Lumbago o Lumbalgia Yciatica
Lumbago o Lumbalgia Yciatica
Lumbago o Lumbalgia Yciatica
DEFINICION:
Se define el lumbago o lumbalgia como el dolor de cualquier causa; en la zona del
dorso, desde las últimas costillas hasta los pliegues glúteos. El dolor lumbar es muy
frecuente; ocho de cada diez personas padecen alguna vez al menos un episodio en
su vida.
Es la principal causa de invalidez en las personas con edades comprendidas entre los
19 y los 45 años, y la segunda causa más frecuente de pérdida de días de trabajo por
incapacidad en los adultos menores de 45 años (después del resfriado común).
El dolor lumbar se hace más frecuente a medida que se envejece. Afecta a la mitad de
las personas de más de 60 años en algún momento. Su incidencia económica es
considerable. De este modo, aunque el dolor lumbar rara vez es producido por
enfermedades con riesgo mortal, es un problema de salud importante. Sin embargo, el
número de lesiones en la espalda originadas en el lugar de trabajo está descendiendo,
quizá porque existe un mayor conocimiento del problema y las medidas preventivas
han mejorado.
La columna vertebral está constituida por los huesos de la espalda (vértebras), que
están separados y protegidos por discos de cartílago que amortiguan los choques. Las
vértebras también están cubiertas por una capa fina de cartílago, y se mantienen en su
sitio por ligamentos y músculos que ayudan a estabilizar la columna vertebral. La
médula espinal se encuentra rodeada por la columna vertebral. A lo largo de toda la
médula espinal, los nervios espinales salen por los espacios localizados entre las
vértebras y se conectan con otros nervios en todo el cuerpo. La parte del nervio
espinal más próxima a la médula espinal se denomina raíz nerviosa espinal. Debido a
su posición, las raíces nerviosas espinales pueden ser comprimidas cuando Ia
columna vertebral es lesionada, lo cual produce dolor.
La parte inferior (lumbar) de la columna vertebral consta de cinco vértebras. Conecta
el tórax con la pelvis y las piernas, y proporciona movilidad para girar, inclinarse y
agacharse, además de fuerza para estar de pie, caminar y levantarse. De este modo,
la región lumbar está implicada en casi todas las actividades cotidianas. El dolor
lumbar limita o impide estas actividades y altera la calidad de vida.
Tipos:
Podríamos dividir los tipos de lumbalgia en dos grandes grupos en función de la causa que la
origine:
1.Lumbalgia específica
Aquella en la que se llega a conocer la causa, lo cual sucede únicamente en el 20% de
los casos. En el 5% de los pacientes, el dolor lumbar es síntoma de una enfermedad
grave subyacente. Estas son las causas que se deben descartar en el servicio de
urgencias.
En el 15% de los casos se trata de una alteración específica de la zona no grave.
A continuación, se citan diferentes ejemplos de causas de dolor lumbar, que son
enfermedades específicas con un tratamiento a su vez determinado:
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La osteoartritis (artritis degenerativa) produce un deterioro del cartílago que cubre y
protege las vértebras. Se cree que este trastorno se debe en parte al desgaste y el
desgarro producidos por años de uso. Los discos localizados entre las vértebras se
deterioran, estrechando los espacios y comprimiendo las raíces nerviosas espinales, y
a veces se desarrollan proyecciones irregulares de hueso en las vértebras, que
también comprimen las raíces nerviosas espinales. Todos estos cambios pueden
producir dolor lumbar y rigidez.
En la osteoporosis disminuye la densidad ósea, provocando que los huesos sean más
frágiles (más propensos a fracturarse). Las vértebras en particular son susceptibles a
los efectos de la osteoporosis, lo que a menudo causa fracturas por aplastamiento
(compresión), que pueden originar un dolor de espalda intenso y súbito, y compresión
de las raíces nerviosas espinales (que pueden producir un dolor de espalda crónico).
Sin embargo, la mayoría de las fracturas debidas a osteoporosis se producen en la
parte superior y media de la espalda y causan dolor en esas zonas más que en la
región lumbar.
Hernia o disco roto o herniado. Cada disco tiene una cubierta resistente y su interior es
blando y gelatinoso. Si un disco es comprimido repentinamente por las vértebras que
se encuentran por encima y por debajo de él, se puede desgarrar la cubierta (rotura),
lo que causa dolor. El interior del disco puede abrirse paso por el desgarro de la
cubierta, de modo que parte de su interior sobresale (se hernia). Esta protuberancia
puede comprimir, irritar y hasta lesionar la raíz nerviosa espinal contigua a esta, lo que
origina más dolor.
La estenosis vertebral (estrechamiento del canal medular, que atraviesa el centro de la
columna vertebral y contiene la médula espinal). La estenosis vertebral, que en las
personas mayores es una causa frecuente de dolor lumbar, se puede producir en
personas de edad madura que tienen el canal medular estrecho de nacimiento.
En algunas enfermedades sistémicas de perfil inmunológico como la espondilitis
anquilosante, puede existir una afectación especifica inflamatoria de la zona lumbar
con disminución de su flexibilidad a lo largo del tiempo. Otras como la psoriasis, la
enfermedad inflamatoria (enfermedad de Crohn), pueden originar secundariamente
afectación de esta zona de la columna con una importante disminución de la calidad
de vida de la persona afectada. De la misma manera, algunos tumores que asientan
en estructuras cercanas a esta zona anatómica (riñones, páncreas) o metástasis en
las vértebras de tumores de otros órganos pueden ocasionar dolor lumbar.
El dolor referido (que se origina en otros órganos o partes del cuerpo) tiende a ser
profundo, molesto, constante y relativamente generalizado (difuso). De manera
característica, el movimiento no lo afecta y empeora durante la noche. Se puede
originar en otra parte del cuerpo, como los riñones, la vejiga, el útero o la próstata,
pero se siente en la parte inferior de la espalda.
2.Lumbalgia inespecífica
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incorrectas, las vibraciones, un bajo nivel de satisfacción laboral, obesidad,
embarazo, factores psicológicos y el estrés.
Desde el punto de vista práctico se puede clasificar la lumbalgia como aguda (aquella
con menos de 7 días de evolución), subaguda (entre 7 días y 7 semanas) y crónica
(más de 7 semanas).
Además, hay que tener en cuenta otras enfermedades muy frecuentes que pueden
provocar dolor lumbar.
SINTOMAS:
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DIAGNOSTICO
A la hora de diagnosticar la lumbalgia, el objetivo principal cuando se valora al
paciente es descartar aquellas causas graves cuya manifestación clínica sea dolor
lumbar y que, aunque son infrecuentes, pueden requerir tratamiento inmediato
(traumatismos, infecciones, tumores, etc). Para ello, se realizará historia clínica y
exploración física, poniendo especial atención en la presencia de factores de riesgo
que hagan sospechar un origen grave del dolor, que son:
Hallazgos exploratorios:
Masa abdominal.
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pruebas de imagen (radiografía, resonancia o TAC) ni otras técnicas diagnósticas
durante el primer mes de evolución, incluso en pacientes con sospecha clínica
de hernia discal.
La mayoría de las personas aquejadas de dolor de espalda mejorarán en el plazo de
un mes, con o sin tratamiento, por lo que el manejo inicial de un paciente con dolor
lumbar agudo sin factores de riesgo asociados debe ser conservador, con objeto de
conseguir un alivio sintomático. En el caso de que no haya mejoría con un tratamiento
adecuado en ese periodo de tiempo, debería replantearse el caso y realizarse las
pruebas complementarias oportunas.
TRATAMIENTO:
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Lumbalgia crónica inespecífica
Cuando el dolor perdura durante más de 12 semanas (tres meses), se establece el
diagnóstico de dolor lumbar crónico. En estos casos, si la exploración física permite
descartar una patología grave, no se recomienda ningún método diagnóstico salvo que
se sospeche una causa específica.
El tratamiento tiene como objetivo conseguir que el paciente tenga una actividad física
normal. Los programas de ejercicios y las terapias de conducta han demostrado su
utilidad; sin embargo, la fisioterapia (calor o frío, corsé, láser, ultrasonidos) no se
recomiendan en estos pacientes. Para el dolor, se debe pautar analgesia a intervalos
cortos de tiempo; los antidepresivos y relajantes musculares pueden ayudar a
controlar este síntoma.
Medidas intervencionistas, como la acupuntura o los corticoides epidurales o intra-
articulares, no han resultado eficaces. En determinados casos debe valorarse la
posibilidad de derivar al paciente a unidades del dolor, para seguir tratamientos a largo
plazo.
La cirugía puede ser una opción para casos de más de dos años de lumbalgia crónica
en los que hayan fracasado todas las medidas conservadoras y exista una
enfermedad degenerativa discal de uno o dos niveles.
En el manejo de estos pacientes es así mismo fundamental la prevención de la
incapacidad por lumbalgia, para lo cual son útiles las siguientes estrategias: poner
igual énfasis en aliviar el dolor que en recuperar la función, recomendar a los
pacientes que continúen activos, desviar los recursos a modalidades de tratamiento
activas (evitar masajes, rehabilitación pasiva, reposo prolongado, acupuntura,
etcétera, pues no hay evidencia de su eficacia).
RECOMENDACIONES:
En caso de sufrir lumbalgia, los siguientes consejos te ayudarán a sobrellevarlo y
calmar el dolor:
Realizar ejercicio de forma regular y adaptado a la capacidad del individuo.
Dos tipos de ejercicios pueden ser útiles: ejercicios aeróbicos (como la natación) y
ejercicios de estiramiento y fortalecimiento de determinados músculos (como hacer
inclinaciones pélvicas y flexiones abdominales). Algunas técnicas como las utilizadas
en Pilates pueden favorecer la musculatura lumbar y prevenir lesiones.
Evitar estar de pie o sentado durante períodos prolongados, así como las posturas o
movimientos que generen dolor. Es aconsejable cuando se deba permanecer de pie
durante un período prolongado de tiempo que se descanse sobre una de las piernas,
evitando la bipedestación sobre las dos a la vez.
Mantener una buena postura cuando la persona está de pie o sentada. En la silla se
deberá asegurar la posición de 90º que marca la propia silla, de tal manera que este
ángulo se forme entre los muslos y la espalda.
Dormir en una posición cómoda sobre un colchón firme. Cuando se adopte la posición
lateral en la cama, es recomendable colocar algún cojín o almohada pequeña entre las
piernas de manera que no contacten las dos rodillas. De igual manera, al levantarse
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de la cama deberá hacerse en decúbito lateral, descendiendo las piernas primero para
separar posteriormente el tronco del colchón mediante el brazo.
Algunos ejercicios posturales en casa pueden aliviar este problema, sobre todo
aquellos en los que la espalda repose en el suelo y las piernas se flexionen con la
ayuda de los brazos hacia el abdomen, o bien colocando las piernas sobre el asiento
de una silla formando 90º entre los muslos y el tronco.
Aprender a levantar los objetos correctamente (doblar suficientemente las rodillas, de
manera que los brazos se encuentren al nivel del objeto que va a ser levantado).
CIATICA
Se llama ciática a la irritación del nervio ciático que provoca que el paciente
sienta dolor en la parte baja de la espalda, un dolor que se extiende hacia la parte de
atrás de una de las piernas, y puede llegar hasta la punta del pie en ocasiones.
A veces el nervio irritado no es exactamente el nervio ciático, y el dolor afecta a la
parte lateral o delantera de la pierna, pero se suele mantener el nombre de ciática o
ataque de ciática en el lenguaje popular.
Es una de las causas más frecuentes de consulta médica y de baja laboral entre los
varones de mediana edad. El dolor puede durar varios días e incapacita a la persona
que lo sufre.
La irritación del nervio ciático se produce cuando este se comprime por cualquier
cuerpo que se encuentre en su recorrido. Las raíces de este nervio nacen de la
médula espinal, salen a través de las vértebras, y se fusionan formando el nervio, que
es tan ancho como un dedo de la mano (es el nervio más grande del cuerpo humano).
A partir de ahí baja hacia la pierna por detrás de los glúteos, del muslo y la rodilla,
inervando todos los músculos que encuentra por el camino y la piel de su recorrido
hasta llegar al borde externo del pie.
CAUSAS
Las causas más frecuentes de la ciática son:
Hernia de disco vertebral: es con diferencia la causa más frecuente de ciática. Los
discos vertebrales se encuentran entre las vértebras y amortiguan el roce que se
produce entre ellas a causa de los movimientos, haciendo que la columna vertebral
sea flexible. Su interior es viscoso y, con el tiempo, puede protruir (desplazarse) fuera
del propio disco hacia la médula espinal, donde comprime las raíces del nervio ciático
de uno de los lados. La hernia discal suele aparecer en varones adultos que realizan
trabajos donde cargan peso, y también son habituales en varones con sobrepeso.
Estenosis del canal lumbar: sucede en personas ancianas. La médula espinal está
protegida por el canal óseo que forman las vértebras, y con el tiempo este canal puede
estrecharse debido a la artrosis, principalmente. La región lumbar, es decir, la parte
más baja de la espalda, suele ser la zona más afectada, y se produce ciática al
comprimirse las raíces nerviosas. En este caso la ciática puede ocurrir a la vez en los
dos lados del cuerpo y su principal característica es que aparezca un dolor
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progresivo mientras se camina, que desaparece poco después de
sentarse o inclinarse hacia delante.
Síndrome piriforme: el músculo piriforme se inserta en la pelvis y en el
fémur, de forma que cuando se contrae acerca la pierna. Lo habitual es
que el nervio ciático pase por debajo de este músculo, pero hay personas
en las que el nervio atraviesa el músculo (aproximadamente el 10% de la
población). Se pueden formar contracturas en el músculo piriforme que
compriman el nervio ciático; esto sucede principalmente después de
lesiones que limitan el caminar.
Fracturas: lógicamente, cualquier fractura de los huesos localizados en
el recorrido del nervio ciático puede alterar su recorrido y comprimirlo. Sin
embargo, la primera preocupación en estos casos será la propia fractura.
Tumores: pueden comprimir el nervio ciático al crecer sin control. El
tumor que provoca ciática con más frecuencia es el condrosarcoma(es
un tumor maligno mixto que presenta células formadoras de tejido
cartilaginoso y elementos embrionarios. Está formado por cartílago
hialino y mixoide maligno) en ancianos. Afortunadamente no es muy
frecuente. También se puede producir ciática por un tumor de
páncreas que invade la columna vertebral o a causa de metástasis
vertebrales, aunque es más frecuente que sólo provoquen lumbago.
Enfermedad de Paget: Enfermedad que interrumpe el remplazo de
tejido oseo viejo por tejido oseo nuevo .Esta enfermedad no
da síntomas con frecuencia, pero está más extendida de lo que se piensa
entre los ancianos. Consiste en la formación de hueso de forma
descontrolada sin llegar a ser un tumor. La pelvis es el hueso más
afectado y crece poco a poco pudiendo comprimir el nervio ciático.
Embarazo: durante la gestación el útero comprime órganos internos de
la pelvis y esto provoca contracturas musculares que favorecen la ciática.
SINTOMAS
El principal síntoma del ataque de ciática es el dolor, aunque éste puede variar mucho
en intensidad y características. Puede ser desde un dolor sordo (es difícil de describir
o localizar) que dura varios días, hasta un dolor que aparece casi de repente y con
gran intensidad e impide al paciente moverse del sillón. En cualquier caso, el dolor
afecta siempre a uno de los lados, desde las nalgas hasta la rodilla, las pantorrillas o
incluso el pie. Es frecuente, además, que se acompañe con dolor en la parte baja de la
espalda, por lo que los médicos lo llaman lumbociatalgia (es un cuadro clínico
constituido por la existencia de un dolor lumbar que se irradia por el territorio del nervio
ciático a lo largo de una o ambas extremidades inferiores). El dolor puede aumentar
con los movimientos al sentarse, incorporarse o al aumentar la presión dentro del
abdomen. Puede aparecer también al acostarse o al despertarse por la mañana
tumbada en la cama, pero no suele interrumpir el sueño en mitad de la noche.
Este dolor se puede acompañar de alteraciones de la sensibilidad de la piel que inerva
(trasmite estímulos) el nervio ciático. Suelen aparecer sensaciones de hormigueo y de
acorchamiento en las mismas zonas donde hay dolor.
Otros síntomas frecuentes serían la debilidad muscular y la disminución de reflejos
musculares. El nervio ciático, al estar dañado, no puede inervar correctamente los
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músculos y se limitan los movimientos de la cadera y la rodilla. Por eso, las personas
con ciática caminan cojeando o no pueden levantarse de la cama por sí solos.
Podemos hablar también de una “ciática invertida”. En este caso no se comprime el
nervio ciático, sino que lo hacen las raíces nerviosas más superiores que forman el
nervio femoral. El dolor aparece entonces en la parte delantera del muslo llegando
hasta la rodilla, a veces incluso cerca de la ingle. También se puede debilitar la
extensión de la rodilla.
DIAGNOSTICO:
Al diagnóstico de la ciática se llega por los síntomas que hemos señalado en el punto
anterior, pero conviene ir más allá e identificar la causa que la provoca y la zona donde
se comprime el nervio. Para ello hay una serie de pruebas sencillas que ayudan al
médico en el diagnóstico de la ciática:
Maniobra de Laségue: con el paciente tumbado boca arriba se eleva la pierna
extendida del lado afectado. Cuando el dolor aumenta antes de elevarse más de 60º
indica que se debe al nervio ciático, el cual se estira cuando realizamos esta maniobra.
Se debe realizar en las dos piernas para comprobar que el dolor afecta sólo a uno de
los nervios ciáticos. En personas ancianas es difícil llevar a cabo esta maniobra, ya
que suelen tener problemas en la articulación de la cadera y se provoca dolor más
fácilmente, aumentando el número de falsos positivos.
Maniobra de Bragard: se realiza después de la maniobra de Laségue y consiste en el
mismo movimiento, pero cuando se llega al punto en el que aparecía el dolor dejamos
de elevar más la pierna y empujamos la planta del pie flexionando el tobillo. Si aparece
dolor apoya la sospecha de ciática.
Exploración de la sensibilidad: el médico puede comprobar la afectación de la
sensibilidad de la piel que inerva el nervio ciático comparándola siempre con el lado no
afectado.
Exploración de la fuerza muscular: del mismo modo el médico compara ambos
lados del cuerpo para comprobar la fuerza muscular perdida. Un método más sencillo
es hacer que el paciente camine. La ciática suele impedir caminar de puntillas o de
talones, ya que los músculos que lo permiten no tienen la fuerza suficiente.
Exploración de los reflejos tendinosos: cuando se da un golpe seco en los
tendones se produce una contracción refleja del músculo al que pertenecen. Esto
sucede gracias a que los nervios que forman este reflejo están sanos y durante la
ciática puede desaparecer su capacidad para contraerse. El reflejo que el médico
puede ver disminuido con más frecuencia durante un ataque de ciática es el reflejo
del tendón de Aquiles en el tobillo. En la ciática invertida el reflejo rotuliano estará
afectado.
TRATAMIENTO:
Para aliviar el dolor que provoca durante un ataque, el tratamiento de la
ciática consistirá en:
Analgésicos y antiinflamatorios que calmen el dolor. Se suelen tomar cada ocho horas
durante los días que dure el episodio. Después se recomienda bajar la frecuencia de
tomas, pero continuar con la medicación hasta dos semanas.
Reposo relativo, es decir, el paciente podrá moverse, pero no debe realizar esfuerzos
ni caminar largas distancias. No se recomienda el reposo en cama una vez que el
dolor se palia con los analgésicos.
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Aplicar frío en la zona lumbar o nalga afectada los dos primeros días de dolor. Así se
reducirá la inflamación que acompaña a la compresión del nervio. El frío se aplicará
durante unos 10-15 minutos y siempre indirectamente, cubriendo para ello los hielos
con paños.
Aplicar calor los días siguientes con una manta eléctrica, bolsa de agua caliente o
baño. No se deben superar los 20-25 minutos de aplicación. Calma el dolor y es más
efectivo cuando el dolor se acompaña de contracturas musculares.
Masajes en la zona lumbar; tienen el mismo efecto que la aplicación de calor. Los
deben realizar personas capacitadas.
Si después de dos semanas el paciente sigue teniendo dolor debe acudir al médico,
que aumentará el tratamiento de la ciática añadiendo relajantes musculares y
analgésicos más potentes, que deberán terminar con el problema en otras dos
semanas como máximo.
PRONOSTICO:
El pronóstico de la ciática es muy bueno, aunque el dolor puede durar varios días.
Realmente el tratamiento sólo ayuda a calmar el dolor y la ciática desaparece por sí
sola en dos semanas como máximo. Así sucede la mayor parte de las veces. Del
mismo modo, la ciática reaparecerá en la mayor parte de los pacientes que la sufren.
Hay signos de alarma que obligan al médico a realizar más pruebas para descartar
tumores, lesiones nerviosas u otras causas graves de ciática. Estos signos son:
Tener más de 50 años y no haber sufrido ataques de ciática previos.
No responder al tratamiento después de cuatro semanas.
Aumento progresivo de la zona sin sensibilidad.
Pérdida del control de esfínteres.
Pérdida de peso o de apetito, o fiebre acompañante.
Cáncer previo.
Endocarditis o sepsis previa.
Ante alguno de estos signos se debe realizar una analítica sanguínea, una radiografía
de columna vertebral y una resonancia magnética. Con estas pruebas un especialista
puede identificar causas graves o proponer un tratamiento definitivo.
Cuando la causa de la ciática es una hernia discal pero los ataques suceden con
mucha frecuencia o el paciente presenta alguno de los signos de alarma mencionados,
se debe valorar la neurocirugía, donde se extirpará el disco vertebral (discectomía
lumbar).
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PREVENCION:
Para prevenir la ciática las mejores medidas que se pueden tomar son:
Evitar la obesidad y el sobrepeso.
Caminar un mínimo de cinco horas a la semana.
Practicar deportes que favorezcan el desarrollo de la musculatura lumbar, como
la natación o el tenis. El yoga también puede ayudar a mantener una buena
tonificación muscular.
No agacharse doblando la espalda, sino doblando las rodillas con la espalda erguida.
No cargar grandes pesos.
No adoptar malas posturas mientras se está sentado en el escritorio o conduciendo.
La zona lumbar siempre tiene que estar apoyada en el respaldo o en un cojín.
Dormir en colchones flexibles pero rígidos, de forma que la columna vertebral siempre
esté una posición recta.
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