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Proyecto de Música

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Proyecto de música

Alanis Romero
Monserrath Molina
Shantal Núñez
Elena Minero
Karol Bonilla
Alejandro Salas
Nazareth Araya

11-1
COLEGIO TÉCNICO PROFESIONAL VÁZQUEZ DE CORONADO  
CAPERUCITA ROJA
Había una vez una niña muy bonita. Su madre le había hecho una capa roja y la
muchacha le llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja.
Un día, su madre le pidió que llevase unos pasteles a su abuela que vivía al otro
lado del bosque, recomendándole que no se entretuviese por el camino, pues
cruzar el bosque era muy peligroso, ya que siempre andaba acechando por allí el
lobo.
Caperucita Roja recogió la cesta con pasteles y se puo en camino (sonido de
guitarra mientras va de camino y sonidos de los pasos que da). La niña tenía que
atravesar el bosque para llegar a casa de la Abuelita, pero no le daba miedo
porque allí siempre se encontraba con muchos amigos: los pájaros, las ardillas
(algunos sonidos de los animales que se encuentran allí)…
De repente vio al lobo, que era enorme, delante de ella (sonido de susto/asombro).
-¿A dónde vas, niña?- le preguntó el lobo con su voz ronca.
- A casa de mi Abuelita – le dijo Caperucita.
- No está lejos – pensó el lobo para sí, dándose media vuelta.
Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores (sonidos de
las hojas secas): - El lobo se ha ido- pensó -, no tengo nada que temer. La abuela
se pondrá muy contenta cuando le lleve un hermoso ramo de flores además de los
pasteles.
Mientras tanto, el lobo se fue a casa de la Abuelita (sonido de los pasos del lobo),
llamó suavemente a la puerta y la anciana le abrió pensando que era Caperucita
(sonido de la puerta al tocarla y abrirla). Un cazador que pasaba por allí había
observado la llegada del lobo.
El lobo devoró a la Abuelita y se puso el gorro rosa de la desdichada, se metió en
la cama y cerró los ojos. No tuvo que esperar mucho, pues Caperucita Roja llegó
enseguida, toda contenta.
La niña se acercó a la cama y vio que su abuela estaba muy cambiada.
- Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes!
- Son para verte mejor – dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela.
- Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!
- Son para oírte mejor, - siguió diciendo el lobo.
- Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!
- Son para… ¡comerte mejor! - y diciendo esto, el lobo malvado se abalanzó sobre
la niñita y la devoró, lo mismo que había hecho con la abuelita. Mientras tanto, el
cazador se había quedado preocupado y creyendo adivinar las malas intenciones
del lobo, decidió echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la Abuelita.
Pidió ayuda a un segador y los dos juntos llegaron al lugar. Vieron que la puerta
de la casa estaba abierta y al lobo tumbado en la cama, dormido de tan harto que
estaba.
El cazador sacó su cuchillo y rajó el vientre del lobo. La Abuelita y Caperucita
estaban allí. ¡Vivas!...
Para castigar al lobo malo, el cazador le llenó el vientre de piedras y luego lo
volvió a cerrar (sonido de las piedras). Cuando el lobo despertó de su pesado
sueño, sintió muchísima sed y se dirigió a un estanque próximo para beber. Como
las piedras pesaban mucho, cayó en el estanque de cabeza y se ahogó (sonido
del agua).
En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron más que un susto, pero
Caperucita Roja había aprendido la lección. Prometió a su Abuela no hablar con
ningún desconocido que se encontrara en el camino. De ahora en adelante,
seguirás las juiciosas recomendaciones de su Abuelita y de su Madre.

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