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Jose Luis Roca

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Jose Luis Roca, elata algo de su vida académica y como fue el tragin de la escritura de su libro

más afamado, nos dice que comenzó a escribir en Londres, en 1980, tras una breve misión
diplomática, donde surge sus deseos incontenibles de averiguar el pasado de Bolivia. La
amistad con John Lynch lo provoco estos deseos, quien le incorporo , con el Titulo de Honorari
Reserch Fellow, al instituto de Estudios Latinoamericanos de la universidad de Londres,
entonces dirigido por el. Eso le permitió ingresar al mundo académico de la capital británica,
teniendo acceso a los repositorios y concurrir a los seminarios que dictaba el profesro Lynch en
Tavistock Square. Allí se daban cita para hablar de historia (Tertulias), los mas distinguidos
Americanistas del Reino Unido, entre ellos; Leslie Bethel y Harold Blackmore y James
Dunrkerley.

Nos indica que su propósito inicial era estudiar el proceso de la independencia, para verificar el
fundamento de las condenas del historiador estadounidense Charles Arnade a los fundadores
civiles de Bolivia, su libro “The emergence fo the Republic of Bolivia, escrito en 1957 y mal
traducido como La dramática insurgencia de Bolivia, esta obra discutible desde el aspecto de
los comentarios y conclusiones, logro difundirse por todos los medios locales, donde las
difamaciones históricas dejan mal parada la autoestima delo colectivo boliviano. Esto indujo
José Luis Roca a estudiar este periodo de la historia de Bolivia donde rectifica en su texto
cumbre “Ni con lima ni con Buenos Aires” gracias a los materiales que en contro en las ricas
collaciones del Senate House, Public Record Office y British Library. Nos comenta que
diariamente llegaba a esos sitios y allí se quedaba hasta las 9:30 de la noche, hora en que
cerraban las puertas.

En 1983, terminada la última dictadura militar en Bolivia, regresó a La Paz con todas las fichas,
anotaciones de una año intenso le premitireron publicar varios trabajos de investigación los
cuales ampliados y mejorados, formarían parte de su obra prima. Buena parte de sus artículos ,
aprecieron en Revistas históricas dirigidos por Alberto Crespo y Juan Quiroz.

Su compromiso c on historia empezó en 1958, en la Universidad de Texas en Austin, donde el


distinguido americanista Lewis Hanke, con esa sonrisa cordial, le notifico apenas conocerle:
“Que bueno tener a un boliviano en Austin; de aquí usted no se mueve y desde mañana
empieza a trabajar conmigo transcribiendo el manuscrito de la historia de Potosí de
Bartolome Arzans y Vela”. Cumplio esta grata tarea acantonado en el último piso de la
importante torre que domina el campus de la Universidad, en una pesada maquina de escirivir
Underwood en aquellos días cuando la computadora personal estaba muy distante. Mientras
tomaba cursos libres de historia con el profesor Thomas McGann, empezó a hurgar papeles en
la rica Latin American Collection dirigido por Nettie Lee Benson, quien se convirtió en su guía
ex-officio.

Desde ese momento su vida oscilo entre ganarse la vida en su profesión de abogado o dar
rienda suelta a la pasión por los estudios HISTORICOS y que le ha depredado sus bolsillos. Por
otro lado, nos dice que ha evitado leer libros de ficción del cual por causa de sus
investigaciones no tenía el suficiente tiempo y a los cuales envidiaba.
En 1983 regreso a la cátedra de Historia de America en al Universidad Mayor de San Andres de
La Paz (UMSA), la cual había obtenido en 1966 mediante concurso de meritos y exámenes de
oposición cuando empezaba una época de confrontación ideologica y cambios violentos que
en la umsa repercutieron en intolerancia. Es asi, que en su actividad docente fue privado tres
veces de su catedra: la primera bajo la acusación de derechista; la seguna, por haber sido parte
de un gobierno izquierdista; y la tercera, porque, a juicio de los alumnos, yo era incmpetente e
indisciplinado. No obstante, pese la politizada institución de la dictaduras estudiantiles aun
lleva gratos recuerdos y afecto, sobre todo cuando pienso en personas como Fernando Cajias,
Mary Money, María Luisa Soux, Marcela Inch y Blanca Gomez, a cuya formación profesional ha
contribuido y que ahora integran la plana mayor de los estudios historiográficos en Bolivia.

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