Insuficiencia Renal
Insuficiencia Renal
Insuficiencia Renal
Irrigación renal:
El riego sanguíneo de los dos riñones es normalmente de alrededor del 22% del gasto
cardíaco, o 1.100 ml/min. La arteria renal entra en el riñón a través del hilio y después
se ramifica progresivamente hasta formar las arterias interlobulares, las arterias
arciformes, las arterias interlobulillares (también denominadas arterias radiales) y las
arteriolas aferentes, que acaban en los capilares glomerulares, donde se filtran grandes
cantidades de líquido y solutos (excepto las proteínas plasmáticas) para comenzar la
formación de orina. Los extremos distales de los capilares de cada glomérulo coalescen
hasta formar la arteriola eferente, que llega a la segunda red capilar, los capilares
peritubulares, que rodean a los túbulos renales.
La nefrona es la unidad funcional del riñón:
Cada riñón humano contiene alrededor de 800.000 a 1.000.000 de nefronas, cada una
de las cuales es capaz de formar orina. El riñón no puede regenerar nefronas nuevas. Por
tanto, en la lesión, la enfermedad o el envejecimiento renal normal, el número de
nefronas se reduce gradualmente. Después de los 40 años de edad, el número de
nefronas funcionantes suele reducirse alrededor de un 10% cada 10 años de forma que a
los 80 años muchas personas tienen un 40% menos de nefronas funcionantes que a los
40. Esta pérdida no pone en peligro la vida porque los cambios adaptativos en el resto
de las nefronas les permiten excretar las cantidades adecuadas de agua, electrólitos y
productos de desecho.
Fisiología Renal:
La mayoría de las personas saben que los riñones tienen una función importante:
eliminar del cuerpo los materiales de desecho que se han ingerido o que ha producido el
metabolismo. Los riñones realizan sus funciones más importantes filtrando el plasma y
eliminando sustancias del filtrado con una intensidad variable, dependiendo de las
necesidades del cuerpo. Finalmente, los riñones «aclaran» las sustancias no deseadas del
filtrado (y por tanto del cuerpo) excretándolas a la orina mientras devuelven las
sustancias necesarias de nuevo a la sangre. Entoncces los riñones ejercen numerosas
funciones homeostáticas, entre ellas las siguientes:
• Gluconeogenia.
Insuficiencia Renal:
IRA:
La clasificación RIFLE añadía dos estadios más que son “L” (los of kidney function) es
una insuficiencia renal aguda persistente durante un mes y “E” (End-stage kidney
disease) en el cual la pérdida de función renal se prolongaba por más de 3 meses
definiendo ya una insuficiencia renal crónica.
De forma clásica se ha dividido en causas pre renales producidas por una reducción de
la perfusión renal causas postrenales por obstrucción de la vida ordinaria y causas
intrínsecas o parenquimatosas producidas por lesión estructural del riñón.
2. Insuficiencia renal aguda intrarrenal debido a anomalías dentro del propio riñón,
incluidas las que afectan a los vasos sanguíneos, los glomérulos o los túbulos.
3. Insuficiencia renal aguda posrenal, debida a una obstrucción del sistema colector
urinario en cualquier lugar entre los cálices y la salida vesical. Las causas más comunes
de obstrucción de la vía urinaria fuera del riñón son los cálculos renales debidos a la
precipitación de calcio, urato o cistina.
Aquí se puede ver un poco la incidencia de cada una de las causas, las causas renales
más frecuentes las causas parenquimatosas o intrínsecas que sobre todo se dividen en
las enfermedades que afectan los glomérulos, las que afectan los túbulos y el intersticio
y las que afectan el espacio vascular. Las más frecuentes son las que afectan los túbulos
y el intersticio siendo la necrosis tubular aguda la causa más frecuente a nivel
hospitalario. Finalmente, las causas postrenales pueden obedecer a una obstrucción a
cualquier nivel de la vía urinaria.
Fisiopatología:
La causa más frecuente de IRA es la llamada prerrenal o funcional que se produce por
disminución del gasto cardíaco o hipovolemia, sabemos que el riñón recibe el 25% del
gasto cardíaco y de volumen sanguíneo llamado flujo sanguíneo renal, 1,250
mL/min(8). Sin embargo, no todas las causas que producen esta injuria conllevan la
IRA, pero sí alteran su función y disminuye el flujo sanguíneo renal pero el riñón puede
autorregular su flujo intrarrenal, al disminuir éste en la corteza y sólo mantener sus
funciones en los glomérulos medulares, que sólo necesitan del 30 al 40% de este flujo,
lo que se manifiesta por bajas del flujo urinario o diuresis, con aumento de elementos
azoados (urea, creatinina), pero nunca disminuye la depuración de creatinina menos de
15 mL/min y en la embarazada de 30 mL/min.; esto es lo que se llama disfunción renal
pero no es IRA y es lo que antiguamente era llamada insuficiencia prerrenal o funcional.
En ocasiones los pacientes pueden mantener flujo urinario normal o aumentado, pero si
la depuración de creatinina de uno, dos, cuatro, seis, 12 o 24 horas es menor de 15
mL/min. más algún marcador elevado el paciente tiene una IRA poliúrica o de gasto
alto; esto quiere decir que para que exista IRA hay una causa que produce una injuria,
esto lesiona el riñón en los diferentes componentes del glomérulo y que se manifiesta
por la insuficiencia o la falla renal, esto se traduce como riesgo o causa, injuria, lesión e
insuficiencia que puede llevar a la muerte a los pacientes graves si se acompaña del
síndrome de falla orgánica múltiple; cuando la IRA es única la recuperación de la
función renal es total y sólo puede quedar con daño cuando es una agudización en un
paciente con enfermedad renal crónica.
Factores de Riesgo:
Existen diversos factores de riesgo de desarrollar insuficiencia renal aguda. Entre los
factores no modificables los más importantes son la edad, la existencia previa de
enfermedad renal crónica, sobre todo con proteinuria clínica, y la diabetes. Entre las
causas modificables la enfermedad crítica sobre todo con sepsis o shock séptico y la
cirugía cardiaca con circulación extracorpórea son situaciones clínicas en las cuales la
incidencia de insuficiencia renal aguda es muy elevada.
Manifestaciones Clínicas:
Todos los pacientes con insuficiencia renal aguda manifiestan algún grado de
hiperazoemia. Las demás características clínicas dependen de la causa de la nefropatía.
Los pacientes con hiperazoemia prerrenal por hipovolemia, casi siempre presentan
hipotensión ortostática, taquicardia, reducción del pulso venoso yugular y mucosas
secas. Los pacientes con hiperazoemia prerrenal e insuficiencia cardiaca congestiva,
distensión yugular, galope de S3 y edemas periférico y pulmonar. Por lo tanto, la
exploración física es crucial en la investigación de los pacientes con insuficiencia renal
aguda prerrenal. En general, la relación BUN/creatinina tiende a ser elevada, más en
caso de hipovolemia e insuficiencia cardiaca congestiva que con cirrosis. En los estados
prerrenales no cirróticos, el ácido úrico se eleva de manera desproporcionada. El
análisis químico de la orina tiende a mostrar hiponatriuria (,10 a 20 mmol/L, ,10 en el
síndrome hepatorrenal) y excreción fraccionaria de sodio (FENa) ,1%. El examen
general de orina revela cilindros hialinos y algunos granulares, sin células ni cilindros
celulares. La ecografía renal es normal. Entre los signos y síntomas de la insuficiencia
renal aguda se incluyen los siguientes:
Clasificación RIFLE:
Diagnóstico:
Es muy importante una revisión exhaustiva de la historia clínica registrando los factores
de riesgo, exposición a nefrotoxinas, episodios de hipoperfusión etcétera. Una
exploración física que incluya la volemia del paciente y una analítica básica que se va
ampliando en función del grado de sospecha de la causa de la insuficiencia renal coma
punto la ecografía renal se realiza principalmente para descartar obstrucción en caso de
sospecha o bien para valorar el tamaño renal y diferenciar la insuficiencia renal crónica.
Biopsia Renal: La biopsia renal es una práctica poco cruenta en la actualidad, y no exenta de
riesgos. La modalidad preferida es la biopsia percutánea. Actualmente se realiza con control
ecográfico y dirigida a través de guía, efectuando el disparo de forma automática. Con todo ello
se ha conseguido una importante reducción de las complicaciones con buena rentabilidad
diagnóstica
TRATAMIENTO:
Tratamiento Etiológico:
• Prerrenal
• Intrínseca (NTA)
• Intrínseca no NTA
– Tratamiento específico
• Postrenal
Tratamiento de soporte:
● Fármacos: ajustar todos ellos al grado de función renal y eliminar los nefrotóxicos
(IECA/ARA-II, diuréticos ahorradores de potasio, AINE...).
Hiperpotasemia: gluconato cálcico debe ser la primera medida a instaurar en estos casos dada
la rapidez de acción.
Diálisis:
La mayor parte de los casos de insuficiencia renal aguda adquirida dentro y fuera del hospital se
resuelve con medidas complementarias, tiempo y paciencia. Cuando la insuficiencia renal aguda
no prerrenal persiste o avanza, se debe contemplar la posibilidad de realizar diálisis. Las
indicaciones tradicionales para realizar diálisis (sobrecarga de volumen que no responde al uso
de diuréticos; hiperpotasiemia; encefalopatía inexplicable; pericarditis, pleuritis o alguna otra
serositis infl amatoria, y acidosis metabólica pronunciada que altera la función respiratoria o
circulatoria) difi ultan la recuperación de cualquier enfermedad aguda fuera del riñón. Por lo
tanto, anticipando estas complicaciones, se lleva a cabo la diálisis. Otra indicación para realizar
diálisis es la incapacidad para proporcionar los líquidos necesarios para los antibióticos,
inotrópicos y otros medicamentos y/o nutrición. Las opciones para la diálisis en la insuficiencia
renal aguda son: 1) hemodiálisis intermitente, 2) diálisis peritoneal y 3) terapia de restitución
renal continua (esto es, hemodiafi ltración arteriovenosa o venovenosa continua).
6. Hipertermia.
7. Anasarca.
Complicaciones:
Las complicaciones son variadas y múltiples pero hay que destacar sobre todo las que tienen un
mayor impacto clínico y que requieren una atención y una vigilancia más inmediatas. Estas son
la hiperpotasemia y la hipervolemia. Las demás complicaciones irán apareciendo según la
gravedad y la duración de la insuficiencia renal.
Clasificación y estadios:
La gravedad de la enfermedad renal crónica se ha clasificado en 5 estadios en función del
filtrado glomerular y de la presencia de proteinuria (tabla 1). El deterioro del filtrado
glomerular es una característica de los estadios 3-5, sin que sea necesaria la presencia de
otros signos de lesión renal, la cual sí se requiere en los estadio 1 y 2.
FACTORES DE RIESGO:
Etiología:
Es conveniente distinguir entre aquellos procesos capaces de causar lesión renal con posterior
evolución a IRC y los procesos que actúan independientemente de la enfermedad inicial y
contribuyen a la progresión de la enfermedad, tal y como refleja la tabla 4 (9). A la hora de
analizar la etiología de la IRC en el anciano, respecto a otros grupos de edad, se evidencian
diferencias importantes entre ambos. Con respecto a la etiología de la IRCT, en el último
informe preliminar de Diálisis y Trasplante de la Sociedad Española de Nefrología y Registros
Autonómicos del año 2002, los resultados por orden para todo el conjunto poblacional haciendo
referencia a la IRCT fueron los siguientes:
a) No filiada.
b) Nefropatía diabética.
c) Nefropatía vascular.
d) Glomerulonefritis crónica.
e) Pielonefritis crónica.
f) Otras. G
) Poliquistosis renal.
h) Hereditarias
La tasa media de disminución anual del FG es muy variable siendo mayor en pacientes con
proteinuria importante, DM o HTA no óptimamente controladas.
Predictores de progresión:
En resumen, se recomienda la evaluación de la fragilidad en pacientes con ERC, como
medida de las reservas fisiológicas, para evaluar el pronóstico y ayudar a la toma de
decisiones terapéuticas, incluidas las terapias sustitutivas. La herramienta óptima para su
evaluación en pacientes con ERC no está establecida, aunque los fenotipos de Fried es la
más utilizada en pacientes con ERC55 (tabla9) y el cuestionario FRAIL puede ayudar a
detectar la fragilidad en pacientes en diálisis.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS:
Cuando la función renal está sólo mínimamente alterada (filtrado glomerular: 70-100% del
normal), la adaptación es completa y los pacientes no muestran síntomas urémicos. A medida
que la destrucción de las nefronas progresa, disminuye la capacidad de concentración del riñón
y para eliminar la carga obligatoria de solutos aumenta la diuresis.
La poliuria y la nicturia son los primeros síntomas. Cuando el filtrado glomerular cae por debajo
de 30 ml/min aparecen progresivamente los síntomas que conforman el síndrome urémico:
anorexia y náuseas, astenia, déficit de concentración, retención hidrosalina con edemas,
parestesias e insomnio. Sin embargo, especialmente cuando la enfermedad renal evoluciona
muy lentamente, hay enfermos que persisten prácticamente asintomáticos hasta etapas
terminales, con filtrados glomerulares incluso de 10 ml/min o menos.
DIAGNÓSTICO
poliuria, polidipsia, disuria o hematuria. También hay que obtener una historia completa de
enfermedades sistémicas, exposición a tóxicos renales, infecciones y posibles antecedentes
familiares de enfermedad renal.
4.2. Exploración física
En los hombres es imprescindible el tacto rectal para examinar la próstata. En las extremidades
pueden verse signos de edema y debe explorarse el estado de los pulsos periféricos.
La ecografía: es una prueba obligada en todos los casos para comprobar primariamente que
existen dos riñones, medir su tamaño, analizar su morfología y descartar la obstrucción urinaria.
Un tamaño renal pequeño (< 9 cm, según la superficie corporal) indica cronicidad e
irreversibilidad de la enfermedad. Un tamaño renal normal favorece el diagnóstico de un
proceso agudo. Sin embargo, la poliquistosis renal, la amiloidosis o la diabetes pueden cursar
con riñones de tamaño normal o aumentado. Una diferencia de tamaño superior a 2 cm puede
ser debida a alteraciones de la arteria renal, reflujo vesicoureteral o diversos grados y formas de
agenesia o hipoplasia renal unilateral.
Hay que valorar los posibles riesgos de la biopsia renal frente a los beneficios potenciales de la
información que puede proporcionar. Si se efectúa en etapas precoces de la enfermedad renal
crónica la información puede ser útil. En fases avanzadas a menudo nos encontraremos con
riñones esclerosados y fases terminales de la enfermedad.
Tratamiento:
Actitud ante factores evitables o reversibles Existen factores que aceleran el deterioro renal
independientemente del ritmo de progresión propio de la enfermedad renal crónica. Muchos son
reversibles, por lo que es imprescindible reconocerlos y corregirlos. Deben emplearse los
fármacos estrictamente necesarios, en las dosis e intervalos adecuados y durante el tiempo
necesario. Si es imprescindible su empleo, hay que hidratar adecuadamente al paciente y ajustar
la dosis al grado de insuficiencia renal.
Prevenir o retrasar la progresión de la enfermedad renal crónica. Renoprotección :
El manejo conservador de la enfermedad renal crónica tiene como principal objetivo prevenir o
retrasar la progresión de la enfermedad. Se trata, fundamentalmente, de instaurar medidas
antiproteinúricas.