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America Buen Lugar Maturo

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Maturo, Graciela

América, el buen lugar

Stylos Nº 13, 2004

Este documento está disponible en la Biblioteca Digital de la Universidad Católica Argentina, repositorio institucional
desarrollado por la Biblioteca Central “San Benito Abad”. Su objetivo es difundir y preservar la producción intelectual
de la Institución.
La Biblioteca posee la autorización del autor para su divulgación en línea.

Cómo citar el documento:

Maturo, Graciela. “América, el buen lugar” [en línea]. Stylos, 13 (2004). Disponible en:
http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/greenstone/cgi-bin/library.cgi?a=d&c=Revistas&d=america-buen-lugar-maturo
[Fecha de consulta: …..]
AMERICA, EL BUEN LUGAR

GRACIELA MATURO'

Las letras hispanoamericanas, y con mayor amplitud de America Latina, para


incluir a las lusoamericanas, nos dan acceso a la temprana conformacion de una
utopia poetica, que se revela mas bien como topia, y mas aUn como una eutopia:
America emerge a los ojos europeos, y paulatinamente a los ojos americanos, como el
lugar del cumplimiento de las antiguas profecias, el buen lugar.

America misma, al ser nombrada, descubierta 0 encubierta por Europa, ha sido


para los europeos la encamacion de antiguas profecias, la concrecion de proyectos
largamente gestados. En la intuicion historificante americana han confluido los mitos
de la Atllintida, el Finis Terrae trasladado por los navegantes mas aHa de las
colurnnas de Hercules, las Hesperides, el Paraiso terrenal, la nueva Jerusalen, la
ultima Thule profetizada por Seneca, y tambien los mitos de los pueblos autoctonos,
que en muchos cas os hemos tenido que redescubrir a traves de los novelistas
americanos modemos: la tierra sin mal de los guaranies, el QUinto Sol de los aztecas,
los hombres de maiz de los mayas. Se trata de un caudal permanentemente explorado
y revitalizado por los poetas, novelistas y dramaturgos americanos, en relacion con
ritos, celebraciones y revelaciones de la cultura popular.

La esperanza en un tiempo celestial es propia de la teologia ortodoxa, no asi la


fusion de 10 celestial en 16 terreno, que los "utopicos" yen plasmarse en el tiempo
concreto de los hombres. Joaquin de Fiore habia abonado esa inminente utopia, que
impregno la mentalidad de geografos y navegantes del siglo XV. Colon percibio esa
atmosfera y la expreso en sus escritos, fundando el realismo magico americano.

La eutopia americana comienza rigurosamente con los escritos de Cristobal


Colon y Americo Vespucio, que fueron leidos por los llamados utopicos europeos del
siglo XVI. No olvidemos que cuando Sir Thomas More escribe su Uthopy, publicada
en 1516, incluye como su informante a un marinero llamado Hythloday, que habia
viajado con Vespucio, y traia noticias de una tierra floreciente en la que regia la
justicia. Se iniciaba pues una doble corriente: la eutopia americana, asi fuera alentada

• Universidad Catolica Argentina.

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por moviles politicos y asentada en la dudosa doctrina del buen salvaje, y la critica a
una Europa cansada y desviada del destino humanista, conducida hacia una etapa
progresivamente mas cientffica y tecnificada.

America-buen lugar se convirtio en eje de una gran literatura en lengua


hispanica. Eslabones de esa tradicion fueron Balbuena, Oviedo, Ercilla, Centenera,
Alvar NUiiez, NUiiez de Bascufian, Antonio de Leon Pinelo, Sor Juana, la poetisa
"anonima" peruana, como mas adelante Andres Bello, Jose Maria de Heredia, Isaacs,
Marti, Rodo, Dario, Lugones. La literatura americana del siglo XX retorno con fuerza
la eutopia, en las creaciones de Asturias, Carpentier, Lezama, Garcia Marquez,
Fuentes, Aridjis, Liscano, Marechal. En la novela hispanoamericana, y seguramente
tambien la lusoamericana, se abren procesos de mitificacion y demitificacion, que sin
duda han mantenido siempre algo de la inicial conformacion eutopica con que
America nacio a la historia, y a la imaginacion creadora.

ANTONIO DE LE6N PINELO, EL PARAiso EN EL NUEVO MUNDO

Figura inexcusable en el desarrollo del tema que nos hemos propuesto es Antonio
de LeOn Pinelo, autpr de una obra titulada E/ Paraiso en e/ Nuevo Mundo. Recordare
que los hermanos LeOn Pinelo, Antonio, Juan y Diego, luminarias de la vida colonial,
pertenecian a una familia portuguesa de judios conversos, como -se sabe hoy- muchos
de los peninsulares que vinieron desde Espana 0 Portugal. Uno de sus abuelos, Juan
Lopez, fue quemado por la Inquisicion de Lisboa. La familia paso de Portugal a
Espana, y en Valladolid habria nacido Antonio en 1595, aunque no falta quien diga
que era oriundo de Lisboa como sus padres. Las persecuciones a la familia,
repeticiamente acusada de relapso, determinaron el viaje al Rio de la Plata y luego a
Cordoba del Tucuman, donde nacio el menor de los hermanos.

Antonio estudio en Chuquisaca, donde se graduo de abogado, y en 1612 ya'


residia en Lima, con la familia. Tanto el padre como los hermanos menores tomaron
luego el orden sacerdotal. Su hermano Juan, que us6 el nombre de Juan Rodriguez de
Leon, fue un apreciado poeta y erudito. El menor de la familia, Diego de LeOn Pinelo,
Ilego a ser rector de la Universidad de San Marcos, sobre la que escribio una historia
y elogio (Hypomnema apo[ogeticum pro regali Academia Limensi, 1643), ademas de
otras varias obras. Consta que debio defenderse constantemente de la acusacion de
criptojudaismo

Antonio de Leon Pinelo regreso a Espana, en 1622, y desde entonces dedico

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todas SUS horas a escribir sobre el Nuevo Mundo, al que dio siempre este nombre.
Vivio sus ultimos aiios en Madrid, admirado y respetado como maxima autoridad en
asuntos americanos, y cultivo la amistad de Lope de Vega y del mexicano Ruiz de
Alarcon. Murio en 1660. Produjo Antonio de Leon buena cantidad de obras, que 10
califican como geografo, historiador, escritor y bibliografo. Galardonado con el titulo
de Cronista Mayor de Indias, nuestro primer bibliografo escribio obras importantes
como la Recopilacion de las Leyes de las Indias y la Epitome de la Biblioteca
Oriental y Occidental (1629), que hemos conocido aiios atras en la pulcra edicion
critica de Agustin Millares Carlo. En la importante tarea de recopilar y depurar la
legislacion indiana, Pinelo fue auxiliado por otro eminente jurista de la epoca, Juan de
Solorzano Pereira, autor de Politica Indiana

La Epitome es el catalogo fundacional de la bibliografia americana; y en ella


constan, ademas de las obras pertenecientes a las principales colecciones americanas
de su tiempo, mas de cuatrocientas obras debidas a religiosos de distintas ordenes, que
estudiaron, expusieron y analizaron las lenguas indigenas, e incluso establecieron la
gramatica de lenguas ya desaparecidas.

Antonio de Leon escribio tambien un breve tratado litfuogico-gastronomico


(Cuestion moral sobre si el chocolate quebranta el ayuno eciesitistico,1624), una
erudita Vida del ilustrfsimo Toribio Alfonso de Mogrovejo (1653), y algunas poesias
de circunstancias. Entre esos tratados varios se destaca una obra singular, que
participa de la historia, la geografia, la teologia y la filosofia, titulada El parafso en el
Nuevo Mundo. Historia natural y peregrina de las Indias Orientales.

Pinelo trabaja varios aiios en esta obra, cuyo manuscrito en dos volfunenes,
seglin la Epitome, debio parar en la biblioteca de Barcia. Se sabe que de esta curiosa
obra Uego a publicar el fndice y "aparato" en 1656, seglin 10 ha consignado Juan
Larrea, y esto ha dado origen a datos confusos sobre la publicacion de todo ellibro.

El manuscrito, lamentablemente inhallable, aparece a mediados del siglo XVIII


en poder del historiador peruano Jose Eusebio Llano Zapata, quien 10 habia recibido
en Buenos Aires como obsequio del Arzobispo de Charcas (suponia este historiador
que Pinelo habria enviado su obra a su hermano Diego, Oidor de la Audiencia de
Lima, y que por esa via hubiera Uegado a manos del Arzobispo.). Afortunadamente
Llano Zapata hizo sacar una copia para el Rey, en la que se leen los aiios 1643-1647.
Tal copia, existente en la Biblioteca del Palacio Nacional de Madrid, fue consultada
por Juan Larrea, antes de su exilio en Mexico, donde Ie dedicaria un extenso trabajo
publicado en la revista Espana Peregrina (1942). Por su parte el erudito peruano Raul

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Porras Barrenechea exhumo y publico el texto, en dos tomos, en 1943, por la


Universidad de San Marcos de Lima. Para Juan Larrea es esta la obra mas importante
de Antonio de Leon Pinelo, y a su juicio, una obra admirable por su erudicion, a la
cual califica de poetica y profetica.

EI Paraiso en el Nuevo Mundo es un !ibro enciclopedico, fruto de eruditas


investigaciones sobre la naturaleza, la prehistoria y las sociedades americanas,
destinado a probar que el Eden biblico con sus cuatro rios convergentes en un centro
simbolico, se hall aba, en un remoto pasado, en el centro de la America del Sur. Leon
Pinelo realiza una prolija exegesis biblica interpolada con un examen de restos
arqueologicos hallados en Mexico, Peru y otros sitios, hecho que de suyo significa una
novedad henneneutica, por la libertad con que el autor reinterpreta diversas fuentes.
Luego, ya en tren de demostraci6n, pasa a describir con barroca exhuberancia al
continente americano, afiadiendo una nueva descripcion a la ya por entonces
cuantiosa de las Indias Occidentales.

Las fuentes mas conocidas de Pinelo son G6mara, Oviedo, Herrera, Acosta y el
Inca, pero cita tambien a un autor que se desconoce, y es Felipe de Pamanes, cuya
obra Notables del PerU esm registrada en su Epitome. Porras Barrenechea se refiere
asi allibro de Pinelo: "La obra consta de dos partes: una de disquisici6n y dialectica
pura, barroquismo mental y sutileza quintaesenciada de filosofos y ge6grafos antiguos;
y la otra, realidad viva y esplendorosa, visi6n radiante de un Nuevo Mundo visto con
los lentes de hiperbole de un cosm6grafo saturado de textos medievales".

Comienza esta obra monumental por el examen de una serie de hipotesis sobre la
ubicaci6n terrenal del Eden, las que son desechadas una por una con el apoyo de
in~das argumentaciones. Este tema ocupa el libro primero de los tres que
conforman el primer tomo. En ellibro segundo, considera y justifica las opiniones a
favor del Nuevo Mundo como lugar del Paraiso Terrenal. EI Arca de Noe, construida
en America, habria navegado de un continente a otro y asi 10 desarrolla tambien el·
libro que Ie sigue.

Los Iibros IV y V integran el segundo tomo. El capitulo IV despliega la


descripci6n de las naciones, monstruos, animales y figuras miticas de las Indias, a las
cuales caracteriza con el adjetivo peregrinas. En el libro V describe los rios
americanos.

Acompafia al volumen un mapa ciertamente fascinante, al que luego agregare


una referencia personal. Representa la America del Sur, en cuyo centro se ha dibujado

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un circulo y a su pie se lee la palabra Eden. Es el Paraiso Terrenal, locus voluptatis.


Cabe ahondar en el simbolismo de algunos elementos que caracterizan a este curioso
mapa. En primer termino, observare que se halla orientado de un modo anomalo: la
punta de la Tierra del Fuego ha sido colocada al norte, en la parte superior del mapa,
con 10 cual las representaciones chisicas del mundo 0 planisferio resultan invertidas.
Esto corresponde acaso a la idea del mundo de los antipodas, difundida en el
Medioevo.

El circulo designado como Eden esta situado en el centro del territorio


sudamericano: abarcaria de un modo vago parte del Brasil, el Paraguay, Bolivia y la
Argentina. Dentro del mismo aparece la figura de un arbol, punto fontal del que nacen
los cuatro grandes rios americanos: el Marafion 0 Amazonas, el rio del Plata 0
Argentino, es decir el Parana-Gua:ru, el Orinoco y el Magdalena. Estos rios
reproducen la cuatemidad del Paraiso biblico.

Tambien se dan en este mapa algunos nombres de las regiones y sus habitantes.
La region correspondiente al Norte del Brasil, Colombia y Venezuela se rotula:
Habitatio hominum y la costa del Pacifico Habitatio filiorum Dei. Es posible ver en
esto un reflejo del viejo tema de las puertas de la tierra, una reservada a los hombre:;,
otra a los dioses, tema que proviene del Antro de las Ninjas. Finalmente apuntare que
en las tierras del Peru figura dibujada el Arca de Noe, construida en el Mundo Nuevo
para ser luego llevada al resto del planeta..

Antonio de Leon Pinelo atribuye a Cristobal Colon el haber instaurado esta idea
del Eden, de antigua data, al reconocer el territorio americano, y menciona a otros
cronistas que 10 continuaron: Francisco Lopez de Gomara, Martin del Rio, Antonio de
Herrera, Juan de Solorzano, Joseph de Acosta, Fray Tomas de Maluenda, Laurencio
Beierluic ...

JUAN LARREA, VISIONARIO DE AMERICA

Juan Larrea, poeta penetrado del espiritu autenticamente surrealista, y por ello
capaz de aceptar realidades sobrenaturales que se superponen a las realidades
historicas, es quien ha otorgado a la obra de Leon Pinelo su estatuto poetico, mas alla
de la erudicion con que ha sido construido. Recordare, por si no fuera suficientemente
conocido, que el poeta espafiol vivio largos afios en la ciudad argentina de Cordoba,
donde murio en julio de 1980. Habia fundado en la Universidad de Cordoba el
Instituto del Nuevo Mundo, y asimismo el Aula Vallejo, donde canalizaba su

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magisterio poetico-vivencial.

Antes de continuar me pennitire hacer una referencia personal sobre mi amistad


con el poeta bilbaino, y el nexo que se estableci6 entre nosotros a partir de la figura de
Antonio de Le6n Pinelo. Una copia del mapa del erudito colonial me fue entregada
personalmente por don Juan Larrea en una de mis visitas a C6rdoba, durante las
cuales trambamos pennanentemente el tema del destino sudamericano, central en su
trabajo y asimismo en el mio, al mnte del Centro de Estudios Latinoamericanos. En
ese tiempo (los aiios '70) inicie por mi parte una actividad itinerante por America,
postulando la fonnaci6n de grupos similares, gesto que recientemente he reeditado
con el apoyo de humanistas de esta regi6n. Reproduje el mapa, que fue para mi un
simbolo de alta significaci6n, como motivo de tapa de mi libro La literatura
hispanoamericana. De la utopia al Paraiso, publicado en 1983. Hasta aqui esta
referencia personal, que me vincula a Larrea y al tema de la Eutopia americana.

Lo notable en el poeta espanol es el modo casi natural con que acepta la imagen
paradisiaca del Nuevo Mundo y la incorpora a su propio pensamiento. Larrea practica
una operaci6n sobre esta ubicaci6n del Paraiso en America. La extrae de su aparente
condici6n de pasado, cientificamente demostrable 0 no, y Ie devuelve su caracter
mitico, intemporal, proyectandola al futuro. AI mismo tiempo aporta una justificaci6n
psicol6gica y teol6gica para esta razon imaginaria que -afmna- viene a compensar la
indigencia terrenal del hombre, dando sentido a sus pasos en la historia:

Observa Larrea: " ...Son muy numerosas las obras en que se refleja un mismo
aflin de encontrar explicaciones, de establecer nexos entre la lIamada revelaci6n
sobrenatural y esta otra revelaci6n revolucionaria de la historia, con su aporte de
presencias incontrovertibles" (Juan Larrea, en "Antonio de Le6n Pinelo; EI Paraiso en
America", 1943, p. 75) "...1a clara inteligencia de Le6n Pinelo y su tendencia al orden
y a ]a c]asificaci6n recogi6 todos los datos concordantes que Ia tradici6n religiosa y los
nuevos conocimientos Ie brindaban, someti610s a una trabaz6n rigurosa agrupados en .
series de coincidencias acusadas por ]a necesidad de comprender el todo de un modo
unitario" (p. 76)

"La mentalidad que pudieramos Ilamar colonial que se produce en America a


raiz de la conquista es resultado de identico proceso", dice tambien Larrea, y llama a
]a obra de Pinelo "Libro de epoca trabajado con la esmeradisima perfecci6n de una
piedra preciosa" asi como: "singular, extraiiisimo Cantar de los Cantares".

Y sigue el poeta: Le6n Pine]o se recrea exaltando la hermosura de la natura]eza

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americana... se complace en reproducir aquellas noticias fantasticas, a todas luces


imposibles, que a sus ojos consagran la divinidad, el canicter extranormal de su
amada Iberica. Algunos de los capitulos, en especial aquellos fmales dedicados a la
descripcion de los cuatro grandes nos, pudieran considerarse en cierto modo como los
cantos de un poema erudito, la correspondencia, si se nos permite el recuerdo, de
aquel Paraiso Perdido en que era directa materia poetica 10 que aqui es seca, desabrida
erudicion" (p. 79).

Las fuentes mas conocidas de Pinelo son: Gomara, Oviedo, Herrera y el Inca,
pero cita tambien a un autor que se desconoce, y es Felipe de Pomanes, cuya obra
Notables del Peru esta registrada en su Epitome. Larrea justifica la utopia en la
tension inevitable que surge entre la temporalidad y la etemidad. "Los ojos nostalgicos
del hombre dejan de volverse hacia atras para mirar delante de el, en el sentido de su
marcha que asi se hace funcional, afirmativa y sin obstaculos. Bajo estos
determinantes se plasma el mito de un mundo futuro mas perfecto, el cual, cuando
toma cuerpo en una realidad de orden material, asume la especie de tierra prometida,
y cuando vencida aquella y vista su insuficiencia, 10 hace en una realidad de orden
espiritual, se proyecta mas alla de los confmes de la vida historica para corporizarse
no en la dimension longitudinal del tiempo sino en la altitudinal del destiempo 0 la
etemidad. De este modo se fragua la creencia en el mas alla celeste correspondiente a
la etemidad del alma que informa la religiones occidentales" (Larrea, 1943, p. 81).

Quiero subrayar hasta que punto el surrealismo de Larrea Ie permite vivificar la


eutopia americana de Leon Pinelo y anunciar la venida de la Ciudad Celeste en el
tiempo historico de America. Dice fmalmente:

"Estas consideraciones definen en verdad la forma y la sustancia del Paraiso en


el Nuevo Mundo, obra, en primer lugar, nacida amorosamente de la necesidad
intelectual de conocer; constituida, en segundo, por una intuicion fundamental
racionalizada a posteriori.

La intuicion es el punto de partida y la medula; las precisiones materiales, el


metodo y el aparato racional, el hueso, la caparazon que la envuelve protegiendo su
debilidad organica. Queda sentado que la intuicion es el elemento psicologico que
revela la presencia de la imaginacion creadora. El Paraiso en el Nuevo Mundo
Historia Natural y Peregrina, tiene, por extrana que sea suforma, las caracteristicas
esenciales de una obra poetica". Y sigue el poeta y hermeneuta bilbaino: "El Paraiso
que, segim su vision particular se refiere a tiempos pasados, corresponde en realidad
al futuro. Con 10 que no hizo sino seguir el ejemplo del Descubridor que murio

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creyendo que habia desembarcado en el continente antiguo. Su paraiso es en verdad


un paraiso nuevo, apenas perceptible en la lontananza del hombre cuya conciencia ha
dado media vuelta, la cual en vez de alejarse cada vez mas de su perfecci6n, hacia
ella, vencida la mitad del camino, endereza positivamente sus pasos. El mismo titulo
de la obra de Le6n Pinelo expresa a esta luz su realidad precisa. El Paraiso en el
Nuevo Mundo, en el mundo situado mas alla del antiguo, en la tierra de la nueva
promesa, en America -Continens Paradisi- continente del Amor, continente que se
singulariza en espera de su contenido". "Las consecuencias que de ella se derivan
coinciden por completo con las que arroja la intuici6n reinante en todas las republicas
de America. ( ... ) Es axiomatico en el nuevo continente que sus tierras incuban el
nacimiento de un mundo nuevo" (Larrea, 1943, pp.83- 84)

El poeta espanol contrasta el destino sobrenatural de America con "el contenido


irremisiblemente barbaro de la pretenciosa civilizaci6n occidental centralizada en el
antiguo continente". Hasta el titulo de la obra de Pinelo y su insistencia en el adjetivo
peregrino se Ie hace connatural a la condici6n peregrina de Espana, y a su destino
hist6rico, expuesto en otra obra suya: Rendicion de espiritu (1943).

Como espanol, se sittia entre los dos mundos (como igualmente se 10 ve en su


libro EI su"eal;smo entre el Viejo y el Nuevo Mundo, 1944) entregandose con pasi6n
al anuncio y el desarrollo de esa nueva realidad hist6rico-metafisica. Ademas, Larrea
pone su atenci6n en el aspecto autobiografico de la obra, escrita desde la nostalgia del
indiana que ha regresado a Espana y dice: "No deja Pinelo, como es 16gico, de situarse
a sf mismo en America, evocando los dias felices que alli pas6, siempre que puede
incorporar su personal testimonio al cuerpo de doctrina" (Larrea, 1943, p. 79).

Con esta memoria personal, evocada desde la ausencia, se refuerza un tema


capital en cierta linea de las letras americanas, cual es la poetizaci6n desde el exilio,
practicada antes por el Inca y despues por jesuitas expulsados como Rafael Landivar,
o bien por viajeros extranjeros, como Alejandro de Humboldt, 0 por quienes habitaron'
America en la infancia y la rememoran en otra lengua, como Guillermo Enrique
Hudson. En todos elIos se expresa de algtin modo la eutopia americana, que resurge
con fuerza en la noveHstica del siglo xx. Larga seria la serie de imagenes eutopicas
que podrfamos ofrecer espigandolas de una amplia y extendida literatura, que sin duda
irradia sobre la cultura americana y en consecuencia sobre la gestacion de su proceso
historico. Esa secuencia incluye versiones terrorificas, humoristicas, ironicas y
disparatadas de la eutopia americana, en la que nos reconocemos antipodas,
antrop6fagos, hiperb6reos; somos los Buendia, victimas de un diabolismo atavico 0 de
un sueiio ingenuo. Somos Ariel y Caliban.

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LEOPOLDO MARECHAL: LA PATRIA CAUTIVA

Quiero detenenne ahora, brevemente, en la ultima novela de Leopoldo Marechal,


Megafon 0 fa guerra, que desarrolla su intriga novelesca en tome de una figura
mitologica: el descenso a los infiemos. Su parabola nos dice que es necesario
descender a los infiemos para acceder al Paraiso, 0 mejor dicho para que el Paraiso
prometido advenga a nosotros.

Megafon 0 fa Guerra, publicada al mes siguiente de la muerte del autor, en


1970, es la tercera novela de Leopoldo Marechal; sigue a Addn Buenosayres (1948) y
Ef Banquete de Severo Arcangelo (1965), integrandose con elias en una superunidad
novelfstica. Es una especie de testamento filosofico de Marechal, qui en anuncia
tambien su propia muerte, en una creacion compleja, doctrinaria, plena de referencias
a su vida y obra, cargada de profetismo y simbologia hermetica. Escrita entre 1965 y
1970, esta novela muestra las preocupaciones historico-teologicas de Marechal en los
ultimos aiios de su vida. Prop one, como en el "Viaje a la Oscura Ciudad de
Cacodelphia", una catabasis regeneradora. Al igual que en Ef Banquete de Severo
Arcangefo, sus heroes viven una "novela de aventuras" de sentido espiritual y
teologico. •

La catabasis marechaliana es, como todo mito de catabasis, una transformacion,


cumplida en el mundo real, donde se alcanza el punto maximo de degradacion e
inversion. Sus personajes Megafon, el conductor, y Samuel Tesler, el poeta, ambos
construidos con toques autobiograficos, protagonizan una gesta de descenso a la
materia en busca de la forma del Creador, la Luz preternatural, el origen: Lucia
Febrero. Un gran grotesco quevediano nos acerca la vision del mundo degradado. EI
Camaval, la murga, los disfraces, los personajes de teatro, todo viene a decirnos que
se trata de una farsa inscripta en el teatro real, el Gran Teatro del Mundo: "jMaya nos
tiene agarrados en su chal precioso! i,Que debemos hacer? Quedarnos am y jugar
lealmente nuestro papel en esta vistosa comedia. Patricia, nosotros no escribimos el
libreto". (Marechal, Megafon 0 fa guerra, p. 133)

La obra ha sido dispuesta en 10 capitulos denominados rapsodias, precedidas por


un Introito a Megafon. Tanto la voz Introito como Rapsodia pertenecen al arte epico­
musical, y apuntan decididamente al nivel simbolico, que inscribe a la novela
inscripta en canones tradicionales y modemos. Los capitulos de Megafon 0 fa guerra
contienen escenas de auto sacramental, pasos de sainete, relato de aventuras, farsa
comica, poesia. La epica, trasladada al nivel de la farsa, es el modele seguido por
nuestro autor. Podriamos defmir a esta obra como una epopeya comica de intencion

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filos6fica y didactica, donde los personajes despliegan su guerra politica y metafisica.

En el Introito de la obra Marechal entrega algunas c1aves del libro (MG p. 25).
La Rapsodia Primera despliega el caracter del personaje y se detiene en sus nombres
(el Autodidacta. el Oscuro de Flores). EI plan de Megaf6n incluye el rescate del poeta
Samuel Tesler, en figura significativa, que sera esencial a la obra. En la Segunda
Rapsodia el heroe constata a su patria (encarnada en la Ciudad) como una realidad
vaciada. condenada a la perdida de su identidad. Este es el eje del mensaje
marechaliano, preparar la salvaci6n de sus connacionales sumidos en el pecado y el
olvido.

Luego de abrir la contextualidad con su drama La Batalla de Jose Luna,


Marechal concede a un anarquista de barrio, Nebirovsky, el rol de introducir la
menci6n de Lucia, la Novia Olvidada, y el tema de la Fundaci6n de Buenos Aires que
da lugar al planteo del destino espiritual de La Argentina (MG, pp. 110 ss).

Es este un tema que Marechal trat6 en el ano '36, al celebrarse el cuarto


centenario de la primera Fundaci6n de Buenos Aires, y ya entonces dio lugar a una
revivificaci6n de los simbolos fundacionales: la Trinidad, que dio nombre a la ciudad,
y la Virgen del Buen Ayre, que habria marcado un destino de salvaci6n, perturbado
por un rumbo economicista que'en opini6n del poeta cambi6 el simbolismo del aguila
por el de la gallina.

Samuel Tesler, hip6stasis de Jacobo Fijman que estuvo treinta anos de su vida
intemado en un manicomio, es presentado en la obra como deuteragonista, e inserta
en la obra distintos textos como Teoria y practica de la catastroje (Rapsodia IV) de
que se vale el autor para propagar su mensaje apocaliptico. En medio de una sucesi6n
de profecias sobre el Diluvio y el Fin de la Historia, Tesler expone su concepto sobre
la Trinidad (MG, p. 141) y el Hijo como manifestador (p. 142), temas que serlin
retomados al fmal dellibro. Otros momentos profundizan tambien la vision critica de.
los tiempos, por ejemplo el texto Nacimiento, pasion y muerte del transitivo Nadie, en
la Rapsodia Sexta, 0 las referencias a la Autopsia de Creso. una obra marechaliana
del ano 1966, en la Septima.

En la Rapsodia Octava, que aporta discusiones sobre la Iglesia y el cristianismo,


se introduce el tema de la mujer cautiva. AI hacer referencias a Jean de Meung,
Dionisio y Teresa de Avila, el autor induce la lectura hacia el traslado comico de la
peregrinatio mistica

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Entre alusiones a trajes, disfraces, etc. que acenruan el tono farsesco, Megaf6n y
sus compaiieros planean el rescate de la Venus Celeste: Lucia Febrero. Megaf6n,
nuevo Teseo, debenillegar al fondo del Lenocinio 0 "quilombo ecumenico", aventura
que se despliega en la Novena Rapsodia. El heroe y sus nueve camaradas entran a la
Espiral, dividida en cinco estancias. Tifoneades es Dedalo, custodio de la Espiral­
Laberinto, Mundo, Caracol de Venus, donde hallan sucesivamente a falsas
representantes de la belleza, hasta el fmal encuentro con Lucia Febrero, la cautiva. En
la barroca representaci6n del triunfo de los heroes coincidente con el fm de los
tiempos se producira la muerte de Megaf6n y su despedazamiento simb6lico de
acuerdo al mito de Dionisos. La ultima rapsodia agrega un plus al desarrollo
narrativo, y un refuerzo al mensaje redentorista: es el show montado por el poeta
Tesler, con la complicidad de Leopoldo Marechal, su partenaire y empresario,
incluido en la obra.

Marechal transmite el ultimo mensaje de Samuel Tesler, antes de su danza final


y su muerte: Ese texto, que se refiere a un Nuevo Genesis, incluye la fabula del hijo
prodigo. Cristo aparece como el tercer hijo, el manifestador, entre el hijo obediente al
padre y el hijo transgresor de la parabola. Una lectura hermeneutica puede advertir en
este tercerismo la referenda historica a Oriente -l\ijo obediente 0 pasivo; Occidente
-hijo trasgresor- y America, con un destino ligado a la redencion y la revelacion,
punto que podria llevarnos a un fecundo rastreo desde Joaquin de Fiore en adelante.
Megafan 0 la guerra, en suma, encierra la "apofasis" de Psyche. El pensamiento
de Leopoldo, hondamente traspasado por la idea de la Redencion, busca revertir la
Caida por el rescate de Helena-Psyche, que remite a la tradicion del gnosticismo
cristiano. Como genuino poeta, Marechal ha captado la densidad anagogica de los
mitos. En el mito de Helena, cuyas dos partes Celeste y Terrestre reUne, presenta como
Simon el Mago la liberacion de la Belleza prostituida y cautiva, y una version nueva
del Castillo de Santa Teresa, aplicado al mundo. El infiemo ya presentado en Adcin
Buenosayres reaparece en esta obra como el simbolo del martirio de una sociedad
fragmentada e hipocrita.

Uno de sus grandes mensajes es la reivindicacion del poeta, cumplida en la


figura de Jacobo Fijman. El otro, que de 61 se deriva, es la reconstruccion de la
historia a partir de la renovacion y la conversion espiritual.

Todo en la obra se halla subordinado a un gran movimiento de descenso y


ascenso. Al cautiverio de la Belleza, el Bien y la Verdad sobre la tierra Ie opone
Marechal el rescate de Lucia. A la relegacion de la femineidad en la guerra y la
historia, hace corresponder esta ginesofia 0 defensa de la femineidad. Al tema del

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fmal de la Historia hace seguir el Nuevo Genesis, que tiene como protagonista
profundo a Cristo manifestador, aludido en sus personajes Megaf6n y el poeta Tesler,
judio converso. Lo interesante en Marechal es haber planteado el descenso mismo como
posibilidad purgativa ascendente. Es la proftmdizaci6n estoica del vivir en el mundo el
camino propuesto por el autor, con su sentido de aceptacion del destino, mortificaci6n
espiritual, y redencion.

El mundo ha de cumplir nuevamente el paso inicial del Caos al Cosmos, de la


Noche a la Luz, de la Muerte a la Vida, "La glorificacion se da cuando el mundo tiene
conciencia de su relatividad frente al Absoluto, conoce a su Arquitecto, 10 bendice y
alaba. El Arquitecto tiene conciencia de su obra, y su obra tiene conciencia de su
Arquitecto, solo asi el mundo es una criatura 'real' en equilibrio y duraci6n. Si pierde
la conciencia de su Arquitecto y olvida su funci6n glorificadora, el mundo no tarda en
reducirse a una fantasmagoria de atomos que tenderan fatalmente a la disolucion por
falta de objetivos reales. Entonces los que no han perdido ni olvidado la nocion del
Arquitecto sentiriln la inminencia de la catastrofe y su necesidad, tan ineludible como
el acto mismo de la creaci6n" (MG, p. 142).

El tema religioso de la Parusia, horizonte fmal de toda la obra marechaliana, da


sentido a las dos batallas. La batalla terrestre apunta a la propuesta de una Argentina
nueva abierta a 10 posible. La batalla celeste es la bUsqueda de la salvaci6n, que
requiere el paso por los infiemos. Un estilo ha muerto y Marechal, profeticamente, ve
reconstruirse "bajo la vieja peladura que aim crne y ahoga exteriormente al pais", la
nueva piel de un pueblo que alcanza la conciencia de sf mismo y de su tiempo
hist6rico.

Tres mundos en superposici6n 0 tres barrios en escalada integran a Buenos


Aires, la Ciudad de la Paloma. En alguno de los tres vive aim y vivira Lucia Febrero
al alcance de los "poetas que la busquen".( MG, p. 345)

Las Lamentaciones de Samuel Tesler tienen el caracter de un breve tratado


juiciofmalista, que sigue las letras del alfabeto hebreo. Al llegar a Lamed, dice asi:
"Mi nombre verdadero es Adiln me diste un Paraiso como habitaculo y 10 converti en
un Infiemo. Me diste a beber el mejor vino de tus parras y 10 converti en vinagre."
(MG, p. 360)

Marechal ha producido un mensaje que es legitimo leer como profecia para estos
tiempos de oscuridad, especialmente cuando se advierte que este mismo movimiento
se ha producido en toda una novelistica. Es una sefial individual y colectiva que marca

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la cultura hispanoamericana de las decadas recientes.

;,HAY LUGAR EN LA ACTUALIDAD PARA LA EUTOpiA AMERICANA?

Hemos desplegado un breve recorrido por las letras latinoamericanas,


impregnadas de mitologia y profetismo. Una henneneutica situada, a la luz de la
Revelacion, pone en juego los panimetros de la henneneutica biblica: existencial,
estetico y ontologico. La ocasion no nos permitini por ahora extendemos en esos tres
niveles de interpretacion. La hermeneutica historico-existencial muestra una realidad
que coincide totalmente con la descripta en el infiemo novelistico, y nos remite a su
fuente apocaliptica. El acceso estetico llama la atencion sobre el texto mismo en
cuanto ll,itrumento capaz de decir algo a la sensibilidad, la intuicion y la imaginacion
creadora. Acceder a un nivel ontol6gico sera conceder allenguaje poetico su maxima
significacion en tanto manifestacion del ser, tal como 10 hace la hermeneutica biblica
para los textos sagrados, 0 como 10 postula Martin Heidegger para el texto poetico en
general. Considero que es este el nivel que nos acerca a la exegesis anagogica de los
antiguos.

La crisis epocal, cuya magnitud filosofica, social, cultural y economica se ha


venido extendiendo durante todo el siglo ultimo, haUegado como se sabe a su
agudizacion extrema. Vivimos los ultimos estertores de una epoca, y todavia no
podemos avizorar el tiempo qu~ viene. Las naciones de esta nuestra America castigada
sufren los estertores de la crisis mundial, y la repercusi6n acrecentada de esa crisis en
sus economfas debiles, sus sociedades empobrecidas, su memoria destruida 0
fragmentada.

En ese panorama cabe preguntarse que lugar ocupan las comunidades mestizas
latinoamericanas, este pequeno universo de que hablaba Simon Bolivar, con su tiempo
propio, su historicidad lenta y envolvente, su peculiar manera de entrelazar la fe y la
razon. La circunstancia historica siempre defme el rumbo de la reflexion con una
prisa acuciante. Es este el momento de pensar en el hombre, en su supervivencia, su
destino, su condicion de hombre realmente humano sabre la tierra; pero todo pensar
genuino es un pensar situado, que se hace cargo de su propia historicidad. Es la hora
de pensar a America y pensar desde America, desde nuestra insoslayable identidad

Algunos filosofos del ultimo siglo transcurrido, muy escuchados por intelectuales
de este lade del mundo, nos han dicho que los mitos han caducado. Pretendieron
clausurar, al mismo tiempo, el mito, la narracion y la Historia. Sin embargo, para

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quienes son capaces de recoger su propia realidad de cultura eludiendo prejuicios


intelectuales, el mito sigue perfihmdose como un universo sapiencial, misterioso en su
origen, abierto a la reinterpretacion, inagotable a la traduccion racional.

EI mito da que pensar, opina Paul Ricoeur. Y podriamos agregar tambien, el


mito da que crear, si se atiende a la vigencia profunda que mantiene en toda creacion,
por el solo hecho de su indole afectivo-intuitivo-imaginaria. Consecuentemente, el
mito permite al hombre proyectar, como es propio de su condicion humana.

Mito y razon se hacen compatibles en el espiritu barroco, al que preferimos


Hamar teemdrico para distinguirlo tanto del antropismo modemo, como del
teocentrismo arcaico. Como es notorio, segim Alejo Carpentier, ese rasgo es esencial
en el espiritu hispanoamericano. America seria el lugar de 10 real-maravilloso. Se
trata, justamente, del barroquismo americano como conjuncion de la raz6n creadora y
la fe, de la inteligencia constructiva y la espera en el milagro. America es, segrin esta
version, ellugar del mito y la profecia.

Esto merece ser expJicado un poco mas para no dar lugar a confusiones: la
historia y el estudio de la cultura nos permiten afrrmar que la cultura mestiza
americana se reafrrma en el mito sin rechazar el trabajo de la ciencia y la tecnica. Por
eso hablamos de una America no- oriental ni totalmente occidental. La America
latina, hispanica, lusitana, indigena, africana, mestiza, es clave del nuevo humanismo
que no podria crearse sobre la destruccion del Occidente, ni tampoco sobre el olvido
del Oriente.

Se ha dicho en distintas ocasiones que la filosofia americana debe ser buscada en


las grandes creaciones del arte. En efecto, la literatura hispanoamericana -barroca,
amalgamante, mitopoietica- muestra, en nuevo cicIo temporal, signos inequivocos de
pertenencia al antiguo tronco del humanismo, y los eoriquece con nuevas lecturas,
aportes e interpretaciones. Y ese humanismo encarna la valoraci6n racional y critica
del mito.

Es precisamente la filosofia modema la que ha devuelto a la poesia, la ficcion y


el mito su relaci6n con la verdad. EI siglo XX, a traves de lineas creativas y artisticas,
y de importantes aportes filosoficos, ha acuiiado la reivindicacion de la razon poetica,
simbolica, imaginaria, que habia sido defendida por los filosofos antiguos. Aquellos
pensadores que partieron del mito antes de proponer el ejercicio autonomo de la
razon, se plantearon tempranamente su relacion con las fuentes miticas de la cultura.
Ya no es posible sostener el punto de vista de la Ilustracion europea, ni pensar que la

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AMERICA, EL BVEN LUGAR 73

ciencia despejaria todas las inc6gnitas, relegando la funcionalidad del arte. Es


precisamente en la esfera intelectual donde prospera la vigencia de un retorno a las
fuentes, acompanada de una critica -acaso excesiva- a la Raz6n y la Ciencia.

Hubo que esperar a la revoluci6n filos6fica de la fenomenologia para a1canzar la


plena revalidacion del mite que desde distintos angulos realizaron, en el ultimo siglo,
pensadores europeos de disimil formaci6n como Ernst Cassirer, Sigmund Freud, Carl
G. Jung, Mircea Eliade, Van der Leew, Petazzoni, Heidegger, Ortega, Zubiri,
Zambrano, Ricoeur, Gadamer y asimismo escritores y fil6sofos americanos.

Por supuesto no es esta la linica posicion que toma la filosofia de la ultima mitad
del siglo ante el mito. Partiendo de una parcial interpretaci6n de la E 1t0Xll
fenomenol6gica, y del concepto de destruccion 0 deconstruccion utilizado por Martin
Heidegger, un grupo de fil6sofos que se titularon posmodemos auspiciaron la
abolici6n del mito, negando la cultura, el sentido y tambien el sujeto. Con ello
inevitablemente cayeron en la negaci6n de la historia como constructo de sustentaci6n
etico-mitica. Su gesto se transform6 en clausura de un futuro posible para la
humanic;lad, condenada a vivir el vaciamiento de los relatos-guias en un presente
dominado por la cibemetica. ·Michel Foucault, Jacques Derrida, Jacques Lacan;
Roland Barthes, Gilles Deleuze, y otros intelectuales marcados, en los anos sesenta,
por el descubrimiento del microchip, dieron por terminada la era del logos, la
vigencia de los grandes relatos, en suma, el imperio del mito como nucleo semantico
de la cultura y de la historia.

Tal ha sido la posmodemidad europea y norteamericana que irradi6 en los


ultimos cuarenta anos sobre nuestras universidades y medios intelectuales, en tanto
una minoria, representada en primer termino por los escritores, siguio mostrando su
fidelidad a la herencia humanista recibida, y a su propio contexte geocultural.

La razon poetica ha prolongado el mito en nuevas instancias de esclarecimiento


comprensivo e interpretativo, sin enajenamos en su irradiaci6n afectiva y volitiva. EI
rumbo del desnudamiento y recuperacion del origen fue protagonizado por los grandes
novelistas hispanoamericanos que a partir de los anos 30 postularon una revitalizaci6n
de la esfera mitica, una reconciliaci6n de los opuestos, y la creaci6n de un equilibrio
humane que hiciera posible una nueva etapa de la humanidad. Estimo que ninguno de
ellos ha alentado un camino regresivo, un fundamentalismo cerrado, pero tampoco un
asentimiento irrestricto a la orientaci6n tecno-cientifica de la civilizaci6n modema.

La literatura hispanoamericana, expresi6n inequivoca de una madurez cultural

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propia y especifica, senal6 en el ultimo siglo un retorno al Origen, y no


necesariamente un rechazo de la Historia, como 10 indican las obras de Alejo
Carpentier, Leopoldo Marechal y Jose Lezama Lima. i,Quien podria negar a sus obras
la calidad de obras de pensamiento?

Nuevos tramos de la filosofia humanista revalidan los lenguajes metaf6ricos y


ficcionales, que han sido en esencia los portadores del mito. Para Paul Ricoeur, tanto
la poesfa como la novela son discursos que guardan relaci6n con la verdad, y no
lenguajes vueltos a su propia inmanencia. Si compartimos tal revalidaci6n, algo debe
decirnos eillamativo giro de los novelistas hispanoamericanos del ultimo medio siglo
hacia la esfera universal del mito.

Es mas, mientras en la Europa tecnificada y cibernetica surgian la negaci6n de


los grandes relatos, la desmitificaci6n y destrucci6n del logos, la omisi6n del sujeto
hist6rico, la era de la gramatologia, America Latina, ademas de protagonizar sucesos
significativos desde el punto de vista de su historia social, vivia una intensa
renovaci6n y reafrrmaci6n de su propia identidad humanista, mitos, tradiciones.

Subrayo el hecho de que tal revitalizacion no fue en modo alguno una instancia
folklorica 0 repetitiva sino que configuro una etapa singularmente lucida y
autoconsciente. De esta conciencia de identidad han emergido tambien, en sucesivas '
oleadas de expansion, unajilosojla latinoamericana, una teoria y una critica literaria
latinoamericanas, que para ser tales deben necesariamente hacerse cargo del ethos
humanista del subcontinente.

Ciertamente, no es facil visualizar la continuidad eutopica en una America


condenada al abandono y la exclusi6n, empobrecida y castigada, tensionada por sus
problemas internos, donde dfa a dia se multiplica el mensaje fragmentador de los
centros del poder politico mundial. En este cuadro se impone el deber etico del
intelectual, mucho mas urgente y necesario en momentos de crisis y agonia. Se trata
de una responsabilidad profunda que tiene que ver con la reponse 0 respuesta de todo
ser pensante resuelto a superar su personal implicancia en la agonia americana por el
ejercicio de un pensamiento constructivo. A esa tarea heroica somos llamados, si
atendemos a la continuidad de aquellas intuiciones en una amplia tradicion
preocupada por el destino de la America Latina. Nombro aqui a creadores como
Marti, Dario, Rod6, Asturias, Uslar Pietri, Reyes, Henriquez Urena, Manuel Ugarte,
Carpentier, Liscano, Fuentes, Lezama, Marechal, Sabato, Juan Larrea, y tambien a
fil6sofos y estudiosos de distintas disciplinas, como Emesto Mayz Vallenilla,
Fernando Ortiz, Gilberto Freyre, German Arciniegas, Manuel Gonzalo Casas, Carlos

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~CA.ELBUENLUGAR

Astrada, Rodolfo Kusch, Hector A. Murena, Victor Massuh, Eduardo Azcuy,


Mauricio Prelooker, Washington Reyes Abadie, Alberto Methol Ferre, Leopoldo Zea,
Silvio Zavala, Felix Schwartzrnann, y Otto Morales Benitez, entre muchos otros que
han vivido y transmitido la pasion americana. Sus voces no son voces aisladas, han
trabajado sobre el fondo de la cultura popular, imbuida de mensajes salvificos, han
reinterpretado las tradiciones que conforman la cultura mestiza hispano- latino­
americana, han proyectado un futuro digno para nuestros pueblos.

BIBLIOGRAFIA
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La Plata, XXVIII, 1940.
MORO; CAMPANELLA; BACON. Utopias del Renacimiento, Estudio preliminar de
Eugenio Imaz. Mexico: FCE, 1941, reimpresion 1987.
LARREA, JUAN: "Antonio de Leon Pinelo: EI Paraiso en el Nuevo Mundo". Espaiia
Peregrina, II, 1943.; Rendicion de espiritu, Cuademos Americanos, Mexico,
1943; EI Surrealismo entre Viejo y Nuevo Mundo, Cuademos Americanos,
Mexico, 1944; Cesar Vallejo 0 Hispanoamerica en la Cruz de su Razon,
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LEON PINELO,. ANTONIO DE. EI gran Canciller de Indias. Prologo de Guillermo
Lohmann Villena. Sevilla: Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1953;
Epitome, edicion facsimilar con prologo y notas de Agustin 'Millares Carlo.
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LEVIN, BOLESLAO. Los Leon Pine/o. Buenos Aires, 1942. (Capitulo III: Antonio de
Leon Pinelo; Capitulo V: Diego de Leon Pinelo).
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SANCHEZ, LUIS ALBERTO. "Don Antonio de Le6n Pinelo, primer bibliografo
americano". Boletin Bibliogr4fico, Biblioteca de la Universidad de San Marcos
de Lima, ano VI, vol. III, nO 5, sept. 1928, pp.212-222.

RESUMEN

En el presente trabajo planteamos el tema de la utopia americana, a la que


preferimos llamar eutopia, pues hace de America "el buen lugar". Tomamos en
particular, a modo de ejemplos, una obra de Antonio de Le6n Pinelo (s. XVII) y, en el
s. XX, las del espanol Juan Larrea y el argentino Leopoldo Marechal.

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GRACIELA MATIJRO

Palabras clave: America, utopia, mitos, Paraiso, henneneutica americana.

ABSTRACf

In this paper we try to study the subject of American utopia, to which we prefer
to give the name of eutopia, because it considers America 'a good place.' Particularly
we study, e. g., Antonio de Leon Pinelo (17th century); in the 20th century, the
Spanish Juan Larrea and the Argentinian Leopoldo Marecha!.

Key words: America, utopia, myths, Paradise, American Henneneutics.

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