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Capitulo Vii

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CAPITULO VII

VALORACIÓN CONTABLE

1. Introducción.
2. La valoración contable.
3. Valoración analítica y valoración sintética.
4. Criterios de valoración.
5. Valoración de los elementos patrimoniales según el Plan General de Contabilidad.

1. Introducción

Los elementos constitutivos del patrimonio de cualquier empresa presentan, en todo


momento, un carácter heterogéneo debido a la distinta naturaleza de los mismos. Se
comprende, pues, que a efectos de su estudio por la contabilidad se plantee la necesidad
de encontrar algún mecanismo que, al mismo tiempo que ayude a establecer las oportunas
diferencias entre ellos desde el punto de vista de su importancia relativa para la empresa,
facilite una homogeneización de los mismos que permita su expresión unitaria y conjunta.
Tal mecanismo, o proceso de homogeneización, constituye la problemática de la valoración
contable.

Pero mientras en Economía las diferentes teorías sobre el valor se han planteado en
términos de exclusividad, entendiendo por ello que cada concepción del valor se ha
elaborado con la idea de obtener un marco de referencia único, y excluyente de los demás,
que explicara satisfactoriamente la esencia y la justificación del valor como atributo de los
bienes económicos (baste recordar para ello las teorías sobre el valor de uso, el valor de
cambio, el valor de reposición, etc., etc.), en Contabilidad, por razones de orden práctico, se
admiten una pluralidad de posibilidades o de criterios valorativos que tienen su última
justificación en los diferentes objetivos que pueden dar lugar a un proceso de valoración.

El economista italiano Pantaleoni ha enumerado tres principios que puede decirse han
orientado desde hace muchas décadas la elaboración de las normas valorativas que definen
las magnitudes contables. Tales principios son los siguientes:
1. «Un patrimonio no sólo puede, sino que debe ser diversamente valorado, de acuerdo con
el fin que se persiga con la valoración».

2. «La finalidad u objetivo que determine la redacción de un balance es lo que atribuye la


verdadera significación de su activo y de su pasivo».
3. «Con un balance pueden perseguirse varios objetivos diferentes, pero éstos han de ser
compatibles entre si; si no lo son, deben redactarse varios balances para una misma
empresa».

Creemos que la claridad de las formulaciones anteriores es suficiente para


comprender que, en Contabilidad, puedan coexistir, para una misma empresa y en un
determinado momento, criterios diversos en tanto en cuanto los mismos sean útiles para la
consecución de un objetivo previamente determinado.

2. La valoración contable

En cada operación contable, para su debido registro, es precisa la oportuna valoración


de los elementos que en la misma intervienen. En consecuencia, el proceso de valoración
patrimonial en la empresa tiene un carácter continuado e ininterrumpido a lo largo del
ejercicio económico. No obstante, existe un momento en el ciclo contable, que suele
coincidir con la fecha de cierre, instante en el que se procede a la determinación del
resultado anual, en el que todas las partidas de las cuentas anuales deben ser sometidas a
una revisión de sus valores con objeto

Tal elaboración supone la determinación de los elementos integrantes del patrimonio


empresarial y su valoración consiguiente, la cual responde a los siguientes principios:

1. Instantaneidad.— Según el cual, la determinación de los elementos que constituyen el


patrimonio inventariado así como su valoración se refieren a un momento preciso del
tiempo.

2. Integridad.— Para que un inventario sea completo y sirva a los objetivos que requieren
su confección debe ser integro, esto es, abarcar la totalidad de los elementos
patrimoniales.

3. Homogeneidad.— La valoración de los elementos contenidos en el inventario debe


hacerse con arreglo a un módulo monetario que sea común para todos ellos. Tal principio
significa que las variaciones del tipo monetario producidas por la inflación no deben ser
tenidas en cuenta al valorar los elementos patrimoniales.

4. Especificación.— El detalle y las particularidades propias de todos y de cada uno de los


elementos patrimoniales de un inventario deben aparecer perfectamente definidas con
objeto de que su identificación sea precisa y correcta.

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5. Tempestividad.— La realización de las operaciones que comporta la confección de un
inventario y la presentación del mismo deben efectuarse de modo que no exista un
desfase temporal entre los valores atribuibles entre uno y otro momento.

3. Valoración analítica y valoración sintética

El patrimonio de cualquier unidad económica puede ser valorado con arreglo a dos
enfoques o perspectivas distintas que suelen conocerse con los nombres de valoración
analítica y valoración sintética.

La llamada valoración analítica supone atribuir a cada elemento patrimonial,


individualmente considerado, el valor resultante de aplicarle un criterio determinado de
valoración (valor de adquisición, valor de mercado, etc.) el cual dependerá en todo caso de
la finalidad o del objetivo que se persigue con aquélla. La suma de las valoraciones de todos
los elementos constituirá el valor del patrimonio en su conjunto.

Respecto de lo expuesto, podemos decir que las finalidades aludidas pueden


resumirse en las siguientes:

a) valoración del ejercicio, o valoración anual, que se realiza en todas las empresas con
objeto de preparar las cuentas anuales y que responde a la aplicación de los llamados
principios generales de valoración, actualmente establecidos con carácter obligatorio en
nuestra legislación.

b) valoración de liquidación, o valoración excepcional que sólo tiene sentido cuando la


empresa adopta la decisión de cesar en su actividad, procediendo a desprenderse de
todos sus activos y a cancelar todos sus pasivos a través del llamado proceso de
liquidación, en el que no son aplicables los principios generales antes aludidos, sino más
bien razones de otra naturaleza como podrían ser liquidez inmediata, brevedad en los
trámites y exigibilidad por parte de acreedores.

c) una tercera finalidad podría ser la venta de la empresa, o su valoración con vistas a una
fusión con otras empresas, e incluso para su absorción por otra unidad económica. En
todos estos supuestos la empresa no se liquida sino que se valora como una entidad en
funcionamiento que exige la consideración global de la combinación productiva de
elementos que trabajan conjuntamente.

Ello hace que deba descartarse la valoración analítica hasta aquí considerada, ya que
la misma resulta insuficiente en ciertas circunstancias y se hace preciso otra concepción
distinta del problema valorativo, concepción o perspectiva que constituye la llamada
valoración sintética.

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Este modelo de valoración consiste en considerar que el valor de una empresa no
puede ser sólo la suma de los valores, individualmente considerados, de todos sus
elementos patrimoniales activos y pasivos, ya que la adecuada combinación de todos ellos
orientados al desarrollo de una actividad empresarial genera un valor adicional que la
literatura contable viene designando con el nombre de «fondo de comercio».

Según lo indicado, el valor global de una empresa no puede limitarse a la suma


algebraica de los valores de las diferentes partidas que integran su patrimonio, sino que es
preciso añadir a dicha suma un valor inmaterial que es el fondo de comercio, o good will
según la terminología anglosajona, y que, en síntesis, equivale al valor que, en un momento
dado, cabe atribuir a los rendimientos previsibles que la empresa está en condiciones de
obtener en el futuro.

Dicho valor inmaterial, que en el caso de una empresa que viniese sufriendo pérdidas
podría tener un valor negativo, puede y debe ser valorado cuando se presentan las
circunstancias antes aludidas.

La determinación del valor del fondo de comercio es una de las cuestiones que más
polémicas ha suscitado a lo largo del tiempo y son numerosos los métodos propuestos con
dicho objeto.

Por nuestra parte nos limitaremos a exponer el método de cálculo conocido con el
nombre de «método directo o de los anglosajones», por considerar que el mismo es
suficiente para tener una primera aproximación a la problemática de la valoración de
empresas.

Los datos para el cálculo del valor del fondo de comercio por el método indicado son
los siguientes:
VS, valor sustancial que es el valor real de los bienes que se emplean en la explotación de
una empresa dada, prescindiendo de su modo de financiarse. Se trata, pues, de un
activo total sin que se tengan en cuenta partidas de pasivo.
i, tipo unitario de interés considerado como rendimiento normal de una inversión.
B, beneficios anuales previsibles a obtener por la empresa en el futuro, o sea
rentabilidad futura.
r, tipo unitario de interés al que se capitalizan los beneficios futuros.
FC, fondo de comercio.
VE, valor total de la empresa.
De acuerdo con los datos expuestos diremos que

VE = VS + FC

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es decir, que el valor total o global de una empresa es igual a su valor sustancial más el
valor del fondo de comercio. Éste se determinará como sigue:

Siendo B el importe anual de los beneficios que la empresa espera obtener en el


futuro y VSi el rendimiento normal del valor sustancial considerado como inversión
necesaria para la empresa, el exceso de beneficio atribuible al fondo de comercio será,
B — VSi
y capitalizando al tipo unitario r dicha diferencia, obtendremos el valor de dicho fondo con el
cociente
B — VSi
r

con lo que el valor global de la empresa tendrá la siguiente expresión:

B—VSi
VE = VS +
r
Conviene formular una observación final. Como puede observarse, todos los datos
manejados se basan en conjeturas por lo que su carácter es esencialmente aleatorio lo que
hace que los resultados obtenidos se tomen en la práctica como base de una negociación y,
sólo en contadas ocasiones, como un valor con carácter definitivo y concluyente.

Asimismo es necesario indicar que aun cuando los tipos «i» y «r» puedan tener el
mismo valor, en la práctica no suelen ser iguales puesto que mientras el primero, por
referirse al rendimiento normal de una inversión, suele ser conocido con razonable exactitud
ya que viene dado por los tipos vigentes en el mercado, el segundo, que supone una
proyección hacia el futuro, incluye normalmente un componente que se define por el riesgo
que implica la incertidumbre del resultado empresarial.

4. Criterios de valoración

Como indicamos al principio de este capítulo, los elementos patrimoniales pueden ser
valorados con arreglo a distintas posibilidades, que unas veces vienen determinadas por la
naturaleza del elemento a valorar y en otras ocasiones por la perspectiva o finalidad con
que se aborda dicha valoración. Tales posibilidades se conocen en la práctica contable con
el nombre de criterios de valoración o bases valorativas y a su estudio dedicamos las líneas
que siguen.

Existe una amplia variedad de criterios valorativos en la práctica contable, algunos de


los cuales están explícitamente reconocidos y explicitados en el nuevo Plan. Otros son

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admitidos de hecho, aunque no se explicite y otros no se pueden aplicar en España en la
elaboración de las Cuentas Anuales.

Comenzando por los más simples, no explicitados en el Plan, a título de ejemplo:

Criterio del valor nominal.- En el caso de valores negociables, de créditos o deudas se


llama valor nominal el importe que figura inscrito en aquellos valores (acciones,
obligaciones, fondos públicos, letras, etc.) o el que tienen los créditos cuando se conceden y
las deudas cuando se contraen, sin incluir los posibles intereses que unos y otros pueden
devengar.

Criterio del valor efectivo.- Es el importe que en unos casos (compra de valores
negociables o concesión de créditos) se satisface en realidad y que en otros (venta de
valores negociables o adquisición de deudas) se recibe y que puede diferir del valor nominal
de los elementos patrimoniales indicados.

Precio de mercado o precio de reposición.- Es el que tienen los elementos


patrimoniales en un momento dado en un mercado de libre competencia, y el calificativo de
reposición deriva del hecho de que la empresa puede tener la necesidad de sustituir
determinados bienes, o en otras palabras, de reponerlos, cuando los mismos no poseen ya
la capacidad exigible para cubrir las necesidades de aquélla.

Criterio de tasación o de peritación. - Es el valor que, ante la dificultad de aplicar otros


criterios, se atribuye a determinados bienes por expertos o peritos tras una estimación de la
naturaleza y de las circunstancias concurrentes en los mencionados bienes.

Precio revalorizado.- Cuando por efectos de la inflación los precios de coste históricos
de determinados bienes presentan notables divergencias con los que cabe atribuirles en un
momento dado, habida cuenta de las circunstancias existentes en un determinado contexto
económico, las autoridades económicas pueden autorizar el incremento del precio histórico
elevándolo mediante la aplicación de índices correctores. El precio resultante recibe la
denominación de precio revalorizado.

Precio de venta.- Es el precio que normalmente puede atribuirse a los factores o a los
productos que la empresa vende en el mercado. Se refiere normalmente a productos
elaborados o fabricados, y no suele aplicarse a los llamados bienes de uso ya que los
mismos son utilizados por la empresa para el desarrollo de su actividad, por lo que su venta
tiene un carácter extraordinario o atípico.

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Criterio del valor neto contable.- En el caso de los bienes de uso que constituyen el
activo inmovilizado de una empresa y habida cuenta de que tales valores experimentan a lo
largo del tiempo una pérdida continuada de valor, debido a:

1. su utilización o disfrute (depreciación funcional)

2. su desgaste (depreciación física)

3. su envejecimiento técnico (obsolescencia)

es necesario proceder anualmente a determinar el importe de aquella pérdida de valor. Ello


se realiza mediante la amortización, que es la expresión contable de la depreciación sufrida
por los elementos de que se trate.

En tal caso, el criterio supone valorar los bienes mediante la deducción de las cuotas
anuales de amortización, con lo que el valor, en un momento dado, de aquellos bienes
vendrá dado por la diferencia entre su valor de adquisición o de producción y el importe
acumulado de las amortizaciones anuales practicadas.

Por su parte, el PGCE del 2007 enumera una serie de criterios de valoración, que
después serán objeto de puntualización en cuanto a su concreta aplicación a los distintos
elementos contables (activos, pasivos, ingresos, gastos).

Así tenemos:

Precio de coste histórico.- Es el valor que se satisfizo por cualquier elemento


patrimonial cuando el mismo se incorporó al patrimonio empresarial. Dicha incorporación
pudo realizarse a través de una compra en cuyo caso el precio de coste histórico suele
también denominarse «precio de adquisición», o bien mediante un proceso de fabricación o
de elaboración desarrollado dentro de la propia empresa, en cuyo caso aquel precio recibe
el nombre de «coste de producción».

Valor razonable. - El “valor razonable" consiste en un criterio de valoración que torna


corno referencia el mercado Su primera aplicación tuvo lugar en los Estados Unidos, donde
fue inicialmente denominado "fair rnarket value", cuya traducción literal sería: valor de
mercado de la feria. Su uso posterior dio lugar a que la inicial denominación se contrajera
en la actual: "fair value", que ha sido traducida al español como "valor razonable". Podría
definirse el "valor razonable" como “el precio que se recibiría por la venta de un activo o se
pagaría para transferir o cancelar un pasivo mediante una transacción ordenada entre
participantes en el mercado en la fecha de la valoración. El valor razonable se determinará
sin practicar ninguna deducción por los costes de transacción en que pudiera incurrirse por
causa de enajenación o disposición por otros medios. No tendrá en ningún caso el carácter
de valor razonable aquel que se produzca como resultado de una transacción forzada,

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urgente o como consecuencia de una liquidación involuntaria”. Entre otras condiciones, se
asumirá como hipótesis que las partes intervinientes en la transacción son interesadas,
debidamente informadas y están en condiciones de independencia mutua; además, la
transacción se realiza en el mercado principal del activo o del pasivo, esto es, aquél con el
mayor volumen y nivel de actividad.

.Por tanto, y con carácter general, el valor razonable se calculará por referencia a
un valor de mercado fiable, siendo la cotización en un mercado activo la mejor referencia
del mismo. Cuando no exista un mercado activo, el valor razonable podrá obtenerse
mediante la aplicación de modelos y técnicas de valoración, incluyéndose entre éstos la
utilización de transacciones recientes, referencias al valor razonable de otros activos sustan-
cialmente iguales, descuento de flujos de efectivo y modelos generalmente utilizados para la
valoración de opciones.

La norma española también señala que cuando corresponda aplicar este criterio de
valoración, los elementos para los que la valoración no pueda ser hecha de manera fiable,
ya sea por referencia la de mercado, ya sea por la aplicación de los modelos y técnicas a
las que se ha hecho referencia, se valorarán, según proceda, por su coste amortizado o
por su precio de adquisición o coste de producción, minorado, en su caso, por las
partidas correctoras de su valor que pudieran corresponder.

Las NIC/NIIF extienden la aplicación del valor razonable a los instrumentos


financieros, productos agrícolas y activos biológicos, siendo opcional para el inmovilizado
material, activos intangibles y propiedades inmobiliarias o de inversión. En España sólo se
contempla inicialmente su aplicación a ciertos instrumentos financieros, y para los
intermediarios que comercializan materias primas cotizadas (como excepción a la norma
general valorativa de las existencias)

No obstante lo anterior, en la Ley de reforma se deja abierta la puerta para que, por
vía reglamentaria, pueda extenderse la aplicación del valor razonable a otros elementos
patrimoniales distintos de los elementos mencionados.

Con carácter general, la contrapartida del ajuste resultante de aplicar el criterio del
valor razonable será la cuenta de pérdidas y ganancias; sin embargo dicho ajuste se incluirá
directamente en el patrimonio neto en ciertos tipos de activos financieros, hasta tanto se
produzca la transmisión de los mismos.

Teniendo en cuenta algunos de los cambios valorativos mencionados, en particular el


relativo al reconocimiento contable en pérdidas y ganancias de los cambios derivados por la
aplicación del criterio del valor razonable, nos encontramos con que el resultado contable se

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extiende ahora más allá de los límites tradicionalmente considerados, pues no se trata en su
integridad de beneficios realizados, si no que a éstos hay que añadir ahora los beneficios
resultantes de los ajustes derivados de la aplicación del valor razonable. Dada esta nueva
circunstancia, no es de extrañar que en la Ley contable se contemplen ciertas cautelas.

Valor neto realizable.- El valor neto realizable de un activo es el importe que la


empresa puede obtener por su enajenación en el mercado, en el curso normal del negocio,
deduciendo los costes estimados necesarios para llevarla a cabo, así como, en el caso de
las materias primas y de los productos en curso, los costes estimados necesarios para
terminar su producción, construcción o fabricación.

Valor actual.- Es el importe de los flujos de efectivo a recibir o a pagar en el curso


normal del negocio, según se trate de un activo o de un pasivo, respectivamente,
actualizados a un tipo de descuento adecuado.

Valor en uso.- De un activo o de una unidad generadora de efectivo es el valor actual


de los flujos de efectivo futuros esperados, a través de su utilización en el curso normal del
negocio teniendo en cuenta su estado actual, y actualizados a un tipo de interés de mercado
sin riesgo, ajustado por los riesgos específicos del activo que no hayan ajustado las
estimaciones de flujos de efectivo futuros.

Coste amortizado.- De un instrumento financiero es el importe al que inicialmente fue


valorado un activo o un pasivo financiero, menos los reembolsos de principal que se
hubieran producido, más o menos, según proceda, la parte imputada en la cuenta de
pérdidas y ganancias, mediante la utilización del método del tipo de interés efectivo, de la
diferencia entre el importe inicial y el valor de reembolso en el vencimiento y, para el caso
de los activos financieros, menos cualquier reducción de valor por deterioro que hubiera
sido reconocida, ya sea directamente como una disminución del importe del activo o
mediante una cuenta correctora de su valor.

El tipo de interés efectivo es el tipo de actualización que iguala el valor en libros de un


instrumento financiero con los flujos de efectivo estimados a lo largo de la vida esperada del
instrumento, a partir de sus condiciones contractuales y sin considerar las pérdidas por
riesgo de crédito futuras; en su cálculo se incluirán las comisiones financieras que se
carguen por adelantado en la concesión de financiación.

Costes de transacción atribuibles a un activo o pasivo financiero.- Son los costes


incrementales directamente atribuibles a la compra, emisión, enajenación u otra forma de
disposición de un activo financiero, o a la emisión o asunción de un pasivo financiero, en los
que no se hubiera incurrido si la empresa no hubiera realizado la transacción. Se trataría de

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las comisiones y honorarios pagados a agentes, asesores e intermediarios, así como
impuestos y otros derechos que recaigan sobre la transacción.

Valor contable o en libros.- Es el importe neto por el que un activo o un pasivo se


encuentra registrado en balance una vez deducida, en el caso de los activos, su
amortización acumulada y cualquier corrección de la valoración por deterioro acumulada
que se haya registrado.

Valor residual.- De un activo es el importe que la empresa estima que podría obtener
en el momento actual por su venta u otra forma de disposición, una vez deducidos los
costes de venta, tomando en consideración que el activo hubiera alcanzado la antigüedad y
demás condiciones que se espera que tenga al final de su vida útil. La vida útil de un activo
es el periodo durante el cual la empresa espera utilizar el activo amortizable o el número de
unidades de producción que espera obtener del mismo.

5. Valoración de los elementos patrimoniales según el Plan General de Contabilidad.

El Plan General de Contabilidad desarrolla los principios contables establecidos en su


primera parte y establece un conjunto detallado de normas de valoración de obligatoria
aplicación en la formulación de las cuentas anuales, que iremos estudiando sucesivamente.

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Ejemplos de aplicación del criterio valorativo COSTE AMORTIZADO

A.- Suscripción de un bono.

Datos de la operación: Nominal del bono: 10.000 euros.; Gastos del suscriptor
(intermediación): 100 euros; Interés nominal del bono: 5% anual postpagable. Duración del
bono: 4 años; Reembolso: en un solo pago por el nominal al final de la operación. No se
consideran los aspectos fiscales.

Solución:

El bono genera un flujo anual de cobros de 500 euros (5% sobre 10.000).

Importe bruto invertido: 10.000 + 100 = 10.100 euros.

Cálculo del tipo de interés efectivo de la operación:

10.100 = 500 (1 + ie )-1 + 500 (1 + ie )-2 + 500 (1 + ie )-3 + 10.500 (1 + ie )-4 => ie = 4,7198%.

Año 1
Ingresos Financieros Tesorería Dism. Valor Activo Valor Activo (C.A.)
10.100*4,7198%=476,70; 500 500 – 476,70=23,30 10.100-23,30=10.076,70
Año 2
Ingresos Financieros Tesorería Dism. Valor Activo Valor Activo (C.A.)

10.076,70*4,7198%=475,60; 500 500 – 475,60=24,40 10.076,70-24,40=10.052,30


Año 3
Ingresos Financieros Tesorería Dism. Valor Activo Valor Activo (C.A.)

10.052,30*4,7198%=474,45; 500 500 – 474,45=25,55 10.052,30-25,55=10.026,75


Año 4
Ingresos Financieros Tesorería Dism. Valor Activo Valor Activo (C.A.)

10.026,75*4,7198%=473,25; 500 500 – 473,25=26,75 10.026,75-26,75=10.000

10.000 10.000-10.000= 0

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B.- Préstamo bancario con garantía real.

Datos de la operación: Nominal del préstamo: 50.000 euros.; Gastos: una comisión de
apertura del 1% sobre el nominal, y unos gastos de escritura de 400 euros; Interés nominal
del préstamo: 6% anual postpagable. Duración del préstamo: 3 años; Reembolso: en un
solo pago por el nominal al final de la operación. No se consideran los aspectos fiscales.

Solución:

El préstamo genera un flujo anual de pagos de 3.000 euros (6% sobre 50.000).

Importe neto recibido: 50.000 – 1% s/50.000 - 400 = 49.100 euros.

Cálculo del tipo de interés efectivo de la operación:

49.100 = 3.000 (1 + ie )-1 + 3.000 (1 + ie )-2 + 53.000 (1 + ie )-3 => ie = 6,682%.

Año 1
Gastos Financieros Tesorería Aum. Valor Pasivo Valor Pasivo (C.A.)
49.100*6,682%=3.280,82; 3.000 3.280,82–3.000=280,82 49.100+280,82=49.380,82
Año 2
Gastos Financieros Tesorería Aum. Valor Pasivo Valor Pasivo (C.A.)

49.380,82*6,682%=3.299,58; 3.000; 3.299,58–3.000=299,58; 49.380,82+299,58=49.680,4


Año 3
Gastos Financieros Tesorería Aum. Valor Pasivo Valor Pasivo (C.A.)

49.680,40*6,682%=3.319,6; 3.000; 3.319,6–3.000=319,6; 49.680,4+319,6=50.000

50.000 50.000-50.000=0

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