Justiça Ambiental - Construcción y Defensa de Los Nuevos Derechos Ambientales Culturales y Colectivos en La América Larina MARCADO
Justiça Ambiental - Construcción y Defensa de Los Nuevos Derechos Ambientales Culturales y Colectivos en La América Larina MARCADO
Justiça Ambiental - Construcción y Defensa de Los Nuevos Derechos Ambientales Culturales y Colectivos en La América Larina MARCADO
ENRIQUE L EFF
(COORDINADOR)
Esta edición en formato pdf conserva los mismos derechos que la publicación
impresa en papel.
CONTENIDO
Presentación 5
Los Derechos del Ser Colectivo y la Reapropiación So-
cial de la Naturaleza: A Guisa de Prólogo* 7
3
8 Regimen de acceso a los recursos genéticos en los
países andinos y los derechos de las comunidades 139
Manuel Pulgar-Vidal O.
5
Enrique Leff
Enrique Leff
6
LOS DERECHOS DEL SER COLECTIVO Y LA
REAPROPIACIÓN SOCIAL DE LA NATURALEZA:
A GUISA DE PRÓLOGO*
Enrique Leff **
* Agradezco los comentarios al borrador de este texto que me aportaron Isabel Martínez
y Mindahi Bastida.
** Coordinador de la Red de Formación Ambiental Para América Latina y el Caribe, Pro-
grama de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
7
Enrique Leff
8
Prólogo
9
Enrique Leff
10
Prólogo
11
Enrique Leff
12
Prólogo
13
Enrique Leff
14
Prólogo
15
Enrique Leff
16
Prólogo
17
Enrique Leff
18
Prólogo
19
Enrique Leff
20
Prólogo
21
Enrique Leff
22
Prólogo
23
Enrique Leff
24
Prólogo
25
Enrique Leff
26
Prólogo
27
Enrique Leff
28
Prólogo
29
Enrique Leff
30
Prólogo
31
Enrique Leff
32
Prólogo
REFERENCIAS
33
Enrique Leff
34
1
DERECHO AMBIENTAL Y CULTURA LEGAL EN
AMÉRICA LATINA
Introducción
El Derecho, como el lenguaje y la música, tiene profundas raíces en el
espíritu de un pueblo. En última instancia, el Derecho es una expresión
normativa de la cultura, la historia, los valores sociales, el folclor, la
psique, la ecología y la tradición de una nación dada. El desarrollo del
Derecho puede compararse al crecimiento orgánico de una planta. Es
lento y deriva de los poderes espirituales de un pueblo. Como tal, la
evolución del Derecho es un proceso histórico desarrollado silenciosa e
inconscientemente de una edad a otra. Al punto de que el Derecho no
es el producto de la razón instrumental de un legislador en particular y
su evolución natural no puede ser acelerada ni tampoco detenida por la
intervención de un legislador.
35
José María Borrero Navia
que lo hago por escrito. Lo confieso, más que una afinidad con-
ceptual con su contenido me seduce una complicidad poética
(me hubiera gustado haberlo leído 30 años atrás y recitarlo en la
Facultad de Derecho, en una clase de procedimientos).
Casi siempre he citado esta composición para ilustrar mis re-
ferencias al concepto de cultura legal. En la práctica mi reiterado
encuentro con sus metáforas ha desplazado mi interpretación de
su sentido hacia el de cultura legal. En efecto, le encuentro ma-
yor empatía con un concepto en construcción sobre la cultura
jurídica que con teorizaciones sobre el Derecho como sistema u
orden jurídico.
En esta ocasión quisiera avanzar en la construcción del con-
cepto de cultura legal a partir de las imágenes que este texto ha
suscitado y extenderlo hasta el campo ambiental. En este orden
de ideas aspiro a reflexionar sobre las siguientes o semejantes
preguntas: ¿Qué es una cultura legal ambiental? ¿Qué fuerzas,
actores o factores participan en su formación? ¿Qué relaciones
mantiene con los sistemas jurídicos?
Vínculos y límites
El concepto de cultura legal comprende el conjunto de ideas,
actitudes, creencias, expectativas y opiniones que una sociedad
o grupo tiene y expresa sobre el Derecho2 y los sistemas jurídi-
cos. En sucesión lógica, el concepto de cultura legal ambiental
comprende un conjunto semejante referido al sistema de normas
ambientales. En su condición de esferas o campos de la cultura,
ambas participan de las mentalidades, valores, creencias e ima-
ginarios que constituyen la cultura o culturas de un pueblo. Par-
ticularmente la cultura legal en materia ambiental está permeada
por la cultura ambiental en la medida en que los campos no-
jurídicos pueden influir en los sistemas jurídicos.
Una cultura ambiental se forma en el proceso de reconoci-
2
L. Friedman. 1977. The legal system. A social science perspective. Nueva York, 15-16; del
mismo autor, Law and society. An introduction, Englewood Cliffs, 7.
36
Derecho ambiental y cultura legal en América Latina
3
Néstor Garcia Canclini. 1990. Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la
modernidad. México: Grijalbo, 71.
37
José María Borrero Navia
empobrecimiento.4
Por su parte, la cultura legal no sólo transita los itinerarios de
la cultura sino los caminos, a veces tortuosos, del Derecho, con-
figurando su hábitat híbrido en una franja fronteriza donde el
Derecho se reconoce como ley, pero también como poder para
burlar la ley y hacer prevalecer las injusticias. En el imaginario
de los latinoamericanos5 la justicia ha sido durante mucho tiem-
po un asunto de dios o de la vindicta personal, no del Derecho.
La corrupción, el clientelismo y otros “resabios premodernos”
contagiaron nuestros sistemas jurídicos favoreciendo una repre-
sentación del Derecho como negocio del poder y sus intermedia-
rios. Las mayorías analfabetas del continente han mirado con
recelo al Derecho como un asunto de élites letradas.
La expansión de los valores democráticos y el respeto de los
derechos humanos puede conducir a una deseable revaloriza-
ción del sistema jurídico, siempre y cuando sean inducidos los
cambios que el Derecho necesita para cumplir sus funciones de
seguridad y estabilidad en una sociedad pluralista y compleja: en
primer lugar, despojándole de esclerosadas ritualidades que en
la práctica obran como barreras para el acceso de los ciudadanos
a la justicia; y, en segundo lugar, haciéndole permeable y flexible
tanto a las dinámicas sociales como a los cambios ocurridos en
los discursos sobre el ambiente de otras disciplinas.
Según A. J. Arnaud6 “sólo se hablará correctamente de cambio
jurídico cuando sea posible observar [...] una transformación de
la estructura profunda de un sistema de Derecho impuesto por-
que un nuevo equilibrio fundado en una razón diferente, o al
menos renovada, sucede a un equilibrio anterior”. Respecto al
cambio en el Derecho cabe señalar que las presiones de lo social
sobre lo jurídico rara vez son directas, actuando sólo a través del
4
José M. Borrero Navia. 1994. Los derechos ambientales. Una Visión desde el Sur, Cali:
FIPMA/CELA, 84.
5
Al menos en la región andina, Centroamérica y el Caribe.
6
A. J. Arnaud. 1981. Critique de la Raison Juridique, t. 1: Oú va la Sociologie du Droit?
París: LGDJ. Citado por Michel van de Kerchove et al., 1997. El sistema jurídico entre
orden y desorden. Madrid: Juma, 150.
38
Derecho ambiental y cultura legal en América Latina
7
Michel von de Kerchove. El sistema jurídico..., 150
8
François Ost. 1996. Naturaleza y derecho. Para un debate ecológico en profundidad. Bil-
bao: Ediciones Mensajero, 19-22.
9
Michel Serres sitúa el origen del derecho en la intervención, en el antiguo Egipto de los
harpedonaptas, los funcionarios reales agrimensores y geómetras que, tras cada creci-
da del Nilo, “medían de nuevo las tierras cubiertas de barro y limo para redistribuirlas o
establecer sus partes”. M. Serres. 1990. Le contrat naturel. París: François Bourin, 87.
Hay traducción castellana: El contrato natural. Pre-textos, 1991.
10
François Ost. Naturaleza y derecho...
39
José María Borrero Navia
11
Néstor García Canclini. Culturas híbridas..., 326.
12
M. Serres. Le contrat naturel, 56-57.
40
Derecho ambiental y cultura legal en América Latina
13
“La justicia es una representación de lo imposible. Una voluntad, un deseo, una exigen-
cia de justicia cuya estructura no fuera una experiencia de la aporía, no tendría ningu-
na expectativa de ser lo que es, esto es, una justa apelación a la justicia.” Jacques
Derrida. 1992. “Fuerza de Ley: el Fundamento Místico de la Autoridad”, Doxa, 142.
Citado por Francisco Garrido Peña. 1996. La ecología política como política del tiempo.
Granada: Comares, 207.
14
“Un medio ambiente limpio y saludable es esencial para poder gozar de los derechos
humanos básicos –aun del derecho a la vida misma–. Estamos enfrentados con las
necesidades de sobrevivencia de los seres humanos y todas las otras especies. La comu-
nidad internacional debe intentar salvar todos los miembros del ecosistema. Una parte
de esa meta será la protección de los derechos humanos básicos, la necesidad de sobre-
vivir. Hablar de proteger otras necesidades humanas es académico a menos que se
resuelva esa necesidad”. Noralee Gibson. 1990. “The Right to a Clean Environment”,
Saskatchewan Law Review, vol. 54 (1), 54.
15
La Comisión de Reforma Legal de Canadá considera que cuatro expresiones de este
derecho son susceptibles de protección jurídica, cuya perturbación y violación la ley
41
José María Borrero Navia
42
Derecho ambiental y cultura legal en América Latina
19
Han sido identificado tres principios básicos de equidad intergeneracional:
i. Principio de la conservación de las opciones
ii. Principio de calidad ambiental
iii. Principio de conservación al acceso. Brown Weiss, id.
20
Fritjof Capra. 1983. The Turning Point. Londres: Flamingo, 10 ss.
43
José María Borrero Navia
21
El discurso del método termina con este pasaje identificado como quintaesencia de las
ciencias modernas: “Tales nociones [las nociones generales sobre la física] me han he-
cho ver que pueden lograrse conocimientos muy útiles para la vida y que en lugar de esa
filosofía especulativa que se enseña en las escuelas, puede encontrarse una filosofía
práctica en virtud de la cual, conociendo la fuerza y las acciones del fuego, del agua, del
aire, de los astros, de los cielos y de todos los cuerpos que nos rodean con tanta preci-
sión como conocemos los diversos oficios de nuestros artesanos, podamos emplearlos
de igual forma para todos aquellos usos que sean propios, convirtiéndonos por este me-
dio en dueños y señores de la naturaleza”. Citado por François Ost, Naturaleza y dere-
cho...
22
Enrique Leff, “Conocimiento y educación ambiental”. Formación Ambiental. vol. 7, núm.
17; vol. 8, núm. 18, septiembre 1996-marzo 1997, México: PNUMA.
44
Derecho ambiental y cultura legal en América Latina
23
François Ost, Naturaleza y derecho...
24
François Ost, Naturaleza y derecho...
45
José María Borrero Navia
Pluralismo jurídico
En la formación de una cultura legal ambiental debe conside-
rarse el pluralismo jurídico26 en una doble estrategia dirigida, en
25
Michel van de Kerchove et al. 1997. El sistema jurídico, entre orden y desorden. Ma-
drid: pp. 144, 145.
26
De acuerdo con Fariñas Dulce existen rasgos comunes en casi todas las formulaciones
doctrinarias del pluralismo jurídico, a saber:
46
Derecho ambiental y cultura legal en América Latina
1. El rechazo a la identificación del derecho con la ley (lo cual implica un pluralismo en
las fuentes de producción del derecho);
2. El rechazo al monopolio jurídico por parte del Estado (lo cual implica un pluralismo
normativo-jurídico);
3. El rechazo del mito unificador del “monismo jurídico-formalista” (lo cual implica un
pluralismo social y cultural);
4. Finalmente, el reconocimiento de la descentralización del Derecho estatal (que impli-
ca una pluralidad de centros de decisión jurídica en un mismo sistema jurídico, lo
que se denomina “policentricidad jurídica”), lo cual permite hablar también de un
pluralismo jurídico “intersistemático” o pluralismo “interno” al derecho oficial o esta-
tal. María José Fariñas Dulce. 1997. Los derechos humanos: desde la perspectiva
sociológica-jurídica a la actitud postmoderna, Madrid: Dykinson.
27
Michel von de Kerchove, El sistema jurídico...
28
Citado por Kerchove, El sistema jurídico...
47
José María Borrero Navia
29
Umberto Eco. 1974. La nueva Edad Media. Madrid: Alianza Editorial.
30
Umberto Eco, La nueva Edad Media....
48
Derecho ambiental y cultura legal en América Latina
31
José M. Borrero Navia. Los derechos ambientales...
49
José María Borrero Navia
32
José M. Borrero Navia. 1997. Ideario Ambiental a Finales del Siglo XX. Transiciones y
desafíos. Cali: FIPMA/CELA, del cual retomo textos e ideas para este acápite.
33
El siguiente concepto amplio (no terminado, por supuesto) del ambiente puede ilustrar
el concepto de proyecto ambiental: “...el ambiente es sede de la participación, o sea
ocasión e instrumento para el ejercicio de los derechos y de los deberes de solidaridad
política, económica y social. El ambiente es lugar de encuentro de los aspectos natura-
les (paisaje) y culturales (patrimonio histórico artístico de la nación) tutelados expresa-
mente por el artículo 9. El ambiente es también la salubridad del espacio que lo circun-
da, que asegura el bienestar psico-físico individual y colectivo, elevado a la dignidad de
derecho del individuo e interés de la comunidad por el artículo 32”. Sentencia del Tribu-
nal italiano de Casación de 20 de enero de 1983, citado por Bellver, Ecología: de las
razones a...
34
Entre otros La Convención de Viena, 1985, el Protocolo de Montreal, 1987, la Conven-
ción de Basilea, 1989, la Convención Internacional del Derecho del Mar, 1982, la Con-
vención Internacional, Sobre Cambio Climático, 1992, la Convención Internacional de
Conservación de la Biodiversidad, 1992.
50
Derecho ambiental y cultura legal en América Latina
35
Para mitigar el tono contestatario del acápite, pueden revisarse los informes anuales
del PNUMA sobre el medio ambiente mundial, en los cuales, si bien se registran los
esfuerzos en la gestión se informa sobre el empeoramiento del ambiente.
36
Me refiero, entre otros, a Francisco Garrido Peña (La ecología política como política del
tiempo) y Bellver (Ecología: de las razones a los derec hos).
37
Francesco Lettera, Lo Stato ambientale..., citado por Bellver, Ecología: de las razones a ...
51
José María Borrero Navia
52
Derecho ambiental y cultura legal en América Latina
38
Francisco Garrido Peña, La ecología política..., 32.
39
PNUMA, Oficina Regional para América Latina y el Caribe. 1993. Propuesta de de ley
básica de protección ambiental y promoción del desarrollo sostenible. México: Sistema de
Información en Derecho Ambiental de PNUMA.
40
PNUMA: Propuesta de de ley básica....
41
PNUMA, Oficina Regional para América Latina y el Caribe, Situación actual del derecho
internacional en América Latina y el Caribe, México, 1993, 75.
53
José María Borrero Navia
42
La información de este acápite tiene como fuente principal mi libro Los Derechos Am-
bientales. Una Visión desde el Sur. La información nueva corresponde a la producción
legislativa y cambios registrados a partir de 1993.
54
Derecho ambiental y cultura legal en América Latina
43
Ernst Brandl y Hartwin Bunger. 1992. “Constitutional Entrenchment of Environmental
Protection: A Comparative Analysis of Expreriences Abroad.” Harvard Environmental
Law Review, vol. 16 núm. 1, 4-5.
55
José María Borrero Navia
44
“A diferencia de los derechos fundamentales que, de acuerdo con la teoría liberal clási-
ca, limitan las intrusiones gubernamentales en la esfera privada, los preceptos de polí-
tica pública estimulan la acción gubernamental. Estos preceptos tienen un carácter
dinámico en tanto están dirigidos a la solución de futuros problemas sociales, y guían
antes que limitar el ejercicio legislativo. En consecuencia, los preceptos de política pú-
blica pueden ser descritos como normas intencionales o directrices constitucionales.”
Ernest Brandl et al., Constitutional entrechment..., 16.
56
Derecho ambiental y cultura legal en América Latina
45
“Los derechos humanos son una clase especial de derechos, los derechos que uno tiene
simplemente por que uno es un ser humano. Ellos son, por lo tanto, derechos morales
del orden más elevado.” Jack Donelly. 1989. Universal human rights in theory and practice.
Cornell University Press, 20.
57
José María Borrero Navia
46
“Los derechos humanos se ‘necesitan’ no para la vida sino para una vida en dignidad;
como las convenciones internacionales de derechos humanos lo han declarado, los dere-
chos son inherentes a la persona humana.” Jack Donelly, Universal human rights..., 17.
47
El Documento Final de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos celebrada en
Viena del 14 al 25 de Junio de 1993, en su Párrafo 3o. consagra que:
“
Todos los derechos humanos son universales, indivisibles e interdependientes y están
relacionados entre sí. La comunidad internacional debe tratar los derechos humanos en
forma global y de manera justa y equitativa.” Naciones Unidas, Asamblea General, A/
CONF.157/DC/I/ADD. I. Junio 24, 1993, p. 5.
48
Bellver, Ecología: de las razones a..., 231-232.
49
“La dignidad humana, cuya realización es el propósito de los derechos humanos, no
puede ser reducida a las dimensiones comprendidas dentro de una corta o estrecha
lista de derechos humanos básicos. Todos los derechos humanos son derechos básicos
en el sentido fundamental de que violaciones sistemáticas de cualquier derecho huma-
no impiden la realización de una vida humana plenamente digna, es decir impide el
disfrute de las condiciones mínimas necesarias para una vida digna de un ser humano”.
Jack Donnelly, Universal human rights..., 41.
50
“La relación entre naturaleza humana, derechos humanos, y sociedad política es dialé-
ctica. Los derechos humanos le dan forma a la sociedad política, así como forjan a los
seres humanos y realizan las posibilidades de la naturaleza humana, la cual provee las
58
Derecho ambiental y cultura legal en América Latina
Justicia constitucional
La consagración de los principios constitucionales no es sufi-
ciente por sí misma para garantizar el ejercicio pleno del derecho
o precepto que su texto consagra. Ello es especialmente cierto
cuando se trata de aquellos textos constitucionales concebidos
como agenda programática del Estado,53 los cuales están expues-
tos a convertirse en meros testimonios del fracaso para garanti-
zar el respeto por el mandato constitucional. En la convulsiona-
da historia de los países de América Latina muchas constitucio-
bases para que estos derechos estén en el primer lugar. La naturaleza humana, en el
contexto de los derechos humanos, comprende elementos naturales, sociales, históri-
cos y morales; esta naturaleza, si bien es condicionada, no es completamente determi-
nada por los procesos históricos objetivos.” Jack Donelly, Universal human rights...,19.
51
Las constituciones de Chile, Ecuador y Paraguay.
52
Bellver, Ecología: de las razones a..., 236.
53
“Si el Estado percibe su Constitución como un proceso, en ella predominarán preceptos
programáticos. Tal Constitución es un programa para el futuro, que debe convertirse
gradualmente en realidad. Este tipo de Constitución puede ser caracterizada como
democrática-radical” Ernest Brandl et al., Constitutional entrechment..., 83.
59
José María Borrero Navia
54
“Más de doscientas (la cifra exacta es causa de dudas hasta para los mismos especialis-
tas en la materia –constituciones de dudosa aprobación, cambios constitucionales que
en realidad eran vuelta a un antiguo texto; una misma constitución para diferentes
países, etc.–) para un conjunto de veinte repúblicas, algunas de las cuales en determi-
nado momento han adoptado forma de reino, o para ser más exactos, de imperio –Haití,
México y Brasil– como forma de Estado. Una media de más de diez constituciones por
país. Media que se ve superada por los casos de Haití, con veintitrés constituciones,
Venezuela con veintidós, Bolivia con diecinueve, República Dominicana con quince, o
Perú con trece.” Juan Maestre Alfons. 1987. Constituciones y Leyes Políticas de América
Latina, Filipinas y Guinea Ecuatorial, Sevilla: Instituto de Cooperación Iberoamericano-
Comisión Nacional V Centenario, 6.
55
En Pensamiento Ecológico y Crisis Global. FIPMA/CELA, 1992, intenté una descripción
de comunidades autónomas y auto gestionarias, libres de jerarquías y controles buro-
cráticos, fundadas en la autodeterminación de la “democracia cara a cara”, perfiles que
identificarían a ideales sociedades “ecológicas”.
60
Derecho ambiental y cultura legal en América Latina
56
José M. Borrero. 1994. La deuda ecológica, testimonio de una reflexión. Cali: FIPMA.
61
José María Borrero Navia
57
Gregorio Peces-Barba. 1973. Derechos fundamentales. Teoría General. Madrid: Gaudiana.
58
Con el nombre de Amparo o Juicio de Amparo se designa en México el recurso o procedi-
miento judicial a seguir para “amparar” a cualquier ciudadano en el ejercicio y conser-
vación de sus derechos fundamentales. En las Actas de la Reforma Constitucional de
1847, fue consignado el recurso de los siguientes términos: “Artículo 25. Los tribunales
de la Federación ampararán a cualquier habitante de la República en el ejercicio y
conservación de los derechos que le conceden esta constitución y las leyes constitucio-
nales, contra todo ataque de los Poderes Legislativo y Ejecutivo, ya de la Federación, ya
de los Estados, limitándose dichos tribunales a la protección en el caso particular sobre
que verse el proceso, sin hacer ninguna declaración general respecto de la ley o del acto
que lo motivare.” El recurso de Amparo fue consagrado definitivamente en la Constitu-
ción de los Estados Mexicanos de 1857, en sus artículos 101 y 102. Carlos Arellano
García. 1983. El Juicio de Amparo. México: Porrúa, 118, 121.
59
El Recurso Constitucional de Protección está consagrado en el artículo 20 de la Constitu-
ción de Chile, que a su texto reza: “El que por causa de actos u omisiones arbitrarios o
ilegales sufra privación, perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio de los derechos
y garantías establecidos en el artículo 19, podrá ocurrir por sí, o por cualquiera a su
62
Derecho ambiental y cultura legal en América Latina
63
José María Borrero Navia
63
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-231.
64
Hice referencias a algunos fallos de la Corte Constitucional en Los derechos ambienta-
les. Una visión desde el Sur.
64
Derecho ambiental y cultura legal en América Latina
65
M. Serres, Le contrat naturel.
66
Guillermo J. Cano. 1987. Legislación latinoamericana (excluida la Argentina) sobre
contaminación Ambiental Antrópica, Mendoza, Argentina: Fundación ARN, 9-10.
65
José María Borrero Navia
67
De acuerdo a los principios de implementación ambiental aprobados en tres conferen-
cias internacionales celebradas en esta década (Utrech, Holanda, mayo 1990; Budapest,
Hungría, septiembre de 1992; y Oaxaca, México, 1994) para encontrar medios efectivos
de aplicación de las leyes ambientales, “La implementación comprende el conjunto de
acciones que los gobiernos y otros actores sociales adelantan para garantizar el cumpli-
miento de las disposiciones legales y corregir o suspender situaciones que amenazan el
ambiente o la salud pública.” Third International Conference on Enforcement, abril 25-
28, 1994. Oaxaca, México 15-16 (Jo Gerardu & Cheryl Wassermann, eds., 1994).
66
Derecho ambiental y cultura legal en América Latina
68
En una publicación previa, “Ideario de un derecho penal mínimo en medio ambiente”,
en Control Social y Política Criminal en Medio Ambiente, Cali: FIPMA/CELA, 1998, he
descrito en detalle los diversos mecanismos y procedimientos de implementación.
69
Me refiero especialmente a la Sentencia C-320 del 30 de junio de 1998, proferida por la
Corte Constitucional Colombiana.
67
José María Borrero Navia
70
Expresión empleada por Enrique Leff durante el Coloquio sobre los Nuevos Derechos
Ambientales, Culturales y Colectivos de las Américas. México, D. F., noviembre, 1998.
68
2
DIVERSIDAD Y GLOBALIZACIÓN:
LOS DERECHOS EN SU LABERINTO
69
Ramón Torres Galarza
70
Diversidad y globalización: los derechos en su laberinto
71
Ramón Torres Galarza
72
Diversidad y globalización: los derechos en su laberinto
73
Ramón Torres Galarza
74
Diversidad y globalización: los derechos en su laberinto
75
Ramón Torres Galarza
76
Diversidad y globalización: los derechos en su laberinto
77
Ramón Torres Galarza
78
Diversidad y globalización: los derechos en su laberinto
79
Ramón Torres Galarza
80
3
EL NUEVO DERECHO AGRARIO Y LOS
PRINCIPIOS DEL DESARROLLO SOSTENIBLE
I
Al terminar el siglo y avanzar hacia una época totalmente nue-
va la vertiginosa evolución del tema del desarrollo sostenible en
la conciencia de la comunidad internacional comienza a tener
una notable influencia en la aparición de nuevos institutos jurí-
dicos. Se trata de derechos ambientales, culturales y colectivos
cuya validez y vigencia comienza a surgir a través de todos los
medios de generación de fuentes normativas. El fenómeno es
particularmente complejo y difícil de comprender incluso para el
mismo jurista. Es la aparición de un cierto tipo de derecho sin
normas, o al menos originalmente desprovisto de normas llama-
do a nutrirse velozmente de todo tipo de disposiciones hasta crear
una verdadera disciplina. Porque desde un inicio se percibe una
evidente y concreta inexistencia normativa en los ordenamientos,
por la falta de previsión del legislador, mientras en la conciencia
jurídica hay una marcada presencia de todo tipo de principios
como resultado de su continua cristalización en el plano político
y cultural cuyo impacto se hace sentir inmediatamente en la rea-
lidad jurídica.
81
Ricardo Zeledón Zeledón
82
El nuevo derecho agrario y los principios del desarrollo sostenible
II
El desarrollo sostenible funda un nuevo y profundo movimien-
to destinado a facilitar el progreso acelerado de la humanidad.
Impacta toda la cultura jurídica. Permite el renacimiento del de-
recho agrario. Es la evolución de la disciplina hacia el mañana.
Las perspectivas permiten prever la introducción de cambios tras-
cendentales. Su misión se dirige a transformar todos los diversos
institutos. Se busca nutrirles de contenido real y convertirlos en
instrumentos idóneos para el cambio. Los nuevos principios tam-
bién parecen abrir posibilidades ciertas para una sólida axiología.
Su entrada en escena vincula la actividad agraria a las exigen-
cias de la sociedad del futuro.
Porque el desarrollo sostenible es un movimiento concebido
por la humanidad para enfrentar los retos del nuevo milenio. Está
destinado a permitir el progreso de las diversas concepciones
acrisoladas durante el siglo XX. Es la aparición, indiscutiblemente
original, de un mega derecho humano muy particular. Resulta
de unir el derecho al desarrollo con el derecho al ambiente. Con-
forma la síntesis más absoluta de la solidaridad porque aglutina
83
Ricardo Zeledón Zeledón
84
El nuevo derecho agrario y los principios del desarrollo sostenible
III
Desde luego el desarrollo sostenible es un concepto absoluta-
mente nuevo. Por ello aún hoy tiene adversarios y sufre la incom-
prensión. Incluso algunos agraristas se han opuesto a los temas
del ambiente y el desarrollo. En unos casos por temor a su degra-
dación e incluso a la eventual desaparición. En otros porque no
ha habido tiempo para poder prever la forma vertiginosa como se
85
Ricardo Zeledón Zeledón
IV
Las objeciones de la disciplina agrarista al ambiente no se en-
cuentran en toda su larga historia. Corresponde a los últimos
años. Principalmente en la oscura década de los años ochenta.
En un principio la doctrina se mostraba muy segura. Estaba
asentada en una sólida base de teoría general. Los temas del
ambiente y los consumidores no parecían peligrosos. Los am-
bientalistas no podían afectar, con su versión agroambiental, las
bases científicas del agrario. Tampoco el desafío agroalimentario
ofrecía peligro. La sensibilidad hacia el problema ambiental o a
las exigencias de la alimentación debía encontrar explicación
dentro del mismo sistema. La agrariedad estaba en la base. El
ciclo biológico identifica a la actividad agraria dentro de la em-
presa. Nadie podía discutir el valor de la naturaleza en la cons-
trucción del derecho agrario porque el ambiente siempre había
estado presente. Igual acontecía respecto de la alimentación; lo
agrícola tiene una relación estrecha, absolutamente estrecha, con
la producción de vegetales y la cría de animales. Aparentemente
86
El nuevo derecho agrario y los principios del desarrollo sostenible
87
Ricardo Zeledón Zeledón
V
Al mismo tiempo surgían otros ataques al derecho agrario.
Parecían venir del frente del desarrollo. Se trataba de un tema
aparentemente merecedor de todo el apoyo de la ciencia jurídica.
Porque nadie puede oponerse al bienestar. Mucho menos si se le
piensa como una etapa superior de la Sociedad. Se le debía pro-
mover y estimular. Pero no fue así. El tema del desarrollo generó
grandes polémicas y tomas de posición en esta encrucijada.
Las objeciones comenzaron cuando se dio el tránsito de figu-
ras jurídicas típicas del patrimonio de la reforma agraria hacia el
88
El nuevo derecho agrario y los principios del desarrollo sostenible
89
Ricardo Zeledón Zeledón
90
El nuevo derecho agrario y los principios del desarrollo sostenible
91
Ricardo Zeledón Zeledón
92
El nuevo derecho agrario y los principios del desarrollo sostenible
VI
El desarrollo sostenible se presenta como una opción al dere-
cho agrario para superar todas las objeciones formuladas al am-
biente y al desarrollo. Es una concepción humanista fundada en
criterios axiológicos de alto contenido social. Se trata de una filo-
sofía cuyo fin es lograr el bienestar de la humanidad en el tiem-
po. En el centro se ubica al ser humano. Para lograr el desarrollo
debe conservarse y protegerse el ambiente porque es la única
forma de garantizar la supervivencia del planeta. Definido en for-
93
Ricardo Zeledón Zeledón
94
El nuevo derecho agrario y los principios del desarrollo sostenible
95
Ricardo Zeledón Zeledón
96
El nuevo derecho agrario y los principios del desarrollo sostenible
97
Ricardo Zeledón Zeledón
98
El nuevo derecho agrario y los principios del desarrollo sostenible
VII
Al llegar el fin de la última década del siglo XX se descubre un
esfuerzo de la humanidad por delinear la arquitectura política
del futuro inmediato sobre la base de lo social.
La conclusión de la guerra fría debe conducir al fortalecimien-
to indiscutible del papel del ser humano como eje fundamental
de la sociedad. No de lo económico. Ello significa impulsar todos
los esfuerzos en preservar la especie humana, en un mundo sos-
tenible y mejor, sobre principios de solidaridad y justicia social.
Se inicia un proceso de globalización donde se reivindica lo so-
cial. En este sentido un derecho agrario fundado en el desarrollo
sostenible parece constituir un eje de acción indiscutible.
99
Ricardo Zeledón Zeledón
100
El nuevo derecho agrario y los principios del desarrollo sostenible
VIII
El derecho agrario del siglo XXI comenzó a ser perfilado, dise-
ñado, pensado, e incluso soñado, con la filosofía y los principios
del desarrollo sostenible.
El futuro de la disciplina parece indisolublemente unido a los
derechos humanos de solidaridad. En su seno comienza a descu-
brir una nueva filosofía y novedosos principios. El enriquecimiento
de sus fuentes, objeto y contenido, permite pronosticar, vaticinar
o intuir su reverdecer en un clima de profunda raigambre
axiológica. Sobre todo alejándose de añejos movimientos divor-
ciados del humanismo. Su porvenir ha de estar vinculado a solu-
cionar las necesidades y exigencias del mundo agrario, de la agri-
cultura y la alimentación.
Esto es así porque cuando está por llegar el ocaso del milenio
las reflexiones del concierto de las naciones, y de la humanidad
en general, parecen anunciar una nueva hora.
El agravamiento de los problemas de buena parte de la pobla-
ción mundial ubicada en el sector agrícola y particularmente
agroalimentario, en las últimas décadas, han forzado a los seres
humanos a empeñarse en la búsqueda de soluciones absoluta-
mente originales, más justas, eficientes e integrales. La cultura
del mañana obliga al derecho agrario a asumir una función más
dinámica y activa. Debe ser parte de la solución y no del proble-
ma. La exigencia radica en volver a las raíces primigenias y
proyectarse al futuro a través de fórmulas visionarias, forjadas
en la ilusión de un mundo mejor.
Los derechos humanos de solidaridad, de la tercera genera-
ción, parecen estar llamados a constituir la esencia, razón y fun-
damento, de toda la nueva construcción de la Sociedad del por-
venir. El humanismo surge sobre la base de la fraternidad y la
unión. El desarrollo humano se encuentra en el centro de toda
reflexión. Debe ser un desarrollo humano sostenible. Se dirige a
garantizar la supervivencia digna del hombre en el planeta. Obli-
ga a tomar todas las medidas necesarias para asegurarle un
mundo mejor a las futuras generaciones. Porque la acción deshu-
101
Ricardo Zeledón Zeledón
102
El nuevo derecho agrario y los principios del desarrollo sostenible
103
Ricardo Zeledón Zeledón
104
4
LA DEFENSA JUDICIAL DEL MEDIO
AMBIENTE EN COLOMBIA
105
Claudia Mora Pineda
106
La defensa judicial del medio ambiente en Colombia
3
Constitución Política. Artículo 95o. “La calidad de colombiano enaltece a todos los miem-
bros de la comunidad nacional. Todos están en el deber de engrandecerla y dignificarla.
El ejercicio de derechos y libertades reconocidos en esta Constitución implica responsa-
bilidades. Toda persona está obligada a cumplir la Constitución y las leyes.
Son deberes de las personas y el ciudadano:
.....5. Participar en la vida política, cívica y comunitaria del país; ...”
107
Claudia Mora Pineda
108
La defensa judicial del medio ambiente en Colombia
4
El elemento sustantivo definido dentro del marco conceptual de un sistema judicial
eficiente hace referencia, según el profesor Lawrence Friedmann de la Universidad de
Stanford, a la utilización de las normas tanto por los gobernantes como por los goberna-
dos. (Friedmann, L. “Cultura legal y desarrollo social”, Instituto de Docencia de Chile).
109
Claudia Mora Pineda
La acción popular
La acción popular es el mecanismo judicial idóneo para la de-
fensa de los derechos colectivos, es decir de aquellos derechos
“que gravitan sobre toda la sociedad, que afectan a la sociedad y
a todos y cada uno de sus integrantes”.8 Los derechos colectivos
no son atribuibles a una persona y, por consiguiente, no pueden
ser individualizados, ya que pertenecen y se ejercen por todos y
5
Es importante rescatar que en el caso colombiano, la incorporación de normas sobre
participación en asuntos ambientales en la Constitución es anterior a la Cumbre de Río.
6
Banco Interamericano de Desarrollo. Derecho Ambiental Internacional. Documentos
básicos seleccionados para un seminario sobre derecho y política ambiental. Santiago,
Chile, mayo de 1993, 12 y ss.
7
Banco Interamericano de Desarrollo. Derecho Ambiental Internacional. op. cit. p. 20 y ss.
8
Álvaro Tafur Galvis. 1993. La Constitución de 1991 y la modernización del Estado colom-
biano. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 50
110
La defensa judicial del medio ambiente en Colombia
9
El artículo 1005 dice: “La municipalidad y cualquiera persona del pueblo tendrá en
favor de los caminos, plazas u otros lugares de uso público, y para que la seguridad de
los que transitan por ello, los derechos concedidos a los dueños de heredades o edificios
privados. Y siempre que a consecuencia de una acción popular haya de demolerse o
enmendarse una construcción, o de resarcirse un daño sufrido, se recompensará el
actor, a costa del querellado, con una suma que no baje de la décima, ni exceda de la
tercera parte de lo que cueste la demolición o enmienda, o el resarcimiento del daño; sin
perjuicio de que si se castiga el delito o negligencia de una pena pecuniaria, se adjudi-
que al actor la mitad”.
10
Señala el artículo 2359: “Por regla general se concede acción en todos los casos de daño
contingente, que por imprudencia o negligencia de algunos amenace a personas inde-
terminadas; pero si el daño amenazare solamente a personas determinadas, sólo algu-
na de éstas podrá intentar la acción”.
111
Claudia Mora Pineda
11
Germán Sarmierto Palacio. 1988. Las acciones populares en el derecho privado colombia-
no. Bogotá: Colección Bibliográfica del Banco de la República, 61.
112
La defensa judicial del medio ambiente en Colombia
12
En la Asamblea Nacional constituyente, al debatir la inclusión de las acciones popula-
res dentro de la Constitución Nacional, se dijo que ellas buscan “tutelar una serie de
intereses colectivos que así se consagraran como derechos constitucionales no serían
susceptibles de defensa por los procedimientos ordinarios y se dispone que el legislador
deberá establecer las acciones judiciales de carácter cívico o popular” (Gaceta Constitu-
cional núm. 56, del 22 de abril de 1991).
113
Claudia Mora Pineda
13
Los artículos pertinentes de la ley 99 de 1993, señalan lo siguiente: Artículo 46 “Cons-
tituyen el patrimonio y rentas de las Corporaciones Autónomas Regionales [...] 7) El
50% de las indemnizaciones, distintas a la recompensa que beneficiará en su totalidad
al actor, impuestas en desarrollo de los procesos instaurados en ejercicio de las accio-
nes populares de que trata el artículo 88 de la Constitución Política. Estos valores co-
rresponden a la Corporación que tenga jurisdicción en el lugar donde se haya producido
el daño ambiental respectivo. En caso de que corresponda a varias Corporaciones, el
juez competente determinará la distribución de las indemnizaciones [...]”. Artículo 90
114
La defensa judicial del medio ambiente en Colombia
“[...] los recursos financieros de que podrá disponer el FONAM para el cumplimiento de
sus deberes, tendrán origen en las siguentes fuentes: [...] 7) El 50% del monto de las
indemnizaciones impuestas y recaudadas como consecuencia de las acciones
instauradas, en virtud de lo dispuesto en el artículo 88 de la Constitución Política, por
daños ocasionados al medio ambiente y a otros de similar naturaleza que se definan en
la ley que regule esta materia [...]”.
14
En Estados Unidos, por ejemplo, existe el CERCLA (Comprehensive Environmental
Response, Compensation and Liability Act), más conocido como el Superfund (Superfondo)
cuyo principal propósito es la limpieza de lugares contaminados por residuos peligro-
sos. Esta gran norma incluye entre otras cosas, no sólo la obligación de restaurar las
áreas afectadas, sino la obligación de pagar los daños causados al medio ambiente con
base en el principio de la responsabilidad objetiva (strict liability).
115
Claudia Mora Pineda
116
La defensa judicial del medio ambiente en Colombia
La acción de tutela
La acción de tutela se consagró en la Constitución Colombia-
na sancionada y promulgada el 6 de julio de 1991, como el meca-
nismo de defensa de los derechos constitucionales fundamenta-
les (derecho a la vida, el trabajo, la salud, etc.).15 La Acción de
tutela constituye la herramienta expedita, conveniente y necesa-
ria de actuación ciudadana en defensa de los derechos constitu-
cionales fundamentales y propia de una sociedad participativa y
directamente involucrada en la actividad estatal.16
Muchos debates se dieron alrededor de la definición de los
derechos fundamentales no sólo al interior de la Asamblea Cons-
tituyente sino también al momento de buscar su efectividad a
través de sentencias de las altas cortes como el Consejo de Esta-
do y la Corte Constitucional.17 Sin embargo, fue esta última cor-
15
El artículo 86 de la Constitución reza: “Toda persona tendrá acción de tutela para recla-
mar ante los jueces, en todo momento y lugar, mediante un procedimiento preferente y
sumario, por sí misma o por quien actúe a su nombre, la protección inmediata de sus
derechos constitucionales fundamentales, cuando crea que éstos resulten vulnerados o
amenazados por la acción o la omisión de cualquier autoriad pública.
La protección consistirá en una orden para que aquel respecto de quien se solicita la
tutela, actúe o se obstenga de hacerlo. El fallo, que será de inmediato cumplimiento,
podrá impugnarse ante el juez competente y, en todo caso, éste lo remitirá a la Corte
Constitucional para su eventual revisión.
Esta acción sólo procederá cuando el afectado no disponga de otro medio de defensa
judicial, salvo que aquella se utilice como mecanismo transitorio para evitar un perjui-
cio irremediable.
En ningún caso podrán transcurrir más de diez días entre la solicitud de tutela y su
resolución.
La Ley establecerá los casos en los que la acción de tutela procede contra particulares
encargados de la prestación de un servicio público o cuya conducta afecte grave y direc-
tamente el interés colectivo, o respecto de quienes el solicitante se halle en estado de
subordinación o indefensión.”
16
Marcela Monroy Torres y Fernando Álvarez Rojas. 1993. Jurisprudencia de la Corte Cons-
titucional sobre la Acción de Tutela. Biblioteca Jurídica Dike. Tomo I.
17
Sobre estos planteamientos profundiza el doctor Manuel José Cepeda en su libro Los
derechos fundamentales en la Constitución de 1991. Bogotá: Temis, 1992.
117
Claudia Mora Pineda
18
En la sesión del 11 de abril de 1991 de la Comisión V de la Asamblea Constituyente, la
constituyente Aída Abello planteó la importancia de consagrar el medio ambiente como
un derecho fundamental de la siguiente manera “[...] la carta de derecho que se discute
en la comisión primera, consigna el derecho que toda persona tiene como un derecho
fundamenetal del hombre el del medio ambiente consagrado no sólo como un problema
social –de derecho social– sino como un derecho fundamental en la parte de los dere-
chos del hombre. Sería importante discutirlo en un contexto tanto que sea considerardo
como un derecho, para de esta manera determinar mecanismos de garantía”. (Graba-
ciones magnetofónicas. Presidencia de la República).
118
La defensa judicial del medio ambiente en Colombia
119
Claudia Mora Pineda
La acción de cumplimiento
Al igual que las acciones tratadas anteriormente, la acción de
cumplimiento fue consagrada en la Constitución Política como
un mecanismo de defensa del interés público. A través de este
120
La defensa judicial del medio ambiente en Colombia
19
El artículo 87 de la Consitución reza: “Toda persona podrá acudir ante la autoridad
judicial para hacer efectivo el cumplimiento de una ley o un acto administrativo. En
caso de prosperar la acción, la sentencia ordenará a la autoridad renuente el complimiento
del deber omitido”.
121
Claudia Mora Pineda
122
5
LOS DESAFÍOS DEL DERECHO AMBIENTAL
CON RESPECTO A LA DEFENSA DE LOS
INTERESES DIFUSOS:
REFERENCIA A LAS PROPUESTAS DE LA
NUEVA LEGISLACIÓN BOLIVIANA
123
Antonio Andaluz Westreicher
1.2. El problema
Y el problema es que, en los dos primeros casos, hay un inte-
rés directo y de un titular directo, que es el afectado y, para recu-
rrir a la contundencia gráfica del lenguaje figurativo, quien lo
afecta le estará pisando el callo a alguien en concreto, que reac-
cionará echando mano a cuanto recurso le brinde la ley para
defenderlo, casi tan automáticamente como reaccionaría el titu-
lar del callo pisado, con respecto al autor del pisotón.
En cambio, la tragedia de los bienes comunes (The Tragedy of
the Commons), es que son de todos y, por tanto, de nadie; es
decir, si todos somos los titulares, nadie tiene la titularidad;
rigiendo lo propio a la hora de su defensa, desde que son realida-
des correlativas.
En suma, la relación es titularidad-interés directo-reacción en
defensa, versus falta de titularidad-desinterés-no reacción. Que
es el problema por resolver.
2. Aproximación a la solución
2.1. La importancia de pensar una “ingeniería jurídica” para
los intereses difusos
De ahí la importancia de pensar una “ingeniería jurídica” para
los intereses difusos y que no baste, simplemente, con seguir
produciendo normas sustantivas y procedimentales de tutela
ambiental, sin pensar quién las activará en nombre de todos o
cómo se resolverá el problema de la falta de titularidad, ingénito
a su carácter de bienes comunes y definitorio de su naturaleza de
intereses difusos.
124
El derecho ambiental y la defensa de los intereses difusos
125
Antonio Andaluz Westreicher
126
El derecho ambiental y la defensa de los intereses difusos
127
Antonio Andaluz Westreicher
128
El derecho ambiental y la defensa de los intereses difusos
129
Antonio Andaluz Westreicher
130
El derecho ambiental y la defensa de los intereses difusos
131
Antonio Andaluz Westreicher
132
6
PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y
JUSTICIA PARA LA NATURALEZA
133
Rafael González Ballar
134
Participación ciudadana y justicia para la naturaleza
135
Rafael González Ballar
136
Participación ciudadana y justicia para la naturaleza
La integración económico-social-ambiental
La integración real es un problema que va más allá de lo eco-
nómico, el el que lo social y lo ambiental son prioritarios. La apro-
bación del Plan de Acción Económico Centroamérica (PAECA) en
la cumbre de presidentes centroamericanos, celebrada a media-
dos de 1990 en Antigua, Guatemala, marca el inicio de un proce-
so de revitalización y reestructuración de la integración centro-
americana. En el nivel nacional la mayoría de los países centro-
americanos adoptan nuevas y similares estrategias económicas.
Éstas se caracterizan por su rechazo al modelo de desarrollo in-
terno y al intervencionismo estatal y por su apoyo a la apertura
al exterior y al libre funcionamiento de las fuerzas del mercado.
La integración se concibe para muchos de estos países como un
elemento que puede facilitar estas nuevas estrategias económi-
cas.
El enfoque de la “nueva” integración difiere bastante de la “vie-
ja”. En el pasado la integración se veía desde un enfoque de de-
manda. En cambio, la nueva integración se entiende a partir de
un enfoque de oferta, como un instrumento para ganar competi-
tividad y poder lograr así una nueva activa inserción en la econo-
mía internacional.
Hasta ahora, la nueva integración ha funcionado básicamente
como un instrumento para lograr una mayor apertura comercial
hacia el resto del mundo. El resultado ha sido una sustancial y
sostenida recuperación del comercio intraregional, pero que no
alcanza las cifras de los mejores años del modelo anterior. La
incertidumbre en estos momentos se centra en la capacidad de la
integración para ir más allá de la liberación comercial.
Con la creciente aprobación del Tratado de Libre Comercio en-
137
Rafael González Ballar
138
Participación ciudadana y justicia para la naturaleza
139
Rafael González Ballar
140
Participación ciudadana y justicia para la naturaleza
141
Rafael González Ballar
142
Participación ciudadana y justicia para la naturaleza
143
Rafael González Ballar
Conclusiones
La verdadera integración de los países centroamericanos será
posible y más eficaz cuando podamos tener un Estado que cam-
bie su función hacia una tendencia concertadora, pero teniendo
una presencia real ni muy interventor ni tampoco totalmente
ausente. El cambio de rol lo llevará a aceptar que tiene que ser
eficiente en el nivel económico y en la búsqueda de la igualdad.
La búsqueda de la igualdad lo llevará a priorizar la participación
ciudadana como forma de integrar lo social dentro de un número
de decisiones que políticamente sean importantes para los acto-
res sociales involucrados. Esto llevará a que socialicemos la eco-
nomía y no como ha sucedido hasta el momento.
Debemos buscar una participación ciudadana que implique el
desarrollo de las comunidades y grupos, por las comunidades y
grupos y con las comunidades y grupos involucrados.
144
Participación ciudadana y justicia para la naturaleza
145
Rafael González Ballar
146
7
LA PROTECCIÓN LEGAL Y SOCIAL DE LOS
SISTEMAS DE SABERES INDÍGENAS, LA
BIODIVERSIDAD Y LOS RECURSOS
GENÉTICOS
Introducción
Unos años antes de que concluyera el siglo XIX, en 1896, Karl
Lumholtz, un naturalista noruego cada vez más inclinado hacia
los estudios antropológicos, financiado por el Museo de Historia
Natural de Nueva York y la Sociedad Geográfica Americana, pro-
vocó la ira de los indígenas p’urhépecha por extraer esqueletos y
cráneos humanos del panteón de Cherán, Michoacán, y por in-
tentar comprar el cuerpo completo de un hombre recién fallecido
en el mismo pueblo, como contribución a la ciencia. Una fuerte
reacción estuvo a punto de ocurrir y los p’urhé hubieran recurri-
do al antiguo argumento de Fuenteovejuna, pero los aires y las
aguas bajaron de nivel. El episodio lo podemos conocer actual-
mente porque en su libro El México desconocido, Lumholtz honra
a la verdad cuando dice:
Era un magnífico ejemplar de su raza; pero ni el dinero ni argu-
mento alguno me valieron un ápice. Molesto por tan inquebranta-
147
Arturo Argueta Villamar
148
La protección legal y social de los saberes indígenas
149
Arturo Argueta Villamar
150
La protección legal y social de los saberes indígenas
151
Arturo Argueta Villamar
152
La protección legal y social de los saberes indígenas
153
Arturo Argueta Villamar
154
La protección legal y social de los saberes indígenas
155
Arturo Argueta Villamar
156
La protección legal y social de los saberes indígenas
157
Arturo Argueta Villamar
158
La protección legal y social de los saberes indígenas
159
Arturo Argueta Villamar
160
La protección legal y social de los saberes indígenas
Conclusiones
1. Hemos entrado en una etapa de diálogo intercultural entre
los sistemas de saberes indígena y no indígena en donde las po-
sibilidades de complementación son cada vez mayores. Se com-
plementan porque un sistema de saber conoce una parte
macrobiológica de su microentorno, mientras que el otro sistema
de saber posee un comprensión microbiológica de su macroen-
torno. Los sistemas de saberes están separados orgánicamente,
no son lo mismo, y no es deseable que converjan y uno de ellos
termine por asimilar al otro, pero tampoco es imposible el diálogo
y la afirmación para la divergencia permanente. Ambos sistemas
poseen aspectos innovadores y ambos sistemas parecen necesi-
tarse ante los urgentes requerimientos de salud y alimentación
en el presente y para el futuro (Cfr. Argueta 1997, Grupo Crisol
1994).
2. Es indudable que una efectiva protección legal y social sólo
se puede lograr con la combinación y articulación de los cuatro
niveles reseñados: internacional, regional, nacional y local, así
como del legal y el social. Por esto, debe propiciarse una inter-
relación de mecanismos e instituciones que promueva y apoye la
conservación y control de los recursos que los propios actores
sociales puedan desarrollar desde la base.
3. Los pueblos indígenas y campesinos señalan que están dis-
puestos a compartir sus sistemas de saberes indígenas, biodiver-
sidad y recursos genéticos (no he encontrado en la revisión de la
literatura una sola afirmación en sentido contrario, excluyéndo-
se las patentes sobre el genoma humano), a condición de que el
beneficio sea efectivamente para todos, y no sólo para unos cuan-
tos.
161
REFERENCIAS
136
La protección legal y social de los saberes indígenas
163
Arturo Argueta Villamar
164
8
RÉGIMEN DE ACCESO A LOS RECURSOS
GENÉTICOS EN LOS PAÍSES ANDINOS Y LOS
DERECHOS DE LAS COMUNIDADES
Manuel Pulgar-Vidal *
165
Manuel Pulgar Vidal
2
Ver Jorge Caillaux, El Debate sobre la Biotecnología en la Región Andina: Actualidad y
Futuro, documento de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental.
166
Recursos y genéticos y derechos de las comunidades
3
Ver Manuel Ruiz, Entre el acceso a los recursos genéticos, los derechos de propiedad
intelectual y la protección de los conocimientos tradicionales de las comunidades indígenas
y locales, Serie de Política y Derecho Ambiental, Programa de Biodiversidad, Sociedad
Peruana de Derecho Ambiental, octubre 1997.
167
Manuel Pulgar Vidal
168
Recursos y genéticos y derechos de las comunidades
169
Manuel Pulgar Vidal
170
Recursos y genéticos y derechos de las comunidades
171
Manuel Pulgar Vidal
4
Ver Brendan Tobin, “Know how licences: recognizing indigenous rights over collective
knowledge”, Bulletin of the Working Group on Traditional Resources Rights, invierno
1997, núm. 4.
172
9
DERECHOS SOBRE LA BIODIVERSIDAD Y
BENEFICIOS DERIVADOS DE SU ACCESO:
LA EXPERIENCIA DEL INBIO EN COSTA RICA
Introducción
En el caso particular de Costa Rica, el tema de los derechos
sobre la biodiversidad y los beneficios derivados de su acceso
debe examinarse dentro del contexto del nuevo planteamiento de
desarrollo humano sostenible que ha venido emergiendo en el
país (Estado de la Nación, 1996).
Este planteamiento visualiza un modelo de desarrollo en el
cual el ser humano, la inversión en el desarrollo de sus capacida-
des y la calidad de su vida ocupan el papel central. Paralela-
mente, garantiza un medio ambiente sano y estable para la pre-
sente y las futuras generaciones, mientras supedita el aspecto
económico a los aspectos antes mencionados. En otras palabras,
se trata de un modelo de desarrollo que procura que el progreso
económico no ocurra a costa del ser humano y del ambiente que
lo rodea. De este modo, la sostenibilidad se fundamenta en con-
sideraciones sociales, ambientales y económicas, armoniosamente
balanceadas.
173
Rodrigo Gámez Lobo y N Mateo
174
Derechos sobre la biodiversidad: la experiencia del INBio
175
Rodrigo Gámez Lobo y N Mateo
176
Derechos sobre la biodiversidad: la experiencia del INBio
177
Rodrigo Gámez Lobo y N Mateo
178
Derechos sobre la biodiversidad: la experiencia del INBio
179
Rodrigo Gámez Lobo y N Mateo
180
Derechos sobre la biodiversidad: la experiencia del INBio
181
REFERENCIAS
156
10
CONFLICTOS AMBIENTALES Y APROPIACIÓN
DE RECURSOS NATURALES EN
BAJA CALIFORNIA
Introducción
El desarrollo sustentable surgió originalmente como un pro-
ducto conceptual en el ámbito de las políticas de alcance mun-
dial de las Naciones Unidas. Su racionalidad es instrumental,
orientada al desarrollo, como su nombre lo indica, y marcado en
mayor medida por las exigencias de crecimiento cuantitativo de
la economía. Se presenta como una muy forzada solución de com-
promiso entre el crecimiento económico y el respeto al medio
ambiente, pero de cualquier forma, en su objetivo, en su práctica
y en su marco disciplinario, el desarrollo sustentable resulta de
un enfoque en que se privilegia la economía.1
183
Alfonso Aguirre Muñoz
184
Conflictos ambientales y recursos naturales en Baja California
table, como condición para el real logro de los objetivos, una ra-
cionalidad ambiental, que en realidad incluye al desarrollo sus-
tentable como el producto congruente, más que como producente.
Esta racionalidad está integrada a su vez por cuatro raciona-
lidades: la sustantiva (valores), la teórica o conceptual, la técnica
o instrumental y la racionalidad cultural (Leff op. cit.: 296). En
este esquema, estas racionalidades interactúan entre sí como
partes de la racionalidad ambiental, unas retroalimentando a las
otras; aunque habría que aclarar que esta interacción no necesa-
riamente debe tener en la práctica un resultado positivo, por ejem-
plo a favor de la racionalidad ambiental y su producto concreto
ideal, el desarrollo sustentable. Esto ocurriría sólo en la medida
en que tales racionalidades complementarias se integrasen de
manera sinérgica y bajo un marco valoral explícito. Sería una de
las respuestas prácticas más relevantes a la pregunta de nues-
tros tiempos.
185
Alfonso Aguirre Muñoz
2
Las etnociencias tienen como campo de estudio los conocimientos cotidianos sofisticados
que comunidades nativas han acumulado históricamente sobre su entorno natural. La
etnobiología y la etnoecología recuperan y describen el conocimiento profundo y detalla-
do que sobre factores ecológicos –funcionamiento y estructura de los ecosistemas– y
biológicos –taxonomía ciclos de vida, etc.– del ambiente y sus especies tienen los grupos
tradicionales.
3
Por ejemplo, Raimondo Strassoldo, en una visión desde Europa en los noventa, acepta
como un hecho que la conciencia global ecológica es una verdadera revolución mundial.
Considera que su origen está en el desarrollo de una nueva conciencia mundial de los
problemas ecológicos. Llega a afirmar: “Hay ahora un profundo y amplio sentimiento de
responsabilidad, involucramiento y cuidado hacia nuestro pequeño planeta azul, el único
hogar del hombre, que nos da un sabor verdaderamente nuevo a los esfuerzos contem-
poráneos hacia la unidad mundial”. Véase: Strassoldo, R. 1992. Globalism and localism:
theoretical reflections and some evidence. En: Z. Mlinar. 1992. Globalization and Territo-
rial Identities. Avebury. Hants, Londres, p.p. 35-59.
186
Conflictos ambientales y recursos naturales en Baja California
4
El recién nombrado secretario de Desarrollo Social de México, Esteban Moctezuma Ba-
rragán, secretario de Gobernación frustrado a principios del sexenio de Ernesto Zedillo,
en una reciente comparecencia ante el Congreso Nacional, ha afirmado que el modelo
neoliberal vigente en México es completamente insuficiente para satisfacer las necesi-
dades sociales del grueso de la población. Paradójicamente, su renuncia como secreta-
rio de Gobernación, si bien se presentó formalmente como “por motivos de salud”, coin-
cidió con una presión fuerte y creciente, hasta el grado de que tomó su despacho por
varios días —en una acción inédita— una organización de deudores del campo El Bar-
zón, que exigían solución a sus vencidas y abultadas carteras derivadas de una fuerte
devaluación y altísimas tasas de interés.
5
René Villareal, Premio Nacional de Economía en los setenta, al proponer un “esquema
alternativo dentro del mercado”, explica que la situación económica actual en
Latinoamérica está determinada por el Decálogo del Consenso de Washington y que uno
de sus pilares ha sido el cambio estructural definido por la desprotección comercial y
financiera, la desregulación de los mercados internos y la desestatización, las tres D.
Para Villarreal la salida no está en ahondar las pautas del Consenso de Washington,
que sería más de lo mismo, sino en lograr un consenso latinoamericano que perfile el
camino de una nueva economía de mercado institucional y participativa que permita un
187
Alfonso Aguirre Muñoz
188
Conflictos ambientales y recursos naturales en Baja California
189
Alfonso Aguirre Muñoz
190
Conflictos ambientales y recursos naturales en Baja California
10
Seguimos aquí los niveles de análisis propuestos por Rolando García. El segundo nivel
sería el de los metaprocesos (tecnología) que determinan a los del primer nivel; el tercer
nivel sería el de las políticas nacionales o internacionales que determinan a su vez los
metaprocesos de segundo nivel. Véase García, R. 1986. “Estudio de sistemas comple-
jos”. En: E. Leff (Coord). Los problemas del conocimiento y la perspectiva ambiental del
desarrollo. Siglo XXI. México, D. F., p.p. 54-71.
11
Se trata de dos proyectos específicos. Uno de ellos plantea la construcción de miles de
cuartos, campos de golf, marinas, etc., en una de las penínsulas que conforman la
bahía; sus principales promotores e inversionistas son de nacionalidad norteamerica-
na, vinculados a una gran compañía de bienes raíces originaria de ese país. El otro
proyecto pretende la construcción de espacios para mil casas rodantes, ubicado en el
frente de mar, al interior de la bahía, también asociado a capital norteamericano. Am-
bos proyectos se encuentran en fase de evaluación de impacto ambiental por parte del
Instituto Nacional de Ecología, que después de más de un año de análisis no se ha
decidido a pronunciarse en un sentido u otro, a pesar de repetidas manifestaciones de
oposición por parte de la comunidad local de acuacultores, de grupos ecologistas regio-
nales y de autoridades estatales. Ambos proyectos se han auto-prestado falsamente
como eco-turísticos y de bajo impacto. Los resúmenes de los estudios de impacto am-
biental pueden consultarse en la página de Internet de la Secretaría de Medio Ambien-
te, Recursos Naturales y Pesca. El primero con el nombre de Desarrollo San Quintín; el
segundo con el nombre de Bay Shores Park: www.ine.gob.mx
12
(Barnes 1978, Campbell y Yeskin 1980, Clark 1996, 1977, Colombo 1977, Levy 1988,
Myers 1981, Nelson-Smith 1977, Simon 1978, y Usher 1977).
191
Alfonso Aguirre Muñoz
Hay varios trabajos que documentan la gran riqueza de este cuerpo de agua entre ellos:
Acosta 1985, Álvarez y Chee 1976, Álvarez et al. 1977, Barnard 1962, Carrillo 1985,
Chávez y Álvarez 1975, Farfán, 1981; Farfán y Álvarez 1988, Poumian 1986.
Específicamente sobre las virtudes sustentables actuales –en la práctica– de la
acuacultura en San Quintín puede verse el muy reciente trabajo de Aguirre et al. 1998.
13
En este caso, como analista, hago un esfuerzo de posicionamiento como un observador
reflexivo, no como participante involucrado o actor, si bien tengo fuertes intereses razo-
nados en la conservación ecológica y el desarrollo de actividades productivas de bajo
impacto, como lo es la acuacultura en esa bahía. El riesgo inminente y certero de no
darse una discusión y una solución al respecto es la obvia depredación de un muy
valioso recurso natural, la extraordinaria riqueza biológica de la Bahía de San Quintín.
Eso ocurrirá si se permite el acceso abierto, desordenado, a cualquier actividad econó-
mica, particularmente al turismo. Se trata de contribuir al logro de una solución mejor
que el certero resultado subóptimo colectivo en caso de no ordenar el desarrollo. En
resumen, se trata de encontrar la maximización del beneficio social a partir de un
recurso común, estableciendo límites cuantitativos y cualitativos al desarrollo y
explicitando riesgos.
193
Alfonso Aguirre Muñoz
Los conflictos
La dinámica de la situación de San Quintín y la competencia
por el acceso a los recursos que permiten el desarrollo de la
acuacultura de ostión se ilustra de manera gráfica en la figura 2.
Si bien no es el conflicto principal desde una perspectiva de sus-
tentabilidad, pues es sólo al interior de la acua-cultura, nos per-
mite ver, para empezar, la existencia de conflictos cuya expre-
sión o desenlace a la fecha en cuanto al uso de los recursos natu-
rales es grave por sus posibles contribuciones a tendencias más
194
Conflictos ambientales y recursos naturales en Baja California
195
Alfonso Aguirre Muñoz
196
Conflictos ambientales y recursos naturales en Baja California
197
Alfonso Aguirre Muñoz
198
Conflictos ambientales y recursos naturales en Baja California
199
Alfonso Aguirre Muñoz
200
Conflictos ambientales y recursos naturales en Baja California
201
Alfonso Aguirre Muñoz
Racionalidad Económica
Criterio CV C S DR E IB VP TIR
Calidad de vida (CV) – C S DR E IB VP TIR
Conservación (C) C – S DR E IB VP TIR
Sustentabilidad (S) S S – DR E IB VP TIR
Desarrollo regional (DR) DR DR DR – E IB VP TIR
Empleo (E) E E E E – IB VP TIR
Inversión bruta (IB) IB IB IB IB IB – VP TIR
Valor de la producción (VP) VP VP VP VP VP VP – TIR
Tasa interna de retorno (TIR) TIR TIR TIR TIR TIR TIR TIR –
Pesos (+1) 1 2 3 4 5 6 7 8
Racionalidad Sustentable
Criterio CV C S DR E IB VP TIR
Calidad de vida (CV) – CV CV CV CV CV CV CV
Conservación (C) CV – S C C C C C
Sustentabilidad (S) CV S – S S S S S
Desarrollo regional (DR) CV C S – DR DR DR DR
Empleo (E) CV C S DR – E E E
Inversión bruta (IB) CV C S DR E – VP VP
Valor de la producción (VP) CV C S DR E VP – IB
Tasa interna de retorno (TIR) CV C S DR E VP IB –
Pesos (+1) 8 6 7 5 4 3 2 1
Racionalidad Sustantiva
Criterio CV C S DR E IB VP TIR
Calidad de vida (CV) – CV CV CV CV CV CV CV
Conservación (C) CV C C C C C C C
Sustentabilidad (S) CV C – S S S S S
Desarrollo regional (DR) CV C S – DR DR DR DR
Empleo (E) CV C V DR – E E E
Inversión bruta (IB) CV C S DR E – VP VP
Valor de la producción (VP) CV C S DR E VP – IB
Tasa interna de retorno (TIR) CV C S DR E VP IB –
Pesos (+1) 8 7 6 5 4 3 2 1
202
Conflictos ambientales y recursos naturales en Baja California
Racionalidad Económica
conservación turismo desarrollo desarrollo
tradicional sustentable intensivo
criterio peso (w) r1 t1=w x r1 r2 t2=w x r2 r3 t1=w xr3 r4 t1=w x r4
TIR 8 0 0 4 32 2 16 2 16
Valor (VP) 7 1 7 3 21 2 14 4 28
Inv. bruta (IB) 6 0 0 3 18 2 12 4 24
Empleo(E) 5 1 5 2 10 2 10 4 20
Des. Reg. (DR) 4 4 16 1 4 4 16 2 8
Sust. (S) 3 4 12 0 0 4 12 0 0
Cons. (C) 2 4 8 0 0 4 8 0 0
Calidad vida (CV) 1 4 4 1 1 4 4 1 1
TOTAL – – 35 – 58 – 62 – 66
Racionalidad Sustentable
conservación turismo desarrollo desarrollo
tradicional sustentable intensivo
criterio peso (w) r1 t1=w x r1 r2 t2=w x r2 r3 t1=w xr3 r4 t1=w x r4
TIR 1 4 4 2 2 4 4 2 2
Valor (VP) 2 1 2 3 6 2 4 4 8
Inv. bruta (IB) 3 1 3 2 6 3 9 4 12
Empleo(E) 4 1 4 2 8 4 16 4 16
Des. Reg. (DR) 5 2 10 1 5 4 20 2 10
Sust. (S) 6 4 24 1 6 3 18 0 0
Cons. (C) 7 4 28 0 0 4 28 0 0
Calidad vida (CV) 8 4 32 1 8 4 32 1 8
TOTAL – – 72 – 28 – 89 – 38
Racionalidad Sustantiva
conservación turismo desarrollo desarrollo
tradicional sustentable intensivo
criterio peso (w) r1 t1=w x r1 r2 t2=w x r2 r3 t1=w xr3 r4 t1=w x r4
TIR 1 1 1 0 0 1 1 0 0
Valor (VP) 2 4 8 0 0 3 6 0 0
Inv. bruta (IB) 3 1 3 0 0 2 6 0 0
Empleo(E) 4 4 16 2 8 4 16 1 4
Des. Reg. (DR) 5 4 20 2 10 4 20 1 5
Sust. (S) 6 4 24 0 0 4 24 0 0
Cons. (C) 7 4 28 0 0 4 28 0 0
Calidad vida (CV) 8 4 32 1 8 4 32 1 8
TOTAL 148 – 89 – 18 – 90 – 11
203
Alfonso Aguirre Muñoz
204
Conflictos ambientales y recursos naturales en Baja California
14
En sus fundamentos metodológicos, muy vigentes en estos momentos, cuando resurgen
con fuerza las perspectivas interpretativas y cualitativas, Weber (op. cit), propone: “Toda
interpretación, como toda ciencia en general, tiende a la ‘evidencia’. La evidencia puede
ser de carácter racional (y entonces, lógica, matemática) o de carácter endopático: afectiva,
receptivo-artística. En el dominio de la acción es racionalmente evidente, ante todo, lo
que de su ‘conexión de sentido’ se comprende intelectualmente de un modo diáfano y
exhaustivo. Y hay evidencia endopática de la acción cuando se revive plenamente la
‘conexión de sentimiento’ que se vivió en ella”.
205
Alfonso Aguirre Muñoz
15
Manuel Buendía, en un capítulo llamado la La CIA en acción, describe a Bob: Hace diez
años Robert K. Yeaton –actualmente cincuentón (1978), con 1.85 m de estatura, ojos
claros, pelo rubio canoso y dueño de un español ‘mecsicano’– era un simple agente de
inteligencia al servicio de la embajada de los Estados Unidos, bastante bien identifica-
do por grupos de periodistas, en especial los que cubrían la fuente del aeropuerto [...]
De pronto, Yeaton se esfumaba [...] Pero Yeaton ha vuelto a aparecer en México. Ahora
es, o aparenta ser, un rico hombre de negocios que trata de interesar a funcionarios de
gobierno mexicano en un proyecto que, como dijimos aquí en la que un simple burócra-
ta del Departamento de Estado adquiera de pronto la propiedad de una empresa que
posee información de los satélites sobre la existencia de mantos acuíferos en aquella
región mexicana (semidesierto del noroeste mexicano) y ofrezca traer el equipo más
sofisticado para extraer el agua, construir canales de riego y convertir la miserable zona
ixtlera-candelillera en un emporio agrícola? Véase: Buendía, M.1984, La CIA en México.
Editorial Océano. México, D. F. 226 pp.
16
Conversación del autor con Robert Yeaton. Junio de 1998. Ensenada, B. C.
206
Conflictos ambientales y recursos naturales en Baja California
17
Entrevista a profundidad videograbada a Robert Yeaton. Tema: El desarrollo de la Penín-
sula de Baja California y de San Quintín en particular. Desierto Central de Baja California.
Entrevista originalmente en inglés. Traducción del autor. Noviembre de 1996.
207
Alfonso Aguirre Muñoz
208
Conflictos ambientales y recursos naturales en Baja California
18
Carta con fecha del 20 de julio de 1998.
19
Por esas fechas, la empresa intentó una asociación con un fondo gubernamental
para capitalizar a empresas mexicanas en el sector rural. En realidad la empresa
respondió a una iniciativa de promotores del Fondo, que consideraban muy viables
apoyarla financieramente. Después de aplicarse la empresa con un trabajo ex-
traordinario para cubrir rápido con todos los requisitos, se hizo una cita en la
ciudad de México. El promotor citó a uno de los socios, un domingo por la tarde,
previo a la cita oficial del lunes, en un café de la ciudad de México, distante más
de tres mil kilómetros de San Quintin. El coordinar técnico ya conoce el proyecto,
los detalles de la empresa, y considera que es totalmente viable. Advierte que la
empresa debe tener mucho cuidado de no caer en las garras de un director adjun-
to, pues exige mochadas fuertes y le hace el trabajo sucio al director. En cambio, el
técnico dice que si la empresa le da a él en lo personal el dos por ciento del monto
de la inversión, él se compromete a sacarlo adelante. Al otro día, después de ser
presentado y tratado con mucha amabilidad por el director general y todos los
directores adjuntos, el empresario va a comer con el técnico. Es llevado por sorpre-
sa a un table dance de la Zona Rosa, vecina de las oficinas del Fondo. La comida,
de pésima calidad y carísima, se da entre los genitales de “bailarinas”. La cuenta
corre a cargo del empresario. Después de ciertas visitas del director adjunto a Baja
California y frente a enormes tortuguismos, la opción de inversión mexicana se
desvaneció. Cristalizó en cambio, al poco tiempo, la inversión extranjera. Observación
participante. Ciudad de México y Baja California. Enero a marzo de 1997.
209
Alfonso Aguirre Muñoz
20
Véase el reportaje de Javier Cruz Aguirre. 1998. Bahía de San Quintín. Entre el
progreso y la conservación. Zeta. Tijuana. B. C. 29 de mayo al 4 de junio de 1998.
21
La primera reacción de Pro-esteros aparece en una nota de su boletín periódico.
Véase: Pro-esteros. 1996. Developing San Quintín? Newsletter. Vol. VIII, No. 1:1-
2. Oakland, California. Traducción del autor.
210
Conflictos ambientales y recursos naturales en Baja California
211
Alfonso Aguirre Muñoz
Los desenlaces
Es así como la racionalidad sustentable, propuesta tradicio-
nalmente más como un objetivo que como un producente, sólo
deviene como producto de forma natural cuando tiene como
base los valores de la racionalidad sustantiva. Bajo esas con-
diciones, la articulación hacia una racionalidad ambiental,
alternativa a la económica, surgiría de manera natural.
En las evaluaciones que hicimos, las alternativas de con-
servación y desarrollo sustentable para la bahía y la ribera,
sobresalen desde las dos racionalidades, la sustentable y la
ambiental, pero en la ambiental se radicalizan todavía más
esas opciones de uso ante el turismo tradicional y el desarro-
llo intensivo, como en una polarización creciente. Por ahora,
el desenlace negativo está latente. El equilibrio es inestable y
precario, tipo silla de caballo. El aparente desarrollo sustenta-
ble actual, debido a no estar fundado en valores puede perder-
se rápidamente. El cambio hacia un desarrollo tradicional, de
tipo estructural, sería fatal y quizás irreversible para la
acuacultura y la conservación. En pocos años sabremos del
desenlace, de la capacidad de los actores de in-corporar nue-
vos y no sólo convenientes, sino indispensables valores.
212
Conflictos ambientales y recursos naturales en Baja California
24
Leff, E. 1998. Saber ambiental: sustentabilidad, racionalidad, complejidad, poder. Si-
glo XXI editores, México, D. F.
213
Alfonso Aguirre Muñoz
214
través de mercados transparentes y perfectos. Todos los ele-
mentos que puedan constituirse en recursos de poder, son
invocados y usados. La esperanza es que la condición pro-acti-
va de los actores, ante favorables coyunturas en las que la
lucha o la resistencia en favor de la naturaleza convergen con
los derechos humanos, se refuerce con valores sustantivos,
explícitos y, ahora sí, comunitarios. Se articularían así, en un
retorno circular como lo concibe Moscovici (1975), en su libro
Sociedad contra Natura, las necesidades materiales y su racio-
nalidad instrumental que, por necesidad de sobrevivencia, se
ancla nuevamente en los valores.
REFERENCIAS
189
Barnes, R. 1977 (ed.). The coastline. John Wiley and Sons. Lon-
dres.
Bifani, P. 1997. Medio ambiente y desarrollo. Universidad de
Guadalajara. Guadalajara, Jalisco, México. 699 pp.
Bloch, E. 1995. “Sobre la situación actual de la filosofía.” En:
El principio de la esperanza. Vol. 3: 496. Aguilar. México,
D.F.
Bonfil Batalla, G. 1990. México profundo. Una civilización nega-
da. Grijalbo. México, D.F.
Carrillo Sánchez, C.G. 1985. Variación estacional del conteni-
do de materia orgánica en sedimentos y biodepositación en
Bahía San Quintín. Tesis. Facultad de Ciencias Marinas.
UABC.
Campbell, A. y Y. Yoshkin. 1980. “Coastal zone management
in Japan and France.” En: Coastal Zone ’80. Am. Soc. of Civil
Eng. New York. 2814-2827.
Chávez A. y S. Alvarez Borrego. 1975. “Hidrología de Bahía de
San Quintín en invierno y primavera.” Ciencias Marinas 1(2):
31-62.
Clark, J. 1977. Coastal ecosystems management. Conservation
Found. Washington, D.C.
Clark, J. 1996. Coastal Zone Management Handbook. Lewis
Publishers. Boca Ratón, Florida. 694 pp.
Colombo, 1977. Lagoons. En: Barnes, R. 1977 (Ed.). The coastline.
John Wiley and Sons. Londres.
Córdoba, A. 1994. Desarrollo, desigualdad y recursos naturales.
En: P. Pascual Moncayo y J. Woldenberg (Coords.). Desarrollo,
desigualdad y medio ambiente. Cal y Arena. México, D.F., pp.
51-74.
Farfán B., C. 1981. Variability on tidal exchange of disolved
inorganic nitrogenous nutrients and suspended organic matter
in San Quintín, Baja California, México. Tesis de Maestría. San
Diego State University.
142
Conflictos ambientales y recursos naturales en Baja California
217
Alfonso Aguirre Muñoz
218
11
AMENAZAS Y CONFLICTOS SOCIO AMBIENTALES
DE LA EXPLORACIÓN Y EXPLOTACIÓN DE
HIDROCARBUROS EN LA AMAZONIA PERUANA
Introducción
En Perú, la mayor parte de las intervenciones de la sociedad
no indígena y de las empresas nacionales y transnacionales en
los bosques amazónicos ha contado con un marco político y jurí-
dico muy permisible para la apropiación y extracción intensiva
de los recursos naturales, con consecuencias graves o
devastadoras para los pueblos indígenas amazónicos.
Prácticas que son la historia negra de nuestras sociedades:
desde esclavismo y genocidio hasta despojo a los indígenas de
sus tierras y recursos naturales.
Estos son los casos de la explotación del caucho, la madera, el
barbasco, el palo de rosa, el oro, la comercialización masiva de la
flora y fauna silvestre, una historia que ido en dirección contraria
al futuro y en desmedro de la calidad de vida de la humanidad en
general y del hombre indígena en particular.
Durante las últimas tres décadas, la aspiración primera y ma-
yor de los pueblos indígenas y de sus actuales organizaciones es
* Oilwatch-Racimos de Ungurahui
219
Lily La Torre López
220
Explotación de hidrocarburos y conflictos socioambientales
221
Lily La Torre López
222
Explotación de hidrocarburos y conflictos socioambientales
223
Lily La Torre López
La exploración sísmica
El impacto principal que sensibiliza a los indígenas a la en-
trada de una empresa, es precisamente, la intrusión, en ple-
no corazón de sus territorios ancestrales, de un acontecimiento
de gran magnitud con consecuencias imprevisibles pero ame-
nazadoras para todo lo que se estima valioso, sin su autoriza-
ción.
Una invasión de grandes proporciones en la que no se ha
contado con ellos, y en la que se plasma la sujeción incondi-
cional a un Estado que se revela como dueño de su mundo y
se lo entrega a la empresa extranjera sin miramientos.
En efecto, la apertura de trochas donde se van detonando
cargas explosivas para detectar configuraciones geológicas
hidro-carburíferas, se entrecruza a manera de parrrilla a lo
largo y ancho de las tierras indígenas, cruzando chacras, que-
bradas, cochas, zonas pobladas, lugares sagrados, colpas de
animales, zonas de mitayo, de reproducción y corredores de
fauna, áreas de recolección de recursos de flora para la ali-
mentación, la construcción, etc.
Además de la apertura de trochas se tala el bosque para la
instalación de helipuertos y campamentos volantes, usando
para ello la madera, grava, arena, palmas, sogas, con lo que
disminuyen los recursos disponibles para las familias indíge-
nas locales y se destruye el hábitat de muchas especies que
desaparecen junto a la alteración de sus ecosistemas.
224
Explotación de hidrocarburos y conflictos socioambientales
225
Lily La Torre López
226
Explotación de hidrocarburos y conflictos socioambientales
227
Lily La Torre López
228
Explotación de hidrocarburos y conflictos socioambientales
229
Lily La Torre López
230
Explotación de hidrocarburos y conflictos socioambientales
231
Lily La Torre López
232
12
LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA
CONSTRUCCIÓN DE LOS NUEVOS DERECHOS
AMBIENTALES Y CULTURALES EN EL
PROCESO DE GLOBALIZACIÓN
233
Pedro Ivo Batista
234
Movimientos sociales y construcción de los nuevos derechos
235
Pedro Ivo Batista
236
Movimientos sociales y construcción de los nuevos derechos
237
Pedro Ivo Batista
238
Movimientos sociales y construcción de los nuevos derechos
239
Pedro Ivo Batista
240
13
ENTRE LA VIRTUD Y EL DEBER:
LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDIOS
241
José del Val
1
Ética entendida como el conjunto de principios y reglas morales que regulan el compor-
tamiento y las relaciones humanas.
242
Entre la virtud y el deber: los derechos de los pueblos indios
243
José del Val
Éticas mestizas
Si reflexionamos sobre nuestras sociedades vemos que entre
nosotros existen antecedentes de fórmulas de amancebamiento
entre algo semejante a una ética de las virtudes y una ética de los
deberes y los derechos.
Hasta hace muy pocos años, y todavía hoy, una de las caracte-
rísticas distintivas de las naciones latinoamericanas, señalada
por muchos estudiosos, es la insuficiencia en el ejercicio pleno
de el estado de derecho. Los grandes espacios no cubiertos por la
ética de los deberes y derechos eran ocupados por diversas éticas
de las virtudes. Una mezcla entre ética de las virtudes y ética de
los deberes y derechos nos ha garantizado un margen de
gobernabilidad hoy casi destruido.
Con base en el uso corriente de una particular ética de las
virtudes de carácter nacionalista, nuestra situación de subordi-
nación económica y desigualdad estructural era reiteradamente
señalada como transitoria. La reiterada apelación ceremonial y
festiva a los héroes, sus actos y sus actitudes nos garantizaba, en
su ejemplaridad, la esperanza de trastocar el orden, si así conve-
nía a los intereses patrios.
La irrupción neoliberal asumió estratégicamente el desman-
telamiento de esas particulares éticas de las virtudes como una
de sus operaciones ideológicas básicas. Basta recordar como en
México, desde hace algunos años, se intenta disminuir el papel
que tradicionalmente jugaron los héroes y sus acciones en el pro-
yecto de construcción de la identidad nacional, a través de los
procesos educativos; asimismo, en las ceremonias oficiales han
dejado de invocarse sus nombres y se han sustituido por concep-
tos ambiguos y abstractos como el de unidad nacional o sobera-
nía nacional.
Simultáneamente al proceso de deslavamiento de esa particu-
lar ética de la virtud de uso nacional hemos visto como, inversa-
244
Entre la virtud y el deber: los derechos de los pueblos indios
245
José del Val
Ética y responsabilidad
En la última década los profesionales del derecho han adquiri-
do voluntariamente el compromiso de apoyar con sus conocimien-
tos, instrumentos y propuestas el desarrollo de los derechos de
los pueblos indígenas, lo cual quiero destacar con la más respe-
tuosa y fraternal de las actitudes. A mi juicio, dicha responsabi-
lidad supone, entre otros aspectos, que se debe encontrar y cons-
truir las formas legales que eviten las formulaciones que requie-
ran necesariamente de agentes o instancias de intermediación
ajenas a los pueblos indios para la defensa de sus derechos.
La irrupción contemporánea de los pueblos indios en el esce-
nario mundial como sujetos políticos de pleno derecho, no debe
ser otra vez sometida a nuevas y sutiles formas de intermediación,
en este caso por los profesionales del derecho, que sustituyan al
indigenismo desarrollado por los antropólogos en la segunda mi-
tad del siglo XX y que, aun a pesar de la bondad y limpieza de sus
intenciones, tuvo como resultado el entorpecimiento y freno del
desarrollo de los proyectos de liberación autónoma de los pue-
blos indios.
Debemos ser conscientes que en los actuales, complejos, difí-
ciles y en ocasiones ríspidos espacios de negociación que se da
entre esas dos éticas, las soluciones y acuerdos que se encuen-
246
Entre la virtud y el deber: los derechos de los pueblos indios
Ética y globalización
El escenario económico, social y cultural contemporáneo pre-
senta características singulares e inéditas. En una década el
mundo es otro o por lo menos parece otro. Múltiples y diversos
procesos en las esferas económica, política, social y cultural se
desenvuelven por todo el globo a velocidades sorprendentes, ro-
tos o arrumbados los paradigmas totalizadores proliferan nuevas
estrategias de investigación y reflexión que sin apelar a marcos
generales tratan de dar cuenta de los procesos en marcha.
Paradójicamente, hoy, cuando el planeta tierra tiende ha con-
vertirse en un espacio económico, político y social relativamente
unificado, desconfiamos de las teorías que intentan dar cuenta
de los procesos globales, no sólo estamos ayunos de grandes teo-
rías, sino que el arsenal conceptual y categorial creado bajo sus
marcos epistemológicos ha sido declarado por algunos, con de-
masiada ligereza, obsoleto.
Debo confesar mi perplejidad frente a este fenómeno que ha
puesto a las ciencias sociales en estado de indefensión total. Sin
247
José del Val
248
Entre la virtud y el deber: los derechos de los pueblos indios
249
José del Val
Ética y legislación
Es en este contexto necesariamente global, conflictivo y con-
tradictorio en el que estamos obligados, en primera instancia, a
dar explicación y respuestas al ciclo de lucha de los pueblos in-
dios del continente e intentar comprender el significado y alcan-
ces de los celebrados nuevos derechos culturales y colectivos.
Ningún análisis en torno a los derechos de los pueblos indíge-
nas, a las propuestas que se están consolidando y al actual ciclo
de lucha y reivindicaciones puede ser realizado en el vacío; para
saber que avanzamos debemos saber no sólo de dónde venimos
sino, tal vez con mayor necesidad, debemos precisar a dónde va-
mos y cómo llegaremos.
En primera instancia el actual ciclo de lucha de los pueblos
indios de América es consecuencia de la situación de desposesión
absoluta a la que históricamente han estado condicionados,
agudizada por los procesos de globalización y retraimiento de los
Estados de sus funciones fundamentales. Su demanda primor-
dial y reiterada se centra en exigir sus legítimos derechos a par-
ticipar equitativamente de los recursos nacionales y, de manera
mucho más específica, los irrenunciables derechos que les asis-
ten sobre los recursos ubicados en sus territorios ancestrales.
El conocimiento pleno de la ubicación estructural de los pue-
blos indios en sus sociedades es el lente con el que debemos
escrutar y evaluar las respuestas jurídicas que estamos propor-
cionando, no bastan las referencias o supuestos avances en abs-
tracto y grandilocuentes declaraciones en torno a los nuevos
derechos.
Sinceramente, creo que debemos reconocer que lo logrado hasta
ahora: el conjunto de reflexiones, propuestas jurídicas y acomo-
do de los pueblos indios en las estructuras constitucionales na-
cionales, lo que denominamos como los nuevos derechos colecti-
vos y culturales, son absolutamente insatisfactorios e insuficien-
tes. Esto lo afirmo porque con frecuencia escucho que se afirma
que lo conseguido hasta ahora es suficiente para proporcionar
soluciones a las demandas específicas y explícitas de los pueblos
250
Entre la virtud y el deber: los derechos de los pueblos indios
251
José del Val
252
Entre la virtud y el deber: los derechos de los pueblos indios
Ética y ambigüedad
La ambigüedad señalada en las formulaciones adoptadas in-
ternacional y nacionalmente configuran un escenario político
económico singular que no debemos postergar ni eludir y que
debe ser objeto de nuestra reflexión y de estudios detallados.
Reitero la necesidad de analizar los cambios jurídicos refe-
ridos a los pueblos indígenas en el marco de los grandes pro-
cesos del mundo contemporáneo. Es del todo sabido ya que el
proceso de globalización de los mercados y la correlativa dis-
minución de los márgenes de maniobra y autodeterminación
253
José del Val
254
Entre la virtud y el deber: los derechos de los pueblos indios
255
José del Val
256
Entre la virtud y el deber: los derechos de los pueblos indios
257
José del Val
258
14
EL DERECHO DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS:
SU NATURALEZA COLECTIVA
259
María Magdalena Gómez Rivera
260
El derecho de los pueblos indígenas: su naturaleza colectiva
2
Cfr. Clavero Bartolomé. Derecho indígena y cultura constitucional. México, Siglo XXI,
1994.
261
María Magdalena Gómez Rivera
3
“Acuerdo sobre Derecho y Cultura Indígena, Ejército Zapatista de Liberación Nacional y
Gobierno Federal”, 16 de febrero de 1996 y memoria sobre la consulta nacional realizada
por los Poderes Ejecutivo y legislativo, mayo de 1996.
262
El derecho de los pueblos indígenas: su naturaleza colectiva
263
María Magdalena Gómez Rivera
4
Díaz Gómez Floriberto. “Principios comunitarios y derechos indios”. México Indígena,
núm.25, diciembre de 1988, pp.32-37, y documento elaborado por un grupo de expertos
en el IIDH,1992.
264
El derecho de los pueblos indígenas: su naturaleza colectiva
265
María Magdalena Gómez Rivera
5
Fernando Escalante. “Larraínzar: un acuerdo políticamente correcto”, Vuelta, núm. 232,
marzo de 1996 y “¿Usos y costumbres?” del mismo autor, Vuelta 233, abril de 1996.
266
El derecho de los pueblos indígenas: su naturaleza colectiva
267
María Magdalena Gómez Rivera
268
El derecho de los pueblos indígenas: su naturaleza colectiva
269
María Magdalena Gómez Rivera
6
Reunión de consulta organizada por la Comisión Nacional de Desarrollo Integral y Jus-
ticia Social para los Pueblos Indígenas. Navojoa, Sonora, marzo de 1994.
270
El derecho de los pueblos indígenas: su naturaleza colectiva
7
Exposición de motivos de la Iniciativa presidencial enviada al Senado de la República el
15 de marzo de 1998.
Veamos los ejemplos:
-A) Art.5º. “Nadie podrá ser obligado a prestar trabajos personales sin la justa retribución
y sin su pleno consentimiento, salvo el trabajo impuesto como pena por la autoridad
judicial, el cual se ajustará a lo dispuesto en las fracciones I y II del artículo 123, relati-
vas a duración de la jornada diurna (8 horas) y nocturna (7 horas)”.
-B) Artículo 28. “Las personas encargadas del banco central, podrán ser sujetos de juicio
político conforme a lo dispuesto por el artículo 110 de la Constitución”
-C) Artículo 22. Prohibición de penas, mutilación y de infamia “ tampoco se considerará
confiscación el decomiso que ordene la autoridad judicial de los bienes, en caso de enri-
quecimiento ilícito en los términos del artículo 109”.
271
María Magdalena Gómez Rivera
272
El derecho de los pueblos indígenas: su naturaleza colectiva
Perspectivas
He intentado mostrar que en el caso de los pueblos indíge-
nas las dinámicas del derecho ambiental y de los recursos
naturales están en la entraña de su destino como pueblos y
de su reconocimiento como sujetos de derecho, como sujetos
históricos y no como meros objetos indirectos de los beneficios
que pueda generar tal o cual derecho ambientalista en abs-
tracto. A las Constituciones Nacionales les corresponde refor-
marse para dar entrada a la diversidad cultural que no han
logrado someter a la camisa de fuerza de la homogeneidad y
al estereotipo de que el individuo y no los pueblos es la unidad
fundamental del sujeto de derecho.9
9
Cfr. “Las cuentas pendientes de la diversidad jurídica: el caso de las expulsiones
por motivos religiosos” presentada en el coloquio Orden Jurídico y Formas de Con-
trol Social en el Fortín Veracruz, julio de 1992, elaborada a partir de la audiencia
pública organizada por el congreso del estado de Chiapas en torno a la propuesta de
tipificar el delito de expulsiones (consultar memoria publicada por el congreso-
junio de 1992), “Defensoría jurídica de presos indígenas”, Entre la Ley y La costumbre,
IIDH-III 1990, “La fuerza de la costumbre indígena frente al imperio de la ley nacio-
nal” San José IIDH octubre de 1990, “Dónde No hay Abogado” coautora, INI 1990.
Derecho Consuetudinario Indígena, México Indígena núm. 25, 1987. “La juridización
de los indígenas ante la nación mexicana”. Revista Justicia y Paz, núm. 25, 1992.
Derecho Indígena (coordinadora) AMNU- INI 1997. Varios artículos entre los que
destacan el discurso de ingreso a la Academia Mexicana de Derechos Humanos,
junio de 1995, la Ponencia presentada en el Seminario Latinoamericano sobre Cons-
titución y Derecho Indígena realizado en Villa de Leyva Colombia, Julio de 1995 y
los artículos “El Derecho Indígena, entre la ignorancia y el prejuicio” publicado en
una primera versión, en La Jornada del Campo, 3 de mayo de 1996 y “La pluralidad
Jurídica y la Jurisdicción Indígena” publicado en la Revista el Cotidiano, mayo de
1996, Universidad Autónoma Metropolitana. “El derecho indígena en la antesala de
la Constitución“ en Economía Informa, UNAM septiembre de 1996.
273
María Magdalena Gómez Rivera
274
Construcción y defensa de los nuevos derechos
ambientales, culturales y colectivos en América Latina
se terminó de imprimir en abril de 2001 en los talleres
de Gráficos RAN, Morelos 60 A, colonia Reynosa
Tamaulipas de México D.F. Para su composición se
utilizó tipo Bookman Old Style de 11, 10 y 8 puntos.
El tiraje fue de 1000 ejemplares.