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Capítuloii: Afirma

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CAPÍTULOII

UÑ ENFOQUE DE LA PSICOTERAPIA
FACILITADOR DEL PROCESO

, En este capÍtulo describimos las características centrales del enfoque


vivencial y procesual de la psicoterapia. Nuestro supuesto básico en esta
es
visi6n del tratamiento que las barreras en eHuncionamiento sano actual
'derivan de los problemas de los clientes para simbolizar su propia expe-
riencia y de los esquemas disfuncionales a través de los cuales ésta se
procesa. Por tanto, desde nuestro punto de vista, la meta del proceso
terapéutico es capacitar a los clientes para que accedan a estos esquemas
disfuncionales bajo cop.diciones terapéuticas que faciliten el cambio de los
·esquemas relevantes. Los objetivos de la terapia son los procesos de
construcci6n de significado y los conjuntos de esquemas emocionales que
son relevantes para los asuntos y situaciones problemáticas traídas a la
terapia por cada cliente. El objetivo de este acercamiento es proporcionar
métodos por medio de los cuales los clientes en terapia puedan acceder ,a
· los esquemas emocionalmente relevantes, puedan simbolizar su experien-
cia de modo más adecuado y puedan volver a proces.ar experiencias
relevantes para los esquemas disfuncionales. El procesamiento emocional
. de esta naturaleza trae consigo la reorganización de las viejas estructuras
es1quemáticas y la creación de nuevos esquemas.
Los diferentes modos de procesamiento de los clientes en terapia son
importantes en dos niveles distintos de la interacci6n cliente-terapeuta. El
. primer nivel trata de los efectos, punto por punto, de cada respuesta del
· terapeu-ta sobre la subsiguiente respuesta del cliente. Las respuestas del
terapeuta, que ofrecen una comprensi6n precisa y empática del mensaje
del cliente, comunican un sentimiento de ser comprendido y verdadera-
mente recibido. Estas ·respuestas afirmadoras y comprensivas capacitan al
cliente para entrar en asuntos difíciles y explorarlos con mayor profundi-
dad .. Una segunda característica, menos obvia pero importante, de las
respuestas reflexivas del terapeuta, punto por punto, se refiere al aspecto
de las afirma:~ ciones del cliente sobre el que el terapeuta centra la atención.
Si la atenci6n está en el aspecto que parece más vivo. y conmovedor para
el cliente en ese momento, se le mantiene centrado en esta área, dejándole
libre para corregirlo o seguir adelante. (Estos temas se tratarán más
ampliamente en el capÍtulo 7.)
El segundo nivel en el que la interacci6n cliente-terapeuta ha de ser
considerada es el nivel más molar, en el cual el terapeuta trata de capacitar al
32 INTRODUCCIÓN

cliente para resolver los problemas afectivos más amplios que se presentan
como tareas terapéuticas en la sesi6n. A medida que estudiábamos el proceso
terapéutico, considerando a los clientes como «solucionadores» activos de
problemas, implicados en intentar lograr la·resoluci6n de experiencias pertur-
badoras o confusas, empezamos a identificar distintos tipos de tareas dentro
de la sesi6n con las que los clientes se enfrentaban. En este marco, diversos
tipos de operaciones de procesamiento del diente parecían ser útiles en
a
momentos distintos para acceder diferentes esquemas de varias maneras.
Estos tipos diversos de operaciones, a las que nos referiremos más tarde como
«modos de implicaci6n», parecían requerir distintos tipos de implicaci6n del
cliente en la sesi6n. Era aparente que éstos podfa.n ser facilitados por
diferentes formas de intervenci6n terapéutica; Al investigar estos sucesos,
llegamos a la conclusi6n de que los terapeutas pueden ayudar a los clientes
a resolver clases particulares de problemas _de procesamiento, al facilitar
selectivamente su implicaci6n en los distintos tipos de tareas exploratorias
que se dirigen específicamente a las dificultades relevantes de procesamiento.
Cada una de las diferentes clases de tareas del cliente se identifica por la
presencia de un «indicador», en de la sesi6n, que señala la naturaleza ·de la
dificultad específica de procesamiento con la que se enfrenta el cliente, e
indica también su disposici6n actual para entrar en el problema. Este rasgo
de «disponibilidacÍ» indica que el diente está experimentando en ese mo-
mento la dificultad y está intentando resolver el problema, esto es, está
involucrado en la tarea y está, por tanto, más receptivo a una intervenci6n
diseñada para facilitar su soluci6n. Hemos llegado a la conclusi6n de que
las intervenciones centradas en la tarea, en indicadores de disposici6n
.identificables, constituyen una. estrategia útil para ayudar a los clientes a
resolver tareas terapéuticas específicas.
En esta concepci6n de la terapia, el terapeuta es muy sensible a la natu-
raleza cambiante, momento a momento, de los estados y procesos del cliente.
El terap~uta se implica de un modo contilluo en un tipo de «diagn6stico del
proceso», identificando problemas de procesamiento en la sesi6n que parecen
susceptibles de intervenci6n en ese momento. Como se indica más adelante,
es importante señalar que el diagn6stico del proceso se basa en la valoraci6n
del estado actual del cliente, tal como se _muestra a través de su forma y
estilo momentáneos de expresi6n. No es un diagn6stico de estados o rasgos
estables, sino una armonía empática con los estados afectivos momentáneos
y con la orientación particular del cliente hacia la resoluci6n del problema
actuaL
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UN ENFOQUE DE LA PSICOTERAPIA FACILITADOR DEL PROCESO 33

UN ENFOQUE CENTI\Af)O EN EL PROCESO

En un enfoque de la terapia vivencia! y facilitador del proceso, diseñado


para facilitar el procesamiento diferencial, la ácci6n terapéutica se ve como
sucediendo en las transacciones, punto por punto, entre el cliente y el terapeu-
ta. Se considera que los clientes están implicados en un proceso continuo de
organizaci6n de la experiencia y en crear nuevos significados emocionales
para entenderse mejor y guiarse a sí'. mismos en su relaci6n con el mundo.
Este proceso de creaci6n de experiencia y significado supone la construcci6n
de significados a partir de diversos tipos de informaci6n que incluye la
- información sensorial, afectiva, perceptiva, memorística y conceptual. La
síntesis organizada resultante de todo este proc,esamiento es la experiencia
consciente de la persona de estar-en-el-mundo. Este es el referente continuo
del terapeuta. Su atenci6n se centra continuamente en los cámbios, momen-
to a momento, en la experiencia del cliente y en su modo de procesar.
Así'., una frase de una cliente como: «Me sentí'. tan dolida, sólo quería
irme. No quería mirarles. Tenía que protegerme» es el resultado de un
complejo proceso'.de construcción de significados, que implica la simboli-
zaci6n de una valoración automática de una relaci6n sí'. mismo-situaci6n
respecto a una preocupaci6n organísmica y a la integraci6n de una gran
cantidad de informaci6n procesada fuera de la conciencia. El terapeuta, al
responder con una afirmaci6n tal como: «Te sentiste herida en tu interior
y como queriéndote marchar para curarte», se implica en este proceso con
la cliente de una forma y con una intenci6n particular. Laforma es empática
y compasiva. La intenci6n en .esta respuesta es tanto ayudar a la cliente a
sentirse comprendida, como ayudarle a centrarse en los aspect~s más
dolorosos de su experiencia, la tendencia a huir para protegerse. Esta, o
alguna otra respuesta apropiada, se diseña para facilitar ciertas actividades
de procesamiento que ayudarán al cliente a. atender y simbolizar la parte
más viva de su experiencia. Esto, a su vez, le ayudará a construir un nuevo
significado emocional y a ver el mundo de una manera diferente ..
Al facilitar la experiencia emocional, el terapeuta no sostiene que se deba
tratar un contenido específico para lograr el cambio. Por el contrario, su
/atención se centra en escuchar cuál es el estado actual del cliente y reconocer
el modo de facilitar los procesos cognitivo/afectivos que, en ese momento,·
serían los más lÍtiles para la creación de nuevo significado. No hay una, teoría
fija del contenido psicológico que dicte que se deba tratar con determinado
material para obtener unos buenos resultados terapéuticos. NinglÍn mate-
rial específico, tal como creencias irraciQnales o motivaciones inconscientes,
debe ser tratado para que octirra e1 cambio terapéutico. La teoría subyacente
es una teoría del proceso interesada en el modo acfüal de procesamiento
34 INTRODUCCIÓN

cognitivo/afectivo del cliente del contenido que es más sobresaliente para


él. Las decisiones de los terapeutas sobre las intervenciones apropiadas se
basan en atender a cómo los clientes están organizando su experiencia en el
presente. Lo que intentamos facilitar es el cambio en el modo en que las
personas procesan, tanto en qué atienden como en cómo lo simbolizan, en
lugar de modificar o comprender contenidos específicos.
Es importante reiterar que siempre son los procesos actuales de cons-
trucción. de significado emocional los que constituyen los objetivos del
cambio, no los rasgos o los procesos etiológicos ·ampliamente evaluados de
un trastorno. No estamos intentando modificar una dificultad de procesa-
miento. de información asociada con un desorden, tal como el pensamiento
negativo o la sobregeneralización en la depresión, o la vigilancia en la
ansiedad. Por el contrario, el terapeuta está tratando de facilitar algún aspecto
del procesamiento implicado en un proceso de construcción del significado
emocional actual de la persona, y creemos que el cambio en estos procesos
conducirá al cambio en el trastorno. Así, si un cliente está en ese momento
experimentando un sentimiento de desespera~za o amenaza, el terapeuta le
ayuda a atender o a buscar la valoración subyacente, a expresar completa-
mente las emociones y a reconócer las necesidades no satisfechas. Esto ayuda
al cliente a construir nuevo significado emocional, que es lo que conducirá
al cambio en situaciones tales como ansiedad o depresión.
El terapeuta, por tanto, empieza el tratamiento con una posición abier-
ta, orientada al proceso, entrando empáticamente en el marco de referencia
interno del cliente para descubrir cómo experimenta y percibe su mundo.
No le impone un marco teórico de referencia o contenidos particulares para
tratar. El objetivo es traer a la conciencia el procesamiento emocional
esquemático del cliente, que automáticamente organiza y crea experiencia,
tanto para ayudarle a simbolizarla como para cambiar el esquema cuando
sea necesano.
Desde nuestro punto de vista, resulta primordial \que el cliente sea un
. colaborador activo en el proceso de cambio y sin esta colaboración el
cambio no ocurriría. Nuestro enfoque supone una combinación y uh
equilibrio entre la respuesta empática centrada en el cliente y la dirección
del proceso de la terapia vivencia! y Gestalt. En este enfoque, el terapeuta
está muy armonizado empáticamente con los sentimientos, momento a
momento, del cliente y su experiencia de ser. Es también directivo/a en el
proceso, guiando al cliente para que se implique en tipos particulares de
estrategias de resolución y de procesamiento de información afectiva en
distintos momentos. Nuestro terapeuta facilita así el proceso del cliente,
tanto al responder empáticamente a su experiencia, como dándole instruc-
ciones o sugerencias sobre las acciones u operaciones mentales en las que
UN ENFOQUE DE LA PSICOTERAPIA FACILIT!'J)OR DEL PROCESO 35

podría implicarse en ese momento para mejorar el procesamiento. El


objetivo es estimular una nueva conciencia, experimentar y construir
significado, no ofrecer discernimiento o modificar cogniciones. La cuestión
de equilibrar el vínculo relacional con la implicación en el trabajo terapéu-
tico se describirá con mayor detalle en la parte tercera, donde elaboramos
una distinción entre los principios terapéuticos que especifican la naturaleza
de la relación y los que identifican cómo favorecer el trabajo terapéutico
más directamente.
Los tipos de procesos implicados al trabajar en tareas terapéuticas se
facilitan de diversas maneras descritas en los capítulos del 8 al 13 de este
libro. Por ejemplo, a veces el terapeuta puede ayudar al cliente.a que centre
su atención en sensaciones corporales o a sentir corporalmente para cons-
truir un sentido de «abajo-arriba» de la experiencia. En otros momentos es
importante facilitar que el cliente se centre en diferentes tipos de operacio-
nes mentales internas, tales como simbolizar un rasgo a partir del recuerdo
de un estímulo específico ante el cual el cliente reaccionó, o reorganizar una
necesidad movilizada en ese momento o un deseo asociado con una expre-
sión emocionaL ·
Dentro de este marco facilitador del proceso, se considera al terapeuta
como un experto en facilitar los tipos de procesos que conducirán a nueva
experiencia y los posibles pasos· implicados en determinados procesos
afectivos de solución de problemas. Sin embargo, se ve al cliente como un
experto en lo que está experimentando y como un agente activo en el
p~oceso de cambio. Durante la terapia, el terapeuta, aunque sea directivo
en el proceso, adopta una actitud indagadora, de «no saber». Esta posición
conlleva una actitud de curiosidad y sugerencia en lugar de una actitud de
autoridad conocedora. Las acciones y las actitudes de los terapeutas expre-
san el deseo de saber más acerca de la experiencia del· cliente y se emiten
sugerencias para ayudarle a explicar lo implícito, en vez de transmitir la idea
de que los terapeutas saben más y están buscando material oculto. Esta
, posición de <<saber menos», adoptada por los terapeutas en una perspectiva
vivencia! y procesual, contrasta con la adopción de una posición más
conocedora en un enfoque interpretativo en el cual el terapeuta opera como
un experto en la experiencia del cliente, a partir de verdades teóricas o
conocimiento profesional. Al ser directivo en el proceso, el terapeuta se·
compromete con los clientes a no construir el significado por ellos, ni a
identificar patrones, ni a indagarlo oculto, ni a sugerir mejores formas de
verse a sí mismos o al mundo. Por el contrario, el terapeuta guía o estimula
al cliente para que se implique en ciertas actividades de procesamiento de
información, que se cree que activarán el acceso a la información esquemá-
tica que le ayudará a reorganizar su experiencia y a dar nuevo significado a
36 INTRODUCCIÓN

las áreas que le son problemáticas. Es la reorganizaci6n autogenerada, en


aras de :un cambio deseado, lo que más ayuda a las personas a verse a sí
mismas o a su mundo de un nuevo modo. .
Nuestro punto de vista es que para mejorar este tipo de cambios, el
terapeuta debe poner su centro de atenci6n en el proceso vivencia! del
diente que fluye, momento a momento. Esto le permite reconocer y
promover cambios en estados vivenciales particulares. Dos aspectos de esta ·
implicaci6n, reexperimentar el pasado narrado y experimentar el momento
presente, ofrecen oportunidades importantes para que los clientes se impli-
quen en modos de procesamiento que facilitarán la reorganizaci6n de la
experiencia interna y la construcci6n de nuevo significado. Estas dos formas
principales de la experiencia presente del cliente constituyen el foco de
atenci6n del terapeuta.
El volver a experimentar el pasado en la sesi6n supone promover la
reconstrucci6n y la reexperimentaci6n de hechos pasados en el presente.
Cuando los clientes·hablan de uh suceso importante del pasado reciente o,
más distante, el terapeuta intenta evocar el sentimiento del pasado en el
presente. El terapeuta atiende a lo que parece más vivo y doloroso para el
cliente en ese momento en su relato, e interviene de distintas maneras para
facilitar que reexperimente vívidamente la situaci6n de estimulaci6n inme-
diata y los sentimientqs activados por ella. En este contexto vivencia!, el
cliente puede reconocer y reprocesar esta experiencia en el presente. El
segundo foco posible de la atenci6n del terapeuta es la vivencia actual del
'cliente de lo que está ocurriendo en la sesi6n, sin referencia a revivir la
experiencia pasada. Aquí, el cliente y el terapeuta no están explorando
ninguna relaci6n o incidente anterior en la vida del cliente, sino que están
centrados en la experiencia actual del cliente y en la construcci6n de
significado a medida que ocurre en el presente. La atenci6n aquí se centra .
en la vivencia presente del cliente en el presente. A veces, esto puede
suponer el recordar sentimientos sobre el pasado o sobre sucesos futuros
anticipados, pero el foco está en la vivencia actual, en lugar de revivir o
anticipar.

DIAGNÓSTICO DEL PROCESO

Como hemos dicho, en este enfoque, el terapeuta entra en el marco de


referencia del cliente para ver c6mo éste experimenta y ve su mundo. Desde
esta perspectiva, cuando el terapeuta oye que emergen en ese momento tipos
particulares de. estados vivenciales del .cliente, responde en formas que
pretenden facilitar el acceso del cliente a los esquemas emocionales relevan-
UN ENFOQUE DE LA PSICOTERAPIA FACILITADOR DEL PROCESO 37

tes y a la generación de nueva experiencia que conduzca a la reorganización


de los mismos. A partir del reconocimiento de diferentes estados emergen-
tes del cliente, el terapeuta interviene de distintas formas en diferentes
momentos para facilitar tipos particulares de procesamiento de informa-
ción constructiva. De este modo, la intervención está guiada por un tipo de
«diagnóstico del proceso» del estado actual del cliente y por ideas sobre lo
que sería más útil en ese momento particular para facilitar el procesamiento
afectivo-cognitivo del cliente.
. El terapeuta, por tanto, participa del mundo fenomenológico del clien-
te, entra en su marco de referencia, siente cómo es ser. el cliente en ese
· momento y luego-interviene en formas particulares para orientar el proce-
samiento de información en una dirección constructiva. El. terapeuta, así'
pues, es directivo en el proceso para facilitar distintos tipos de procesamiento
en diferentes momentos. No obstante, se es directivo de un modo sugerente
y experimental, en lugar de autoritario.
El terapeuta primero armoniza empáticamente con el mundo vivencia!
del cliente entrando en su marco interno de referencia, atendiendo empáti-
camente a su experiencia interna y comunicando su comprensión ·por medio
de reflexiones empáticas. Tanto verbal como no verbalmente las respuestas
del terapeuta captan la cualidad e intensidad afectiva del cliente y ofrecen
comprensión del contenido y significado de su comunicación. Este proceso
de armonía empática realiza dos funciones importantes .. Da al cliente un
sentido de ser realmente oído por el terapeuta, de ser valorado como persona
de un modo no crÍtico, lo cual es en sí mismo terapéutico. También permite
que el terapeuta haga diagnósticos del proceso más precisos y facilitadores,
capacitándole, de este modo; para hacer el tipo de intervención que ayudaría
al cliente a dar el siguiente paso en el procesamiento vivencia!. El terapeuta
escucha buscando la emergencia de estados particulares del cliente que
indiquen tanto que está experimentando un tipo particular de problema de
procesamiento emocional en ese momento, como que está abierto a la
• • I
mtervenc1on. ·
Así pues; el diagnóstico del proceso supone la identificación de indica-
dores de problemas de procesamiento emocional. Cuando emerge un indi-
cador de un tipo particular, el terapeuta facilita tipos particulares de actividades
de procesamiento, diseñadas para ayudar a resolver el problema de procesa-
miento emocional experimentado en ese momento. El término «diagnósti~
co» no se utiliza aquí para hacer referencia a un acto de etiquetamiento del
cliente o de su experiencia y, por tanto, reificar o adoptar una postura de
experto. Por el contrario, se utiliza para describir el proceso interno del
·terapeuta de darse cuenta del foco y del tipo de implicación del diente y, de
. este modo, reconocer un «indicador» para guiar sus propias acciones.
38 INTRODUCCIÓN

. Elcontenido de lo que el cliente dice no es el único foco de atención del


terapeuta en el diagnóstico del proceso. También se atiende a su forma ex- ·
presiva y estilo de procesamiento para entender su experiencia. La forma
en que los clientes dicen lo que dicen y los aspectos no verbales y paralin-
güísticos de su expresión son aspectos decisivos de la comunicación de
significados. Así, es el estilo y la forma expresiva del cliente lo que con
. frecuencia transmite lo que es significativo y requiere atención. Los tera~
peutas, de este modo, tienen que estar muy armonizados con aspectos de la
expresión tales como calidad de la voz; ritmo del discurso, respiración,
suspiros, dirección de la mirada y cambios de postura, ya que es la forma
expresiva lo que transmite a menudo el es.tado interno· actual del cliente.
· Apoyándonos en estos signos subsidiarios, podemos acercarnos más a
·conocerla mente o la experiencia de otra persona (Polanyi, 1966) .
.Aunque el terapeuta está orientado al diagnóstico y la dirección del
proceso, es importante señalar que está encauzando la experiencia emergen-
te del cliente, y que los diagnósticos y las intervenciones están siempre
guiadas por lo que está emergiendo del cliente y no por ideas preconcebidas
de los problemas del cliente. El diagnóstico del proceso que hace el terapeuta
también supone la evaluación de la disposición actual del cliente para
implicarse en una operación particular en ese momento. Las intervenciones
nunca se imponen y siempre se hacen en el marco de considerar al cliente
como experto último de su propia experiencia. De aquí se deduce que todas
las evaluaciones o intervenciones se hacen con el ánimo de comprobar con
el cliente si la comprensión o las sugerencias de procesamiento del terapeuta
se ajustan o no a su experiencia. El terapeuta siempre tiene presente el hecho
de que ningún terapeuta puede conocer directamente el mundo interior del
cliente, y necesita, por tanto, comprobar con frecuencia la precisión de sus
percepciones y sugerencias de proceso y guiarse por las respuestas que recibe
del cliente.
:Una segunda razón para que el terapeuta adopte una actitud tentativa al
desarrollar el diagnóstico del proceso es la comprensión de que no se puede
dirigir o modificar la experiencia de otro mediante simples instrucciones.
Así pues, no se puede hacer que el cliente experimente verdaderamente un
sentimiento instruyéndole para que se sienta triste, irritado, confiado o
relajado, ni explicándole que es.esa emoción la que siente. En otras palabras,
la persona es un sistema autoorganizado que no puede ser fáéilni intencio-
nadamente modificado por otra persona. Por el contrario, el terapeuta sólo
puede intentar unirse al otro y facilitar ciertas experiencias autogeneradas,
al sugerir a la persona que lleve a cabo ciertas actividades de procesamiento
en determinados momentos. Después, depende del diente el que responda
y se organice a sí mismo de un nuevo modo como consecuencia de la

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UN ENFOQUE DE LA PSICOTERAPIA FACILITADOR DEL PROCESO 39

facilitación. -Un terapeuta no puede «hacer» que un cliente experimente o


resuelva algo espontáneamente. Sólo el cliente puede organizar su propio
procesamiento para experimentar algo de un modo particular.

ACTITUDES DELTERAPEUTA HACIA LA RELACIÓN

Desde nuestra perspectiva, las actitudes de empatía, ausencia de crítica,


aprecio y autenticidad, centradas en el cliente (Rogers, 1957) son los aspectos
centrales productores de cambio en la terapia vivencia! y procesual, así
como los que aportan las condiciones ÓptÍmas para promover los tipos de
procesamiento emocional que éstamos sugiriendo. Como elaboraremos en
capítulos posteriores, ofrecer un ambiente empático no sólo supone entrar
en el mundo fenomenológico del otro y responder a él. También se
caracteriza por la actitud del terapeuta de valoración incondicional de la,
·experiencia del cliente, capacitándole para que se sienta completamente
aceptado y comprendido. Este aprecio incondicional del terapeuta es deci-
sivo para reducir la ansiedad interpersonal de los clientes y capacitarlos para
:;ituar toda la atención en las tareas exploratorias de la terapia. En lugar de
estar preocupados por cómo el terapeuta puede estar viéndolo, el cliente se
siente realmente escuchado y recibido, y experimenta al terapeuta como una
persona capaz y deseosa de resolver cualquier malentendido interpersonal
que pudiera surgir de una manera eongruente y genuina. En consecuencia, ,
el cliente va aumentando su confianza en la consideraci.ón positiva ineon-
dicional del terapeuta. ,
El cliente se beneficia de la consideración positiva incondicional del
terapeuta de dos maneras. Primera, la experiencia de ser aceptado y
valorado verdaderamente es una experiencia de aprendizaje única que
ayuda a contrarrestar las condiciones interiorizadas de valía y las autoeva-
hiaciones negativas y dudas sobre uno mismo. Además, al eliminar la·
necesidad. de vigilancia interpersonal, se libera la capa<::idad de procesa-
miento del cliente aumentando la amplitud de la atención, así como el
acceso a la memoria. Esto le permite al cliente dedicarse de un modo más
completo a. la exploración interna. Este tipo de apoyo le anima a enfren-
tarse al material más doloroso y provocador de ansiedad. La reducción de
la ansiedad interpersonal permite que el cliente tolere más ansiedad intra-
personal en la autoexploración y crea un ambiente Óptimo para implicarse
en las tareas cognitivo/ afectivas de la terapia.
La armonía empática con la experiencia afectiva continua de los clientes
es un aspecto clave del tejido esencial de la implicación del terapeuta. La
armonía empática con los sentimientos de los clientes les ayuda a confirmar
40 INTRODUCCIÓN. '""
o fortalecer su propio sentido de sí mismos. Esto es similar a la manera en
que los niños sintetizan sus propias respuestas emocionales internas a las
situaciones. A partir de la armonizaci6n empática del cuidador con su
experiencia,_pue~en desarrollar un sólido sentido de su propio sí mismo
(Stern, 1985). De un modo similar, los clientes construyen un sentido más
s6lido de su propia experiencia al ser ésta reconocida y respondida por sus
terapeutas. El que se entiendan los propios sentimientos y se le devuelvan
reflejados adecuadamente, tanto de forma verbal como no verbal, ayuda a
experimentar el sentimiento de un modo más completo y con mayor
éonfianza en que «esto es lo que realmente estoy sintiendo».Los sentimientos
están a menudo incompletos, emergiendo de un mundo interior altamente
subjetivo e idiosincrásico, para el cual no hay un lenguaje descriptivo formal.
Cuando la experiencia se simboliza y se comparte, se confirma como lo que
es mediante su comprensión por el otro. El proceso de armonía erripática, '
por tanto, conduce ala construcción de un sentido de confianza en la propia
experiencia. Así pues, el crecimiento ocurre mejor en un contexto de ·empatía.
Es importante señalar aquí, sin embargo, que no es la conducta específica de
reflejo del sentimiento ·a lo que nos referimos con ser empático. Por el
contrario, es una actitud y, en última instancia, lo que es importante es la
percepción por parte del diente de un terapeuta empático.
Además de proporcionar un ambiente Óptimo para el crecimiento del
clierite, la empatía es también esencial para el diagnóstico del proceso. La
resonancia empática con el estado del cliente favorece el reconocimiento de
. indicadores particulares. La postura del terapeuta al hacer el diagn6stico del
proceso no es observadora o diagnosticadora en el sentido usual de evaluar
objetivamente al cliente. Se trata más bien de entrar en el marco de
referencia interno del cliente~ intentando entender c6mo ve su experiencia,
como si el terapeuta fuera el cliente y, desde esta perspectiva, responder a
los rompecabezas o luchas vivenciales que emerjan. Responder apropiada-
mente a un indicador específico con una intervenci6n específica es, por
tanto, un acto muy empático y puede ser experimentado por el cliente como
que ha sido verdaderamente entendido por la intervención del terapeuta.
Además del aprecio y la empatía, la autenticidad del terapeuta es un
aspecto decisivo de su implicación. Si el aprecio y la empatía ofrecidos por
el terapeuta fueran percibidos como poco auténticos por el cliente, no le
producirían seguridad ni le animarían en su autoexploraci6n. Así, como
Rogers ha afirmado tan claramente (Rogers, 1957, 1961), el terapeuta debe
ser también auténtico y congruente. Como Rogers lo ha definido, con-
gruencia significa que el terapeuta es consciente de su propia experiencia
durante la sesi6n- y, de este modo, es' auténtico, no defensivo, en su
comunicaci6n. Este estado de congruencia en el terapeuta es necesario para
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UN ENFOQUE DE LA PSICOTERAPIA FACILITADOR DEL PROCESO 41

permitir que el cliente experimente empatía y aprecio, como ocurre en


cualquier relaci6n real con otro ser humano.
Además, Buber (1958) ha definido las características de una relaci6n
yo-tú como una que posee, entre otras cosas, presencia, inmediatez y no
explotaci6n. Esto ayuda a explicar lo que significan para nosotros los términos
de «autenticidad» o «congruencia». Se puede ser empático con muchos
prop6sitos en mente, no todos ellos saludables, como es el caso de personas
que utilizan su comprensi6n empáticamente conseguida de los sentimientos
y necesidades de otros para manipularlos. En nuestros términos, congruen-
cia significa también una comunicaci6n no defensiva, no culpabilizadora y
no explotadora de la experiencia esencial de uno mismo.
Por tanto, el terapeuta ofrece al cliente una relaci6n real en la que valora
continuamente el núcleo más profundo -del cliente (Lietaer, 1984). En este
proceso, el terapeuta está constantemente armonizado con los sentimientos
que fluyen en su interior en la interacci6n con el cliente. Lo que experimenta
está disponible en la conciencia, puede ser vivido en la relaci6n y comuni-
cado cuando sea apropiado para contactar con el núcleo más profundo del
cliente. En terapias a más largo plazo, con personas muy trastornadas esJa
relaci6n auténtica la que se convierte en el núcleo de la terapia. La terapia
funciona atravesando las dificultades, las de~ilusiones y las alegrías de dos
personas que se empeñan en luchar por ser auténticos y permanecer en
mutuo contacto. La presencia de un terapeuta real empático y considerado
conlleva en sí misma algo de la cura terapéutica, pero tambiénproporciona
el sustrato en el que otros cambios específicos pueden tener lugar. Como
hemos dicho, además de seguir la experiencia del cliente momento a
momento, de un modo genuino y sensible y de ofrecer aceptaci6n positiva,
el terapeuta facilita el procesamiento vivencia! ofreciendo directrices de
proceso. Estas sugerencias o directrices de proceso están guiadas por lo que
acaba de emerger en el cliente. Siempre se ofrecen de una manera .no
impositiva, colaboradora, contrastándolas con la experiencia del cliente, en
el contexto del cliente como experto en su propia experiencia y como
participante activo en el proceso de cambio. Este énfasis en el ofrecimiento
de sugerencias no impositivas y no manipuladoras es importante para
mantener el ambiente de la relaci6n colaboradora y facilitadora, que se
considera decisivo para ayudar al cliente a implicarse tanto como sea posible
en un procesamiento no defensivo. Dentro de este. marco relacional, es
importante facilitar ciertos tipos de procesamiento del cliente que serán
descritos en un apartado posterior de .este capítulo.
42 INTRODUCCIÓN

EL MANEJO DE LA DIRECCIÓN DEL PROCESO YLAS ACTITUDES


HACIA LA RELACIÓN: LA NECESIDAD DE CARIÑO Y EQUILIBRIO

Este acercamiento descrito anteriormente se apoya en la provisión de


un entorno relacional empático Óptimo y en que el terapeuta responda
óptimamente a la experiencia del cliente. En este contexto, sin embargo,
nosotros sugerimos que el terapeuta puede también guiar con éxito el
procesamiénto del cliente en ciertas direcciones. El equilibrio entre respon-
der y dirigir es un punto esencial de este modelo de tratamiento y es, al
mismo tiempo, su aspecto más sólido y difícil.
Las cuestiones de control y dirección son muy .importantes en este
enfoque terapéutico y se relacionan directamente con el grado de ansiedad
experimentado por el cliente y con el grado de exploración colaboradora
conseguido. La situación Óptima es up.a interacción sinergética en la que
cliente y terapeuta trabajan juntos, en la que cada uno siente que ni es guiado,
ni simplemente seguido por el otro. Al contrario, el objetivo es conseguir
una sensación de colaboración y coexploración mutuas. Sin embargo, hay
que hacer una advertencia. En momentos de desunión o desacuerdo, se
considera a los clientes expertos de su propia experiencia y es esta experien-
cia la que se toma como último punto de referencia. Las intervenciones del·
terapeuta se ofrecen siempr~ de un modo no impositivo y no autoritario,
cómo sugerencias u ofertas, más que como instrucciones o afirmaciones de
la verdad.
La combinación de los estilos directivo y respondiente de intervención
adoptadós en este enfoque (véase Benjamin, 1979) nos permite combinar
los beneficios de ambos estilos y mejorar las desventajas de cada uno. Al
adoptar un estilo dual más complejo y más flexible de este tipo, el equilibrio
y el juicio son las características guía. Se necesita éstar constantemente
evaluando la mejor combinación para este diente en este momento, juzgan-
do si la estimulación más activa o la armonía más respondiente serían más
ÚtiÍes, al tiempo que se mantiene el equilibrio total de la autonomía, en
favor de la exploración dirigida del cliente. Se reconoce al terapeuta '<:orno
experto en los tipos de pasos de procesamiento que podrían ser facilitadores,
pero se deja claro que, en último término, el terapeuta es un facilitador del
proceso de descubrimiento y. exploración del cliente, no el jefe de la
expedición, ni el proveedor de la verdad. ·
Un tema fundamental en el uso de una combinación de dirección y
réplica es el grado en el que el terapeuta facilita un proceso de descubrimien-
to vivencial, en el que los clientes construyen su propio significado idiosin-
crásico, a partir de su propia' experiencia. El ser demasiado directivo puede
crear U!l cierre prematuro del proceso de creación de significado del cliente
UN ENFOQUE DE LA PSICOTERAPIA FACILITADOR DEL PROCESO 43

y sugerir qu~ el terapeuta conoce la experiencia del. cliente mejor que él.
Esto altera demasiado el equilibrio de influencias en la dirección del terapeuta
y priva al cliente de la oportunidad de captar su propia experiencia única.
Como hemos dicho, el enfoque procesual y vivencia! de la terapia se basa
en el supuesto de que, en último término, el significado autogenerado
conduce al cambio más estable y duradero. En constraste con el pi:oblema
de ser demasiado directivo, está el problema de ser demasiado pasivo. Al no
responder lo suficiente, el terapeuta no facilita suficientemente el proceso
de exploración.' Son las sugerencias de proceso del terapeuta y los focos
seleccionados los que proporcionan con frecuéncia la estimulación añadida
necesaria para promover la posterior autoexploración.
El terapeuta, como hemos dicho, es un experto en el proceso, que facilita
procesos específicos en momentos específicos para ayudar a llevar a cabo la
exploración. El terapeuta, mientras mantiene las actitudes hacia la relación,
puede dirigir la atención de los clientes a aspectos de su experiencia tales
como su respiración, su reacción interna a un estímulo o hacia alguna actividad
muscular o sensación corporal actual. El terapeuta se implica así en un
proceso de facilitación, en lugar de interpretar el significado de las experien-
cias del cliente o dirigirlo para que trate un contenido particular. Aunque
difusa en sus límites, la distinción entre proceso y contenido es importante,
en este enfoque el énfasis siempre está en la dirección del proceso, en lugar
del contenido.
Al ser directivos, los terapeutas ofrecen su conocimiento sobre cómo
facilitar diferentes tipos de procesos y cómo éstos ayudan a resolver tareas.
No son expertos en la experiencia del cliente, ni tampoco en la solución
correcta de un problema para un cliente particular. Al contrario, la: solución
es una construcción única del sí mismo. En último término, hay muchas
maneras de resolver un problema concreto. El terapeuta sabe algo acerca
de qué elementos son útiles para crear una solución, pero no sabe la forma
precisa que, en última instancia, tendrá la solución. Así, el terapeuta, al ser
directivo, actúa facilitando la toma de conciencia del material, pero sigue la
dirección del cliente al concluir acerca de la información estimulada. La
actitud directiva es, por naturaleza, siempre experimental («intenta esto a
ver si encaja») y se dirige a promover el descubrimiento y el significado
creado por uno mismo, en lugar de animar a la sumisión o.a la adopción
del significado éreado por el terapeuta.
El estilo más respondiente orientado hacia el descubrimiento ayuda al
cliente a aprender a confiar en sU propia experiencia. Por otra parte, en el
estilo más directivo, el terapeuta es visto como un experto en ciertos
principios del funcionamiento humano. Aun así, todavía se ve al terapeuta
como el que ayuda al cliente a llegar a ser consciente de aspectos de su propia
44 INTRODUCCIÓN

experiencia. La ganancia potencial, al dirigir a las personas para que lleguen


a ser conscientes de rasgos específicos de su propio proceso en el momento
oportuno, siempre debe sopesarse frente a la .pérdida potencial de la
unicidad, que resulta de permitir que los clientes autoseleccionen lo que
emerge de ellos y así construyan sus propios significados de un modo más
independiente. La construcción de los propios significados ayuda a desarro-
llar una comprensión potencialmente más precisa y diferenciada del sí
mismo, de igual modo favorece una mayor autonomía y confianza en la
propia experiencia. La actitud de armonía empática, en la cual el terapeuta
contrasta constantemente sus sugerencias con la experiencia del cliente en
ese momento para ver si encajan, es la principal prevención contra la
dirección del proceso del terapeuta que impida la diferenciación propia del
cliente de su nuevo significado. ·
La decisión fundamental en este proceso es cuándo conducir (dirigir) o
cuándo seguir (responder) y se puede hacer una distinción clave que sirve
de guía a la hora de tomar esta decisión. Es la distinción entre cuándo los
clientes están en contacto con su propia experiencia, esto es, están implica-
dos en un procesamiento emocional productivo, y cuándo no lo están.
Cuando los clientes están experimentándose a sí mismos congruentemente,
es fundamental seguirles y facilitarles su propio proceso de descubrimiento
y construcción de nuevo significado. Conducir o dirigir en ese momento
podría distorsionar, distraer o cerrar prematuramente su propia experiencia
y copstrucción de significado.
Sin embargo, cuando los clientes están en la superficie de su experiencia,
bloqueados o implicados en algún proceso disftmcional interruptor, es Útil
para el terapeuta conducir estimulando la experiencia o sugiriendo formas
por las que pueden llegar a ser conscientes de su procesamiento autointe-
rruptor. Así, las directrices de proceso del terapeuta se utilizan con frecuen-
cia para facilitar la generación de nuevo material vivencial o para centrar a
los clientes en la naturaleza de los procesos internos que están impidiendo
su exploración o interrumpiendo su experiencia. La nueva experiencia de
los clientes, por ejemplo, se estimula mediante la facilitación de una vívida
reintroducción de éstos en situaciones problemáticas, ayudándoles a imagi-
narse la escena, facilitando su expresión o intensificándola. Los bloqueos o
procesos interruptores pueden, por ejemplo, traerse a la conciencia hacien-
do que los clientes atiendan a sus sensaciones físicas y a: la tensión muscular,
e intentando que activen y verbalicen su proceso de bloqueo de un modo
activo, tal como la representación de la represión de sus propios sentimien-
tos o de contener las lágrimas.
UN ENFOQUE DE LA PSICOTERAPIA FACILITADOR DEL PROCESO 45

TRABAJO TERAPÉUTICO

Además de pro.porcionar un ambiente de seguridad y crecimiento por


medio de· las actitudes hacia la relación, el terapeuta también. facilita el
trabajo terapéutico del cliente. En nuestro enfoque resulta esencial consi-
derar que diferentes modos de implicación del cliente en la terapia son útiles
y parecen necesarios pará la solución de tipos concretos de problemas en
distintos momentos. Según parece, estos diferentes modos de implicación
permiten a los clientes acceder, trabajar y cambiar estructuras esquemáticas
emocionales subyacentes de diversas formas.

Modos de implicación del cliente


Los diferentes modos de implicación pueden clasificarse en. cuatro
modos globales de procesamiento para acceder a los esquemas emocionales.
Las cuatro dimensiones esenciales para las tareas de la terapia facilitadora
del proceso son: atender/tener conciencia, búsqueda vivencia!, expresión
activa y aprendizaje interpersonal.

Atender/tener conciencia
El foco, en este primer modo de implicación del cliente, está en atender
directamente a los elementos particulares de la sensación, en lugar de
simbolizar complejos sentimientos y significados de la relación. Llegar a ser
consciente de las sensaciones internas (somestésicas y cinestésicas) y de los
estímulos externos (visuales y auditivos) es parte esencial de lo que es tener
un contacto claro con la realidad. Atender supone tener contacto con la
información entrante y da a la persona información sensorial básica sobre
sí misma y sobre la realidad externa, a partir de la cual el significado
posterior puede ser construido. La atención está en la base del procesamien-
to de abajo-arriba. Se centra en atender a la realidad sensorial presente que,
con frecuencia, produce información, en cierto modo diferente, de las
anticipaciones e imaginaciones de las personas sobre la realidad.
' Aprender a atender a los datos sensoriales básicos, desde dentro y desde
fuera, es una forma de procesar la experiencia, que puede dar a los clientes
acceso a información que está influyendo en su sentido actual de sí mismos.
Así, un cliente puede llegar a ser cOnsciente de la tensión de su cara, de que
aprieta el puño o de la tensión en el estómago o de sensaciones más complejas
de sentirse vivo, de un.sentimiento emergente de poder o de sentirse pasivo,
cansado q frágil. Atender puede también suponer que los clientes se vuelvan
más conscientes de estímulos externos que incluyen aspectos del terapeuta
tales como subir las cejas o una sonrisa en el rostro o su tono de voz.
46 INTRODUCCIÓN

El terapeuta puede facilitar este proceso de autoconciencia en el pre~en-


. te, dirigiendo la atención hacia algún aspecto visible de la expresión del
cliente; por ejemplo, diciendo: «Te das cuenta de que estás apretando el
puño». Entonces, el cliente puede focalizar su atención en la sensación de
tensión y fuerza incluyendo un sentido de querer «estallar» o de «autocon-
trolarse» asociado con apretar el puño. Otro ejemplo podría ser hacer que
el cliente se fije en los cambios de su mirada mientras habla (por ejemplo,
mirar haciá abajo o evitar al terapeuta con la mirada). Atender a esto puede,
ayudar a los clientes a ser más conscientes de lo que les lleva a sus reacciones.
Para algunos dientes, y en ciertos momentos de la terapia, aprender a
atender a estos tipos de experiencia interna y externa puede ser extremada-
mente importante, ya que son los datos en bruto, a partir de los cuales se
construye la experiencia, y uno de los medios centrales para experimentar
contacto con el si mismo y el mundo.

Búsqueda vivencia!
El segundo modo de implicación del cliente supone un retorno delibe-
rado de la energía atencional hacia adentro en un intento de acceder a la
propia y compleja experiencia idiosincrásica interna y empezar a simboli-
zarla en palabras. Este proceso va más allá del modo de atender/tener
conciencia descrito en la sección anterior. Si el terapeuta lo facilita apro-
piadamente, éste puede ser un proceso de descubrimiento en el que los
· clientes simbolizan un nivel de experiencia interior tácita que influye en
el propio funcionamiento, pero raramente es accesible a la conciencia
autorreflexiva.
El proceso de· simbolización consciente de la compleja experiencia
interna puede adoptar diversas formas. Por ejemplo, puede suponer po-
nerse en contacto con el complejo estado interno actual y ser capaz de
describirlo en palabras. Puede implicar el recuperar una experiencia per-
ceptual que ha tenido impacto, pero que nofue completamente procesada
en la conciencia en su momento. Puede suponer que el proceso de · ·
búsqueda vivencia! lleve cqnsigo un intento deliberado de ponerse en
contacto con un significado vagamente sentido, .que es percibido como
importante, pero que no está actualmente en la conciencia, ni se puede
acceder a él con facilidad. En cada uno de estos ejemplos, el diente es capaz
de llegar a ser consciente, por primera vez, de sentimientos y significados
complejos, a través de un proceso de atender a su interior y de simbolizar
experiencias internas. El proceso de búsqueda vivencia! permite al cliente
acceder y explorar esquemas emocionales que antes no eran accesibles a la
conciencia autorreflexiva.

-----~--------···--~---·----------------
---¡
1

UN ENFOQUE DE LA PSICOTERAPIA FACILITADOR DEL PROCESO 47

Expresión activa
Cuando· los clientes expresan activa y espontáneamente sus propias
reacciones vivenciales, disfrutan de una oportunidad única para descubrir
y adueñarse de lo que realmente sienten. La expresi6n también implica ·
permitir que la tendencia a la acci6n se complete y ponga en contacto los
sentimientos con los objetos apropiados. De este modo, se anima a los
clientes a que prueben expresiones en la terapia para reconocer lo que están
reálmente experimentando y completar la expresi6n conectándola con el
objeto apropiado. ·
La experiencia está repleta de significados implícitos hasta que éstos se
expresan. Al expresarla, la gente adopta una posici6n explícita en relaci6n
con algo, creando así significado. Una vez expresado el significado a su vez
se convierte en un nuevo estímulo para la persona. Se hace disponible a la
conciencia para fa reflexi6n y evocaci6n de reacciones internas posteriores.
Una vez que se ha expresado una afirmaci6n tal como: «yo te necesitaba»,
puede· ser considerada su verdad, puede ser reflejada y puede evocar fuerte- ·
mente la experimemaci6n posterior..Por lo tanto, al «hacer .algo», las
. personas tienen una oportunidad para experimentar si la acci6n/significado
· expresado, encaja o no y pedir lo que encaja como propio. Además, el
.significado y los aspectos motores, sensoriales y expresivos generados por
el acto de expresi6n actúan como indicios que activan nuevos esquemas,
evocando así nueva experiencia. Más aún, la expresi6n activa ayuda a las
personas a experimentarse como agentes y autores de su propia experiencia.
Finalmente, al contactar con el ambiente y p'oner la expresi6n en contacto
con su metaapropiada, la expresión llega a su término. .
La expresión activa puede ser muy eficaz a la hora de establecer
contactos entre aspectos de la experiencia interna. Por ejemplo, cuando los
clientes expresan una necesidad tal como: «necesito descansar» o «necesito
apoyo» a un otro imaginado o a otro aspecto del sí mismo, empiezan a
reconocer y a sentir la experiencia como propia. Este tipo de confrontaci6n
dialéctica, entre aspectos previamente polarizados de la experiencia, puede 1,
ser especialmente eficaz en la diferenciaci6n y síntesis de estos aspectos de · li
la experiencia en una nueva totalidad. i,

Contacto interpersonal
El último modo de la implicación del diente se da en el contexto de la
relaci6n en sí. La armonía einpática del terapeuta, el aprecio consistente e
incondicional y la presencia genuina durante el proceso de autoexploración
del diente son elementos importantes a lo largo de la terapia. Estas actitudes
del terapeuta, más el énfasis en la orientación hacia el descubrimiento y el
crecimiento, transmiten firmemente a los clientes que el terapeuta tiene una
48 INTRODUCCIÓN

·confianza básica en sus experiencias internas como fuente de informaci6n


para guiar sus vidas. Los clientes aprenden· así a confiar en su propia
experiencia y a aceptar sus propios sentimientos. Además, aprenden que son
capaces de ser ellos mismos en relación con otros,y que ello puede ser una.· ·
experiencia gratificante. Se ·confirman en su existericia como personas
valiosas.
En momentos concretos, las experiencias espedficas con el terapeuta
pueden ser decisivas para producir el cambio. A través del aquí y ahora de
la interacci6n interpersonal del cliente y el terapeuta en estas experiencias,
el cliente trabaja con su experiencia de la relaci6n con el terapeuta y aprende
algo nuevo (Lietaer, 1984). Diferentes experiencias en la relaci6n pueden
proporcionar nuevos aprendizajes decisivos para el cliente, al ofrecerle
nuevas experiencias importantes que invaliden los viejos aprendizajes y
creencias restrictivas sobre las dificultades o peligros de estar con otro. Por
ejemplo, los clientes pueden aprender que su rabia puede ser oída y que no
destruirá a otros, ni evocará un ataque por su parte; y que su éxito no será
experimentado como una amenaza, ni su debilidad será despreciada. Ade-
más, aprenden que arriesgarse a ser uno rriismo puede ser gratificante y sano .

.Diferencias individuales en estilos de procesamiento típicos


A la terapia llegan distintas personas con diferentes estilos, capacidades
y modos de implicaci6n. Los clientes que no pueden fácilmente mirar en
su interior y buscar la experiencia interna con la ayuda de reflexiones
empáticas pueden beneficiarse más de ser guiados hacia la expresi6n activa
de sus sentimientos. Un cliente que tenga dificultades con la expresi6n
activa y no se sienta c6modo con las directrices del terapeuta puede tener
éxito con una búsqueda vivencia! guiada reflexivamente. Así, dentro del
contexto del enfoque del diagn6stico del proceso, el terapeuta también es
consciente de que diferentes modos de procesamiento pueden ser adecua-
dos y eficaces para distintas personas. En consecuencia, los terapeutas
tienen que poder ajustar sus estilos de intervenci6n para facilitar los tipos
de. demandas de procesamiento que sean más adecuados al estilo y los
recursos del cliente.
En las fases tempranas de la terapia, se facilita la implicaci6n del cliente
en diferentes tipos de tareas de procesamiento. En este proceso, el terapeuta
capta los estilos que producen mejores resultados en la exploraci6n. Tam-
bién algunas personas pueden trabajar mejor operando inicialmente a nivel
de procesamiento conceptual, para más tarde empezar a simbolizar su
experiencia interna preconceptual, mientras que otros pueden mejorar
simbolizando o expresando activamente su experiencia interna. Otros
pueden· encontrar que la seguridad interpersonal y la comprensi<m del
UN ENFOQUE DE LA PSICOTERAPIA FACILITADOR DEL PROCESO 49

terapeuta es lo más útil para facilitar su aprendizaje de ser congruente con


ellos mismos. Al reconocer que distintas personas pueden beneficiarse de
modo~s de implicaci6n diferentes, un enfoque procesual y vivencia! de la
terapia trata de respondermejor a una amplia gama de clientes; en lugar de
pretender encajarlos a todos en un lecho de Procusto de un s6lo tipo de
procesamiento. ·

Impactos vivenciales
Dada -una relaci6n empática y colaboradora entre diente y terapeuta,
la mayor parte del trabajo de la terapia ocurre dentro de los modos de
implicaci6n del cliente descritos anteriormente. El trabajo llevado a cabo a
través de estos procesos trae consigo varios impactos positivos y/o efectos.
Al reV°isar grabaciones de sus sesiones, los clientes informan de tres impactos
principales de la terapia vivencial y procesual. Éstos son: cambios en la
percepción, creaci6n de soluciones a los problemas y el sentirse apoyado· y
comprendido (Elliott, James, Reimschuessel, Cislo y Sack, 1985). Estos
impactos vivenciales, a veces, emergen claramente en la sesi6n, mientras
que otras veces los clientes sólo llegan a ser conscientes de ellos más tarde,
a medida que reflexionan sobre la sesión o se encuentran en situaciones que
se relacionan con los asuntos explorados en la sesión; Estos ·impactos se
comentan a continuación.

Cambio perceptual
Los· clientes con frecuencia informan de cambios en cómo se ven a sí
mismos y a los demás. Elliott y otros '(1985) identificaron tres tipos de
cambios perceptuales a partir de los recuerdos de los clientes de momentos
· significativos en las sesiones. En primer lugar, vieron que el cliente puede
ser más directamente consciente de un sentimiento o de un aspecto particular
de sí mismo o de otro. Ahora puede «apropiarse» de algo como parte de sí
misi;no (por ejemplo: mi sentimiento de rabia) o puede verlo más claramente
en otro (por ejemplo: mi padre estaba realmente aterrorizado interiormente).
Los clientes pueden experimentar este tipo de impacto como una puesta en
contacto o «conexi6n» con un sentimiento o experiencia que ellos sabían
en parte que estaba allí, pero que ahora «conocen mejor» o reconocen con
mayor claridad. ·
Los clientes también informan de una nueva comprensión de algo acerca
de sí mismos o de los demás; pueden llegar a comprender una .conexi6n
entre su respuesta y una situaci6n, quizá entendiendo la razón o lacausa de
su experiencia o reacción (por ejemplo: «lo hice porque estaba enfadado» o
«me doy cuenta de que oculté mi dolor con amargura e ira»). Desde el punto
de vista del cliente, este tipo de impacto se experimenta como un «insight»
so INTRODUCCIÓN

o una visión interior, como si las piezas de un rompecabezas se hubieran


colocado de repente en su sitio. · ·
Losclientes también informan del desarrollo de valoraciones más posi-
tivas o aceptación de sí mismo o de los demás. Así, un cliente puede llegar
a sentirse más autoaceptado, menos culpable o censurable por algo que ha
sucedido o puede perdonar a otro por un daño o una privación. Con
frecuencia, la experiencia es la de ver que «no soy tan malo después de-todo»
o sentirse compasivo con uno mismo. Además, el cliente puede llegar a
verse a sí mismo, oa los demás, como poseedor de atributos positivos, como
bueno, bien intencionado, «haciéndolo lo mejor posible» o teniendo dere-
chos o habilidades no reconocidas previamente.

Solución de problemas
Además; y como consecuencia de los cambios perceptuales, los dientes
también experimentan cambios que se relacionan más directamente con la
- solución de sus problemas y con acciones que pueden llevar a cabo fuera de
la terapia. En primer lugar, pueden llegar a clarificarse cuáles son sus
problemas, objetivos o tareas, es decir, «sobre lo que necesitan trabajar».
Además, pueden llegar a tomar decisiones o a averiguar lo que tienen que
hacer con los problemas o comprometerse consigo mismos para realizar
alguria acción fuera de la terapia. Así, los impactos del problema contienen
un componente motivacional o energético, un organizarse a sí mismo hacia
algun objetivo o acción, un compromiso para alcanzar un objetivo o
realizar alguna acción. Éste es un aspecto decisivo del proceso·a través del
cual los clientes trasladan espontáneamente lo que ha ocurrido en la sesión
al resto de sus vidas.
Los impact_os sobre el problema pueden ocurrir justo al final de una
sesión, en el momento en el que el cliente se prepara para «vo,lver al mundo»;
sin embargo, a menudo ocurren después de la sesión, a medida que el cliente
reflexiona sobre los asuntos planteados por la sesión. Además, los impactos
sobre el problema pueden emerger a partir del cambio de esquemas, como
cuando una conciencia mayor de la seriedad de un problema conduce a su
solución o alpropósito de trabajar más en él. Cuando el cliente experimenta
impacto sobre el problema en una sesión, se orienta desde el pasado y
presente hacia el futuro (véase Bohart y otros, 1991). El cliente puede
proponer y evaluar tentativamente diferentes cursos posibles de acción o
puede imaginar cómo sería actuar de un modo diferente (véase Mahrer,
1989). A veces, hay un interés o una ilusión por «llevar más allá» un cambio
en la terapia al resto de la vida. En el enfoque vivencia! y procesual, el
terapeuta escucha y facilita estos impactos cuando emergen del cliente, pero
no intenta «inducidos».
UN ENFOQUE DE ¡_A PSICOTERAPIA FACILITADOR DEL PROCESO 51

Impactos interpersonales
Además de los impactos que acabamos de describir, los clientes también
~xperimentan impactos interpersonales. Puedenexperimentar al terapeuta
como comprensivo o protector () pueden. llegar a sentirse más cerca del
terapeuta o más comprometidos con el trábajo de la terapia. Estos impactos
interpersonales pueden· ocurrir en combinación con los otros impactos,
pei:o parecen fluir más directamente del modo de implicación en el contacto
interpersonal. A menudo el cliente no da signos obvios durante el trata-
miento de que ha ocurrido un impacto interpersonal. En otros momentos,
el cliente puede comentar que se siente comprendido, apoyado, etc. o puede
dar signos no verbales de alivio, tales como suspirar después de ser com-
prendido.

CONCLUSIÓN

La terapia vivencia! y procesual se guía, por tanto, por el supuesto


principal de que la terapia se desarrolla mejor mediante el descubrimiento ·
y la construcción del significado del cliente. Otro supuesto es que elterapeu- ·
ta puede facilitar aún más este proceso a los clientes de dos maneras: por un
lado, apreciando genuinamente al cliente y estando empáticamente armo'"
nizado con él; y, por otro, facilitando actividades específicas de procesa-
miento del cliente en momentos específicos. Esto último supone intentar
engranar, reconocer y entender el tipo de operaciones mentales internas en
las que el cliente está implicado en ese niom.ento para facilitar un movimien-
to productivo en cada momento hacia la resolución de la tarea.

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