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Mod IV-02 Texto Infecciones Oportunistas ESTHER-2018-19

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INFECCIONES OPORTUNISTAS

INDICE

Introducción

1. Infecciones por virus

1.1. Virus herpes simple

1.2. Virus varicela zoster

1.3. Citomegalovirus

1.4. Virus herpes humano tipo 8

1.5. Virus JC

2. Infecciones por bacterias

2.1 Micobacterias

2.2 Salmonella no Typhi

2.3 Bartonella spp

2.4 Streptococcus pneumoniae

2.5 Haemophilus influenzae

2.6 Rhodococcus equi

2.7 Nocardia asteroides

2.8 Listeria monocytogenes

2.9 Treponema pallidum

3. Infecciones por protozoos

3.1 Toxoplasma gondii

3.2 Criptosporidium

3.3 Isospora belli

3.4 Giardia lamblia. Entamoeba coli. Endolimax nana. Blastocystis

hominis

3.5 Leishmania

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4. Infecciones por hongos

4.1 Candida

4.2 Pneumocystis jirovecii

4.3 Cryptococcus neoformans

4.4 Microsporidium

4.5 Histoplasma

4.6 Coccidioides

5. Otras infecciones. Síndrome de reconstitución inmune

6. Bibliografía

Curso 2018/2019

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INTRODUCCIÓN

La infección por el VIH se manifiesta por un gran polimorfismo clínico,

especialmente en las fases avanzadas. Las infecciones tienen un papel

relevante en este polimorfismo. Los pacientes pueden sufrir infecciones virales,

bacterianas, micóticas y parasitarias. Desde un punto de vista patogénico, los

mecanismos para adquirir estas infecciones dependen de diferentes factores

que deben ser considerados para establecer un correcto diagnóstico diferencial

de las infecciones. No todas las infecciones observadas en los pacientes

infectados por el VIH se relacionan con el compromiso inmunológico.

Patogénicamente, debemos considerar que los pacientes se encuentran

expuestos a los siguientes factores:

 Inmunodepresión. Algunos microorganismos se comportan como

‘auténticos oportunistas’ y solo se manifiestan en situaciones de grave

inmunodepresión. Así, por ejemplo, la leucoencefalopatía multifocal

progresiva, la angiomatosis bacilar o la microsporidiasis, solo se

observan en pacientes severamente inmunodeprimidos. Por otra parte,

el grado de inmunodepresión influye en el cuadro clínico provocado por

microorganismos que son comunes o frecuentes. Así, por ejemplo, las

manifestaciones provocadas por citomegalovirus, Toxoplasma gondii o

Mycobacterium tuberculosis dependen del compromiso inmunológico.

 Comportamiento de riesgo. Frecuentemente se diagnostican infecciones

relacionadas con el uso de drogas por vía parenteral o infecciones de

transmisión sexual.

 Exposición ambiental y nosocomial.

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o En función de la zona donde resida el paciente pueden adquirirse

ciertas infecciones. En el manejo clínico del paciente debe

considerarse esta posibilidad. Así, por ejemplo, en áreas de alta

prevalencia de tuberculosis, los pacientes pueden sufrir

enfermedad tuberculosa aunque su estado inmunológico no esté

gravemente comprometido, sí bien es cierto que el

comportamiento de la enfermedad dependerá del grado de

inmunodepresión provocado por el VIH. No hay que olvidar la

enfermedad de Chagas en América o las infecciones producidas

por Penicillium marneffei en Asia.

o Infecciones nosocomiales. Los pacientes infectados por el VIH

pueden sufrir infecciones hospitalarias al igual que la población

general.

En este capítulo nos centraremos fundamentalmente en las infecciones

oportunistas, en aquellas infecciones que tienen, o pueden tener, un

comportamiento diferente en los pacientes infectados por el VIH en

comparación con la población general, y de forma menos extensa en aquellas

relacionadas con la conducta de riesgo. Algunas de las infecciones pueden

presentarse en el contexto del síndrome de reconstitución inmune; estas

formas clínicas, que pueden verse, por ejemplo con citomegalovirus o con

micobacterias, se desarrollarán en el capítulo correspondiente (al final de este

capítulo puede leerse un breve resumen del SÍNDROME DE

RECONSTITUCIÓN INMUNE –SRI-).

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1. INFECCIONES POR VIRUS

1.1. VIRUS HERPES SIMPLE

Los ocho virus herpes humanos se dividen en tres grupos, de acuerdo con su

genoma y su comportamiento biológico:

 Los herpes virus alfa (VHS-1, VHS-2 y virus varicela zoster)

 Los herpes virus beta (VHH-6, VHH-7 y citomegalovirus)

 Los herpes virus gamma (virus de Epstein-Barr, herpes virus asociado al

sarcoma de Kaposi o VHH-8)

Los herpesvirus comparten una morfología similar; poseen un núcleo con ADN

bicatenario, una cápside rodeada por un material amorfo denominado

tegumento y una envoltura lipídica que contiene glicoproteínas de superficie.

El genoma del VHS es una molécula de ADN lineal bicatenario. La homología

global de la secuencia entre el VHS-1 y el VHS-2 es de alrededor del 50%. La

replicación del virus consta de una fase nuclear y de una fase citoplasmática.

Tras la unión y la fusión de la envoltura viral con la membrana celular se libera

la nucleocápside en el citoplasma celular.

Los virus herpes simple tipo 1 y tipo 2 (VHS-1 y VHS-2) son causa frecuente de

enfermedad en pacientes inmunocompetentes e inmunodeprimidos. La

prevalencia de infección latente en la población general es elevada. Más del

90% de los adultos tiene anticuerpos frente al VHS-1 en la quinta década de la

vida. La prevalencia de infección latente aumenta con la edad y se correlaciona

con el nivel socioeconómico. Así, en gran parte de África y Asia, la infección

afecta a la práctica totalidad de la población y se adquiere en la primera

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infancia. En Estados Unidos y Europa la prevalencia continúa disminuyendo en

población de mediana edad y con niveles socioeconómicos elevados. No

obstante, y como ya se ha mencionado, a partir de la quinta década de la vida

la prevalencia de infección es muy elevada. En el caso del VHS-2 los

anticuerpos comienzan a aparecer durante la pubertad y se correlacionan con

el inicio de la actividad sexual. La prevalencia depende de las poblaciones y

áreas geográficas. En la siguiente tabla se exponen datos de prevalencia:

Área geográfica Población Prevalencia

Estados Unidos – Europa General 8-31 %

Clínicas ITS 25-64 %

Varones homosexuales VIH negativos 26 %

Varones homosexuales sin considerar la


55%
existencia de infección VIH

África General 12-74 %

Clínicas de ITS 60 %

Prostitutas 90 %

Latinoamérica General 39-42 %

Clínicas de ITS 83 %

Varones homosexuales 52 %

Asia General 7-21 %

Prostitutas 76 %

Australia Mujeres gestantes 15 %

Clínicas ITS 26-55 %


Cuadro adaptado de Mandell GL et al (Edición 7, 2012)

Los datos de la tabla ponen de manifiesto la gran variabilidad de infección

latente en función de las poblaciones estudiadas. Algunos estudios han

comunicado porcentajes mayores de infección latente en población VIH

positiva, especialmente con frecuentes relaciones sexuales, alcanzando

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valores de 68-77%, e incluso pudiendo llegar a más del 90% en varones

homosexuales. Esta alta tasa de infección latente en la población VIH positiva

explicaría la elevada morbilidad por los virus herpes simple.

La exposición de mucosas o áreas cutáneas lesionadas al VHS permite la

entrada del mismo y el inicio de su replicación en las células de la epidermis y

la dermis. Frecuentemente la infección inicial es subclínica sin la aparición de

lesiones. En cualquier caso, el contagio se asocia a una replicación viral

suficiente para permitir la infección de las terminaciones nerviosas de los

nervios sensitivos o del sistema nervioso autónomo. De esta forma la

nucleocápside pasa por transporte intraaxonal hacia el cuerpo celular situado

en los ganglios. En la infección por el VHS-1, los ganglios del trigémino son los

que se infectan con mayor frecuencia, aunque también se extiende a los

ganglios cervicales inferiores y superiores. En la infección genital, los ganglios

de las raíces del nervio sacro (S2-S5) son los que se afectan con mayor

frecuencia. Se desconoce el intervalo de tiempo entre la inoculación del virus

en el tejido periférico y la diseminación a los ganglios. La replicación viral se

produce en los ganglios y el tejido nervioso contiguo sólo durante la

primoinfección. Tras la inoculación inicial de los ganglios nerviosos, los virus

herpes simple se extienden a otras superficies mucocutáneas mediante una

migración centrífuga a través de los nervios sensitivos periféricos. En el 25% de

los casos de infección por VHS-2 puede detectarse viremia.

El mecanismo de reactivación se desconoce, aunque existen datos que indican

la importancia de los linfocitos T. Actualmente se sabe que la tasa de

reactivación es mucho más frecuente y dinámica de lo que se pensaba

anteriormente. La toma de muestras anogenitales ha puesto de manifiesto,

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mediante PCR, excreción del VHS-2 el 25% de los días, con un rango de 2 a

75% según los diferentes estudios. En inmunocompetentes, el VHS-1,

adquirido por vía oral o genital, se reactiva más fácilmente en la región oral. En

el caso del VHS-2, la reactivación en la región genital es 8-10 veces más

frecuente que en la región oral.

Las infecciones por VHS-2 aumentan el riesgo de adquirir el VIH y su

reactivación provoca incrementos en la carga viral plasmática y en secreciones

genitales del VIH en pacientes coinfectados.

Manifestaciones clínicas y diagnóstico

Dado que la mayor parte de los pacientes infectados por el VIH presentan

infección latente por el VHS, las primoinfecciones son infrecuentes y la mayor

parte de los cuadros clínicos obedecen a reactivaciones. La reactivación del

VHS, sobre todo la excreción perianal en los varones y la excreción vulvar

subclínica en las mujeres, es más común en las personas infectadas por el VIH

que en los controles VIH negativos.

La gravedad de la enfermedad por VHS depende de diferentes factores:

localización anatómica, primoinfección o reactivación y grado de

inmunodepresión. Según avanza la inmunodepresión, las reactivaciones se

hacen más frecuentes y los cuadros clínicos más severos.

Las formas clínicas más comunes son:

 Herpes orolabial

 Herpes genital

 Herpes perianal

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 Herpes anorrectal. Proctitis

 Esofagitis

 Encefalitis

 Otros cuadros infrecuentes con presentaciones clínicas muy similares a

las observadas en pacientes VIH negativos

o Queratitis

o Retinitis

o Hepatitis

o Panadizo herpético

o Formas diseminadas: infrecuentes, incluso en pacientes

profundamente inmunodeprimidos

El VHS-1 puede cursar desde una forma subclínica en la primoinfección hasta

un cuadro de gingivoestomatitis y faringitis con lesiones vesiculosas que al

romperse dejan una zona necrótica exudativa, junto con adenopatías

regionales y fiebre. Puede provocar una queratoconjuntivitis al distribuirse por

la rama oftálmica del trigémino. En las recurrencias provoca lesiones

características del herpes orolabial con la aparición de vesículas únicas o

múltiples, pequeñas, dolorosas y que asientan sobre una base eritematosa. La

tendencia a las recurrencias depende del grado de inmunodepresión. Cuando

esta es importante, el VHS puede provocar úlceras en labios, mucosa bucal,

paladar y encías, alcanzando una mayor extensión cutánea y/o mucosa.

El herpes genital es la manifestación más frecuente provocada por el VHS-2.

En la primoinfección aparecen múltiples lesiones cutáneas o mucosas en

genitales, inicialmente vesiculares y luego ulcerativas y costrosas; pueden

observarse en piel, periné, escroto, vulva, pene, canal vaginal, cuello uterino,

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región perianal y rectal. En las primoinfecciones las lesiones pueden

extenderse a nalgas, abdomen y muslos. Existe dolor, prurito, y puede

ocasionar, disuria y flujo uretral o vaginal, así como fiebre, afectación general y

aparición de adenopatías regionales. En las recurrencias no existen síntomas

generales y las lesiones locales tienen un curso más leve y más breve. No

obstante, la frecuencia y severidad de las mismas depende del estado

inmunitario. En pacientes severamente inmunodeprimidos, generalmente

homosexuales, pueden producirse úlceras crónicas y extensas perianales, que

provocan dolor o escozor, con tendencia a la cronificación en ausencia de

tratamiento En la actualidad, y gracias, de una parte, a los tratamientos

antirretrovirales disponibles, y de otra, al diagnóstico precoz del origen

etiológico de este tipo de úlceras, esta manifestación se ve con menos

frecuencia que la observada al inicio de la epidemia. Las úlceras crónicas

pueden transformarse en lesiones verrucosas y granulomatosas.

El VHS puede provocar cuadros de esofagitis, caracterizados por odinofagia,

disfagia, dolor retroesternal y pérdida de peso. La zona más afectada es el

esófago distal, con ulceraciones pequeñas, ovaladas, superficiales, múltiples y

coalescentes sobre una base eritematosa. A veces presentan aspecto

crateriforme (‘volcano ulcers’) o pueden presentar una seudomembrana blanca

parcheada. Las esofagitis herpéticas se producen por

reactivación/diseminación del VHS a la mucosa del esófago a través del nervio

vago o, más raramente, por extensión directa de afectación orofaríngea. El 2-

5% de las esofagitis con presencia de úlceras son debidas a VHS. Existen

formas extensas que afectan a la totalidad del esófago. Aunque

morfológicamente suele diferir de las esofagitis por Cándida y por

citomegalovirus, no siempre el aspecto es suficientemente específico para

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obtener un seguro y fiable diagnóstico diferencial. La endoscopia digestiva alta

permite obtener muestras para establecer el diagnóstico de certeza. Las

inclusiones intracitoplasmáticas de la infección por VHS son visibles tanto en

muestras de biopsia como de citología. El cultivo tiene valor diagnóstico. En el

capítulo de ‘Manifestaciones digestivas’ se desarrolla el diagnóstico de las

esofagitis.

La proctitis, con/sin lesiones externas, por VHS se caracteriza por dolor

intenso, fiebre, y tenesmo con/sin exudación. Endoscópicamente pueden

observarse lesiones. Frecuente en hombres con prácticas homosexuales,

aunque también puede observarse en mujeres tras coito anal. El VHS, junto a

N. gonorrhoeae y C. trachomatis, constituyen los agentes etiológicos más

frecuentes de las proctitis infecciosas por transmisión sexual. La proctitis

herpética primaria puede complicarse con radiculopatías de las raíces sacras

provocando retención urinaria, esfínter anal flácido o estreñimiento.

A nivel del encéfalo, y aunque infrecuentemente, el VHS, puede causar un

cuadro de encefalitis, generalmente en pacientes muy inmunodeprimidos. No

se relaciona con manifestaciones cutáneas o mucosas. Provoca un cuadro

febril con cefalea, trastornos cognitivos, trastornos del comportamiento y del

estado mental, con/sin crisis comiciales, con una progresión variable (desde

cuadros subagudos a fulminantes) hasta el coma. Existen anormalidades en el

EEG. Afecta a lóbulos temporales y la RMN permite obtener imágenes muy

sugestivas, aunque en ocasiones existen localizaciones atípicas y las imágenes

son poco concluyentes. En el LCR existe pleocitosis linfocítica y puede

demostrarse la presencia de ADN viral mediante PCR. Se han descrito cuadros

de mielorradiculitis sacra transitoria y mielitis ascendente.

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La retina puede verse afectada con la aparición de una necrosis aguda, uni o

bilateral, indolora y que provoca ceguera. El diagnóstico se establece mediante

biopsia de vítreo y PCR. La infección diseminada es rara, incluso en pacientes

severamente inmunodeprimidos; la viremia se acompaña de lesiones cutáneas,

sistémicas y viscerales, tales como neumonitis, hepatitis o meningitis. Se han

notificado casos de neumonitis causadas por VHS. Para el diagnóstico de estas

complicaciones debe tenerse en cuenta que el aislamiento del virus en las

secreciones respiratorias suele indicar una reactivación en la orofaringe

superior más que una neumonitis; no obstante, puede haber infección pulmonar

o traqueal, en especial en el contexto de una intubación endotraqueal o

nasogástrica.

El resto de manifestaciones clínicas que se han enumerado al inicio del

epígrafe (infecciones no mucosas, queratitis, hepatitis, panadizo herpético, etc.)

se presentan de forma similar a las observadas en la población general.

El diagnóstico de las manifestaciones mucocutáneas provocadas por el virus

herpes simple se basa en el aspecto clínico, en los cultivos celulares y en las

técnicas de amplificación (PCR). Las directrices del CDC/NIH/IDSA (2017)

recomiendan la realización de un diagnóstico de laboratorio mediante cultivos

celulares o técnicas de amplificación. La PCR es el método de mayor

sensibilidad. Los virus aislados de herpes genitales deben ser tipados ya que el

VHS-1 tiene menos tendencia a provocar recurrencias gentiales que el VHS-2.

A pesar de estas recomendaciones, en la era TAR la mayoría de las

infecciones orolabiales y genitales se diagnostican clínicamente, reservando las

técnicas de cultivo o de amplificación para casos de difícil diagnóstico clínico,

formas atípicas, casos graves o para aquellos con mala evolución clínica a

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pesar de un tratamiento correctamente instaurado. Para el diagnóstico de

manifestaciones no mucocutáneas deben procesarse las muestras adecuadas,

tales como LCR, biopsias, muestras respiratorias, etc. Esquemáticamente las

técnicas diagnósticas incluyen:

 Serología: carece de interés en la población infectada por el VIH.

 Examen directo: mediante inmunoflourescencia directa (su rentabilidad

depende de la obtención de una buena muestra). Ha desplazado a la

preparación de Tzanck para poner de manifiesto la presencia de células

gigantes sugerentes de infección por VHS.

 Cultivo: es el método recomendable. Con la variante shell vial pueden

obtenerse buenos resultados en un tiempo razonable de 24-48 horas.

 Pruebas moleculares. Son los métodos más sensibles y los de elección

en las infecciones del sistema nervioso.

Profilaxis y tratamiento

Como previamente se ha mencionado, la mayoría de los pacientes infectados

por el VIH presentan infecciones por VHS-1 y VHS-2. No obstante, los

pacientes no infectados por VHS-2 deben evitar la adquisición del mismo, por

lo que se recomienda que sus parejas conozcan su estado serológico frente al

VHS-2 antes de iniciar relaciones sexuales. El uso de preservativo reduce la

adquisición de infecciones por VHS en aquellos pacientes que no están

infectados. Deben evitarse contactos sexuales con pacientes que presentan

lesiones activas provocadas por VHS, aunque la ausencia de las mismas no

implica la falta de excreción de virus.

El tratamiento supresivo con valaciclovir (500 mg/día vía oral) reduce el riesgo

de transmisión del VHS-2 en parejas heterosexuales VIH negativas en un 48%;

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sin embargo, en pacientes coinfectados por VIH-1/VHS-2, sin tratamiento

antirretroviral, el tratamiento supresivo con aciclovir (400 mg dos veces día por

vía oral) no redujo la transmisión de VHS-2 al miembro seronegativo para el

VHS-2 de la pareja (datos obtenidos y comunicados recientemente en parejas

heterosexuales del África subsahariana).

No existe indicación de profilaxis primaria con fármacos antivirales. En estudios

de profilaxis pre-exposición (PrEP) con tenofovir vaginal o

tenofovir/emtricitabina vía oral se ha observado una reducción en el número de

nuevas infecciones por VHS-2 en población no infectada por el VIH. El uso de

tenofovir tópico o por vía oral para prevenir la infección por VHS-2 no se ha

estudiado en pacientes infectados por el VIH. No se ha evaluado el uso de

profilaxis antiviral después de una exposición al VHS.

El tratamiento del herpes orolabial se realiza durante 5 a 10 días y del herpes

genital durante 5 a 10-14 días (Recomendaciones de GESIDA/España de 2015

y del CDC/NIH/IDSA-Estados Unidos de 2017). Los fármacos de elección son:

 Aciclovir 400 mg vía oral cada 8 horas

 Famciclovir 500 mg cada 12 horas

 Valaciclovir 1 gr cada 12 horas

En los casos de herpes orolabial o genital grave, el tratamiento inicial debe

hacerse con aciclovir 5 mg/kg/8 horas intravenoso, para posteriormente

continuar por vía oral con aciclovir (400 mg cada 8 horas), famciclovir (500 mg

cada 12 horas) o valaciclovir (1 gr cada 12 horas) hasta que las lesiones hayan

curado.

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Las recaídas responden bien al tratamiento, por lo que no existe indicación de

tratamiento supresor, con la excepción de los casos de afectación genital con

frecuentes recaídas (≥ 6 al año) y/o graves. En estos casos de herpes genital

recurrente, puede realizarse terapia supresora con:

 Aciclovir: 400 mg dos veces al día

 Famciclovir: 250-500 mg dos veces al día

 Valaciclovir: 500 mg dos veces al día o 1 gr diario

La frecuencia de recaídas puede reducirse con el paso del tiempo, por lo que la

prevención de recaídas o terapia supresora debe valorarse periódicamente (por

ejemplo, anualmente).

Los pacientes infectados por el VIH con un recuento de linfocitos T CD4+

<250/µl y sin TAR, al iniciar este pueden sufrir ulceraciones genitales por VHS-

2. En estos casos, el uso de aciclovir reduce el riesgo de aparición de úlceras

genitales en un 60% comparado con placebo, por lo que el tratamiento

supresivo con aciclovir podría estar recomendado. No obstante, y a pesar estos

datos comparando aciclovir vs placebo, el uso del primero no es una practica

clínica habitual en pacientes con recuentos bajos de linfocitos T CD4+ que

inician TAR.

En mujeres embarazadas a término con herpes genital debe realizarse una

cesárea.

El tratamiento de la encefalitis se realiza con aciclovir intravenoso a dosis de 10

mg/kg/8 horas durante 14-21 días. La esofagitis y la proctitis herpética

responden bien al aciclovir. Es habitual iniciar el tratamiento por vía intravenosa

y continuar por vía oral.

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Como alternativa de tratamiento, en las infecciones herpéticas refractarias o

con virus resistentes al aciclovir (sospechar si las lesiones no mejoran tras 7-10

días de tratamiento y confirmarlo mediante un estudio de sensibilidad), el

tratamiento de elección se realiza con foscarnet a dosis de 80-120 mg/kg/día IV

distribuído en 2-3 dosis hasta resolución clínica; como alternativa al foscarnet

puede emplearse cidofovir a dosis de 5 mg/kg semanal intravenoso

Cuando puedan emplearse tratamientos tópicos, estos se harán con foscarnet

al 1%, cidofovir al 3%, trifluridina o imiquimod.

Los pacientes sin TAR, inmunodeprimidos, y como ya se ha mencionado,

pueden sufrir un cuadro de reconstitución inmune al instaurar TAR, provocando

un incremento en la frecuencia y severidad de los episodios de herpes genital.

1.2. VIRUS VARICELA ZOSTER

La infección primaria por virus varicela zoster (VVZ) (varicela, varicella o

chickenpox) suele producirse en la infancia, de forma que en la edad adulta el

90-95% de la población presenta serología positiva frente al VVZ. La

reactivación de este virus provoca, generalmente, un cuadro de herpes zoster.

La mayoría de los pacientes infectados por el VIH lo están por el VVZ por lo

que no son susceptibles de una infección primaria, lo que explica que los

cuadros de varicela sean infrecuentes. En lo que respecta a la reactivación del

VVZ, la incidencia de herpes zoster es 15 veces mayor en la población VIH

positiva que en la negativa. Aproximadamente el 20-30% de los pacientes VIH

positivos sufren uno o más episodios de herpes zoster. El VVZ suele

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reactivarse cuando el número de linfocitos T CD4+ baja de 500/µl y,

especialmente, cuando lo hace por debajo de 200/µl.

La presentación clínica se relaciona con el grado de inmunodepresión; los

pacientes pueden presentar herpes zoster mono o multimetamérico, así como

formas recurrentes. Los dermatomas que se afectan con más frecuencia son

los torácicos (40-50% de los casos), craneales (20-25 %), cervicales (15-20%),

lumbares (15%) y sacros (5%). Tras el primer episodio, la probabilidad de

padecer otro episodio recurrente en el primer año es del 10%. El herpes zoster

oftálmico puede producir afectación corneal y provocar cicatrices que

comprometan la visión. Igualmente, puede aparecer herpes zoster diseminado.

Aproximadamente 10-15% de los pacientes sufren neuralgia postherpética.

Pueden producirse casos tras el inicio del TAR como síndrome de

reconstitución inmune.

La presencia de complicaciones por el VVZ es común en pacientes

inmunodeprimidos. Puede producirse diseminación viral con afectación

pulmonar, hepática y a nivel del sistema nervioso central. Este último es una

frecuente diana en cuadros de infección diseminada; pueden producirse

diferentes cuadros neurológicos: vasculitis SNC, leucoencefalitis multifocal,

ventriculitis, mielitis, mielorradiculitis, neuritis óptica, parálisis de pares

craneales, lesiones focales en el tronco encefálico y meningitis aséptica. La

neumonía puede ser de severidad moderada o grave con marcada hipoxia y

fallo respiratorio. La radiografía, generalmente, muestra mas alteraciones que

las que se podrían esperar tras la evaluación clínica; el patrón más frecuente

es el de un infiltrado nodular, pudiéndose objetivar derrame pleural.

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El VVZ puede provocar una retinopatía necrotizante en forma de ‘necrosis

retiniana aguda’ (NRA) o en forma de ‘necrosis retiniana externa progresiva’

(NREP)

La necrosis retiniana aguda (NRA) (ARN: acute retinal necrosis) puede

ocurrir en pacientes inmunocompetentes e inmunocomprometidos. Según la

American Uveitis Society existen cuatro criterios diagnósticos de necrosis

retiniana aguda:

 Áreas focales de necrosis localizadas en la retina periférica

 Progresión rápida de la necrosis

 Vasculopatía oclusiva

 Inflamación importante en vítreo y humor acuoso

La NRA comienza típicamente como una uveítis anterior unilateral. Por

oftalmoscopia indirecta se observa uno o más focos de necrosis en la retina

periférica. Las zonas de retinitis tienen bordes bien delimitados y típicamente

se extienden de forma circunferencial y en dirección posterior. Existe

envainamiento vascular (vasculitis) y vitritis densa. En muchos pacientes se

produce desprendimiento de retina semanas después de iniciada la NRA.

La necrosis retiniana externa progresiva (NREP) (PORN: progressive outer

retinal necrosis) comparte muchas de las características de la NRA. Sin

embargo, a diferencia de ésta, la NREP nunca se observa en pacientes

inmunocompetentes y casi todos los casos se observan en pacientes

infectados por el VIH. Los pacientes VIH positivos que presentan una NREP

tienen una media de linfocitos T CD4+ de 20/µl. Los pacientes presentan

pérdida de visión uni o bilateral y la exploración muestra múltiples lesiones

periféricas de la retina. Estas lesiones confluyen con rapidez hasta afectar a

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todo el espesor de la retina. La NREP se diferencia de la NRA por las

siguientes características:

 La afectación de la retina externa

 La ausencia de inflamación importante en el vítreo o en el humor acuoso

 La ausencia de afectación de los vasos retinianos

El diagnóstico de los cuadros clínicos provocados por VVZ suele realizarse por

la presentación clínica de los mismos. Los cuadros de infección primaria

(varicela) pueden documentarse mediante seroconversión. Sin embargo, en

ocasiones, y en pacientes especialmente inmunodeprimidos, la distinción entre

una varicela y un herpes zoster diseminado puede ser difícil: en estos casos un

antecedente personal de posible/probable varicela, el inicio de las lesiones a

partir de una metámera y los estudios serológicos, pueden ser de ayuda para

diferenciar ambas situaciones. En ocasiones es necesario la toma de muestras

cutáneas, o de otras localizaciones según el cuadro clínico (por ejemplo, LCR)

para realizar el diagnóstico mediante cultivos celulares y/o aplicación de

técnicas de amplificación, como PCR.

Profilaxis y tratamiento

Los pacientes VIH positivos seronegativos frente al VVZ deben evitar contactos

con pacientes que padezcan varicela o herpes zoster. Sí los pacientes

infectados por el VIH conviven con personas seronegativas para el VVZ, éstas

podrían ser vacunadas para evitar futuras infecciones con la consecuente

exposición del paciente infectado por el VIH.

La profilaxis primaria permanente con fármacos eficaces frente al VVZ no está

indicada en la población VIH positiva. Sin embargo, existe indicación de

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profilaxis en pacientes seronegativos para VVZ que han tenido contacto con

personas con varicela o herpes zoster. Debe administrarse inmunoglobulina

específica; como alternativa puede considerarse el aciclovir.

 Recomendación: Ig anti-VVZ vía IM dentro de los 10 días posteriores al

contacto. La dosis a emplear debe ajustarse al peso: en <50 Kg 125

UI/10 Kg y si >50Kg 625 UI (o realizar un cálculo individual a dosis de 5-

25 UI/kg).

 Puede considerarse el uso de un ciclo corto de aciclovir o valaciclovir

dentro de los 7-10 días posteriores al contacto, aunque esta estrategia

no ha sido evaluada en la población VIH positiva. En caso de utilizarse

estos fármacos el tratamiento deberá realizarse durante 7 días a dosis

eficaces frente al VVZ (por ejemplo, en el caso del aciclovir, 800 mg

cinco veces al día).

 Si no se dispone de inmunoglobulina específica ni de fármacos con

actividad frente al VVZ, puede considerarse individualmente el uso de

inmunoglobulina inespecífica a dosis de 200-400 mg/kg

En relación con la vacuna frente al VVZ deben hacerse las siguientes

consideraciones:

 Se ha documentado que la vacuna frente a la varicela es segura e

inmunógena en niños infectados por el VIH con un sistema inmune

relativamente preservado (porcentaje de linfocitos T CD4+ ≥ 15%) por lo

que se recomienda su administración a este grupo de pacientes.

 No existen estudios que hayan evaluado la vacuna frente al VVZ en

adultos y adolescentes infectados por el VIH. Sin embargo, puede

considerarse su uso en pacientes con una edad igual o superior a 8

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 20 de 248
años y un recuento de linfocitos T CD4+ ≥ 200/µl (dos dosis

administradas con 3 meses de separación)

 La vacunación en pacientes con linfocitos T CD4+ < 200/µl no está

recomendada.

 Sí el paciente candidato a vacunación ha recibido Ig anti-VVZ, debe

retrasarse al menos 5 meses; sí ha sido tratado con aciclovir debe

retrasarse al menos 3 días.

El tratamiento debe ajustarse a los diferentes cuadros clínicos:

 Varicela.

o Cuadros no complicados: tratamiento con valaciclovir 1 gr/8 h o

famciclovir 500 mg/8 horas durante 5-7 días. El aciclovir (a dosis

de 20 mg/kg, con una dosis máxima de 800 mg 5 veces al día)

puede constituir una alternativa.

o Cuadros severos: el tratamiento debe realizarse con aciclovir

intravenoso a dosis de 10-15 mg/kg cada 8 horas durante 7-10

días, pero sí no existiese afectación visceral podría completarse

el tratamiento por vía oral con fármacos eficaces frente al VVZ,

tales como valaciclovir, famciclovir o aciclovir.

 En los casos de herpes zoster localizado el tratamiento va dirigido a

prevenir la diseminación de la infección, acortar la duración de los

síntomas y reducir el riesgo de neuralgia postherpética. Se realiza

durante 7-10 días con:

o Famciclovir 500 mg cada 8 horas

o Valaciclocir 1 gr cada 8 horas

El aciclovir (a dosis de 800 mg 5 veces al día) puede constituir una

alternativa.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 21 de 248
Si las lesiones se resuelven lentamente puede considerarse prolongar el

tratamiento. No se recomienda tratamiento con corticoides.

 En los casos de herpes zoster diseminado o con afectación visceral el

tratamiento se hará con aciclovir 10-15 mg/kg/8 horas intravenoso hasta

la resolución de las lesiones cutáneas y viscerales (al menos 10-14

días). Se puede sustituir la medicación IV por medicación oral cuando la

formación de nuevas lesiones cutáneas haya cesado y cuando los

síntomas y signos de afectación visceral estén mejorando

significativamente. No se recomienda tratamiento con corticoides.

 En la necrosis retiniana aguda (NRA) debe usarse aciclovir a dosis de

10-15 mg/kg/8 h intravenoso durante 10-14 días seguido de un

tratamiento prolongado de 6 semanas con valaciclovir 1 gr cada 8 horas.

Algunos autores recomiendan 1 ó 2 dosis de ganciclovir intravítreo en la

fase de inducción del tratamiento.

 En la necrosis retiniana externa progresiva (NREP), los CDC/NIH/IDSA

de Estados Unidos (2017) estiman que el tratamiento debe realizarse

con una combinación de terapia intravenosa e intravítrea:

o Vía sistémica intravenosa (aciclovir, ganciclovir, foscarnet o

cidofovir), preferiblemente ganciclovir con/sin foscarnet.

o Vía intravítrea: ganciclovir con/sin foscarnet.

La duración del tratamiento no está bien definida y, probablemente, debe

basarse en la evolución clínica, virológica e inmunológica. Se han

comunicado casos anecdóticos de buena respuesta al tratamiento con

cidofovir intravenoso; sin embargo, el cidofovir intravítreo no debe usarse

ya que puede provocar una disminución de la presión intraocular. A

pesar del tratamiento, en la mayoría de los pacientes aparece ceguera.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 22 de 248
En 2013, el CDC/NIH/IDSA retiró la recomendación de incluir el implante

intraocular de ganciclovir como parte del tratamiento de la NREP. Esta

eliminación del implante como parte del tratamiento fue a consecuencia

del cese de disponibilidad comercial de los implantes.

No existe indicación de profilaxis secundaria para evitar recurrencias en la

enfermedad por VVZ.

1.3 CITOMEGALOVIRUS

La infección por citomegalovirus (CMV) es extremadamente común en

pacientes con infección por el VIH. Así, se ha observado coinfección con CMV

en más del 90% de los varones homosexuales infectados por el VIH. La

enfermedad por CMV suele producirse como reactivación de infecciones

latentes o como reinfecciones con nuevas cepas.

El desarrollo de enfermedad depende del número de linfocitos T CD4+; el

riesgo se incrementa con cifras de linfocitos T CD4+ inferiores a 100/µl y

prácticamente todos los pacientes que desarrollan enfermedad invasiva tienen

una cifra inferior a 50 linfocitos T CD4+/µl. Antes de la aparición del TAR, el 21-

44% de los pacientes desarrollaban enfermedad invasiva por CMV. Estos

porcentajes se elevaban hasta el 80% en estudios necrópsicos previos a la era

TAR. Con la aparición del TAR, la incidencia de la enfermedad por CMV ha

disminuido en más del 80%.

Manifestaciones clínicas

Son numerosas las manifestaciones que puede provocar:

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 23 de 248
 Retinitis (representa el 90% de los cuadros de enfermedad invasiva por

CMV)

 Esofagitis

 Gastritis

 Colitis

 Colangitis. Colecistitis alitiásica

 Pancreatitis

 Neumonitis

 Adrenalitis con insuficiencia suprarrenal

 Enfermedad neurológica

o Polirradiculopatía

o Mielitis

o Mononeuriritis múltiple / Neuropatía periférica

o Encefalitis

 Otros cuadros

o Úlceras orales

o Lesiones cutáneas

o Miocardiopatía

 Viremia sintomática con fiebre prolongada

El síndrome de reconstitución inmune puede estar implicado en el desarrollo de

enfermedad por CMV. Este síndrome se desarrolla en otro capítulo específico.

En el contexto de este síndrome puede desarrollarse uveítis con componente

inflamatorio, u otros cuadros extraoculares, como, por ejemplo afectación del

tubo digestivo.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 24 de 248
Afectación ocular por CMV

En el paciente VIH positivo, CMV tiene un especial tropismo por la retina,

siendo la retinitis la enfermedad más frecuentemente provocada por CMV. De

hecho, la principal causa de retinitis en los pacientes infectados por VIH es la

infección por CMV; y así, la etiología más frecuente de ceguera es la retinitis

por CMV. En otros inmunodeprimidos, como en los trasplantados, CMV tiene

tendencia a provocar otros cuadros, como, por ejemplo, neumonitis. Antes de la

era TAR, el 30% de los pacientes desarrollaban retinitis. El riesgo de retinitis

por CMV está determinado sobre todo por la cifra de linfocitos T CD4+ y por la

concentración de ADN del CMV en sangre periférica. Para pacientes con cifras

de linfocitos T CD4+ inferiores a 200/µl, el riesgo anual es del 4-12%; las

mediciones del ADN del CMV ayudan a estratificar el riesgo, de tal manera que

los pacientes avirémicos tienen un riesgo inferior al 1%, incluso con cifras muy

bajas de linfocitos T CD4+.

El inicio de la retinitis puede ser insidioso o agudo. Clínicamente, la retinitis

periférica puede ser asintomática o presentarse con miodesopsias (‘moscas

volantes’), escotomas o defectos campimétricos periféricos, y cuando existe

afectación central de la retina (compromiso de la mácula y/o nervio óptico) los

defectos campimétricos son centrales y el paciente refiere disminución de la

agudeza visual o visión borrosa. Suele aparecer de forma unilateral (dos tercios

de los casos), aunque posteriormente, en ausencia de tratamiento específico,

se haga bilateral. Se trata de una retinitis necrotizante. En la oftalmoscopia se

observan exudados blancos coalescentes con un patrón vascular, rodeados de

hemorragia y edema (imágenes que se han denominado ‘cheese and

ketchup’). En ocasiones puede observarse un área granulosa blanca sin

hemorragia. Al inicio las lesiones suelen ser periféricas, y más tarde afectan a

la fóvea. Apenas existe componente inflamatorio en el vítreo, salvo en los

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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casos secundarios a síndrome de reconstitución inmune. El desprendimiento

de retina puede presentarse como una complicación tardía. El desprendimiento

se produce de forma aguda; la erosión del borde retiniano en la zona necrótica

permite a la retina separarse de los tejidos subyacentes. En este caso los

pacientes refieren pérdida brusca de la visión, como ‘un telón que cae’ delante

del ojo afectado. Aunque CMV es la causa más frecuente de retinitis, deben

considerarse otras etiologías infecciosas: virus varicela zoster, Toxoplasma

gondii, Candida, Aspergillus, Pneumocystis jirovecii, Micobacterias, Treponema

pallidum.

En el siguiente cuadro se resumen las características los cuadros de afectación

retiniana provocados por el VVZ y la retinitis por CMV.

CUADRO AGENTE
CLÍNICO ETIOLÓGICO
Criterios diagnósticos
 Áreas focales de necrosis localizadas en la retina
periférica
 Progresión rápida de la necrosis
 Vasculopatía oclusiva
NRA VVZ  Inflamación importante en vítreo y humor acuoso
Comienza como una uveítis anterior unilateral.
Se observan uno o más focos de necrosis en la retina periférica.
Las zonas de retinitis tienen bordes bien delimitados y
típicamente se entienden de forma circunferencial y en dirección
posterior.
Existe vasculitis y vitritis densa
A diferencia de la NRA nunca se observa en individuos
inmunocompetentes.
Existen múltiples lesiones periféricas de la retina que confluyen
con rapidez hasta afectar a todo el espesor de la retina.
NREP VVZ Se diferencia de la NRA por las siguientes características:
 La afectación de la retina externa
 La ausencia de inflamación importante en el vítreo o en
el humor acuoso
 La ausencia de afectación de los vasos retinianos
Se trata de una retinitis necrotizante.
Se observan exudados blancos coalescentes con un patrón
vascular, rodeados de hemorragia y edema (‘cheese and
ketchup’)
RETINITIS CMV
Al inicio las lesiones suelen ser periféricas y más tarde afectan a
la fóvea.
Apenas existe componente inflamatorio en el vítreo, salvo en los
casos secundarios a síndrome de reconstitución inmune.
NRA: retinopatía necrotizante en forma de necrosis retiniana aguda
NREP: retinopatía necrotizante en forma de necrosis retiniana externa progresiva

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 26 de 248
Afectación extraocular por CMV

Pacientes con linfocitos T CD4+ por debajo de 50/µl pueden desarrollar

neumonitis por CMV con presencia de infiltrados intersticiales bilaterales,

aunque esta forma de enfermedad extraocular es infrecuente. El diagnóstico de

certeza se establece demostrando las típicas inclusiones intracelulares del

CMV en muestras obtenidas mediante biopsia transbronquial. La presencia de

CMV en el lavado broncoalveolar es frecuente en pacientes que presentan

neumonía por otros patógenos, especialmente, Pneumocystis jirovecii. En

estos casos es difícil saber el papel patogénico que juega CMV en la

neumonitis, aunque en muchas ocasiones la gravedad del paciente justifica el

tratamiento antiviral frente a CMV.

CMV puede provocar enfermedad del tubo digestivo. Las esofagitis ulcerativas

que pueden observarse en los pacientes infectados por el VIH están

provocadas en el 45% de los casos por CMV. La afectación esofágica puede

aparecer asociada a otras localizaciones como colitis o retinitis. La esofagitis

por CMV suele causar ulceraciones abundantes, grandes y poco profundas.

Los pacientes presentan dolor y disfagia. CMV puede causar inflamación o

ulceración gástricas sola o asociada a úlceras esofágicas. El aspecto de la

afectación gástrica puede ser diverso, con pliegues engrosados y edematosos,

gastritis erosiva y úlceras superficiales o profundas. La endoscopia con toma

de biopsia permite el diagnóstico de esofagitis y/o gastritis por CMV.

El diagnóstico diferencial de las enterocolitis en los pacientes con

inmunosupresión grave es amplio y debe incluir infecciones virales. El CMV es

la causa viral más significativa de enterocolitis. La colitis por CMV representa el

5-10% de los casos de enfermedad por CMV en pacientes VIH positivos. Se

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 27 de 248
caracteriza por fiebre, dolor abdominal, diarrea hemorrágica, anorexia y pérdida

de peso. Existe inflamación de la mucosa con ulceraciones superficiales. La

colonoscopia muestra seudomembranas similares a placas, muchas erosiones

y úlceras serpiginosas. En raras ocasiones graves puede provocar perforación

intestinal, especialmente en el ciego, gangrena o megacolon tóxico. En los

cuadros de colitis extensa puede presentarse proctitis. El estudio con TC puede

mostrar engrosamiento del colon. Ocasionalmente puede observarse como una

lesión tumoral que provoca obstrucción parcial o como lesiones similares al

sarcoma de Kaposi. CMV puede estar presente en el colon con otros

patógenos como MAI o Cryptosporidium. El diagnóstico de colitis se establece

mediante biopsia con la presencia de los típicos cuerpos de inclusión o con

cultivo positivo para CMV.

Los pacientes VIH positivos pueden sufrir alteraciones de las vías biliares. CMV

puede ser responsable de colecistitis alitiásica y de colangitis. La colangiopatía

puede afectar a la porción yuxtaampular del conducto pancreático. Asimismo,

y generalmente en el contexto de enfermedad diseminada, CMV puede ser

responsable de afectación hepática. En este mismo contexto se pueden

encontrar inclusiones pancreáticas por CMV en pacientes fallecidos, aunque

antes del éxitus no se suele identificar pancreatitis clínica.

El CMV puede provocar afectación del sistema nervioso central. Al igual que en

las otras formas de enfermedad invasiva la afectación encefálica puede

presentarse en pacientes con recuentos de linfocitos T CD4+ inferiores a 50/µl.

Puede provocar encefalitis focal necrosante o ventriculoencefalitis.

Frecuentemente, estas alteraciones coinciden con otras localizaciones como

retinitis, neumonitis y adrenalitis. En los casos de encefalitis por CMV los

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 28 de 248
pacientes presentan características similares a los casos de demencia

asociada al sida, aunque con un inicio más agudo y con una confusión más

destacada. La evolución es variable desde cuadros que remedan a la

encefalopatía VIH hasta cuadros agudos de encefalitis que conducen en breve

a la muerte del paciente. Puede observarse afectación de pares craneales. Los

hallazgos del LCR son inespecíficos; el nivel de proteínas puede ser normal o

existir una leve elevación, el nivel de glucosa puede ser normal o disminuido, y

el estudio citológico puede presentarse como pleocitosis a expensas de células

mononucleares (en ocasiones, puede existir una pleocitosis mixta de neutrófilos

y mononucleares). La detección de CMV mediante PCR en LCR es muy

sensible y específica. Radiológicamente pueden observarse lesiones focales

necrosantes cerebrales con intensificación periventricular y meníngea o

hidrocefalia. La RMN carece de sensibilidad para establecer el diagnóstico de

encefalitis por CMV. El examen histológico muestra inclusiones por CMV.

CMV puede ser responsable de cuadros de polirradiculomielolopatía. De

hecho, la afectación de la médula espinal es más frecuente que la encefálica.

El síndrome tiene un inicio característico, con debilidad ascendente de las

extremidades inferiores, pérdida de los reflejos tendinosos profundos, y por

último, pérdida del control intestinal y vesical (síndrome de Guillain-Barré ‘like’).

El cuadro suele comenzar con lumbalgia acompañada de irradiación radicular o

perianal, seguida en 1-6 semanas de parálisis fláccida progresiva.

Histológicamente se muestran inclusiones por CMV. El LCR muestra una

pleocitosis a expensas de polimorfonucleares (100-200 neutrófilos/µl), una

elevación leve de proteínas y una disminución moderada de la glucorraquia. El

diagnóstico se establece con la clínica, los hallazgos del LCR y la detección de

CMV mediante PCR o cultivo.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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Se han comunicado casos de mielopatía espástica, mononeuritis múltiple y

neuropatía periférica dolorosa provocados por CMV en pacientes VIH positivos.

El CMV, aunque infrecuentemente, puede provocar úlceras orales solitarias

extensas. La afectación cutánea por CMV es infrecuente, pero se han descrito

vesículas, bullas y placas induradas hiperpigmentadas. También se ha

implicado en miocardiopatías dilatadas.

Diagnóstico

El diagnóstico confirmado de enfermedad por CMV requiere demostración

histológica de efecto citopático; el cultivo positivo (o la detección de

antigenemia) para CMV solo indica infección, pero no necesariamente

enfermedad. Hasta en la mitad de los pacientes con enfermedad avanzada se

detecta citomegaloviremia y/o citomegaloviruria. Por otra parte, la negatividad

de los estudios (cultivo, PCR, antigenemia) realizados en sangre en búsqueda

de CMV no descarta la presencia de enfermedad localizada por CMV.

El diagnóstico de retinitis se basa en la clínica y la respuesta al tratamiento. En

el 80% de los casos se puede demostrar la presencia de CMV en vítreo, y en el

79% en sangre, mediante técnicas de amplificación.

En los casos de colitis y esofagitis pueden obtenerse, mediante estudios

endoscópicos, muestras de biopsia que pongan de manifiesto las típicas

alteraciones histopatológicas provocadas por CMV. Un cultivo positivo para

CMV en muestras de lesiones esofágicas o de colon sin demostración de las

inclusiones típicas del CMV es insuficiente para establecer el diagnóstico

confirmado de enfermedad por CMV del tubo digestivo; no obstante, puede ser

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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suficiente para que, según criterio clínico, se instaure tratamiento frente al

CMV.

Lo mencionado para colitis y esofagitis puede extrapolarse para las neumonitis.

No obstante, y como ya se ha mencionado, la presencia de CMV en cultivo de

LBA puede ser suficiente para indicar un tratamiento específico en casos de

sospecha clínica.

La detección de CMV mediante PCR en muestras clínicas es útil para realizar

una aproximación diagnóstica ante las diferentes manifestaciones de

enfermedad por CMV: la presencia de CMV es muy sugestiva de que la

enfermedad esté causada por este virus, lo que justificaría en muchos casos la

instauración de tratamiento específico. Así, por ejemplo, la detección en LCR

de CMV en cuadros de afectación del SNC es muy sugerente de que este virus

sea el causante del proceso. De hecho, ya se ha mencionado que el

diagnóstico se establece con la clínica, los hallazgos del LCR y la detección de

CMV mediante PCR o cultivo.

La detección de anticuerpos frente a CMV no es útil para establecer el

diagnóstico de enfermedad por CMV; no obstante, la negatividad de la

serología hace poco probable que CMV sea el causante del proceso.

Medidas para prevenir la exposición al CMV

Según las recomendaciones del ‘Panel de expertos de Gesida y Plan Nacional

sobre el Sida’ de España (‘Documento de consenso de Gesida / Plan Nacional

sobre el Sida respecto al tratamiento antirretroviral en adultos con infección por

el virus de la inmunodeficiencia humana’ -actualización enero 2018-

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 31 de 248
(https://www.mscbs.gob.es/ciudadanos/enfLesiones/enfTransmisibles/sida/publi

caciones/profSanitarios/TARGesidaPNS2018_9Enero.pdf), en la valoración

inicial de todos los pacientes infectados por VIH debe realizarse una serología

frente a CMV para conocer sí existe o no infección latente.

En los pacientes con serología negativa, el riesgo de adquisición de CMV

puede disminuirse mediante correctas prácticas higiénicas, tales como el

lavado de manos. Estas prácticas son particularmente importantes en

ambientes como guarderías o colegios, donde el riesgo de contagiarse por

CMV es mayor, por lo que los pacientes que trabajen en estos lugares deben

extremar las precauciones. Por otra parte, los pacientes con serología frente a

CMV negativa deben evitar contactos sexuales sin preservativo y no deben

recibir transfusiones de hemoderivados procedentes de donantes seropositivos

para CMV.

Profilaxis primaria

En pacientes sin evidencia de replicación activa de CMV, no se recomienda

profilaxis primaria. Un ensayo aleatorizado, publicado en 1996, puso de

manifiesto que el uso diario de ganciclovir oral disminuía significativamente la

incidencia de enfermedad por CMV en pacientes con sida. Sin embargo, la

recomendación de realizar profilaxis primaria con dicho fármaco nunca se

estandarizó debido a problemas como el elevado coste, la toxicidad, y la

necesidad de tratar profilácticamente a un excesivo número de pacientes

(aunque el estudio mostró diferencias significativas, también mostró que había

que tratar a un excesivo número de pacientes para evitar, proporcionalmente,

la aparición de ‘pocos’ casos de enfermedad por CMV). Por otra parte, el uso

de ganciclovir oral como profilaxis primaria no tuvo impacto sobre la

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 32 de 248
supervivencia en los estudios realizados antes de la aparición de la terapia

antirretroviral altamente eficaz.

Tratamiento anticipado (pre-emptive therapy)

En pacientes sintomáticos, debido a otros procesos, como micobacteriosis,

neumocistosis, etc., es frecuente encontrar CMV en sangre, en lavado

broncoalveolar o en otras muestras (sin evidencia de enfermedad invasiva). Así

mismo, en pacientes severamente inmunodeprimidos, puede demostrarse CMV

mediante antigenemia, técnicas de ampificación o cultivos. Aunque el hallazgo

de CMV es estas circunstancias sea de difícil interpretación muchos expertos

recomiendan realizar tratamiento específico contra el mismo a modo de

‘tratamiento anticipado’ (pre-emptive therapy).

El estudio ACTG A5030 evaluó la eficacia de esta estrategia. Se incluyeron

pacientes con serología positiva frente a CMV y un recuento de linfocitos T

CD4+ inferior a 100/µl. Los pacientes que presentaban citomegaloviremia

fueron randomizados a recibir valganciclovir vs placebo. Aunque en este

estudio no se demostró diferencias entre ambos brazos, el número de

pacientes incluidos fue pequeño. Aun así, en pacientes con antigenemia para

CMV positiva y/o PCR-CMV positiva, severamente inmunodeprimidos (linfocitos

CD4+<50/µl), podría iniciarse un tratamiento anticipado con valganciclovir 900

mg diarios por vía oral en opinión de muchos expertos. De hecho se trata de

una práctica clínica muy extendida, al menos en nuestro medio.

Por tanto, la profilaxis primaria no estaría indicada, pero el tratamiento

anticipado (pre-emptive therapy), en los casos mencionados, estaría

recomendado por numerosos expertos.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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Tratamiento

Tratamiento de la retinitis

En la era pre-TAR la pauta terapéutica más empleada se basaba en un ciclo de

inducción de 2-3 semanas con ganciclovir intravenoso a dosis de 5 mg/kg/12

horas. En su lugar podía emplearse foscarnet o cidofovir. El empleo de estos

fármacos a dosis adecuadas lograba respuestas favorables en el 75% de los

casos. Las pautas que añadían dispositivos intraoculares de ganciclovir

reducían sustancialmente la progresión de la retinitis. El desarrollo de

valganciclovir oral (una prodroga del ganciclovir) facilitó el tratamiento de la

retinitis por CMV, ya que con dosis orales de 900 mg se obtienen

concentraciones similares a las obtenidas con ganciclovir intravenoso. En base

a estos datos las Recomendaciones de Plan Nacional sobre el Sida del

Ministerio de Sanidad de España y del Grupo de Estudio de Sida español

(GESIDA) (2008), y las Recomendaciones del Instituto Nacional de la Salud de

Estados Unidos (MMWR, 2009) consideraban a la combinación de implante

intraocular de ganciclovir y valganciclovir oral como el tratamiento de elección

en pacientes con lesiones que entrañaban un riesgo elevado de pérdida de

visión a corto plazo. Estas recomendaciones fueron modificadas

(CDC/NIH/IDSA, EEUU 2013) (GESIDA, España 2015) debido a la falta de

disponibilidad de implantes intraoculares.

Actualmente sabemos que el valganciclovir oral, el ganciclovir intravenoso, el

ganciclovir intravenoso seguido de valganciclovir oral, el foscarnet intravenoso

y el cidofovir intravenoso constituyen tratamientos eficaces para la retinitis por

CMV. Ante la imposibilidad de usar implantes, en las recomendaciones del

CDC/NIH/IDSA y de GESIDA se considera el uso de inyecciones intravítreas de

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 34 de 248
ganciclovir o foscarnet para alcanzar rápidamente niveles intraoculares

elevados de fármacos con actividad frente a CMV, junto a un tratamiento

sistémico.

El tratamiento de elección debe ser individualizado, basándose en la

localización y severidad de las lesiones, y en otros factores como medicaciones

concomitantes o la adherencia de los pacientes. El uso de una terapia

sistémica reduce la posibilidad de afectación del ojo contralateral e incrementa

la supervivencia.

En las formas graves de retinitis, que amenazan la visión, el tratamiento de

elección está constituido por una combinación de terapia intravítrea mediante

inyecciones junto a una terapia sistémica, preferiblemente valganciclovir oral.

En casos menos graves, cuando la retinitis es periférica, el tratamiento podría

realizarse con valganciclovir 900 mg cada 12 horas por vía oral durante 14-21

días. Estas recomendaciones se resumen en el siguiente cuadro:

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 35 de 248
Tratamiento de inducción de la retinitis por CMV

Tratamiento de elección Tratamientos sistémicos alternativos

Retinitis con riesgo de ceguera

Inyecciones intravítreas de ganciclovir  Ganciclovir 5 mg/kg IV cada 12

(2 mg/inyección) o foscarnet (2,4 horas durante 14-21 días

mg/inyección), 1-4 dosis durante 7-10  Foscarnet 60 mg/kg IV cada 8

días para alcanzar elevados niveles horas o 90 mg/kg IV cada 12

intraoculares de fármaco, junto con horas durante 14-21 días

valganciclovir oral 900 mg cada 12  Cidofovir 5 mg/kg IV cada

horas durante 14-21 días. semana durante dos semanas

Retinitis periférica

Valganciclovir 900 mg vía oral cada  Ganciclovir 5 mg/kg IV cada 12

12 horas horas durante 14-21 días

No se recomienda terapia intravítrea (algunos autores consideran que

podría ser de elección el

valganciclovir oral)

 Foscarnet 60 mg/kg IV cada 8

horas o 90 mg/kg IV cada 12

horas durante 14-21 días

 Cidofovir 5 mg/kg IV cada

semana durante dos semanas

En los casos de desprendimiento de retina el tratamiento quirúrgico suele tener

un éxito parcial.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 36 de 248
Tratamiento de la enfermedad por CMV extraocular

La experiencia en estos casos es más limitada y las recomendaciones se

basan, en general, en estudios no controlados realizados en la era pre-TAR.

 El tratamiento de la esofagitis o colitis se realiza durante 3-6 semanas o

hasta la resolución de los síntomas. El fármaco de elección es el

ganciclovir intravenoso a dosis de 5 mg/kg cada 12 horas. El ganciclovir

intravenoso puede ser sustituido por valganciclovir oral cuando el

paciente tolere medicación por esta vía. El valganciclovir oral podría ser

de elección en casos de enfermedad leve. El foscarnet intravenoso es el

fármaco alternativo a dosis de 60 mg/kg/8 horas o a dosis de 90

mg/kg/12 horas.

 La experiencia en el tratamiento de la neumonitis por CMV es limitada.

El uso de ganciclovir intravenoso o foscarnet intravenoso constituye el

tratamiento razonable, con dosis similares a las empleadas en la retinitis.

Aunque la duración del tratamiento no ha sido claramente establecida,

las recomendaciones de GESIDA, España 2015, establecen un mínimo

de 3-4 semanas. Como tratamiento alternativo debe considerarse la

asociación de ganciclovir con foscarnet. Se desconoce el papel del

valganciclovir oral en el tratamiento de la neumonitis

 En la enfermedad neurológica la respuesta al tratamiento suele ser

limitada, por lo que se recomienda el uso combinado de ganciclovir y

foscarnet intravenosos a las mismas dosis que se emplean en la retinitis.

Al igual que sucede en la neumonitis, la duración del tratamiento no ha

sido establecida y se desconoce el papel del valganciclovir oral.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 37 de 248
Profilaxis secundaria (tratamiento de mantenimiento)

La profilaxis secundaria se recomienda en pacientes diagnosticados de retinitis.

Las pautas y fármacos que han mostrado ser eficaces en ensayos

aleatorizados son ganciclovir intravenoso, valganciclovir oral, foscarnet

intravenoso, asociación de ganciclovir y foscarnet, y cidofovir intravenoso. El

implante de ganciclovir también se mostró eficaz, aunque, como ya se ha

comentado previamente, actualmente no está disponible.

El fármaco de elección es el valganciclovir, a dosis de 900 mg diarios. Como

alternativas disponemos de:

 Ganciclovir IV 5-6 mg/kg, 5-7 días a la semana

 Ganciclovir IV 10 mg/kg 3 días por semana

 Foscarnet IV 90-120 m/kg 5-7 días a la semana

 Cidofovir IV 5 mg/kg cada 2 semanas

La administración intravítrea de fármacos (ganciclovir o foscarnet) no previene

la aparición de retinitis en el ojo contralateral.

Esta profilaxis puede suspenderse sí el paciente recupera la cifra de linfocitos T

CD4+ alcanzando un valor superior a 100-200 células/µl durante al menos tres-

seis meses, presentan carga viral indetectable y una PCR para CMV negativa.

Debe reanudarse sí el recuento de linfocitos T CD4+ desciende por debajo de

100/µl.

El papel del tratamiento de mantenimiento o profilaxis secundaria en pacientes

con enfermedad extraocular no está bien establecido. En casos de resolución

lenta se podría prolongar el tratamiento de inducción durante algunas semanas.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 38 de 248
1.4 VIRUS HERPES HUMANO TIPO 8

El virus herpes humano tipo 8 (VHH-8) se describió en 1994 a partir de

secuencias obtenidas en muestras de sarcoma de Kaposi de pacientes

infectados por el VIH. Este virus se encuentra en el interior de las células

endoteliales fusiformes de las lesiones de sarcoma de Kaposi. Se ha

identificado en todos los tipos de sarcoma de Kaposi: clásico, africano o

endémico, asociado a trasplantes y el asociado al sida. Existe, por tanto, una

relación etiológica con el sarcoma de Kaposi. Los pacientes que presentan

viremia para el VHH-8 tienen un riesgo mayor (aproximadamente nueve veces)

de padecer sarcoma de Kaposi. El VHH-8 también se ha relacionado con el

linfoma primario de cavidades y con la enfermedad de Castleman. De forma

anecdótica, se ha encontrado en el mieloma múltiple, la linfadenopatía

angioinmunoblástica y en la hiperplasia de centros germinales. Además de

virus herpes humano tipo 8, se denomina igualmente herpesvirus asociado con

el sarcoma de Kaposi (HVSK).

Patogenia

El VHH-8 puede provocar infecciones líticas y latentes. Debido a la capacidad

para infectar de forma latente, la persistencia de este virus es de por vida, al

igual que sucede con otros virus de la familia herpes. Durante la infección lítica

se produce una elevada progenie de virus que se liberan al morir la célula

infectada. Casi todos los genes de los cerca de 100 que tiene el VHH-8 se

encuentran activos en la infección lítica. La infección latente se distingue

claramente de la infección lítica. La infección latente predomina sobre la lítica

en los tumores. Durante la infección latente sólo se expresan cinco genes del

VHH-8, y más que causar la muerte celular, estimulan la supervivencia de la

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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célula, por lo que no sorprende que se pueda asociar a tumores. Los genes

que se expresan en la infección latente desempeñan papeles clave en la

oncogénesis: influyen en el crecimiento celular, favorecen el crecimiento celular

incontrolado e inhiben la apoptosis celular.

El VHH-8 (VHSK) se adapta bien al huésped humano y no suele causar

enfermedad. El compromiso del sistema inmunológico puede alterar el

equilibrio entre el VHH-8 (VHSK) y el huésped humano pudiendo desarrollarse

las neoplasias malignas que se asocian con este virus. No obstante, otros

factores poco comprendidos intervienen en la carcinogénesis. Por ejemplo, se

desconoce la causa de una mayor frecuencia de aparición de sarcoma de

Kaposi en varones en comparación con las mujeres, pese a que la prevalencia

de infección por VHH-8 (VHSK) en ambos sexos es similar. Por otra parte,

antes de la aparición del sida, el sarcoma de Kaposi se presentaba de forma

relativamente frecuente en Uganda y Camerún, pero no en Bostwana ni en

Gambia, a pesar de que la infección por el VHH-8 (VHSK) es frecuente en

todos estos países. Por tanto, existen factores todavía desconocidos que

interactúan con el VHH-8 (VHSK) para inducir el sarcoma de Kaposi.

Epidemiología

En lo que respecta a su prevalencia, existen marcadas diferencias geográficas.

Se estima que es del 1-5% en la población general de Estados Unidos, en

comparación con el 10-20% en ciertos países mediterráneos y con el 30-80%

en áreas del África subsahariana.

En la población VIH positiva se encuentran anticuerpos en el 80-95% de

pacientes con sarcoma de Kaposi, y en un 30-40% de varones homosexuales

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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sin sarcoma de Kaposi; esta prevalencia es menor del 10% en mujeres,

hemofílicos y usuarios de drogas por vía parenteral. No obstante, estos

porcentajes varían en ampliamente según las fuentes consultadas. Lo que sí

parece claro es que las mayores prevalencias encontradas en la población

infectada por el VIH corresponden a pacientes con sarcoma de Kaposi en

comparación con aquellos que no padecen esta tumoración; así mismo, entre

estos últimos, la prevalencia de infección es mayor en varones homosexuales

que en mujeres, hemofílicos o usuarios de drogas.

Se han encontrado secuencias del virus en muestras de semen de un 12-25%

de varones homosexuales con infección por el VIH y sarcoma de Kaposi.

La infección por el VHH-8 (VHSK) se produce por transmisión persona-

persona. En Estados Unidos el virus se propaga predominantemente por

contacto sexual entre varones homosexuales. En este colectivo la prevalencia

de infección se relaciona con el número de parejas sexuales y con historia de

enfermedades de transmisión sexual.

La evidencia de transmisión heterosexual del VHH-8 (VHSK) es contradictoria.

En las zonas del mundo con elevada prevalencia de infección por el VHH-8

(VHSK), los datos epidemiológicos indican que la transmisión también se

produce por vía no sexual, y así se detecta en niños antes de iniciar relaciones

sexuales; se ha documentado agrupación intrafamiliar de casos. Es posible que

la saliva sea un vehículo de transmisión sexual y no sexual (en la saliva de

personas infectadas se pueden encontrar títulos altos de ADN del VHH-8,

mientras que en otras localizaciones no se detectan títulos elevados).

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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Manifestaciones clínicas

El síndrome de primoinfección por el VHH-8 (VHSK) no se ha descrito con

claridad y es probable que la mayoría de las infecciones sean asintomáticas.

Es probable que en los huéspedes inmunocompetentes el cuadro sea limitado

y caracterizado por síntomas inespecíficos (fiebre, exantema, artralgias,

adenopatías, esplenomegalia), mientras que en los pacientes

inmunodeprimidos el cuadro puede ser grave con desarrollo de citopenias,

aplasia medular e, incluso, sarcoma de Kaposi.

El sarcoma de Kaposi, el linfoma primario de cavidades y la enfermedad de

Castleman se relacionan etiológicamente con el VHH-8 (VHSK), aunque el

desarrollo de estas enfermedades tiene un origen multifactorial cómo se

desprende de datos epidemiológicos (mayor frecuencia en varones que en

mujeres, mayor frecuencia en determinados países, etc.). Los tumores se

desarrollan en un capítulo específico.

El sarcoma de Kaposi afecta típicamente a la piel, aunque existen formas

viscerales. Las lesiones están compuestas de espacios vasculares, eritrocitos

extravasados y distintos tipos de células mononucleares infiltrantes. Existen

cuatro variedades de sarcoma de Kaposi:

 Clásico

 Endémico

 Iatrogénico

 Epidémico: asociado al VIH.

El linfoma primario de cavidades fue descrito en 1989 en pacientes infectados

por VIH. Las células neoplásicas se encuentran infectadas por VHH-8 (VHSK)

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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y, generalmente, coinfectadas por el virus de Epstein-Barr. Representan el 3%

de los linfomas relacionados con el sida. En lo que respecta a la enfermedad

de Castleman, entre las personas infectadas por el VIH, el VHH-8 (VHSK) se

asocia casi siempre a la misma, mientras que en los pacientes no infectados

por el VIH, la asociación sólo se observa en el 50% de los casos.

Se ha descrito el síndrome de citocinas inflamatorias KSHV (KICS) que se

caracteriza por la presencia de síntomas similares a los de la enfermedad de

Castleman pero sin hallazgos anatomopatológicos. Los pacientes con KICS

muestran elevaciones marcadas de IL-6 e IL-10 así como altas cargas virales

enplasma del VHH-8. Este síndrome puede contribuir a los síntomas

inflamatorios que se observan en algunos pacientes con sarcoma de Kaposi o

linfoma primario de cavidades.

Tratamiento

No existen vacunas ni fármacos específicos indicados en el tratamiento de la

infección por VHH-8 (VHSK), aunque el ganciclovir, el foscarnet y el cidofovir

muestren actividad in vitro. No obstante, se han publicado casos anecdóticos

en los que el uso del ganciclovir o del valganciclovir ha resultado beneficioso en

el tratamiento de la enfermedad de Castleman y de los linfomas asociados al

VHH-8. En consecuencia, algunos autores recomiendan la evaluación de su

uso de forma individualizada.

1.5 PAPOVAVIRUS JC

El papovavirus JC es un poliomavirus perteneciente a la familia papovaviridae.

La infección por este virus es frecuente; así, el 50% de la población infantil

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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presenta serología positiva frente al virus JC, y este porcentaje se eleva al 80-

90% en la población adulta. El virus JC tiene una distribución mundial. Se cree

que la puerta de entrada del virus es a través de las amígdalas. Tras la

infección el virus se acantona en el riñón (células epiteliales tubulares renales)

donde permanece de forma quiescente. Se produce viruria por virus JC con

independencia del estado inmunitario del huésped (se puede encontrar en el

20-30% de personas tanto sanas como inmunodeprimidas). La viremia por

virus JC sólo se suele encontrar en personas con inmunosupresión. Así, se ha

detectado hasta en el 40% de los pacientes VIH positivos y en el 60-80% de los

que sufren leucoencefalopatía multifocal progresiva.

El virus JC es el causante de la leucoencefalopatía multifocal progresiva (LMP)

en pacientes con severa inmunodepresión. Fue descrita en 1958. Antes de la

epidemia de sida, la LMP era una enfermedad infrecuente que afectaba

principalmente a pacientes con leucemia, linfomas y trasplantados. Desde la

aparición del sida en 1981, la LMP se ha reconocido como una enfermedad

definitoria de sida. En la actualidad, el 80% de los pacientes con LMP

presentan infección por VIH, el 13% tienen neoplasias hematológicas, el 5%

son receptores de trasplantes y el 2% tienen enfermedades inflamatorias

crónicas. Por último, un nuevo grupo de pacientes con LMP ha surgido entre

los pacientes tratados con fármacos inmunomoduladores como natalizumab,

rituximab o efalizumab.

Se han descrito 4 genotipos del virus JC:

 Tipo I: de origen europeo

 Tipo II: de origen asiático

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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 Tipo III: de origen africano. Es el que mayor predisposición tiene a

producir LMP

 Tipo IV: recombinación entre el tipo I y el III

La primoinfección por virus JC es asintomática. Tras la misma el virus pasa a

una fase de latencia clínica. Mediante PCR, el ADN del virus JC se detecta en

los tejidos amigdalinos en el 39% de individuos sanos, lo que sugiere una

posible vía oral o respiratoria de la infección. El hallazgo de virus JC en la orina

de adultos sanos indica que el riñón es un sitio de latencia. El hallazgo de ADN

en médula ósea y cerebro de pacientes sin LMP sugieren que estos lugares

también son posibles sitios de latencia.

La LMP se trata de una enfermedad de curso progresivo y evolución fatal

provocada por la infección de los oligodendrocitos y astrocitos del cerebro, y

pocas veces de la médula espinal, por el virus JC. El virus provoca una

destrucción de la vaina de mielina provocando una desmielinización extensa.

La LMP se produciría por la reactivación de una infección previa asintomática.

El virus alcanzaría al sistema nervioso central, al atravesar los linfocitos

infectados la barrera hematoencefálica por diseminación hematógena. No

podemos olvidar, como se ha mencionado previamente, que el cerebro podría

actuar como un sitio de latencia viral ya que se ha encontrado ADN del virus

JC. El virus provocaría la LMP.

Afecta a pacientes con recuentos de linfocitos T CD4+ inferiores a 200/µl,

aunque en el 11% de los casos se han descrito cifras superiores. El paciente

presenta uno o varios déficits neurológicos (cerca del 80% de los pacientes

presentan focalidad neurológica) que se corresponden con la ubicación de las

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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lesiones. Los síntomas de presentación más frecuentes son disminución de

fuerza en extremidades, alteraciones del estado mental, ataxia y síntomas

visuales (hemianopsia, diplopia, parálisis del tercer par). Las lesiones de LMP

pueden aparecer en cualquier zona de sustancia blanca del SNC. Cuando las

lesiones subcorticales impiden la transmisión de información desde y hacia la

corteza pueden observarse alteraciones que implican afectación de ésta, cómo

afasia, apraxia, pérdida de memoria, agnosia visual y crisis epilépticas (las

crisis epilépticas, que se suelen considerar de origen cortical, se producen

hasta en el 18% de los pacientes afectos de LMP). El análisis del LCR no

muestra alteraciones específicas; es un LCR normal o muestra una moderada

elevación de proteínas y pleocitosis mononuclear (<25 células/µl).

La existencia de áreas desiguales o confluyentes de baja atenuación en la

tomografía cerebral o de imágenes de hiperintensidad potenciadas en T2 en la

resonancia magnética es característica de la LMP. La RM es más sensible que

la TC para identificar lesiones de LMP. Las lesiones de LMP no se realzan con

contraste ni presentan edema perilesional. No obstante, el 8% de las lesiones

pueden mostrar realce tenue, periférico e irregular. Las lesiones suelen ser

bilaterales, asimétricas y bien delimitadas. Se localizan preferentemente en

áreas periventriculares y en sustancia blanca subcortical. Hasta en un 17% de

los casos se encuentra afectación de las estructuras grises profundas. Las

lesiones de la LMP podrían ser más pequeñas que el poder de resolución de la

TC y RM, por lo que la normalidad de estas pruebas no descarta el diagnóstico

de LMP. En ocasiones las imágenes pueden confundir la LMP con la

encefalopatía por VIH. No obstante, las lesiones por encefalopatía VIH tienden

a ser simétricas y menos delimitadas que las de la LMP. La espectroscopia por

resonancia magnética de protrones y los estudios de transferencia de

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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magnetización podrían ser útiles para diferenciar la encefalopatía VIH de la

LMP.

El diagnóstico de certeza se realiza mediante estudio anatomopatológico. El

examen muestra áreas de desmielinización y núcleos oligodendríticos

hipercromáticos grandes, con tinción positiva para VJC detectable por

microscopía electrónica. El aislamiento del virus en cultivos celulares es lento

y no se utiliza para el diagnóstico. El mejor método es la amplificación del ADN,

especialmente en LCR. La sensibilidad, antes de la era TAR, era de 74-92%;

actualmente es del 58% lo que se debe, probablemente, a una disminución de

la replicación del virus JC en el contexto de una mejoría inmunológica

provocada por el TAR. No obstante, el valor predictivo positivo es muy elevado,

de tal manera que una prueba positiva con esta técnica evitaría la realización

de una biopsia. La serología no es útil para el diagnóstico, aunque un

incremento significativo del título de anticuerpos junto a la producción intratecal

de anticuerpos anti-VJC podría tener valor diagnóstico; este último supuesto

precisa de futuros estudios para conocer el alcance de su utilidad diagnóstica.

No existe un tratamiento eficaz para la LMP. Sin embargo, el inicio o la

optimización del TAR se ha asociado con un aumento de la supervivencia.

Citarabina ha demostrado poseer un efecto in vitro en el control de la

replicación del virus JC. No obstante, en un estudio aleatorizado con grupo

control en pacientes VIH positivos con LMP no demostró ser eficaz. Cidofovir

es eficaz contra algunos poliomavirus, pero los estudios realizados con él no

han mostrado una eficacia significativa. La mirtazapina, un bloqueante del

receptor de la serotonina (el virus JC infecta a las células a través del receptor

de la serotonina 5HT2a) se consideró como un posible candidato para el

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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tratamiento de la infección por virus JC; no obstante, los resultados obtenidos

hasta la actualidad han sido anecdóticos, por lo que su uso, o el de otros

similares (olanzapina, risperidona, etc.) no está recomendado. Debido a su

eficacia en cultivos celulares, topotecan ha sido estudiado en un pequeño

ensayo que no demostró importantes diferencias y puso de manifiesto una

importante toxicidad hematológica. Igualmente, la mefloquina con actividad in

vitro, no ha resultado eficaz en un ensayo. Los estudios con

inmunomoduladores no han demostrado eficacia. Existe interés en la IL-7

recombinante, auqnue todavía no existen datos suficientes.

Síndrome de reconstitución inmune y LMP

La LMP puede presentarse en el contexto del síndrome de reconstitución

inmune (leucoencefalopatía multifocal progresiva inflamatoria). En estos casos

el cuadro clínico se desarrolla poco tiempo después de iniciado el TAR. Existen

signos de inflamación del SNC que se ponen de manifiesto por lesiones que se

intensifican con contraste en los estudios radiológicos. Puede existir edema y/o

infiltrados inflamatorios en estudios histológicos. Esta forma de LMP

inflamatoria representa el 25% de todos los cuadros actuales de LMP. El uso

de corticoides debe ser individualizado. En los casos con importante respuesta

inflamatoria, esta puede provocar más daño que el propio virus JC, por lo que

el uso de corticoides estaría justificado. La dosis y la duración de la

corticoterapia no está establecida.

Algunos casos publicados han puesto de manifiesto que el maraviroc podría

ser beneficioso, aunque no hay estudios comparativos en este escenario de

LMP en el contexto del síndrome de reconstitución inmune.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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Neuronopatía de células granulares por el virus JC

La desmielinización en el cerebelo está ampliamente documentada en

pacientes con LMP. Así, además de los oligodendrocitos y astrocitos, el virus

JC puede infectar y destruir las neuronas granulares del cerebelo. Esta

infección de neuronas puede provocar un síndrome caracterizado por atrofia

cerebelosa, ataxia de la marcha y falta de coordinación sin desmielinización

asociada. Este síndrome se denomina neuronopatía de células granulares por

virus JC. Este cuadro parece deberse a una variante del virus JC con una

deleción. Recientemente se ha comunicado que la infección de neuronas

granulares podría encontrarse hasta en el 50% de los casos con LMP.

2. INFECCIONES POR BACTERIAS

Son numerosas las bacterias que pueden afectar a los pacientes infectados por

VIH. Las bacterias responsables de infecciones dependen del grado de

inmunodepresión, del comportamiento de riesgo y de la exposición “casual” del

paciente. Desarrollaremos esta sección según el siguiente orden

 Bacterias incluidas en las categorías B y C del CDC (1993)

o Mycobacterium tuberculosis

o Mycobacterium avium complex

o Otras micobacterias

o Salmonella no typhi

o Listeria

o Bartonella spp

 Bacterias no incluidas en las categorías B y C del CDC (1993), pero

relacionadas con el VIH. Los pacientes infectados por el VIH tienen una

mayor frecuencia de infecciones bacterianas debido a la alteración de la

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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inmunidad humoral y a otros factores predisponentes. Estas

infecciones, por bacterias habituales, pueden provocar cuadros atípicos,

mayor frecuencia de bacteriemias y de recurrencias.

 Otras bacterias, relacionadas con comportamientos de riesgo,

nosocomiales, etc.

2.1 INFECCIONES POR MICOBACTERIAS

En este epígrafe veremos:

 Tuberculosis. Se desarrolla de forma muy resumida dado que en el

módulo existe un tema monográfico dedicado a la misma

 Mycobacterium avium complex (MAC)

 Otras Micobacterias

Merece hacerse una introducción sobre las micobacterias y su clasificación.

Micobacterias. Introducción

Académicamente consideraremos dos grandes grupos de Micobacterias:

 Micobacterias tuberculosas

 Micobacterias no tuberculosas

Micobacterias tuberculosas

El Complejo Mycobacterium tuberculosis (CMTB) incluye las micobacterias que

causan tuberculosis en el hombre y en los animales. Presentan una homología

del ADN mayor del 95% y su aislamiento de cualquiera de ellas en humanos y

animales establece el diagnóstico de tuberculosis. El CMTB incluye 8

micobacterias:

 Mycobacterium tuberculosis

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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 Mycobacterium bovis (animales salvajes y domésticos, sobre todo,

ganado bovino)

 Mycobacterium bovis Calmette y Guerin (M-BCG). Variante avirulenta

obtenida en el laboratorio a partir de Mycobacterium bovis por sucesivos

pases perdiendo su efecto patógeno pero manteniendo el poder

inmunógeno (antigénico).

 Mycobacterium africanum

o Subtipo I: similar a Mycobacterium bovis

o Subtipo II: similar a Mycobacterium tuberculosis

 Mycobacterium microti (roedores, llamas)

 Mycobacterium caprae (ganado caprino)

 Mycobacterium pinnpedii (pinnípedos: foca, morsa, leones marinos, etc.)

 Mycobacterium canetti. Se considera una subespecia de Mycobacterium

tuberculosis).

Micobacterias no tuberculosas

Las Micobacterias no tuberculosas (MNT) se conocen con diferentes términos:

 Micobacterias atípicas

 Micobacterias ambientales

 Micobacterias oportunistas

 Mycobacterium other than tuberculosis (MOTT)

Las MNT se dividen en dos grandes grupos: crecimiento rápido y crecimiento

lento (inferior o superior a una semana en medio sólido). Pueden ser

cromógenas o no cromógenas (producción de pigmento en presencia –

fotocromógeno- o ausencia -escotocromógeno- de luz).

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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PRINCIPALES MICOBACTERIAS NO TUBERCULOSAS DESCRITAS EN PACIENTES
INFECTADOS POR EL VIRUS DE LA INMUNODEFICIENCIA HUMANA

Crecimiento lento Crecimiento rápido

M. avium complex

M. celatum

M. genavense
M. abscessus
M. haemophilum
M. chelonae
M. kansasii
M. fortuitum
M. malmoense
M. smegmatis
M. marinum

M. ulcerans

M. xenopi

2.1.1 TUBERCULOSIS

Desarrollaremos el epígrafe de forma resumida por existir un capítulo

específico en el temario.

Actualmente, el principal factor de riesgo para el desarrollo de enfermedad

tuberculosa es la infección por el VIH. La aparición de la infección por el VIH

disparó los casos de tuberculosis en áreas de prevalencia elevada. En España,

antes de la aparición de la terapia antirretroviral de alta eficacia, la mitad de los

pacientes infectados por el VIH desarrollaban tuberculosis a lo largo de la

enfermedad.

El desarrollo de enfermedad tuberculosa puede producirse por dos

mecanismos:

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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 Reactivación de una infección latente

 Infección de reciente adquisición

Las manifestaciones clínicas de la tuberculosis en el paciente infectado por el

VIH dependen del compromiso inmunitario. Los pacientes con escasa

inmunodepresión pueden presentar un cuadro clínico similar al de la población

VIH negativa. Por el contrario, mientras mayor es el grado de inmunodepresión

más frecuentes son las formas diseminadas, extrapulmonares y atípicas. El

estado inmunitario del paciente es el principal condicionante de la ‘agresividad’

de la tuberculosis.

Profilaxis

Todos los pacientes infectados por el VIH deben ser estudiados para descartar

infección tuberculosa latente (ITBL). En caso de negatividad, no existen datos

para establecer con que periodicidad debe repetirse el estudio para descartar

ITBL. El comité de expertos de GESIDA sugiere repetir el estudio en los

siguientes casos:

 Contacto con un paciente bacilífero

 Cada 2-3 años en caso de que el estudio arroje resultados negativos

La profilaxis (tratamiento de la infección tuberculosa latente) está indicada en

los siguientes casos:

 Mantoux positivo (≥ 5 mm)

 Contacto estrecho con persona bacilífera

 Anergia en las siguientes circunstancias:

o Un mantoux previo positivo

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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o Contacto estrecho y prolongado con personas con tuberculosis

activa

Para la quimioprofilaxis se han mostrado eficaces pautas de isoniacida, de

rifampicina/pirazinamida y de isoniacida/rifampicina. Las pautas recomendadas

son:

 Isoniacida 300 mg diarios durante 6-9 meses

Como alternativas pueden emplearse:

 Isoniacida 900 mg dos días a la semana durante 9 meses

 Isoniacida 300 mg + rifampicina 600 mg durante 3 meses

 Isoniacida 15 mg/kg semana + Rifapentina (máximo 900 mg/semana)

durante 12 semanas en pacientes con regímenes de TAR basados en

efavirenz o raltegravir.

 Rifampicina 600 mg durante 4 meses (puede sustituirse por rifabutina a

dosis de 150 mg, en los casos en que el paciente esté recibiendo un

inhibidor de la proteasa)

Las pautas intermitentes, como isoniacida 900 mg dos días semanales,

deberían realizarse en programas de TDO (‘terapia directamente observada’).

Se han descrito casos de hepatotoxicidad grave con la asociación de

rifampicina y pirazinamida, por lo que no es recomendable su uso.

En los casos de contacto con cepas multirresistentes no existen pautas

claramente establecidas; se ha sugerido que el uso de pirazinamida +

etambutol u ofloxacino durante doce meses podría ser eficaz.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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Tratamiento

Las bases del tratamiento en pacientes coinfectados son iguales a las de los

pacientes VIH negativos. Debe considerarse tratamiento supervisado en los

grupos predictores de un mal cumplimiento.

Iniciar el tratamiento con 3 ó 4 fármacos depende de las tasas de resistencias

primarias a la isoniacida. Si esta tasa es superior al 4% debe añadirse

etambutol o estreptomicina a los 3 fármacos indicados en terapia de inicio

(isoniacida, rifampicina, pirazinamida) hasta conocer el antibiograma.

El tratamiento podría prolongarse durante 6 meses (los 2 primeros con 3 ó 4

fármacos, y los 4 restantes con isoniacida + rifampicina) en situaciones

óptimas, y debería prolongarse hasta 9 meses en pacientes que mantienen

baciloscopia positiva a los dos meses (tras descartar existencia de resistencia)

y en pacientes con inmunodepresión sin recuperación de la cifra de linfocitos T

CD4+. En los casos de afectación del sistema nervioso se recomienda ampliar

la duración del tratamiento a 9-12 meses. En los casos de afectación ósea el

tratamiento debe ser durante 6-9 meses.

Cabe mencionar que en España se han publicado recientemente tasas de

resistencia a isoniacida en torno al 4%, por lo que GESIDA/SPNS han

recomendado iniciar el tratamiento con cuatro fármacos hasta conocer los

resultados del antibiograma.

Las pautas con dosis intermitentes (3 veces por semana) no son

recomendables en los pacientes VIH positivos en la fase de inducción (los dos

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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primeros meses). En los casos en que no se pueda emplear isoniacida o

rifampicina, la duración del tratamiento será de 12-18 meses.

Una exposición más amplia del tratamiento se realiza en el tema

correspondiente.

Profilaxis secundaria

La profilaxis secundaria o tratamiento de mantenimiento no está indicado.

2.1.2 MYCOBACTERIUM AVIUM COMPLEX (MAC)

Epidemiología y patogénesis

El complejo MAC (MAC: Mycobacterium avium complex) incluye a dos

microorganismos íntimamente relacionados, Mycobacterium avium y

Mycobacterium intracellulare. Mycobacterium avium es el agente etiológico

responsable de más del 95% de las infecciones diseminadas por MAC en

pacientes infectados por el VIH. El MAC es relativamente avirulento en el

huésped inmunocompetente. El MAC produce fundamentalmente tres

síndromes importantes:

 Neumopatía

 Enfermedad diseminada

 Linfadenitis cervical

La forma diseminada es la que se relaciona con la infección por el VIH y, de

hecho, era sumamente infrecuente antes de la aparición del sida. La

neumopatía puede aparecer en personas infectadas por el VIH sin

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diseminación, aunque el riesgo de diseminación posterior es alto. La linfadenitis

por MAC también puede observarse en pacientes con infección por el VIH,

especialmente, como expresión del síndrome de reconstitución inmune (SRI).

MAC se encuentra en numerosos ambientes (agua, suelo, animales) y su forma

de adquisición parece ser mediante inhalación o ingestión. No se ha observado

transmisión de persona a persona. La enfermedad por MAC se debe a la

adquisición primaria de la bacteria por ingestión o inhalación. En los casos de

infección diseminada por MAC que se observa en los pacientes VIH positivos,

la micobacteria se ha adquirido por ingestión entre el 80 y el 90% de los casos.

Se ha demostrado que la exposición a sistemas de agua caliente recirculante

es una vía de transmisión del MAC en pacientes VIH positivos, así como la

exposición a piscinas y otras fuentes acuosas. Bien por ingestión o por

inhalación, se produce una enfermedad localizada a nivel intestinal o pulmonar,

a partir de la cual se produce posteriormente la forma diseminada. En la forma

intestinal, los microorganismos atraviesan la pared intestinal, posiblemente a

través de las placas de Peyer, y a continuación son fagocitados por macrófagos

y otras células reticuloendoteliales. En las células epiteliales se observan

cambios inflamatorios leves. A continuación aparecen adenopatías

mesentéricas, con presencia de granulomas, abscesos y necrosis, y por último,

diseminación hematógena. A partir de la diseminación por esta vía cualquier

órgano puede verse afectado, aunque las localizaciones más frecuentes son

hígado, bazo y médula ósea.

La enfermedad diseminada se correlaciona de forma muy clara con el grado de

inmunodepresión, de tal manera que prácticamente solo afecta a pacientes con

menos de 50-100 linfocitos T CD4+/µl, sobre todo <50/µl (promedio de 10

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linfocitos T CD4+/µl). El riesgo de sufrir enfermedad por MAC se incrementa a

medida que desciende el número de linfocitos T CD4+. Otros factores que se

asocian con un aumento de susceptibilidad a sufrir enfermedad por MAC son

una carga viral del VIH elevada con valores superiores a 100.000 copias/ml,

antecedentes previos de infecciones oportunistas y la colonización previa del

tracto respiratorio o digestivo por MAC.

Los índices de afectación diseminada por MAC varían de unas áreas

geográficas a otras lo que podría deberse a una menor exposición ambiental.

Manifestaciones clínicas

MAC provoca típicamente una infección diseminada con síntomas sistémicos

inespecíficos (fiebre, sudoración nocturna, síndrome constitucional) con/sin

afectaciones focales. La hepatoesplenomegalia, con elevación de la fosfatasa

alcalina, la presencia de adenopatías intraabdominales y la anemia son

hallazgos comunes.

El tiempo transcurrido desde la detección de micobacteriemia mediante

hemocultivos y la aparición de síntomas es variable. Los datos clínicos

atribuibles al comienzo de una diseminación de MAC se han descrito

evaluando a los pacientes de riesgo mediante hemocultivos mensuales

prospectivos. En el momento en el que los hemocultivos se volvían positivos

para MAC los pacientes tenían más pérdida de peso, fiebre, anemia, dolor

abdominal o incremento de la fosfatasa alcalina frente a los pacientes que

mantenían hemocultivos negativos para MAC. El inicio de estos cambios

clínicos se produjo en los dos meses posteriores al primer hemocultivo positivo

para MAC.

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Como ya hemos dicho, los pacientes con infección diseminada pueden

presentar manifestaciones focales. Desde el intestino se produce diseminación

hematógena y cualquier órgano puede verse sembrado, especialmente hígado,

bazo y médula ósea. En una serie de necropsias se demostró que los órganos

implicados con mayor frecuencia son el bazo, los ganglios linfáticos, el hígado,

el intestino y colon, la médula ósea y, menos frecuentemente, los pulmones, las

glándulas suprarrenales, el estómago y el sistema nervioso central. La

afectación de órganos puede determinar que el cuadro clínico debute con

manifestaciones focales. Hemos mencionado que, analíticamente, la anemia y

el incremento de la fosfatasa alcalina son hallazgos relacionados con la

infección diseminada por MAC. No se conoce del todo el mecanismo de la

anemia intensa que puede observarse ya que no siempre se relaciona con el

grado de alteración de la médula ósea. La elevación muy notable de los niveles

de fosfatasa alcalina es una anomalía estrechamente relacionada con la

infección diseminada por MAC. Las concentraciones séricas pueden alcanzar

valores de 20 a 40 veces el normal, con escasa citolisis y escasa elevación de

la bilirrubina u otros parámetros de la función hepática; sin embargo, el

fraccionamiento de la fosfatasa alcalina muestra que es de origen hepático. El

cuadro histológico del hígado no muestra una marcada anomalía, lo que

sugiere una interferencia con el metabolismo enzimático más que una

destrucción tisular hepática.

Frecuentemente, el cuadro puede estar dominado por afectación del tracto

digestivo con presencia de dolor abdominal, náuseas, vómitos y diarrea. De

hecho, dentro de la inespecificidad que puede presentar el cuadro, los

síntomas digestivos son los más característicos y orientadores para realizar el

diagnóstico. Ya hemos comentado, que en el 80-90% de los casos de infección

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diseminada, MAC se adquiere por ingestión. Las bacterias provocan

alteraciones histológicas y engrosamiento en la pared intestinal; este

engrosamiento, aunque infrecuentemente, puede conducir a invaginación,

hemorragia digestiva u obstrucción. Aparecen adenopatías mesentéricas.

La afectación pulmonar no es frecuente (aparece en menos del 10% de los

pacientes con infección diseminada), y cuando aparece lo hace en forma de

infiltrados difusos, lesiones nodulares y lesiones endobronquiales; pueden

observarse lesiones cavitadas.

La presencia de lesiones cutáneas y de tejidos blandos, sinusitis, mastoiditis,

mastitis, osteomielitis, artritis, endocarditis, afectación ocular (úlceras

corneales), nefropatía, prostatitis, orquitis, úlceras genitales, pancreatitis,

pericarditis, peritonitis y meningitis son raras. Las lesiones cutáneas pueden ser

úlceras, nódulos o placas, y probablemente se deben a inoculación directa de

las bacterias.

En los casos de síndrome de reconstitución inmune o ‘reacción paradójica’

pueden observarse manifestaciones focales. En el SRI se producen,

frecuentemente, adenopatías dolorosas entre 1 y 12 semanas después de

iniciar el TAR; también se ha descrito afectación pulmonar, hepatomegalia y

dolor abdominal. Cuando asistimos a un cuadro de enfermedad por MAC en el

contexto de un SRI, encontramos algunas diferencias con respecto a la

enfermedad por MAC no relacionada con la reconstitución inmune: los

síntomas constitucionales, como la pérdida de peso, y los sudores nocturnos

suelen estar ausentes, y los hemocultivos suelen ser negativos.

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Diagnóstico

La infección diseminada por MAC se diagnostica mediante el aislamiento en

sangre o en otra localización, habitualmente estéril, como la médula ósea o el

hígado. El aislamiento de la micobacteria en un órgano habitualmente estéril

indica enfermedad en dicho órgano, pero es muy sugestivo de afectación en

otras localizaciones. El aislamiento de MAC a partir de ganglios linfáticos puede

indicar una enfermedad localizada, pero cuando el aislamiento es en esputo o

lavados bronquiales puede indicar una colonización o también una enfermedad

localizada. Igual sucede cuando se aísla de biopsias gastrointestinales o de

heces: puede indicar enfermedad localizada o colonización. No obstante,

aunque se tratara de una colonización, el aislamiento de MAC implica riesgo de

desarrollar enfermedad diseminada.

La muestra de elección para el cultivo es la sangre, y más de un 90% de

pacientes con enfermedad diseminada presentan hemocultivos positivos.

Medidas para prevenir la exposición

Dada la ubicuidad del MAC no se conocen medidas eficaces para prevenir su

adquisición, por lo que no existen recomendaciones al respecto.

Profilaxis primaria

La indicación de profilaxis primaria para prevenir el desarrollo de enfermedad

diseminada por MAC depende de la prevalencia observada en cada región

geográfica. El CDC/NIH/IDSA recomienda que, al menos en Estados Unidos,

los pacientes con un recuento de linfocitos T CD4+ inferior a 50/µl, reciban

azitromicina (1200 mg semanales o 600 mg dos veces a la semana) o

claritromicina (500 mg cada 12 horas diariamente). Rifabutina (300 mg diarios)

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es una alternativa para los pacientes que no toleren azitromicina o

claritromicina (puede ser necesario ajustar dosis debido a interacciones

medicamentosas). Antes de iniciar profilaxis primaria debe descartarse

enfermedad activa, y en el caso de usar rifabutina, debemos asegurarnos de

que el paciente no sufre enfermedad tuberculosa para evitar la realización de

monoterapia.

La Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida del Ministerio de Sanidad de

España junto con GESIDA (Grupo de Estudio de Sida de la Sociedad Española

de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica) no recomiendan la

profilaxis primaria en España debido a la baja incidencia de enfermedad por

MAC, incluso antes de que apariciera el TAR altamente eficaz en 1996. En un

estudio de cohortes llevado a cabo en España en la era TAR que incluyó a 200

pacientes con recuentos de linfocitos T CD4+ inferiores a 50/µl la incidencia de

infección diseminada por MAC fue de 2 casos por 100 pacientes/año. No

obstante, en pacientes con recuentos de linfocitos T CD4+ persistentemente

por debajo de 50/µl y sin posibilidad de recibir TAR puede considerarse el uso

de profilaxis primaria.

En los casos en los que se indique profilaxis primaria, ésta puede suspenderse

con seguridad en pacientes que logran mantener con TAR cifras de linfocitos T

CD4+ por encima de 100/µl durante un período de 3 o más meses.

Tratamiento

El tratamiento debe incluir al menos dos fármacos para evitar la aparición de

resistencias. MAC presenta resistencia intrínseca a varios antituberculosos

habituales como isoniacida y pirazinamida, y frecuentemente, estreptomicina.

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El tratamiento se realiza con claritromicina (500 mg/12 h vía oral) + etambutol

(15 mg/kg/24 h vía oral) con/sin rifabutina (300 mg/24 h vía oral) durante al

menos 12 meses. Como alternativa a la claritromicina puede emplearse la

azitromicina a dosis de 500-600 mg.

El uso de rifabutina como tercer fármaco es controvertido, ya que los estudios

que han demostrado que la adición del fármaco es beneficiosa se realizaron

antes de la disponibilidad de TAR. Por otra parte, puede provocar interacciones

con fármacos antirretrovirales. En este sentido, es probable que una pauta que

no lo incluya sea preferida por la mayoría de los clínicos. No obstante, las

recomendaciones del CDC/NIH/IDSA de 2018 establecen que un tercer o

cuarto fármaco podrían añadirse a la asociación claritromicina (azitromicina) +

etambutol en pacientes severamente inmunodeprimidos (CD4+<50/µl), en

pacientes con alta carga micobacteriana (>2 log UFC/ml en sangre) o en

pacientes sin TAR o sin respuesta al mismo. La adición de un tercer y cuarto

fármaco requiere una cuidadosa valoración individualizada para cada paciente.

Estos fármacos incluyen:

 Rifabutina 300 mg/día (ajustar dosis sí fuera necesario por interacciones

con fármacos antirretrovirales)

 Aminoglucósido

o Amikacina 10-15 mg IV diarios

o Estreptomicina 1 gr IV o IM diario

 Fluoroquinolona

o Levofloxacino 500 mg día

o Moxifloxacino 400 mg día

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La ausencia de respuesta clínica y la persistencia de micobacteriemia después

de 4-8 semanas de tratamiento define el fracaso terapéutico. En esta situación

debe reconsiderarse el tratamiento y estudiar la sensibilidad de MAC a los

antimicrobianos. El nuevo tratamiento debe incluir, al menos, dos nuevos

fármacos no usados previamente, tales como rifabutina, amikacina,

estreptomicina o una quinolona (moxifloxacino, ciprofloxacino, levofloxacino).

En los casos de enfermedad por MAC en el contexto de síndrome de

reconstitución inmune puede ser necesario el uso de prednisona a dosis de 20-

40 mg.

En los pacientes que no están en TAR, se recomienda retrasar el inicio de este

hasta que se completen dos semanas de tratamiento frente a MAC.

Profilaxis secundaria

En el caso de las infecciones por MAC, existe indicación de profilaxis

secundaria que se realizará con claritromicina (500 mg cada 12 horas) y

etambutol 15 mg/kg/día. Como alternativas disponemos de:

 Claritromicina 500 mg cada 12 horas + rifabutina 300 mg día

 Azitromicina 500 mg día + etambutol 15 mg/kg/día

 Azitromicina 500 mg día + rifabutina 300 mg día

La profilaxis puede retirarse en pacientes que con TAR mantienen una cifra de

linfocitos T CD4+ superior a 100/µl durante al menos seis meses, así como una

carga viral indetectable. Debe reinstaurarse sí la cifra de linfocitos T CD4+

desciende de 100/µl. Algunos autores prefieren hablar durante todo el período

de ‘tratamiento’ y no de profilaxis secundaria, ya que en realidad se trata de

una terapia mantenida hasta la recuperación inmunológica (de hecho, sí alos

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12 meses de tratamiento no se ha producido recuperación inmunológica debe

continuarse con el mismo).

2.1.3 MICOBACTERIAS NO TUBERCULOSAS (MNT)

La mayoría de MNT se adquieren por inhalación o por inoculación directa. Las

lesiones histológicas incluyen un amplio espectro que va desde lesiones

granulomatosas con/sin caseosis hasta supuración aguda y agregados de

histiocitos.

Las MNT difieren de Mycobacterium tuberculosis en diferentes aspectos

o Generalmente no se transmiten de persona a persona

o Su reservorio está ampliamente distribuido y se pueden aislar del:

 Suelo

 Agua

 Tierra

 Polvo

 Animales domésticos y salvajes

o Su aislamiento no es sinónimo de enfermedad: pueden ser

colonizadores o contaminar muestras clínicas

o El poder patógeno depende de la especie

o Su virulencia suele ser inferior a la de M. tuberculosis

o En los casos de enfermedad, suele existir un factor predisponerte:

 Edad avanzada

 Tratamiento corticoideo

 Cáncer

 Patología pulmonar crónica

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o Presentan una mayor resistencia a los fármacos tuberculostáticos

Los criterios de patogenicidad de las MNT son:

o Concordancia de la MNT con la enfermedad que produce (ver

siguiente cuadro)

o Exclusión de otras potenciales etiologías: hongos, tuberculosis,

tumores.

o Valoración cuidadosa de la especie aislada (así, Mycobacterium

gordonae rara vez es patógeno).

o Aislamiento repetido de la misma especie con abundantes

colonias.

o Aislamiento en fluidos o tejidos habitualmente estériles.

Las micobacterias no tuberculosas pueden provocar diversos síndromes

clínicos que se exponen en el siguiente cuadro (no se ha incluido a MAC ya

que se ha desarrollado en el epígrafe anterior).

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INFECCIONES POR MICOBACTERIAS ATIPICAS

Enfermedad Micobacteria común Micobacteria menos común

Crecimiento Crecimiento Crecimiento Crecimiento

rápido lento rápido lento

Pulmonar M.abscessus M.kansasii M.fortuitum M.szulgai

M.xenopi M.chelonae M.malmoense

Linfadenitis M.fortuitum M.kansasii

M.chelonae

M.abscessus

Cutánea M.fortuitum M.marinum M.smegmatis M.kansasii

M.chelonae M.ulcerans M.terrae

M.abscessus M.haemophilum

Diseminada M.cheloneae M.kansasii M.fortuitum M.xenopi

M.abscessus M.haemophilum M.triplex

M.genavense M.lentiflavum

M.simiae M.conspicuum

M.celatum M.colombiense

M.malmoense

M.marinum

Las manifestaciones pulmonares son las más frecuentes encontrándose en

más del 50% de los casos. La incidencia de formas diseminadas es baja, al

menos en áreas favorecidas donde los pacientes pueden recibir tratamiento

antirretroviral. La incidencia es más elevada en áreas tales como Tailandia o

Vietnam.

Mycobacterium abscessus

El tratamiento de la neumopatía por M. abscessus es dificultoso y

generalmente infructuoso. Los ciclos de tratamiento con claritromicina y varias

semanas de cefoxitina a dosis elevadas, o imipenem y amikacina a dosis

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bajas, consiguen mejorías clínicas, pero generalmente no consiguen una

curación microbiológica. El tratamiento para las formas diseminadas o

cutáneas extensas es el mismo. Las formas cutáneas localizadas pueden

tratarse con claritromicina a dosis de 500 mg cada 12 horas.

Mycobacterium genavense

Antes de la aparición del TAR, y en formas de infección diseminada, M.

genavense, era la segunda especie más frecuentemente aislada, después del

MAC, en algunas regiones geográficas]

Mycobacterium haemophilum

M. haemophilum da lugar a infecciones cutáneas en pacientes

inmunodeprimidos, incluyendo los infectados por el VIH. A nivel cutáneo,

puede causar pápulas, pústulas, abcesos, linfadenitis y ulceraciones cutáneas.

El tratamiento suele consistir en claritromicina y rifampicina o rifabutina. Puede

provocar cuadros diseminados.

Mycobacterium kansasii

M. kansasii ha sido la segunda micobacteria atípica reportada en pacientes

infectados por VIH, después de MAC. El microorganismo se adquiere del

medio y no existe transmisión persona a persona. El 90% de los casos cursan

con afectación pulmonar, y un tercio con enfermedad diseminada. La

afectación radiológica más común es la cavitación, aunque puede ocasionar

nódulos e infiltrados. La cifra de linfocitos T CD4+ suele ser inferior a 50/µl.

Después de MAC, M. kansasii es la micobacteria no tuberculosa (MNT) que

con más frecuencia origina formas diseminadas. Estas formas pueden

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acompañarse afectación pulmonar.

El tratamiento, tanto de la forma pulmonar como de la diseminada, se realiza

con isoniacida (300 mg/día) + rifampicina (600 mg/día) + etambutol (15

mg/kg/día) durante 18 meses (al menos hasta obtener 12 meses de

negatividad de los cultivos), con/sin estreptomicina 1 gramo dos días a la

semana durante los tres primeros meses. La claritromicina es una alternativa

razonable en pacientes con resistencia o intolerancia a la rifampicina. Los

aspectos relacionados con las interacciones de la rifampicina y los

antirretrovirales que se desarrollan en la tuberculosis son extrapolables a esta

situación –cambio de rifampicina por rifabutina con ajuste de dosis-.

Mycobacterium malmoense / Mycobacterium szulgai

No se ha establecido el tratamiento recomendado para enfermedad pulmonar

secundaria a otras micobacterias de crecimiento lento, como M. szulgai o M.

malmoense. Una alternativa razonable podría ser una combinación similar a la

utilizada para el tratamiento del MAC, como la claritromicina, el etambutol, la

rifampicina y quizá un aminoglucósido con 12 meses de cultivos negativos.

2.2 SALMONELLA NO TYPHI

El grado de inmunodeficiencia (recuento de linfocitos T CD4+) juega un papel

importante en el desarrollo de las infecciones por Salmonella. La hipoclorhidria

gástrica y la malnutrición podrían favorecer las infecciones. Esta se adquiere

por vía digestiva y, desde esta localización, puede provocar bacteriemia y focos

metastásicos a distancia. Desde 1987, la bacteriemia recurrente por

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Salmonella-no-typhi (S. enteritidis, S. cholerasuis, etc.) forma parte de las

enfermedades definitorias de sida. La salmonelosis puede provocar:

 Gastroenteritis: dependiendo del número de linfocitos T CD4+ existe

tendencia a la recidiva (cuando la cifra es superior a 200/µl el cuadro

clínico es muy superponible al observado en pacientes VIH negativos).

La gastroenteritis típica se presenta de forma aguda con diarrea,

vómitos y fiebre elevada. La bacteriemia puede estar presente hasta en

el 20-80% de los casos, y la recidiva puede producirse hasta en el 20%

de los episodios. La incidencia de bacteriemia y de recidiva se relaciona

con el recuento de linfocitos T CD4+.

 Bacteriemia: se presenta como fiebre, generalmente, de comienzo

agudo, con/sin diarrea. El riesgo de sufrir bacteriemias por Salmonella

spp es 20-100 veces superior en población VIH positiva que en

población general. En algunas series publicadas, Salmonella no-typhi

han resultado ser las bacterias que con más frecuencia producen

bacteriemia en los pacientes VIH positivos. No obstante, esta afirmación

debe ser tomada con precaución ya que en los estudios sobre agentes

causantes de bacteriemias intervienen diversos factores:

comportamientos de riesgo predominante de los pacientes, área

geográfica, nivel de inmunodepresión, etc. Así, por ejemplo, sí el uso de

drogas por vía parenteral es la causa más frecuente de comportamiento

de riesgo, es probable que Staphylococcus aureus sea más frecuente

que Salmonella no-typhi. Igualmente existe una correlación entre el

recuento de linfocitos T CD4+ y la frecuencia de bacteriemias por

Salmonella no-typhi; la incidencia aumenta mientras sea menor la cifra

de linfocitos T CD4+. En comparación con la población VIH negativa,

las bacteriemias por Salmonella no-typhi provocan con más frecuencia

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metástasis y recurrencias, y presentan una peor respuesta a los

tratamientos antibióticos.

 Formas focales: se producen en el contexto de una bacteriemia.

o Infección pulmonar. Poco frecuente. Aparece en pacientes con

recuentos de linfocitos T CD4+ inferiores a 100/µl. Cursa de

forma subaguda con fiebre, tos, expectoración purulenta y

disnea. Pueden producirse lesiones cavitadas.

o Infección osteoarticular. La artritis séptica es una de las formas

focales más frecuentes. Se presenta de forma aguda con fiebre,

signos inflamatorios articulares e impotencia funcional. Se suele

manifestar de forma monoarticular, y ocasionalmente,

poliarticular. Rodilla, hombro, codo, tobillo y articulaciones

esternoclaviculares son las localizaciones más frecuentemente

afectadas.

o Infección muscular y de tejidos blandos. Los traumatismos

locales, la diabetes y la infección por el VIH favorece esta

localización, aunque en general es infrecuente.

o Infección del aparato urinario. Puede existir cistitis, pielonefritis o

absceso renal. El aislamiento en orina debe valorarse con

precaución ya que puede detectarse bacteriuria en el contexto de

bacteriemia.

o Infección cardiovascular. Excepcional. Se han comunicado

abscesos intravasculares y endocarditis.

o Infección del sistema nervioso central. Excepcional. Puede

afectar a menínges y a parénquima cerebral.

o Infección intraabdominal. Puede afectarse cualquier órgano. Lo

más frecuente son abscesos hepáticos y esplénicos.

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La salmonelosis debe ser siempre tratada en los pacientes VIH positivos por el

riesgo que existe de bacteriemia. El tratamiento de elección se realiza con

ciprofloxacino 400 mg cada 12 horas vía intravenosa o 500-750 mg cada 12

horas vía oral. Como tratamientos alternativos pueden emplearse:

 Levofloxacino 750 mg día por vía oral o intravenosa

 Moxifloxacino 400 mg día por vía oral o intravenosa

Como alternativas a las fluoroquinolonas disponemos de:

 Trimetoprim 160 mg / sulfametoxazol 800 mg por vía oral o intravenosa

cada 12 horas

 Ceftriaxona intravenosa 1 gramo cada 24 horas

 Cefotaxima intravenosa 1 gramo cada 8 horas

La duración del tratamiento es variable dependiendo del cuadro clínico:

 Gastroenteritis sin bacteriemia

o CD4+>200/µl 7-14 días

o CD4+<200/µl 2-6 semanas

 Gastroenteritis con bacteriemia

o CD4+>200/µl 14 días que se prolongarán si la bacteriemia

persiste o aparecieran focos metastásicos

o CD4+<200/µl 2-6 semanas

La inmunopatogénesis de la salmonelosis favorece la aparición de recidivas en

pacientes inmunodeprimidos. Pueden observarse cuadros recurrentes de

diarrea, así como bacteriemias recurrentes a partir de formas localizadas. En

estas circunstancias, y en pacientes con recuentos de linfocitos T CD4+ por

debajo de 200/µl, puede considerarse el uso de profilaxis secundaria, que

podrá ser suspendida sí el paciente recupera una adecuada cifra de linfocitos T

CD4+ tras inicio de TAR (>200/µl).

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2.3 BARTONELLA SPP

El género Bartonella es responsable de diversas enfermedades tales como

cuadros bacteriémicos, endocarditis, fiebre de Oroya y verruga peruana,

enfermedad por arañazo de gato, retinitis o fiebre de las trincheras o la

angiomatosis bacilar. Esta última se relaciona con la infección por el VIH, y de

hecho, se observa en pacientes inmunodeprimidos.

La angiomatosis bacilar (AB) es una enfermedad infecciosa provocada por

Bartonella henselae y Bartonella quintana que fue descrita originariamente en

pacientes infectados por el VIH y severamente inmunodeprimidos con un bajo

recuento de linfocitos T CD4+ (mediana de linfocitos T CD4+ por debajo de

50/µl). No obstante, se ha observado con un grado menor de inmunodepresión

y así se ha comunicado un caso de AB ósea en un paciente con un recuento de

linfocitos T CD4+ de 294/µl. Se describió por vez primera en 1983 en un

paciente con sida que presentaba nódulos subcutáneos con proliferación

vascular. Actualmente sabemos que puede afectar a inmunocompetentes. La

implicación de Bartonella henselae y Bartonella quintana puede demostrarse

mediante cultivo y/o técnicas de amplificación.

Ambas especies de Bartonella comparten ciertas características; infectan a los

mismos tipos celulares (eritrocitos y células endoteliales), provocan

vasculoproliferación (liberan sustancias antiapoptosis), especialmente en los

pacientes inmunodeprimidos y pueden ser transmitidos por vectores. En

relación a los reservorios se encuentran diferencias. La distribución de B.

quintana y B. henselae es universal. Se desconoce el huésped animal de B.

quintana (hasta la fecha no se ha encontrado ningún reservorio vertebrado);

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puede encontrarse en el hombre como reservorio. B. henselae tiene al gato

como huésped reservorio. El vector de B. quintana es el Pediculus corporis,

aunque también se ha encontrado en pulgas de gatos. El principal artrópodo

vector de B. henselae es la pulga del gato (Ctenocephalides felis). Cada

especie de Bartonella se adapta a su reservorio y pueden provocar

bacteriemias persistentes. Así se ha encontrado B. henselae en eritrocitos de

gato, y B. quintana en eritrocitos de pacientes alcohólicos o en indigentes. En

una cohorte de 930 indigentes se observó infección por B. quintana en el 22%.

B. quintana entra en el cuerpo ya que las heces de Pediculus corporis la

contienen y pueden penetrar a través de la piel con mínimas o grandes

lesiones. Pape M. et al comunicaron la prevalencia de serología positiva a B.

henselae y B. quintana en 253 pacientes VIH positivos estudiados entre

octubre de 2004 y abril de 2005 en Grecia. Mediante inmunofluorescencia

indirecta encontraron títulos de IgG positivos (≥1/64) para B. henselae en el

41% de los pacientes. El 6% de los pacientes presentaron títulos de IgG

positivos frente a ambas especies. Solamente 2 pacientes de los 253

presentaron títulos positivos de IgM (≥1/20). Bartonella puede cultivarse a partir

de lesiones cutáneas, sangre, hígado, hueso y otras localizaciones.

La bacteriemia por B. quintana y B. henselae en pacientes infectados por el

VIH suele caracterizarse por un comienzo insidioso de malestar general,

dolores generalizados, astenia, pérdida de peso, episodios febriles recurrentes

de intensidad y duración cada vez mayores y, en ocasiones, cefalea. Puede

detectarse hepatomegalia, pero generalmente se trata de un cuadro febril sin

focalidad.

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La angiomatosis bacilar (también denominada angiomatosis epitelioide o

angiomatosis epitelioide bacilar) es un proceso linfoproliferativo vascular,

provocado por B. quintana o B. henselae y en el que las lesiones,

generalmente, se localizan en la piel, aunque puede afectar a hígado y bazo,

hueso, sistema nervioso, ganglios, médula ósea, tracto digestivo, pulmón o

cuello uterino. Ambas especies de Bartonella pueden causar lesiones

cutáneas; la afectación subcutánea y ósea se produce con más frecuencia en

la infección por B. quintana y las lesiones hepatoesplénicas sólo ocurren con B.

henselae.

La afectación cutánea es la más frecuente, y generalmente conduce al

diagnóstico; las lesiones, de aspecto vascular y sangrado fácil, son nódulos

dérmicos o subcutáneos, o bien pápulas o placas, de color púrpura rojizo o rojo

vinoso. Pueden presentarse con el color de la piel. Así mimo, pueden

presentarse combinaciones de diferentes tipos de lesiones. Cualquiera de ellas,

con independencia de su morfología, pueden ulcerarse, drenar material seroso

o sanguinolento y formar costras. El número y el tamaño de las lesiones

cutáneas son variables. Generalmente surgen agrupadas. Debe hacerse

diagnóstico diferencial con la verruga peruana y el granuloma piógeno, pero

sobre todo, con el sarcoma de Kaposi. En un 10% de los casos se produce

fiebre, y en un 20%, la afectación cutánea se acompaña de adenopatías.

La afectación hepática y esplénica es denominada peliosis bacilar. Se

manifiesta con fiebre, dolor en hipocondrio derecho, hepatomegalia,

alteraciones de la bioquímica hepática (más marcada la colestasis que la

citolisis). La peliosis produce alteraciones ecogénicas detectadas mediante

técnicas de imagen. La infección ósea por Bartonella provoca lesiones

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dolorosas osteolíticas. La radiología muestra habitualmente lesiones líticas bien

delimitadas que captan tecnecio en los estudios gammagráficos. En otras

ocasiones se observan lesiones corticales destructivas con reacción de

periostio y de tejidos blandos adyacentes. Los huesos largos, como la tibia o el

radio, son los más frecuentemente implicados, aunque también se ha reportado

afectación costal, clavicular, vertebral, craneal o pélvica.

También se han descrito lesiones de AB en tracto digestivo, laringe y bronquios

y médula ósea.

B. henselae y/o B. quintana se han implicado en una pequeña proporción de

casos de lesiones cerebrales, meningoencefalitis, encefalopatía y enfermedad

neuropsiquiátrica asociada al VIH. Se ha descrito un caso de AB intracerebral.

Ciertas manifestaciones neurológicas se han asociado a infecciones por

Bartonella, mediante determinación de anticuerpos en suero y LCR, así como

amplificación del ADN en LCR. Usando tinciones de inmunofluorescencia o

amplificación por PCR, un estudio de autopsias en tres pacientes con demencia

por VIH y elevación LCR/suero de anticuerpos frente a B. henselae, demostró

la implicación de este germen en el cuadro. En un estudio de casos y controles

se ha confirmado la asociación entre la presencia sérica de IgM frente a

Bartonella y el mayor riesgo de desarrollar alteraciones neuropsicológicas o

demencia. Al menos el 4% de los nuevos casos de demencia o alteraciones

neuropsicológicas asociadas al VIH podrían deberse a infecciones por

Bartonella y, por ello, podrían ser potencialmente curables con antibióticos. Se

han comunicado en la literatura casos clínicos en los que el uso de antibióticos

ha sido útil para corregir alteraciones neuropsiquiátricas asociadas a

Bartonella, reforzando la evidencia de esta asociación.

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El diagnostico de la AB, se basa en la biopsia de las lesiones. Las

características histopatológicas, los estudios inmunohistoquímicos, las

tinciones específicas (Whartin-Starry) y las técnicas microbiológicas permiten el

diagnóstico de la AB. La tinción de Whartin-Starry muestra acúmulos

perivasculares de bacilos. El diagnóstico se refuerza mediante realización de

técnicas microbiológicas adecuadas (estudios serológicos, como la

inmunofluorescencia indirecta, y técnicas de amplificación), así como técnicas

de imagen (radiología convencional, TC, resonancia magnética, gammagrafía

con tecnecio). Por último, Bartonella spp puede cultivarse en agar sangre. Los

cultivos celulares son más sensibles y el crecimiento de las bacterias es más

rápido. Para conseguir el aislamiento en sangre, las muestras pueden

cultivarse en el medio aerobio BACTER.

Profilaxis y tratamiento

En el capítulo de la prevención de la AB, ésta es diferente en B. henselae y en

B. quintana. En el caso de B. henselae deben evitarse los arañazos y

mordeduras de gatos, y debe realizarse una desparasitación. Los pacientes

infectados por el VIH inmunodeprimidos deberían evitar el contacto con gatos;

en caso de que el contacto sea inevitable deben extremar las precauciones

(cortar las uñas de los gatos, vigilar más exhaustivamente la presencia de

pulgas). En el caso de B. quintana deben mantenerse los principios higiénicos

básicos, para evitar contacto con Pediculus corporis. Evidentemente, la

pediculosis debe ser tratada.

La eritromicina (500 mg cada 6 horas por vía oral o intravenosa) y la doxiciclina

(100 mg cada 12 horas por vía oral o intravenosa) se consideran los fármacos

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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de primera elección para tratar la angiomatosis bacilar, la peliosis, la

bacteriemia y la osteomielitis. Debe mantenerse 3 o más meses.

En los casos de afectación del sistema nervioso, la doxiciclina (100 mg cada 12

horas por vía oral o intravenosa) con/sin rifampicina (300 mg cada 12 horas por

vía oral o intravenosa) es la terapia recomendada.

En los casos de endocarditis se recomienda doxiciclina (100 mg cada 12 horas

por vía intravenosa) asociada a gentamicina (1 mg/kg/8 horas por vía

intravenosa) durante 2 semanas, para continuar posteriormente con doxiciclina

(100 mg cada 12 horas por vía oral o intravenosa). En casos de insuficiencia

renal, la gentamicina puede sustituirse por rifampicina (300 mg cada 12 horas

por vía oral o intravenosa).

En otras formas severas, la combinación de eritromicina (500 mg cada 6 horas

por vía oral o intravenosa) o doxiciclina (100 mg cada 12 horas por vía oral o

intravenosa) con rifampicina (300 mg cada 12 horas por vía oral o intravenosa)

es la terapia de elección.

Azitromicina 500 mg/día y claritromicina 500 mg/12 horas son fármacos

alternativos, salvo para los casos de endocarditis o afectación del sistema

nervioso central.

De forma esquemática el tratamiento recomendado de la bartonelosis sería

(CDC/NIH/IDSA, 2018) el siguiente:

 Tratamiento de elección

o Angiomatosis bacilar, peliosis, bacteriemia, osteomilelitis

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 78 de 248
 Doxiciclina 100 mg VO o IV c/12 horas, o

 Eritromicina 500 mg VO o IV c/6 horas

o Infecciones que afectan al SNC

 Doxiciclina 100 mg VO o IV c/12 horas con/sin rifampicina

300 mg VO o IV cada 12 horas

o Endocarditis

 (Doxiciclina 100 mg IV c/12 h + gentamicina 1 mg/kg IV

c/8 h) durante dos semanas, seguido de doxiciclina 100

mg IV o VO c/12 h, o

 En casos de insuficiencia renal (doxiciclina 100 mg IV c/12

h + rifampicina 300 mg IV o VO c/12 h) durante dos

semanas, seguido de doxiciclina 100 mg IV o VO c/12 h,

o Otras infecciones graves

 Doxiciclina 100 mg VO o IV c/12 horas + rifampicina 300

mg VO o IV cada 12 horas o

 Eritromicina 500 mg VO o IV c/6 horas + rifampicina 300

mg VO o IV cada 12 horas

 Tratamiento alternativo

o Azitromicina 500 mg VO cada 24 h, o

o Claritromicina 500 mg VO cada 12 h

 Duración del tratamiento

o Al menos 3 meses

 Indicación de terapia supresora

o Sí ocurre una recidiva tras un tratamiento de al menos tres

meses, debe considerarse el empleo de doxiciclina o de un

macrólido hasta que el recuento de linfocitos T CD4+ sea

superior a 200/µl

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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 Suspensión de terapia supresora

o Tras una terapia de 3-4 meses podría suspenderse sí el paciente

presenta, al menos 6 meses, un recuento de linfocitos T CD4+

superior a 200/µl.

2.4 STREPTOCOCCUS PNEUMONIAE

La incidencia de neumonía y bacteriemia por S. pneumoniae se encuentra

elevada en relación con la población VIH negativa. Este patógeno es el que se

encuentra con más frecuencia en los casos de neumonía bacteriana

extranosocomial en pacientes VIH positivos.

Generalmente, las manifestaciones clínicas y radiológicas son similares a las

encontradas en la población VIH negativa, aunque las afectaciones bilaterales

y los derrames pleurales son más frecuentes. En numerosas ocasiones tienen

una enfermedad recurrente, y el cuadro puede ser grave con tasas de

bacteriemia de 55 a 300 veces superiores a las de la población general (este

rango, entre 55 y 300, varía en función de los estudios). Puede provocar

cuadros de sepsis. No parece que el pronóstico sea peor que en la población

general.

Streptococcus pneumoniae puede ser responsable de sinusitis.

Tratamiento empírico de las neumonías no documentadas microbiológicamente

Las neumonías se observan frecuentemente en pacientes infectados por el

VIH; así, la neumonía recurrente –dos episodios en un año- se considera como

complicación definitoria de sida. El tratamiento será específico para cada

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 80 de 248
microorganismo, pero empíricamente, y a la espera de obtener documentación

microbiológica, debería emplearse un betalactámico asociado a un macrólido, o

a una fluoroquinolona.

En cuadros leves que no requieren ingresos puede emplearse como

betalactámico dosis elevadas de amoxicilina o amoxicilina/clavulánico, y como

alternativas cefpodoxima o cefuroxima; como macrólidos, azitromicina o

claritromicina. En los pacientes alérgicos a betalactámicos pueden emplearse

fluoroquinolonas, especialmente, levofloxacino o moxifloxacino. La duración del

tratamiento debe ser entre 7 y 10 días con un mínimo de 5; en cualquier caso el

paciente debería estar afebril y estable al menos 2-3 días antes de suspender

el tratamiento.

En los casos que requieren ingreso el bectalactámico debe ser una

cefalosporina de tercera generación (ceftriaxona, cefotaxima) o

ampicilina/sulbactam. Los macrólidos recomendados son, igualmente, la

azitromicina o claritromicina. En pacientes alérgicos a penicilinas pueden

emplearse levofloxacino o moxifloxacino.

Los pacientes que requieren ingreso en unidad de cuidados intensivos no

deben recibir monoterapia. Deben ser tratados con un betalactámico

(ceftriaxona, cefotaxima o ampicilina/sulbactam) asociado a un macrólido

(azitromicina IV) o a una fluoroquinolona. En los pacientes alérgicos a

penicilina, el aztreonam puede ser una alternativa.

Debe considerarse un fármaco eficaz frente a Pseudomonas aeruginosa en

casos de sospecha (shock séptico, cavitación, linfocitos T CD4+<50/µl,

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 81 de 248
múltiples tratamientos antibióticos, neutropenia o bronquiectasias). El

tratamiento de elección sería un betalactámico eficaz frente a P. aeruginosa

(piperacilina/tazobactam, cefepima, imipenem, meropenem) junto con

ciprofloxacino o levofloxacino. Como alternativas:

 Betalactámico eficaz frente a P. aeruginosa + aminoglucósido +

azitromicina

 Betalactámico eficaz frente a P. aeruginosa + aminoglucósido +

(levofloxacino o moxifloxacino)

Debe considerarse lo mismo en casos de sospecha de Staphylococcus aureus.

Sí existiera sospecha de S. aureus meticilin resistente usar vancomicina o

linezolid como base del esquema terapéutico.

En el siguiente cuadro se resume lo recogido en el texto, así como las pautas

alternativas:

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 82 de 248
Neumonías adquiridas en la comunidad: tratamiento empírico
Tratamiento ambulatorio por Betalactámico + macrólido
vía oral o
Fluoroquinolona (pacientes alérgicos a penicilinas)
Betalactámico de elección: altas dosis de amoxicilina o
amoxicilina/clavulánico.
Betalactámico alternativo: cefpodoxima o cefuroxima
Levofloxacino 750 mg/día
Moxifloxacino 400 mg/día

Tratamiento alternativo: betalactámico + doxiciclina

Tratamiento en pacientes Betalactámico + macrólido


que precisan ingreso o
hospitalario Fluroquinolona (pacientes alérgicos a penicilinas)
Betalactámico de elección: ceftriaxona, cefotaxima o
ampicilina/sulbactam
Levofloxacino IV 750 mg/día
Moxifloxacino IV 400 mg/día

Tratamiento alternativo; betalactámico intravenoso + doxiciclina

Tratamiento en pacientes Betalactámico + (macrólido o fluroquinolona)


que precisan ingreso en Betalactámico de elección: ceftriaxona, cefotaxima o
unidad de cuidados ampicilina/sulbactam +
intensivos [Azitromicina IV o (Levofloxacino IV 750 mg/día o Moxifloxacino
IV 400 mg/día)]

Tratamiento alternativo en pacientes alérgicos a penicilina.


Aztreonam IV + fluoroquinolona IV

Tratamiento de la neumonía por Streptococcus pneumoniae

En relación a la neumonía por Streptococcus pneumoniae el tratamiento

depende de la resistencia a penicilina que presente el aislado (se considera

resistencia media-alta cuando la CMI es ≥ 2 mg/l):

 Cepa sensible y con resistencia intermedia

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 83 de 248
o Penicilia G sódica 6-12 MU/día vía intravenosa

o Amoxicilina 1 gr cada 8 horas vía oral (puede emplearse

amoxicilina/clavulánico)

o Cefalosporina de tercera generación

 Cepa resistente

o Cefalosporina de tercera generación

La cefalosporina de tercera generación usada preferentemente es la

ceftriaxona a dosis de 2 gr IV/día.

Como tratamientos alternativos pueden emplearse levofloxacino 500 mg por

VO o IV cada 24 h y vancomicina 1 gr IV cada 12 horas.

Estas pautas recomendadas para la neumonía son extrapolables para los

casos de sinusitis por Streptococcus pneumoniae.

Como prevención se recomienda la vacunación antineumocócica:

 Pacientes no vacunados previamente. Se recomienda administrar la

vacuna antineumocócica conjugada 13 valente (VPC-13)

independientemente de la cifra de linfocitos T CD4+. Los pacientes con

un recuento de linfocitos T CD4+ ≥ 200/µl deben recibir posteriormente

una dosis de vacuna antineumocócica polisacárida 23 valente (VPP-23)

al menos 8 semanas después de la dosis de VPC-13. En los pacientes

con recuento de linfocitos T CD4+ < 200/µl puede emplearse la misma

estrategia o aplazar la dosis de VPP-23 hasta que el recuento de

linfocitos T CD4+ supere la cifra de 200/µl.

 Pacientes que hayan recibido inicialmente la VPP-23. Se debe

administrar una dosis de VPC-13 transcurridos, al menos, doce meses.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 84 de 248
 Revacunación VPP-23

o Una dosis de VPP-23 está recomendada en individuos de 19 a 64

años de edad sí han transcurrido 5 o más años de la anterior

dosis.

o Otra dosis de VPP-23 debería administrarse en pacientes de 65 o

más años de edad sí han transcurrido 5 o más años de la anterior

dosis

VACUNAS ANTINEUMOCÓCIAS

Polisacarídicas (23vPS) (VPP-23) (Pneumo 23 ®, Pneumovax 23 ®) y

conjugadas (13vC) (VPC-13) (Prevenar ®).

Las vacunas conjugadas, al unir un polisacárido capsular con una proteína

transportadora consiguen cambiar una inmunidad timo-independiente a timo-

dependiente y ello hace que sean inmunógenas en lactantes (a partir de los 2

meses de vida) y que sean capaces de inducir memoria inmunológica (dosis

repetidas de vacuna aumentan el nivel de anticuerpos, que permanecerá alto

durante años).

Otras ventajas de este tipo de vacunas con respecto a las polisacarídicas es que

inducen niveles de IgG1 superiores a los de IgG2 (IgG1 fija bien el complemento,

de importancia capital para la fagocitosis bacteriana), que no provocan fenómeno

de tolerancia (hiporrespuesta tras dosis repetidas) y que producen inmunidad

comunitaria o de grupo al disminuir el estado de portador.

2.5 HAEMOPHILUS INFLUENZAE

Al igual que con S. pneumoniae, la tasa de infección por H. influenzae es más

elevada en la población VIH positiva. En algunas series, es la segunda causa

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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de neumonía bacteriana extranosocomial después del S. pneumoniae. La

gravedad de las infecciones es mayor que la observada en pacientes VIH

negativos. Las características clínicas no pueden distinguirse de las de la

neumonía causada por otras bacterias: fiebre, tos, expectoración purulenta. En

ocasiones puede producir cuadros subagudos con infiltrados intersticiales

difusos que sugieren neumocistosis. Puede provocar sinusitis.

En los casos de H. influenzae betalactamasa negativa, el tratamiento de

elección será la ampicilina (1-2 gr cada 4-6 h por vía intravenosa) o amoxicilina

por vía oral o intravenosa (500 mg cada 8 horas). Cuando sea betalactamasa

positiva se utilizará amoxicilina-clavulánico (2.000-125 mg cada 12 horas vía

oral) o una cefalosporina de tercera generación (ceftriaxona 2 gr/día por vía

intravenosa).

Como alternativas disponemos de levofloxacino, azitromicina y cotrimoxazol.

En los adultos infectados por el VIH no existe indicación de vacunación frente a

H. influenzae B.

2.6 RHODOCOCCUS EQUI

El primer caso de infección por R. equi se notificó en 1967 en un paciente con

neumonía e inmunosupresión. Fue a partir de 1980 cuando se observó un

incremento importante de la incidencia debido, especialmente, a la

inmunodepresión generada por el VIH. Se trata de una bacteria grampositiva,

aerobia y patógeno intracelular facultativo. Se ha identificado en ganado

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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vacuno, porcino, ovino y caprino, y en otros animales como ciervos, osos, aves

silvestres, focas, perros y gatos. Igualmente, se ha aislado en muestras de

agua y tierra de todo el mundo. Se cree que la infección se produce por la

inhalación o ingesta del microorganismo. Se ha sospechado la transmisión

interpersonal en casos de neumonía adquirida en pacientes con infección por el

VIH que compartían habitación con personas infectadas por R. equi (Arlotti M,

1996).

En los pacientes VIH positivos, R. equi debe ser considerado en el diagnóstico

de las infecciones pulmonares. La infección suele afectar a pacientes con

recuentos de linfocitos T CD4+ por debajo de 100 células/µl. En el 80% de los

casos la neumonía es la manifestación inicial. Desde la aparición de la TAR, la

incidencia de neumonías por R. equi ha descendido.

Las neumonías son de evolución subaguda, con infiltrados alveolares en

lóbulos superiores que tienen tendencia a la cavitación (tras 2-4 semanas de

evolución se observa en el 75% de los casos). En una serie de casos de

lesiones cavitadas en personas infectadas por el VIH, R. equi fue la quinta

causa más frecuente documentada microbiológicamente representando cerca

del 9% de los casos (Rodríguez Arrondo F, Medicina Clínica, 1998). Los

pacientes desarrollan de forma progresiva fiebre, disnea, dolor torácico y tos

productiva o no productiva, que en ocasiones puede ser hemoptoica (hasta en

el 15% de los casos). Pueden desarrollarse abscesos pulmonares, derrame

pleural, empiema, neumotórax, lesiones endobronquiales, pericarditis,

taponamiento cardiaco y mediastinitis.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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Igualmente hay tendencia a la bacteriemia (hasta en el 80% de los casos los

hemocultivos son positivos) y a la diseminación extrapulmonar (en pacientes

VIH positivos, y en inmunodeprimidos por otras causas, se ha aislado a partir

de diferentes tejidos y líquidos: LCR, encéfalo, piel, ganglios linfáticos, líquido

peritoneal, hueso, articulaciones, heces, exudados faríngeos, músculo, hígado,

bazo, tiroides, próstata, etc.). La afectación extrapulmonar puede presentarse

hasta en el 25% de los casos sin lesiones pulmonares. El sistema nervioso

central es la localización más común entre las extrapulmonares, pudiéndose

presentar como abscesos cerebrales.

El diagnóstico se basa en el aislamiento de R. equi de esputo y/o hemocultivos.

En ocasiones, puede ser necesario obtener muestras mediante procedimientos

invasivos, como bronscoscopia, biopsias, etc. Crece bien en los medios

habituales. En las tinciones considerar que en ocasiones es ácido-resistente

por lo que podría confundirse con micobacterias. Pueden emplearse técnicas

de amplificación (PCR). La histopatología suele revelar una reacción

granulomatosa necrotizante (se han descrito granulomas endobronquiales),

múltiples abscesos o malacoplaquia (la malacoplaquia es un proceso

inflamatorio granulomatoso crónico que se asocia a una alteración de la

capacidad de procesar los microorganismos en el interior de los histiocitos,

caracterizándose por acúmulos de macrófagos asociados a agregados intra y

extracelulares de histiocitos ácido per-iódico de Schiff-positivos que contienen

hierro laminar e inclusiones de calcio, que se denominan cuerpos de Michaelis-

Guttman; la malacoplaquia pulmonar es infrecuente y en la mayoría de los

casos descritos existía neumonía por R. equi).

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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En la era pre-TAR se describían recidivas de neumonía hasta en el 80% de los

casos. El tratamiento no está claramente establecido; se recomienda una

asociación de tres fármacos (4-6 semanas), preferiblemente por vía parenteral,

y posteriormente un tratamiento de continuación con dos fármacos durante al

menos 6 meses. En la primera fase la combinación recomendada es

vancomicina + imipenem + rifampicina; como continuación se recomienda

claritromicina + rifampicina. Ciprofloxacino y linezolid son fármacos alternativos.

NOTA. Rhodococcus erythropolis se ha aislado de nódulos subcutáneos en un

paciente con sida.

2.7 NOCARDIA ASTEROIDES

Nocardia es un género de actinomicetos aerobios que causa infecciones

localizadas o diseminadas en humanos. Los casos de enfermedad han

aumentado de forma importante al mismo tiempo que se ha incrementado la

población inmunodeprimida y se han mejorado los métodos de detección e

identificación de Nocardia. Es un saprofito ambiental que se encuentra en el

suelo, en la materia orgánica y en el agua. Los miembros del complejo N.

asteroides son los responsables de aproximadamente el 80% de las

enfermedades invasivas no cutáneas y de la mayoría de las nocardiosis

sistémicas y del sistema nervioso central.

Las respuestas inmunitarias protectoras frente a Nocardia están mediadas

principalmente por los linfocitos T. Las cepas virulentas de N. asteroides son

relativamente resistentes a la muerte mediada por neutrófilos. El estado de

inmunodepresión es un factor de riesgo de nocardiosis bien establecido, por lo

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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que Nocardia puede considerarse como un patógeno oportunista responsable

de enfermedades graves y diseminadas. Mediante una recopilación de más de

mil casos seleccionados en la literatura se demostró que más del 60% de todas

las nocardiosis están asociadas con un compromiso preexistente del sistema

inmunitario, cuya causa puede ser desde el alcoholismo y diabetes hasta

trasplantes de órganos y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida. No

obstante, la incidencia global de casos en pacientes con sida es baja. Existe

discrepancia en relación al papel que el cotrimoxazol, como profilaxis primaria

frente a P. jirovecii en pacientes con recuentos de linfocitos T CD4+ inferiores a

200/µl, pueda jugar en esta baja incidencia.

Causa infecciones pulmonares de evolución subaguda o crónica en pacientes

con inmunodepresión severa (linfocitos T CD4+ por debajo de 200/µl). Se

caracteriza por la aparición insidiosa de fiebre, tos, disnea, dolor torácico y

hemoptisis. Provoca infiltrados algodonosos que pueden cavitarse. Puede

provocar diseminación hematógena hasta en el 50% de los pacientes con

afectación extrapulmonar. La afectación del sistema nervioso se produce en el

20% de los casos de nocardiosis sistémica. Consiste en meningitis (raro) o

múltiples abcesos cerebrales, provocando clínica de lesiones ocupantes de

espacio con focalidad, fiebre y cefalea. Otras formas extrapulmonares, en el

contexto de diseminación, incluyen formación de abscesos que involucran a

piel, tejidos subcutáneos, riñones, articulaciones, huesos o corazón;

igualmente, la retina puede verse afectada. Excepcionalmente puede

presentarse de forma aguda, con rápida diseminación y evolución fatal en un

período corto de tiempo.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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El diagnóstico se basa en el aislamiento de Nocardia de secreciones

respiratorias, biopsias o aspirados de colecciones purulentas. Los frotis de las

muestras ponen de manifiesto filamentos grampositivos, finos, arrosariados y

ramificados. Los filamentos pueden fragmentarse para formar bacilos o cocos

de tamaños variables. Las especies de Nocardia crecen en la mayoría de

medios no selectivos para cultivar bacterias, hongos y micobacterias. Pueden

emplearse técnicas de amplificación.

El tratamiento se basa en el uso del cotrimoxazol. En función del cuadro clínico

el esquema terapéutico es:

 Neumonía: cotrimoxazol ≥ 6 meses

 Infección diseminada: imipenem o cefalosporina de tercera generación +

cotrimoxazol; seguido de cotrimoxazol ≥ 12 meses.

Sulfadiazina y linezolid son fármacos alternativos.

2.8 LISTERIA MONOCYTOGENES

Listeria monocytogenes es un bacilo grampositivo de pequeño tamaño,

anaerobio facultativo y no esporulado. Se aisla en los medios de rutina. La

infección suele producirse por la ingesta de alimentos contaminados, siendo los

más frecuentes los productos lácteos, la carne y los vegetales. Tras cruzar la

mucosa intestinal y alcanzar el torrente sanguíneo puede provocar una

diseminación hematógena, presentando un especial tropismo por el sistema

nervioso central.

El desarrollo de enfermedad se relaciona con el sistema inmunitario. Casi el

70% de las infecciones no perinatales se observan en individuos con

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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compromiso de la inmunidad celular, tales como enfermos con linfomas,

infectados por el VIH, bajo tratamiento con corticoides o inmunomoduladores, y

sobre todo en receptores de trasplante; las personas no inmunodeprimidas

pueden desarrollar enfermedad, especialmente cuando la edad es mayor de 60

años. Aunque la listeriosis es más común en pacientes con sida que en la

población general de su misma edad, sorprende que no se vea con más

frecuencia debido a la ubicuidad del microorganismo. Quizás la profilaxis con

cotrimoxazol frente a Pneumocystis jirovecii justifique, al menos en parte, esta

baja incidencia con respecto a la esperada. Suele afectar a pacientes con

linfocitos T CD4+ por debajo de 100/µl.

L. monocytogenes puede provocar meningitis, meningoencefalitis, abscesos

cerebrales, bacteriemias e infecciones focales como causa de esta última

(hepatitis, absceso hepático, colecistitis, peritonitis, absceso esplénico,

infección pleuropulmonar, pericarditis, miocarditis, osteomielitis, artritis, etc.)

Las formas más frecuentes son la meningitis y la bacteriemia.

Las manifestaciones clínicas de las bacteriemias son semejantes a las

observadas por otras etiologías con aparición de fiebre y mialgias. Puede existir

un cuadro prodrómico de diarrea y náuseas. En lo referente a las meningitis, la

sintomatología suele ser similar a las provocadas por otros agentes; las

características específicas de las meningitis por L. monocytogenes son:

 Presentación clínica subaguda > 24h (≈60% de los casos)

 Rigidez de nuca (75%)

 Trastornos del movimiento (ataxia, temblores, mioclonías) (15-20%)

 Convulsiones (10-25%)

 Alteraciones del nivel de conciencia (≈75%)

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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 Déficits focales (35-40%)

 Hemocultivos positivos (50-75%)

 LCR

o Tinción de gram positiva: 30-40%

o Glucosa normal: >60%

o Predominio de neutrófilos: ≈70%

En una revisión de más de 700 casos, la infección por el VIH estuvo presente

en el 7% de los casos.

L. monocytogenes puede provocar encefalitis con afectación cerebral

(cerebritis) o del tronco (romboencefalitis). Los abscesos cerebrales

macroscópicos representan el 10% de las infecciones del sistema nervioso

central. Casi siempre existe bacteriemia, y un 25-40% de los casos una

meningitis concomitante (la coexistencia con bacteriemia y meningitis es rara

en otras formas de abscesos cerebrales).

El diagnóstico requiere el aislamiento de la bacteria en medios de cultivo de

muestras procedentes de localizaciones normalmente estériles.

El tratamiento de elección es ampicilina 2 gr/4 horas por vía intravenosa junto

con gentamicina 240 mg diarios por vía intravenosa. No se ha establecido la

duración del tratamiento; se ha sugerido que este sea proporcional al cuadro

clínico provocado (bacteriemia 2 semanas, meningitis ≥ 3 semanas, absceso

cerebral y encefalitis ≥ 6 semanas).

Cotrimoxazol, vancomicina o linezolid son fármacos alternativos.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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2.9 TREPONEMA PALLIDUM

La coinfección es frecuente y su manejo puede constituir un problema

importante. En términos generales, los aspectos clínicos, diagnósticos y

terapéuticos de la sífilis en los pacientes VIH positivos se superponen a los

observados en la población general. Sin embargo, la coexistencia de infección

VIH/sífilis puede alterar algunos aspectos de la infección por Treponema

pallidum lo que justifica el desarrollo de un epígrafe específico para esta

coinfección.

Los estudios epidemiológicos han demostrado que las infecciones de

transmisión sexual, incluyendo sífilis, se asocian a un mayor riesgo de padecer

infección por el VIH. En los últimos años se está produciendo un incremento en

las tasas de incidencia de sífilis en hombres en Europa Occidental y Estados

Unidos.

Manifestaciones clínicas y diagnóstico

La sífilis primaria se caracteriza por la presencia de úlceras y adenopatías. A

las 3-6 semanas se desarrolla la sífilis secundaria, caracterizada por

espiroquetemia y manifestaciones cutáneas, que característicamente se

presenta como un exantema no pruriginoso que afecta frecuentemente a

palmas y plantas. En la sífilis latente no hay manifestaciones clínicas y puede

perdurar en el tiempo. La ‘sífilis adquirida precoz’ se define como aquella

adquirida en el año previo e incluye la sífilis primaria, secundaria y latente

precoz. Pasado este tiempo, se considera que es una ‘sífilis adquirida tardía’

con infectividad muy reducida. La vigilancia epidemiológica se centra en la

‘sífilis adquirida precoz’. Una vez iniciado el período de ‘sífilis adquirida tardía o

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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fase latente tardía’, no existen síntomas clínicos, pero un 30-40% de los

pacientes no tratados pueden desarrollar sífilis terciaria en forma mucocutánea

(gomas), ósea, cardiovascular o neurológica (neurosífilis). Esta última forma de

neurosífilis puede aparecer en cualquier periodo de la infección.

No existen síntomas o signos exclusivos y patognomónicos de la sífilis en la

población VIH positiva. Sin embargo, se pueden observar variaciones de las

manifestaciones clínicas convencionales.

 En la sífilis primaria los chancros pueden ser atípicos, múltiples y

presentar una mayor duración en el tiempo.

 Pueden observarse formas más agresivas en la lúes secundaria, con

incremento de los síntomas constitucionales, evolución más prolongada,

exantemas atípicos y floridos, e incluso presencia de chancro. No existe

acuerdo en lo relativo a la afectación orgánica; algunos autores

consideran que esta es mayor (hepatitis, nefropatía, neumonía, etc.) en

contraposición con otros.

 La neurosífilis, con diferentes manifestaciones clínicas, puede

presentarse en cualquier fase de la enfermedad. Aunque las

manifestaciones clínicas son similares en la población infectada por el

VIH en comparación con la población general, la frecuencia de algunas

de ellas, especialmente meningitis y uveítis, es mayor.

La sífilis primaria y secundaria pueden provocar una disminución transitoria del

recuento de linfocitos T CD4+ y un incremento de la carga viral plasmática del

VIH.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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El diagnóstico de sífilis se basa en: visualización directa de espiroquetas y

estudios serológicos no treponémicos y treponémicos. Las técnicas de

amplificación tienen un uso limitado a centros de investigación o muy

especializados. Para el examen microscópico es importante una correcta

recogida de muestras. Antes de tomar la muestra, las costras o detritus de las

lesiones deben ser eliminadas con solución salina no bacteriostática. La

muestra debe tomarse del fluido seroso desprendido de la lesión; la toma debe

recogerse en un portaobjetos para examen microscópico inmediato. El examen

de muestras orales no está recomendado debido a la presencia de treponemas

saprófitos. La aspiración mediante solución salina de un ganglio linfático

regional afectado puede ser rentable para el examen directo. En determinados

casos, puede ser necesario realizar tomas de biopsia. Las técnicas de

microscopía incluyen:

 Examen directo en campo oscuro. A partir de la serosidad obtenida de

lesiones cutáneas o mucosas puede realizarse el examen en los

primeros 20 minutos. La visualización no debe demorarse más tiempo

dado que puede perderse la movilidad característica de las bacterias.

 Inmunoflourescencia directa. Se puede emplear para exudados, líquidos

orgánicos, secreciones y tejidos. Se precisa personal especializado y un

resultado negativo no excluye el diagnóstico.

Las pruebas serológicas se realizan en suero y en LCR, y se diferencian en no

treponémicas o inespecíficas y treponémicas o específicas.

 Pruebas no treponémicas. Las más usadas son VDRL (Venereal

Disease Research Laboratory) y RPR (Rapid Plasma Reagin). El

diagnóstico serológico no treponémico determina semicuantitativamente

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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(titulo) la presencia de anticuerpos frente a antígenos no específicos de

treponema (se emplea un antígeno cardiolipina-lecitina-colesterol).

Tarda varias semans en seroconvertir por lo que pueden ser negativas

en presencia de chancro. Reflejan la actividad de la infección,

constituyendo buenos marcadores de la misma y permiten hacer un

seguimiento de la respuesta al tratamiento. Después de un tratamiento

correcto de una sífilis temprana, el título debe negativizarse

progresivamente (puede llegar a tardar tres años). Es muy importante

considerar que en pacientes coinfectados los datos obtenidos pueden

ser incorrectos. Los pacientes coinfectados pueden tener títulos

reagínicos falsamente positivos o crecientes a pesar de un tratamiento

adecuado, especialmente durante las fases más tempranas de la

infección VIH, cuando la estimulación policlonal de los linfocitos B tiene

su máxima prevalencia. Además, pueden no llegar a desarrollar una

respuesta debido a una carga antigénica muy elevada o por la disfunción

inmunitaria grave. Por otra parte, hasta un 11% tienen un resultado

falsamente positivo.

 Pruebas treponémicas. Se usan para confirmar la reactividad de una

prueba no treponémica positiva y en la sospecha de sífilis tardía o

terciaria con reacción treponémica negativa. Tras la infección las

pruebas treponémicas darán resultados positivos durante toda la vida,

por lo que no son de utilidad para evaluar reinfecciones o monitorizar la

respuesta al tratamiento. No existe relación entre los títulos obtenidos y

la evolución de la enfermedad. Disponemos:

o FTA-ABS (Prueba de absorción de anticuerpos treponémicos

fluorescentes). Consiste en una inmunofluorescencia indirecta.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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o TPHA (Prueba de hemaglutinación)

o EIA o CIA (Prueba tipo enzima o quimioinmunoensayo). Se

utilizan antígenos recombinantes específicos. La sensibilidad y la

automatización ha determinado que muchos laboratorios las

hayan convertido en pruebas de cribado.

Interpretación serológica. La infección por el VIH no modifica las indicaciones e

interpretaciones de las pruebas serológicas. Sin embargo, y como se ha

comentado previamente, los falsos positivos de las pruebas no treponémicas

son más frecuentes que en la población general. Por otra parte, en pacientes

con recuentos de linfocitos T CD4+<200/µl pueden obtenerse resultados

falsamente negativos o retraso en la aparición de la respuesta serológica.

Tratamiento

El tratamiento de la lúes primaria, secundaria y latente precoz debe realizarse

con penicilina G benzatina 2,4 MU/dosis única por vía intramuscular. Como

alternativas pueden emplearse:

 Doxiciclina 100 mg cada 12 horas por vía oral durante 14 días

 Ceftriaxona 1 gramo/día por vía intramuscular o intravenosa durante 10-

14 días

 Azitromicina 2 gramos por vía oral dosis única (esta alternativa no es

recomendable en varones homosexuales ya que se ha comunicado un

incremento de resistencia de T. pallidum a este antibiótico en este grupo

de población)

Cuando se trata de una lúes latente tardía, o de duración indeterminada, o de

una lúes terciaria el tratamiento será con penicilina G benzatina a dosis de 2.4

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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MU/semana por vía intramuscular durante tres semanas. Como alternativa se

usará doxiciclina 100 mg cada 12 horas durante 28 días. Muchos clínicos

realizan estudio del LCR en los casos de lúes latente tardía o de duración

indeterminada para descartar neurolúes; el CDC/NIH/IDSA (2018) recomienda

el estudio de LCR en los casos de sífilis terciaria.

El tratamiento de la neurolúes, y de los casos de afectación ocular u ótica, se

realizará con penicilina G sódica 3-4 MU/4 horas por vía intravenosa durante 14

días con/sin administración posteriormente de penicilina G benzatina 2.4

MU/semana durante 1-3 semanas. Como tratamiento alternativo puede

emplearse

 Penicilina G procaína 2.4 MU/día por vía intramuscular con 500 mg de

probenecid durante 10-14 días con/sin administración posteriormente de

penicilina G benzatina 2.4 MU/semana hasta 3 semanas

 Ceftriaxona 2 gramos diarios, durante 10-14 días.

Después del tratamiento se recomienda un seguimiento serológico intensivo (a

los 3, 6, 9, 12 y 24 meses). La ausencia de respuesta serológica habitualmente

(descenso cuádruple en el título de prueba no treponémica) debe llevar a un

retratamiento según juicio clínico.

Debido al incremento en la incidencia de sífilis, especialmente entra varones

homosexuales, se recomienda un tratamiento empírico del siguiente modo:

 Individuos que han tenido contacto sexual con un paciente diagnosticado

de sífilis primaria, secundaria o latente precoz en los 90 días anteriores

al contacto. Deben ser tratados, incluso con serología negativa.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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 Individuos que han tenido contacto sexual con un paciente diagnosticado

de sífilis primaria, secundaria o latente precoz en los >90 días anteriores

al contacto. Con serología negativa, deben ser tratados si no se tiene

certeza de poder realizar un seguimiento clínico y serológico de la

persona.

En estos casos el tratamiento es el mismo que el recomendado para la sífilis

primaria, secundaria y latente precoz.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 100 de 248
3. INFECCIONES POR PROTOZOOS

3.1 TOXOPLASMA GONDII

Toxoplasma gondii es un protozoo de distribución universal y parásito celular

obligado, responsable de cuadros graves en pacientes inmunodeprimidos. Es

un parásito coccidio de los félidos, otros animales de sangre caliente y el

hombre que sirven como huéspedes intermediarios

En su ciclo vital se observan:

 Ooquistes: liberan esporozoitos.

 Taquizoito o forma proliferativa (trofozoito intracelular): es la forma

invasiva que se observa en los episodios agudos y en las reactivaciones.

 Quiste tisular: contiene y puede liberar bradizoitos. Es la forma latente.

La mayor parte de los aislados en animales y humanos se pueden agrupar

dentro de uno de los tres genotipos clonales (I a III). Las cepas de tipo III de T.

gondii son frecuentes en animales, pero se observan con una frecuencia

significativamente menor en los casos de toxoplasmosis humana; la mayoría de

los casos humanos se deben a cepas de tipo II. Estas cepas se asocian de

forma significativa a la reactivación de las infecciones crónicas y representan

un 65% de las cepas aisladas en pacientes con sida.

Los gatos eliminan ooquistes no esporulados por las heces tras ingerir el

parásito. Una vez eliminados se produce la esporulación, que es necesaria

para que los ooquistes sean infecciosos. Los ooquistes esporulados contienen

dos esporoquistes, cada uno de los cuales alberga cuatro esporozoitos. Los

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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ooquistes pueden permanecer viables hasta 18 meses en tierra húmeda, lo que

da lugar a un reservorio ambiental a partir del cual se pueden infectar otros

huéspedes incidentales.

Los taquizoitos se reconocen en las infecciones primarias y en las

reactivaciones; su presencia es la característica de la infección activa. Surgen

en el epitelio intestinal tras la ingesta de ooquistes o, sobre todo, de quistes

tisulares. Residen y se multiplican dentro de las células del huésped y pueden

infectar a todos los tipos de células fagocíticas o no fagocíticas y se multiplican

aproximadamente cada 6-8 horas. La multiplicación continua produce la rotura

celular, con liberación de los parásitos que invaden las células contiguas o se

transportan a otras regiones de la economía a través de la sangre y de la linfa.

Los taquizoitos emigran de forma activa y rápida a través de las células

epiteliales y pueden viajar a sitios lejanos cuando son extracelulares.

Cuando el taquizoito ha invadido la célula diana puede sufrir una conversión de

estadio para formar el bradizoito. Los bradizoitos se replican de forma lenta

dando origen a los quistes tisulares. Los quistes tisulares crecen y se quedan

dentro del citoplasma de la célula huésped como forma intraquística, mientras

que los bradizoitos continúan dividiéndose. El número de bradizoitos

contenidos en los quistes es extremadamente variable. El tamaño de los

quistes tisulares es variable, desde los más jóvenes que solo contienen unos

pocos bradizoitos, hasta los más viejos en los que se pueden reconocer varios

miles de bradizoitos pudiendo llegar a medir más de 100 µm. Las localizaciones

más frecuentes de la infección latente son el sistema nervioso central, el ojo y

los músculos (esquelético, liso y cardiaco). Los quistes tisulares de la carne se

vuelven no viables al calentarla a 67ºC.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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Recapitulando, podemos decir que T. gondii:

 Infecta al hombre por ingestión de ooquistes o quistes tisulares

 La infección del epitelio intestinal origina los trofozoitos intracelulares o

taquizoitos

 Los taquizoitos (forma invasiva en los episodios agudos y recurrencias)

originan quistes hísticos que contienen bradizoitos.

Junto a la ingesta, otras formas de infección incluyen:

 Transmisión placentaria

 Trasplante de órgano o transfusión sanguínea

Los estudios epidemiológicos ponen de manifiesto que la toxoplasmosis es

una de las infecciones más frecuentes del mundo. Este protozoo infecta a

animales herbívoros, omnivoros y carnívoros. El hombre adquiere la infección

mediante la ingesta de carne cruda o poco cocinada, que contiene quistes

tisulares o mediante la ingesta de agua o alimentos contaminados por

ooquistes. Actualmente se han implicado productos crudos marinos, tales como

ostras, cangrejos y mejillones; esto tiene sentido considerando que

recientemente se ha observado que los ooquistes esporulados pueden

sobrevivir en agua. Dado que el ciclo sexual del parásito se realiza en el

intestino delgado de miembros de la familia del gato, éstos desempeñan un

papel importante como amplificadores de esta infección en la naturaleza.

Ooquistes que se han desprendido en las heces de gatos y esporulado en el

ambiente, mediante un proceso que se toma al menos 24 horas, pueden ser

ingeridos por las personas. Hasta el 50% de las personas con infección

primaria documentada no tienen un factor de riesgo identificable. No se

produce transmisión de persona a persona.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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En las personas, la incidencia de anticuerpos frente a Toxoplasma gondii

aumenta con la edad. La prevalencia de los títulos de anticuerpos varía de

forma considerable entre las distintas regiones geográficas y entre los

individuos en una determinada población. Estas diferencias dependen de

distintos factores, como las costumbres relativas a la alimentación y la limpieza

del entorno. Aunque parece que la prevalencia de infección está disminuyendo

en algunas partes del mundo, como Europa y Estados Unidos, esto no se ha

observado en otras regiones. En un reciente estudio realizado en Estados

Unidos con personas de 6 a 49 años de edad la seroprevalencia fue del 10,8%.

En algunas áreas europeas, latinoamericanas y africanas la seroprevalencia es

del 50 al 80%.

Toxoplasmosis en población VIH positiva

En los pacientes VIH positivos, la casi totalidad de casos de toxoplasmosis se

producen por reactivación de formas latentes. La infección primaria es rara,

pero ocasionalmente puede producir afectación cerebral aguda o afectación

diseminada.

En la población coinfectada por el VIH y T. gondii, el sistema nervioso

representa la diana más frecuentemente afectada en los casos de

toxoplasmosis. De hecho, esta infección protozoaria del sistema nervioso

central era la causa más frecuente de lesiones ocupantes de espacio (LOES),

antes de la aparición de la terapia antirretroviral de alta eficacia.

La incidencia de toxoplasmosis del SNC en la población VIH positiva depende

de la prevalencia de infección latente (presencia de anticuerpos frente a

Toxoplasma gondii), el grado de inmunodepresión, la respuesta al TAR y el uso

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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de profilaxis primaria. En Estados Unidos la prevalencia de infección latente por

Toxoplasma gondii en población VIH positiva oscila entre 10 y 45%. En algunas

regiones de Europa Occidental y África esta seroprevalencia alcanza el 50-

78%. La infección por Toxoplasma gondii puede producirse después de que el

paciente haya adquirido la infección por el VIH. Así, se han descrito tasas de

seroconversión de 2-5,5% en pacientes seguidos durante un período de 28

meses.

Aunque puede presentarse con recuentos de linfocitos T CD4+ entre 100 y 200

por µl, la casi totalidad de los casos aparecen en pacientes con menos de 100

linfocitos T CD4+/µl, lo que permite la reactivación de las formas latentes; el

mayor riesgo recae en los pacientes con un recuento inferior a 50 linfocitos T

CD4+/µl. La enfermedad con un recuento superior a 200 linfocitos T CD4+/µl es

muy rara. Aunque con el uso de cotrimoxazol, como profilaxis primaria, y con el

TAR, su incidencia ha disminuido, continúa siendo la causa más frecuente de

LOES con efecto masa en pacientes severamente inmunodeprimidos sin TAR

ni profilaxis o que no conocen su estatus de infección por el VIH.

Manifestaciones clínicas

La afectación del SNC es la forma más frecuente de toxoplasmosis en la

población VIH positiva. Antes de la aparición del tratamiento antirretroviral

eficaz la aparición de toxoplasmosis del SNC era elevada presentándose con

una incidencia de 33 casos por 100 pacientes-año cuando se evaluaban

pacientes con inmunosupresión severa, serología positiva frente a Toxoplasma

gondii y sin profilaxis primaria frente al protozoo. Aunque la afectación del SNC

es la forma clínica de presentación más frecuente, se pueden presentar

cuadros extraneurales, especialmente neumonitis y coriorretinitis.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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La toxoplasmosis del SNC se presenta, generalmente, como un cuadro

subagudo, entre pocos días y un mes, con fiebre, cefalea, alteraciones del

contenido y/o del nivel de conciencia y focalidades neurológicas (hasta en el

70% de los casos). El 30% de los pacientes desarrollan crisis epilépticas. En

ocasiones la presentación puede ser brusca con un cuadro de déficit

neurológico o un episodio comicial; no obstante, en la casi totalidad de estos

casos, el reinterrogatorio pone de manifiesto la presencia de síntomas y/o

signos premonitorios.

Dado que T. gondii provoca, en la mayoría de los casos, LOES cerebrales, el

cuadro se acompañará de déficits focales que ponen de manifiesto la

localización de los abscesos cerebrales; así, los pacientes pueden presentar:

hemiparesia, hemianestesia, afasia, ataxia, alteraciones del campo visual,

alteraciones de los nervios craneales, signos cerebelosos, trastornos del

movimiento, etc. No obstante, los pacientes pueden presentar solamente

cefalea inespecífica, cuadros psiquiáticos u otras manifestaciones que

citaremos a continuación.

El síndrome meníngeo es raro. Así mismo, es poco frecuente que el cuadro se

presente con parkinsonismo, distonía focal, temblor, extrapiramidalismo,

panhipopituitarismo, diabetes insípida o síndrome de secreción inadecuada de

hormona antidiurética. En algunos pacientes la clínica fundamental es

neuropsiquiátrica, con psicosis paranoide, demencia, ansiedad y agitación.

La encefalitis difusa se ha comunicado en pocos casos, aunque su incidencia

real se desconoce. Puede manifestarse con un comportamiento clínico de

panencefalitis aguda, rápidamente progresiva, provocando la muerte. En los

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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pocos casos publicados suele presentarse con una disfunción cerebral

generalizada sin focalidad. La TC puede ser normal o mostrar atrofia cerebral.

La afectación medular es infrecuente. Cuando aparece suele presentarse como

alteraciones motoras o sensitivas, con disfunción vesical y/o intestinal y con

dolor local. Los pacientes suelen presentar un cuadro clínico que remeda a un

tumor medular. Se han comunicado casos de mielopatía cervical, torácica,

mielitis transversa y síndrome del cono medular.

Como ya se ha mencionado, Toxoplasma gondii puede originar cuadros

extraneurales:

 Retinitis. Su presentación es relativamente rara. El 50% de los casos se

acompañan de afectación cerebral. Se presenta con dolor ocular y

pérdida de la agudeza visual. En la oftalmoscopia se observan exudados

algodonosos pálidos, discretos y redondeados, así como necrosis

retiniana. Las hemorragias son más infrecuentes que en la retinitis por

CMV. Es frecuente la inflamación del vítreo, e incluso, de la cámara

anterior. El nervio óptico se afecta en el 10% de los casos.

 Neumonitis. Se manifiesta con un cuadro similar al de la neumonía por

Pneumocystis jirovecii cursando como una enfermedad subaguda febril

con tos y disnea. Se presenta en pacientes severamente

inmunodeprimidos con un recuento medio de linfocitos T CD4+ de 40/µl

(±75 DE). Puede aparecer asociada a enfermedad extrapulmonar en un

50% de los casos. El diagnóstico diferencial debe hacerse con

infecciones por Pneumocystis jirovecii, Mycobacterium tuberculosis,

Criptococcus neoformans, Coccidioides immitis e Histoplasma

capsulatum. La mortalidad puede llegar al 35% aún con tratamiento

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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adecuado. La neumonitis, con infiltrados pulmonares difusos, puede

acompañarse de afectación miocárdica con insuficiencia cardíaca.

 Afectación cardiaca. Generalmente asintomática. En la era pre-TAR era

frecuente que los pacientes en fase avanzada presentaran cuadros de

caquexia severa con una o más complicaciones infecciosas y/o

tumorales. Las series de necropsias que se publicaron en este período

de tiempo revelaron que los pacientes presentaban infecciones que no

habían sido diagnosticadas antes del fallecimiento. Así, en un estudio

francés realizado en autopsias se observó que un 12% de los pacientes

presentaban toxoplasmosis cardiaca. Es típica la necrosis focal con

edema e infiltrado inflamatorio, aunque pueden encontrarse abscesos.

La mayoría de los pacientes con toxoplasmosis cardiaca también tenían

toxoplasmosis del SNC, aunque algunos tenían miocarditis toxoplásmica

aislada. La miocarditis puede observarse en la infección aguda por T.

gondii.

 Afectación digestiva. Puede cursar con dolor abdominal, ascitis o

diarrea. Puede existir afectación gástrica, intestinal (colitis hemorrágica)

peritoneal y pancreática. Se ha descrito insuficiencia hepática aguda.

 Afectación musculoesquelética. Se ha descrito miositis por T. gondii. En

la era pre-TAR la miositis por este protozoo era responsable del 4% de

los casos en que los pacientes consultaban por síntomas

neuromusculares. Igualmente, en la era pre-TAR, se observaba en un

porcentaje similar afectación muscular en estudios autópsicos (fibras

musculares necróticas con una reacción inflamatoria variable).

 Otros órganos: túbulos seminíferos, próstata, glándulas suprarrenales,

riñones y médula ósea.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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 Infección diseminada multiorgánica con insuficiencia respiratoria aguda y

alteraciones hemodinámicas.

La enfermedad por Toxoplasma gondii en el contexto de reconstitución inmune

tras el inicio de tratamiento antirretroviral (síndrome de reconstitución inmune)

es menos frecuente que la observada por otros agentes como micobacterias o

Cryptococcus neoformans.

Diagnóstico

Los pacientes con toxoplasmosis presentan serología positiva tipo IgG frente a

T. gondii. La cuantificación de IgG (títulos) no es útil para el diagnóstico.

Generalmente no se detectan anticuerpos de tipo IgM, lo que apoya la idea de

que la mayoría de los casos son una reactivación de una infección latente. Una

serología negativa no invalida el diagnóstico, aunque lo hace poco probable. Sí

los pacientes presentan realmente una serología negativa frente a T. gondii,

esta situación puede deberse a tres escenarios posibles:

 Reactivación en pacientes con incapacidad de sintetizar anticuerpos.

 Infección primaria.

 Uso de técnicas de laboratorio con baja sensibilidad.

El diagnóstico definitivo se establece ante un cuadro clínico compatible,

presencia de LOES encefálicas y demostración del agente T. gondii. La

respuesta clínica al tratamiento empírico establece el diagnóstico presuntivo.

Con técnicas de imagen se ponen de manifiesto LOES múltiples en encéfalo

que típicamente captan contraste en anillo. No obstante, hasta en el 30% de los

casos puede existir una lesión única, y hasta en el 10% las lesiones no captan

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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contraste. La RM es más sensible que la TC para detectar lesiones múltiples.

Las lesiones suelen estar localizadas en la unión corticomedular, en la

sustancia blanca o en los ganglios basales (en un estudio de autopsias

realizado en pacientes fallecidos de sida, se observó que en los pacientes con

toxoplasmosis del SNC existían abscesos en los hemisferios cerebrales en el

91% de los casos y en los ganglios basales en el 78% de los pacientes). La

tomografía por emisión de positrones (PET) y la tomografía computarizada por

emisión de fotón único (TCEFU) pueden ser útiles para distinguir la

toxoplasmosis del SNC del linfoma primario del SNC, pero ninguna de las

técnicas de imagen son completamente específicas.

En la toxoplasmosis del SNC es frecuente encontrar en el LCR una ligera

elevación del nivel de proteínas, así como una pleocitosis mononuclear

moderada (<60 células/µl). Estos hallazgos son totalmente inespecíficos. La

disminución del nivel de glucorraquia es posible, aunque no se trata de un

hallazgo constante. La PCR para detección de T. gondii en LCR es altamente

específica (100%) pero presenta una baja sensibilidad (44-65%),

especialmente en pacientes que han iniciado tratamiento antitoxoplasma. A la

vista de estos hallazgos, el análisis del LCR es más útil para descartar otros

procesos que para establecer el diagnóstico de toxoplasmosis. La

disponibilidad de LCR para analizar obliga a descartar otras infecciones como

las provocadas por C. neoformans, M. tuberculosis, virus de Epstein-Barr o

virus JC.

En la biopsia se encuentran abcesos necróticos. Estos abcesos presentan tres

zonas histológicas:

 Zona central. Avascular.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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 Zona intermedia. Hiperémica con prominente infiltrado inflamatorio.

Existen manguitos perivasculares constituidos por linfocitos, células

plasmáticas y macrófagos. En los márgenes de las zonas necróticas

aparecen muchos taquizoitos, y, en ocasiones, quistes tisulares.

 Zona periférica externa. Se reconocen quistes tisulares de Toxoplasma

gondii.

En las zonas que rodean a estos abscesos se pueden encontrar edema,

vasculitis, hemorragia e infartos secundarios a la lesión vascular. Igualmente

puede observarse astrocitosis. El protozoo puede mostrarse mediante tinciones

con hematoxilina y eosina; las tinciones con inmunoperoxidasa tienen una

mayor sensibilidad. Los quistes contienen bradizoitos que coexisten con

numerosos taquizoitos activos. El protozoo puede detectarse mediante PCR en

muestras de biopsia.

El diagnóstico diferencial de LOES incluye fundamentalmente el linfoma y la

leucoencefalopatía multifocal progresiva. Esta última, salvo en el contexto de

un síndrome de reconstitución inmune, se puede distinguir con relativa facilidad

mediante técnicas de imagen. Las lesiones de la leucoencefalopatía,

generalmente, afectan a sustancia blanca, no captan contraste y no producen

efecto masa. Otros procesos causantes de LOES, aunque con menor

frecuencia, incluyen, entre otros, la tuberculosis, criptococosis, absceso

cerebral (particularmente en adictos a drogas por vía parenteral) y la

enfermedad de Chagas.

En los infrecuentes casos de encefalitis difusa por Toxoplasma gondii se

observan nódulos de microglia diseminados sin formación de abscesos,

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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pudiéndose confirmar la presencia del protozoo con técnicas de

inmunoperoxidasa (se ponen de manifiesto los quistes y taquizoitos).

El diagnóstico de la neumonitis por Toxoplasma gondii se establece mediante

la demostración del protozoo en el lavado broncoalveolar o esputo inducido,

por medio de visualización (tinción de Giemsa) o cultivo celular.

El diagnóstico de la retinitis depende de la clínica y respuesta al tratamiento. El

diagnóstico de certeza se obtiene por aislamiento del parásito o amplificación

mediante PCR de biopsia retiniana o aspirado del humor acuso o vítreo.

Medidas para prevenir la exposición a Toxoplasma gondii

En el momento del diagnóstico de infección por el VIH debe realizarse una

serología frente a T. gondii para conocer sí los pacientes presentan infección

latente. Debe informársele al paciente de las medidas necesarias para prevenir

la exposición al protozoo, incluso presentando una serología positiva frente al

T. gondii.

T. gondii se adquiere, fundamentalmente, por consumo de carne cruda o poco

cocinada, huevos, hortalizas y verduras contaminados, así como por exposición

a heces de gatos.

 Los pacientes con serología a T. gondii negativa deben tomar la carne

bien hecha; ternera, cordero, cerdo y venado deben cocinarse a una

temperatura interna de 75ºC (165-170ºF) (alcanzando esta temperatura

el interior de la carne no debería estar rosado), o congelarla previamente

a -20ºC.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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 Se aconseja el lavado de manos después de tocar carne cruda, verduras

o tierra (jardinería).

 Las frutas y las verduras deben lavarse.

 Sí se tiene un gato, debe alimentársele con dietas comerciales o con

carne que esté muy hecha. La limpieza de las excretas del gato deben

realizarse con guantes, o bien, que esta labor la realice otra persona

exceptuando embarazadas seronegativas para T. gondii. Manteniendo

estas precauciones, los pacientes pueden tener gatos como mascotas.

 Por último, recientemente se ha descrito en Estados Unidos que la

ingesta de mariscos crudos, incluyendo ostras, almejas y mejillones,

constituye un factor de riesgo para adquirir la infección aguda. Los

pacientes seronegativos para T. gondii deben tener en consideración

este hecho

No obstante, hasta en el 50% de los casos de pacientes con infección aguda

documentada no se identifica un factor de riesgo.

Profilaxis primaria

La profilaxis primaria está indicada en pacientes con IgG positiva frente a

Toxoplasma gondii y un recuento de linfocitos T CD4+ inferior a 100/µl.

Las últimas recomendaciones propuestas por el CDC/NIH/IDSA de Estados

Unidos https://aidsinfo.nih.gov/ (2018) y GESIDA de España

http://www.gesida-seimc.org/ (2015) se reproducen, de forma adaptada, en el

siguiente cuadro:

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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PROFILAXIS PRIMARIA

Profilaxis recomendada

 TMP/SMZ 160/800 mg vía oral 1 comprimido diario

Alternativas

 TMP/SMZ 160/800 mg vía oral tres días por semana

 TMP/SMZ 80/400 mg vía oral 1 comprimido diario

 Dapsona 50 mg al día + (pirimetamina 25 mg + ácido folínico 25 mg dos

días a la semana)

 Dapsona 50 mg al día + (pirimetamina 50 mg a la semana + ácido

folínico 25 mg a la semana)

 (Dapsona 200 mg + pirimetamina 75 mg + ácido folínico 25 mg) a la

semana

 Atovacuona 1500 mg al día

 Atovacuona 1500 mg al día + pirimetamina 25 mg al día + ácido folínico

10-15 mg al día

Nota. Aunque en ambas recomendaciones se recoge que el régimen recomendado es

TMP/SMZ 160/800 mg vía oral 1 comprimido diario, la mayoría de especialistas prescriben esta

dosis (160/800) pero sólo tres días a la semana. Esta práctica clínica junto con la instauración

de TAR no parece acompañarse de un riesgo incrementado de desarrollar toxoplasmosis.

La mayoría de estos esquemas de profilaxis primaria coinciden con los

empleados en la prevención de la neumocistosis. Por tanto, en la mayoría de

los casos, con una misma pauta, por ejemplo cotrimoxazol (CMX) ‘forte’ tres

días a la semana, se realizará profilaxis primaria frente a P. jirovecii y frente a

T. gondii. Atovacuona es eficaz frente a P. jirovecii. Sin embargo, algunas

estrategias para prevenir la neumocistosis, como, por ejemplo la pentamidina o

la dapsona sin pirimetamina, no son eficaces frente a Toxoplasma gondii, por lo

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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que en estos casos deberán ajustarse los esquemas profilácticos intentando

usar un esquema útil para ambos procesos. Los pacientes seronegativos a T.

gondii y que reciban una profilaxis frente a P. jirovecii no eficaz frente a T.

gondii, como por ejemplo pentamidina inhalada, deben ser sometidos a nuevos

estudios de serología frente a T. gondii sí sus cifras de linfocitos T CD4+ caen

por debajo de 100/µl. En el caso de seroconversión debe instaurarse un

esquema eficaz profilaxis frente a T. gondii.

Desde el inicio de la epidemia se han usado otras pautas que actualmente no

aparecen consideradas en las recomendaciones propuestas por el

CDC/NIH/IDSA de Estados Unidos https://aidsinfo.nih.gov/ (2018) y GESIDA de

España http://www.gesida-seimc.org/ (2015). Cabe citar:

 Dapsona 100 mg dos días a la semana + pirimetamina 50 mg dos días a

la semana + ácido folínico 15 mg dos días a la semana

 Dapsona 100 mg un día a la semana + pirimetamina 75 mg un día a la

semana + ácido folínico 15-25 mg un día a la semana

 Sulfadoxina-pirimetamina 1 comprimido dos días a la semana

(Fansidar®)

 Pirimetamina 50 mg tres días a la semana + ácido folínico 15 mg tres

días a la semana.

La dapsona en monoterapia no debe emplearse, al igual que la azitromicina y

la claritromicina.

La profilaxis primaria puede suspenderse en las siguientes situaciones

(Recomendaciones CDC/NIH/IDSA, 2018):

 Sí el recuento de linfocitos T CD4+ supera la cifra de 200/µl durante un

período mayor de 3 meses bajo tratamiento antirretroviral.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 115 de 248
 En casos en los que el recuento de linfocitos ascienda por encima de

100/µl, pero se mantenga por debajo de 200/µl (100-200/µl), puede

evaluarse individualmente la suspensión de la profilaxis primaria si la

carga viral VIH se mantiene indetectable; para reconsiderar la

suspensión de la profilaxis primaria, esta situación debe mantenerse al

menos 3-6 meses (Miro JM, 2016). Los datos que sustentan la

suspensión de la profilaxis primaria en esta situación (CD4 100-200/µl +

CPV indetectable) son menos consistentes que en la situación anterior

(CD4>200/µl).

Los criterios para suspender la profilaxis primaria según GESIDA (2015) son

más exigentes:

 Recuento de linfocitos T CD4+ superior a 200/µl durante un período >6

meses con CVP indetectable durante un período >3 meses.

La profilaxis primaria debe reiniciarse sí el recuento de linfocitos T CD4+ cae

por debajo de 100-200/µl.

Tratamiento

Considerando que la causa más frecuente de LOES cerebrales es la

toxoplasmosis, ante la presencia de un cuadro de estas características, está

indicado iniciar un tratamiento empírico y esperar respuesta al mismo. Debe

considerarse que sí las lesiones provocan edema, el paciente puede mejorar

inicialmente sí el tratamiento prescrito incluye medidas antiedema, aunque el

proceso no sea una toxoplasmosis. Es difícil establecer cuánto tiempo debe

esperarse respuesta al tratamiento antes de realizarse una biopsia. Según las

recomendaciones de GESIDA de 2015 debe esperarse 7-14 días. En cualquier

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 116 de 248
caso, las características clínicas del cuadro clínico-radiológico y los estudios

microbiológicos son fundamentales para evaluar el tiempo que debe esperarse

antes de plantearse una biopsia. Por tanto, la biopsia diagnóstica estaría

indicada cuando exista ausencia de respuesta al tratamiento, o cuando desde

el inicio del cuadro exista sospecha de que pudiera tratarse de un proceso no

provocado por T. gondii (lesión cerebral única sugerente de linfoma, serología

negativa, aparición del cuadro en paciente realizando correctamente profilaxis

primaria).

El tratamiento de inducción de elección es la asociación de sulfadiacina (4-6

gramos al día en 4 tomas) y pirimetamina (50-75 mg/día) durante 6-8 semanas.

Según el CDC/NIH/IDSA (2018) y GESIDA (2015), las dosis deben ajustarse al

peso:

 Peso ≤ 60 kg: sulfadiazina 4 gramos y pirimetamina 50 mg

 Peso > 60 kg: sulfadiazina 6 gramos y pirimetamina 75 mg

Se debe añadir ácido folínico (10-25 mg/día) para evitar la toxicidad

hematológica asociada a la pirimetamina. En pacientes con rápida respuesta,

se consideraba que la duración del tratamiento podía reducirse a 3-4 semanas,

pero las recientes recomendaciones del CDC/NIH/IDSA de 2018 y de GESIDA

de 2015 recomiendan continuar hasta un mínimo de 6 semanas, para,

posteriormente proseguir con tratamiento de mantenimiento (profilaxis

secundaria). En el 90% de los casos se observa una respuesta clínica en los

primeros 14 días de tratamiento. En casos de enfermedad muy extensa o con

respuesta leve o imcompleta puede ser necesario prolongar el período de

tratamiento.

Los tratamientos alternativos incluyen:

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 117 de 248
 Clindamicina 600 mg/6 h IV o VO + pirimetamina 50-75 mg/día + ácido

folínico 10-25 mg/día. Es el tratamiento alternativo de elección.

 Azitromicina 900-1200 mg/día o claritromicina 1 gr/12 horas +

pirimetamina 50-75 mg/día + ácido folínico 10-25 mg/día

 Atovacuona

o Atovacuona 1500 mg/12 horas con comida (debido a la gran

variabilidad interindividual en la absorción de atovacuona sí se

empleara en monoterapia deberían medirse los niveles

plasmáticos del fármaco para ajustar la dosis)

o Atovacuona 1500 mg/12 horas con pirimetamina 50-75 mg/día y

ácido folínico 10-25 mg/día

o Atovacuona 1500 mg/12 horas con sulfadiazina 1-1,5 gr c/6 horas

y ácido folínico 10-25 mg/día.

 Cotrimoxazol (5 mg/kg de trimetoprima + 25 mg/kg de sulfametoxazol)

c/12 horas IV o VO. El uso de CMX con/sin clindamicina puede ser una

alternativa de elección en pacientes en los que no puede emplearse la

vía oral.

En el supuesto de utilizar pautas alternativas ineficaces frente a P. jirovecii,

como pirimetimina junto con clindamicina, debe instaurarse profilaxis frente a

Pneumocystis.

Existe poca experiencia con las siguientes combinaciones:

 Dapsona y pirimetamina

 Minociclina o doxiciclina, combinadas con sulfadiazina, pirimetamina o

macrólidos (claritromicina o azitromicina)

 Clindamicina y 5-fluorouracilo

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 118 de 248
Junto a los fármacos antitoxoplasma debe administrarse dexametasona 4 mg/6

horas en casos de efecto masa y/o edema cerebral con riesgo de

enclavamiento. Puede ser necesario el uso de anticomiciales en caso de

convulsiones (no como profilaxis).

Profilaxis secundaria (Tratamiento de mantenimiento)

La profilaxis secundaria o terapia de mantenimiento debe mantenerse hasta la

recuperación inmunológica con la terapia antirretroviral.

Las últimas recomendaciones propuestas por el CDC/NIH/IDSA de Estados

Unidos https://aidsinfo.nih.gov/ (2018) y GESIDA de España

http://www.gesida-seimc.org/ (2015) se reproducen, de forma adaptada, en el

siguiente cuadro:

PROFILAXIS SECUNDARIA

Profilaxis recomendada

 Pirimetamina 25-50 mg/d VO + sulfadiazina 1.000 mg/6-12 h VO + ácido folínico 10-25


mg/d VO.

Alternativas

 Pirimetamina 25-50 mg/d VO + clindamicina 600 mg/8 h VO + ácido folínico 10-25

mg/d VO.

 TMP/SMZ 160/800 mg vía oral 1 cada 12 horas

 Atovacuona 750-1500 mg cada 12 h VO + pirimetamina 25 mg/día VO + ácido folínico

10-15 mg/día VO

 Atovacuona 750-1500 mg cada 12 h VO + sulfadiazina 1.000 mg c/6-12 h VO

 Atovacuona 750-1500 mg cada 12 h VO

 Pirimetamina 25-50 mg/d VO + azitromicina 500-1.000 mg/d VO + ácido folínico 15 mg

al día

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 119 de 248
Otras pautas que se han empleado, pero que actualmente no se consideran en

las recomendaciones previamente recogidas en el cuadro son:

 Sulfadiazina 1 gr cada 12 horas tres días a la semana + pirimetamina 50

mg tres días a la semana + ácido folínico 15 mg 3 días a la semana

 Pirimetamina sola a dosis de 50-100 mg/día.

 Dapsona + pirimetamina: existe poca experiencia

 Sulfadoxina-pirimetamina 1 comprimido dos días a la semana

Sí hubiera amplia intolerancia a diferentes fármacos se recomienda continuar

con los fármacos empleados en la fase de inducción del tratamiento:

atovacuona, azitromicina, minociclina, doxiciclina, etc.

Retirada de la profilaxis secundaria o tratamento de mantenimiento

Para suspender la profilaxis secundaria o tratamiento de mantenimiento es

necesario un período de 6 meses con un recuento de linfocitos T CD4+

superior a 200/µl como respuesta al tratamiento antirretroviral. GESIDA

recomienda que junto al incremento del número de linfocitos T CD4+ exista una

carga viral plasmática indetectable.

Sí el recuento de linfocitos volviera a situarse por debajo de 200/µl sería

necesario reinstaurar la profilaxis.

Terapia antirretroviral

No existen datos específicos para establecer una recomendación firme en

relación al momento idóneo para iniciar TAR en pacientes con toxoplasmosis.

Sin embargo, expertos en el manejo de pacientes infectados por el VIH

consideran que el TAR debe iniciarse en 2-3 semanas después del diagnóstico

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 120 de 248
de la toxoplasmosis. Esta recomendación se basa en los resultados de un

ensayo (A5164) realizado con 282 pacientes con diferentes infecciones

oportunisas (el 5% presentaban toxoplasmosis), excluyendo tuberculosis que

fueron randomizados para recibir TAR de forma temprana (early ART) vs tardía

(deferred ART). La progresión de la enfermedad VIH o la muerte fue superior

en el brazo que iniciaron TAR de forma tardía (mediana 45 días) en

comparación con los que lo hicieron de forma temprana (mediana 12 días)

(Zolopa A et al, 2009).

3.2 CRIPTOSPORIDIUM SPP

Cryptosporidium spp es causa de diarrea en pacientes infectados por el VIH.

Crystosporidium parvum y otras especies, C. hominis, C. muris, C. maleagridis,

pueden infectar a las personas. Generalmente es solo una especie la causante

del cuadro de diarrea, pero en ocasiones se observan infecciones mixtas. La

diarrea con afectación intestinal es el cuadro clínico característico.

La criptosporidiasis continúa siendo una frecuente causa de diarrea crónica en

países desfavorecidos pudiendo llegar a ser responsable del 74% de los casos.

Sin embargo, en los países favorecidos, con condiciones sanitarias adecuadas

y con acceso a la TAR, la criptosporidiasis ha descendido y ocurre en menos

de un caso por 1.000 pacientes-año.

La severidad de la diarrea depende del grado de inmunodepresión. Cuando

esta es importante (linfocitos T CD4+<100/µl) provoca diarrea crónica,

malabsorción con malnutrición y deshidratación, conduciendo a un estado de

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 121 de 248
caquexia. Puede existir fiebre en un tercio de los casos. Pueden observarse

náuseas, vómitos y dolor abdominal.

Cryptosporidium spp puede provocar cuadros extraintestinales, especialmente

en pacientes con severa inmunodepresión (linfocitos T CD4+<100/µl):

 Gástrico. Es probablemente más frecuente de lo que se ha descrito

habitualmente. El diagnóstico requiere endoscopia digestiva alta. En un

estudio realizado en 71 pacientes con diarrea crónica o molestias

gastrointestinales de origen desconocido se demostró que un 22% de

los pacientes tenían Cryptosporidium en el epielio gástrico (Rossi P,

1998).

 Pancreático / biliar: puede originar colecistitis alitiásica y colangitis

esclerosante, así como pancreatitis secundaria a estenosis papilar. La

afectación biliar puede presentarse con fiebre, dolor en hipocondrio

derecho, náuseas o vómitos, simulando un caudro de colecistitis

alitiásica o colangitis esclerosante con/sin diarrea concomitante. La

pancreatitis clínica es menos frecuente y, en general, se asocia a

obstrucción biliar.

 Pulmonar: se presenta como infiltrados pulmonares intersticiales. En un

estudio realizado sobre 43 pacientes con diarrea por Cryptosporidium,

en 7 casos se evidenciaron oocistes en esputo y en 5 existían síntomas

respiratorios y hallazgos radiológicos patológicas en la radiografía de

tórax.

La infección se produce por la ingesta de ovoquistes. Se puede producir

transmisión directa de personas o animales que eliminan ovoquistes viables por

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 122 de 248
las heces. Los ovoquistes pueden contaminar lagos, piscinas e incluso

suministros públicos de agua y pueden persistir aun después de una correcta

cloración. La transmisión persona-persona es común, especialmente entre

varones homosexuales sexualmente activos.

El diagnóstico se realiza mediante identificación microscópica de los ovoquistes

en muestras de heces o de tejidos. Los métodos tradicionales para examinar

las heces normalmente no sirven para identificar el microorganismo. La tinción

diferencial se realizó inicialmente con tinciones ácido-grasas (los ovoquistes se

tiñen de rosa o rojo, mientras que las células de las levaduras y detritos fecales

lo hacen de color verde o azul). Los análisis de inmunofluorescencia que

utilizan anticuerpos monoclonales específicos se usan de forma generalizada

para las pruebas de criptosporidiasis. La inmunofluorescencia es hasta 10

veces más sensible que las tinciones ácidograsas. El uso de pruebas para

detectar antígenos, en aumento, (inmunocromatografía e inmunoadsorción)

proporcionan una sensibilidad del 66 al 100% con una excelente especificidad.

La sensibilidad puede aumentarse con las técnicas de amplificación (PCR). En

individuos con enfermedad grave suele ser suficiente con una sola muestra de

heces, pero en pacientes con enfermedad moderada, puede ser necesario

enviar al laboratorio más de una muestra de heces.

No existe quimioprofilaxis primaria, por lo que deben extremarse las

precauciones higiénicas. El protozoo se adquiere por vía digestiva, tras ingerir

agua o alimentos contaminados, o por contacto directo con personas o

animales. Los pacientes deben ser informados en relación a las vías de

transmisión.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 123 de 248
 Lavado de manos siempre que se haya producido un potencial contacto

con heces humanas, incluyendo cambio de pañales a niños, contacto

con mascotas u otros animales (especialmente, ganado bovino),

contacto con el suelo tras actividades como la jardinería, antes de

cocinar y de comer. En pacientes muy inmunodeprimidos puede

recomendarse el uso de guantes para ciertas actividades.

 Lavado de manos antes y después de mantener relaciones sexuales.

Evitar sexo sin protección en actividades que impliquen potencial

contacto con heces (sexo oro-anal, coito anal)

 Evitar beber agua de lagos y ríos

Estas medidas deben maximizarse en pacientes severamente

inmunodeprimidos con recuentos de linfocitos T CD4+ por debajo de 200/µl.

El uso de rifabutina o claritromicina para prevenir las infecciones por MAC han

mostrado un efecto positivo en la prevención de la criptosporidiasis, aunque no

existen datos suficientes para recomendar su uso como quimioprofilaxis

primaria.

Los pacientes con diarrea secundaria a criptosporidiasis deben ser tratados con

una hidratación adecuada y con fármacos antidiarreicos. Es necesario usar

TAR para obtener un recuento de linfocitos T CD4+ por encima de 100/µl.

Nitazoxanida presenta actividad frente a C. parvum; a dosis de 500-1.000 mg

cada 12 horas durante 14 días se ha mostrado más eficaz que placebo en

pacientes con linfocitos T CD4+ superiores a 50/µl. El uso de nitazoxanida, en

la era pre-TAR en pacientes con una mediana de linfocitos T CD4+ de 50/µl

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 124 de 248
mostró una mejoría discreta en la primera semana de tratamiento. Como

alternativa podría utilizarse paramomicina (500 mg cada 24 horas durante 14-

21 días), aunque la respuesta a la misma, al igual que sucede con la

nitazoxanida depende del recuento de linfocitos T CD4+ y, por tanto, del uso de

TAR.

En casos de estenosis papilar puede existir indicación de

colangiopancreatografía retrógrada endoscópica con fines diagnósticos y

terapéuticos.

3.3 ISOSPORA BELLI

Es un protozoo coccidiano relacionado taxonómicamente con Cyclospora. Las

personas son los únicos huéspedes reconocidos. La ingestión de ooquistes es

la causa de la infección. Los ooquistes inmaduros de Isospora, cada uno con

un único esporoblasto, se eliminan en las heces de los huéspedes infectados.

Estos ooquistes pueden permanecer viables en el entorno durante meses.

Antes de que el protozoo se haga infeccioso es necesaria la esporulación que

requiere, normalmente, entre 24 y 48 horas. El esporoblasto simple se divide

en dos, y cada nuevo esporoblasto formado madura generando un

esporoquiste. Los ooquistes infecciosos resultantes contienen dos

esporoquistes, cada uno con cuatro espoorozoitos.

La ingestión de ooquistes esporulados provoca la liberación de esporozoítos en

el intestino delgado proximal. Éstos se desarrollan en merozoitos

produciéndose una reproducción asexual en el interior de los enterocitos. Con

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 125 de 248
el tiempo se produce una reproducción sexual, con el desarrollo de ooquistes

no esporulados inmaduros que se eliminan por las heces. Raramente, algunos

esporozoítos migran fuera del intestino hacia diversos tejidos permaneciendo

en un estado durmiente, hasta que en un futuro pueden provocar enfermedad

extraintestinal.

Presenta una distribución mundial, pero predominantemente en los climas

tropicales y subtropicales, especialmente en América del Sur, África y el

sudeste asiático. En la década de los ochenta la infección por I. belli afectó al

2-3% de los pacientes con sida, mientras que este porcentaje disminuyó a

menos del 0,1% a finales de la década de los noventa. No obstante, en los

países desfavorecidos puede afectar al 5-26% de los sujetos.

En los huéspedes inmunocompetentes la infección por este protozoo no se

diferencia de otras infecciones intestinales no inflamatorias. En los huéspedes

inmunodeprimidos, como los infectados por el VIH, la presentación clínica de la

infección se correlaciona directamente con el número de linfocitos T CD4+. La

máxima repercusión se presenta cuando el recuento es inferior a 200

células/µl, pudiendo provocar una enfermedad diarreica prolongada y grave. La

enfermedad diarreica se caracteriza por la presencia de deposiciones con

sangre, dolor abdominal, náuseas y vómitos. Se han descrito colitis

hemorrágica, formas extraintestinales diseminadas y cuadros atípicos como

enfermedad de las vías biliares. Igualmente, se han comunicado casos de

artritis reactiva.

El diagnóstico se realiza identificando a los ooquistes en las heces. Las

técnicas diagnósticas incluyen: examen microscópico en fresco, examen tras

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 126 de 248
técnicas de concentración (MIF, formol-éter y otras) y tinciones de Kinyoun u

otras ácido-alcohol-resistentes. El estudio de muestras del intestino delgado,

como, por ejemplo, aspirados duodenales, puede ser útil cuando el estudio de

las heces es negativo. Se ha encontrado eosinofilia en sangre periférica y

cristales de Charcot-Leyden en las heces, ambos raros en otras infecciones por

protozoos. La PCR tiene una elevada sensibilidad y especificidad pero no se

usa de forma rutinaria. El estudio histológico del intestino delgado arroja

imágenes inespecíficas (atrofia de vellosidades, hiperplasia de las criptas e

infiltrado inflamatorio de la lámina propia, sobre todo de eosinófilos). En los

casos comunicados de afectación extraintestinal se han observado quistes

intracelulares con 1-3 trofozoitos en hígado, bazo y ganglios linfáticos.

No existe indicación de profilaxis primaria. No obstante, el uso de

sulfametoxazol-trimetoprima (cotrimoxazol) como profilaxis de la neumocistosis

en pacientes con menos de 200 linfocitos T CD4+/µl, puede disminuir la

incidencia o prevalencia de isosporiasis, y de hecho, diferentes estudios avalan

la eficacia de este fármaco en la prevención de la infección entérica por

Isospora belli aunque no se haya establecido la recomendación de profilaxis

primaria.

El tratamiento de elección se realiza con sulfametoxazol-trimetoprima. En base

a los estudios iniciales, la pauta tradicional de tratamiento se realiza con dosis

de trimetoprima 160 mg + sulfametoxazol 800 mg c/6 horas por vía oral o

intravenosa y durante 10 días. Sin embargo, el empleo de trimetoprima 160 mg

+ sulfametoxazol 800 mg c/12 horas durante 7-10 días se ha mostrado

igualmente eficaz. Por este motivo podría iniciarse el tratamiento con esta dosis

y sí la evolución no fuera correcta incrementar la dosis y la duración hasta 3-4

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 127 de 248
semanas. En los casos de malabsorción, empeoramiento o ausencia de

mejoría puede ser necesaria la administración intravenosa.

Como tratamientos alternativos disponemos de pirimetamina o ciprofloxacino

durante siete días:

 Pirimetamina 50-75 mg/día + ácido folínico 10-25 mg/día

 Ciprofloxacino 500 mg c/12 horas

La profilaxis secundaria se realizará en los pacientes que mantengan un

recuento de linfocitos T CD4+ inferior a 200/µl. Debe realizarse con

trimetoprima 160 mg + sulfametoxazol 800 por vía oral tres veces por semana.

Como alternativas pueden emplearse:

 Trimetoprima 160 mg + sulfametoxazol 800 por vía oral diariamente

 Trimetoprima 320 mg + sulfametoxazol 1600 por vía oral tres días por

semana

 Pirimetamina 25 mg diarios por vía oral junto con ácido folínico 5-15 mg

diarios por vía oral

 Ciprofloxacino 500 mg por vía oral tres veces por semana

La profilaxis secundaria o tratamiento de mantenimiento debe suspenderse tras

alcanzar una cifra de al menos 200 linfocitos T CD4+/µl mantenida durante seis

o más meses como respuesta al TAR.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 128 de 248
3.4 PROTOZOOS CAUSANTES DE CUADROS DIARREICOS. GIARDIA

LAMBLIA, ENTAMOEBA COLI, ENDOLIMAX NANA, BLASTOCYSTIS

HOMINIS

Giardia lamblia, Entamoeba coli, Endolimax nana y Blastocystis hominis

pueden encontrarse como colonizadores intestinales en pacientes

asintomáticos o provocar cuadros diarreicos cuya severidad se relaciona con el

recuento de linfocitos T CD4+. El significado clínico del hallazgo de estos

protozoos puede ser controvertido ya que epidemiológicamente su prevalencia

se relaciona con el área geográfica estudiada y con el comportamiento de

riesgo (pueden presentarse como ‘infecciones de transmisión sexual’ en

varones homosexuales).

En aquellos casos que requieran tratamiento el fármaco de elección es el

metronidazol a dosis de 250 mg cada 8 horas por vía oral o intravenosa

durante 5-7 días. Como alternativa, puede emplearse el albendazol a dosis de

400 mg/día durante 5 días.

3.5 LEISHMANIA SPP

Leishmania spp es un protozoo intracelular obligado endémico en zonas

tropicales, subtropicales y sur de Europa. Es conocido que aunque afecta

frecuentemente a inmunocompetentes también puede comportarse como

agente oportunista en pacientes inmunodeprimidos (antes de la aparición de la

infección por el VIH se habían descrito casos de leishmaniasis visceral en

pacientes oncohematológicos, pacientes sometidos a corticoterapia y pacientes

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 129 de 248
con otros tipos de inmunodepresión). En zonas de alta endemia hasta el 30%

de la población presenta datos de infección latente. La leishmaniasis emergió

de forma importante con la aparición de la infección por el VIH en países como

España. En las décadas de 1980 y 1990, más del 90% de casos de

leishmaniasis en pacientes VIH positivos se habían comunicado en países del

sur de Europa (Alvar J. 1997). Con la aparición de la terapia antirretroviral de

gran actividad se produjo una disminución del número de casos en los países

con acceso a este tratamiento. No obstante, la coinfección VIH/leishmania se

ha convertido en un problema creciente en zonas de Asia, África y

Latinoamérica. En Bihar (India) la pevalencia de infección por el VIH en

pacientes con leishmaniasis visceral se ha incrementado de 0,88% en el año

2000 a 2,18% en el año 2006.

Leishmania se transmite por picadura de mosquitos del género Fhlebotomus or

Lutzomyia. En Europa se ha constatado la posibilidad de transmitirse entre

usuarios de drogas por vía parenteral, en base a datos epidemiológicos y en

base al hallazgo de parásitos en jeringas usadas previamente. En Madrid se ha

documentado la presencia de Leishmania en el 34-52% de las jeringas usadas

por usuarios de drogas por vía parenteral (Cruz I, 2002). Igualmente en

Mallorca se han obtenido aislamientos de Leishmania en pacientes infectados

por el VIH, usuarios de drogas, con un zimodema que sugiere un ciclo de

transmisión de amastigotos entre los pacientes (Chicharro C, 2002).

Clínicamente la leishmaniasis puede producir cuadros cutáneos, cutáneo-

mucosos o viscerales. En los pacientes infectados por el VIH la forma de

presentación más frecuente es la visceral, aunque se observan diferencias

geográficas en función de la especie de Leishmania. Así, en Europa el 95% de

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 130 de 248
los casos se presentan como formas sistémicas viscerales (87% formas

diseminadas típicas y 8% como viscerales inusuales o atípicas), mientras que

en Brasil se han comunicado formas mucosas, viscerales y cutáneas en el

43%, 37% y 20% de los casos respectivamente.

Al igual que ocurre con otras infecciones, su presentación clínica depende del

estado inmunitario. En general, en los pacientes infectados por el VIH sin

inmunodepresión las manifestaciones clínicas son similares a las que aparecen

en pacientes no inmunodeprimidos; sin embargo, cuando la inmunidad está

comprometida, especialmente con recuentos de linfocitos T CD4+ inferiores a

200/µl, aparecen formas atípicas con localizaciones inusuales y tendencia a las

recurrencias.

Los pacientes infectados por el VIH con leishmaniasis visceral presentan fiebre

(65-100% de los casos), hepatoesplenomegalia (68-73%), linfadenopatía (12-

57%) y pancitopenia (50-80%) (anemia con <10 gr/dL de hemoglobina en el 49-

100%; leucopenia con <2.400 leucocitos/µl en el 56-95%, y trombopenia en 52-

93%). En comparación con los pacientes inmunocompetentes, la

esplenomegalia es menos pronunciada, y de hecho la presencia de

hepatomegalia sin esplenomegalia se ha descrito en un porcentaje muy

variable que oscila entre 34 y 85% de los casos según las diferentes series.

Como ya se ha mencionado en el anterior párrafo en los pacientes muy

inmunodeprimidos se han descrito formas atípicas con localizaciones inusuales

como lengua, tubo digestivo, pulmón, cavidades pleural y peritoneal, y piel. La

afectación esofágica provoca disfagia y debe diferenciarse de otras causas

frecuentes en la infección por el VIH. Se han comunicado lesiones cutáneas no

ulcerativas que remedan al sarcoma de Kaposi.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 131 de 248
El diagnóstico de leishmaniasis se realiza demostrando la presencia del

protozoo en estudios histológicos y/o cultivos de muestras adquiridas mediante

biopsias o aspirados. Con personal experto puede detectarse la presencia de

amastigotos en sangre periférica hasta en el 50% de los pacientes con

enfermedad diseminada. La PCR tiene una sensibilidad superior al 95%. Los

estudios serológicos tienen menor valor que en los pacientes

inmunocompetentes.

Profilaxis primaria

La profilaxis primaria no está indicada.

Tratamiento

Las directrices propuestas por el CDC/NIH/IDSA de Estados Unidos en 2018

(https://aidsinfo.nih.gov/) y GESIDA de España en 2015 (http://www.gesida-

seimc.org/) proponen a la anfotericina liposomal como fármaco de elección.

Las dosis recomendadas para estas formas de anfotericina B son:

 Anfotericina liposomal 2-4 mg/kg diarios o 4 mg/kg los días 1-5, 10, 17,

24, 31, 38 (en ambos casos hasta completar una dosis total de 20-60

mg/kg)

Las alternativas recomendadas son:

 Anfotericina complejo lipídico a las mismas dosis recomendadas para la

anfotericina liposomal.

 Anfotericina complejo lipídico 3 mg/kg/día durante 10 días

 Anfotericina B convencional a dosis de 0,5-1 mg/kg/día hasta alcanzar

una dosis total 1,5-2 gramos.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 132 de 248
 Antimonio pentavalente 20 mg/kg/día intramuscular o intravenoso

durante 4 semanas

 Miltefosina 100 mg/día vía oral durante 4 semanas

Existe escasa información sobre las formas cutáneas, mucocutáneas y

cutáneas difusas. Según las recomendaciones del CDC/NIH/IDSA, la

anfotericina B liposomal y los antimoniales pentavalentes serían los fármacos

de elección.

Tratamiento de elección:

 Anfotericina B liposomal 2-4 mg/kg/día administrada de forma

consecutiva durante 10 días o con un esquema intermitente (días 1 a 5,

10, 17, 24, 31 y 38) hasta alcanzar una dosis total acumulada de 20-60

mg/kg

 Antimoniales pentavalentes (estibogluconato sódico): 20 mg/kg/día IV o

IM durante 28 días.

Tratamiento alternativo

 Miltefosina, paramomicina tópica, administración intralesional de

antimoniales pentavalentes

Profilaxis secundaria (tratamiento de mantenimiento)

Debido a la frecuente recidiva de la enfermedad en pacientes severamente

inmunodeprimidos (linfocitos T CD4+ < 200/µl), se recomienda realizar una

profilaxis secundaria. Esta puede hacerse con:

 Anfotericina B liposomal con dosis de 4 mg/kg IV cada 2-4 semanas

 Anfotericina B complejo lipídico con dosis de 3 mg/kg IV cada 3

semanas

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 133 de 248
Como alternativas, disponemos de:

 Antimonio pentavalente (estibogluconato sódico a dosis de 20 mg/kg IV

o IM cada 4 semanas)

 Miltefosina 100 mg/día vía oral

 Pentamidina IV (300-400 mg cada 3-4 semanas)

Aunque la miltefosina no se considera como profilaxis secundaria de elección

en las diferentes recomendaciones oficiales mencionadas, muchos

profesionales la usan como primera elección en el tratamiento de

mantenimiento.

La retirada de la profilaxis secundaria se realiza en pacientes en tratamiento

antirretroviral, con ausencia de recaídas (al menos 6 meses), recuento de

linfocitos T CD4+ >200-350/µl durante más de 3 meses, y carga viral

indetectable. Algunos expertos recomiendan profilaxis secundaria de por vida

aunque no existe un consenso unánime al respecto. Sí la cifra de linfocitos

bajara de 200/µl debería reanudarse la profilaxis secundaria.

En la leishmaniasis cutánea la profilaxis de mantenimiento podría estar

indicada en pacientes inmunodeprimidos con frecuentes recaídas.

4. INFECCIONES POR HONGOS

4.1 CANDIDA

Prácticamente la mayoría de los pacientes con enfermedad por el VIH e

inmunodepresión desarrollan episodios de candidiasis. A medida que progresa

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 134 de 248
la enfermedad la candidiasis orofaríngea se hace más frecuente, y

prácticamente se observa en la totalidad de los pacientes terminales. Candida

albicans es la especie más común, pero también se encuentran infecciones por

Candida tropicales, Candida glabrata y Candida krusei. La aparición de

especies de Cándida no-albicans se ha asociado con la emergencia de

Cándida albicans resistente a los azoles.

La candidiasis oral (muguet) puede manifestarse de diferentes formas. La

candidiasis seudomembranosa es la forma más frecuente; en el paladar

blando, amígdalas y mucosa bucal se observan placas en ‘queso de cottage’

que se pueden desprender con un depresor dejando una superifice en ‘carne

viva’, sangrante y dolorosa. La candidiasis puede manifestarse en forma de

placas planas y eritematosas sin el característico exudado blanquecino; esta

forma atrófica de candidiasis puede pasar desapercibida sin diagnosticarse.

Menos frecuentemente puede observarse una placa blanca no eliminable; esta

forma hipertrófica puede afectar al borde lateral de la lengua, al paladar y a la

mucosa bucal. Por último, Candida puede ser responsable de queilitis angular

en las comisuras bucales con lesiones enrojecidas, fisuradas o ulceradas.

Formas de candidiasis oral

 Candidiasis seudomembranosa

 Candidiasis atrófica

 Candidiasis hipertrófica o hiperplásica

 Queilitis angular

La mayoría de los casos, provocados por Candida albicans, afectan a las

mucosas orofaríngea y vulvovaginal. La forma vulvovaginal es más severa y

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 135 de 248
con más tendencia a la recurrencia, en función del recuento de linfocitos T

CD4+, al compararla con población general. En esta forma de candidiasis, la

resistencia a los azoles es más infrecuente que en la candidiasis oral.

Cuando la inmunodepresión es más severa puede producirse esofagitis

candidiásica con disfagia y dolor retroesternal. En pacientes con sida y severa

inmunodepresión puede presentarse hasta en el 43% de los casos;

obviamente, este porcentaje está sometido a una gran variabilidad

dependiendo de las áreas geográficas y su correspondiente accesibilidad a la

terapia antirretroviral. Es responsable del 50-85% de los cuadros

caracterizados por odinofagia, disfagia y dolor retroesternal. Generalmente los

pacientes con esofagitis candidiásica presentan un recuento de linfocitos T

CD4+ inferior a 200 células/µl. A la endoscopia se observan placas similares a

las de la forma orofaríngea, de tipo seudomembranoso, erosiones y úlceras en

la mucosa esofágica. Ocasionalmente, la esofagitis candidiásica puede ser

asintomática. Infrecuentemente, la candidiasis puede producir afectación

traqueal y pulmonar.

Otras localizaciones no son típicas de la coinfección con el VIH y obedecen

más al comportamiento de riesgo (usuarios de drogas por vía parenteral:

candidemia, lesiones cutáneas, endocarditis, artritis, etc.) o a complicaciones

de origen nosocomial. La endocarditis, aunque no frecuente, debe tenerse en

cuenta por su gravedad; aunque no parece existir una predisposición especial

por el SNC se han descrito meningitis y microabscesos cerebrales en el

contexto de candidiasis deiseminadas; en este mismo escenario se han

comunicado miocarditis y pericarditis. En usuarios de drogas por vía parenteral

es característico un cuadro de candidemia causante de endoftalmitis,

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 136 de 248
costocondritis y foliculitis de cuero cabelludo y barba, asociado al uso de limón

contaminado como disolvente de la heroína ‘marrón’ (la heroína denominada

‘marrón’ por su aspecto o turca por su procedencia precisaba la adición de un

ácido -habitualmente zumo de limón- debido a su solubilidad en medio ácido y

su falta de hidrosolubilidad). Estas complicaciones pueden presentarse

aisladas o con la tríada completa (‘candidiasis del ususario de drogas por vía

parenteral’). Existe dolor y enrojecimiento ocular, con visión borrosa y

disminución de agudeza visual. El fondo de ojo muestra exudados

blanquecinos de bordes imprecisos, como ‘bolas de algodón’, en coroides y

retina con opacidad vítrea. Si la lesión progresa, el exudado engloba la mayor

parte del vítreo y la opacidad del mismo impide visualizar la retina. Aunque

Candida alcance el globo ocular, las articulaciones costocondrales y los

folículos pilosos por vía hematógena, los hemocultivos suelen ser negativos lo

que sugiere episodios de candidemia transitorios. Esta forma asociada al uso

de drogas por vía parenteral constituyó una causa frecuente de morbilidad al

inicio de la epidemia en España, cuando la mayoría de los pacientes adquirían

el VIH a través del uso compartido de material de inyección.

El diagnóstico de la candidiasis oral y vulvovaginal es, generalmente, clínico.

En el caso de la candidiasis esofágica puede realizarse un diagnóstico

presuntivo en pacientes con sintomatología que responden al tratamiento

empírico, o un diagnóstico de certeza mediante endoscopia.

Microbiológicamente, el diagnóstico se establece mediante tinciones y/o cultivo.

Las técnicas diagnósticas disponibles incluyen:

 Examen en fresco o con KOH o blanco de calcoflúor, de líquidos

biológicos, raspados hísticos o frotis de muestras mucocutáneas.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 137 de 248
 Tinciones: plata-metenamina de Gomori, Giemsa, Gram o PAS

 Cultivo: es imprescindible para identificar la especie y realizar estudios

de sensibilidad a los diferentes antifúngicos. Los medios de cultivo

empleados pueden ser selectivos (por ejemplo, Sabouraud, Cromagar) o

no selectivos. No hay que olvidar que el crecimiento del hongo puede

obtenerse a partir de bocas sanas.

 Métodos inmunológicos para el diagnóstico de candidiasis sistémica.

Existen técnicas de aglutinación o ELISA para la detección de antígenos

y de anticuerpos en suero, orina y líquidos biológicos. La

inmunofluorescencia anti-micelio de Candida sp es una técnica con

buena sensibilidad y especificidad.

Estos mismos métodos pueden emplearse para el diagnóstico de formas

extramucocutáneas procesando las muestras adecuadas en cada caso.

Profilaxis y tratamiento

No existe indicación de profilaxis primaria.

El tratamiento de la candidiasis oral se realiza durante 7-14 días. El fármaco de

elección es el fluconazol a dosis de 100 mg diarios. Como otras alternativas

disponemos de:

 Itraconazol oral 200 mg/día

 Posaconazol 400 mg/día (administrar dos dosis el primer día)

En formas leves, podría plantearse un tratamiento tópico con: clotrimazol

(pastillas 10 mg, 4-5 veces al día, durante 7-14 días), miconazol (50 mg diarios)

o nistatina (suspensión 5 ml cuatro veces al día).

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 138 de 248
El tratamiento de elección de la candidiasis esofágica debe realizarse durante

14-21 días (GESIDA 2015 considera que la duración podría ser menor en

función de la severidad del cuadro). Los fármacos y dosis de elección son:

 Fluconazol 100 mg vía oral o IV diariamente (puede ser necesario utilizar

dosis mayores: hasta 400 mg)

 Itraconazol oral 200 mg diarios (considerado como alternativa por

GESIDA 2015)

Como alternativas disponemos

 Voriconazol 200 mg vía oral o IV cada 12 horas

 Posaconazol 400 mg vía oral cada 12 horas

 Caspofungina 50 mg IV cada 24 horas

 Micafungina 150 mg IV cada 24 horas

 Anidulafungina 100 mg IV x 1, seguido de 50 mg IV cada 24 horas

 Anfotericina B desoxicolato 0,6 mg/kg/día IV

 Anfotericina B formulación lipídica 3-4 mg/kg IV cada 24 horas

(Las equinocandinas –caspofungina, micafungina, anidulafungina- se

acompañan de mayores tasas de recaída en relación con el fluconazol).

La candidiasis vulvovaginal puede ser tratada con:

 Fluconazol 150 mg al día en dosis única

 Azoles tópicos (clotrimazol, butoconazol, miconazol, ticonazol,

terconazol) durante 3-7 días

El itraconazol oral a dosis de 200 mg cada 24 horas durante 3-7 días es un

tratamiento alternativo.

Las formas severas o recurrentes de candidiasis vulvovaginal pueden precisar

tratamientos de fluconazol (100-200 mg) o antifúngicos tópicos durante siete o

más días.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 139 de 248
El ketoconazol, ampliamente utilizado al inicio de la epidemia por el VIH, para

tratamiento de las diferentes formas de candidiasis ha sido desplazado al

mostrarse menos eficaz que el fluconazol.

En general, la profilaxis secundaria en el manejo de la candidiasis no está

recomendada, aunque en algunos pacientes con cuadros frecuentes y/o

recurrentes pueden ser candidatos a la misma. Probablemente, cuando el

recuento de linfocitos T CD4+ sea superior a 200/µl pueda suspenderse el

tratamiento de mantenimiento. Las pautas recomendadas para la profilaxis

secundaria incluyen:

 Candidiasis orofaríngea: fluconazol 100 mg diarios o tres días a la

semana

 Candidiasis esofágica: fluconazol 100-200 mg diarios o posaconazol 400

mg cada 12 horas

 Candidiasis vulvovaginal: fluconazol 150 mg semanles

4.2 PNEUMOCYSTIS JIROVECII (CARINII)

Introducción

Pneumocystis jirovecii es un hongo unicelular, muy ubicuo, próximo a los

ascomicetos y ampliamente distribuido. Taxonómicamente se consideraba

inicialmente un protozoo, lo que explica que algunos textos y artículos

correspondientes al inicio de la epidemia de sida lo incluyan entre este grupo

de microorganismos.

Se reserva el nombre de Pneumocystis jirovecii a la especie que infecta a las

personas, y el de Pneumocystis carinii a la que infecta a los roedores. Su

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 140 de 248
distribución es mundial, aunque la prevalencia de los anticuerpos dirigidos

hacia antígenos específicos varía según las diferentes regiones geográficas.

Presenta tres formas:

 Trofozoito o forma trófica: es pequeño con un tamaño de 1-4 µ,

pleomórfico, y que por lo general aparece en acúmulos; con la tinción de

Giemsa el núcleo se observa rojo y el citoplasma azul. En la fase

asexual, las formas tróficas se multiplican mediante fisión binaria. En la

fase sexual, las formas tróficas haploides se conjugan para formar un

cigoto diploide que se transforma en en prequiste o esporocito.

 Formas intermedias o prequísticas (esporocitos): con un tamaño de

4-6 µ, procedente de la fase sexual de los trofozoítos. El prequiste sufre

un proceso de meiosis seguido de mitosis, lo que origina el quiste o caja

de esporas, que contiene 8 cuerpos intraquísticos o esporas haploides.

 Quiste: tienen una pared gruesa, un tamaño de 5-8 µ y contienen en su

interior varios esporozoitos; la pared se tiñe con técnicas de plata.

La epidemiología de la neumocistosis no es bien conocida. Estudios en

roedores y en pacientes inmunodeprimidos sugieren que la transmisión se

produce por vía aérea. Así, tendría lugar en las primeras etapas de la vida y, de

hecho, los estudios seroepidemiológicos han demostrado que la mayoría de

niños sanos están expuestos a P. jirovecii cuando son pequeños. Dos terceras

partes de los niños de 2-4 años de edad presentan anticuerpos frente a P.

jirovecii. Se considera que provocaría enfermedad solo en casos de

inmunodepresión.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 141 de 248
Manifestaciones clínicas y diagnóstico

La neumocistosis puede presentarse por reactivación de formas latentes o por

infección adquirida recientemente.

Clínicamente, la neumonía es la manifestación más común (todavía es

frecuente el uso del acrónimo PCP para referirse a Pneumocystis carinii

pneumoniae, empleado ampliamente al inicio de la epidemia). Antes del uso

extendido de la profilaxis y de la terapia antirretroviral afectaba al 70-80% de

pacientes con sida, con un 20-40% de mortalidad en pacientes severamente

inmunodeprimidos. Aproximadamente el 90% de los casos de neumonía por P.

jirovecii (NPJ) se produce en pacientes con un recuento de linfocitos T CD4+

inferior a 200/µl.

La neumonía es la forma más frecuente de enfermedad por P. jirovecii, pero

debe considerarse la posibilidad de neumocistosis extrapulmonar,

especialmente en pacientes muy inmunodeprimidos que no reciben TAR, o que

este no induce elevación de linfocitos T CD4+, y en aquellos que reciben

profilaxis con pentamidina en aerosol. Puede verse afectación en:

 Ganglios

 Hígado

 Bazo

 Médula ósea con aparición de pancitopenia

 Tiroides

 Oído, con lesiones polipoides en conducto auditivo externo

 Ojos

 Tracto gastrointestinal

 Glándulas suprarrenales

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 142 de 248
 Riñones

 Pleuritis con derrame pleural

Como ya se ha mencionado la neumonía es la forma de presentación más

frecuente de la neumocistosis. El recuento de linfocitos T CD4+ es el factor

predictor más importante para el desarrollo de NPJ. La cifra de 200 linfocitos T

CD4+/µl marca el límite a partir del cual puede presentarse la NPJ; por encima

de estos valores es infrecuente (<10%). Otros factores asociados con un mayor

riego de NPJ incluyen el porcentaje de linfocitos T CD4+ (<14%), la existencia

de antecedentes de NPJ previa, las neumonías bacterianas recurrentes y los

niveles elevados de carga viral del VIH. Con el uso de profilaxis y terapia

antirretroviral se ha producido un marcado descenso en la incidencia de NPJ

en Europa Occidental y Estados Unidos; actualmente se produce menos de un

caso por 100 pacientes-año. La mayoría de casos se observan en pacientes

que desconocen su infección, pacientes que no reciben TAR y pacientes que

mantienen recuentos de linfocitos T CD4+ por debajo de 100/µl.

A pesar de la disminución observada en Europa Occidental y Estados Unidos,

debe mantenerse un alto índice de sospecha diagnóstica debido a que:

 Puede observarse en pacientes con inmunodepresión severa (linfocitos

T CD4<50/µl) o en pacientes que no reciben profilaxis. A pesar del

tratamiento antirretroviral, algunos pacientes se mantienen

inmunodeprimidos y pueden sufrir NPJ; así mismo, algunos pacientes,

por motivos diversos no están bajo profilaxis por lo que su riesgo de

infección se mantiene elevado.

 Es frecuente en pacientes que desconocen su infección por el VIH. En

los servicios de urgencias debe mantenerse un elevado índice de

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 143 de 248
sospecha ya que sigue siendo común el ingreso de pacientes con NPJ

que desconocen su estatus de infección por el VIH. Los médicos deben

estar familiarizados con la sintomatología de la NPJ.

Clínicamente, la neumonía por Pneumocystis jirovecii, se caracteriza por un

cuadro subagudo (días-semanas) de fiebre, tos improductiva y disnea

progresiva. Ocasionalmente existe expectoración y la hemoptisis es

infrecuente. Los cuadros agudos no son comunes. La auscultación pulmonar

suele ser normal salvo en casos avanzados donde pueden escucharse

estertores secos. En los casos menos leves, la taquipnea y la taquicardia son

síntomas que pueden estar presentes. La hipoxemia es la anormalidad de

laboratorio más característica y puede presentarse desde leve (pO2≥70

respirando aire ambiente) hasta severa (la alteración del gradiente alveolo-

arterial de oxígeno puede ser leve [A-a < 35 mm Hg], moderada [A-a ≥ 35 mm

Hg] o severa [A-a ≥ 45 mm Hg]). La LDH se encuentra frecuentemente elevada

(>500 mg/dL) aunque su elevación no es específica. En el manejo clínico es

importante conocer que algunos pacientes experimentan un empeoramiento de

la función respiratoria poco tiempo después del inicio del tratamiento que

probablemente está relacionado con una respuesta del huésped contra los

productos liberados por los microorganismos destruidos.

Radiológicamente se presenta con un patrón intersticial bilateral de inicio

perihiliar y distribución en alas de mariposa, aunque en las fases iniciales la

radiografía puede ser normal. Pueden observarse alteraciones radiológicas

atípicas, tales como neumotórax, lesiones quísticas, adenopatías,

consolidaciones lobares, nódulos o presentaciones asimétricas. El derrame

pleural y la cavitación son infrecuentes en ausencia de otro proceso

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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concomitante infeccioso o tumoral. De hecho, en el 13-18% de pacientes con

NPJ documentada se han encontrado otras patologías como tuberculosis,

neumonía bacteriana o sarcoma de Kaposi (Baughman RP, 1994). En los

pacientes que están bajo profilaxis con pentamidina inhalada puede observarse

afectación limitada al tercio superior de los campos pulmonares. La tomografía

computariza de alta resolución (HRCT) tiene alta sensibilidad y especificidad,

mostrando imágenes en vidrio esmerilado (ground-glass), incluso en presencia

de radiografías convencionales aparentemente normales. Las técnicas de

medicina nuclear han demostrado una hipercaptación pulmonar en las

gammagrafías realizadas con galio-67, indio-111, IgG humana y anticuerpos

monoclonales frente a la MSG (major surface glycoprotein) de Pneumocystis

marcados con tecnecio-99.

La hipoxemia, la afectación pulmonar bilateral, la presencia de otras

infecciones pulmonares concomitantes (especialmente por citomegalovirus), la

NPJ recidivante, los valores elevados de LDH, un gradiente alveolo-arterial

superior a 30 mmHg, la edad avanzada y un recuento de linfocitos T CD4+

inferior a 50/µl son factores de mal pronóstico.

El diagnóstico presuntivo se realiza en los cuadros clínicamente compatibles

que responden al tratamiento. El diagnóstico de certeza o definitivo requiere la

visualización del P. jirovecii en muestras histológicas, lavado broncoalveolar o

esputo inducido, mediante tinción o por medio de inmunofluorescencia con

anticuerpos monoclonales. La rentabilidad del esputo no inducido es tan baja

que no debe enviarse para estudio de forma rutinaria. La visualización

microscópica puede realizarse:

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 145 de 248
 Tinciones: plata-metenamina de Grocott-Gomori, Giemsa, Diff-Quick,

azul de toluidina, Gram-Wiegart, Papanicolau, calcoflúor blanco.

 Inmunofluorescencia directa con anticuerpos monoclonales.

 Inmunoflouorescencia indirecta con anticuerpos monoclonales.

La tinción de plata-metenamina y la de Giemsa son las más empleadas. La

primera tiñe los quistes y la segunda los trofozoítos y las formas intermedias.

La Inmunofluorescencia, tanto directa como indirecta, permite una mayor

rapidez en la visualización microscópica y es más sensible que las tinciones,

pero tiene un coste económico más elevado.

Las muestras analizadas incluyen esputo, esputo inducido y lavado

broncoalveolar (LBA) obtenido por broncoscopia, y más infrecuentemente,

muestras obtenidas por biopsia transbronquial o tras cirugía. Con las muestras

de esputo se obtiene una muy baja sensibilidad; sin embargo, con esputo

inducido, que se provoca mediante un nebulizador ultrasónico con suero salino

hipertónico, la sensibilidad sube al 50-90%, por lo que en algunos centros

constituye inicialmente el primer medio diagnóstico. Con el lavado

broncoalveolar (LBA) la sensibilidad alcanza el 80-99%, con la biopsia

transbronquial y con la biopsia pulmonar el 95-100%.

La medición sanguínea de S-adenosilmetionina y β-glucano son técnicas

diagnósticas en desarrollo que hasta la actualidad no han mostrado una

especificidad lo suficientemente elevada como para emplearse de forma

sistemática (dado el problema de especificidad pueden dar falsos positivos).

El diagnóstico mediante detección de ADN por medio de PCR o amplificación

isotérmica de ácidos nucleicos (LAMP) presenta altas sensibilidades en LBA y

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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puede usarse en esputo inducido, lavado bucal, aspirado nasofaríngeo y

sangre. El problema de la detección mediante amplificación es que todavía no

se ha resuelto ‘el dilema de colonización vs infección’, aunque la cuantificación

mediante PCR cuantitativa podría ser de utilidad para obtener una

aproximación diagnóstica.

Tal y como se ha mencionado previamente pueden producirse cuadros de

neumocistosis extrapulmonar. No se conoce la incidencia real de estas formas

ya que el diagnóstico requiere estudio histológico de las localizaciones

afectadas. Es posible que una búsqueda exhaustiva demostrara formas

extrapulmonares, asociadas a neumonía, con una frecuencia mayor de la

descrita. Las manifestaciones clínicas, con/sin neumonía, varían desde

hallazgos casuales en la autopsia hasta cuadros multisistémicos rápidamente

progresivos. Puede encontrarse: masa tiroidea de crecimiento rápido y

destrucción de médula ósea con pancitopenia o lesiones hipodensas en bazo.

P. jirovecii puede causar coroiditis que recuerda a la retinitis por CMV. Las

lesiones son típicamente posteriores de color amarillo anaranjado. No causa

inflamación vítrea. La afectación ocular por P. jirovecii es más frecuente en

pacientes con NPJ previa, y, sobre todo en aquellos que usan pentamidina

inhalada como prevención.

Prevención de la exposición

Existen datos epidemiológicos que podrían inducir a plantear el aislamiento de

pacientes con neumonía; sin embargo, estos datos no son lo suficientemente

dólidos como para indicar aislamiento a los pacientes con neumocistosis

pulmonar.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 147 de 248
Profilaxis primaria

La mayoría de los casos de neumocistosis se producen en pacientes con

menos de 200 linfocitos T CD4+/µl. Por este motivo, la profilaxis primaria debe

iniciarse cuando la cifra de linfocitos baja de este nivel. Igualmente, puede

considerarse cuando el porcentaje de linfocitos T CD4+ es inferior al 14%, o

cuando la cifra se encuentre entre 200 y 250 linfocitos T CD4+/µl y no se pueda

controlar al paciente cada tres meses.

En situaciones sin disponibilidad para obtener recuentos de linfocitos T CD4+,

los antecedentes de candidiasis orofaríngea o de alguna enfermedad previa

diagnóstica de sida en pacientes sin TAR justifican la profilaxis primaria.

La profilaxis primaria se realiza con trimetoprima-sulfametoxazol. Dependiendo

de las directrices consultadas pueden encontrase controversias en relación con

la dosis; así tenemos:

 Recomendaciones CDC/NIH/IDSA (2018)

o Un comprimido “forte” (160 mg / 800 mg) (trimetoprima-

sulfametoxazol = Cotrimoxazol –CMX-) diario.

o Un comprimido “normal” (80 mg / 400 mg) (trimetoprima-

sulfametoxazol = Cotrimoxazol –CMX-) diario.

 Recomendaciones GESIDA (2015, España)

o Un comprimido “forte” (160 mg / 800 mg) (trimetoprima-

sulfametoxazol = Cotrimoxazol –CMX-) tres días a la semana.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 148 de 248
Profilaxis primaria frente a Pneumocystis jirovecii

Recomendaciones Recomendaciones GESIDA

CDC/NIH/IDSA (2018) (2015, España)

Primera elección Primera elección

Un comprimido “forte” (160 mg / 800 Un comprimido “forte” (160 mg / 800

mg) (trimetoprima-sulfametoxazol = mg) (trimetoprima-sulfametoxazol =

Cotrimoxazol –CMX-) diario. Cotrimoxazol –CMX-) tres días a la

semana.

Un comprimido “normal” (80 mg / 400

mg) (trimetoprima-sulfametoxazol =

Cotrimoxazol –CMX-) diario.

La mayoría de expertos en España prescriben 1 comprimido forte 3 días por semana.

Si se presentaran reacciones de hipersensibilidad con el CMX, debe intentarse

una desensibilización antes de indicar una pauta alternativa, salvo en aquellas

reacciones de severa gravedad como el síndrome de Stevens-Johnson o

necrolisis toxicoepidédrmica. Como régimen alternativo de elección debe

considerarse la dapsona con/sin pirimetamina. La dapsona pertenece al grupo

sulfa, pero no siempre se presenta hipersensibilidad cruzada con el CMX. Se

ha usado ampliamente la pentamidina en aerosol; el fármaco debe

administrarse con un equipo especial. Tiene como inconvenientes que no evita

las neumocistosis extrapulmonares, que no protege frente a Toxoplasma

gondii, que puede provocar broncoespasmo y sabor metálico, y que precisa un

local aislado y bien ventilado para evitar transmisión nosocomial de otros

procesos, como la tuberculosis. En casos de no poder administrarse

cotrimoxazol ni dapsona, y sí los inconvenientes de la administración de

pentamidina inhalada son cosiderados suficientes como para descartar esta

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 149 de 248
opción, la atovacuona puede ser otra alternativa. Las asociaciones

sulfadiazina-pirimetamina y sulfadoxina-pirimetamina están menos estudiadas

aunque podrían constituir una alternativa sí llegara a ser necesario. El uso de

pentamidina intravenosa mensual como profilaxis es motivo de controversia y

no está recomendado de forma generalizada, aunque podría emplearse en

situaciones en las que fuera estrictamente necesaria. Los datos disponibles

acerca de la asociación clindamicina junto con primaquina son insuficientes.

Los pacientes que estén en tratamiento supresivo con pirimetamina-

sulfadiazina frente a T. gondii no precisan profilaxis primaria adicional contra P.

jirovecii. El clínico debe individualizar cada caso para escoger la pauta más

adecuada.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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Profilaxis primaria frente a Pneumocystis jirovecii
Recomendaciones Recomendaciones GESIDA
CDC/NIH/IDSA (2017) (2015, España)
Alternativa Alternativa
Un comprimido “forte” (160 mg / 800
Dapsona 50 mg c/24 h + (Pirimetamina
mg) (trimetoprima-sulfametoxazol =
50 mg + Ácido folínico 15 mg) cada
Cotrimoxazol –CMX-) tres días a la
semana
semana.
Dapsona 100 mg cada 24 horas Atovacuona 1.500 mg c/24 horas
Atovacuona 1.500 mg c/24 horas +
Dapsona 50 mg cada 12 horas (Pirimetamina 50 mg + Ácido folínico
15 mg) cada semana
Dapsona 50 mg cada 24 horas +
Pentamidina en aerosol 300 mg
(Pirimetamina 50 mg + Ácido folínico
cada/mes
25 mg) cada semana
(Dapsona 200 mg + Pirimetamina 75
mg + Ácido folínico 25 mg) cada
semana
Pentamidina en aerosol 300 mg
cada/mes
Atovacuona 1.500 mg c/24 horas
tomado con comida
(Atovacuona 1.500 mg + Pirimetamina
25 mg + Ácido folínico 10 mg) c/24
horas tomado con comida

Tratamiento (se expone en una tabla al final del epígrafe)

El pronóstico depende importantemente de la precocidad en la instauración del

tratamiento; puede iniciarse un tratamiento empírico basado en la clínica,

especialmente en los casos moderados-severos, y posteriormente realizar las

técnicas diagnósticas (el microorganismo persiste y puede visualizarse a pesar

del tratamiento).

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En los casos de neumonía grave (pO2<70 mmHg o gradiente alvéolo-arterial >

35 mmHg) el tratamiento indicado es el CMX por vía IV durante 21 días

(trimetoprima 15-20 mg/kg/día y sulfametoxazol 75-100 mg/kg/día, repartido en

3-4 dosis diarias), asociando corticoides (en las primeras 72 horas) a dosis

iniciales de 40 mg cada 12 horas (mejoran la función respiratoria, reducen el

riesgo de intubación y la mortalidad). Aunque el beneficio de los corticoides

cuando se inician pasadas 72 horas no está clatramente establecido la mayoría

de los clínicos los prescriben en casos moderados-severos. No se recomienda

añadir ácido folínico, salvo que se observe un empeoramiento del hemograma

durante el tratamiento. En los pacientes que no toleren el CMX, el tratamiento

se realiza con pentamidina IV (3-4 mg/kg/día). Otra alternativa es clindamicina

con primaquina (30 mg/día). Las dosis de corticoides se exponen en el cuadro.

En los casos leves-moderados el tratamiento debe ser, igualmente, durante 21

días. Puede emplearse el CMX por vía oral. En los pacientes que no lo

tolerasen podría emplearse:

 Dapsona (100 mg/día) + trimetoprima (15 mg/kg/día) en tres dosis

 Clindamicina (450 mg cada/6 horas o 600 mg cada 8/horas) +

primaquina (30 mg/día)

 Atovacuona 750 mg por vía oral c/12 horas

La pentamidina inhalada no debe emplearse. En los casos de fracaso

terapéutico (ausencia de respuesta a los 5-8 días) debe cambiarse el

tratamiento de vía oral a intravenosa, así como descartar otras infecciones

respiratorias concomitantes. Es importante, antes de asumir fracaso

terapéutico, conocer que tras el inicio del tratamiento y como consecuencia del

aumento de la respuesta inflamatoria ante la destrucción del P. jirovecii, puede

producirse ligero empeoramiento clínico.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 152 de 248
En los casos que presentan buena evolución pueden completarse las tres

semanas de tratamiento con CMX por vía oral en el supuesto de que se

estuviera administrando IV.

No existen datos suficientes para recomendar el aislamiento respiratorio de los

pacientes con NPJ tal y como se ha mencionado previamente.

TRATAMIENTO
Recomendaciones Recomendaciones GESIDA
CDC/NIH/IDSA (2018) (2015, España)
Casos moderados-severos Casos moderados-severos
Tratamiento de elección Tratamiento de elección
CMX por vía IV durante 21 días CMX por vía IV durante 21 días
(trimetoprima 15-20 mg/kg/día y (trimetoprima 15-20 mg/kg/día y
sulfametoxazol 75-100 mg/kg/día, sulfametoxazol 75-100 mg/kg/día,
repartido en 3-4 dosis diarias). repartido en 3-4 dosis diarias).
Tras mejoría clínica puede cambiarse Tras mejoría clínica puede cambiarse a
a vía oral sí la situación clínica lo vía oral sí la situación clínica lo permite.
permite.
Corticoides
Debe iniciarse prednisona lo antes posible dentro de las primeras 72 horas del
tratamiento específico frente a P. jirovecii.
 Días 1-5: 40 mg cada 12 horas
 Días 6-10: 40 mg cada 24 horas
 Días 11-21: 20 mg cada 24 horas
Puede emplearse metilpredinosolona IV (75% de la dosis de prednisona)
Tratamientos alternativos Tratamientos alternativos
Pentamidina 4 mg/kg IV Pentamidina 4 mg/kg IV
Primaquina 30 mg/día vía oral cada Primaquina 30 mg/día vía oral cada 24
24 horas + (Clindamicina [600 mg c/6 horas + Clindamicina 600 mg c/6-8 horas
horas o 900 mg c/8 horas IV] o [450 por vía IV o vía oral.
mg c/6 horas o 600 mg c/8 horas vía
oral])

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 153 de 248
Casos leves-moderados Casos leves-moderados
Tratamiento de elección Tratamiento de elección
CMX por vía oral durante 21 días CMX por vía oral durante 21 días
(trimetoprima 15-20 mg/kg/día y (trimetoprima 15-20 mg/kg/día y
sulfametoxazol 75-100 mg/kg/día) sulfametoxazol 75-100 mg/kg/día,
repartido en 3 dosis diarias). repartido en 3-4 dosis diarias).

Dos comprimidos “forte” (160 mg /


800 mg) (trimetoprima-sulfametoxazol
= Cotrimoxazol –CMX-) tres veces al
día
Tratamientos alternativos Tratamientos alternativos
Dapsona (100 mg/día) + trimetoprima Los mismos tratamientos alternativos
(15 mg/kg/día) en tres dosis recomendados para los casos graves
Clindamicina (450 mg c/6 h o 600 mg añadiendo la posibilidad de usar
c/8 h por vía oral) + primaquina (30 Atovacuona a dosis de 750 mg por vía
mg/día) oral c/12 horas.
Atovacuona 750 mg por vía oral c/12
horas administrada con comida

Profilaxis secundaria

Tras una neumocistosis se debe administrar profilaxis secundaria para prevenir

recidivas. Las pautas recomendadas se exponen a continuación:

Profilaxis secundaria frente a Pneumocystis jirovecii


Recomendaciones Recomendaciones GESIDA
CDC/NIH/IDSA (2018) (2015, España)
Primera elección Primera elección
Un comprimido “forte” (160 mg / 800 La recomendación de un comprimido
mg) (trimetoprima-sulfametoxazol = “forte” (160 mg / 800 mg) tres días a la
Cotrimoxazol –CMX-) diario. semana realizada para la profilaxis
Un comprimido “normal” (80 mg / 400 primaria se sustituye por un comprimido
mg) (trimetoprima-sulfametoxazol = diario
Cotrimoxazol –CMX-) diario.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 154 de 248
Profilaxis secundaria frente a Pneumocystis jirovecii
Recomendaciones Recomendaciones GESIDA
CDC/NIH/IDSA (2018) (2015, España)
Alternativa Alternativa
Las mismas pautas que para la Eliminan el uso de Pentamidina en
profilaxis primaria aerosol
Un comprimido “forte” (160 mg / 800 Dapsona 50 mg c/24 h + (Pirimetamina
mg) (trimetoprima-sulfametoxazol = 50 mg + Ácido folínico 15 mg) cada
Cotrimoxazol –CMX-) tres días a la semana
semana.
Dapsona 100 mg cada 24 horas Atovacuona 1.500 mg c/24 horas
Dapsona 50 mg cada 12 horas Atovacuona 1.500 mg c/24 horas +
(Pirimetamina 50 mg + Ácido folínico 15
mg) cada semana
Dapsona 50 mg cada 24 horas +
(Pirimetamina 50 mg + Ácido folínico 25
mg) cada semana
(Dapsona 200 mg + Pirimetamina 75
mg + Ácido folínico 25 mg) cada
semana
Pentamidina en aerosol 300 mg
cada/mes
Atovacuona 1.500 mg c/24 horas
tomado con comida
(Atovacuona 1.500 mg + Pirimetamina
25 mg + Ácido folínico 10 mg) c/24
horas tomado con comida

En casos de reacciones de hipersensibilidad con el CMX deben aplicarse las

mismas directrices que en la profilaxis primaria: ‘debe intentarse una

desensibilización antes de indicar una pauta alternativa, salvo en aquellas

reacciones de severa gravedad como el síndrome de Stevens-Johnson o

necrolisis toxicoepidédrmica’.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 155 de 248
Suspensión de la profilaxis

La profilaxis primaria puede suspenderse en las siguientes situaciones

(Recomendaciones CDC/NIH/IDSA, 2018):

 Sí el recuento de linfocitos T CD4+ supera la cifra de 200/µl durante un

período mayor de 3 meses bajo tratamiento antirretroviral.

 En casos en los que el recuento de linfocitos ascienda por encima de

100/µl, pero se mantenga por debajo de 200/µl (100-200/µl), puede

evaluarse individualmente la suspensión de la profilaxis primaria si la

carga viral VIH se mantiene indetectable; para reconsiderar la

suspensión de la profilaxis primaria, esta situación debe mantenerse al

menos 3-6 meses. Los datos que sustentan la suspensión de la

profilaxis primaria en esta situación (CD4 100-200/µl + CPV

indetectable) son menos consistentes que en la situación anterior

(CD4>200).

Los criterios para suspender la profilaxis primaria según GESIDA (2015) son:

 Tratamiento antirretroviral durante al menos 6 meses con un recuento de

linfocitos T CD4+ superior a 200/µl y una CVP indetectable durante un

período >3 meses.

La profilaxis primaria debe reiniciarse sí el recuento de linfocitos T CD4+ cae

por debajo de 100/µl o se sitúa entre 100-200/µl con carga viral detectable.

La profilaxis secundaria se puede suspender en:

 Pacientes con tratamiento antirretroviral y cifra de linfocitos T CD4+

superior a 200/µl durante al menos tres meses.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 156 de 248
 Pacientes con tratamiento antirretroviral, cifra de linfocitos T CD4+ entre

100 y 200/µl y carga viral indetectable durante al menos 3-6 meses

La profilaxis debe reiniciarse sí el número de linfocitos CD4+ cae por debajo de

200/µl.

Según las recomendaciones del CDC/NIH/IDSA de 2018 y en relación con la

profilaxis secundaria debe considerarse que sí se produce una recidiva de

neumocistosis tras suspender la profilaxis secundaria con una cifra de linfocitos

T CD4+ superior a 200/µl, la profilaxis debería reinstaurarse de por vida.

Otras consideraciones

Inicio de tratamiento antirretroviral

En pacientes en ausencia de tratamiento antirretroviral, este debe

iniciarse en las primeras dos semanas.

Fallo del tratamiento

Se define como la ausencia de mejoría o el empeoramiento de la función

respiratoria tras 4-8 días tratatamiento. Puede afectar al 10% de los

pacientes. No existen ensayos en los que sustentar recomendaciones

para este escenario. Como se ha dicho previamente, debe esperarse 4-8

días antes de realizar un cambio de tratamiento. También se ha

comentado que en los 3-5 primeros días puede observarse un

empeoramiento como respuesta inflamatoria a los elementos derivados

de la lisis de los microorganismos; esto es especialmente cierto en

pacientes que no reciben corticoides.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 157 de 248
En los casos de fallo debe descartarse otra infección concomitante, por

lo que la realización de una endoscopia puede estar indicada aunque el

paciente haya sido sometido a esta exploración al inicio del cuadro. En

los casos de falta de respuesta al cotrimoxazol o toxicidad secundaria al

mismo deben emplearse los fármacos alternatiovs enumerados en el

epígrafe de tratamiento.

Síndrome de reconstitución inmune

La NPJ es rara como manifestación del síndrome de reconstituciópn

inmune aunque se han comunicadom casos. La mayoría se han

producido semanas después del episodio de NPJ. El paciente presenta

fiebre, exacerbación de los síntomas pulmonares y empearamiento de la

radiografía de tórax que previamente había mejorado. Aunque las

recurrencias rara vez son mortales debe vigilarse a los pacientes

extrrechamante después del inicio de la terapia antirretroviral. En el

manejo de los pacientes algunos expertos consideran el uso de

corticoides en pacientes con deterioro respiratorio tras haber descartado

otras causas.

Consideraciones durante el embarazo

Las consideraciones diagnósticas y terapéuticas son similares en

mujeres gestantes en comparación con las que no están embarazadas.

Se ha sugerido un mayor riesgo de mortalidad durante el embarazo,

aunque no existen estudios con muestras elevadas y correctamente

controlados que permitan evaluar el papel del embarazo en el pronóstico

de las pacientes.

El tratamiento de elección es trimetoprima-sulfametoxazol. En algunos

estudios caso-control, el uso de trimetoprima en el primer trimestre de

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 158 de 248
embarazo se ha asociado con un riesgo aumentado de aparición de

defectos cardiovasculares, neurales, del tracto urinario, así como

múltiples anomalías. En un pequeño estudio se ha comunicado un

incremento de defectos congénitos en niños nacidos de madres en

tratamiento con fármacos antirretrovirales junto con antagonistas de

folato, especialmente trimetoprima, sin embargo, este incremento no se

observó cuando las mujeres recibían solo terapia antirretroviral o solo

antagonistas de folato (Jungmann EM, 2001). En cualquier caso, las

mujeres gestantes con NPJ deben ser tratadas con cotrimoxazol, incluso

en el primer trimestre de embarazo, debido al beneficio que reporta este

fármaco en el control de la neumocistosis. No existen ensayos

evaluando sí la administración de dosis elevadas de ácido fólico podría

reducir el potencial riesgo del uso de cotrimoxazol durante el primer

trimestre del embarazo. No obstante, existen datos epidemiológicos que

demuestran que dosis elevadas de ácido fólico reducen la probabilidad

de anomalías congénitas, por lo que algunos clínicos usan suplementos

de ácido fólico en el primer trimestre del embarazo. Por otra parte, en un

ensayo randomizado se puso de manifiesto que el uso de ácido folínico

junto con cotrimoxazol en el tratamiento de la NPJ se asociaba con

mayor riesgo de fallo terapéutico y muerte (Safrin S, 1994), y se han

comunicado casos de fracaso del cotrimoxazol como profilaxis al usarse

conjuntamente con ácido folínico. A la vista de estos datos, se

recomienda que en caso de prescripción de ácido fólico suplementario,

esta debe de mantenerse solamente durante el primer trimestre de

gestación (‘ventana teratogénica’). En cualquier caso, con o sin

suplemente de ácido fólico, se recomienda realizar una ecografía a las

18-20 semanas para evaluar posibles malformaciones fetales.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 159 de 248
Un ensayo aleatorizado y controlado publicado en 1956 encontró que los

prematuros que recibían penicilina/sulfisoxazol presentan un riesgo

significativamente mayor de mortalidad (especialmente kernicterus) en

comparación con los que recibían oxitetraciclina. Debido a estos

hallazgos, algunos autores están sensibilizados con el uso de

sulfonamida o dapsona en los momentos cercanos al parto, aunque no

hay estudios hasta la fecha que relacionen la exposición tardía (tercer

trimestre) a estos fármacos con muerte neonatal o kernicteru.

El empleo de corticoides está indicado en los mismos supuestos que en

mujeres no embarazadas (casos con pO2<70 mmHg o gradiente alvéolo-

arterial > 35 mmHg). Los datos en la literatura en lo relativo al poder

teratógeno de los corticoides usados en el primer trimestre de gestación

son contradictorios. Por otra parte el uso de corticoides en el embarazo

podría asociarse a un mayor riesgo para la madre de padecer

hipertensión, intolerancia a la glucosa / diabetes gestacional o

infecciones. En relación con la glucosa, este aspecto es especialmente

importante en el tercer trimestre del embarazo, por lo que los niveles de

glucemia deben ser estrechamente monitorizados cuando se usan

corticoides en este período. Además, dosis de corticoides equivalentes a

20 mg/día de prednisona durante más de 3 semanas pueden inhibir el

eje hipotálamico-pituitario-suprarrenal por lo que debe considerarse el

uso de corticoides durante el parto. La inhibición de este eje no es

frecuente en niños cuyas madres han recibido corticoides durante el

embarazo.

Como tratamientos alterantivos pueden emplearse dapsona con

trimetoprima, primaquina con clindamicina, atovacuona y pentamidina.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 160 de 248
La dapsona puede atravesar la placenta, pero se ha usado de forma

segura en procesos como la lepra en mujeres gestantes. Los

tratamientos prolongados pueden asociarse con riesgo leve a cuadros

de hemólisis en la madre. Los fetos con déficit de G6PD tienen un riesgo

potencial, aunque muy bajo, de desarrollar anemia hemolítica. La

clindamician, aunque parece atravesar la placenta, se considera segura

durante la gestación. La primaquina, generalmente, no se usa durante el

embarazo debido al riesgo de hemólisis materna y, al igual que ocurre

con la dapsona, existe riesgo de hemólisis en fetos con déficit de G6PD.

Los datos en humanos con atovacuona son limitados pero los estudios

realizados no han demostrado toxicidad. La pentamidina es

embriotóxica, pero no teratogénica, en ratas y conejos.

Las neumonías de cualquier causa incrementan la tasa de partos

prematuros, por lo que todas las gestantes con más de 20 semanas de

embarazo deben ser estrechamente vigiladas en caso de neumonía.

La profilaxis debe realizarse con sulfametoxazol, pero debido al posible

efecto teratogénico durante el primer trimestre, puede valorarse el uso

de alternativas, como el atovacuone oral, en este período de la

gestación.

En el caso de pacientes infectadas con el VIH con un recuento de

linfocitos CD4+ inferior a 200/µl, debe recomendárseles retrasar la

posibilidad de un embarazo hasta lograr un incremento de los linfocitos

CD4+ que permita suspender la profilaxis.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 161 de 248
4.3 CRYPTOCOCCUS NEOFORMANS

La mayoría de los cuadros de criptococosis observados en pacientes VIH

positivos se deben a Cryptococcus neoformans y ocasionalmente a

Cryptococcus gatti. El cuadro clínico más frecuentemente provocado en los

pacientes VIH positivos es una meningitis o meningoencefalitis y generalmente

ocurre en pacientes con un recuento de linfocitos T CD4+ inferior a 100/µl.

Cryptococcus neoformans es un hongo de distribución universal, saprofito de la

naturaleza, que se aisló por primera vez del suelo y de los excrementos y nidos

de palomas. El hongo se ha encontrado en muestras de suelo de todo el

mundo, aunque las tierras que contienen más cantidad son aquellas

frecuentadas por las aves, sobre todo, palomas, patos y pollos. Cryptococcus

gatti, por su parte, presenta una limitación geográfica encontrándose en áreas

concretas como Australia o norte del Pacífico.

El ciclo vital de C. neoformans presenta dos formas diferentes: asexual y

sexual. La etapa asexual existe en forma de células de levadura encapsuladas

que se reproducen por gemación única. La levadura unicelular haploide es la

principal forma que se aísla de las fuentes ambientales y de las infecciones

humanas. Las formas asexuales representan las principales estructuras

observadas en tejidos y aisladas en cultivos durante el curso clínico de la

enfermedad.

Epidemiología. Incidencia

Los estudios serológicos realizados en diferentes áreas geográficas muestran

exposición a este hongo en ausencia de enfermedad. La mayoría de los

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 162 de 248
adultos poseen anticuerpos contra los antígenos de C. neoformans. En Nueva

York, la mayoría de los niños presentan anticuerpos antes de los 10 años de

edad. Se han demostrado infecciones asintomáticas (‘contactos’) por C.

neoformans en todas las partes del mundo mediante estudios serológicos,

aunque las tasas de prevalencia varían de unas áreas geográficas a otras.

Se admite que el hongo se adquiere por inhalación. En la mayoría de los

pacientes con criptococosis diseminada se ha identificado una

inmunodepresión subyacente, entre las que se incluye la infección por el VIH, u

otras como tratamiento prolongado con corticoides, trasplante de órganos,

neoplasias, diabetes, sarcoidosis o uso de anticuerpos monoclonales

modificadores (alemtuzumab, infliximab, etanercept, adalimumab, etc.). Sólo el

20% de pacientes con criptococosis no presentan una enfermedad subyacente.

En la época previa a la epidemia por VIH la tasa de incidencia de criptococosis

en Estados Unidos era de 0,8 casos por millón de habitantes. En 1992, durante

el máximo pico de epidemia de sida en Estados Unidos, la tasa de incidencia

alcanzó casi cinco casos de criptococosis por 100.000 habitantes en algunas

ciudades del país. En países desarrollados la criptococosis se observaba en 5-

8% de los pacientes infectados por el VIH. Con la aparición del TAR la tasa de

incidencia descendió de forma llamativa, de tal manera, que en la actualidad, la

criptococosis como enfermedad asociada a la infección por el VIH, se asocia a

determinadas áreas con escaso acceso a TAR y a pacientes en ausencia de

tratamiento por motivos diversos (se trataría de pacientes con un

‘comportamiento’ similar al de la era pre-TAR). En países desfavorecidos con

epidemias generalizadas por el VIH, como en los África subsahariana, la

criptococosis parece alcanzar prevalencias muy elevadas

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 163 de 248
Manifestaciones clínicas

Tras la inhalación por vía respiratoria el hongo puede diseminarse por vía

hematógena provocando cuadros en diferentes localizaciones, siendo la

neurológica la más frecuente y característica en la población VIH positiva.

La infección pulmonar puede manifestarse desde una forma asintomática hasta

un cuadro grave y rápidamente progresivo, con tos y disnea. Radiológicamente

puede presentarse como infiltrados focales o difusos, y con menor frecuencia

como nódulos. Así mismo, pueden aparecer adenopatías mediastínicas y/o

hiliares, enfermedad cavitaria y derrame pleural. Puede remedar a la neumonía

por P. jirovecii. Debido a la inmunodepresión, la mayoría de pacientes

presentan afectación extrapulmonar y, especialmente, del sistema nervioso

central.

Como ya se ha citado, la criptococosis en los pacientes infectados por el VIH

se manifiesta en más del 75% de los casos como una meningitis o

meningoencefalitis subaguda, aunque no se conoce la causa de la predilección

de C. neoformans por el sistema nervioso central. Existe fiebre, malestar y

cefalea; ésta, puede estar ausente hasta en el 25% de los casos. Un tercio de

los pacientes presentan signos meníngeos a la exploración física. En

ocasiones, predomina el cuadro encefalítico con aparición de letargia, cambios

en el comportamiento, crisis comiciales y pérdida de memoria. La TC suele ser

normal, aunque hasta en el 15% de los casos puede mostrar criptococomas. La

RM es más sensible para detectar alteraciones: criptococomas, nódulos

múltiples miliares encefálicos, inflamación meníngea e hidrocefalia. Sin

embargo, no existe ninguna imagen patognomónica. La punción lumbar

muestra aumento de presión en el 25% de los casos. El LCR suele mostrar una

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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ligera proteinorraquia, glucorraquia normal o discretamente baja y discreta

pleocitosis a expensas de linfocitos. No es infrecuente que el LCR sea normal.

Al igual que en la meningitis tuberculosa, los niveles de adenosin-deaminasa

(ADA) están elevados en la mayoría de los pacientes.

En el manejo del paciente no deben olvidarse las manifestaciones

extrapulmonares y extraneurales en el contexto de funguemia; piel, próstata y

ojo merecen ser citadas, aunque se han observado afectaciones en cualquier

órgano del cuerpo:

 Cutáneas. Las manifestaciones cutáneas, únicas o múltiples, pueden

observarse hasta en el 5-10% de los casos aunque no es infrecuente

que pasen desapercibidas. Pueden constituir el primer signo de

infección. Frecuentemente aparecen como pequeñas pápulas

umbilicadas que remedan al molusco contagioso. No obstante, pueden

presentar un enorme polimorfismo: nódulos, úlceras con bordes

indurados, pápulas, pústulas, placas induradas, trayectos fistulosos, etc.

 Esofágica, intestinal, peritoneal

 Hepática

 Ganglionar

 Cardiaca. Miocarditis, endocarditis, pericarditis

 Suprarrenal. Tiroidea

 Ósea (lesión osteolítica) y articular

 Muscular

 Auricular

 Senos paranasales

 Ocular. Puede provocar neuritis óptica, exudados retinianos blancos

con/sin vitritis.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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 Aparato genitourinario:

o Próstata: pueden aparecer nódulos periféricos indicativos de

tumor que pueden servir de reservorio y ser una fuente potencial

de reactivación tras la suspensión del tratamiento.

o Abscesos renales

o Testicular

 Mamas

Debe considerarse la posibilidad de una criptococosis como manifestación de

un síndrome de reconstitución inmune.

Diagnóstico microbiológico

Se dispone de diferentes técnicas microbiológicas para la confirmación de los

cuadros clínicos sospechosos de criptococosis.

 Tinciones. Las levaduras características pueden ser observadas al

microscopio. Los colorantes habituales no tiñen la cápsula, pero ésta

puede evidenciarse mediante técnicas de contraste negativo, como el

empleo de tinta china o de coloraciones específicas como la de

mucicarmín de Mayer. La sensibilidad alcanza hasta el 75% en

muestras de LCR.

 Detección de antígenos capsulares. Mediante partículas de látex

sensibilizadas pueden detectarse antígenos capsulares criptocócicos.

Su detección en LCR y en suero tiene alta sensibilidad y especificidad

(>90%), así como escasos falsos positivos y negativos (el falso positivo

más frecuente lo provoca el factor reumatoide, neutralizable con

ditiotreitol; en lo referente a los falsos negativos, el más importante es el

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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efecto prozona, aunque también pueden existir Criptococcus deficientes

en cápsula). La cuantificación del antígeno en LCR es especialmente

útil. El valor aumenta días e incluso semanas antes de que se produzca

una recaída y puede ser útil para monitorizar un tratamiento, por lo que

numerosos clínicos recomiendan su cuantificación en el seguimiento de

los pacientes. Sin embargo, la monitorización del antígeno en suero no

es útil para evaluar la respuesta al tratamiento.

 Cultivos. A las 48-72 horas el cultivo es positivo. La sensibilidad en LCR

alcanza hasta el 90%, mientras que en los hemocultivos es menor, en

torno al 75%.

 Técnicas de amplificación en laboratorios especializados.

Profilaxis y tratamiento

Recientemente se ha comunicado que el 2,9% y el 4,3% de los pacientes

infectados por el VIH con recuentos de linfocitos T CD4+ por debajo de 100/µl y

50/µl, respectivamente presentan antigenemia criptocócica positiva (McKenney

J, 2015). En base a estos hallazgos, algunos autores recomiendan la

determinación de antigenemia criptocócica a todos los pacientes con un

recuento inferior a 100 linfocitos T CD4+/µl, y en caso de positividad realizar un

estudio del LCR. En España, el Ministerio de Sanidad y la Sociedad Española

de Enfermedades Infecciosas, no recomiendan la realización de antigenemia

en el estudio inicial de los pacientes.

Debido a la baja incidencia de criptococosis en los países favorecidos, no se

recomienda una profilaxis primaria frente a esta infección fúngica. No obstante,

y como consecuencia de ensayos clínicos, se sabe que el uso de azoles puede

reducir la aparición de criptococosis en pacientes con recuentos de linfocitos T

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CD4+ por debajo de 50/µl. Por este motivo, en zonas de elevada incidencia de

criptococosis (África subsahariana, sudeste asiático, algunos países de

América Latina) se podría recomendar fluconazol (100 mg/día o 400 mg una

vez a la semana) en pacientes con linfocitos T CD4+ por debajo de 100/µl y sin

tratamiento antirretroviral.

El tratamiento de la meningitis criptocócica consta de una terapia de inducción

y de una terapia de consolidación, ambas seguidas de una profilaxis

secundaria (terapia de mantenimiento). La terapia de inducción debe realizarse

con anfotericina B liposomal asociada a fluorocitosina. La anfotericina B

liposomal ha mostrado mejor tolerancia que la anfotericina B desoxicolato y que

el complejo lipídico de anfotericina B. Aunque algunos autores consideran que

la asociación con fluorocitosina no es forzosamente obligatoria, las

recomendaciones del CDC/NIH/IDSA del 2018 la incluyen, en base a un

estudio de Day JN et al (N Engl J Med 2013; 368:1291-1302). Por tanto, el

tratamiento recomendado de inducción sería:

 Anfotericina B liposomal 3-4 mg/kg/día + fluorocitosina 25 mg/kg/6 horas

vía oral, durante al menos dos semanas, o

 Anfotericina B desoxicolato 0.7-1 mg/kg/día + fluorocitosina 25 mg/kg/6

horas vía oral, durante al menos dos semanas (según CDC/NIH/IDSA,

2018, podría emplearse esta pauta como de elección sí existieran

problemas de coste económico y el riesgo de patología renal fuera bajo).

Como tratamientos alternativos disponemos de:

 Anfotericina B complejo lipídico 5 mg/kg/día + fluorocitosina 25 mg/kg/6

horas vía oral, durante al menos dos semanas


1
 Anfotericina B liposomal 3-4 mg/kg/día + fluconazol 800 mg/día VO o IV

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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1
 Anfotericina B desoxicolato 0,7-1 mg/kg/día + fluconazol 800 mg/día VO

o IV
1
 Anfotericina B liposomal 3-4 mg/kg/día
2
 Fluconacol 400-800 mg/día VO o IV + fluorocitosina 25 mg/kg/6 h
3
 Fluconazol 1.200 mg/día VO o IV
1
Las combinaciones de anfotericina B con fluconazol son menos recomendables que las

combinaciones de anfotericina B con flurocitosina, al igual que la anfotericina B en

monoterapia.
2
La combinación de fluconazol con fluorocitosina puede ser una alternativa eficaz a los

regímenes exentos de anfotericina B.


3
La monoterapia con fluconazol es la alternativa menos recomendada en la terapia de

inducción.

La terapia de inducción debe realizarse durante al menos dos semanas hasta

obtener una mejoría clínica y la negativización de los cultivos de LCR.

Posteriormente se continúa con el tratamiento de consolidación.

La terapia de consolidación se realiza con 400 mg día de fluconazol durante al

menos 8 semanas; como alternativa puede emplearse itraconazol a dosis de

200 mg cada 12 horas durante 8 semanas.

No está establecido el papel del voriconazol y el posaconazol en el manejo de

la criptococosis. Las equinocandinas no son activas (caspofungina,

micafungina, anidulafungina).

La hipertensión intracraneal es la principal causa de muerte precoz a pesar de

una buena respuesta al tratamiento antifúngico. Siempre debe medirse la

presión de salida del LCR al realizar la punción lumbar; sí la presión es mayor

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 169 de 248
de 25 cm de agua y existe cefalea o sintomatología encefalítica, o si la presión

es mayor de 35 cm de agua, deben realizarse punciones lumbares

evacuadoras diarias con extracción de 20-30 ml de LCR.

Las criptococosis extrapulmonares y la enfermedad pulmonar difusa deben

tratarse de la misma forma que la afectación del SNC. En los casos de

criptococosis pulmonar con síntomas leves-moderados e infiltrados locales

puede emplearse fluconazol a dosis de 400 mg diarios durante 12 meses junto

con TAR. Esta misma pauta de fluconazol es recomendada por el

CDC/NIH/IDSA-2018 para los casos en los que se detecte antigenemia

criptocócica positiva en la primera evaluación del paciente.

Tras el tratamiento de la fase aguda (inducción y consolidación), los pacientes

deben recibir una profilaxis secundaria o tratamiento de mantenimiento. La

pauta de elección es fluconazol a dosis de 200 mg día. El itraconazol tiene una

eficacia inferior al fluconazol por lo que no debería ser empleado de elección

en la profilaxis secundaria. Sí no pudiera administrarse fluconazol, las

alternativas son:

 Anfotericina B 1 mg/kg un día a la semana

 Itraconazol 200 mg/día

La retirada de la profilaxis se puede hacer en pacientes con ausencia de

síntomas, antígeno criptocócico negativo, linfocitos T CD4+ > 100/µl durante 3-

6 meses y carga viral indetectable. Según el CDC/NIH/IDSA (2018) se

recomienda, antes de retirar la profilaxis, haber recibido un tratamiento de

mantenimiento de al menos 12 meses, aunque GESIDA no hace referencia al

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 170 de 248
tiempo de terapia de mantenimiento. La profilaxis debe reanudarse sí la cifra de

linfocitos T CD4+ cae por debajo de 100 células/µl.

4.4 MICROSPORIDIOS

Al igual que ha sucedido con Pneumocystis jirovecii, los análisis filogenéticos

han demostrado que son organismos relacionados con los hongos. El filo

Microsporidia (Microspora) comprende más de mil especies, distribuidas en

más de 150 géneros, algunos de los cuales se han implicado en distintas

enfermedades humanas, como:

 Encephalitozoon cuniculi

 Encephalitozoon hellem

 Encephalitozoon intestinalis (Septata intestinalis)

 Enterocytozoon bieneusi

 Trachipleistophora hominis

 Trachipleistophora anthropophthera

 Pleistophora sp

 Pleistophora ronneafie

 Vittafforma corneae (Nosema corneae)

 Microsporidiums

 Nosema oculorum

 Anncaliia connori (Brachiola connori)(Nosema connori)

 Anncaliia vesicularum (Brachiola vesicularum)

 Anncaliia algerae (Brachiola algerae) (Nosema algerae)

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 171 de 248
Producen principalmente infecciones zoonóticas, de transmisión hídrica o

ambas. En el huésped inmunodeprimido, como es el caso de los pacientes

infectados por el VIH, especialmente en fases avanzadas de la enfermedad, los

microsporidios pueden dar lugar a cuadros clínicos diferentes. En 1985, se

comunicaron los primeros casos de síndromes diarreicos asociados con

microsporidiasis en pacientes VIH positivos. Desde entonces, aunque la

mayoría de los casos asociados a microsporidiasis corresponden a diarrea, el

espectro de enfermedades se ha ampliado incluyendo encefalitis,

queratoconjuntivitis, infección diseminada, hepatitis, miositis, sinusitis,

infecciones renales y urogenitales, colangitis y ascitis, cuadros de infecciones

asintomáticas y otros que mencionaremos más adelante.

Manifestaciones clínicas

Los síntomas y signos presentes en los cuadros de microsporidiasis son más

frecuentes y severos en pacientes con recuentos de linfocitos T CD4+

inferiores a 100/µl.

El cuadro clínico más característico y frecuente es la afectación del tracto

gastrointestinal con la aparición de diarrea. No obstante, como ya se ha

mencionado pueden observarse cuadros extraintestinales. Merecen ser

mencionados, además de los cuadros digestivos, la queratoconjuntivitis y las

infecciones diseminadas con posibilidad de múltiples manifestaciones en

diferentes órganos.

La mayoría de los episodios están causados por Enterocytozoon bieneusi.

Existe una relación entre los diferentes géneros y los cuadros que producen, y

que se exponen en la siguiente tabla:

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 172 de 248
 Enterocytozoon bieneusi Diarrea, malabsorción, caquexia
Colangiopatía
Afectación nasal y pulmonar
Infección diseminada
 Encephalitozoon cuniculi Hepatitis. Insuficiencia hepática
Peritonitis
Insuficiencia renal
Afectación respiratoria
Encefalitis
Infección diseminada
 Encephalitozoon hellem Insuficiencia renal. Nefritis
Neumonía. Bronquitis
Queratoconjuntivitis
Afectación nasal. Sinusitis
Infección diseminada
 Encephalitozoon intestinalis Diarrea. Colangitis
(Septata intestinalis) Queratoconjuntivitis
Osteomielitis
Afectación tracto respiratorio
Insuficiencia renal
Infección diseminada
 Trachipleistophora hominis Miositis
Sinusitis
Queratoconjuntivitis
 Trachipleistophora Encefalitis
anthropophthera Miositis
Queratoconjuntivitis
 Anncaliia vesicularum Miositis
(Brachiola vesicularum)
 Pleistophora sp Miositis
 Pleistophora ronneafie
 Vittafforma corneae (Nosema Afectación urinaria y prostática
corneae)
NOTA. La mayoría de los cuadros extraintestinales se producen en el contexto de infecciones

diseminadas.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 173 de 248
Enfermedad del aparato digestivo

La infección gastrointestinal generalmente está provocada por Enterocytozoon

bieneusi. Suele cursar con diarrea crónica (3 a 10 deposiciones diarias con

heces blandas o acuosas que no contienen sangre ni leucocitos), anorexia y

pérdida de peso. Cuando la infección se limita a la mucosa intestinal no es

habitual la presencia de fiebre. Existe malabsorción que conduce a un estado

caquéctico. Los pacientes suelen presentar un recuento de linfocitos T CD4+

por debajo de 50/µl. Enterocytozoon bieneusi puede afectar al epitelio del árbol

biliar. Se ha relacionado con colangitis esclerosante, colangiopatía y colecistitis.

Encephalitozoon intestinalis puede provocar, igualmente, diarrea y colangitis.

Queratoconjuntivitis

La manifestación clínica más frecuente de Enterocytozoon hellem es la

queratoconjuntivitis puntacta. Más infrecuentemente se han implicado

Encephalitozoon sp o Encephalitozoon intestinalis. Existe una queratopatía

epitelial puntiforme áspera y una inflamación conjuntival que provoca un ojo

rojo. El paciente se queja de sensación de cuerpo extraño, fotofobia, epifora,

visión borrosa y alteraciones de la agudeza visual. A la exploración la

conjuntiva aparece hiperémica con queratopatía superficial punteada, sin

úlceras profundas ni afectación de la retina. La infección puede ser uni o

bilateral y a menudo está relacionada con enfermedad diseminada.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 174 de 248
Infección diseminada

La infección diseminada por Enterocytozoon bieneusi es rara. Se han

comunicado casos con afectación pulmonar y del tracto respiratorio en

pacientes con sindrome diarreico. Los tres miembros de la familia

encephalotozoonidae (E. cuniculi, E. hellem y E. intestinales) tienen gran

capacidad para producir enfermedad diseminada con afectación de muchos

órganos diferentes.

Microsporidia puede provocar:

 Gastroenteritis

 Hepatitis con/sin insuficiencia hepática fulminante

 Peritonitis

 Afectación respiratoria

o Afectación del epitelio nasal

o Sinusitis. Otitis

o Bronquitis. Bronquiolitis

o Neumonía. Neumonitis intersticial

 Afectación genitourinaria

o Insuficiencia renal

o Nefritis. Nefritis intersticial granulomatosa.

o Necrosis tubular

o Cistitis. Ureteritis. Uretritis

o Abscesos prostáticos. Prostatitis

 Encefalititis

 Osteomielitis

 Miositis*

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 175 de 248
 Afectación nodular cutánea

*El cuadro clínico de la miositis se manifiesta por mialgias, debilidad muscular,

niveles elevados de CPK y aldolasa y alteraciones en el electromiograma, todo

ello compatible con miopatía inflamatoria.

Diagnóstico

El método de referencia para el diagnóstico de la microsporidoisis intestinal es

el examen de heces con microscopio óptico. Se utilizan tinciones cromotropas

(cromotropo 2R) o quimiofluorescentes (calcofluor blanco) para el examen, no

solo de heces, sino de otras muestras, tales como orina, raspados

conjuntivales o raspados nasales.

En la infección intestinal deben examinarse al menos tres muestras de heces.

La combinación de las tinciones cromotropas y quimiofluorescentes

proporciona la máxima sensibilidad y especificidad; también es útil el uso de

anticuerpos monoclonales para detectar antígenos inmunofluorescentes. Sí los

resultados son negativos, y se mantiene la sospecha diagnóstica, debe

realizarse una endoscopia. En el estudio histológico las esporas se distinguen

fácilmente con diferentes tinciones.

Las técnicas con PCR pueden ser de utilidad en muestras de heces, orina o

tejidos.

Prevención y tratamiento

Las precauciones indicadas para prevenir la exposición a Cryptosporidium son

igualmente aplicables a Microsporidio. No existe quimioprofilaxis específica

para evitar las infecciones.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 176 de 248
En los casos de infección intestinal, los pacientes deben ser sometidos a

hidratación y nutrición adecuadas, deben ser tratados, si lo precisaran, con

fármacos antidiarreicos, y deben iniciar TAR.

No existe un agente específico para tratar las infecciones por Enterocytozoon

bieneusi. Un ensayo con fumagilina a dosis de 20 mg c/8 horas ha sugerido

que este fármaco podría ser eficaz. Podría decirse lo mismo del TNP-470, un

análogo de la fumagilina. Nitazoxanida podría tener algún efecto, pero no

existen datos suficientes para recomendarla de forma rutinaria. Podríamos

decir que el tratamiento de elección en los casos de afectación gastrointestinal

por Enterocytozoon bieneusi es la fumagilina.

En las formas intestinales y diseminadas (exceptuando las localizaciones

oculares) provocadas por géneros diferentes a Enterocytozoon bieneusi y

Vittaforma corneae, el tratamiento de elección es el albendazol a dosis de 400

mg dos veces al día hasta que el recuento de linfocitos T CD4+ sea superior a

200 células/µl. Enterocytozoon bieneusi y Vittaforma corneae son resistentes al

albendazol por lo que este no puede ser usado en las infecciones provocadas

por estos géneros.

Las formas diseminadas causadas por Trachipleistophora o Anncaliia deben

ser igualmente tratadas con albendazol a dosis de 400 mg dos veces al día

pero con la adición de itraconazol a dosis de 400 mg diarios.

El tratamiento de las formas oculares se realiza con fumagilina tópica,

añadiendo, en los casos de infección diseminada, albendazol a las dosis

mencionadas anteriormente.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 177 de 248
Tras la resolución del proceso, y sí el paciente presenta, tras iniciar TAR, un

recuento de linfocitos T CD4+ mayor de 200/µl, el tratamiento puede

suspenderse.

4.5 HISTOPLASMA CAPSULATUM

Histoplasma capsulatum es un hongo dimórfico endémico de Estados Unidos,

Caribe, Centroamérica y América del Sur. Se adquiere por inhalación de

esporas, y en la mayoría de los individuos inmunocompetentes, el cuadro es

asintomático.

H. capsulatum es un hongo habitante del suelo. Las condiciones que favorecen

el crecimiento de este hongo suelen encontrarse en las zonas templadas entre

las latitudes 45 ͦ norte a 30 ͦ sur. Existe una fuerte asociación entre la presencia

de excrementos de aves y de murciélagos y la de H. capsulatum. La remoción

del suelo es uno de los medios más habituales de liberar elementos infecciosos

que son inhalados depositándose en los pulmones. La transición de la fase de

micelio a la de levadura es el determinante fundamental para establecer la

infección. Es probable que la conversión del micelio a la fase de levadura sea,

si no por completo, al menos de forma parcial, intracelular. Tras la

transformación a levaduras, éstas migran hacia los ganglios linfáticos locales y

después a órganos situados a distancia que poseen abundantes fagocitos

mononucleares, como el hígado y el bazo.

Los macrófagos y las células dendríticas son las principales células efectoras

de la resistencia del huésped al hongo. Los macrófagos de los pacientes

infectados por el VIH manifiestan una actividad defectuosa, de tal manera que

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 178 de 248
estas células se adhieren a un menor número de levaduras en comparación

con individuos VIH negativos. Además existe una correlación con el recuento

de linfocitos T CD4+ y la capacidad de los macrófagos de adherirse a las

levaduras. Una vez introducidas en las células, las levaduras crecen más

rápidamente dentro de los macrófagos de las personas infectadas por el VIH o

en los macrófagos que se hayan infectado in vitro con cepa de VIH. La gp120

del VIH es la responsable de la inhibición de la unión de las levaduras a los

macrófagos, pero no de la alteración de las características del crecimiento

intrafagocitario de la levadura.

La activación de la inmunidad celular es necesaria para restringir el

crecimiento. Dentro de los elementos de la respuesta inmunitaria adquirida, los

linfocitos T son fundamentales para la eliminación del hongo. Los estudios

experimentales indican que los linfocitos B no influyen en la respuesta. Los

linfocitos T CD4+ son esenciales para controlar la infección primaria en

ratones. El papel fundamental de los linfocitos T CD4+ se pone de manifiesto al

observar que la mayoría de los cuadros de histoplasmosis se producen con

recuentos bajos de este de tipo de linfocitos.

Aunque en los individuos inmunocompetentes la infección está limitada por la

inmunidad celular, los tejidos no se esterilizan y quedan infectados por

levaduras que pueden permanecer viables durante años. Estas levaduras

latentes representan un riesgo en el caso de que se produzcan estados de

inmunodepresión como en el caso de la infección por el VIH.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 179 de 248
Manifestaciones clínicas

La histoplasmosis, con independencia de que exista o no infección por el VIH,

puede producir diferentes cuadros clínicos:

 Histoplasmosis pulmonar aguda

 Histoplasmosis pulmonar crónica

 Histoplasmosis diseminada progresiva

o Aguda

o Subaguda

o Crónica

La enfermedad puede producirse por reactivación de una infección latente o

por una nueva infección.

Histoplasmosis pulmonar aguda

La histoplasmosis pulmonar aguda puede producirse por una infección primaria

o por una reinfección. En más del 90% de los casos los pacientes no presentan

síntomas o estos son leves a modo de cuadro gripal. Algunas circunstancias,

como la inmunodepresión, favorecen la aparición de formas diseminadas. En

pacientes VIH positivos con recuentos de linfocitos T CD4+ inferiores a 100-

200/µl pueden observarse cuadros diseminados a partir de una infección

pulmonar. Cuando el recuento es superior a 300 células/µl la histoplasmosis se

limita, generalmente, al aparato respiratorio.

Histoplasmosis pulmonar crónica

La forma crónica de histoplasmosis pulmonar no es típica de los pacientes

infectados por el VIH.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 180 de 248
Histoplasmosis diseminada

La infección diseminada por H. capsulatum se relaciona con el recuento de

linfocitos T CD4+. En la mayoría de los casos se presenta con una evolución

aguda-subaguda (las formas crónicas diseminadas prácticamente solo se

observan en pacientes inmunocompetentes). El paciente se presenta con

fiebre, afectación del estado general, hepatoesplenomegalia y adenopatías.

Generalmente existe afectación pulmonar. Los síntomas pulmonares más

frecuentes son la tos, dolor torácico y la disnea. Los hallazgos radiológicos

típicos son infiltrados difusos intersticiales o reticulonodulares; pueden verse

adenopatías hiliares y mediastínicas. En las formas diseminadas puede existir

afectación digestiva, del sistema nervioso central y presencia de lesiones

dérmicas. Las manifestaciones neurológicas incluyen cefalea, déficits

neurológicos focales, convulsiones y cambios en el nivel de conciencia. Los

síntomas digestivos están representados por dolor abdominal y diarrea. Un

10% de los pacientes presentan fallo multiorgánico y shock.

Diagnóstico microbiológico

Microbiológicamente el diagnóstico puede realizarse mediante técnicas de

cultivo, detección de antígeno y tinciones. La detección de antígeno en orina o

sangre es un método sensible para el diagnóstico rápido de la histoplasmosis

diseminada y de la histoplasmosis pulmonar aguda (carece de utilidad para el

diagnóstico de las formas crónicas pulmonares de histoplasmosis). Las

tinciones de plata y PAS son útiles en tejidos y líquidos biológicos y la tinción

de Giemsa en médula ósea. Histoplasma capsulatum puede ser cultivado en

muestras de sangre, médula ósea, secreciones respiratorias y otros tejidos que

puedan estar afectados. El diagnóstico de meningitis es difícil. El LCR muestra

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 181 de 248
pleocitosis a expensas de linfocitos, elevación de proteínas y disminución de

glucosa. Las técnicas de tinción suelen dar resultados negativos y los cultivos

son positivos en una minoría de casos. Sin embargo, el antígeno de H.

capsulatum o la presencia de anticuerpos específicos pueden detectarse hasta

en el 70% de los casos; la positividad de cualquiera de las dos técnicas

(detección de antígeno y/o de anticuerpos en LCR) establece el diagnóstico de

meningitis.

Prevención y tratamiento

Para evitar el desarrollo de histoplasmosis, los pacientes con recuentos de

linfocitos T CD4+ por debajo de 150/µl, deben evitar actividades de riesgo:

exposición a polvo ambiental, visitas a cuevas, talado de árboles, limpieza de

corrales, derribo/desescombro de edificios.

En personas con linfocitos T CD4+ por debajo de 150/µl, con alto riesgo de

exposición y que viven en áreas hiperendémicas se recomienda itraconazol a

dosis de 200 mg diarios como profilaxis primaria. En España y en zonas no

endémicas no está indicada la profilaxis primaria.

El tratamiento de la histoplasmosis depende del cuadro clínico:

 Enfermedad grave

o Tratamiento de inducción:

 Terapia de elección: anfotericina B liposomal (3-4

mg/kg/día) durante dos semanas o hasta obtener mejoría

clínica.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 182 de 248
 Terapia alternativa: anfotericina B desoxicolato (0.7

mg/kg/día) o anfotericina B complejo lipídico durante dos

semanas o hasta obtener mejoría clínica.

o Tratamiento de mantenimiento: itraconazol 200 mg tres veces al

día durante tres días, y posteriormente cada 12 horas durante al

menos 12 meses.

 Enfermedad menos grave: el tratamiento de elección es el itraconazol

200 mg cada 8 horas vía oral durante tres días y después 200 mg cada

12 horas durante 12 meses.

 Meningitis: el tratamiento de elección es la anfotericina B liposomal a

dosis de 4-5 mg/kg/día durante 4-6 semanas. El tratamiento se continúa

con itraconazol a dosis de 200 mg cada 8 o 12 horas durante al menos

12 meses hasta que el LCR no presente alteraciones.

 La histoplasmosis pulmonar en pacientes VIH positivos con recuentos de

linfocitos T CD4+ superiores a 300/µl se trata de igual forma que en los

pacientes inmunocompetentes.

Posaconacol (400 mg cada 12 horas) y voriconazol (400 mg cada 12 horas el

primer día, seguido de 200 mg cada 12 horas) han mostrado ser eficaces en el

tratamiento de la histoplasmosis por lo que pueden ser alternativas razonables

en pacientes con enfermedad no severa intolerantes al itraconazol. Fluconazol

es menos eficaz que itraconazol, pero a dosis de 800 mg puede constituir una

alternativa razonable. Las equinocandinas no son eficaces.

Para la profilaxis secundaria se recomienda itraconazol a dosis de 200 mg cada

24 horas. Como alternativa puede prescribirse fluconazol a dosis de 400 mg

diarios. Esta profilaxis puede retirarse en pacientes que recuperan la cifra de

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 183 de 248
linfocitos T CD4+ por encima de 150/µl, la mantengan al menos 6 meses,

hayan recibido tratamiento antifúngico durante ≥ 12 meses y que presenten un

antígeno de Histoplasma en suero menor de 2 ng/mL.

4.6 COCCIDIODES

El análisis genético ha identificado la existencia de dos especies de

Coccidiodes: C. immitis y C. posadasii, que son casi idénticas, por lo que no

haremos diferenciación entre ellas. Es un hongo dimórfico, que vive en la tierra,

endémico del suroeste de Estados Unidos, norte de México y áreas de

Sudamérica y América Central. El hongo se adquiere por inhalación. Las

observaciones realizadas en seres humanos y en modelos animales han

demostrado la importancia de la inmunidad celular en el control de la infección.

Los pacientes infectados por el VIH pueden sufrir coccidioidomicosis con una

severidad que depende del recuento de linfocitos T CD4+.

La afectación pulmonar focal es más frecuente en pacientes con recuentos de

linfocitos CD4+ por encima de 250/µl. La coccidioidomicosis pulmonar provoca

fiebre, tos y dolor torácico. Puede simular una neumonía bacteriana. La

radiografía de tórax puede mostrar adenopatías mediastínicas. Es poco

frecuente la presencia de derrame pleural.

Los pacientes severamente inmunodeprimidos pueden presentar afectación

pulmonar difusa simulando una neumonía por Pneumocystis jirovecii.

Igualmente pueden sufrir enfermedad diseminada con afectación cutánea,

hepática, ganglionar, ósea o meníngea. La meningitis se caracteriza por

cefalea, disminución del nivel de conciencia y alteraciones del LCR en forma de

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 184 de 248
pleocitosis a expensas de linfocitos, disminución de glucosa y elevación de

proteínas.

El diagnóstico se realiza mediante el aislamiento en cultivo o mediante la

visualización del hongo mediante tinciones de plata, PAS, KOH y calcoflúor en

muestras clínicas. Actualmente se dispone de un test para detección de

antígeno específico de Coccidioides que ha mostrado ser útil en sangre y orina.

Los estudios serológicos para detección de IgG e IgM son útiles para el

diagnóstico, aunque su positividad puede ser menor en pacientes con

recuentos bajos de linfocitos T CD4+. En el caso de la meningitis, el cultivo es

solo positivo en un tercio de los casos, pero la detección de IgG por fijación de

complemento es común y permite establecer el diagnóstico.

Profilaxis y tratamiento

Al igual que en el caso de la histoplasmosis, los pacientes, especialmente

inmunodeprimidos deben evitar actividades de riesgo como exposición a polvo

ambiental o movimientos de tierras.

No existe indicación de profilaxis primaria. Sin embargo, en pacientes

residentes en áreas endémicas que presentan seroconversión frente a

Coccidioides y cuyo recuento de linfocitos T CD4+ es inferior a 250/µl se

recomienda el uso de fluconazol a dosis de 400 mg diarios.

El tratamiento indicado depende del cuadro clínico:

 Cuadros moderados, como la neumonía focal

o Tratamiento de elección. Se recomienda fluconazol o itraconazol

 Fluconazol 400 mg cada 24 horas por vía oral

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 185 de 248
 Itraconazol 200 mg cada 12 horas por vía oral

o Tratamiento alternativo. La experiencia con posaconazol y

voriconazol es limitada, pero pueden considerarse fármacos

alternativos.

 Posaconazol (suspensión oral) 400 mg cada 12 horas por

vía oral

 Posaconazol (tabletas de liberación retardada) 300 mg

cada 24 horas tras una dosis de carga de 300 mg cada 12

horas el primer día.

 Voriconazol 200 mg cada 12 horas por vía oral tras una

dosis de carga de 400 mg cada 12 horas el primer día.

 Cuadros severos, como la neumonía difusa y las formas diseminadas

(con exclusión de la meningitis). El tratamiento de elección consiste en

Anfotericina B complejo lipídico 3-5 mg/kg/día o Anfotericina B

desoxicolato 0,7-1,0 mg/kg hasta obtener mejoría clínica. Algunos

expertos asocian fluconazol 400 mg/24 horas o itraconazol 200 mg

cada/12 horas (el uso de este sería preferible al fluconazol en caso de

afectación ósea o articular). El tratamiento se mantiene hasta la mejoría

clínica para continuar posteriormente con fluconazol 400-800 mg/día o

itraconazol a dosis de 200 mg diarios.

 Infecciones óseas y articulares

o Tratamiento de elección: itraconazol 200 mg cada 12 horas

o Tratamiento alternativo: fluconazol 400 mg cada 24 horas

 Meningitis

o Tratamiento de elección

 Fluconazol 400-800 mg diarios por vía oral o IV

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 186 de 248
 En casos de hidrocefalia puede ser necesario realizar una

derivación.

o Tratamiento alternativo

 Itraconazol 200 mg cada 8-12 horas por vía oral

 Voriconazol 200-400 mg cada 12 horas por vía oral, tras

una dosis de carga el primer día.

 Posaconazol (tabletas de liberación retardada) 300 mg

cada 24 horas tras una dosis de carga de 300 mg cada 12

horas el primer día.

 Posaconazol (suspensión oral) 400 mg cada 12 horas por

vía oral

 La anfotericina B intratecal está indicada si fracasa el

tratamiento con azoles

La profilaxis secundaria recomendada se realiza con fluconazol a dosis de 400

mg diarios o itraconazol a dosis de 200 mg cada 12 horas. Como alternativas

se consideran posaconazol 200 mg cada 12 horas o voriconazol 200 mg cada

12 horas.

Los pacientes con neumonía focal con respuesta clínica al tratamiento tienen

escasa probabilidad de recidiva sí se encuentran bajo TAR, con carga viral

indetectable y un recuento de linfocitos superior a 250/µl por lo que la profilaxis

secundaria podría suspenderse después de un período de al menos 12 meses.

En el caso de la enfermedad pulmonar difusa la situación es diferente. Este

cuadro puede recidivar hasta en un tercio de pacientes VIH negativos, por lo

que existe la posibilidad de recidiva en pacientes VIH positivos aunque tengan

recuentos superiores a 250 células/µl. La decisión de continuar con profilaxis

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 187 de 248
secundaria debe ser individualizada en cada caso. En el caso de la meningitis

las recidivas pueden llegar al 80% por lo que en estos casos y en las formas

diseminadas la profilaxis secundaria no debería suspenderse.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 188 de 248
5. OTRAS INFECCIONES

Existen otras infecciones cuya historia natural puede verse alterada en los

casos de coinfección con el VIH, o que merecen ser mencionadas por su

frecuencia, por su relación con el VIH o por su relación con los

comportamientos de riesgo. Algunos tumores se relacionan con infecciones.

Deben citarse los microorganismos relacionados con el uso de drogas por vía

parenteral, los relacionados con infecciones de transmisión sexual, con la

enfermedad inflamatoria pélvica y con cuadros entéricos debido a

determinadas practicas sexuales. Por último, y como ya mencionamos en la

introducción, en pacientes procedentes de otras áreas (viajeros, inmigrantes)

deben considerarse infecciones específicas. En este epígrafe ‘5 OTRAS

INFECCIONES’ consideraremos virus, bacterias, hongos y parásitos.

5.1

VIRUS

5.1.1

Virus hepatotropos

La transmisión del virus de la hepatitis A (VHA) puede relacionarse con las

conductas de riesgo asociadas a la transmisión del VIH.

En las últimas décadas se han detectado brotes en consumidores de drogas en

Norteamérica, Australia y Europa. Los estudios seroepidemiológicos

transversales realizados en Estados Unidos han demostrado que los usuarios

de drogas intravenosas presentan una mayor prevalencia de anticuerpos anti-

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 189 de 248
VHA que la población general. Es probable que el contagio entre los

consumidores de drogas inyectadas se produzca tanto por vía percutánea

como por vía fecal-oral.

Los brotes de hepatitis A en hombres que tienen sexo con hombres se han

descrito con frecuencia en zonas urbanas de Estados Unidos, Canadá, Europa

y Australia y pueden darse en el contexto de brotes comunitarios a mayor

escala. Algunos estudios realizados en varones que mantienen relaciones

sexuales con hombres han identificado prácticas sexuales específicas

asociadas con la enfermedad por el VHA, mientras que en otros estudios no se

han demostrado estas asociaciones.

Se ha producido un incremento notable de casos de hepatitis A en España, de

manera que en el año 2017 se notificaron 4.338 casos frente a los 1.249 del

año 2016. A lo largo de 2018 la incidencia se ha reducido con respecto a 2017

pero sigue por encima de la que se observaba con anterioridad a 2017. Al igual

que en España se produjo un importante incremento en la Comunidad de

Madrid (CM) en el año 2017. El incremento observado en la CM afectó

especialmente a hombres jóvenes. El principal antecedente de riesgo

detectado en esta población es el contacto homosexual.

Debe tenerse en cuenta que el incremento de casos de hepatitis A a

consecuencia de relaciones homosexuales puede conducir a un incremento en

la circulación del VHA en áreas ‘relativamente’ libres del mismo. De hecho, en

la CM, aunque la mayoría de los casos obedecen a conductas sexuales, se

están incrementando los brotes de hepatitis A de origen alimentario o por

contacto familiar. Por una parte, aunque la hepatitis A pueda considerarse una

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 190 de 248
‘enfermedad leve’, la morbilidad puede llegar a ser elevada y, por otra parte,

aunque ocasionalmente, pueden producirse casos fatales. Es necesario

reforzar las medidas preventivas para evitar una eclosión de la endemicidad del

VHA.

Se recomienda la vacunación frente a este virus en los pacientes infectados por

el VIH con serología negativa para el VHA y un recuento de linfocitos T CD4+

superior a 200/µl. A pesar de esta recomendación y del incremento en el

número de casos de hepatitis A al que estamos asistiendo no parece existir una

cocienciación entre los profesionales en lo que a vacunación se refiere; de

hecho, en muchas historias clínicas no se dispone de información acerca del

estado serológico del paciente frente al VHA.

En la Comunidad Autónoma de Madrid, la prevalencia de anticuerpos anti-VHA

en la población VIH positiva es:

Españoles Foráneos

Usuarios drogas vía intravenosa 74.0% 70.6%

Heterosexual 48.8% 77.3%

Hombres que tienen sexo con hombres 45.6% 65.3%

Los virus de la hepatitis B (VHB) y hepatitis C (VHC) pueden adquirirse por los

mismos comportamientos de riesgo que el VIH. La historia natural de las

infecciones por estos virus se modifica en los pacientes coinfectados por el

VIH. Se recomienda vacunar a los pacientes sin inmunidad frente al VHB.

Ambas coinfecciones se desarrollarán ampliamente en su capítulo específico.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 191 de 248
5.1.2

Virus de Epstein-Barr (VEB)

El VEB o virus herpes humano tipo 4 es un herpes virus gamma. Al igual que

los otros miembros de la familia posee un ADN bicatenario dentro de una

nucleocápside proteica rodeada de una envoltura lipídica que contiene

glucoproteínas virales. Entre la cápside y la envoltura se encuentra el

tegumento que se trata de una capa proteica amorfa. La primoinfección con el

VEB se produce tras la exposición a las secreciones orales de personas

seropositivas al VEB a través de besos, compartiendo alimentos, o mediante

otro contacto íntimo. Primeramente, se produce una infección inicial o lítica con

un marcado tropismo del VEB por las células epiteliales; posteriormente el virus

se propaga al compartimento de células B y se inician los síntomas. Los

linfocitos B infectados provocan una respuesta intensa de los linfocitos T

citotóxicos (son los linfocitos atípicos característicos de la primoinfección). En

las personas inmunocompetentes y sanas, la mayoría de los linfocitos B

infectados se eliminan por la vigilancia inmunológica, pero 1-50 linfocitos B por

millón permanecerán infectados de forma quiescente, dando lugar a la

denominada infección latente, que servirá como reservorio para la infección de

por vida. A diferencia de otros miembros de la familia herpes, la excreción de

partículas infecciosas del VEB en la saliva durante los períodos de reactivación

de las células infectadas de forma latente es del todo asintomática. Esta

excreción es más común en pacientes inmunodeprimidos.

El número de huéspedes del virus es limitado. El cultivo in vitro se ha descrito,

sobre todo, en linfocitos B y en células epiteliales nasofaríngeas. El VEB se fija

a su receptor, la molécula CD21, mediante la gp350 de su envoltura. Este

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 192 de 248
receptor CD21 es demostrable en linfocitos B y células epiteliales

nasofaríngeas.

Desarrollaremos ampliamente la patógenesis de la infección por VEB debido a

su implicación en el desarrollo de ciertas neoplasias claramente relacionadas

con la infección por el VIH.

Infección latente

Tras la infección por el VEB, los linfocitos B inician el ciclo celular y

proliferan continuamente en un proceso denominado transformación o

inmortalización, y estas células se pueden propagar in vitro de forma

indefinida. In vivo, durante la mononucleosis infecciosa, se observa la

proliferación de las células B dirigida por el VEB, que servirá

probablemente para propagar con rapidez el conjunto de linfocitos B

infectados. Estos linfocitos B se eliminan rápidamente de la circulación.

Sin embargo, en ausencia de una respuesta inmunológica intacta, la

infección por el VEB puede producir una enfermedad linfoproliferativa

(ELP) que pone en peligro la vida del paciente. La capacidad de

transformación del crecimiento del VEB puede actuar junto con otros

factores genéticos y ambientales para causar también neoplasias en

huéspedes inmunocompetentes (ver más adelante).

La infección por el VEB de los linfocitos B se caracteriza por un estado

de latencia viral, en el que el genoma adopta una forma circular en el

núcleo y se replica como epísomas, al mismo tiempo que los

cromosomas del huésped, por las enzimas de las células. La infección

es latente en el sentido de que no se generan partículas virales, pero no

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 193 de 248
está en absoluto inactivo. Persiste la expresión limitada de genes virales,

que ejercen efectos sobre las células infectadas.

In vitro, la infección latente de los linfocitos B por el VEB se caracteriza

por la expresión de las proteínas de membrana 1 y 2 (LMP1 y LMP2) de

la infección latente, seis antígenos nucleares del VEB (EBNA) y dos

ARN nucleares pequeños y no codificadores (ARN codificados por VEB

[EBER]) que son transcritos por la ARN polimerasa III.

Infección latente de linfocitos B in vitro. El VEB expresa:

• Proteínas de membrana 1 y 2 (LMP1 y LMP2)

• Seis antígenos nucleares del VEB (EBNA)

• Dos ARN nucleares pequeños y no codificadores (ARN

codificados por VEB [EBER]) que son transcritos por la ARN polimerasa

III

El análisis genético inverso recombinante ha determinado que de estos

genes del VEB, solo LMP1, EBNA1, EBNA2, EBNA3A, EBNA3C y

EBNALP resultan cruciales para la transformación de las células B.

Una vez que el virus ha entrado en los linfocitos B susceptibles, el

EBNA2 y el EBNALP son las primeras proteínas que se expresan. El

EBNA2 es un transactivador acíclico que actúa como el principal factor

que estimula la expresión de los genes del virus latente, y también de

distintos productos genéticos de los linfocitos B (entre ellos CD21, CD23

y e-fgr). El EBNALP coopera con el EBNA2 para activar la expresión de

las proteínas nucleares restantes y de LMP1 y LMP2.

El LMP1 es el principal oncogen codificado por el VEB y su expresión en

ratones transgénicos produce linfomas de células B. La LMP2 simula

una señal necesaria para la supervivencia de las células B. La proteína

EBNA1 actúa promoviendo la replicación del genoma del VEB. Las

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 194 de 248
proteínas EBNA3 tienen una función incierta pero se sabe que

interactúan con la misma proteína de unión a ADN que la EBNA2 y

pueden modular la expresión de los genes de las células y del virus.

Las NEOPLASIAS ASOCIADAS AL VEB se asocian en exclusiva con la

infección latente y la expresión de genes de latencia. Se ha observado

que existen tres patrones generales de expresión de las proteínas

codificadas por el VEB asociados a la latencia.

• Latencia III. La expresión de todos los genes latentes se observa

en la ELP (enfermedad linfoproliferativa) en huéspedes

inmunocomprometidos, en el linfoma del sistema nervioso central en

pacientes infectados por el VIH, y durante la infección por el VEB

primaria (mononucleosis infecciosa).

• Latencia II. El carcinoma nasofaríngeo asociado al VEB, el linfoma

de Hodgkin y los linfomas de células T presentan un patrón más

restringido de expresión de los genes del VEB, que comprende LMP1,

LMP2, EBNA1 y EBER

• Latencia I. En el linfoma de Burkitt solo se expresan los EBER y

EBNA1.

Los patrones de expresión de los genes del VEB en estado latente se

exponen en el siguiente cuadro:

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 195 de 248
Patrones de expresión de los genes del VEB en estado latente
Neoplasia asociada al VEB
Latencia III Latencia II Latencia I
Gen del Función Infección Portador ELP LSNCP LH CNF LB
VEB aguda sano
(MI) PBB
EBNA1 Persistencia + ¿? + + + + +
del genoma
del VEB
EBNA2 Activar la + - + + - - -
expresión de
los genes del
VEB/huésped
EBNA3* Desconocida + - + + - - -
EBNALP Coactivador + - + + - - -
junto con
EBNA2
LMP1 Simula la + - + + + + -
señal de
CD40
LMP2 Simula la + + + + + + -
señal de los
BCR
EBERs ARN no + + + + + + +
codificantes,
altamente
expresados
EBNA*: Incluye EBNA3A, EBNA3B y EBNA3C. BCR: receptor de las células B / LH:
linfoma de Hodgkin / MI: Mononucleosis infecciosa / ELP: enfermedad linfoproliferativa
/ CNF: carcinoma nasofaróngeo / PBB: célula B de sangre periférica / LSNCP: linfoma
primario del sistema nervioso central / LB: linfoma Burkitt

Infección lítica

La infección latente se puede activar pasando a infección lítica mediante

la estimulación de las células B con determinadas sustancias y

anticuerpos frente a las inmunoglobulinas. Se desconoce cuáles son las

señales fisiológicas que reactivan la replicación lítica del VEB, pero la

estimulación a través de los receptores de las células B podría constituir

una posible situación.

Después de este evento se expresan dos activadores transcripcionales

codificados por el VEB: BZLF1 y BRLF1. La expresión de estos genes

provocan una cascada de acontecimientos que culminan en la formación

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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de productos de los genes tempranos del VEB (antígenos tempranos o

EA), responsables de la replicación viral (por ejemplo, timidina cinasa y

ADN polimerasa) y de los genes tardíos estructurales del virus, entre los

que se encuentran los antígenos de la cápside del virus (VCA).

La infección lítica produce viriones y causa la muerte de la célula

huésped.

Por tanto, el VEB presenta una ‘infección lítica’ y una ‘infección latente’. Esta

infección latente, junto con factores ambientales y/o genéticos, puede generar

neoplasias malignas en huéspedes inmunocompetentes, pero más

especialmente en inmunosuprimidos, tal y como se expone en la siguiente

tabla:

Enfermedad maligna Asociación a Población de Cofactores


VEB riesgo
Enfermedad ≈ 90% Pacientes Inmunosupresión
linfoproliferativa trasplantados
Linfoma primario SNC 100% Infección por el VIH Inmunodepresión
con recuentos
bajos de linfocitos T
CD4+
Linfoma de Hodgkin ≈ 50% Niños (países en Desconocidos
(Dependiendo del vías de desarrollo)
subtipo Adultos jóvenes
histológico) (países
occidentales)
Carcinoma nasofaríngeo 100% del Población del sur Predisposición
indiferenciado de China genética y factores
30-100% del relacionados con la
epidermoide dieta
Linfoma de Burkitt >95% del Niños africanos Translocaciones
endémico Independiente del Paludismo (sólo
≈20% del recuento de endémico)
esporádico linfocitos T CD4+
≈40% del
asociado al VIH
Mandell GL et al. Enfermedades Infecciosas. Principios y práctica.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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Neoplasias relacionadas con el VEB

El VEB se ha relacionado con los linfomas y el carcinoma nasofaríngeo.

El linfoma difuso de células grandes (células B) se produce en el contexto de

una severa inmunodepresión; así, los pacientes con las cifras más bajas de

linfocitos T CD4+ durante tiempo más prolongado son los que tienen un mayor

riesgo de padecerlo.

La presentación como un linfoma primario del SNC es común, y casi todos los

linfomas del SNC son positivos para el VEB, mientras que sólo las dos terceras

partes de los linfomas difusos asociados al VIH de células grandes localizados

fuera del SNC son positivos para el VEB.

Las personas infectadas por el VIH presentan un riesgo mayor de padecer

linfoma de Burkitt o equivalentes con independencia del grado de

inmunodeficiencia.

La población VIH positiva tiene riesgo de padecer un tipo inusual de linfoma

asociado al VEB, el linfoma primario de cavidades. Estos linfomas relacionados

con el herpesvirus humano tipo 8 suelen estar coinfectados con el VEB.

En pacientes pediátricos se ha observado la presencia de VEB en muestras de

biopsia de leiomiosarcoma.

Leucoplasia oral vellosa

En los pacientes VIH positivos, el VEB también se ha relacionado con la

leucoplasia oral vellosa (LOV), úlceras esofágicas, neumonía intersticial linfoide

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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y miocardiopatía. La LOV que se observa en los pacientes infectados por el

VIH parece estar provocada por el VEB. La replicación lítica incontrolada de

este virus en el epitelio de la superficie de la lengua y de la mucosa oral

provocaría la LOV (lesión blanca ondulada o vellosa en la superficie lateral de

la lengua, aunque puede observarse en otras localizaciones). El diagnóstico se

basa en el aspecto típico en el contexto clínico. El diagnóstico diferencial debe

realizarse con la candidiasis oral, que a diferencia de la LOV, se puede eliminar

de la lengua con un raspado suave. La candidiasis se puede diagnosticar

mediante KOH por microscopia. La detección del VEB mediante PCR en

raspados bucales no tiene sensibilidad ni especificidad para diagnosticar la

LOV. Practicar una biopsia para hibridación in situ o tinción inmunofluorescente

para detectar el VEB sirven para confirmar el diagnóstico, pero, generalmente

no es necesario recurrir a ello.

5.1.3

Parvovirus

Los Parvoviridae se encuentran entre los virus ADN más pequeños conocidos

entres los que infectan células de mamíferos. Incluyen diferentes géneros, y

entere ellos, Parvovirus.

En pacientes VIH positivos, el parvovirus humano B19 (PVH-B19) puede

provocar una infección subclínica o producir una aplasia eritrocítica crónica con

anemia.

La infección persistente por PVH-B19 puede provocar una aplasia eritroide

pura en pacientes inmunodeprimidos entre los que se encuentran los

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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infectados por el VIH. La presentación clínica más característica es una

anemina persistente. Los niveles de anticuerpos frente al PVH-B19 son bajos o

inexistententes, sin embargo, puede detectarse una viremia persistente o

recurrente con presencia de ADN en suero. En la médula ósea suelen

observarse pronormoblastos gigantes dispersos; no obstante, la morfología no

necesariamente es indicativa de aplasia eritroide pura y pueden no observarse

los pronormoblastos gigantes.

La prevalencia de anemia provocada por PVH-B19 es probablemente mayor de

lo que se consideraba. En un primer estudio realizado sobre 50 pacientes con

sida no se detectó ningún caso con viremia por PVH-B19. En otro estudio más

amplio de cohortes, se detectó ADN del PVH-B19 en un caso de 191 (0,5%).

Sin embargo, cuando se buscó ADN en pacientes homosexuales dependientes

de transfusiones, se encontró en el 17% (5 de 30). Estableciendo como criterio

un hematocrito inferior a 20, se encontró positividad en 4 de 13 pacientes

(31%).

La anemia puede resolverse de forma espontánea o persistir meses o años. La

administración de inmunoglobulinas puede mejorar, e incluso curar, el cuadro

clínico.

5.1.4

Herpes Virus Humano tipo 6 [Virus Herpes Humano tipo 6 (VHH-6)]

El VHH-6 fue descubierto en 1986 en pacientes con procesos linfoproliferativos

e infección por el VIH. Se han descrito dos variantes del VHH-6:

 VHH-6A que se asocia pocas veces a enfermedades

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 200 de 248
 VHH-6B que es el agente etiológico del exantema súbito

Más del 90% de los adultos presentan serología positiva al VHH-6. Alrededor

del 80% de los niños están infectados a la edad de dos años (este virus suele

transmitirse de manera horizontal, probablemente a través de la saliva

procedente de contactos cercanos a los niños).

El VHH-6 infecta a su diana primaria, los linfocitos T CD4+, y también a otros

linfocitos T y B, linfocitos citolíticos, monocitos, macrófagos, células epiteliales y

células nerviosas.

El VIH y el VHH-6 presentan una gran sinergia. La infección por el VHH-6

induce la expresión de CD4 en las subpoblaciones de linfocitos T CD4+, lo que

podría aumentar la susceptibilidad a la infección por el VIH. Por otra parte, la

infección de las células por VHH-6 disminuye la expresión del correceptor

CXCR4 en la superficie de las células, pero aumenta la expresión del

correceptor de la quimiocina RANTES. A su vez el VIH sobrerregula la

replicación del VHH-6. La inmunodeficiencia provocada por el VIH facilita la

replicación del VHH-6. A pesar de la sinergia existente entre estos dos virus, no

se ha demostrado con certeza que el VHH-6 influya en la velocidad de

progresión de la infección por el VIH.

En pacientes inmunodeprimidos por trasplantes, puede reactivarse provocando

diferentes cuadros clínicos, especialmente encefalitis, aunque también se han

comunicado cuadros de fiebre, exantema, neumonía intersticial, hepatitis y

afectación de médula ósea con citopenias. En el caso de la inmunodepresión

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 201 de 248
provocada por el VIH, el VHH-6 se ha asociado con menor frecuencia a

encefalitis y neumonitis.

5.1.5

Virus del Molluscum contagiosum

El molusco contagioso, provocado por un poxvirus denominado Virus del

Molluscum contagiosum, es más frecuente en pacientes infectados por el VIH.

La mayoría de los casos se observan en pacientes con un recuento de

linfocitos T CD4+ inferior a 200/µl. En algunas circunstancias pueden

observarse múltiples lesiones, algunas de gran tamaño, en relación con el

grado de inmunodepresión. Las infecciones a lo largo de la línea de la barba

pueden ser características de los pacientes infectados por el VIH. Es necesario

considerar que el virus del Molluscum contagiosum puede comportarse como

un agente de transmisión sexual. No hay que olvidar que el aspecto de las

lesiones puede simular criptococosis cutánea. El nitrógeno líquido es eficaz en

el tratamiento. El tratamiento antirretroviral con el consiguiente incremento de

linfocitos T CD4+ puede resolver las lesiones.

5.1.6

Papilomavirus

El virus del papiloma humano (VPH), que se desarrollará ampliamente en los

capítulos que abordan las infecciones de transmisión sexual, es responsable de

diferentes cuadros clínicos con independencia de que el paciente esté

infectado por el VIH. Así, el VPH es responsable, fundamentalmente, de:

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 202 de 248
 Verrugas cutáneas (planas, plantares profundas, periungueales etc.)

 Verrugas anogenitales (condilomas acuminados). La mucosa oral puede

verse afectada

 Displasias y neoplasias anogenitales, cervicales y orales.

5.1.7

Adenovirus, rotavirus y otros virus entéricos

Implicados en cuadros de diarrea.

Los Adenovirus pueden estar implicados en cuadros respiratorios y hepáticos,

además de los digestivos

5.1.8

Coxsackie

Se han implicado en pacientes con miocardiopatía dilatada.

5.1.9

Virus influenza

La gripe estacional es una causa frecuente de enfermedad respiratoria en la

población infectada por el VIH. Los estudios realizados en la era pre-TAR

pusieron de manifiesto una mayor mortalidad y presencia de complicaciones en

pacientes con infección por el VIH en comparación con la población general.

En estudios realizados en la gripe pandémica se ha objetivado una mayor

incidencia y un mayor número de complicaciones en pacientes sin TAR o con

recuentos bajos de linfocitos T CD4+. En los pacientes en TAR con buen

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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control virológico, la aparición de complicaciones es similar a la de la población

general.

En pacientes con infección por el VIH y sospecha de gripe grave se

recomienda tratamiento precoz con oseltamivir o zanamivir. El uso de estos

fármacos como profilaxis debe valorarse individualmente en pacientes no

vacunados, con recuentos bajos de linfocitos T CD4+ y que hayan tenido

contacto estrecho con personas con gripe.

La vacunación antigripal anualmente está indicada en los pacientes con

infección por el VIH.

5.1.10

Virus Linfotrópicos de Células T Humanas (HTLV)

Se han aislado 4 diferentes virus linfotrópicos de células T humanas (human T-

lymphotropic virus).

El papel del HTLV-1 sobre la infección por VIH-1 no está claramente

establecido. Se ha sugerido una evolución clínica más desfavorable, aunque no

se ha podido confirmar.

Se ha sugerido que los pacientes coinfectados por VIH-1 y HTLV-2 tendrían

una progresión a sida más lenta. El mecanismo propuesto sería una interacción

de la proteína Tax-2 a varios niveles en el ciclo replicativo del VIH-1, así como

la alteración de numerosos procesos inmunológicos.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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No existe información relativa a los virus HTLV-3 y HTLV-4.

5.2

BACTERIAS

5.2.1

Staphylococcus aureus

Las infecciones por S. aureus se relacionan frecuentemente con el uso de

drogas por vía parenteral. Puede provocar diversas infecciones, tales como

endocarditis, sepsis, neumonía, etc. y relacionarse con infecciones

nosocomiales. La colonización por S. aureus meticilin-resistente (SAMR) es

más frecuente en la población VIH positiva que en la población general.

El tratamiento se realiza con cloxacilina o cefazolina. Como tratamiento

alternativo disponemos de levofloxacino con/sin rifampicina. Cuando se trata de

SAMR, el tratamiento de elección es la vancomicina; cuando deban emplearse

tratamientos alternativos lo haremos con: linezolid, daptomicina (excepto en

neumonías) o tigeciclina.

5.2.2

Pseudomonas aeruginosa

Puede provocar neumonías y bacteriemias, así como sinusitis y otitis. Las

infecciones por P. aeruginosa se han asociado a neutropenia y a recuentos de

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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linfocitos T CD4+ por debajo de 50/µl. En ocasiones, puede estar relacionada

con el consumo de drogas por vía parenteral. Puede ser de origen nosocomial.

El tratamiento se realizará con un betalactámico con actividad anti-

pseudomona y un aminoglucósido. Como alternativas disponemos de

ciprofloxacino y de colimicina.

5.2.3

Bacterias relacionadas con neumonías atípicas

 Legionella pneumophila

 Mycoplasma pneumoniae

 Chlamydophila sp

Aunque las neumonías por Legionella pneumophila pueden observarse entre la

población VIH positiva, este microorganismo no es especialmente frecuente.

Igualmente sucede con el resto de agentes causantes de neumonía atípica

(Mycoplasma pneumoniae, Chlamydophila).

5.2.4

Bacterias relacionadas con enfermedad inflamatoria pélvica, infecciones

de transmisión sexual y vaginosis bacteriana

 Treponema pallidum

 Neisseria gonorrhoeae

 Haemophilus ducreyi

 Chlamydia trachomatis

 Gardnerella vaginalis

 Mycoplasma genitalium

 Ureaplasma urealyticum

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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 Bacterias anaerobias, etc.

Se desarrollan en los capítulos dedicados a las infecciones de transmisión

sexual.

5.2.5

Bacterias relacionadas con el uso de drogas por vía parenteral

 Staphylococcus aureus

 Staphylococcus epidermidis

 Pseudomonas aeruginosa

 Bacilos gramnegativos

 Bacillus sp

 Clostridium tetani

5.2.6

Flora bacteriana aerobia y anaerobia relacionada con el desarrollo de

gingivitis y periodontitis.

La gingivitis ulcerada puede deberse a infecciones por bacilos gramnegativos,

sobre todo Klebsiella pneumoniae y Enterobacter cloacae.

5.2.7

Bacterias relacionadas con foliculitis

La foliculitis bacteriana cutánea localizada o diseminada es frecuente.

Staphylococcus aureus es el patógeno causal más habitual.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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5.2.8

Bacterias relacionadas con infecciones entéricas

La tasa de infecciones bacterianas entéricas es al menos diez veces superior

en la población infectada por el VIH en relación con la población general. La

incidencia y el riesgo de sufrir infecciones por bacterias entéricas se relacionan

con el recuento de linfocitos T CD4+, siendo la cifra de 200/µl la que marca una

clara diferencia. Las bacterias más frecuentemente implicadas son Salmonella,

especialmente S. enteritidis y S. typhimurium (ya descritas en un epígrafe

anterior de este capítulo), Shigella y Campylobacter.

Escherichia coli, especialmente E. coli enteroagresiva, y Clostridium difficile

deben ser, igualmente, consideradas. El peso de las infecciones por E. coli

enteroagresiva no está claramente establecido por la necesidad de laboratorios

especializados para su identificación. Con respecto a Clostridium difficile,

puede decirse que las infecciones son frecuentes, pero es difícil esclarecer la

patogenia, y de hecho no se conoce con exactitud el grado que puede jugar la

inmunodepresión y el papel que pueden tener los múltiples tratamientos

antibióticos que reciben estos pacientes y los contactos con centros sanitarios.

Recientemente Haines ChF et al (AIDS 2013; 27: 2799-2807), estudiando la

Johns Hopkins HIV Clinical Cohort, han comunicado que las infecciones por

Clostridium difficile se relacionan, de forma independiente y estadísticamente

significativa, con la inmunodepresión severa (linfocitos T CD4+ por debajo de

50/µl), el uso de fármacos que reducen la acidez gástrica, contactos

hospitalarios, uso de clindamicina, fluoroquinolonas y macrólidos, y el uso de

agentes inmunosupresores.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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Los datos relativos a Helicobacter pylori son limitados y no sugieren un riesgo

elevado de infección en la población VIH positiva.

Campylobacter jejuni y Shigella spp, al igual que la ya estudiada Salmonella,

provocan gastroenteritis aguda o cuadros prolongados de diarrea e igualmente

pueden ser responsables de bacteriemias y cuadros extraintestinales. Pueden

relacionarse con comportamientos sexuales de riesgo.

Recientemente la Agencia de Salud Pública inglesa (Public Health England) ha

comunicado a través del CDC europeo (ECDC) un aumento reciente de casos

de hombres adultos con una cepa de Shigella sonnei asociada con la

transmisión sexual entre varones homosexuales. Los datos de secuenciación

del genoma completo han mostrado que esta cepa ha estado en circulación en

el Reino Unido al menos desde enero de 2015, con 94 casos hasta junio de

2018; sin embargo, el 48% de estos casos han ocurrido en los meses de marzo

a mayo de 2018. Los aislamientos de este grupo presentan marcadores

genéticos de resistencia a múltiles fármacos (macrólidos, betalactámicos,

trimetoprim, sulfonamidas y quinolonas). La mayoría de los casos (97%) son

hombres de 16 años o más (mediana 38 años). Los casos se han distribuido en

Inglaterra, Escocia Gales e Irlanda del Norte.

El tratamiento de las infecciones entéricas debe realizarse del siguiente modo:

 Tratamiento empírico. En general, las recomendaciones generales en el

manejo de la diarrea por bacterias entéricas es similar en pacientes

infectados por el VIH que en la población general. Debe asegurarse una

hidratación adecuada, así como las recomendaciones dietéticas

INFECCIONES OPORTUNISTAS
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habituales. Los agentes que frenan la motilidad deben evitarse en los

casos de diarrea ‘inflamatoria’. Deben tomarse muestras para obtener

una documentación microbiológica del origen de la diarrea. La

instauración de un tratamiento antimicrobiano empírico depende de la

situación inmunitaria del paciente y de la severidad del cuadro. En

pacientes con recuento de linfocitos T CD4 por encima de 500/µl,

afebriles y con diarrea leve sin sangre, no es necesario iniciar terapia

antimicrobiana empírica. En pacientes con recuento de linfocitos T

CD4+ entre 200 y 500/µl el tratamiento antimicrobiano empírico debe

valorarse en función de la severidad de la diarrea. En pacientes con un

recuento inferior a 200 células/µl y con importante diarrea (>5

deposiciones diarias o heces con sangre y/o fiebre) debe instaurarse

tratamiento empírico. El tratamiento debe realizarse con:

o Tratamiento de elección

 Ciprofloxacino 500-750 mg VO c/12 h, o 400 mg IV c/12 h

o Tratamiento alternativo

 Ceftriaxona 1 gr IV cada 24 horas

 Cefotaxima 1 gr IV cada 8 horas

 Tratamiento de las infecciones por Salmonella (desarrollado en el

epígrafe correspondiente)

 Tratamiento de las infecciones por Campylobacter spp.

o Los fármacos de elección son ciprofloxacino (500-750 mg VO

cada 12 horas o 400 mg IV cada 12 horas) o azitromicina 500 mg

c/24 h (VO). El tratamiento debe realizarse durante 7-10 días en

los casos de gastroenteritis. Sí se emplea azitromicina la

duración del tratamiento puede reducirse a 5 días. La

azitromicina no debe emplearse en los casos con bacteriemia.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 210 de 248
o En los casos en que exista bacteriemia, el tratamiento

recomendado es una pauta que asocie ciprofloxacino (500-750

mg VO cada 12 h o 400 mg IV cada 12 horas) con un

aminoglucósido, como gentamicina. En estos casos de

bacteriemia el tratamiento debe ser durante al menos 14 días. La

azitromicina no está recomendada en los casos de bacteriemia.

o En pacientes con bacteriemia recurrente y linfocitos T CD4+ por

debajo de 200/µl podría ser necesario un tratamiento de 2-6

semanas

o Como fármacos alternativos disponemos de:

 Levofloxacino 750 mg VO o IV cada 24 horas

 Moxifloxacino 400 mg VO o IV cada 24 horas

 Tratamiento de las infecciones por Shigella

o El tratamiento de elección se realiza con una quinolona,

preferiblemente, ciprofloxacino a dosis de 400 mg cada 12 horas

vía intravenosa o 500-750 mg cada 12 horas vía oral, durante 7 a

10 días (en casos de bacteriemia el tratamiento debe prolongarse

al menos 14 días).

o Como alternativas se dispone de

 Levofloxacino 750 mg VO o IV cada 24 horas

 Moxifloxacino 400 mg VO o IV cada 24 horas

 Cotrimoxazol (trimetoprima 160 mg / sulfametoxazol 800

mg) por vía oral o intravenosa cada 12 horas

 Azitromicina 500 mg por vía oral durante 5 días (no

recomendada en caos de bacteriemia).

 Ampicilina (considerado por algunos autores)

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 211 de 248
o En pacientes con recurrencia y linfocitos T CD4+ por debajo de

200/µl podría ser necesario un tratamiento de 6 semanas

La elección de los fármacos en los casos con aislamiento microbiológico

(Shigella, Campylobacter) debe ser acorde al resultado del antibiograma.

5.2.9

Neisseria meningitidis

N. meningitidis se ha aislado de muestras uretrales y puede ser agente

causante de uretritis. Se ha sugerido una asociación entre el sexo orogenital y

la adquisición del microorganismo. Se han comunicado brotes de enfermedad

invasiva por meningococo entre varones homosexuales. En una población

homosexual estudiada en un centro de ITS, N. meningitidis se aisló en el 35%

de pacientes (el 93% de los aislamientos fueron en la orofaringe, el 6% en el

recto y el 1% en la uretra) (Salit IE, 1982). El papel de la infección por el VIH en

la enfermedad invasiva meningocócica no está aclarado. Un estudio realizado

en Sudáfrica sugiere que la infección por el VIH incrementa el riesgo de

enfermedad invasiva meningocócica en 11 veces.

La epidemiología de la enfermedad meningocócica entre varones hmosexuales

no es bien conocida. Con el objetivo de obtener información en este sentido, el

NNDSS (National Notifiable Diseases Surveillance Systen) de Estados Unidos,

a partir de 2015, incluyó información relativa a la conducta sexual en el sistema

de vigilancia de la enfermedad meningocócica (Bozio CH et al, 2018). Durante

el período 2015-2016 se notificaron 271 casos de enfermedad meningocócica

en hombres mayores de 17 años de edad (≥18 años). El 17,7% (48 casos) de

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 212 de 248
los pacientes fueron homosexuales (HSH), de los que el 37,8% (17 casos)

estaban infectados por el VIH. Entre los pacientes HSH el 84,8% de las

infecciones fueron por Neisseria meningitidis serogrupo C, mientras que en

entre los pacientes no HSH este serogrupo solo se observó en el 16,4% de los

casos. No está bien establecido el papel que pueda jugar el VIH. Se precisa

más información sobre la enfermedad meningocócica en HSH con/sin VIH.

Al inicio del epígrafe se ha mencionado que se han decrito brotes de

enfermedad meningocócica en HSH. Así, desde 2003 se han descrito siete

brotes por Neisseria meningitidis serogrupo C en áreas metropolitanas de

Estados Unidos. Un análisis realizado por el NNDSS en el período 2012-2015

reveló que el riesgo de padecer enfermedad meningocócica entre HSH era 4

veces mayor que en relación con varones no HSH (0,54 vs 0,14 casos por

100.000). Igualmente, hemos mencionado previamente que este riesgo fue 11

veces mayor en estudio realizado en Sudáfrica. En cualquiera de los casos

parece claro que la probabilidad de padecer enfermedad meningocócica es

mayor en la población que es HSH frente a la que no lo es.

Las directrices del CDC/NIH/IDSA (2018) recomiendan administrar dos dosis

de vacuna conjugada tetravalente (A+C+W135+Y), separadas al menos dos

meses, y revacunar cada 5 años. La vacuna frente al serogrupo B no la

aconsejan rutinariamente y recomiendan tomar decisiones basadas

individualmente.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 213 de 248
5.2.10

Salmonella typhi

El coito anal y el sexo oroanal puede facilitar la aparición de brotes de infección

por S. typhi a partir de portadores asintomáticos. No obstante, el número de

brotes comunicados entre varones homosexuales es muy reducido (Reller ME,

2003) y se desconoce el papel que la infección por el VIH pueda jugar en estos

casos.

5.3

HONGOS

5.3.1

Aspergillus spp

La aspergilosis es una infección rara en pacientes VIH positivos. No obstante,

la prevalencia de esta micosis es superior a la esperada cuando se evalúan

hallazgos necrópsicos. Antinori S et al (Am J Clin Pathol 2009; 132:221-227)

han publicado los hallazgos relativos a infecciones micóticas invasivas en una

serie de 1.630 autopsias realizadas entre 1984 y 2002. En el 18,2% de las

necropsias realizadas se detectaron micosis invasivas. La aspergilosis fue la

segunda más frecuente por detrás de la neumocistosis. Es importante destacar

que sólo en el 12% de los casos de aspergilosis se realizó un diagnóstico

antemortem. Por tanto, en términos absolutos, evaluando la incidencia y

prevalencia global de las infecciones en la totalidad de la población infectada

por el VIH, podemos decir que la aspergilosis es una infección infrecuente; sin

embargo, sí consideramos la prevalencia en los casos del estudio citado, la

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 214 de 248
aspergilosis representa el 27.9% de las micosis invasivas y se observa en el

5% del total de los pacientes VIH fallecidos. Este porcentaje es bastante más

elevado que el sospechado por los clínicos en la atención a pacientes en

estados antemortem. Por tanto, aunque infrecuente, los médicos deben

aumentar el índice de sospecha de aspergilosis en pacientes severamente

graves.

Aspergillus fumigatus es la especie más frecuentemente implicada, aunque A.

flavus, A. niger y A. terreus se han identificado como causa de enfermedad.

Los principales factores predisponentes son neutropenia, uso de corticoides,

terapia antibacteriana de amplio espectro, patología pulmonar de base y

enfermedad VIH avanzada con recuento de linfocitos T CD4+ < 50/µl.

La enfermedad que provoca es, generalmente, pulmonar presentándose como

una neumonía necrotizante o una traqueobronquitis. La neumonía se

caracteriza por fiebre, tos, disnea, dolor torácico, hemoptisis e hipoxemia.

Radiológicamente pueden presentarse infiltrados difusos, focales o cavitados.

La diseminación es más frecuente en casos de neutropenia; los órganos mas

frecuentemente afectados son los senos paranasales, cerebro, riñón, hueso y

piel.

El diagnóstico es difícil ya que el aislamiento de Aspergillus spp a partir de

muestras respiratorias tiene poco valor en ausencia de síntomas clínicos. La

recogida de muestras seriadas puede ayudar a diferenciar la colonización de la

infección. La detección de anticuerpos carece de utilidad y la de antígenos

como galactomanano o β-1-3-glucano tienen valor cuando se realizan de forma

seriada. El diagnóstico definitivo requiere de la demostración histológica de

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 215 de 248
hifas en el tejido y del aislamiento del hongo en muestras estériles. Los

exámenes con KOH o tinciones como la plata-metenamina y blanco de

calcoflúor de muestras valorables son útiles para obtener una orientación de

forma rápida aumentando el rendimiento diagnóstico.

No existe indicación de realizar profilaxis primaria. El tratamiento de elección es

el voriconazol a dosis de 6 mg/kg/12 horas por vía IV el primer día continuando

con 4 mg/kg/12 horas por vía IV. Tras mejoría clínica puede pautarse a dosis

de 200 mg cada 12 horas por vía oral.

Las alternativas son la anfotericina B desoxicolato 1-1,5 mg/kg/día IV o las

formulaciones lipídicas de anfotericina B a dosis de 5 mg/kg/día IV. Como

tratamientos alternativos también se incluyen las equinocandinas

(caspofungina: una dosis de 70 mg IV seguida de 50 mg IV diarios;

micafungina: 100-150 mg IV diarios; anidulafungina una dosis de 200 mg IV

seguida de 100 mg IV diarios; micafungina 100-150 mg/día IV) o el

posaconazol a dosis de 400 mg cada 12 horas. El itraconazol como alternativa

requiere la monitorización de niveles.

La duración del tratamiento no ha sido claramente establecida, pero debería

mantenerse hasta que no se detecten datos de infección y el recuento de

linfocitos T CD4+ sea superior a 200/µl.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 216 de 248
5.3.2

Penicillium marneffei

Es un hongo endémico ubicado en el sudeste asiático, especialmente en

Tailandia, Vietnam y el sur de China. Recientemente se han comunicado casos

en India. La mayoría de las infecciones provocadas por este hongo se

observan en pacientes con un recuento de linfocitos T CD4+ inferior a 100

células/µl. Se piensa que el hongo se adquiere por inhalación. Pueden

producirse casos de reactivación de infecciones silentes. Las infecciones son

más frecuentes en períodos de lluvias.

Produce un cuadro febril con síntomas pulmonares, cutáneos, anemia y

pérdida de peso. Las manifestaciones cutáneas pueden ser pápulas

umbilicadas (semejantes al molluscum contagiosum), nódulos subcutáneos o

erupciones morbiliformes. Las lesiones cutáneas afectan principalmente a la

cara y extremidades. Se ha comunicado afectación del sistema nervioso

central, médula ósea, ganglios linfáticos, pulmón, hígado e intestino. En los

casos de afectación hepática existe fiebre, dolor abdominal, hepatomegalia y

aumento de fosfatasa alcalina.

El diagnóstico se realiza por aislamiento a partir de sangre, médula ósea, piel,

etc., formando colonias miceliares productoras de pigmento rojizo al incubar los

cultivos a 25ºC y formas de levadura a 37ºC. Por medio de la tinción de Wright

de muestras clínicas se pueden observar levaduras septadas redondeadas u

ovoides. La tinción de plata o el PAS se usa para estudio de cortes

histológicos.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 217 de 248
Los pacientes con recuentos de linfocitos T CD4+ inferiores a 100/µl residentes

en áreas endémicas o que van a permanecer en ellas durante períodos

prolongados de tiempo deben recibir profilaxis primaria con itraconazol por vía

oral a dosis de 200 mg diarios. Como alternativa puede emplearse fluconazol a

dosis de 400 mg semanales. Esta profilaxis debe suspenderse cuando los

pacientes en terapia antirretroviral superan la cifra de 100 linfocitos T CD4+/µl

durante ≥ 6 meses.

El tratamiento de la infección en los casos graves debe realizarse con

anfotericina B liposomal a dosis de 3-5 mg/kg/día durante dos semanas

continuándose con itraconazol 200 mg por vía oral cada 12 horas durante 10

semanas. Como tratamiento alternativo puede emplearse voriconazol 6 mg/kg

IV cada 12 horas el día uno, 4 mg/kg cada 12 horas al menos tres días,

continuándose con voriconazol 200 mg por vía oral cada 12 horas durante un

período máximo de 12 semanas. Debe continuarse con profilaxis secundaria.

El tratamiento de la infección en los casos menos graves puede realizarse con

itraconazol a dosis de 200 mg por vía oral cada 12 horas durante 8-12

semanas, seguido de profilaxis secundaria. Como tratamiento alternativo en

estas formas menos graves puede emplearse voriconazol 400 mg por vía oral

cada 12 horas el primer día, seguido de 200 mg por vía oral cada 12 horas

durante un período máximo de 12 semanas.

Los pacientes que sufren peniciliosis deben seguir una profilaxis secundaria o

tratamiento de mantenimiento con itraconazol a dosis de 200 mg al día. Esta

profilaxis se podrá suspender cuando se recupere la cifra de linfocitos T CD4+

por encima de 100/µl en pacientes con TAR durante un período ≥ 6 meses.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 218 de 248
5.3.3

Otras micosis

La blastomicosis, paracoccidioidomicosis y esporotricosis, aunque infrecuentes,

deben ser consideradas en el diagnóstico diferencial.

 Blastomycis dermatitidis. Se trata de un hongo dimórfico presente en

algunas áreas de Estados Unidos, aunque se han descrito casos en

África, Asia, Europa y Latinoamerica. En los pacientes infectados por el

VIH puede provocar infección pulmonar o diseminada; ésta última puede

presentarse con evolución fulminante. Los cuadros pulmonares se

caracterizan por infiltrados intersticiales difusos o patrones miliares. En

las localizaciones extrapulmonares la afectación del sistema nervioso

central muestra una especial frecuencia y se ha descrito en el 40% de

los casos. La mayoría de casos comunicados de blastomicosis

corresponde a pacientes con recuentos de linfocitos T CD4+ inferiores a

200/µl. En muestras clínicas, tales como esputo o biopsias, y mediante

microscopia, pueden observarse levaduras características, grandes de

base ancha. A partir de cultivos pueden obtenerse micelios. La serología

no es útil para el diagnóstico. El tratamiento se realiza con anfotericina

B.

 Paracoccidoides brasiliensis. Es un hongo dimórfico endémico de zonas

tropicales y subtropicales que se extiende por América Latina desde

Méjico hasta Argentina. La infección se adquiere por inhalación o por

inoculación traumática. El 80% de los casos se describen en Brasil. Por

lo general, se presenta en pacientes con recuentos de linfocitos T CD4+

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 219 de 248
por debajo de 100 células/µl. La presentación clínica en los pacientes

VIH positivos es aguda o subaguda y se caracteriza por fiebre,

hepatoesplenomegalia, adenopatías prominentes, pérdida de peso,

compromiso pulmonar (infiltrados pulmonares con compromiso pleural) y

lesiones cutáneomucosas (abcesos subcutáneos, nódulos, úlceras

cutáneas). Al tratarse de un proceso diseminado pueden encontrarse

lesiones multiparenquimatosas: insuficiencia suprarrenal, masas

cerebrales, compromiso óseo con osteomielitis. El diagnóstico se realiza

mediante la visualización de levaduras características, en rueda de

timón, en muestras clínicas mediante tinciones habituales. Mediante

cultivos pueden obtenerse micelios. Las formas graves se tratan con

anfotericina B y las menos graves con itraconazol. Como tratamiento

alternativo se dispone de fluconazol.

 Sporothrix schenckii. Es un hongo dimórfico cuyo hábitat es el suelo y la

vegetación. La forma más común de infección es la linfocutánea por

inoculación producida por objetos punzantes contaminados. En

pacientes muy inmunodeprimidos pueden observarse formas

pulmonares, osteoarticulares, etc. El diagnóstico se realiza con tinciones

de plata-metenamina o PAS, así como cultivo, de muestras clínicas. El

tratamiento se realiza con anfotericina B. El voriconazol es activo in vitro.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 220 de 248
5.3.4

Micosis cutáneas

Las infecciones dermatofíticas, las tiñas y las onicomicosis son más frecuentes

que en la población general.

5.4

PARÁSITOS

5.4.1

Entamoeba histolytica

Entamoeba histolytica es un protozoo con elevada prevalencia en países con

condiciones sanitarias deficientes. No se ha demostrado que la infección en

pacientes VIH positivos sea peor que en la población VIH negativa. La mejor

forma de evitar la infección es mediante una higiene adecuada. Para los

portadores asintomáticos puede emplearse paramomicina a dosis de 500 mg

cada 8 horas durante 5-10 días. En los casos de enfermedad intestinal o

extraintestinal debe emplearse metronidazol o tinidazol.

5.4.2

Trypanosoma cruzi

Provoca la tripanosomiasis americana o enfermedad de Chagas. Es endémico

del continente americano, en especial en áreas rurales, desde el sur de

Estados Unidos hasta el sur de Argentina.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 221 de 248
La puerta de entrada del protozoo es cutáneomucosa y la transmisión se

produce habitualmente a partir de las deyecciones del insecto hematófago

vector, conocido con el nombre de ‘vinchuca’ (chinches gigantes del género

Triatoma y Rhodnius), perteneciente al orden de los triatomídeos. Numerosos

animales representan a los huéspedes vertebrados: perros, gatos, mapaches,

armadillos y distintos roedores. Los triatómidos se infectan al ingerir los

tripomastigotes circulantes en la sangre de los huéspedes vertebrados. El

hombre adquiere la infección cuando los chinches infectados pican a la

persona sana durante la noche. La infección no se produce por inoculación del

protozoo con la saliva ya que los tripanosomas se eliminan en las deyecciones

del triatómido y éstos defecan en el momento de ingerir la sangre depositando

las formas infectantes en los alrededores de la picadura. Desde allí penetran a

través de la lesión provocada por la picadura, abrasiones de la piel o de las

mucosas. En raras ocasiones, las personas se infectan por ingestión de

alimentos o bebidas contaminadas.

Las migraciones poblacionales de zonas rurales a áreas urbanas, la

contaminación de los hemoderivados, el uso de drogas por vía parenteral, los

accidentes de laboratorio y la transmisión perinatal han cambiado la

epidemiologia de esta enfermedad y han incrementado los casos en las

grandes ciudades.

La enfermedad se caracteriza por dos etapas clínicas bien diferenciadas en la

que se ponen de manifiesto mecanismos patogénicos diferentes:

 Fase aguda

 Fase crónica

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 222 de 248
En la fase aguda las lesiones dependen de la presencia del parásito en los

tejidos, de la existencia de parasitemia, y menos importantemente, de

mecanismos inmunológicos. En general cursa de forma leve e inespecífica por

lo que solo una pequeña proporción de casos son diagnosticados. Los casos

más severos se presentan con manifestaciones generales (fiebre, diarrea),

adenopatías, hepatoesplenomegalia y edemas. Infrecuentemente puede existir

meningoencefalitis y/o miopericarditis que pueden provocar la muerte del

paciente. Cuando el parásito se ha introducido a través de una solución de

continuidad en la piel puede aparecer un chagoma (chancro de inoculación)

consistente en una zona indurada de eritema y tumefacción acompañada de

reacción ganglionar local. El signo de Romaña es el signo clásico de la

enfermedad de Chagas en la fase aguda y consiste en la presencia de edema

indoloro en los tejidos palpebrales y perioculares en los casos en los que la

conjuntiva sea la puerta de entrada (complejo oftalmoganglionar). Típicamente,

a los 60-90 días después de la infección, termina la fase aguda y la parasitemia

cae por debajo de los niveles detectables.

Posteriormente se produce un período de latencia de duración variable con

parasitemias transitorias. Un 20-30% de los pacientes desarrollan las

manifestaciones de la fase crónica. En esta fase las manifestaciones dependen

del tropismo del parásito hacia distintos órganos diana y se desarrollan por

mecanismos inmunitarios. Se presentan formas viscerales de la enfermedad

como miocardiopatía dilatada o megavísceras (esófago, colon). Esta fase

crónica puede evolucionar de forma asintomática durante años. La única

expresión de la infección es la presencia de serología positiva.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 223 de 248
La enfermedad de Chagas presenta manifestaciones más graves en el

paciente VIH positivo, y a menudo el comienzo se produce como una

reactivación en pacientes con linfocitos T CD4+ por debajo de 200/µl, y

especialmente por debajo de 100/µl. En general, se manifiesta como una

meningoencefalitis aguda con/sin lesiones ocupantes de espacio cerebrales

(chagomas). Tras la afectación del sistema nervioso, la afectación más común

en pacientes VIH positivos con reactivación de la enfermedad de Chagas es la

miocarditis aguda con/sin previa cardiopatía asociada a la propia enfermedad

protozoaria. Menos frecuentemente pueden observarse lesiones cutáneas,

como eritema nodoso, así como invasión parasitaria peritoneal y del tracto

digestivo.

Los pacientes infectados por el VIH residentes o procedentes de áreas

endémicas deben ser evaluados mediante técnicas serológicas para establecer

si presentan infección por Trypanosoma cruzi. Las técnicas de amplificación, en

general, no son útiles para el diagnóstico de la enfermedad de Chagas crónica

latente.

En los cuadros con afectación del sistema nervioso central las técnicas de

imagen no muestran imágenes patognomónicas. Los chagomas se presentan

como LOES similares a las que puede provocar Toxoplasma gondii. El análisis

del LCR muestra pleocitosis leve con predominio de linfocitos, incremento de

proteínas y presencia de tripomastigotes que pueden observarse mediante

tinción de Giemsa. Existen pocos datos acerca de la utilidad de la PCR en LCR

pero es previsible considerar una alta sensibilidad diagnóstica. En los casos

biopsiados se observan amastigotos en el interior de macrófagos.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 224 de 248
La presencia de Trypanosoma cruzi en sangre es inusual en pacientes

inmunocompetentes con infección en fase latente. El hallazgo en sangre en

pacientes VIH positivos sugiere reactivación de la infección y la necesidad de

instaurar tratamiento.

En cuadros extraneurales T. cruzi puede visualizarse en muestras procedentes

de ganglios, médula ósea, lesiones cutáneas o derrame pericárdico. En sangre

periférica, los cultivos pueden tener una sensibilidad mayor que los métodos

directos de observación, pero se requieren 2-8 semanas para la obtención de

los resultados.

En relación al tratamiento los pacientes infectados por el VIH con serología

positiva frente a T. cruzi deben recibir tratamiento con benznidazol o nifurtimox

a las mismas dosis que se usan en pacientes con reactivación. El uso de un

ciclo terapéutico no implica curación de la enfermedad por lo que la sospecha

de reactivación debe mantenerse; es importante el TAR para obtener un

adecuado recuento de linfocitos T CD4+.

El tratamiento de la enfermedad (fase aguda, fase crónica precoz, reactivación)

se realiza con:

 Tratamiento de elección: benznidazol 5-8 mg/kg/día por vía oral en dos

dosis durante 30-60 días

 Tratamiento alternativo: nifurtimox 8-10 mg/kg/día por vía oral durante

60-120 días

La duración adecuada del tratamiento en la población VIH positiva no se ha

establecido. El tratamiento, aunque reduce la parasitemia, previene la aparición

de manifestaciones clínicas o enlentece la progresión de la enfermedad, no

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 225 de 248
tiene una absoluta eficacia, y de hecho se desconoce si debería realizarse un

tratamiento de mantenimiento. Según las últimas recomendaciones de

GESIDA-2015 debería realizarse una profilaxis secundaria con benznidazol 5

mg/kg/día, tres días por semana, o 200 mg diarios. La profilaxis puede

suspenderse cuando el recuento de linfocitos T CD4+ alcance 200-250/µl y la

carga viral sea indetectable al menos durante seis meses. El TAR es

imprescindible.

5.4.3

Cyclospora cayatanensis

Este coccidio parece estar ampliamente distribuido en el mundo. Provoca un

cuadro diarreico de días o semanas de evolución. Las muestras que pueden

procesarse para el diagnóstico incluyen heces, líquido duodenal y biopsia

yeyunal. Las técnicas diagnósticas incluyen examen directo de las heces,

tinciones ácido-alcohol resistentes y examen en fresco con luz ultravioleta. El

tratamiento de elección es el cotrimoxazol.

5.4.4

Plasmodium sp

El paludismo influye sobre la historia natural de la infección por el VIH, y a su

vez el VIH altera la de la malaria así como su gravedad. La malaria se

transmite por las hembras hematófagas de los mosquitos del género

Anopheles. Por lo general pican por la noche, aunque hay especies que

también lo hacen al atardecer y en las primeras horas de la mañana. La

transfusión de sangre infectada, el trasplante de órganos o el uso de jeringas o

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 226 de 248
material de inyección contaminado (como en el caso de los usuarios de drogas

por vía parenteral) también puede transmitir la malaria. Está producida por

protozoos del género Plasmodium: Pl. falciparum, Pl. ovale, Pl. malariae, Pl.

vivax, y el más recientemente descrito Pl. knowlesi. Se distribuye ampliamente

por áreas tropicales y subtropicales del mundo, en las que la prevalencia de

infección por VIH es elevada, especialmente en África subsahariana.

La infección por el VIH aumenta la incidencia de cuadros más graves de

paludismo, especialmente en mujeres gestantes, y mayores índices de

parasitemia. En un estudio realizado en viajeros se ha puesto de manifiesto

que un recuento de linfocitos T CD4+ por debajo de 350/µl podría ser el límite

que marcaría mayor gravedad de la malaria en comparación con población VIH

negativa. Por otra parte la malaria provoca incrementos de la carga viral VIH.

Las medidas preventivas (se exponen en un capítulo específico) y terapéuticas

que deben aplicarse en la población VIH positiva son las mismas que en la

población general.

5.4.5

Strongyloides stercoralis

La estrongiloidiasis se registra en regiones tropicales y subtropicales y en

puntos aislados de Estados Unidos y Europa. Su importancia se debe

especialmente a su capacidad para producir una infestación fulminante en

personas inmunocomprometidas.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 227 de 248
Las hembras, fijadas en la mucosa de la parte superior del intestino delgado,

producen huevos a partir de los cuales nacen larvas rabditiformes no infectivas.

Estas larvas, al ser expulsadas con las heces, pueden convertirse en larvas

filariformes infectivas. Estas larvas filariformes atraviesan la piel humana y

realizan una migración que finaliza entre 18 y 28 días más tarde en la mucosa

del intestino delgado, donde las hembras adultas comienzan la producción de

huevos. Un rasgo esencial, que debe considerarse, es que un número reducido

de larvas rabditiformes se transforman en larvas filariformes en el intestino,

volviendo a entrar en el huésped a través de la mucosa del colon o de la piel

perianal completando su ciclo vital sin abandonar el huésped. Este proceso de

autoinfestación explica el modo en que el parásito puede aumentar su número

en ausencia de reinfestación exógena, persiste de manera indefinida en un

huésped y se transmite directamente de una persona a otra durante el contacto

físico próximo, como se ha constatado en varones homosexuales.

La hiperinfestación consecuencia del aumento en la generación de larvas

filariformes (autoinfestación acelerada) se registra en pacientes

inmunodeprimidos, incluidos los infectados por el VIH. En los casos de

hiperinfestación, el mayor número de larvas se encuentran en intestino y

pulmones. En la estrongiloidiasis diseminada las larvas se hallan también en el

sistema nervioso central, riñones, hígado, y prácticamente en cualquier órgano.

Son frecuentes las manifestaciones gastrointestinales (dolor abdominal,

náuseas, vómitos, diarrea, íleo, edema, obstrucción, hemorragia secundaria a

ulceraciones, peritonitis). La afectación pulmonar se caracteriza por neumonitis

con tos, hemoptisis e insuficiencia respiratoria, con radiología que muestra

infiltrados bilaterales difusos o consolidaciones. La hiperinfestación y la

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 228 de 248
estrongiloidiasis diseminada se diagnostican rápidamente por examen de

heces, esputo y otras muestras clínicas.

En las formas no complicadas debe emplearse ivermectina oral a dosis de 200

µg/kg repitiendo la dosis a la semana o dos semanas. En la hiperinfestación el

fármaco debe administrarse a diario durante al menos dos semanas y hasta la

negativización de los estudios en heces y esputo. El albendazol constituye el

fármaco alternativo a dosis de 400 mg cada 12 horas.

5.4.6

Sarcoptes scabiei

La sarna debe considerarse en el diagnóstico diferencial de las

manifestaciones cutáneas que pueden padecer los pacientes infectados por

VIH. En pacientes con inmunodepresión avanzada puede aparecer la

denominada ‘sarna noruega’ con importantes lesiones costrosas. Las cremas

de permetrina al 5% y la ivermectina son tratamientos eficaces.

5.5

CUADROS SINDRÓMICOS E INFECCIONES POR APARATOS Y SISTEMAS

En este epígrafe (’OTRAS INFECCIONES’) se han expuesto los

microorganismos distribuidos en virus, bacterias, hongos y parásitos. Sin

embargo, y especialmente en las bacterias, se han realizado agrupaciones

sindrómicas o por aparatos y sistemas; así se han citado bacterias

relacionadas con neumonías atípicas, con el uso de drogas por vía parenteral,

e implicadas en infecciones orales, cutáneas y entéricas. De forma similar se

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 229 de 248
ha realizado una mención acerca de las micosis cutáneas. El abordaje de las

infecciones puede realizarse por microorganismos, tal y como se ha hecho en

este tema del módulo IV, o bien, por aparatos y sistemas como se realizará a lo

largo del resto de este módulo.

Antes de continuar con el resto del módulo IV cabe realizar un esbozo de los

microorganismos implicados en las infecciones por aparatos y sistemas.

Consideraremos.

 Un primer grupo incluyendo aparato respiratorio, aparato digestivo y

sistema nervioso como principales dianas de las complicaciones

observadas en la enfermedad VIH.

 Un segundo grupo incluyendo infecciones mucocutáneas, oculares,

genitourinarias, osteoarticulares, musculares y de partes blandas.

 Un tercer grupo misceláneo incluyendo infecciones de órganos

endocrinológicos, infecciones cardiacas, así como nuevas infecciones

emergentes y cuadros sindrómicos como síndromes febriles y

poliadenopáticos.

5.5.1

APARATO RESPIRATORIO, APARATO DIGESTIVO Y SISTEMA NERVIOSO

A lo largo del tema se han mencionado los microorganismos más

frecuentemente implicados en las infecciones de estos aparatos y del sistema

nervioso.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 230 de 248
5.5.1.1

Aparato respiratorio

El estudio ‘Pulmonary Complications of HIV infection’ (Wallace JM, 1997),

realizado en la era anterior a la aparición del TAR, puso de manifiesto que la

bronquitis aguda fue la infección más frecuente de las vías respiratorias bajas

con una frecuencia dos veces mayor en los pacientes infectados por el VIH que

en la población general. La neumonía bacteriana y la neumonía por P. jirovecii

fueron las dos complicaciones que con más frecuencia definieron el sida. Otras

causas se presentaron con menor frecuencia. Con la aparición del TAR

disminuyeron significativamente la incidencia de complicaciones infecciosas.

Sin embargo, entre individuos con recuentos de linfocitos CD4+ normales o

casi normales sometidos a TAR, la tasa de neumonía bacteriana es

significativamente más elevada en los infectados por el VIH que en la población

general.

En el siguiente cuadro se exponen las causas infecciosas de complicaciones

respiratorias.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 231 de 248
Causas infecciosas de enfermedad pulmonar (respiratoria)
Más frecuentes Bacterias S. pneumoniae

H. influenzae

Sin documentación microbiológica

Micobacterias M. tuberculosis

Hongos P. jirovecii

Menos frecuentes Bacterias P. aeruginosa

S. aureus

Enterobacteriaceae

Legionella sp

Nocardia

Rhodococcus equi

Micobacterias M. kansasii

MAI

Hongos Cryptococcus neoformans

Histoplasma capsulatum

Coccidioides

Aspergillus

Blastomycis dermatidis

Penicillium marneffei

Virus Influenza (Gripe)

Citomegalovirus

Virus del herpes simple

Adenovirus

Virus respiratorio sincitial

Virus parainfluenza

Parásitos Toxoplasma gondii

Strongyloides stercoralis

Microsporidium

Cryptosporidium

Cita de Mandell, Douglas y Bennett. Enfermedades Infecciosas. Síndrome de Inmunodeficiencia

Adquirida. Bennett JE, Dolin R, Blaser MJ, eds Elsevier España, 2016

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 232 de 248
La mayoría de los microorganismos citados en la tabla, así como otros, han

sido desarrollados a lo largo de este capítulo. En el capítulo 5 de este módulo

se revisan las infecciones más importantes: bacterianas (S. pneumoniae, S.

aureus, H. influenzae, L. pneumophilla, P. aeruginosa, Nocardia, Rhodococcus

equi), fúngicas (P. jirovecii, Cryptococcus neoformans, Histoplasma capsulatum

Coccidioides, Aspergillus, Cándida sp), víricas (Citomegalovirus, Virus Varicela

Zoster, Influenza) y parasitarias (Toxoplasma gondii, Strongyloides stercoralis).

Así mismo, se exponen dos algoritmos para el manejo clínico de estas

situaciones.

5.5.1.2

Aparato Digestivo

Constituye una importantísima diana en lo que se refiere a las complicaciones

infecciosas asociadas a la infección por el VIH. Algunas se relacionan con el

grado de inmunodepresión que sufra el paciente, pero otras dependen de otros

factores, como las infecciones por virus hepatotropos. En cualquiera de los

casos, prácticamente ningún órgano del aparato digestivo escapa a las

infecciones que pueden observarse en el curso de la enfermedad. Tubo

digestivo en su totalidad, páncreas y vía biliar, así como el hígado, son focos

frecuentes de infección.

En el tema 7 de este módulo se abordan las complicaciones digestivas. Las

infecciones esofágicas más frecuentes son las provocadas por Candida y por

virus de la familia herpes. Otros microorganismos, como micobacterias,

Histoplasma o Pneumocystis son causa infrecuente de infección esofágica. Las

infecciones gástricas son más infrecuentes y merece ser destacada la

provocada por CMV. Otros microorganismos como Cryptosporidium, MAI y

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 233 de 248
otras micobacterias, Histoplasma, Leishmania o T. pallidum son causa más

infrecuente de infección.

En el tema 7 se abordan los cuadros diarreicos. Se desarrolla la etiología y las

directrices diagnósticas y terapéuticas. Las infecciones son causa frecuente de

diarrea y de enfermedad del tracto gastrointestinal inferior, y al igual que hemos

hecho en el aparato respiratorio, exponemos en un cuadro los agentes

causantes más relevanters como responsables de los síndromes diarreicos y

enfermedades del tracto gastrointestinal inferior.

Causas infecciosas de diarrea y enfermedad del TGI inferior

Bacterias Campylobacter jejuni y otras especies

Salmonella spp

Shigela flexneri

Aeromonas hydrophila

Plesiomonas shigelloides

Yersinia enterocolitica

Vibrio spp

MAI

Mycobacterium tuberculosis

Escherichia coli (enterotoxígena, enteroadherente)

Clostridium difficile (toxina)

Bartonella

Thropheryma whipplei

Sobrecrecimiento bacteriano

Parásitos Cryptosporidium parvum

Isospora belli

Microsporidium

Entamoeba histolytica

Giardia lamblia

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 234 de 248
Blastocystis hominis

Cyclospora cayetanensis

Leishmania

Strongyloides stercolaris

Virus Citomegalovirus

Adenovirus

Calicivirus

Astrovirus

Picobirnavirus

Rotavirus

Virus herpes simple

Virus del herpes humano tipo 6

Hongos Histoplasma capsulatum

Cryptococcus

Coccidioides

Candida

Tomado de Mandell, Douglas y Bennett. Enfermedades Infecciosas. Síndrome de

Inmunodeficiencia Adquirida. Bennett JE, Dolin R, Blaser MJ, eds Elsevier España, 2016 y

Tema 7 del Módulo IV

Los cuadros infecciosos de proctitis están ocasionados por microorganismos

implicados en infecciones de transmisión sexual, por lo que se desarrollaran en

los temas correspondientes. La proctitis por CMV puede aparecer en el marco

de una colitis extensa por dicho virus.

La colecistitis alitiásica y la colangiopatía son complicaciones frecuentes en la

infección por el VIH. CMV, Cryptosporidium y Microsporidum son los agentes

infecciosos más frecuentemente implicados en los cuadros de colecistitis. No

obstante, se pueden encontrar otros muchos microorganismos, como por

ejemplo, Isospora belli. De forma similar, en los casos de colangiopatía, los

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 235 de 248
agentes más comunes son CMV, Cryptosporidium y Microsporidum. Otros

menos frecuentes son Isospora belli, Cryptococcus neoformans o

Pneumocystis jirovecii.

En lo que respecta a las infecciones hepáticas, las más comunes son las

provocadas por virus hepatotropos, que se desarrollan en el tema 4 de este

módulo, pero en el contexto de infecciones diseminadas son numerosos los

microorganismos que pueden afectar directamente al hígado (lesiones

granulomatosas, abscesos, etc.). Los más significativos se exponen en la

siguiente tabla.

Causas infecciosas de enfermedad hepática

Virus Virus hepatotropos (A, B, C, D, E)

Virus de Epstein-Barr

Citomegalovirus

Virus herpes simple

Virus varicela zóster

Adenovirus

Hongos Histoplasma capsulatum

Cryptococcus neoformans

Coccidioides immitis

Candida albicans

Pneumocystis jirovecii

Penicillium marneffei

Parásitos Toxoplama gondii

Cryptosporidium parvum

Microsporidium

Schistosoma

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 236 de 248
Bacterias MAI

Mycobacterium tuberculosis

Bartonella henselae

Tomado de Mandell, Douglas y Bennett. Enfermedades Infecciosas. Síndrome de

Inmunodeficiencia Adquirida. Bennett JE, Dolin R, Blaser MJ, eds Elsevier España, 2016

En lo que respecta al páncreas, la colangiopatía causada por CMV,

Cryptosporidium o Microsporidium puede afectar a la porción yuxtaampular del

conducto pancreático. En el contexto de infecciones diseminadas el páncreas

puede verse afectado por virus (CMV), bacterias (MAI, Mycobacterium

tuberculosis), hongos (Cryptococcus neoformans, Candida, Pneumocystis

jirovecii, Histoplasma capsulatum) y parásitos (Toxoplasma gondii).

Los aspectos relativos a peritonitis y ascitis se abordan en el tema

‘Manifestaciones Digestivas’.

ANEXO. Gay Bowel Syndrome (GBS)

En la década de los 70 se empezó a usar el término ‘Gay Bowel

Syndrome’ (GBS) con la finalidad de unificar diferentes trastornos

observados entre varones homosexuales (Kazal HL, 1976) (Sohn N.,

1977). Entre las alteraciones intestinales incluidas en este síndrome se

consideraban cuadros tales como proctitis, proctocolitis/colitis y enteritis.

Los patógenos encontrados en este síndrome incluían: (i) patógenos

entéricos habituales, como Shigella, Entamoeba histolytica y Giardia

lamblia; (ii) patógenos de transmisión sexual, como Neisseria

gonorrhoeae, virus del herpes simple, Chlamydia trachomatis y

Treponema pallidum; y, (iii) patógenos intestinales ocasionales como

Campylobacter cineadi y Campylobacter fennelliae.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 237 de 248
En libros de texto de los años 90 (DeVita VT, 1990) se continuaba

usando esta terminología, pero desde hace más de dos décadas el

término se considera obsoleto por diferentes motivos: (i) la inclusión de

todas las formas clínicas mencionadas distan mucho de homogeneizar

conceptos: incluyen cuadros dispares como proctitis o enteriris, así

como, patógenos de diferentes grupos tales como virus, bacterias o

parásitos; algunos de estos patógenos son clásicamente productores de

ITS, pero otros pueden presentarse en diferentes contextos; (ii) aunque

gran parte de estos cuadros puedan relacionarse con determinadas

prácticas sexuales, éstas no son exclusivas de los varones

homosexuales. Contactos oroanales, coitos anales u otras practicas que

favorecen las transmisiones ‘vía fecal-oral’ pueden observarse en

practicas heterosexuales, por lo que no parece adecuado usar el término

GBS.

No obstante, y con fines académicos, merecen mencionarse los

patógenos aislados en los estudios iniciales de Seattle y Baltimore

recogidos en el texto de DeVita VT de 1990

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 238 de 248
Estudio de Seattle* Estudio de Baltimore**

Sintomáticos
Sintomáticos Asintomáticos Asintomáticos
(VIH negativos)

Número de
119 (%) 75 (%) 70 (%) 243 (%)
pacientes

Patógenos de

transmisión

sexual

N.
37 (31,09 %) 17 (22,66 %) 9 (12,85 %) 1 (0,41 %)
gonorrhoeae

Herpes simple 23 (19,32 %) 3 (4%) 13 (18,57 %) 6 (2,47 %)

C. trachomatis 12 (10,08 %) 4 (5,33 %) 6 (8,57 %) 7 (2,88 %)

T. pallidum 6 (5,04 %) 1 (1,33 %) 0 (0%) 0 (0%)

Patógenos

intestinales

E. histolytica 20 (16,8%) 6 (8%) 3 (4,28%) 3 (1,23%)

Giardia lamblia 10 (8,4%) 1 (1,33%) 7 (10%) 5 (2,06%)

Campylobacter
8 (6,72%) 2 (2,66%) 13 (18,57%) 6 (2,47%)
sp

Clostridium
3 (2,52%) 1 (1,33%) 3 (4,28%) 0 (0%)
difficile

Shigella 3 (2,52%) 1 (1,33%) 6 (8,57%) 1 (0,41%)

*Quinn TC et al. The polymicrobial origino of intestinal infections in homosexual men.

NEJM 1983; 309: 576 **Laughon BE et al. Prevalence of enteric pathogens in

homosexual men with and without acquired immunodeficiency syndrome.

Gastroentrology 1988; 94: 984-993

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 239 de 248
5.5.1.3

Sistema nervioso

Las meningitis por Treponema pallidum y por Cryptococcus neoformans son las

más importantes en el contexto de la infección por el VIH. Habría que añadir las

provocadas por Mycobacterium tuberculosis en áreas de elevada prevalencia

de tuberculosis. Otros agentes etiológicos de cuadros meníngeos incluyen virus

(Virus herpes simple, Virus de la varicela zoster), bacterias (Nocardia

asteroides), hongos (Histoplasma capsulatum, Aspergillus, Coccidioides,

Candida) y parásitos (Amebas, Trypanosoma cruzi).

La infección más característica y frecuente que se manifiesta como lesiones

ocupantes de espacio (LOES) es la toxoplasmosis. Sin embargo, otros

microorganismos pueden provocar LOES, aunque con una frecuencia

claramente inferior a la del Toxoplasma gondii; así tenemos, entre otros,

tuberculomas, criptococomas, aspergilomas o abscesos cerebrales

bacterianos.

La infección viral más característica a nivel encefálico es la leucoencefalopatía

multifocal progresiva. Pueden observarse cuadros de encefalitis viral, como la

provocada por CMV o VHS. El VVZ puede provocar diversos cuadros a nivel

del SNC que han sido previamente mencionados.

La médula espinal puede también verse afectada en la enfermedad VIH. Las

infecciones por CMV son las más frecuentes, pero otros virus, como Virus

herpes simple, Virus varicel zoster y HTLV-I pueden provocar afectación

medular. Meningomielitis sifiítica y provocadas por hongos y parásitos son más

infrecuentes.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 240 de 248
5.5.2

INFECCIONES MUCOCUTÁNEAS, OCULARES, GENITOURINARIAS,

OSTEOARTICULARES, MUSCULARES Y DE PARTES BLANDAS.

En el capítulo 11 de este módulo se desarrollan ampliamente las infecciones

mucocutáneas. Como podrá estudiarse, virus, bacterias, hongos y parásitos

son causa frecuente de afectación mucocutánea en la enfermedad VIH. En

general se relacionan con el grado de inmunodepresión y/o las conductas de

riesgo.

Las infecciones más importantes del segmento posterior del ojo, provocadas

por CMV y Virus varicela zoster se han desarrollado en este capítulo. Otras

infecciones de este segmento posterior han sido mencionadas. Todas ellas se

desarrollan ampliamente en el capítulo 10 de este módulo IV. En este mismo

capítulo se abordan infecciones cutáneas y del segmento anterior del ojo.

A lo largo del capítulo se han realizado algunas menciones relacionadas con

infecciones genitourinarias. En este Módulo IV, el capítulo 15 aborda las

infecciones genitales y el capítulo 20, junto con el 7 del Módulo VIII, las

infecciones de transmisión sexual.

El capítulo 12 de este Módulo IV recoge las infecciones óseas, articulares y

musculares. Las infecciones de partes blandas se relacionan, en general, con

el uso de drogas por vía parenteral, y se abordan en el capítulo 20.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 241 de 248
5.5.3

GRUPO MISCELÁNEO INCLUYENDO INFECCIONES DE ÓRGANOS

ENDOCRINOLÓGICOS Y GLANDULARES, INFECCIONES CARDIACAS,

ASÍ COMO NUEVAS INFECCIONES EMERGENTES Y CUADROS

SINDRÓMICOS COMO SÍNDROMES FEBRILES Y POLIADENOPÁTICOS.

Las glándulas endocrinológicas y otros órganos, como glándulas mamarias o

próstata, pueden verse afectados en el contexto de infecciones diseminadas.

CMV y Mycobacterium tuberculosis son, probablemente, los microorganismos

más frecuentemente implicados en este tipo de complicaciones. Sin embargo,

otros agentes, como Cryptococcus neoformans, pueden verse igualmente

implicados; así, en este tema, se ha citado como este hongo puede afectar a

próstata y glándulas mamarias.

En el capítulo 8 se desarrollan las complicaciones cardiacas. La miocardiopatía

dilatada y la miocarditis puede deberse a virus (Coxsackie A y B, Virus de

Epstein-Barr, CMV), bacterias (Micobacterias, Nocardia), hongos

(Cryptococcus, Histoplasma, Aspergillus, Candida) y protozoos (Toxoplasma

gondii). En el caso de las endocarditis el factor más importante implicado en su

desarrollo es el uso de drogas por vía parenteral. No obstante, los pacientes

infectados por el VIH no tienen una mayor incidencia de endocarditis que los

usuarios de drogas no infectados por el VIH. La respuesta autoinmunitaria a la

endocarditis bacteriana es, a menudo y en gran medida, responsable de la

destrucción valvular asociada a la endocarditis, de modo que el curso de la

infección por el VIH puede variar esta tendencia a la destrucción. Por ejemplo,

los pacientes infectados por el VIH tienen un mayor riesgo de endocarditis por

Salmonella que los pacientes inmunocompetentes porque las bacteriemias por

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 242 de 248
este microorganismo son más frecuentes. No obstante, responden mejor a los

antibióticos y es menos probable que sufran daño valvular debido a su

respuesta inmunitaria reducida. En lo que respecta a las pericarditis

infecciosas el número de microorganismos que pueden verse implicados es

numeroso y se enumeran en el capítulo 8.

En el módulo VIII, capitulo 9, se abordan enfermedades emergentes: Zika,

Dengue, Fiebre amarilla y Chikungunya. Por último, en este mismo Módulo IV,

se abordan en dos capítulos distintos:

 Síndrome adenopático

 Síndrome febril

En ambos se exponen las diferentes etiologías infecciosas y el abordaje

diagnóstico.

SÍNDROME DE RECONSTITUCIÓN INMUNE (SRI)


Documento de prevención y tratamiento de infecciones oportunistas y otras coinfecciones en pacientes con infección

por VIH. GESIDA. Mayo 2015

(Existe un capítulo específico en el Módulo VIII donde se desarrolla

ampliamente este tema)

El SRI se produce por la restauración de la respuesta inflamatoria tras al

instaurar TAR en pacientes muy inmunodeprimidos.

Existen dos formas de SRI:

 SRI desenmascarador: identifica una infección oportunista preexistente

que se encontraba oculta

 SRI paradójico: provoca deterioro clínico de una infección oportunista ya

diagnosticada y tratada previamente

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 243 de 248
El diagnóstico se establece por exclusión. Deben descartarse otras causas de

empeoramiento tras instaurar el TAR:

 Toxicidad por fármacos

 Fracaso del TAR. Fracaso del tratamiento anti-infeccioso específico

 Presencia de enfermedades intercurrentes

El objetivo del tratamiento es minimizar la morbimortalidad mejorando los

síntomas y acortando su duración. Los corticoides constituyen el tratamiento de

elección. Se utilizan preferentemente en SRI por micobacterias y hongos,

siendo su uso controvertido en infecciones víricas* y contraindicado en el

sarcoma de Kaposi. Los AINEs pueden ser útiles en cuadros leves. Otros

fármacos como el infliximab se consideran experimentales. Es muy importante

optimizar el tratamiento antiinfeccioso específico y no suspender el TAR.

Conclusiones:

 No debe suspenderse el tratamiento anti-infeccioso

 No debe suspenderse el TAR

 Las formas leves pueden manejarse con AINEs

 Se recomienda el tratamiento con corticoides en los cuadros con

manifestaciones moderadas-graves asociado a micobacterias y/o con

afectación del SNC.

*La leucoencefalopatía multifocal progresiva puede constituir una excepción.

INFECCIONES OPORTUNISTAS
DR JOSE VERDEJO Página 244 de 248
6.- BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

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infecciones oportunistas en pacientes adultos y adolescentes infectados por el virus de

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 Panel de expertos de GESIDA y Plan Nacional sobre el SIDA. Prevención de las

infecciones oportunistas en pacientes adultos y adolescentes infectados por el VIH en

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 Documento de prevención y tratamiento de infecciones oportunistas y otras

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http://www.gesida-seimc.org/contenidos/guiasclinicas/2015/gesida-guiasclinicas-2015-

InfeccionesOportunistasyCoinfeccionesVIH.pdf (Revisado en octubre 2017)

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Diseases Society of America. Disponible en:

https://aidsinfo.nih.gov/contentfiles/lvguidelines/adult_oi.pdf

(Revisado en noviembre 2018)

 Centers for Disease Control and Prevention. Guidelines for Prevention and Treatment

of Opportunistic Infections in HIV-Infected Adults and Adolescents. MMWR 2009; 58

(No RR-4)

 Documento de consenso sobre diagnóstico y tratamiento de las infecciones de

transmisión sexual en adultos, niños y adolescentes. Grupo de expertos del grupo de

estudio de sida de la SEIMC (GESIDA), secretaria del plan nacional sobre el sida

(SPNS), grupo de estudio de its de la SEIMC (GEITS), grupo español para la

investigación de las enfermedades de transmisión sexual de la academia española de

dermatología y venerología y de la sociedad española de infectología pediátrica (SEIP)

(marzo 2017). Disponible en:

https://www.msssi.gob.es/ciudadanos/enfLesiones/enfTransmisibles/sida/publicaciones/

profSanitarios/docConsensoDiagnosticoTtoITSAdultos.pdf

(Revisado en octubre 2017)

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 Enfermedades Infecciosas. Principios y práctica. Mandell GL, Bennett JE, Dolin R, eds.

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 Mandell, Douglas y Bennett. Enfermedades Infecciosas. Síndrome de

Inmunodeficiencia Adquirida. Bennett JE, Dolin R, Blaser MJ, eds Elsevier España,

2016

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INFECCIONES OPORTUNISTAS
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