1 Corintios 12
1 Corintios 12
1 Corintios 12
El diablo siempre ha usado la misma estrategia contra la iglesia de Cristo: dividir y aislar. Mientras
permanezcas fuera del grupo estás vulnerable, estás propenso a los ataques del enemigo y a ser
destruido.
Todos tenemos maneras de pensar, diferentes gustos y preferencias. Pero el enemigo aprovecha
eso para sembrar en ti pensamientos de división. No puede haber unidad si cada quien le da
prioridad a su propio pensamiento. Es importante entender que lo más importante no es lo que
uno piensa, sino lo que Cristo piensa. Nadie más es cabeza sino Cristo.
La palabra división lo dice claramente: di-visión (dos visiones). No puede haber dos visiones, ni
tres, solo una. Cuando todos avanzamos en la misma dirección, llegamos a un propósito.
Después de haber orado toda la noche, Jesús eligió a sus discípulos, es decir, no los escogió a la
ligera. Dios tiene para cada uno de nosotros dos propósitos que podemos encontrar en Su Palabra:
predicar su palabra y reinar junto con Él en la eternidad.
No hay nada que el hombre pueda hacer que haga un cambio profundo en la sociedad. El único
que lo puede hacer es Jesús. Tú y yo conocimos al Señor y Él nos llamó a darlo a conocer a nuestra
generación. El hecho de que seamos cristianos no significa que seamos perfectos, sino que hemos
sido sanados y hemos sido perdonados.
1. SER TOLERANTES
“OS RUEGO QUE ANDÉIS COMO ES DIGNO DE LA VOCACIÓN CON QUE FUISTEIS LLAMADOS, CON
TODA HUMILD AD Y MANSEDUMBRE, SOPORTÁNDOOS CON PACIENCIA LOS UNOS A LOS OTROS
EN AMOR”. EFESIOS 4:1-2
No es nada nuevo el que se nos dificulte estar juntos. Vemos esta situación en las parejas una y
otra vez. El problema surge cuando nos resulta más importante el tener la razón o estar
satisfechos que la relación con la otra persona. Esto no debe ser así.
Cuando juegas a la cuerda, hay una persona jalando a cada lado y quien gana es el que estira más
fuerte. Bueno, en las relaciones ocurre lo mismo, la diferencia aquí es que al final pierden los dos,
porque en realidad no hay nada más importante que el amor unos con otros. En una relación
correcta, las dos partes tienen que estar del mismo lado de la cuerda luchando contra el lado
opuesto que es aquél donde se encuentra el problema, jalar juntos y vencer el problema.
Santo es alguien apartado para Dios. El Señor te ha apartado para Su obra. Tú no vives a la manera
que el mundo te impone, tú vives como Dios quiere. Tal vez pudieras hacer lo que tú quisieras en
este momento, pero no es así. Tú vives lo que te conduce en la voluntad de Dios, sabiendo que
dentro de Su voluntad está el ser miembro de Su cuerpo. Cada miembro del cuerpo humano tiene
su función, y lo mismo pasa con el cuerpo de Cristo.
No son los líderes espirituales los responsables de hacer la obra de Dios. Somos todos como
cuerpo de Cristo los que debemos mostrarle al mundo Su amor en palabras y en acciones.
“PARA QUE YA NO SEAMOS NIÑOS FLUCTUANTES, LLEVADOS POR DOQUIERA DE TODO VIENTO DE
DOCTRINA, POR ESTRATAGEMA DE HOMBRES QUE PARA ENGAÑAR EMPLEAN CON ASTUCIA LAS
ARTIMAÑAS DEL ERROR”. EFESIOS 4:14
Mantenernos unidos nos guarda de todo lo que hay alrededor. Es importante permanecer donde
Dios te puso para no andar como niño fluctuante.
Una de las mayores razones por la que las personas se cambian de iglesia es por problemas de
relaciones. Eso no es nada más que inmadurez. Cuando tú te vas por roces con otra persona, estás
agrietando la obra de Dios, porque significa que te importa más ganar la pelea que permanecer
unido como parte del cuerpo de Cristo.
“TODO EL CUERPO, BIEN CONCERTADO Y UNIDO ENTRE SÍ POR TODAS LAS COYUNTURAS QUE SE
AYUDAN MUTUAMENTE, SEGÚN LA ACTIVIDAD PROPIA DE CADA MIEMBRO, RECIBE SU
CRECIMIENTO PARA IR EDIFICÁNDOSE EN AMOR”. EFESIOS 4:16
Uno de los grandes problemas de nuestra generación es que no reconoce autoridad alguna.
Pareciera que todos tienen la capacidad de opinar sobre cualquier tema, como si todos tuvieran la
autoridad para hacerlo. El problema detrás de eso es que, al final de cuentas, cada quien hace lo
que quiere y se deja a un lado la unidad. Te dirán: “Si juzgas, eres un intolerante”. Pero de este
modo, la verdad se vuelve relativa. Sin embargo, nosotros sabemos que la verdad es absoluta, la
verdad de Dios.
En la iglesia exponemos la Palabra de Dios tal y como Él la presentó a nosotros. En la Biblia hay
temas muy claros respecto a qué tenemos que hacer y cómo debemos de actuar. También hay
otros temas que no se exponen tan explícitamente, pero las bases siguen siendo las mismas. Si en
otra iglesia se enseña otra cosa es porque es otra iglesia. Tú sabes que en cada familia, aunque
vivan en la misma zona, se tienen diferentes costumbres. Hay cosas en los hogares que se llevan a
cabo por la enseñanza que ahí se impartió. Lo mismo pasa en las iglesias. Apégate a la enseñanza
en la que tus pastores y líderes te han instruido.
Dios te puso en el lugar donde estás y no es ninguna coincidencia. Si en algo no estás de acuerdo,
decide qué es lo más importante, tu decisión o la visión de Cristo.
Mantenernos unidos como un cuerpo en Cristo es esencial para cumplir con la misión que el Señor
nos ha encomendado. La obra de Dios debe ser prioridad en nuestras vidas. Tenemos que cuidar
nuestro corazón para impedir que pensamientos equivocados lleguen y nos hagan perder el
rumbo. Identifica las trampas que el enemigo quiere usar para aislarte y no caigas en ellas. El
anhelo de Dios es que permanezcamos fieles en unidad con Cristo y con Su iglesia.
“PARA QUE TODOS SEAN UNO; COMO TÚ, OH PADRE, EN MÍ, Y YO EN TI, QUE TAMBIÉN ELLOS
SEAN UNO EN NOSOTROS; PARA QUE EL MUNDO CREA QUE TÚ ME ENVIASTE”. JUAN 17:21