Fanfic
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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐.
𝑬𝒎𝒎𝒂 𝑱𝒂𝒎𝒆𝒔.
Abrazo más fuerte a mi hija con las lágrimas deslizándose por mi cara
empapada y me vuelvo a concentrar en ella que es lo más importante. No sé
que busca o que quiere el padre, que no deja de observarme, ya que cuando
me recompongo siento mi piel calcinarse con el peso de sus ojos.
Aquellas palabras que tantos meses traté de borrar despiertan la rabia que
me corroe internamente, a la vez que me enerva la manera en la que mi
cuerpo reacciona cada que lo veo.
Verlo de nuevo me golpea y tomo la mano de mi hija para que nos guíen a los
asientos delanteros que han reservado para nosotras y...
Hablo solo para nosotros y oculto el enfado con la risa que suelta, al mismo
tiempo que la piel se me eriza cuando su aliento me calienta.
No sé como las personas de aquí no se aterran con el porte peligroso de él,
quien, aunque esté sentado nunca deja destilar ese aire dominante, y
poderoso. La camisa blanca está perfectamente lisa, y se ciñe a sus
pectorales e ignoro el hormigueo que me recorre cuando siento su vista
sobre mis piernas.
––‘’The second someone mentioned you were all alone. I could feel the
trouble coursing through your veins. Now I know, it's got a hold. Just a phone
call left unanswered had me sparking up. These cigarettes won't stop me
wondering where you are. Don't let go, keep a hold...’’
Las notas de la última coreografía que había realizado con Chip en la final del
Quinquenio me avasallan de tal forma que me muerdo los labios para
contener el llanto que me produce las sensaciones de ese día.
––¿Por qué lloras, mami? ––mi hija toma mis mejillas y las limpia.
––Es gracioso. ––le hablo en el mismo tono mientras el espectáculo sigue por
la mitad, empezando con el discurso de varios miembros.
––Lo mucho que debes estar esforzándote estando aquí. ––se relame los
labios haciendo que desvíe la mirada cuando observa los míos. ––¿Qué
buscas, Ilenko? No sé por qué pierdes el tiempo y no te vas a preñar a una de
tus putas.
El ruso manda a decirle algo a la hija con Rita y ella asiente antes d
encaminarnos al lujoso restaurante del complejo. Con Amelie disfruto de una
de las mejores noches de mi vida en donde ella celebra conmigo. Domi es
otra que se mantuvo a mi lado durante la celebración mientras mi hija y yo
cantamos, bailamos y sudamos hasta llegar cansadas al ático en donde me
volví un ovillo en la cama.
Lo último que quiero es toparme con Ilenko, después de lo que me dijo antes
anoche mucho menos. No puedo cerrar los ojos con el ardor que he
mantenido oculto todos estos meses en Groenlandia. He subido la guardia
desde que vine a Moscú, me enfocado solo en mi hija y en mí. Me paso las
manos por la cara con la frustración que irrumpe mi cerebro con los
recuerdos que son como una tortura.
––Adelántense. ––Le indico a mis hombres que iré trotando hacia la caldera,
no la del Boss, la mía. Desde el último encuentro en mi oficina he tenido una
lista de cosas pendientes que debo hacer, no solo por mí, sino por la
seguridad de Amelie, y eso significa igualarme a Ilenko lo haré. El sudor se
desliza por mi cuerpo mientras me ejército, la música de los audífonos
avasalla mis oídos y me los quito cuando me sumerjo en la parte subterránea
del complejo.
––Suficiente. ––sentencia Dago cuando se aleja sudado igual que yo. ––Has
mejorado.
––¿Cuánto llevas escondido ahí? ––le pregunto al hombre que está sentado
un mueble.
Me vuelvo hacia él a la vez que el enojo empieza a invadirme y me recorre
con los ojos cuando se acerca.
––Hola, Ved’ma. ––Cierro los ojos por un par de segundos conteniendo las
ganas de abofetearlo. Se pone en pie y echo los hombros atrás cuando se
avanza hacia mí despacio, antes hubiera retrocedido, pero quedarme en el
mismo lugar es demostrarle que no tiene dominio sobre mí.
––¿No tienes nada más importante que hacer que no sea acosarme, Ilenko? –
–lo manoteo cuando acorta el espacio entre ambos. ––¿O tengo la dicha de
saber que te tengo a mi merced? ––suelta a reír con frescura sobre mis
labios, tomando mi cara, en tanto los ojos verdes avellanas me calcinan,
obligándome a que lo mire.
––Escucha...
––Vete, que seguro te andan esperando las mujeres que sí son dignas de ti. –
–suelto manteniendo la calma con las manos que descienden por mi cuello.
Acorta la distancia, su perfume llega a mi nariz y desliza la mano por mi
pecho con lentitud hasta que queda sobre mi corazón. La deja sobre mi tórax
sin dejar de mirarlo, los pálpitos se vuelven desenfrenados con su toque y su
otro agarre juega con el borde de mi sujetador deportivo, como si estuviera
conteniéndose por quitarlo.
No puedo estar tranquila con lo que voy a hacer. De por sí es un martirio su
altivez, peor será esto. Tendré que tragarme las cosas que encontraré, pero
es indispensable atraerlo y que vea que yo también se moverme en el
tablero. Toco el dije que le pertenece antes de colocarme una camisa blanca
suya y unos vaqueros. Nadie me puede reconocer, me abrigo los pies con
unas botas de nieve y dejo mi cara al natural, por la temperatura helada de la
ciudad me cubro con un gorro de felpa. Empaco todo lo que necesito en una
mochila negra, la memoria que tengo la echo en un sobre transparente, el
mapa y la cadena que antes llevaba. Debo hacer una parada antes y por ello
me concentro en la pantalla de mi laptop siguiendo sus movimientos.
Hay hombres semi vestidos sentados en muebles bebiendo licor. Hay otros
rodeados de bailarinas, Vorys celebrando con los demás miembros y llego a
la zona de jacuzzis donde hay mujeres desnudas brindado masajes.
Hace calor y siento el ardor de mis mejillas recorrerme con el hombre que
solo lleva puesta una toalla sobre su cintura. Veo el bulto que se forma bajo
la tela y ya estoy desconcentrándome de mi objetivo. El ruso donador de
esperma nunca deja de verse bien, mostrando el abdomen esculpido y bien
trabajo que amenaza con que suelte todo esto me encierre con él en uno de
esas saunas. Trato de mirar a otro sitio, pero no puedo cuando estira su
cuello y sus hombros como si estuviese estresado, y más cuando se recoge el
cabello en una coleta.
––Ya está todo preparado, mi amo. ––la voz de Minina me enardece cuando
se ofrece al ruso sin dejar de acomodarse el sostén. Las orejas me arden
cuando Ilenko la mira haciendo que baje la mirada y la ignora avanzando
hacia las cabinas de saunas.
––La Séptima llegó, señor. ––capto la voz de uno de los Boyevikis. ––Lo está
esperando dentro.
Sujeto mis dedos sintiéndome una estúpida y desvío el rostro con el enojo
desmesurado que me corroe con aquella mención. No tengo por qué
molestarme, no dejaré que me afecte por eso me incorporo poniéndome a
cuatro patas. El ruso le entrega su móvil a uno de sus escoltas, quien lleva el
aparato hacia la mesa de cristal en donde está el maletín. Minina intenta
entrar con él, pero la intimida haciéndola retroceder. Solo le falta lamerle los
pies para que se quede sin dignidad.
––Como que está raro el ambiente ¿no crees? ––le pregunta a uno de los
asesinos que se encoge de hombros. Maldigo internamente esperando a que
se mueva ya que se queda dándole la espalda a la mesa y me quedo en el
suelo durante unos minutos hasta que por fin se va con el otro Krysha. Los
Boyevikis merodean la entrada y no me quiero imaginar lo que estará
haciendo el ruso dentro. Oculto las lágrimas de rabia que amenazan con
desatarse y me paso la mano por la cara.
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Nota: Estén atentas, el miércoles subiré la siguiente parte que estará hot.
Solo les digo que se pongan pañales para lo que hará Daddy Ilenko y mes
aseguro que no es para personas sensibles.
Nota 2: Sé que la mayoría quiere que Ilenko le diga lo que siente, pero
también hay que ver a Emma poniéndosela difícil y ver su crecimiento en lo
hace. Tranquilas, habrá más partes.