Tema 2 Apuntes PDF
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Redacción Publicitaria
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
2.1. Elementos de los mensajes publicitarios
Los mensajes impresos tienen 4 componentes principales:
Titular
Es el texto más importante de los mensajes impresos, entre otras cosas porque, con
demasiada frecuencia, es lo único que leemos de un anuncio. Por eso, un simple
resumen de los contenidos del mensaje no es suficiente para que el lector se interese
por el producto o servicio que anuncia; es necesario un buen titular que incite a continuar
la lectura. No tiene por qué decirlo todo, lo importante es que atraiga y que sea capaz
de despertar, en primer lugar, el interés del lector por lo que viene a continuación, sea
un texto o un subtitular. Si no conseguimos que siga leyendo, es imposible alcanzar los
objetivos de comunicación. Incluso cabe la posibilidad de que recuerde una frase más
o menos original pero no habrá captado el mensaje y, posiblemente, tampoco sabrá
quién es el anunciante. Por eso, el titular no tiene que conformarse con captar la
atención, tiene que incitar a seguir leyendo. Un titular en publicidad es la parte escrita
del mensaje que aparece destacada de alguna forma: una tipografía de mayor tamaño,
la posición en el anuncio, un color diferente… y también destaca, normalmente, por su
brevedad y concisión. No debemos olvidar que el color o el tipo de letra utilizado también
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tiene un significado, aunque esta decisión le corresponde, sobre todo, al director de arte
que no debe elegir por cuestiones estéticas solamente sino por el mensaje que le está
transmitiendo al público objetivo.
Un titular publicitario resume y sintetiza la información, siendo ésta su primera cualidad.
Pero también busca la implicación emocional del receptor, tiene que tocar la fibra
sensible de la persona que se enfrenta a ellos y si no, lo único que conseguirá será
proporcionar algún tipo de contenido informativo, insuficiente para que el lector continúe
con el resto del texto. Para Navarro (2006) la “captación emocional” es la segunda
cualidad del titular publicitario. La tercera es su valor como complemento del aspecto
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visual, relación que puede ser muy variada en función de la imagen y del mensaje que
se quiera trasmitir al público. Como cuarta característica, el titular debe hacer referencia
al beneficio que promete la marca (por eso es necesario partir de una estrategia creativa
donde se defina claramente ese beneficio o satisfacción para el consumidor).
En ocasiones, los titulares también se utilizan como imágenes recurriendo a diferentes
técnicas tipográficas, de colores o de formas; de esta manera se puede llegar a
conseguir que el titular sea también el principal elemento visual del anuncio, como
hemos visto en la figura 1; en otras ocasiones, no es el único elemento visual del
mensaje, pero sí uno de los más importantes, como vemos en la figura 2. En cualquier
caso, el titular es lo primero que el lector lee; se convierte en la primera impresión que
se tiene y marca el éxito o el fracaso de la comunicación. O llama la atención e interesa
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publicitarios del mundo no puede redactar un texto que venda los artículos. No tienen
oportunidad. Dado que el encabezado es malo, el texto no será leído; y un texto no leído
no vende productos. Por otro lado, si el encabezado es bueno, escribir el texto
publicitario es relativamente sencillo” (p. 15). Redactar una frase correcta que se ponga
destacada en un mensaje publicitario está, hasta cierto punto, al alcance de cualquiera,
pero conseguir, además, que capte la atención, que incite a seguir leyendo, que refleje
el beneficio básico… suele ser bastante difícil y exige un importante esfuerzo.
Por otra parte, un buen titular, además de adelantarnos el contenido global del anuncio
y conducir directamente al cuerpo de texto, debe tener el tamaño adecuado, el color
apropiado y la ubicación correcta para que se lea inmediatamente; tiene que destacar
en el conjunto del mensaje para que el receptor lo lea en esas pocas décimas de
segundo que le dedica a la publicidad antes de pasar a otra página.
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centran únicamente en el lado triste o negativo de la vida y, por último, mostrar que hay
una manera más rápida y sencilla para que el lector obtenga lo que desea. También
incluye un capítulo que nos muestra “Treinta y cinco fórmulas probadas para redactar
provocativos encabezados y anuncios para el correo directo”.
Todos estos consejos han funcionado muy bien, al menos en los trabajos que realizaba
el propio Caples. El problema es que este libro se publicó, por primera vez, en 1932 y
nada es actualmente en la publicidad como era entonces. Sin embargo, este publicitario
americano es uno de los redactores más importantes del mundo con anuncios de gran
éxito, algunos de ellos imitados en la actualidad.
Subtitulares
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cualidades, características y beneficios del producto que le interesan al consumidor,
tratando de convencerle. Tiene que contar una historia atractiva para el receptor
utilizando toda la información disponible, extractando los aspectos más importantes para
el público objetivo y reflejándolos en el texto más allá del beneficio básico del que hemos
hablado en el titular. Cualquier comprador de coches quiere que sea seguro, pero
también le interesa su precio, equipamiento, espacio disponible… y esos son
argumentos para esta parte del mensaje. Y en el texto, además de explicar o probar
estos beneficios, se reclama el paso a la acción por parte del lector, recurriendo a una
gran variedad de estilos diferentes: el diálogo, el testimonial de personajes conocidos o
anónimos, el enfoque directo... eligiendo el más adecuado en función del público
objetivo, del medio utilizado, del tipo de producto o del formato del mensaje.
También aquí existen largas listas con muchos consejos diferentes para redactar un
cuerpo de texto, como por ejemplo: usar el tiempo presente siempre que se pueda, los
nombres y verbos en singular, los verbos en voz activa, usar palabras y frases
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para desarrollar argumentos más completos y extensos en relación con cualquier
producto y servicio. Por eso, no es posible generalizar sobre las características de todos
los cuerpos de textos sin tener en cuenta las características de cada medio.
Otro aspecto interesante, muy relacionado con el punto anterior, hace referencia a cómo
estructurar los contenidos en un texto publicitario. Y al tomar decisiones sobre esta
cuestión es aconsejable recurrir al sentido común teniendo en cuenta la forma en la que
el lector entra en contacto con los mensajes publicitarios (sin buscarlos y dedicándoles
muy poco tiempo y atención). Si sabemos que el titular capta la atención e incita a seguir
leyendo, lo más apropiado es comenzar el texto con los contenidos más interesantes
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para el lector e ir profundizando e incorporando información más compleja y técnica a
medida que se avanza en el texto, dejando los detalles más complejos para el final, al
que seguramente llegarán solamente los lectores muy interesados. Ahora bien, los
textos, en la mayoría de los anuncios para prensa o revistas, se suelen limitar a un
párrafo lo que obliga a centrarse a los aspectos más interesantes del tema,
completándose con los textos incorporados en otras piezas (folletos, mailing e, incluso,
internet) que permiten desarrollos más extensos y complejos.
Si nos centramos en los folletos, el primer trabajo del redactor es estructurar
adecuadamente la información distribuyéndola en apartados, cada uno con su titular y
su cuerpo de texto. Y en cada uno de estos apartados, distribuir la información siguiendo
el mismo proceso que acabamos de comentar: de mayor a menor importancia y de
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3. El precierre es la tercera parte de los textos. Su posición no es al final del mensaje,
sino que se intercala entre los párrafos anteriores y tiene como objetivo reclamar la
acción lo antes posible, sin que el lector tenga que llegar al final del anuncio; el precierre
es especialmente interesante en venta por correo, donde se puede pedir el paso a la
acción en diferentes ocasiones.
4. Por último, tenemos el párrafo final o cierre que empuja a la acción, salvo que el
anuncio sea claramente informativo. Por eso, debe elegirse previamente qué acción
queremos que lleve a cabo el lector, para después darle razones que le inciten a hacerlo.
Sobre qué decir en el cuerpo de texto, de nuevo tenemos que afirmar que no hay normas
para alcanzar la eficacia del mensaje, todo dependerá de los objetivos que nos hayamos
marcado, del público objetivo al que se dirige el mensaje y del tipo de producto o servicio
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objetivo, las características del producto o servicio y el medio de comunicación
seleccionado para llegar a los receptores de la forma más adecuada y precisa.
La ilustración
Aunque no nos vamos a extender en este punto (la responsabilidad recae
fundamentalmente del lado del director de arte) sí tenemos que reconocer que esta es
la parte del mensaje impreso que más protagonismo tiene actualmente, especialmente
en periódicos, revistas o publicidad exterior.
“La imagen, en el contexto de la publicidad impresa, es el dibujo, pintura, fotografía o
arte generado por computadora que constituye la parte gráfica de un anuncio” (O’Guinn,
Allen y Semenik, 1999, 324).
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que, actualmente, un anuncio impreso que carezca de cualquier imagen tiene,
generalmente, pocas posibilidades de atraer la atención del receptor, salvo que el texto
se convierta en la propia imagen del anuncio.
Como elemento del mensaje publicitario impreso, la ilustración tiene una serie de
funciones características o propósitos básicos que O’Guinn, Allen y Semenik (1999)
resumen en los siguientes puntos:
1. Atraer y conservar la atención del público objetivo; la imagen tiene que transmitir
una información a unos destinatarios determinados y tiene que hacerlo formando
parte de una unidad que es el mensaje publicitario; debe actuar conjuntamente
con el resto de los componentes para hacer llegar los contenidos al receptor.
2. Comunicar los beneficios o las características del producto. Una imagen
directa puede facilitar el reconocimiento de la marca en el futuro; sin embargo, es
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Para este publicitario es el Copy-clave; cuando habla de las imágenes se refiere al
visual-clave, y en relación con el texto es el copyclave, y ambos unidos en el anuncio
mejoran su capacidad persuasiva ya que el individuo se encuentra con una doble
motivación en el mensaje: la visual y la verbal.
Y el valor de esta frase está en que, al aparecer al lado del logotipo, aumenta la
relación entre ese nombre y el beneficio seleccionado, y mejora el recuerdo de estos
elementos en el público objetivo.
Normalmente, el cierre corporativo suele situarse al final del anuncio porque es como
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un resumen de todo el mensaje que se quiere transmitir, lo más importante que debe
recordar el receptor; por este motivo el cierre es un elemento fundamental en los
mensajes publicitarios impresos.
• Original
o Es el clásico jingle, música creada expresamente para una marca. Se
utiliza en muchas categorías de producto distintas, y su ventaja más
destacable está en que distingue las acciones de un anunciante frente a
las que realizan sus competidores; nadie más podrá utilizarla ni ahora ni
en el futuro porque forma parte del patrimonio de la marca y eso puede
tener un valor incalculable. Es difícil olvidarse de “las muñecas de
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Famosa que se dirigen al portal”, o de un jingle que durante décadas
hemos cantado con “aquel negrito del África tropical”, la canción del Cola
Cao ¿Cómo valoramos la notoriedad adquirida con estos jingles que han
superado las barreras del tiempo y de la memoria? Pero optar por este
tipo de música exige inversión para conseguir el reconocimiento
deseado, tanto en la creación y producción del jingle como por la
necesidad de planificar una campaña que llegue al público y la reconozca
asociándola a la marca. Pero cuando se logra, puede convertirse en un
valor añadido para la marca y en un patrimonio fundamental para su
reconocimiento.
o Un jingle, cuando es muy conocido, puede llegar a convertirse incluso en
un éxito discográfico; Toni Guijarro (2003), profesional del sonido
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una noticia relacionada con los derechos de parte de la obra de los
Beatles que estaba en manos de Michael Jackson, quien se planteó
venderlos para hacer frente a las inmensas deudas acumuladas. Pues
bien, en torno al año noventa se llevó a cabo una negociación con el
equipo del cantante para utilizar una canción de los Beatles en la
campaña para España de una compañía de seguros; además de la
cantidad exigida, difícil de asumir incluso contando con un presupuesto
importante, estaba la inclusión de una cláusula que permitía al equipo del
cantante decidir sobre la creatividad de la campaña y se daban un mes
de plazo para el estudio del material en maqueta. Finalmente, se tuvo
que optar por otra alternativa con menos notoriedad, pero más realista.
o Otra opción es el cover o versión que imita fielmente la forma original de
un tema musical. Se compran solamente los derechos de autor y, en
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tarifa viene dada por su utilización durante un periodo de tiempo concreto
y en uno o varios medios diferentes.
o Queda claro que la gran ventaja está en el precio y en la disponibilidad
inmediata de la música o canción. Es posible llegar al estudio de sonido
unos minutos antes de comenzar la grabación y, si se tiene muy claro lo
que se quiere, se puede buscar, seleccionar, utilizar y salir de allí con el
trabajo preparado para enviar a los medios. Además, el precio las hace
accesibles independientemente de las limitaciones presupuestarias,
especialmente para el medio radio.
o El problema está en la escasa capacidad que tiene este tipo de música
para diferenciar unas marcas de otras y en el riesgo de utilización por la
competencia en el futuro. Como sucede con cualquier música, salvo el
jingle, una vez finalizado el plazo acordado, y por el que se pagan los
derechos, cualquiera puede utilizar ese tema.
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Silencio
Finalmente, llegamos al cuarto componente de los mensajes sonoros: el silencio. Es un
recurso que se contrapone a la tendencia actual a llenarlo todo de sonidos, voces y
músicas. Es la tranquilidad frente a esta costumbre tan arraigada, con una capacidad
para llamar la atención, en determinadas situaciones, muy superior a la de los otros
elementos que acabamos de ver. En televisión sí se suele utilizar con frecuencia ya que
se pretende llamar la atención para que se mire la pantalla donde la imagen está
transmitiendo toda la información relevante; en radio, cada segundo sin sonido parece
una pérdida de tiempo y de dinero ya que se puede caer en el error de pensar que si no
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se va a decir nada para qué compramos tanto tiempo. Y, sin embargo, ese silencio
puede ser tan importante para captar la atención como el efecto más sonoro. Ahora
bien, precisamente porque en la radio el sonido lo es todo, este silencio debe utilizarse
con mucho cuidado y situarlo en el momento preciso para que cumpla su función.
Para que un mensaje radiofónico sea eficaz tiene que crearse a medida y no recurrir a
una práctica muy habitual en este medio que consiste en utilizar los mensajes
televisivos, pero sin la imagen -que suele ser la parte más importante de los mensajes
que se emiten en la televisión-, lo que convierte a la radio en un medio marginal bastante
desaprovechado.
Para realizar los textos de los mensajes audiovisuales, el redactor publicitario cuenta
con los mismos elementos que hemos visto en la producción de mensajes sonoros; sin
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a) Fase protopublicitaria (hasta 1800). No existe la redacción publicitaria como tal,
aunque hay precedentes de escritos comerciales con finalidad informativa y, a
veces, persuasiva.
b) Fase protopublicitaria (hasta 1800). No existe la redacción publicitaria como tal,
aunque hay precedentes de escritos comerciales con finalidad informativa y, a
veces, persuasiva.
c) Fase de formación (1900-1940). Evolución de las agencias hasta convertirse
en grandes empresas. Incorporación definitiva de los redactores publicitarios
en las agencias de publicidad. Importancia hegemónica del texto argumentado
en los anuncios.
d) Fase moderna (1940-1980). Expansión multinacional de las agencias.
Incorporación del marketing en los anunciantes. Incorporación de los directores
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Trabajó de redactor freelance hasta incorporarse en la oficina de Chicago de la agencia
Lord & Thomas, donde conoció a Albert D. Lasker, que se había incorporado a la
agencia en 1898. La coincidencia de ambos publicitarios es el punto de partida de la
publicidad basada en el texto argumentativo.
Lasker, influenciado por su pasado de periodista, tenia el convencimiento de que la
publicidad erna notivias, hasta que contrató a Kennedy en 1904 procedente de los
amacenes Hudson Buy. Kennedy convencio a Lasker de que la publicidad era “venta en
medios impresos”.
La gran aportación de Kennedy sobre la concepción de la publicidad fue establecer el
principio de que la publicidad debía ofrecer al consumidor una "razón suficiente", un
argumento convincente sobre la ventaja del producto: actualmente conocemos este
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intensa y disciplinada.
Nació en 1866, justo en el momento de la primera gran expansión del negocio
publicitario moderno. Esta coincidencia debió marcar su trayectoria profesional ya que
llegó a la madurez durante el período de consolidación del negocio en Estados Unidos
y, en este sentido, podemos decir que supo interpretar los signos de los tiempos.
Después de rebelarse contra el ambiente religioso familiar, entró en el mundo de las
ventas, consiguiendo sus primeros éxitos en Bissell Carpet Sweeper Company.
Posteriormente, ocupó la dirección de publicidad en Swift y en Dr. Schoop. En 1910,
Albert Lasker lo contrató para ocupar la vacante de John Kennedy en Lord & Thomas.
Tenía 41 años cuando se incorporó a una agencia de publicidad.
Heredero de los métodos de Kennedy, fue el creador del texto publicitario al servicio de
una venta rápida y agresiva. Su estilo de redacción era similar al de Kennedy, pero
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Theodore Francis McManus
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McManus fue el redactor que aportó sensibilidad emocional a la publicidad de
automóviles. Trabajó para varias de las marcas de General Motors, como Cadillac,
Chrysler, Dodge y Packard, para las que desarrolló programas integrados de publicidad
y publicity, en lo que también fue un innovador.
Está considerado como uno de los grandes redactores, especialmente desde que
publicó el famoso anuncio para Cadillac, The Penalty of Leadership4, en The Saturday
Evening Post del 12 de enero de 1915.
Asimismo, fue uno de los impulsores del diseño y la riqueza tipográfica en la publicidad,
que entendía que debía ser sugestiva, atractiva y elegante.
Una de sus ideas principales establece la inseparabilidad del producto, el fabricante y la
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De la mano de Lansdowne, la publicidad entra de lleno en la utilización estratégica del
lenguaje femenino. En 1920 también creó en JWT un departamento editorial femenino
formado sólo por mujeres redactoras publicitarias. Apoyó el movimiento sufragista de
Nueva York. En 1917 se casó con Stanley Resor, entonces chairman de JWT.
James Webb Young
"Pensar es el trabajo más duro del mundo" Jim Young
La historia de la agencia J. Walter Thompson cambió en 1912 cuando Jim Young fue
contratado como redactor de la oficina de Cincinnati. Formó parte de una generación de
publicitarios de esta agencia (Helen Lansdowne, Stanley Resor, Stephen King, Jeremy
Bullmore), que influenciaron profundamente a todo el sector publicitario. Llegó a ser
vicepresidente de la agencia y contribuyó decisivamente a su expansión internacional.
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Era partidario de la síntesis para conseguir contundencia argumentativa y de la
publicidad como herramienta de venta más que como arte comercial. Confrontó la
eficacia con la estética, y abogó por el estudio del producto para conseguir establecer
la USP del beneficio único y exclusivo que será el protagonista de la publicidad.
Nació en Dainville en 1910 y se graduó en la Universidad de Virginia. Primero fue
periodista y en 1934 se trasladó a Nueva York donde trabajó en varias agencias hasta
que se incorporó a Ted Bates en 1940, el mismo año de la fundación de la agencia, y
en la que ocupó los cargos de jefe de redacción, vicepresidente y presidente del Consejo
de Administración. En 1961 publicó Reality in Advertising, uno de los libros
imprescindibles de la publicidad, en el que expone su filosofía de la USP. Cuando
Reeves se retiró de la publicidad en 1966, la agencia estaba situada entre las cinco
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todo alcanzaba la perfección, la lucha había terminado. Se había vencido a sí mismo
definitivamente. Amaba al Gran Hermano” (Orwell, 1984).
Plano de lo que parece ser una ciudad futurista. A continuación, se suceden, ante los
ojos del espectador, una serie de escenas de un grupo de gente “gris” que camina por
túneles hacia una sala donde, a través de una pantalla, un personaje lanza mensajes a
un grupo de sujetos “embobados” con las consignas que transmite. Al mismo tiempo,
una mujer, vestida con ropa de deporte, corre con un martillo perseguida por un grupo
de policías uniformados y muy bien equipados. Cuando llega a la sala, lanza el martillo
haciendo añicos la pantalla y provocando un viento que “despierta” y sorprende a todos
los sujetos. Un texto explica qué es lo que sucede: “On January 24th, Apple Computer
will introduce Macintosh. And you’ll see why 1984 won’t be like ‘1984”.
Esto es lo que nos cuenta Apple, a grandes rasgos, en este anuncio que sirvió para el
lanzamiento del Macintosh. Un anuncio, por cierto, realizado por Ridley Scott (uno de
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largometraje o de una serie de ficción. Explicado de una forma muy simple, se crea un
relato en el que hay algo que sucede y alguien que lo cuenta, es decir, una historia y un
discurso (Rodríguez y Baños, 2010). Y el conjunto es lo que constituye el relato. Esto
es muy importante para nosotros porque es lo que tiene cualquier mensaje publicitario:
forma y contenido. El contenido se repite incesantemente ya que las ventajas de los
productos son limitadas, por lo tanto, lo que diferencia realmente a unos anuncios de
otros es la forma que adoptan esos mensajes para que lleguen más eficazmente a un
público objetivo determinado.
Esta diferencia entre el contenido de los mensajes y la forma concreta que adoptan (o
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que un anunciante determinado utiliza para llegar a su público) ha dado lugar a dos
grandes líneas que muestran posturas diferentes en relación con la manera más
adecuada de desarrollar las ideas en publicidad:
Ogilvy: “Lo que se dice es más importante que la forma en que se dice” (1984, 125).
Para este publicitario, sin duda uno de los grandes de la historia, lo verdaderamente
relevante de los anuncios es su contenido, mientras que la forma que adopte el mensaje
queda en un segundo plano. Se deben dar todos los datos disponibles para que el
público tome la decisión adecuada, es decir, hay que exponer los hechos porque “el
consumidor no es un retrasado mental (...) Será un insulto a su inteligencia el suponer
que un sencillo eslogan y unas cuantas superficialidades, a base de adjetivos, la
induzcan a comprar alguna cosa” (p. 129). El ama de casa necesita toda la información
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situación, en el sentido más literal de la expresión, nunca se puede perder de vista la
realidad de los productos ya que “no son pocos los autores que afirman que la buena
publicidad se nutre, fundamentalmente, de buenos productos y no solamente de buenas
ideas” (Baños, García y Ramírez, 2009, 72), si bien es cierto que no es suficiente un
buen producto para tener una buena campaña, es necesario crear una historia que
consiga captar la atención del espectador y, a continuación, le motive a actuar de una
determinada manera. Es decir, conseguir que esa persona a la que nos dirigimos
seleccione nuestro anuncio y decida que es más importante que los otros muchos
mensajes que están intentando captar su atención; y, además, mantener la
concentración hasta el punto de hacer que ejecute una acción concreta (Rodríguez y
Baños, 2010). Por lo tanto, el producto no debería ser un recurso para tener ideas
publicitarias sino la base en torno al cual se desarrollan o se construyen las historias
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protagonista-deportista en algunos de estos anuncios supera, con frecuencia, al de la
propia marca.
También puede surgir la historia para un anuncio de situaciones cotidianas de “la
calle”; es decir, del uso normal del producto (o del no uso del mismo). Una de las marcas
más premiadas en los festivales internacionales de publicidad durante décadas ha sido
Hamlet (cigarros) que presentaba en su publicidad situaciones humorísticas en las
siempre hay alguien a quien le salen mal las cosas y “se consuela” encendiendo un
cigarrillo de esa marca: el profesor de piano que “disfruta” de la música de su joven
alumno cuando enciende el cigarro, el hombre que hace el ridículo entrando disfrazado
en una fiesta de etiqueta, el personaje que es incapaz de sacarse un foto bien en un
fotomatón, el escultor que rompe su obra cuando le está dando el último toque a una
figura femenina de tamaño natural, etc. Historias de este tipo han dado lugar a
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que estos directores transmiten en sus obras.
Aunque también la publicidad ha servido para idear historias que se han llevado al cine
como la aparición de los directores Akira Kurosawa y Francis Ford Coppola en un spot
para el whisky Suntory, experiencia que inspiró la película Lost in Traslation (2003)
realizada por Sofía Coppola, hija de Francis Ford Coppola.
A veces, es una simple entrevista la que da lugar a un gran anuncio que logra uno de
los niveles de notoriedad más alto que se pueda alcanzar con un spot. “Be water, my
friend” fue una de las frases más repetidas hace unas temporadas, que llegó al gran
público a través de un anuncio de la marca automovilística BMW; el contenido del spot
es una entrevista al actor Bruce Lee, experto en artes marciales, donde dice esa frase
que la agencia de publicidad utiliza para destacar las cualidades de uno de sus modelos.
Y ya que hablamos de gente conocida, no solamente los deportistas o la gente del cine
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más cotizados trofeos para los pescadores con toda la espectacularidad, trabajo de
producción y dificultades que eso entrañaba, porque en el anuncio de 60 segundos se
muestra la captura real del pez con un auténtico hilo utilizado en las costuras de los
vaqueros.
Dotar de una “forma” concreta al mensaje publicitario es lo que permite captar la
atención del espectador y motivarlo a actuar de una determinada manera. Podíamos
habernos encontrado con un anuncio donde un empleado de la fábrica nos da esa
información de modo objetivo: un relato informativo, seguramente más realista pero
menos impactante que el producido por Tony Scott. El equipo creativo también podía
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haber optado por explicar el proceso de fabricación del hilo mostrando imágenes de la
maquinaria empleada y de las actividades necesarias completando un relato
documental muy interesante desde el punto de vista técnico y creíble para el espectador
(el hecho de que sea más o menos creíble no significa que sea más o menos real) pero,
de nuevo, con poco impacto para la audiencia. Como hemos visto, Ogilvy, seguramente,
hubiese preferido alguna de estas alternativas mientras que Bernbach (o mejor aún, el
tipo de publicitario afín a sus puntos de vista) hubiese estado en la línea del anuncio que
realmente fue emitido a través de los medios. Lógicamente, no se agotan las
posibilidades con una versión específica de cada uno de estos tres tipos de relato
(documental, informativo o ficcional); dentro de cada uno de ellos, cada equipo creativo
selecciona una forma diferente de contar esa misma historia lo que multiplica los
posibles relatos distintos en torno a un mismo contenido. La seguridad de los coches es
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su naturalidad o su sencillez son cualidades que forman parte de una información que
no aparece directamente reflejada en el mensaje pero que sí está entre los
conocimientos que el receptor tiene de ese personaje lo que se convierte en un aspecto
fundamental de la necesaria economía de la información en publicidad. Algo parecido
sucede cuando se opta por un experto en una determinada materia ya que no hay que
dar argumentos que confirmen lo que dice, por sí mismo es una fuente competente para
dar validez a esos datos.
Sean expertos, famosos o anónimos, en publicidad, las personas que aparecen en los
anuncios pueden hablar desde su propia experiencia con el producto (dan testimonio en
primera persona de lo que el producto es capaz de hacer) o pueden hablarnos del
producto a pesar de que no nos están contando su experiencia personal (el personaje
• Perfil físico. Va a ser el «soporte» del personaje. Incluye atributos tales como:
sexo, edad, altura y peso, constitución, color del pelo, de los ojos, de la piel,
pose,
apariencia, etc.
• Perfil psicológico. Referido al carácter, reúne las características del personaje
que definen para él un modo de ser, de sentir, de pensar, de actuar.
• Perfil social. Se manifiesta a través de lo que «vemos» del estilo de vida del
personaje o lo que conocemos por las palabras de otro personaje o de un
narrador audible. El perfil social hace referencia a las peculiaridades del
personaje respecto a su adscripción a una clase social, ocupación, educación,
religión, nacionalidad, filiación política, etc.
La materialización en la pantalla del perfil psicológico y social del personaje va a venir
dada, obviamente, por lo que hace y dice o por lo que de él dicen, pero también -y en
gran medida- por la propia caracterización física del personaje y de los ambientes en los
que el personaje se mueve «por ser quien es».
El personaje principal es el protagonista, aquél en el que recae el mayor peso de la
acción. Es el sujeto principal orienta el relato, es decir, se convierte en centro de
focalización o atención de la historia ya que es, precisamente, «su historia» la que se
narra. Puede estar ocupado por uno o varios personajes: un relato puede contar con un
único personaje principal, con dos (pareja protagonista), con tres (trío de protagonistas)
o con un personaje principal de carácter múltiple, formado por un grupo de entre 4 y 6
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detalles a la historia narrada.
El personaje periférico o terciario es el que aparece en el relato de forma más
desdibujada. Su presencia y acciones tienen una función meramente referencial, crear
textura o relleno en las situaciones. Cuando el personaje periférico está encarnado por
un grupo se le entiende como personaje colectivo.
2.4.3.2. Los sucesos en el spot
Otro de los componentes de la obra audiovisual está formado por los sucesos que se
definen como todo elemento que implica “cambio de estado” y marca el desarrollo del
relato (algo que ocurre y que, teniendo una causa determinada, tiene como efecto el
alterar una situación dada). El relato, por tanto, integra una sucesión de eventos que
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
propio, destacando el anuncio que diseñó para El Escarabajo de Volkswagen en
Estados Unidos a mediados del siglo pasado. En un spot de los años sesenta tenemos
otra de las grandes historias contadas en un anuncio. Vemos unos pies pisando la nieve,
el faro de un coche se enciende y un Volkswagen circula por carreteras nevadas hasta
el punto de no ver qué es carretera y qué es campo; el coche se para ante una nave
rodeada totalmente de nieve y, para que el espectador no tenga ninguna duda de los
peligros de la zona, se muestra la cantidad de nieve acumulada con un nuevo plano de
los pies pisándola; finalmente, sale una máquina quitanieves conducida por el sujeto del
que solamente hemos visto el calzado que utiliza; el sonido corresponde a las acciones
que vemos en imagen (diegético) y una locución: “Have you ever wondered how the
man who drives the snowplough drives to the snowplough. This one drives a
Volkswagen. So you can stop wondering”. Ahora puede parecer una idea muy sencilla,
pero lo dice todo sobre el producto y, sin duda, capta la atención del espectador
(recordemos que se emitió hace casi medio siglo en un contexto publicitario que nada
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aportando a la marca un valor añadido que ha traspasado el mundo de la publicidad
para llegar a convertirse en un icono del carácter americano. Hay que tener en cuenta
que la marca, antes de esta campaña, estaba viviendo graves problemas provocados
por el tipo de cigarrillos que comercializaba: suaves, con boquilla, dirigidos a la mujer y
destacando en su comunicación la suavidad como atributo más sobresaliente.
El nuevo Marlboro nació para satisfacer al hombre que fuma de forma habitual,
destacando como atributo principal el sabor y no la suavidad. Es decir, se reposiciona
la marca y se dirige a un nuevo público objetivo.
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Posteriormente, en 1963, llega el Marlboro Country donde al vaquero se le incorporan
los inmensos espacios naturales que todos asociamos al Oeste americano; ambiente
que la mayoría de nosotros conoce, a pesar de los años en los que la marca no ha
podido hacer publicidad por motivos legales, donde se ponen de relieve todos los
valores asociados a Marlboro: libertad, aventura, masculinidad, vida en armonía con la
naturaleza, grandes oportunidades, etc.
2.4.3.4. El tiempo en los anuncios
En la pantalla se ofrece un plano general de unas montañas y aparece una fecha: 1937.
Pasamos a una serie de planos en los que se ve a dos soldados de la época que
caminan por entre los árboles; uno con un fusil y otro con los brazos en alto, es decir,
un prisionero y el encargado de custodiarlo; se sientan a descansar, el que vigila le pasa
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transmiten a su público. En este caso, tenemos un tiempo lineal ya que se suceden una
serie de momentos visuales ordenados tal y como se podrían desarrollar en un partido
de fútbol real, aunque el tiempo reducido del spot hace que la duración de ese partido
(que, lógicamente, es muy superior a la que se puede trasladar al minuto que dura este
mensaje) quede representada en una limitada, pero muy cuidada selección de planos
que serán los más eficaces para mostrar el contenido que se quiere transmitir
recurriendo para ello a la elipsis.
Es cierto que en algunos anuncios el tiempo real coincide con el narrativo,
normalmente se trata de algún presentador dando una información sobre el producto o
de una demostración. Un ejemplo de este tipo lo tenemos en el spot de una marca de
productos para limpiar zapatos donde una mano abre el producto y escribe la marca en
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entendía). La investigación que se llevó a cabo después de emitirse el spot puso de
relieve que el público no sabía qué marca era (en realidad, se asociaba a una marca de
bebidas refrescantes ya que recurría a un estilo de comunicación similar al empleado
por esa otra marca), no se entendía que era el lanzamiento de una marca (no se decía
en el mensaje y la frase en alemán no ayudaba nada) y, lógicamente, nadie atribuía
valores, ni positivos ni negativos, a la nueva marca. La historia podía ser buena, la
ejecución muy buena, pero los resultados muy malos.
Es fundamental que el spot, la historia que nos cuenta y la forma que adopta, tenga
capacidad para sorprender, pero siempre asociándolo a un contenido concreto que se
quiere transmitir y a la marca que se anuncia; en caso contrario, todo el trabajo se habrá
desarrollado de una forma equivocada, aunque resulte muy atractivo para el público.
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
desautomatizan los discursos y los hacen imprevisibles, bellos y llenos de sentido”
(Arroyo, 2005, 2).
Pero para poder valorar el auténtico papel que tiene la retórica, no podemos verla
como un simple juego lleno de artificios, incluso pasado de moda, que tiene como única
finalidad hacer más opacos y complejos los textos; Moliné (2003) propone la utilización
de la retórica como método creativo para llegar a realizar buenos anuncios y Spang
(2005) afirma que un ingrediente fundamental “del hablar retórico es el hecho de que se
caracteriza por ser un hablar «dirigido», (...) centrada particularmente en el
comportamiento del emisor frente a su interlocutor y alimentada por la intención de influir
en él” (p. 20), fundamentalmente intentando cambiar su opinión, crear consenso o
suscitar una acción concreta.
En el campo concreto de la publicidad, se recurre a las figuras retóricas en el momento
de elaborar las ideas, teniendo en cuenta que su función es servir a la consecución de
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