Teología IV Misa de Los Enfermos
Teología IV Misa de Los Enfermos
Teología IV Misa de Los Enfermos
• El líder laico de la oración saluda a todos los presentes con las siguientes palabras:
Acto penitencial:
Señor Dios, que quisiste que tu Unigénito cargará con nuestros sufrimientos para mostrarnos
el valor de la enfermedad y la paciencia humana, escucha benignamente nuestras súplicas
por los hermanos que se hallan enfermos y concede que los que están afligidos por el dolor, las
penas y la enfermedad, no solo se sientan elegidos entre aquellos proclamados dichosos, sino
también sepan que están unidos a Cristo en su pasión, para salvación del m undo. Por nuestro
Señor Jesucristo… ( todos responden – Señor ten Piedad).
Monición de la palabra: La Palabra de Dios es la medicina para nuestra alma entristecida por
la enfermedad, porque cuando la leemos o la escuchamos siempre nos conforta, dándonos la
esperanza que necesitamos para no caer. Pues todo lo que necesitamos está en la Palabra, para
que entendamos que desde antes de la formación del mundo Dios ya sabía de nuestros
padecimientos que tendríamos. Por eso la dejó escrita, para que nos refugiemos en ella y nos
fortalezcamos. Escuchemos atentamente lo que Dios nos dice hoy.
1 lectura:
Marcos 1:14–15, 21–45.
Jesús viaja a través de Galilea enseñando el Evangelio, echando fuera demonios y sanando
enfermos. Echa fuera de un hombre a un espíritu inmundo, y sanó a la suegra de Simón Pedro
y a un leproso.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Sal 32, 22)
Aleluya, Aleluya. Muéstrate bondadoso con nosotros, Señor, puesto que en ti hemos confiado.
Aleluya, Aleluya.
Salmo 33 El señor está cerca del que sufre.
Evangelio Mateo 8, 5-17
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un oficial romano y le dijo: "Señor,
tengo en mi casa un criado que está en cama, paralítico, y sufre mucho". Él contestó: "Voy a
curarlo". Pero el oficial le replicó: "Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa; con que
digas una sola palabra, mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo
soldados a mis órdenes; cuando le digo a uno: ‘¡Ve!’, él va; al otro: ‘¡Ven!’, y viene; a mi
criado: ‘¡Haz esto!, y lo hace". Al oír aquellas palabras, se admiró Jesús y dijo a los que lo
seguían; "Yo les aseguro que en ningún israelita he hallado una fe tan grande. Les aseguro que
muchos vendrán de oriente y de occidente y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el
Reino de los cielos. En cambio, a los herederos del Reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí
será el llanto y la desesperación". Jesús le dijo al oficial romano: "Vuelve a tu casa y que se te
cumpla lo que has creído". Y en aquel momento se curó el criado. Al llegar Jesús a la casa de
Pedro, vio a la suegra de éste en cama, con fiebre. Entonces la tomó de la mano y desapareció
la fiebre. Ella se levantó y se puso a servirles. Al atardecer le trajeron muchos endemoniados.
Él expulsó a los demonios con su palabra y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo dicho
por el profeta Isaías: Él hizo suyas nuestras debilidades y cargó con nuestros dolores. Palabra
del Señor.
Intenciones:
Oremos, hermanos, al Señor, que es salud y salvación de su pueblo, y pidámosle por todos
nuestros hermanos enfermos y por la salud y salvación de todo el pueblo de Dios. A cada
petición diremos: Te rogamos, óyenos.
• Para que el Señor, que quiso tomar nuestras dolencias y cargar con nuestras
enfermedades, alivie los sufrimientos de nuestros hermanos enfermos. Oremos
• Para que el Señor, que quiso ser débil en la carne, dé vigor al cuerpo decaído de quienes
sufren por la enfermedad. Oremos
• Para que el Señor, que ordenó a sus apóstoles que impusieran las manos sobre los
enfermos para curarlos, quiera conceder hoy la salud a nuestros hermanos enfermos.
Oremos
• Para que el Señor fortalezca con la paciencia y reanime con la esperanza a nuestros
hermanos enfermos y a todos los que sufren por f alta de salud. Oremos
• Para que Dios conceda su fuerza a todos los que cuidan a los enfermos y les conceda
amor y entrañas de misericordia en su tarea. Oremos
• Para que el Dios de la vida conceda el premio del gozo eterno a nuestros hermanos que
han sido llamados a su presencia a causa de las enfermedades, para que, habiendo
imitado a Cristo en sus dolores, sean admitidos en la asamblea celestial. Oremos.
Señor Jesucristo, que quisiste pasar por el mundo haciendo el bien y concediendo la salud a los
enfermos, dígnate escuchar nuestras oraciones y concede a nuestros hermanos enfermos
fortaleza en el cuerpo, paz en el espíritu, tolerancia en el dolor y plena recuperación de la salud
perdida. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Ofrenda:
Dios nuestro, cuya providencia dirige cada momento de nuestra vida, recibe las súplicas y
las ofrendas con que imploramos tu misericordia en favor de nuestros hermanos enfermos, para
que la preocupación de ahora por su enfermedad, se nos convierta pronto en gozo por su salud.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Cantamos canción de ofrenda sobre tu altar).
Comunión:
Dios nuestro, auxilio inefable en la enfermedad, ayuda con tu poder a tus hijos enfermos, para
que, aliviados por tu misericordia, vuelvan a ocupar su lugar en la asamblea de tus fieles. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Para aquellas personas que no pudieron recibir la Comunión Eucarística, así como aquellos
que siguen a Cristo, hagamos juntos, desde nuestro corazón, esta Comunión Espiritual: Creo,
Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre
todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no puedo recibirte sacramentado,
ven, por lo menos, espiritualmente a mi corazón. Y como si ya te hubiese recibido, te abrazo y
me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás Me aparte de Ti. Amén.
Despedida:
El Señor nos invita a compartir su misión; comprometámonos y oremos por los enfermos, en
su seguimiento, prestemos nuestras manos, nuestros pies, nuestro corazón, nuestra voz, para
ser constructores del Reino.