, actuando como un niño, se convierte en Ìbì.
El aferramiento al Ìbì puede adoptar la forma de confusión, fanatismo, visión distorsionada de
uno mismo o del mundo, formas de conducta variadas, baja autoestima y conceptos morales
deficientes. La tarea del Àwò es identificar la fuente de Ìbì y transformarla en Ire. Hay una
regla importante en la adivinación en Ifá que ha sido descuidada fuera de África.
Ìbì suele significar que la persona que intenta resolver un problema se resiste a una
resolución eficaz. La resistencia puede ser interna proveniente del Ọrí (conciencia personal),
o externa (fuerzas de injusticia e influencias). Para ayudar al Àwò a resolver el problema suele
ser esclarecedor identificar el modo en que se manifiesta el Ọdú. La determinación de la
orientación no es absolutamente necesaria para resolver todas las cuestiones relacionadas con
la adivinación. A veces la polaridad problema/solución es tan clara que no es necesario
explorar las dimensiones. Se trata de una decisión subjetiva por parte del Àwọ. No hay un
conjunto de "recetas del pastel" que indiquen cuándo es o no necesario determinar la
orientación de Ọdú.

En este punto, el Àwọ tiene dos opciones. El Ìgbọ se puede entregar a la persona que
busca orientación o se puede colocar en el tablero. Si el Ìgbọ se sostiene en la mano de la
persona, ella debe separar los implementos uno en cada mano. Mantendrá la mano cerrada
hasta que el Àwọ pida que la abra. Usando el Ọpẹlẹ o el Ìkìn, el Àwọ lanzará dos veces más
para obtener dos Ọdú más. Si el primer Ọdú es más pequeño que el segundo Ọdú, la persona
abrirá su mano izquierda. Si el segundo Ọdú es más pequeño que el primero la persona abrirá
la mano derecha. Si sale Ọfùn o Ọgbẹ en este caso, siempre abrirá la mano izquierda
independientemente de la segunda o primera caída. En el caso, de Mẹrìndínlọgùn no es posible
realizar el Ìgbọ, pero se puede determinar el Ọdú mayor o menor en los 16 Ọdú primordiales
de Ifá, y en este caso, se pueden colocar dos objetos y determinar que uno será ire y el otro Ìbì,
es decir, positivo o negativo, hacer la pregunta y seguir el mismo procedimiento que en el caso
anterior del Ọdú menor, sólo que ir colocando los objetos de su elección uno en el lado derecho
y el otro en el lado izquierdo.

En la diáspora hay una tendencia entre los Àwọ a explotar el ire para la determinación
de la fuente de la buena suerte, Ẹgùngùn, Ọrìșà. En África se tiende a explorar la manifestación
de Iré, el dinero, la larga vida. Las expresiones destacadas de Iré son Àgbọ Àtọ (Larga vida),
Ọwọ (Abundancia), Ọmọ (Niños) y Àlàfìà (Paz y buena salud). A estas opciones se suma la
elección entre Àgbọ ato (Larga vida) y Ọwọ (Dinero) caracterizada como la suerte mayor
(buena fortuna) o Iré tọbí. Ọmọ (Niños) y Àlàfìà (Paz y buena salud) se caracterizan como
suerte menor o Iré dìẹ. Cuando hablamos de la orientación de Ọdú hacia la persona que ha
venido para la adivinación, la polaridad Iré y Ìbì tiene un significado ligeramente diferente. Un
lanzamiento orientado de Ọdú Ìbì sugiere que la persona que planteó las preguntas se resiste
a las lecciones presentadas por Ọdú. Resistirse al crecimiento es una forma de contracción, es
una oposición al proceso de crecimiento espiritual. Un lance guiado del Ọdú Iré sugiere que la
persona que planteó el tema está dispuesta a abrazar las lecciones presentadas por el Ọdú.
Abrazar el crecimiento es una forma de expansión, es la aceptación de las lecciones
proporcionadas para el crecimiento espiritual. El Ìbì, tal como existe en la creación, es un hecho
natural en el ciclo del cambio. Ìbì como componente de Ọdú, utilizado para la adivinación,
puede ser una resistencia emocional al cambio suele tener su origen en el miedo a lo
desconocido. Parte del proceso de adquisición de conocimientos sobre el uso correcto de las
palabras de poder es la constatación de que algunas cambian de significado de la palabra
Yọrùbà en función del contexto.

Debido a la fuerte influencia de los paradigmas teológicos del cristianismo en la cultura


occidental, algunos de los que practican la adivinación occidental Àwọ Ìbì han sido asociados
con el mal. En la cosmología de Ifá no existe el "Diablo". La negatividad, el dolor, el sufrimiento
y la injusticia son a menudo obra de fuerzas espirituales que se llaman Ẹlẹnì. El Ẹlẹnìnì surgió
como resultado de la resistencia personal a la transformación espiritual, de la falta de voluntad
de considerar la unidad esencial del Ser y de ignorar la influencia del destino personal. La tarea
consiste en transformar esta resistencia del Àwọ, no del juez. La aceptación de la guía
espiritual, expresada a través de Ọdú conduce a niveles más profundos de integración entre
las polaridades de la experiencia y la comprensión de esta integración crea un estado llamado
Ọrí ire. La traducción literal de Ọrí ire es "cabeza de buena suerte", una mejor traducción sería
"sabiduría". El rechazo a la guía espiritual, expresado a través de Ọdú puede aumentar los
niveles de decadencia entre las polaridades de la experiencia y la comprensión. Esta
descomposición crea un estado llamado Ìbì orígenes. La traducción literal de Ìbì de origen. es
"cabeza de mala suerte". En términos occidentales, esta expresión puede entenderse como un
desequilibrio psicológico. Según Ifá, el rechazo a la guía espiritual es la causa de la enfermedad
tanto física como mental. Ifá adopta el punto de vista holístico de que todas las formas de
sufrimiento, incluidas las enfermedades mentales, las físicas, la pérdida de riqueza material,
los accidentes e incluso los desastres naturales, son el resultado de una mala colocación de Ase.

Una vez más, no hay que confundir el origen Ìbì con el concepto occidental del mal. El
propósito de los rituales que están dentro de Ọdú es transformar los orígenes en Ìbì ira. Es
cierto que Ifá habla de un estado llamado orígenes Bùrùkù, que traducido significa "mala
cabeza". Este estado es similar al comportamiento psicopático, que describe a alguien que no
tiene conciencia ni sentido del bien y del mal. Se dice que el origen de las palabras Bùrùkù en
un lugar sagrado es un tabú, y culturalmente, esto se consideraría una maldición. El Ọdú
incluye el requisito de tratar con este estado. Teológicamente, esto sugiere que nadie se
considera más allá de la esperanza o la salvación. La identificación del Ìbì es una herramienta
esencial para dar al Àwò una visión más clara del punto de partida de la curación y la elevación
de la persona que viene en busca de orientación. El arte de la curación implica una larga
experiencia del proceso de curación y no creo que nadie pueda aprender eficazmente ninguna
técnica de curación sin la guía directa de un maestro experimentado. La información que se
encuentra en esta lección es sólo un punto de partida para el estudiante principiante. Sólo
pretende dar al principiante una visión general de todo el campo de estudio. El primer paso en
el aprendizaje, antes que nada, es tener en cuenta lo que el alumno sabe o no sabe. El propósito
de esta lección es proporcionar una base de estructura o referencia.

Dentro del culto a los Ọrìșà, lo más importante son las ofrendas a los Ọrìșà, destinadas
a mantener el equilibrio de las relaciones entre ellos y los seres humanos. Es a través de las
consultas con el Oráculo de Ifá que las personas, incluso las no iniciadas, se informan sobre los
requerimientos de su Ọrìșà y especialmente de Ẹṣù, respecto a las ofrendas que desean recibir.
Estas exigencias no siempre se establecen por la relación anteriormente explicada entre el ser
humano y su Ọrìșà, a veces es otro Ọrìșà el que se ofrece para resolver un determinado
problema o alguna dificultad que se está experimentando y, a cambio, exige algún tipo de
sacrificio en su alabanza. Las personas atormentadas por diversos tipos de dificultades, se
dirigen a otro Ọrìșà, ofreciendo algún tipo de sacrificio como prenda de su confianza y fe. Los
sacrificios ofrecidos al Ọrìșà, se denominan genéricamente "Ẹbọ" que se dividen en "Ẹjẹnbalẹ"
(sacrificios con derramamiento de sangre) y "Àdìmù" (sacrificios sin sangre). Los Ẹbọ
Ẹjẹnbalẹ, se dividen en varios tipos, siempre requieren el derramamiento de sangre de algún
tipo de animal que puede ser un ave, un cuadrúpedo o incluso un simple caracol. Entre los más
conocidos, destacamos a continuación los más utilizados Ẹbọ: Como vemos, en los primeros
tiempos del culto se exigía el sacrificio de seres humanos, lo que sin duda hoy se consideraría
absurdo, además de constituir, en cualquier circunstancia, un asesinato, un salvajismo y una
falta de respeto hacia el ser humano.

Del mismo modo, el derramamiento de la sangre de los animales sólo debe tener lugar
en situaciones de extrema necesidad y en los casos en que no puedan ser sustituidos por otras
ofrendas, pues si los Ọrìșà, acostumbrados como estaban a recibir sacrificios humanos,
aceptaron su sustitución por sacrificios de animales, es fácil deducir que éstos también pueden
dar paso a sacrificios de minerales, vegetales y objetos de su agrado. Hemos entrado en una
nueva era en la que todas las formas de vida adquieren su máximo valor y la vida de los
animales, al igual que la de los seres humanos, debe ser respetada y preservada al máximo. Ha
llegado el momento de poner fin a un inútil derramamiento de sangre que, en lugar de
apaciguar a nuestros dioses, sólo puede despertar su ira, haciéndolos intolerantes y, cada día,
más distantes de nosotros. En un Ìtàn de Ifá, de Ọdú Ọdì Mèjì, donde encontramos el
fundamento de las afirmaciones hechas anteriormente:

Ọdì Mèjì dijo: "Mẹtọlọfí, por avaricia, no quiso sacrificar un buey de manchas blancas
y le llegó la muerte". Cuando Ifá aún estaba en el vientre de su madre, pidió a su padre que
tomara un buey con manchas blancas y lo ofreciera en sacrificio para evitar que, dentro de tres
años, una guerra viniera a diezmar su reino. Su padre no hizo el sacrificio y el día que nació
Ifá, su padre murió y su madre fue capturada como esclava. Tres años después, la guerra asoló
el país e Ifá ordenó a Àjìnọtọ, la partera, que lo encerrara dentro de una calabaza para que
nadie pudiera verlo. También se le encargó a la partera que le avisara en cuanto pasara alguien
cerca, para que le revelara al transeúnte la causa de sus sufrimientos y los remedios y
sacrificios que resolverían todos sus problemas. Todo sucedió de la manera que Ifá había
planeado y el hombre que pasó por ese lugar no dudó en llevarse a su casa la calabaza donde
Ifá se había encerrado. Ante el asombro de todos, Ifá, desde el interior de la calabaza, daba
consejos, recetaba medicinas y resolvía los problemas más difíciles. Un día Ifá ordenó a alguien
que fuera al mercado donde, por el precio de cuarenta y una conchas de caracol (cowries),
debía comprar a su madre que estaba siendo vendida junto con otras esclavas. "La primera
mujer que se ofrezca debe ser comprada, pues esta es mi madre". En aquella época Ifá solía
aceptar sacrificios humanos en el festival de Fànùwìwà.

Cuando trajeron a la esclava comprada en el mercado, Ifá ordenó que le dieran cierta
cantidad de maíz para que lo machacara y lo transformara en harina destinada a la preparación
de Àmìwò. Mientras machacaba el maíz, la mujer oyó a los fieles invocar a Ifá: "¡Ọrùnmìlà!
¡Akefoye! Àgbò wi dùdù hu do fe to!" (¡Ọrùnmìlà! Àkẹfọyẹ! ¡Si te llamas Ifá, nunca me
olvidarás!). ¡Al reconocer en Ifá a su propio hijo, la pobre mujer se dispuso a cantar en voz alta
el saludo que había escuchado: "Ọrùnmìlà! ¡Àkẹfọyẹ! Àgbọ wi dùdù hu do fẹ tọ!" El pueblo
le contó a Ifá sobre la mujer que cantó ese saludo mientras apilaba el maíz, e Ifá le ordenó que
dejara ese trabajo y que al día siguiente por la mañana lo llamara junto con sus fieles, para que
les mostrara a todos de qué manera debía alimentarse adecuadamente. También ordenó que
se prepararan un Àkpákpọ y dos paños blancos para la cabeza llamados kpọkun abuta,
prohibiendo a todos mirar esos objetos. Como Ifá había vivido, hasta entonces, encerrado en
su calabaza, nunca había sido visto por nadie. Cuando todo el mundo se había ido, Ifá salió de
su calabaza cubierto por un gran gorro con un delantal de perlas y calzando sandalias, yendo
a sentarse en lo alto de un trípode desde donde gritó:

"¡Mira bien, soy yo, Ifá! Ifá que nadie ha visto nunca.... ¡La mujer que ordené comprar
en el mercado de esclavos debe ser traída aquí!" La mujer fue llevada a su presencia e
Ifá la mostró a todos diciendo: "¡Mirad bien, ésta es mi madre! Cuando estaba en su
vientre, determiné que mi padre debía sacrificar un buey blanco manchado, para evitar
un daño que ya estaba previsto. Pero mi padre no hizo caso a mi guía y todo el mal
terminó por materializarse. Pasó mucho tiempo y compré esta esclava para que la
sacrificaran en mi honor. Sin embargo, ¡no la sacrificaré! "No podría traicionar a mi
propia madre, aunque ella me traicionara a mí". Dicho esto, les ordenó que cortaran la
larga cabellera de su madre, que le envolvieran la cabeza con un hermoso torso blanco
y que la instalaran en la almohada de Àkpákpọ. Luego pidió un buey y una cabra para
ser sacrificados. Con la harina molida por su madre mandó preparar un Àmìwò que no
se podía comer en su presencia. De este modo, sentada en un Àkpákpọ, se convirtió en
Nã, madre de un rey. A los jóvenes que prepararon las carnes de buey y de cabra, así
como el Àmìwọ, les ordenó que les dieran una porción de cada cosa para comer después
de la ceremonia. Tantos honores y ese día iba a reunirse en Ló (un lugar donde van los
espíritus de los muertos), con su difunto marido. "A partir de hoy, cuando celebréis una
ceremonia en mi honor, decid: ¡Nã kùágbá! (¡Nã sea bienvenido!) Y vendré a recibir las
ofrendas. - dijo la mujer. Nã dijo, además, que ella haría que el sol se volviera más suave
o más caliente ordenándolo desde arriba de su Àkpákpọ. A partir de entonces, el ritual
de Ṣẹ Nã (dar comida a Nã) se realiza siempre cuando terminan las fiestas de Fànùwìwà.
Este Ifá Ìtàn corrobora la posibilidad de sustituir el sacrificio de un ser humano por el
de animales, lo que nos lleva a concluir la posibilidad de sustituir el sacrificio de animales por
otro tipo de ofrendas, partiendo de la premisa de que el ritual es creado por el hombre y no
por los dioses. Dicho esto, pasemos al tema que es, de hecho, el objetivo principal de la presente
obra, la presentación de una vasta lista de ofrendas sin sangre a Ọrìșà y a otras, el tema se
tratará de forma sencilla, a través de una receta que contiene los ingredientes, el procedimiento
y el objetivo de cada obra, así como a qué entidad debe ofrecerse.

Cualquiera que intente clasificar el alcance de las relaciones entre la medicina, la


enfermedad y la organización social en África se dará cuenta inmediatamente de que no se
puede excluir legítimamente ningún aspecto de la vida social o biológica. En un artículo no
publicado, Dopamu (1989) define la medicina tradicional como el arte y la ciencia de preservar
o restaurar la salud, a través de recursos y fuerzas naturales. Entre los Yọrùbà, la medicina y
la magia reciben la misma denominación en virtud de la similitud de sus prácticas: En ningún
período de la Historia de la Humanidad ha estado el hombre sin algún tipo de Filosofía Médica,
por muy curioso que esto pueda parecer a los ojos de la sociedad moderna. Nuestros
antepasados más remotos basaban sus teorías médicas casi por completo en la magia, llamada
entre los Yọrùbà Ìdan, y daban por sentado, por ejemplo, que la enfermedad de un enfermo
podía transferirse a un objeto inanimado como un árbol o incluso un animal. A los que tenían
este poder se les denominaba en la antigüedad brujas o hechiceros y dentro de la Cultura
Yọrùbà se les llama Ọṣọ y Àjẹ.

Durante mucho tiempo, la medicina tradicional de África fue subestimada por la ciencia
occidental. Hoy en día, siglos después del abandono de las técnicas curativas africanas, los
investigadores de todo el mundo empiezan a reconocer la eficacia de los tratamientos
desarrollados. Especialmente con los sistemas sanitarios integrados, la medicina tradicional es
más accesible y sostenible, y ha demostrado ser de gran ayuda en la lucha contra enfermedades
como el cáncer, los trastornos psiquiátricos, la hipertensión, el vitíligo, el cólera, las
enfermedades venéreas y la epilepsia, entre otras. Una disciplina holística que involucra la
herbolaria indígena y la espiritualidad, la solución de la medicina tradicional, a diferencia de
la filosofía occidental, no busca sólo la cura y recuperación de los síntomas físicos, sino un
equilibrio entre el paciente, el entorno cultural y el mundo energético, buscando la reinserción
social y psicológica del paciente dentro de su comunidad. Las prácticas y experiencias de la
medicina son sabidurías que se transmiten de generación en generación, con formaciones
sociales que implican aprendizajes en procedimientos de diagnóstico, recursos medicinales,
preparación de recetas, administración de medicamentos y, sobre todo, una adecuada
formación teórica, práctica y espiritual.

Otro principio de la Medicina Tradicional de los pueblos antiguos, podría llamarse la


Ley de la Similitud. Según esta ley, se creía que era posible determinar por ciertas
características externas de una planta, hierba o flor concreta, el tipo de enfermedades que se
esperaba que aliviara o curara. Veremos más adelante cómo la Medicina Tradicional Yọrùbà,
enmarca dicha Ley. En el corazón de la teoría primitiva está la doctrina de que la muerte y la
enfermedad pueden ser causadas por la magia maligna, a instancias de un enemigo contra una
persona o comunidades. Un hecho curioso es que aún hoy existen comunidades en el mundo
para cuyos miembros el término "muerte natural" no tiene ningún significado, considerándose
la muerte como una intervención sobrenatural del proceso vital que normalmente sería eterno.
El oficio de Ọnísẹgùn, aquí denominado "médico curandero", elaboraba sus recetas de uso
medicinal denominadas Ọọgùn basadas puramente en los elementos de la naturaleza. Esta
función requería un amplio conocimiento del uso de las plantas para la preparación de recetas
y remedios tradicionales, sus diversos nombres y las frases cortas, llamadas Ọfọ - conjuros que
enuncian sus cualidades terapéuticas. Estos conjuros, que definen la acción esperada de la
planta en cuestión, comprenden un verbo generalmente monosilábico que figura en el nombre
de la planta, lo que sirve para ayudar a la memorización, y que este "verbo actuante" del
conjuro pronunciado también, es una de las sílabas del nombre de la planta utilizada. El
Ọnísẹgùn sufrió un largo y difícil aprendizaje, ya que la misma planta tenía diferentes
nombres. Esto se debía a que, si en el nombre de la planta no aparecía la sílaba necesaria para
el cumplimiento de una receta o acción, se sustituía por otro nombre en el que sí estaba
presente la sílaba (verbo actuante) y, en consecuencia, se daba otro nombre a la misma planta.

En la Medicina Occidental el conocimiento del nombre científico de las plantas


utilizadas y sus características farmacológicas son imprescindibles, a diferencia de la Medicina
Tradicional Yọrùbà, donde el conocimiento de los Ọfọ transmitidos oralmente son los
imprescindibles, porque llevan en sí la definición de la acción esperada de cada una de las
plantas que entran en la manipulación de la receta. La Poesía Yọrùbà, incluye una rima
fonética, similar a los Mantras hindúes y esta rima fonética lleva la fuerza de realización del
Àṣẹ, inducida por la vibración mental de quien la pronuncia, para activar las energías que son
necesarias para la elaboración de los complejos remedios y "trabajos mágicos". Las rimas
fonéticas se pronunciarán rítmica y pausadamente o simplemente se cantarán durante el
proceso de elaboración del "medicamento" en cuestión.

El Ọdú Ọgbẹ Ọtùrùpòn nos revela que Ọrùnmìlà salió en busca de Ọṣanyìn - La
Divinidad de la Flora y la Fauna, habitante del bosque, Gran Sabio en las preparaciones de
remedios y hechizos, conocedor de los encantamientos que daban fuerza a sus pócimas
curativas para vencer las enfermedades... Por lo que se sabe, nadie podía acercarse a Ọṣanyìn
a riesgo de quemarse con sus carbones incandescentes... Ọrùnmìlà teniendo el debido
conocimiento del asunto, consulta al oráculo y realiza las ofrendas determinadas por Ifá.... En
dicho Ọdú, Ọrùnmìlà recoge varias hojas y con ellas prepara un Àgbọ - De cocina vegetal y sale
en busca del "Señor de las Hojas".... Al encontrar a Ọṣanyìn como de costumbre con todos los
que se atrevían a entrar en sus dominios, lanza sus brasas hacia Ọrùnmìlà, pero delante de él
había una olla con el líquido extraído de las plantas y todas las brasas lanzadas no llegaron a
Ọrùnmìlà, sino que cayeron en la olla y se extinguieron por completo... Fue entonces cuando
Ọṣanyìn indefenso ante Ọrùnmìlà entró en un pacto para ayudarle a combatir todas las
enfermedades, pero que en cada uno de los preparados con el "jugo de las hojas" debía haber
un carbón incandescente para transmitir a este "trabajo" el Àṣẹ de Ọṣanyìn.

Ọṣanyìn se convirtió en el principal ayudante de Ọrùnmìlà, pero de vez en cuando se


atrevía a no obedecerle, escondiéndose en el bosque y no realizando los servicios ordenados
por Ọrùnmìlà. Esta no subordinación se debía a que Ọṣanyìn es el verdadero conocedor de las
virtudes y propiedades medicinales y mágicas de las plantas y a veces Ọṣanyìn se sentía
utilizado por Òrúnmìlà. El Ọdú Ìròsùn Ọṣè, menciona que Ṣàngò al tomar conocimiento de que
Ọṣanyìn se escondía de Ọrùnmìlà en el bosque, éste envía varios rayos que lo golpean
dejándolo deforme y así Ọṣanyìn jura obedecer las órdenes de Ifá para siempre. Después del
hecho, se establece que Ọṣanyìn, para entregar su poder completo, debe exponer los
preparados medicinales al fuego y al calor.

A lo largo del tiempo, la Medicina Tradicional ha sido sustituida por la Medicina


Moderna, reemplazando así los remedios naturales y la Ciencia de la Curación, que nos legaron
nuestros antepasados, por remedios sintetizados en laboratorios. En todas las partes del
mundo la Medicina Natural existe desde hace siglos, pero no podemos negar el hecho de que
la Medicina Tradicional más completa y precisa que se conoce es la Medicina Yọrùbà. La
medicina de Yọrùbà se distingue por su carácter científico, su amplia diversidad, su lógica y,
sobre todo, por la belleza poética atribuida a los conjuros, que, como hemos visto, confieren
un poder vital y mágico a los preparados medicinales. Todas las enfermedades tienen su origen
en un virus o una bacteria y esta palabra en la Medicina Tradicional Yọrùbà significa "veneno",
en el sentido de la toxina que liberan estos microorganismos.

Ìyáàmi Ọșọrọngá es una deidad, un Ọrìșà, ser intermediario entre Ọlọdùmàrẹ u Ọlọrùn
es de comunicación entre la humanidad en la cultura Yọrùbà. Representando todo el poder y
el conjunto ancestral de lo femenino, temida por muchos y venerada por otros tantos, esta
deidad es el símbolo del poder de la magia, ya sea para el bien o para el mal. Ìyáàmi Ọșọrọngá
es una fuerza sin moral, es "La Dama de los Pájaros Nocturnos", es "La Poderosa Madre
Ancestral" que devora a sus hijos, a los que no se puede aplacar ni negociar. Sin embargo, a
través de esta fuerza, el ser humano descubrió la capacidad de utilizar ciertos poderes internos
y de sobrevivir en cualquier entorno hostil. Esta capacidad primordial de la especie humana
de desarrollar su inteligencia en la magia para su defensa personal o colectiva ha hecho del
hombre la especie más exitosa del planeta. Y todos los que aún hoy consiguen esta hazaña son
llamados en esta cultura Àjẹ o Ọṣọ. Ìyáàmi Ọșọrọngá da poderes sobre los animales y añade
una cualidad extra a los seres humanos que puede ser conquistada a través de la naturaleza
bipolar que es fuerza buena y mala, al mismo tiempo Luz y Oscuridad y Terror, la naturaleza
es la que nos otorga el poder, Ìyáàmi Ọșọrọngá es la fuerza del alma de todo el mundo material,
es el campo generador de la totalidad de los seres vivos de este planeta, indeleble pero
significativo entre la vida y la muerte, la creación y la destrucción, su tendencia a fluir entre el
mamífero y el reptil, la flor y el insecto, la bacteria y las grandes aves, el espíritu y la necrosis,
es lo que podemos entender como magia funcional.

Esta fuerza, que es la causa y el origen de la mayoría de las religiones, no puede ser
domesticada en dogmas y razonamientos morales, porque ella misma es una fuerza inmoral.
Es la principal ley de este pequeño planeta que baila sobre la línea de la Vía Láctea.

La leche materna y la sangre menstrual, dos de sus símbolos, son un ejemplo de ello.
¡Hermosa y angustiosa diosa del pájaro Ọșọrọngá que revolotea en el aire, dueña del árbol que
nace tanto como del cadáver putrefacto, Ìyáàmi Ọșọrọngá significa mi madre! ¿Y qué humano
puede reconocer sutilmente en este ciclo, la presencia no sólo de lo femenino, sino
principalmente de algo que puede ser considerado de la misma manera, como consideraríamos
a nuestros progenitores, es decir, formadores de vida?

Ọbàtàlà el Ọrìșà modeló a los seres humanos a partir del barro y que dio vida a toda la
naturaleza, es considerado el más grande de los Ọrìșà por su poder de magia, es el Ọṣọ por
excelencia del bien que al mismo tiempo viste de blanco, que es el color del luto y de la muerte
en la cultura Yọrùbà. Ìyáàmi Ọșọrọngá en la superstición de los simplificadores que siempre
han existido, siendo una mujer, es la Àjẹ, entre la vida y la muerte, que sin embargo nunca es
Anti vida, incluso cuando mata. Este curso de magia está dedicado a la práctica de la magia de
Ìyáàmi Ọșọrọngá y todo su aspecto, y siendo así, la presencia constante de Ọbàtàlà es clara,
pues como, es bien sabido, el espíritu de lo vital es el espíritu del doble éxtasis, procreación y
reabsorción, Ìyáàmi Ọșọrọngá y Ọbàtàlà son la casa blanca y negra de este planeta a través de
sus variadas formas, piezas potentes para los que saben entender la magia que no son más que
magia practicada en el culto a Ìyáàmi Ọșọrọngá. Mientras que generado por la totalidad de los
seres vivos en este planeta es que nada es verdadero y así, todo y posible.

En la mayoría de las instituciones religiosas un símbolo y muy referenciado o utilizado,


el pájaro y la serpiente. Hay tres cerebros en la cabeza humana. El que más sabe es el que
transforma al animal humano en un ser civilizado, educado y social. Este cerebro más joven
es la base de la cultura actual. Un segundo cerebro es el que guarda en la mente humana los
instintos de los grandes depredadores, y un tercer cerebro es el que vincula al ser humano con
el primer ser del planeta, la serpiente. Todo verdadero mago sabe que, para lograr resultados
reales en la magia, estos tres cerebros deben trabajar juntos, de ahí el peligro de la magia, el
riesgo de que el hombre civilizado sea suplantado por su depredador interior, e incluso el
riesgo de que ambos sean devorados por su alma. La práctica de la magia Ìyáàmi Ọșọrọngá se
basa en esta implosión psicológica y arquetípica del ser humano. Son los mitos de las grandes
aves y animales depredadores junto con las serpientes, la gran espiral de poder en esta magia.
En su práctica, la polaridad femenina ocupa un lugar destacado, porque el primer culto que
existió en la humanidad desde los tiempos de las cavernas fue el culto a la gran madre. El
matriarcado arcaico y su fuerza instintiva y salvaje, caótica, de la primera tensión
premenstrual de la primera mujer de la tribu humana. Por lo tanto, la magia de Ìyáàmi
Ọșọrọngá, es la primera magia entre todas las creadas por los humanos, explota, controla y
dirige fuerzas que el ser meramente civilizado nunca podría ni siquiera soñar con utilizar.
Salvo en tiempos de guerra, esta fuerza casi nunca se despierta y es dirigida con todo su poder
en nuestra sociedad. Así, cuando las llamadas prácticas primitivas de magia y religiosidad son
dulcificadas o más bien adiestradas por la cultura del Ser Civilizado, las artes de la humanidad
salvaje son consideradas como obras del diablo por alguna cultura religiosa. Y lo son realmente
en la medida en que el lado depredador y ofensivo del ser humano queda así marginado. La
práctica de la magia de Ìyáàmi Ọșọrọngá es una inmersión en estas zonas de los cerebros
dormidos, es una invitación para que se rompan las ataduras que asfixian y educan a los
esclavos por elección que y así liberar definitivamente el espíritu más hermoso y poderoso del
ser humano el espíritu de plenitud.

En la sociedad salvaje, se encuentra habitualmente lo que podemos llamar magia


pública, o la brujería practicada en beneficio de toda la comunidad. Siempre que se realizan
ceremonias de este tipo para el bien común, es evidente que el mago deja de ser un practicante
privado y se convierte en cierta medida en un colectivo en beneficio de una comunidad. El
desarrollo de esta clase de mago es de gran importancia para la evolución, tanto política como
religiosa, de la sociedad. Cuando uno llega a sentir que el bienestar de la tribu depende del
cumplimiento de estos ritos mágicos, el mago asciende a una posición influyente de gran
reputación, y puede alcanzar la dignidad y la autoridad de Jefe o Rey. Así, en la medida en que
afectaba a la constitución de la sociedad salvaje, la profesión pública de la magia tendía a poner
el control de la situación en manos del hombre más hábil, transfería el ejercicio del poder de
muchos a uno solo, sustituía la democracia por la monarquía, o, antes, por una oligarquía de
ancianos, ya que, en general, la comunidad salvaje no está gobernada por el conjunto de los
hombres adultos, sino por un consejo de ancianos. Este cambio, sea cual sea su causa, el
carácter de estos primeros gobernantes fue muy beneficioso en su conjunto. El surgimiento de
la monarquía me parece una condición esencial para la superación del salvajismo por parte de
la humanidad. Ningún ser humano está tan constreñido por la costumbre y la tradición como
este salvaje democrático; en ninguna etapa de la sociedad, por tanto, el progreso es tan lento
y tan difícil como en ésta.

No es casualidad, pues, que los primeros grandes pasos hacia la civilización los dieran
gobiernos despóticos y teocráticos como los de Egipto o Babilonia, en los que el gobernante
supremo, en su doble carácter de Rey y Dios, exigía y recibía la servil sujeción de sus súbditos.
Difícilmente exageraremos si decimos que, en aquella época, el despotismo y el mejor amigo
de la humanidad y, por paradójico que parezca, de la libertad. Al fin y al cabo, hay más libertad
-en el mejor sentido, libertad para pensar los propios pensamientos y determinar el propio
destino- bajo el despotismo más absoluto, bajo la tiranía aplastante, que, bajo la aparente
libertad de la vida salvaje, donde el destino del hombre está fijado desde la cuna hasta la tumba
por el modelo de hierro de la costumbre hereditaria. Por lo tanto, en la medida en que la
profesión pública de la magia era una de las formas en que los hombres más capaces adquirían
el poder supremo, contribuía a emancipar a la humanidad del peso de la tradición y a elevarla
a una vida más amplia y libre, con una visión más completa del mundo. Este no fue un pequeño
servicio prestado a la humanidad, y si además recordamos que, en otra dirección, la magia
allanó el camino a la ciencia, nos veremos obligados a admitir que, si el arte se utilizó para el
mal y para el bien, que, si fue la hija del error, fue igualmente la madre de la libertad y la
verdad.

Es necesario que entendamos el significado de la categoría "magia" para el culto


Yọrùbà, responsable de la gran mayoría de los africanos, a través del universo de la "magia",
utilizada para una gama variable de situaciones: problemas de amor, dificultades financieras,
curación de enfermedades, minimización de las dificultades de las relaciones entre amos y
esclavos. Otras, como contra magia, para contraatacar, como "remedio", a las dolencias
causadas por la magia, ya sea del cuerpo o del espíritu. A través de prácticas mágico-religiosas,
el africano, o no, buscó y utilizó diversas formas de resistencia, tratando de minimizar la
adversidad de las relaciones.

La cosmogonía africana es armoniosa, el universo está cohesionado, y todo lo que lo


desequilibra se considera sobrenatural, hechicería mágica, producto de la magia aplicada. Lo
sagrado impregna de tal manera todos los sectores de la vida africana que es imposible hacer
una distinción formal entre lo sagrado y lo secular, entre lo espiritual y lo material en las
actividades cotidianas. Una fuerza, un poder o una energía lo impregna todo. Como dice: lo
supremo es la vida, la fuerza, la vida fuerte o la fuerza vital. Esta fuerza no es exclusivamente
física o corporal, sino una fuerza del ser total, y su expresión incluye el progreso material y el
prestigio social. La felicidad es poseer mucha fuerza, y la infelicidad es estar privado de ella.
Toda enfermedad, todo azote, todo fracaso y toda adversidad son expresiones de la ausencia
de fuerza. Los símbolos y los rituales dotan a la comunidad de una fuerza y una protección
especiales contra la adversidad de la vida cotidiana; su principal objetivo es preservar la "buena
vida".

La práctica del mal era sólo un componente de lo que debe entenderse como un paquete
de fuerzas religiosas ocultas. En muchas sociedades africanas, no se diferenciaba entre rituales
buenos y malos. Los rituales y el simbolismo empleados eran los mismos para el bien y para
el mal; la diferencia radicaba en el objetivo que se perseguía. Las fuerzas podían utilizarse para
diversas actuaciones positivas, adivinaciones, curaciones, fertilidad, ayuda al ganado,
cosechas, siempre con el objetivo de restablecer la armonía, ya sea a nivel individual o
colectivo. Por otro lado, estas mismas fuerzas podrían utilizarse en prácticas de daño individual
o colectivo. Para estas sociedades, si un adivino o curandero tenía el poder de ver a los espíritus
malignos y expulsarlos con sus poderes, entonces estaba ciertamente facultado para controlar
formas similares del mal, para sus propios fines nefastos. Esta circularidad entre lo mágico, la
divinidad y la reparación demuestra la extraordinaria naturaleza ambigua del discurso
religioso en las sociedades africanas, estando la misma dicotomía presente en el catolicismo.
En África Central, la comprensión de la malevolencia religiosa estaba vinculada a la
desgracia temporal, especialmente causada por la fuerza humana oculta, a través del binomio
ventura y desgracia. Aquellos que utilizaban sus poderes mágicos para causar daño a otros o
para su propio beneficio, en lugar de para mejorar su comunidad, eran considerados
malévolos. Un aspecto de la malevolencia era el crecimiento social y/o económico desigual
entre el mago y todos u otros en la comunidad. Así, dos de los sistemas clásicos de la
malevolencia religiosa eran el sufrimiento injusto de las víctimas y la prosperidad social y
económica rápida e inexplicable de los atormentadores espirituales. En perspectiva, pero el
impacto de estas fuertes y desconocidas nuevas formas de malevolencia transformó
radicalmente el significado religioso en África y la diáspora. Antes del contacto con los
europeos, los africanos veían la malevolencia religiosa a través de un prisma micropolítico que
permitía un antídoto religioso familiar. La bondad y el mal formaban parte del mismo continuo
cosmológico, y ambos podían controlarse con prácticas y rituales religiosos conocidos. y los
rituales religiosos familiares.

La mayoría de los brujos portugueses actuaban solos y no en grupo. La alarma que


contagió a otros, creían que utilizando los recursos de Dios -el bautismo, la confesión, la
comunión, las oraciones y el exorcismo- se podía combatir a los brujos individuales. Estas
creencias se extendieron a Brasil, desde la época de la colonia, cuando los brujos portugueses
se encontraron con las prácticas religiosas africanas. La diferencia entre Brasil y Portugal era
que los "brujos" africanos estaban presentes en gran número en Brasil, eran capaces de utilizar
su fuerza espiritual contra sus amos, incluso físicamente, y amenazaban la fe católica. Todas
las prácticas religiosas africanas eran sospechosas de ser rituales demoníacos, lo que nos alerta
de que, en la mayoría de las sociedades centroafricanas, la esclavitud se entendía como el
resultado de la maldad religiosa de Portugal, en contra de los más poderosos antídotos
religiosos africanos, que eran reconocidos y temidos por los portugueses. En un intento de
extinguir o minimizar los tormentos de la esclavitud, los malos tratos, la ruptura de linajes, la
desnutrición, la vestimenta, las enfermedades, la separación de parentescos y otros, los
africanos esclavizados y liberados adaptaron prácticas mágico-religiosas para contrarrestar lo
que creían que eran "magos blancos", causantes de hechizos mágicos, de desgracias.

Otras formas más poderosas se dirigían directamente al señor o a su familia.


Recordando que, en la concepción africana, los europeos eran "brujos blancos", los antídotos
religiosos africanos más poderosos estaban destinados a mutilar o matar a los blancos y sus
familias. Los amos eran conscientes de la venganza de los africanos esclavizados. No sólo los
africanos esclavizados utilizaban la magia como forma de resistencia individual; también los
frailes utilizaban sus poderes religiosos para expresar sus quejas contra los blancos. El rechazo
de algunos blancos a creer en las formas africanas de brujería variaba según varios factores,
principalmente la confusión entre veneno y brujería por parte de la creencia popular. Muchos
de los ingredientes utilizados en los brebajes de "brujería" por los africanos esclavizados o los
convictos eran venenos, ponzoñas, mezclas de raíces y hierbas. Los ritos y simbolismos
religiosos africanos se consideraban demoníacos. El envenenamiento se incluyó dentro de las
prácticas mágicas, siendo sólo una vertiente más de la magia africana, por transposición.

En la concepción africana, los venenos eran sustancias ordinarias cargadas de


simbolismo sagrado, es decir, añadidas con fuerza "ase mágico", para actuar contra otras
formas de brujería o malevolencia. Los intentos de los africanos de exterminar a sus amos por
medio de venenos se entendían probablemente mejor como intentos de erradicar a los "brujos
blancos". Las respuestas africanas a los hechizos de los maestros eran un contra hechizo más
poderoso. Los mismos ingredientes que se utilizaban en las fórmulas para curar enfermedades
también se empleaban para provocar males, siempre cargados de ritos e iconos sagrados. Casi
siempre, el resultado se atribuía a una deidad y nunca a una sustancia natural, legitimando el
"poder" y la "fuerza" en lo sagrado. El veneno transformado en hechizo fue una de las formas
de control africano, en el discurso entre lo sagrado y lo profano, potenciando la "magia
africana", además de ser una de las formas importantes de resistencia africana en la diáspora.
Todo acto de brujería, entre los propios africanos esclavizados, utilizando las fuerzas sagradas
africanas, era siempre más que un ataque individual, era también un ataque contra un "bien"
material, que afectaba al estatus económico y social de su amo, convirtiéndose en un acto de
resistencia individual contra la dominación esclava.

En Brasil, el uso de los ritos y simbolismos sagrados africanos persistió a través de la


comprensión de su transformación en brujería; con un elevado número de africanos
esclavizados, el temor de sus dueños por la destrucción de sus propiedades humanas era
común a través del uso de prácticas religiosas, más complejas y extendidas aquí que en África.
El equilibrio armónico y el papel del adivino. Entre las diversas funciones de los agentes
religiosos africanos se encontraba la figura del adivino, de verdadera importancia para el
equilibrio armónico de la comunidad africana, y que supo ser debidamente apropiada por los
amos de los esclavos en el Nuevo Mundo.

Realizaban una serie de actividades rituales para invocar a los espíritus ancestrales,
intercomunicándose entre el mundo de los vivos y el mundo de ultratumba. Mediadores entre
los dos espacios, el sagrado y el profano, podían predecir los acontecimientos pasados y
futuros, descubrir a los culpables de los actos ilícitos, las causas de las enfermedades y los
hechizos, y actuar para pacificar las sociedades africanas en cuanto a su equilibrio y armonía
internos.

En la intercomunicación entre los dos mundos, la revelación debía ser legitimada por
la sociedad, es decir, el adivino hacía las revelaciones, pero la interpretación de la misma se
dejaba a la visión de la comunidad; la acción del adivino se consideraba generalmente como
"un servicio social", como punto principal para una sociedad equilibrada y pacífica. Con la
transformación interna de África, la ruptura social provocada por el sistema de esclavitud
replanteó las funciones del adivino, para adaptarse mejor a la "nueva identidad" de los
esclavos, buscando en el mundo espiritual explicaciones a la esclavitud. En las comunidades
de esclavos nacidas en la diáspora, los africanos recurrieron a los adivinos en un intento de
"crear" los mismos modelos de equilibrio comunitario que les ayudaron en su tierra de origen.
Reconociendo la amplia aceptación de la adivinación en las comunidades de esclavos, los amos
utilizaban a los africanos esclavizados, expertos en adivinación, para adivinar quién había
cometido alguna fechoría contra ellos, ya fuera un robo, el uso de la brujería o una fuga. El
rápido ascenso de un esclavo a un hombre libre económicamente autosuficiente no se
explicaba por las fuerzas naturales y humanas, sino por la manipulación de las fuerzas
espirituales africanas. En estas ceremonias de juicio, los rituales podían verse, simplemente,
como formas de justicia africana, eximiendo a los amos de cualquier tipo de persecución de su
"propiedad". Otro punto que se observa en este mecanismo es que, en algunos raros casos, los
blancos aceptan la culpa de los actos ilícitos de sus propios familiares y amigos. Antonio da
Guiné, un esclavo de Bahía, buscaba adivinar quién había robado dinero y una cruz de plata a
su amo, utilizaba una palangana con agua para las prácticas de adivinación. Los documentos
no aclaran el verdadero origen africano de Antonio. Suponiendo que sea de África Central, la
creencia de que la línea divisoria entre los dos mundos, el material y el de los espíritus, era la
de un espejo de agua, un especialista "mágico-religioso" podía entrar en contacto con los
muertos, los antepasados, y obtener orientación, respuestas a las dificultades de la vida real.
Antonio, mirando el agua, pronunciando oraciones, presumiblemente en alguna lengua
africana, obtuvo la respuesta esperada: el robo había sido realizado por el hijo menor de su
"dueño", revelando, además, dónde estaba escondido, dentro de una caja, bajo una de las
camas de la casa.

Una vez encontrada la caja, dentro estaban el dinero y la cruz, en el lugar indicado. El
resultado fue aceptado por su amo, pero, lamentablemente, los documentos no dicen cuál fue
el castigo por el robo. Sin embargo, podemos atrevernos a suponer que el maestro no podía
imaginar que el culpable era uno de sus hijos. La fuerza de la estructura se volvió
completamente confusa, transformando la adivinación en otra forma de resistencia de los
esclavos. Varias veces los maestros buscaron adivinos africanos para que realizaran sus
actividades por ellos. Los africanos fueron capaces de transformar la fuerza religiosa en
resistencia a su esclavitud, logrando prestigio no sólo ante su comunidad, sino también entre
otras personas que creían en sus prácticas mágico-religiosas. Consultar a los adivinos africanos
fue una "aceptación" de la cosmología de África, lo que provocó una de las grietas, en el sistema
colonial portugués. Desde que el hombre era jorobado, peludo e irracional, se practicaba la
magia. Estos hombres de las cavernas utilizaban la magia del fuego para asar la carne
sacrificada de los mamuts. En esta época ya había brujas que hacían pócimas milagrosas
mezclando arbustos, piedras y agua caliente. Fue utilizando arbustos y agua caliente como
descubrieron los efectos del té. El arte oculto también fue estudiado por los babilonios, que
inventaron el arte del chamanismo. Estos conocimientos se transmitieron a varias tribus. Cada
pueblo tenía su propia magia. Con la evolución provocada por el oráculo, las civilizaciones
evolucionaron junto con la magia.
La vida cotidiana de un ser humano está llena de "sacrificios". Conseguir algo siempre
requiere de sacrificios que se toman, primero para recibir la persona tiene que dar algo a
cambio. La vida es un intercambio. Se antoja, se trabaja y se recibe. Por ejemplo: si una persona
necesita dinero, tendrá que hacer una inversión, esta inversión será un poco de dinero para
obtener algo a través de su capacidad intelectual o tendrá que estudiar mucho para tener una
carrera y ser bien pagado, lo que significa mucha dedicación y tiempo, que podría ser utilizado
para la diversión o algo más. Si una persona quiere tener su propia casa, tendrá que pagar una
suma considerable de dinero, mucho más que una persona que alquila, y tendrá que cuidar la
casa y mantenerla. Pero al final vivirá en una propiedad en caso de emergencia, lo que le
acarrearía suficientes deudas como para no poder atender otras necesidades, invertir en algún
negocio, mientras que en el otro caso no tendrá las preocupaciones del primero. Pero habrá
tirado su dinero a la "papelera". Lo mismo ocurre en el caso de tener uno o más hijos. Si no
tiene hijos, no tendrá que preocuparse por los gastos adicionales, pero no tendrá ninguna
ayuda en su vejez. Para conseguir ayuda en la vejez tendrás que sacrificar tiempo y dinero,
pero al final disfrutarás del apoyo de la familia... En resumen: para que lo consigas tendrás
que sacrificar, que será tiempo, algo de dinero, salud, tranquilidad, etc. Como dice el refrán
"El destino de una persona es concluyente", su Ọrí será capaz de evitar o superar todos los
obstáculos existentes, aumentando o reduciendo los grados de consecuencias que le
acompañan. Puede variar el espacio de tiempo en victorias o derrotas, y los fracasos podrían
suavizarse si tiene un buen Ọrí, a través de la armonía y la comprensión, el entendimiento y
la sabiduría, de lo contrario llevará una vida de infelicidad y mucha frustración. Para tener un
buen Ọrí con prosperidad en su destino, éste no sólo tendría que hacer los sacrificios que se
mencionaron anteriormente, aún tendría que hacer sacrificios espirituales, cuando tuviera a
su elección auxiliares que compartieran sus sacrificios con un Ọrìșà y el Ancestro, además de
apoyarse en la obediencia a los tabúes y prohibiciones que ellos determinen. Realizar este tipo
de sacrificio dependerá del grado de complejidad del destino indicado. Con los sacrificios a las
Deidades y a los Ancestros, bien podríamos evitar este tipo de problemas a los que me he
referido, superando así los obstáculos y obteniendo mayores beneficios de mayor durabilidad
a corto plazo. Estos sacrificios religiosos se denominan básicamente Ẹbọ. Hay varios tipos de
Ẹbọ, pero sus composiciones sólo se obtienen mediante el Oráculo-Ifá y un conocimiento
considerable. La mayoría de las veces todos los Ẹbọ entregados a Ẹṣù están dedicados
exclusivamente a Ọlọrùn (Dios), excepto aquellos Ẹbọ cotidianos realizados directamente para
Ẹṣù, Ọrìșà y los Ancestros, pero Ọlọrùn es quien recibe la mayoría de estos Ẹbọ (sacrificios).
Mientras que cuando se realiza un Ẹbọ directamente sobre Ọrí, éste tiene la función de
conectar con Ọlọrùn sin necesidad de un intercesor, propiciando así de forma natural la
alineación de Ọrí con su propio Destino, en una conexión directa con su origen Ọlọrùn (Dios).
Cuando se realiza el Sacrificio, nuestro Creador libera una fuerza peculiar que se llama Ọrìșà
(un tipo de ayuda), a veces hay necesidad de activar a los Ancestros de la persona para
propiciar la ayuda en su Destino de un individuo. Por lo tanto, todo esto se hace exclusivamente
a través del propio Ọrí, que no es más que una personificación viviente del propio Ọlọrùn
(Dios), de esta manera se hace una adoración directa al propio Ọlọrùn llamado también Ẹlẹdà
(Nuestro guardián).

A través del Ẹbọ (sacrificio = medio de supervivencia) podemos alinear las etapas
temporales del Destino. ¿Cómo? Tomemos este ejemplo: Una mujer X tendría un destino
compuesto así; después de nacer, su vida transcurre sin ningún tipo de problemas hasta que a
los 18 años se rompe una pierna, se casa a los 25, se divorcia, se vuelve a casar a los 40 y se
divorcia tres años después, resuelve volver a casarse a los 50. Pero más tarde, a los 80 años, le
toca la lotería. Decidió acudir a un sacerdote para consultar el Oráculo y le preguntó ¿qué
hacer? El Ọdú dijo; ella debe hacer sacrificios. Si hiciera los sacrificios prescritos, todo sería
diferente posponiendo los problemas y anticipando los beneficios. En otras palabras, a los 18
años no se rompería la pierna, eso se pospondría hasta los 80 años, incluso podría suavizarse
a una simple dislocación, pero sucedería de todos modos, entre otras cosas porque un destino
puede posponerse o suavizarse considerablemente, pero nunca borrarse. Así que a la mujer X
no le tocaría la lotería a los 80 años, lo que ocurriría a los 30, claro, si no estuviera en su
destino no ganaría nada. Mira bien, que es sólo por medio de Ẹbọ que una persona puede
apresurarse (avanzar) a conseguir algo bueno en la vida. Lo primero serio es buscar un
Sacerdote, pues para eso están. Hay cosas que no pueden integrarse necesariamente en el
Destino, y esto es algo que debe explicarse muy claramente a los adeptos a la religión, para
evitar frustraciones de deseos y caprichos en los asuntos y aún aquellas cosas que no están
incluidas en su Destino. En este caso citado anteriormente, la mujer tenía en su destino tres
matrimonios, que serían en parte inalterables, si pudiera aminorar el espacio y la pérdida de
tiempo; se casaría a los 25 años, y se divorciaría en el mismo año, se casaría a los 26, y se
divorciaría a los 27 y alcanzaría la felicidad conferida en el tercer matrimonio a los 27, una
buena diferencia, o tal vez todavía podría aminorar las dos fases de fracaso a dos simples
aventuras muy rápidas antes de llegar al tercer matrimonio serio y permanente. Entonces
valdría la pena realizar los sacrificios a tu Ọrí/Ọrìșà y a tus Ancestros en lugar de soportar los
sufrimientos, frustraciones y lamentos. La forma de diferenciar los sacrificios rituales, estos se
definen en término Yọrùbà como Ẹbọ, Àdìmù y Ọọgùn. Ẹbọ son los sacrificios que incluyen
animales y otros aditamentos, mientras que Àdìmù son ofrendas adicionales después de Ìrùbọ
(sacrificio de animales), o la primera ofrenda de forma única, como una simple ofrenda,
mientras que Ẹtùtù es un tipo de Sacrificio con el propósito de apaciguar a las fuerzas
primitivas o espíritus de los antepasados.

Entre los diversos temas ya muy discutidos, tenemos los ritos que implican los
sacrificios de animales comúnmente practicados en nuestros Rituales. Los cristianos, católicos
y protestantes, son los que más repudian nuestros sacrificios de animales. Deberían estudiar
más su Antiguo Testamento, concretamente el "Levítico", donde se relatan los sacrificios, no
sólo de animales. Que el Levítico es el código de leyes dado por Dios a su pueblo a través de
Moisés en el Sinaí. "Las ceremonias y otros ritos y reglamentos no eran un fin en sí mismos.
La ofrenda del sacrificio día tras día, año tras año, el recuerdo anual del día de la expiación
recordaba constantemente a Israel el pecado que les separaba de la presencia de Dios. Los
israelitas habían roto su pacto con él al desobedecer sus leyes y fueron condenados a muerte.
Pero Dios, en su misericordia, les mostró que aceptaría un sustituto, a saber, la muerte de un
animal perfecto e inocente, en lugar de la vida del pecador. Sus leyes muestran que Dios actúa
en armonía con las leyes naturales para el bien del pueblo.

Este es un pequeño espacio para la dignificación de la Religión de Ifá/Ọrìșà, tan


agredida por las Doctrinas Cristianas, principalmente por los protestantes. Por lo tanto, es
nuestro derecho mostrar lo hipócritas que son aquellos que nos atacan y repudian basándose
en sus Libros Sagrados, que muestran en gran medida la práctica de ritos idénticos a los
nuestros y con la misma simbología. La Religión de Ọrìșà es extremadamente tradicionalista y
no cambia su liturgia con fines hipócritas, sólo para complacer la visión laica de los fieles en
un intento de obtener beneficios. Lo que se hacía hace 10.000 años lo mantenemos hasta hoy,
pero no con una connotación diabólica como nos quieren imponer utilizando un medio ya
desgastado. Hoy el hombre es culto, busca información y encontrará la verdad sobre nuestro
mundo religioso. El culto de Ọrìșà nunca ha estado involucrado en el mundo de la Magia Negra,
del bajo astral, del satanismo ni mucho menos vinculado a los demonios sólo porque
realizamos sacrificios de animales en nuestros ritos. Predicamos las enseñanzas de Ifá que son
puras en su esencia, no predicamos los actos de los demonios más que la palabra de Dios
tomada de libros sagrados de dudosa autoría. Nuestra doctrina religiosa se ha mantenido por
la buena voluntad del hombre fiel y temeroso de Dios, guardando todo nuestro conocimiento
en la memoria y transmitiéndolo por la oralidad a través del Ẹṣẹ y el Ìtàn-Ifá. No tenemos
libros sagrados adaptados a cada momento de la historia como resultado de las necesidades de
las instituciones religiosas. No expulsamos a los demonios en forma de "teatro" para engañar
a los pobres crédulos negadores del diezmo que creen en las puestas en escena de actores bien
pagados para contorsionarse en público o dar testimonios sospechosos, siempre idénticos, sin
pruebas. No "atamos" a los malos espíritus en nombre de Dios.

Lo que deseamos es sólo poder exponer que nuestra Religión, la Religión de Ọrìșà,
pretende Relacionar al Hombre con Ọlọrùn a través del mantenimiento de ritos
tradicionalistas; a través de una rígida jerarquía mantenida entre los seguidores e Iniciados; a
través de la exigencia de una conducta honorable y moral dentro de las verdaderas Àwọ Ẹgbẹ
(Sociedades de Culto). Queremos mostrar claramente que nuestros verdaderos Sacerdotes son
hombres sabios, estudiosos y perseverantes en su religiosidad, todo ello basado en una antigua
filosofía mitológica. Cualquier otra versión no tiene sustento real, siendo invenciones de
muchos que pretenden impresionar o lucrarse en beneficio propio utilizando el nombre del
Ọrìșà Yọrùbà. Si hacemos sacrificios es porque estamos autorizados por Ọlọrùn, como también
se practicaba en Israel. No debemos olvidar que, en las mezquitas, anualmente, hasta nuestros
días, se sacrifica un cordero a Alláh (Dios). Pero a nadie le gusta atacar al Islam. Y sabemos
muy bien por qué.
Ẹjẹ (la sangre) es la vida, todos aprendemos esto en los templos verdaderamente
consagrados a Ọrìșà. Aparte de las partes sagradas de los animales que se ofrecen a las
Deidades, el resto es consumido por los que lo ofrecen. No hay desperdicio en el Ilé Ọrìșà, por
respeto a la naturaleza, tal como lo determinan las Deidades. Los animales ofrecidos no pueden
sufrir al ser inmolados, según nos determina el Ọrìșà Ọgùn Ọlọọbẹ, la Fuerza que posee el
Cuchillo. El ritual está rodeado del máximo respeto seguido de procedimientos de abstinencia,
donde se exige rigurosamente la pureza y limpieza espiritual y orgánica de los presentes para
que puedan participar en este tipo de ofrendas y sólo a los Iniciados debidamente preparados
durante años, se les permite realizar el acto de inmolación del animal. Esto no es para cualquier
persona no preparada. Hay una liturgia que hay que seguir al pie de la letra, en la que se reza
sobre el omi (el agua), el Ẹpọ pupa (el aceite de palma), el wuara (la leche), el oyin (la miel),
el iyò (la sal), el Ọtí (el aguardiente), el Àtáàrẹ (la pimienta) y se encanta recibiendo por la
palabra propiedades mágicas, para que puedan ser ofrecidos a las Divinidades como símbolos
de dulzura, progreso, prosperidad, abundancia, fertilidad, alegrías y paz para que estas
bendiciones sean recíprocas a todos a cambio de la ofrenda. Sin olvidar nunca ofrecer a Ọnìlẹ
(la tierra) su parte, pues es ella quien sostiene nuestros pies. Esta frase metafórica Yọrùbà nos
enseña que es la Madre Naturaleza la que nos permite una reencarnación más en Àìyẹ (la
tierra) y por eso debemos mostrarle nuestra gratitud durante los ritos de ofrenda.

Sólo aquellos que son malos en lo más profundo de su esencia más íntima, en su propio
carácter o por ignorancia, pueden ver la maldad en un ritual de este tipo y acaban juzgando
sin saber lo que verdaderamente se está realizando en un ritual en nombre de Dios. Pues
gracias a ese Dios universal, Ọlọdùmàrẹ, no hacemos apología de los demonios, pues los
desconocemos en nuestra cultura religiosa. Para la Cultura Religiosa Yọrùbà Dios no
"permitiría que los Ángeles cayeran". ¡El que hace daño a los hombres es el propio hombre! La
religión animista de Ifá/Ọrìșà no quiere ser mejor que otras religiones. Sólo desea que se le
respete, al igual que sabe respetar. Sólo deseamos que las personas puedan cumplir su papel
en otro paso por la Vida en Àìyẹ con la ayuda de las enseñanzas de Ifá. Sólo deseamos crecer
en las experiencias de vida. Deseamos poder aprender a convivir en el mismo espacio físico
con otros hombres, porque nuestro espíritu no tiene dónde evolucionar ya que el Hombre es
un dios ilimitado. Hacer evolucionar el espíritu del Hombre sería tratar de superar a Dios,
porque nuestro espíritu fue creado a partir de Dios, por lo tanto, somos partículas divinas. Ya
fuimos creados siendo dioses. Todo lo que necesitamos ya lo hemos recibido de Dios en el
momento de la Creación, sólo tenemos que aprender a utilizar lo que nos fue dado por Él.

Levítico 1-7 - Los sacrificios

1 - El Holocausto (capítulo 1 y 6,1-6) el único sacrificio en el que se quema el animal


entero, signo de consagración.
2 - La ofrenda de grano o de harina (capítulo 2 y 6:7-11) a menudo acompañaba al
holocausto y al sacrificio de comunión (punto 1 anterior).

3 - El sacrificio de comunión (capítulo 3 y 7, 11-36).

4 - El sacrificio por el pecado (4:1-5,13 y 6, 17-23).

5 - El sacrificio de reparación (5:14-26 y 7:1-10).

El fiel llevaba su ofrenda (un animal sin defecto físico tomado de su propio rebaño o
manada o, en el caso de la gente pobre, tórtolas o palomas) al patio que había delante del
sagrario. Colocaba su mano sobre él para significar que el animal lo representaba y luego lo
inmolaba (sacrificaba). Si el sacrificio era público, el Sacerdote era quien realizaba esta
operación. El sacerdote tomaba el cuenco de sangre y lo rociaba sobre el altar, luego quemaba
algunas partes específicas del animal que contenían ciertas porciones de grasa. Lo que quedaba
lo comían los sacerdotes y sus familias o incluso el sacerdote junto con los que ofrecían.

Los sacrificios expresaban la gratitud del individuo por la bondad de Dios, o eran
simplemente expresiones espontáneas de devoción y homenaje. El sacrificio por el pecado y el
sacrificio de reparación (Levítico 4-5, 26) se refieren a transgresiones contra la ley de Dios o a
una situación en la que se ha cometido una falta contra el prójimo, pero ambos demuestran la
exigencia de enfrentarse al pecado mediante el uso de la sangre. El sacerdote, como
representante de Dios, tenía la función de declarar si el creyente y su ofrenda eran aceptados
o rechazados por Dios. La práctica del sacrificio de animales se remonta al principio de la
relación entre Dios y el hombre (Génesis 4:4) y en el Nuevo Testamento explica la muerte de
Jesús (Hebreos 9:11). En Levítico 17:11 se dice que el sacrificio es algo dado por Dios al hombre.
La persona que toma la ofrenda se apropia de la vida de la sangre del animal sacrificado y
puede dársela a Dios, inyectando nueva vida en su relación con Dios, revitalizando su vida
cotidiana. Por qué hemos de estar aquí citando extensamente las Sagradas Escrituras judías y
cristianas si nuestro objetivo es la Religión de Ifá/Ọrìșà?

El Ọdú Ọyẹkù Ọgbè, cita...

Ọdẹ s'àpọ yọ rọ Ọṣanyìn m'Ọyá tu àpọ yọ Ọọgùn...

"El cazador abre la bolsa y saca el veneno, Ọṣanyìn abre la bolsa y saca el antídoto"
CONTRACCIÓN Y EXPANSIÓN

Esta metáfora significa que "todo veneno tiene su antídoto" y "toda enfermedad tiene
su cura". Esta Tradición Oral es específicamente sobre el principio de la polaridad de las Leyes
Herméticas y que en este caso se puede afirmar categóricamente que a través del mismo
"veneno" se elabora el "antídoto" como en el caso de las vacunas. Los que practican la Medicina
Tradicional Yọrùbà, creen que las enfermedades están contenidas en pequeñas bolsas dentro
del cuerpo, se entiende que estas "bolsas" son los cientos de glándulas repartidas por todo el
cuerpo y que debido a diversos factores, como el consumo excesivo de alcohol, sustancias
tóxicas, la exposición a sustancias cancerígenas, los que exceden los límites de su capacidad
humana; cuando esto y otros factores ocurren, estas "pequeñas bolsas" se rompen, liberando
los microorganismos en el torrente sanguíneo, que desencadenan la enfermedad hasta
entonces inerte. La base principal de la Medicina Tradicional Yọrùbà, está estructurada en la
creencia de no sólo curar la enfermedad sino también aniquilar estos microorganismos cuando
aún están inactivos. Para que los remedios sean eficaces, deben emplear una combinación de
sustancias amargas -el kọrọ-, picantes -el ta- y agrias -el kọn-. Estos preparados pueden
aplicarse al cuerpo o ingerirse según la receta prescrita, ya que las sustancias de estas
combinaciones matan los gérmenes que causan diversas enfermedades.

Es muy común observar en las más diversas recetas de medicinas tradicionales, la


adición de huevos de ave, sustancias azucaradas y alcohólicas, porque estas sustancias tienen
el poder de atraer y agrupar gérmenes, sería como una especie de trampa, para que los
microorganismos "consuman" los ingredientes de la medicina y puedan ser exterminados. Al
mismo tiempo, cada remedio dentro de la Medicina Tradicional contiene sustancias que
purgan y depuran la sangre, con el objetivo de provocar una rápida y abundante evacuación
intestinal y urinaria para que el exceso de toxina viral sea liberado del organismo. Hay que
tener en cuenta que casi todos los preparados de la medicina Yọrùbà incluyen nuez de kola -
Ọbí y Ọrọgbọ veneno amargo, porque al principio el sabor de estas semillas es dulce, luego
tienen un fuerte sabor amargo. También utilizan la pimienta de Jamaica - Àtáàrẹ de la cual
tienen un sabor dulce-picante que "camufla" el sabor de otras sustancias. La preparación de
un remedio particular, al principio por determinación de Ifá, que a través de las figuras - Ọdú,
revela la enfermedad que se padece, y predice cómo curarla e incluso prevenirla, de la misma
manera que los occidentales, los Yọrùbà creen que "es mejor prevenir que curar". En esta
consulta oracular se revelarán las prohibiciones y tabúes, llamados Ẹẹwọ en una especie de
"dieta". Dentro de la filosofía de Ifá, los Ẹẹwọ pertenecen a los Valores Éticos y Morales de la
Religión, violar una prohibición es cometer un sacrilegio, en este contexto debemos entender
que afrentar un Ẹẹwọ provocaría que las enfermedades propensas se manifiesten fácilmente
en el individuo. La mayoría de los religiosos de nuestra religión, se basan en el hecho de
determinar un tabú alimentario, por la forma en que molesta al cuerpo del individuo, ya sea
una indigestión, una diarrea o una reacción alérgica; siendo este un concepto erróneo, ya que
cuando se establece un Ẹẹwọ, es posible que al ser violado no haga ningún daño de forma
inmediata, pero después de un largo periodo se manifestará de diversas formas, incluso en
una enfermedad que podría haberse evitado con la obediencia prescrita y determinado por Ifá.

Dentro de la Medicina Tradicional, para la curación de las más diversas enfermedades,


se utilizan todos los elementos de la naturaleza, es decir, todo lo que existe en los reinos
Animal, Vegetal y Mineral, y se utilizará cada ingrediente, en función de las particularidades
de cada reino, la vibración o la energía específica que los caracteriza. Para que se entienda
mejor, si un individuo sufre una enfermedad causada por la ingestión de agua infectada, tendrá
que recurrir a ciertas plantas que viven precisamente en este medio, lo que podría retomar el
pensamiento de que "el veneno se transforma en antídoto"; del mismo modo, las plantas con
hojas y flores de color rojo se utilizan en la preparación de remedios para curar las
enfermedades de la sangre; las plantas que florecen con flores amarillas se utilizan para tratar
la ictericia; las plantas cuyas hojas están manchadas tienen la propiedad de curar diversas
enfermedades de la piel; las plantas rugosas, de color verde oscuro y con pequeños puntos
negros, tienen la propiedad de curar la anemia. Todos estos métodos representaban la
percepción de que el entorno tiene "intención y significado" y que los secretos de la buena
salud se encuentran dentro de los límites de la comprensión humana. Cabe señalar que las
plantas dentro de la Medicina Tradicional y Litúrgica del Yọrùbà se clasifican en cuatro
compartimentos: Hojas de agua, hojas de aire, hojas de tierra y hojas de fuego.
LOS CUATRO ELEMENTOS PRIMORDIALES

Los "elementos" del simbolismo mágico son los componentes básicos de todo lo que
existe. Estos cuatro elementos -Tierra, Aire, Fuego y Agua- son a la vez visibles e invisibles,
físicos y espirituales. De estos elementos se formaron todas las cosas, según el pensamiento
mágico. Nuestros conocimientos científicos actuales, que sostienen que hay muchos otros
"bloques de construcción", no contradicen este principio; es sólo una versión más elaborada.
No es en absoluto prudente considerar los cuatro elementos en términos puramente físicos.
Tierra, por ejemplo, no sólo se refiere al planeta en el que vivimos, sino también al fenómeno
terrestre de la base y la estabilidad. Del mismo modo, el fuego es mucho más que la lava. Dado
que se trata de magia de la Naturaleza, que utiliza poderes, instrumentos y símbolos naturales,
es importante comprender estos poderes. Una forma de hacerlo es mediante el estudio de los
elementos. Puede considerarse simplemente como un sistema conveniente de organización de
los distintos tipos de magia. También puede verse como el sistema real de poderes al que se
puede acceder para ayudar en los conjuros y rituales. Es usted quien debe definir cómo los ve.
Aunque los elementos se describen como "masculinos" y "femeninos", esto no debe
considerarse de forma prejuiciosa. Como todos los sistemas de magia, éste es simbólico:
describe los atributos básicos de los elementos en términos fácilmente comprensibles. Esto no
significa que sea más masculino practicar la magia de fuego, o que la magia de agua sea más
apropiada para las mujeres. Es sólo un sistema de símbolos.

Fuego - Ọgbẹ Mèjì. Este.

Tierra - Ọyẹkù Mèjì. Oeste.

Aire - Ìwọrì Mèjì. Sur.

Agua - Ọdì Mèjì. Norte.

Como también tenemos las plumas sagradas, Lẹkẹlẹkẹ, Àgbẹ, Àlùkọ, Àkọdìdẹ, los
polvos Ẹfùn, Wàjẹ, Ìyèròsùn, Ọṣù y las cadenas punto, Este, Sur, Oeste y Norte. Los antiguos
filósofos de la naturaleza creían que estos eran los elementos básicos en la constitución de la
materia. El origen de la teoría de los cuatro elementos, al menos en Occidente. Entre ellos, el
origen de la materia se atribuía a un elemento diferente: a veces al fuego, a veces al agua. Sin
embargo, es probable que esta discusión venga de Oriente, donde encontramos, en China, la
Teoría de los Cinco Elementos. De hecho, se trata de elementos sutiles, o más bien de estados
de mutación de la materia-energía. Para los Yọrùbà también vemos la aplicación de este
concepto de elementos que vienen en partes equilibradas en la composición de la materia,
cuando la medicina Yọrùbà trata de equilibrar los tres elementos: aire, fuego y tierra. Estos
elementos constituyeron la base de la medicina Yọrùbà, y aún lo hacen, donde se sabe que
ciertas enfermedades mentales graves, como la esquizofrenia, están asociadas a determinados
tipos físicos. El predominio de un determinado elemento, determina el estado físico de la
persona, ya sea, mental, físico, de autodefensa o de ataque contra un enemigo.

En física y química, el plasma es uno de los estados físicos de la materia, similar al gas,
en el que una cierta porción de partículas se ioniza. La premisa básica es que el calentamiento
de un gas provoca la disociación de sus enlaces moleculares, convirtiéndolo en sus átomos
constitutivos. Además, este calentamiento adicional puede provocar la ionización (ganancia o
pérdida de electrones) de estas moléculas y átomos del gas, convirtiéndolo en un plasma que
contiene artículos p cargados (electrones e iones positivos). La presencia de un número no
despreciable de portadores de carga hace que el plasma sea eléctricamente conductor, por lo
que responde fuertemente a los campos electromagnéticos. Por lo tanto, el plasma tiene
propiedades muy diferentes a las de los sólidos, los líquidos y los gases, y se considera un
estado distinto de la materia. Al igual que el gas, el plasma no tiene forma ni volumen definidos,
excepto cuando está contenido en un recipiente; sin embargo, a diferencia del gas, bajo la
influencia de un campo magnético puede formar estructuras como filamentos, rayos y capas
dobles. Algunos plasmas comunes son las estrellas y las placas de neón. En el universo, el
plasma es el estado más común de la materia ordinaria, la mayor parte de la cual se encuentra
en el plasma intergaláctico enrarecido y en las estrellas. La naturaleza de la materia en el "rayo
catódico" del tubo de Crookes se identificó y describió por primera vez como "plasma", debido
a la capacidad del plasma de las descargas eléctricas para moldearse dentro de los tubos donde
se generan. Excepto en las proximidades de los electrodos, donde hay envolturas que contienen
menos electrones, el gas ionizado contiene iones y electrones en cantidades aproximadamente
iguales, de modo que la carga espacial resultante es muy pequeña.

Utilizaremos el nombre de plasma para describir esta región que contiene cargas
equilibradas de iones y electrones. Los plasmas son, con mucho, los estados de la materia más
comunes en el universo, tanto en masa como en volumen. Todas las estrellas están hechas de
plasma e incluso el espacio entre las estrellas está lleno de un plasma, aunque muy escaso. En
el Sistema Solar, el planeta Júpiter es el que tiene la mayor cantidad de noplasmas, sólo el 0,1%
de la masa y el 10-15% del volumen dentro de la órbita de Plutón. Los granos muy pequeños
dentro de un plasma gaseoso también adquieren una carga negativa resultante, por lo que
pueden actuar como un componente iónico fuertemente negativo del plasma. Un plasma de
polvo contiene pequeñas partículas de polvo cargadas (que suelen encontrarse en el espacio),
que también se comportan como un plasma. Un plasma que contiene partículas más grandes
se llama plasma de grano. Para describir completamente el estado de un plasma, habría que
registrar todas las localizaciones y velocidades de las partículas y describir el campo magnético
en la región del plasma.

Fuego, Agua, Aire, Tierra - No sólo nuestro planeta, sino todo el universo está formado
por partículas materiales en la actuación de los Elementos.
Es gracias a la diversidad de los elementos que vivimos en un mundo lleno de
diferencias. Sin embargo, todas las cosas visibles e invisibles tienen su origen en una sola
fuente de vida. Por eso, el reconocimiento de las cuatro caras de la unidad, de la que surgen
los elementos, permite al hombre desarrollar su conciencia espiritual y tomar conciencia de
esta unidad. El fuego, el agua, el aire y la tierra, tal como los conocemos generalmente, no son
más que formas manifiestas de los propios Elementos. Sus manifestaciones se revelan de la
siguiente manera: el elemento agua posee propiedades magnéticas, nutre y sostiene. El
elemento fuego posee propiedades eléctricas y creativas. El aire es el elemento separado que
permite la coexistencia de dos de los elementos principales: el fuego y el agua. El elemento
tierra es la amalgama que une el fuego, el agua y el aire que, en diferentes proporciones, hace
posible la formación de materiales con diferentes propiedades.

Para comprender mejor el funcionamiento de los elementos, veamos cómo funciona en


la práctica. A modo de ilustración, veamos cómo las raíces de un árbol absorben el agua y los
minerales necesarios para su crecimiento (agua y elementos de la tierra). El árbol respira a
través de sus hojas (elemento aire) y recibe luz y calor de los rayos del sol (elemento fuego).
Si prendemos fuego a un árbol, los elementos se liberarán de la madera: el agua se evaporará;
la luz, que durante muchos y largos años ha brillado sobre ese árbol, arderá en una poderosa
llama; el oxígeno que el árbol había estado "exhalando" permitirá que este proceso de quema
de energía y nutrientes transforme el suelo en cenizas, que volverán a servir como fuente de
minerales para otras formas de vida.

El cuerpo humano también contiene los cuatro elementos. La ruptura de la delicada


armonía de los elementos del cuerpo humano provoca enfermedades, especialmente cuando
abusamos de la energía de estos elementos o los obstruimos. Sin embargo, nuestro objetivo no
es tratar de mantener esta armonía en el plano material, sino en el espiritual. Porque lo que
vemos en el exterior es siempre sólo una manifestación de lo espiritual. Los elementos que
forman el mundo material también están incrustados en el carácter del hombre. Según el
elemento que predomine en él, puede tener una naturaleza colérica, sanguínea, melancólica o
flemática. En la interacción humana, cada una de estas naturalezas es importante, porque
permite "ver la materia" desde todos los lados, y considerar todos los aspectos al realizar una
actividad que le permita al ser humano que su trabajo se acerque a la perfección. De hecho,
hay doce naturalezas humanas, que son una mezcla de los cuatro elementos en diversas
proporciones y se conocen como los doce signos del Zodiaco. La interacción de los dos
elementos principales también se encuentra en la unión de lo masculino con lo femenino,
donde el hombre, por su naturaleza, aporta la relación con las fuerzas creativas del fuego,
mientras que la mujer aporta las fuerzas sustentadoras del elemento agua, formando la base
necesaria para el funcionamiento activo del hombre.

Cada uno de los cuatro elementos es intrínsecamente neutro y no es ni bueno ni malo.


Es el hombre quien imprime un carácter bueno o malo al funcionamiento de los elementos.
Sin embargo, para no quedarnos en teorías, aunque el conocimiento correcto también es
importante para el desarrollo espiritual del hombre, veamos las cualidades positivas y
negativas que el hombre puede desarrollar en su interior. Al leer las cualidades individuales
puedes tener la sensación de que no tienes muchos rasgos característicos del elemento que
predomina en ti o incluso puedes encontrar en ti muchos rasgos de otros elementos. Depende
de lo desarrollado que estés como espíritu humano y de las cualidades que ya hayas
desarrollado a través de la experiencia. O lo que es lo mismo: unos cosechan treinta veces más,
otros sesenta veces y otros cien veces más. Sin embargo, todos deben alcanzar la perfección
transformando todas las cualidades negativas en positivas.

LA MAGIA PRÁCTICA DE LOS ỌDÚ.

Date cuenta, entonces, de cómo esta poderosa fuerza que es el Ọdú puede alterar no
sólo la naturaleza a través de los elementos, sino también la propia constitución humana y
alinearte con tu destino. Este desarrollo de la cosmogonía presentado se basa en cuatro días
de creación.

Primer día: Ọjọ Ọrùnmìlà y Ẹṣù

Segundo día: Ọjọ Ọgùn

Tercer día: Ọjọ D'Jàkútà

Cuarto día: Ọjọ Ọbàtàlà

Así, toda la constitución del ser humano y de la naturaleza puede ser analizada a través
del Ọdú mediante las siguientes interpretaciones de la magia.

Nota: Estas marcas del Ọdú sólo las puede realizar un Bàbàlàwọ, pero las pondré aquí
para tener información de una magia aplicada. La siguiente marca se refiere al Ọdú Ọgbẹ tanto
al origen de la creación en cuatro días.

Primer día de la creación - Plano espiritual - Elemento fuego - Mundo humano -


Simboliza la fuerza de voluntad - En la cosmogonía es la etapa en la que surgen las fuerzas
Ìwà, Ábá, Àṣẹ, Ọfùn, Ọṣà y Ọjọ Ọrùnmìlà y Ẹṣù.

Segundo día de la creación - Plano mental - Elemento aire - Mundo vegetal - Simboliza
el mundo mental e intelectual del Ser Humano - En la cosmogonía es el momento en que se
desarrollan los elementos Ọjọ Ọgùn.
Tercer día de la creación - Plano emocional astral - Mundo animal - Simboliza el mundo
de las emociones y los sentimientos - En la cosmogonía es el momento en que se estructuran
las ocho direcciones - Ọjọ D’Jàkútà - Elemento agua.

Cuarto día de la creación - Plano físico material - Mundo mineral - Simboliza el mundo
de las sensaciones materiales y del deseo - En la cosmogonía es el momento en que surgen los
doscientos cincuenta y seis Ọdú - Ọjọ Ọbàtàlà -Elemento tierra.

Los Ọdú se estructuran en columnas, estas columnas a través de un patrón de cantidad


y calidad pueden definir el perfil, así como el resultado y la eficiencia de un ritual. Hay cuatro
modelos básicos de manejo de los símbolos del Ọdú, y este modelo se basa en los cuatro días
de la creación. Sólo se puede utilizar un símbolo de un Ọdú, por lo que este Ọdú se llamará
Mẹnì - que significa único basado en el símbolo de Ọgbẹ Mẹnì. Una pluma un patrón en un
solo nivel de acción.

I
Cuando se realizan rituales utilizando el símbolo de un Ọdú una sola vez, este nivel de
magia se relaciona con el primer día de la creación y, por lo tanto, trata directamente con el
poder de Ọlọrùn a través de sus veintidós nombres, pero se vuelve ineficaz si sólo se desean
resultados materiales, este tipo de uso sólo está indicado para asuntos puramente espirituales.
Por lo tanto, los perfiles de la magia del Ọdú en Mẹnì acción de una sola columna, enlace
directamente y sólo a los nombres de Ọlọrùn en la cultura Yọrùbà.

01 - Ọbà Àìrì: rey invisible - Ìwà Mẹnì.

02 - Ọlọjọ Ọnì: Señor de hoy - Ábá Mẹnì.

03 - Àtẹrẹrẹkàíyẹ: El que cubre todo el mundo - Àṣẹ Mẹnì

04 - Ọlọdùmàrẹ: El que es superior, permanente e inmutable - Ọfùn Mẹnì

05 - Ọbà tì rẹ ki sẹlẹ: Rey cuya orden no es inválida Ọṣà Mẹnì

06 - Ọbà Àdà ẹdà: Rey que crea toda la existencia - Ọgbẹ Mẹnì

07 - Ọbà Àwámárídìí: Rey que no puede ser localizado - Ọyẹkù Mẹnì

08 - Ọlọrùn Àláànú: Dios misericordioso - Ìwọrì Mẹnì

09 - Ọbà Mìmọ: rey puro - Ọdì Mẹnì

10 - Ọyígíyígí Ọkùtá Àìkú: Poderosa piedra inmutable que nunca muere - Ọbàrà Mẹnì

11 - Ọlọrùn Àlàgbàrà: Señor del firmamento todopoderoso - Ìrọsùn Mẹnì

12 - Ọbà Arínúnrọọdẹ: Rey que ve y revela lo que está oculto - Ọkànràn Mẹnì.

13 - Ọlùbùkún: El que bendice y añade - Ọwọnrín Mẹnì.

14 - Ọgà Ọgọ: Maestro de la gloria - Ọgùndà Mẹnì.

15 - Ọgbìgbà tì ṣọgbà: Salvador que ayuda a los desamparados - Ọṣà Mẹnì.

16 - Ọbà tì l'ẹrẹ: Rey que no es deshonrado - Ìrẹtẹ Mẹnì.

17 - Ọlùgbàlà: El Salvador - Ọtùrà Mẹnì.

18 - Ọbà Àdákẹdájọ: Rey que se sienta en silencio y aplica la justicia - Ọtùrùrùpòn Mẹnì.

19 - Ọlùmọnọkàn: El que conoce los corazones - Iká Mẹnì.

20 - Àlẹ Wìlọṣọ: El que pone y dispone según su deseo - Ọṣẹ Mẹnì.

21 - Ọlùpẹṣẹ: El que abastece y proporciona provisiones - Ọfùn Mẹnì.


22 - Ọbà a ṣẹ Kàn má kù: Rey cuyas obras son perfectas - Ọṣẹtùrà.

01 - Si sólo hay una marca, su alcance es sólo para los planos espirituales, por lo que su uso
para fines materiales no es muy recomendable.

I
02 - Si el Ọdú tiene su marca dos veces inscrita es Méjì, su efecto es específico en el plano
mental, influirá en el Ọrí de las personas y sólo eso. Por supuesto, en las manos adecuadas,
ningún tipo de conocimiento es ordinario, ni pequeño. El Ọdú cuando se utiliza en sólo dos
columnas, afecta al plano de las ideas, al nivel de las personas lo que significa decir que
funciona puramente en de Ọrí. Dicha forma puede incluso influir, pero sigue sin ser la más
adecuada para los rituales con objetivos puramente materiales.

II

II

II

II
03 - Si el Ọdú tiene su marca repetida tres veces, será un Ọdú mẹtà. De este modo, sólo
influirá en el plano emocional de una persona. Este es el patrón ideal para proporcionar la
proyección para influir en las emociones de alguien.

III

III

III

III
04 - Si el Ọdú tiene por cuatro veces repetidas su marca, será un Ọdú Mẹrìn. Y de este modo,
podrá influir plenamente en todos los asuntos físicos y materiales.

IIII

IIII

IIII

IIII
ỌFỌ INỌN - ENCANTAMIENTO DEL FUEGO.

Inọn imolẹ, Inọn imole mọ jùbà ẹ ẹ mọ jùbà

Inọn imolẹ, Inọn imole mọ jùbà ẹ Àgọ mọ jùbà

Espíritu de fuego, espíritu de fuego, mi respeto y reverencia

Espíritu de fuego, espíritu de fuego mi respeto con solicitud de permiso y más


reverencia.

Inọn el Fuego: En la medida que Ìmọlẹ es el origen de los elementos, el primer elemento
que nació de Ìmọlẹ fue Inọn el Fuego. Este elemento, como todos los demás, actúa no sólo en
nuestro plano material, sino en todo lo creado. Las características básicas del principio del
fuego son el calor y la expansión, en la mayoría de las reacciones que generan la combustión,
el comburente que se encuentra suele ser el oxígeno. Por eso, al principio de la creación todo
era fuego. Todo elemento, incluido el fuego, tiene dos polaridades, siendo la activa y la pasiva
Ọgbẹ Mèjì y Ọfùn Mèjì, el Ọgbẹ Mèjì parte el fuego de la explosión y Ọfùn Mèjì el aire que
sostiene este fuego. Hay que tener siempre en cuenta estas dos características básicas porque
para que una magia funcione de forma eficaz y necesaria se necesitan dos elementos. Las
religiones atribuyen al principio el bien y el mal, que no existen, son sólo conceptos de las
condiciones humanas. En el universo no hay cosas buenas ni malas, pues fue creado según
leyes inmutables. Así, es precisamente a través de estas leyes que se refleja el principio divino
y sólo en posesión del conocimiento de estas leyes podemos acercarnos al Ọlọrùn. El fuego
emana a la fuerza del principio eléctrico en todo el universo. Como veremos más adelante, la
fuerza que representa este principio eléctrico nacido del fuego en el universo, se llama Ọgbẹ
Mèjì, que son las ondas magnéticas sumadas a Ọfùn Mèjì y entre otras Ọdú que representa el
oxígeno como todo Ọrìșà Fúnfún y el generador este fuego. De la relación entre los elementos
surgieron los dioses primordiales.

El fuego fue también el mayor responsable de la supervivencia de los seres humanos y


del grado de desarrollo de la humanidad, aunque durante muchos períodos de la historia el
fuego se utilizó en el desarrollo y la creación de armas y como fuerza destructiva en la magia,
la hechicería y la medicina. En la antigüedad se consideraba que el fuego era una de las partes
fundamentales que formarían la materia. En la Edad Media, los alquimistas creían que el fuego
tenía propiedades de transformación de la materia al cambiar ciertas propiedades químicas de
las sustancias, como transformar un mineral sin valor en oro.

Este elemento está vinculado a la fuerza masculina, al impulso de la vida, a la pasión,


a la transmutación, a la fuerza de voluntad, a la sexualidad, a la conquista, al deporte, a la
acción, a la destrucción, a la limpieza, a la energía, etc. Representa el fuego sagrado, la chispa
de la divinidad que brilla en nosotros y en todos los seres vivos. El fuego representa la energía,
la fuerza, lo que mueve el mundo. Físicamente, el Fuego representa nuestro metabolismo y el
calor del cuerpo. A nivel mental y emocional representa las pasiones y lo que nos mueve. El
fuego puede asociarse a la motivación, el deseo, la intención, el impulso, el espíritu aventurero.
La magia del fuego puede parecer aterradora porque los resultados se manifiestan de forma
rápida y espectacular. El elemento fuego es una fuerza abrumadora e increíble.

Unas aplicaciones mágicas: Tormenta, tiempo y estrella, combustión, magia con humo
o fusión de objetos, velas y pequeños fuegos; Energía, espíritu, calor, llama, sangre, vigor, vida,
voluntad, curación, destrucción, purificación, fogatas, chimeneas, sol, erupciones, explosiones,
libertad, cambio, visión, percepción, visión interior, iluminación, aprendizaje, amor, pasión,
autoridad, voluntad de atreverse, creatividad, lealtad, fuerza, transformación, protección,
valor, yo superior, éxito, refinamiento, artes, evolución, fe, ejercicios físicos, conciencia
corporal, vitalidad, autoconocimiento, poder, etc.

El fuego siempre ha existido y siempre ha estado presente alrededor del hombre, en la


lava, en los rayos del sol, en las descargas eléctricas naturales. Sólo faltaba descubrir este
elemento. En ese momento, apareció el poder. Quien dominaba el fuego empezaba a ejercer
su poder sobre los demás. Poder para crear, transformar y destruir. El trato con el fuego es
siempre ambiguo: puede unir a las personas (la gente se reúne en torno a él y se forman las
primeras sociedades), pero también puede ser peligroso y hacer daño (es el elemento de la
guerra y la violencia). El fuego está en el cuerpo humano a través de las descargas eléctricas
del cerebro provocadas por las neuronas y los electrones. Por eso se asocia a la llama de los
pensamientos que impulsa el subconsciente hacia la conciencia, el horno de las ideas. Es el
mayor símbolo de la conciencia y el libre albedrío. Saber utilizar el fuego con sabiduría puede
significar el progreso, o la destrucción.

El elemento del fuego (colérico). Cualidades positivas: vigoroso, celoso, entusiasta,


valiente, decidido, creativo, atrevido, trabajador, persistente

Cualidades negativas: propenso a las peleas, irritable, impulsivo para destruirlo todo,
apasionado, insensato, celoso, voraz, vengativo, violento, odioso, colérico, destemplado...
ỌFỌ ẸRÙPẸ - ENCANTAMIENTO A LA TIERRA.

Ìyà àyàbà, Ìyà Ọnìlẹ

Ọnìlẹ mọ jùbà Àwọ

Ìyà, Ìyà, Ìyà, Ìyà Ọnìlẹ

Madre reina, madre dueña de la tierra

Señora de la tierra, mis respetos

Madre, madre, madre, madre y señora de la tierra.

Ẹrùpẹ la Tierra: El elemento Tierra se forma en último lugar, porque a través de su


característica especialmente de solidificación, integra todos los elementos dentro de sí. Fue
precisamente esta característica la que dio a los elementos una forma concreta. Sin embargo,
al mismo tiempo se introdujo un límite a su efecto, que dio lugar a la creación del espacio de
dimensión, peso y tiempo. En conjunción con la tierra, el efecto recíproco de los tres elementos
se convirtió en cuádruple. El fluido de la polaridad del elemento tierra es electromagnético.
Con todos los elementos están activos en Ọnìlẹ la madre tierra, en el cuarto elemento, se puede
explicar toda la vida creada. Fue a través de la materialización de la vida en este elemento que
surgió la poderosa fuerza de la creación universal.

El estado sólido es un estado de la materia cuyas características son tener un volumen


y una forma definidos, es decir, la materia resiste la deformación. Dentro de un sólido, los
átomos o moléculas están relativamente juntos, o son "rígidos". Pero esto no impide que el
sólido se deforme o se comprima. En la fase sólida de la materia, los átomos tienen una
disposición espacial fija, pero como toda la materia tiene cierta energía cinética, incluso los
átomos del sólido más rígido se mueven ligeramente, en un movimiento "invisible". Los
sólidos, cuando se someten a altas temperaturas, pasan a la fase líquida cuando alcanzan el
punto de fusión, que es variable según el material, y por sublimación es posible que pasen
directamente a la fase de vapor. Además, las fuerzas de cohesión (agrupación) son mayores
que las fuerzas de repulsión de sus moléculas. Las partículas sólo tienen energía cinética
vibratoria, sólo vibran en posiciones fijas y definidas.

Los sólidos tienen algunas características:

Fragilidad: El sólido frágil se rompe fácilmente sin deformarse primero y una de sus
características es romperse bruscamente, la fragilidad es también lo contrario de la ductilidad.
Ejemplo: El grafito es un material frágil.

Este elemento está relacionado con la fertilidad, la creación, la estabilidad, la armonía,


la solidez, el hogar, la humedad, la gravedad es la manifestación de este elemento. Está
conectado a la dimensión de la que somos conscientes, al plano físico. La Tierra es el reino de
la abundancia, la prosperidad y la riqueza. Es el más físico de los elementos, pues sobre él se
apoyan los tres. Sin la tierra no existiría la vida tal y como la conocemos. También es el sostén
de las fuerzas de la naturaleza.

La tierra representa lo que es duro, lo que es sólido en este plano de existencia. El


símbolo más básico de la tierra son las rocas. Las rocas son muy difíciles de mover y modificar.
En el plano físico, representa los huesos, los músculos y los tejidos orgánicos. Emocionalmente
se asocia con la terquedad, la estabilidad, el culto al cuerpo, la gravedad de las cosas.
Mentalmente se asocia con la confianza, la resistencia al cambio. La tierra es fertilidad.
También es un elemento femenino. La tierra significa la fuente de la que los seres encuentran
sustento y alimento. En ella el hombre se establece y puede ejercer su destino. En el cuerpo
humano, la tierra se expresa en los huesos.

Puntos de fuerza: Cuevas, valles, bosques, abismos, campos cultivados, granjas,


jardines, parques, cocinas, sótanos, minas, agujeros, madrigueras, montañas.

Aplicaciones mágicas: Hechizos de entierro, plantar, hacer imágenes de arcilla o arena,


caminar por la naturaleza y visualizar lo que se desea, para el cuerpo, el crecimiento, el
sustento, la ganancia material, el dinero, el nacimiento, la muerte, el silencio, las rocas, las
piedras, los cristales, las joyas, el metal, los huesos, las estructuras, la noche, la riqueza, los
tesoros, la entrega, la fuerza de voluntad, el tacto, la empatía, el crecimiento, el misterio, la
conservación, la incorporación, los negocios, la prosperidad, el empleo, la estabilidad, el éxito,
la fertilidad, la curación, las fuerzas de la naturaleza combinadas, la abundancia material, las
runas, la sabiduría práctica, la fuerza física, la enseñanza.

El elemento tierra (melancólico). Cualidades positivas: coherente, concienzudo,


perseverante, puntual, prudente, resistente, responsable, firme, fiable, sobrio, ambicioso,
respetuoso, realista...

Cualidades negativas: materialista, superficial, perezoso, indiferente, lento, susceptible,


inconsciente, inconsistente, tímido, despectivo...
ỌFỌ ỌMÌ - ENCANTO DE AGUA.

Ọmì Ìmọlẹ máṣẹ mi

Ọmì tutu, omi ọnọn tútú

Ọmì ọkọ tutu, ọmì ìyẹ tútú

Ọmì Ìmọlẹ máṣẹ mi

El espíritu del agua no me hace daño

El agua refresca, el agua refresca el camino

El agua refresca el arado, el agua refresca la vida

El espíritu del agua no me hace daño.

Ọmì el agua: El estado líquido es un estado de la materia en el que la distancia entre


sus moléculas es suficiente para adaptarse a cualquier medio (tomando su forma), pero sin
alterar considerablemente su volumen. Las moléculas de un material en estado líquido tienen
más energía que las moléculas del mismo material en estado sólido, a la misma presión. Esta
mayor energía se traduce en una mayor libertad de movimiento, que es lo que permite al
líquido adaptar su forma a la del recipiente que lo contiene, aunque el líquido es prácticamente
incompresible. Con la libertad de movimiento, sus moléculas chocan con frecuencia, y la
temperatura está relacionada con la velocidad media de las partículas. Se dice que un fluido es
aquel cuya forma suele estar determinada por lo que lo contiene. Las partículas del líquido
(normalmente moléculas o un conjunto de moléculas) son libres de moverse por el volumen
del líquido, pero su atracción mutua limita la capacidad de estas partículas para salir del
volumen. El volumen de una cantidad de un líquido está determinado por su presión y
temperatura. Si este volumen difiere ligeramente del volumen del recipiente que lo contiene,
se observa una superficie. La superficie del líquido se comporta como una membrana elástica,
en la que se manifiesta la tensión superficial. Debido a este efecto, el líquido forma gotas y
burbujas.

Este elemento está conectado con la fuerza femenina, la intuición, la magia, la mente
subconsciente, el amor y todas las emociones, la fluidez, la curación, la suavidad, el amor, el
movimiento. Al igual que el agua es fluida, cambia constantemente, fluye de un nivel a otro,
así son nuestras emociones. El agua es el elemento de absorción y germinación. El
subconsciente está simbolizado por este elemento, ya que siempre está en movimiento, como
el mar que nunca descansa, ya sea de noche o de día. Será de gran beneficio para el Mago
apaciguar este mar. El agua representa la fluidez, las cosas sin forma. Aparte de las cosas
obviamente relacionadas con el agua (como los ríos y los mares), las plantas también están
asociadas a este elemento, ya que se adaptan a su entorno, crecen y se mueven según el Sol y
el cambio de las estaciones. La sangre y otros fluidos corporales también están representados
por este elemento. A nivel mental y emocional, el Agua representa la adaptabilidad al cambio.
El agua también puede asociarse a las emociones, la adaptabilidad, la flexibilidad, el
magnetismo y la moldeabilidad. Puntos de alimentación: lagos, ríos, manantiales, pozos,
playas, baños, piscinas, duchas, el océano y las mareas.

Aplicaciones mágicas: Magia con el Mar, el hielo, la nieve, la niebla, el espejo, el imán,
la lluvia, las emociones, los sentimientos, el amor, el coraje, la ternura, la tristeza, la intuición,
la mente inconsciente, el útero, la generación, la fertilidad, las plantas, la curación, la
comunicación con el mundo espiritual, la purificación, el placer, la amistad, el matrimonio, la
felicidad, el sueño, los sueños, lo psíquico, el yo interior, la simpatía, el amor, la reflexión, las
mareas y las corrientes de la vida, el poder de atreverse y purificar las cosas, la sabiduría
interior, la búsqueda de la visión, la curación de uno mismo, la visión interior, la seguridad,
los viajes.

El elemento agua (flemático). Cualidades positivas: comprensivo, sereno, moderado,


confiado, devoto, piadoso, indulgente, modesto, ferviente, flexible, meditativo, interiorizado...

Cualidades negativas: indiferente, insensible, perezoso, indolente, rígido, retraído,


desconsiderado, inestable, abatido...
ỌFỌ ÁTẸGÚN - ENCANTO DEL AIRE.

Átẹgún, bàbà àfẹfẹ

Ọmọ ọrọ ìṣẹ, ọfuurufu

Yọ mi ainu ibi

Má jẹ kọ hun mi àhun.

Átẹgún es el aire: El aire es la mezcla de gases que componen la atmósfera terrestre.


Se compone principalmente de nitrógeno, oxígeno y argón, que juntos constituyen la mayoría
de los gases de la atmósfera. Los otros gases incluyen los de efecto invernadero, como el vapor
de agua, el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso y el ozono. El aire filtrado contiene
trazas de otros compuestos químicos. Es probable que muchas sustancias naturales estén
presentes en pequeñas cantidades en una muestra de aire sin filtrar, como el polvo, el polen y
las esporas, las cenizas volcánicas, los compuestos de flúor, el mercurio metálico y los
compuestos de azufre, como el dióxido de azufre. En física, el aire es uno de los estados de la
materia, no tiene forma ni volumen definidos y está formado por un conjunto de partículas
(moléculas, átomos, iones, electrones, etc.) cuyos movimientos son aproximadamente
aleatorios.

Este elemento está relacionado con las ideas, los procesos mentales, la comunicación,
el cambio, el movimiento, el conocimiento/sabiduría/estudios, la libertad, etc. Es masculino,
seco, expansivo y activo. Es el elemento que sobresale en los lugares de aprendizaje y en el que
reflexionamos, pensamos y teorizamos.

También representa las cosas que crecen, la expansión, la libertad de movimiento.


Aparte del sumo y sus similares, el aire puede ser representativo de lo mental. A medida que
crecemos físicamente, aprendemos y nuestra mente se expande igualmente, en términos de
conocimiento, personalidad y a través de las experiencias de la vida. El aire representa la
respiración. Mental y emocionalmente representa una "Mente abierta" y un sentimiento de
despreocupación. Puede asociarse a la voluntad, a la evasión, a la benevolencia, a la compasión,
a la sabiduría, a la electricidad.

Aconsejado para hechizos y rituales que se dirigen hacia los viajes, el estudio, la
libertad, la obtención de conocimientos, la búsqueda de objetos perdidos, el descubrimiento de
mentiras, etc. Puede utilizarse para ayudar a desarrollar las facultades psíquicas. Algunos
hechizos con el elemento Viento incluyen el acto de dejar caer un objeto desde la cima de una
montaña u otro lugar elevado para conectar físicamente con el elemento.

Puntos fuertes: Cimas de montañas, playas con viento, edificios altos, aeropuertos,
escuelas, bibliotecas, oficinas, agencias de viajes.
Aplicaciones mágicas: procesos mentales, intuitivos y psíquicos, conocimientos y
estudios, aprendizaje abstracto, viento y respiración, inspiración, audición, armonía,
pensamiento y crecimiento intelectual, viajes, libertad, verdad, encontrar cosas perdidas,
telepatía, memoria, desarrollo del entendimiento, conocer los secretos de los desencarnados,
meditación, discusiones, comienzos, iluminación, adivinación, concentración, visualización,
profecía, magia del viento, velocidad, olfato, oído, etc.

Los antiguos, entre ellos, interpretaban la realidad como si todo estuviera formado por
cuatro elementos: fuego, tierra, aire y agua. Para estos filósofos, existía una división precisa
entre nuestro mundo y el cielo, una división de carácter metafísico. Nuestro mundo sería el
lugar de los cambios, el espacio donde todo se transforma; el cielo sería el mundo supralunar,
reuniendo todo lo que está por encima de la luna. En el mundo supralunar, se creía, estaban
los planetas y las estrellas, compuestos no de materia ordinaria, sino de una sustancia
inmutable y eterna llamada "Àṣẹ". También podemos demostrar que nuestro mundo está
dividido en cuatro partes. Tenemos una parte continental, también conocida como litosfera
(tierra), tenemos agua (ríos, océanos, lagos), tenemos aire (la atmósfera) y tenemos fuego (el
núcleo incandescente del planeta).

Del mismo modo, para el Yọrùbà, cuatro son los Elementos que constituyen la
existencia: fuego, tierra, aire y agua. Cada uno de ellos se manifiesta de cuatro formas distintas,
sumando los 16 Ọdú y llegando a los 256 Ọdú. Desde la perspectiva de cada uno de los
Elementos, la realidad se interpreta de formas muy diferentes. Es como si cada elemento, al
tratar un hecho, hiciera consideraciones particulares, y ninguno de ellos captara el hecho en
su totalidad, en su plenitud. El fuego ve los posibles sentidos y significados del hecho. El agua
se ocupa de las implicaciones emocionales. La Tierra se ocupa de la causa y la consecuencia. El
aire, a su vez, quiere entender la teoría que hay detrás del hecho. Cada uno de los Elementos,
a su manera, es ciego a otras perspectivas. Sólo juntos alcanzan el verdadero poder, por
ejemplo, nos habla de las cuatro funciones psíquicas: sensación, sentimiento, pensamiento e
intuición. Cada una de estas cuatro funciones está relacionada con un elemento:

La sensación tendría que ver con la perspectiva terrestre: las cosas tienen valor en la
medida en que puedo experimentarlas con los sentidos físicos.

Sentir, con la perspectiva del Agua - las cosas tienen valor en la medida en que estimulan
las emociones.

El pensamiento estaría relacionado con el Aire: las cosas tienen valor en la medida en
que se entienden sus teorías.

Intuición, para el Fuego - las cosas tienen valor en la medida en que tienen significados
y enseñanzas filosóficas, espirituales o morales.
Suponer que uno de estos elementos es "más importante" es un grave malentendido.
Cada uno de ellos nos ofrece sólo una porción de la perspectiva de las cosas.

El aire tiene una posición intermedia entre el fuego y el agua, al igual que Àṣẹ también
tiene una posición entre Ìwà y Ábá. De la misma manera que el aire tiene efectos alternativos
de los elementos pasivos y activos del fuego y el agua, el aire y el elemento en el que se basa
toda la vida creada, pues este movimiento entre los polos y el fuego y el agua cualquiera puede
hacer posible la creación de la existencia. En su papel de intermediario, el principio del aire
asumió del fuego la característica del calor, y del agua la de la humedad. Sin estas dos
características la vida no sería posible, además también confieren, al aire dos polaridades en
Ọfùn el aire es la gran fuerza dadora de vida, es en Òṣà la fuerza exterminadora. Es importante
recordar que los elementos aquí comentados no son exactamente los elementos físicos, sino
aspectos y características universales de los elementos que existen en todas las formas de vida.

Todos tenemos libertad de elección, pero también la responsabilidad de decidir cómo


utilizar el poder de los elementos y qué cualidades desarrollar en nuestro carácter. Pero si
todavía tenemos rasgos negativos que aún no han sido transformados en nuestro carácter,
entonces no es de extrañar si no nos va bien en algunas áreas de nuestra vida, o si no podemos
elevarnos a la anhelada Luz después de la muerte de nuestro recipiente físico.
CONCEPTO DE MAGIA YỌRÙBÀ.

Ọfìfọ es el absoluto infinito es incondicionado, es anterior a la propia manifestación de


la perfección es Ọlọrùn (Dios supremo), Ọlọdùmàrẹ (El creador) y Ọlọfìn (Dueño de las Leyes),
y no puede crear, porque le sería ajustable el concepto de relación con lo finito y condicionado,
así como Ọlọrùn, Ọlọdùmàrẹ y Ọlọfìn. Si todo lo que vemos, desde las estrellas, los planetas y
las galaxias hasta el más pequeño grano de polvo, hubiera sido creado por la perfección
absoluta, y fuera obra directa de la energía primera de la que procede, entonces todo sería
perfecto, eterno e incondicionado. Los millones de cosas imperfectas de la naturaleza
atestiguan irrefutablemente que son producto de seres finitos y condicionados, estos son los
Ìrùnmọlẹ, conocidos como Ọrìșà, perfección absoluta entre nosotros y los Dioses, debemos
agradecer a la caridad divina su existencia, de lo contrario nunca podríamos imaginar del amor
infinito de Ọlọfìn y Ọlọdùmàrẹ. Los africanos creen que existimos en un universo cerrado y
defendible, en el que influyen una cantidad infinita de fuerzas. Para tratar de entender esta
filosofía de vida, es necesario aclarar y precisar sus creencias. Por razones didácticas, podemos
dividirlo en algunos componentes básicos.

1 - Creen que hay un solo Dios, del que emanan todas las fuerzas constitutivas del todo.

2 - Creen que hay fuerzas de la naturaleza que son manifestaciones parciales, por tanto,
limitadas, de Dios, pero que gobiernan y actúan de forma decisiva en los seres humanos
y en el universo en general.

3 - Creer que los espíritus humanos sobreviven después de la muerte y que pueden
reencarnarse en el mundo de los hombres, a través de Àtùwà.

4 - Creen que los espíritus ancestrales deben ser recordados, honrados y consultados
por los seres humanos.

5 - Creer en los oráculos como medio de comunicación entre los hombres y sus
divinidades.

6 - Creen en el uso de ofrendas y sacrificios para elevar sus oraciones a Ọrìșà y a los
antepasados.

7 - Creer en el poder de la manipulación mágica como método de comprensión de la


naturaleza y del ser humano.

8 - Creer en el uso mágico de las plantas.

9 - Creer que los seres humanos pueden comunicarse con Dios a través de la posesión y
el trance.

Entienden que Ọlọrùn es una idea demasiado vasta para la comprensión de la mente
humana. Así que toman una porción del Ọlọfìn, Ọlọdùmàrẹ y Ọrìșà, y tratan a través de la
comprensión de adquirir el conocimiento del todo. Por ejemplo, cuando un africano va a un
río y le ofrece una fruta no está adorando al río, está haciendo una ofrenda al espíritu del río,
y a la Ọrìșà del río, esa pequeña parte de Ọlọfìn, que el río ejemplifica. Así pues, cuando decimos
que el culto de Ọrìșà es una religión natural diferente de las religiones reveladas, no significa
que recen a piedras, ríos o árboles, en el sentido literal del término. Lo que los Yọrùbà adoran
es la esencia de Ọlọdùmàrẹ en estas porciones de la naturaleza. Su filosofía es la base de la idea
que Ọlọdùmàrẹ dejó en la tierra y que también dejó en Ọrí (La conciencia humana).

FUERZA DEL ÀṢẸ - Ábá (conciencia universal) y Ìwà (Luz), algo que para el devoto
del Ọrìșà, puede y debe ser siempre extraído y utilizado para mejorar su vida y la de su
comunidad. Toda la naturaleza le dice algo a la gente, ya sea una orden, una advertencia o un
sentimiento de hermandad. Algunas manifestaciones de la naturaleza proporcionan al ser
humano, pero otras le quitan. Por lo tanto, en este sistema de creencias no existe la idea del
bien o del mal absolutos. El mal puro es una invención de otra religión y cultura, para la gente
del culto de Ọrìșà no existe sino una concepción. Dentro de estas técnicas también destacan
los ritos mágicos más internos de la práctica mágica religiosa, que son los siguientes:

01 - El Yọrùbà expresa fundamentalmente su psiquismo, y el sentimiento a través del


arte, mejor intérprete del sueño. Que es tan importante en esta cultura que existe al respecto,
todo un capítulo inmenso de la interpretación de los sueños en Ọrùn está simbolizado por el
oráculo de Ifá, esta es una influencia predominante más en los planos psíquicos que en el plano
espiritual donde se le da la misma importancia, y a veces más a lo que se siente que a lo que
se piensa.

02 - El ancestro con su equivalencia en los reinos mineral, vegetal y animal. Un ejemplo


muy típico es el culto al antepasado divinizado, Ṣàngó, que fue el cuarto Àlàfìn de Ọyọ, y que
posteriormente se convirtió en el Dios del Trueno, poseyendo su equivalencia en el reino
mineral con la piedra meteorito "Piedra del Rayo", en el reino animal con el Carnero y en el
reino vegetal con la Ẹwẹ Inọn "Hoja de Fuego", este elemento es bastante esclarecedor para
poder comprender, no sólo el culto de Ẹgùngùn sino también, todo el pensamiento religioso
Yọrùbà, entre ellos, el culto de Ọrìșà.

03 - Técnica muy importante en los rituales de iniciación religiosa, que consiste en una
acción directa y potente sobre la columna vertebral mediante incisiones, percusiones,
exposición al fuego. Debido a este hecho, numerosas formas religiosas tienen representaciones
fálicas principalmente en el culto de Ẹgùngùn, un culto fundamentalmente masculino que son
representaciones de la columna vertebral que simboliza el árbol pilar que sostiene el mundo.
04 - El concepto del ser semi-animal y semi-humano que tiene como intermediario,
entre los mundos, su piel. Ìṣẹ Ènìyàn modo humano y Ìṣẹ Ẹrànkọ, modo animal, lo que explica
la presencia de pieles de animales en las vestimentas de los reyes Yọrùbà y su Ọrìșà. Este hecho
nos permite comprender la importancia de la máscara, elemento fundamental en el culto a los
ancestros y esencia espiritual del tótem, el iniciado que baila es el espíritu luminoso del animal.

05 - La máscara dirige la danza, un esfuerzo colectivo del clan, no para invocar una
divinidad, sino para representar una magia.

06 - Estas técnicas colectivas van acompañadas de técnicas individuales basadas en la


sangre y las hojas. La sangre es el elemento mágico esencial, la savia humana por excelencia.
En las iniciaciones se realizan incisiones por debajo de la columna vertebral y sobre las curas
se vierte la sangre caliente del animal para una integración profunda.

07 - Las hojas sagradas que tienen el propósito de perfeccionar la acción de la


transformación nerviosa. Se utilizan para hacer emerger la fuerza del grupo humano y para
seleccionar a los hombres más resistentes del grupo. Estas plantas sagradas proporcionan
medios rápidos y más eficaces de evasión psíquica. Y dentro de todas estas técnicas, se pueden
percibir conceptos básicos de religiosidad, que se difunden con mayor normalidad, esta
energética distribuida entre el cielo y el cuerpo físico.

ỌJÌJÌ Y LA SOMBRA - El alma humana y vinculada al fuego y al dinamismo está


representada por su contraparte, la sombra. Desde un punto de vista simbólico, las sombras
no sólo son el signo de una luz protegida, sino también de entidades oscuras dotadas de vida
propia. Son misteriosamente similares a los seres humanos y a menudo se consideran
imágenes del alma misma; algunas lenguas definen imagen, alma y sombra como las mismas
palabras. Según varias leyendas, quien no ve su propia sombra está destinado a morir, así
como la persona que pisa su propia sombra o salta a través de ella, es una expresión idiomática
que significa realizar tareas imposibles. Se tenía mucho cuidado de no ser tocado por la sombra
de gente temible, por ejemplo, de los Àjẹ, para no caer así en su poder. Para la psicología
profunda, la sombra es un símbolo de las capas inconscientes de la personalidad que pueden
incorporarse y transformarse en la estructura completa de la experiencia a través de un
proceso de autoconocimiento e individualmente. Así es fácil entender, por qué la sensibilidad
de los pueblos antiguos como Yọrùbà, consideraba la sombra como un alma del hombre.
Dentro de la magia de los elementos el alma Ọjìjì el fuego de la chispa de Ọlọdùmàrẹ sobre los
hombres y así su espíritu y fuerza de voluntad.
ẸMÌ - LA IMPORTANCIA DEL ALIENTO DE VIDA

En la Concepción Filosófica de Yọrùbà, Ẹmi no es simplemente el estado fisiológico de


absorción de oxígeno y exhalación de dióxido de carbono, en el doble fenómeno de la
inspiración y la espiración, sino que, en el sentido interpretativo de la palabra, tiene la
connotación de Àṣẹ Nlánlà - la Fuerza Vital Divina, contenida en cada Ser Humano. El Mito del
Génesis Yọrùbà, exalta al Ser Supremo - Ọlọdùmàrẹ, toda la responsabilidad de la creación.
En uno de Sus atributos se le llama Ẹlẹmí - El Señor del Ẹmi - Aliento Divino o el Sagrado
Aliento, del que se respira en el momento mismo del nacimiento, en el que cada ser absorbe
una porción de lo Divino, dándole así vida y existencia propia. Así, el Ẹmi, al ser considerado
una fuerza vital, está evidentemente relacionado de forma estricta con el complejo mecanismo
de la vida. En este sentido, veneramos al Creador con el atributo de Àláyẹ - El Señor de la Vida.

En una ubicación muy particular, entiendo que el Aliento Divino del que me refiero,
contenido en el cuerpo de cada individuo, es el espíritu provisto de vida orgánica material,
llamado Àrá Ẹnìá, del cual no tendría existencia propia y se extingue con la vida. El espíritu es
el principio de la vida, el fluido vital, cuyo concepto y comprensión es, en cierto modo,
demasiado complejo, por falta de un significado bien determinado de la connotación de la
palabra.

ẸMI EL AIRE - Alma conectada al elemento Aire, Ẹmi simboliza la primera inspiración
al nacer, y por tanto el despertar del cuerpo mental humano como ser encarnado. Se llama
"Aliento Vital" y representa la mente misma del hombre. Los seres humanos son llamados
Ènìyàn (los elegidos), porque han sido ordenados "para transmitir la bondad" al mundo, bajo
las órdenes de Ọlọdùmàrẹ. En otras palabras, sigue habiendo divinidad en la humanidad, y
viceversa. Consideremos ahora el Ọrí Ìnù. La idea africana de espíritu se ha concebido y
descrito de diferentes maneras. En el Yọrùbà, la idea del Ser trascendental, o espíritu, ha sido
difícil de expresar en inglés. Algunos han llamado al espíritu Ẹmi. Ẹmi es invisible e intangible.
Esta es la fuerza vital que sopla en cada ser humano por Ọlọdùmàrẹ. Ẹmi es lo que da vida al
cuerpo. Cuando lo deja, la vida cesa.

Un Yọrùbà diría sobre un cadáver:

Ẹmi re ti bo.

Su Ẹmi ha desaparecido.

Sin embargo, el ("Ẹmi") no es un espíritu.

Él es invisible e intangible, seguramente está relacionada con el aliento, que se puede


pensar que reside en la boca y la nariz. El siguiente verso nos muestra lo importante que es el
Ẹmi.
El Ọdú Ìwọrì 'Ìròsùn dice:

Ifá fue lanzado sobre Ọní Ìwọrì 'Ìròsùn

Mientras lloraba por su pobreza

Se le aconsejó

Hacer ofrendas con (Ọṣùn)

Y una gran cantidad de dinero

Este fue el Ẹbọ prescrito

Cuando se realiza el Ẹbọ

No use el Ẹbọ para tocarse la cabeza

Es tu pecho el que debes tocar

Su Ọrí aceptará el sacrificio

Incluso si tu pecho rechaza la ofrenda

Después de que, el Ẹbọ ha tocado su pecho va con Èṣù.

Ẹmi es muy importante, pues mientras esté de nuestro lado, estaremos vivos. El verso
siguiente canta, que por ser tan importante Ọrùnmìlà viene a casarse con ella, Ẹmi es un
personaje importante en nuestra vida. Este canto nos habla de lo importante que es cuidar
nuestro cuerpo, de nuestra alimentación, de no tener vicios, para no anticipar, por nuestra
propia ignorancia, el día de nuestro regreso a casa (Ọrùn) y no cumplir con nuestro destino
(objetivo primordial en la vida del ser humano. Cuidemos nuestros hábitos, cuidemos nuestro
cuerpo para que Ẹmi no nos abandone.

El Ọdú Èjì Ọgbẹ dice:

La cabeza del albino está llena de canas

El jorobado lleva las cosas de Ọọsà sin ayuda

Es de Lààlàgbàjà que ha traído todas sus cosas

Estos eran los sacerdotes que hacían la adivinación para Ọrùnmìlà

Cuando venía a tomar a Ẹmi

La hija de Ọlọdùmàrẹ, como esposa.

Ẹmi la hija de Ọlọdùmàrẹ.


Descendientes de aquel que se sienta en una fina estera y cuya cabeza está desprotegida
de la lluvia.

A Ọrùnmìlà le dijeron que hiciera un sacrificio,

Lo hizo.

Se le dijo que hiciera un sacrificio a Ẹṣù,

Lo hizo.

Su sacrificio fue inmediatamente aceptado por las deidades.

Dijo: "Lo haré, si Ẹmi no falla".

Hay esperanza de tener dinero

Esto es cierto

Existe la esperanza de tener dinero

Si Ẹmi no falla

Hay esperanza de tener esposa/esposo.

Esto es cierto

Si Ẹmi no falla.

Hay esperanza de tener casa.

Esto es cierto

Si Ẹmi no falla.

Hay esperanza de tener hijos

Esto es cierto

Si Ẹmi no falla

Hay esperanza de tener salud

Esto es cierto

Si Ẹmi no falla

Hay esperanza de tener todas las cosas buenas de la vida

Esto es cierto

Si Ẹmi no falla.
La concepción Yọrùbà de la naturaleza humana se divide en dos partes: lo material y
lo inmaterial. El cuerpo material, la parte que actúa y reacciona ante el entorno físico, está
formado por el Ara, o cuerpo físico, el Ọjìjì, o sombra, y el Ìjẹ, o mente. Los aspectos
inmateriales e imperecederos incluyen el Ọkàn o corazón y el Ẹmi, o espíritu. De todos los
aspectos del hombre, el Ẹmi se considera la sede de la vida porque es la parte del ser humano
más cercana a los dioses. La mayor parte de la humanidad utiliza tanto el Ọkàn (corazón) como
el Ara (cuerpo). La vida/duración del Ẹmi está determinada por las acciones de la persona
mientras está en la carne.

Un Ọwẹ (proverbio) Yọrùbà lo confirma:

Àkúnlẹyàn

Y de Adẹlẹ Àyẹ tan

Ọjù n kan gbọgbọ wà.

Nos arrodillamos en Ọrùn.

Para elegir nuestro destino

Sin embargo, lo olvidamos,

¿Por qué tenemos tanta prisa en la vida?

ÌPỌRÌ ALMA DEL SER HUMANO: Ìpọrì Está interconectado con el alma y no con el
espíritu, el Ẹlẹdà del ser humano y el agua, representa su lado emocional que está conectado
con el fuego, su símbolo son los ríos sagrados y la placenta en la cultura Yọrùbà y
especialmente el río Níger, la fuente de toda la civilización Yọrùbà. En las orillas de los ríos
surgieron, alrededor del 3.000 a.C., todas las grandes civilizaciones del mundo antiguo.
Simbólicamente, el río es esa agua que no es estática como la del mar, sino que a través de su
flujo y sus crecidas influye en la dinámica y la división del tiempo junto con la lía, un gran
símbolo de lo que se entiende como alma fantasma. El mito del río está presente en
prácticamente todas las tradiciones antiguas: el paraíso del Antiguo Testamento concibe el
mundo original delimitado en los puntos cardinales por cuatro ríos. También los confines de
la vida de ultratumba, el territorio de las almas, que son los cuerpos astrales que permanecen
a través de las emociones humanas, que mantienen el apego a la vida material y, por tanto,
dificultan la purificación espiritual cuando se produce el acto de la muerte. Estarían
representados por la tradición Yọrùbà casi todos los Ọrìșà están conectados a algún río, Ọṣùn
al río de su mismo nombre en el Ọsọgbọ, Yemọja al río Ọgùn y sobre todo el propio pueblo
nigeriano en general como estado político Yọrùbà, conectado al río Níger, base de su fundación.
Esta alma es el hogar de los sentimientos de una persona.

El Ìpọrì es uno de los tres elementos que constituyen el alma. Simboliza la energía que
viene directamente de nuestros antepasados. Esta energía está conectada con nuestra
conciencia (Ọrí), nuestro Ẹlẹdà (guía ancestral, Ọrìșà) y nuestro destino. El Ìpọrì no es una
entidad individualizada, sino una partícula de la herencia, que impone su huella en la
personalidad, la vida, la salud y, por tanto, el destino de cada Ser. Por ser inmaterial, tras la
muerte de la persona, el Ìpọrì se desprende y acompañará a esa alma en las siguientes
reencarnaciones (Àtùwà), funcionando como un registro de ascendencia, casi como una "caja
negra" que graba a lo largo de las sucesivas existencias, las emociones, las vivencias, las marcas
de ascendencia, etc. Observemos que el concepto de ascendencia, es mucho más amplio que la
idea de mera consanguinidad. El Ìpọrì resume en sí mismo una especie de "fuerza ancestral"
que hace de vínculo entre el Ọrí del individuo, pasando por sus antepasados más remotos,
hasta llegar a sus antepasados divinizados (Ẹlẹdà).

Con este concepto se explica la fuerza espectacular que funda los géneros familiares,
perpetúa las culturas y une a los hombres en una cadena global. La cultura Yọrùbà simboliza
el Ìpọrì como materia de la que la Ọrìșà eligió la masa para formarnos. Antes de cualquier
ofrenda a la cabeza, ya sea un Bọrì, o la simple ofrenda de un Ọbí, siempre se debe evocar el
Ìpọrì, en una salutación a los antepasados de esa persona. El Ìpọrì es entonces venerado por el
oficiante cuando toca la planta del pie derecho (lado paterno) y del pie izquierdo (lado
materno) este último sólo si los padres están vivos, es decir, si la madre ha fallecido no se toca
el dedo gordo y lo mismo con el padre. Este gesto se repite cada vez que un iniciado está en
recogimiento. Cuando los ancianos tocan las plantas de los pies del "reunido" para despertarlo,
están despertando el Ìpọrì de ese hermano. Como el Ìpọrì es tan importante, merece su propio
ritual, llamado culto a la placenta.

El Ìpọrì es una pieza fundamental de este concepto. El hombre se hace inmortal en la


medida en que se perpetúa en la esencia de sus descendientes. Entender el Ìpọrì como un
vínculo entre un ser y sus antepasados, reafirma el fuerte concepto Yọrùbà de respeto y
gratitud a los mayores, así como la necesidad de honrar a quienes vivieron antes y nos
proporcionaron no sólo la vida, sino las condiciones para vivir. Sin embargo, en ningún
momento el reconocimiento del Ìpọrì como patrimonio ancestral exime al hombre de su
responsabilidad. Por el contrario, refuerza que una persona debe valorar los elementos que ha
heredado para perfeccionarse, afinando su propio carácter (Ìwà).
ÀRÁ ALMA DEL CUERPO HUMANO: Àrá esta alma representa en la cultura Yọrùbà
el cuerpo físico, y sus principales símbolos son las piedras. En la práctica todas las religiones
de la Ọrìșà se basan en el despertar del espíritu de las piedras en conexión con el alma humana
que en el esoterismo actual se aplica a los cristales - que, obviamente son igualmente piedras.
Las rocas y las piedras en general, por su durabilidad, suelen interpretarse como un símbolo
de inmovilidad que no puede cambiarse, representando así la fuerza y los seres divinos. Tal
hecho es especialmente evidente cuando las rocas adoptan formas de apariencia particular, en
cuyo caso suelen interpretarse como la morada de hombres de poderes sobrenaturales, lo que
también explica en gran medida la religión de los Ọrìșà, en el sentido de que, durante sus
mitos, los Ọrìșà tenían vida física, pero despertaban sus poderes a través de momentos de
éxtasis, un símbolo profundamente relacionado con el chamanismo arcaico. Al igual que el
famoso monumento a Ọrànyíàn en Nigeria, las columnas de piedra se interpretan a menudo
como símbolo fálico, y se consideran moradas elevadas para las almas de los antepasados en
las proximidades de las tumbas. En los mitos de la antigüedad revelados por la historia oculta
se afirma que las montañas elevadas que sobrepasan a otras, como las torres que sobrepasan
a las casas ordinarias y que se elevan empinadas como un muro, serían las rocas originales de
la creación de la vida física en la tierra y también su protección. De esta manera entendemos
la piedra como la base de las religiones Yọrùbà y su simbolismo como el alma del ser humano.
Hay algo eterno e inmutable en la profunda seguridad de los que saben vivir mientras hay
tiempo.

Date cuenta, entonces, de cómo esta poderosa fuerza que es el Ọdú puede alterar no
sólo la naturaleza a través de los elementos, sino también la propia constitución humana y
alinearte con tu destino. Este desarrollo de la cosmogonía presentado se basa en cuatro días
de creación.

LA MAGIA DE LAS HIERBAS MEDICINALES

Todos sabemos que las hierbas medicinales curan. Pero, ¿cómo es posible que unas
cuantas hojas o raíces secas puedan resolver nuestros problemas de salud? ¿Es la radiación
invisible que los clarividentes pueden ver emanar de las hierbas medicinales lo que nos cura,
o son los componentes químicos que contienen las hierbas medicinales? Si seguimos el proceso
de tratamiento a nivel corporal, puede parecer que el factor determinante de la curación es el
complejo de sustancias que contienen las hierbas medicinales. Suena convincente; añadimos
al cuerpo lo que le falta y vuelve a funcionar. Pero, ¿qué ocurre en el caso de los preparados
homeopáticos en los que no se puede detectar la presencia de los compuestos químicos porque
la sustancia original se ha diluido en agua miles de veces? También en el caso de que la planta
medicinal se aplique en el lugar y no entre en el cuerpo físico. En estos casos no es posible
explicar su poder curativo sólo sobre una base material. En el caso de la radiación energética
invisible de las hierbas medicinales curativas, es importante decir que la mayor vitalidad está
en las plantas frescas. Esta radiación disminuye notablemente durante el secado y desaparece
por completo si la planta se almacena durante un largo periodo. Sin embargo, muchas de las
plantas medicinales pueden curar eficazmente incluso después de estar almacenadas durante
varios años.

Al fin y al cabo, ¿qué cura en hierbas medicinales? Puede ser difícil de creer, pero lo
que cura no son las hierbas medicinales. Simplemente crean un puente con la energía que
realmente cura. Cada planta contiene en su interior una alta vibración muy fina que, basada
en la ley de la homogeneidad, crea un puente hacia la radiación de la Luz. Esta alta vibración
afecta a todas las plantas en todas las direcciones, lo que se manifiesta en la altura, el color de
las flores, la forma de las hojas, el color del espectro de la radiación material etérico, así como
en la composición de las sustancias presentes en los compuestos orgánicos de las plantas.
¿Cómo funciona todo esto? Toda enfermedad es, de alguna manera, una ruptura de la armonía
y también un fallo en el flujo de la energía natural que da vitalidad al cuerpo. Si una persona
se posiciona de alguna manera en contra de esta energía, por ejemplo, cuando tiene rasgos de
carácter negativos, o cuando por la influencia de los bajos deseos, se rodea de energía oscura,
creando bloqueos en su cuerpo. Entonces la energía vital no puede fluir por todo el cuerpo, por
lo que algunas partes dejan de funcionar correctamente. La hierba medicinal, en el momento
de la curación, a través del espectro de vibraciones, crea un puente con la radiación faltante,
que puede volver a fluir en el cuerpo, curándolo. Para cada dolencia hay una hierba curativa
que contiene, en su vibración básica, exactamente la misma radiación que le falta al cuerpo.
Hoy en día se conocen más de 4.000 plantas medicinales, que han sido dadas al hombre para
ayudarle en su sufrimiento hasta que aprenda a eliminar la causa de la perturbación de su
equilibrio interior. Porque la enfermedad del cuerpo a menudo muestra la enfermedad del
alma.

Ìwà: Esta poderosa fuerza controla el principio de la luz espiritual y física en el mundo
material, cuando se utiliza en combinación con otra fuerza o Ọdú, amplifica enormemente su
poder original, es la fuerza de la iluminación y el poder superior en la espiritualidad y la magia.
El elemento y Ìmọlẹ, órgano del cuerpo humano corazón y Ọrí (cabeza).

Ábá: Esta fuerza faculta al Àjẹ o Ọṣọ para convertirse en el maestro de las energías en
el mundo material y, además, puede curar cualquier desarmonía en el cuerpo humano o en el
plano físico. Puede influir en la vida y la muerte en el mundo material, así como interferir en
los reinos animal, vegetal y mineral a su antojo. Elemento Ìmọlẹ, órgano del cuerpo humano
plexo solar.

Àṣẹ: Esta fuerza oculta en sí misma el secreto de la materialización y desmaterialización


de todas las posibles formas y fuerzas de existencia dentro del mundo material, ya sea Ọrìșà,
seres, alma o cualquier otro, àṣẹ sin embargo y una fuerza capaz de unir varios elementos para
convertirse en una sola fuerza. Elemento Ìmọlẹ, órgano del cuerpo humano la columna
vertebral.

Ẹjìọgbẹ: Esta fuerza es análoga al principio eléctrico activo y dinámico en la naturaleza,


controla el elemento eléctrico fuego, protege o causa situaciones relacionadas con este elemento
fuego la propia fuerza solar, órgano en el cuerpo humano, cerebro y sistema circulatorio.

Ọyẹkù: Esta fuerza corresponde a todo estado mineral en la naturaleza, y del


magnetismo y el poder último de atracción irrestricta en el mundo material, elemento tierra,
órgano el abdomen.

Ìwọrì: Esta fuerza controla todas las leyes de analogía entre el micro y el macro cosmos,
tiene un control completo sobre la medida y el peso, el elemento aire, el órgano en el cuerpo
humano corazón y riñones.

Ọdì: Esta fuerza controla la acción y el poder de los cuatro elementos en el mundo
material, así como en relación con el ser humano. Elemento aire, órgano del cuerpo humano
manos y Ọrí.

Ìròsùn: Esta fuerza gobierna y controla todo lo relacionado con conocimiento


intelectual sobre uno.

Ọwọnrìn: Esta forma rige todo lo relacionado con el instinto reproductivo, tanto en el
mundo vegetal como en el animal y el humano. Como emoción, este Ọdú despierta el amor hacia
los niños y los animales. Elemento tierra, órgano del cuerpo humano fosa nasal.

Ọbàrà: Esta fuerza corresponde capaz de atraer magnetizar todo lo que tiene que ver
con el aumento, la riqueza y la prosperidad en el mundo, material, elemento agua siendo la
lluvia y el rocío, órgano en el cuerpo humano los ojos.

Ọkànràn: Esta fuerza gobierna y controla el acto sexual y todas las fuerzas
relacionadas con él. Elemento tierra, órgano del cuerpo humano el diafragma.

Ọgùndà: Esta fuerza controla la analogía de todas las semillas, los granos, el semen y
el esperma en los animales, los vegetales y los humanos. Y el Ọdú de la fuerza progenitora y
masculina fecundada. Elemento fuego, órgano del cuerpo humano oído.

Ọṣà: Esta fuerza corresponde a la vitalidad física, perfecciona la salud y la armonía


física, elemento aire, órgano del bazo del cuerpo humano.

Ìká: Esta fuerza se relaciona directamente con el movimiento y la marcha en el ser


humano. También es la fuerza que mantiene todo unido, la fuerza de la gravedad, la atracción
y el peso de las cosas materiales. Elemento agua, órgano del cuerpo humano hígado.

Ọtùrùpòn: Esta fuerza gobierna todo en el mundo material que está de alguna manera
conectado a la fugacidad de las cosas no importa si a través de la ilusión, el engaño, pero
también controla la fuerza del magnetismo. Elemento tierra, órgano del cuerpo humano
Abdomen.

Ọtùrà: Esta fuerza influye en todo lo relacionado con la riqueza y la prosperidad en el


mundo material. Posee un comportamiento eléctrico dinámico. Elemento aire, órgano del
cuerpo humano oído.

Ìrẹtẹ: Esta fuerza influye en el ser en el mundo material, realiza y cumple cualquier
deseo en el mundo material, elemento fuego, órgano los brazos del cuerpo humano.

Ọṣẹ: Esta fuerza ayuda a una persona a convertirse en maestro absoluto del fluido de
las energías en el mundo material, y además, repara cualquier desarmonía en el cuerpo humano
o en el mundo físico cura las enfermedades y puede hacer que una persona sea maestra de la
vida y de la muerte, además de controlar los cuatro mundos, a saber, el mundo espiritual, el
primer día de la creación, en el mundo metálico, el segundo día de la creación, el mundo astral
emocional, en el mundo del tercer día, el mundo físico y material, en el mundo del cuarto día.
Fuerza que gobierna la vida en la tierra, por consideralo en la práctica. Elemento aire, órgano
del cuerpo humano ojos.

Ọfùn: Esta fuerza aporta un poder absoluto sobre las fuerzas del aire, es decir, controla
los espíritus del aire las tormentas y los tratamientos de todas las enfermedades relacionadas
con el pecho, los pulmones y la respiración en general. Elementos aire, órgano del cuerpo
humano pulmón y tórax.
ILÁ ỌRÙN EL ESTE: Ilá Ọrùn es la dirección Este, el lado por el que sale el sol y que,
por tanto, representa el eje de la iluminación, la evolución y el dinamismo del universo y del
hombre. Relacionado con el elemento fuego, este eje pertenece a Ẹṣù y Ọgùn, y en su culto el
poder de Ilá Ọrùn está simbolizado por la calabaza de carbón. Ẹẹdù en el ser humano, esta
dirección está representada por la parte delantera de Ọrí. Ọfù actuando sobre sí mismo y de
nuevo lo que nos muestra la acción del fuego sobre el fuego.

ÌWÀ ỌRÙN EL OESTE: Ìwà Ọrùn es la dirección Oeste, el lado en el que se pone el sol
y por tanto esta conexión con los ancestros. Relacionado con el elemento agua este eje pertenece
a Ọdùdùwà, y en la práctica de la magia está representado por la calabaza de barro. En los
seres humanos, esta dirección está representada por la parte posterior de la cabeza, junto con
la nuca.

GÙÙṢÙ EL SUR: Gùùṣù es la dirección del Sur representa el lado directo y masculino
del universo Ọtùn Ọrùn. Relacionado con el elemento aire, este eje pertenece a Ọṣà'nlà, y en la
práctica de la magia está representado por el culto de Ẹfùn ori, en los seres humanos esta
dirección está representada por la frente derecha de ori. El atributo de este eje, es la completa
y total posibilidad de realizar cualquier cosa que deseemos.

ÀRÌWÀ EL NORTE: Àrìwà es la dirección norte y representaba el lado izquierdo, y


femenino, del mundo, Ọṣí Ọrùn. Relacionado con el elemento tierra, este eje pertenece a la
familia kẹrẹjẹbẹ, y la práctica de la magia está representada por la calabaza de Ọṣùn. En los
seres humanos esta dirección está simbolizada por la frente izquierda de la cabeza.

Los cinco niveles de actividad mágica

Brujería

Magia chamánica

Magia Ritual

Magia Astral

Alta Magia

BRUJERÍA: La magia simple, que se apoya en la conexión oculta entre los fenómenos
físicos, se llama brujería. Es un arte mecánico que no requiere ningún conocimiento de las
conexiones que existen entre la mente del manipulador mágico y el objetivo. Sin embargo,
algunos de los efectos que surgen de estas conexiones pueden ser considerados como primas
adicionales. Trabajando a nivel de brujería, el mago crea artefactos, herramientas, objetos e
instrumentos que interactúan mágicamente con el mundo físico y que pueden ser utilizados, de
nuevo, de forma más sutil en otras novelas. El trabajo de nivel de la brujería debe realizarse
plenamente por muy sencillas que parezcan sus prácticas. Son la base de los trabajos a niveles
superiores. La brujería sobrenatural y espiritual de una persona, que generalmente implica la
práctica de rituales mágicos, produce ciertos efectos en la realidad de este mundo en el que
habitamos, alterando esta realidad. El objetivo de estos rituales mágicos es, por tanto,
interferir, bien en el mundo físico, bien en las personas que lo habitan.

Cuando los rituales se realizan para interferir en el mundo físico en el que habitamos,
se provocan en él ciertos efectos que, según las leyes de la naturaleza, no serían normales.
Cuando los rituales se realizan para interferir en las personas, entonces se provocan efectos en
el estado mental o físico de esa persona, o incluso se altera la percepción que esa persona tiene
de la realidad. En la brujería, además de los elementos y objetos utilizados en la práctica, es
necesario estar alineado con las fuerzas espirituales y sobrenaturales, lo que le confiere
habilidades paranormales.

MAGIA CHAMÁNICA: El chamanismo es un término utilizado genéricamente en


referencia a las prácticas etnomédicas, mágicas, religiosas (animistas, primitivas) y filosóficas
(metafísicas), que implican la curación, el trance, la transmutación y el contacto entre cuerpos
y espíritus de otros chamanes, de seres míticos, de animales, de los muertos. Esencialmente
técnicas de contacto con lo sagrado o éxtasis y, como analiza Jerome Rothenberg (1951-2010),
utilizando un lenguaje, en cierto modo precursor de lo que conocemos como poesía, una
creación de circunstancias lingüísticas especiales como el canto y la invocación. Sin embargo,
no existe un origen histórico o geográfico para el chamanismo tal y como lo conocemos hoy, ni
ningún principio unificador. Otros nombres para su traducción serían hechiceros, brujos,
magos, curanderos y chamanes. Los antropólogos también discuten en la definición de
chamanismo la experiencia biopsicosocial del trance y el éxtasis religioso, así como las
implicaciones sociales de definir el chamanismo como un hecho social. Se considera una
tradición equivalente a la magia como práctica individualizada relacionada con los problemas
y las técnicas y la ciencia de la supervivencia cotidiana (agricultura, caza, medicina, etc.) o al
fenómeno religioso, abstracto, colectivo y normativizado. La magia chamánica funciona a nivel
de trance, visión, imaginación y sueño. Abre el subconsciente del mago mediante la negación de
la censura con diversas técnicas. El mago se enfrenta a un peligro considerable en este nivel y
a menudo puede tener que recurrir a técnicas de brujería o a rituales de destierro si se siente
amenazado por la obsesión o abrumado.

MAGIA RITUAL: Combina las habilidades desarrolladas en los niveles de brujería


chamánica. El mago utiliza las herramientas de la brujería con los poderes subconscientes
liberados en el nivel chamánico y combina su uso de forma disciplinada y controlada.

MAGIA ASTRAL: Esta magia se realiza únicamente mediante la visualización y los


estados alterados de conciencia o gnosis. No se utiliza ninguna parafernalia física, aunque se
pueden utilizar las herramientas e instrumentos de los niveles anteriores en forma de imágenes
visualizadas. Al principio, el mago probablemente requerirá segregación, silencio, oscuridad y
un considerable esfuerzo de concentración y trance para tener éxito con dicha magia, pero la
práctica permitirá realizarla en cualquier lugar.

ALTA MAGIA: La Alta Magia es la que se produce cuando no hay ningún impedimento
para el efecto mágico directo del deseo, ninguna barrera para la clarividencia y la presciencia
directas, y ninguna separación entre el mago y la forma de vibración o conciencia que ha elegido
para entrar en contacto. Para muchas personas, los portales de la alta magia se abren unas
pocas veces en la vida. A medida que el mago progresa en su entrenamiento al momento de
adquirirlo, forzará las puertas a abrirse con mayor frecuencia.

Existen varias formas de preparación dentro de la Medicina Tradicional, mencionaré


las cinco más utilizadas:

Àgúnmù (Ábá - porción + Gúnpọ - macerar + Mú - bebida) Como su nombre indica,


este tipo de manipulación, consiste en ciertos ingredientes que, tras ser molidos en un mortero,
se secan al sol, se pulverizan y se ingieren con algún tipo de líquido.

Ètù (polvo medicinal) significa "medicina quemada"; es el producto de ciertos


ingredientes incinerados sobre un fuego lento que debe moverse constantemente. Se
acostumbra a ingerirlo con algún tipo de líquido o miel de abeja. También se utiliza para poner
en pequeños cortes en todo el cuerpo, llamado Gbẹrẹ.

Àgbọ (decocción vegetal) Está elaborada y compleja preparación se compone no sólo de


plantas, sino de los más diversos ingredientes, incluida la sangre de ciertos animales. Hay dos
clasificaciones de esta preparación:

Àgbọ Tutu - se maceran las hojas en un mortero, se añaden los demás ingredientes y
se dejan reposar durante un tiempo en agua, que puede variar de un lugar a otro.

Àgbọ Gbígbọná - el mismo procedimiento que el anterior, pero se depositan en agua


hirviendo en una especie de infusión. En esto se utilizan ciertas especies de plantas, ya que
sabemos que algunas de ellas están vetadas al efecto del calor. Aquí no se trata de hervir o
cocinar las plantas, lo que destruiría buena parte de sus propiedades mágicas y medicinales.
Ambos tipos de preparados se prescriben para beber, bañarse o incluso lavar sólo una parte del
cuerpo.

Àṣẹjẹ (Ábá - porción + ṣẹ - cocinar + jẹ - comer) su nombre indica, cocinar y comer,


es decir, alimento medicinal. Esta preparación en polvo con uno o más ingredientes se prepara
en una especie de caldo caliente, que debe contener aceite de palma, cebolla, pimienta y sal. Esta
sopa, si podemos llamarla así, se acompañará con trozos de ñame o cualquier otro tubérculo,
trozos de carne roja o blanca, pero siempre en platos separados, ya que el recipiente del caldo
debe estar en la mano izquierda, como en todas las preparaciones dentro de la Medicina
Tradicional y se utilizará la mano derecha para consumir los demás alimentos que acompañan
la comida medicinal.

Ọṣẹ Dùdù (jabón medicinal) también conocido popularmente como jabón negro del que
sirve de base para la mayoría de los jabones medicinales. Su coloración oscura se debe a que se
elabora a partir del aceite oscuro de ciertas semillas e ingredientes pulverizados. Se utiliza para
los baños, pero en ciertas ocasiones se prepara especialmente para enjuagarse la boca en
pequeños trozos sin tragar ni enjuagar la boca. En este tipo de "medicina", la membrana
mucosa de la boca absorbe las propiedades medicinales.

Ọọgùn - Es la intención la que determina si los procedimientos adoptados están


dirigidos a curar o resolver problemas de otro orden. La magia y la medicina, estrechamente
relacionadas, presuponen la acción de fuerzas sobrenaturales en el universo y la posibilidad
humana de ejercer control sobre dichas fuerzas. Como artes de utilizar recursos y fuerzas
naturales para preservar o restaurar la salud, ambas tienen lo siguiente en común: se conocen
con el mismo nombre - Ọọgùn, Ẹgbọgi, Ìsẹgùn; están bajo el dominio de la misma deidad -
Ọṣanyìn se basan en la creencia de que las deidades y los espíritus ayudan a la curación y de
que ciertas sustancias de la naturaleza poseen cualidades inherentes de significado oculto;
hacen uso de Ọfọ, es decir, conjuros.

Cada tipo de medicamento debe prepararse siguiendo las indicaciones de Ifá, porque el
medicamento que cura a un individuo podría ser perjudicial para otro. También hay que tener
en cuenta que muchos de los ingredientes utilizados son antagónicos o contrarios entre sí y no
deben mezclarse entre sí, ya que corremos el riesgo de hacer un veneno en lugar de un
remedio. Otra observación que hay que hacer es que muchas plantas utilizadas en la Medicina
Tradicional se consideran tóxicas y altamente venenosas, por lo que se presta mayor atención
a la cantidad que se va a utilizar en la manipulación. Podemos concluir que, para practicar la
Medicina Tradicional de los Yọrùbà, se necesita el Conocimiento, la Comprensión y la
Sabiduría milenaria de un pueblo naturalista, que posee el secreto de las plantas, de los
elementos naturales, así como sus combinaciones precisas, los conjuros y las oraciones que
dan a la manipulación una energía mítica para un funcionamiento perfecto y armonioso del
que consta de secretos heredados a los Bàbàlàwọ.

En la medida en que Ìmọlẹ es el origen de los elementos, el principio elemental que


nació de Ìmọlẹ fue Inọn - el principio del fuego. Este elemento, como todos los demás, actúa
no sólo en nuestro plano material, sino en todo lo creado. Las características básicas del
principio del fuego no son el calor y la expansión, por eso en el principio de la creación todo
era fuego. Todo elemento, incluido el fuego, tiene dos polaridades, la activa y la pasiva, la parte
del fuego es constructiva, creadora y generadora, mientras que es desintegradora, destructiva
y exterminadora. Siempre debemos tener en cuenta estas dos características básicas de cada
elemento. Las religiones atribuyen el bien al lado activo y el mal al lado pasivo, pero en
principio el bien y el mal no existen, son sólo conceptos de las condiciones humanas. En el
universo no hay cosas buenas ni malas, porque todo fue creado según leyes inmutables. Así,
es precisamente a través de estas leyes que se refleja el principio.

La magia natural es directa y objetiva. A pesar de todo lo que hayas oído, la magia no
es algo sobrenatural, antinatural o incluso ajeno. Está en nuestros propios patios, en nuestros
hogares; en la esencia misma de nuestro ser. Las fuerzas de la naturaleza potencian la magia,
no los demonios, "Satanás" o los ángeles caídos. Uno de los mayores misterios de la magia es
que no hay misterios. Más bien, se revelan constantemente a nuestro alrededor. El estudio de
un simple capullo de rosa, una brizna de hierba o el viento que sopla a través de las hojas de
un árbol revelará tanto, si no más, sobre la verdadera naturaleza de la magia que un centenar
de polvorientos tomos renacentistas.

La naturaleza es el propio universo. No sólo sus poderes, sino también sus


manifestaciones. Algunas de estas manifestaciones, como los espejos, son producidas
artificialmente, pero están vinculadas y conectadas a los poderes de la Naturaleza a través de
su simbolismo. En nuestra era cada vez más automatizada, muchas personas se encuentran
aisladas del planeta que sostiene y mantiene nuestras propias vidas. Se olvida la verdadera
dependencia que tenemos de la Tierra. Muchos están cortando sus conexiones con la Tierra.
En consecuencia, es un momento de gran agitación, tanto en el plano individual como en el
global. La magia de la Tierra puede ayudar a descubrir, trabajar y resolver muchas de las
pequeñas crisis y problemas que actualmente nos aquejan como individuos. Ciertamente no
es una solución sencilla a los problemas del mundo, pero puede poner orden en nuestras vidas,
y eso ya es un buen comienzo.

Según el pensamiento mágico, el cuerpo humano es el "microcosmos" (pequeña


representación) de la Tierra, que sería el "macrocosmos". La Tierra es también el microcosmos
del Universo. En otras palabras, somos representaciones de la esencia del planeta y, en
consecuencia, del Universo. Por lo tanto, al cambiar nosotros mismos, cambiamos la Tierra y
el Universo. La magia es útil cuando aporta esos cambios a nuestras vidas y, de este modo, a
la propia Tierra, y esos cambios deben ser positivos. El objetivo de toda la magia, los senderos
ocultos y las religiones místicas es la perfección del ser. Si bien esto no puede obtenerse en una
vida, es perfectamente posible que nos mejoremos a nosotros mismos. Este acto singular ya
hace que la Tierra sea mucho más saludable. Si practicas cualquier tipo de magia, ya sea
dibujando un corazón en la arena, mirándote en un espejo para prever el futuro o haciendo un
nudo para ayudar a un amigo en apuros, ten en cuenta los aspectos más elevados de tus obras.
Estás mejorando el mundo y ayudando a curarlo de los terribles males que ha sufrido a manos
nuestras. Esto es lo que hace que el practicante de la magia natural sea verdaderamente divino.

La magia es el uso de las fuerzas de la Naturaleza para provocar los cambios necesarios.
Para atraer, intensificar y dirigir estas energías, el mago utiliza algunos instrumentos. Pueden
ser objetos preciosos como puñales, habas, clavos, piedras preciosas e incensarios brillantes
de plata, bronce, oro, cobre u objetos naturales como palos y piedras, árboles, ríos, hojas y
plantas forman la lista de instrumentos de la magia natural, junto con algunos artículos
"comprados" como espejos, velas e hilos. La manipulación de estos instrumentos, junto con la
necesidad apremiante, suele ser suficiente para que se produzca la magia, para que algunos
poderes de la Naturaleza se activen y produzcan los cambios necesarios. La magia es
engañosamente simple e increíblemente fácil. Obviamente, enterrar una piedra en la tierra,
sostener una hoja o hacer un dibujo. Sólo cuando estos gestos se llevan a cabo en un estado
cargado de emociones, se producen cambios y la magia sucede realmente. Para que la magia
se produzca de forma efectiva, deben estar presentes cuatro factores: la necesidad, la emoción,
la comprensión y el conocimiento.

No hay que confundir la necesidad con el deseo. Los deseos suelen ser pasajeros, lo que
deseamos esta mañana puede ser suplantado por otro deseo a la mañana siguiente. Un deseo
es un capricho, mientras que una necesidad es un estado importante de sentimiento profundo
que nos consume. La emoción también es muy clara. Puedes necesitar un trabajo, por ejemplo,
pero si no estás emocionalmente implicado en la búsqueda de ese trabajo, preocupado, ansioso
o enfadado, ni siquiera todos los encantos del mundo te traerán ese trabajo. Por eso, a veces
es infructuoso realizar conjuros para otras personas, a menos que puedas sentir la misma
necesidad que ellas sienten: emocionalmente. El conocimiento constituye el cuerpo de la
sabiduría mágica. En otras palabras, un encantamiento o ritual, o las teorías básicas que los
sustentan, que nos permiten crear nuestro propio conocimiento. Un conjuro o ritual es sólo
una forma de hacer algo. Hay muchos otros medios, y muchas variaciones posibles de un
encantamiento. Con estos factores, se puede conseguir cualquier cosa, limitada sólo por
nuestra experiencia y tiempo. La primera es la clave: sólo haciendo magia sabrás si funciona o
no. La magia es algo parecido a una pasarela desconocida. Al principio lo pisarás ligeramente,
probándolo, comprobando si es seguro. Entonces caminarás por ella con confianza, sabiendo
dónde pisar y dónde evitar. Muchas personas ven la magia con recelo, dispuestas a creer, pero
incapaces de hacerlo sin pruebas. Es una práctica saludable. Una cosa es la creencia y otra la
certeza. Existe la posibilidad de que una creencia sea infundada. La certeza, sin embargo, es
sólo eso: el fruto de la experiencia que nos permite aceptar algo en su totalidad. Las
limitaciones -dudas y falsas creencias- sólo se eliminan con perseverancia y trabajo. Muchas
personas creen que vale la pena el esfuerzo, pero esto es una elección puramente personal.

En el sentido de los valores y la ética, social o personal, pues éstos cambian


constantemente. Pero la moral en el sentido espiritual. La magia debe realizarse buscando
efectos positivos, nunca negativos. La manipulación del poder para infligir enfermedad, dolor,
muerte; para destruir, usurpar o causar cualquier daño a la propiedad de otra persona; o para
controlar a otra persona se considera magia negativa. Esto incluye forzar a alguien a
enamorarse de ti o a tener relaciones sexuales contigo; interrumpir un matrimonio o una
relación amorosa; hacer cambiar de opinión a otra persona; obligar a alguien a hacer algo que
no quiere. La magia no es un campo abierto en el que los egos y las necesidades egoístas puedan
satisfacerse a capricho. A los que realizan un trabajo negativo les esperan riesgos. Esta magia
puede hacerse realidad, pero las duras consecuencias nunca superan los efectos. Existe un
principio mágico según el cual lo que pones en tu magia es exactamente lo que recibirás. Si
haces magia beneficiosa, recibirás esas bendiciones de vuelta. El mago negativo, sin embargo,
sólo recibirá negatividad, y normalmente destruirá a quien manipula. A la luz de este principio,
no hay aparentemente ninguna razón para realizar magia negativa (normalmente llamada
"magia negra"). Realmente, no lo hay. Aquellos que aún no se han convencido y lo realizan
recibirán los frutos de sus acciones. Obviamente, es el aspecto benéfico de la magia lo que la
hace, y a su usuario, divina. La magia negativa siempre ha tenido sus seguidores. Son aquellos
seducidos por el mal, cegados por el poder temporal que les ofrece, incapaces de ver la luz
hasta que es demasiado tarde. Algunas de las siguientes magias son destructivas, y esto puede
crear cierta confusión. La mayoría de nosotros asocia la destrucción con el mal. Sin embargo,
la destrucción de la propia negatividad -con malos hábitos, obsesiones, males y demás- no es
negativa. Como esto no causa daño a nadie, al contrario, ayuda, se puede decir que es magia
positiva.

Hacer magia para uno mismo no es egoísta, ya que mejora el mundo entero. Muchas
personas parecen creer que es estupendo crear un conjuro para un amigo, pero no pueden
realizar nada para sí mismos. Esta es una idea distorsionada, y debería abandonarse lo antes
posible. Sólo los que están sanos, felices y económicamente seguros pueden ayudar a los
demás, al igual que deben amarse a sí mismos para que los demás los amen. Parte de esta
confusión proviene de las técnicas utilizadas. Hay que evitar la magia que te aporta beneficios
en detrimento de otros, ya que no se ajusta a la moral de la magia. Por lo general, hay una
manera de mejorar tu vida y a ti mismo sin causar daño a los demás, y esta es la magia que se
debe utilizar. Nunca te sientas egoísta cuando realices magia en tu beneficio, siempre que no
causes daño a nadie. Si das a conocer tus actividades mágicas, otras personas acudirán a ti y
te pedirán que realices conjuros. Es usted quien debe decidir si hace o no su voluntad, y esta
decisión debe tomarse en función de algunos factores. Sólo hay una regla más cuando se trata
de hacer magia para los demás: si te hace sentir bien, hazlo. Si no, déjalo. La gente tiende a ser
un poco traviesa cuando pide ayuda a través de la magia. Suelen disfrazar sus explicaciones, o
mentir abiertamente, para convencerte de que les ayudes. Incluso los buenos amigos pueden
no ver la verdad en algunos casos, o pueden generar un incidente fuera de proporción.
Basándose en estas pruebas, puede incluso encontrarse con un problema que ni siquiera existe,
perdiendo así su tiempo y energía. También es posible que la gente te pida que realices algo a
través de la magia que ellos mismos podrían lograr si se arremangaran y se ensuciaran las
manos. Con todos estos pensamientos no expresados, verdades ocultas, mentiras y engaños,
¿qué podemos hacer? En la magia, lo mejor es utilizar alguna técnica adivinatoria para obtener
algunas respuestas.
La adivinación es un proceso mágico por el que lo desconocido se convierte en
conocido. Se realiza mediante una plétora de instrumentos: espejos, nubes, hojas de té, posos
de café, cartas del tarot, polvo, viento... prácticamente cualquier cosa que pueda ser utilizada
como instrumento por el subconsciente o la mente psíquica. Otro tipo de adivinación permite
que las fuerzas del propio universo determinen el movimiento de objetos o símbolos. Para los
que no somos psíquicos de forma consciente y deseada, la adivinación nos permite ver el futuro
sólo durante unos momentos fugaces. Mediante el uso de patrones aleatorios, reflejos u otros
puntos focales, los impulsos psíquicos -que siempre son recibidos por nuestro subconsciente-
son capaces de acceder a la mente consciente, llegando así a ser "conocidos". La adivinación
también permite utilizar diversos objetos que pueden ser manipulados tanto por el mago como
por las propias fuerzas de la Naturaleza para revelar el futuro. Entre ellos se encuentran las
piedras, las flores y las llamas. Algunas formas de adivinación utilizan ambos métodos.

La adivinación ocupa un lugar muy importante dentro de la magia, ya que nos permite
conocer las circunstancias que rodean a una determinada situación, especialmente en aquellas
en las que un amigo solicita tu ayuda mágica. De este modo, nos permite tomar decisiones
racionales sobre si hacer o no magia, basándonos en una información más completa. En
general, antes de cualquier actividad mágica, debemos realizar una adivinación para
asegurarnos de que la necesidad está presente, que la emoción es suficiente y que el
conocimiento es correcto. Pero la adivinación no se limita estrictamente a cuestiones de magia.
Se puede utilizar como guía para los problemas diarios que se presentan en nuestras vidas. La
mayoría de los métodos son rápidos y, con la práctica, deberían surtir efecto. Como hay
muchos métodos de adivinación diferentes, lo mejor es que pruebes varios hasta que
encuentres el que más te guste. Una advertencia: la adivinación, cuando se utiliza para predecir
el futuro, muestra posibles acontecimientos. Si no te gusta lo que ves, actúa para cambiar tu
vida antes de que el futuro se convierte en presente.

La magia se ocupa de los poderes producidos por el cuerpo, que se utilizan en algunos
conjuros y rituales. Es una parte de la energía universal que sostiene nuestros cuerpos. Parte
de este poder es liberado por el estado emocional alcanzado durante la práctica de la magia y
es enviado junto con otras energías que han sido conjuradas para que su necesidad pueda
manifestarse. La mano del poder es la que libera esos poderes. Es la mano con la que se escribe.
Si eres ambidiestro, y puedes usar ambas manos, elige una y quédate con tu elección. Esta
mano se utiliza en la magia para presentar, sostener, lanzar o realizar cualquier otro gesto de
manera ritual durante un encantamiento. Es aconsejable utilizar la mano con la que se escribe
cuando se solicita en rituales específicos, ya que se trata de una mano hábil, y es a través de
ella que normalmente se liberan las energías. Por lo tanto, si has dibujado un símbolo que
representa tu necesidad con tu mano de poder, el propio símbolo estará impregnado de parte
de tu energía. A menudo se dice que la magia fue la primera religión, y que, al utilizar
amorosamente las fuerzas de la Naturaleza para provocar cambios beneficiosos, nos
integramos en ellas. Estas fuerzas se han personificado como dioses y diosas. Sintonizar con
ellos es una experiencia espiritual y es la base de toda religión verdadera. Las técnicas
necesarias para practicar la magia natural son sencillas y fáciles de aprender. Tu deseo de
practicar determinará tu adaptación a ellos. Como cualquier otra cosa, la magia suele ser más
fácil con la práctica.

Dado que el subconsciente opera mediante símbolos, es importante cultivar la


capacidad de interpretar esos símbolos para descifrar su mensaje. Nadie más que tú sabe -
realmente- lo que los símbolos significan para ti. Son muy personales, salen de tu
subconsciente, y las interpretaciones de otras personas pueden ser completamente erróneas.
Sin embargo, una consulta al simbolismo tradicional puede ser útil para mostrar cómo
funciona el simbolismo y cómo se puede desentrañar el código utilizando la herramienta de la
mente, el pensamiento. Cuando enciendas un fuego, espera a que las llamas se consuman y
contempla las brasas; puede que veas la imagen de una tortuga. En lugar de eso, fíjate en el
propio símbolo. Una tortuga. ¿Qué le viene inmediatamente a la mente? Una criatura de
movimiento lento. Tal vez acuático. Con su duro caparazón, es capaz de esconderse en su
interior para escapar del mundo exterior. Y es fértil: algunas tortugas ponen cientos de huevos.
Estas son las diferentes asociaciones a las tortugas. Su siguiente tarea es relacionar estas
asociaciones con la pregunta que ha formulado. Si te has preguntado por qué no puedes
mantener una relación amorosa, tal vez tu mente psíquica te esté diciendo que actúas como
una tortuga: terca, lenta, siempre huyendo del mundo.

Analiza sólo las cualidades del símbolo que se relacionan con tu pregunta. Entonces,
pronto obtendrá una respuesta. Si no ha planteado ninguna pregunta, determine un posible
acontecimiento futuro de la misma manera, aplicando las asociaciones de los símbolos a su
vida. La respuesta surgirá. Aunque este proceso es a veces difícil y requiere mucho tiempo y
trabajo, es uno de los componentes básicos de cualquier acto adivinatorio; una vez en posesión
de los símbolos o figuras, hay que interpretarlos. Recuerde que estos son los significados
sugeridos para algunos símbolos comúnmente vistos. Si estás en total desacuerdo con alguno
de ellos, sigue tu intuición. Es la mejor interpretación. Recuerda que sólo son sugerencias. Es
imposible decir exactamente lo que una bandera de su país significaría para usted, al igual que
es imposible que usted determine el significado de una cabra para otra persona. El secreto de
los símbolos se revela a quienes trabajan con ellos a través de su propia mente.

Esto es exactamente lo que parece. La imaginación es el origen de todas las cosas que
produce el ser humano. Es el instrumento vital que se utilizará en la magia más que ningún
otro. La imaginación es una necesidad en la adivinación para descifrar el simbolismo. También
es necesario para visualizar exactamente lo que necesitas durante la práctica de la magia. La
imaginación no es un ensueño mental incontrolado. Al igual que el trabajo de un artista con
talento que, a base de pinceles y pinturas, produce un lienzo completo y acabado, la
imaginación puede utilizarse para producir un cuadro perfecto de su necesidad. La
imaginación es la capacidad de utilizar la mente de forma creativa. La palabra "creativo" está
vinculada a "creación". En un sentido real, uno "crea" lo que imagina, o visualiza, como
también se dice. Esta es una de las bases de la magia: la visualización, hecha por tu
imaginación. Seguro que eres capaz, en este instante, de visualizar una cálida playa hawaiana,
aunque nunca hayas estado allí.

También puedes visualizar una margarita. En la magia, se utiliza la imaginación para


visualizar la necesidad. Si por alguna razón visualizar la necesidad es imposible, visualiza un
símbolo que se corresponda con ella. Una paloma para la paz, o una rosa para el amor. Puede
parecer demasiado simple, pero es cierto. Algunos métodos son más eficaces que otros, por lo
que la experiencia práctica es clave para descubrir el que mejor funciona para usted. Las obras
se deben a varios factores. Los patrones aleatorios de los pequeños montículos de tierra, o las
ondas de un arroyo, o la brasa brillante de un fuego moribundo, permiten a la mente
consciente relajar su control y al subconsciente susurrar en tus oídos, indicando los símbolos
con los que puedes desvelar las respuestas a tus preguntas, o predecir tu futuro.

La concentración, una forma extremadamente poderosa de magia, que consiste en


mantener un pensamiento, una imagen o una figura en la mente sin que otros datos o ideas la
interrumpan, es fundamental para muchos conjuros y rituales. La lógica es clara: lo que
mantenemos en la mente y en lo que nos centramos recibe poder. Si te concentras en tu
necesidad, por ejemplo, mientras atas una hoja a un árbol, añades tu poder (invocado por la
mente) al encantamiento. El pensamiento positivo es un ejemplo del poder que la mente puede
ejercer sobre el mundo. El pensamiento se mantuvo (concentración) hasta que pudo
transformarse en manifestación la creación. Del mismo modo, mantenemos un pensamiento
(la necesidad) y mientras tanto utilizamos la emoción y el conocimiento para que esta
necesidad se manifieste. Si no nos concentramos en nuestra necesidad, la emoción oscila, el
conocimiento se vuelve inútil e impotente, y entonces sería mejor no haber empezado siquiera
el encantamiento. La concentración es una parte vital de cualquier encantamiento. Aunque a
algunas personas les resulta difícil concentrarse debido a su ajetreada vida diaria, un simple
ejercicio, con perseverancia, puede dar excelentes resultados. Por la noche, aislado de otras
personas, luces y ruidos, enciende una vela blanca o, si lo prefieres, pon una música suave y
tranquila y túmbate o siéntate cómodamente frente a ella. Relaja tu cuerpo y mira fijamente
la llama de la vela, alejando cualquier otro pensamiento. Si no puedes pensar en nada más que
en la vela brillando en la oscuridad durante más de dos minutos, estás en el buen camino.

Los poderes de la magia, las fuerzas de los elementos y los vientos, la energía que
mantiene nuestro planeta girando dentro de nuestra galaxia giratoria, dentro de un universo
giratorio. Esta es la verdadera energía de la magia. Una de las mejores formas de familiarizarse
con este poder es la memoria. Tenemos el poder todo el tiempo: es lo que mantiene nuestro
cuerpo funcionando correctamente. La absorbemos a través de los alimentos que ingerimos y
la liberamos mediante el ejercicio físico, el trabajo mental y simples funciones corporales como
el parpadeo y la respiración. Como siempre está con nosotros, a veces se manifiesta. Muchas
personas han experimentado una tormenta eléctrica. Los relámpagos atraviesan los cielos, el
viento y la lluvia caen a raudales y los cielos retumban con tremendos truenos. Estas tormentas
suelen provocar reacciones inesperadas. Es posible que sientas un escalofrío, tanto por el
miedo como por el asombro ante una muestra tan espectacular de los poderes ilimitados de la
naturaleza. Si puede recordar una tormenta especialmente violenta que le haya provocado
escalofríos, intente recuperar sus sentimientos. Evoca el momento, recuerda tus reacciones a
la tormenta. Puedes empezar a sentirte cargado de energía. Su pulso y su respiración pueden
acelerarse, los músculos de su cuerpo pueden contraerse y puede empezar a sudar. Estos
cambios físicos son manifestaciones del aumento de energía que surge en tu cuerpo. Es la
misma energía que se utiliza en la magia. Como se ha mencionado anteriormente, gran parte
de esta energía se genera por la emoción. Las reacciones emocionales a las situaciones pueden
traer resultados sorprendentes que parecen desafiar las leyes normales. Este no es el caso.
Estas cosas son manifestaciones de otras leyes de la naturaleza aún no descubiertas por la
ciencia. Dado que la emoción es una forma excelente de sentir el poder, se suele rescatar una
fuerte reacción emocional -como la que se produce ante la tormenta- para ayudar a que fluya
el poder.

Obviamente, sería ridículo ponerse de pie y revivir una tormenta antes de cada
encantamiento. Simplemente, utiliza este ejercicio para sentir el poder - el poder que se
manifiesta en los músculos tensos, la respiración y los latidos del corazón acelerados, y quizás
la sudoración. Una vez que lo has sentido y eres capaz de sentirlo voluntariamente, puedes
generar energía y enviarla durante tus conjuros para elaborar tu necesidad. Cualquier
encantamiento practicado en este estado será mucho más eficaz que uno desprovisto de
emoción. De nuevo, utiliza tu emoción relacionada con la necesidad de ese encantamiento en
particular para alcanzar este estado. Pon toda tu concentración en el encantamiento. Pero
refuérzalo con la absoluta certeza de que puedes y vas a atraerlo hacia ti. Los Ọrìșà, Ìyáàmi
Ọșọrọngá, Ẹgùngùn, Ẹṣù y tantos otros pueblan historias y leyendas de diversas regiones del
planeta. Sin duda, encontraremos criaturas no sólo en apariencia, sino también en las
impresiones que transmiten al hombre. Lo que habita las montañas los mares, la tierra, el
fondo de la tierra los bosques etc., encuentra en todos estos y otros lugares la magia siempre
estará presente en nuestras vidas, una variedad infinita de opciones. Las increíbles similitudes
vienen a demostrar que toda leyenda tiene un fondo de verdad.

El análisis de tantas historias que se remontan a una época en la que no existían medios
de transporte ni de comunicación que permitieran el intercambio cultural y justificaran estas
similitudes, nos permite creer en la realidad de este folclore, o al menos en parte de él. Es
evidente que para explicar la existencia de tantas criaturas mágicas era necesario situarlas en
un contexto coherente. Así, desde la antigüedad, se han creado diversas teorías sobre sus
orígenes.
El mundo en el que vivimos reúne los reinos vegetal, mineral, animal y humano. Toda
la materia, todo cuerpo denso se encuentra dentro de esta realidad que llamamos plano
material o tercera dimensión. Por encima de este plano, sin embargo, hay otros más sutiles,
tan sutiles que nuestro poder de visión, cristalizado en el mundo material, no alcanza su
vibración. Por lo tanto, estos planos se vuelven invisibles a nuestros ojos, excepto para aquellos
que poseen algún poder de clarividencia. Es en estos mundos superiores donde se encuentran
los Ọrìșà, seres hechos de energía pura, de ahí que se les llame espíritus de la naturaleza. Estos
seres serían los encargados de transmitir al mundo físico, es decir, plantas, flores, piedras,
animales, etc., toda la energía necesaria para que todo pueda crecer, vivir y permanecer. Serían
una especie de conductores de la vida, que traen la energía de arriba o de los planos superiores
a nuestro mundo, para interactuar así en nuestro mundo, los Ọrìșà descienden a la cuarta
dimensión, es decir, al mundo etérico, a través del cual pueden circular en sus formas más
densas y alojarse en el doble etérico de las flores, las plantas y todas las formas vivientes. Así
se forma el enlace y se puede transmitir la energía. Aunque no podamos verlos, los Ọrìșà otros
seres mágicos siempre estarán cerca de nosotros, ya sea en un árbol, un jardín o una planta
que tengamos en el interior. No es ninguna novedad que las plantas crecen y se desarrollan
mejor si se las trata con cuidado y atención. Estos seres son capaces, a través de las vibraciones
que emanan, de transmitirnos su alegría y bienestar, al fin y al cabo, se sienten bien cuando
estamos en armonía con la naturaleza, obra de su autoría. Los seres mágicos siempre están
dispuestos a colaborar con nosotros; son capaces de realizar tareas mágicas, abrir caminos,
traer armonía y guiarnos a través de muchas señales. El universo de estos seres está encantado
y sus beneficios son ilimitados. Pero para disfrutar de todo esto es necesario, en primer lugar,
creer, por supuesto, dedicar a la naturaleza, en todas sus formas, afecto y, sobre todo, mucho
respeto. Entonces depende de cada uno, hay caminos por todas partes, sólo que quien no sabe
buscarlos con los ojos del corazón no puede encontrarlos.

La magia de las piedras es algo con lo que casi toda la gente está familiarizada, ya que
muchos conocen al menos la existencia de las piedras de nacimiento, aquellas que "pertenecen"
al mes de su cumpleaños. También existe una gran cantidad de folclore relacionado con los
poderes mágicos y los usos de las piedras preciosas y semipreciosas. Por ejemplo, se decía que
las perlas provocaban lágrimas, que los ópalos traían mala suerte a quienes los llevaban y que
los diamantes representaban la constancia del amor; por eso se utilizan en los anillos de boda
y de compromiso. Aunque el folclore de las piedras preciosas y semipreciosas suele ser
contradictorio (algunos expertos dicen que las perlas provocan lágrimas de alegría, y que los
ópalos atraen la buena suerte), esto no es realmente importante, ya que se trata de una práctica
muy cara que pocos podríamos permitirnos.

Las piedras ordinarias, las que vemos en las calles o sacamos de nuestros patios, las
que se amontonan en los lechos de los ríos y las playas, o que se extienden como si una mano
gigante las hubiera esparcido por la tierra, estas piedras tienen poderes y pueden utilizarse en
la magia del mismo modo que las de enorme valor comercial. El mero hecho de que la piedra
sea valiosa no le otorga ningún poder especial. Por supuesto, cuanto más rara es la piedra,
mayor es la mística que la rodea. Los diamantes son un gran ejemplo. Pero no son necesarios
en la magia.

Hace cientos de miles de años, las piedras se utilizaban como herramientas. Éstas -y
los huesos- eran las únicas herramientas disponibles, y los pueblos antiguos las utilizaban para
recoger plantas para alimentarse, para cazar, para coser su ropa y para realizar cualquier tarea
que no pudieran hacer con sus propias manos. Para entrar en contacto con las energías de las
piedras, selecciona una que te atraiga. Debe ser lo suficientemente pequeña como para caber
en la mano, este es el único criterio. Sujétala con la mano de poder y siéntate en silencio. Cierra
los ojos y dirige tu conciencia hacia tu mano. Toca la piedra. Explórala mentalmente, prestando
atención a la textura y la temperatura, la dureza e incluso las manchas de suciedad que tenga.
Cuando hayas terminado, déjala en tu mano y deja que te "hable". Lo hará a través de sus
vibraciones, la esencia de toda magia. Las vibraciones provendrán del interior de la propia
piedra, y las sentirás pulsar no sólo contra la palma de la mano, sino también contra el pulgar
y los demás dedos. Si las vibraciones son rápidas y vigorosas, se trata de una piedra de "alta
vibración", es decir, tiene vibraciones que se dispersan rápidamente y actúan en cualquier
encantamiento en el que la utilices. Si las vibraciones o pulsaciones son lentas, sedantes, es
una piedra de "baja vibración", y su uso será muy diferente. Esto se puede hacer con cualquier
piedra que desees utilizar en la magia. Aunque parezca un procedimiento largo, en realidad es
bastante corto. Una vez que se conocen las vibraciones, esto puede hacerse en cuestión de
segundos.

Hay una técnica, en la que se golpean las piedras con cuchillos para que produzcan
sonido. Si se golpea la piedra correcta con el cuchillo adecuado, el sonido será musical y, si se
repite, puede utilizarse como indulto a un estado de trance. Las piedras de alta vibración son
las más adecuadas. La técnica es sencilla: sujetar la piedra y golpearla suavemente con la hoja
de un cuchillo. Tenga a mano una gran variedad de cuchillos y piedras (tenga cuidado con los
cuchillos; deben ser poco afilados para este fin).

Después de haber probado durante algún tiempo, seleccione la combinación que haya
producido el mejor sonido. En una habitación a la luz de las velas o en la cima de una colina, o
en cualquier otro lugar, golpea la piedra y escucha el sonido. Repite con el ritmo que desees.
Al igual que el tambor o el sonajero del curandero, los sonidos y los ritmos le ayudarán a
alcanzar un estado de relajación y sopor. A continuación, puedes practicar adivinaciones,
meditar o simplemente experimentar el momento y sus sensaciones. Debes practicarlo lejos
de la vista (y del oído) de los demás. Por la noche, bajo la luna llena, esta técnica es
extremadamente poderosa, y puede sugerir otros usos. La misma técnica se puede utilizar con
gongs o campanas, pero eso queda fuera de nuestro ámbito de interés. En una piedra de alta
vibración, marca tu mensaje con tiza o carbón. Entiérralo en lo más profundo de la tierra
mientras visualizas el rostro de la persona, y tu mensaje será enviado. Recoge una pequeña
piedra de alta vibración y sostenla en tu mano de poder. Durante unos minutos,
preferiblemente sentado sobre la tierra limpia, entona las siguientes palabras en voz baja,
mirando siempre a la piedra:

Ọkùtá, ibi ti o gbọdọ .

Àsíwájú si ina ati si Ọkùn

Àsíwájú si Àìyẹ àtì si Ọrùn.

Ọkùtá àgbàrà, dàbọbọ mi.

Piedra, el mal que debes ahuyentar.

Envíalo a la llama y al mar.

Envíalo a la tierra y al cielo.

Piedra de poder, protégeme.

Lleva siempre la piedra contigo, como un amuleto de buena suerte. No sólo absorberá
tus propias vibraciones, lo que la hará únicamente tuya, sino que también liberará sus propias
energías para formar una especie de barrera protectora a tu alrededor, un escudo de poder
para protegerte durante el día. Si quieres cambiar o alterar la energía de un objeto, como un
anillo, una joya o lo que sea, coge un puñado de piedras de alta vibración en números impares
y forma un círculo con ellas sobre una mesa, en el suelo o, mejor aún, en la tierra. Esto último
es más difícil, ya que debe ser un lugar donde pueda permanecer al menos un día. En la mesa
es más fácil. En cuanto las piedras estén dispuestas, coloca el objeto a transportar dentro del
círculo, justo en el centro. Eso es todo lo que debes hacer, pues las piedras harán su magia,
enviando fuertes vibraciones al objeto. Si quieres reforzar el poder del conjuro, dibuja la runa
correspondiente en cada piedra antes de formar el círculo. Esto permitirá que el objeto se
impregne de energías específicas. Como ejemplo, imaginemos un anillo que se va a regalar a
un ser querido. Puedes inscribir las runas del "amor" y la "protección" en las piedras, para
asegurarte de que el destinatario del anillo recibirá una lluvia de amor y protección. Llena una
olla o un tarro viejo con piedras de baja vibración. Deja esta maceta en un lugar oculto de tu
casa, donde nunca se vea ni se toque. Las piedras difundirán su baja energía por toda la zona,
así como la paz y la calma. Su hogar será feliz y estará libre de problemas e inconvenientes
importantes. Este encantamiento requiere siete piedras, de alta o baja vibración. Cada una
debe ser de los siguientes colores: blanco, verde, rojo, naranja, amarillo, marrón y negro. Lo
mejor sería que encontraras esas piedras por tu cuenta. Los lechos de los ríos son excelentes
lugares para buscar. Si es difícil, cómprelas. Poner las piedras en una bolsa hecha de un tejido
natural y teñido de amarillo - el algodón es excelente. Cuando quieras echar un breve vistazo
al futuro, coge la bolsa y, sin mirar, saca una de las piedras. Revelarán las condiciones actuales
y futuras.
La magia de las imágenes aparece como visiones de muñecos de vudú desdeñosos
llenos de alfileres negros. Debemos agradecérselo a los medios de comunicación y a un siglo
de propaganda fundamentalista. El tan famoso "muñeco vudú", que no está vinculado sólo a
esa religión tan incomprendida ni es necesariamente un muñeco, tiene sus orígenes en la
magia de las imágenes, que es bien conocida por todos los sistemas mágicos desde el principio
de la historia registrada. Las imágenes se hacían por todas partes: de varios tipos de madera,
arcilla, plomo, oro y plata; talladas en grandes hojas, cortezas de árboles, pieles de animales;
fundidas en limones, cebollas, manzanas, huevos, nabos, castañas, cocos, limas, patatas y la
infame raíz de mandrágora. A veces, la imagen se tallaba con gran detalle, incluso hasta las
trenzas del pelo. En otras, era una representación rústica tallada en superficies planas, como
cáscaras de frutas, cortezas de árboles o incluso la propia tierra, garabateada con las yemas de
los dedos o con palos en la arena. Sean cuales sean las sustancias o los conjuros, las imágenes
siguen siendo uno de los objetos más utilizados en la historia de la magia. Hoy, tras casi cinco
mil años de uso continuado de una técnica que se remonta a la época en que vivíamos en
cuevas, sigue teniendo una infundada reputación de maldad. Es cierto que la magia de la
imagen se ha utilizado con fines negativos, pero también lo han hecho casi todos los demás
tipos de magia. Su contribución más útil a las artes de la magia fue permitirnos tener un plano,
un diagrama de nosotros mismos o de aquellos para los que queremos practicar la magia.

La imagen no se convierte realmente en la persona representada; ninguna imagen es


bautizada o recibe el aliento de vida, como en las obras más oscuras. Las cifras o imágenes sólo
sirven como un plano con el que planificamos y generamos nuestro futuro, siempre con el
objetivo de mejorar las condiciones. Generalmente destinado a causar tortura o muerte,
también sirve de protección e incluso puede convertirse en una trampa contra magos o
hechiceros, donde la magia se dirige hacia ellos. Pero nada de eso se discutirá aquí. En cambio,
exploraremos los aspectos más humanos, y los conjuros -que son todos sencillos- son los que
hacen vibrar el amor y la curación, la protección y la bendición. Aunque se supone que la magia
con imágenes se practica con muñecos, velas con forma o recortes de papel, los tres primeros
conjuros descritos aquí funcionan mejor con un plato poco profundo de tierra húmeda recién
recogida. Antes de utilizar la tierra, retire las piedras, ramitas y otras impurezas. Recuerda:
debemos practicar la magia para otras personas sólo cuando nos lo pidan, o cuando estén de
acuerdo. Si alguien que conoces está enfermo y te pide ayuda en la magia, nunca hagas magia
con Àjẹ (sangre), esta magia puede empeorar la salud de la persona o llevarla a la muerte.

Mọ (sọ Ọrùnkọ rẹ) ṣe awọran yii ti o jẹ awọran pipe ti. (Ọrùnkọ Ẹnìyàn) ti o kan
ati ki o ni iyara pẹlu ... (ọrukọ ti aisan tabi isọrọ) Mọ mọ pe aiye le ṣe iranlọwọ lati ṣe
iwọsan a), bakanna bi iwọsan eye ti o ni ipalara, ati ẹja ti a koju. Gbogbo aye iya ti o
lagbara, iwọ ti o ṣakọsọ ọhun gbọgbo, larada ... (ọrukọ) ọhun ti ko le ṣe itọju ni ọna
miiran.
Yo (diga su nombre) he hecho esta imagen que es la imagen perfecta de ... (nombre de
la persona) que ha sido afectada y sufre de ... (nombre de la enfermedad o del problema) sepa
que la tierra puede ayudarle a curarse, igual que cura al pájaro herido y al pez asfixiado. Madre
tierra todopoderosa, tú que lo controlas todo, libera... (nombre de la persona) (nombre de la
persona) de lo que no se puede curar de ninguna otra manera.

Estos conjuros, por supuesto, sólo deben utilizarse junto con los métodos de curación.

La magia tiene sus orígenes hace al menos 4.000 años, cuando se elaboraron tablillas
cuneiformes en África, en las que se describían diversos tipos de magia que implicaban el uso
de nudos. A pesar de ser conocida en todas las culturas y, probablemente, en todas las épocas,
la magia de los nudos está cayendo en desuso y corre el peligro de ser completamente olvidada.
¿Por qué hay que olvidar una forma de magia global, sencilla, práctica y eficaz? Probablemente
por el simple hecho de que es sencillo y práctico. La mayoría de las veces, la magia se ha
adornado con rituales que rozan el absurdo: algo muy sencillo fue desdeñado por quienes
aprendieron rituales pomposos y estilizados. La magia de nosotros sigue siendo tan poderosa
como en el año 2000 a.C. Y todavía puede utilizarse hoy con buenos resultados. Hay muchos
"restos" de nuestra magia en la cultura contemporánea. Un enfoque de "remanente" es el
folclore, en una costumbre o superstición practicada o recordada por personas que han
olvidado sus orígenes.

¿Por qué nos atamos un cordón en un dedo para recordar algo importante, por
ejemplo? ¿Qué significa exactamente la expresión en Yọrùbà "O ti túmọ fun rẹ, "tabi,
gangan, o ti 'soke' si o"? ("Está destinado a hacer eso", o, literalmente, está "atado" a eso").
Y una forma concreta y física a una idea, concepción o pensamiento abstracto. Así que piensa
en lo que quieres recordar después, estás estableciendo una conexión en tu mente entre lo
físico y el pensamiento que necesitas recordar (lo mental). En un nivel más mágico, pasarás a
recordar el tema, pero para asegurarte de que lo recordarás. Una de las técnicas de la magia,
especialmente alrededor de la persona, literalmente objeto, con la intención de inhibir las
acciones, los pensamientos de la persona. "o ti dè e si ipinnu yii", (está atado a este destino),
nos remonta a una época en la que se creía literalmente en esta expresión: alguien tendría que
hacer algo porque su imagen estaba atada. De hecho, en una época se solía tallar cualquier
ornamento para protegerlo de la entrada de magia o "espíritus". La historia de la magia es sin
duda larga y fascinante, pero las técnicas básicas son aún más interesantes. Las acciones que
realizas durante un conjuro o trabajo mágico no son tan importantes como la necesidad que
hay detrás de ellas. Debes enviar tu propia energía (a través de tu emoción) hacia tu necesidad,
o la magia no tendrá efecto.

La magia con velas es un arte complejo, y se han escrito varios buenos libros sobre el
tema. Sin embargo, presentamos aquí los fundamentos, ya que pueden incorporarse a otras
formas de magia. También es un método muy práctico. Los pocos rituales y conjuros que se
presentan aquí cubren una gran variedad de situaciones y, con una dosis de creatividad,
pueden adaptarse ligeramente a cualquier necesidad. La magia con velas encendidas funciona
con la ayuda del fuego (la llama de la vela), los colores (la propia vela) y otros elementos que
desees utilizar. Es habitual utilizar las hierbas junto con la magia de las velas, ya que son un
depósito de energía en sí mismas. Hay velas de varios tamaños, formas y diseños; con una
visita a una buena tienda de velas lo comprobarás. Sin embargo, cuando las velas se destinan
a la magia, las variaciones se multiplican por diez. Hay velas con figuras, en forma de calaveras,
momias, incluso velas "diablo" y velas crucifijo. Hay velas de todos los colores, desde el blanco
más puro hasta el negro más intenso, en tamaños que van desde un palillo hasta monstruosas
velas de un metro. En términos de magia, las velas de cera de abeja son las más adecuadas,
por el simbolismo de la abeja y por el hecho de que es producto natural. Como cada color tiene
atributos diferentes, será necesario adaptar la vela a sus necesidades. Hay dos métodos a
seguir. Asocie la necesidad a uno de los elementos y utilice el color de ese elemento, recordando
que si va a utilizarlo para la conexión de Ọrùn a ìyẹ es recomendable hacerlo con los siguientes
colores, blanco, negro y rojo, por el hecho, de dejar la oscuridad a la luz. En cualquier caso,
asegúrate de que tus velas no tienen astillas o están rotas, ya que esto destruye la potencia de
las velas. Cuando compre velas para utilizarlas en magia, procure guardarlas en un lugar
especial donde no sean manipuladas. Porta velas, estos también se pueden comprar en
cualquier tienda. Lo más importante es que el soporte mantenga la vela en posición vertical.
No debe existir la más mínima posibilidad de que la vela se caiga mientras arde, ni de que
prenda fuego al soporte. Esto elimina los soportes de madera o plástico. También hay que
tener cuidado con los soportes que conducen el calor, como los metálicos, ya que pueden dañar
las superficies sobre las que se colocan.

Aunque no hay reglas, una mezcla de tres o más hierbas es más potente que una sola.
Cada ingrediente añade sus propios poderes a la mezcla, la mezcla es mucho más beneficiosa
que cada uno de sus ingredientes por separado. Como regla general, incluya siempre un
número par o impar de hierbas y asegúrese de que cada una de ellas esté directamente
relacionada con su necesidad. Para poder saber qué hierba u hoja utilizar haciendo el polvo o
no, siempre hay que consultar el oráculo para saber cuál se utilizará y cómo se realizará para
la magia. Si no encuentra una hierba ideal, utilice romero. Esta hierba es una de las más
utilizadas en la magia, ya que sus poderes pueden ser utilizados para casi cualquier necesidad
en la magia.

El ritual puede elaborarse hasta la extenuación. Un ejemplo es el uso de las runas. La


runa adecuada puede tallarse en la vela con un cuchillo o dibujarse en un papel colocado bajo
el soporte. Se pueden colocar piedras alrededor de la vela, una práctica adecuada para los
conjuros de protección, y las velas se pueden ungir con aceites aromáticos para añadir sus
propias vibraciones. Los aceites tienen la misma utilidad en la magia que las plantas de las que
están hechos. Las hechiceras a su espejo mágico en el antiguo cuento de hadas ahora conocido
como "Blancanieves" es un eco de prácticas tan antiguas como el propio tiempo. Como muchos
de los instrumentos de la magia, el espejo es un objeto inspirado en la Naturaleza, como el
Àbẹbẹ de Ọṣùn y un buen ejemplo claro de ello. Los primeros espejos fueron los lagos. En un
día tranquilo, cuando las aguas no forman olas, se puede observar un reflejo muy detallado.
En un intento de captar este fenómeno, se pulieron piedras y metales hasta que finalmente se
produjo un vidrio que, al ser recubierto por una de sus caras con una fina capa de plata,
producía una superficie reflectante perfecta: un lago perfectamente cristalino, "congelado"
para ser utilizado cuando se deseara. Los espejos (y las superficies reflectantes) han dominado
durante mucho tiempo nuestra imaginación. Hay varias referencias a los espejos tanto en el
folclore como en la magia, aunque estas prácticas están casi olvidadas hoy en día. El
simbolismo del espejo es simple pero complejo. Se considera sagrado para la luna, pues al igual
que ésta refleja la luz del sol, el espejo es un objeto reflectante. Al ser un símbolo lunar, los
espejos utilizados en la magia suelen tener forma redonda. Además, los espejos nos permiten
ver cosas que no podríamos ver sin su ayuda: no sólo cosas físicas, sino también cosas más
elevadas, como recuerdos de vidas pasadas, visiones del futuro o de acontecimientos que
ocurren simultáneamente en otros lugares. Los espejos de bronce pulido se utilizaban en los
rituales mágicos y en la cosmetología. La mayoría de estos espejos eran pequeños y se
utilizaban con las manos. Una antigua técnica para inducir la clarividencia consiste en reflejar
la luz de un fuego en la hoja brillante de una espada o un cuchillo; el reflejo así captado
provocaba visiones a quienes se concentraban en él. Esta es otra forma de magia con espejos
metálicos.

Aunque este tipo de prácticas todavía se utilizan, la mayoría de las prácticas de magia
con espejos se realizan hoy en día con espejos de cristal. Los espejos antiguos no son
necesariamente mejores, ya que suelen tener imperfecciones (como la pérdida de la lámina de
plata), que pueden interferir. Muchas cristalerías cortan los espejos a medida, por lo que no es
imposible conseguir los redondos. Para los rituales rápidos, se puede incluso utilizar un espejo
de bolsillo, aunque esto es mucho más fácil para las mujeres. Se han lanzado muchos conjuros
mientras una mujer finge retocar su maquillaje. Recuerda siempre que el espejo es una simple
herramienta, un vínculo con la luna, con tu subconsciente y, finalmente, con la propia
naturaleza. La magia suele ser espontánea y hay que estar preparado para casi todo.

Iya oṣupa, iwọ ti o ri ohun gbogbo ti o si mọ ohun gbogbo, Mo yà awọ yi pẹlu awọn
imọlẹ ina rẹ ki o tan imọlẹ si idan mi ati igbesi aye mi.

Señora de la Luna, tú que todo lo ves y todo lo sabes, consagro este espejo con sus
brillantes rayos para que ilumine mi magia y mi vida.

A lo largo de los siglos, los magos y las brujas han conocido métodos para trabajar con
el clima, así como, en cierto modo, para controlarlo. Aquí hay magia con relámpagos, densas
nieblas, suaves chubascos y terribles tormentas. Aunque existen innumerables conjuros para
invocar la lluvia, aquí sólo se incluyen algunos, ya que en general los efectos son los deseados
y no se pueden interrumpir. La lluvia es el ciclo de purificación y limpieza de la naturaleza. Por
ello, una tormenta de lluvia es un momento excelente para practicar conjuros de esta
naturaleza, como el siguiente. Para cortar un mal hábito Con acuarela o tiza, dibuja o escribe
un mal hábito en un papel. Llévalo inmediatamente al exterior bajo la lluvia. Que la lluvia
disuelva y disperse los colores. Así sucederá con tu vicio, purificado por la lluvia purificadora.
Adivinación con la lluvia Cuando llueva ligeramente, haz lo siguiente: sobre una superficie
plana, como un molde, extiende una capa uniforme de especias en polvo, como Ìyẹrọṣùn.
Cuando la superficie esté completamente cubierta, saca el molde al exterior y ponlo bajo la
lluvia. Haz tu pregunta y luego entra corriendo. Las gotas de lluvia habrán creado símbolos o
patrones en la especia en polvo. Siéntate en silencio y observa la especia hasta que te des cuenta
de la respuesta.

Las tormentas eléctricas son períodos de gran energía. La energía eléctrica del rayo se
mezcla con las fuerzas magnéticas del agua (lluvia), creando así una mezcla mágica
extremadamente potente. Cualquier conjuro que se lance durante una tormenta violenta
estará sobrecargado. Por esta razón, tales períodos -especialmente cuando ocurren de noche-
hacen que cualquier buen mago o bruja se ponga inmediatamente a trabajar. En primer lugar,
hay que proteger la propia casa, así como lo que hay en su interior y sus ocupantes. Enciende
una vela blanca y otra amarilla y déjalas en un lugar importante de la casa (un altar religioso
o mágico es ideal). Camina por la casa, de habitación en habitación, cantando estas palabras
hasta que hayas visitado cada habitación, armario y entrada al menos una vez.

Iya ti ojo tutu, oluwa ti iji, dabobo wa kuro ninu ibi ati lati aisan, o dari mi kuro
ninu ibi. Ati bi iná ti npa afẹfẹ ati awọn raindrops ṣubu ni agbara, ṣe abojuto awọn ayanfẹ
mi titi ti iji lile ti kọja. Afẹfẹ, afẹfẹ dabobo mi. Ina, ina, ma ṣe correr. Ojo, ojo, wa laipe.
Tierra, aiye, fi awọn ohun ini mi pamọ. Ile naa yoo ni ididi ati ni idaniloju titi ti ijiya yoo
fi yọ.

Señora de la suave lluvia, dueña de la tormenta, protégenos del mal y de la enfermedad


protégeme del mal. Y mientras el fuego corta el aire y las gotas de lluvia caen violentamente,
cuida de mis seres queridos hasta que la tormenta haya pasado. Viento, viento protege a los
míos. Llama, llama, no destruyas. Lluvia, lluvia, pasa rápido. Tierra, tierra, guarda mis
posesiones. La casa estará así sellada y segura hasta que la tormenta pase.

Los objetos de Ọrìșà como cuentas entre otros de poder pueden ser cargados con las
breves energías traídas desde los cielos por la lluvia. Lleva al exterior los objetos que se van a
cargar (sólo los que creas que requieren la energía eléctrica del rayo, como los relacionados
con la curación, la protección, etc.) y déjalos en una zona libre de ráfagas, pero completamente
expuesta a la lluvia y al rayo. No los coloques en el techo de la casa o en otra estructura. Puede
atarlos a un árbol o depositarlos en una caja grande. Haga todo lo necesario para garantizar la
seguridad de los objetos durante el proceso de carga. Cuando haya pasado la tormenta, llévalos
al interior, sécalos con cuidado y déjalos en un lugar seguro. Están muy cargados y deben
vibrar con energía. Si el rayo es violento, es posible que quieras lanzar un conjuro anti-rayo
para tu casa para protegerla del rayo. Para ello, coge una cucharadita de perejil, otra de
semillas de saúco y otra de muérdago. Añade una pieza de roble y un poco de helecho molido.
Mételos en una pequeña bolsa de tela blanca, llénala de sal gruesa y cuélgala lo más alto que
puedas en la casa. Un ático es un lugar excelente. Esto protegerá su casa de los rayos.
Tradicionalmente, se plantaba un roble cerca de la casa para protegerla de los rayos; así que,
si vives en una región sometida a muchas tormentas intensas, tenlo en cuenta. Por último, un
último encantamiento relámpago. Si después de la tormenta descubres que un árbol ha sido
alcanzado por un rayo, intenta coger un pequeño trozo de la madera quemada y ennegrecida.
Entierra algo para el árbol (en agradecimiento) si recoges algo de madera. Se dice que, si una
persona enferma sostiene la madera golpeada por el rayo, la frota sobre su zona enferma y
luego la arroja hacia atrás, eliminará cualquier daño. Cuando la lluvia y los relámpagos cesen,
pero sin estar seguro de que la tormenta haya pasado por completo, mira al cielo si es de día.
Si ves pájaros, es una gran señal. Sin embargo, para estar seguro, observa cómo pasan los
pájaros mientras cantas:

Awọn ẹiyẹ oju afẹfẹ nlo laini abojuto.

¿Yoo ojo ojo nibi? Ṣe ojo yoo wa nibẹ?

Los pájaros del aire vuelan despreocupadamente.

¿Lloverá aquí? ¿Lloverá allí?

Cuando desaparezcan, deja de cantar y mira atentamente en la dirección en la que se


dirigen: si es hacia el este, la tormenta ha pasado. Si es al sur, vendrá una tormenta aún más
fuerte. Si está al oeste, la lluvia volverá pronto, pero si está al norte, el día estará despejado
hasta el anochecer. O, en forma de verso:

Ni ila Ọrùn, yoo han.

Ni guusu, ijiya yoo wa.

Ni ìwọ-õrùn, ko pari.

Ni ariwa, oorun yoo jinde.

Hacia el este, estará despejado.

Hacia el sur, llegará la tormenta.

Para el oeste, nunca se acaba.

Hacia el norte, saldrá el sol.

Es la que se practica cerca del océano, o con objetos creados y transformados por el
océano. Durante milenios el mar ha sido adorado, temido, consagrado, rezado, se le han
ofrecido sacrificios, se le ha venerado. Ha sido la morada de Ọlọkùn, Bajo sus olas se esconden
antiguas y fabulosas tierras y civilizaciones -por nombrar algunas- y de ella surgió toda la vida.
Por tanto, el mar es a la vez el principio y el fin, el alfa y el omega, la fuente de toda la vida y
lo que la consume. En épocas anteriores, al igual que hoy, los núcleos de población se situaban
cerca de los ríos o en la costa, lo que facilitaba el acceso a los alimentos -pescados, crustáceos,
algas-, así como a una plataforma a través de la cual los artefactos de bambú y alquitrán,
madera y cuerda, y posteriormente formas más sofisticadas, podían flotar y viajar a tierras
lejanas. Estos pueblos dependían del mar para alimentarse; por lo tanto, su propia vida estaba
encarnada en él. Ọlọkùn emergía de sus profundidades y abría amorosamente sus brazos para
abrazar a las gentes sencillas, o soplaba olas que destruían sus frágiles embarcaciones y
devastando pueblos. Al igual que se veneraban los ríos, manantiales y arroyos, también se
veneraba el mar. Junto con los ritos religiosos, se practicaba la magia, al igual que hoy. El mar
es el mayor cementerio, morada del gran Ẹgùngùn. Y es necesario venerar el mar para
practicar la magia, hay que respetarlo como un vasto almacén de poder. Es nuestra madre
ancestral, más antigua que los continentes en los que vivimos, más antigua que el árbol o la
piedra. Es el tiempo mismo.

La magia se practica mejor cerca del océano, pero muchos de los siguientes conjuros
pueden modificarse ligeramente y practicarse en cualquier lugar, siempre que puedas
conseguir algunas herramientas. Una olla de agua en la que hayas mezclado un poco de sal
funciona como conexión con el océano, al igual que una bañera llena de agua salada. En las
tiendas de antigüedades y tiendas especializadas, busque conchas, arena, algas y otros
artículos. La magia del mar es misteriosa y flexible como los propios océanos. Aquí hay algunos
encantos. Las mareas son un aspecto esencial de la magia en el mar, como lo es la luna para
toda la magia. Señalan el pulso del océano, los flujos de poder que pueden ser controlados y
atraídos hacia la magia. En efecto, al igual que con la luna, existe una cuarta marea, la marea
baja, pero ésta no se utiliza generalmente en la magia. Sin embargo, es un buen momento para
la meditación y la introspección, y también para buscar algo en vidas pasadas. Todos los
conjuros productivos y positivos deben practicarse durante la marea creciente. Entre ellos, la
fertilidad, el dinero, el amor, la curación, etc. La marea alta es tradicionalmente el mejor
periodo para cualquier tipo de conjuro; positivo o negativo, bueno o de destierro.

Cuando el mar está en reflujo, es el periodo ideal para realizar conjuros destructivos o
desterradores. Cada día hay dos mareas altas y dos mareas bajas. La mayoría de las librerías y
tiendas de pesca ofrecen tablas de mareas, al igual que los periódicos de las ciudades costeras.
Confirma las mareas del día en que deseas realizar un conjuro si vives cerca del mar, y realízalo
lo más cerca posible de la "fase" adecuada para obtener los mejores resultados. Esto se puede
tener en cuenta para todos los conjuros que vayas a realizar, pero no es necesario. Para un
ritual importante, la marea más alta del mes es el momento más propicio. Puedes determinarlo
estudiando una carta de mareas durante un mes y encontrando el mayor número de metros
que sube el mar en la playa. Esa será la marea más alta, y siempre corresponderá a la luna
llena. Si no puedes esperar, no te preocupes, no dañará el encanto. Aparte de los poderes
adicionales en el mar durante la marea alta, también hay una razón práctica para controlar las
mareas. Los ritos que se practican en un tramo de costa desierta son experiencias realmente
evocadoras y mágicas, pero si la marea está subiendo y la zona es rocosa, con acantilados
escarpados, puede acabar atrapado, sin salida. Los instrumentos de la magia del mar se
encuentran en el océano o son arrojados por las olas en la playa. Son naturales y artificiales;
antiguos como el propio mar y nuevos y frescos como el amanecer. Aunque varían de un lugar
a otro y de una época a otra, he aquí algunas de las más conocidas.

Los regalos del mar, se utilizan para representar a las deidades del océano. Largas y en
espiral, representan a los dioses, mientras que las redondas simbolizan a las diosas. Las
caracolas se han utilizado durante siglos para este último fin. Muchas brujas y magos del mar
colocan conchas en sus altares por esta razón cuando practican la magia del mar en casa.
Cuando se practican conjuros en la costa, hay que marcar un círculo de protección con conchas
distribuidas en un anillo y recogidas para este fin. Se pueden utilizar como colgantes para
atraer la fertilidad, o para atraer el dinero, ya que antiguamente se utilizaban como moneda.
Coge una concha grande univalva (de una sola pieza) y colócala cerca de tu oreja. Deja que te
hable. Puedes escuchar mensajes del futuro o del pasado; o el sonido del mar puede calmar tu
mente para recibir mensajes psíquicos. Una concha especial que encuentres en la playa puede
convertirse en un amuleto protector o de la suerte. Una concha colocada en la entrada de una
casa asegura que la suerte entrará en ella. Las conchas y otros univalvos de gran tamaño se
soplan en la orilla para alejar la negatividad e invitar a los dioses y espíritus a los rituales y
conjuros.

Los trozos de madera arrastrados por el mar, rellenos de sal marina y secados por el
sol en la playa son el combustible natural de los fuegos místicos, que suelen formar parte de la
magia. Esta madera puede utilizarse en los conjuros. Coge una pieza adecuada y talla en ella
lo que necesites con un cuchillo. Lánzalo de nuevo al mar, rogándole que cumpla tu deseo. Una
pieza más pequeña puede decorarse con símbolos protectores y utilizarse como amuleto o
talismán para atraer o repeler fuerzas, según sus deseos. También puedes hacer una especie
de palo mágico con esta madera; con este palo puedes dibujar círculos en la arena donde
practiques la magia. También puedes usarlo para rayar runas en la arena. No hay reglas sobre
su tamaño, forma o tipo de madera; cualquier cosa que el mar ofrezca es buena.

Si encuentras en la playa una piedra con un agujero, recógela ya que es una


herramienta valiosa en la magia. La piedra perforada se cuelga en la casa para protegerla, se
lleva en una cadena alrededor del cuello con el mismo propósito y para muchos otros fines en
la magia. Recoge una piedra perforada, encuentra un palo en el que encaje firmemente y
arrójala al mar. Un amor vendrá a ti. Para ver los espíritus del mar, lleva la piedra perforada
al mar, de noche, con la marea alta. Cierra un ojo, mirando al mar, y pon la piedra perforada
en el otro. Mira a través del agujero y podrás ver los espíritus de Ọlọkùn. Para la curación, pon
la piedra perforada en el agua del baño. Añade sal y métete en la bañera. La piedra sólo puede
utilizarse para este fin. La piedra perforada es una de las herramientas más valiosas de la
magia, y es gratis, un regalo del mar. Al ser un símbolo de la eternidad y de la fuerza femenina
de la naturaleza, no es sólo una pieza de buena suerte, ni tampoco un eficaz instrumento de
magia; es indudablemente sagrado. Aunque las algas son una fuente importante de alimentos
en muchas partes del mundo, en Occidente apenas se utilizan, salvo en la elaboración y
conservación de diferentes alimentos y productos como la pasta de dientes y los helados. Sin
embargo, hay muchos usos mágicos de las algas.

Seca un pequeño trozo de cualquier tipo de alga al aire libre. Cuando esté
completamente seco, cuélgalo en el interior para proteger la casa del fuego. Las algas secas
también se utilizan para encender hogueras en las playas y se cuelgan al aire libre como
indicadores del tiempo. Cuando las algas se arruguen, el tiempo será soleado. Cuando se
hincha y se siente húmedo al tacto, existe la posibilidad de que llueva. Un pequeño trozo de
alga en una botella de ginebra, bien cerrada y colocada en una ventana soleada, puede atraer
el dinero a tu casa. El frasco debe agitarse diariamente. A continuación, se presenta una
colección de amuletos marinos tal y como se practican hoy en día. Pueden ser utilizados por
cualquier persona, siempre que esté cerca del mar, o incluso de un gran lago o río. Cuando te
sientas maldito, embrujado, enfadado o atormentado por miedos y ansiedades, camina junto
al mar al amanecer. Deja que las olas te golpeen, y di algo parecido a lo siguiente:

Mo ṣe iṣesi idaniloju yii

Ni ibi ibẹrẹ gbogbo igbesi aye;

Awọn igbi omi bò ara ati ẹmi;

Eaku ti ṣubu lori okun ti o wẹ;

Mo tunṣe atunṣe ati alabapade,

Tutu bi okun.

Practico este gesto de purificación

En el lugar del comienzo de toda la vida;

Las olas cubren el cuerpo y el espíritu;

El polvo cae en el mar que limpia;

Estoy renovado y fresco,

Fresco como el mar.

Siéntate en la playa y cierra los ojos, por encima de la línea de marea alta. Relájate y
escucha el flujo y el reflujo del océano, y entrarás en trance. O bien, observa los reflejos de la
luna llena en el océano; sigue su trayectoria hacia el horizonte y de vuelta a ti, hasta que entres
en trance. Lleva un vaso con tapa hermética (como un frasco de cristal) y una bolsa al mar, a
primera hora de la mañana, preferiblemente justo después de la marea alta. Camina por la
playa, recogiendo pequeños trozos de madera, conchas, piedras; los objetos naturales que las
olas arrojan a la arena. Mételos en la bolsa. Cuando hayas recogido varias cosas, siéntate en la
playa y extiéndelas frente a ti. Poner uno a la vez en el frasco, diciendo:

Afofe Amọmu ti okun ti mo ri,

O yoo fa agbara aabo.

El amuleto del mar que encontré,

Atraerá la energía protectora.

Después de poner todos los objetos en el frasco, añade un puñado de arena fresca y
rellena con agua de mar. Cerrar enérgicamente y llevar a casa. En su propiedad, cerca de la
puerta principal, si es posible, cave un agujero en el suelo, lo suficientemente grande como
para enterrar el frasco.

Mientras lo colocas en el agujero, di:

Oya ninu iyanrin, awọn okun ti o wa ni igbiyanju;

O jẹ bayi okun nla.

Pa gbogbo ibi sinu okun;

O fẹ mi, bẹni o jẹ.

Las olas en la arena, las mareas en movimiento;

Ahora eres un océano silencioso.

Echa al mar cualquier mal;

Es mi deseo, que así sea.

Cubrir el frasco y restablecer el aspecto normal de la tierra. Si no puedes enterrarlo,


escóndelo en una maceta, cúbrelo con tierra o arena y déjalo fuera, cerca de la casa. La maceta
actuará como un sistema de protección para su casa y todos los que viven en ella. Siéntate en
la playa y medita. Visualiza tu necesidad. Siente el poder. Cuando la energía está en su punto
máximo, espera a que una ola rompa en la arena, liberándola. La onda amplificará
enormemente la potencia. Un viernes de marea alta, preferiblemente de noche, lleva una
manzana y unas flores al mar. En la playa, pincha la manzana con las flores, dibujando tres
veces el nombre de tu amor. Sujeta la manzana con tu mano de poder (derecha) e impregna
tu deseo de amor en ella, diciendo palabras como:
Nifẹ manzana, ina

¡Eyi ni aini mi, ifẹ mi!

Manzana del amor, flores del fuego,

Esta es mi necesidad, mi deseo.

Lanza la manzana hacia el mar, tan lejos como puedas. Así será.

Llena un cubo con agua de mar y devuélvelo. Repite dos veces más, y cada vez que
devuelvas el agua al mar, di:

Mo fun ọ ni ohun ti o jẹ tirẹ,

Fun mi pada ohun ti mi.

Te devuelvo lo que es tuyo,

Devuélveme lo que es mío.

Este conjuro se utilizaba para que los marineros y pescadores vuelvan a casa sanos y
salvos.

LÁMPARAS MILAGROSAS

Una forma eficaz de agradar a los Òrìṣà, muy utilizada en la antigüedad, son las
lámparas que aún conservan, aunque de forma casi imperceptible, este hábito tan eficaz para
obtener gracias y favores de los Òrìṣà. La facilidad con la que se pueden obtener velas
industrializadas ha hecho que esta costumbre se haya ido abandonando y olvidando casi por
completo. Debemos señalar, sin embargo, que las lámparas también son consideradas Àdìmù,
estando al mismo nivel que las ofrendas efectivas y que no pueden caer en el olvido, sustituidas
por velas de parafina que sólo significan para el Òrìṣà, la presencia del elemento fuego, no
representando, por tanto, un sacrificio completo como es el caso de las lámparas. En un intento
de rescatar este rito, que como tantos otros ha quedado atrás, presentamos en este trabajo una
colección de lámparas casi totalmente olvidadas en gran parte del territorio y donde se practica
el culto a los Òrìṣàs, pero que funcionan con eficacia y rapidez, como hemos podido comprobar
en las santerías de Cuba, en el culto de Palo Mayombe y en las diversas manifestaciones
religiosas afroamericanas que existen en el Caribe.

Esperamos contribuir un poco más, en la sustitución del sacrificio. El sacrificio de


animales de forma desordenada y abusiva, tal y como ha sido practicado por los sacerdotes,
que desgraciadamente no conocen el verdadero significado ni el momento exacto en el que
dichos sacrificios se convierten en insustituibles. Por supuesto, cada una de las ofrendas podría
describirse de forma más detallada. Sin embargo, es el propósito el que debe ser bien evaluado.
Otro factor importante es que toda ofrenda pretende llegar al Señor de la Creación, que sin
duda controla las fuerzas de la naturaleza como una parte de sí mismo.

En cuanto al sacrificio, como ya se ha dicho, lo fundamental es la vida del animal,


vegetal o mineral, en aras de la vida del antepasado. En la mayoría de los casos, el resultado
del alimento procedente del sacrificio se distribuye entre los participantes, una forma de
comunión con el ser espiritual. Debemos recordar que todo lo que existe en el Àìyẹ contiene
vida, por lo tanto, no sólo los animales, sino también los vegetales y los minerales son pasivos
del sacrificio. El sacrificio es el acto de hacer una ofrenda del reino animal, vegetal o mineral,
de alimentos, bebidas o cualquier objeto, a una deidad o entidad espiritual, donde se utilizan
las fuerzas naturales existentes en estos elementos para un fin determinado.

Recordando el Ìtàn donde Ọlọdùmàrẹ determina que la tierra, Ọnìlẹ, será el receptáculo
principal de toda ofrenda, por esta razón en Ifá uno entierra o coloca ofrendas en la tierra.
Dentro de Ifá, en el Odú Ìrẹtẹ Mèjì y Ọtùrùpòn Ọtùrà, Ọrùnmìlà determina el intercambio de
seres humanos por el de animales, esto es cuando la cabra reemplazó a la hija de Òrúnmìlà en
el ritual de Ẹbọ Ẹjẹ. La permanencia del ser humano en la tierra requiere constantes sacrificios.
El sacrificio del tiempo y la privación de algo a costa de otro, el sacrificio de las
transformaciones y la provisión de dinero a costa del esfuerzo mediante el trabajo, todo ello
gira en un proceso interminable que se reduce a dar y recibir. Una de las tres formas de Àṣẹ
que se encuentran en el reino animal es Ẹjẹ, la sangre. La sangre que nos da la vida en su
plenitud, siempre se ha considerado divina, no hay laboratorio que la fabrique, es la fuerza
divina en su estado material. Todo lo que entra en la composición de la Tierra entra también
en la composición de la sangre. Por ejemplo, el zinc, el agua, los minerales, el hierro, el
magnesio, etc. Obsérvese que todos los reinos, ya sea el mineral, el vegetal o el animal, están
contenidos en nuestra sangre y viceversa. El sacrificio de los animales no son reglas y las
oraciones específicas de la acción dan gracias a Ọlọrùn por el sacrificio. Ejemplo: El primer
paso es agradecer a Ọlọrùn por el espíritu del animal que va a una misión. Luego agradecemos
a Ọlọrùn por la comida, la carne que vamos a comer, y también agradecemos a la Madre Tierra,
Ọnìlẹ, que nos dio este alimento para sobrevivir.
Los demás elementos litúrgicos tienen su misión, como:

Obí: utilizado como oráculo para conversar con las energías y donde dirigir el Ẹbọ,
aplacar la ira de las energías negativas y el fruto de la vida donde en el momento de la comunión
con el Ọrìșà la persona se conecta con su ascendencia.

Òrògbò: se utiliza para la larga vida, el aumento de la resistencia y la perseverancia de


la persona, cuando se utiliza con cáscara para que no se revele un secreto.

Òyìn (miel): se utiliza para la alegría, el bienestar, la armonía, la prosperidad y para


que algo o alguien nunca sea despreciado.

Ẹpò (aceite de palma): Elemento de efecto calmante, aporta equilibrio y tranquilidad.

Ìyó (sal): Para la suerte y la conservación, para que la persona pueda mantener sus
logros. Dinero y larga vida.

Àtàrè: Se utiliza para consagrar el diálogo dar fuerza a las palabras, se utiliza en la
alimentación y también para multiplicar los deseos.

Òtì: Principio de purificación de la palabra. Y también el despertar de la energía. A favor


del suplicante lo más usado y la ginebra.

Òwò càwòrì: conchas de cowrie utilizadas para comprar las divisiones y la falta de
dinero de la gente.

Monedas antiguas: Se utilizan para pagar los Àjàgù, energías negativas que pueden
estar o no relacionadas con Ìyàmmì.

Ọṣù: se utiliza para la esencia vital, simbolizando la sangre roja vegetal, para que no se
agoten los Àṣẹ y los logros, representa el fuego.

Ẹfùn: Elemento sagrado de Ifá tiene el poder de transmitir Ènì, representa el aire.

Ìyẹ Òṣùn: Elemento sagrado de Ifá tiene el poder de transmitir el Àṣẹ de Odú a lo que
se hace, activar el Odú Ifá, representa la tierra.

Wàjì: Elemento sagrado de Ifá tiene el poder de transmitir Àṣẹ, representa el agua.

Y otros elementos más.

Vemos entonces un conjunto de elementos que agrupados darán el producto final que
se enviará al Alto, Ìkọlẹ Ọrùn.

También podría gustarte