Trilobite
Trilobite
Trilobite
19 TRILOBITA
M. Franco Tortello
Beatriz G. Waisfeld
Norberto E. Vaccari
Figura 19. 1. Morfología básica del exoesqueleto de un trilobite: A. vista dorsal; B. vista ventral.
Figura 19. 3. Céfalo (vista ventral). A. Calymene (Silúrico-Devónico); B. Proceratopyge (Cámbrico Medio-Ordovícico Inferior); C. Lygdozoon
(Silúrico); D. Ceraurinella (Ordovícico); E. condición flotante; F. condición coincidente; G. condición suspendida (modificado de Fortey,
1990 a; Kaesler, 1997).
medio en un lóbulo anterior conspicuo y otro ficie se disponían los apéndices cefálicos (un
lóbulo posterior más reducido. A su vez, el bor- par de antenas unirrámeas y tres pares de
de hipostomal suele presentar alas anteriores, apéndices birrámeos), de preservación infre-
alas posteriores y espinas póstero-laterales. cuente.
Sobre los surcos laterales del hipostoma gene-
ralmente se distingue un par de protuberan-
cias ovoides, las máculas, de posible función TÓRAX
sensorial o para la inserción muscular.
El hipostoma puede relacionarse con el resto El tórax está formado por segmentos simila-
del céfalo de diferentes formas (Figura 19. 3 E- res, los cuales se articulan entre sí y con el céfa-
G). En la condición flotante (natant) esta placa lo y el pigidio. El número de somitos del adulto
se sitúa por debajo de la porción anterior de la es variable según los grupos, oscilando entre 2
glabela y no contacta el margen posterior del y 61. Los surcos axiales dividen a cada seg-
doblez ventral, sino que se ubica ligeramente mento en un lóbulo central, denominado ani-
detrás de dicho margen. En la condición coin- llo axial, y un par de pleuras laterales (Figura
cidente (conterminant), el hipostoma se dispone 19. 4 A).
por debajo de la porción anterior de la glabela El anillo axial posee convexidad variable y
y se contacta con el margen interno del doblez puede ser liso o estar provisto de gránulos, tu-
cefálico a través de la sutura hipostomal. La bérculos o espinas. Cada anillo axial se pro-
condición suspendida (impendent) difiere de la longa hacia adelante para formar un
coincidente porque la posición del hipostoma semianillo articulante, el cual se dispone por
y de la anteroglabela no coinciden. debajo del margen posterior del segmento
El resto de la superficie ventral del céfalo es- torácico precedente, sirviendo como guía du-
taba protegida por un tegumento no minerali- rante la flexión del tórax. Este semianillo está
zado (tegumento ventral), que en la mayoría separado del resto del anillo axial por un surco
de los casos no se fosilizaba. Sobre esta super- articulante de disposición transversal.
En la mayoría de los trilobites cada pleura La superficie ventral del tórax está caracteri-
posee un surco pleural oblicuo que delimita zada por una serie de apéndices birrámeos y
una banda anterior y otra banda posterior. A un tegumento no calcificado, de preservación
su vez, las pleuras están divididas en una re- infrecuente.
gión proximal, de disposición horizontal o le-
vemente convexa, y otra región distal que sue-
le estar arqueada hacia abajo. El límite entre PIGIDIO
ambas regiones está marcado por una línea
denominada fulcro. Las partes proximales de Esta placa está formada por la fusión de un
las pleuras adyacentes suelen estar articula- número variable (desde 2 a más de 20) de seg-
das entre sí mediante el encaje de un reborde mentos caudales. Su contorno es generalmente
del margen anterior, dentro de una ranura dis- semielíptico, aunque en varios casos adopta
puesta sobre el margen posterior del segmento otras formas (semicircular, triangular,
precedente. A su vez, en ocasiones el fulcro po- pentagonal o subcuadrangular). Asimismo, su
see un proceso anterior que se acopla a una tamaño relativo varía considerablemente: el
foseta localizada sobre el borde posterior del trilobite es denominado micropigio si el pigido
somito vecino, fortaleciendo aún más la arti- es más pequeño que el céfalo, isopigio si am-
culación (Figura 19. 4 B). bas placas tienen dimensiones similares, y
Por su parte, las secciones distales de las macropigio cuando el pigidio es más grande
pleuras suelen estar separadas entre sí. Sus que el céfalo.
extremos pueden ser redondeados, truncados, Los surcos axiales delimitan un lóbulo axial
o estar prolongados en espinas de longitud convexo (axis) y un par de pleuras, las cuales
variable. El exoesqueleto de algunas familias se prolongan ventralmente para formar un
presenta un par de pleuras mucho más desa- doblez de desarrollo variable (Figura 19. 5 A).
rrollado que los pares restantes, con espinas El axis está formado por la sucesión de anillos
laterales de gran tamaño (macropleuras). A su axiales, cada uno de los cuales representa un
vez, algunos segmentos torácicos pueden te- somito corporal. Estos anillos pueden ser lisos
ner facetas articulantes que, cuando el orga- o estar ornamentados con gránulos, tubércu-
nismo está enrollado, se encajan por debajo del los o espinas. El anillo anterior desarrolla un
segmento precedente, permitiendo el acerca- semianillo articulante para facilitar la articu-
miento del céfalo y el pigidio. lación con el tórax.
La superficie interna del exoesqueleto dorsal Un surco del borde, dispuesto en forma pa-
presenta una sucesión de apodemas pares si- ralela al margen pigidial, divide a las pleuras
tuados por debajo del surco articulante, próxi- en dos regiones: campos pleurales y borde
mos a los surcos axiales (Figura 19. 4 C). Sobre pigidial. Los campos pleurales generalmente
estas estructuras se insertaban los músculos exhiben una segmentación manifiesta, repre-
relacionados con el movimiento de los apéndi- sentada por dos tipos de surcos: pleurales e
ces, la flexión del cuerpo y el enrollamiento. interpleurales. Los surcos pleurales suelen ser
Figura 19. 5. Pigidio. A. morfología general en vistas dorsal y ventral; B. Dichelepyge pascuali (Ordovícico); C. Proetida; D. Cheirurina (A.
modificado de Kaesler, 1997).
profundos y fuertemente curvados hacia atrás, minada por calcita con bajo contenido de
mientras que los interpleurales generalmente magnesio. Los cristales de calcita se disponen
son más superficiales y menos oblicuos (Figu- típicamente en dos capas (prismática y princi-
ra 19. 5 B). Los primeros son homólogos a los pal). La capa prismática (externa; exocutícula)
surcos pleurales torácicos, mientras que los es relativamente fina, abarcando entre 10 y 30 %
segundos representan las líneas de contacto del espesor total de la cutícula, y se compone de
entre dos somitos adyacentes. Como ocurre en cristales grandes con el eje c perpendicular a la
el tórax, los surcos pleurales dividen a cada superficie. Por su parte, la capa principal
segmento pleural en una banda anterior y otra (endocutícula) es mucho más gruesa y está for-
banda posterior. La banda posterior de un seg- mada por microcristales dispuestos en láminas
mento y la anterior del somito siguiente pue- paralelas a la superficie, fijadas por un cemento
den fusionarse para formar costillas pleurales. orgánico de naturaleza proteica. Las regiones
El borde pigidial presenta una convexidad periféricas de esta capa suelen tener láminas
variable y puede ser continuo o estar provisto dispuestas en forma apretada, mientras que la
de espinas marginales pares. A su vez, algunos región central posee láminas más espaciadas
taxones exhiben una espina impar de posición entre sí (Figura 19. 6 A). A su vez, como es típico
caudal (Figura 19. 5 C). Un par de facetas en los artrópodos, el exoesqueleto posee una
articulantes dispuestas en los ángulos ántero- epicutícula orgánica extremadamente delgada,
laterales del pigidio facilitaba la articulación que en general no se conserva fósil.
con el tórax durante el enrollamiento. La cutícula está atravesada por una serie de
La superficie interna del exoesqueleto pigidial canales porales perpendiculares a la superfi-
dorsal suele exhibir una sucesión de apodemas, cie (Figura 19. 6 A). Los mismos pueden ser rec-
los cuales ofrecían superficies de inserción a tos o enrollados en espiral y en general presen-
los músculos corporales y de los apéndices. tan la abertura terminal en forma de embudo.
Ventralmente, el pigidio presenta estructu- Su disposición no es homogénea, ya que suelen
ras que comúnmente no se preservan (apéndi- ser más abundantes en los bordes del
ces birrámeos y tegumento no mineralizado). exoesqueleto. Estas estructuras habrían aloja-
do órganos sensoriales (cilios) y glándulas
tegumentarias. Por analogía con los artrópo-
MICROESTRUCTURA DEL dos vivientes, dichos órganos pudieron ser ca-
EXOESQUELETO Y ÓRGANOS paces de captar información diversa sobre el
SENSORIALES ASOCIADOS ambiente (vibraciones, cambios químicos en el
medio, etc.).
El exoesqueleto tiene espesores variables, des- Numerosas familias de trilobites poseen un
de 5 µm hasta 1 mm, y una composición do- complejo sistema de repliegues subparalelos
entre sí, escalonados «en terraza» (líneas en órgano fotorreceptor. En algunos casos es una
terraza), que suele estar mejor representado en simple depresión circular sobre la superficie
los bordes del céfalo y del pigidio, el doblez interna del exoesqueleto, representada como
ventral, el hipostoma y la región distal de las un nodo delicado en los moldes internos. En
pleuras, generalmente en forma subparalela al otros casos, el tubérculo mediano puede ser un
margen del exoesqueleto (Figura 19. 6 B). Su domo, un tubérculo típico, o una estructura
función fue posiblemente sensorial, relaciona- más compleja caracterizada por tener cuatro
da con la detección de cambios en la dirección depresiones pequeñas dispuestas simétrica-
de las corrientes de agua. Asimismo, según al- mente alrededor de una perforación central
gunos autores las líneas en terraza pueden ha- más grande (Figura 19. 6 D). Este último es in-
ber facilitado el agarre del exoesqueleto al sus- terpretado como un órgano dorsal o un com-
trato, o reforzado el contacto del céfalo y el plejo glandular-sensorial comparable al de las
pigidio durante el enrollamiento (ver larvas de ciertos crustáceos actuales.
Paleoecología). Algunos taxones de la familia Cyclopygidae
La cutícula puede presentar otras estructu- (orden Asaphida) presentan un par de tubér-
ras sensoriales, tales como pústulas y gránu- culos sobre el tercer segmento torácico, que se
los (Figura 19. 5 D) de variado tamaño y distri- interpreta como un órgano luminiscente (Fi-
bución. A su vez, los tubérculos (Figura 19. 6 gura 19. 12 F). Los miembros de esta familia
C-D) son protuberancias que posiblemente alo- eran formas nectónicas que habitaban en aguas
jaban cilios de función táctil y quimiorrecep- profundas. Como ocurre en varios artrópodos
tora. Vistos al microscopio, reciben distintos mesopelágicos actuales, la emisión de señales
nombres: los domos poseen su región apical lumínicas cumpliría un papel importante en el
adelgazada y por debajo subsiste un espacio ciclo reproductivo, facilitando el reconocimien-
hueco; los tubérculos propiamente dichos tie- to de los miembros de una misma especie du-
nen un canal central que abre en el ápice, mien- rante periodos de madurez sexual.
tras que los seudotubérculos son estructuras El hipostoma de ciertos trilobites posee má-
provistas de un sistema de canales porales más culas (Figura 19. 3 D) cubiertas por pequeños
complejo (Figura 19. 6 C). Los mismos suelen tubérculos, los cuales asemejan las lentillas
concentrarse en regiones próximas a los már- de un ojo compuesto. Según algunos autores,
genes del céfalo, en donde la recepción de in- las máculas podrían homologarse con los ojos
formación sensorial era particularmente útil. ventrales de los limúlidos actuales. No obs-
La glabela y el anillo occipital frecuentemen- tante, otros autores las consideran áreas es-
te poseen un tubérculo mediano (occipital) (Fi- peciales de inserción de músculos hipostoma-
gura 19. 2 A y D) que habría constituido un les.
Figura 19. 7. Enrollamiento. A. Flexicalymene (Ordovícico), ejemplar enrollado; B-C. segmento torácico (vistas dorsal y ventral),
mostrando facetas articulantes y órganos de Pander; D-F. tipos de enrollamiento; G-H. estructuras coaptativas; G. doblez ventral del
céfalo de Phacops (Devónico), mostrando surco vincular y cavidades vinculares; H. doblez cefálico ventral con cresta (D-F. basado en
Bergstrom, 1973).
TRILOBITA
forzar el contacto de los rebordes ventrales del camente a ambos lados de la glabela, sobre las
céfalo y el pigidio. mejillas libres. Su forma es usualmente de me-
dialuna, o bien arriñonada, cónica o globosa.
Asimismo, su tamaño es extremadamente va-
ANATOMÍA riable, desde muy reducido (hapalopleúridos)
hasta excepcionalmente grande (telefínidos)
(Figura 19. 8 A-C). La superficie visual se dis-
OJOS pone sobre una plataforma ocular, la cual ex-
cepcionalmente puede proyectarse, junto al
El aparato ocular compuesto de los trilobites lóbulo palpebral, para formar un pedúnculo
reviste especial interés por su elevada comple- ocular (Figura 19. 8 D).
jidad morfológica y funcional. La microestruc- Cada ojo estaba formado por numerosas uni-
tura de sus lentes permitía una transmisión dades visuales (omatidios) dispuestas
muy eficaz de la luz, que seguramente deriva- radialmente, lo que permitía obtener un cam-
ba en la formación de imágenes de alta resolu- po visual amplio. Los omatidios consistían
ción. Dado que aparece tempranamente en la principalmente en una lente que reflejaba la
evolución (los primeros trilobites cámbricos luz a células fotorreceptoras (rabdoma) locali-
ya lo poseían), es el sistema visual más anti- zadas por debajo (Figura 19. 8 E). Cada lente
guo que se conoce. estaba formada por un cristal individual de
Figura 19. 8. Ojos. A-C. ojos con diferentes grados de desarrollo; D. Homalonotidae, pedúnculo ocular; E. omatidios (detalle de un corte);
F-H. ojo holocroal: F. aspecto general; G-H. lentes (en corte), mostrando el trayecto de los haces lumínicos; I-K. ojo esquizocroal: I.
aspecto general; J. lentes (en corte), mostrando el trayecto de los haces lumínicos; r.s.: región superior; r.i.: región inferior; K. lente
especializado, con cristales de calcita dispuestos en forma de abanico (modificado de Clarkson, 1998).
numerosas espinas, mientras que los podóme- La coxa sirve de base a las ramas interna y
ros distales portan sedas muy delicadas. A su externa del apéndice y, además, se articula con
vez, el extremo de la rama puede exhibir peque- el tegumento ventral. Este artejo basal suele
ñas espinas con forma de garfio. La función del ser grande y a menudo presenta espinas sóli-
endopodito era principalmente locomotora. das (enditas) sobre su margen interno, las cua-
El exopodito ocupa una posición dorsal res- les probablemente funcionaban como las gna-
pecto del endopodito y en general es más corto tobases trituradoras de algunos crustáceos
que este último. Su estructura típica es la de actuales (Figura 19. 9 B).
una varilla rígida, multisegmentada, que da Los apodemas y las barras tendinosas trans-
sostén a una serie de láminas branquiales diri- versales (ver más abajo) se disponen por enci-
gidas hacia atrás. Las branquias de diferentes ma de las coxas, proporcionando superficies
segmentos se solapan entre sí, y su función
debía ser esencialmente respiratoria.
TRILOBITA
de los trilobites es sumamente abundante y
completo. En primer lugar porque a lo largo de En contraste con la mayoría de los artrópo-
su vida un mismo individuo aportaba varios dos, el exoesqueleto de los trilobites se
exoesqueletos susceptibles de ser preservados mineralizaba muy tempranamente, durante
como fósiles, y en segundo término porque los los primeros estadios ontogenéticos. Gracias a
exuvios resultaban poco atractivos para los esta particularidad es posible reconstruir con
predadores. La cantidad de mudas generadas gran precisión buena parte de su desarrollo,
por cada individuo es incierta, pero segura- desde los estadios larvales posembrionarios
mente fue muy variable entre los distintos hasta la etapa adulta. El exoesqueleto resultante
taxones, dependiendo del tamaño máximo al- de cada episodio de muda representa una pe-
canzado por los adultos y del número de seg- queña fracción del ciclo de vida de un indivi-
mentos torácicos de la especie (ver Ontogenia). duo y permite conocer con gran detalle las ca-
Figura 19. 10. Ontogenia. A. Etapas que componen el ciclo de vida de un trilobite; B. períodos meraspis (M) de Conophrys; C. holaspis
de Conophrys; D. larva semejante a adulto, vistas dorsal y ventral; E. larva no semejante a adulto, vistas dorsal, lateral y ventral (A.
modificado de Speyer y Chatterton, 1989; C. redibujado de Clarkson, 1998; E. redibujado de Speyer y Chatterton, 1989).
TRILOBITA
Presenta varios caracteres primitivos: carece
Dentro de un plan básico de organización, los de sutura facial; la placa rostral es muy ancha;
trilobites muestran gran diversidad de formas, pleuras torácicas sin fulcros; protaspis no
lo que se refleja en el elevado número de fami- calcificada. Cámbrico Temprano.
lias descriptas, superior a 150. Los caracteres
morfológicos utilizados en la sistemática son Suborden Redlichiina
variados, aunque revisten especial importan- Sutura facial opistoparia; placa rostral angos-
cia los estadios ontogenéticos tempranos, la ta; tórax con o sin fulcros; protaspis calcificada.
región axial del céfalo y la relación del hiposto- Cámbrico Temprano-Cámbrico Medio.
ma con el resto del exoesqueleto.
Debido a que aún no se ha logrado un amplio Orden Agnostida
consenso sobre el agrupamiento de las fami- Trilobites muy pequeños (longitud promedio
lias en órdenes y subórdenes, la sistemática = 6-7 mm), la mayoría sin ojos ni sutura facial;
que se presenta a continuación (Cuadro 19. 1) tórax con dos o tres segmentos; isopigios; hi-
seguramente experimentará modificaciones en postoma flotante, con grandes aberturas. Cám-
el futuro. brico Temprano-Ordovícico Tardío (Figuras 19.
11 y 13 H).
Cuadro 19. 1. Sistemática de la Clase Trilobita.
Suborden Agnostina
Phylum Arthropoda Orden Corynexochida Sin ojos ni sutura facial; tórax formado siem-
Subphylum Trilobitomorpha Orden Ptychopariida pre por dos segmentos, el anterior carente de
Clase Trilobita Orden Lichida semianillo articulante. Cámbrico-Ordovícico.
Orden Redlichiida Orden Asaphida
Suborden Olenellina Orden Phacopida Suborden Eodiscina
Suborden Redlichiina Suborden Calymenina La mayoría ciegos y sin sutura facial, unos
Orden Agnostida Suborden Cheirurina pocos con ojos y sutura facial proparia; tórax
Suborden Agnostina Suborden Phacopina con dos o tres segmentos, el anterior con un
Suborden Eodiscina Orden Proetida semianillo articular bien definido. Cámbrico
Temprano-Cámbrico Medio.
Figura 19. 11. Relaciones filogenéticas de los principales grupos de trilobites (simplificado) (basado en Fortey 1990 b y
2001).
TRILOBITA
que pueden fusionarse formando lóbulos com-
puestos; campo preglabelar ausente; opistopa- MODOS DE VIDA
rios; hipostoma coincidente; micro, iso o
macropigios. Cámbrico Medio–Devónico (Figu- Los trilobites ocuparon diversos nichos eco-
ras 19. 11, 13 E-F y 14 F-K). lógicos y colonizaron todos los ambientes ma-
rinos, desde las cercanías de la costa hasta pro-
Orden Asaphida fundidades muy altas, por debajo de la zona
Protaspis (asafoide) muy globosa, planctó- fótica. En general se acepta que la mayoría de
nica; doblez ventral con sutura medial (por las formas adultas vivieron desplazándose so-
reducción y pérdida de la placa rostral); opisto- bre o cerca del fondo marino (bentónicos epi-
parios; la mayoría isopigios o macropigios; hi- faunales libres; nectobentónicos). A su vez, nu-
postoma flotante en los más primitivos y coin- merosos taxones desarrollaron la capacidad de
cidente o suspendido en el resto. Cámbrico Tar- enterrarse parcial o totalmente en el sedimen-
dío-Silúrico (Figuras 19.11 y 13 A-D, K). to (semiinfaunales/infaunales), mientras que
otros nadaban activamente (nectónicos) o vi-
Orden Phacopida vían suspendidos en la columna de agua (planc-
Larva protaspis de tipo phacopoide, la cual tónicos). Muchos trilobites tenían la facultad
tiene tres pares de espinas marginales promi- de enrollarse para protegerse del ataque de pre-
nentes. Cámbrico Tardío-Devónico. dadores, o en respuesta a variaciones drásti-
cas en las condiciones de temperatura, salini-
Suborden Calymenina dad, oxígeno disuelto o turbulencia. Los ojos,
La mayoría gonatoparios; ojos holocroales las antenas ventrales, y los diversos órganos
pequeños; glabela típicamente enangostada sensoriales de la superficie dorsal (tubérculos,
hacia delante, con 4 o 5 pares de lóbulos glabe- nodos sensitivos, etc.) monitoreaban el am-
lares bien definidos que disminuyen de tama- biente y captaban los cambios fisicoquímicos
ño hacia delante; hipostoma generalmente coin- que se producían en el medio.
cidente. Cámbrico Tardío-Devónico (Figuras 19. Sin embargo, en muchos casos el modo de
11 y 14 O). vida y los hábitos alimenticios de los trilobites
no son fáciles de interpretar. Esto se debe a la
Suborden Cheirurina ausencia de representantes actuales del grupo
La mayoría proparios, con la superficie del y, fundamentalmente, a la asombrosa varie-
exoesqueleto generalmente ornamentada con dad de tipos morfológicos descriptos.
gránulos o tubérculos; ojos holocroales peque- Las hipótesis acerca de las estrategias de
ños; glabela generalmente con surcos laterales vida de los trilobites se formulan en base a
bien definidos e hipostoma coincidente; tórax sus similitudes con algunos artrópodos mo-
frecuentemente con pleuras espinosas; pigidio dernos (isópodos, cangrejos), y al análisis de
lobulado o espinoso. Cámbrico Tardío-Devó- la funcionalidad de ciertas estructuras del
nico (Figuras 19. 11 y 13 G, L). exoesqueleto. Dado que el exoesqueleto es una
estructura compleja que responde a necesi-
Suborden Phacopina dades y funciones muy diversas del organis-
Proparios; ojos esquizocroales; glabela expan- mo, las inferencias que se realizan en base a
dida anteriormente; sin placa rostral; hiposto- su morfología resultan, en ciertos casos, am-
ma coincidente o suspendido. Ordovícico-De- biguas o contradictorias. Por ejemplo, las es-
vónico (Figuras 19. 11 y 14 L-N). pinas genales, pleurales o pigidiales pueden
representar dispositivos de soporte para evi-
Orden Proetida tar el hundimiento en sustratos fangosos, es-
Glabela grande con el margen frontal redon- tructuras defensivas frente a los predadores,
deado; opistoparios; isopigios; pigidio usual- o bien elementos que habrían cumplido fun-
mente con surcos pleurales profundos y el ciones hidrodinámicas en estrategias como la
margen desprovisto de espinas; la mayoría con natación o la flotación. De igual modo, deta-
placa rostral angosta e hipostoma elongado, lles de la ornamentación (líneas en terraza)
flotante (coincidente o suspendido en algunas han sido interpretados como dispositivos
formas derivadas). Protaspis (proetoide) ca- para la percepción sensorial, como elementos
racterizada por su glabela fusiforme y el hi- que contribuían en el proceso de cavado de
postoma sin espinas, flotante. Ordovícico-Pér- madrigueras o el enrollamiento, o como orna-
mico Tardío (Figuras 19. 11 y 14 A-E). mentos que facilitaban la mimetización con el
ambiente en situaciones de peligro.
TRILOBITA
profundidades mayores, entre los 150 m y los lares del fondo marino, es común encontrarlos
700 m. El registro geológico, y en particular la en ambientes y facies muy diferentes (desde
distribución paleogeográfica de estos trilobites relativamente someras a profundas) y en
confirma la estrategia de vida inferida en base paleocontinentes que habrían estado ubicados
a su morfología funcional. Dado que el princi- en latitudes similares.
pal control sobre la distribución de estos Otros trilobites de posible hábito nadador
trilobites es la temperatura del agua (variable (Selenopeltis, Jujuyaspis) presentan un
Figura 19. 12. Paleoecología. A. Paradoxides, trilobite epifaunal; B. Stenopilus, hábito semiinfaunal; C. Calymene, hábito infaunal; D.
Cybeloides, hábito infaunal; E. Carolinites, hábito nectónico, epipelágico; F. Prycyclopyge, hábito nectónico, mesopelágico; G. Jujuyaspis,
hábito necto-bentónico; H. esquema de trilobite filtrador; I. trilobite olénido, adaptado a ambientes pobres en oxígeno (A-C. basados en
Hammann, 1985; D. redibujado de Ingham, 1968; E y F. redibujado de Fortey, 1985).
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cual se ubicaba en los niveles superiores de la más, era absorbido por las branquias, las cua-
cámara. En hárpidos (orden Ptychopariida) y les debieron ser grandes y numerosas.
trinucleidos (orden Asaphida) las genas se ex-
tienden considerablemente hacia atrás, gene-
rando una cámara de grandes dimensiones. BIOESTRATIGRAFÍA
Estas familias poseían bordes cefálicos provis-
tos de perforaciones muy particulares, que po- Los trilobites habitaron el ambiente marino
drían haber servido para evacuar las corrien- durante 300 m.a., y su historia a lo largo de tan
tes exhalantes (Figura 19. 12 H). El hábito extenso período es sumamente compleja. A con-
filtrador también se documenta en unos pocos tinuación se pondrá énfasis en los hitos más
ptychopáriidos cámbricos, y probablemente importantes, determinados por rápidos cam-
en algunos asáfidos y proétidos. bios en la composición y abundancia de los di-
ferentes grupos de trilobites debido al surgi-
miento de distintos clados, o bien a episodios
ADAPTACIONES DEL EXOESQUELETO A de extinción. Dichos eventos mayores afecta-
DISTINTOS HÁBITATS ron simultáneamente a otros grupos de orga-
nismos y corresponden a las conocidas «Ex-
Diversos factores ambientales (energía, luz, plosión o Radiación Cámbrica», «Radiación
oxígeno disuelto, predadores, etc.) probable- Ordovícica», y las extinciones del límite Ordo-
mente fomentaron el desarrollo de determina- vícico-Silúrico, Devónico Medio y Pérmico Tar-
dos tipos morfológicos. En términos generales, dío.
los trilobites de ambientes neríticos de alta La mayor abundancia y diversidad de los
energía poseen el exoesqueleto relativamente trilobites, a nivel de todas las categorías
grueso y, en varios casos, una ornamentación taxonómicas, tuvo lugar durante el Cámbrico
conspicua consistente en gránulos, tubérculos y Ordovícico. Rocas del Cámbrico Temprano
y espinas accesorias. Estas últimas, y la capa- (Atdabaniano), ubicadas por encima de las que
cidad de enrollarse completamente, conferían contienen elementos de la Fauna Tommotiana
una protección efectiva ante los numerosos (small shelly fauna), incluyen a los primeros re-
predadores de la plataforma, en especial a par- gistros bien documentados de trilobites. Los
tir del Ordovícico. Los gránulos y tubérculos Olenellina fueron los primeros en aparecer, se-
habrían representado una protección extra guidos algo más tarde por los Redlichiina y
contra nautiloideos y asteroideos, restándole Agnostida, dominantes en el Cámbrico Tem-
eficacia al ataque de sus ventosas. prano, junto con los Corynexochida y Ptycho-
En contraste, los trilobites de aguas profun- pariida (Figura 19. 11); posteriormente, este
das solían tener una cutícula más delgada, des- último taxón se hizo muy abundante en el Cám-
provista de ornamentación fuerte. En estos brico Tardío.
ambientes la presión de los predadores era li- En líneas generales, los grupos arriba men-
mitada o nula, pero resultaba necesario adap- cionados fueron morfológicamente conserva-
tarse a las particulares condiciones fisicoquí- dores y mostraron una variabilidad relativa-
micas del medio. Muchos taxones presentan mente escasa. Durante mucho tiempo se consi-
espinas genales o macropleuras torácicas de deró sorprendente que, ya en el Atdabaniano,
singular desarrollo, las cuales brindaban un los trilobites aparecieran diferenciados, desde
sostén eficiente, evitando que el organismo se el punto de vista paleogeográfico, en dos gran-
hundiera en el fango. Algunos ámbitos de pla- des reinos: Olenellina (especialmente en
taforma externa y talud albergaron comuni- Laurentia, Siberia y Báltica) y Redlichiina (Aus-
dades atelópticas (atheloptic assemblages) de tralia, China y Antártida), pero estudios re-
trilobites bentónicos con ojos reducidos o au- cientes sugieren que los trilobites tuvieron una
sentes, adaptados a vivir por debajo del nivel historia críptica, previa a su aparición en el
crítico de penetración de la luz. Por su parte, registro fósil cámbrico. Esta historia oculta se
ciertas familias (Olenidae, orden Ptychoparii- remontaría al Neoproterozoico, debiéndose la
da) son componentes típicos de facies de lutitas diferenciación biogeográfica al resultado de un
negras, depositadas en medios ricos en mate- evento de vicarianza asociado al desmembra-
ria orgánica y muy pobres en oxígeno. Estos miento del supercontinente de Pannotia, hace
trilobites sedimentívoros poseían un 600-550 m.a.
exoesqueleto muy delgado, pleuras muy an- Importantes grupos de trilobites dominan-
chas y numerosos segmentos torácicos (Figura tes durante el Cámbrico se extinguieron próxi-
19. 12 I). El escaso oxígeno disuelto en el agua mo al límite Cámbrico-Ordovícico y las cau-
Figura 19. 13. Trilobites de América del Sur. A, D. Merlinia megacantha, A. ejemplar completo con cranidio desplazado;
D. hipostoma, Ordovícico, Sierra de Famatina (orden Asaphida); B. Incaia deormacheai, Ordovícico, Precordillera
argentina (orden Asaphida); C. Hungioides intermedia, Ordovícico, Sierra de Famatina (orden Asaphida); E, F. Amphilichas
guandacolensis, E. cranidio, F. pigidio, Ordovícico, Precordillera argentina (orden Lichida); G, L. Pliomeridius sp. G.
cranidio, L. toracopigidio, Ordovícico, Sierra de Famatina (orden Phacopida, suborden Cheirurina); H. Geragnostus
(Geragnostus) nesossi, Ordovícico, noroeste argentino (orden Agnostida, suborden Agnostina); I, J. Kweichowilla piojensis,
I. cranidio, J. pigidio, Ordovícico, Precordillera argentina (orden Ptychopariida); K. Degamella famatinensis, Ordovícico,
Sierra de Famatina (orden Asaphida); M. Parabolina (Neoparabolina) frequens argentina, Cámbrico, noroeste argentino
(orden Ptychopariida); N. Arcuolenellus megafrontalis, Cámbrico, Precordillera argentina (orden Redlichiida, suborden
Olenellina); O. Illaenus sp., Ordovícico, Precordillera argentina (orden Corynexochida); P, Q, R. Annamitella tellecheai, P.
cranidio, Q. librígena, R. pigidio, Ordovícico, Precordillera argentina (orden Corynexochida).
Figura 19. 14. Trilobites de América del Sur. A. Australosutura gardneri, Carbonífero, cuenca Tepuel-Genoa (orden Proetida); B,
C, D, E. Telephina calandria, B, D. librígenas, C. cranidio, E. pigidio (orden Proetida); F, G, H, I, J, K. Ceratocara argentina, F, H.
librígenas, G. cranidio, I. segmento torácico, J. hipostoma, K. pigidio, Ordovícico, Precordillera argentina (orden Lichida); L.
Metacryphaeus sp., Devónico, Bolivia (orden Phacopida, suborden Phacopina); M. Tormesiscus gloriae, Devónico, Precordillera
argentina (orden Phacopida, suborden Phacopina); N. Paciphacops argentinus, Silúrico, Precordillera argentina (orden Phacopida,
suborden Phacopina); O. Flexicalymene? vaccarii, Silúrico, noroeste argentino (orden Phacopida, suborden Calymenina); P.
Scotoharpes sp., Ordovícico, Precordillera argentina (orden Ptychopariida).